El Estado Constitucional
El Estado Constitucional
El Estado Constitucional
Estado.
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Existen distintos usos de la expresión Estado. Estos usos pueden ser
agrupados de múltiples formas. Ya sea a partir de las propuestas de las
disciplinas que tienen como parte de su objeto de estudio el fenómeno estatal.
Ya sea a partir de algunos criterios clasificatorios tales como: la manera en que
se organiza y distribuye el poder en relación con el territorio (unitario, federal) el
compromiso con una cierta ideología (liberal, social) o el rol del derecho en su
funcionamiento (de derecho, absolutista) entre muchos otros. También pueden
agruparse, en el plano de las prácticas jurídicas, a partir de la caracterización
propuesta por las disciplinas jurídicas especializadas, en especial el derecho
internacional y el propio derecho constitucional.
Desde la ciencia política, una definición clásica ha sido la propuesta a finales del
siglo XIX por Georg Jellinek, uno de los primeros autores en embarcarse en
estudios generales acerca del fenómeno del Estado. Para Jellinek, el Estado, es
“la unidad de asociación dotada originariamente de poder de dominación, y
formada por hombres asentados en un territorio” (Jellinek, 1958, p.145). O
también, “la asociación de un pueblo, poseedora de una personalidad jurídica
soberana que de un modo sistemático y centralizador, valiéndose de medios
exteriores, favorece los intereses solidarios individuales, nacionales y humanos”
(Jellinek, 1958, p.215).
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aproximarnos a la definición del Estado, y del Estado colombiano a partir de una
caracterización jurídico-constitucional de sus tres elementos: territorio, población
y gobierno.
Esta definición parece descansar sobre la propuesta por Jellinek e incluye dos
interesantes aspectos: el reconocimiento del carácter institucional de la unidad
de dominación en que consiste el Estado, y la inclusión del monopolio del
ejercicio legítimo de la violencia física, no como el único medio del que se valga
el Estado para alcanzar sus fines, pero sí como su “medio específico”.
Desde la ciencia del derecho, en el contexto de una teoría general del derecho,
la definición de Hans Kelsen sigue siendo una referencia. “El Estado es, por
naturaleza, un sistema de normas o la expresión para designar la unidad de tal
sistema” (Kelsen, 1979, p.21). “Cuando la teoría dominante del Estado declara
que éste constituye un “aparato coactivo” y la doctrina tradicional jurídica
considera que el derecho es un orden coactivo, queda demostrado que,
fundamentalmente, ambas teorías tienen en cuenta el mismo objeto” (Kelsen,
1979, p.22).
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medios de postergar y explotar a la clase oprimida” (Engels, sf, p.192). Precisa
este autor:
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entronización de la idea del Estado como un ente con sustancia propia, con
derecho autónomo a mantener su propia existencia, investido de un poder
supremo, un ente que fue utilizado para oprimir y negar las libertades básicas de
los seres humanos. (Maritain, 1983)
Nandy, el único autor no europeo de los citados hasta ahora, nos muestra una
visión no eurocéntrica y desnuda tres aspectos centrales del constructo Estado:
a) el Estado es un instrumento ideado para intervenir en el cuerpo social (los
habitantes de un territorio) b) encargado de promover y de proteger la forma de
producción del (las ideas de desarrollo y los valores asociados al) capitalismo
industrial; y c) encargado de homogeneizar el elemento humano del Estado bajo
las banderas de unos valores nacionales, entre los que podrían mencionarse: la
creación y difusión de una versión oficial de la historia, la creación de una
identidad nacional con sus simbologías, y el privilegio de unos valores y unas
tradiciones, que por lo general, coinciden con las practicadas, impuestas o
apropiadas por las élites.
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la definición de Nandy. Esta definición se logra entender en toda su dimensión si
se repasan los postulados de los estudios críticos: las teorías de la colonización,
el rol central del poder en la construcción de conceptos, discursos e imaginarios,
y la recuperación de visiones alternativas. Por lo cual es importante tener
presente desde dónde se proponen estas definiciones, con qué metodología se
construyen, y cuáles son sus presupuestos filosóficos e ideológicos.
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ejemplo: la elección de las autoridades locales (artículo 287, CP 1991) la
potestad de regular los usos del suelo (artículo 313.7, CP 1991) la obligación de
prestar los servicios públicos domiciliarios (artículos 313.1, y 367, CP 1991) y la
obligación de prestar los servicios públicos de salud y de educación (artículo 356,
CP 1991).
