Romaine Brooks-Amparo Serrano de Haro
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' JosHUA C.TAYLOR. Introduction to first edition (1971). «Then in 1931she revealed to the public
the other side of her art, her amazing drawings. She knew their value.lt becomes clear at this point
that Romaine Brooks, in retaining contact with her own early preoccupation with character and tlie
haunting loneliness of the individual, was not being retardataire», pág. 18. Romaine Brooks in tiie
National Museum of American Art (Catálogo). Washington D.C. Smithsonian Institution Press. 1986.
^ CHARLES C . ELDREDGE.FOREWORD. «The timing was right. A rising tide of feminlsm found a
ready heroine in this woman...» pág. 10. Romaine Brool<s... . Opus cit.
^ Whitney Chadwick. IVIuJer, Arte y Sociedad. Barcelona. Ediciones Destino, 1992, pág. 12.
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" Ambos estudios están influidos por el artículo de la crítica literaria SUSANNE GUBAR
«Blessings in Disguise: Cross-Dressing as Re-Dressing for témale modernists». Massaciiusetts
Review 22. 1981.
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Según lo que se deduce del libro de Sharl Benstock uno de los rasgos
más acusados del arte de Romaine Brooks es el exilio. Esta característica
es propia de toda una generación anglo-parlante, la llamada «generación
perdida» o generación de entreguerras. Un grupo de exilados voluntarios,
de cosmopolitanos convencidos que buscaron en el París de los años
veinte un territorio de libertad donde ejercer sus ambiciones artísticas y
sus deseos sexuales ^.
El exilio de la pintora Romaine Brooks es por lo menos doble.
Culturalmente una sucesión de viajes ininterrumpidos por Europa, de ex-
celentes colegios extranjeros, de estancias en Roma,... le impiden desde
la infancia no sólo tomar contacto con su país, Norteamérica, sino ni si-
quiera concebir la noción de patria, de raíces. En su vida personal, la en-
fermedad mental de su hermano y de su madre la alejan de una existencia
normal. Finalmente su lesbianismo la sitúa socialmente en una posición
precaria, de excepcionalidad.
Sin embargo la clave interpretativa sobre la que Benstock se apoya
más es el travestismo. Según Benstock, el hecho de que Romaine Brooks
representase en sus cuadros esencialmente mujeres vestidas de hombres
es un hecho significativo a muchos niveles, a veces contradictorios entre
sí. En primer lugar refleja una realidad social, pero una realidad complica-
da de enjuiciar. Equiparar travestismo con lesbianismo es un error ya que
el uso de la indumentaria masculina podía simplemente ser signo de una
autoridad que se quería masculina, el deseo de ser tratada intelectual y
socialmente como un hombre (por ejemplo en el caso de George Sand).
Igualmente, siguiendo la exposición de Benstock, podía marcar la perte-
nencia a las clases altas, la independencia que da el dinero de las normas
convencionales de la sociedad, entonces se trataría de un acto antisocial.
Finalmente, si el travestismo se utiliza como público anuncio de compro-
miso de las relaciones lésbicas, lo expresa en un código que reprime el
elemento femenino. Es decir que el travestismo pone en evidencia la opre-
sión de que son objeto las mujeres a la vez que la perpetua al elegir una
indumentaria que anula el elemento femenino en beneficio del masculino.
En ese sentido el aparente convencionalismo de los cuadros de Brooks
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Fig. 3. Romaine Brooks. Autorretrato al bordel del mar (1912).
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" John POPE-HENNESSY: El retrato en el Renacimiento, Madrid. Akal, 1985, pág. 256.
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'" B. ELLIOT y J. WALLACE. Opus cit. «In adressing the visual construction of gender in her
paintings is Brooks being any less avant-garde than, for example, the Cubista painters who where
interested in the interrogation of single-point perspective? Is it that issues of perspective and scien-
ce have been seen as more properly belonging to the realm of painting than sexuality and sartorial
codes? Or is it that moving towards abstraction is still considerad a purer, more complicated form
of painting -that painting which ádreseos the probiem of painting, or the medium's infernal system
of representation, is neccesarily of a higher order than painting which addresses systems of visual
representation outside the world of art?», pág. 54.
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