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Curso La Formación Célibe - Cencini

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LA FORMACIÓN EN EL CONTEXTO DE CRISIS

Padre Amedeo Cencini


Curso en Santuario Schoenstät 2-5 Julio 2012

Lunes 2 de julio, 2012


Introducción

¿Cómo interpretar este tiempo?


Tiempo de crisis, escándalo. Cómo puede convertirse este tiempo en tiempo de gracia.

Castidad ≠ virginidad. Castidad es concepto más sociológico, virginidad es más espiritual. No es


una distinción de género.

Virginidad: amor humano que se inspira en amor divino. Con aquel amor dialoga, a él vuelve en
la fatiga. Inquietud sin descanso. Amor que tiene satisfacción y fatiga. Ambos, así es el amor.

Elección de la virginidad para cantar esta verdad. Sólo en Dios el amor encuentra su satisfacción.
“Cantus firmus”: cacofonía de los inciertos amores humanos. Inestabilidad y contradicción del
amor humano. Necesidad del testimonio de enamorarse de Dios. Es posible. Es posible amar a
Dios de manera ilimitada. Amar como Dios, y a las creaturas como Dios.

Lonergan dice que enamoramiento debiera ocuparse sólo para Dios, porque significa amar sin
límites, sin resistencias, sin censuras, sin miedos… sólo se puede amar así a Dios, porque él ama
así. Creo en un Dios enamorado. El poder de Dios es el poder de su amor. Dios es el
perennemente enamorado. De este enamoramiento divino nace mi pequeña respuesta humana.

La virginidad dice esta verdad.

Crisis sexuales en la Iglesia como desafinación de este cantus firmus.

El problema no es solamente de algunos. El problema es de todos. Responsabilidad general.


Comunión también en esto, compartimos el pecado. No a las actitudes defensivas. Expresan los
modos cómo vivimos el celibato.

Cada creyente debería preguntarse cómo está viviendo su celibato.

Sacar consecuencias de lo que se necesita en la formación de los sacerdotes y religiosos/as.


Especialmente la formación permanente. En esta área es fundamental, en cada edad saber qué me
pasa y cómo vivirlo.

Respuestas insuficientes a esta crisis. Respuestas defensivas:


- Negación: “escándalos son problema del mundo anglosajón”.
- Minimización: “son un grupito pequeño”.
- Patologización: “el problema está en estos pedófilos o estos psicópatas”.
- Persecución: “es una persecución a la Iglesia”, “la prensa se ensaña”.

1
Los abusos pueden ser el resultado de una manera de vivir el celibato. Cae en trasgresiones cada
vez más graves. Personas normales que crean dependencia.

¿Qué está diciendo Dios a la Iglesia?

1. Punto de vista intrapsíquico de la persona.


2. Formación a la opción virginal (formación inicial y permanente). La crisis es un elemento
de la formación.

La crisis nos obliga a crecer. Sin crisis no hay formación que sirva. La crisis es mi formación.
Una persona crítica es aquella que se deje formar por las crisis. Las crisis son buenas.

No se permanece célibe porque se resista o persevere, sino por un crecimiento en la afectividad.


Se llega a hacerlo en fidelidad cada día.

¿Cómo trabajar por una cultura virginal?


Hoy en la Iglesia existe una cultura virginal? Cuándo decimos cultura? 3 elementos de una
cultura:
- Mentalidad: valores, ideas, conjunto de datos teóricos que ilustran el valor objetivo de la
realidad que se quiere construir.
- Sensibilidad: paso del valor objetivo al valor subjetivo. Paso a la convicción personal, se
ve como bueno para mí el valor. Es experiencial, pero global. Involucra todos sus
sentidos.
- Pedagogía o praxis: pedagogía correspondiente. La mentalidad y la sensibilidad genera
algunos caminos pedagógicos que lleva a vivir y experimentar lo que se quiere. Toda la
teología debería ser traducida en una pedagogía.

No existe esta cultura y habría que construirla.

1. Mentalidad: dignidad del celibato, más allá de lo disciplinar. La castidad es vivida por
muchos como peso, incluso como maldición (un requisito para el sacerdocio).

La virginidad es expresión del origen del hombre, creado por Dios y su destino final de
Dios. Carisma de la virginidad: don que dice una verdad universal. Esta verdad escondida
y manifestada en la castidad: el corazón humano ha sido hecho por Dios. Y si ha sido
hecho por Dios puede ser llenado en su ser de afecto sólo por Dios. Esta es la verdad
fundamental.

Esta es una verdad débil en la cultura, y por lo tanto, requiere ser reafirmada mediante
signos concretos: la virginidad. Cada hombre es virgen y está llamado a ser virgen: un
espacio de su corazón que sólo está llamado a ser llenado por Dios. Amor divino no está
en competencia con el humano. Especialmente cuando no violenta la soledad necesaria
para encontrarse con Dios.

2
Hemos perdido el sentido más hondo de la virginidad, y hoy no es comprensible. Piensan
que no somos normales.

Nuestro carisma es verdad para todos. Todos anhelamos que el corazón sea llenado por el
Creador. Nadie puede llenarlo sino Él. Pero nos hemos jactado del don, haciéndola
antipática y lejana. O triste, lloramos nuestra virgnidad una y otra vez. Nos hemos
mimetizado.

En este don está escondida no sólo tu verdad, sino la de los otros. Tú tarea es traducir este
don en bienaventuranza para los otros. Cuando es capaz de transmitir la nostalgia de
Dios. La virgnidad auténtica es contagiosa.

Teología virginal: cierta imagen de Dios. El único que puede llenar la necesidad del
corazón es Dios. Definir Dios desde el punto de vista de la virginidad. Hay una virgnidad
universal que señala que solo el corazón del Dios puede llenar el corazón humano. Un
matrimonio también vive esta virginidad.

2. Sensiblidad:Valoro la virginidad como posibilidad de reallización personal. Aquí se debe


hacer la formación, en la sensibilidad. Allí se necesita la conversión. No solo lo objetivo,
lo externo. La formación tiene que ser capaz de modificar esta área, modificar las
emociones. “Formar en nosotros los sentimientos del Hijo”, no sólo los actos exteriores.

Experiencia personal donde es posible vivir esta experiencia de Dios. La soledad.


Posibilidad de una relación con Dios. Es posible y es bella. La virgnidad se experimenta
como algo que da belleza a la vida.

Se experimenta cómo Dios se relaciona conmigo de manera afectiva, la riqueza y la


ternura del eternamente amante. Dios se pone en el centro.

Mensaje debe ser nítido y sin tacha. En función de la realización humana, feliz y
transparente.

3. Pedagogía: camino para vivir las relaciones sociales y la relación con Dios desde el amor
célibe. Estilo relacional virginal.

Importante identificar el itinerario pedagógico. Etapas, pasos.

El centro no te pertenece a ti, sino a Dios. Al centro de toda relación está Dios. Ninguna
persona puede ocupar el centro. Y menos ponerse yo en el centro de las relaciones.

Teopatía: sufrir Dios. Virginidad que supone el silencio de Dios, la ausencia de Dios. Se
experimenta como algo que produce sufrimiento. Pero es la condición para ser realmente
amigos de Dios. No hay posibilidad de la amistad con Dios sin la confrontación con esta
realidad de Dios.

3
Exceso de amor de Dios genera miedo. Quisiéramos que nos amara un poco menos,
puesto que se hace difícil este modo de relación y de vida.

Tenemos miedo de proponer la virgnidad a los jóvenes. No hablamos de ella, nos


sentimos incómodos. No es atractivo. Batalla perdida desde el principio.

Educar en la virginidad a todos. No poder callar.

Virginidad subraya el amor, es un itinerario, como otros. Así como el matrimonio es otro
itinerario. Los carismas se iluminan mutuamente.

Teología
Mentalidad Aproximación intelectual propositiva Objetiva
virginal
Teofanía
Sensibilidad Experiencia global Subjetiva
virginal
Teopatía
Pedagogía Aproximación práctico relacional Objetivo / subjetiva
virginal

Equilibrio del célibe en medio de la renuncia

Normalmente el celibato es asumido desde dos puntos de vista:


- Plano espiritual: don de Dios, relación con Dios
- Plano psicológico: consecuencias, atención a aspectos.

Energía pulsional genital al que se renuncia. No se puede renunciar a la sexualidad.

Esa falta de gratificación no queda circunscrita al área sexual, sino que está destinado a
repercutir en toda la persona y su equilibrio general. Renuncia más amplia que repercute en toda
la persona.

Equilibrio estratégico:

Celibato supone renuncia a bienes profundos y humanos.

Instintos con que venimos “programados”.


Instinto sexual al centro y alrededor varios instintos: defensa del yo, complementariedad,
agresividad, éxito, aceptación, juego… En el acto sexual se gratifican también otros instintos.
Naturalmente es muy importante. Por eso la Iglesia pide que ese acto tan cargado de dignidad y
significación sea llevado a cabo en determinado contexto. Es indudable el poder de gratificación
del acto sexual de muchos instintos y necesidades humanas. Esto lo vio Freud fuertemente.
Carácter de totalidad.