El Estado federal, por su parte, es aquel en donde el poder público está repartido
entre las autoridades de la Federación y las de los Estados federados. En los
Estados federales, como fue el colombiano de la Constitución de 1863, tanto la
Federación, como los Estados federados tenían su propia constitución, contaban
con autoridades legislativas, judiciales y con un poder ejecutivo propio. Todos
aquellos asuntos no delegados a la Federación de forma expresa eran de
competencia de los Estados (artículo 16, CP 1863). Por ejemplo, los Estados
tenían competencia originaria para elegir sus autoridades, legislar en materia
civil y penal, y establecer tributos. Por su parte, solo aquellos aspectos
delegados expresamente por los Estados eran de competencia de la Federación,
por ejemplo: las relaciones internacionales, la defensa y el comercio exterior
(artículo 17 numerales 1 y 4, CP 1863) la instrucción pública y el servicio de
correos (artículo 18 numerales 1 y 2, CP 1863).
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una norma jurídica de habilitación (norma de competencia) (artículo 121, CP
1991); b) los servidores públicos (las personas que actúan en condición oficial)
son responsables por actuar en contra de las normas jurídicas, o por omitir actuar
cuando una norma jurídica se lo impone, o por extralimitarse en el ejercicio de
sus competencias (artículos 6 y 124, CP 1991); y c) el ejercicio del poder público
está organizado a partir de un sistema de competencias que se articula
jurídicamente de forma jerárquica a partir de la Constitución; dicho sistema de
competencias está garantizado por mecanismos de control jurídico institucional,
tales como las acciones públicas de constitucionalidad y de nulidad contra los
actos jurídicos del poder público (artículos 4, 237 y 241, CP 1991).
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catálogo de libertades individuales, incluidas: la libertad in genere (artículo 15.2,
CP 1863), la seguridad personal in genere (artículo 15.3, CP 1863), la libertad
de expresión (artículo 15.7, CP 1863) la libertad de viajar (artículo 15.8, CP 1863)
la libertad de industria (artículo 15.9, CP 1863) y la libertad de asociación
(artículo 15.14, CP 1863); b) Establecía la igualdad formal ante la ley (artículos
15.10 y 34, CP 1863) que incluía la idea de una homogeneización de la
población, en especial de la población indígena (artículos 18.4 y 78, CP 1863);
c) Reconocía el derecho de propiedad privada como una libertad individual
(artículo 15.4, CP 1863) y caracterizaba toda propiedad raíz como enajenable,
divisible y transmisible (artículo 6, CP 1863); y d) Sus autoridades no intervenían,
en el sentido de tomar parte como agentes o reguladoras, en asuntos de la órbita
propia de los ciudadanos, como la práctica de un culto religioso (artículos 15.16
y 23, CP 1863) o en las actividades económicas de la sociedad; o de hacerlo, tal
intervención era marginal.
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agenda económica vertida en leyes formales aprobadas por el Congreso
(artículo 334, CP 1991) la prestación y regulación de los servicios públicos
(artículos 365 a 370, CP 1991) el sistema de planeación (artículos 339 a 344, CP
1991) y el sistema presupuestal (artículos 350 y 363, CP 1991).
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paz de Westfalia entre las potencias europeas de la época (Heller, 1987, p.152;
Parry, 1985, p.64; Nandy, 1996, p.81).
Desde el punto de vista del Derecho Internacional los Estados son además
iguales entre sí (principio de igualdad jurídica de los Estados) son
independientes (principio de soberanía externa), gozan de autonomía para
organizarse y decidir sobre sus asuntos internos (principio de soberanía interna)
y su territorio es inviolable (principio de la inviolabilidad del territorio) (Artículos
4, 8 y 11, Convención de Montevideo sobre los derechos y deberes del Estado;
Artículo 2, Carta de la ONU; Nkambo 1985, p. 264-265).
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Desde el punto de vista del Derecho Constitucional, y en concreto de la
Constitución de 1991, la expresión Estado se emplea en al menos cuatro
sentidos diferentes.
