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Argumentación 21 (Teórico)

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Prof.

Emilio Cuello F ILOSOFÍA Teórico

Teoría de la
Argumentación

INTRODUCCIÓN

M
uchas de las discusiones en las que participamos en la vida cotidiana tienen
como resultado el dejarnos insatisfechos. En muchos casos, sentimos que el
diálogo no avanza en ninguna dirección definida, que algo funciona mal. No
siempre somos capaces de detectar con precisión cuál es la falla ni mucho menos de qué
forma podríamos evitarlo. A veces, el problema se encuentra en la actitud de las personas
con las que discutimos: no siempre están dispuestas a examinar o a dar razones,
planteando una discusión que parece más una competencia para ver quién tiene la razón
que un intercambio de ideas. En otras ocasiones sentimos que algunas de las respuestas
que se nos brindan tienen alguna clase de error, que puede ir desde la falta de fundamento
hasta el uso de trucos o trampas. Finalmente, a veces también nosotros nos damos cuenta
de que las razones que ofrecemos son débiles, pero no sabemos cómo hacer para
mejorarlas.
Ganar una discusión no es lo mismo que tener razón ni perderla es sinónimo de estar
equivocado. Con mucha frecuencia, el que consigue imponerse en un debate es
simplemente el más habilidoso, el más experimentado o el que tiene una personalidad más
avasallante. Todos hemos hecho la experiencia de encontrar con varias horas de retraso el
argumento que hubiera permitido zanjar definitivamente la cuestión. Pero para entonces la
idea no tenía ninguna utilidad, porque la discusión había terminado y el otro había salido
mejor parado.
Vistas así las cosas, parecería que la discusión y el debate son actividades de las que no
deberíamos esperar nada bueno. Apenas se trataría de dos formas de enfrentamiento en
las que, como tantas veces ocurre, simplemente impera la ley del más fuerte. La única
diferencia radicaría en que en esos casos no se trata de la fortaleza física sino de la
fortaleza psicológica o retórica. Es innegable que muchas discusiones reales se ajustan a
esta descripción. Pero también es cierto que la confrontación de ideas y la evaluación
recíproca de argumentos son actividades de las que no podemos prescindir fácilmente. El
hecho de vivir en una sociedad democrática nos asegura que permanentemente nos
veremos envueltos en argumentaciones. No tenemos a nuestro alcance la opción de
mantenernos fuera de ellas, lo único que podemos decidir es si vamos a intentar o no

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convertirnos en buenos argumentadores, y esta es una razón suficiente para que


examinemos en qué consiste el arte de argumentar y cuáles son las mejores y las peores
maneras de hacerlo. Además, los seres humanos no tenemos línea directa con ninguna
fuente de verdades absolutas, de modo que todo el tiempo estamos obligados a verificar la
solidez de nuestras convicciones. El filósofo inglés JOHN STUART MILL decía que la mejor
evidencia que podemos proporcionar en favor de una idea consiste en someterla a una
discusión en la que todos tengan oportunidad de refutarla. Si la idea supera esa prueba,
habremos ido lo más lejos que podemos ir en dirección a la verdad.
La Teoría de la Argumentación es la disciplina que se ocupa de darnos herramientas para
mejorar la calidad de nuestras discusiones. Es decir que tiene como objetivo el ponernos
en condiciones de construir mejores argumentaciones y ayudarnos a evaluar mejor las
argumentaciones de los demás. Las discusiones reales pueden volverse ásperas y
desagradables, pero el debate es el mejor método del que disponemos para aclararnos las
ideas y para descubrir nuestros propios errores. Es además una manera de incorporar
puntos de vista diferentes, de considerar posibilidades que no se nos habían ocurrido y de
beneficiarnos de lo que aprendieron otros. Por todo esto, lo máximo a lo que podemos
aspirar es a tener las mejores discusiones que seamos capaces de protagonizar.
Obviamente, no siempre se argumenta. Sólo si se dan ciertas condiciones, pero ¿qué
condiciones son estas? La primera y más obvia es la existencia de desacuerdos. Sólo si
hay más de un punto de vista sobre una misma cuestión tiene sentido intentar convencer a
otros. En una situación de unanimidad absoluta no hay necesidad de argumentar porque,
sencillamente, no hay nada que discutir. Sin embargo, lo normal entre los seres humanos
no es el consenso, sino el desacuerdo. Los seres humanos nos basamos en experiencias
que varían de un individuo a otro, tenemos propósitos, sentimientos e intereses diferentes.
En estas condiciones, lo normal y esperable es que las personas no estemos de acuerdo
en casi nada. Algunos de esos desacuerdos serán superficiales, otros más profundos, pero
lo cierto es que si un grupo de personas conversa lo suficiente, es casi inevitable que surja
alguna discrepancia. Hasta tal punto la discrepancia nos es connatural que los
desacuerdos también existen dentro de nosotros mismos. Esto es perfectamente normal.
La capacidad de dudar y de hacernos preguntas forma parte de una personalidad bien
desarrollada.
Recordar que sólo es posible argumentar allí donde existe una discrepancia es una
manera de tener presente la enorme frecuencia con la que nos vemos obligados a
argumentar, especialmente en lo que solemos denominar una sociedad democrática. Las
sociedades democráticas actuales reclaman cada vez mayor participación en la toma de
decisiones colectivas, para lo cual se requiere superar el nivel de las simples opiniones y
prejuicios para llegar a acuerdos racionales con los otros, que nos lleven a una mejor
convivencia social. Se argumenta en la política para justificar el apoyo o el rechazo a
diferentes medidas de gobierno; se argumenta entre empleados y patrones cuando se
discute un acuerdo salarial; se argumenta entre vecinos cuando la asamblea de
propietarios considera pintar la fachada de un edificio; argumenta el padre que educa a sus
hijos; el abogado para ganar un litigio; el médico para convencer al paciente de las
bondades de un tratamiento, etc. Una sociedad democrática es una comunidad donde todo
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el mundo argumenta, es decir, donde cada uno defiende sus propias ideas mediante
razones con las que intenta persuadir a los demás.

UN POCO DE HISTORIA
Las primeras teorizaciones sobre la argumentación se remontan a la antigua Grecia. El
marco de la democracia griega hizo posible los primeros estudios de los mecanismos de debate
y persuasión. En este escenario, algunos maestros de la palabra pusieron su talento
exclusivamente en el estudio de las técnicas de seducción de la audiencia. Así surge la retórica,
que es el arte persuadir o convencer a otros. Se trata de una serie de técnicas que tenían como
único objetivo alcanzar la victoria en las controversias, sin preocuparse por la verdad. Estos
maestros de la palabra, eran lo que se conoce como sofistas.
Los sofistas provocaron una auténtica revolución intelectual. Pero ¿cuáles fueron sus causas?
Hubo cambios sociales y políticos que jugaron un papel importante, en especial el desarrollo
de la democracia en Atenas, en donde cualquier ciudadano podía hablar y votar en la
asamblea, que aprobaba leyes, declaraba la guerra y firmaba tratados. El desarrollo de la
democracia iba creando la demanda a la que los sofistas pretendían servir en calidad de
educadores profesionales. Si bien había diferencias, todos los sofistas tenían algo en común:
todos enseñaron retórica, es decir, el arte de la oratoria.
En la Atenas del siglo V a.C., ser un orador eficaz constituía la clave para el poder. La retórica
ya no juega en nuestras vidas el papel que jugó en la antigua Grecia. Actualmente, palabras
como “éxito” o expresiones como “hombre de éxito” nos hacen pensar más en el mundo de los
negocios que en el de la política. Pero en Grecia el éxito que contaba era, en primer lugar, el
político, y su arma era la retórica: el arte de la persuasión. Se podría comparar la retórica en
aquel entonces con el lugar que ocupa hoy la propaganda y la publicidad: así como ahora hay
asesores de campaña y publicidad, en la antigua Grecia estaban los sofistas. Si quieres saber
cómo sería un sofista en el mundo actual, mira la película Gracias por fumar (Jason Reitman,
2005).
Ahora bien, ¿por qué es importante la historia de los sofistas? Es importante, entre otras cosas,
para entender el objetivo de la práctica argumentativa. El objetivo de la argumentación es
persuadir. Esto significa que, cuando estamos argumentando, no nos servimos del lenguaje
simplemente para describir, informar o expresar sentimientos, sino para convencer a un otro,
cambiar sus ideas, e incluso determinar su comportamiento. En consecuencia, es imposible
hablar de argumentación sin hablar de persuasión, pero también es imposible hablar de
argumentación sin hablar de lógica.
La Teoría de la Argumentación se nutre de dos disciplinas tan antiguas como la Filosofía misma:
la retórica y la lógica. La historia de la lógica comienza con ARISTÓTELES, quien fue uno de los
primeros en pensar sobre la calidad de los argumentos. Podemos decir que la lógica es una
ciencia que se ocupa de los razonamientos, es decir, la forma de los argumentos. ARISTÓTELES
intentaba distinguir “buenos” argumentos de “malos” argumentos, o más exactamente,
distinguir entre argumentos válidos y argumentos inválidos. La lógica aristotélica fue muy
influyente, al punto de que se mantuvo casi indiscutible hasta el siglo XIX.

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Decíamos que argumentar es una de las actividades más típicas de una sociedad
democrática, y que la existencia de desacuerdos es condición necesaria para que sea
posible argumentar. Ahora bien, no es menos cierto que la argumentación se vuelve
imposible si sólo hay desacuerdo. Para que sea posible argumentar debemos estar en
desacuerdo sobre algo, pero también tenemos que tener cosas en común, al menos un
mismo lenguaje (para poder entendernos) y unos estándares mínimos de racionalidad
(para poder llegar a las mismas conclusiones). Así que discutir no sólo requiere discrepar,
sino también coincidir. ARISTÓTELES una vez describió a los humanos como “animales
racionales”. Si alguna vez has estado en una discusión con alguien acerca de religión o
política, entonces has experimentado lo irracional que pueden ser las personas sobre sus
opiniones. Pero lo que ARISTÓTELES quería decir es que la racionalidad es nuestra
característica diferenciadora: lo que esencialmente nos diferencia de los otros animales. Y
sin importar que tanto estés en desacuerdo con alguien acerca de Dios o el actual
presidente de la República, puedes al menos admitir que tu contraparte no es incapaz de
comprender las razones que tú tienes para creer en lo que crees.
Al menos la mayoría del tiempo, la gente puede ser convencida por medio de argumentos.
Tú usas argumentos todo el tiempo: en los comentarios, cenas familiares, con tus amigos,
etc. Cada vez que le dices a alguien que haga o crea en algo, o cuando estas explicando
por qué haces o crees en algo, estás dando un argumento. El problema es que la gran
mayoría de las personas no son buenas con los argumentos. Hay de hecho varios tipos de
argumentos.
Fijémonos por ejemplo en los siguientes dos argumentos:

1. Ana está en su casa o en el trabajo. No está en su trabajo,


así que seguramente está en su casa.

1. A las 9 Ana casi siempre está en su casa. Son las 9, así que probablemente está en su casa.

2. A las 9 Ana casi siempre está en su casa. Son las 9,


así que probablemente está en su casa.

En ambos casos la conclusión es la misma: Ana está en su casa. Pero en el primer caso la
conclusión es segura, mientras que en el segundo no es más que probable. La diferencia
es que el primero es un argumento deductivo, mientras que el segundo es no deductivo.
La regla principal de un razonamiento deductivo es: si tus premisas son ciertas, entonces
tu conclusión es cierta. A continuación estudiaremos más a fondo la estructura básica de
las argumentaciones, algunas formas de razonamiento y los errores más comunes que
cometemos cuando argumentamos.

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SECCIÓN 1
ANÁLISIS Y ESTRUCTURA DE UNA ARGUMENTACIÓN

E
l objetivo de esta sección es volvernos capaces de reconocer una argumentación
y de analizarla, es decir, de reconocer las partes que la componen. Una
argumentación consiste en una o más razones que se ofrecen para fundamentar
una afirmación con el objetivo de convencer a alguien de ella. Esto significa que una
persona que argumenta no expresa simplemente una opinión, sino que además lo respalda
y busca a través de ello producir un efecto en el interlocutor, convencer a otra persona de
lo que piensa.
Los componentes de una argumentación pueden presentarse esquemáticamente de la
siguiente forma:

En primer lugar encontramos una tesis o conclusión,


es decir, una idea u opinión que se quiere defender. En ARGUMENTAR Y OPINAR
segundo lugar, una o más razones o premisas. En No debemos perder de vista la
tercer lugar, una relación o conexión entre conclusión y diferencia entre argumentar y
premisas que denominamos razonamiento o opinar. Argumentar significa
inferencia. Finalmente, el conjunto lo denominamos ofrecer un conjunto de
argumentación. razones o pruebas en apoyo de
una opinión, por ende, un
Esto puede comprobarse analizando con detenimiento argumento no es simplemente
piezas argumentativas que podemos encontrar en los una opinión. No es un error
diarios, en discursos políticos, en textos de estudio, en tener opiniones, el error es no
programas televisivos, e incluso en charlas cotidianas. tener nada más que opiniones.
Los discursos o textos que encontramos en nuestra vida
cotidiana resultan difíciles de analizar porque los autores
no suelen decir: “Voy a hacer una argumentación, mi conclusión es la siguiente y la apoyo
con tales y cuales premisas”. La tarea de identificar las premisas y conclusión le

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corresponde a quienes reciben la argumentación, y para esto se requiere de cierto


entrenamiento. La intención de esta sección es volvernos más hábiles en esto.