4
Al renunciar a la gratificación del instinto sexual, el célibe renuncia también a la gratificación de
otros instintos. Esto supone vivir en una situación de particular pobreza. Pobreza que debe ser
reconocida, sopesada.
Vive en riesgo. El riesgo es el desiquilibrio intrasíquico. Desequilibrio entre dos elementos: la
frustración y la gratificación de la vida. Un exceso de frustración puede crear desequilibrio con la
dimensión positiva de la vida, la gratificación (muchos sienten frustración pero no saben por
qué…). Se puede vivir en tensión de no gratificación. Al principio es inconciente, pero se va
descubriendo con los años.

Toda elección supone una renuncia. Pero esa renuncia es sostenible porque hay un bien mayor.
Es la lógica del tesoro, descubrir algo que vale más que lo que renuncio. Sólo esta convicción de
que el elemento positivo supera el negativo es fundamental para vivir la renuncia. Si no lo supera
no es posible sostener la elección. Para darme la fuerza lo positivo tiene que ser más importante,
más alto para mí.

La formación tiene que ponerme en situación de hacer esta elección. Motivarse por la
positividad. Sin encontrar este tesoro, será inviable la renuncia. Positividad de la renuncia. Hay
que descubrir la positividad de lo que se renuncia, eso es clave. He renunciado a la maravilla del
amor de pareja por algo más bello para mí. Es este un dinamismo psicológico con un contenido
espiritual.

El no a algo es sólo posible por el sí a otra cosa, que vale más que la primera. Mientras más
costosa es la renuncia, más motivada debe ser la elección en términos afectivos.

La renuncia del célibe es alta, por eso la gratificación debe ser alta. Cuando esto no se realiza, se
rompe el equilibrio entre deseo y renuncia, fundamental para cada ser humano. Se crea
desiquilibrio intrapsíquico entre gratificación y renuncia. Y no se puede vivir con ese
desequilibrio, entonces la persona intentará recuperar el equilibrio. Cómo? A través del
mecanismo de defensa llamado compensación. Este mecanismo lleva a infidelidades cada vez
más gruesas. Manera inconsciente de reequilibrar la situación de pérdida del valor del tesoro.

Los mecanimos de defensa son tácticas de nuestra psiquis cuando la realidad resulta intolerable o
demasiado amenazante. Con la compensación nivelamos (compensamos) la estima de nosotros
dañada por la realidad de nuestra renuncia. Siempre tratamos de compensar nuestra estima,
defender nuestra visión positiva de nosotros mismos. Hay algunos mecanismos más patológicos
que otros (ejemplo: escisión, persona separa la acción de sus sentimientos).

Con la compensación recupero mi pérdida con una búsqueda de gratificaciones en otras áreas.
Trato de reequilibrar mi situación. La carente gratificación sexual es recuperada por gratificación
en otras áreas. Esto permite al sujeto soportar la tensión ligada a la renuncia, sin tener que
cambiar el orden de vida a la elección de vida. Encuentra la gratificación en otras áreas y así no
cae en crisis. Sin crecer por otro lado.

Esta persona que compensa puede seguir siendo célibe, porque se contiene, gracias a las
gratificaciones en otras áreas. Restablece un cierto equilibrio. Se supergratifica uno de los otros
instintos para lograr el equilibrio. La persona no se da cuenta de esta supergratificación por lo

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general. Ella no enfrenta su vida, no ve el problema, no entra en crisis. Se mantiene en
“equilibrio”. Es continente, sólo gracias a la compensación.

El problema es que no crece, no cambia, no entra en crisis, para replantear sus motivos. La
compensación equilibra solo en parte, solo limitadamente. Es una saciedad falsa. Es ambigua.
Puede crear gustos, hábitos, dependencias, tan reales que es difícil liberarse. Muchos de los casos
de abusos sexuales tienen que ver con estas compensaciones. Parte con algo poco grave y poco a
poco, lentamente, va llevando a la pérdida de control.

Es como un usurero, parece al principio que te ayuda, pero después te cobra mucho más. Es
siempre traidora. Es necesario detectarla, porque al ppio es benigna, no es pecado. No entrar en
lo moral, sino en un criterio psicológico. No interesa que no sea pecado, sino que esté en línea
con las opciones que has hecho, con tu identidad.

Se puede buscar la gratificación compensatoria en dos áreas:


- En ámbitos relacionados con la renuncia.
- En el acto sexual mismo

Ejemplos de célibe continente no casto:

- Impulso al dominio del otro: como ama menos quiere dominar más. Se ilusiona que
dominando a otros puede sentirse amado compensando lo que la falta de amor exclusivo le
produce. En los casos más agudos: la violencia sexual más que ser búsqueda de amor es
expresión de dominio. No le interesan los sentimientos del otro. Tengo el poder sobre ti y te
hago hacer lo que yo quiero, y eso me gratifica. Gratifica el poder sobre otro. Y esto no es
necesariamente patología, sino compensación. El daño más terrible es que modifica la
percepción moral de la víctima, terminan adaptándose (creyendo que lo hace el victimario por
su bien). Dañan no solo el cuerpo o su afectividad, sino su conciencia.

- Episódicos desahogos agresivos: Llega a estos desahogos por el siguiente camino


intrapsíquico. Por la falta de relación sexual no integrada y gratificada sanamente se va
acumulando cierta rabia subterránea, resentimiento difuso. Insatisfacción constante. Personas
trabajólicas que nunca están satisfechos. Se descargan de tanto en tanto, a veces en fechas
claves. Y se experimentan como catárticos, con alivio de la tensión interior, vuelve el
equilibrio.

- Afirmación del yo: El acto sexual es una afirmación del yo bien potente. La renuncia
aumenta el riesgo de desequilibrio. Puede llevar a una búsqueda compulsiva de errores de
otros, de poder sobre otros. Se exhiben con ostentación. Esto le permite soportar la
abstinencia sexual.

- Autorrealización: Manía se hacer carrera. Se invierte el sentido del ministerio y contamina al


ministro. Puede ser continente, pero no casto. Arribista y exitoso, vanidoso y exibicionista.
Adulador con algunos, despiadado con otros. Chismoso y envidioso de muchos. Poco sincero
y poco escrupuloso. Puede ser cínico e irónico. La carrera compensa. Muestra un aparente
equilibrio.

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- Angélica virgen: No conoce a hombre alguno y cultiva sentimientos de envidia, celos,
egocentrismo, rechazo a los demás, ambición. Pura como un ángel, orgullosa como un
demonio. Hermana narcisa o padre narciso. Estos desahogos de orgullo y ambición le permite
a la persona vivir su renuncia.

- Avaro o glotón: Acumula cosas o contactos. Llega a ser iracundo. Llega a sentir que no
necesita a otros. Muy apegado al dinero, a las cosas materiales. O al descanso o se dedica a
cosas inócuas. O glotón, porque se compensa en la comida. Hiberna la genitalidad, la tiene
domesticada, anestesiada con su compensación.

- Sutil autocomplascencia: Sentirse interesante. Se gratifica interiormente con lo interesante


que es o que es su opción.

- Pusálime: Descuido general o afectación exagerada en el vestir. Poco cuidado en la


decoración de los ambientes o demasiado cuidado. Esos opuestos están relacionados.

- Ausencia de gusto estético.

- Mediocridad en la vida

- Malhumor y nerviosismo constante.

Estos casos son célibes, continentes, pero no tiene amor. No es capaz de dejarse llevar por el
Espíritu. Vive esclavizado por su mecanismo de defensa. La persona pierde la posibilidad de
confrontarse con lo más profundo de su elección. Bajan miserablemente el nivel de calidad del
celibato. Estas personas crean una anticultura virginal. Cultura que contamina, se propaga y
comunica fácilmente. Y sus consecuencias son terribles.

Celibato técnico. Continente sin pasión, sin conexión, sin fervor. Qué amor verdadero si
debemos recurrir constantemente a las compensaciones. Un virgen compensado es un triste
virgen. Además el control sexual, hasta cuándo? Control temporal y falso.

Esta persona será continente mientras pueda vivir estas compensaciones. Es distinto
perseverancia que fidelidad.
1. Perseverancia es formal. Fidelidad es creativa.
2. Perseverancia es personal. Fidelidad es relacional. Se construye por la fidelidad del otro.
En nuestro caso de la fidelidad de Dios. El eterno es el fiel. Fiel en la relación con
nosotros.

En la Iglesia de hoy tenemos muchos célibes que son perseverantes, pero no necesariamente
fieles. ¿Cuánto en mi celibato hay de compensación? Lo importante es ser capaz de detectar las
compensaciones. ¿Cuánto hay de auténtico, apasionado, de amor?

