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2 Cronocas 7-14

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TEMA: UNA NACION RENDIDA A DIOS

TEXTO: 2 Crónicas 7:14

INTRODUCCION:
El hijo del rey David, Salomón había asumido el papel del rey de Israel. Él construyó un templo increíble
para el Señor, trajo el arca del pacto (el símbolo de la presencia del Señor), y dedicó el templo ante la
asamblea del pueblo de Dios. Esto se convierte en un momento culminante para la nación de Israel, como
Dios ha cumplido su promesa a David.
Mientras Salomón está delante del pueblo, pronuncia un discurso poderoso, coronado por una oración de
dedicación. Imagínese ver a Salomón de rodillas ante el Señor, extendiendo sus manos al cielo, y adorando al
Señor al relatar su fidelidad al pacto. ¡Qué espectáculo!
El ora para que el Señor este atento a sus oraciones y las oraciones de su pueblo que se ofrecen en este lugar.
Además, pide al Señor que actúe como juez, el que perdona los pecados, y se arrepentirá del juicio divino
(como la sequía y el hambre), cuando la gente venga ante él en arrepentimiento de sus pecados.
Salomón pide al Señor que escucha las oraciones de los extranjeros que buscan su rostro en este templo, y
que el Señor bendiga a Israel en tiempo de guerra. Y, finalmente, si el Señor debe permitir que Israel sea
derrotado por causa de su pecado, le pide a Dios que perdone y mantenga su causa cuando se arrepienten.
Y en una dramática respuesta visual en la afirmación de la oración de Salomón, el fuego desciende del cielo
y consume los sacrificios, y la gloria del Señor llena el templo. Las personas caen sobre sus rostros, ya que se
sienten abrumados por este magnífico evento y adoran al Señor con cantos, sacrificios y fiestas que duran
una semana más. Después de esto, regresan a sus hogares con alegría en sus corazones. Los días de gloria de
Israel están en su punto más alto de todos los tiempos.
Los años pasan y Salomón termina su palacio también. Entonces, de repente, en medio de la noche, el Señor
se aparece a Salomón en privado (no se nos dice cómo aparece). Y lo que sigue es la respuesta personal del
Señor a la misma oración publica de Salomón años antes en el templo:

(4) El pacto, 7:11–22. La aparición de Jehovah y el pacto con Salomón (7:11–22), (v. 14). El
paralelo se encuentra en 1 Reyes 9:1–9.
Después de los 21 años del reinado de Salomón, Dios volvió a aparecérsele, al concluir la
construcción del templo y el palacio real, entre el 947 y 946 a. de J.C. (v. 11). Esta aparición, en la que
Dios le hace promesas condicionadas y advertencias, tuvo lugar sin duda alguna porque Salomón se
encontraba viviendo constantemente en pecado. Al principio Dios le hizo recordar que su oración había
sido oída y que aceptaba el templo construido y consagrado a su gloria, como casa de sacrificios, nueve
años antes (v. 2; ver 1 Rey. 9:2; 2 Crón. 1:3–13).
La respuesta de Dios se hizo patente mediante cuatro promesas.

1.- Dios prometió perdonar a su pueblo y sanar su tierra si Israel se arrepentía de sus malos
caminos (7:13–15). Como ningún otro pasaje en las Escrituras, el v. 14 menciona las estipulaciones que
Dios establece para que una nación experimente sus bendiciones. Los escogidos de Dios, para formar
parte de su pueblo, deben abandonar el pecado, dejar a un lado el egoísmo, orar a Dios y someter sus
deseos a la autoridad de la Palabra y a su voluntad. Solamente así contestará Dios desde los cielos (v.
15).
Si se humilla mi pueblo indica también que Israel ha sido llamado a formar parte de un pacto con
Dios, basado en la confianza y la obediencia, el cual los hacía su especial tesoro, pueblo misionero y
santo (Exo. 19:4–6). Dios se había comprometido formalmente con su pueblo, confiándole su nombre;
así, pues, si Israel no lo honraba, Dios lo reprendería (Deut. 28:15–18). El castigo incluiría invasión por
fuerzas extranjeras, expulsión de la tierra y exilio en tierras extrañas. No obstante, Dios todavía lo
amaría (Deut. 30:1–10); 2 Sam. 7:12–16; Sal. 89:34–36).1
Si se humilla mi pueblo indica, además, que el pueblo de Israel y los creyentes hoy se distinguirían por
el nuevo estilo de vida que se desprende de una asociación santa con Dios. Si oran y buscan mi rostro
reclama una acción de postración reverente ante el trono de Dios, pidiéndole sus bendiciones.