IDENTIFICACIÓN DE ARGUMENTACIONES

Al intentar identificar una argumentación, nuestra primera tarea consiste en


preguntarnos por la finalidad o función del texto: ¿su función es poética (como la letra de
una canción), informativa (como el noticiero), explicativa (como un libro de Física) o
argumentativa (como las columnas de opinión)? Es decir que debemos preguntarnos si el
discurso o texto está tratando de convencernos de algo. Además, si el autor aporta
razones que respaldan aquello de lo que nos quiere convencer. Si se cumplen estas
condiciones: la intención de convencer mediante razones que justifican una afirmación

Según la última encuesta nacional sobre consumo de drogas, la droga más utilizada
es el alcohol, seguida por el tabaco, los tranquilizantes y antidepresivos. Respecto a las
drogas ilegales, se supo que el 13% de la población las ha consumido alguna vez y la
mitad de esa cantidad lo hizo en el último año.

concreta, estaremos delante de una argumentación. Obviamente, esto no sucede en buena


parte de los discursos o textos que consideramos cotidianamente. Veamos un primer
ejemplo:

En Uruguay la tasa de alcoholemia permitida es demasiado alta y con esa cantidad


de alcohol no es posible conducir adecuadamente. La actual es de 0,8 y es excesivamente
alta: hay un alto riesgo de accidente. Los datos internacionales indican que solamente
con una copa de vino el riesgo es de 1,2 y con lo que aquí está autorizado sube entre 2 y
3 el riesgo de tener un accidente.

Al examinar este fragmento, podemos preguntarnos: ¿el autor trata de convencernos de


algo mediante algún razonamiento? No. Simplemente describe los resultados de la
encuesta. No se trata, entonces, de una argumentación. Analicemos ahora otro ejemplo:

¿El autor de este último fragmento trata de convencernos de algo? Sí, de que la tasa
permitida de alcoholemia en Uruguay es demasiado alta. ¿Nos ofrece alguna razón que
sirva como justificación para su afirmación? Sí, dice que con la cantidad de alcohol que se
considera aceptable ingerir para manejar en Uruguay hay alto riesgo de sufrir accidentes,
ya que “los datos internacionales indican que solamente con una copa de vino el riesgo es
de 1,2 y con lo que aquí está autorizado sube entre 2 y 3 el riesgo de tener un accidente”.

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Se

La tasa de alcoholemia permitida es demasiado alta para conducir


adecuadamente porque, según datos internacionales, con esa cantidad de alcohol
en sangre hay un alto riesgo de accidente.

trata de una argumentación porque se nos intenta convencer de una afirmación sobre la
base de razones que la fundamenta. Podríamos reescribir el párrafo de manera que nos
resulte más clara esa relación de justificación:

Solamente estamos frente a una argumentación cuando se respalda una idea u opinión, es
decir, cuando se hace una afirmación y se la defiende. Alcanza con eso. Estas razones
pueden resultar en algunos casos disparatadas o impertinentes. La calidad de los
argumentos es un problema diferente del cual nos ocuparemos más adelante. Por ahora
nos basta con reconocer que aun una mala argumentación sigue siendo una
argumentación. Estaremos frente a ella cuando haya partes del discurso que respondan a
preguntas tales como: ¿por qué afirma el autor que debo aceptar esa posición?, ¿cuáles
son las razones que presenta para justificarla?

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¿QUÉ SON LAS PROPOSICIONES?


Cuando más arriba definimos argumentación, utilizamos la palabra «afirmación». En el
lenguaje técnico de la Filosofía, estas afirmaciones se conocen como juicios o proposiciones.
En ambos casos nos estamos refiriendo a una afirmación o a una negación, como por ejemplo
“El día está nublado” o “No es cierto que afuera esté lloviendo”. Esta clase de expresiones tienen
como principal característica que pueden ser evaluadas como verdaderas o falsas.
Ahora bien, las oraciones y las proposiciones no son lo mismo. En primer lugar, porque existen
distintos tipos de oraciones. Algunas sirven para solicitar información (“¿A qué hora es el
partido?”); otras para expresar deseos (“¡Ojalá mañana el día esté soleado!”) y otras para dirigir
órdenes (“¡Retírate inmediatamente de mi vista!”). Las preguntas, expresiones de deseo y
órdenes no pueden ser verdaderas o falsas porque son oraciones que no afirman ni niegan
nada. Así pues, las oraciones proposicionales son el único tipo de oraciones que pueden
evaluarse como verdaderas o falsas. Además, dos oraciones distintas pueden contener la
misma proposición (como “El actor que protagoniza Mad Max tiene ascendencia australiana” y
“Mel Gibson tiene ascendencia australiana”), o dos oraciones idénticas pueden contener distintas
proposiciones (como si Pelé y Maradona dijeran “Fui el mejor jugador de fútbol de todos los
tiempos”).
Ahora bien, volvamos a considerar nuestra definición inicial de argumentación. Al principio se
dice que consiste en una o más razones que se ofrecen para fundamentar una afirmación.
Tanto esta afirmación como las razones son proposiciones. De modo que una argumentación
está compuesta por un conjunto de proposiciones. Sin embargo, no cualquier conjunto de
proposiciones, sino un conjunto de proposiciones relacionadas entre sí, de manera tal que la
que llamamos «conclusión» se respalda en las otras, a las que llamamos «premisas». Este
aspecto de una argumentación es lo que denominamos «razonamiento». Toda argumentación
contiene un razonamiento, y toda argumentación persigue el objetivo de convencer o justificar
ante alguien la aceptabilidad de una afirmación. Este es el efecto que se intenta producir en el
interlocutor. Lo más importante a considerar en una argumentación es si las razones que se
dan justifican la conclusión, y para esto, es necesario identificar la conclusión y las razones
presentadas.

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ARGUMENTACIONES INCOMPLETAS (ENTIMEMAS)

Decíamos que argumentar consiste en dar


fundamentos o razones para afirmar una conclusión, y las ANÁLISIS DE TEXTOS
razones se dan para apoyar, justificar o respaldar la ARGUMENTATIVOS
conclusión. Esto significa que todas las argumentaciones Para analizar textos
tienen una conclusión, así como fundamentos o razones argumentativos, recuerda que
que soportan esa conclusión. Sin embargo, en el lenguaje lo primero que se debe
común no siempre resulta fácil decidir cuándo estamos buscar es la conclusión: ¿cuál
frente a una argumentación, y dentro de ella, cuáles son es la tesis del autor? La
las premisas y cuál la conclusión. siguiente pregunta es: ¿cuál o
cuáles son las razones con
En la práctica aparecen algunas complicaciones que que fundamenta esa tesis?
dificultan la identificación y distinción entre premisas y Es importante tener en
conclusión. Una de estas complicaciones tiene que ver cuenta que las conclusiones
con el hecho de que la mayoría de las veces las no tienen un puesto fijo
argumentaciones pueden presentarse en forma dentro de las
incompleta. Esto significa que pueden tener alguna argumentaciones. Pueden
estar al principio, en el medio
premisa o la conclusión omitida. Se dice que las partes
o al final, al igual que las
faltantes están implícitas, porque aunque no estén
premisas.
expresadas deben suponerse para entender el

Leonardo debe de estar con sueño porque está bostezando desde que llegó.

razonamiento. Veamos un caso:

En esta oración, la palabra «porque» nos está señalando que la proposición “Leonardo
está bostezando desde que llegó” es utilizada como razón para afirmar la conclusión:
“debe de estar con sueño”. Pero esa conclusión no estaría suficientemente fundamentada

Premisa 1: Leonardo bosteza.


Premisa 2 (implícita): Si alguien bosteza, entonces tiene sueño.
Conclusión: Por lo tanto, Leonardo tiene sueño.

si no se considera la premisa implícita: “Si alguien bosteza, entonces tiene sueño”. Por
eso, si vamos a analizar una argumentación, debemos asegurarnos de reconstruirla en
forma completa:

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Veamos un ejemplo en el que lo que está omitido es la conclusión:


Pese a que la conclusión no está expresada, podemos inferirla fácilmente. Si damos por
cierto que todos los boxeadores sufren daño cerebral y que González es un boxeador,
entonces la única conclusión posible es que González debe sufrir daño cerebral. Es posible
que el hablante esté intentando decir que González tiene problemas mentales pero no
quiera decirlo directamente, y dejando la conclusión implícita, hace que el oyente remate el
razonamiento. Veamos otro caso en el que lo implícito no es tan evidente:

Si se prohíbe la publicidad de cigarrillos, las compañías tabacaleras ahorrarán el


dinero que ahora gastan en publicidad. Entonces, para competir entre ellas,
rebajarán los precios. Por lo tanto, prohibiendo la publicidad de cigarros se logrará
un incremento del tabaquismo.

La conclusión de este argumento puede identificarse rápidamente y es: prohibiendo la


publicidad de cigarrillos se logrará un incremento del tabaquismo. Se dan dos premisas
para fundamentarla: 1) si se prohíbe la publicidad, las tabacaleras ahorrarán dinero; y 2) si
las tabacaleras ahorran dinero, rebajarán los precios para competir entre ellas.
Estas dos premisas no son suficientes para sostener la conclusión, si no consideramos una
tercera premisa que no está expresada pero que hay que suponer para que el
razonamiento del autor tenga sentido: si se rebaja el precio de los cigarrillos, la gente va a
aumentar el consumo de tabaco. De esta forma, la argumentación completa podría
reescribirse del siguiente modo:

Premisa 1: Si se prohíbe la publicidad de cigarrillos, las compañías


tabacaleras ahorrarán el dinero de la publicidad.
Premisa 2: Si ahorran el dinero de la publicidad, bajarán el precio
para competir con otras compañías.
Premisa 3 (implícita): Si bajan el precio de los cigarrillos, aumentará el
tabaquismo.
Conclusión: Prohibiendo la publicidad de cigarrillos, se logrará un
incremento del tabaquismo.

Todos los boxeadores sufren daño cerebral y González tiene una larga carrera
como boxeador. ¿Necesito decir algo más?

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Este tipo de razonamientos que se formulan de manera incompleta pero que pueden
reconstruirse son muy comunes en la vida cotidiana, por lo cual es importante ejercitarse
en explicitar premisas implícitas.

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ARGUMENTAR Y CONTRAARGUMENTAR

Consideremos el siguiente argumento:


A menudo se argumenta que debe permitirse la pena de muerte, sencillamente porque se ha
comprobado que tiene poder disuasorio. Ese argumento es ridículo. Si fuera así, entonces
también debería permitirse los azotes en la plaza pública, porque se sabe que eso también
tiene poder disuasorio.

Lo que tenemos aquí es un argumento y un contraargumento. Si pensamos en un argumento


como un “ataque” en sentido deportivo, un contraargumento es un “contraataque”.
Analicemos ambos:

ARGUMENTO:

P1 (implícita) - Si algo tiene poder disuasorio, entonces debe permitirse.


P2 (impl.) - La pena de muerte tiene poder disuasorio.
C (impl.) - Debe permitirse la pena de muerte.

CONTRAARGUMENTO:

P1 - Si algo tiene poder disuasorio, entonces debe permitirse.


P2 - Los azotes en la plaza pública tienen poder disuasorio.
C1 - Deben permitirse los azotes en la plaza pública.
P3 - Nadie está a favor de los azotes en la plaza pública, aunque tengan poder disuasorio.
C2 - Es falso afirmar que si algo tiene poder disuasorio, entonces debe permitirse.

Esta estrategia de ataque argumentativo se llama refutación por analogía, pero lo que ahora nos
importa destacar es que el ataque contraargumentativo fue posible gracias a la utilización de
una premisa oculta: “Si algo tiene poder disuasorio, entonces debe permitirse”. Sin tener en cuenta
esta premisa implícita, el contraargumentador sólo podría atacar la premisa explícita: “La pena
de muerte tiene poder disuasorio”. Tener en cuenta todas las premisas de un argumento
incremente nuestras posibilidades de refutación.

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ANÁLISIS DE TEXTO ARGUMENTATIVO

TEXTO:

“Uno de los pioneros en establecer el sábado y el domingo como días libres para los
trabajadores fue el fabricante de autos estadounidense Henry Ford en 1926, y por esa misma
época, el economista John Keynes indicó que eventualmente la sociedad evolucionaría hacia una
semana laboral de solo 15 horas semanales, considerando la velocidad de los avances tecnológicos.
Yo he sido siempre partidario de la reducción de la jornada laboral. Concretamente, de la semana
laboral de cuatro días.
Las ventajas de trabajar solo cuatro días a la semana son evidentes: mejora la conciliación de la vida
laboral con la familiar, mejora la productividad de las empresas y tiene efectos medioambientales
positivos a largo plazo. Las experiencias que existen en este sentido demuestran que esta reducción
disminuye el ausentismo laboral y aumenta el bienestar de los trabajadores.
La idea detrás del horario reducido es una apuesta por aumentar la productividad, la rentabilidad de
las empresas, pero también por el bienestar de los empleados y un futuro más sustentable, y todo
parece indicar que la reducción de la jornada laboral de cuatro días a la semana es realista, además
de deseable.”

ANÁLISIS:

TESIS O CONCLUSIÓN:
Debería implementarse una reducción de la jornada laboral a cuatro días a la semana.

PREMISAS:
La reducción de la jornada laboral de cuatro días a la semana aumenta la productividad de las
empresas, mejora el bienestar de los trabajadores, y tiene efectos medioambientales positivos.

RECONSTRUCCIÓN (FORMA 1): Debería implementarse una reducción de la jornada laboral a cuatro
días a la semana. Porque aumenta la productividad de las empresas, mejora el bienestar de los
trabajadores, y tiene efectos medioambientales positivos.

RECONSTRUCCIÓN (FORMA 2): La reducción de la jornada laboral de cuatro días a la semana


aumenta la productividad de las empresas, mejora el bienestar de los trabajadores, y tiene efectos
medioambientales positivos. Por lo tanto, debería implementarse.

