LJ Shen-The End Zone
LJ Shen-The End Zone
LJ Shen-The End Zone
Esta traducción fue realizada sin fines de lucro por lo cual no tiene costo alguno.
Es una traducción hecha por fans y para fans.
Si el libro logra llegar a tu país, te animamos a adquirirlo si consigue atraparte.
No olvides que también puedes apoyar a la autora siguiéndola en sus redes sociales,
recomendándola a tus amigos, promocionando sus libros e incluso haciendo una reseña en
tu blog o foro.
2
Índice
Sinopsis
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
3
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Epílogo
Epílogo Extendido
Epílogo Extendido Vicious
Sobre la Autora
Créditos
Sinopsis
Jolie Louis es una chica lista.
Jolie ya está más allá de la línea entre amistad y algo más cuando Sage viene
a ella con una oferta que no puede rechazar: ser su novia falsa y vivir gratis por el
resto del semestre.
4 Se dice a sí misma que puede manejarlo.
A
la octava noche, ella decidió hablar con él.
6 Ocho noches en las que su hijo, como de su edad: diez u once años, se
tambaleaba por su chirriante porche, su cabello rubio oscuro pegándose por todos
lados y su pecho agitándose con irregulares respiraciones.
Sus ojos centellando rabia caliente y roja que ella podía ver incluso en la
completa oscuridad de la noche.
Ocho noches en que había escalado el roble que dividía el terreno entre la
casa de los Poirier y su casa. Se sentaba ahí, oculto por las ramas y hojas. Algunas
veces aullaba a la luna como un lobo solitario. La mayoría de las veces lloraba tan
silenciosamente como era humanamente posible.
Siete noches sin sueño en las que ella se giró y dio vueltas y se lamentó por
el chico sin nombre y su mamá, antes que se viniera abajo y decidiera acercarse a
él. Incluso si le gritara. Incluso si se riera de ella. Incluso si no le mostrara piedad
como su papá le había enseñado.
La chica levantó su ventana con un gruñido, arrastró una vieja caja de libros
por el suelo alfombrado, se subió en ella y se deslizó para atravesar la abertura,
saliendo de la seguridad de su dormitorio hacia el campo salvaje y sin cortar. La
lluvia caía fuertemente contra su rostro, el viento azotaba sus oídos. Estaba
húmedo, caliente, lodoso y pegajoso. Su camisón blanco de algodón se aferraba a
su piel, lluvia cayendo del borde hacia sus pies. El pasto estaba resbaloso y el lodo
cubrió los dedos de sus pies. El chico estaba caminando hacia el árbol con
determinación. Ella cuidadosamente caminó en la misma dirección.
Aminoró el paso cuando la vio, así que ella lo aceleró. Más tarde en la vida,
ella aprendería que este era su baile especial. Uno jala, el otro empuja. Uno quiere,
el otro da. Uno ama, el otro lastima.
Paso, otro paso, luego otro. Ella se preguntó si así es como se sentía estar
vivo. Realmente vivo. No solo sobreviviendo. Mojada, incomoda y
estremeciéndose en la mitad de una tormenta de verano. De cerca, lucía incluso
más enojado, sus ojos de un escalofriante tono azul medianoche y llenos de ira.
Se detuvieron a unos dos metros el uno del otro, justo junto al árbol. Él era
ligeramente más alto, ligeramente más ancho, su rostro ligeramente más tenso y
7 mucho más receloso de lo que ella esperaba.
—¿Y bien? —repitió, taciturno. Era demasiado joven para ser taciturno, ella
recordó pensar. Y le preocupó, a pesar de todas las razones (su breve historia)—.
¿Por qué demonios estás aquí?
—Lo siento —dijo ella, tragándose el dolor que llevaba por él. Como
estrellas en su bolsillo, era enorme y no podía comenzar a entender cómo lo había
llevado a cuestas durante ocho noches. Él necesitaba ayuda y ella quería dársela.
—Bueno, lo estoy.
—Estoy aquí para ti. —Se abrazó el vientre, avergonzada. Su abuela solía
decir que la honestidad te hacía vulnerable, pero que no hay nada más fuerte que
la verdad—. Lo que sea que necesites, estoy aquí para ti. Soy Jolie, por cierto. —
Estiró su mano entre ellos. Él la miró fijamente en silencio, contemplándola, como
si le estuviera ofreciendo mucho más que un apretón de manos. Y tal vez lo hacía.
Toda la cosa se sentía extraña. De adultos. El roble junto a ellos parecía un ente
viviente, observándolos mientras hacían este improbable pacto.
La chica pensó para sí misma, así es como las hermosas historias de amor
comienzan. Presionó su oreja contra el rítmico pulso de él. Su cuerpo estaba caliente,
pero sus músculos rígidos como el hielo.
—O
ye, Jojo. Tu trasero tiene obligaciones como
acompañante esta noche. —Una humeante taza de
Starbucks se desliza a través del brillante escritorio
cromado que me compró la Navidad pasada. Levanto mi cabeza, examinándolo
escépticamente a través de mis ojos color avellana.
—No eres divertida. —Se inclina hacia adelante y gira su pulgar y su dedo
índice en la punta de mi nariz. Su traviesa sonrisa con hoyuelos se agranda cuando
le pego a su mano para quitarla.
—Tengo calificaciones que mantener —contesto.
—Yo también.
A partir de ese punto, Sage ha sido insistente en que tenemos que pasar el
rato. Énfasis en la palabra “tenemos” y no “deberíamos”.
Y Dios me perdone. Si fuera cualquier otro tipo, estaría encima de él como
un salpullido después de unas vacaciones ardientes en Las Vegas. El hombre luce
como el hijo ilegítimo de Matthew Noszka y James Dean. El hecho que sea metro
noventa y tres de tensos abdominales y solo cinco por ciento de grasa, no, repito
no, me hace más fácil rechazarlo constantemente. Pero ¿sabes lo que me hace que
sea fácil decirle que no? La noción que Sage, con quien crecí y a quien conozco
mejor que a nadie más, rompería mi corazón en millones de piezas, lo aplastaría
hasta hacerlo polvo, luego esparciría las sobras de camino a su próxima cama
cubierta por sábanas color rosa.
—Pero es precisamente por eso por lo que digo que no —espeto, mi cabeza
levantándose de mi ensayo, molesta porque haya bromeado sobre nuestra amistad.
—¿Por qué?
¿Por qué
—En primer lugar, no va a ser rápido. Sé lo que tengo que hacer en la cama.
Nos tomará al menos veinticinco minutos, señorita y estoy siendo humilde porque
puede que me ponga un poco sobre el lado excitado cuando finalmente logre
meterte en mi cama. —Acuna su entrepierna y guiña un ojo y podría poner mis
ojos en blanco si no fuera por el hecho que su habitación está al final del pasillo y
las delgadas paredes confirman su declaración. Todas las chicas que trae a casa
(aproximadamente el veinte por ciento de la población femenina en Estados
Unidos) sí que gimen y gritan durante un promedio de cuarenta minutos—. Y en
segundo lugar, no estaré arruinando nada. Tú puedes tener aventuras de una
noche. Yo puedo tener aventuras de una noche. Podemos tenerlas juntos y aun así,
mantener nuestra amistad intacta. Ya no tenemos jodidos doce años, hombre.
12 Supongo que puedo matar esta conversación resaltando que (a) los niños de
doce años generalmente no tienen relaciones sexuales y (B) no soy un hombre. Pero
hay algo más que necesito clarificar.
—Ese tipo Brandon fue mi novio durante siete meses —digo sin emoción. Es
chistoso que lo mencione, dado que Brandon y yo terminamos el año pasado
porque él insistía en que había algo entre Sage y yo. Lo que era demente, impreciso
e increíblemente molesto. Pero lo que fue incluso más desalentador fue el hecho
que Sage hizo todo lo que pudo para alimentar esa falsa suposición al estarme
tocando constantemente o llamando cuando estuviera pasando el rato con Brandon
como si estuviera intentando sabotear nuestra relación. Sage estuvo a pocas
semanas de orinar mi pierna para declarar su posesión, lo que era un tanto
ridículo, considerando que la polla de Sage había sido pasada por todos lados
como propiedad comunal. Me sorprendía que no estuviera parcialmente
financiada por el gobierno.
—Sage —digo entre dientes, estrechando mis ojos—. Por favor, no hagas de
esto un problema. Odiaría tener que mudarme a otro apartamento, pero lo haré, si
eso es lo que se necesita para salvar nuestra amistad.
Y mi corazón.
Veinte minutos más tarde, entra por la puerta vestido con una chaqueta azul
14 del equipo deportivo universitario, desgastados vaqueros oscuros y su perfecto
cabello, luciendo como el pecado perfecto.
—P
or favor, dime que esta vez no olvidaste
preguntarle.
