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Bienestar Emocional Evlreconv

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El siguiente texto ha sido extraído del siguiente libro para uso exclusivo de este

curso:

Bisquerra, R. (2013). Cuestiones sobre bienestar (pp. 91-123). Madrid: Síntesis.

5. El bienestar emocional
Rafael Bisquerra

5.1. Felicidad, bienestar y emoción

La búsqueda de la felicidad es una quimera desde la Antigüedad. ¿Qué es la felicidad?,


¿Dónde se encuentra? Éstas y otras preguntas al respecto no son fáciles de responder. Muchos
filósofos e investigadores han intentado dar respuesta fundamentada a estas preguntas, desde
distintos planteamientos.
En la investigación científica, muchas veces se prefiere utilizar la palabra “bienestar” en
lugar de felicidad. Hay diferencias entre estas dos palabras, que se comentan a lo largo del libro.
Pero en ciertos aspectos, el bienestar emocional se aproxima a la felicidad hasta tal punto que a
efectos prácticos se pueden considerar como sinónimos.
Un tipo de bienestar es el material. Pero no hay que confundir bienestar material con la
felicidad. Otro es el bienestar físico; pero tampoco asegura la felicidad. El bienestar social
objetivo es un tercer tipo; pero que tampoco es suficiente para asegurar la felicidad. Ni siquiera
los tres juntos permiten asegurarla.
La felicidad es más bien algo personal, interno, y por lo tanto subjetivo. Esta concepción ha
dado lugar a la investigación sobre el bienestar subjetivo. En este marco, las emociones juegan
un papel esencial. Lo cual permite hablar de bienestar emocional.
Felicidad, bienestar y emoción están muy relacionados. En esta obra sostenemos la tesis de
que un aspecto esencial del bienestar consiste en experimentar emociones positivas. En una
frase atrevida podríamos decir que “El cielo no es un lugar, sino un estado emocional”.
Las personas buscan la felicidad, y ésta prácticamente coincide con el bienestar emocional.
Es decir, con la experiencia de emociones positivas. Esta idea se insinúa, se expone, se
desarrolla y se justifica a lo largo del libro. En todo momento se pone especial atención a las
aplicaciones prácticas, principalmente a la política, a la educación y a la sociedad en general. En
este capítulo nos centramos específicamente en la complejidad del bienestar subjetivo o
bienestar emocional.

5.2. El bienestar subjetivo

El bienestar subjetivo consiste en una valoración sobre la satisfacción en la vida. Se


consideran casi como sinónimos bienestar subjetivo, satisfacción con la vida, calidad de vida,
bienestar personal, bienestar emocional y felicidad. Si bien hay matices entre estos conceptos.
Satisfacción con la vida es un juicio sobre cómo se considera la propia vida en su totalidad.
Puede hacer referencia a toda la vida o a un espacio temporal más específico. También se puede
referir a alguna área concreta: salud, relaciones sociales, familia, trabajo, instituciones, ocio,
vida sexual, etc. (Vázquez y Hervás, 2009).

1
Calidad de vida es el grado en que una persona considera su vida como deseable o no.
Habitualmente hace referencia a condiciones externas: ingresos, salud, vivienda, acceso a
recursos, infraestructuras, etc. Ha sido un término relacionado con la economía y medicina
(salud). Aunque recientemente se incluyen aspectos psicológicos: satisfacción vital, percepción
de las condiciones de vida, etc.
Bienestar personal es una expresión que a veces su utiliza para referirse al bienestar global
de una persona. Incluye, por lo tanto el bienestar material, físico, social y subjetivo. Pero
interpretados desde la percepción subjetiva. Conviene señalar que el uso que se da a bienestar
personal no siempre queda claro a que se refiere por parte de la persona que lo utiliza.
Bienestar personal y social se complementan, ya que en la medida en que las personas
gozan de bienestar subjetivo, se puede decir que hay mayor bienestar social subjetivo. A ello
contribuye el bienestar social objetivo, que son las condiciones objetivas de bienestar social
(democracia, derechos humanos, libertad, etc.). La persona que tiene competencias sociales
tiene más probabilidades de gozar de bienestar social. Es decir, la expresión bienestar social
tiene diversas acepciones que se deben intuir por el contexto.
Bienestar emocional es una expresión que pone el énfasis en la dimensión emocional del
bienestar. Se concibe el bienestar emocional como la experiencia de emociones positivas. Estas
emociones no se puede esperar que nos vengan del contexto; sino que hay que construirlas con
esfuerzo. Pero es un esfuerzo que merece la pena. El bienestar emocional tiende a coincidir con
la felicidad.
Felicidad es la palabra que se ha utilizado tradicionalmente para referirse al bienestar
máximo que prácticamente todas las personas desean. Es un concepto amplio, que a veces se
considera como una entelequia inasequible en este mundo. Otros lo utilizan como sinónimo de
bienestar subjetivo o de bienestar emocional.
En resumen, hay varias expresiones que a menudo se utilizan casi como sinónimos. Los
matices que hay entre ellas no son fáciles de discernir. En este capítulo nos ocupamos de aportar
elementos que permitan el desarrollo y mejor conocimiento de cada una de ellas.
El bienestar subjetivo es la suma de la satisfacción en la vida (componente cognitivo) y un
balance afectivo (componente afectivo). Este balance es la suma de afecto positivo menos afecto
negativo. Bienestar subjetivo es la expresión científica que tradicionalmente se ha utilizado,
como mínimo desde Bradburn (1969), para referirse al grado en que un individuo juzga
favorablemente la satisfacción global con la vida que lleva.
La percepción de bienestar subjetivo se suele aplicar a la vida en general. Pero también se
puede aplicar a áreas específicas: trabajo, familia, salud, ocio, etc. En este sentido, al valorar
subjetivamente la vida global se toman en consideración los aspectos afectivos del bienestar
objetivo: dinero, salud y bienestar social. No se trata de una evaluación objetiva basada en
datos. Sino de la percepción subjetiva que cada uno tiene sobre estos aspectos.
Conviene dejar claro que los tres aspectos del bienestar objetivo (material, físico y social)
también tienen una dimensión subjetiva. Dicho de otra forman, una persona puede tener un
sueldo considerado objetivamente en la gama alta, y sin embargo percibir una insatisfacción con
sus ingresos. Lo mismo puede suceder con la salud y el bienestar social. De ahí que convenga
distinguir entre el bienestar objetivo (material, físico, social) y la dimensión subjetiva de valorar
nuestro nivel de bienestar en cada uno de ellos. Esto conlleva a la siguiente distinción:
a) Satisfacción global.- Es una evaluación cognitiva, que responde a preguntas como:
¿Usted se siente satisfecho, en general, en su vida? Es un aspecto evaluativo del bienestar en
general.
b) Satisfacción específica.- Se refiere a áreas concretas (trabajo, salud, familia, sexo,
servicios, ocio, etc.). Responde a preguntas como: ¿Cuál es el grado de satisfacción respecto al
trabajo? Donde se dice trabajo se puede poner cualquiera de las áreas de interés. Es un aspecto
evaluativo del bienestar referido a áreas concretas de la vida.

5.3. Bienestar evaluativo y bienestar experiencial

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En la percepción de bienestar subjetivo conviene distinguir una dimensión evaluativa y otra
experiencial. La dimensión evaluativa incluye juicios globales (la vida en general); mientras que
la dimensión experiencial se refiere al aquí y ahora (cómo me siento en este momento). Aunque
tienen cierta relación, no hay que confundirlo con la satisfacción global y la satisfacción
específica.
Kahneman, D., y Riis, J. (2005) distinguen entre bienestar experiencial y bienestar
evaluativo. El bienestar experiencial se refiere al estado emocional hic et nunc (aquí y ahora).
Se trata de estados afectivos momentáneos y cómo las personas se sienten en función de los
acontecimientos que suceden en la vida diaria. Los acontecimientos afectan continuamente al
estado de ánimo. En una misma mañana se puede recibir la noticia de un atentado terrorista en
algún lugar lejano, un aumento de sueldo, un hijo ha tenido un accidente, la pareja ha superado
unas oposiciones, la madre se ha puesto enferma, etc. Como consecuencia, el estado de ánimo
puede no ser el mismo ahora que hace una hora. Esto es el bienestar subjetivo experiencial, que
varía continuamente.
El bienestar evaluativo se refiere a cómo recordamos el conjunto de acontecimientos una
vez que ya han pasado. Diener (2005) define el bienestar subjetivo como la evaluación global,
tanto positiva como negativa, que las personas hacen del conjunto de su vida. Incluye
evaluaciones cognitivas basadas en la reflexión sobre aspectos como satisfacción en el trabajo,
familia, tiempo libre y todos los aspectos de la vida. Incluye las reacciones afectivas ante los
acontecimientos de la vida tales como miedo, ira, tristeza o alegría. Esto es el bienestar
subjetivo evaluativo. La gráfica 5-1 resume esta propuesta.