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PROPOSICIONES SIMPLES Y COMPUESTAS


Recordemos que las proposiciones son algo así como los “ladrillos” con los que están hechos
los argumentos, y que toda proposición es verdadera o falsa. Es decir que toda proposición
tiene un valor de verdad: el valor de verdad de una proposición verdadera es «verdadero» y el
de una proposición falsa es «falso». Es posible que la verdad o falsedad de algunas
proposiciones no se conozca nunca. Por ejemplo, la proposición “Existe vida en algún otro
planeta de nuestra galaxia”. Pero esa proposición, como cualquier otra, tiene que ser verdadera
o falsa. Así, las proposiciones difieren de las preguntas, de las órdenes y de las exclamaciones.
La verdad y la falsedad siempre se aplican a las proposiciones, pero no se aplican a las
preguntas, ni a las órdenes ni a las exclamaciones. Recordemos además que dos oraciones
distintas pueden tener el mismo significado y aseverar la misma proposición. Por ejemplo, “It is
raining” y “Está lloviendo” son dos oraciones distintas, pero tienen un mismo significado, y por
lo tanto, expresan la misma proposición. Ahora bien, las proposiciones como “Está lloviendo”
son proposiciones simples, pero muchas proposiciones son compuestas, es decir que
contienen más de una proposición.
Una proposición simple es aquella que sólo hace una aseveración, una proposición compuesta
es aquella que contiene dos o más proposiciones simples. Por ejemplo, “Carlos es inteligente” es
una proposición simple. Pero “Carlos es inteligente y amable” es una proposición compuesta,
pues contiene dos proposiciones simples como componentes. Es decir que la proposición
“Carlos es inteligente y amable” es la conjunción de dos proposiciones simples: “Carlos es
inteligente” y “Carlos es amable”.
Hay muchos tipos de proposiciones compuestas. El ejemplo anterior es una proposición
conjuntiva, pero también existen proposiciones condicionales, como “Si Dios no existe,
entonces la vida no tiene sentido”. En este caso, no se asevera ninguno de sus componentes.
Aquí no se asevera que “Dios no existe” ni que “la vida no tiene sentido”. La proposición
condicional sólo asevera que en caso que Dios no exista, entonces la vida no tendría sentido.
Cuando dos proposiciones se combinan colocando la palabra “si” antes de la primera y se
inserta la palabra “entonces” entre ellas, la proposición compuesta resultante es una
proposición condicional. En una proposición condicional, la proposición simple que sigue al “si”
se llama el antecedente, y la proposición simple que sigue a “entonces” se llama consecuente.
Por ejemplo, la proposición compuesta “Si el acusado dice la verdad, entonces es inocente” es
una proposición condicional. Una proposición condicional afirma que en el caso que el
antecedente sea verdadero, el consecuente también lo es. No afirma que el antecedente es
verdadero, sino únicamente que si es verdadero, el consecuente también lo es. El significado
esencial de una proposición condicional es la relación que afirma entre el antecedente y el
consecuente.
En resumen, una proposición condicional es un tipo de proposición compuesta que contiene
dos proposiciones simples: la primera es el antecedente (simbolizado con la letra p) y la que le
sigue es el consecuente (simbolizado con la letra q).
Los tipos más simples de razonamiento deductivo que involucran proposiciones condicionales
son el modus ponens y el modus tollens. El modus ponens es una forma de razonamiento
deductivo en la que la segunda premisa afirma el antecedente y la conclusión afirma el
consecuente. El modus tollens es otra forma de razonamiento deductivo en la que la segunda
premisa niega el consecuente y la conclusión niega el antecedente. De este tipo de
razonamientos nos ocuparemos en la Sección 2.

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SECCIÓN 2
EVALUACIÓN DE ARGUMENTOS Y FORMAS DE RAZONAMIENTO

E
n la sección anterior, hemos dedicado un tiempo importante a analizar la
argumentación. Esto se debe a que es un paso fundamental para entenderla.
Aunque tenemos la costumbre de criticar más o menos rápidamente -porque
manifestar nuestra opinión es lo más interesante- muchas veces esto nos lleva a cometer
errores. El análisis de la argumentación nos pone en condiciones de evaluarla. Esto es lo
que vamos a tratar en esta sección.
Habíamos dicho que toda argumentación contiene un razonamiento, al que definimos
como un conjunto de proposiciones relacionadas entre sí de manera tal que una de ellas, a
la que llamamos conclusión, se deriva de las otras, a las que llamamos premisas.
Efectivamente, en toda argumentación se afirma algo (tesis o conclusión) y se lo intenta
justificar a través de otras afirmaciones (premisas o razones).
Un razonamiento es el producto de un proceso al que llamamos razonar o inferir por el cual
se llega a una proposición sobre la base de otras proposiciones aceptadas como puntos de
partida. Hay distintas maneras en las que se puede realizar este proceso. En este texto
consideraremos cuatro de las formas principales: deducción, inducción, analogía, y
abducción.

BUENAS RAZONES, MALAS RAZONES

Dijimos que la argumentación es una práctica propia de la vida en democrática, a


esto debemos agregar que argumentar es también una actividad propia de personas con
pensamiento crítico. Básicamente, el pensamiento crítico se trata de asegurarte de tener
buenas razones para tus creencias. Pero ¿qué significa esto? Supongamos que tú y un
amigo llamado Marcos, están hablando sobre quién va a estar en la fiesta de hoy. Y
Marcos te dice, bastante seguro: “Paula no estará en la fiesta”. Tú no estás seguro si
creerlo o no, así que, naturalmente, le preguntas: “¿Por qué piensas eso?”. Como
respuesta, tu amigo podría darte muchas razones diferentes, pero vamos a considerar
solamente tres. Primero, él podría decir:

R1 “No la soporto, y quiero pasarlo bien”

Segundo, podría decir:

R2 “Es muy tímida, y rara vez va a fiestas”

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Y tercero, podría decir:

R3 “Está en Pekín, y es imposible llegar aquí desde Pekín en una tarde.”


¿BUENO Y MALO?
Vale decir algo sobre cómo se están
La primera respuesta que Marcos te da, no ofrece usando los términos “bueno” y
buenas razones para creer que Paula no estará en “malo”. No se están usando para
la fiesta. La segunda razón, sin embargo, es una indicar nada relacionado con la
buena razón para creer: si ella es realmente tímida moral. No es que sea moralmente
y rara vez va a fiestas, entonces, es probable que bueno creer algo sobre la base de
no esté en la fiesta de hoy. Así mismo, la tercera “buenas razones”, así como no es que
respuesta también ofrece una buena razón para sea moralmente malo creer algo
sobre la base de “malas razones”. Lo
creer que Paula no estará en la fiesta de hoy: si
que aquí significa decir que una razón
ella está en China, y es imposible llegar hasta aquí
es “buena” está estrictamente ligado
desde China en una tarde, entonces, está a la noción de verdad. Así que una
garantizado que no estará en la fiesta. “buena razón” para una creencia, es
Cuando notas cosas como éstas, cuando una razón que la hace probable, es
distingues entre “buenas razones” y “malas decir, que hace probable que la
creencia sea verdadera.
razones” para creer algo, estás ejercitando tus
habilidades de pensamiento crítico. Una de las
habilidades esenciales que aprendes cuando
estudias Teoría de la Argumentación es cómo distinguir buenas razones de las malas
razones para creer algo.
Pero, ¿por qué todo esto es importante? La razón por la que el pensamiento crítico y la
argumentación son importantes es porque, ya que somos seres racionales, queremos que
nuestras creencias sean verdaderas. Las personas razonables quieren tener creencias
verdaderas y no tener creencias falsas, y la mejor manera de ser razonables es formarnos
creencias sólo cuando encontramos buenas razones.
Recordemos que un argumento es un conjunto de
proposiciones (llamadas premisas) que, juntas, componen
una razón para creer en otra proposición (llamada
conclusión). Así, por ejemplo, podemos considerar una de
las anteriores respuestas de tu amigo como un argumento.
Él ha dado dos afirmaciones, “Paula es muy tímida” y
“Paula rara vez va a fiestas”, las cuales juntas componen
una razón para creer que Paula no estará en la fiesta.
Estas afirmaciones son lo que llamamos «premisas». Por
otro lado, la afirmación a la que estas premisas dan razón
para creer, lo que llamamos «conclusión», es “Paula no
estará en la fiesta”.

16
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Un buen argumento es uno en el cual las premisas dan buenas razones para la conclusión,
es decir, en el cual las premisas hacen que la conclusión sea probablemente verdadera.
En este caso, decimos que el argumento apoya la conclusión. Los buenos argumentos
apoyan sus conclusiones, y los malos argumentos, no.
Pasemos a evaluar los argumentos de Marcos, y consideremos el primer y último

AR. 1
PREMISA 1: No soporto a Paula
PREMISA 2: Quiero pasarlo bien
CONCLUSIÓN: Paula no estará en la fiesta

AR. 3
PREMISA 1: Paula está en Pekín
PREMISA 2: Es imposible llegar aquí desde Pekín en una tarde
CONCLUSIÓN: Paula no estará en la fiesta

argumento:

Como indicamos previamente, el primer argumento no es bueno, mientras que el tercero sí


lo es. Ahora podemos explicar un poco más por qué. Si consideras lo que dicen las
premisas del primer argumento, y piensas en la relación con la conclusión, notarás que
esas afirmaciones no hacen a la conclusión probablemente verdadera: el hecho de que tu
amigo no tolere a Paula y quiera pasar un buen rato, no hace más probable que Paula no
esté en la fiesta. Esto simplemente no está relacionado con la conclusión.
En el tercer argumento, en cambio, la verdad de las premisas garantiza la verdad de la
conclusión. Es decir que si las premisas son verdaderas, la conclusión también lo será. Es
por esto que, en este caso, las premisas sí apoyan la conclusión.

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Vale señalar que, si bien el primer argumento es malo en su forma actual, podría mejorarse
agregando una premisa. Por ejemplo, si la persona que decide las invitaciones a la fiesta
es muy amigo de Marcos y está al tanto de la situación, el hecho que Marcos no tolere a
Paula y quiera pasarlo bien le daría buenas razones para creer que Paula no estará en la
fiesta, ya que le daría razones para creer que su amigo no la invitó. Pero tal como está, el
argumento no es bueno: las dos premisas consideradas en sí mismas no dan razones para
creer que Paula no estará en la fiesta.
Ahora bien, nuestro último tema es distinguir entre dos tipos de argumentos, y para esto,
compararemos el segundo y tercer argumento.
Como dijimos anteriormente, ambos son buenos argumentos, ambos tienen premisas que
apoyan la conclusión, pero hay una diferencia importante. Si consideras el tercer
argumento y piensas sobre lo que dicen las premisas, notarás que si las premisas son
verdaderas, es imposible que la conclusión sea falsa. Este tipo de argumentos, en los que
la verdad de las premisas garantiza la verdad de la conclusión, los llamamos deductivos.
En un argumento deductivo, si las premisas son verdaderas la conclusión es,
necesariamente, también verdadera. Ahora bien, con el segundo argumento no sucede lo
mismo. En el segundo argumento, incluso si las premisas son verdaderas, la conclusión
puede que sea falsa. Aunque sea cierto que Paula es muy tímida y pocas veces vaya a
fiestas, todavía es posible que, esta vez, supere su timidez y haga una excepción. No es
probable, pero es posible. Así que la verdad de las premisas en el segundo argumento no
garantiza la verdad de la conclusión. Argumentos como estos, los llamamos simplemente
no deductivos. Como dijimos, los dos argumentos son buenos, pero uno es formalmente
mejor que el otro.

EVALUACIÓN DE ARGUMENTOS DEDUCTIVOS

Para poder juzgar la calidad de una argumentación es necesario identificar el


razonamiento que contiene y evaluarlo. A continuación vamos a ver una parte de esa
evaluación, la que tiene que ver con la forma de los argumentos.
En los argumentos podemos distinguir dos aspectos: el contenido y la forma. El contenido
es aquello de lo que se habla, es el aspecto informativo del argumento. La forma es la
estructura que vincula las premisas con la conclusión y que surge cuando abstraemos el
contenido o significado de las palabras y mantenemos los elementos que son esenciales
para el orden lógico del razonamiento. Lo entenderemos con mayor claridad usando un
ejemplo clásico:

AR. 2
TodosPlos hombres
REMISA 1: son mortales,
Paula esymuy
Sócrates
tímidaes hombre. Por lo tanto, Sócrates es mortal.
PREMISA 2: Paula rara vez va a fiestas
CONCLUSIÓN: Paula no estará en la fiesta

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El contenido de este argumento alude a la mortalidad de los hombres y particularmente a


la de Sócrates. La forma se obtiene sustituyendo el conjunto de los hombres por la letra A,
el conjunto de los mortales por la letra B y el nombre Sócrates por una x minúscula
(porque representa un individuo, no un conjunto). La forma de razonamiento es:

Encontrar la forma lógica de un argumento permite ver con más claridad la manera en
que las proposiciones se relacionan entre sí y juzgar si esa interrelación permite
efectivamente que la conclusión se desprenda de las premisas. Esa es la perspectiva de la
lógica formal que, como su nombre lo indica, se ocupa de analizar la forma de los
argumentos con independencia de su contenido.

