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Conclusiones de La Macroeconomia y Finanzas en El Peru

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CONCLUSIONES DE LA MACROECONOMIA Y FINANZAS EN EL PERU

La situación macroeconómica del Perú tuvo dos fases diferenciadas de


crecimiento económico, entre 2002 y 2013, distinguió a nuestro país por ser
uno de los estados con mayor estabilidad y mejores propuestas de desarrollo
económico en América Latina con una tasa de crecimiento promedio del PBI de
6.1% anual. Esto es el resultado de las políticas macroeconómicas adoptadas y
reformas estructurales de amplio alcance, que dieron lugar a crea un escenario
de alto crecimiento y baja inflación.

El firme crecimiento del empleo y los ingresos redujo considerablemente las


tasas de pobreza. La pobreza (porcentaje de la población que vive con menos
de US$ 5.5 al día) cayó de 52.2% en 2005 a 26.1% en 2013, lo que equivale a
decir que 6.4 millones de personas dejaron de ser pobres durante ese periodo.
La pobreza extrema (aquellos que viven con menos de USD 3.2 al día)
disminuyó de 30.9% a 11.4% en ese mismo lapso.

Entre 2014 y 2019, la expansión de la economía se desaceleró a un promedio


de 3.1% anual, sobre todo como consecuencia de la corrección en el precio
internacional de las materias primas, entre ellas el cobre, principal producto de
exportación peruano. Esto generó una caída temporal de la inversión privada,
menores ingresos fiscales y una desaceleración del consumo. De igual forma
se siguió con el aumento porcentual del PBI, dentro de las acciones tomadas
por el gobierno peruano, estaba la prudencia con la que se ha venido
manejando tanto la política fiscal, como la política monetaria y cambiaria,
especialmente durante los años de auge. De esta forma se posibilitó, por un
lado, sobrellevar la caída de los ingresos fiscales sin ajustes drásticos en el
gasto, y por el otro, contar con las reservas internacionales para facilitar una
gestión ordenada del tipo de cambio. Segundo, el aumento de la producción
minera, debido a la maduración de los proyectos gestados durante los años
previos, lo que impulsó las exportaciones y contrarrestó la desaceleración de la
demanda interna. El déficit en cuenta corriente disminuyó de 4.8% del PBI en
2015 a 1.5% en 2019. Este déficit externo ha venido siendo financiado
principalmente con el ingreso de capitales de largo plazo. Por su lado, las
reservas internacionales netas se han mantenido estables
y, hacia marzo de 2020, ascendieron a 30% del PBI.

Como parte del ajuste, el déficit fiscal se incrementó temporalmente y alcanzó


un pico de 3.0% del PBI en 2017. Este mayor déficit fue resultado de una
disminución en los ingresos debido a los menores precios de exportación y la
desaceleración económica, y un incremento en los gastos recurrentes,
especialmente en el caso de bienes y servicios y salarios. En los dos años
siguientes hubo un importante rebote de los ingresos fiscales lo que permitió el
déficit fiscal finalizara en 1.6% del PIB en 2019.

Debido al impacto de la pandemia de COVID-19 se espera que la economía


esté en recesión en 2020, lo que provocará un aumento de la pobreza y la
desigualdad. La profundidad de estos impactos dependerá de la duración de la
crisis y la respuesta del Gobierno. Un menor crecimiento en China y una
probable recesión en las economías mundiales provocarán una fuerte
disminución de la demanda de commodities, lo que disminuirá los volúmenes
de exportación y también la inversión privada. Además, las medidas sin
precedentes para frenar la propagación del virus, que incluyeron el
cierre temporal de las fronteras y una cuarentena en todo el país, condujeron a
una disminución significativa del consumo privado, especialmente en servicios
como restaurantes, transporte y comercio.

Actualmente se vive “la reactivación de la economía peruana” divididas en 4


fases, donde diversos sectores productivos de nuestro país habían paralizado
sus operaciones por completo, el Gobierno decretó la reanudación de las
actividades económicas de manera progresiva con el fin de mitigar las
consecuencias económicas ocasionadas por la pandemia de Covid-19.

El economista y docente de la PUCP Waldo Mendoza, afirma que este será el


peor año para la economía del Perú en más de un siglo. “Este año se sufrirá
la caída más grande del PBI desde la Guerra con Chile, por eso es importante
que las empresas sobrevivan. Ninguna reactivación económica va a ser posible
sin empresas sanas”, expresa.

A consecuencia de poder mantener una economía sana, el Gobierno ha


lanzado el programa ‘Reactiva Perú’, el cual busca apoyar a las micro,
pequeñas, medianas y grandes empresas a fin de que puedan acceder a
créditos bancarios para que puedan continuar operando. “Estos préstamos
funcionan como una especie de respirador artificial para que las empresas no
desaparezcan. Económicamente es un excelente negocio para el país, porque
de los 60 mil millones de soles que se van a otorgar, es probable que sólo se
pierda un porcentaje mínimo”.

Con respecto al nuevo año que se avecina, el presidente de la república, Martin


Vizcarra, ha manifestado que, hasta diciembre, la caída de la economía
alcanzara su último mes, acumulando en todo el 2020 un desplome del 12%.
También, comento que el país regresara a la situación antes de la pandemia,
de aquí a tres años, y que el crecimiento por efecto rebote empezara el primer
trimestre del año 2021.

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