Bienestar global

Bienestar objetivo Bienestar subjetivo

Evaluativo Experiencial
PIB
Salud
Empleo
Alfabetización
Experiencia del
Pobreza Evaluación global
estado emocional
… de la vida
aquí y ahora

Fig. 5-1. Bienestar evaluativo y bienestar experiencial

El bienestar experiencial se mide con preguntas del tipo: ¿Cómo se siente usted en este
momento? Se puede valorar de cero a 10 según el grado de bienestar. Para poder tener datos
objetivos sobre la población, las preguntas se tienen que hacer a una muestra representativa de
sujetos con un muestreo de momentos aleatorio. A tal efecto, se entrega a los sujetos un
dispositivo que suena aleatoriamente a lo largo del tiempo y el sujeto anota cómo se siente en
este momento.
El bienestar evaluativo se mide con preguntas del estilo: ¿Cómo valora usted su bienestar
global, incluyendo todos los aspectos de la vida? Para obtener datos objetivos sobre la
población, la pregunta también se tiene que hacer a una muestra representativa de sujetos. Pero
el momento no importa, ya que se trata de una evaluación global a lo largo del tiempo.
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El bienestar experiencial se basa en la introspección en este momento (hic et nunc);
mientras que el bienestar evaluativo se basa en la retrospección, tomando un periodo amplio de
tiempo.
Algunos autores han distinguido entre un aspecto afectivo y otro cognitivo en el bienestar
subjetivo (Snyder y López, 2005: 63). Es decir, reacciones emocionales ante los
acontecimientos y juicios cognitivos sobre la autorrealización. De hecho, esta distinción
coincide con la de bienestar evaluativo (cognitivo) y bienestar experiencial (afectivo).
En la investigación de Gallup sobre el bienestar (Rath y Harter, 2010), para el bienestar
experiencial se preguntaba a lo sujetos a diario sobre los siguientes diez aspectos:

1. Haber descansado bien durante la noche


2. Sentirse tratado con respeto
3. Sonreír o reír
4. Aprendizaje o intereses
5. Disfrutar
6. Dolor físico
7. Preocupación
8. Tristeza
9. Estrés
10. Ira

En las investigaciones sobre el bienestar subjetivo, tanto evaluativo como experiencial, cada
individuo responde subjetivamente según sus percepciones. La suma de subjetividades
proporciona una objetividad intersubjetiva. Estamos hablando de investigación científica, y por
lo tanto objetiva, sobre el bienestar subjetivo. Otra cosa diferente es cuando las evaluaciones se
hacen sobre aspectos objetivos como el PIB, la esperanza de vida, el índice de desempleo, etc.
Como se puede observar, sobre el bienestar objetivo (material, físico, social) se puede hacer una
evaluación objetiva en base a datos y evidencias. En cambio, sobre el bienestar subjetivo
solamente se puede preguntar directamente a las personas.
Pero además, también se puede preguntar a las personas sobre su percepción sobre el
bienestar objetivo. A veces resulta que, a pesar de encontrarse en situaciones óptimas de
bienestar objetivo, la persona puede tener una percepción negativa de la situación. Por ejemplo,
una persona que tiene una profesión de gran prestigio, tiene un alto nivel de ingresos, vive en un
hogar con todas las comodidades, goza de buena salud y tiene muchas amistades, y a pesar
puede valorar su bienestar subjetivo muy bajo. Es decir, también se puede hacer una evaluación
subjetiva de los aspectos objetivos. Se observa que las evaluaciones objetivas y subjetivas no
siempre coinciden.
Todo esto pone de manifiesto la complejidad de los diversos tipos de bienestar y la
dificultad de evaluarlo objetivamente. Pero queda claro que para conocer el verdadero bienestar
de la ciudadanía no es suficiente con los indicadores de macroeconomía, sino que hay que
preguntar directamente a las personas sobre sus estados emocionales.

5.4. Marcos teóricos

La mayoría de estudios empíricos sobre el bienestar no se fundamentan en un marco


teórico. Muchas veces se han centrado en el desarrollo de instrumentos para su medida y la
posterior recogida de datos. El desarrollo teórico ha sido posterior. Actualmente se pueden
identificar dos tipos de teorías: dimensionales y motivacionales.
Entre las teorías dimensionales del bienestar psicológico está la de Ryff (1989), que propone
una estructura compuesta de seis factores: autonomía, autoaceptación, relaciones positivas,
dominio medioambiental (control del entorno), crecimiento personal y sentido vital.
Dentro de las teorías motivacionales está la de Ryan y Deci (2000, 2002), que parten del
supuesto de que las personas difieren en cuanto a su estilo de regulación. Hay un eje
motivacional que va de lo amotivacional o inactivo hasta lo altamente motivacional. Dentro de

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esta última categoría está el estilo basado en la motivación extrínseca y el estilo basado en la
motivación intrínseca o proactivo. Esta teoría se basa en la identificación de tres necesidades
básicas: ser competente, autonomía y relaciones interpersonales. El desarrollo en estas tres
necesidades es una clave predictiva del bienestar subjetivo y del desarrollo social (Fernández-
Abascal, 2009: 40).
Las personas amotivacionales tienen una orientación impersonal, se ven a sí mismas como
incompetentes e incapaces de manejar las situaciones. Pueden experimentar depresión respecto
a situaciones pasadas y ansiedad en relación con las nuevas. En el otro extremo, las personas
con motivación intrínseca se orientan a la autonomía; toman decisiones sobre su
comportamiento; organizan sus acciones en función de sus metas; sus acciones van
acompañadas de sentimiento de competencia y autodeterminación.
Desde el punto de vista educativo, es interesante señalar que los estilos de regulación
emocional se aprenden. Hay dos procesos por los que las personas desarrollan estilos diferentes:
cognitivo y afectivo.
El primero, de carácter cognitivo, es el “locus de causalidad percibido”. Una conducta con
motivación intrínseca tiene un locus de causalidad interno: la causa de su conducta son sus
necesidades. El locus de causalidad externo se produce cuando el propio comportamiento se
debe a causas externas (por ejemplo instrucciones del profesor). En este caso el sujeto realizará
la acción solamente si cree que después recibirá una recompensa extrínseca (aprobado).
El segundo proceso, de carácter afectivo, se refiere a los sentimientos de competencia y
autodeterminación. Los éxitos significan tener competencia y es la competencia la que
determina la propia conducta. Esto aumenta la motivación intrínseca. Mientras que las
recompensas externas transmiten la sensación contraria. La persona que puede elegir su
comportamiento interpreta las situaciones como promotoras de autonomía y se comportará de
acuerdo con sus objetivos.
Los procesos cognitivos y afectivos son esenciales para la teoría del bienestar psicológico.
Cuando se habla de satisfacción con la vida como un todo, se refiere a la evaluación cognitiva.
Cuando se evalúan las experiencias emocionales de la vida diaria, se refieren a procesos de
experiencia afectiva. Hay evidencia de que los procesos cognitivos y afectivos se relacionan
entre sí.

5.5. Indicadores del bienestar subjetivo

El bienestar subjetivo es cualquier medida de la cantidad de bienestar que dicen tener las
personas de un país. La investigación científica requiere de instrumentos de medida. Un ejemplo
de medida es la “encuesta mundial de valores”, en la cual se calcula el índice de bienestar a
partir del porcentaje de personas que se consideran "felices" o "muy felices" menos el
porcentaje de personas que se consideran "no muy felices" o "infelices".
Desde los años veinte se han dado intentos por medir el bienestar subjetivo de la gente. El
método ha sido preguntar directamente a las personas mediante cuestionarios. Esto, a veces, ha
sido motivo de crítica por la carga de subjetividad que tiene esta medida. Pero, como dijo
Protágoras, “el hombre es la medida de todas las cosas” (Homo mensura). Las respuestas de una
sola persona o de pocas, pueden ser altamente subjetivas; pero con muestras representativas de
sujetos se pueden lograr datos objetivos. La suma de muchas subjetividades permite lograr
objetividad intersubjetiva. Esto es un principio que hoy está aceptado y se utiliza habitualmente
en la investigación.
A partir de finales del siglo XX las técnicas se han perfeccionado mucho. Actualmente, hay
una variedad de medidas de satisfacción general subjetiva empleadas por diversos estudios e
instituciones nacionales e internacionales que han sido recogidas por Vázquez (2009), de donde
presentamos el siguiente resumen. Se presenta la denominación del estudio, alguna información
y ejemplos de preguntas ilustrativas relativas al bienestar subjetivo.
World Values Survey.- Se han hecho tres estudios (1981, 1990, 2000) en 33 países.
Ejemplos de pregunta: En general, ¿hasta qué punto está usted satisfecho o insatisfecho con su
vida actualmente? 0 = insatisfecho, 10 = satisfecho. Para detalles: www.worldvaluessurvey.org

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European Values Study.- Desde 1981. Ejemplos de preguntas: En líneas generales diría
usted que es (marcar): muy feliz, bastante feliz, no muy feliz, nada feliz.
European Social Survey.- Desde 2002. La fase 3 incluye el bienestar personal y social.
Ejemplos de preguntas: Teniendo en cuenta todas las cosas, ¿en qué medida diría usted que es
feliz?; Teniendo en cuenta todas las cosas, señale en qué medida está satisfecho con su vida en
la actualidad. 1 = extremadamente insatisfecho (infeliz), 10 = extremadamente satisfecho (feliz).
Quality of Life Survey.- Propuesto en 2003 por la European Foundation for the
Improvement of Living and Working Conditions. Ejemplos de preguntas: Teniendo en cuenta
todas las cosas, ¿en qué medida diría que está usted satisfecho con su vida en estos momentos?;
Poniendo todo junto en una escala de uno a diez, ¿en qué medida diría que se siente feliz? 1 =
Muy insatisfecho (infeliz), 10 = Muy satisfecho (feliz).
Eurobarómetro.- Comisión Europea desde 1973. En general, ¿cómo está de satisfecho con
la vida que lleva? Mucho, bastante, no mucho, nada.
Centro de Investigaciones Sociológicas (España).- En la actualidad, ¿cómo se siente con la
vida que lleva? Muy satisfecho, bastante satisfecho, bastante insatisfecho, muy insatisfecho.
Instituto Nacional de Juventud (España).- En general me considero: 1 = Nada feliz, 7 = Muy
feliz. Contando todas las cosas, todos los aspectos de tu vida, ¿podrías decirme si estás con tu
situación actual? Muy satisfecho, bastante satisfecho, poco satisfecho, nada satisfecho.
General Social Survey.- Realizado desde 1947 en los Estados Unidos. Teniendo en cuenta
todas las cosas, ¿cómo diría que le va la vida en estos días? Muy feliz, bastante feliz, no
demasiado feliz.
Gallup Public Opinión Survey.- Desde 1946. En general, ¿en qué medida diría que se siente
feliz? Muy feliz, bastante feliz, no muy feliz, nada feliz. Desde 1970: ¿Está satisfecho con su
vida? 1 = insatisfecho, 10 = satisfecho.
Datos provenientes de estas y otras encuestas se pueden consultar en la World Database of
Happiness, dirigida por Ruut Veenhoven de la Universidad Erasmo de Rótterdam (Holanda):
worlddatabaseofhappiness.eur.nl
La utilización de estos indicadores demuestra que hay una toma de conciencia de su
importancia en estudios sociales, económicos y políticos. Entre los defensores de esta idea están
Lord Layard (2005), prestigioso economista y político que suscribe políticas orientadas al
desarrollo humano.
Daniel Kahneman es otro defensor. Es conocido como el único psicólogo que ha ganado el
Premio Nobel; se le concedió en 2002 por sus trabajos sobre psicología del juicio y elección. Su
interés actual se centra en el desarrollo de medidas de bienestar que puedan ser utilizadas por los
que diseñan la política. En este sentido, Kahneman y Riis (2005) distinguen entre introspección
y retrospección de cara a sus repercusiones en los instrumentos de medida.
Conviene señalar que prácticamente todos los instrumentos utilizados miden el bienestar
desde una perspectiva de evaluación cognitiva. Es decir, las preguntas se refieren a una
valoración razonada sobre un periodo amplio de la vida. En general no se toman en
consideración valoraciones emocionales puntuales: ¿Cómo se encuentra usted en este momento?
A este respecto conviene señalar que la evaluación cognitiva presenta datos más estables que la
valoración emocional puntual. Esta última está variando continuamente.

