Amoris Laetitia.
Amoris Laetitia.
Amoris Laetitia.
AMORIS LAETITIA
Teología Dogmática II
Berli, Alexis Fabián
Mat. 47988
Facultad de Derecho y Ciencias Políticas
Universidad Católica de Santa Fe
Sede Reconquista
Un documento del Papa Francisco sobre el amor, dirigido hacia toda la Iglesia,
obispos, presbíteros, diáconos, consagradas, matrimonios, y fieles laicos.
PRIMER CAPÍTULO
A LA LUZ DE LA PALABRA
Si tendría que resumir el primer capítulo con 5 palabras, utilizaría las siguientes:
“¡Cuán actual es la Palabra!”. Es increíble cómo el significado de aquella compilación
de textos sagrados con más de 2.000 años, aún hoy continúa vigente.
El primer capítulo de Amoris Laetitia nos ofrece un resumen de todas las familias que
se encuentran presentes a lo largo de todos los libros que componen la Biblia, tanto del
Antiguo Testamento como del Nuevo.
Arranca con aquella pareja, creada por Dios, que encontramos ya en el primer libro
(Génesis), y a partir de allí nos enseña sobre del aspecto trinitario que la misma debe
tener, sobre el apoyo mutuo entre el varón y la mujer, y sobre todo que de aquél
encuentro, que sana la soledad, también permite el surgimiento de la generación y la
familia.
Esta familia, esta casa; la cual nosotros como habitantes de ella (seamos hijos, o padre,
o madre) tenemos el deber de cimentarla. Y en la vida se nos presentan dos opciones,
cimentarla sobre arena (sin Cristo), o sobre una piedra firme (con Él). Como habitantes
y dueños de ella podemos cerrarle la puerta a aquel amigo que, insistentemente, golpea
desde afuera (Apocalipsis 3, 20) pero en los momentos de tormentas, de turbulencias, se
ven las consecuencias de nuestros actos, las causas de nuestras decisiones.
Este capítulo también nos habla de la misión de cada miembro de la familia, haciendo
hincapié en que los hijos también tienen un propósito por el cual luchar, y el deber de
las madres de imitar a Nuestra Señora. Imitar a María para que, como ella lo hizo con
Jesús, no aferrarse a los hijos, ya que podría desembocar en el incumplimiento de la
misión de cada uno.
Un muy lindo capítulo, a través del cual podemos comprobar que la Palabra de Dios no
es como una secuencia de tesis abstractas, sino que es una compañera de viaje para las
familias que están en crisis o en medio de algún dolor, y nos muestra la meta del
camino.
En este capítulo el Papa Francisco expone acerca de las realidades por las cuales
atraviesan las familias en los tiempos que vivimos, y además menciona reiteradamente
sobre aquellas situaciones que el mundo actual nos ofrece y que, de alguna u otra
manera, afectan a este bien de la familia, decisivo para el futuro del mundo y de la
Iglesia.
Seguidamente, el Papa agrega que el acelerado ritmo de vida actual que llevamos, ya
sea por compromisos laborales, sociales, entre otros, termina desembocando no solo en
estrés, sino que además puede llevar a que hagamos a un lado aquellas opciones
consideradas permanentes, como el matrimonio, o aún peor, que el matrimonio se
convierta en un lugar de paso al que cada uno de los miembros acude cuando cree
conveniente. Muchas veces, esto ocurre, por el temor de ser atrapados en una relación
que pueda postergar los logros de las aspiraciones personales.
Cultura del descarte. El Sumo Pontífice también nos alerta sobre la increíble velocidad
que las personas pasan de una relación afectiva a otra. Creyendo que el amor, como en
las redes sociales, se puede conectar o desconectar a gusto del consumidor, e incluso
también bloquear rápidamente. Esto sin dudas se ve influenciado por la actual cultura
del descarte, y termina desembocando en la pérdida de la libertad, en la pérdida de la
idea de tener hijos, de la anticoncepción, o incluso también en la idea de la
esterilización.
Legislaciones. El Papa Francisco nos advierte acerca de la gran cantidad de leyes que
existen sobre el facimiento y la promoción de múltiples alternativas de unión que
también ofrecen estabilidad familiar, como las uniones de hecho o entre personas del
mismo sexo, pero bajo ningún termino estas pueden equipararse al matrimonio.
Propuesta pastoral. Frente a estas situaciones el Papa nos recuerda que los cristianos
estamos llamados a preocuparnos y ocuparnos por las realidades que atraviesan las
familias del mundo, y nos invita a la Iglesia a despertar la creatividad misionera, a
ofrecer espacios de acompañamiento y asesoramiento sobre cuestiones relacionadas con
el crecimiento del amor, la superación de los conflictos o la educación de los hijos.
Nos invita también a encontrar las palabras, las motivaciones y los testimonios que
ayuden a tocar las fibras más íntimas de los jóvenes, para invitarlos a aceptar con
entusiasmo y valentía el desafío del matrimonio.
