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Vida de Jeremias

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INSTITUTO BIBLICO BETEL

ANEXO DISTRITO SUR

MATERIA: Profetas mayores.

FACILITADOR: Pastor Mario López.

TAREA: Vida de Jeremias.

ALUMNO: Alex Antonio León Cruz


Jeremías, el profeta del corazón quebrantado, es el autor de este libro que lleva su nombre. Es uno de los libros
más notables de la Biblia. Cada libro de la Biblia es notable, pero este libro de Jeremías lo es de una forma
poco habitual. La mayoría de los profetas se ocultan a sí mismos y mantienen un carácter de anonimato. Es
decir que, ellos mismos no se proyectan a sí mismos en las páginas de sus profecías. Pero aquí tenemos a un
profeta cuya profecía es, en gran parte, autobiográfica. Él nos ha dejado mucho de su propia historia personal.
Vamos a repasar por un momento su vida a través de una lista de hechos sobre él, para que usted pueda
conocer a este hombre, a quien nos encontraremos en este libro.

1. En primer lugar, el nació sacerdote, en la ciudad de Anatot, al norte de Jerusalén. (Jeremías 1:1)

2. Fue elegido para ser profeta antes de haber nacido (1:5)

3. Fue llamado a profetizar cuando era muy joven (1:6)

4. Dios le encomendó la misión de ser profeta (1:9-10)

5. Él comenzó su ministerio durante el reinado del rey Josías y fue uno de los que expresó su dolor en el funeral
de dicho rey (2 Cron.35:25)

6. Se le prohibió casarse a causa de la época tan terrible en la que vivió (16:1-4).

7. Él nunca logró que alguien se convirtiese. Fue rechazado por su pueblo (11:18-21); (12:6); (18:18). Fue
odiado, golpeado, colocado en el cepo (20:1-3); fue puesto en la cárcel y acusado de ser traidor (37:11-16).

8. Su mensaje quebrantó su propio corazón. (9:1).

9. Quiso dimitir de su cargo, pero Dios no se lo permitió (20:9).

10. Vio la destrucción de Jerusalén y el cautiverio en Babilonia. El capitán de las fuerzas Babilónicas le permitió
permanecer en su tierra. Cuando el remanente quiso huir a Egipto, Jeremías profetizó contra ese deseo (42:15-
43:3). Fue obligado a ir con el remanente a Egipto (43:6-7) y murió allí. Según la tradición, fue apedreado por
el remanente de israelitas.

Así que solo con estos datos podemos comprobar que fue un hombre notable. Se le ha llamado "El Profeta
Llorón", pero no en un sentido despectivo. Pasó la mayor parte de su vida derramando lágrimas. Dios eligió a
este hombre, que tenía un corazón maternal, una voz temblorosa, y ojos llenos de lágrimas, para comunicar un
mensaje severo de juicio. El mensaje que tuvo que proclamar quebrantó su propio corazón. Este hombre fue
un gran siervo de Dios. Hablando sinceramente, creo que usted ni yo habríamos elegido a esta clase de hombre
para comunicar un mensaje tan severo. En cambio, habríamos escogido a alguna persona dura para transmitir
esa clase de mensaje, ¿no es cierto? Pero Dios no eligió a ese tipo de hombre, sino que escogió a un hombre
con un corazón tierno y compasivo.

Quisiéramos presentar ahora dos declaraciones en cuanto a este profeta Jeremías, declaraciones pronunciadas
por hombres en el pasado.
Lord MacCaulay dijo en cuanto a Jeremías: "Es difícil concebir una situación más dolorosa que la de un gran
hombre, condenado a observar la lenta agonía de un país agotado, para cuidarlo espiritualmente durante los
arrebatos alternados de estupefacción y delirio que preceden a su disolución, y a observar cómo los síntomas
de vitalidad desaparecen uno por uno, hasta que no queda sino frialdad, oscuridad y corrupción". Hasta aquí la
cita. Esta fue la posición y el llamado de Jeremías. Él estuvo allí y pudo ver a su pueblo conducido al cautiverio.

La otra declaración que quisiéramos leer en cuanto a Jeremías fue pronunciada por el Dr. Morehead, que nos
presentó una imagen muy gráfica del profeta. Dijo el Dr. Morehead: "A Jeremías le tocó profetizar en una época
cuando todas las cosas en Judea se estaban precipitando hacia una catástrofe trágica y final; cuando la
conmoción política se encontraba en su punto culminante; cuando las peores pasiones dominaban a las
diferentes partes y los consejos más funestos eran los que prevalecían. A él le correspondió interponerse en el
camino por el cual su nación se estaba precipitando de cabeza hacia la destrucción; hacer un esfuerzo heroico
para detenerla y para revertir el proceso; fracasar, ser obligado a apartarse a un lado y ver a su propio pueblo,
a quien él amaba con la ternura de una mujer, lanzarse al precipicio, hacia una ruina enorme y cenagosa". Hasta
aquí la cita.

