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Kamikaze

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Kamikaze [sic]

Herson Barona obtuvo el premio único de poesía en el Certamen Internacional


de Literatura “Sor Juana Inés de la Cruz”, ­convocado por el Gobierno del Estado de
México, a través del Consejo Editorial de la Administración Pública Estatal, en 2016.
El jurado estuvo integrado por Angelina Muñiz-Huberman, Mariana Bernárdez y
Hernán Bravo Varela.

La investigación y escritura de este libro se llevaron a cabo con el apoyo


del ­programa Jóvenes Creadores del Fondo Nacional para la Cultura y las
Artes (Fonca).

Leer para lograr en grande

Colección letras

poesía
herson barona

Kamikaze [sic]
Eruviel Ávila Villegas
Gobernador Constitucional

Elizabeth Vilchis Pérez


Secretaria de Educación

Consejo Editorial: José Sergio Manzur Quiroga, Elizabeth Vilchis Pérez,


Joaquín Castillo Torres, Eduardo Gasca Pliego,
Luis Alejandro Echegaray Suárez
Comité Técnico: Alfonso Sánchez Arteche, Félix Suárez,
Marco Aurelio Chávez Maya
Secretario Técnico: Ismael Ordóñez Mancilla

Kamikaze [sic]
© Primera edición: Secretaría de Educación del Gobierno del Estado de México, 2017

DR © Gobierno del Estado de México


Palacio del Poder Ejecutivo
Lerdo poniente núm. 300,
colonia Centro, C.P. 50000,
Toluca de Lerdo, Estado de México.

© Herson Alan Barona Ortiz

ISBN: 978-607-495-577-4

Consejo Editorial de la Administración Pública Estatal


www.edomex.gob.mx/consejoeditorial
Número de autorización del Consejo Editorial de la Administración Pública Estatal
CE: 205/01/22/17

Impreso en México

Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, por cualquier medio
o procedimiento, sin la autorización previa del Gobierno del Estado de México,
a través del Consejo Editorial de la Administración Pública Estatal.
He escrito esto porque quería plantear la
cuestión de saber si existiría alguna vía,
por ejemplo, en la literatura o en las artes,
con la que se pudieran compensar los
desperfectos. En lo que a mí respecta, me
gustaría resucitar, al menos en el ámbito
de la literatura, ese universo de sombra
que estamos disipando.

Junichiro Tanizaki
Todos los poemas terminan igual.
Hechos pedazos contra un cerro oscuro
que no estaba en las cartas.

Luego hallan los restos: el fuselaje,


la cola como siempre, intacta,
el olor a cosa quemada consumida por el fuego.
Pero ninguna palabra sobrevive.

Mario Montalbetti
I. Los acontecimientos
Kamikaze (desambiguación)

es la música es
el viento es el dolor
es una fórmula
química moléculas
de etanol

es la trayectoria
de una biografía
es el punto
final es el dibujo
de una parábola
en el cielo

es una bebida
alcohólica compuesta
de vodka y cointreau
es una atracción
que se encuentra
en ferias y parques
de atracciones [sic]

13
es una película
española de 2014
que no he visto dirigida
por Álex Pina

es una clase
de buques destructores
de la armada imperial
japonesa es una banda

argentina que ya no existe


es el álbum que Luis Alberto
Spinetta sacó en 1982
es su canción homónima
y el primer sencillo

del disco gato negro


dragón rojo de Amaral
es una canción de PJ Harvey
que forma parte de

stories from the city


stories from the sea
es otro puñado
de canciones
que jamás he oído

14
es el viento es la música
es el dolor dice una
de esas canciones

es el dolor es el tifón
que hizo
fracasar las invasiones
mongolas de Kublai Khan
a Japón en 1274 y 1286 es
decir setecientos años

antes de mi nacimiento
es la palabra
que en nuestra lengua
quiere decir viento

divino es la comitiva
de pilotos suicidas japoneses
de la segunda guerra
mundial es la muerte

es la música es el
miedo es el viento
es el dolor es

15
un error de traducción
es la repercusión incalculable
de ese error

16
El discurso de la infamia

El 7 de diciembre de 1941
la fuerza aérea japonesa
atacó la base naval
estadounidense de Pearl
Harbor, en la isla de Oahu,
Hawái.
Un punto diminuto
en el océano Pacífico: una guerra mundial.

De cierto modo
todo lo que sigue
está relacionado
con la infamia.

El fuego, el abecedario,
los aviones, los informes
presidenciales, los manuales
de historia, la danza
de los átomos, nuestros cuerpos,

17
los cuerpos celestes, la ley
de la gravitación universal,
el museo de la memoria,
los juegos del hambre,
la sombra de la mano invisible
de Adam Smith, el día de hoy,
la mano invisible pero sangrienta
que aparece en Macbeth.

El 7 de diciembre de 1941
es una fecha que vivirá,
dijo Franklin D. Roosevelt
un día después
en un video en blanco y negro
(cuatro minutos y cuarenta
y siete segundos)
donde hombres con corbata
aplauden con cierta euforia.

Una fecha que vivirá en la historia


universal, decía el primer
borrador de ese discurso.
Tres hojas llenas
de tachaduras, notas
al margen y correcciones:

18
así es como se escribe
la historia oficial.

Acaso una declaración


de guerra no sea otra cosa
que un proceso de edición
sobre los mapas.