5.6. La investigación sobre el bienestar subjetivo

Las investigaciones sobre el bienestar subjetivo se iniciaron en la segunda mitad del siglo
XX. Pero la trascendencia social de estas investigaciones se inicia a caballo entre los dos siglos.
Casi se puede decir que el cambio de siglo supone, en cierta medida, el cambio del pensamiento
filosófico a la investigación científica en bienestar subjetivo, donde el surgimiento de la
psicología positiva es un referente importante.
Tomando en consideración la historia del pensamiento en el siglo XIX y XX, la
investigación sobre el bienestar va a contracorriente. No es una consecuencia lógica de la
filosofía. En este sentido tiene que hacer frente a muchas críticas, tanto teóricas como
metodológicas. No vamos a entrar en ello. Pero el lector conviene que esté informado. Como

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ilustres antecedentes en la filosofía se debe citar al utilitarismo de Bentham, a la eudemonía de
Aristóteles y al hedonismo.
Entre los más reconocidos investigadores sobre bienestar subjetivo destacan Bradburn
(1969), Fordyce (1977, 1981, 2004), Diener (1984), Veenhoven (1984, 1990, 1994, 2001),
Argyle (1987), Myers (1993), Kahneman (1999), Cummins (2003), etc. A ellos se pueden
añadir Csikszentmihalyi (1997, 1998) por los estudios sobre el fluir y Seligman (2002) por la
psicología positiva. En nuestro contexto es obligado citar a Vázquez y Hervás (2009),
Fernández-Abascal (2009), Javaloy (1998, 2007), Casas (2006), etc. Ejemplos ilustrativos en
castellano de obras sobre el bienestar son las de Bolinches (1999), Bisquerra (2000), Rojas
Marcos (2000), Seligman (2002), Corbella (2005), Punset (2005), Serrano (2006) y un largo etc.
Todo esto es un reflejo del interés por el bienestar.
La investigación sobre el bienestar subjetivo se ha planteado muchas preguntas que ha
intentado responder. Por ejemplo: ¿la felicidad es un estado de alta activación, o de calma y
serenidad?, ¿la gente hace cosas para ser feliz o es feliz porque hace cosas?, ¿la felicidad está
basada en valores?, ¿para el bienestar emocional, qué es más importante: sentirse bien muchas
veces, aunque de baja intensidad, o sentirse bien pocas veces pero con mucha intensidad?
Sobre este último punto, los resultados de las investigaciones sugieren que tiene más efecto
promover pequeños placeres cotidianos que buscar placeres muy intensos pero de baja
frecuencia.
Las personas que tienden a amplificar las emociones suelen hacerlo tanto con las positivas
como con las negativas. Desde el punto de vista pedagógico interesaría aprender a disminuir la
intensidad de las negativas y aumentar la de las positivas.
La frecuencia significa contar el número de veces en que aparece una determinada emoción.
La intensidad de una emoción debe ser evaluada subjetivamente por el sujeto sin que existan
instrumentos para ello. Por esto, la evaluación de la frecuencia es más fiable que la evaluación
de la intensidad.
De cara al bienestar subjetivo, ¿qué es mejor? ¿la búsqueda del placer o la virtud? Es decir,
para referirnos a los clásicos: ¿el hedonismo o la eudemonia de Aristóteles? ¿bienestar hedónico
o bienestar eudemónico? Comienza a haber pruebas empíricas que señalan que la satisfacción
con la vida está más relacionada con una orientación vital y comportamental hacia la eudemonía
que hacia el hedonismo (Vázquez y Hervás, 2009: 40), pero sin negar la importancia del placer.
Las investigaciones sobre el bienestar subjetivo en las personas señalan que hay una
relación entre rasgos de personalidad y bienestar. Las personas que puntúan alto en los rasgos de
extraversión y estabilidad emocional tienden a gozar de mayor bienestar subjetivo. Mientras que
las personas que puntúan alto en introversión y en neuroticismo lo tienen más difícil para el
bienestar emocional. La tendencia a disfrutar de pequeñas experiencias cotidianas (Vázquez y
Hervás, 2009) es una vía esencial por la cual los extravertidos logran ser más felices que los
introvertidos.
Para más detalles sobre investigaciones sobre el bienestar subjetivo se puede consultar la
bibliografía siguiente:

Argyle, M. (1987). Psicología de la felicidad. Madrid: Alianza.


Bolinches, A. (1999). La felicitat personal: una recerca interna. Barcelona: Pòrtic.
Bisquerra, R. (2000). Educación emocional y bienestar. Barcelona: Praxis.
Carr, A. (2007). Psicología positiva. La ciencia de la felicidad. Barcelona: Paidós.
Corbella, J. (2005). Bienestar emocional. Barcelona: Planeta.
Csikszentmihalyi, M. (1997). Fluir (flow). Una psicología de la felicidad. Barcelona:
Kairós.
Csikszentmihalyi, M. (1998b). Aprender a fluir. Barcelona: Kairós.
Fordyce, M. W. (2004). Desarrollo de un programa para aumentar la felicidad personal.
[http://www.fun-humanismo-ciencia.es/felicidad/ninos/ninos17.htm]
Fordyce, M. W. (2004). Educación para la felicidad. [http://www.fun-humanismo-
ciencia.es/felicidad/ninos/ninos3.htm]
Fundación Humanismo y Ciencia (2000). Archivo de la felicidad. [http://www.fun-
humanismo-ciencia.es/felicidad/ninos]

7
Journal of Happiness Studies (2004). En la web: http://www.kluweronline.com/issn/1389-
4978/current [Consultado el 20 de septiembre de 2008]
Layard, R. (2005). La felicidad. Lecciones de una nueva ciencia. Madrid: Taurus.
Muñoz Redon, J. (1997). Filosofia de la felicitat. Barcelona: Empúries. (Versión castellana:
Filosofía de la felicidad. Un paseo por el lado soleado del pensamiento. Barcelona: Anagrama).
Myers, D. (1993). The pursuit of happiness. Palo Alto, Ca.: Science and Behaviors Books.
Punset, E. (2005). El viaje a la felicidad. Barcelona: Destino. (Versió catalana: Columna).
Rojas Marcos, L. (2000). Nuestra felicidad, según un chamán de Nueva York. Madrid:
Espasa.
Seligman, M. E. P. (2002). La auténtica felicidad. Barcelona: Vergara.
[www.authentichappiness.org].
Seligman, M. E. P. (2011). La vida que florece. Barcelona: Ediciones B.
Serrano, S. (2006). Els secrets de la felicitat. Barcelona: Ara Llibres.
Veenhoven, R. (1990). How harmful is happiness? Rotterdam: University Press Rotterdam.
Veenhoven, R. (1994). El estudio de la satisfacción con la vida. Intervención psicosocial, 9,
87-116.
Veenhoven, R. (2001). World Database of Happiness. Erasmus University, Rotterdam.
[http://www.eur.nl/fsw/research/happiness/

Journal of Happiness Studies: http://springerlink.metapress.com/content/1573-7780/

World Database of Happiness: http://worlddatabaseofhappiness.eur.nl

5.7. Factores de bienestar subjetivo

Múltiples investigaciones se han ocupado de analizar los factores que contribuyen al


bienestar subjetivo. Resumiendo los estudios realizados sobre este tema, se puede decir que se
han identificado los siguientes factores predictivos que influyen en el bienestar:

a) Relaciones sociales y familia (bienestar social subjetivo)


b) Amor y relaciones sexuales (bienestar social subjetivo)
c) Satisfacción profesional (bienestar profesional)
d) Actividades de tiempo libre (bienestar hedónico)
e) Salud (bienestar físico subjetivo)
f) Características socioeconómicas (bienestar material)
g) Características personales.