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Si no soy consciente y entro en crisis, es como un cáncer que puede llevar a la metástasis del
abuso. Si soy vigilante puedo darme cuenta. Porque el mecanismo de defensa es inconsciente y
me lleva a hacer cosas sin darme cuenta. Escapa a mi control. No es suficiente el criterio moral
porque lo veo como insignificante. Debo preguntarme: ¿es coherente con identidad? ¿va en la
dirección que quiero que vaya? ¿me lleva a ser el que quiero ser? Es tan sutilmente inclinado
que no se enciende la luz roja. El mecanismo de defensa es invisible y llega compensando donde
nunca pensé que podía llegar.

Momento de la crisis:

El mecanismo compensatorio no resuelve el problema de fondo. Adormece, distrae. Pero el


problema de fondo es mi opción celibataria. El mecanismo de defensa no puede durar mucho, en
algún momento de la vida explota. No sirve el mecanismo, se llega a la crisis. El teatro no puede
ser permanente. La compensación es un teatro, una falsedad.

La sensibilidad se forma como consecuencia de mis elecciones y decisiones. Yo voy criando una
disposición existencial de acuerdo a las decisiones que tomo. Me van direccionando. La
sensibilidad está dada por la energía emotiva de mis elecciones. Cada uno tiene la sensibilidad
que se ha construido.

No basta el criterio moral. Lo que distingue a la persona es su identidad. Las decisiones de


acuerdo a su identidad. Los actos que hago están en conformidad con mi identidad o no. Lenta e
inexorable construcción de mi identidad. Y las compensaciones van construyendo un plano
inclinado en que voy cayendo de mi identidad, por decisiones levemente contrarias a mi
identidad, hasta llegar a decisiones abiertamente inconsistencias con mi opción.

Notar las propias ambigüedades e inconsistencias. ¿Qué decisiones mías son inconsistentes con
mi identidad?

Un ejemplo de camino de plano levemente inclinado:

1. Primeras gratificaciones leves. Crisis en la vida de formación que son esenciales: crisis
de soledad (el formador debe provocarlas si no se viven) por ejemplo. Las gratificaciones
pueden ir a compensar la soledad. Al principio con formas totalmente lícitas, ej. buscando
relaciones gratificantes… No experimenta lo negativo de la soledad.
Sufre un enrarecimiento relacional, pero ha logrado compensar la soledad. La llena de
cualquier modo.

2. Repetición. Adquiere costumbre de gratificar búsqueda de atención como forma normal.


“Nuestro primer enemigo es lo que funciona normal”. Lo que repito asume mucha más
fuerza, aumento de energía. En psicología es muy importante, provoca costumbre,
energía, atracción. La persona se hace cada vez más dependiente de eso. Y la persona del
otro va desapareciendo. El otro es utilizado para satisfacer su necesidad o llenar su vacío.
Busca cada vez más personas que lo gratifiquen, es selectivo. La conciencia confirma lo
que la persona hace. La conciencia se forma de acuerdo a un tipo de elecciones. Creo
sensibilidad, al orientar la energía en particular dirección. Este orientamiento de la

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energía lleva a crear conciencia, crear la sensibilidad moral. La repetición confirma la
“bondad” del acto. Mi conciencia entonces ante el acto me dirá que es bueno, porque mi
sensibilidad está orientada por mis decisiones anteriores.

Esto lleva a la ascesis de los pensamientos y deseos. Hacer un examen a la conciencia.


3. Ambigüedad de comportamiento. Se comienzan a advertir las señales de una cierta
ambigüedad en sus actos, en gestos, en deseos. Todavía no hay nada grave, el progreso en
la ambigüedad es suave. ¿Acaso hago mal a alguien por navegar en Internet? ¿No
satisfago una natural necesidad de curiosidad? ¿Qué tiene de malo preferir unas
relaciones a otras? Se caen en racionalizaciones. La propia moral se ve afectada por el
condicionamiento de las decisiones que la persona toma y necesita entonces justificarse.
Argumentos de racionalización.

El criterio es si este acto está en linea con mi identidad o no. Navegar por Internet está
acorde con mi identidad.

Le rechaza todo lo que atenta contra la dirección que ha tomado su sensibilidad. Le


aburre una charla sobre intimidad con Dios. O le da rabia que un cura hable de la vida
interior, le parece intimismo insoportable y equivocado. Va perdiendo capacidad de gozar
la intimidad con Dios. Ya no se experimenta la soledad como lugar de encuentro con
Dios.

4. Automatismo. La búsqueda de la gratificación pasa a ser automática. Cuando entra el


automatismo entra la dependencia. La persona pierde el control de la vida. Costumbre
que está justificada, y sensibilidad ya condicionada. Pérdida de vitalidad, pues donde hay
automatismo hay menos libertad, menos creatividad. Persona no se da cuenta e insiste en
la orientación. No hay intervalo de reflexión entre sentir la pulsión y su satisfacción. Si
no hay reflexión, hay automatismo. Aunque la persona reivindica la libertad de satisfacer
sus necesidades afectivas. Mientras reflexiona sobre las justificaciones, no se da cuenta
que es esclavo de sus impulsos automáticos.

Ocurre un hecho agravante, la satisfacción primera leve y no dañina es insatisfactoria. El


estímulo se satura. Necesita un estímulo mayor. La saturación hace que ya no reaccione
al estímulo. Es una pérdida de humanidad, es como una parálisis. Se puede tocar y ya no
salta… no percibe nada. La persona busca un estímulo mayor sin darse cuenta. Necesita
un estímulo más directo al instinto. Su psiquismo está acostumbrado a cierto tipo de
gratificación y entonces tiene que aumentar la dosis para obtener esa misma gratificación.
Esto es propio de la dependencia.

Esto lleva a:
- desaparece significación moral, ambigüedad se acentúa.
- una implicación a lo sexual cada vez más fuerte,
- quita vitalidad, retrogusto doloroso,
- persona cada vez menos libre y creativo,
- se siente triste y agobiado

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- entra la persona en duda de su vocación. Y siente que no sabe por qué1. Siente la crisis,
pero no tiene la libertad para reconocer la raíz de la crisis y su responsabilidad. La
condición fundamental es reconocer la raíz y su responsabilidad.

Martes 3 de julio, 2012

5. Crisis momentánea: Decide esperar hacer los votos o algo. Pero no sabe qué tiene que
mirar. No descubre sus mecanismos, las mentiras que se dice y sus deseos narcisistas y
egocéntricos. No ve su responsabilidad personal. El tiempo no ayuda automáticamente.
Sin embargo, igual se continúa en la consagración. Se sigue adelante. Factores externos
mantienen la consagración. Los superiores le llaman la atención sobre ciertas cosas, “la
comunidad no es un hotel”… La crisis se retrasa no más.

6. Crisis permanente: Se ha desesperado y desea “salvar su vocación”. Relación abierta


con mujeres. Se siente debilidad y que la tentación “es más fuerte que yo”. Su vida se va
poco a poco haciendo imposible, una frustración permanente. O es formación permanente
o es frustración permanente. La crisis tiene valor revelador, sin ella no podemos
conocernos.

Sinceridad ≠ verdad: sincero es decir lo que ve en sí y verdad es que es honesto más


profundamente, capacidad de ver la raíz de lo que siento. Ej, me siento nervioso, soy
sincero; estoy nervioso porque blabla, eso es ser verdadero.

Hacer verdad los sentimientos. No puedo decir los sentimientos así no más, debo pasarlos
por mi reflexión. No es automático, para poder llegar a la verdad de esos deseos. La
sinceridad no basta. Aprender a ser verdaderos con nosotros mismos. Qué me quiere
revelar Dios con mis sentimientos.

Ayudar a la persona a ser verdadero. Nos contentamos con ser sinceros. Y animamos a
los jóvenes a ser meramente sinceros.

La necesidad inconsistente con la propia identidad o ideal de vida no debe gratificarse por
ningún motivo. Aunque parezca muy ligera. Desde lo psicológico, nada es anodino, todo
deja marca en la psiquis. Cada elección deja una marca, porque cada elección es
orientación energética. Es tan dañino una transgresión venial que una mortal, porque
ambas manifiestan dirección. Y nada tan peligroso como una concesión convertida en
1
Resistencias del formando: la resistencia es una manera de no entregarse, de no hacer
entrega de sí. Yo como formador ayudo al formando a ir entregando su vida a Dios. Todos
tenemos una resistencia a la confianza total. Entregar nuestra vida a la manos de Dios. Esta es
la raíz de nuestra resistencia. El formador debe trabajar exactamente esta resistencia:
nombrarla, que la vea el joven, que vea que la resistencia es a Dios y que pueda crecer en fe. La
resistencia disminuye cuando ve la resistencia y se da cuenta adonde lo lleva, al control. Que se
de cuenta de sus deseos de liberarse de las resistencias y abandonarse a Dios. Y cuando yo lo
ayudo en eso, hacemos una alianza formativa, clave para la formación.

