Lectura 02 Clima de Aula
Lectura 02 Clima de Aula
Lectura 02 Clima de Aula
Clima de Aula
Índice
1. Definición de clima
2. Factores que inciden en el clima de aula
3. Rol del docente
En la siguiente lectura conocerás el clima de aula, los factores que inciden en el clima de
aula universitario y la importancia del rol que ejerce el docente para contar con una
metodología más participativa.
1. Definición
Biggs define el clima de aula a la “forma en que los estudiantes y los académicos
tienden a sentir las cosas, producto de sus interacciones sociales formales e
informales, lo que tendría efectos sobre el aprendizaje de los primeros” (2005: 87).
Un punto importante que consideran las autoras, es que hay ambientes que
permiten al estudiante sentirse acompañado, seguro, querido, tranquilo y que
posibilitan un desarrollo personal positivo. Sentir que lo que uno aprende es
útil y significativo, y que la forma de aprenderlo considera los intereses y
características personales, y contribuye a generar un clima positivo. Los
climas sociales negativos, en cambio, producen estrés, irritación, desgano,
depresión, falta de interés y una sensación de estar agotado física y
mentalmente. Los factores que se relacionan con un clima social positivo son:
un ambiente físico apropiado, actividades variadas y entretenidas,
comunicación respetuosa entre profesores y alumnos, y entre compañeros,
capacidad de escucharse unos a otros y capacidad de valorarse mutuamente
(2004: 26).
En esta línea, Perrenoud (2005) plantea que una de las competencias más
importantes a desarrollar por los docentes es la de organizar y animar situaciones de
aprendizaje, que consiste en diseñar e implementar metodologías que permitan
articular, de manera eficaz, los contenidos y los objetivos de aprendizaje, partiendo
desde las representaciones o los conocimientos previos de los estudiantes
orientados a despertar su motivación por el aprendizaje autónomo, implementando, a
su vez, una retroalimentación constante y evaluando continuamente su trabajo con
un enfoque formativo. Estos requerimientos apuntan en la dirección del desarrollo de
una metodología de clases que considere las necesidades y las expectativas de los
estudiantes y, que por ende, permita la generación de un ambiente propicio para el
aprendizaje. Por otra parte, la influencia que posee la evaluación en la configuración
del clima de aula también es considerable, debido a que, por ejemplo, la percepción
de justicia que tengan los estudiantes con respecto a ésta influye en su percepción
respecto. Además, “el qué y el cómo aprendan los estudiantes dependen en gran
medida de cómo crean que se les evaluará” (Biggs, 2005: 177), lo cual incide
claramente en la percepción y la disposición con la que los estudiantes llegan a cada
aula. Una buena práctica evaluativa debe concebir y utilizar la evaluación como
instrumento de aprendizaje, ampliar el concepto y la práctica de la evaluación al
conjunto de saberes, destrezas, actitudes y valores, implantar la autoevaluación y
diseñar e introducir nuevas formas de evaluación, basadas en el resultado y
desempeño (Argudín, 2005). De la misma manera, la implementación de un sistema
de evaluación centrado en la valoración de aprendizajes relevantes, que promueva
un enfoque formativo y una constante retroalimentación, es otro elemento
significativo en la configuración de un clima de aula positivo, ya que dirige el proceso
de enseñanza hacia aprendizajes profundos por sobre los superficiales. Otro factor
de importancia asociado al clima de aula es la relación establecida entre los actores,
y en especial la del profesor y sus estudiantes. En este sentido, deben primar las
relaciones centradas en el entendimiento, la comprensión, los intereses y las
motivaciones de los diferentes actores, haciendo predominar un clima de cordialidad,
respeto y confianza.