Para cada uno de los factores se pone entre paréntesis el tipo de bienestar objetivo con el
que se relaciona. Si bien aquí se refiere a la dimensión subjetiva. Es decir, la valoración
subjetiva que uno hace de su propio bienestar en ese ámbito. Por esto se ha puesto: bienestar
social subjetivo o bienestar físico subjetivo. Nos referimos a la percepción subjetiva que cada
persona puede tener sobre estos aspectos y no a los datos objetivos que se puedan aportar para
una evaluación objetiva. Conviene tener clara la distinción entre bienestar objetivo y bienestar
subjetivo.
El bloque formado por relaciones sociales, familia, relaciones afectivas, amor y relaciones
sexuales, constituyen un conjunto de factores importantes de lo que en cierta forma es el
bienestar social en sentido amplio. Se dedica un capítulo al bienestar social considerado desde el
bienestar objetivo. Pero en un concepto amplio del bienestar social habría que incluir la
dimensión subjetiva, que incluye todos estos aspectos. En los apartados siguientes se añaden
algunas consideraciones sobre el bienestar social desde la perspectiva subjetiva como
complemento al bienestar social objetivo.
La satisfacción en el trabajo es la esencia del bienestar profesional, al que se dedica un
capítulo de este libro, dada la importancia que tiene. Pensemos que pasamos la mayor parte de

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nuestra vida en el trabajo. La persona que goza de bienestar profesional tiene más
probabilidades de gozar de bienestar en otros aspectos.
Para algunos, la experiencia de bienestar se reduce al tiempo libre. Cuando tenemos tiempo
libre buscamos implicarnos en actividades que nos proporcionen bienestar. Pero el tiempo libre
no es la principal fuente de bienestar. Es una pérdida importante de oportunidades de
experimentar bienestar pensar que éste solo se consigue en el tiempo libre.
La salud y el bienestar físico se consideran en otro capítulo desde la dimensión objetiva.
Pero conviene tener presente que cada persona hace sus evaluaciones subjetivas sobre cómo se
encuentra físicamente. Es curioso observar que la salud no se considera como la principal fuente
de bienestar, pero sí la principal causa de malestar cuando se pierde.
Las características socioeconómicas o bienestar material se analiza en otro capítulo desde la
dimensión objetiva. Igual que en otros factores, cada uno hace sus evaluaciones subjetivas sobre
su economía particular, que a veces no coincide con los datos objetivos.
En la encuesta periódica sobre el índice de bienestar subjetivo se observa que para niveles
de renta bajos existe una correlación entre bienestar subjetivo y PIB per cápita. Es decir, a más
ingresos, mayor bienestar. Algo similar sucede con la esperanza de vida: a mayores ingresos,
mayor esperanza de vida. Pero esta ley rige solamente en los niveles de renta bajos; es decir en
las clases bajas. A medida que aumenta el nivel de renta, la correlación va bajando. Es decir,
superados los niveles de renta suficientes para una vida digna, la correlación entre bienestar
subjetivo y renta personal deja de tener importancia. No son los factores materiales o
económicos los que hacen a las personas felices, sino otros. Una persona puede disfrutar de un
alto nivel de bienestar material y en cambio no sentirse feliz; no disfruta de bienestar emocional.
Entre las características personales que contribuyen al bienestar subjetivo están la
extroversión. Otros aspectos de temperamento, carácter, y en definitiva personalidad,
contribuyen a las diferencias en el bienestar subjetivo entre las personas. Lo importante es que
las personas pueden aprender a desarrollar el propio bienestar, independientemente de las
características personales.
Curiosamente muchos de factores de bienestar subjetivo son las principales causas de
conflicto y de malestar. Por ejemplo, la familia y las relaciones sociales pueden ser la principal
fuente de satisfacción personal y bienestar; pero al mismo tiempo pueden ser una fuente de
conflicto permanente con el riesgo de disgustos, tristeza, rupturas, separaciones, divorcio,
depresión, etc. Con lo cual, este factor se puede convertir en la principal causa de malestar. Lo
mismo se puede afirmar para cualquiera de los demás factores, como por ejemplo del trabajo:
para algunos es motivo de satisfacción, mientras para otros es causa de preocupación
permanente. Cuando una persona no está satisfecha con su grado de bienestar, ya sea porque
experimenta ansiedad, estrés, tristeza, depresión, fobias, etc., debería recurrir a ayudas externas
(amigos, coaching, psicoterapia).
El bienestar emocional depende de las circunstancias que nos rodean y de la interpretación
que se haga de estas circunstancias. Estos dos aspectos pueden proporcionar las directrices para
intervenir en el desarrollo del bienestar emocional. Conviene tener presente que lo que es
óptimo para una persona, y por tanto factor de bienestar, puede no serlo para otra persona. En
los factores de bienestar que se han presentado, lo que cuenta es la interpretación que se hace de
la realidad, más que su valoración objetiva.
En conclusión, hay diversos factores que pueden contribuir a aumentar el bienestar
subjetivo. Muchos de estos factores se pueden desarrollar a través del aprendizaje. De esto se
deriva, por ejemplo, la importancia de desarrollar competencias para la vida en pareja y en
grupo, para la prevención y solución positiva de conflictos, prevenir la violencia (de género y de
todo tipo), y asegurar una educación de calidad a las futuras generaciones para que puedan
construir el bienestar en base a los conocimientos aportados por las ciencias.

5.8. Relaciones sociales y bienestar social

La mayoría de las personas recuerda los acontecimientos más memorables de su vida


acompañado de otras personas. Si se nos pide que recordemos los momentos más felices de

9
nuestra vida, probablemente recordaremos acontecimientos en los que estábamos con otras
personas; como mínimo con otra persona.
En este apartado nos referimos a las relaciones sociales como fuente de bienestar social. Lo
cual nos lleva a tomar conciencia de que la experiencia de bienestar muchas veces está asociada
a la presencia de otras personas.
Vamos a considerar las relaciones sociales como un concepto amplio dentro del cual
incluimos:
Relaciones sociales.- Entendidas como las relaciones sociales propiamente dichas:
relaciones con otras personas en general. Son las relaciones con amigos, compañeros de trabajo,
relaciones profesionales, con clientes, comunidad de vecinos, etc.
Relaciones interpersonales.- Relaciones con otra persona en particular, que a veces se
distingue de las relaciones sociales en cuanto se pueden presentar características específicas:
más proximidad afectiva, mayor profundidad en la relación, relaciones más íntimas, mayor
confidencialidad, espontaneidad, sinceridad, etc. Un tipo especial de relaciones interpersonales
son las relaciones de pareja.
Relaciones familiares.- Son un tipo especial de relaciones sociales referidas al seno de una
familia. Aquí nos podemos referir a la familia nuclear (padres e hijos) o a la familia extensa
(incluyendo abuelos y nietos). Dentro de la familia se dan unas relaciones de confianza que en
gran medida presentan más las características de las relaciones interpersonales (más próximas)
más por las relaciones sociales (más distantes); aunque algunos miembros dentro de la familia
(por ejemplo primos) pueden mantener unas relaciones más sociales que interpersonales. Dentro
de la familia, las relaciones entre pareja son claramente interpersonales.
Relaciones afectivas.- Son un tipo de relaciones interpersonales que se caracterizan por el
grado de afecto. También se denominan relaciones íntimas. Un tipo especial son las relaciones
de pareja. Pero puede haber relaciones íntimas a nivel de amistad, sin llegar a relaciones
sexuales. Por esto, las relaciones sexuales se pueden considerar como un tipo de relación
afectiva o íntima.
Relaciones sexuales.- Son un tipo especial de relaciones interpersonales en las que se llega a
la máxima intimidad. Son las relaciones con la carga afectiva máxima y con un tipo especial de
relación interpersonal.
Como se puede ver, dentro de las relaciones sociales se pueden establecer diversos grados
en función de la intimidad de la relación. Cada una de estas categorías puede ser tratada por
separado en las investigaciones específicas sobre cada una de ellas.
Todas estas relaciones son un factor primordial para el bienestar personal. Y el bienestar que
experimentamos suele darse en alguna de estas relaciones. De ahí la importancia de prestarle la
máxima atención.
En conclusión, el bienestar social es un concepto objetivo, que se analiza desde fuera, a
partir de indicadores sociales de bienestar, y por esto le dedicamos otro capítulo diferente. Pero
al mismo tiempo, las relaciones sociales, analizadas “desde dentro”, son la esencia del bienestar
social subjetivo.

5.9. Redes sociales

Nuestro bienestar está influido por el bienestar de las personas que nos rodean. Pero no
solamente de las personas que interactúan directamente con nosotros, sino también de las que lo
hacen de forma indirecta a través de otras personas. Se establecen unas redes sociales que
generan emociones que afectan en cascada a muchas otras personas, constituyendo un sistema
de redes sociales. La red social completa afecta al bienestar personal.
En una investigación sobre más de 12.000 personas que formaban parte de una red social
interconectada, se observó que las probabilidades de ser feliz se aumenta en un 15 % si una
persona con contacto directo es feliz (apud Rath y Harter, 2010: 34-35). En otras palabras, tener
contacto directo frecuente con alguien que tiene un alto nivel de bienestar subjetivo aumenta las
probabilidades de ser feliz.

10
Pero también las conexiones indirectas tienen un efecto. Si un amigo de su amigo es feliz,
esto afecta un 15 % a su amigo, pero también le afecta a usted en un 10 % por la vía indirecta,
aunque usted no tenga ningún contacto con el amigo de su amigo.
Incluso los contactos indirectos de tercer nivel tienen un efecto. Si el amigo de un amigo de
su amigo es feliz, esto le repercute a usted en un 6 %. Esta cantidad puede parecer muy baja.
Pero no lo es tanto si se compara con el efecto de un aumento de capital. En la misma
investigación se observó que un aumento de 10.000 € en los ingresos anuales tiene un efecto
sobre la felicidad del 2 %. Esto llevó a la conclusión de que el bienestar de los miembros de una
red social es más importante que un aumento de sueldo para el bienestar personal. El bienestar
de las personas no es solamente un asunto personal, sino que depende de las redes sociales. Su
bienestar repercute en otras personas de su red social hasta el tercer nivel de relación.
Algo parecido se ha observado respecto a los efectos del fumar. Si un amigo suyo es
fumador, usted tiene un 61 % de probabilidades de serlo. En el segundo nivel, si un amigo de su
amigo es fumador, usted tiene un 29 % de probabilidades de serlo. Y en el tercer nivel, usted
tiene un 11 % de probabilidades.
Esto explica como la presión social es un factor de predisposición al consumo de
substancias, así como también ha sido un factor de prevención en las últimas décadas, en la
medida en que el fumar es menos aceptado socialmente. Efectos similares se han encontrado
respecto al consumo de alcohol, drogas ilegales, obesidad, actividad física, alimentación
saludable, etc. Lo que hace una persona influye en sus relaciones sociales. Incluso en las
relaciones indirectas: los amigos de los amigos, aunque no haya contacto directo.
En conclusión, aumentar el bienestar de una persona puede tener efectos en otras personas
cuyas las relaciones sociales son de tercer nivel. Por lo tanto, invertir en bienestar puede tener
un efecto multiplicador a través de las redes sociales.