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Este uso común de la expresión Estado también se advierte en la parte orgánica
de la Constitución (aquella donde se regulan las competencias y atribuciones de
las distintas autoridades constitucionales) como por ejemplo, en el artículo 334:
“La dirección general de la economía estará a cargo del Estado.” En el 347: “El
proyecto de Ley de apropiaciones deberá contener la totalidad de los gastos que
el Estado pretenda realizar durante la vigencia fiscal respectiva”. O en el 373: “El
Estado, por intermedio del Banco de la República, velará por el mantenimiento
de la capacidad adquisitiva de la moneda.” En este último caso, la propia
Constitución define qué autoridad en concreto, dentro del conjunto de
autoridades del Estado, es la que debe cumplir el mandato constitucional. Es
claro que para efectos constitucionales, cuando se trate de velar por el
mantenimiento de la capacidad adquisitiva, el Banco de la República es el
Estado.
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Por último, desde el punto de vista de la historia del Derecho Constitucional
colombiano la construcción del Estado en Colombia se alimenta de forma
especial de la tradición constitucional que inicia con la independencia de la
corona española, y que tendrá desde entonces una importante influencia
estadounidense y europea. En el marco de su historia constitucional es un dato
constante que Colombia haya sido siempre, al menos formalmente, un Estado
de derecho. Esto ha sido así en el Estado colombiano (CP 1821, CP 1886 y CP
1991) de la Nueva Granada (CP 1832) de la Confederación Granadina (CP 1858)
y de los Estados Unidos de Colombia (CP 1863).
Por su parte, la Constitución de 1863 que consolida la forma del Estado federal
en la historia del constitucionalismo colombiano, inicia su articulado así: “Los
Estados Soberanos de Antioquia, Bolívar, Boyacá, Cauca, Cundinamarca,
Magdalena, Panamá, Santander y Tolima (…) se unen y confederan a
perpetuidad consultando su seguridad exterior y recíproco auxilio, y forman una
Nación libre, soberana e independiente, bajo el nombre de «Estados Unidos de
Colombia»”. En este caso los sintagmas nación y Estado(s) aparecen indicando
dos realidades diferentes. Sin embargo, podríamos seguir preguntándonos si la
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expresión Nación es intercambiable con la de Estado sin que el sentido de la
disposición constitucional se altere de forma sustancial. Otro aspecto
interesante de la caracterización del Estado es el referido a las “Bases de la
Unión” que nos permite intuir el carácter (liberal) del Estado. Son destacables: la
forma republicana de gobierno (artículo 8.1, CP 1863), la prohibición de la
esclavitud (artículo 12, CP 1863), y el reconocimiento y garantía de una generosa
carta de derechos individuales a habitantes y transeúntes (artículo 15, CP 1863).
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Finalmente, la Constitución de 1991 en su artículo primero, definirá al Estado
colombiano, por primera vez en su historia, como un Estado social de derecho:
“Colombia es un Estado social de derecho, organizado en forma de República
unitaria, descentralizada, con autonomía de sus entidades territoriales,
democrática, participativa y pluralista” (Artículo 1, CP 1991). Esta fórmula recoge
varios elementos interesantes de la tradición constitucional colombiana: vuelve
a utilizar la expresión “Estado” ausente en la Constitución de 1886; mantiene la
forma de Estado unitario y la cualifica con el reconocimiento de la “autonomía”
de sus entidades territoriales, aspecto que será de especial debate en los
desarrollos posteriores de esta Constitución; cualifica al Estado (esta vez como
sinónimo de República) como uno democrático, participativo y pluralista; y
finalmente concreta elementos de la tradición constitucional colombiana de corte
liberal y social con la compleja fórmula del Estado social de derecho.
Conclusión.
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El Estado social de derecho.
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El Estado social de derecho en la Constitución de 1991.
1. Sujeción al derecho de todos los poderes: los poderes públicos y los poderes
privados.
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jurídica con plenos efectos. Así entendido, el derecho no se restringe al conjunto
de leyes expedidas por el Congreso de la República y de decretos expedidos por
el Poder Ejecutivo. La principal manifestación normativa de este nuevo
entendimiento es el reconocimiento de la supremacía de la constitución y la
sujeción de toda norma del orden jurídico, y de toda conducta pública o privada
a sus contenidos.
“La acepción Estado de derecho se refiere a que la actividad del Estado está regida por
las normas jurídicas, es decir que se ciñe al derecho. La norma jurídica fundamental es la
Constitución (C.P. art. 4), lo cual implica que toda la actividad del Estado debe realizarse
dentro del marco de la última. En esta situación se habla entonces de Estado constitucional
de derecho.” (Sentencia SU-747 de 1998, MP Eduardo Cifuentes Muñoz)
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Estado que no se puede entender sin el principio de interdicción de la
arbitrariedad en todos los niveles. Esta es una idea básica del constitucionalismo
que se perfecciona en la Constitución de 1991 bajo la idea de la supremacía del
derecho sobre el poder, la fuerza, la política, las decisiones mayoritarias y la
razón de Estado.