VALIDEZ, VERDAD Y CONSISTENCIA

En los razonamientos deductivos la conclusión se deriva necesariamente de las


premisas. Esto significa que si se aceptan las premisas, también se debe aceptar la
conclusión que se extrae de ellas. El ejemplo de la mortalidad de los hombres y de
Sócrates es un caso de razonamiento deductivo porque si admitimos que todos los
hombres son mortales y que Sócrates es un hombre, tendremos que aceptar también que
Sócrates es mortal. Esto significa que si las premisas son verdaderas, la conclusión
también lo será. Esta condición del razonamiento deductivo puede entenderse apreciando
su estructura, que muestra que lo que se afirma en la conclusión ya estaba contenido
implícitamente en las premisas.
Esta relación de necesidad lógica entre premisas y conclusión es una propiedad que
caracteriza a los razonamientos deductivos bien construidos (esto es, que utilicen una
forma deductiva adecuada). Cuando un razonamiento deductivo está bien formulado, se
dice que es válido.
El concepto de validez se refiere a la forma lógica (o sea, al razonamiento), y garantiza
que si el contenido proposicional de las premisas es verdadero, la conclusión
necesariamente lo será. Esto no significa que todo razonamiento válido contenga premisas
verdaderas, sino que en caso de que
cuente con premisas verdaderas, su
conclusión resultará Todo A es B verdadera. De esto es
x es A
x es B

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precisamente de lo que se ocupa la lógica formal: proveernos de herramientas para juzgar


si los razonamientos son válidos o no.
El concepto de verdad, en cambio, no refiere a la
estructura de los argumentos, sino a las PERO ¿QUÉ ES LA VERDAD?
proposiciones que lo integran. Estas son las
En Filosofía no hay una única
premisas y la conclusión, que serán verdaderas o
concepción de la verdad, pero según
falsas de acuerdo con su relación con la realidad. la concepción clásica, las oraciones
La lógica formal no se ocupa de la verdad de las serán verdaderas o falsas de acuerdo
proposiciones, pero es algo muy importante para con la correspondencia de su
evaluar cualquier argumento. contenido informativo con la realidad.
Esta concepción de la verdad como
Para que un argumento sea bueno desde todo
correspondencia fue formulada por
punto de vista, debe contar con una estructura ARISTÓTELES y se ha mantenido como
válida y además sus premisas deben ser interpretación predominante de la
verdaderas. Cuando tiene estas características, verdad hasta la actualidad.
decimos que el argumento es sólido o
consistente.

Todos los árboles de hojas caducas pierden las hojas en invierno. Todo A es B
El plátano es un árbol de hojas caducas. x es A
Por lo tanto, el plátano pierde sus hojas en invierno. x es B

El razonamiento deductivo que vimos sobre Sócrates tiene una estructura válida. Para
probarlo, vamos a cambiar las premisas por otras que también sean verdaderas:

Mantuvimos la forma y se mantuvo la verdad en la conclusión. ¿Qué sucede si utilizamos


premisas falsas (o al menos una premisa falsa)? Analicemos el siguiente ejemplo:

Todos los árboles de hojas caducas pierden las hojas en invierno. Todo A es B
El pino es un árbol de hojas caducas. x es A
Por lo tanto, el pino pierde sus hojas en invierno. x es B

En este caso vemos que la conclusión resulta falsa: los pinos no pierden sus hojas en el
invierno. Este resultado era esperable porque hemos agregado la premisa falsa de que los
pinos son árboles de hojas caducas. Sin embargo, el razonamiento es válido. Esto pone en
evidencia que lo único que nos garantiza la lógica formal es que si el razonamiento es
válido y las premisas son verdaderas,
la conclusión también será verdadera.
PERO ¿QUÉ ES LA LÓGICA?
La Lógica es la ciencia que se ocupa de los
razonamientos. Más concretamente, el estudio 20
de los principios y métodos utilizados para
distinguir los razonamientos correctos (o
válidos) de los incorrectos (o inválidos) según
Prof. Emilio Cuello F ILOSOFÍA Teórico

Pero si las premisas son falsas, la lógica formal no nos ayuda a determinar la verdad o
falsedad de la conclusión.
Una forma o estructura válida permite inferir correctamente la conclusión a partir de las
premisas, y garantiza que si las premisas son verdaderas, el producto obtenido (es decir, la
conclusión) también lo será. Pero dado que un buen argumento debe procurar ser
consistente, es necesario prestar atención no sólo al razonamiento, sino también a la
verdad de sus premisas.

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CARACTERÍSTICAS DE LOS RAZONAMIENTOS DEDUCTIVOS:

a) Es imposible que sus premisas sean verdaderas y su conclusión falsa, o dicho de otro
modo, es necesario que su conclusión sea verdadera si sus premisas son verdaderas.

b) La conclusión no contiene más información que la que contienen las premisas, o dicho
de otro modo, la conclusión simplemente revela lo que está implícito en las premisas.
Por tanto, mediante inferencias deductivas no aumentamos nuestro conocimiento.

CASOS MUY EXTRAÑOS


Con esto de la verdad y la validez, pueden suceder cosas muy complicadas de entender,
como que a partir de premisas falsas obtengamos una conclusión verdadera. En estos casos, la
verdad de la conclusión es producto de la casualidad y no de las características del
razonamiento. Como en el siguiente ejemplo:
Todos los franceses fuman pipa. Sherlock Holmes es francés. Por tanto, Sherlock Holmes fuma
pipa.
Aquí tenemos un razonamiento válido y una conclusión verdadera, pero no es un buen
argumento, porque sus premisas son falsas: ni todos los franceses fuman pipa, ni Sherlock
Holmes es francés.
En cuanto a los razonamientos inválidos, tampoco tenemos ninguna certeza respecto de la
verdad de la conclusión. Podemos encontrarnos ante un argumento cuyas premisas y
conclusión sean verdaderas, pero su forma lógica sea inválida. Veamos el siguiente ejemplo:

Algunas uruguayas son médicas,


y algunas médicas son rubias.
Por lo tanto, algunas uruguayas son rubias.
Algunos A son B
Algunos B son C
Algunos uruguayos son profesores, Algunos A son C
y algunos profesores son australianos.
Por lo tanto, algunos uruguayos son australianos.

En el primer caso, estamos frente a un argumento cuyas premisas y conclusión son verdaderas,
pero su forma lógica es inválida. En el segundo caso, mantuvimos la misma forma lógica pero
sustituimos las premisas por otras, igualmente verdaderas, para ver si se transmite la verdad
de las premisas a la conclusión. En este segundo caso, las premisas son verdaderas pero la
conclusión a la que se llega es falsa. Esto sucede porque el razonamiento o forma lógica del
argumento es inválida, es decir: no garantiza la verdad de la conclusión aun cuando las
premisas sean verdaderas.
Todo esto significa que el razonamiento es válido si es imposible que sus premisas sean
verdaderas y su conclusión falsa, o dicho de otro modo, si es necesario que su conclusión sea
verdadera si sus premisas lo son.

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VALIDEZ, INVALIDEZ, DEDUCCIÓN E INDUCCIÓN


Veamos un ejemplo de un buen argumento deductivo:
– Todos los humanos son mortales. Sócrates es un humano. Por lo tanto, Sócrates es un
mortal.
Ahora, mira este otro argumento:
– Todos los humanos son mortales. Sócrates es un humano. Sócrates era el maestro de
Platón.
Este último argumento es inválido, porque nada acerca de la mortalidad humana puede probar
que Sócrates era maestro de Platón. Como pueden darse cuenta, hay muchos humanos
mortales que nunca le enseñaron a Platón. Lo que es interesante, es que este argumento tiene
una conclusión que es verdadera, lo que nos lleva a otro punto, que es: validez no es lo mismo
que verdad. Si tus premisas no aseguran la verdad de tu conclusión, entonces puedes terminar
con un argumento muy malo como este:
– Todos los gatos son mamíferos. El profesor de filosofía es un mamífero. Por lo tanto, el
profesor de filosofía es un gato.
Todos los gatos son mamíferos, es cierto, pero no todos los mamíferos son gatos. Lo que
significa que existen mamíferos que no son gatos… y tu profesor de filosofía es un ejemplo. Y
probablemente no hay que decirlo, pero puedes tener un argumento perfectamente válido, y
aún tener una conclusión falsa, si alguna de tus premisas es falsa. Por ejemplo:
– Todos los humanos tienen alas. Mi hermano Juan es humano. Por lo tanto, mi hermano
Juan tiene alas.
El argumento es completamente válido, solo que una de las premisas es falsa. Así que no es un
argumento consistente, ya que un argumento consistente es todo argumento de forma válida y
contenido verdadero. La lógica nos proporciona ciertas reglas claras acerca de la validez de
nuestros razonamientos, pero ¿cómo obtener confianza acerca de la verdad de nuestras
proposiciones? Para esto vamos a tener que familiarizarnos con otro tipo de razonamientos:
los razonamientos inductivos.
¿Cómo sabes que esa aspirina va a aliviar tu dolor de cabeza? ¿Por qué tienes tantas ganas de
ver la última película de Tarantino, si ni siquiera has oído si es buena o mala? Tu capacidad
para predecir el efecto de un medicamento o saber qué película te va a gustar, son todas cosas
que sabes mediante inducción. Los argumentos deductivos son excelentes, ya que nos dan
ciertas garantías. Pero, por desgracia, gran parte de nuestro conocimiento no es deductivo.
La inducción consiste en predecir lo que podría suceder en el futuro, en base a nuestras
experiencias pasadas. Tu capacidad de predecir el futuro radica en tu capacidad de razonar
inductivamente, y es que muchas veces el futuro se parece al pasado, y tú, como animal
racional que eres, lo sabes. Pero es importante recordar que, a diferencia de la deducción
(donde premisas verdaderas implican conclusiones verdaderas), en el caso de la inducción la
conclusión no es más que probable. ¿Por qué? Porque no siempre el pasado se parece al
futuro. Por ejemplo, la nueva película de Tarantino podría ser horrible, aunque te hayan
gustado todas las anteriores. Puedes predecir con acierto qué sabor tendrá el café o qué color
de pelo tendrás la mañana siguiente, pero esto no significa que tú realmente puedas predecir
el fututo, sólo que eres capaz de hacer hipótesis más o menos probables.

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FORMAS DE RAZONAMIENTO DEDUCTIVO VÁLIDAS Y FALACIAS FORMALES

Cuando argumentamos, habitualmente nos valemos de formas deductivas (aunque


en general no nos damos cuenta de ello). Conocer las formas de razonamiento válidas e
inválidas más usadas nos resultará útil para ser más conscientes de nuestra forma de
argumentar y para evitar los errores en los que podemos incurrir al razonar. A continuación
vamos a considerar algunas de las formas de razonamiento deductivo más usadas en el
contexto de las argumentaciones.
Una de las más conocidas es el llamado modus ponens. Su estructura lógica es la
siguiente:

Si p entonces q
p
Por lo tanto, q

La primera premisa (si p entonces q) es una proposición condicional. Este tipo de


proposiciones plantea que si pasa una condición p, entonces ocurrirá un efecto q. Por
ejemplo:

Si le tiro una pedrada al vidrio de la ventana, entonces se va a romper.


Si p entonces q
Si termino el bachillerato, entonces podré entrar en la universidad.

Los componentes de esta proposición condicional tienen nombre: p se denomina


antecedente y q consecuente. Estos nombres nos indican que sus posiciones tienen un
sentido definido y no son intercambiables. La relación se establece del antecedente al
consecuente y no al revés, por lo que puede ser entendida como una relación causa-
efecto. En los ejemplos que vimos podemos aceptar como verdadero que siempre que tire
una piedra contra el vidrio de una ventana y le acierte, el vidrio se va a romper.
Supongamos ahora que no presenciamos el momento en que se rompió el vidrio de la
ventana, y simplemente lo encontramos roto. ¿Podríamos afirmar que fue porque le tiraron
una piedra? Obviamente, no. Podría haber ocurrido otra cosa, como que alguien cerrara la
ventana con demasiada fuerza, que el viento la golpeara, etc. Esto significa lo siguiente:
siempre que ocurra el antecedente, se producirá el consecuente. Pero no ocurre al revés:
no siempre que se produce el consecuente es debido al antecedente.

24
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La primera premisa del modus ponens establece una relación condicional, por ejemplo: Si
llueve, entonces se moja la calle ( p → q). La segunda premisa afirma que, efectivamente,
se produce el antecedente: llueve ( p). En los casos en que la relación antecedente-
consecuente es verdadera, y sabemos que ocurre el antecedente, podemos afirmar con
toda seguridad que se va a producir el consecuente ( q).

Si llueve, entonces la calle se moja Si p entonces q 1ra premisa

Está lloviendo p 2da premisa

Por La
lo tanto, la calle
calle debe estámojada.
estar mojadaPorque siPor lo tanto,
llueve q se moja,Conclusión
la calle y está lloviendo.

Dado que para afirmar una conclusión es necesaria la presencia de ambas premisas,
podemos presentar la forma de este modus ponens como una argumentación:

Podemos mantener la misma estructura y cambiar las premisas por otras:

Sócrates está muerto. Porque si alguien toma cicuta entonces muere, y


Sócrates tomó cicuta.

Esta forma de razonamiento es perfectamente “legal” en términos lógicos y probablemente


sea la que se utiliza con mayor frecuencia. Pero fácilmente se puede cometer un error si
tomamos riesgos que la lógica no avala. Por ejemplo, veamos un razonamiento muy
parecido pero ahora lo que sabemos en la segunda premisa es que Sócrates está muerto.
Alguien podría razonar así:

Sócrates debe haber tomado cicuta. Porque si alguien toma cicuta entonces
muere, y Sócrates está muerto.