Un adverbio de tiempo en lugar


de otro adverbio de tiempo,
algo que no se alcanza a ver
donde había algo que no
se alcanza a imaginar.
La parte que dice
no importa
cuánto tiempo nos tome
y la parte que dice victoria
absoluta están escritas a mano.
Donde decía este país
ya no dice nada.

Donde decía historia universal


ahora dice infamia.

19
Metonimia

Se trata de ver
una cosa
donde hay otra:

no pienses en un símbolo

patrio, piensa
en los símbolos: esto

no es una bandera,
es un sol naciente,
una noción
del porvenir
—acaso el porvenir
de una nación—;

si ves una flor


de cerezo
no veas una flor,

20
reemplaza el cerezo
por la idea
de lo efímero, de la crueldad
de la belleza, de la belleza
de la crueldad;
si observas

la caída de los pétalos


de una flor de cerezo
piensa en un haikú
y no en la muerte.

Se trata de una metonimia,


un ligero movimiento: nada
es nada: un desplazamiento
del sentido.

Si observas la caída
de un avión
con un muchacho
de diecinueve
años adentro
que piensa en un haikú
sobre la caída
de los pétalos

21
de una flor
de cerezo
antes de no volver
a pensar en nada más,
no pienses en nada más.

Si no ves nada,
si no lo entiendes, piensa
en cualquier cosa,
cualquier cosa distinta
a esta palabra
que no tiene traducción.

22
El canal de Bashi

En la inmensidad del océano


hay un corredor
donde aparentemente
todos vamos a morir,
al final de ese pasillo
de agua no hay una luz,
al fondo hay barcos
ahogados, cuerpos hundidos.

**

La última
nave de la flota
—el Owashi—
se iluminó y la noche
teñía de negro el mar
intenso, que duplicaba
la noche, de un negro

23
intenso: petróleo derramado
en el cielo sin estrellas.

***

Un pequeño punto
que no sabrías
ubicar sobre un mapa
contiene, en su abismo,
el reverso de las cosas.

****

La bandera militar
del emperador —que llevaba
el Tamastu-maru, embarcación
de la que sobrevivieron ocho
soldados— repite ese sombrío
destino, ondea en el agua
de nuestros muertos:
cientos de corazones
tan oscuros,
soles negros fatigados
de tanto renacer.

24
Modo infinitivo

Saber cómo y cuándo y dónde.


Tener algunas respuestas
y más preguntas. Por qué,
por ejemplo, tú o el cielo.
Tratar de entender, buscar
un sentido, abrir las heridas
y los diccionarios, no entender,
no encontrar, no creer. Unir
los puntos en una trayectoria
descendente hasta el punto final.
Imaginar el accidente, la figura.
Considerar la fuerza de gravedad
de los acontecimientos al caer,
la cámara lenta de las últimas veces.
Reconocer que tu nombre
no figura en estos libros.
Leer los espacios en blanco,
las letras borradas, las erratas
corregidas por el tiempo.
Conjugar en otro tiempo, perder

25
el tiempo, volar entre las nubes.
Buscar tu forma en una nube. Ser
una nube, una explosión de células.
Estudiar la gramática degenerativa
de las cosas vivas. Detenerse
entre los muertos, contar muertos:
el modo infinitivo tiene una forma
de decir que parece perpetua,
una forma no finita conjugada.
Una forma verbal que no distingue
persona, número ni tiempo.
Caer. Saber cómo, cuándo y dónde.
Tener la muerte y algunas preguntas.

26
Tácticas de muerte

El escape, la rendición, cualquier acto


para salvarse ante una derrota
inminente se castigaba con la muerte,
según estipulaba el código militar
Kairikugun Keiritsu (1872): la vida
no era una opción.

La primera lección que recibía


un soldado en la academia militar
era el uso del rifle:
un movimiento
delicado del pulgar, jalar
el gatillo, apuntar el cañón
a un punto específico debajo
del mentón, tener fe
en que la bala no se demore
en cerrarte los ojos;
si en lugar
de matarte intentabas huir
del enemigo, si no encontrabas

27
el objetivo, si no dabas en el blanco,
si volvías, tus compañeros
estaban obligados a dispararte
por la espalda, sin remordimientos,
sin crueldad, como un favor.

28
Acepción número trece

Volumen, extensión,
un conjunto
que puede ser
de partes,
sistemas orgánicos:
personas, páginas
(si están encuadernadas),
soldados; un conjunto
que puede ser amarillo,
calloso o compuesto,
sin alma, electoral,
de baile, legal o extraño,
serrano o de delegados
o glorioso, lúteo, del delito
o de doctrina, del ejército,
de escritura, vertebral,

o cuerpo volante
en el aire, que cae
desde el aire,

29
o muerto; un conjunto
que puede ser
usado como arma
de destrucción masiva:
kaiten significa torpedo
humano, significa cuerpo
volante, cuerpo celeste,
significa que la vida
acaba con la vida;

un conjunto que puede


dejar de ser. Polvo
de estrellas, constelaciones
desdibujadas: el polvo
al polvo. El cuerpo
en su acepción
número trece
quiere decir
cadáver:
caerse,
desde el cielo,

de la vida, caerse
cadáver es una expresión
extraña pero existe
como el cielo, significa

30
cuerpo volante cayendo
del cielo, quiere decir
que el cielo existe,
que el cielo es una tumba.