TERCER CAPITULO
VOCACIÓN DE LA FAMILIA
En este capítulo el Papa Francisco nos dice que la familia debe ser el lugar donde
resuene el primer anuncio de la buena noticia de Jesús, un lugar repleto de amor y de
ternura.
Modelo de familia. Nos recuerda, el Sumo Pontífice, que Jesús creció en el seno de una
familia, pero que también convivió con muchas de ellas. Por lo que debemos poner la
mirada en esa familia de Nazaret como modelo de amor, de sencillez y, sobre todo, de
carácter sagrado, y la cual mirar en los momentos de dificultad.
Situaciones particulares. Ese ideal de matrimonio, quizás considerado como meta hace
algunos años atrás, hoy día se encuentra un poco opacado por aquellas ofertas
alternativas que el mundo ofrece. Encontramos hoy convivencia sin matrimonio,
matrimonios civiles, incluso también divorciados vueltos a casar. Frente a estas
realidades que existen en nuestras comunidades, el Papa nos dice que, aunque la
doctrina católica es clara, hay que evitar los juicios, ya que muchas veces no se
dimensiona la complejidad de aquellas diversas situaciones. Más bien se debe ofrecer
acompañamiento y ternura.
Iglesias domésticas. El documento que estudiamos hace unos meses, Lumen Gentium,
ya definía a la familia como una Iglesia Doméstica, ya que debe ser el primer lugar en
donde evangelizar. Nos recalca el Sumo Pontífice que aquellas familias que permanecen
fiel al evangelio son reflejos de la belleza del matrimonio, y que la Iglesia en sí es
familia de familias, por ello el amor que se vive en cada una de ellas es una fuerza
constante para la vida de la Iglesia.
CUARTO CAPITULO
EL AMOR EN EL MATRIMONIO
Palabras finales. El amor conyugal tiene las características de una buena amistad, nos
dice Francisco. Quien está enamorado no debe pensar que ese amor puede ser pasajero,
y por eso el matrimonio es mucho más que una formalidad o tradición, exige un alto
grado de compromiso, ya que implica luchar, renacer, reinventarse y empezar siempre
de nuevo, así hasta la muerte.
El amor nos empuja a tener un proyecto común estable, es un camino que debe
construirse día a día.
QUINTO CAPITULO
AMOR QUE SE VUELVE FECUNDO
El amor siempre da vida y los hijos son reflejo viviente del amor conyugal.
Hijos. El Sumo Pontífice nos afirma que una nueva vida que llega permite a la pareja y
todo el entorno que la rodea, descubrir la dimensión más gratuita del amor, porque los
hijos deben ser amados incluso antes que lleguen. Denuncia, el Papa, todas aquellas
situaciones que desde el inicio llevan al rechazo, o peor aún, al abandono.
Al mismo tiempo Francisco dice que las familias numerosas son una alegría para la
Iglesia, pero aun así, no hay que olvidar la responsabilidad paternal y maternal, que no
se trate de una procreación ausente de responsabilidad.
El Papa también nos habla de aquellos casos en que las parejas no pueden tener hijos, y
afirma que, en la adopción, la maternidad también se encuentra refleja allí. Termina
definiendo Francisco a la adopción como aquel acto de regalar una familia a quien no la
tiene.
Maternidad. Cada mujer participa del misterio de la creación con el embarazo, y esto
está muy relacionado con el proyecto de Dios. El Papa nos vuelve a hablar de la
importancia que ese niño se sienta esperado, y nos pide que hagamos a un lado el hecho
de concentrarnos en si ese niño nos servirá o no, o si tiene estás u otras características, o
si responde o no a nuestros proyectos. Se ama a un hijo porque es hijo.
Paternidad. El Sumo Pontífice nos pide a los hombres del mundo no llevar adelante
una paternidad autoritaria, pero tampoco ausente; un padre debe estar siempre presente,
pero no ser extramente controlador. El Papa también nos recuerda el derecho que tiene
todo niño de tener un padre y una madre, y sobre todo de recibir su amor.
Misión. Un matrimonio que experimente la fuerza del amor está llamado a sanar las
heridas de los abandonados, haciendo espacio para los más pobres. Las familias deben
salir de sí misma en la búsqueda solidaria, clara y convencida conciencia sobre sus
deberes sociales. Nos advierte el Papá sobre no ser una familia que permanezca en la
indiferencia ante el sufrimiento del prójimo, y que se encierra en la comodidad de su
hogar.
SEXTO CAPITULO
ALGUNAS PERSPECTIVAS PASTORALES
Un capítulo en el que Papa nos habla de propuestas pastorales para las pastorales
familiares de las comunidades locales, y también para los clérigos.
Es duro, pero realista el Papa, cuando menciona que la preparación no puede reducirse a
un curso previo antes de casarse. La preparación debe incluir un reconocimiento a las
incompatibilidades para así evitar un fracaso doloroso, y estimularlos también para la
creación de un proyecto común, lo que, obviamente, implica renuncias, dificultades, y
conflictos.