“[E]n un Estado Social de Derecho como el que nos rige, ni los gobernantes, ni las
autoridades de cualquier orden pueden tener facultades ilimitadas, por cuanto,
precisamente lo que caracteriza al Estado democrático es la imposición de límites al
ejercicio de la autoridad pública, tanto por la Constitución como por la ley.” (Sentencia C-
1172 de 2001, MP Alfredo Beltrán Sierra)
Por último, esta idea de la limitación cualificada de los poderes, como elemento
característico del Estado Social de Derecho, se evidencia al introducir una nueva
forma de entender las normas de competencia de las autoridades estatales. Las
normas de competencia dejan de ser entendidas como una facultad o un poder,
para convertirse en una obligación jurídica susceptible de ser controlada
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judicialmente. Las competencias de las autoridades del Estado relacionadas con
los contenidos materiales del Estado Social de Derecho (solidaridad, igualdad
real, derechos fundamentales, gasto público social, democratización del crédito,
etc.) se alejan de las concepciones clásicas de las competencias de los órganos
del Estado: libertad de configuración normativa del legislador y principio de
legalidad estricta de la administración. La idea de las competencias-obligación
se advierte en las decisiones de la Corte relacionadas con la aplicación del
principio de progresividad, con la prohibición de adoptar medidas regresivas y
con la prohibición de inactividad.
“[E]l principio de progresividad ha sido interpretado por esta Corte como un mandato al
legislador en el sentido de “erradicar las injusticias presentes” y de “corregir las visibles
desigualdades sociales” y “estimular un mejoramiento progresivo de las condiciones
materiales de existencia de los sectores más deprimidos”. En el mismo sentido, dicho
principio también ha sido interpretado como un límite al ejercicio de las competencias del
Legislador cuya amplia libertad de configuración en materia de derechos sociales se ve
restringida, al menos en un aspecto: “todo retroceso frente al nivel de protección alcanzado
es constitucionalmente problemático y debe presumirse en principio inconstitucional”.
(consideración 6, Sentencia C-536 de 2012, MP Adriana Guillén Arango)
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El Estado social de derecho se caracteriza por trasladar hacia el bienestar
del ser humano el centro de atención de todo ejercicio del poder público. En el
Estado social de derecho hay un compromiso entre las distintas fuerzas sociales
de atender por igual los derechos ligados a la libertad y los derechos ligados a
la igualdad. Por ello se caracteriza por reconocer como derechos fundamentales,
por igual, los derechos sociales, económicos y culturales, y los derechos civiles
y políticos.
“[L]a Constitución Política de 1991 estableció para Colombia el modelo de Estado social
de derecho (…) con él se pretende ampliar eficazmente la órbita de protección de la
persona, procurando dejar en el pasado doctrinas para las cuales lo más importante era
el Estado y su organización. Con la adopción del nuevo modelo, se dinamizan algunos
valores y principios característicos del Estado de derecho y aparecen otros útiles y
necesarios para comprender adecuadamente la dimensión socio-política de la persona,
considerada en adelante como la razón de ser de la estructura política, el sujeto principal
de la misma y, por ende, el centro para la declaración, garantía y protección de los
derechos que le son inherentes.” (consideración 5.1, Sentencia C-336 de 2008, MP Clara
Inés Vargas)
a) La concepción del ser humano como un sujeto concreto. Esto es, la de un ser
humano visto en “constante tensión individuo-comunidad”, con necesidades
según sus circunstancias vitales, y con vocación desde su concreta realidad para
el ejercicio de las libertades. Esta concepción antropológica se opone a la de la
persona entendida en abstracto, propia del pensamiento liberal clásico, y pone
de relieve el carácter polifacético de los derechos constitucionales.
