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Oligarquías en América Latina

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Apuntes de la clase de América latina y del Caribe III.

 El orden oligárquico en América latina: 1) Uno de los rasgos que


caracteriza a la organización del Estado en Latinoamérica es que
lleva a la oligarquía como hilo conductor. Mencione y explique los
elementos que conformaban esa oligarquía como así también la
ideología que la sustentaba.
A comienzos de la segunda mitad del Siglo XIX se desarrolló la primera fase
del proyecto oligárquico en América Latina. Es en el arranque cuando la
oligarquía adquiere conciencia de clase y entiende que es quién debe
administrar los asuntos públicos y privados. Su poder se basa en el control de
los factores productivos: la tierra y la minería.

El desplazamiento de la frontera agrícola produjo un incremento de las rentas


nacionales (aumento de exportaciones) a la vez que generó un etnocidio al
eliminar a los pueblos que habitaban esas tierras. Nacerá la hacienda de gran
extensión que pertenece a un solo propietario, el latifundio. Así mismo la
oligarquía monopoliza los recursos mineros, el objetivo de esta clase social es
obtener mayores ingresos sin recurrir a las inversiones de capital. Si bien
complementa con otras actividades (bancarias y comerciales) su mayor interés
es la tierra, por ende, no hay necesidad de crear un mercado que funcione a
nivel nacional por lo que el latifundio se convierte en el centro de la vida
económica, de su poder y su prestigio.
Gracias al latifundio se dan relaciones de tipo paternalistas, del patrón hacia
sus empleados de confianza y peones. "El sistema clientelar aparece, por
consiguiente, como el mecanismo gracias al cual la oligarquía consigue
extender su dominio sobre el entramado social en su conjunto, a escala local,
regional y nacional": (Carmagnani, 1984:60). Para el campesino este orden
implica exclusión, comienza así su proceso de proletarización y su
sometimiento a un sistema verticalista y autoritario.
El poder cultural de la oligarquía es otro elemento para sostener su hegemonía.
La descendencia de la clase gobernante era la que accedía a una formación
universitaria (Gracias a lo cual ocupaban el poder ejecutivo, legislativo y
judicial), mientras una mayoría popular permanecía analfabeta. Buscaban
sobre todo ejercer su dominio en las ciudades ya que era allí donde el
clientelismo era menos fuerte y existía mayor resistencia.
Las inversiones inglesas también nos ayudan a entender la conformación de
esta clase social. El proyecto oligárquico se relacionaba íntimamente con las
necesidades europeas aunque no por eso debilita su hegemonía, permite que
Gran Bretaña desarrolle actividades que por falta de tecnología o conocimiento
no podía llevar adelante. Existía por aquella época una "fé liberal" en que las
inversiones foráneas ayudarían al crecimiento y la modernización de los
Estados Nacionales, el libre mercado y el lucro privado (individualismo)
formaron parte de las ideas que justificaron al régimen oligárquico.
En Latinoamérica se expandieron ideas que provenían de Europa,
principalmente el republicanismo que implicaba un rechazo hacia la monarquía
y los caudillos por igual, fundamentando su legitimidad en la división de
poderes. La sociedad debía ser administrada por un gobierno limitado por la
ley, es en este periodo que se sancionan las Constituciones Nacionales de los
distintos países para garantizar la expansión del comercio y de la búsqueda de
la riqueza, entre otros objetivos.
La secularización del Estado expresa un límite al poder de la Iglesia en
beneficio de la clase gobernante, mientras que la expropiación de sus tierras
incrementa la concentración en pocas manos, pieza fundamental del ideal de la
sociedad rural latinoamericana. "Un Estado secular moderno estaba formado
por individuos libres, iguales ante la ley y sin restricciones en la busca de su
propio interés ilustrado. Eran, ante todo, ciudadanos cuya principal lealtad iba
dirigida a la nación y no a la Iglesia o a otros restos corporativos de la sociedad
colonial":(Hale, 1990:10).
El positivismo también será parte del sustento ideológico de la oligarquía
gracias a la lectura de la obra de Herbert Spencer. La política científica
entiende a la sociedad como un cuerpo vivo que debía ser estudiado con la
observación, la investigación y la experiencia. Frente a las revueltas populares
debía oponerse un autoritarismo que reestableciera el orden social, los distintos
gobiernos comienzas a nutrirse de tecnócratas, especialistas del sector privado
que modernizarían a los Estados. La supremacía de una clase sobre otra, la
relación de señor y súbdito, estaban justificada por el racismo científico. En
tiempos de darwinismo social una clase es considerada inferior y otra superior,
una debe ser gobernada y otra tiene toda la legitimidad para gobernar. Esta
dialéctica busca reducir los levantamientos populares y así alcanzar un clima
de armonía, tal como lo expresan los lemas de Brasil (Orden y Progreso) o de
Argentina (Paz y administración).

América latina en la Primera Guerra Mundial. El impacto económico del


conflicto. El drama de la dependencia.