5.10. Cronometría afectiva

Hay personas que consideran que la felicidad no existe debido a que creen que se rige por la
ley del "todo o nada": una persona para ser feliz deber serlo totalmente. La realidad establece
matices y grados en el nivel de bienestar que varían continuamente entre las personas y a lo
largo del tiempo. Es lógico que haya variaciones considerables entre los niveles de bienestar de
distintas personas, ya que en una misma persona varía a lo largo del tiempo.
Se denomina rasgo a las características de un individuo, más o menos permanentes, que
configuran el estilo afectivo y se puede considerar como un aspecto del temperamento. Se
denomina estado a las experiencias de una persona en un momento dado, más o menos
momentáneo o pasajero.
El rasgo tiene que ver más con el bienestar evaluativo; mientras que el estado tiene más en
común con el bienestar experiencial. Específicamente en el campo afectivo, se habla de estado
emocional para referirse a los sentimientos que caracterizan a una persona durante un periodo de
tiempo.
Las personas tienen una “cronometría afectiva” donde la experiencia afectiva de cada
momento va oscilando en función de una serie de variables (reactividad emocional, intensidad,
frecuencia). La cronometría afectiva se puede representar mediante una gráfica donde la línea de
base emocional se relaciona con el rasgo.
La figuras 5-2 representa la “cronometría afectiva” de diversas situaciones posibles; son
situaciones hipotéticas. En cada situación, en el eje de ordenadas está el nivel de bienestar
subjetivo. En la parte superior se puede poner el 100 como el nivel más alto, y en el nivel más
bajo el cero. En el eje de abscisas está el paso del tiempo. Cada gráfica podría representar un
día, una semana, un mes, un año, etc., según convenga. La línea continua representa las
oscilaciones del estado de ánimo. La línea de puntos representa la línea de base, que se relaciona
con el rasgo. Las situaciones que se ejemplifican son las siguientes.

 Reactividad emocional alta.- Significa que la persona reacciona con una emocionalidad
elevada ante los acontecimientos de la vida.

11
 Reactividad emocional baja.- Los acontecimientos de la vida afectan de forma
moderada o baja.
 Intensidad alta.- se producen acontecimientos emocionales muy intensos.
 Intensidad baja.- Los acontecimientos tienen un impacto emocional bajo.
 Frecuencia alta.- Se producen muchos acontecimientos emocionales en la unidad de
tiempo.
 Frecuencia baja.- Hay pocos acontecimientos con carga emocional.

La reactividad emocional es una característica del sujeto. Hay personas que se ven afectadas
por cualquier cosa, a veces de muy poca importancia; mientras que otras no se alteran ni ante los
eventos más impactantes. Esta característica intrapersonal está influida por el aprendizaje. Las
personas aprenden a reaccionar de acuerdo a como se espera que reaccionen ante determinadas
situaciones.
La intensidad y la frecuencia no dependen del sujeto, sino del contexto. Conviene distinguir
entre intensidad y frecuencia. La intensidad se refiere a la mayor o menor amplitud de cada
oscilación en función del nivel de impacto del acontecimiento. La frecuencia se refiere al
número de oscilaciones en la unidad de tiempo; muchas oscilaciones representan muchos
acontecimientos y al revés.
Lógicamente hay una relación entre intensidad y reactividad. Una intensidad alta del
acontecimiento tiende da lugar a una reactividad alta. Pero la misma intensidad de un
acontecimiento puede producir una reactividad distinta según los sujetos. La combinación de
reactividad, frecuencia e intensidad produce el perfil personal. La figura 5-3 representa un
ejemplo de perfil personal para una persona imaginaria. En este perfil destaca un impacto
emocional negativo de alta intensidad, después un periodo de tiempo con una alta frecuencia
pero de baja intensidad, seguida de un acontecimiento positivo de alta intensidad y después la
recuperación de la línea de base.

12
Cronometría afectiva
Nivel alto Nivel bajo

Alto
Reactividad emocional baja
Alto

Reactividad emocional alta

Bienestar
Bienestar

Bajo
Bajo

Tiempo
Tiempo
Alto

Intensidad alta

Alto
Intensidad baja
Bienestar

Bienestar
Bajo

Bajo

Tiempo
Tiempo
Alto

Frecuencia alta
Alto

Frecuencia baja
Bienestar

Bienestar
Bajo

Bajo

Tiempo
Tiempo

Figura 5-2. Cronometría afectiva

La combinación de los diferentes componentes del estilo afectivo pueden dar lugar a cuatro
categorías: feliz-estable; feliz inestable; infeliz-estable; infeliz-inestable.
Una línea de base inestable puede presentar dos tendencias, que se representan en la figura
5-4:

13
Alto
Perfil personal

Bienestar
Bajo

Tiempo

Figura 5-3. Perfil personal

 La línea de base en descenso.- Los promedios de las oscilaciones se pueden representar


mediante una línea descendente. Tal vez esto sea consecuencia de una acumulación de
acontecimientos que se viven como desbordantes para los recursos personales.
 La línea de base en ascenso.- Los promedios de las oscilaciones se pueden representar
mediante una línea ascendente. Esto puede ser, tal vez, como consecuencia de un curso sobre
mejora del bienestar.

Tendencia en la cronometría afectiva


Descendente Ascendente
Alto

Alto

Línea de base en ascenso


Línea de base en descenso
Bienestar

Bienestar
Bajo

Bajo

Tiempo

Tiempo

Figura 5-4. Tendencia en la cronometría afectiva

5.11. Influencias en el estilo afectivo

La interacción entre las características personales y los acontecimientos van construyendo


una determinada forma de reaccionar y de comportarse. Es decir, el perfil afectivo personal va
configurando el estilo afectivo.
Hay evidencia de que las primeras experiencias y el entorno del niño influyen
poderosamente en el estilo afectivo y por tanto en la salud mental posterior. El estilo de apego
(Bowlby, 1993) que se crea en los primeros momentos de vida entre el niño y la madre, tiene
repercusiones posteriores en el estilo afectivo y en el bienestar del adulto. De ahí la importancia

14
de la educación desde las primeras edades. Sobre este aspecto, la formación de las familias es
esencial.
Un tema de debate es si el bienestar depende básicamente de la biología (genética) o del
ambiente. Se trata de un debate recurrente en psicología, que aparece periódicamente, con
motivo de los resultados aportados por la investigación científica. En estos momentos aparece
respecto al bienestar. Diversas respuestas se han dado a esta cuestión. Huppert (2005), en una
exposición muy bien documentada y argumentada, pone de relieve que los genes no son
determinantes, y que se expresan como respuesta a los condicionantes ambientales. Es decir,
hay una interacción entre genética y ambiente que da como resultado el estilo afectivo de cada
persona.
De esta forma, experiencias estresantes pueden provocar depresión en algunas personas.
Pero en otras, no. La mayor o menor resiliencia personal puede ser un factor preventivo.
¿Se puede alterar la línea de base (rasgo) emocional de una persona? Huppert (2005) aporta
evidencias que señalan que el rasgo emocional no es tan estable como algunos habían pensado.
Hay acontecimientos en la vida, así como aspectos de nuestro entorno, que pueden provocar
cambios a largo plazo en el estilo afectivo. Es decir, se puede subir o bajar la línea de base. Esto
tiene implicaciones importantes para la educación, ya que mediante programas apropiados se
puede aumentar la línea de base del bienestar de las personas.

5.12. Arquitectura del bienestar y cambio potencial

Lo importante del conocimiento sobre el bienestar subjetivo reside en las posibilidades de


cambio. ¿Las personas pueden cambiar?, ¿pueden mejorar?, ¿pueden mejorar su nivel de
bienestar?
Hay evidencia de que las personas cambian a lo largo de su vida, incluso en relación con los
rasgos de personalidad básicos (Vázquez y Hervás, 2009). Lo cual no significa que sea fácil, ni
que todas las personas lo consigan en el sentido que desean. Factores ambientales, psicoterapia
y, en definitiva, procesos educativos, juegan un papel importante en el proceso de cambio.
Lyubomirsky et al. (2005) proponen un modelo de arquitectura del bienestar que
fundamenta el cambio sostenible de la felicidad. Según este modelo, el nivel habitual de
bienestar de las personas está configurado por tres factores representados en la figura 5-5:
 Factores genéticos.- Son las características innatas de personalidad y
emocionalidad, que se resumen en el temperamento, y suman como máximo un 50 %
del total de la varianza explicada.
 Factores circunstanciales.- Son las circunstancias y variaciones propias del
momento, donde se incluyen aspectos sociales, económicos, salud, etc. En total no
suman más del 10 %.
 Actividades intencionales.- Son actividades que surgen de la iniciativa personal
y pueden llegar a sumar hasta un 40 % del total. La actividad intencional se refiere a
elementos modificables, entre los que se incluyen actitudes, actividades, hábitos
cotidianos, etc.