31
Recursos humanos

Gyokusai quiere decir muerte


honorable. Es un eufemismo.
Quiere decir que no hay valor
en tu vida, que tu cuerpo sólo vale
en relación con otro cuerpo cuya vida
vale más, quiere decir que el único
honor al que puedes aspirar
consiste en darte muerte
como quien da las gracias.

Quiere decir, literalmente, una imagen


brillante: joyas destrozadas
en un campo de amapolas. Cuerpos
regados como flores en el campo.

Las fuentes occidentales hablan


de suicidios en masa: Saipan,
Okinawa. Las fuentes orientales
chorreaban sangre. Una avalancha
de huesos al grito de banzai:

32
una forma de ataque legendaria
por su absoluta falta de efectividad.
Un derroche de recursos humanos.

Hay un lago, un paisaje que ondula


y se adivina verde tras la película
de los grises. Hay hierba despeinada.
Un sembradío de cuerpos y montañas
nevadas al fondo. Isla de Attu, 1943.
Joyas hechas añicos que brillan
en medio del campo como signos
de una escritura imposible.

Hay un hombre detrás de una cámara


y tú eres ese hombre. Hay una fotografía
para la posteridad. Pero no hay posteridad.

33
, revisionismo

Todo comienza con un error


de traslación, un tropiezo del sentido,
un desplazamiento de la mirada,
una mala interpretación
de los signos y los hechos:

kame quiere decir dios, espíritu


o divinidad; kaze significa viento.

Viento divino es la traducción


más extendida, y se usa desde agosto
de 1281 para referirse a los tifones
que dispersaron la invasión mongola
de Kublai Khan unos años antes.

El japonés admite dos tipos de lectura:


semántica y fonética. El pragmatismo
estadounidense los llevó a leer literalmente
una escritura simbólica. Una cultura idem.
Esto admite una interpretación simbólica.

34
El símbolo para decir símbolo, la palabra
para decir palabra, los puentes derruidos,
la zona de indeterminación, las aguas
internacionales, lo que no se puede traducir.

Ponerlo de otro modo, un mismo signo


admite más de una lectura. Poner
las cosas sobre la mesa, poner los signos
sobre las cosas. Ponerlo de este modo:
cometer un error. No admitir un error.
En medio de eso, hacer una guerra.

Los traductores al inglés leyeron mal.


Donde dice viento divino, debe decir
shinpu. Donde dice shinpu,
debe decir muerte. Donde dice Japón,
debe decir muerte. Donde dice muerte,
debe decir tu nombre. Donde dice
tu nombre está el símbolo de algo
que todavía no tiene nombre,
que no tiene traducción, que aún
no sabemos leer correctamente.

35
Pasar lista

Saber que fueron entre cinco y siete


mil. Pensar en la cifra. Imaginarla. Ver
el número y no reducirlos a un número.
Saber que fueron todos hombres.
Recordar que tuvieron nombres.
Saber sus nombres. Pasar lista.
Decir por ejemplo Yuzuru Ogata
Toshiro Washimi Hiroshi Murakami
Shigeru Nakata Toshio Kobayashi
Kunio Otani Motohisa Uemura.
Innúmeros sinónimos para la muerte.
Escuchar a una multitud callando.
Saber que alguna vez dijeron algo.
Saber que alguna vez tuvieron cuerpos
y deseos. Voz. Peso. Edad. Y sombra.

Que tuvieron un idioma y mala suerte.


Que tuvieron ideas y familia y sueños
y dolor. Y una edad muy corta.

36
Tuvieron recuerdos. No tuvieron
alternativa. No tuvieron funerales.
Tuvieron nombres y no hay tumbas
con sus nombres. No hay flores
sobre sus restos. No hay restos.
Saber que somos restas. Erratas
en las cuentas de la historiografía.

Pensar que ocupaban un espacio


en el espacio. Dimensionarlo.
Imaginar una plaza sobrepoblada
de fantasmas. Imaginar una serie
de apariciones en el cielo.
Una escritura entre las nubes
con la nube de humo de un avión.

Imaginar la escritura de los muertos.


La meticulosa caligrafía de los kanjis.

Imaginar el lugar de la batalla. Saber


que perdieron la batalla. Que alguien
señaló el lugar y la hora de la derrota.
Saber que perdieron la vida y el cuerpo
al mismo tiempo. Decir perder la vida.
Escribir la muerte. Y respirar. Saber
que crecieron hacia ninguna parte.

37
Que dejaron una grieta. Que habitan
una ausencia. Recordar sus nombres.
Recordar que fueron algo más que cuerpos.
Algo más que nombres. Fueron algo más
que muerte. Pasar lista. Repetir una serie
de nombres. No escuchar respuesta alguna.
O escuchar la misma falta de respuesta.

Escuchar tu nombre. Echar en falta.


Echar en saco roto un cuerpo roto.
Dejar colgando la mirada
de los que se quedaron
en el mismo punto del vacío.

Tomar un avión. Llegar a tu destino.


No volver de tu destino. Escribir
tu nombre en un papel delgado.
Hacer origami con tu nombre.
Perder el nombre. Perder el vuelo.
Escuchar otra vez tu nombre.
No responder.

38
II. Los nombres, los cuerpos
Tokutarô Tazaka, 9 de abril de 1942

Médico militar,
teniente, tenía veintiocho
años cuando perdió
a Chizuto Okamoto
y la vida en el estrecho
de Bangka.

Tu nombre
y tu cuerpo están
muy cerca.

Tu nombre y tu cuerpo están unidos.