América Latina construyó desde los años 1880 un modelo económico basado
en la exportación de materias primas agrícolas y minerales, la importación de
productos manufacturados y una fuerte dependencia hacia las inversiones y los
capitales extranjeros, provenientes sobre todo de Europa, y cada vez más de
los Estados Unidos. A veces, la prosperidad económica y los equilibrios
financieros de los diversos países dependían de la exportación de uno o dos
productos. Así, el café representaba más de la mitad de las exportaciones
brasileñas, el salitre y el cobre la cuasi totalidad del comercio de Chile. El peso
del estaño en las exportaciones bolivianas era también notable. Esta economía
de renta acareaba una terrible dependencia que se manifestó durante la Gran
Guerra.

Desde los principios del conflicto, América Latina sufrió una crisis crediticia que
afectó sus inversiones y duró toda la guerra.

En los primeros meses de la guerra, el comercio marítimo asegurado en gran


parte por barcos británicos se paró. De manera general, el trasporte marítimo
fue difícil hasta el fin del conflicto. El costo del trasporte aumentó fuertemente.
Armelle Enders y Olivier Compagnon indican que el precio del trasporte de una
tonelada de trigo entre Rosario y Liverpool subió de 2,26 dólares en enero de
1914 a 14,60 dólares en diciembre del mismo año.

El derrumbe de las exportaciones hacia Europa al inicio del conflicto provocó


un derrumbe del precio de las materias primas, acopiadas en los puertos
latinoamericanos por falta de comprador. Algunos países pudieron reorientar
una parte de sus exportaciones hacia los Estados Unidos. Así, las
exportaciones argentinas a los Estados unidos pasan del 13,5% en 1914 al
33,9% del total de las exportaciones argentinas en 1918. La influencia de los
Estados Unidos en América del Sur se consolidó de manera dramática durante
la guerra.

Las importaciones también fueron afectadas. América Latina tuvo grandes


dificultades para importar productos como carbón y acero. Entre 1913 y 1918,
el precio del carbón en Buenos Aires aumentó del 518%. Las locomotoras
funcionaban a veces con madera y maíz.

A partir de 1915, después de las dificultades de los primeros meses de guerra,


las exportaciones y los precios de las materias primas aumentaron de nuevo
por las necesidades de los Estados Unidos y de los aliados. Las mercancías
que se beneficiaron eran sobre todo productos estratégicos para una economía
de guerra, como carne congelada o en conserva, lana, cuero, cereales,
algodón, minerales…Muchos países como Argentina, Uruguay, pudieron
restablecer en parte sus equilibrios financieros y monetarios.

Para sectores más específicos como el café la situación se mantuvo más difícil.
La guerra submarina alemana limitó ventas que habían bajado de manera
notable. En 1916, Gran Bretaña prohibió la compra de un producto considerado
como superfluo. Más de 6 millones de bolsas de café esperaban ser exportas
en los galpones del puerto de Santos. Hay que esperar el fin de la guerra para
ver de nuevo una subida de las exportaciones y de los precios de este
producto.

La crisis del café afectó fuertemente al Brasil por el peso de este producto en
su economía.

Enders y Compagnon insisten también en el hecho que América Latina se


trasformó en un campo de batalla económica entre los países beligerantes.

Antes de la Primera Guerra, las empresas alemanas habían consolidado sus


posiciones en América Latina. En 1913, Alemania había remplazado a Francia
como secundo cliente de Argentina, después de Gran Bretaña. Las sociedades
comerciales alemanas comercializaban cada vez más café brasileño, trigo
argentino…Cuando empezó la guerra, los aliados hicieron todo para eliminar la
influencia de las potencias centrales en esta parte del mundo. El bloqueo naval
impedía las exportaciones desde los países latinoamericanos. Gran Bretaña y
los Estados Unidos crearon listas negras que implicaban un boicot hacia las
empresas latinoamericanas que hacían negocios con Alemania.

Muchos historiadores afirman también que la falta de importaciones de


productos manufacturados provocó una primera industrialización. Ciudades
como Sao Paolo y Buenos aires vieron un desarrollo de las industrias de bienes
de consumo que sustituyeron los productos europeos, por ejemplo, en el sector
textil y agroindustrial.

Sin embargo, el historiador Nikita Harwich subraya que no fue la primera


experiencia de industrialización en América Latina. Des de la época colonial, la
industrialización fue una realidad. Podemos hacer hincapié en las ciudades de
Monterrey en México y de Medellín en Colombia durante el siglo XIX. De todas
maneras, este proceso inscrito en las realidades del primer conflicto mundial
fue a menudo parcial y efímero. América Latina siguió durante los años 20
marcada por un modelo económico exportador de materias primas y
fuertemente dependiente. La falta de capitales y la competencia de los países
europeos que rearmaron su industria civil después de la guerra, limitaron los
alcances de esta política industrializadora volcada hacia el mercado urbano.

Fue la crisis del 29, con sus consecuencias económicas, sociales y políticas a
veces dramáticas que fomentó el cambio de estrategia económica con la
industrialización por la sustitución de importaciones y el abandono del modelo
liberal exportador.

Las experiencias más acabadas tuvieron lugar en México durante la


presidencia de Lázaro Cárdenas entre 1934-1940 con la nacionalización del
petróleo, en Argentina durante el peronismo y sobre todo en Brasil con la
experiencia del “Estado Novo” de Getulio Vargas. Este modelo duró hasta
principio de los 80 y fue sustituido, en el marco de la crisis de la deuda por las
políticas neoliberales.

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