1
Sus malos caminos hace referencia a la práxis pagana que Israel había incorporado a su vida
nacional. Son los malos caminos de los cananeos de los que Dios desea preservar a su pueblo. Según
Jueces 2:11, el “hacer lo malo ante los ojos de Jehovah” era practicar lo que Dios desaprobaba; según
Levítico 18:1–30 serían cosas tales como tener relaciones sexuales con una mujer que fuera una
parienta, con una mujer menstruosa, con la mujer del prójimo, con una persona del mismo sexo, o con
animales.
El pecado de Israel tiene implicaciones ecológicas cuando Dios dice que el arrepentimiento del
pueblo le movería a sanar su tierra. Según el 6:28, “el tizón y el añublo” se habían sumado a las plagas
en las sementeras.
2.- Dios le prometió estar atento a sus oraciones hechas en esta casa (vv. 15–17). Esto incluía la
promesa de Dios de oír y responder las oraciones específicas hechas por Salomón en su oración
dedicatoria (6:22–42).
3.- Dios le prometió consolidar para siempre el trono de David si Salomón se disponía a caminar
en rectitud delante de Jehovah (vv. 17, 18). Hay una diferencia entre el trono de Salomón y la simiente
de Salomón. Según la promesa hecha a David, la dinastía davídica siempre tendría sucesor, ya que era
eterna (2 Sam. 7:12; Sal 89:34–36). El Mesías nacería en el marco de esta promesa. No obstante la
simiente de Salomón, la línea entre David y Salomón, estaba condicionada a la obediencia de Salomón.
El pecado de Salomón llegó a su clímax cuando Acaz rehusó pedir la señal de Jehovah (Isa. 7:10–14) y
cuando Manasés hizo pasar por fuego a su hijo, practicó la magia y la adivinación, haciendo pecar a
Israel (2 Rey. 21:5–15).
4.-le prometió apartar su presencia del templo y convertirlo en refrán y escarnio entre todos los
pueblos (vv. 17–21), si su pueblo se apartaba de Jehovah para servir a otros dioses. Estos le harían
volver a Jehovah, con el fin de continuar con sus promesas que habrían de ser coronadas en la venida
del Mesías, el verdadero hijo de David, quien reinará sobre todo el pueblo de Dios.

¿Qué significa si?


Condición o suposición en virtud, de la cual un concepto es dependiente del otro u otros. Si llegas el lunes,
llegarás a tiempo. Estudia, si quieres ser doctor. Desglosando el versículo objeto de esta meditación podemos
decir que:

Estas 4 condiciones si las cumples podrás recibirás bendición:


• Si te humillas
• Si oras
• Si me buscas
• Si se convirtieran de sus malos caminos

1.-condicion

Si se humillare mi pueblo. quienes son ese pueblo; tú y yo somos el pueblo de Dios. Al buscar el
significado de esta palabra “humillar” encontraremos uno de los significados es Inclinar o
doblar una parte del cuerpo, como nuestra cabeza o las rodillas, específicamente en señal de sumisión
y acatamiento, otro de sus significados es abatir el orgullo y altivez de alguien. herir el amor propio o
la dignidad de alguien.

En la cultura actual, se promueve una actitud arrogante y soberbia. El querer hacer las cosas a nuestra
manera es simplemente un acto de falta de humildad. Al pensar que tenemos todo bajo control, que no
necesitamos de ninguna persona para resolver nuestros problemas estamos demostrando que en nuestro
interior hay una gran falta de humildad.

La actitud que debemos tener es de postrarnos antes Dios para (humillarnos) y así depositar en él toda
nuestra ansiedad, preocupaciones, dudas, enfermedades y circunstancias difíciles, y creer en su palabra,
porque él tiene cuidado de nosotros. El Señor nos dice que no debemos inquietarnos por nada, que más
bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presentemos nuestras peticiones a él dándole gracias en todo
momento.

“Si mi pueblo ora.


Esto debería ponernos a pensar, si estamos orando. si realmente estamos dedicando tiempo a presentar
nuestras peticiones delante de Dios, o estamos dedicando el tiempo a derramar nuestros corazones en
adoración a Dios en acción de gracias, esto nos lleva a meditar y pensar si estamos teniendo una buena
comunicación con nuestro Padre Celestial.

La oración implica tener una comunión con el padre, y la comunión me lleva a tener una relación y la
relación me lleva a una intimidad con mi padre.