15
Actividades
intencionales

Factores genéticos

Circunstancias
vitales

Arquitectura del bienestar

Figura 5-5. Arquitectura del bienestar

Según este modelo de la arquitectura del bienestar, al menos un 40 % del bienestar se debe a
elementos que se pueden cambiar (Vázquez y Hervás, 2009). Es decir, hay un 40 % de cambio
potencial. En este sentido, la investigación empírica actual da la razón a Bertand Russell (1984)
en el sentido de que la gente puede ser feliz a través de un esfuerzo hábilmente dirigido.
Para algunos esto les puede parecer poco. Pero si bien lo analizamos, el tener un 40 % de
posibilidades de cambiar para la mejora se puede considerar muy alto. En todo caso es un dato
que contradice el determinismo genético según el cual no se puede modificar el bienestar de las
personas.
Las actividades intencionales constituyen la dimensión sobre la cual se puede intervenir
intencionalmente. Es lo que las personas piensan y hacen por propia iniciativa. La iniciativa es
la búsqueda activa de metas relevantes y significativas. Estas metas pueden no estar
relacionadas directamente con el bienestar personal sino que son coherentes con las necesidades
de otras personas, con las cuales se suele mantener alguna relación. Pero que en último término,
las iniciativas encaminadas a favorecer el bienestar de otras personas repercuten positivamente
en el propio bienestar.
Esto tiene aplicaciones directas en la educación. El reto consiste en formar personas con
equilibrio emocional y con capacidad de extraversión para que puedan ser más felices. De esta
forma estarán en mejores condiciones para contribuir al bienestar social.
En los procesos de cambio, la edad es un factor importante: cuanto mayor es la persona, las
posibilidades de cambio se reducen. La personalidad tiende a estabilizarse y asentarse con los
años. Pero incluso así, se han aplicado programas de educación emocional con personas
mayores y los resultados han sido positivos. De todas formas, conviene tener claro que cuanto
antes se inicie la formación en competencias emocionales mayores pueden ser los efectos.
Dicho de otra manera: conviene empezar en la educación infantil.
Lo importante es que se puede aprender a ser felices. Los resultados de las investigaciones
abren la puerta para que cualquier persona pueda aprender estrategias sencillas para aumentar el
bienestar subjetivo, como por ejemplo prestar atención a experiencias positivas ya accesibles en
la vida cotidiana. Hay evidencias de que entrenamientos en psicología positiva pueden elevar de
forma permanente el bienestar de los participantes (Seligman et al., 2005).

16
5.13. Control personal y bienestar

El control personal se refiere a las creencias de una persona sobre si su comportamiento


maximiza los buenos resultados y minimiza los malos. Una creencia sobre el control personal
puede ser o no verídica. Pero la autopercepción de control personal lleva al individuo a abordar
la vida de forma vigorosa, de tal forma que efectos que normalmente eluden el control pueden
eventualmente hacerse controlables. O por el contrario, en función de las creencias, una persona
puede sentirse abatida y abandonar la partida.
No hay que confundir el control personal con la regulación emocional, a veces denominada
control emocional. Esta última se refiere a las competencias para mantener un sano equilibrio
entre la represión y el descontrol emocional. Mientras que el control personal se refiere a la
creencia sobre la capacidad para controlar acontecimientos. Lógicamente hay una relación entre
ambos conceptos, pero no son lo mismo.
Pueden influir en el control personal variables como edad, género, educación, clase social,
ingresos, empleo, estado civil, etnia, religión, ocio, acontecimientos de la vida, actividades,
competencias adquiridas, etc.
Dentro del amplio concepto de control personal se han propuesto diversos constructos como
la indefensión aprendida, el locus de control o la atribución causal, que han sido objeto de líneas
de investigación durante años. Un listado más extenso de los constructos hipotéticos dentro del
amplio campo del control personal son los siguientes, si ánimos de ser exhaustivos:

Atribución causal Libertad percibida


Atribución interna versus externa Locus de control
Autoeficacia Mindfullness
Causación personal Motivación de logro
Control ilusorio Motivación de poder
Control secundario Motivación intrínseca
Deseo de control Negación positiva (positive denial)
Dureza (hardiness) Optimismo
Empowerment Optimismo disposicional
Esforzarse por superioridad Personalidad tipo A
(striving for superiority) Reactancia psicológica
Esperanza Resiliencia
Ilusiones positivas Sentido de coherencia
Indefensión aprendida Síndrome de John Henry

Una exposición detallada de estos conceptos se puede encontrar en la literatura habitual o en


la web y en muchos casos son de dominio público. Algunos ejemplos son más específicos,
como por ejemplo los que se comentan a continuación.
John Henry fue un trabajador afroamericano que retó al inventor del martillo mecánico con
la intención de defender su puesto de trabajo. El que terminara de martillear los rieles primero
sería el ganador. John Henry va tan rápido que gana a la máquina, pero a causa del esfuerzo
sufre un ataque cardíaco y muere. En base a este hecho, se conoce como síndrome de John
Henry a una predisposición a aproximarse a situaciones estresantes con una cantidad máxima de
esfuerzo personal. Tiene una cierta relación con el estajanovismo. En los cuestionarios, se
identifica este síndrome con afirmaciones como “Cuando las cosas no van como quisiera, me
pongo a trabajar mucho más duro”, “Cuando se me mete algo en la cabeza, me pongo a trabajar
hasta que el trabajo está completamente terminado”. Lo que interesa aquí destacar es que debe
haber un buen equilibrio en el control personal. Puede haber problemas por defecto o por
exceso. El control personal, bien entendido, se ha manifestado como un factor importante en la
salud, la depresión y el bienestar.
La pregunta que se formula Peterson (1999) es: ¿puede una persona tener una buena calidad
de vida sin un sentido de control personal? Su respuesta es afirmativa. Lo argumenta con la obra
de Eric Fromm (1947) El miedo a la libertad, en la cual las personas se pueden sentir atraídas

17
por los regímenes totalitarios precisamente porque niegan la libertad de elección y esto les libera
del riesgo de equivocarse. El ejercicio del control personal puede ser oneroso cuando las
elecciones son demasiado numerosas, complejas o difíciles.
El reto está en encontrar un sano equilibrio entre un excesivo autocontrol y la ausencia de
control personal. Los dos extremos son contraproducentes para el bienestar. La ausencia de
control y el deseo de escapar del control pueden favorecer el surgimiento del totalitarismo. Por
esto y por muchas razones es importante desarrollar el control personal. Entre otras porque es un
factor de bienestar.
Pero por otra parte, en cualquier acontecimiento puede surgir un deseo de escapar del
control. Hay momentos en que la persona necesita permitirse un cierto descontrol para ser feliz.
Esto se manifiesta en el comportamiento transgresivo de muchos adolescentes, que lo perciben
como una forma de experimentar emociones positivas. En muchas fiestas se pueden producir
momentos de descontrol en un intento de experimentar emociones positivas.

5.14. Bienestar hedónico y bienestar eudemónico

La investigación sobre el bienestar subjetivo ha permitido distinguir entre bienestar


hedónico y bienestar eudemónico (Ryan y Deci, 2001; Ryff, 1989b; Seligman, 2002).
El bienestar hedónico es la continuación de la tradición hedonista, cuyo origen se remonta a
Aristipo de Cirene (435-350 a. C.), que identificaba el bien con el placer. Como consecuencia,
la búsqueda del placer es lo que preconizó la escuela cirenaica.
A menudo se identifica el hedonismo con el epicureísmo, fundado por Epicuro de Samos
(341-270 a. C), que considera el placer y la ausencia de dolor como la esencia de la felicidad.
Esta filosofía ha sido modificada o confundida a través de la historia, hasta el punto que algunos
lo toman como un libertinaje, cuando no es ésta su esencia. Los epicúreos hacían hincapié en las
virtudes del dominio de sí mismo y de la prudencia. Si bien ningún placer es malo, los medios
para encontrarlos pueden ser erróneos y suponer riesgos. Hay deseos naturales y necesarios
(comer, beber, dormir, abrigarse), naturales e innecesarios (conversar con los amigos, sexo,
arte), innaturales e innecesarios (fama, poder, placeres generados por las empresas). La
disposición que tengamos hacia cada uno de ellos determina nuestra aptitud para ser felices. La
filosofía epicúrea ganó un gran número de adeptos y perduró durante siete siglos. Actualmente
se puede considerar que la tradición hedonista considera que el bienestar está en los placeres
proporcionados principalmente por los sentidos. Es un bienestar más bien pasajero, que remite a
las emociones positivas relacionadas con el placer. El bienestar hedónico tiende a coincidir con
el bienestar subjetivo. Muchas obras utilizan bienestar subjetivo como sinónimo de bienestar
hedónico (Kahneman, Diener, y Schwartz, 1999).
El bienestar eudemónico entronca con la tradición aristotélica, según el cual la felicidad
(eudemonía) está en el ejercicio de la virtud. Es un bienestar más duradero y profundo, ya que
se refiere a la satisfacción con la vida en sentido amplio. Tiene que ver con estados de ánimo
positivo como consecuencia de la actividad intencional del individuo. Una idea clave es que el
bienestar no consiste en disfrutar de un placer pasivamente, sino en un compromiso activo con
la vida y con los demás. La satisfacción con la vida profesional tiene mucho que ver con el
bienestar eudemónico. Por la importancia de este aspecto, se dedica un capítulo al bienestar
profesional. También tiene mucho que ver con los compromisos sociales en favor de los demás.
No hay que confundir el descontrol con el bienestar hedónico (placer) y la represión con el
bienestar eudemónico (virtud). Conviene dejar claro que los dos tipos de bienestar (hedónico y
eudemónico) son necesarios y complementarios. Sería un error interpretar que uno es bueno y el
otro malo. Más bien podríamos decir que el bienestar hedónico es consecuencia de la acción
eudemónica, aunque no necesariamente; y que el eudemónico se complementa y enriquece con
la gratificación hedónica.
El control personal sano proporciona un bienestar eudemónico. Desde este control, la
persona se puede permitir ciertos momentos de “descontrol controlado” (hedónico). En este
caso, se aprovecha el bienestar que proporciona el control personal (eudemónico) y al mismo
tiempo se disfruta de momentos gratificantes de “descontrol controlado”. En el estado actual de

18
conocimientos, se requiere más investigación para encontrar el sano equilibrio entre el bienestar
hedónico y el eudemónico y sobre todo las estrategias efectivas de cómo educarlos.