Por lo que sabemos sobre la muerte de Sócrates, la Historia confirma la verdad de esa
conclusión. Sin embargo, no se trata de un buen razonamiento. Cambiemos las premisas:
En este último caso, las dos premisas son
RELACIÓN BICONDICIONAL
verdaderas pero la conclusión es falsa. Esto significa
En la relación condicional (p → q),
sabemos que si ocurre la causa p
ocurre el
Elvis Presley debe haber tomado cicuta. Porque si alguien efecto
toma q. Pero
cicuta si ocurre se
entonces el
muere, y Elvis está muerto. efecto q, no sabemos si fue
producido por p o alguna otra
causa. Hay otras relaciones más
estrechas en las que si ocurre la 25
causa, ocurre el efecto, pero
además ese efecto sólo puede ser
producido por esa causa. Este tipo
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que esta forma de razonamiento es inválida. El error se comete al interpretar una


proposición condicional como si fuera bicondicional. La proposición afirma que siempre
que alguien toma cicuta, se muere. Como sabemos, la cicuta es un veneno poderoso, por
lo tanto esto es verdadero. Pero no afirma que siempre que alguien muere es porque
ha tomado cicuta. Hay muchas circunstancias que pueden producir la muerte, además de
beber cicuta. Por lo tanto, del hecho de que una persona haya muerto no podemos inferir
que ha tomado cicuta. En realidad, no podríamos sacar con seguridad ninguna conclusión
acerca de la causa del deceso. Si lo hacemos, como en el ejemplo, estaremos cometiendo
una falacia de afirmación del consecuente. La palabra «falacia» refiere a razonamientos
que son psicológicamente persuasivos pero lógicamente defectuosos. La afirmación
del consecuente es convincente porque se parece mucho al modus ponens, pero si la
analizamos con atención veremos que la conclusión no se deriva de las premisas, por lo
tanto es un razonamiento deductivo inválido. Cuando el defecto de una falacia está en su
forma lógica, decimos que se trata de una falacia formal.
La forma lógica de la falacia de afirmación del consecuente es la siguiente:

Si p entonces q
q
Por lo tanto, p

Se parece mucho al modus ponens pero en este caso lo que se afirma en la segunda
premisa no es el antecedente p, sino el consecuente q.

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EXPLICACIONES ALTERNATIVAS

La falacia formal que consiste en la afirmación del consecuente normalmente comporta


ignorar explicaciones alternativas. Por ejemplo, un científico que intenta demostrar que la
aptitud para la música es principalmente heredada podría examinar la aptitud musical de gran
cantidad de hijos de músicos talentosos y comparar esto con la aptitud de hijos de familias sin
talentos musicales. No sería sorprendente, en ese estudio, descubrir una significativa
correlación entre la aptitud musical de una persona y la aptitud de uno de sus padres, si no de
ambos.
El razonamiento sería más o menos así:

P1 Si la aptitud musical fuera hereditaria, los hijos de los músicos talentosos tendrían
aptitud musical.
P2 Los hijos de los músicos talentosos tienen aptitud musical.
C Por lo tanto, la aptitud musical es hereditaria.

Sin embargo, la sola evidencia de que los hijos de los músicos talentosos tienen aptitud musical no
permitiría derivar la conclusión fiable de que la aptitud musical es hereditaria, pues hay gran
probabilidad de que a los hijos de músicos se les enseñe a ejecutar un instrumento musical
desde una edad mucho más temprana que a otros niños. En otras palabras, el científico estaría
ignorando una explicación alternativa del mismo fenómeno.
Quienes creen que seres de otras galaxias visitan la Tierra con regularidad, que
ocasionalmente abducen a seres humanos para realizar experimentos médicos con ellos, que
vuelan sobre los aviones sin que los pilotos lo adviertan, etc., generalmente persisten en sus
exóticas creencias ignorando las explicaciones alternativas de los fenómenos que toman por
evidencias de sus convicciones. Así, por ejemplo, aunque es incuestionablemente cierto que a
veces se encuentran dibujos extraños en los campos de maíz, ello no implica que han sido
hechos por extraterrestres. Existe un amplio espectro de explicaciones alternativas mucho más
plausibles del fenómeno, como, por ejemplo, que esos dibujos son hechos por bromistas, o
bien, que son el resultado de condiciones climáticas extrañas. Pasar de considerar que esos
círculos en los campos de maíz podrían haber sido hechos por extraterrestres a sostener la
conclusión de que han sido hechos por ellos es dar un enorme y arbitrario paso. Antes de llegar
a esa conclusión sería necesario probar que las visitas de los extraterrestres son la única
explicación posible, o al menos la más plausible, de los círculos en los campos de maíz.
Únicamente cuando hemos eliminado las demás explicaciones posibles deberíamos creer lo
improbable.

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FORMA VÁLIDA FORMA INVÁLIDA


Modus ponens Falacia de afirmación del consecuente
Si p entonces q Si p entonces q
p q
Por lo tanto q Por lo tanto p

Si alguien toma cicuta, entonces se muere. Si alguien toma cicuta, entonces se muere.
Sócrates tomó cicuta. Sócrates está muerto.
Por lo tanto, Sócrates está muerto. Por lo tanto, Sócrates tomó cicuta.

Otra forma de razonamiento deductivo válido es el


modus tollens. Su forma lógica es esta: REDUCCIÓN AL ABSURDO

La reducción al absurdo es un
recurso argumentativo
Si p entonces q mediante el cual se refuta una
posición mostrando que, de
No q ser verdadera, llevaría a
consecuencias absurdas.
Por lo tanto, no p
Equivale a razonar de la
siguiente forma: si el hecho de
suponer verdadera A nos lleva
a una contradicción, entonces
no-A es necesariamente
verdadera y A necesariamente
falsa. Por ejemplo, si quisiera
argumentar en contra de que
Dios es omnipotente, puedo
razonar del siguiente modo:
Supongamos que Dios es
omnipotente (A).
Mirtha Legrand no ha tomado cicuta. Si Dios es omnipotente, puede
Porque si alguien toma cicuta entonces crear una entidad indestructible.
se muere, y Mirtha está viva. Y si es omnipotente, todo
cuanto puede crear lo puede
también destruir.
De esto resulta que Dios puede
Suponiendo una relación condicional verdadera, si destruir una entidad
sabemos que no se produce el efecto (es decir, que el indestructible, pero esta
conclusión es una contradicción.
consecuente es falso), ¿podemos sacar alguna
Por lo tanto, Dios no es
conclusión lógicamente garantizada? Sí, puesto que si
omnipotente (no-A).

28
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no se
Mirtha está viva. Porque si alguien toma cicuta entonces se muere, y
Mirtha no ha tomado cicuta.

produce un efecto, significa que no se produjo ninguna de las causas posibles que lo
provocan. Consideremos un ejemplo:

Como vemos, partiendo de la premisa de que si alguien toma cicuta se muere, y que
Mirtha está viva, podemos afirmar con total seguridad que Mirtha no ha tomado cicuta.
Aunque parezca una forma de razonamiento muy obvia, es fácil incurrir en una falacia
razonando de forma parecida pero no igual. Por ejemplo, supongamos que el dato que
tenemos es que Mirtha no ha tomado cicuta:

Fácilmente podemos entender que la información de que Mirtha no ha tomado cicuta no


nos garantiza que esté viva en este preciso momento. Este error formal se llama falacia
de negación del antecedente y su forma lógica es:

Si p entonces q
No p
Por lo tanto, no q

FORMA VÁLIDA FORMA INVÁLIDA


Modus tollens Falacia de negación del antecedente
Si p entonces q Si p entonces q
No q No p
Por lo tanto no p Por lo tanto no q

Si alguien toma cicuta entonces se muere, Si alguien toma cicuta entonces se muere,
Mirtha está viva. Mirtha no ha tomado cicuta.
Por lo tanto, Mirtha no ha tomado cicuta. Por lo tanto, Mirtha está viva.

Estas falacias formales se deben a no tomar CONDICIÓN SUFICIENTE,


en cuenta que son muchos los factores que
CONDICIÓN NECESARIA
intervienen en la producción de un evento
cualquiera, es decir que la producción de Decimos que A es condición suficiente de
cualquier evento involucra múltiples causas. B, cuando la condición A garantiza B. Por
La proposición «si p entonces q» está otro lado, consideramos A como condición
necesaria de B, si A debe estar presente
indiciando que p es condición suficiente
para que suceda B, aunque por sí solo no
pueda asegurar que B.
Por ejemplo, ser mayor de edad es 29
condición necesaria (pero no suficiente)
para tener libreta de conducir; ser italiano
es condición suficiente (pero no necesaria)
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para q, pero no condición necesaria. Por ejemplo, tomar cicuta es condición suficiente
para la muerte de una persona, pero no condición necesaria, porque son muchas las
causas que pueden producir la muerte. De esto concluimos que: a) de la evidencia de que
una persona está muerta no podemos concluir que haya tomado cicuta, y b) de la
evidencia de que no haya tomado cicuta no podemos concluir que esté viva.

30
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EVALUACIÓN DE ARGUMENTOS NO DEDUCTIVOS

Habíamos dicho que los argumentos deductivos son aquellos en los cuales es
imposible que las premisas sean verdaderas y la conclusión falsa, es decir que si las
premisas son verdaderas la conclusión es, necesariamente, también verdadera. Ahora
bien, hay otro tipo de argumentos (clasificados como no deductivos) en los que la verdad
de las premisas no asegura totalmente la verdad de la conclusión, es decir que la
conclusión de un razonamiento no deductivo es más o menos probable, más o menos
confiable.
Frente a un argumento deductivo válido, si alguien quiere afirmar que la conclusión es
falsa, solo tiene el camino de decir que alguna de las premisas lo es (ya que,
necesariamente, si las premisas fuesen verdaderas, la conclusión también lo sería). Eso no
sucede con los argumentos no deductivos, alguien puede aceptar las premisas pero negar
la conclusión, porque es posible que las premisas sean verdaderas y la conclusión falsa.

RAZONAMIENTOS INDUCTIVOS

Los razonamientos inductivos1 o generalizaciones extienden una serie de


características conocidas por un grupo de cosas hacia todos los casos de ese grupo. Sus
premisas van enumerando los casos que tienen una característica determinada, y en su
conclusión se generaliza para el resto del conjunto. Por ejemplo, supongamos que un
grupo de científicos estudia los efectos del calor sobre los metales. Luego de hacer
pruebas con varios tipos de metales, concluyen que todos los metales se expanden
cuando se aumenta su temperatura. ¿Cómo llegaron a esta conclusión? Ellos podrían
explicar su razonamiento enumerando los metales en los que probaron que esta relación
se cumple:

La plata se dilata con el calor


El plomo se dilata con el calor
El oro se dilata con el calor

Por lo tanto, todos los metales se dilatan con el calor

1
A veces, se utiliza el término «inducción» para todo razonamiento no deductivo, pero aquí preferimos
restringirlo a un tipo de razonamiento: las generalizaciones.

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La forma general de estos argumentos puede expresarse del siguiente modo:

X1 tiene la característica A
X2 tiene la característica A
X3 tiene la característica A

Por lo tanto, todos los X tienen la característica A

En esta clase de argumentaciones resulta claro que a


partir de casos particulares se llega a una conclusión FALACIA DE GENERALIZACIÓN
general. En nuestro ejemplo vemos que luego de APRESURADA
observar que un subgrupo de los metales se expande al Puesto que las
ser calentado, los científicos infieren que todos los argumentaciones inductivas
metales se comportan de la misma forma cuando se pueden ser derribadas a partir
eleva su temperatura. Este subconjunto sobre el que se de una sola excepción, es
realizan las observaciones se denomina muestra. Una necesario ser cuidadosos en el
muestra es un subconjunto de elementos que se momento de su construcción.
considera representativo de las características de todos Salvo que cuente con una
cantidad de casos suficiente,
los elementos de un conjunto.
un buen argumentador
Pero no solo la ciencia depende de inferencias de este procurará no realizar
tipo, sino también muchísimas decisiones que tomamos generalizaciones para todos los
en la vida cotidiana: cuando salgo de clase y voy a la casos. En vez de eso, es
parada de siempre a esperar el ómnibus para volver a mi preferible emplear expresiones
como “en la mayoría de los
casa, lo hago basado en una inferencia que tiene como
casos”, que no comprometen
premisa que el 188 (o la línea de ómnibus que sea) ha tanto la argumentación.
pasado muchas veces allí en un horario determinado, y Una de nuestras tentaciones
concluyo que dirigiéndome a esa parada podré tomar más comunes es extraer
ese ómnibus que me lleva a casa. conclusiones de una muestra
demasiado pequeña. En tal
Por supuesto, se trata de una inferencia muy segura,
caso, estamos ante una falacia
pero no totalmente segura. Podría suceder, por
de generalización apresurada,
ejemplo, que se decida cambiar el recorrido del 188 o es decir, una afirmación
que se suprima la línea. Un buen argumento inductivo es general basada en evidencia
aquel que aporta un alto grado de probabilidad de que la insuficiente.
conclusión sea verdadera. Esto significa que la verdad

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de las premisas aporta a la conclusión un grado de probabilidad, pero ello no es lo mismo


que la certeza.

Volvamos al caso de los metales.


Supongamos que otro grupo de
científicos examina uno a uno los
metales de la muestra anterior y
encuentra que uno de los elementos
clasificados como metal no lo era.
¿Qué efecto tendría esto sobre la
generalización de los metales?
Evidentemente, lograría debilitarla,
dado que reduciría la cantidad de
casos sobre los que se basa el
argumento (o dicho en otras
palabras, eliminaría una de las
premisas). Lo contrario sucedería si
se encuentra un nuevo metal que al
ser calentado se expande: la
generalización se fortalecería en
tanto se amplía la cantidad de casos que respaldan la conclusión (se agrega una nueva
premisa).
Consideremos ahora otro problema. Como sabemos, los científicos de nuestro ejemplo no
han realizado este experimento con todos los metales. Supongamos ahora que se
encuentra una nueva sustancia que puede ser clasificada como metal pero que, al ser
calentada, no se expande. ¿Qué consecuencias tendría este hallazgo para la
generalización sobre los metales? Dado que la conclusión del razonamiento es que “todos
los metales se expanden cuando se calientan” y que se encontró un caso de metal que no
se expande al ser calentado, la argumentación quedaría refutada. Estos casos particulares
que tienen la capacidad refutar una generalización se denominan contraejemplos.

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CONSECUENCIAS SOBRE LA TESIS EN POSIBLES DESCUBRIMIENTOS

Fortalecimiento Debilitamiento Refutación

Se descubrió una nueva


Se descubrió una nueva Se descubrió que una de las
sustancia que se clasifica
sustancia que se clasifica como sustancias examinadas en la
como metal, y no se
metal, y se dilata con el calor. muestra, no es un metal.
dilata con el calor.