Mark truena los dedos frente a mis ojos y parpadeo, dándome cuenta que lo
ha estado haciendo durante un rato. Es alto, de piel oscura, bien parecido, del tipo
lo suficientemente agradable para no follar a su secretaria en veinte años. Papá
congresista. Mamá profesora de inglés. Tres hermanas. Excelente reputación. Cerca
blanca y dos perros con nombres adorablemente estúpidos. Honesto y amistoso. Es
exactamente lo opuesto a mí.
Quizás la peor parte es que Mark es listo, atractivo, rico y está activamente
buscando una novia formal. A diferencia del bueno para nada de Brandon, él
realmente es genuino. El paquete completo. ¿Yo? Lo único que tengo para ofrecer
es mi paquete. Nado en un pequeño mar de acuerdos de promoción y tengo una
beca, pero estoy bastante lejos de estar bien, apenas si puedo deletrear el jodido
término. Además, Jolie sabe sobre mis excentricidades. Constantemente me dice
que ETS es por Estúpido y Tramposo Sage, en lugar de Enfermedades de
Transmisión Sexual. Bromeamos sobre eso, como si no le importara y como si no
me sintiera insultado. Pero la verdad es que mi serie de aventuras de una noche
recientemente terminó en un desastre. Aunque, incluso antes de eso, estaba
16 empezando a aburrirme con el constante salto de una cama extraña a la siguiente.
Mira, sé que soy un bastardo hipócrita. Follo por todos lados, pero en el
minuto en que mi compañera de apartamento tiene un pretendiente, me pongo
todo Jason Momoa contra su trasero. Pero no puedo controlarlo, ¿cierto? Y si
mejora un poco las cosas, no he follado desde que Mark hizo ese comentario sobre
Jojo. Entre quitármelo de encima, lidiar con mi última aventura desastrosa y
masturbarme con los recuerdos del cuerpo desnudo de Jolie, tener sexo con
extrañas es lo último que pasa por mi mente.
La cosa es, realmente no puedo bloquear a Mark para que tenga una
relación en este momento. ¿Qué jodidos le diría? ¿“Oye, escucha, hombre, no pasa
nada entre Jolie y yo, pero aun así no quiero que salgas con ella”? Incluso yo sé que
eso es un diez en el medidor de idiotas. Sería mucho más fácil decirle “Mira,
hermano, yo estoy cuidando de ella. ¿Por qué no sigues adelante y vas tras alguien
menos atractiva y no lo sé, menos Jolie?
Casarse. Tener bebés. Los bebés de Mark. De ninguna manera tendrá los
bebés de Mark. Este cabrón no bebe cerveza de barril y sabe hacer el nudo de una
corbata sin verse al espejo. No es del tipo de correr en el lodo y la lluvia por ella.
De subir árboles con ella. De sentarse en las laterales en la escuela y hablar mierda
17 de la gente en códigos que solo ella y él conocen.
La máscara de su melosa sonrisa cae hasta el suelo, casi con un golpe sordo
y sus ojos se estrechan antes de enfurruñarse e irse. Saco mi teléfono y le envío a
Jolie una serie de mensajes de texto semi-coherentes. Luego pienso en un plan para
eliminar a Mark Tensely del panorama.
18
Capítulo 3
—T
enemos que hablar.
Para empezar, es por eso por lo que es un mujeriego. No tiene caso negar su
atractivo masculino, belleza cruda, boca sucia y engreída confianza.
—Yo también. ¿Para qué necesitas una novia falsa? —digo con mi mano
20 acunando mi boca, mis cejas frunciéndose.
—¿Quieres la verdad?
—No, por favor miénteme. Pero haz que sea una mentira espectacular. Algo
con unicornios. —Agrando mis somnolientos ojos y se ríe, tomando una de las
almohadas que pateé en mis sueños y lanzándola en mi rostro.
—Canalla —dice
—No puedo decirte por qué, pero sí puedo decirte que eres la única chica
para el trabajo. Tengo una cosa de recaudación de fondos por Navidad, que tendrá
lugar el mes próximo en Nueva York y necesito a alguien tomada de mi brazo.
Eres la única chica, además de mi mamá, a quien me gustaría llevar conmigo. Las
únicas en quienes confío que no me defraudarán. Y mi mamá no puede pedir
tiempo libre en el trabajo así que solo me quedas tú. Di que sí.
Paso saliva, sin estar realmente segura de por qué esta es diferente de las
otras veces que acompañé a Sage a sus eventos de fútbol americano. Hay algo
desesperado y completamente determinado en la manera en que me mira. Como si
hay tantas palabras en la punta de su lengua que está conteniendo, asustado de
utilizarlas.
—Te lo diría, pero después tendría que matarte. Ahora, estoy bastante
seguro que estaría en la parte superior de la cárcel, no en el fondo, pero aun así,
realmente no me gustan los hombres. Entonces, ¿sí?
Ugh con este hombre.
—Tu renta seguirá siendo gratuita, pero mientras seas mi novia falsa,
también pagaré las facturas. Tendrás libre acceso a mi camioneta, en cualquier
momento. Y no menos importante: me tendrás a mí. Todo yo. Ninguna otra mujer.
Sin distracciones. Sin juegos. Solo tú y yo, JoJo. Porque siempre hemos sido
nosotros dos y es momento que actuemos de esa forma, aunque solo sea durante
un rato.
Asiento lentamente.
Nos sentamos de esta manera durante un largo minuto antes que acune mi
trasero de nuevo y lo apriete. Es tan juguetón y amistoso que no le ordeno que se
detenga.
22
Capítulo 4
Sage
—O
ye hombre, malas noticias.
—¿Ah sí?
—Déjame entender bien esto. ¿Dormiste con ella este fin de semana, después
que te pidiera por centésima vez que exploraras el terreno para mí?
—Ahora estoy herido. Lo que significa que la única manera en que superaré
24 esto es si besas mi trasero.
—Bueno —dice Mark, su rostro ahora rojo y seguro que voy a encontrar una
manera de sacarlo del equipo si se sobrepasa. Tengo ese tipo de poder y no temo
en utilizarlo—. Eso no va a suceder.
—En ese caso, será mejor que te mantengas jodidamente alejado de mi novia
y de mí, ¿está bien?
No responde.
Simplemente se va.
Todo esto me volvió loco y por mucho que me ponga en lo bajo de la escala
moral, porque vamos a admitirlo, tengo cero razones para sentirme amargado por
algo de esto, mi temperamento ganó. Ganó y yo perdí.
Perdí mi tranquilidad.
Perdí mi paciencia.
—Gra... —comienzo, pero entonces recuerdo que tiene una mancha de café
del tamaño de Mississippi y frunzo el ceño—. Probablemente debería darme una
ducha y cambiarme antes de cenar. —Nunca me he sentido demasiado cohibida
frente a él, pero ahora lo hago.
—Tal vez más tarde. Estoy exhausta. —Froto mis ojos. Inhalando la pizza, la
ensalada y la cerveza como si la comida fuera un concepto extraño que me dejó en
un carbma (coma de carbohidratos). Sage me mira, su rostro intenso, aun así,
ilegible.
—Me alegra escuchar eso porque creo que, de todas formas, ya terminé de
hablar.
—Dilo ahora, Jojo. Simon Cowell. Haz que me detenga o... —Deja la oración
colgando en el aire. O tomará más. Pero tal vez quiero más. Dijo que esto iba a
sentirse real. Incluso monógamo. Y ahora que Mark Tensely ya no es más una
opción (no que fuéramos algo, pero era una distracción de Sage), bien podría
tomarle la palabra con esa oferta.
Si Sage piensa que nuestra amistad puede sobrevivir a eso o peor, que
nuestra amistad no es merecedora de mantener las manos del otro alejadas, ¿quién
soy yo para no estar de acuerdo?
—Simo...
Sus labios dejan los míos y cubre mi boca con su mano para mantenerme en
silencio mientras se levanta hasta quedar de rodillas, jalando hacia abajo sus
pantalones cortos con su mano libre.
—Si quieres que me detenga, solo di que no, Jojo. Pero desde este punto en
adelante, ya no vas a gritar el nombre de nadie más que el mío. ¿Quieres que me
detenga? —Quita su mano y tomo su muñeca y raspo su nudillo con mis dientes
antes de deslizar la punta de su dedo entre mis labios y darle una pequeña
chupada.