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habitual por considerarse insignificante o inofensiva. Todo lo que hago que es
incoherente con mi opción es dañino porque va en dirección opuesta y crea sensibilidad.

Así como se puede adoptar costumbres negativas, así mismo pueden adoptarse
costumbres constructivas.

Santa Teresa que se conmueve con el mendigo, ha llegado solo progresivamente a esa
sensibilidad, gestos constantes que lo han hecho conforme a sus deseos grandes. La ha
ido disponiendo a esta sensibilidad altruista y compasiva.

Ejemplo positivo:

Presbítero que recibe todos los días una llamada de una amiga para las buenas noches. El
problema es que espero la llamada telefónica. Me hace sentir que no estoy solo, alguien me pone
atención. No dicen nada incorrecto. Es como parte “de la oración de completa”, dice el cura.

Aquí no hay pecado, no hay connotación moral. El contenido de la llamada es correcto, pero la
persona que es vigilante intuye que su acto es simbolo de otra cosa. Un sentido ulterior que no es
claro, pero que es importante develar.

Fue descubriendo en el acompañamiento que la llamada significaba una reafirmación de su


dignidad y valor: no estoy solo. Le confirmaba su positividad. Era digno de ser querido por otro.

Esta llamada podía ser la primera etapa de las concesiones y de la pendiente. Pero es develada. Y
él vuelve a elegir a Dios y su deseo de ser coherente con su opción.

Ser vigilante. Dar importancia a todo. Esto al principio es arduo, pero se aprende y se convierte
en hábito.

Superar la “dictadura del sentimiento”. La cultura enfatiza la dictadura de los sentimientos, ellos
mandan. Me conecto con ellos, pero no voy más allá. Y se confunde con libertad, “soy libre
porque sigo mis sentimientos”.

El sacerdote termina la jornada de manera distinta. Se da cuenta que no puede satisfacer su deseo
de ser querido y reconocido de esa manera.

Compensación frecuente en el campo sexual:

Internet. Posibilidad de una gratificación ilimitada en el plano sexual. Privacía de la pieza.


Sensación de libertad. Poco a poco la conciencia se va adormeciendo.

Cuando se comienza a buscar compensaciones o se ilusiona que se puede equilibrar la propia


existencia con ella, se sabe dónde parte pero no el punto final. Una vorágine que te agarra y te
lleva adonde no sabes. Una vez dentro, eres atraído siempre más adentro. Se aleja de los criterios

11
de una normalidad conductual, se van perdiendo los criterios y límites. En algún momento lo
habría excluido.
Tendencia a la pornografía lleva a las parafilias y de ahí al abuso. No necesariamente es
patología. Instinto se convierte en dependencia más fuerte que yo2.

El abuso puede ser consecuencia de un estilo de vida equivocado, cada vez más iluso y
condicionado, dominado por el sistema de la compensación. Pueden haber tendencias previas,
marcas familiares o genéticas, pero muchos de los casos tienen que ver con compensaciones.

Pasar de la repetición del pasado a la integración del pasado. En la formación hay que recoger el
pasado, para integrarlo y no repetirlo inconscientemente. La fe me permite dar sentido a lo que
no tiene sentido o ver positivamente lo que ha sido negativo.

A lo largo de mi vida necesito ir integrando los eventos dolorosos y las pérdidas.

Me tengo que decir la verdad para ponerme en manos de Dios y asumir mi responsabilidad.

Tenemos que cambiar la cultura de la Iglesia. No podemos ser severos, sino más bien, hay que
reconocer responsabilidades y mostrar cómo nuestras estructuras favorecen una cultura
antivirginal.
No es suficiente pedir perdón. Hay que luchar contra la mediocridad del celibato. Es la muerte
del celibato por el Reino.

De la duda teórico-ideológica a la contradicción existencial práctica

Problemática doctrinal acerca de la obligatoriedad del celibato en el sacerdocio. Muy fuerte en el


postconcilio, hoy menos fuerte. Se ha sustitiudo por un modo de vida más laxo y tibio. Formas
visibles:

- Celibato mediocre. Cierta parte de los célibes consagrado vive mediocremente y sin
reproches propios ni de otros. Menor atención de la conciencia. Hemos canonizado la
mediocridad. Disminuyen las exigencias de la castidad, y nos ilusiona con que simplifica
la vida. Así se bajan las exigencias de la vivencia del valor. Poco entusiasmo y muchas
compensaciones en muchos ámbitos. Tranquilo, sin pasión, pero continente. Es una
ilusión porque no se simplifica la vida, sino lo contrario. No hay nada más descansador
que la coherencia de la vida, sólo así se encuentra la auténtica paz. Las verdaderas
vacaciones tienen que ver con la coherencia entre verdad de la vida y vida concreta, entre
mi yo ideal, lo que soy llamado a ser, y lo que hago. Esta es la fuente de verdadera
energía y descanso.

Examinar la parte de mediocridad que habita en cada uno de nosotros. Esa mediocridad
se expresa en compensaciones. Esta mediocridad crea cultura, y eso es lo dramático.

2
Me acuerdo aquí del poema de Rumi sobre despertar a la cobra…

12
- Celibato transgredido. Grupo pequeño que el grupo de los mediocres no duda en
condenar. Abierto a la incoherencia y la infidelidad. Suscitan el rechazo moral de otros.
La conciencia se ha ido extinguiendo, no tiene sobresaltos en lo moral. El acto
transgresor del consagrado es mucho más grave, no podemos excusarnos señalando que
los abusos se dan más en las familias…

Uno puede vivir un celibato anémico con la anuencia de la conciencia. Es sobre esto que
debemos intervenir comunitariamente. Es algo de comunidad, no solamente personal. Debemos
todos intervenir.

Benedicto XVI expresa la vergüenza y el remordimiento que tenemos por los abusos (carta en
Irlanda). Las víctimas nos dicen que hemos sido todos, y tiene razón.

¿Cómo puede haber pasado que sacerdotes hayan usado su rol para abusar reiteradamente de
otros a su cargo como pastores? Es fácil decir que estaban enfermos. Es una respuesta fácil,
tenemos que hacernos cargo de nuestra cultura que favorece esto. Cultura (= mentalidad general)
más preocupada de defender al abusador que a la víctima. Esto revela nuestra responsabilidad
como institución. Preocupación de cubrir todo, más preocupado de defender del buen nombre de
la institución que de defender los derechos de las víctimas.

Esto revela la falta de calidad de nuestras estructuras formativas. Nos obliga a preocuparnos por
la formación permanente en la opción celibatario. El sistema de valores de nuestra propuesta
formativa es cuestionada. Tiene que ver con el estilo formativo. Este estilo formativo transmite
valores.

Los primeros milagros de Jesús son de sanación de los sentidos. Nuestra formación no apunta a
la formación de la sensibilidad. Muchas veces se queda en la formación de la mentalidad.
Descargamos valores sobre personas que no son capaces de ver, oír, sentir… Los formandos
repiten entonces valores, pero como repetición de lo exterior. No formamos la sensibilidad. No
permeamos la personalidad entera del sujeto. Los valores se reducen a exterioridad. Formador se
satisface con la adecuación externa del formando, basta con eso.

A veces se habla de formación humana como formación previa. Para que de paso a la “auténtica
formación”. Incluso algunos documentos magisteriales caen en este error, dicen formar en las
“virtudes humanas”. Qué quiere decir eso? La formación humana no puede ser conformada como
algo previo. Lo “humano” son las herramientas que poseemos para adquirir más información y
para servir a los demás. Nuestra formación humana debe llegar a la conformación a Cristo.

Niveles:
1. Conducta externa
2. Actitudes
3. Conciencia (sensiblidad)
4. Sentimientos
5. Motivaciones
6. Inconsciente

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Todo esto se conforma a Cristo. La formación humana acompaña toda la vida, nunca se realiza
completamente. Siempre tendremos una parte de nuestra humanidad que no está completamente
evangelizada. Evangelización total de la persona: eso es formación humana.

La formación no es un proceso de copia. Somos llamados a identificarnos con Cristo desde


nuestra originalísima manera de vivir. Es mi identidad, no la identidad de otro.

Evangelizar todos mis sentimientos, toda mi sensibilidad, hasta mi inconsciente.

La consagración corre mucho riesgo cuando los valores que deben estar al centro de la identidad
de la persona quedan al externo de la persona. El riesgo es que lo valores desaparezcan porque
no tienen raíz. Los valores se los lleva rápidamente el viento, se desvanecen porque son solo
exteriores. Y generalmente son sustituidos por antivalores y por perversiones.

Ante la ausencia de valores fuertes, la persona se contenta con valores débiles, frágiles,
mediocres (persona es educada, es tranquila, no hace nada malo). E incluso esa ausencia es
llenada de perversiones. No existe ausencia de valores. La mediocridad es ya perversión o
conduce a ella muy a menudo.