El Señor dice: Los ojos del Señor están sobre los justos y sus oídos atentos a nuestras oraciones.
Entonces debemos saber que tenemos que orar en todo tiempo. En este tiempo debemos saber que
tenemos que presentar todo al Señor, nuestros hijos, pidiéndole que guarde sus corazones y sus mentes
en Cristo Jesús. Es necesario que clamemos a Dios, porque permanezca la unidad familiar. Hoy Dios te
llama a que le busques, hoy más que nunca debes ir delante de tu padre celestial, a llevar tus cargas, tus
preocupaciones y que en él puedas descansar.

Si mi pueblo me busca
Estamos viviendo tiempos en que la maldad se ha multiplicado y el amor de muchos se a enfriado.
Vivimos en una época donde el egoísmo prevalece en el ser humano. Buscando la forma de crecer
profesionalmente, adquirir una mejor posición laboral, una prosperidad material, y muchas otras cosas
más. Sin embargo, quiero que este claro que ninguna de estas cosas son malas, lo que esta mal es que se
le dé el primer lugar en buscar dichos logros, cuando el primer lugar debemos dárselo es a Dios.

No buscarlo para ver que nos puede dar, sino buscar su rostro para conocerle, al buscar conocerle
aprenderemos a ser como él. Que es el quien nos da la paz que sobrepasa todo entendimiento y la que
necesitamos, quién nos provee lo que necesitamos y quien nos fortalece en tiempo de dificultad.
Buscar su rostro no permite descansar con la seguridad de que el va a proveer nuestra necesidad
espiritual, emocional y física. Buscar de la presencia de Dios y su rostro nos va a permitir experimentar
todos y cada uno de los atributos de Dios. Él nos llena de su gracia para que donde habitemos el more en
nosotros.

Si mi pueblo abandona su mala conducta


Nuestra conducta es la manera de comportarnos o las acciones que tenemos hacia las demás personas.
La conducta se refiere al estilo de vida de cada ser humano. Cuando Dios dice “Si mi pueblo abandona
su mala conducta”, se refiere a que si cada persona se convierte a él de corazón, y se aparta de todas las
iniquidades y los pecados que podemos tener ignorando su palabra, él te bendecirá, ¿De que manera te
bendecirá el Señor si dejaras tu mala conducta? Haciéndote libre de acuerdo a tu búsqueda hacia él.

El Señor a través del Espíritu santo, de su palabra te da las herramientas para que puedas perseverar de
manera que logres forjar el carácter de Cristo y puedas recibir de  la gracia y la gloria que el tiene para
ti, que él pueda establecer los diseños celestiales en tu vida aquí y ahora.

Dentro del pueblo de Dios, hoy día se ve la falta de temor a Dios, ya que cometemos los pecados sin ni
siquiera darnos cuenta, como lo es la murmuración, al hablar mal de los líderes de la iglesia o de
nuestros compañeros de trabajo. Cometemos pecados de egoísmo, donde buscamos es el beneficio
personal. Y creemos que los pecados que solo Dios ve y juzga son los de no matar o robar, pues el
pecado no tiene denominaciones, el pecado del chisme, es igual a robar o matar.

Así que Dios esta llamando a un pueblo a que le sirva sin mascaras en el corazón, que se conviertan del
mal camino que están, por causa de la iniquidad; que saquemos toda la contaminación que tenemos
porque la iniquidad opera en nosotros.

Yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra.


Cuando Dios habla en este pasaje bíblico, de que él escuchara desde el cielo, perdonará nuestros
pecados y restaurará nuestra tierra, hay algo importante que el pueblo de Dios debe conocer y es que
mientras estemos llenos de iniquidad las bendiciones nos llegan pero no nos duran. Ya que Usted puede
estar luchando con algún pecado, y lo deja por un tiempo, pero en algún momento vuelve a caer en el
mismo pecado o en otro peor.
Entonces hasta que usted no ataque la raíz del problema que es la iniquidad, no podrá caminar en
plenitud y libertad, debe desarraigarla y renunciar a las maldiciones generacionales que consigo trae la
misma.

Una vez que Usted renuncie a ellas, Dios escuchará su clamor por ser libre de estas maldiciones que nos
aquejan y nos tienen atados al enemigo, nos dará el perdón a causa de nuestro arrepentimiento y nos
restaurará trayendo bendiciones que se posaran en nosotros, las cuales siendo libres de iniquidad tendrán
un lugar donde quedarse adheridas.