—Voy a follarte los pechos ahora. He esperado por eso desde tu cumpleaños
número trece. ¿Recuerdas el día? Vestido azul claro a cuadros, jamón en pan de
centeno en el prado, dándome el primer vistazo de pechos... —Arrastra su lengua
por mi barbilla, acercándose hacia mi boca con un descuidado beso. Un beso con
mucha lengua. Mucha saliva. Mucho de todo, aun así, no lo suficiente de él. Mi
respuesta es apretar mis pechos para juntarlos alrededor de su gruesa polla. La
almohadilla de su pulgar frotando mi clítoris de nuevo y mis temblorosos muslos
comienzan a moverse incontrolablemente. Pellizca mi clítoris. Gimo tan fuerte que
mis oídos zumba. Pellizco, pellizco, pellizco. Después de una docena de pequeños
pellizcos, siento un jalón en la línea invisible de placer que nos conecta. Exploto
cuando finalmente pellizca más fuerte, lanzándome por el borde. Me retuerzo bajo
mi mejor amigo, gritando su nombre con el tipo de salvaje abandono que no había
sentido desde el día que corrí hacia él bajo aquella lluvia a raudales.
Cuando se deja caer junto a mí, su salado sabor está en mi labios y lengua,
cierro mis ojos y respiro, intentado reacomodar el revuelto desastre que está en mi
cabeza. Mi sostén está desgarrado, mi coño pulsa y arde por la fricción de la
mezclilla y los pellizcos y me siento como un choque de trenes con labial corrido.
A
l siguiente día, tacleo a Mark hasta el suelo durante la práctica. ¿Mi
razón oficial? Es un idiota. ¿Mi razón verdadera? Jolie está parada
del otro lado del campo de juego con Chelsea y algunas otras
amigas, abrazando su MacBook contra su pecho y riéndose de algo que dijo una de
ellas. Eso, en si mismo no representa un problema. Pero ¿el hecho que Mark la
haya visto lujuriosamente durante dos minutos seguidos? Totalmente lo es.
—¡No estoy mirando a Jolie, idiota! Estoy mirando a Chelsea. Ayer le pedí
que saliéramos. —Mark me aparta de él y ruedo sobre el caliente y mojado pasto,
riéndome hacia el brillante cielo azul. Me libera de un peso que no sabía que tenía
en mi corazón. Desde que me gradué de la escuela preparatoria, siempre lo he
tenido fácil, fácil con las chicas, fácil con las calificaciones y fácil con el fútbol
americano. El resto realmente no me importaba, a decir verdad. Y tal vez es por eso
por lo que nunca he tenido nada en peligro de perderlo. Ahora lo tengo y
demonios si no es una tortura evitar que se me resbale entre los dedos.
—¿Por qué? Tú hablas así de las chicas todo el tiempo. —Se ríe.
Porque ella no es una jodida chica; es mi mejor amiga, estoy tentando a gritar,
pero no tengo cinco años, tampoco soy un cobarde, así que muerdo mi labio y
cambio el tema.
—Simple curiosidad.
—Oye, hombre, no tomes esto de mala manera, pero parece como si algo
estuviera molestándote —dice Mark cuidadosamente, quitando su camiseta y
lanzándola sobre una banca detrás de nosotros—. ¿Está todo bien?
Todo no está bien. Cometí un error terrible con una chica y aun cuando me
hizo darme cuenta que hay otra chica que quiero y de la que estoy profundamente
enamorado, lastimé a alguien. Mucho. Pero solo sonrío.
Lo arreglaré todo.
Doble corrección: una erección desnuda está. Calvándose. En. Mi. Trasero.
¡Hijo de Puta!
—¡Sage! —Me levanto de golpe, parcialmente molesta, pero, hay que
admitir, mayormente excitada. Es como si Sage tuviera el manual de mi cuerpo y
supiera cómo funcionar mejor de lo que yo lo sé. Lo que es extraño. Todavía no
hemos hablado sobre la repentina escalada de nuestra relación, pero dado que ya
estaba sucediendo, que más daba cruzar otra línea, ¿cierto?
—Shhh, pequeña. —Su fuerte y cálida palma se desliza hacia abajo para
acunar mi trasero—. Deja que papá se encargue de ti.
—Llámate mi papá una vez más y voy a arrancarte los ojos con una cuchara.
—No, no estás relajada. Más bien, tensa como tu dulce y pequeño coño. —
Su lengua se desliza por mi columna, dejando escalofríos a su paso. Se está
moviendo hacia el sur. ¿Quién le dio permiso de moverse hacia el sur? Esto es
como Juego de Tornos. Guerras deberían pelearse para ganar el sur. No puedes
simplemente llamar a la puerta y esperar que abra.
—Creo que mis jugos son más como proteína —balbuceo. Probablemente
debería callarme.
—No hay tal cosa como demasiada proteína en la dieta de un atleta. Mejor
que vaya ahí abajo. Tal vez incluso regrese por una segunda razón más tarde esta
noche. —Toma mi rostro con una mano y gira mi cabeza para poder besarme.
Nuestras lenguas se encuentran la una a la otra y juntas hacen un baile feliz. Mis
pezones se endurecen y frunces por el calor entre mis piernas y la fresca brisa de la
habitación y tuerce uno de ellos entre sus dedos. Luego lo suelta y se desliza bajo
mi manta, donde no puedo verlo.
Sage abre mis piernas y se acomoda entre ellas. No dice nada al principio y
me siento cohibida. Sé que mi coño es perfectamente normal. Depilado con cera,
cada parte metida como una rosa virgen justo antes de florecer, suave por todas
partes y de un color rosa como la goma de mascar. Todo está donde debería estar.
Así que ¿por qué no está diciendo nada? Tal vez se está asfixiando debajo de la
manta. Debería revisar cómo está. Este es un obituario que no me gustaría hacer.
“Muerto entre mis piernas por falta de oxígeno el mismo día que me comí un
sándwich de atún durante el almuerzo...”
—¿Por qué?
—No puedes hacer eso. Estamos pegados. —Esto se está volviendo ridículo.
Pero también es muy divertido. Sage utiliza sus dedos para abrirme e introduce su
lengua dentro de mí, penetrándome con ella por completo y gimo audiblemente y
me aferro a su cabeza bajo la manta—. ¡Oh, Dios mío!
36 —Retira lo que dijiste. —Su voz es oscura y seria, tan lejana a la de mi mejor
amigo que conozco y amo. Y, aun así, su voz ya no es extraña para mí. Así es cómo
suena mi amante. El hombre con quien quiero dormir y hacer cosas bastante no de
amigos, pero también bastante agradables.
—Es tuyo. Yo soy tuyo. Ambos somos tuyos. Si... —Se detiene. Un momento
de silencio. Pasa saliva con dificultad—. Si no aceptas.
Suena serio. Tan, tan serio. Pero lo conozco lo suficiente para reconocer que
Sage es un complacedor de personas y es completamente engreído. Tengo que
recordarme que dirá lo que sea que quiera escuchar y pasará por ello sin pensar en
las consecuencias con tal de obtener lo que quiere. A decir verdad, nunca ha tenido
una novia seria y nunca trajo a la misma chica a nuestro apartamento dos veces.
Me recuerdo, por lo tanto, que esto es un juego. Un juego que terminará el próximo
mayo y con él, nuestra relación nunca será la misma de nuevo. Sage será elegido
para jugar profesionalmente en algún lugar genial y exótico y se volverá
obscenamente rico y yo continuaré con mi vida de ciudad pequeña en Lousiana. La
probabilidad de ello se estrella contra mi pecho de lleno, como un balde de agua
helada.
Me usará.
Y me dejará.
Paso saliva, la parte posterior de mis ojos ardiendo con lágrimas sin
derramar.
—¿JoJo?
—Simon Cowell —repito, elevando mi temblorosa voz—. Por favor —añado.
—¿Qué demonios fue todo eso, JoJo? —pregunta detrás de mí. No suena
para nada enojado. Simplemente triste y... decepcionado. Dios, la idea de
decepcionarlo después de todo lo que hemos atravesado es bastante angustiosa.
Nos prometimos tanto y mantuvimos en pie esas promesas. No quiero que esto
cambie. No quiero que nosotros cambiemos.
—Simon Cowell —digo una última vez—. Por favor déjalo hasta aquí.
A
l siguiente día, hago lo impensable, lo jodidamente inviable y
empujo a un compañero de equipo para que caiga al suelo porque
estaba estirándose demasiado cerca de mí. Sí, no estoy bromeando.
Los mariscales de campo generalmente intentan proteger sus manos y brazos, no
los introducen en el espacio personal de otros jugadores y empiezan una pelea.
—Entonces, no debería ser un gran idiota con todos aun cuando tenga una
gran polla. Lo entiendo —asiento, intentado aligerar el ambiente. Mark levanta su
40 cabeza y me inmoviliza con una mirada seria.
—No pasa nada. Todo está tan genial y jodidamente correcto que quiero
empezar a bailar. —El sarcasmo gotea por mi boca como la saliva.
—¿Sí? ¿Entonces esto no tiene nada que ver con tú y Jolie? —Levanta una
ceja.