La renuncia no solo tiene un valor ascético, sino también un valor místico. Enamorarse de
Cristo, sentir coherencia, señorío de los impulsos que expresa amor, etc…

Amor totalmente humano y totalmente espiritual. No se puede hablar de formación religiosa sin
hablar de formación mística. Formación Pascual. Ese es el nombre más adecuado. Es bello y
dramático, es humano y a la vez espiritual. Abre a un camino formativo robusto e inteligente.
Proponer un itinerario pascual.

Los indicadores del crecimiento tiene que ver con la sensibilidad y los sentimientos. Como
formador voy indagando los sentimientos y viendo se se están tiñendo del Evangelio. Cómo pasa
la persona en formación desde la sinceridad a la verdad.

¿Cómo vivir un celibato sano?

Con la renuncia al impulso genital se encuentra el célibe en situación de pobreza. Esa pobreza lo
puede llevar a compensar los instintos que no ha gratificado. Las leyes de la vida psíquica se
aplican al célibe por cierto. Y se da el hecho que el acto sexual involucra la gratificación de
muchos instintos. Necesita canalizar la energía afectivo sexual en un canal distinto al del amor
sexual exclusivo.

Desde el punto de vista psicológico, la energía afectiva se dirige hacia la persona de Cristo. ¿Qué
significa esto para no caer en la trampa de los mecanismos de defensa?

Lo que se debe hacer en contraposición al mecanimo de defensa que no se debe usar


(compensación u otros):

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1. Enamoramiento de Cristo más que la sola sublimación. Enamoramiento es un término que
se usa no de manera romántica, sino psicológico, es decir dirección de la energía afectiva. No
entenderlo de modo retórico o meramente espiritual. Debe ser un amor muy verdadero, un
afecto incluso sensible. Un amor total, obstinado, apasionado y tierno, que comprometa todo
el ser humano. Formación permanente del amor al Señor. Experimentarlo como mi Señor,
relación personal, intimidad. Corazón habitado por Dios.

No es el que sublima, porque es un mecanismo de defensa, por el que se espiritualiza todas las
faltas y renuncias. Filantropía telescópica, se ama a los que están lejos, pero no se
compromete con los que están cerca. Vive una vida ordenada, pero no acoge a nadie en
concreto. Culto a la normalidad, a la compostura, de lo correcto, que lleva a la mediocridad.

La castidad sólo puede vivirla el que está enamorado. Cierta locura por Cristo. No se puede
vivir la ascética sin una mística.

“Las cartas a Dios son las cartas de amor que se deben escribir”. “Estar en tus brazos Dios
mío”, dice alguien que leyó…

¿Qué significa enamoramiento desde el punto de vista psicológico?

- Extraña seducción: el enamorado es pasivo, recibe la seducción de Dios. Locura divina


de enamorarse de mí. Dios toma la iniciativa. Él seduce más que cualquier enamorado.
Dios seduce a través de la prueba. Pide el sacrificio del hijo, atrae a la soledad del
desierto, amenaza con la separación. Elementos extraños para seducir, pero es lo que usa
Dios. Abraham, Oseas, Jeremías, experimentaron a esta seducción. Experimentada por
Pedro. El que no acepta la prueba, no es seducido. Ej si huye de la soledad, no
experimentará la seducción de Dios.

- Autoconsciencia: para enamorarse de Dios se requiere todo lo humano, el cuerpo, la


razón, el consciente, el inconsciente, la debilidad, toda la vida… Como consecuencia se
deduce que el enamorado se hace consciente de las posibilidades de su corazón. El
enamorado de Dios descubre quién es él mismo. Nadie se conoce tanto como el
enamorado, ve las posibilidades inéditas de su corazón. Se toma conciencia también de
los miedos. El amor de Dios nos da miedo, porque es excesivo.

- Nacer a la libertad: el enamorado está como si hubiera perdido la lucidez, se dice. Pero
no es así, nace la verdadera libertad. Del amor brota la libertad afectiva. Nacen dos
certezas: que yo he sido amado para siempre y por siempre y que yo soy capaz de amar
por siempre y para siempre. Todo amor da esta seguridad, pero más el amor de Dios. El
enamorado no siente necesidad de otros afectos. Por eso el amor se vincula con la
eternidad, Dios me ama para siempre, yo puedo amar para siempre. Sólo con el Eterno
puedo experimentar eso. Esto da libertad afectiva. No necesito ir a mendigar amor, el
mendigo afectivo. Elimina el miedo que todos llevamos de no ser amables y de no haber
sido suficientemente amado por otro. Esto nos libera también de merecer el amor. El
amor es don y solo puede ser gustado por quien no lo busca ávidamente, sino quien es

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libre para recibirlo, para dejarse amar. Cuando exijo amor, agredo al otro con mi
búsqueda de amor.

El enamorado de Dios se siente amado y amable. Pero aunque es libre afectivamente,


puede amar más, su sensibilidad se hace más atenta y fina. Se da cuenta de los pequeños
signos de amor hacia él y de las oportunidades para darse. Sienten estas personas el
ciento por uno. El ciento por uno es un test indicador de la madurez afectiva. La persona
avida y exigente siempre está insatisfecha. No tiene sentido de agradecimiento. La
gratitud es signo de la madurez afectiva. Persona libre y agradecida, capaz de ver el
ciento por uno en los continuos signos sencillos de la vida.

Y solo la persona agradecida puede entregarse gratuitamente. La gratuidad no es


expresión de la voluntad, sino consecuencia natural de sentirse y saberse amado
gratuitamente.

El que sale de esta lógica se amarga. El que trabaja para conseguir su amor se degrada.
Entonces se siente importante e imprescindible, porque la estima de sí está en juego en lo
que hace. Busca ciclos de afecto a su alrededor. Y como los busca mal, ávidamente o
como adolescente, no lo encontrará. No verá los pequeños signos y se sentirá
insatisfecho. Nunca estará saciado.

Si subordinamos nuestra vida a esta verdad del amor de Dios, podemos ser
verdaderamente libres. Ser amados por Dios desde la eternidad. Este es el fundamento de
mi autoestima.

- Extensión de los límites: el enamoramiento no es fusión, no se absorbe al otro. Sino el


yo se identifica con el otro, se une y los hace semejantes. Acción transformadora, el otro
me hace nueva persona, me abre los límites individuales. Si Dios es el objeto, me voy
llenando de Dios, haciéndome semejante a Él. Crecen los límites de mi ser. La persona
amada que me indica cómo amar provoca un sentido de unidad interior. Quien ama
intensamente al Padre será llevado a amar como Él. Si no ama como Él, quiere decir que
no lo ama, no está enamorado, vive falsedad. Se concentra el amor como en una sola gran
pasión, que involucra todo lo demás. No es amor como sensación transitoria, sino una
vivencia estable. El enamoramiento humano es exclusivo, el enamoramiento de Dios es
inclusivo. Yo enamorado se extiende a Cristo. El sí de Cristo a la cruz es expresión de
esta extensión del yo, amor al extremo.

- Maduración de la identidad. Ante un tú el yo crece gracias a la relación con el otro en


un equilibrio entre dependencia y autonomía. Estos dos polos requieren equilibrio.
Cuanto más intimidad, más alteridad. Mientras más fusión, más identidad separada. La
relación intensa y apasionada con el Señor permite esta realidad psicológica.

- Crecimiento en la libertad afectiva: Dentro de la relación misteriosa entre alteridad e


identidad se realiza la libertad. La cuestión no es tanto de independencia o autonomía,
sino amor e implicación. Es libre quien elige depender en todo de aquél a quien ama y es
llamado a amar. Esto es libertad afectiva. Estamos definiendo libertad en términos de

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dependencia. Es una paradoja, que sólo se entiende el enamorado. Lo que hago lo veo a
través de Él, confío en Él, sus criterios, sus valores, su vida. La Pascua. El célibe
reconoce que su identidad está en el amado y elige abandonarse a Él. Libertad afectiva es
dependencia sólo de Dios, abandono. Sólo la intensidad de mi amor es la que determina
mi libertad para depender. Sólo puedo entregarme totalmente al que amo. Le confío mi
libertad a quien amo.

Este es el verdadero sentido del ama y haz lo que quieras agustiniano.

- Valor para permanecer. Lo dificil es permanecer en el amor, en alegrías y penas. El


enamoramiento es la formación permamente del amor. No es lo mismo que la pasión
inicial siga intacta, pero tampoco que el amor tenga que disminuir. Permanecer en el
amor supone reconocer que el amor tiene sus estaciones y cada una es importante en el
ciclo de la vida. Juventud de espíritu que permanece en el tiempo. En cada etapa se
encuentra un modo de ser y de amar, una tarea distina que realizar. No siempre el que se
enamora puede tener el fuego encendido toda la vida, eso sería irreal. Sin embargo,
siempre tienen que haber brasas y deseo de soplar. Reorientar el propio amor a la relación
con Dios. Acoger la nostalgia y la tristeza.