SEPTIMO CAPITULO
FORTALECER LA EDUCACIÓN DE LOS HIJOS
Los padres siempre inciden en el desarrollo moral de sus hijos, para bien o para mal, por
ello deben ser conscientes con cada palabra, gesto, acciones que lleven a cabo.
Diálogo. Francisco nos recuerda la importancia del encuentro entre padres e hijos, entre
el diálogo y la comunicación que tiene que existir en una familia, muchas veces
perjudicado por las tecnologías. Frente a la cantidad de ofertas que el mundo propone y
a facilidad de acceso a las tecnologías, el Papa nos recuerda la importancia de vigilarlos,
pero, obviamente, no de manera excesiva. Hay que aceptar también que no se puede
tener el control de todas las situaciones, pero sí hay que darles herramientas para que
ellos mismos puedan capacitarse en la maduración de su libertad, en su crecimiento
integral y en el cultivo de su propia autonomía.
Hogar, primera escuela en valores. El Papa Francisco nos recuerda que la familia
debe ser la primera escuela de los valores humanos y morales, en donde se enseñe el
buen uso de la libertad, en donde se educe en la paciencia, en tratar de inculcar hábitos
buenos, y no desentenderse y dejar todo en manos de la escuela.
Sanción. Hay que recordarles a los chicos que sus acciones tienen consecuencias, y así
orientarlos a que pidan perdón y reparen el daño, se debe ver a la sanción como un
estímulo, un aprendizaje. Y, sobre todo, así como se corrige, se deben reconocer
también los esfuerzos.
Educación sexual. El Papa Francisco habla sobre la educación sexual que tenemos que
enseñar a nuestros hijos, enseñarles a reconocer el bombardeo de mensajes sexuales que
las tecnologías pueden realizar, enseñarles a valorar a la otra persona para evitar que se
conviertan en objetos de compensación de carencias personales, enseñarles a los hijos
varones que no poco masculino asumir tareas domésticas o de crianzas, y sobre todo
enseñarles a aceptar y cuidar el propio cuerpo. También hace mención el Papa a la
expresión “Sexo seguro” como si un posible hijo fuera un enemigo del cual hay que
protegerse.
Transmitir la fe. Los padres son los primeros instrumentos para la transmisión y
maduración de la fe sus hijos. La fe es un don de Dios, por lo que hay que partir
enseñándoles con las cosas sencillas y cotidianas, enseñarles también a mandarle un
beso a Jesús o a Nuestra Madre. Y de esta forma una familia se vuelve evangelizadora,
evangelizando no solo a ella, sino también a todos los que se acercan a ella.
Convirtiéndose así en iglesias domesticas y fermento evangelizador en la sociedad.
OCTAVO CAPITULO
ACOMPAÑAR, DISCERNIR E INTEGRAR LA FRAGILIDAD
Desde el inicio se deja en claro que el matrimonio cristiano es entre un varón y una
mujer, quienes se entregan en libre fidelidad mediante un amor exclusivo hasta la
muerte, y están abierto a la comunicación de la vida.
Clérigos. El Sumo Pontífice vuelve a hablar a los presbíteros, diciéndoles que tienen
que acompañar a los divorciados mediante procesos de reflexión que lleven al
discernimiento sobre la educación de los hijos, la situación del otro cónyuge, los
intentos de reconciliación, etc. Con un serio acompañamiento espiritual se evita el
riesgo de un discernimiento individual que muchas veces pueda llevar a sostener que la
iglesia sostiene una doble moral.
También alerta sobre el cuidado de conductas fariseístas, ya que no está bien detenerse
solo a considerar si el obrar de una persona responde o no a una norma general, o a una
ley. Dice el Papa que un pastor no puede sentirse satisfecho solo aplicando leyes
morales a quienes viven situaciones irregulares, ya que es reflejo de un corazón cerrado
y no permite un correcto discernimiento.
Aclaración. Conviene aclarar que, aunque se atienda a cada situación con misericordia,
ello no significa renunciar a proponer el ideal del matrimonio cristiano, y no ser tibios a
la hora de proponerlos.
“… la iglesia no es una aduana sino la casa paterna donde hay lugar para cada uno
con su vida a cuestas.”
NOVENO CAPITULO
ESPIRITUALIDAD MATRIMONIAL Y FAMILIAR
El papa Francisco dedica este ultimo capitulo a elaborar unas pocas notas relacionadas a
la espiritualidad de la familia y finaliza con una oración a la sagrada familia.
Misión. Pero la familia no se limita únicamente a acoger la vida que se engendra, sino
que sale de si y se expresa en la hospitalidad, como bien se mencionaba en algunos
capítulos anteriores.
Y el último punto de este documento sirve como despedida y cierre, allí se mencionan
citas de Jesús y San Pablo. Recordando que ninguna familia es perfecta para siempre,
sino que está siempre en camino para madurar su capacidad de amor.
“No desesperemos por nuestros límites, pero tampoco renunciemos a buscar la
plenitud de amor y de comunión que se nos ha prometido”.
CONCLUSIÓN FINAL
DE LA EXHORTACIÓN