Debemos examinarnos diariamente, y actuar pidiéndole perdón a Dios y esforzarnos por cambiar
nuestra manera de vivir  para parecernos a nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

Además, note que el Señor asume que Israel (el pueblo de Dios) pecara, porque proclama que habrá
momentos de sequía y hambruna, donde se envía la langosta para que consuma la tierra y plagas o
enfermedades que afligir a las personas o el ganado, todo como un acto de juicio por su pecado. Sin
embargo, este criterio será de corta duración si el pueblo de Dios ("que son llamados por su nombre") se
haría humilde, orara, busque a Dios, y se arrepiente.
Es entonces que el Señor hará algo maravilloso en respuesta. No sólo él los perdonara por sus pecados, sino
que él restaurará la tierra física que fue diezmada por los actos físicos de juicio (las sequías, langostas, y la
pestilencia). En otras palabras, él restaurará la tierra para que produzca la lluvia otra vez, así que no habrá
cosechas y una cosecha que va a nutrir y satisfacer las necesidades de su pueblo. Una vez más, esta sanidad
en particular no es necesariamente de naturaleza espiritual, sino que es física y se refiere a la propia tierra.
Entonces, el Señor promete volver a escuchar las oraciones ofrecidas en el templo y traer bendición continua
a Salomón si permanece fiel para caminar de acuerdo con los preceptos y las leyes de Dios.

Dios confirmó el acto de súplica enviando fuego sobre el nuevo altar, lo cual dio inicio a dos semanas
de festividades y sacrificios (7:1–10). Luego, por la noche, Jehovah apareció a Salomón en su propio
palacio para confirmarle todas sus promesas, bajo la condición de que su pueblo le fuera fiel. En el
pacto el exilio y la destrucción del templo fueron prometidos si el pueblo se volvía tras otros dioses
(7:11-22). El pasaje paralelo se encuentra en 1 Reyes 8:1-9:1

En las celebraciones que siguieron (7:4–11), los 22.000 toros, las 120.000 ovejas ofrecidas en
sacrificio reciben confirmación en 1 Reyes 8:63. Allí se hace mención de los sacrificios de paz que
serían consumidos por el pueblo (1 Crón. 29:21) durante los quince días de celebraciones (7:4, 5, 9,
10).2

D. Bendiciones y maldiciones divinas (7:11–22)


7:11–12. En el contenido de todos los pactos que se hacían en el antiguo Cercano Oriente, así como
en muchos del A.T., se incluía una sección que mencionaba bendiciones y maldiciones. Las bendiciones
tendrían efecto si el vasallo era fiel al rey, mientras que las maldiciones alcanzarían a los desobedientes
(cf. Dt. 27–28). De conformidad con el pacto de Dios hecho con David y Salomón, aquí se incluye esa
sección. Y apareció Jehová a Salomón para asegurarle que le complacía la obra que había hecho y la
dedicación del templo (2 Cr. 7:11–12). (Es interesante que el cap. 7 sólo contiene una referencia breve a
la construcción de Salomón de su palacio real, sin duda porque el cronista planeaba poner énfasis en el
templo [V. la Introducción a 1 Cr.]. En 1 Reyes 7:1–12 se dan detalles de la construcción del palacio de
Salomón.)
7:13–22. A continuación, Dios animó a Salomón con la promesa de que si hacía caer su juicio sobre
el pueblo por algún pecado, provocando sequía, enviando langostas o pestilencia …, el pueblo sólo
tenía que volverse al Señor en sincera humildad y arrepentimiento, dejando sus malos caminos, para
que fueran perdonados y restaurados (vv. 13–15). Esa promesa se dio en respuesta a la oración de
Salomón (6:26–31), porque la presencia de Dios en Israel es eterna, y de manera particular se centra en
el templo (estarán abiertos mis ojos y atentos mis oídos a la oración en este lugar; 7:15). El tema del
pacto se manifiesta claramente en la declaración de que si Salomón obedecía y andaba delante de Dios
como … David su padre (v. 17) recibiría la bendición de Dios, quien perpetuaría el trono de su reino a
través de su dinastía (v. 18; cf. 1 Cr. 17:11–14). En cambio, si Salomón y la nación se apartaban del
Señor para servir a dioses ajenos, serían llevados al exilio y su magnífico templo (esta casa tan
excelsa) quedaría destruido (2 Cr. 7:19–21). Esto no quiere decir que, desde el punto de vista divino, el
pacto davídico sea condicional, porque Dios había dicho que sería perpetuo (2 S. 7:13, 15–16). Pero el
disfrute de los beneficios del pacto de Salomón (o el de cualquier otro rey) dependía de su obediencia a
Jehová Dios de sus padres.
Más adelante, Salomón adoró a los dioses ajenos (1 R. 11:4–8), al igual que muchos de sus
sucesores, de manera que la nación fue llevada al exilio (2 Cr. 6:36; 36:17–18, 20) en Babilonia y su
templo fue destruido (36:19). Cualquiera que presenciara la desolación de la tierra y el templo, sabría
que era la señal del castigo divino sobre su pueblo por causa de su pecado (7:21–22).3

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