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Carta Política.” (consideración 2.1.1, Sentencia T-002 de 1992, MP Alejandro Martínez
Caballero)
“[P]ara el Constituyente, la igualdad real sólo se alcanza si el Estado se quita el velo que
le impide identificar las verdaderas circunstancias en las que se encuentran las personas
a cuyo favor se consagra este derecho. Una vez revelado el panorama real, el Estado
tiene la tarea de diseñar políticas públicas que permitan la superación de las barreras
existentes para que las personas puedan incorporarse, en igualdad de condiciones, a la
vida social, política, económica o cultural (…) el derecho a la igualdad en el Estado Social
de Derecho, trasciende los imperativos clásicos de la igualdad ante la ley, y obliga al
Estado a detenerse en las diferencias que de hecho existen entre las personas y los grupos
de personas.” (Sentencia T-823 de 1999, MP Eduardo Cifuentes Muñoz)
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Y d) El mandato del principio de solidaridad. Según este principio existe una
comunidad de suertes entre todos los habitantes del Estado en tanto miembros
de una misma comunidad política, y por tanto, ante las dificultades o las penurias
de unos, los otros tienen la obligación de procurar su bienestar; o en otros
términos: los que tienen más recursos o están en mejor situación están llamados
a asistir a los que tienen menos o están en una situación difícil.
“[E]l principio de solidaridad que caracteriza al Estado Social de Derecho impone al poder
público, pero también a los particulares, una serie de deberes fundamentales para el logro
de una verdadera y equitativa armonización de los derechos. En este sentido, ha afirmado
que la solidaridad representa un límite al ejercicio de los derechos propios que, en otros
modelos constitucionales, parecían absolutos.” (Sentencia T-801 de 1998, MP Eduardo
Cifuentes Munoz)
“[L]a jurisprudencia constitucional ha llegado a un consenso, nutrido por las normas del
DIDH [Derecho Internacional de los Derechos Humanos], acerca de la aplicación en el
plano de la protección de los derechos constitucionales, de las propiedades de
indivisibilidad e interdependencia que les son atribuibles. Por ende, se ha concluido que
todos los derechos constitucionales son derechos fundamentales, pues cada uno de
ellos encuentra un vínculo [in]escindible con el principio de dignidad humana, fundante y
justificativo del ESDD [Estado social de derecho].” (consideración 68.2, Sentencia C-288
de 2012, MP Luis Ernesto Vargas Silva)
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Una concepción de todos los derechos constitucionales como fundamentales
permite potenciar las promesas de bienestar y de igualdad material del Estado
social de derecho. Dos formas de concretar esta faceta han sido: primero
reconocer que todos los derechos son susceptibles de protección mediante la
acción de tutela, aspecto que se desarrollará más adelante en este manual; y
segundo, que todos los derechos están protegidos por el principio de
progresividad como manifestación específica del Estado social de derecho. En
últimas, es consustancial al Estado social de derecho la idea de que todos los
derechos constitucionales son fundamentales y están garantizados
judicialmente.
“La adopción del modelo de Estado Social de Derecho, su nueva concepción del individuo
–individuo libre pero con necesidades- y su preocupación por la desigualdad material,
conlleva el reconocimiento de los derechos económicos, sociales y culturales (DESC)
como derechos fundamentales. La consagración a nivel constitucional de estos derechos
ha estado además acompañada con la creación de mecanismos para su justiciabilidad,
bajo la premisa de que la realización efectiva de los derechos –no solamente su
reconocimiento legal- es un fin primordial del Estado Social de Derecho.” (consideración
2.6.1, Sentencia C-372 de 2011, MP Jorge Ignacio Pretelt Chaljub)
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de una amplia y detallada gama de derechos, hasta la caracterización de las
normas que establecen las relaciones entre el Estado y la sociedad en materia
económica.
“[E]l Estado social no pretende la transformación radical de las estructuras sociales, sino
la corrección sistemática de sus consecuencias más graves, y la promoción de sus efectos
deseables. Así mismo (sic), el Estado social permite la interacción de los agentes sociales,
sin querer determinar sus relaciones por intermedio del Estado. Por el contrario, permite
su libre juego, dentro de un marco que garantice la convivencia social presente y futura,
tomando la dignidad humana como elemento indispensable para la continuidad de
cualquier comunidad política.” (Sentencia T-520 de 2003 MP Rodrigo Escobar Gil)
“La orientación social del Estado, elevada a rasgo constitutivo suyo, articulada en varias
disposiciones de la Constitución, resulta vinculante y obligatoria para todas las ramas del
poder público. En particular, corresponde al Congreso definir en cada momento histórico,
dentro del marco de la Constitución, la política social del Estado y asignar cuando a ello
haya lugar los recursos necesarios para su debida implementación” (Sentencia C-566 de
1995, MP Eduardo Cifuentes Muñoz)
“La voluntad democrática (…) es la primera llamada a ejecutar y a concretar en los hechos
de la vida social y política la cláusula del Estado social, no como mera opción sino como
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prescripción ineludible que se origina en la opción básica adoptada por el constituyente.