Creo ciegamente
en tu nombre y creo
visiblemente

en tu cuerpo,
en estos restos
de tu nombre,
en estos
tiempos creo
que tu nombre
y tu cuerpo
están unidos

41
a los míos.
Ahora entiendes
por qué me lastimo
la voz cada vez
que no te llamo.

Puede ser
que yo sea
el único que piensa
sobre ti, sobre este
tipo de cosas.

Cuando deje
de hacerlo
no sé qué parte
de ti se perderá
primero: los restos
de tu nombre
en los restos de mi cuerpo.

42
Genta Uemura, 14 de julio de 1943

Estudiaba economía,
tenía veinticuatro años,
no volvió a casa.

Cuatro o cinco años más


aquí antes
de regresar a la idea de regresar
a casa. Aunque la idea

de una casa
con una madre
que me espera
hacen que espere cuatro
o cinco años más.

Pasé el examen y lloré.


Entré al ejército
y lloré cuatro o cinco años
más todavía.

Quiero estar
en otra parte, no quiero
estar. Tendré casi treinta
cuando vuelva.

43
El caso es que pasé
mi tiempo imaginando
otro tiempo, el caso
es que pasé el examen:
apenas
unas décimas
abajo y no
estaría aquí,
apenas el recuerdo
de mi madre
o no estaría aquí.

44
Tsuneo Fukazawa, 17 de julio de 1944

Murió entre Borneo


y Manila, el día
de su muerte
escribió un poema.

No quiero responder
una carta con una carta,

prefiero una respuesta


que sea como un mar:

deslumbrante y cegador
son los adjetivos

que usaría
en un poema

malo y breve
como este cigarro

deslumbrante
y cegador

en medio del insomnio


donde leo tu carta,

45
en un poema que dijera
algo lento,

algo pequeño
que se aleja

en medio de algo más vasto


y azul.

46
Algo más vasto y azul

Al fondo de todo esto está


lo que no se ve:

hay tanta nada,

hay tanta
muerte sumergida

al fondo de todo esto.


Aunque en ocasiones

los cuerpos se parecen


a la verdad: salen

a flote en medio
del mar, al fondo,

donde es más vasto,


ya no hay azul, hay
una noche debajo

47
de la noche, un cuerpo
encima
de otro
y otro.

48
Tatsu Udagawa

Teniente del ejército


de tierra, antes
de morir estuvo
a punto de morir.

1. Custodio

El sol ya se había puesto y pronto


se hizo —del modo
en que se hace una guerra—
la oscuridad. Yo era
el oficial
de guardia
de un barco
sin luz
eléctrica,

yo era custodio
de la ceguera.

49
2. Sepultura en agua

Tomé, como pude,


las pertenencias
del cabo Kimura
(acribillado
por ráfagas de aire
desde el aire junto a mí,
por ráfagas tartamudas
del tartamudeo
del verbo acribillar),
le pedí al médico
que le cortara
el dedo meñique
de la mano izquierda
y que le extrajera
dos dientes.

Un cuerpo
al que le faltan

50
dos dientes,
un dedo
y una serie
de objetos que ahora
son objetos perdidos
hasta que encuentren
a su familia; un cuerpo
sepultado en el mar,
un cuerpo incompleto,
el corte de la palabra
amputación

—perdido en la bahía de Ormoc.


Un cuerpo al que le han amputado
la vida y el nombre:

el verbo sepultar quiere decir


enterrar, pero no hay tierra;
quiere decir sumir, esconder,
ocultar; quiere decir
también hundir
o abismar
a una persona
cuando se habla
de un sentimiento
o un estado de ánimo;

51
un cuerpo hundido
quiere decir algo.

52
3. Sepultura en aire

Ahora está en el aire.


La primera bomba
cayó y los catorce
miembros del primer
pelotón se alzaron
por los aires.

Lo que hasta ahora era


ya no está, ahora
está en el aire.

El primer pelotón
ahora está en el cielo,
literalmente,
pero el cielo
nunca es literal
del modo
en que no es azul,

53
del modo
en que el primer pelotón
ya no es el primer pelotón
y el sargento Kishimoto,
al mando, ya no es
el sargento Kishimoto
y ya no está al mando.

Como todo lo sólido,


ahora está en el aire
y no se desvanece
el miedo ni el dolor.

54
4. Lecciones de natación

Me crucé con los cuerpos


del cabo Fujimoto y del cabo
Minoto en la cubierta donde
solía contemplar el cielo
cubierto de estrellas y pensar
en las estrellas que veía
desde mi pueblo, y al cabo
de un rato pude ir atando
los cabos como se atan
las estrellas para formar
constelaciones: me pareció
intuir el final. Las llamas
llegaron a la parte del barco
que seguía a flote
y les dije a los soldados
que saltaran al mar.
Cuando un barco se hunde,
crea un enorme remolino.

55
Los que no nadan bien
deben alejarse o son
engullidos por las fauces
del agua, los que no nadan
bien deben ahogarse.
No soy buen nadador, pero no
quise que los soldados vieran
a un comandante saltar
antes que ellos. Me pareció intuir
el final, me pareció que al final
mi padre sonreiría
si yo muriera: cuando un barco
se hunde con tanta dignidad
crea un enorme remolino,
cuando un cuerpo se hunde
un hombre sonríe. El mar
es un cementerio de ahogados.

56
Haruo Unagami, noviembre de 1943

“A pesar de todo”, decía


su último mensaje, “Haruo
es y ha sido un estudiante
en todos los sentidos”.