El solo nombre en sus labios me hace querer golpear la pared detrás de mí,
luego correr un jodido maratón para utilizar toda la agresión reprimida que corre
por mi cuerpo.
—Todo está genial entre JoJo y yo. No digas su nombre de nuevo, por favor.
Mark me mira fijamente, atónito. Una sonrisa se extiende por sus labios. No
somos súper cercanos, Mark y yo, pero sé que es una buena persona. También sé
que nació y creció en una agradable familia sureña donde la gente se abraza mucho
y hablan sobre sus sentimientos y esas mierdas. Eso me hace sentir incómodo
algunas veces al estar cerca de él. Como si pudiera ver a través de mí. Ver las
partes que solo estoy realmente cómodo al compartirlas con JoJo.
—Estás enamorado de ella —dice él, riéndose—. Santa mierda, hombre.
Estás enamorado de tu compañera de apartamento. Esto es muy divertido. ¿Lo
sabe ella?
¿JoJo lo sabe? Tal vez una mejor pregunta es: ¿yo lo sé? Seguro, sí, me gusta,
pero ¿que, exactamente, significa eso? Mierda, ya ni siquiera puedo leerme a mí
mismo. ¿Por qué otra razón actuaría de la forma en que lo hago? Como el Duque
de Idiotalandia. Pero admitirme que estoy enamorado, no solo me gusta, sino estoy
enamorado, de mi mejor amiga de alguna manera es como admitir la derrota.
Porque además de un par de veces recientemente, JoJo nunca ha coqueteado
conmigo en toda su vida y estoy bastante seguro que incluso si le digo lo que
siento, se reiría en mi cara y me diría que es una fase.
No es una fase.
Y aparecía en mis juegos todos los fines de semana, sus libros de texto en su
regazo, haciendo su tarea mientras me animaba.
—Estoy tan feliz por ti. —Y lo estoy. Una amistad no vale la pena el tiempo
que pasan juntos a menos que puedas sentir de todo corazón la alegría y amar las
experiencias de tus amigos cuando algo maravilloso les suceda.
—Gracias, cariño. Así que ¿qué hay sobre ti? ¿Todavía estás enojada por ese
idiota, Brandon? Realmente deberías salir más por ahí, señorita. Los chicos estarán
alineándose tras de ti, tan pronto como les des la señal de que estás interesada. —
Bambolea sus cejas y cierra su grueso libro de texto. Le muestro una débil sonrisa,
mirando a nuestro alrededor para asegurarme que la biblioteca esté desierta. Lo
está. Todavía no le he contado sobre toda la relación falsa con Sage. Como que
sabía que terminaría su curso antes de que siquiera tuviéramos la oportunidad de
explorarla, como muchas de las locas ideas de Sage. Incluso estuve pericialmente
en lo correcto. Cierto, yo hice todo lo de arruinar dicha relación falsa, pero eso no
importa. No realmente. De todas formas, no quiero ocultarle nada a Chelsea.
—Como que pasé el rato con Sage esta última semana. Nada demasiado
serio. Solo tonteamos un rato. —Golpeteo mi clavícula con mis dedos.
—¿Qué?
—No tenías que hacer eso —espeto, pero de todas formas la presiono en un
abrazo, mi brazo envuelto alrededor de su hombro. Salimos al otoño naranja y
rosa, hacia el estacionamiento de estudiantes.
—Ya sé que no tenía, pero quise hacerlo. Entonces, ¿tú y Sage son algo o
qué? —Se detiene junto a su modesto Buick azul y saca las llaves de su bolsillo
trasero.
—Um, no. Como que entré en pánico ayer ante la posibilidad de que él
dejará el estado en mayo y básicamente le dije que terminábamos. Todo empezó
cuando me dijo que quería que fuera su novia falsa hasta la graduación. Algo sobre
un evento de Navidad en Nueva York o algo así, así que creo que el que les dijera a
las personas que somos algo es más acerca de su plan misterioso y menos sobre
una declaración de amor —admito malhumoradamente. Chelsea gira su cabeza
rápidamente y me da su mejor expresión de eres una idiota. Es un cruce entre
confundida y molesta.
—¿En serio crees que está jugando un juego? ¿No sabes que le gustas?
Sacudo mi cabeza. Quiero decir, lo sé. Sé que a Sage le gusto mucho como
amiga. No es difícil verlo. Hacemos tanto el uno por el otro. Pero ¿más que eso?
¿Algo romántico además de acostarse conmigo? No. Tuvo incontables
oportunidades para invitarme a salir, para desdibujar las líneas, para arriesgarse.
Literalmente, una década de oportunidades ha pasado. Me vio con novios. En
citas. En la graduación con Clay Jacobs. Nunca me dio indicación alguna de que
siquiera estuviera remotamente celoso. No hay razón para creer que siente algo tan
repentinamente.
—No lo veo.
Muerdo mi labio inferior y reflexiono. Tal vez sea cierto. Tal vez solo estoy
siendo un poco bruja. Quiero decir, exactamente ¿qué estoy esperando de él en este
momento? ¿Una declaración de que siempre será mío? ¿Un maldito anillo? ¿Quién
sabe lo que vaya a suceder en mayo? Todo lo que tenemos es el ahora y el ahora es
lo que importa.
—Eres la mejor. —Y por enésima vez desde que la conocí un par de años
atrás, le agradezco al Señor por haberme dado a un mejor amigo que adoro como a
una droga y a otra que cuida de mí como un hada madrina.
Capítulo 7
A
nudé mi delantal amarillo alrededor de mi cintura en el cuarto de
empleados del Happy Bunny. Trisha, mi colega de cincuenta y
tantos años, tose en mi cara, humo de cigarrillo flotando junto con su
aliento.
—Todo lo que estoy diciendo es: no dejes que un hombre te vea la cara.
Todos son iguales, panque. Te usarán y te dejarán si se los permites. ¿Para qué
comprar la vaca si puedes obtener la leche gratis? ¿Ves a lo que me refiero? —Junta
46 una flema y la escupe en el bote de basura, su rizado cabello rojo ardiente lleno de
ceniza blanca de cigarrillo. Finjo arreglar su melena cuando realmente solo me
estoy asegurando que no pierda todas sus propinas y su trabajo por espolvorear
ceniza en la comida de la gente como una Tinkerbell del infierno.
—Sí. —Le sonrío, sin estar completamente segura de por qué estamos
hablando de esto. No le he contado una sola palabra sobre Sage. De hecho, estaba
intentado entablar una conversación sobre el clima. Trish sale de la oscurecida
habitación para gritarle a nuestro gerente/dueño de la cafetería, Travis e,
inmediatamente, saco mi teléfono, enviándole un mensaje de texto a mi mejor
amigo. El que dejé pendiente.
Yo: ¿Hablamos esta noche?
Este hombre. Este. Hombre. Tal vez Chelsea tiene razón. Tal vez no estoy
viendo lo que es tan obviamente claro para todos los demás. Tal vez Sage sí me
quiere de la misma forma que yo lo quiero a él.
Yo: Espero que lo digas en serio.
Sage: Espero que lo sepas. Hablamos pronto. x
El turno pasa en un borrón. No creo que alguna vez haya tenido tan buenas
47 propinas, aun cuando en su mayor parte trabajé en piloto automático. No me
siento cansada o estresada o ansiosa. Solo estoy emocionada por ver a Sage al final
de mi turno. O tal vez las cosas transcurrieron tan suavemente porque el negocio
va tan lento. Tras cinco horas de mi turno, Travis se pase por los suelos de linóleo
de cuadros negros y blancos, coloca un antebrazo sobre la butaca rojo brillante y
golpea el trasero de Trish con una palmada audible.
—¿Hacia dónde? —me pregunta Trish cuando se pone detrás del volante,
inmediatamente encendiendo un cigarrillo. Ahueca su cabello, mirando por el
espejo retrovisor y entre nosotros hay un cenicero con suficientes colillas de cigarro
como para llenar una cubeta. Comienzo a darle mi dirección antes de darme cuenta
que Sage no va a estar ahí. Así que le doy la dirección de Barnie’s, un granero
convertido en un barsucho donde todos los atletas pasan el rato con frecuencia.
—Gracias, Trish. Eres la mejor. —La aprieto en un abrazo y salgo del auto.
Mis rodillas están temblando mientras camino hacia la puerta. A nadie le piden
identificación en Barnie’s porque es un lugar en el medio de la nada. Es casi
clandestino. Podría entrar ahí con un recién nacido y nadie movería ni una
pestaña. Tampoco nadie intentaría frotarse contra mí, así que tal vez debería
considerar entrar con un bebé si alguna vez tengo ganas de una bebida, pero
quiero ahuyentar a los chicos universitarios cachondos.