- Presencia – ausencia. Categoría del misterio que es incorporado en el amor célibe.


También el misterio es clave de lectura que me permite tener juntas polaridades
aparentemente contrapuestas (santidad-pecado; luz-tiniebla; fuerza-debilidad, consciente-
inconsciente, narcisismo-entrega…). A veces se concibe la santidad de la vida
eliminando todo polo negativo y quedándose sólo con lo positivo. Esto no es posible. La
vida humana está llena de estas dimensiones. Qué sabe de la esperanza quien nunca ha
experimentado la desesperación, por ejemplo. Experiencia de San Pablo, espina, “porque
me fuerza se manifiesta en la debilidad”. Esta es la clave del misterio.

En el caso del célibe, la polaridad clave es la presencia – ausencia. En la presencia se


enamora, sin el afecto recibido no puede enamorarse. Pero la ausencia es clave.
Experiencia de la soledad, la desilusión del otro, que el otro no responde plenamente a la
exigencia afectiva. Todos necesitamos experimentar esa ausencia para vivir la verdad de
la presencia. La experiencia del célibe tiene que ver con esta polaridad. Mi deseo humano
no está satisfecho en la experiencia de Dios. Hay que expresar esta ausencia. De este
modo, todo amante recuerda que ningún amor humano puede ser definitivo y
completamente satisfactorio. El virgen expresa esto como signo en la vivencia de su
renuncia, de su ausencia, del deseo que permanece insatisfecho. Sacralidad en este deseo
humano de afecto que permanece insatisfecho. Comunica una verdad universal de
necesidad del amor de Dios. El esposo tiene que venir todavía, para todos. La ausencia es
vivida sin contaminarla, sin llenarla, sin drogarla.

La ausencia humana es signo de la “otra ausencia”. Signo célibe de que todo amor
humano permanece abierto a la trascendencia. Ausencia vivida como tensión hacia el que
tiene que venir.

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Pero por otro lado, el virgen expresa que Dios ha venido, que lo ha visto porque ha sido
llamado por Él. El deseo del virgen está en cierto modo saciado. Ha experimentado a
Dios que sacia.

Polaridades se unen: deseo satisfecho y deseo insatisfecho. El enamoramiento se


encuentra en la confluencia de estas dos experiencias. Chispa que salta por el contacto
entre presencia y ausencia. El amor se hace intenso y ocupa todo el corazón cuando está
presente estos dos elementos. Dios es el Presente. Dios es el Ausente. Se da y se retira.

2. Sexualidad Pascual: contrario a la represión. Represión significa decir no a un impulso. A


veces tenemos que reprimir un deseo, pero no podemos vivir nuestra sexualidad desde ahí. No
somos llamados a reprimir la sexualidad, sino a vivirla de una manera específica. Cómo?
Como una sexualidad pascual. El enamoramiento de Cristo da una orientación a la sexualidad
del virgen. La sexualidad tiene ahora un nuevo punto de referencia. La sexualidad es vivida a
partir del amor a Cristo. Amor que se realiza en el cuerpo, como la Eucaristía. El célibe vive
en su cuerpo la pascua de muerte y resurrección. Por esto no renuncia a su sexualidad, como a
veces se sugiere. Por eso no debemos reprimirla o desconfiar de ella. Elige vivirla como
sexualidad pascual.

La sexualidad tiene que ver con la entrega pascual de Cristo, porque:

a) La sexualidad es energía, dinamismo,


b) La sexualidad es energía relacional que me abre al otro. La sexualidad me impide vivir
replegado en sí mismo (nombra el autoerotismo como ejemplo). Persona que se abre al
otro.
c) La sexualidad es energía relacional que abre a la alteridad. Resistiendo la tentación de la
homologación: vivir relaciones con personas homólogas a mí, querer hacer que al otro
semejante a mí (lo relaciona con la homosexualidad). Con Dios hacemos lo mismo,
hacemos que Dios sea como yo, lo reduzco a lo que conozco y manejo.
d) La sexualidad es energía que hace fecunda la vida en cada relación. Fecundidad es
posible solo entre seres complementarios. Donde no hay distinción no hay fecundidad.

La cruz es símbolo de energía, de entrega, energía relacional. En la cruz hay alteridad, se ha


eliminado la distancia entre Dios y el hombre. En el crucificado lo alter se unifica. El máximo
de la alteridad es resuelta. Y por último, la cruz es el árbol de la vida, fecundidad. El misterio
de la pascua tiene que ver con el célibe.

El célibe elige vivir su sexualidad totalmente modelada sobre la lógica del triduo pascual,
muerte que se abre a la vida, renuncia que se abre a la fecundidad, cuerpo estéril que se abre a
la fecundidad. La renuncia es motivada por un horizonte positivo. La renuncia se hace más
complicada cuando se vive desde la mera renuncia. Se hace cuesta arriba. El sentido pascual
es la posibilidad más alta que tenemos para cargar de significado las renuncias y costos. Es
locura porque tiende a lo máximo, pero locura de amor.

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Jesús en la cruz cambia el sin sentido y lo llena de sentido. Lo hace pasar por el amor y así
llena de sentido un absurdo. Así nos salva.

¿Qué significa ser salvado a través de la pascua?


Jesús nos hace participar activamente en la redención. Como célibe vivo un modo de esta
participación. Con mi muerte me hago parte del dinamismo de la redención. Soy salvado y
salvo a otros también con mi asociación a este dinamismo. Entrega a los demás como
dinamismo.

Paralelo entre la función estrategia de la relación sexual con la entrega a Cristo. La acción de
célibe involucra los mismos impulsos instintivos. El acto sexual conduce los instintos en el
dinamismo de satisfacción. Así poner al centro de la vida afectivo sexual a Cristo involucra
los otros impulsos instintivos en su mismo dinamismo pascual. La complementariedad, la
afirmación del yo, el juego, etc, se viven pascualmente desde Cristo. Todo en la vida del
virgen se convierte en pascualidad. La gratificación sexual gratifica automáticamente los
demás instintos, así el amor a Cristo se extiende a esos instintos. Se les imprime el mismo
dinamismo, el dinamismo pascual. Es un proyecto de vida que involucra todas las
dimensiones de la vida. Es un modo de ser y de vivir, no es sólo un voto. Es un modo de
pararse ante el mundo.

Teoría de la centralidad de la energía sexual se encuentra con la teología cristiana que pone al
centro el amor a Cristo.

El dinamismo de la resurrección está presente en el acto de amor gratuito. Cuando una persona
hace las cosas con el dinamismo de la muerte.

Dinamismo a la luz de la pascua:

1. La pascua juzga mi sexualidad, cuánto ella es expresión de amor o no.


2. La pascua de Jesús purifica mi sexualidad, me hace buscar lo esencial, me hace vivir la
sencillez. Concentración de la energía a la entrega.
3. La pascua orienta, porque nos reconduce a oriente, el Señor.
4. La pascua libera, certeza definitiva y nos libera de falsedades.
5. La pascual salva, redime de las involuciones narcisistas e infantiles.
6. La pascua exalta, pide al hombre lo máximo y le da el impulso para salir de sí y vencer el
egoísmo para hacerse cargo de la salvación del otro.

Miércoles 4 de julio, 2012

La virginidad pide a los demás instintos ser vírgenes también, afecta no sólo la relación sexual
sino a todo mi ser. Se comunica su dinamismo a todo el ser.

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La virginidad se convierte a un estilo de vida:

1. Mi oración debe ser virgen. Expresa la libertad del corazón. No se siente protagonista de
la oración y goza dejándose mirar por él. Multiplicar palabras es oración impura. Dejarse
leer por la Palabra, sin dominarla. La cuestión del celibato no es discusión teológica hasta
el infinito, sino una que se hace de rodillas en la oración (Rahner). Oración es centralidad
de Dios en la vida.

2. Libertad del virgen. Dignidad del hombre está dentro de él, no en lo que obtiene, o sus
relaciones, o en su poder, etc. La virgnidad es decir no a aquellas formas de posesión que
son modos sutiles de violencia. No a la acumulación, porque indica el vacío del corazón
que se ha vuelto insoportable, se llena de objetos por eso. No a la manipulación del otro,
a usar al otro como objeto, medio para los fines que yo busco. Virginidad es decir no a la
dignidad basada en las propias riquezas, los propios títulos, etc. La estima de sí no
depende de todo esto. Impureza de Narciso. El virgen se alegra del bien del otro. Es
también sobrio y también disfruta la belleza. Deja de pensar en su promoción, en dejar de
planear el éxito.

