Tesis Maestria Historia
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Tesis Maestria Historia
DECONSTRUYENDO LA HISTORIOGRAFÍA:
EDMUNDO O’GORMAN Y LA INVENCIÓN DE AMÉRICA.
T E S I S
QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE
MAESTRO EN HISTORIA
P r e s e n t a
2
Resumen
América, de Edmundo O’Gorman. ¿Por qué plantear como problema la lectura de los
libros de historia, esto es, del análisis historiográfico? Porque la práctica del historiador
tiene como resultado una escritura, y en tanto escritura, funciona como marca: es
inestable, indeterminable y con grados de ilegibilidad. En tanto marca sin origen pleno,
En el primer capítulo, demostraré que esta historiografía puede aparecer como una
lecturas. Se trata de señalar cómo también la escritura de la historia, al ser leída se coloca
como texto en juego con otros textos, resaltando las diferencias que permiten una
diseminación de interpretaciones.
realización, en donde la historia, es aquello que tiene que ver con la vida misma. Es una
historiografía cuya propuesta teórica resultó inédita en la segunda mitad del siglo XX, al
3
poner en cuestionamiento y denunciar las fallas al interior del sistema historiográfico
CONTENIDO.
Índice. 4
Bibliografía 179
4
PREFACIO
-Jacques Derrida.
invención, por medio de otra, es un trabajo siempre parasitario. Escribir sobre otro,
necesita obedecer a una ley. Implica suponerse autorizado para hablar acerca de otro, ahí
5
donde nadie puede estar plenamente autorizado, pues ese otro se ha expuesto en una
ausentes. Pero, más allá del comentario, esta escritura es enviada al análisis
Escritura de una historia des-bordándose entre el espacio de una frontera. Entre un límite
señalado. Entre ambos lados. División entre lo pensable y lo impensable, el otro de quien
se quiere hablar.
lectura/escritura que va bordeando los márgenes del texto en general, en tanto que una
textura, red de significaciones que remiten a una cadena infinita, cuyo origen es un origen
límites, hacer injertos, insertar la cuña para hacer tambalear la estructura, en una palabra,
cadena con otras como traza, différance, diseminación, por mencionar algunas.
Constituye una estrategia de lectura antes que un método. En tanto que estrategia de
pasado sólo existe en tanto que escritura, vestigios, monumentos, éste, éstos, también
que un desciframiento, más que un atravesar las marcas o los significantes en dirección
6
llamamos el sentido puede ser no accesible, puesto que leer no es develar un secreto
aquellos sobre los que en su sistema formal no se puede decidir acerca de su valor de
sentido, y asumir la forma parasitaria que adquiere esta misma escritura sobre ese otro,
-Jacques Derrida.
7
Esta escritura propia, que nombra, enuncia, comenta, desmonta, mantiene
recuadro, a modo de una escritura gris que recuerde la inestabilidad, la indecidibilidad del
sentido, al implicar blanco y negro, ambos a la vez. Un doble pliegue que permite que mi
Se trata de la cita injertada como una textura que posibilita leer de otra manera lo
que allí ya se ha dicho, que diseminan el sentido expresado en el discurso central; se trata
del comentario marginal que busca leer a contra pelo; de la puesta en juego de un sentido
le sea ajeno, lo mismo que propio. Se trata de citas textuales que juegan en el espacio de
la escritura a decir otra cosa más allá del lugar de su propia escritura. Texturas que
hipertexto con el texto impreso hasta donde este procesador de textos me lo ha permitido.
De esta manera, además de los márgenes en recuadro como textualidad gris, las notas al
1
pie de página son otro margen. Están y no están en el texto. Son hipertexto. La
academia, habituada a ellas, ha olvidado ésta función virtual que ya opera una
1
Una tesis doctoral en letras, me ayudó a darme cuenta que esta investigación, para mantener coherencia
con la propuesta teórica que manejo, vendría mejor en un hipertexto. Y me permitió mantener el reto de
jugar a esto con el texto impreso. En ella se puede observar como escribir es leer y leer escribir como un
sistema/no-sistema de lectura. (Claudia San Román Aladro, El cuerpo como otro. La construcción de un
sistema/no-sistema de lectura. Una propuesta hipertextual).