También distingo a Tom, Mark y Dre que están sentados junto a él, así que
me imagino que la fiesta todavía está bastante viva y Sage debe de estar cerca.
Camino hacia ellos, la sonrisa en mi rostro en desacuerdo con cómo me siento
sobre traer puesto mi uniforme de Happy Bunny: un minivestido naranja y
amarillo con botones al frente y calcetas negras. Mi sonrisa desaparece cuando me
doy cuenta que Sage no está por ningún lado. Me detengo en la barra, mi hombro
casi rozando el de Mark y retrocede dos pasos y frunce el ceño. Extraño. Sé que está
con Chelsea. ¿Realmente cree que voy a coquetear con él?
—No, ¿por qué tendría que…? —comencé a preguntar, cuando una aguda
voz atraviesa el aire, que está pesado por el calor y apesta a alcohol y loción para
después de afeitar. Una voz femenina. Giro mi cabeza por instinto y veo a Sage
parado frente a una de las chicas de la fraternidad a las que Chelsea se acercó esta
tarde en la biblioteca.
La rubia.
La más bonita.
Quiero verlo que le diga que esto no puede suceder. Que nunca sucederá.
Quiero que le dé la espalda y camine hacia mí, como en las películas. Quiero que
ella lo persiga y quiero que él la bloqueé. Estos pensamientos no son amables o
nobles, pero vienen desde mi parte más profunda e íntima. La parte que lo ha visto
desde las laterales juguetear con tantas chicas, deseando que algún día me diera
una oportunidad. Pero para mi horror, él no hace alguna de esas cosas. Ella es
quien se dirige rápidamente hacia la puerta y él es quien la persigue.
La alcanza.
La detiene.
La abraza.
Sus figuras son borrosas a través de las ventanas sucias y nubosas. Veo sus
formas bailando juntas a través del opaco cristal y las lágrimas empañan mis ojos.
La forma en que Amber lo aparta. La forma en que él sigue acercándosele. La
completa desesperación en su lenguaje corporal. Y ahí es cuando siento la mano de
Mark en mi hombro.
Una lágrima solitaria se escapa por mi ojo derecho y baja por mi mejilla,
cayendo hasta su final y mojando la punta de mis zapatos. Escucho a los chicos
moviéndose y hablando detrás de mí, pero no puedo distinguir lo que dicen. Mis
piernas me llevan hasta Amber y Sage hacia la chica que me llamó golfa y el chico
que dijo que estaba en su sangre, pero corrió detrás de alguien más.
Están parados fuera del granero. Ella le está gritando. Él luce miserable. ¿Lo
único bueno sobre esta situación de mierda? El auto de Trish está detenido en una
cuneta inexistente cerca del heno, el motor ronroneando, mientras ella está
hablando por teléfono, fumando un cigarrillo y viéndose por el espejo retrovisor.
50
—Oh, genial. ¡Ahora tu nueva novia está aquí! —grita Amber, lanzando sus
brazos al aire y poniendo sus ojos en blanco. Luego resopla. Creo que dejé en claro
lo que opino sobre resoplar. Entrecierro mis ojos hacia la pareja no tan feliz. Sage se
gira inmediatamente, sus ojos ampliándose.
—Desacelera, Trish.
—Es complicado, pero... —No quiero morir. Ni siquiera para superar a Sage.
—¡Como el infierno que lo haré! —exclama con una risa malvada. Amiga.
Está bien. Trish puede que esté un poco del lado sicótico. Además, está sacando
otro cigarrillo de su paquete mágico e infinito. Tomo su hombro y lo aprieto
ligeramente así no hará algo imprudente en un intento por ganar toda su atención.
—Trish, esto está fuera de control. Detén el auto o tomaré todas tus propinas
—amenazo y el auto se detiene tan rápidamente que mi cabeza está nadando de
nuevo. Estamos en la cuneta de la carretera, en la oscuridad absoluta y Trish se
inclina sobre mi cuerpo, abre mi puerta y señala hacia afuera.
—Qué demonios, Sage. ¡Quítate! Todas esas tonterías sobre que estaba en tu
sangre no se sintieron tan reales cuando corriste detrás de Amber, rogando.
—¡Esa tipa Amber hoy dijo que era una golfa! ¡Y corriste detrás de ella!
¡Rogándole que se quedara cuando pensabas que yo no estaba ahí!
Trago un amargo nudo de lágrimas. Oh, Dios mío. Pobre Amber. Pobre,
pobre Amber. Y pobre Sage. He estado tan concentrada en cómo me siento, que
olvidé que había otra gente a mi alrededor.
Beso sus labios para callarlo y darle todo lo que necesita, mis dedos pasan
por su cabello, sus manos en mi cintura, acercándome más. Somos una entidad.
Completa y rota. Feliz y triste. Perdida y tan increíblemente encontrada.
—Te amo. —Su respiración hace cosquillas en mi sensible pezón y baja por
mi torso, esparciendo besos ligeros, húmedos y calientes por todo mi tembloroso
cuerpo—. Te amo, te amo, jodidamente te amo. No importa lo que suceda en mi
vida, eres la constante con la que puedo contar. El refugio en la tormenta, la calma
en mi caos.
Muerde el interior de mi muslo y ruedo mi cabeza en su almohada que
huele a canela y loción para después de afeitarse y a él. Su lengua encuentra mi
carne sensible, lamiendo mi excitación, pero esta vez no es demandante y
hambriento. Es dulce y considerado.
—Te amo, Jolie Louis. El tipo de amor que quema a través de mi piel.
55 Hmm. ¿Es malo que quiera tatuarme esto en la frente?
Nos besamos un rato más mientras mi mano baja por la tupida línea de
vello que señala desde su obligo hasta su polla. Cierro mi puño y muevo mi mano
de abajo hacia arriba. Podría hacer esto todo el día sin aburrirme. Admirar su
cuerpo. Aprender lo que le da placer. Después de algunos minutos, levanta su
cabeza y me mira directo a los ojos.
—No es por sonar dramático, pero, nena, creo que moriré si no te follo en
este preciso momento.
—Te amo. —Es mi turno de decirlo—. A cada parte de ti. El chico roto. El
hombre fuerte. El atleta alegre y el niño afligido. Cada pieza de ti es amada y
adorada, Sage Poirier. Recuérdalo siempre.
Entra en mí en un suave empujón y gimo ante la repentina sensación de
estar tan llena, no solo físicamente, sino también mentalmente. Mi espalda se
arquea contra la sábana cuando empieza a moverse adentro y afuera en un ritmo
que todavía no he experimentado con un hombre. Sus movimientos no tienen un
inicio, ni un final. Sus caderas ruedan de ida y vuelta constantemente, como un
baile erótico entre dos cuerpos y rápidamente encontramos el ritmo que no hace a
ambos jadear más fuerte y más rápido. Nunca he mirado a un hombre a los ojos
mientras teníamos sexo. Se sentía tan extraño. Tan incómodo. Pero con Sage, no
puedo evitar no hacerlo.
Los míos son un vendaje que quiere hacer que todo sea mejor para él.
Asiento. Venirme bajo una orden es el tipo de cosas que siempre me hacen
56 burlarme cuando leo sobre ello en los libros, pero ahora lo entiendo. Es posible
hacerlo cuando la persona que te lo pide es al afrodisíaco más grande que conoces.
—Mierda —es todo lo que dice. Lanzo mi brazo sobre mis ojos y me río. Ha
estado hablándome dulcemente durante una hora, así que tiene sentido que ahora
regrese a ser su antiguo yo.
—¿Así cómo?
57
Capítulo 8
Sage
L
os sucios pasillos beige no se sienten igual al día siguiente.
La veo salir del Sabatta Hall justo cuando me dirijo hacia el gimnasio. Me
detengo. Anoche, dejamos todo en suspenso y por mucho que me sienta mal por
su aborto, el doctor le dijo que podría deberse al hecho que bebió mucho en las
fiestas antes de descubrir que estaba embarazada, estaba demasiado ocupado en
mi propio universo con JoJo. Lo que es una mierda, lo sé. Así que me detengo y
pongo una mano sobre su hombro. Luce cansada y me siento culpable. Cuando
Amber descubrió que estaba embarazada, le dije que la apoyaría sin importar
nada. Ella quería conservarlo, pero todavía no se lo había dicho a sus padres.
Luego el aborto sucedió hace tres semanas y había intentado estar ahí para ella,
pero la mayoría del tiempo, eso implicaba que me dijera que teníamos que intentar
tener un bebé de nuevo.
—Necesito que dejes de estar por todos lados y me des tu atención. Eso es lo
que necesito. —Endereza su barbilla, desafiándome. Rasco la parte de atrás de mi
cuello, intentado figurar si esto es un chiste. Durante el último mes, he sido su
blanco designado. La llevaba a donde necesitara. La dejaba pasar el rato con los
chicos y conmigo en Barnie’s. Incluso le ayudaba a estudiar. Intentó sobrepasarse
conmigo en incontables ocasiones y lo bloqueé, porque aunque compartimos una
aventura, realmente no nos veía continuado con eso. Así que esto es injustificado
en el mejor de los casos y grosero en el peor.