Nosotros, estamos quizá viviendo en una época que probablemente se parece a la de Jeremías. Vemos a
grandes naciones que han logrado grandes avances tecnológicos. El hombre ha emprendido la conquista del
espacio y ha creado armas de enorme poder destructivo. Sin embargo, dentro de esas grandes potencias se
encuentra la corrupción, que realmente las conducirá al desmembramiento y al desastre. Y ese final no parece
encontrase muy lejano. Ahora, sabemos que, lo que estamos diciendo no es muy popular, no tiene buena
prensa. Los medios de difusión, de forma creciente, están poniendo al descubierto la corrupción, destacan su
incremento en todos los órdenes, pero no saben, o no quieren extraer conclusiones en cuanto a las
consecuencias, que este proceso irreversible tendrá para la humanidad. Cada vez se oye hablar menos de
cómo evitar la corrupción y de cómo resolver ese grave problema para mejorar la sociedad. Dios ha sido dejado
totalmente fuera de la escena contemporánea, y cuando los que no creen en Él lo mencionan, lo hacen con una
sonrisa irónica o una mueca de desprecio. Y aquellos que sí creen en El son marginados. Es por tal motivo, que
hemos dicho anteriormente que nos encontramos en gran medida en la misma posición en la que se encontró
Jeremías, Por todo ello, tenemos la convicción que este libro va a comunicarnos un mensaje apropiado para
nuestro tiempo.

Otro autor ha escrito lo siguiente sobre Jeremías: "No era poderoso como Elías, elocuente como Isaías, pobre
y humilde como Ezequiel, sino un hombre tímido, vergonzoso, consciente de su impotencia, ansioso por recibir
compasión y amor que nunca iba a conocer: Tal fue el instrumento por medio del cual la Palabra del Señor llegó
a esa época tan corrupta y degenerada".

Mateo 16:13-14 dice, AL llegar Jesús a la región de Cesárea de Filipo, `preguntó a sus discípulos, diciendo: -
¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros,
Jeremías o alguno de los profetas. Había diferencia de opiniones, y ninguno de ellos parecía saber realmente
quien era. Algunos tenían buenas razones para pensar que era Elías y también buenos motivos para creer que
era Juan el Bautista. Ahora, hubo quienes creyeron que era Jeremías, y tenían una muy buena razón para
creerlo, porque Jeremías era un varón de dolores, experimentado en el sufrimiento. La diferencia entre él y el
Señor Jesús fue que el Señor Jesús, estaba llevando nuestros dolores y nuestra pena, mientras que Jeremías
estaba llevando su propia carga, y ello estaba quebrantando su corazón. Una vez se dirigió al Señor diciéndole:
"No puedo continuar. Este asunto me está destrozando. Estoy a punto de sufrir una crisis nerviosa. Sería mejor
que recurrieras a otra persona". Y el Señor, en cierta forma fue como si le hubiera dicho: "Muy bien, pero
mantendré tu dimisión sobre mi escritorio porque creo que volverás". Y Jeremías regresó y dijo en su capítulo
20:9, había en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos. Traté de resistirlo, pero no pude. Y
comunicó el mensaje, pero ello quebrantó su corazón. Dios quiso tener esa clase de hombre, porque era el
hombre apropiado para entregar un mensaje tan severo. Dios quiso que los israelitas supieran que, aunque los
estaba enviando al cautiverio y al hacerlo los estaba juzgando, ese hecho estaba quebrantando Su corazón
divino. Como dijo Isaías en 28:21, el juicio es la obra extraña de Dios.

Jeremías comenzó su ministerio aproximadamente un siglo después que Isaías. Empezó su obra durante el
reinado del rey Josías y la continuó durante el cautiverio en Babilonia. Él fue el que predijo los 70 años de
cautiverio en Babilonia. El también vio, más allá de la oscuridad del cautiverio, la luz, Ningún otro profeta habló
tan brillantemente, con tanto entusiasmo, sobre el futuro. Tendremos ocasión de comprobarlo a medida que
avanzamos en nuestro estudio de esta hermosa profecía.

El mensaje de Jeremías fue el más desagradable jamás comunicado a un pueblo, y fue rechazado. Fue
considerado un traidor a su país porque dijo que había que rendirse a Babilonia. El profeta Isaías, casi un siglo
antes de él había hablado de resistir, ¿Por qué este cambio? En los días de Jeremías solo quedaba una cosa
por hacer: rendirse. En la economía de Dios, la nación estaba acabada. Los tiempos de las naciones ya habían
comenzado con Babilonia, como la cabeza de oro de la gran imagen descrita en Daniel 2.

La palabra "reincidir" fue la característica del mensaje de Jeremías, que aparece 13 veces. Fue una palabra
usada solo 4 veces en el Antiguo Testamento; 1 vez en el libro de Proverbios y 3 veces en el de Oseas. Es que
el mensaje del profeta Oseas fue también dirigido a una nación reincidente.

El nombre propio que predomina en el libro fue "Babilonia", que aparece 164 veces, más que en la totalidad de
los pasajes de la Biblia combinados. Babilonia se convirtió en el enemigo.

Para tener una visión panorámica del libro de Jeremías vamos a incluir un sencillo esquema de los principales
títulos o temas que, por otra parte, coinciden con las etapas de la vida del profeta.

1. Llamado del profeta durante el reino de Josías. Capítulo 1.

2. Profecías para Judá y Jerusalén, anteriores al reinado de Sedequías: capítulos 2 al 20.

3. Profecías durante el reino de Sedequías. Capítulos 21 al 29.

4. Profecías en cuanto al futuro de las 12 tribus y sobre el inminente cautiverio de Judá. Capítulos 30 al 39.

5. Profecías para el remanente que quedó en Judá después de la destrucción de Jerusalén. Capítulos 40 al 42.
6. Profecías durante los últimos días de Jeremías en Egipto. Capítulos 43 al 51

7. Cumplimiento de la profetizada destrucción de Jerusalén. Capítulo 52.

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