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La Serpiente Que Fue Testigo de Una Doncella

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La serpiente que fue testigo de una doncella

Cuento siciliano recopilado por Laura Gozenbach. “The Great Treasury of Sicilian Folk and Fairy
Tales. Traducción de Jack Zipes al inglés. New York, Routledge, 2004.

Había una vez una pobre mujer, tan pobre que tenía que vivir en una región
remota y desolada. Tenía una sola hija, más bella que el sol. La madre juntaba
hierbas y las llevaba a la ciudad para venderlas. La hija se quedaba en la casa,
cocinaba y lavaba.
Un día, cuando la madre había salido una vez más hacia la ciudad con las hierbas,
y la hija estaba sola en la casa, el hijo del rey acertó a ingresar a esta región
desolada. Había estado cazando y se había separado de su séquito. Cuando vio
la pequeña vivienda, se bajó del caballo, golpeó a la puerta y pidió un vaso de
agua, porque estaba sediento. La muchacha no le abrió la puerta; abrió una
ventana y le alcanzó el vaso de agua a través de esta. Cuando el príncipe vio su
deslumbrante belleza, lo invadió un oscuro deseo y exigió impetuosamente que le
abriera la puerta. Ella se negó, pero el príncipe, llevado por su deseo incontrolable,
tiró abajo la puerta. Entró a la casa por la puerta y dominó a la doncella que gritó y
suplicó, pero nadie la escuchó. Al mirar en derredor en busca de ayuda, vio una
serpiente. “Ya que nadie oye mi pedido de ayuda”, dijo, “te invoco a ti, serpiente,
para que seas mi testigo: príncipe, nunca te casarás con mujer alguna si no es
conmigo”. Luego de decir esto, se entregó al príncipe. El príncipe abandonó la
casa. Ella nunca le contó a la madre lo sucedido.
Poco después comenzó a circular el rumor de que el príncipe se casaría con una
bella princesa. Un día, la madre salió hacia la ciudad a vender sus hierbas y a su
regreso la muchacha le preguntó: “Dime, madre querida, ¿qué hay de nuevo en la
ciudad?”
“Hija mía”, dijo la madre. “he escuchado una historia tan extraña, que nadie la
cree. Imagínate, el príncipe tiene una serpiente enroscada alrededor del cuello y
nadie puede espantarla. Cuando tratan de sacarla por la fuerza, la serpiente se
ajusta aún más alrededor del cuello del príncipe, ha estado a punto de morir
estrangulado.”
Al escuchar esto, la hija supo de inmediato cuál era esa serpiente y al día
siguiente salió muy temprano en dirección al castillo sin decir nada a la madre.
En cuanto los guardias la vieron y le preguntaron qué quería, les dijo: “Llevadme
ante el rey. Sé cómo liberar al príncipe de la serpiente que se ha enroscado
alrededor de su cuello”.
Los guardias se rieon y dijeron: “Muchos doctores y hombres sabios han tratado
de hacerlo, pero ninguno lo ha logrado. ¿Ahora tú quieres probar?”
Pero ella respondió: “Tan solo llevadme ante el rey”
El rey escuchó el alboroto y preguntó qué sucedía.
“Hay una muchacha abajo”, le dijeron los sirvientes. “Dice que sabe cómo liberar al
príncipe de la serpiente”
“Está bien, que suba”, dijo el rey. “Aún si no sabe cómo hacerlo, probar no causará
ningún daño.”
La bella doncella fue llevada ante el rey, y este la condujo a la habitación de su
hijo y la dejó sola con él. Ella se le acercó y dijo: “Mírame, ¿Me reconoces?”
“No”, respondió el príncipe, y la serpiente se ajustó más alrededor de su cuello.
“¿Qué?”, dijo ella. “¿Has olvidado cómo entraste a mi casa por la fuerza y me
obligaste a hacer tu voluntad? ¿No recuerdas que invoqué a la serpiente para que
fuera mi testigo de que nunca podrías casarte con otra?”
El príncipe hubiera querido responder otra vez con un “no”, pero la serpiente le
apretó el cuello de tal manera que finalmente dijo “sí”. Entonces la serpiente redujo
un poco la presión.
“¿Y ahora quieres casarte con una princesa y abandonarme?, preguntó la
doncella.
“Sí”, respondió él, y apenas pronunció esa palabra la serpiente se ajustó más
alrededor de su cuello hasta que por último prometió que no se casaría con la
princesa.
“Ahora júrame que te casarás conmigo”, dijo la doncella.
El príncipe juró que lo haría y al decirlo la serpiente le soltó el cuello y
desapareció. El príncipe corrió hasta donde estaba su padre y dijo: “Querido
padre, envía a mi prometida de regreso con su padre. Esta doncella me ha librado
de la malvada serpiente y con ella he de casarme.”
Bien, el príncipe se casó con la bella muchacha y también trajo a la madre a vivir
al castillo. Vivieron felices y contentos por doquier, y nosotros sin poder pagar el
alquiler.

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