—Realmente no tengo idea sobre qué demonios estás hablando, mujer. Jolie
no es cualquier persona. Es mi amiga de la infancia y ahora estamos saliendo. No
tiene nada que ver conmigo queriendo estar ahí para ti. Cuando estuvimos
saliendo, dije que era por diversión. Nos divertimos. El condón se rompió. No tan
divertido. Mierda sucedió en el medio. Jodidamente terrible, sabes. Ahora estamos
lidiando con esto. Juntos. Mira, todavía estoy aquí para ti, ¿sí? Pero esto no tiene
nada que ver con JoJo.
—Cualquier cosa que necesites —digo—. Estoy aquí para ti. Lo digo en
serio.
—Amber...
Y ahora lo perdió.
Pero, por supuesto, como la buena chica sureña que soy, opto por ser
agradable:
Travis, gracias por tu mensaje. Lamento escuchar que me estás despidiendo (porque
en esencia eso es lo que haces), pero de ninguna manera voy a discutir contigo sobre eso.
Dado que tu respuesta a mi altercado con Trish fue inmediata, creo que simplemente es
justo que mi renuncia sea inmediata, también. Pasaré para recoger mi último cheque la
próxima semana a la hora que mejor te convenga. Gracias. —Jolie.
Después de ser despedida, justo cuando pienso que las cosas no pueden
empeorar, aterrizo mi trasero en una silla de la biblioteca, intentado estudiar para
mi próximo examen de literatura y abro mi MacBook. Tras cinco segundos de leer
mi ensayo sobre la historia de la lengua inglesa, froto mis ojos, intentado
concentrarme. Cuando siento algo viscoso y caliente chocando con el costado de
mi cabeza, me quedo inmóvil. Se escurre por mi cabello y golpea mi rostro y mi
primera reacción es cubrir mi rostro con ambas manos. Después de escuchar el
golpe de lo que sea que me fue lanzado contra el suelo, levanto mi cabeza y miro a
mi derecha, a donde vino esa cosa.
Amber.
Sonriendo.
Mi silla raya el suelo cuando me levanto y me dirijo hacia ella. Está sentada
con sus amigas de la fraternidad, su ejército de cardiganes, collares de perlas y
cabello alaciado mecánicamente en todo su esplendor. Luzco desarreglada en
comparación. Mis zapatillas están sucias, mi rubio también es pelirrojo y mi ropa
es demasiado casual. Y, aun así, no me pueden tratar de esta manera. Nunca.
—No, no tengo que. Tienes algo mío que quiero que me devuelvas.
¡¿Tácticas?!
¿Ella cree que voy por la vida intentado impresionar a alguien? ¿A mi mejor
amiga? ¿Está loca? Ni siquiera necesito que alguien responda esta pregunta. Por
supuesto que está loca. Nadie en su sano juicio alguna vez pensaría de esa manera.
Agacho mi cuerpo, me inclino hacia su rostro y susurro:
—Yo... yo...
63 Otra chica sentada directamente frente a ella, se levanta rápidamente de su
silla y sacude su cabeza. Su rostro está tan rojo que es completamente posible que
pueda explotar.
—¡Santo Dios, Amber! ¡Dime que no llevaste a cabo ese plan estúpido!
¿Fingir un embarazo y luego un aborto? ¡Como que, hola, noticia! ¡Tu vida no es
un mal episodio de Hospital General!
Luego negro.
—Es correcto. Estoy comenzando a creer que son mi señal de buena suerte.
64
Capítulo 9
Sage
Espera, eso no es verdad. Totalmente lo superé. Pero, aun así. Que idiota es
esa chica.
—¡Está bien! Cierra tus ojos —dice ella. Mi corbata todavía está colgando
floja alrededor de mi cuello y frunzo el ceño, me doy la vuelta, apoyo una cadera
contra la cómoda y meto mis manos en mis bolsillos.
—¡Ese es todo el punto, Sage! ¡No puedes verlo! Ojos cerrados, ¿recuerdas?
—chilla. Chilla. La hago chillar estos días. Nunca hice eso cuando éramos amigos.
También resopla un montón, especialmente cuando le preguntó si podemos tener
sexo en lugares alocados como el avión o la playa. Creo que resopla para dejarme
saber que la idea es alocada, pero aun así terminamos haciéndolo de todas formas.
—Sí, sí, ojos cerrados como tus piernas esta noche —murmuro, cerrando mis
ojos.
—Es correcto, señor. Nada de rapidines de Navidad en el baño.
—Me gustaría negociar esta parte. —Lamo mis labios, mis ojos todavía
66 cerrados. La siento más cerca. Su calor. Su cuerpo. El repiqueteo de sus tacos, los
que todavía no he visto.
—¿Qué opinas?
—Creo que luces perfecta, pero hay una cosa que falta. Accesorios. Date la
vuelta.
Sus ojos se agrandan, pero hace lo que pido. Se da la vuelta y abro el cajón
detrás de mí y saco mis regalos para ella. Levantó su cabello para poner su collar.
Nada demasiado sofisticado. Un collar de oro rosa con una perla solitaria. Me toma
unos segundos abrocharlo, no es como en las películas. Es la vida real y mis manos
están temblando como un hijo de puta.
No pregunto; declaro.
Mira hacia el anillo y espero que frunza el ceño, tal vez haga una pregunta,
pero no. No hace ninguna de esas cosas. Me mira de nuevo, sonríe y usa su mano
izquierda, recientemente adornada, para acunar mi rostro y llevarme más cerca.
Afuera, una tormenta está haciendo que los periódicos y la basura en las
calles de Nueva York baile en círculos. En el interior, está caliente. Nos besamos.
Como amigos. Como amantes. Como todo lo que hay en medio.
—Te amo, chico enojón —dice y le respondo con lo único que aparece en mi
cabeza.
E
n el octavo segundo de silencio, finalmente abrió su boca.
—Yo, Jolie Alexandra Louis, te tomo a ti, Sage Albert Poirier, para ser mi
mejor amigo, mi compañero fiel y mi único y verdadero amor. Serás mi tormenta
en el verano, mi calma bajo el cielo invernal y todas las estaciones entre eso. Para
tenerte, sostenerte, adorarte y consolarte. —Deslizó el anillo con dedos
68 temblorosos, nuestro árbol de la niñez de pie en el fondo, envuelto en moños de
satín rojos y blancos. Fue una pequeña ceremonia, con solo los miembros de
nuestra amada familia y compañeros de la universidad como testigos. Sin importar
lo mucho que llegó a crecer el chico hasta ser una superestrella en su carrera con
los Raiders, todavía eran los mismos niños de doce años atrás. Humildes. Callados.
Enamorados. Enamorados. Muy, pero muy enamorados.
—No tiene que decírmelo dos veces, señor. —Apartó el velo de su rostro,
acunó sus mejillas y la besó con tanta fuerza que le quitó el aliento.
—Porque estás contratada —dijo la chica, mientras los tres pares de ojos se
movían hacia su abdomen.
69
La chica obtuvo un beso en los labios del chico que ya no le aullaba a la luna
y lloraba en un árbol.
—M
ami, ¿puedo tener una polla? —Mi hija de tres años
me está mirando fijamente con la intensidad de un
gran drama, grandes ojos color verde crayón y rizos
oro fundido como los de su padre. Escupo mi café entre el periódico de la mañana,
el iPad que Sage me regaló la navidad pasada y mi uniforme normal de pantalones
de yoga y ajustada camiseta de tirantes.
—¿Disculpa? —Estrecho mis ojos hacia mi pequeña bebé. Mi. Pequeña. Bebé.
70 Deja que esas palabras se asienten, Jolie. ¿Quién le enseñó esa palabra? Creo que voy a
vomitar.
Elle asiente.
—Oh. Ohhh. Te refieres a ese tipo de polla. —Mi ritmo cardiaco regresa a los
latidos normales que no intentan salir por entre mis costillas. Estoy un poco
avergonzada porque mi mente haya ido automáticamente hacia ese lugar. Por otro
lado, he estado terriblemente caliente y cachonda en los últimos días. Toco mis
mejillas con mis manos para enfriarlas y me levanto para tomar un trapo para
limpiar el desastre que hice.
—Eso puede arreglarse, si pudieras ser tan amable de utilizar otro nombre
para la familia —murmuro sin prestar atención, mientras limpio las manchas
frescas de café de la mesa. Le digo a Elle que vaya a ponerse un par de zapatos
para su día en la escuela. Sé que es una tarea que le llevará de diez a quince
minutos cuando menos. La chica va vestida lista para una entrega del Oscar cada
vez que pone un pie en esa escuela preescolar.