5.15. El bienestar psicológico

Los conceptos de bienestar hedónico y bienestar eudemónico, que a veces se utilizan en la


literatura especializada, no son conceptos de dominio público y por lo tanto no se utilizan en el
lenguaje coloquial. Ni siquiera son de uso frecuente en las investigaciones científicas. Para
soslayar esta terminología se acostumbra a utilizar bienestar psicológico como sinónimo de
bienestar eudemónico.
Bienestar psicológico es un concepto que se utiliza para desmarcarse del bienestar subjetivo
estrictamente hedónico. Se define como el compromiso con los retos existenciales de la vida. Se
consigue a través del crecimiento personal y el logro de objetivos vitales. Se basa en unos
valores y principios éticos. Bienestar psicológico es la expresión que se utiliza en psicología
positiva a partir de los trabajos de Waterman (1993), Christopher (1999), Seligman y
Csikszentmihalyi (2000), Ryan y Deci (2001), Keyes, Shmotkin y Ryff (2002). Este concepto
tiende a coincidir con el “funcionamiento pleno” (fully functioning) de Carl Rogers (1942, 1951,
1961).
Se puede decir que el bienestar psicológico coincide con el bienestar eudemónico.
Representa la tradición eudemónica, y por tanto centra la atención en el desarrollo de
capacidades de crecimiento personal. Se fundamenta en la autorrealización de Maslow (1954),
el funcionamiento pleno de Carl Rogers (1972) y la personalidad madura de Allport (1961).
Fernández-Abascal (2009: 39) y Vázquez y Hervás (2009) han desarrollado el concepto de
bienestar psicológico desde la perspectiva eudemónica. Implica un juicio positivo sobre la vida,
o satisfacción vital; un balance favorable del afecto positivo frente al negativo; una vivencia de
felicidad; y una serie de atributos psicológicos asociados al buen desarrollo y al ajuste de la
persona al medio.
La escala de bienestar psicológico de Ryff (1989b) puede ayudar a comprender mejor este
concepto. Esta escala ha sido adaptada al castellano por Díaz et al. (2005) y analizada por
Javaloy et al. (2005). Es una escala de bienestar psicológico (eudemónico) con las siguientes
dimensiones.

a) Autoaceptación.- Actitud positiva hacia el yo. Se mide a través de expresiones


como: “Me siento satisfecho conmigo mismo”. Está asociado al autoconcepto y autoestima.
b) Desarrollo personal.- “Mi vida es un continuo proceso de cambio, aprendizaje y
desarrollo”. Se asocia al crecimiento y aprendizaje permanente.
c) Propósito en la vida.- Tener metas y una motivación para actuar y desarrollarse.
“Tengo claros la dirección y el objetivo de mi vida”.
d) Control del medio.- “Creo que soy bueno manejando las responsabilidades
cotidianas”. Está asociado al locus de control interno y autoeficacia.
e) Relaciones positivas.- “La gente puede describirme como una persona que
comparte, dispuesta a compartir su tiempo con otras”. Tiene que ver con empatía, calidez e
intimidad.
f) Autonomía.- Capacidad de regular la conducta por normas internas y ser capaz
de resistir a la presión social. “Tengo confianza en mis opiniones, incluso si son contrarias
al consenso general”.

Los matices entre bienestar subjetivo y bienestar psicológico remiten al hedonismo y a la


eudemonía aristotélica. El bienestar subjetivo tiene una connotación de hedonismo y disfrute.
Pero también conviene tener presente que bienestar subjetivo se utiliza en sentido amplio, como
opuesto a bienestar objetivo, y en este sentido incluye al bienestar psicológico, como una
matización.
Esta doble significación del bienestar subjetivo puede producir confusión. Por otra parte,
bienestar hedónico y bienestar eudemónico no son conceptos habituales en el lenguaje

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coloquial, ni siquiera en el científico. Tampoco son todavía de dominio público las distinciones
entre bienestar subjetivo y bienestar psicológico. Por esto, nos atrevemos a proponer, de forma
provisional, utilizar bienestar psicológico como sinónimo de bienestar eudemónico, y bienestar
emocional como sinónimo de bienestar hedónico. Reservando bienestar subjetivo como
concepto más amplio, que se opone a bienestar objetivo, y que incluye a ambos. Esto estaría en
consonancia con la tradición del bienestar subjetivo que se viene utilizando desde hace décadas
como equivalente a satisfacción con la vida.

5.16. Tipos de bienestar

A partir de lo que se ha expuesto, se puede comprobar que hay diversos tipos de bienestar
que no quedan claramente reflejados cuando se utiliza esta palabra. Lo cual puede inducir a
confusión sobre su significado, con repercusiones sobre la práctica política y educativa.
Con la intención de avanzar en el conocimiento del bienestar y de la complejidad que
representa, puede ser esclarecedor tener ideas claras y distintas, como decía Descartes. Esto nos
lleva a los diversos tipos de bienestar.
La tabla siguiente resume los tipos de bienestar que se han comentado. Esta propuesta viene
apoyada por el hecho de que muchos autores consideran el bienestar subjetivo como un
concepto amplio que aquí distinguimos del bienestar objetivo.

Tipos de bienestar

Grandes
categorías Tipos de bienestar Aspectos
del
bienestar
Bienestar material Desarrollo económico
Bienestar Desarrollo tecnológico
objetivo Bienestar físico Salud física
Salud mental
Bienestar político
Bienestar social Bienestar comunitario
Bienestar interpersonal
Bienestar subjetivo Tiempo libre
Bienestar (hedónico) Emociones positivas
subjetivo
(emocio Bienestar psicológico Bienestar profesional
nal) (eudemónico) Compromiso personal

La expresión bienestar subjetivo puede tener dos acepciones: un sentido amplio y otro
restrictivo. En sentido restrictivo equivale bienestar hedónico, y como tal se opone al bienestar
eudemónico (psicológico).
Dentro de un concepto amplio de bienestar subjetivo, se distingue el bienestar objetivo. Es
en este sentido amplio en que el bienestar subjetivo coincide con el bienestar emocional. El
bienestar emocional pone el énfasis en que la felicidad coincide con la experiencia de
emociones positivas (Diener y Larsen, 1993). En la medida en que se esté en un estado afectivo
caracterizado por alegría, humor, amor, regocijo, gozo, etc., se está más próximo de la felicidad.
Y esto puede pasar tanto en la dimensión hedónica (bienestar subjetivo) como eudemónica
(bienestar psicológico).

20
Para no cambiar arbitrariamente la denominación utilizada por los autores, a lo largo de este
texto se procura mantener la expresión que aparece en las publicaciones que se citan. Esto es
particularmente relevante cuando nos referimos a instrumentos de medida y a investigaciones
publicadas, que en general utilizan bienestar subjetivo.
La distinción entre bienestar experiencial (afectivo) y bienestar evaluativo (cognitivo) se
puede aplicar a cada uno de estos casos (emocional, subjetivo, hedónico, eudemónico,
psicológico). En cada tipo puede haber una dimensión de experiencia actual en un momento
dado y de evaluación global durante periodo amplio de tiempo.
El bienestar evaluativo (cognitivo), entendido como una evaluación global durante un
periodo de tiempo, no debe confundirse con el bienestar global. Vamos a entender el bienestar
global como el conjunto de todos los tipos de bienestar (objetivo y subjetivo). Lo cual también
se conoce como bienestar personal global.
Cuando hay un alto nivel de bienestar personal se puede hablar de bienestar social, que
refleja el promedio del bienestar personal global de todas las personas de un contexto dado. Por
lo tanto, preocuparse por la construcción del propio bienestar puede contribuir al bienestar
social si se hace de acuerdo con unos principios éticos y morales.
La distinción entre los diversos tipos de bienestar puede contribuir al mejor conocimiento de
nosotros mismos, a las causas del bienestar y a buscar las estrategias más efectivas para la
construcción del bienestar social global.

5.17. Educación emocional

Este trabajo parte del principio de que la construcción del bienestar personal y social es una
de las metas importantes de la sociedad. Esto incide en la política y en la educación. Dicho de
otra forma: uno de los objetivos de la educación es fomentar el bienestar personal y social.
No hay que confundir educación con escolarización. La escolarización es lo que se hace en
los centros de educación infantil, primaria y secundaria. Escolarización equivale a educación
formal. Pero la educación es un concepto mucho más amplio que se refiere a cualquier proceso
de aprendizaje en cualquier contexto. Incluye, por lo tanto, la escolarización, la educación en la
familia, la educación universitaria, la formación en las organizaciones, los medios de
comunicación y la educación continua a lo largo de la vida.
Noddings (2003), en un libro titulado Happiness and education, señala la importancia de
que los centros educativos preparen para la vida y no solamente para lo que denomina
“habilidades económicas”. A veces se puede tener la sensación de un sesgo educativo en lo
académico y económico, con olvido de lo emocional y el bienestar que representa. Ese autor
argumenta como la educación tiene que asumir muchas funciones que antes habían pertenecido
a la familia. El sistema social ha cambiado. Hoy no se puede esperar que todas las familias
eduquen a sus hijos en valores y desarrollo afectivo. Son dignas de elogio las familias que lo
hacen. Pero la realidad es que hay un sector importante de familias que no lo van a hacer.
Aparte de la falta de tiempo, no lo van a hacer porque no saben cómo hacerlo. Las familias
muchas veces no están preparadas para educar en la autoestima, en competencias sociales y
emocionales, así como para la felicidad. Se necesita formación para ello.
Es una formación que muchas veces ni el profesorado ha recibido y por lo tanto no está
formado para impartir. El profesorado y las familias necesitan una formación para poder educar
a las futuras generaciones en la perspectiva del bienestar. A partir de esta formación, y de la
aceptación de que se trata de una responsabilidad compartida, hay que establecer unos vínculos
estrechos de colaboración entre los centros educativos y las familias, con el apoyo de la
Administración pública, para enfocar un proyecto social común.
Hay que buscar alternativas creativas para hacer esto viable. Respecto a las familias,
conviene utilizar los recursos del “espacio familiar” o escuela de madres y padres, charlas,
conferencias, cursos, talleres, etc. Casi lo mismo se puede decir del profesorado, si bien en este
caso, hay que potenciar una formación inicial y una formación continua acorde con los tiempos
actuales. El primer paso es tomar conciencia de la formación que necesitan tanto el profesorado
como las familias. Es decir, la necesidad de educación emocional.