3. Pobreza que enriquece. La virginidad es pobreza, es renuncia a algo muy hermoso, de las
cosas más bellas de este mundo. La virginidad crea un vacío. Es inútil tratar de ocultarlo.
Por eso hay afinidad natural entre el célibe y las personas que sufren alguna pobreza en el
mundo. Especialmente las personas pobres de amor. Personas que quieren casarse y no
pueden casarse, personas que no pueden tener relaciones, personas con parejas enfermas
o inválidas… personas que están obligadas a castidad. Ahí esté el virgen sintonizado con
estos pobres. ¿Están los sacedotes en el lugar de los ricos? El virgen es virgen también
por estas personas que viven en soledad obligada. Ha elegido la soledad para que otros
estén menos solos. Esto es el dinamismo pascual. Reconoce la herida existencial de cada
persona y elige estar ahí. Enriquece al otro con su pobreza, como el Hijo (Fil 3).

Por el contrario, el célibe que busca los primeros puestos, que se codea solo con ricos y
poderosos, es un “pobre célibe”.

4. Alegría virgen. Tiene experiencia del amor de Dios y de la soledad y de que ahí está
Dios, en el fondo de ella. Contra el célibe envidioso, que solo se alegra de sus propios
logros. O del que vive una alegría superficial o falsa. Es alegría serena y no contagiosa.
“Unicamente el célibe capaz de sentir alegría ante una joven pareja, que ha encontrado su
camino, ha comprendido su verdadera vocación” Rahner. Es la alegría de ser un
colaborador.

5. Obediencia fraterna. No presume de sí mismo, no actúa por sí mismo, sino que escucha a
los demás y a la vida. Es un peregrino que busca en cada situación de la vida dónde está
Dios. ¿Dónde me estás llamando Señor? Reconocer presencia misteriosa del Señor.

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6. Amistad. Mediación misteriosa en que llego a Dios por el otro. Y necesito actitud
obediencial y actitud reverencial. Dios me ofrece esta mediación. Tengo que integrarla en
mi vida con obediencia. Los monjes se obedezcan recíprocamente, decía San Benito.

7. Peregrino. Cualquier amor humano es penúltimo. Estamos a la espera del amado.


Corazón inquieto hasta que descanse en Dios. Por eso no se apega a lugares, papeles,
tecnología, etc. No se queda pegado, siempre está dispuesto a moverse. La humildad es
clave en esto, porque la soberbia nos instala. La humildad nos hace reconocer que no
podemos vivir la castidad, que es algo que nos supera. Ahí buscamos a Dios. Quien cree
que no tiene problemas, es un problema. Donde hay presunción no hay ternura.

8. Maranathá: es un modo del encuentro con la muerte. Muerte a un instinto que es signo de
la vida, y solo se puede vivir quien vive la mortificación todos los días. La muerte no
acontece siniestramente, sino que es esperada y deseada. Porque es encuentro definitivo
con el amado.

3. Relaciones objetales totales no parciales: contra mecanismo de defensa de división.


Me ofrezco al otro sin esconderme, no solo lo bueno que soy. También significa aceptar al
otro totalmente, no solo lo bueno, sino todo. La totalidad subjetiva del otro (mente, corazón,
voluntad) y su totalidad objetiva (plenitud de la verdad, de la belleza, bondad). Solo la
totalidad del objeto puede poner el movimiento el sujeto.

Totalidad Subjetiva Totalidad Objetiva


Mente Verdad
Corazón Belleza
Voluntad Bondad

Cuando no vivimos esta totalidad podemos vivir reduccionismos: racionalismo, sentimentalismo,


voluntarismo.

Mientras el sujeto camina hacia el objeto pero el objeto también se aleja. Distancia optimal:
cuando es distancia del valor, porque siempre está más adelante, es más alto. Por eso se mantiene
la atracción. No es distancia infinita, porque o si no no atraería. Concretar esta revelación es la
tarea de las decisiones humanas. El objeto revela siempre nuevas facetas del misterio. Con
intuiciones y chispazos voy caminando hacia el objeto. Siempre más misterio y siempre más
convincente. El misterio siempre más atrayente. El valor día en día me pide siempre más, cada
día más exigente.
El valor es siempre más:
- convincente
- atrayente
- exigente
Relación objetual total: relación que quiere acercarse con toda su vida.

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El amor a Dios y el amor humano no están en conflicto. No hay dicotomía para el célibe. Es un
cruce de amores. El virgen ama a Dios con un corazón plenamente humano. Objeto divino,
intrumento humano. Pero por otro lado, amar el objeto humano con modalidad divina.

Las relaciones objetuales parciales impiden este cruce. El amor a Dios se opone o interfiere en
otros amores humanos.

4. Conciencia lúcida. No el mecanismo de defensa de desplazamiento irreal o remosión. Este


mecanismo es inconsciente que renuncia a la realidad. El formando debe conocer los costos
de la renuncia. Debe decírselo a sí mismo y también formadores que se lo digan con realismo,
y que le permitan vivir las crisis que eso trae. Saberlo le permite prevenir efectos negativos.
Prevenirlos para no caer en las compensaciones.

El joven también debe percibir que su corazón se puede enamorar de Cristo. Tenemos un
pudor antimístico para decir y proponer esto. El corazón humano está hecho para esto. No es
una posibilidad teórica sino que de hecho realizable en la vida. Dios se enamoró de él
previamente. El formador debe estar enamorado de Dios.

Además el joven tiene derecho a ser ayudado a conocer cuánto se le opone en sí a este
intercambio de amor. Conocer estar fuerzas opuestas le ayudan a enfrentarlas y no dejar que
venzan su amor. Resistencias, inseguridades, infantilismos, ante el amor de Dios. Derecho a
ser ayudado a crecer. Incluso debe ser provocado.

La distinción entre auténtica vocación y no auténtica vocacion estriba en la capacidad de


dejarse educar para amar, es decir, trabajar para que las fuerzas que se oponen dejen de
estarlo.

Método de lucidez que la persona aprende. Conocimiento de sí es condición de la libertad de


la persona. Camino de formación: itinerario de conocimiento personal. Viaje a las raíces del
yo. Descenso a los “inferos” de la persona, como un bautismo donde se baja a la muerte.
Formadores deben conocer bien este recorrido porque ellos mismos han hecho este viaje.

5. Mecanismos defensivos inteligentes y no compensación desviada.

Siempre hay zona de riesgo en el célibe. Instintos que quedan sin satisfacción. Realistamente
estas necesidades podrían permanecer con una parte de sí no completemente insatisfecho.
Estas pulsiones o una parte de ellas quedan insatisfechas. Esta insatisfacción crea sed, tensión,
tentación. Ante ellas la respuesta del virgen es la mortificación. ¿Es la única respuesta? No, no
es la única. Se puede pensar en una respuesta que satisfaga lícitamente algunos instintos,
posibilidad positiva de gratificar los impulsos.

Es un deber encontrar la forma de vivir lo impulsos. No tanto para buscar la gratificación. El


objetivo es vivir la energía que tienen nuestros impulsos. Hacer algo para salir al encuentro de
las exigencias naturales y que sería arriesgado dejar en suspenso. Nuestros impulsos no son
todos infantiles o inmaduros. Algunas constituyen un bagaje precioso de energía y vitalidad
precioso. Son posibles aperturas hacia lo trascendente. Debe el célibe encontrar desahogos

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inteligentes y profundos, acorde a sus opciones. Y no desahogos incontrolados y compulsivos.
Estos desahogos están en coherencia con el amor por Cristo. Cada uno desde su punto de
vista: agresividad como coraje para enfrentar la injusticia o el dolor.

Son flexibles no rígidos, circunscritos.

Ejemplos:

- El humor. Saca a la persona al centro del mundo. El fariseo no tiene humor. No tomarse
demasiado en serio en los problemas. Se mira con distancia y se rie de si,
desdramatizando.

- Capacidad creativa. Expresa de manera original las necesidades que quedan excluidas
con riesgo.

- Amistad. Mientras más esencial es lo que compartimos más gratificante.

- Agresividad: capacidad de indignarse ante la injusticia, celo. No es un torpe o


pusilánime. Agresividad le da fuerza, corage.

- Juego. El célibe puede descansar porque es coherente, ahí descansa principalmente.

Formación permanente es un concepto, no sociológico, ni psicológico, sino teologico. Es la


acción del Padre que forma en nosotros la identidad, el corazón, la sensibilidad del Hijo. Y es
trinitario porque lo hace a través de la acción del E. Santo. Si la formación está en las manos del
Padre todo asume valor formativo, todo. Todo puede convertirse en mediación providencial.
Incluso lo desviado y desordenado, todo es oportunidad para el Padre. El Padre soporta la
imperfección, trabaja en ella.

El Padre es el que va formando a la persona. Es problema es que la persona no está vigilante para
recibir esta formación, no se deja formar. Esto es lo que se llama la DOCILIDAD. La persona
dócil es la que aprende constantemente y está abierta a la acción formativa del Padre.
Disponibilidad que significa pasividad y actividad. Recibe del Padre, se deja poner en crisis, se
deja tocar por los otros. Experiencia de impotencia o de humillación es instancia formativa.