(…) La justicia social y económica, que se logra gracias a la progresiva e intensiva
ejecución de los derechos económicos, sociales y culturales, se reivindica y se lucha en el
foro político. La dimensión del Estado social de derecho, en cada momento histórico, en
cierta medida, es una variable de la participación ciudadana y de su deseo positivo de
contribuir al fisco y exigir del Estado la prestación de determinados servicios.” (Sentencia
SU-111 de 1997, MP Eduardo Cifuentes Muñoz)
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“Es clara entonces, la conexión de los servicio públicos domiciliarios con el contenido
dogmático de la Carta de 1991, especialmente con el principio de Estado social de
derecho, con los principios de solidaridad y con la finalidad estatal de redistribución del
ingreso y el deber estatal de satisfacción de las necesidades básicas de los asociados.
Pero adicionalmente la jurisprudencia constitucional ha resaltado el vínculo que une a
éstas prestaciones con derechos fundamentales, tales como la dignidad humana, la vida
o la salud.” (consideración 5, Sentencia C-924 de 2007, MP Humberto Antonio Sierra)
“Los órganos de regulación han de ejercer sus competencias con miras a alcanzar los
fines que justifican su existencia en un mercado inscrito dentro de un Estado social y
democrático de derecho. Estos fines se pueden agrupar en dos clases, a pesar de su
variedad y especificidad. La primera clase comprende los fines sociales que el mercado
por sí mismo no alcanzará, según las prioridades de orden político definidas por el
legislador (…). La segunda clase abarca los fines económicos atinentes a procurar que el
mercado funcione adecuadamente en beneficio de todos, no de quienes dentro de él
ocupan una posición especial de poder, en razón a su predominio económico o
tecnológico.” (consideración 4.3, Sentencia C-150 de 2003, MP Manuel José Cepeda)
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redistribución del ingreso y para la garantía del bienestar. Este diseño se ha
perfeccionado a partir de la dinámica jurisprudencial de los principios del sistema
tributario: igualdad, equidad y progresividad (artículo 363, CP 1991)
“[E]n relación con las medidas tributarias adoptadas por el Legislador, los principios de
eficiencia, equidad y progresividad que, según el artículo 363 Superior, rigen el sistema
tributario, se derivan directamente de la configuración de Colombia como un Estado Social
de Derecho, en el marco del cual la hacienda pública cumple un propósito claramente
redistributivo.” (Sentencia C-776 de 2003, MP Manuel José Cepeda)
[E]l Estado Social de Derecho tiene un compromiso con la igualdad material, la garantía
del mínimo vital de todas las personas, y la construcción de un orden económico y social
justo, fines para los que la distribución equitativa de los recursos juega un papel
fundamental. (…) [E]l principio de igualdad exige, de un lado, no brindar tratamientos
diferenciados injustificados a personas en una misma situación, y de otro, adoptar medidas
de promoción a favor de los grupos débiles y vulnerables. Además, aunque en algunos
casos se admiten tratamientos diferenciados, éstos no pueden conceder beneficios
manifiestamente desproporcionados. (consideración 4.2.1, Sentencia C-258 de 2013, MP
Jorge Ignacio Pretelt Chaljub)
Conclusión.
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contenidos los mismos fueron reagrupados en tres ideas: 1) la sujeción al
derecho de todos los poderes: los poderes públicos y los poderes privados; 2) el
ser humano como prioridad de la acción del Estado y la fundamentalidad de
todos los derechos constitucionales, y 3) la intervención del Estado orientada al
bienestar de toda la población. Es importante no olvidar que en este contexto el
Estado social de derecho es una disposición normativa susceptible de ser
traducida en un deber ser o en una norma jurídica. No tiene un carácter
descriptivo, y esa no ha sido la intención de la presente aproximación. En esto
soy enfático. La Constitución y la jurisprudencia que la interpreta no está
describiendo al Estado colombiano, está en cambio diciendo cómo debe ser y
cómo deben actuar las autoridades y los particulares según los complejos
contenidos del particular modelo de Estado que instaura la Constitución de 1991:
un Estado que, con arreglo al derecho, debe ser sensible ante la penuria, la
desigualdad y la diferencia, y que debe emplear el poder público para garantizar
y satisfacer todos los derechos fundamentales de sus habitantes.
30
Bibliografía
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Económica, México D.F. 1987.
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34
Sentencia C-536 de 2012, MP Adriana Guillén Arango
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