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La educación emocional tiene como objetivo el desarrollo de las competencias emocionales
que hagan posible el bienestar. Se basa en el principio de que el bienestar es uno de los
objetivos básicos de la vida personal y social, y que muchas veces se busca por caminos
equivocados, que pueden conducir a comportamientos de riesgo.
En otros trabajos hemos desarrollado el marco de la educación emocional (Bisquerra, 2000,
2008, 2009), donde se exponen los objetivos, contenidos, la fundamentación, metodología y
propuestas para la práctica. Remitimos a estos documentos para conocer lo que es la educación
emocional y sus características. En este apartado se pretende resaltar la importancia de la
educación emocional como propuesta efectiva para potenciar el bienestar.
La educación emocional ha surgido de la orientación psicopedagógica. Recordemos que las
técnicas del coaching se basan en el counseling que equivale a la orientación psicopedagógica.
Otros fundamentos son la teoría de las inteligencias múltiples, la inteligencia emocional, la
psicología positiva, la teoría del fluir, las investigaciones sobre el bienestar subjetivo, las
aportaciones de la neurociencia, la psiconeuroinmunología, etc.
Las investigaciones han demostrado que la educación emocional tiene un gran potencial
para producir efectos positivos en el desarrollo humano. Como consecuencia, la falta de acción
en educación emocional, o su rechazo, equivale a privar a la sociedad de oportunidades
cruciales, científicamente contrastadas, para el bienestar personal y social.

5.18. Aplicaciones para la práctica

La auténtica felicidad tiende a coincidir con el bienestar subjetivo (Seligman, 2002) o


emocional. Dado que la felicidad es un objetivo de la humanidad, conviene prestarle atención
para poder vislumbrar estrategias que favorezcan el desarrollo del bienestar emocional. Esto es
construir el bienestar personal y social.
Se requiere más investigación sobre el bienestar emocional, tanto para clarificar el marco
teórico y conceptual como para derivar aplicaciones para la práctica.
Para conocer el auténtico bienestar de un país se necesitan instrumentos de medida del
bienestar subjetivo. Con el bienestar objetivo no es suficiente.
Cada persona construye su propio bienestar con sus actividades intencionales. Conviene
ayudar a las personas a tomar clara conciencia de ello para que adopten un comportamiento
consecuente.
Entre los factores de bienestar subjetivo están las relaciones sociales, familia, amor,
relaciones sexuales, satisfacción profesional, actividades de tiempo libre, salud, características
socioeconómicas y características personales. Sobre cada una de ellas se puede intervenir
educativamente para aumentar el bienestar.
Las relaciones sociales son una fuente importante de bienestar. Por lo tanto, invertir tiempo
en las relaciones sociales satisfactorias contribuye significativamente a aumentar el bienestar.
Esto se puede hacer de forma presencial con amigos, familia y compañeros de trabajo. Además,
también puede hacerse a través de relaciones profesionales, e-mail, teléfono, redes sociales y
cualquier tipo de comunicación posible.
Para mantener buenas relaciones sociales se requieren competencias sociales y emocionales.
Desde la educación y en los medios socio-comunitarios se deberían desarrollar estas
competencias mediante formación de calidad.
Contribuir a formar redes sociales y redes de apoyo beneficia al que se implica
personalmente en ello y también a muchas otras personas, aunque no haya contacto entre ellas.
Suele funcionar bien mezclar relaciones sociales y actividad física. Por ejemplo caminar
junto con otras personas es un tiempo invertido en relaciones sociales que aumentan el
bienestar, pero además son un factor de motivación para repetirlo en el futuro con lo cual se
mejora la salud a través de la actividad física.
Un aspecto importante del bienestar emocional (subjetivo) es el bienestar psicológico
(eudemónico), que se obtiene a partir del ejercicio de las propias virtudes. Posibilitar que las
personas puedan aprender y experimentar esto en la educación formal, puede ser un factor
importante para la construcción del bienestar personal y social.

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El bienestar psicológico es un aspecto muy importante en la vida de una persona y permite
comprender que el bienestar no tiene que entenderse como algo superficial y sin importancia.
Sino que se trata de potenciar el bienestar psicológico a través de la implicación en
compromisos vitales y profesionales. Lo cual es un factor importante para el desarrollo social.
La educación emocional tiene como finalidad el desarrollo de competencias emocionales
que hagan posible el bienestar. Aspectos importantes son la potenciación del bienestar
emocional (hedónico); pero sobretodo el desarrollo del bienestar psicológico (eudemónico) a
través de la implicación en contribuir al bienestar comunitario con las propias virtudes. Esto se
puede canalizar a través de la profesión (bienestar profesional), familia y compromisos sociales.
La gráfica 5-6 resume el concepto de bienestar subjetivo y la importancia de la educación
emocional para su desarrollo. En el capítulo siguiente nos centramos en el bienestar profesional
como un aspecto esencial de lo que estamos hablando.

Bienestar Bienestar
Tiempo
libre hedónico emocional
(subjetivo) (subjetivo)

Coaching

Bienestar
Educación
Counseling eudemónico
emocional
(psicológico)

Competencias
emocionales

Bienestar
profesional

Psicología Inteligencia
Fluir
positiva emocional
Inteligencias
múltiples

Fig. 5-6. Bienestar emocional

Recogemos de trabajos anteriores (Bisquerra, 2000, 2008) una relación de propuestas que
contribuyen significativamente al bienestar psicológico (eudemónico) y al bienestar emocional
en general, que son susceptibles de ser aprendidos:

Gestión del tiempo.- La distribución del tiempo es esencial. Lo cual implica reservar tiempo
para sí mismo. Hay que combinar el tiempo dedicado al trabajo y a la familia con el tiempo
dedicado a los intereses personales. Un tiempo para cada cosa y cada cosa a su tiempo.
Fijarse objetivos realistas.- En función del tiempo disponible y de las posibilidades y
limitaciones hay que fijarse metas alcanzables, que supongan retos en un punto equidistante
entre la excesiva facilidad que genera aburrimiento y la excesiva dificultad que genera estrés.
Disfrutar los pequeños avances que se consiguen.- Las emociones positivas crean hábito;
por tanto hay que potenciarlas. Valorar los logros que uno consigue es una forma.
Autoestima.- La perfección es imposible en el ser humano. Pero a pesar de las
imperfecciones y los errores es importante mantener un elevado nivel de autoestima. A veces
hay que ser permisivos consigo mismo y con los demás. Si las cosas no salen como uno desea,
no hay que irritarse o martirizarse. Hay que conceder una segunda oportunidad, en primer lugar
a nosotros mismos.
Ser positivo.- Ya sabemos que es difícil ser positivo con los problemas que nos rodean. Pero
merece la pena intentarlo. De lo contrario, ¿qué sentido tiene la vida? Por otra parte, ser positivo
y optimista repercute positivamente en el salud.
Sentido del humor.- Relativizar situaciones conflictivas es saludable. Ayuda a prevenir
enfermedades físicas y mentales, relaja, disminuye la tensión, alegra la vida y hace posible
expresar sentimientos negativos sin provocar estrés.

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Reír.- Se ha demostrado que la risa estimula la mayor parte de los sistemas fisiológicos del
cuerpo y tiene efectos positivos sobre el sistema inmunitario. Una buena carcajada acelera el
ritmo cardíaco, mejora la circulación y hace trabajar todo el cuerpo; alivia la depresión y otros
problemas emocionales. El reto está en aprender a autoprovocarse la risa voluntariamente.
Altruismo.- Ayudar a los demás aumenta la autoestima. “Hacer el bien sin mirar a quien” es
saludable. Se ha observado, por ejemplo, que personas implicadas en actividades de
voluntariado se sienten mejor.
Mantener relaciones sociales.- Los vínculos sociales sirven como una “red de apoyo” que
previene de estados negativos. El contacto social es un estímulo positivo y una fuente de
satisfacción personal.
No dejarse influir negativamente por los demás.- Hay que evitar dejarnos influir por gente
que está permanentemente descontenta, insatisfecha, envidiosa, frustrada, egoísta, etc. Es decir,
en actitud negativa. Su influencia nos puede quitar energía positiva. En las relaciones sociales es
preferible frecuentar personas positivas, trabajadoras, alegres, que transmiten energía positiva.
Música.- Escuchar música, cantar y bailar provoca estados emocionales positivos. También
es un buen tratamiento contra la depresión.
Ejercicio físico.- La práctica del ejercicio físico (caminar, natación, ciclismo, etc.) tiene
efectos positivos sobre la salud física y psíquica.
Imaginación emotiva.- A veces es saludable fantasear sobre lo que a uno le gustaría hacer,
dónde me gustaría ir, con quien quisiera estar, etc., y emocionarse intencionalmente con ese
pensamiento.
Relajación.- Practicar frecuentemente técnicas de relajación, respiración, meditación y
control emocional es una manera de procurar estar en forma, con múltiples efectos positivos.
Ser escuchado.- Cuando se tiene algún problema es importante encontrar a alguien que sea
capaz de escuchar, sin juzgar, y que sirva de apoyo y ayuda de cara a una clarificación de la
situación y vislumbrar posibles vías de acción.
Expresar afecto.- Expresar los propios sentimientos y emociones a los seres queridos ayuda
a mantener buenas relaciones íntimas, que repercuten positivamente en los estados de ánimo.

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