Este hallazgo debilita la Este hallazgo refuta la


Este hallazgo fortalece la
generalización, porque generalización, porque la
generalización, porque amplía la
reduce la cantidad de casos conclusión “Todos los
cantidad de casos en que se
en los que se corrobora la metales se dilatan con el
corrobora la tesis.
tesis. calor” resulta falsa.

Para evaluar este tipo de inferencias debemos prestar atención a las características de la
muestra a partir de la cual se basa la generalización, porque si bien con este tipo de
razonamientos nunca podemos tener certezas, al menos sí podemos tener confianza.
Para esto, hay algunas preguntas que debemos formularnos a la hora de evaluar una
argumentación inductiva:

a. EVALUANDO LA EXISTENCIA DE CONTRAEJEMPLOS: ¿Ningún ejemplo va en contra de la


generalización?

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b. EVALUANDO LA CALIDAD DE LA GENERALIZACIÓN: ¿Hay suficientes ejemplos como para


hacer una generalización confiable?

FALIBILIDAD DE LOS RAZONAMIENTOS INDUCTIVOS


La inducción es el método de razonamiento que procede desde una serie de
observaciones empíricas específicas hasta una conclusión general. Todos utilizamos
constantemente este tipo de razonamiento, y es evidente que funciona en un gran número de
ocasiones. Por ejemplo, puesto que siempre he tomado café y nunca me he envenenado, el
razonamiento inductivo me hace pensar que nunca moriré envenenado por un café. También
las leyes de la óptica así como las del movimiento planetario son leyes derivadas
inductivamente, y han tenido un gran éxito: las leyes de la óptica se han utilizado para diseñar
lentes que funcionan muy bien; las leyes de los movimientos planetarios se han empleado con
éxito para predecir eclipses; y se podría ampliar la lista de leyes y teorías científicas derivadas
por inducción.
Nuestra vida entera se basa en el hecho de que la inducción permita hacer predicciones
bastante fiables sobre el mundo que nos rodea. No obstante, y pese a que la inducción
desempeña un papel fundamental en la vida de todos los seres humanos, está lejos de ser una
forma infalible de extraer conclusiones. Sus conclusiones nunca son tan fiables como las de los
razonamientos deductivos que parten de premisas ciertas.
Supongamos, por ejemplo, que hasta la fecha haya observado una gran cantidad de cuervos en
una amplia variedad de circunstancias y que todos ellos han sido negros, y basándome en eso,
concluyo: Todos los cuervos son negros. Esta es una inferencia inductiva perfectamente válida.
Pero, ¿tengo garantía de que de que el siguiente cuervo que observe no sea, por ejemplo,
rosado?
Un ejemplo de la cuestión, más interesante aunque bastante morboso, lo constituye la
explicación de la historia del pollo inductivista por BERTRAND RUSSELL. Este pollo descubrió que,
en su primera mañana en la granja avícola, comía a las 9 de la mañana. Sin embargo, siendo
como era un buen inductivista, no sacó conclusiones precipitadas. Esperó hasta que recogió
una gran cantidad de observaciones del hecho de que comía a las 9 de la mañana e hizo estas
observaciones en una gran variedad de circunstancias: en miércoles y jueves, en días fríos y
calurosos, en días lluviosos y en días soleados. Cada día añadía un nuevo enunciado a su lista.
Por último, su conciencia inductiva se sintió satisfecha y efectuó una inferencia inductiva para
concluir: Siempre como a las 9 de la mañana. Pero, ¡ay! Se demostró de manera indudable que
esa conclusión era falsa cuando, un día, en vez de darle la comida le cortaron el cuello. La
moraleja es que una inferencia inductiva con premisas verdaderas puede llevarnos a una
conclusión falsa.

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PROBLEMA DE LA INDUCCIÓN

En los argumentos inductivos, las razones que se dan para afirmar la conclusión se basan
en la observación y en la creencia de que el futuro será como el pasado en ciertos aspectos
relevantes. Aunque los argumentos inductivos nunca pueden hacer que la conclusión sea más
que altamente probable, debemos confiar en la inducción en nuestra vida cotidiana, ya que
todas nuestras expectativas respecto del futuro se basan en ella: esperamos que el agua sacie
nuestra sed sobre la base de la evidencia de que hasta ahora siempre lo ha hecho; esperamos
confiados que el sol salga mañana porque ha salido cada día de nuestras vidas, etc. Ahora bien,
uno de los problemas epistemológicos más fundamentales es cómo justificar esta forma de
razonar.
El principio de inducción dice así:

Si en una gran variedad de condiciones se observa una gran cantidad de A y todos los A
observados, sin excepción, poseen la propiedad B, entonces todos los A poseen la
propiedad B.

Por ejemplo, cuando luego de haber probado una cantidad considerable de limones, concluyo
que todos los limones son amargos, estoy razonando inductivamente. Sin embargo, esa forma de
razonamiento es difícil de justificar, dado que, por más limones que haya probado (y en la
imposibilidad de probar todos los limones que existen o existirán en el futuro), siempre es
concebible que no todos los limones sean amargos. ¿Cómo puedo estar tan seguro de que el
próximo limón que pruebe no será dulce?
Un intento de justificar la inducción es sugerir que sabemos que es una forma fiable de
argumentar porque ha funcionado bien para nosotros en el pasado: todos hemos realizado una
importante cantidad de generalizaciones inductivas con éxito hasta ahora, por lo que podemos
concluir que se trata de una forma de razonamiento fiable. No obstante, mediante un examen
más detenido este resulta ser un argumento circular. La argumentación que pretende justificar
la inducción es circular ya que emplea el mismo tipo de argumentación inductiva cuya validez
se supone que necesita justificación. La forma de la argumentación justificadora es la
siguiente:

El principio de inducción funcionó con éxito en la ocasión x1


El principio de inducción funcionó con éxito en la ocasión x2
El principio de inducción funcionó con éxito en la ocasión x3
etcétera
El principio de inducción funciona siempre con éxito

Pero apelar a las observaciones pasadas de inducciones que han funcionado es confiar en la
inducción, pero no podemos utilizar la inducción para justificar la inducción. Es como si alguien
argumentara: «Pablo siempre dice la verdad, porque él nunca miente». Es evidente que «siempre
decir la verdad» y «nunca decir mentiras» son la misma proposición pero expresada mediante
oraciones diferentes.
Parece entonces que cualquier intento de justificar la inducción es ya inductivo, y por lo tanto
es un razonamiento circular. Esta dificultad, la de la justificación de la inducción, es lo que se
conoce como problema de la inducción.

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RAZONAMIENTOS POR ANALOGÍA

Además de las generalizaciones, existen otras formas de argumentación no


deductivas. Por ejemplo, los razonamientos por analogía. En este tipo de razonamientos
se realiza una comparación entre dos o más cosas que se supone son similares.
La analogía es una de las formas más comunes de razonar a partir de la experiencia.
Cuando nos enfrentamos a un caso dudoso o difícil de entender, tratamos de compararlo
con algo que nos resulte más familiar o fácil de entender. Imaginemos una situación
práctica: viajas por primera vez a Chile y te invitan con una bebida típica: el pisco. Se trata
de una bebida alcohólica destilada, de color blanco o dorado. Dado que algunas bebidas
alcohólicas te resultan demasiado fuertes y te producen malestar, eres precavido y antes
de probar el pisco, buscas en tu memoria alguna bebida similar que te permita comparar.
Piensas en la ginebra y el vodka. Ambas son bebidas destiladas y su ingestión te ha dado
dolor de cabeza y malestar estomacal en el pasado. No sabes con exactitud qué efecto te
producirá el pisco, pero razonas:

La ginebra me cae mal


El vodka me cae mal
El pisco se parece a la ginebra y al vodka
Por lo tanto, probablemente el pisco me caerá mal

Luego, sensatamente, le dices a tus anfitriones


que prefieres un buen vino chileno. Cuando ANALOGÍAS Y METÁFORAS
realizamos un razonamiento de este tipo,
No hay que confundir la analogía con las
estamos empleando una analogía. metáforas, que afirman que una cosa es
Para evaluar este tipo de razonamientos como otra solo para describirla de
debemos determinar si las cosas que se manera poética. Las analogías tienen una
función argumentativa. Su uso permite
comparan son en verdad comparables. Se
clarificar aspectos de los problemas que
trata de casos similares pero no iguales, esto
no resultan del todo evidentes. Cuando
es, se parecen en algunas cosas pero no en se las evalúa, no se debe comparar las
todas. De modo que para determinar si una características concretas sino establecer
analogía es fuerte o débil es necesario saber si los dos casos son similares en un nivel
en cuántos aspectos se parecen y, sobre todo, más abstracto de comparación.
si esos aspectos son relevantes para la
conclusión.

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A continuación veremos dos analogías muy famosas en la Historia de la Filosofía. La


primera se utiliza para demostrar la existencia de Dios, y la segunda para argumentar a
favor de la despenalización del aborto.

A) ARGUMENTO DEL DISEÑO

En el siglo XVIII un teólogo llamado WILLIAM PALEY, presenta el argumento más influyente
a favor de la existencia de Dios, el llamado argumento del diseño. Este argumento usa
una analogía para tratar de establecer la existencia de un Creador del mundo. PALEY
pretende demostrar que, del orden y belleza del mundo, podemos inferir la existencia de un
Creador, tal como podemos inferir la existencia de un relojero cuando encontramos un reloj
hermoso y bien construido. Este argumento formulado en forma de premisa y conclusión
reza:

Los relojes hermosos y bien construidos deben tener creadores inteligentes a


los que llamamos «relojeros». El mundo es similar a un reloj hermoso y bien
construido. Por lo tanto, el mundo también debe tener un creador inteligente al que
llamamos «Dios».

Si en un desierto encontráramos un objeto similar a un reloj,


aunque desconociéramos cómo se podría haber producido su LA MEJOR EXPLICACIÓN
existencia, la complejidad de su diseño nos forzaría a concluir DEL MOMENTO
que el reloj debió de tener un fabricante: que debió de existir
en algún momento, y en algún lugar, un artífice que lo El argumento del diseño
construyó con una finalidad, escribe PALEY. Nadie podría era la respuesta
contrariar razonablemente esta conclusión -dice PALEY-, tradicional al problema de
aunque esto es justo lo que hace en realidad el ateo, cuando la complejidad biológica,
y se tuvo que esperar
contempla las obras de la naturaleza.
hasta CHARLES DARWIN y
Más adelante, PALEY compara el ojo humano con un su teoría de la evolución
instrumento diseñado como el telescopio, para concluir que por selección natural,
existen exactamente las mismas pruebas de que el ojo fue para disponer de una
hecho para la visión, como de que el telescopio fue hecho mejor explicación. Es
decir que posiblemente el
para ayudarle en su función. Por lo tanto, el ojo debe haber
argumento del diseño sea
tenido un diseñador, de la misma forma que lo tuvo el
la mejor explicación pre-
telescopio. darwiniana al misterio de
El argumento se basa en la enorme improbabilidad de que el las cosas más complejas
orden y belleza de la naturaleza sea producto de factores del universo conocido:
nosotros los animales.
fortuitos y azarosos, y así como del encuentro de cualquier
artefacto bien diseñado inferimos la existencia de un

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Prof. Emilio Cuello F ILOSOFÍA Teórico

diseñador, de la perplejidad que nos produce la naturaleza inferimos, por analogía, la


existencia de Dios: un diseñador del mundo.

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Lee la conversación que figura a la izquierda. Que


el primer mensaje sea producto de un gato
caminando sobre el teclado es posible, pero muy
poco probable. Pues bien, el argumento de
diseño se basa en un razonamiento similar. Se
basa en la poderosa intuición de que el orden, la
complejidad y la finalidad aparente que exhibe el
mundo que nos rodea no puede ser simplemente
el producto de azarosos y ciegos procesos
naturales. Si observamos atentamente la
naturaleza, sentimos que debe haber algún
agente sumamente poderoso e inteligente que
haya planificado todas las maravillas del mundo
natural. Los animales, por ejemplo, son como
máquinas tan bien diseñadas, tan bien adaptadas
a la vida, que parece poco probable que haya sido producto del mero azar.

B) ARGUMENTO DEL VIOLINISTA

En los años setenta del siglo XX la filósofa estadounidense JUDITH JARVIS THOMSON
presentó un argumento a favor de la despenalización del aborto por medio de una
ingeniosa analogía. Propone que nos imaginemos la siguiente situación:

Hay un famoso violinista que tiene un problema de hígado. Su única


posibilidad de sobrevivir es que lo conecten a una persona que comparta su grupo
sanguíneo, muy poco frecuente. Tú perteneces al mismo grupo. Una mañana te
despiertas y descubres que mientras estabas durmiendo los médicos te han
secuestrado y unido a él para que pueda utilizar uno de tus riñones. Pero no te
preocupes, sólo es por nueve meses. Para entonces se habrá recuperado de su
enfermedad, y podrá ser desconectado de ti sin ningún peligro.