Cuando encuentres,
escrito a lápiz,
este mensaje, cuando

encuentres mi cuerpo
borrado a mano
por mi propia mano,

recorre estos trazos,


recorre el sendero
de la muerte —que caminé

solemne, como un alumno


cumpliendo una tarea,
un alumno que no aprendió
la última lección—, vuelve
en sentido contrario
hasta mi infancia,

57
enséñame que acaso
no haya nada
que aprender.

58
Kenji Miyazawa (citado por Hachiro Sasaki
el 10 de noviembre de 1943)

poder ver el día


tan pronto como sea posible
darle la bienvenida a la luz
con una ráfaga ciega

poder ver un día


el día que podamos
dar a luz un mundo
en el que no tengamos
que morir en nombre
de un pedazo de tela
con una mancha
de sangre en el centro

elegir entre una pila


de cuerpos tu cuerpo
tu cadáver o el del otro

sin en las manos un arma


que no tengamos las manos

59
tan frías y la sangre
corra río adentro
en el único sentido
de su circulación

una vida que nos impida


matar enemigos
que no podemos odiar
que no sabemos cómo
que no hagamos
enemigos a personas
que nunca hicieron nada
más allá de haber nacido
en otro idioma

para obtener este fin elegiría


otro fin que el de las partes
de mi cuerpo perdiendo
la forma de mi cuerpo
perdiendo la batalla roja
de mi pulso al momento
de darle la bienvenida
a la luz al momento de dar
a luz de ser luz al despedirme
con una ráfaga ciega

60
Isamu Nakamura, 16 de abril de 1943

Estudiaba matemáticas.
Murió en Hollandia, territorio
indonesio que no existe más
con ese nombre.

1. La individualidad y la totalidad. El resultado de la suma. El cero.


2. La incertidumbre sobre la vida. El cielo sobre mí. La nube sobre
el cielo.
3. La impersonalidad de las restas. La aniquilación masiva de ino-
centes te vuelve inocente. Te vuelve indolente. Te vuelve un héroe.
4. La amputación del deseo. El corazón es una raíz seca que
arranco de raíz. En el origen de la cicatriz está el dolor. En el
­origen del dolor está la vida. Que arranco de raíz. La amputación
del deseo.
3. No existe la auténtica incertidumbre. Existe la muerte.
2. No cabe hablar. No caben las palabras. No cabe la palabra
­verdad en la página. Lo que existe es la violenta oscilación entre
el cero y el uno. El acto y la consecuencia. La bomba y la explosión.­
Lo que existe es el lápiz y la página tocándose. No cabe la escritura. 
1.
¿En qué consiste la vida? Un campo militar.­Una
dictadu­ra.  Una  escritura que nos es dictada. Una ecuación que
nos iguala. Aquí he aprendido a borrarme. No soy el lápiz ni la
página. Soy la parte borrada.

61
Shigeo Matsunaga, 12 de febrero de 1938
(La invención de un diario)

Mienten las palabras


en las impares cartas
de mis pares que mienten.
No se parecen entre ellos
y todo lo que escriben,
sin embargo, se parece.

Sus mentiras los hermanan.


Figuras descalzas,
imágenes que no calzan
y se empeñan a cambio
de la construcción
de un espejo que devuelve
el rostro estoico, estólido
de alguien que ha perdido
cada uno de sus rasgos.

Necesito hallar la forma


de perderme en su reflejo
múltiple y unánime para fingir

62
sosiego. Un tono que evada
el nervio expuesto del lenguaje,
unas palabras para ocultar
unas palabras, otras palabras
para ocultarme de mí mismo.

63
Takeo Kasuga, 21 de junio de 1995

La limpieza de las áreas


comunes y los alimentos
de los pilotos eran algunas
de sus tareas en la base
aeronaval de Tsuchiura.

el largo pasillo donde las fiestas


del adiós tuvieron lugar
los estudiantes tomaban sake frío
la noche fría antes de partir
un solo trago para deshacer el nudo
las espadas partiendo la luz el vidrio
trizado de los focos y ventanas las sillas
en el aire una mezcla de cantos militares
y maldiciones y llanto for crying out loud
mayhem quiere decir mutilación
y caos la última noche de su vida
mirando las diapositivas girando
por su pasado en un carrusel fuera de su eje
una desgarradura dentro de una desgarradura
más allá del viento más allá de las palabras
la escritura de su última voluntad
la cabeza sobre el suelo las manos juntas
del que medita o pide la danza lenta
del perdón las flores rotas el cristal

64
de los recuerdos que se fueron
que dejaron la escena de la desesperación
inédita de la última fiesta de sus días
que yo he visto noche tras noche
desde el balcón de mis ochenta
y seis años es 1995 es decir sobreviví
guiándolos en sentido contrario
enseñándoles a caer a decir adiós
aprendiendo a callar el desenlace
prematuro de la rutina diaria
cuántas veces fui golpeado por el relámpago
de la historia para que mi espíritu
creciera o se saliera de mi cuerpo
cuántos años de ser un fantasma
mirando fantasmas en el cielo
viendo los rostros de los hombres
desfilar en las fiestas del adiós
los hombres para quienes preparé sus ropas
y limpié sus cuartos y preparé la última cena
y miré soñar entre las nubes

65
Mitsubishi A6M Zero

Tengo una fotografía, una hija


y un modelo a escala del avión
que volé hace setenta años.