Si la persona no es dócil no puede ser ordenada o recibida en los votos. Si la vida no es


formación permanente es frustración permanente. Por lo tanto, es un favor a la persona no
ordenarla.

La Docibilitas se compone de 4 elementos:

1. Responsabilidad de la persona. Persona dócil se siente responsable de su formación. En


nuestros seminarios e institutos se ve mucha gente niño, infantil, que lo espera todo, que

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es exigente, y quiere ser puro centro de la atención… son los superiores los que tienen
que formarme.

2. Capacidad de leer en la vida pasada la acción formativa del Padre. Varias actitudes:

a. Reconocer el sentido ya presente en los hechos pasados “benignos” o donde


evidentemente puedo ver al Señor, recoger lo positivo, sentir gratitud por Dios.

b. Ver los acontecimientos dolorosos o negativos. Integración. Recapitular en Cristo,


dice san Pablo. Lo que no hemos integrado se convierte en elemento
desintegrador, que disminuye la convicción de que la vida ha sido siempre acción
de un Dios bueno, providente y sostenedor. Este es un trabajo que hay que hacer.
Hacer trabajo de leer y escribir (Cencini lo hace con seminaristas antes de la
ordenación).
Integrar significa dar un sentido pascual a lo que he vivido sin sentido. Dar
sentido a los eventos del pasado. No dejar que esos eventos queden sin sentido. Si
no pasará la cuenta. Recoger el pasado y cosechar. Transformar en sentido
positivo lo que se vivió como negativo.
Caso de beata Josefina Bakhita (afortunada). Beatificada junto a J.M. Escribá de
Balaguer. Religiosa canossiana. “Si encontrara a esos negreros que me raptaron y
torturaron yo me arrodillaría a besarles los pies, porque si no fuera por ella no
sería cristiana ni religiosa, ni siquiera conocería a Dios”. Es la libertad de la fe
que permite a creatura pobre leer lo trascendente dentro de la pequeña medida de
su vida.
Ver la vida como historia sagrada.

3. Capacidad de ver la verdad que los acontecimientos de la vida poseen aunque en ellos se
vean negativos. Aprende a reconocer el mínimo signo de eficacia formativa, de verdad,
en el hecho adverso.

4. Capacidad de aceptar la alteridad con todo su coeficiente de diversidad. Aceptar la


relación interpersonal como lugar teológico de formación permanente. La diversidad del
otro me forma.

En definitiva un célibe anuncia que la relación más importante de nuestra vida es la relación con
Dios.

Jueves 5 de julio, 2012

El proceso de envejecer es reductivo, restringe mis posibilidades, esto es automático. En cambio


del proceso de crecer y formarse no es reductivo, sino que se amplia progresivamente. Pero esto
no es automático. Se necesita la docibilitas. Este aumento nos permite vivir la reducción propia
de la edad no como un evento terrible, triste, etc, sino como consolador, vivificador, pues nos
vamos configurando a Cristo.

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La formación no puede ser solo la en la fase juvenil. Es para toda la vida. Pensar cómo ayudar a
los hermanos a vivir la parte final de la vida. Fase final de la vida como un tiempo de formación.
Tiempo que prepara con la conformación a la imagen del Hijo.

Docibilitas afectiva:

No podemos defendernos de las relaciones. Como si el sexo contrario fuera una amenaza.
Enrarecimiento relacional. El virgen elige un estilo de vida que testimonia que Dios está al
centro de toda relación. La relación es la manifestación del anuncio de Dios. Dios merece el
centro en toda relación. Dios es el tercero en toda relación.

La relación es siempre una escuela de crecimiento.

La virginidad es siempre relacional, por su naturaleza, porque:

- Nace de una relación con Dios. El mismo Dios es Trinidad, relación.


- Pone al otro al centro de la vida, renunciando a una relación exclusiva y definitiva.
- Camina a una vida cada vez menos poseída por el yo, y cada vez más habitada por un
amor a los demás.
- Amor vuelve a Dios enriquecido por toda relación humana.

Dos polaridades: es un animal social, pero además es místico de la relación. Es además peregrino
de la relación porque no habita nunca una relación única y estable sino se oferta a todos.

Cortina protectora antirelacional. Célibe que se defiende o que vive relaciones superficiales.

Cada vocación tiene su estilo. Estilo que no copie otros estilos. No copiar el estilo matrimonial
en las relaciones.

La virginidad no dice nada y es incluso desagradable cuando no se vive con coherencia. Cuando
es vivida sólo ley.

Estilo relacional virginal (cómo vincular los valores ideales de la propuesta celibataria con los
actos y comportamientos habituales3)4:

1. Se retira: deja a Dios en el centro de toda relación. Aprende un estilo de discresión, y de


capacidad de amar intensamente con la tensión de hacer que aparezca la centralidad de
Dios en cada relación. El centro siempre corresponde a Dios. No soy yo el centro.
Actitud de ponerse de lado. El virgen se da cuenta que el otro lo está poniendo al centro
de la vida y se aleja o aclara. O se da cuenta que el otro está siendo el centro de tu vida, y

3
La forma ideal mística debe plasmarse en una norma, regla de vida. Si no corre el riesgo de
permanecer abstracta o de abandonarse a la improvisación del momento. Pero no puede haber
norma sin alma. Estilo o regla para que el valor que quiere traducir sea legible por los demás.
4
Página 130 y ss del libro.

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se aleja, se retira, para que Dios vuelva a tomar el centro. El centro de mi vida no eres tú,
el centro de tu vida no soy yo. El centro de mi vida es el Señor, quiero testimoniar eso.

En el acompañamiento espiritual es bueno poner frente al acompañado una cruz, para


señalar que el único centro es Dios.

Juan el Bautista es una imagen ejemplar en esto, no usurpa una identidad que no le
pertenece.

También la actitud de Jesús está en esa dirección. Vamos a otra parte, no se queda en un
lugar fijo.

Nunca poner entreparéntesis tu identidad y tu relación con Dios. Eso no significa no


pasarlo bien, no ser creativo. Pero cuidar de no negar lo que uno es.

El célibe es el que en una fiesta se siente inclinado hacia fuera, hacia la noche, porque se
da cuenta de la pregustación de la fiesta de Dios. (YO: encuentro que aquí el hace una
distinción sagrado profano que le impide ver en el mundo, y la fiesta humana, en el
sacramento de Dios).

2. Rozar sin penetrar, ni poseer. El virgen vive relaciones exigentes y vive con libertad
estas relaciones. Pasa rozando, sin poseer. Se respeta el espacio del otro. No es el cuerpo
el lugar ni el motivo del encuentro en la relación virgnal, sino Dios. Y no es el cuerpo el
lugar ni motivo del encuentro no porque sea malo o pecaminoso, sino porque no tiene que
ver con su identidad.

No es por trancado, sino porque busca a Dios. Se cuida de no invadir la vida del otro o de
manipularlo.

Jean Vanier (el Arca): “Cada uno de nosotros tiene necesidad de un espacio secreto,
debemos tener un inmenso respeto por el espacio del otro. Es verdad que algunas
personas buscan el amor físico, pero hay que ayudarlas a encontrar su espacio, y esto no
necesariamente se hace con el gesto físico, a veces las confunde. Hay que ayudar a las
personas a encontrar este espacio, a que ella descubra su propia belleza, su espacio
interior que la sostiene…”.

Relacionarse siempre con los demás como si se entrara siempre en tienda de cristales.

Uso de los gestos físicos en la dirección espiritual: criterios indicativos acerca del
contacto corporal en la relación de ayuda.
a) Ser realista: la carne une mucho más de lo que se piensa. Hablan, refuerzan, pueden
crear dependencia.
b) Es difícil la vuelta atrás. Gesto físico es punto de no retorno. Se puede ir más allá,
pero no retroceder.
c) Ser responsable: no es suficiente estar tranquilo uno, sino que hay que preguntarse
qué reacciones ha provocado en el otro/a.

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d) Se honesto contigo mismo. El cuerpo da mucha información, leerlo.
e) Desconfía de un modo de pensar que da la primacía a la sensación del propio
bienestar sobre la rectitud global de los actos (regresión infantil).
f) No hacer sólo el examen de conciencia, sino el examen a la conciencia. ¿Está bien
formada? Libertad de conciencia, pero cuando está formada…
g) Adoptar el estilo propio de mi vocación. Si uso modos de relacionarme propios de
otras vocaciones se traiciona a sí mismo. Estos modos incoherentes confunden a
otros.
h) No engañarse, no puedes liberar si no eres libre dentro.
i) Distancia afectivamente cálida.

Pregunta: ¿Cuándo el acto es gratificación honesta y cuándo es compensación?

Es importante la intención interior, hago el acto como parte de mi relación con Dios. Cuando el
acto excluye a Dios, entonces se debe sospechar.

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