THOMSON considera que, en una situación como ésta, no tienes ninguna obligación de
permanecer unido al violinista, aunque sepas que morirá si retiras los tubos. El violinista
tiene derecho a la vida, pero tener derecho a la vida no implica el derecho a utilizar el
cuerpo de otra persona, incluso aunque no utilizarlo suponga la muerte. Del mismo modo,
sugiere ella, si una mujer se queda embarazada a pesar de haber utilizado un método
anticonceptivo, el feto que se desarrolla en su interior no tiene automáticamente derecho
de utilizar su cuerpo. El feto es como el violinista, es decir que se establece una relación de
similitud entre los dos casos. En ambos casos tenemos sujetos obligados a una situación

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que no han elegido libremente (persona secuestrada y mujer embarazada), y en ambos se


necesita de un cuerpo para mantener con vida a otro individuo (violinista y feto).
La conclusión a la que THOMSON pretendía llegar es que una mujer que se quede
embarazada a pesar de haber tomado precauciones para ello, no tiene ninguna obligación
moral de tener el bebé y podría abortar sin estar haciendo nada moralmente malo. Tener el
bebé en esas circunstancias sería un acto de caridad, pero no una obligación.
Con todo, debemos tener en cuenta que ningún argumento por analogía es infalible o
definitivo, sino que es siempre discutible si la estructura de ambos casos es comparable y
si las similitudes que se plantean son relevantes. Por ejemplo, los champiñones y los
hongos venenosos pueden tener un aspecto muy similar y están muy emparentados, pero
los primeros son comestibles y los últimos no. Por lo tanto, aunque parezca que existen
excelentes fundamentos para obtener conclusiones sobre la base de dos cosas que son
muy similares en algún aspecto, puede resultar imprudente considerar que esas
conclusiones están firmemente establecidas.

RAZONAMIENTOS ABDUCTIVOS

Imagina que llegas a la casa de un amigo


ABDUCCIÓN Y MEDICINA
tuyo y no hay nadie más que él, pero ves sobre la
mesa dos tazas con un poco de té. Las tocas y La abducción es esencial en
notas que ambas están tibias. Fácilmente podrías procesos como los diagnósticos
llegar a la conclusión de que tu amigo ha estado médicos. Los médicos tienden a
recientemente acompañado. ¿Es la única optar por la hipótesis que mejor
explica los síntomas del paciente.
explicación posible? Claro que no. Podría haber
Por ejemplo, un médico podría
sucedido que tu amigo se preparara dos tazas de té razonar así: “Si usted tose mucho, le
para él solo y haya tomado bastante de cada una. duele la garganta y tiene la nariz
Pero esta explicación es poco plausible (salvo que congestionada, pero no ha hecho
sepas que tiene ese extraño hábito). Esto es un fiebre ni siente dolor muscular, es
ejemplo sencillo de razonamiento abductivo: a probable que no tenga gripe, sino que
partir de un conjunto de evidencias (premisas) se trate de un simple resfrío.” En
buscas la mejor explicación (conclusión) para esas general se construye un diagnóstico
evidencias. Aunque la conclusión no sea a partir de una serie de
observaciones (los síntomas), y
necesariamente verdadera, tienes buenas razones
basándose en el conocimiento
para creer que lo es: si tu amigo te dijera que ha médico, se construye una
estado solo todo el día, tienes buenas razones para explicación causal. Si bien el
sospechar de su sinceridad y pedirle explicaciones ejemplo del resfrío es un caso
por las evidencias que indican lo contrario. sencillo, hay casos en los que un
diagnóstico acertado puede
La abducción es un proceso de razonamiento muy
volverse una tarea bastante más
común, que aplican los médicos en la construcción
complicada (como en la serie Dr.
de diagnósticos, los científicos en la construcción
House).
de teorías, y nosotros mismos en la vida cotidiana.

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Prof. Emilio Cuello F ILOSOFÍA Teórico

En un sentido amplio, la abducción es el proceso de razonamiento mediante el cual se


construyen explicaciones para observaciones en alguna medida sorprendentes o hechos
en alguna medida novedosos. Por ejemplo, si nos levantamos por la mañana y
observamos que el patio está mojado, podemos explicar esta observación asumiendo que
ha llovido. Este es un ejemplo en nuestro cotidiano razonamiento de sentido común:

P1 – El patio está mojado


P2 – Si llueve el patio se moja
P3 – La hipótesis de la lluvia es la mejor explicación para P1
C1 – Seguramente llovió

P1 es la evidencia que tenemos, el hecho a explicar; P2 es algo que ya sabemos, un


conocimiento previo; y P3 es la afirmación de que ninguna otra hipótesis disponible explica
P1 tan bien como lo hace P2. Finalmente, no es difícil concluir C. A veces los razonamientos
abductivos son tan rutinarios y automáticos que hasta se nos pasa desapercibido estar
razonando, pero cuando más sorprendente o inesperado es el hecho a explicar, más difícil
se hace llegar a una conclusión.

Los argumentos abductivos son muy comunes en las discusiones en las que se pretende
explicar algún fenómeno. Veamos otro ejemplo:

Sabes que Marcos y Claudio han tenido recientemente una terrible pelea que terminó
con su amistad. Ahora alguien te dice que acaba de verlos trotando juntos por el parque,
como solían hacerlo. La mejor explicación que se te ocurre es que se han reconciliado. Es
decir que llegas a la conclusión de que han vuelto a ser amigos. ¿Es la única explicación
posible? No, pero es la más plausible.

La abducción es un tipo de inferencia no deductiva, es decir, un tipo de razonamiento en


que la verdad de las premisas no garantiza la verdad de la conclusión. Por ejemplo, del
hecho que Marcos y Claudio hayan trotado juntos, no se sigue necesariamente que sean
amigos nuevamente. Quizás Marcos y Claudio son ex socios comerciales que todavía
tienen algunos asuntos financieros que discutir y decidieron combinarlo con su ejercicio
diario. Esto es compatible con su firme decisión de nunca reconciliarse, pero ésta hipótesis
es menos económica (es una explicación que contiene mayor cantidad de supuestos), así
que la conclusión de la reconciliación parece ser la hipótesis que mejor explica el hecho de
que acaban de ser vistos trotando juntos. Sin embargo, si supiéramos que Marcos y
Claudio son ex socios comerciales que todavía tienen algunos asuntos financieros que
discutir, entonces la hipótesis de que han vuelto a ser amigos perdería peso.

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Prof. Emilio Cuello F ILOSOFÍA Teórico

El término «abducción» fue acuñado por CHARLES PEIRCE en el siglo XIX. Se trata de una
forma de inferencia no deductiva que permite introducir alguna idea nueva, es decir que
amplía nuestro conocimiento. Al proponer la abducción como la operación racional de
adoptar una hipótesis explicativa frente a un hecho sorprendente, PEIRCE abrió las puertas
a nuevos desarrollos sobre la lógica del descubrimiento. Según algunos epistemólogos, es
precisamente a través de inferencias abductivas que se elaboran hipótesis científicas.
La abducción se llama también, habitualmente, inferencia de la mejor explicación. El

― e es un conjunto de datos, hechos, observaciones,…, comprobados;

― h explica e (si h fuera verdadera, e habría ocurrido);

― ninguna otra hipótesis explica e tan bien como lo hace h.

― Por tanto, es bastante seguro que h.

esquema de una inferencia abductiva sería el siguiente:

Esto significa que, dada la evidencia e, si h explica e mejor que otras hipótesis, se infiere
que h se encuentra al menos más cercana a la verdad que el resto de las hipótesis.

ABDUCCIÓN Y CIENCIA

La abducción juega un papel muy importante en investigación científica. A menudo las


hipótesis científicas se basan en inferencias a la mejor explicación para algunos datos
observacionales. Por ejemplo, así fue como se descubrió el planeta Neptuno. A principios del
siglo XIX, los astrónomos notaron pequeñas discrepancias entre la órbita observada de Urano
y las predicciones de la teoría de Newton sobre el movimiento de los planetas. La mejor
explicación para estas discrepancias era que existe otro planeta que nadie había observado, y
resultó que esto era correcto: había otro planeta, que hoy conocemos como Neptuno. Pero,
¿qué hace que algo sea una buena explicación?
Otra posible explicación para la “desviación” de la órbita de Urano era que Newton estaba
equivocado, que su teoría era falsa. Aceptar que la teoría de Newton estaba equivocada era
una hipótesis muy “costosa”: hubiese requerido renunciar a muchas otras buenas
explicaciones. La hipótesis de que un planeta aún no observado era el responsable de la
“desviación” era más simple (y por supuesto, no contradictorio con lo que ya se sabía), y por
eso, una mejor explicación.
A mayor simplicidad y mayor concordancia con lo que ya sabemos, mejor y más razonable es la
explicación.

43
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LA NAVAJA DE OCKHAM
Cuando se nos ofrece dos o más hipótesis para explicar un fenómeno determinado, es
razonable aceptar la más simple, es decir, la que incluya menos supuestos no probados. Este es
el principio conocido como la Navaja de Ockham, que recibe su nombre de GUILLERMO DE
OCKHAM, filósofo inglés del siglo XIV. La Navaja de Ockham es el precepto metodológico de
no recurrir a una explicación más complicada en los casos en que existe una más simple . Si diversas
explicaciones alternativas están disponibles debemos, en igualdad de condiciones, dar
preferencia a la más simple o económica.
Por ejemplo, imagina que un día llegas a tu casa y te encuentras con una ventana rota, los
cajones abiertos y los muebles desordenados. Frente a semejante escena, probablemente
concluyas que alguien entró por la ventana en tu ausencia con la intención de robarte. Pero,
¿es ésta la única explicación posible? Desde luego que no. Podría haber ocurrido, por ejemplo,
que una pandilla de duendes se colara en tu casa para hacer travesuras. Sin embargo, esta
explicación no parece ser la hipótesis que mejor explica la escena frente a la que te
encuentras. Pero ¿por qué? La hipótesis de la pandilla de duendes es más compleja e
intrincada que la del robo, porque implica suponer que los duendes existen, mientras que la
hipótesis del robo es más simple y coherente con lo que sabemos: la existencia de ladrones.
El principio de Ockham no sostiene que la explicación más simple sea la correcta, sino
sencillamente que es preferible (al menos hasta que existan razones fundadas para adoptar una
alternativa más elaborada).

Nótese que en caso de que h tuviera más que un estatus apenas probable o cercano a la

CARACTERÍSTICAS DE LOS RAZONAMIENTOS NO DEDUCTIVOS:

a) Es posible que sus premisas sean verdaderas y su conclusión falsa, o dicho de otro
modo, es más o menos probable que su conclusión sea verdadera si sus premisas son
verdaderas.

b) La conclusión contiene más información que la que contienen las premisas, y por
tanto, mediante inferencias no deductivas sí podemos aumentar nuestro
conocimiento.

verdad, se cometería la falacia de afirmación del consecuente.

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SECCIÓN 3
FALACIAS NO FORMALES

D
esde los tiempos de ARISTÓTELES se entiende
por falacia un argumento incorrecto que a
SOFISMAS
primera vista parece correcto. En otros A veces se distingue entre
términos, se trata de un error lógico que es falacia y sofisma. Según algunos
psicológicamente persuasivo. En las secciones autores, la diferencia entre
anteriores ya hemos hablado de algunas falacias. La ambos es que el sofisma tiene
un componente de
definición que utilizamos las describe como
intencionalidad (una voluntad
razonamientos psicológicamente persuasivos pero
de confundir al interlocutor)
lógicamente defectuosos. Vamos a detenernos en ella. que no existe en el caso de la
Un aspecto importante que se destaca es la posibilidad falacia. De acuerdo con este
de convencer que tiene una falacia. Que sea criterio, cuando uno comete
psicológicamente persuasiva significa que no se trata una falacia está cayendo en un
error, pero cuando incurre en
simplemente de un razonamiento equivocado, sino de
un sofisma está haciendo
un argumento en que el error no es evidente y que, por “trampa”.
lo tanto, puede pasar por correcto. Esta característica
justifica que le prestemos una atención especial. La
definición también dice que se trata de razonamientos lógicamente defectuosos, esto
significa que en ellos hay un problema en la relación que permite a las premisas
fundamentar la conclusión.
En las falacias formales el error se encuentra en la forma lógica del argumento: la
conclusión no se desprende necesariamente de las premisas, por lo que se trata de un
razonamiento inválido. En el caso de las falacias no formales, el problema se encuentra
en el contenido del argumento: las premisas no son pertinentes o adecuadas para llegar a
la conclusión. Pongamos un ejemplo. Imagínate que alguien dijera lo siguiente: “Nunca
probé la pizza hawaiana. Pero si me gusta el ananá y me gusta la pizza, es obvio que me
va gustar.” Quien dice esto, infiere que le va a gustar la pizza hawaiana (pizza con ananá)
porque le gusta el ananá y le gusta la pizza. Ahora, si lo piensas bien, te darás cuenta que
es un pésimo razonamiento. Pero es una falacia no sólo por esto, sino porque a primera
vista, podría parecer un buen razonamiento. Este tipo de falacia se conoce como falacias
de composición, y consiste en suponer que si las partes tienen tal o cual propiedad, el todo
también tendrá esa misma propiedad; o que lo que es verdad respecto de las partes
también es verdad respecto del todo.
No tendría sentido enumerar todas las falacias que se pueden cometer, lo importante es
que logremos desarrollar nuestra capacidad para detectar cuando algo anda mal en una

45
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argumentación. Para ello es útil conocer algunas falacias y observar su funcionamiento. En


esta sección veremos algunas de las más comunes.