El de la fotografía soy yo
(no sé por qué o a quién le sonreía),
detrás está mi avión.
Volé en él
pero no volé con él,
como estaba previsto,
y es por eso que tengo una hija

que me regaló una réplica


de la nave con la que iba a perder
la posibilidad de tener un cielo
del tamaño del futuro.

Este juguete me regresa a las mañanas


de entrenamiento, a las formaciones
de mi escuadrón, a las trayectorias

66
del viento encima de bosques y lagos:
imágenes que me quitaban el aire
de un modo que me hacía olvidar
que estaba en medio de una guerra.

Nunca pude volver a subirme a un avión


comercial sin sentir que iba a desplomarse,
pero sé cómo se ve un arcoíris al atravesarlo
en el aire: un círculo de luz que se rompe
en la mirada, unos segundos de ceguera.

67
Hisashi Tezuka, 17 de junio de 2015

Una forma de reclutamiento


consistía en meter a un grupo
de muchachos a un salón
y entregarnos una forma
de reclutamiento: un formulario
de opción múltiple para entrar
a las filas de la unidad especial
de ataque tokkotai:
para entrar a las filas
del desfiladero: para salir:

deseo unirme con fervor / deseo


unirme / no deseo unirme.

Fui el último en responder.


Dije que sí, sin deseo. Me dieron
las gracias. Me dieron cinco
días para visitar a mi familia.
No tengo el corazón, dije, no
les dije que iba a entregarme

68
por ellos pero en nombre del emperador;
la voz del emperador Hirohito, que nunca
había escuchado, que nunca había dado
un mensaje de viva voz, sonó al mediodía
en la radio cuando iba en el tren
rumbo a mi destino —la mente era un paisaje
blanco, el paisaje era una idea oscura—
una semana después de los átomos
que dispersaron Nagasaki.
Cuatro minutos y medio
de estática y ruido.

La lengua putrefacta y añosa


tuvo que ser traducida.
Ningún japonés hablaba ese japonés
de herrumbre: sangre en la boca.
Pero alcancé a entender
que habíamos perdido, que estábamos
rendidos, que la derrota
me había salvado.

Tenía 23 y tengo 93.


Las vidas de cuatro compañeros
unen al que soy con el que fui.

69
III. Los finales
Esto
podría ser
una despedida
pero nadie
dice adiós.
El viaje vertical

1.

Hay que tirarse


desde la cresta del cielo
para que el viaje
dure al menos algo así
como una eternidad
aunque quede mutilada.

2.

Nada se sostiene de nada,


solamente nos juntamos
a descender
uno tras otro,
a dibujar
parábolas en el aire
mientras olvidamos la caída.

75
Las conjugaciones

La vida es portátil
y el horizonte es solamente
la ilusión de que nos pertenece
algo más que nuestro cuerpo:
las conjugaciones del verbo
doble: ser y estar al mismo tiempo,
los colores: el espacio
que hay entre nosotros
y las cosas; una mentira de los ojos.

El que se va inventa el horizonte.

El que se va sabe que ha ido


dejando partes de sí
en cada lugar que no pisa,
las palabras que toca,
las cosas que pronuncia.

El que se va
inventa la nostalgia.

76
Sabe que él mismo será
siempre todo su equipaje.

Ir es un verbo corto
de distancias larguísimas.

Caer es un verbo
que se rompe fácilmente.

77
Detritus

Habría que pensar si da tiempo de pensar. Fuimos porque nos


­dijeron. Habría que perderse. Caer en el azul. Dar en el blanco de
una idea en blanco: no tener idea. Llegar al polvo antes que a la
astilla, a la fractura. Habría que ver. Si da tiempo de romperse. Lo
propio de los huesos al caer. La gravedad de la caída. El impacto.
El peso. Habría que sopesar el ruido de los muertos, la estática de
los datos, el silencio del paisaje. La explosión, el humo, la cortina
para ocultar qué.

Un reflejo, un acto, un espejo.


Esto que ves es un rostro.
¿De quién?

Un acto involuntario.
Somos los voluntarios, la mano
de obra puesta sobre el corazón.
Rojo sobre una bandera blanca.

Las diapositivas de tu vida sobre la pantalla clara del cielo.


Sobreexposición.

78
Te dijeron vuelve. Te dijeron casa. Te dijeron sonríe para la foto.
No te dijeron para quién. El país es algo que estalla. El cuerpo hace
lo propio. El pasado es un incendio: una foto bañada en el sol a lo
largo de los años.

Transitamos sobre un verbo intransitivo, sobre las tumbas donde


yace un verbo intransigente. La gente que viste tropezar con una
nube. El ruido de las cosas al caer, el viaje vertical, el sonido de
un nombre al estrellarse en caída libre. El sonido de algo cuando
de­saparece. La estela, el eco de algo que ya no es.

La nube de humo. La escala de grises de los átomos que chocan


entre sí. Los cuerpos que chocan entre sí. Un juego de perspectivas,
escalas fuera de contexto. Oraciones que no dicen lo que tienen que
decir. Si el significado pudiera detenerse a pensar. Si hubiera un
modo de decirlo. El hueco, la desaparición. Si se pudiera interpo-
ner la belleza a la destrucción de la belleza. Si pudiera hablarse de
la belleza de la destrucción. Lo propio del lenguaje en estos casos
es quedarse callado. Como una bomba antes de. Lo propio del len-
guaje es estallar el sentido. Lo propio del cuerpo: caer, romperse,
partirse, desaparecer, quedarse callado. Detritus. Todo esto que
queda. Escribir con las sobras, con los restos.

