Contratos de Prestaciones Futuras, Sobre La Integración Contractual y La Acción in Rem Verso-Rodríguez Grez, Pablo
Contratos de Prestaciones Futuras, Sobre La Integración Contractual y La Acción in Rem Verso-Rodríguez Grez, Pablo
Contratos de Prestaciones Futuras, Sobre La Integración Contractual y La Acción in Rem Verso-Rodríguez Grez, Pablo
A. C
B. D
C. E
4. Obligaciones provenientes
de los contratos de tracto sucesivo
A. E
D. I
E. L
F. R
17 Hemos seguido en esta materia el texto de nuestro trabajo "El contrato de tracto
sucesivo: una tipología especial", publicado en la revista Actualidad Jurídica de la
Facultad de Derecho de la Universidad del Desarrollo, antes citado.
20 Sobre esta materia versa nuestro libro El abuso del derecho y el abuso
circunstancial, Editorial Jurídica de Chile, 1997.
A. N
B. E
El mencionado artículo 1546 del Código Civil recurre a la "buena
fe" para destacar la importancia de las obligaciones que nacen
del contrato, derivando de estas últimas el alcance e identidad del
mismo. A nuestro juicio, lo que destacamos está claramente
referido en la disposición. Reafirmemos que para integrar el
contrato se recurre a la naturaleza de las obligaciones a que da
origen. A su vez, las obligaciones están condicionadas por otros
elementos, entre ellos la ley. ¿A qué ley alude el artículo 1546 del
Código Civil cuando se refiere a aquello que por ley pertenece a
la naturaleza de la obligación? No cabe la menor duda de que la
referencia está hecha a toda ley relativa a las obligaciones
emergentes, particularmente a las llamadas "leyes supletorias de
la voluntad de las partes", normas de carácter dispositivo (no
imperativas), que sustituyen la voluntad de los contratantes frente
a su silencio. El comercio jurídico es cada día más veloz de modo
que muchos contratos solo requieren para perfeccionarse de un
acuerdo sobre sus requisitos esenciales.
C. L
"Que el artículo 1546 del Código Civil consagra una verdadera pauta
de interpretación de los contratos, toda vez que, según ella, estos
últimos dictan más allá de su letra todos los componentes que
emanan precisamente de la naturaleza de la obligación o que por ley
o la costumbre pertenecen a ella. Esta disposición, no obstante su
ubicación en el Título XII del Libro IV del Código Civil, a propósito del
efecto de las obligaciones, más parece un canon de integración del
contrato, básico de considerar para el proceso interpretativo
posterior".29
Las razones sobre las cuales apoyamos esta conclusión son las
siguientes:
Cabe agregar que la buena fe tiene una real fuerza normativa, la que
en opinión de Betti (se especifica la cita) se manifestará tanto en su
aspecto negativo como positivo. Bajo un aspecto puramente
negativo, la buena fe se presenta como una obligación de respeto, de
conservación de la esfera de los intereses ajenos. Por su parte,
desde una perspectiva positiva, la buena fe impondrá una activa
colaboración entre los co-contratantes, encaminada a promover sus
intereses. Desde este segundo aspecto surgirán deberes jurídicos
para los sujetos, los cuales son plenamente exigibles por los
acreedores de los mismos. De este modo, si existe un deber de
comportarse conforme a la buena fe, todo acto en contrario será
considerado un ilícito".33
26 Sobre esta materia hemos publicado tres libros con diversos enfoques, pero con
la misma finalidad: comprender el sistema jurídico a través de su funcionamiento y
generación. Dichos trabajos son los siguientes: El derecho como creación colectiva,
de 1999, Estructura funcional del derecho. Diálogos, de 2001 y Sobre el origen,
funcionamiento y contenido valórico del derecho, de 2006. Todas estas publicaciones
se realizaron con el patrocinio de la Facultad de Derecho de la Universidad del
Desarrollo.
A. E
B. E
C. A
El artículo 890 del Código Civil alude a las cosas que pueden
reivindicarse, disponiendo que ello ocurre con todas ellas sean
raíces y muebles. El inciso 2º agrega que se exceptúan las cosas
muebles cuyo poseedor las haya comprado en una feria, tienda,
almacén, u otro establecimiento industrial en que se vendan
cosas muebles de la misma clase. "Justificada esta circunstancia,
no estará el poseedor obligado a restituir la cosa, sino se le
rembolsa lo que haya dado por ella y lo que haya gastado en
repararla y mejorarla". Si no existiera este inciso quien compró la
cosa en un establecimiento de comercio se empobrecería (al
tener que restituirla y hacerse cargo de las mejoras introducidas
en ella), y quien la vendió se enriquecería a costa del primero (al
percibir el precio sin estar obligado a devolverlo). La solución
dada en la ley no hace más que aplicar el principio que
comentamos.
El artículo 730 del Código Civil se refiere al que tiene una cosa
en lugar y a nombre de otro. Si este último la usurpa, dándose por
dueño, no se pierde por una parte la posesión ni se gana por la
otra. Pero si la enajena a su propio nombre, "... la persona a
quien la enajena adquiere la posesión de la misma, y pone fin a la
posesión anterior". Queda de manifiesto que en este supuesto
habría un empobrecimiento del dueño de la cosa y un
enriquecimiento para el que enajenó dándose por dueño.
Recordemos que la posesión da lugar a la adquisición del bien
por prescripción y que se le presume dueño mientras otro no
justifica serlo.
47 Ídem.