Un labial.
Todo.
Por.
Él.
—¿Jolie? —grita mamá desde la otra línea. Genial—. ¿Jolie? ¡Necesito saber
lo que está sucediendo en este momento!
Quiero tomar la llamada y decirle que es un bastardo del peor tipo, pero en
cambio, dejo la llamada sin responder. Necesito poner en orden mis pensamientos
desperdigados antes de escucharlo. Estoy demasiado enojada y confundida. En un
momento pienso que todo está dicho y hecho y que nuestro matrimonio se terminó
73 y al siguiente, me rio internamente de mí misma por saltar a una conclusión tan
idiota.
Y es así que planeo lidiar con este asunto en la misma forma que todas las
mujeres adultas lo hacen: voy a ir a emborracharme a casa y esperar que el
problema se resuelva por sí solo.
Mi esposo está ahí parado, luciendo como si estuviera lista para asesinar a
alguien.
Alguien irracional.
Alguien hormonal.
75
Sage
—Creo que nunca utilizo lápiz labial rojo. Tampoco lo hace ninguna de mis
amigas. —Sus ojos se estrechan hacia el espejo desafiantemente, pero empuja su
trasero hacia mí y entierro mis dedos en la delicada piel bajo su ropa,
probablemente marcándola en color rojo.
—Separa tus piernas —gruño en su oreja. Lo hace. Entro en ella una vez, mi
empuje en sintonía con ella, eso es lo que hacemos, somos legendarios dentro de
nuestro dormitorio, dioses que juegan un juego pecaminoso, y me salgo
inmediatamente.
—Te amo, cariño, pero fuiste bastante mala al llegar a esa conclusión
incorrecta demasiado rápido, demasiado pronto y sin darme la oportunidad de
explicar. También me trajiste hasta acá desde Colorado, así que será mejor que
chupes mi polla como una maldita aspiradora, de otra forma no te vas a venir
durante todo un mes.
Nunca he visto a alguien tan hambrienta por una polla. Devora mi pene
largo y grueso, el lápiz labial rojo corriéndose por toda mi piel y su rostro. Una
espesa gota de semen cuelga de mi punta y se apresura a tragársela. Está
chupando, lamiendo, sorbiendo, jalando y mis bolas se están tensando con placer y
fascinación. JoJo está verdadera, total y carnalmente enamorada de mi polla. Lo
que es algo bueno, dado que me casaría legítimamente con su coño si eso fuera
legal.
No digas eso en voz alta. Está actuando como loca esta semana. Podría culparte de
78 nuevo sobre querer engañarla.
—¡Sage! ¡Dios mío, Sage! —está gritando ahora. Nunca he hecho eso antes.
Tomarla por ambos lados. No es enteramente posible con solo una polla y así es
normalmente como pasa con la anatomía humana. El sexo anal también es algo
especial en nuestro matrimonio, así que voy a ir un paso adelante y adivinar que
mi esposa está pasando por algo altamente hormonal para estar actuando de esta
manera. La vibración del cepillo de dientes hace que sus costillas se sacudan y
tomo la mano que guio mi polla dentro de ella y pellizco su pezón fuertemente.
—¿Eh?
—Oh sí. —Me entierro más fuerte, más profundo y más rápido dentro de
ella, sintiendo su orgasmo recorriéndonos a ambos. La violenta sacudida de su
trasero contra mi cuerpo. Mi polla está pulsando con calor y sé que también estoy a
punto de estallar—. Ese lápiz labial, nena, pertenecía a una agente de bienes raíces.
Le compré a tu mamá y tu papá una casa junto a nosotros, así pueden ayudarte con
Elle y todos nuestros futuros bebés. Ahora que están retirados tienen —saco el
cepillo de dientes de su coño, jalándola del cabello y girándola. La elevo hasta el
mostrador y arrastro mi polla a lo largo de sus muslos, marcándola con mi
semen—, más tiempo para ayudarte. Y necesitarás toda la ayuda que puedas
conseguirte, cariño, porque con la cantidad de veces que follamos, vamos a poblar
todo el estado.
Se viene tan fuerte que su dulce coño se aferra a los dedos que empujo
dentro de ella con un agarre mortal. Casi me tambaleo hacia atrás por el impacto
de disparar mi propia carga entre sus muslos, el aroma de nuestros jugos, nuestro
sudor y nuestro sexo mezclándose en el aire como un coctel perfecto. Tomo su
mandíbula en mi mano y guio sus labios hacia los míos, plantando un beso
consumidor para sellar esta follada en la nota correcta.
Con eso, me doy la vuelta y camino hacia la salida del baño, dejándola caer
hacia el suelo para recuperarse.
—Nena —digo.
—¿Sí?
Hombre, me arrepiento de haber bebido esos tragos de vino el día que Sage
regresó de Colorado por mi culpa.
Miramos de nuevo las fotografías del ultrasonido. Nuestro bebé luce como
un frijol. O un cacahuate. Ups, ahora tengo hambre de nuevo. El embarazo
realmente es algo mágico.
—¿Crees que vaya a ser un niño o una niña? —Sage me mira, sus ojos
destellando con alegría.
81
Sonrió.
—Un niño —le digo. Sonríe, arrastrándome para sentarme en su regazo. Elle
sale de su habitación, patinándose a través del brillante piso de nuestra casa. Se
detiene junto a nosotros, aparta sus rizos y sonríe.
—¿Qué, nena?
—Nena, no vas a tener una polla hasta que yo no esté tres metros bajo tierra.
Asiento.
—También lo creo. Por cierto, ¿sabes que más te vamos a conseguir, nena?
—Me giro hacia mi hija dulce y hermosa que luce igual a su padre.
—¿Qué?
Frunce el ceño.
—Tenemos quince de ellas, para ser exactos y un hijo arrogante que es más
que bienvenido a migrar de nuestra casa y alistarse en la escuela militar. —Vicious
claramente está bromeando, pero hay un borde de seriedad en su tono—.
Discúlpate con tu madre.
—¿Te gustaría compartir que tiene tus bragas tan retorcidas que ahora
necesitan ser removidas de tu trasero quirúrgicamente? —Vicious mueve sus ojos
fríos de mis pechos hacia su hijo, finalmente saliendo de detrás de mí. Ya no está
sufriendo de una erección dura como el acero. A pesar de la desafortunada
situación actual, mi esposo y mi hijo son cercanos. De hecho, pueden sentarse en la
sala de entretenimiento durante horas, hablando, jugando God of War y bebiendo
cerveza de raíz. No comparten solo sangre y familia, sino también diversos
intereses y un sentido del humor extraño e irónico que solo ellos entienden.
También comparten el mismo fruncimiento de ceño hacia la vida y la gente.
Ambos aman a los Raiders y hacer enojar a la gente y a mí.
—Nada.
—No nos ocultamos una mierda los unos de los otros en esta familia, V.
—Sí. —La cabeza de Vaughn cuelga baja mientras una amarga risa sale por
sus labios, de un rojo tan vivaz en contraste con su piel pálida. Retrocede un paso
para alejarse de Vicious y esto es extraño, porque generalmente es desafiante y frío,
pero no con nosotros—. Eso lo sé. Somos todos una gran y jodida familia feliz,
¿cierto, papá? Nosotros. Los Cole. Los Followhill. Los Rexroth. Quiero decir,
incluso tú y tío Dean salieron con mamá casi al mismo tiempo, ¿cierto? Eso es algo
de mierda moderna justo ahí. Supongo que soy un tipo de la vieja escuela.
Compartir no es mi estilo.
Mi parpado tiembla con enojo cuando finalmente asimilo lo que mi hijo está
diciendo. Digo rápidamente:
—Lenguaje. —Al mismo tiempo que Vicious arrincona a Vaughn cerca del
vidrio detrás de las escaleras. No lo está tocando, pero, aun así se está asegurando
que nuestro hijo sepa que se ha sobrepasado y ahora necesita escuchar lo que
tenemos que decir. Mi cabeza está corriendo. No puedo determinar de dónde está
saliendo todo esto. Mi hijo es un montón de cosas, pero no es propenso al drama.
Algo sucedió.
—Te amo. Eres mi hijo. Está en mi sangre derrumbar cualquier cosa que
remotamente ponga en peligro tu bienestar. Pero seré claro con esto y solo lo diré
una vez: la próxima vez que le hables a tu madre de esa manera, tú y yo vamos a
tener un serio problema. Un problema que no se limitará al dinero, algo que sé que
no te preocupa. Te aseguro que te arrepentirás de faltarle el respeto a ella o a mí y
simplemente para aclarar el punto, Emilia nunca salió con Dean y conmigo al
mismo tiempo. Salió con Dean y yo fui el idiota que intentó robársela. Asiente una
vez si entiendes esto, dos si todavía quieres que confisque de tu vida todo lo que
87 no sea agua u oxígeno por los siguientes dos meses.