79
Haruo Unagami, última voluntad

Por qué pedimos


o tenemos
una última
voluntad,
por qué

creemos que queremos

cuando ya no
podemos,
qué podemos
querer entonces.
Cuál es
la última
voluntad de alguien
que ya no tiene

voluntad. No deseo
morir
en vano. Reconozco

80
el cielo,

reconozco que he sido


el cielo,
que he sido
colmado

como el cielo: no deseo,


no pido nada, como el cielo.

81
Señales de humo

Todas estas palabras


son señales de humo
que se dispersan
y cambian de forma
hasta perderse
en un cielo
que nadie mira.

Esta página
será lo último
de mí que respire.

82
Una nota de CBS News fechada en el 2000

Un encabezado de cinco palabras


con tres sustantivos incorrectos:
Suicidio por honor y patria.

El periodista enlista apellidos,


fechas, edades, saquea los documentos,
intenta ejercitar la empatía
pero desciende y condesciende.
Cita in extenso y se hace a un lado
cuando la historia lo toca de cerca.

Eran como nosotros, como el resto


de nosotros, dice la traductora,
desde su cubículo en la universidad
estadounidense. Y algo se pierde.
Frases que suenan bien pero están
vacías, dice el diario de Hachiro Sasaki.
No puedo irme sin dejar mi corazón atrás,
dice. Dejó atrás a su hermano Taizo,
que tenía dieciséis cuando leyó esa carta.

83
Hoy, claro, es locura, muerte, la juventud
—son las palabras que dice Taizo al aire,
y la traductora repite para el reportero.

(Hasta 1943 los estudiantes universitarios


estaban exentos del servicio militar.
Cuando los estudiantes murieron, llegaron
los pilotos inexpertos. Al final, eran criminales
enviados a la muerte, en lugar de a la cárcel,
quienes aprendieron a volar el mismo día
que aprendieron a caer.)

Hachiro Sasaki estudiaba economía,


tenía un futuro tan brillante
como una moneda echada al aire,
que no le dio la razón, ni la fortuna
ni un futuro. Todos ellos murieron
por mí, dice la traductora japonesa.
Hacer llegar sus palabras a una lengua
de destino distante en una época
distinta es tal vez una forma de hacer
justicia a ese destino. ¿Lo hace porque
se siente sola o culpable o triste?,
pregunta el periodista. No hay respuesta.
Hay frases que no suenan pero están
llenas de sentido. Y ésas nadie sabe

84
traducirlas. Patria, honor, traducción,
suicidio, traición. Son palabras grandes
que se quedan cortas al momento
de esbozar una biografía mínima —una vida
cortada de tajo— cuya síntesis más precisa
podría ser el final de una nota periodística:
unos puntos suspensivos
dentro de un corchete, la parte faltante
de una oración sacada de contexto.

85
Hayashi Matsue lee el diario de su hijo

Mi hijo ha caído
como las flores de cerezo,

es el título de una serie


de poemas cortos
que escribió la madre
de Ichizo Hayashi
tras leer en su diario
algo así:

Es fácil hablar de la muerte


en términos abstractos,
es un poco más difícil
cuando estás a punto de morir.

La memoria es larga
aunque mi vida haya sido corta;
todos mis recuerdos
van a explotar conmigo
en la memoria de mis enemigos.

86
Qué triste es haber nacido
bajo el yugo de la palabra
lealtad, dice uno de esos poemas.

87
Intento de traducción de un poema de Yeats
(cfr. “An Irish airman foresees his death”)

El destino se cumple, se encuentra


o se conoce —entre las nubes.
Alguien piensa en su futuro y mira el cielo
—alguien, en el cielo, mira hacia abajo y piensa
en el futuro: los años venideros
parecen una pérdida de tiempo,
como perdidos están los que han pasado.

Tal vez sea posible hallar equivalencias


entre los hombres y las lenguas de los hombres.
Tal vez estemos destinados a cometer,
una y otra vez, los mismos errores
de traducción, a repetir la historia:
el eterno retorno de nuestros fracasos.

Sé que voy a cumplir mi destino


en algún lugar entre las nubes

88
—dice, bajo el cielo irlandés, el aviador
irlandés en un poema irlandés
que dice un poco más que eso.

Si borramos las diferencias y las referencias,


si olvidamos los nombres, si olvidamos
los detalles: si tras la traición del tiempo
y del idioma
(si traducir significa trasladar
de una lengua a otra, también podríamos
traducir los acontecimientos de un tiempo
a otro, de otro lugar hasta aquí),

después de todo lo que se pierde


—la guerra, la vida;
lo que se pierde en la traducción—,

tal vez podamos encontrar


correspondencias:
cognados falsos:
dos soldados
que no conocemos, que no
se conocieron, conocieron
el mismo destino en distintas
lenguas, el mismo
solitario impulso placentero,

89
la misma pulsión de muerte,
y pensaron lo mismo:
no puedo odiar a los que combato,
no puedo querer a los que protejo.

Y a partir de un par de señales,


signos que se alejan como aviones,
creemos conocer el destino
de un país, el de unos hombres
tan hundidos
en su miseria

que ningún desenlace podría traerles


una pérdida mayor, ni alegrarlos.

¿Qué muerte corresponde a una vida así?

Si olvidamos, volveremos
sobre los mismos temas,
volveremos a cometer
los mismos poemas,
los mismos crímenes.

