Ensayo Cientifico
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2CM
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Índice
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
Marco teórico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4
1.2 Dilema . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4
1.3 Justificaciones y protocolos establecidos para realizar el procedimiento
de eutanasia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
1.4 Encuentros y desencuentros frente a la toma de decisiones . . . . . . . . . . . 5
1.5 Autonomía. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6
Conclusión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8
Referencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
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Introducción
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Marco teórico
1.2 Dilema
Los médicos veterinarios enfrentan un dilema por el dolor y el sufrimiento por
parte del animal, debido a esto, se decide terminar con la vida de estos seres vivos,
aliviando de manera permanente su padecimiento, pero a su vez, estarían ocasionando
la muerte, sin haber dado la oportunidad de que el animal tenga la oportunidad de
recuperarse.
Al analizar la situación se podrá llegar a una decisión frente al dilema, la cual sea
favorable tanto para el animal como el dueño. Un ejemplo que da claro sustento a lo
anterior es el siguiente: “cuando el tratamiento recomendado a un paciente es
altamente costoso se incrementa la posibilidad de realizar la eutanasia en dicho animal,
mientras que tener lo financiero resuelto hace que el proceso de toma de decisiones
para el propietario sea más complejo” (Morris, 2012. p. 23).
Por mascota o animal de compañía se entiende aquel cuya tenencia es para
disfrute propio del ser humano en forma de compañía. Se excluyen de este grupo los
animales cuyo fin zootécnico sea la producción de carne, lana, cuero o piel, para
zoológicos y circos. Las mascotas vienen ganando una significativa importancia dentro
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de la sociedad, de igual manera la industria que gira en torno a ellas y el desarrollo
clínico para soportar su atención (Mertens y Unshelm, 1994. p. 232). Las personas que
adoptan a animales como lo son los perros y los gatos, son aquellas que necesitan
compañía de un ser que no lo juzgue y le brinde su amor incondicional, así que cuando
llega el momento de decir adiós, les resulta difícil dejar ir a su compañero de vida, a
ese pequeño ser indefenso el cual estuvo en todo momento con esa persona.
Cuando se anhela que los seres queridos se queden por más tiempo, se hace
todo lo que esté al alcance para que mejore, muchas de esas veces traen consigo
consecuencias negativas para el paciente, así pasa con bastantes personas al intentar
que su animal permanezca vivo, aunque sea por algunas semanas más. En la medicina
clásica se advertía que “el médico nunca debe abandonar al paciente, y por tanto debe
seguir intentándolo todo mientras quede el más mínimo resquicio de vida, mientras
exista vida hay esperanza” (Gracia, 1998a, p. 356).
Las justificaciones de la eutanasia más frecuentes registradas en perros (59,6%)
y gatos (50,9%) es la senilidad, seguida en menor escala por las enfermedades
terminales (Edney, 1998, p. 114). Se entiende por senilidad que es el estado patológico
de debilitamiento físico y mental, que padecen algunas personas adultas, estas ya no
son capaces de cuidar a otro ser vivo, así que unas de sus opciones es la eutanasia,
para así no entregarlo a una nueva familia y evitar que muera de tristeza.
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diferente manera, ya que su principal objetivo es ofrecer a los casos las mismas
soluciones.
Es claro que los cuatro principios no son exhaustivos a la hora de plantear los
conflictos relacionados con los dilemas de la eutanasia en animales de compañía, pero
sin duda alguna sirven de punto de partida. (Mullan y Main 2001, p. 394). Los principios
de la eutanasia en general deben cumplirse, pero no están muy completos para el
momento de la decisión, en el caso de los animales de compañía, se debe considerar
aspectos de la salud y el bienestar.
Actualmente, la mayoría de personas acepta que los animales vertebrados son
seres que sienten, pues poseen sistema límbico con estructuras y funciones
neurológicas similares a las del hombre, por lo tanto, perciben y sienten dolor, miedo,
ansiedad y placer (Mench, 1998, p. 93). Son seres vivos, por lo tanto, se considera
correcto que llegan a tener sentimientos como por ejemplo alegría, tristeza, etc.
1.5 Autonomía
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debido a que el animal no esta accediendo, pero desde otra perspectiva se considera
viable debido a que el dueño está de acuerdo.
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Conclusión
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Referencias