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Esta falacia suele emplearse cuando es difícil atacar la


01 argumentación ajena. Consiste en atacar a la persona que
formula una argumentación, en lugar de atacar la
argumentación en sí misma. Para ilustrarlo con una metáfora
Falacia futbolística, es como ir contra el rival en lugar de ir a la pelota.
ad hominem Este tipo de ataque no tiene un respaldo lógico, pero puede
producir importantes efectos persuasivos, ya que la
aceptabilidad de lo que se dice está fuertemente relacionada
con la credibilidad de quién lo dice.
La falacia ad hominem
consiste en descalificar la opinión de un interlocutor por FALACIA AD HOMINEM
CIRCUNSTANCIAL
alguna de sus características personales (sexo, edad,
origen étnico, filiación política o religiosa, nivel A veces no se ataca
socioeconómico, reputación, etc.) de manera que esa directamente a la persona, sino
descalificación se extienda a sus argumentos. que se señala que las
Imaginemos que en una discusión en el parlamento, un circunstancias en la que está
senador le dice a otro: “Usted es un ladrón, no es quien invalidan su opinión. Es decir
para venir a hablar de corrupción”. La acusación que le que no se alude a sus
hace al interlocutor desacredita a esa persona como características personales, sino
al vínculo con la situación que
sujeto moral, atacando su reputación. Sin embargo, la
se discute que hace presumir
persona aludida bien podría ser un ladrón, pero estar
que su opinión solo busca
diciendo la verdad cuando señala que en cierta parte de defender sus propios
la administración pública se está cometiendo un delito. intereses. Por ejemplo,
Supongamos que mañana se descubriera que Pitágoras supongamos que un profesor
afirma que el presupuesto
fue un asesino, un ladrón, el peor de los hombres que
asignado a la educación es
han existido. ¿Perjudicaría esto en alguna medida la
demasiado bajo y que es
verdad de sus teoremas matemáticos? Aún la persona necesario aumentarlo. Otra
más vil es capaz de razonar correctamente y decir la persona le dice “Claro, qué otra
verdad. cosa podés opinar vos si eso
Esta falacia tiene también otras formas. Otra modalidad significa que te suban el sueldo”.
EL VECINO CORREDOR DE En realidad, la afirmación del
de la falacia ad hominem no se dirige contra
SEGUROS
la persona
profesor de que el
sino contra sus intenciones. En este caso no se dice presupuesto educativo es bajo
Un ejemplo
“No hay que tener en cuenta lo que concreto puede
dice esta persona puede ser cierta aun cuando a
ayudar a ver la importancia
porque es tal o cual cosa”, sino: “No hay que tener de en
él le resulte conveniente
esta distinción. Imagina que
cuenta lo que dice esta persona porque está afirmarlo. Para invalidar la
tengo un vecino que es corredor
persiguiendo intereses ocultos”. Por ejemplo, cuando argumentación debemos
de seguros. Supongamos que un
alguien acusa al gobierno atacar sus argumentos, por
díade haber
entra cometido
en mi un ilícito
casa y dice: Tu y
se responde que elinstalaciónacusador está ejemplo, ofreciendo cifras de
eléctrica está buscando
en muy
desestabilizar al gobierno; o cuando alguien critica a otros países que muestren que
mal estado, aquí hay un alto
comparativamente el
una figura pública y seriesgo de incendio.
contesta Yo puedo
que quien hace las
presupuesto es igual o mayor.
sospechar que mi vecino
críticas está buscando protagonismo. Es importante está
entender dónde reside el intentando
problema impresionarme
con esta clase para de
venderme un seguro contra
incendios, y puede ser que esa
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sospecha sea acertada. Pero
además ocurre que mi vecino
acaba de enunciar una
proposición (Tu instalación
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réplicas. El punto no es que las acusaciones que se formulen sean necesariamente falsas.
Bien puede ocurrir que sean verdaderas: detrás de muchas acusaciones al gobierno
efectivamente hay intentos de debilitarlo, bajo la crítica a ciertas figuras públicas puede
haber un afán de protagonismo. No tenemos que ser tan ingenuos, estas cosas ocurren.
Pero el punto es que se puede estar movido por intereses mezquinos y al mismo tiempo
decir la verdad. Alguien que quiera desestabilizar al gobierno puede estar denunciando un
ilícito que realmente existió, alguien que busque protagonismo puede estar haciendo una
crítica acertada a una figura pública. Por lo tanto, denunciar el interés que hay detrás de la
acusación o de la crítica no alcanza para refutarla. Si se la quiere rechazar, hay que apelar
a argumentos orientados a lo que se dijo y no a los eventuales móviles de quien habló.
Hemos visto tres modalidades del argumento ad hominem: una se dirige directamente
contra la persona, otra contra la circunstancia de la persona, y otra contra sus intenciones.
En todos los casos el problema es el mismo: no hay ninguna conexión lógica entre las
características, circunstancias o intenciones de una persona, y la verdad o falsedad de las
proposiciones que emite. Ahora bien, si esto es tan claro desde el punto de vista lógico,
¿cómo es posible que se apele con tanta frecuencia a este recurso?
En primer lugar, el argumento ad hominem puede afectar seriamente la credibilidad de
quien habla, y esto es un golpe duro cuando estamos intentando persuadir. Además, para
atacar una argumentación bien formulada hay que razonar y estudiar mucho, en cambio,
quienes utilizan el argumento ad hominem se ahorran mucho trabajo.

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La falacia de petición de principio consiste en postular en el


02 punto de partida aquello que se quiere probar, o usar de un
modo implícito la conclusión como una premisa. El error
consiste en usar premisas que no pueden ser consideradas
Petición de como verdaderas hasta que la conclusión no sea considerada
principio como verdadera. Por lo tanto, una vez que analizamos la
estructura básica de estos argumentos, veremos que no dicen
nada más que «p es verdadero, porque p es verdadero». Para
que sea persuasivo, las palabras con que se expresa la misma
afirmación deben ser ligeramente diferentes.
Para ilustrarlo, veamos un ejemplo clásico:

Dios existe porque así lo dice la Biblia, y


todo lo que dice la Biblia es verdad
porque contiene la revelación divina.

Si escribimos este argumento en la forma de premisa y conclusión, resulta más evidente el


mecanismo:

Lo que dice la Biblia es verdad porque contiene la palabra revelada de Dios.


La Biblia dice que Dios existe.
Por lo tanto, Dios existe.

Este argumento es circular. Para defender la afirmación de que la Biblia es confiable, el


argumentador afirma que fue revelada por Dios. Pero obviamente si Dios hizo esa
revelación, Dios existe. Eso significa que el argumentador asume precisamente aquello
que está tratando de probar: que Dios existe.
Una de las formas del argumento circular consiste en usar una sola premisa que
parafrasea la conclusión con diferentes palabras. ARISTÓTELES propone un ejemplo que
tiene dos mil quinientos años pero sigue siendo efectivo: “¿Por qué hace dormir el opio?
Porque tiene un efecto somnífero”. Como es obvio, esta constatación no agrega nada,
porque decir que el opio tiene un efecto somnífero es lo mismo que afirmar que hace
dormir. La respuesta no hace más que repetir lo que ya decía la pregunta. Lo mismo
sucede con este otro argumento: “Dios no existe porque no es real”. Afirmar que «Dios no

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existe» y que «Dios no es real» es afirmar dos veces exactamente lo mismo pero con
distintas palabras, y por tanto, no funciona como argumento.

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En ciertas circunstancias, el argumento que se da para


03 sostener que una afirmación es verdadera es que la mayoría
piensa de ese modo. Formulado de manera un poco más
técnica, lo que se dice es:
Falacia
ad populum
La mayoría piensa que p es verdadera,
entonces p es verdadera.

Esta es una afirmación digna de atención. En general, si uno piensa de una manera y
todos los demás piensan de otra, lo más probable es que uno sea el equivocado. Atender a
lo que piensa la mayoría puede ser una actitud prudente, pero tomar ese dato como
prueba definitiva es equivocado. Lo esencial a tener presente es que la mayoría no
siempre tiene razón. La mayoría no tenía razón cuando pensaba que la Tierra era plana, o
cuando pensaba que la esclavitud era legítima.
La falacia ad populum (o falacia mayoritarista) consiste, entonces, en razonar que si una
afirmación es sostenida por la mayoría de las personas, entonces es verdadera. Que una
afirmación sea tomada como verdadera por una mayoría no establece, necesariamente,
que sea verdadera efectivamente. Ni tampoco que sea falsa. Las mayorías tanto pueden
acertar como equivocarse. Para mostrar la verdad de una proposición será necesario
apelar a otras razones independientes de la creencia de las mayorías.
Olvidar el carácter falible de cualquier opinión
mayoritaria suele tener costos terribles. Allí APELACIÓN A LA NORMALIDAD
donde predomina esta falacia, el cambio se
vuelve casi imposible. Imaginemos lo que hubiera La apelación a la normalidad es una
falacia muy emparentada con la falacia
pasado si en la primera mitad del siglo XIX se
ad populum. Hay quienes
hubiera aplicado la lógica mayoritarista a los
constantemente apelan a la normalidad
críticos de la esclavitud, o si a principios del siglo para hacer vencer su punto de vista.
XX se la hubiera aplicado a quienes luchaban Por ejemplo, diciendo “Eso que haces
por el sufragio femenino. Si se hubiera silenciado no es normal”. Este recurso es muy
a esos grupos diciendo que la mayoría siempre efectivo si lo que se pretende es
había sido partidaria de la esclavitud o del derrotar al oponente en cualquier
sufragio exclusivamente masculino, ninguna de discusión. Sin embargo, es un recurso
esas situaciones se habría modificado. Toda idea tramposo.
novedosa empieza por ser minoritaria, de modo Afirmar que algo es malo porque no es
que el cambio sólo es posible allí donde las normal, no es un argumento válido.
Porque con ello lo que se pretende es
minorías tienen una oportunidad real de hacer
equiparar lo normal con lo bueno y lo
cambiar de opinión a la mayoría.
correcto, pero que lo normal sea bueno
o correcto no es algo obvio.

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La falacia ad populum no sólo es conservadora sino también opresiva. En esencia, el


argumento mayoritarista dice: usted tiene que aceptar lo que decimos porque somos más
que usted.

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Esta falacia consiste en argumentar que una afirmación es


verdadera solamente porque no se ha demostrado que sea
04 falsa, o que es falsa porque no se ha demostrado que sea
verdadera. Es decir que consiste en a) tomar la falta de
Apelación a la evidencia en contra de una afirmación como si fuese
ignorancia probatoria de su verdad, o b) tomar la falta de evidencia a
favor de una afirmación como si fuese probatoria de su
falsedad.
Estas son sus dos formas básicas:

- No se ha demostrado que A es falsa. Por lo tanto, A es verdadera.


INOCENTE
- No se ha demostrado que A es verdadera. Por lo HASTA A esSEfalsa.
tanto, QUE DEMUESTRE
LO CONTRARIO

La apelación a la ignorancia es siempre


Ésta es la falacia que cometen típicamente un argumento falaz, excepto cuando se
quienes afirman que los ovnis son naves la usa en el contexto de la justicia
extraterrestres porque no han podido ser penal. Mostrar que no se ha podido
explicados de otra manera. Como debería probar el delito es un argumento
suficiente para evitar que el acusado
resultar obvio, una cosa no lleva a la otra. Del
sea castigado. Este es el principio de
hecho de que no podamos explicar un fenómeno
presunción de inocencia. En este caso
luminoso que aparece en el cielo no se sigue que específico se admite una inferencia que
ese fenómeno sea producido por una nave de manera general es considerada
extraterrestre. falaz, pero se lo hace por una razón
bien fundada: es menos grave que un
El mismo error se comete cuando alguien afirma:
culpable quede libre que condenar a un
“La prueba de que Dios existe es que nadie ha
inocente.
podido demostrar su inexistencia”, o a la inversa:
“La prueba de que Dios no existe es que nadie
ha podido demostrar su existencia”. Lo único que puede probar la falta de evidencia sobre
un punto es que nuestro conocimiento respecto a él es insuficiente. Nada puede decirnos
acerca de la verdad o falsedad de la afirmación que se está discutiendo.

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La falacia del falso dilema consiste en presentar dos


05 alternativas como únicas salidas a un problema, cuando en
realidad existen otras posibilidades. Una de las maneras de
presentar el falso dilema es convertir en contradictorios
Falacia del enunciados que, en realidad, no lo son: “Si el año que viene
falso dilema no estudio todo el verano reprobaré el examen de Filosofía, y
si estudio todo el verano no tendré vacaciones. Así que tengo
que elegir entre tener vacaciones o aprobar Filosofía.” El
razonamiento es un falso dilema porque olvida que hay una
tercera posibilidad: estudiar lo suficiente y necesario durante el
año para sacar buenas notas y exonerar la asignatura.
Este tipo de error suele tener importantes consecuencias prácticas. Las discusiones se
pueden prolongar eternamente por un falso dilema y terminar impidiendo cualquier
decisión. Por ejemplo, en el tema de la contaminación ambiental hay posiciones extremas
que postulan que el dilema está entre el desarrollo tecnológico que genera contaminación y
una vuelta a la Edad de Piedra, en la que no hay contaminación pero tampoco las ventajas
de la civilización. En realidad, es posible pensar un desarrollo industrial que sea más
cuidadoso del medio ambiente.
Veamos otro ejemplo: “Nos preocupa saber si hay vida en Marte y gastamos miles de
millones en investigar si hay vida en otros planetas, cuando lo que deberíamos hacer es
preservar nuestro planeta, asegurando la vida de las millones de personas que en él
habitamos y garantizando los derechos y libertades de todas.” Este argumento es falaz
porque supone que hay que elegir entre una cosa u otra, cuando en realidad, la
investigación científica y espacial no es excluyente con la defensa de nuestro planeta.

La falacia del espantapájaros (o falacia del hombre de paja)


06 consiste en caricaturizar intencionadamente el argumento del
otro con la intención de atacar esta caricatura en vez del
Falacia del argumento real. Es decir que consiste en ridiculizar al
espantapájaros oponente exagerando o tergiversando su argumento.
Así, se propone un argumento más absurdo que el real, más
sencillo de atacar. Por ejemplo: “Mi oponente está intentando
convencerle de que descendemos de monos que se
columpiaban de los árboles, una afirmación verdaderamente
ridícula.” Esto tergiversa claramente lo que afirma la biología
evolucionista, que es la idea de que humanos y simios compartimos un antepasado común
hace varios millones de años. Tergiversar la idea es mucho más sencillo que refutar las
pruebas. Otro ejemplo podría ser el siguiente: “Yo soy ateo. No creo que haya ningún
anciano con barba viviendo en nubes espiando todo lo que hacemos o pensamos.” Ningún
creyente inteligente cree en un anciano barbudo que vive en las nubes, eso es claramente
una ridiculización de la religión.

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