In balance with this life, this death,


escribió Yeats.

90
¿Con qué palabra se traduce una vida
en el lenguaje de la muerte?

91
Caja negra

Eso que no se ve allá arriba


son las estrellas. Éste es el cielo
de una ciudad sin cielo. Las luces
de un avión secuestrado
por las turbulencias,
la lenta coreografía de las nubes.
Éste es el olor del aire
reciclado. La presión
rompiendo los tímpanos.
El engaño, la esperanza
y la verdad
alojados en la voz
desesperada y sucia del piloto,
porque el mensaje está en la estática
—perdido en la atmósfera,
estático en el aire:
ruido blanco
entre las nubes,
unas palabras
que nadie alcanzará

92
a escuchar,
un mal presagio
y la sombra de una epifanía
se desploma como un avión
sin combustible en un país
que usa los cuerpos
como combustibles.
Así es como se descompone
el cielo, así es como se cae
el cielo, como cae del cielo
una lluvia de cuerpos:
flores
sobre el pavimento.
Sobre el cuerpo militar
los pétalos de una flor
de cerezo: el símbolo marchito
que tocó unas manos
trastocando unos segundos
este olor a basura
y muerte del país donde nacimos.
Lo sentimos, el contenido
de esta oración no está
disponible para su país.
Un minuto para escuchar
la palabra

93
agonizar
después de que el avión estalle.
Un minuto de silencio.
Aunque ninguna palabra sobreviva
la caja negra será recuperada.
Alguien escribirá un poema
con los datos del vuelo
en el que alguien
cuyo nombre desconoce
perdió la vida.
Alguien hará ejercicios
de meditación al ritmo
pausado del taichí de las nubes.
Alguien esperará en vano
por alguien en el aeropuerto
sosteniendo entre las manos
un letrero con un nombre
que nadie volverá a escuchar
—que nadie volverá.

94
Listen to the voices from the sea

Revisa la traducción de un libro:


escucha las voces —es el título—
del mar —es una antología
de ahogados, de ojos cerrados.

Es una traducción libérrima


de su lengua madre a la lengua
enemiga, una lengua viva
traducida desde el idioma
de los muertos.

¿Por qué tiene que morir


tanta belleza?, se pregunta
Midori Yamagouchi,
que creció doblando
el sentido, torcida
como la rama de un árbol

95
en medio de un bosque arrasado:
campo de arena, campo de guerra

: karesansui: jardín zen.

96
Eulogy/elegy

Hay un falso resplandor


de belleza en los finales,
una habitación iluminada
al mediodía, una redundancia
oscura:

la última vez que la vi


era luz dentro de la luz.

[Esta estrofa fue omitida


en memoria de ___________.]

Hay que evitar esa falsa belleza,


hay que apagar la luz antes de salir.

Pequeños destellos levitando


sobre un manto de agua.
Naturalezas muertas.

97
[Esta estrofa fue omitida
en memoria de la memoria.]

Un foco fundido: el brillo


de la ausencia
para contrarrestar
el terror de lo sublime.

[La última estrofa fue omitida


en memoria de un nombre
que no podemos pronunciar.]

98
Índice
I. Los acontecimientos

13 Kamikaze (desambiguación)

17 El discurso de la infamia
20 Metonimia
23 El canal de Bashi
25 Modo infinitivo

27 Tácticas de muerte
29 Acepción número trece
32 Recursos humanos
34 , revisionismo

36 Pasar lista

II. Los nombres, los cuerpos

41 Tokutarô Tazaka, 9 de abril de 1942


43 Genta Uemura, 14 de julio de 1943

45 Tsuneo Fukazawa, 17 de julio de 1944


47 Algo más vasto y azul
49 Tatsu Udagawa
57 Haruo Unagami, noviembre de 1943
59 Kenji Miyazawa (citado por Hachiro Sasaki

el 10 de noviembre de 1943)

61 Isamu Nakamura, 16 de abril de 1943


62 Shigeo Matsunaga, 12 de febrero de 1938
(La invención de un diario)

64 Takeo Kasuga, 21 de junio de 1995


66 Mitsubishi A6M Zero

68 Hisashi Tezuka, 17 de junio de 2015

III. Los finales

75 El viaje vertical
76 Las conjugaciones
78 Detritus
80 Haruo Unagami, última voluntad

82 Señales de humo
83 Una nota de CBS News fechada en el 2000

86 Hayashi Matsue lee el diario de su hijo

88 Intento de traducción de un poema de Yeats


(cfr. “An Irish airman foresees his death”)

92 Caja negra

95 Listen to the voices from the sea

97 Eulogy/elegy
Kamikaze
[sic], de Herson Barona,
se terminó de imprimir en agosto
de 2017, en los talleres gráficos de VEI Visión e
Impresión, S.A. de C.V., ubicados en Nogal núm. 51,
colonia Santa María la Ribera, delegación Cuauhtémoc, Ciudad
de México, C.P. 06400. El tiraje consta de 2 mil ejemplares. Para su
formación se usó la tipografía Borges, de Alejandro Lo Celso, de la
Fundidora PampaType. Concepto editorial: Félix Suárez, Hugo
Ortíz y Juan Carlos Cué. Formación, portada y supervisión
en imprenta: Carlos César Contreras Becerril. Cuidado de
la edición: Cristina Baca Zapata y el autor. Editor
responsable: Félix Suárez.

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