Vaughn asiente una vez, sus ojos entrecerrándose hasta volverse rendijas
mientras recorren a su padre. Mi corazón está en mi garganta. Vicious da un paso
atrás y alisa el cuello arrugado de Vaughn con su mano.
Doy un paso hacia ellos, colocando una mano reconfortante sobre el hombro
de mi hijo. No recuerdo el momento exacto en que dejo de sentirse suave bajo mi
toque, con robustos brazos de bebé y mejillas que parecían haberse tragado el resto
de sus rasgos y comenzó a sentirse como este joven, musculoso y resiliente, todo
bordes afilados y rasgos aristocráticos.
—¿Qué están tramando ustedes dos ahora? —Vicious mueve su mentón
hacia nuestro hijo. Knight y Vaughn crecieron prácticamente como hermanos.
Nacieron en el mismo mes, por el amor de Dios. Pero no podrías encontrar dos
personas con personalidad y estilo más diferente. Mi hijo es frío, distante, frívolo y
cruel en ocasiones, mientras que Knight, como su papá, Dean, es abierto, sincero,
amistoso y fue bendecido con suficiente encanto para cautivar a toda la nación
simplemente con su sonrisa engreída.
—Tienes dieciséis. No deberían estar haciéndolo con nadie más que con
ustedes mismos —bromea Vicious. Me río y Vaughn pone sus ojos en blanco, algo
que está intentado abstenerse de hacer, así que sé que está realmente molesto.
Sé que mi hijo tiene un secreto que comparte con Daria Followhill. A pesar
de ella ser una estudiante de último año y él uno de segundo año, hay un vínculo
que los conecta. Pero Daria es la reina del baile de bienvenida. La reina del baile de
graduación. La animadora en jefe y la chica más popular de la escuela. Llegar en
segundo lugar realmente no es una opción para ella, así que algunas veces intenta
quitar a Luna del camino, simplemente porque se roba mucha de la atención de los
chicos sin siquiera intentarlo.
—Solo necesito estar solo durante algunas horas para poner mi mierda en
orden. ¿Puedo hacer eso? —pregunta.
Más tarde esa noche, sé que Vaughn no está en la casa porque su auto no
está estacionado junto al de Vicious. Me pongo mi camisón rosa brillante, echo un
chorro de crema en mis manos y la froto exhaustivamente sobre mis brazos y
cuello. Camino hacia la cama tamaño extra King que comparto con Vicious.
Nuestra habitación está diseñada en estilo único, con piedra comprimida en seco
para las paredes y blancos de algodón egipcio alisados sobre nuestra cama baja y
contemporánea. Luces en forma de velas caen del techo y cada pared está
89 adornada con una pintura diferente hecha por mí.
Pintura tres: Un marco de vidrio que contiene todas las notas que nos
enviamos el uno al otro durante la preparatoria. Antes que descubriéramos que
estábamos enamorados. Cuando simplemente odiábamos cuán atrapados nos
sentíamos dentro de nuestros propios sentimientos.
Noto la luz que fluye como un rayo de luz por la rendija debajo de la puerta
de la oficina de Vicious y suspiro. Apago las luces y me meto en la cama, mirando
hacia el techo.
Leí en algún lugar que una vez que te conviertes en madre, dejas de ser la
protagonista de tu propia historia y eso cambia la tela de quién eres, de cómo
percibes a la vida. Mi hijo está lejos de ser perfecto. De hecho, lleva la misma
ferocidad de su padre y una obsesiva necesidad por desafiar las expectativas
culturales, como yo. Pero sé que en el fondo su alma es gentil, al igual que la de su
padre. Al igual que la mía.
—¿Y qué planea hacer en esos diez minutos, señor Spencer? —Sonrío,
hundiendo mis dedos en su cabello negro ónix, todavía grueso y brillante. Levanta
90 la mirada de entre mis piernas y sonríe, sus labios húmedos y brillantes con mi
necesidad por él.
—No voy a tener mi polla bloqueada por un chico emo de dieciséis años,
incluso si compartimos el mismo código genético. Ahora relájate para mí, Em.
También había un chico perdido que solía vivir ahí. Y lo amo tanto por
igual.
—Ohhh... —gimo. Puedo probarme en sus labios, una cosa extraña que he
aprendido a que me guste e incluso a añorar. Me monta lentamente, fijándome mis
manos contra nuestra cabecera y moviendo su mano libre hacia abajo, hundiendo
dos dedos dentro de mí, para así estar deliciosamente estirada y rogando por mi
liberación. Me monta con una tranquila intensidad, tomándose su tiempo, aun
cuando sabe que Vaughn estará aquí en cualquier momento. Le gusta verme
retorcer y preocuparme. Observar la ansiedad en mis ojos. Aun después de todos
91 estos años, todavía lo excita, pero la verdad es que, también a mí me excita.
—Apresúrate —gruño.
—Cariño, no te olvides quien manda a quien por estos rumbos. —Va incluso
más lento y estoy jadeando y retorciéndome, peleando contra él para obtener más
fricción. Quiero venirme. Necesito venirme.
—Vaughn estará aquí en cualquier momento
—Sabe que sus padres tienen sexo. A menos que todavía piense que lo
encontramos debajo de un arbusto de grosellas.
Dejo salir una risa nerviosa y toma mis manos, las que fijó contra la cabecera
y las planta en su trasero y espada.
—Creo que todavía tenemos libros para niños en el ático si es que necesita
una historia para antes de dormir.
Golpeo ligeramente sus costillas con mi codo y pongo mis ojos en blanco.
—Te odio.
—Entra.
—¿De Daria? —Daria Followhill organiza fiestas cada dos fines de semana,
algo por lo que mi hermana, Rosie y yo le damos a Mel, la mamá de Daria, mucha
mierda. Daria es notablemente arrogante, algo con lo que Jamie y Mel han pasado
tiempos difíciles para aceptarlo. Honestamente creo que para este punto, mis
buenos amigos han perdido el control de su hija y su única expectativa hacia ella es
que no quede embarazada o se haga adicta a las metanfetaminas antes de que
termine el año escolar. Daria está más ocupada ideando estrategias para arruinar
las vidas de las otras chicas atractivas que en la admisión a la universidad. De
hecho, les ha dejado en claro a Mel y a Jamie que la universidad no está en sus
planes.
—¿A quién planeabas ver ahí? —No era a Daria, por seguro. Y Daria moriría
antes de invitar por voluntad propia a Luna a algún lugar. Daria creció pensando
que Luna le robó algo de su precioso primer plano, especialmente dado que los
94 chicos siempre han le han tenido cariño. Así que es extraño, considerando que el
grupo de Vaughn y Knight siempre llevan a Luna con ellos a todos lados.
La más bonita.
La más talentosa.
—No quiero delatarla, así que tienes que prometerme que no le dirás a
nadie. Ni siquiera a papá. —Mueve un dedo hacia mí en forma de advertencia y
me tomo un segundo para pensar en ello antes de ofrecerle un silencioso
asentimiento. Mi corazón late más rápido. Vaughn no es un soplón. Si viene a mí
con esto, significa que está preocupado y Vaughn nunca está preocupado. Grita
indiferencia. Bueno, de hecho, la pronuncia tranquilamente con una sonrisa
condescendiente.
—Palabras, mamá.
—Lo prometo.
Lo miro, perpleja y parpadeo unas cuantas veces que una pequeña sonrisa
se expanda en mi rostro.
—Define amorío.
Es una niña.
—Gracias por la aportación. De todas formas. —Me picotea con los dedos de
sus pies vistiendo calcetines, gruñendo—. Estoy cubriendo su delgado trasero
tanto como puedo, pero honestamente, se está saliendo un poco de control y no
necesito esta mierda, ¿sabes? Estamos a punto de iniciar el segundo semestre y
estoy cansado de vigilar su mierda e inventar mentiras.
—Espera, ¿qué tiene esto que ver con Knight? Dijiste que él es con quien
estabas enojado esta tarde.
—No muchas. Las suficientes para alterar a Daria, pero no las suficientes
para hacer que se detenga. Él... —Mi hijo mira a sus costados, sacudiendo su
cabeza con un suspiro, como si esto fuera ridículo, incluso para él—. Mamá, le
compra su mierda loca. No sé cómo puede permitirse ese tipo de mierdas con su
salario.
—Lenguaje.
97
Cuando no está escribiendo, disfruta leyendo un buen libro con una copa de
vino y poniéndose al día con sus programas favoritos en HBO y Netflix.
Diseño
JanLove
98
99