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deconstrucción del texto al manejar siempre injertos de otros textos actuando fuera de sus
otra cosa más allá de las intenciones de los autores y de las recepciones de sus
insinuando al interior del mismo discurso central. De alguna manera ponen en cuestión
que se trata de un texto central. Se insinúan como textos superpuestos uno encima del
momento de escribir, pues hay tantas cosas que al escribir pasan por la mente, tantas reflexiones, que por ajustarse al rigor
de una escritura lineal coherente, bajo los dictados de la academia, quedan cuando mucho entre paréntesis, o en una larga nota al pie
de página, y su efecto es siempre el ser una afuera del supuesto texto central,
pero que al mismo tiempo invitan al
potencia a la cual está elevado un número. En tanto significante de lectura que surge al
momento de escribir, implica mis referencias, preguntas, dudas, respuestas, hace posible,
3
de cualquier manera, cualquier otra lectura que surja al momento de leer. He incluido,
además, envíos a otros textos, a otras marcas y a otras posibles reflexiones. Los
interpretaciones, lecturas o apropiaciones, ámbitos de recepción que había que enfatizar. Los subíndices
traducción asimilación, traición, apropiación, interpretación que han ido surgiendo al momento de
2
Claudia San Roman muestra cómo estos operan en la hipertextualidad haciendo fluir la lectura, jugando
con el lector, quien a su vez juega con el autor.
9
escribir. En matemáticas un subíndice es un indicador o diferenciador para conceptos
Ante el Otro expuesto, esta escritura, que habla sobre otra escritura tejida a su vez
con otras, no pretende recomendar este discurso histórico como una buena o mala lectura,
ni mucho menos decirle y decidirle de algún modo al futuro lector, de momento ausente,
decir, pues como veremos toda lectura es indecidible. Trazamos estas líneas, en tanto que
escritura, en función de la pregunta por lo que debe hacer, lograr, producir, efectuar un
que queremos desmontar, pero trazando ya sus límites (límite, aquí, como puntos de
que otro a querido decir. Se trata, desde la perspectiva de Derrida, de una relación de
double bind con la tradición historiográfica recibida. Mauricio Ferraris, lee esta relación
Además, señala, se trata de una doble conciencia, por un lado saber la radical
discontinuidad que nos separa de una tradición que no nos pertenece necesariamente, y
3
Ibid., p.5
10
por otro, la convicción de lo inevitable que es utilizar el lenguaje y que éste nos
5
condicione. Este es el carácter parasitario de una lectura deconstructiva. Por tanto,
deconstruir este texto, su textura, su urdimbre, sus tejidos, revisar sus nudos, constituye
una posibilidad de lectura, en tanto que propia, que no ha decidido en absoluto, sobre su
indecidible.
4
Ibid.
5
Maurizio Ferraris, “Envejecimiento de la ‘escuela de la sospecha’ ”, en Gianni Vattimo y Pier Aldo
Rovatti (ed.), El Pensamiento débil, pp. 190-191.
11
EXORDIO
-Jacques Derrida.
Un exordio vendría a indicar aquí lo que un principio o un proemio. ¿Hay un origen que no sea
una repetición? ¿Hay origen?
Pero resulta que ya no es el principio, en sentido riguroso, pues ya le
aclaraciones necesarias para su lectura, indicarle al lector cómo leer el texto. De alguna
manera, eso también ha sido hecho. Si precede, antecede al comienzo de una obra y su
simpatía hacia el tema o bien, por el tema. Aunque nunca está garantizada tal empresa.
El problema aquí es, ¿Cuándo comienza y cuándo termina algo así como una obra, o
una investigación, o un discurso? ¿Cuáles son los límites, entre su exterior y su interior?
¿A quién hay que persuadir o introducir? “No hay afuera del texto”, indica Jaques
Derrida. Por tanto, un discurso puede empezar en cualquier parte, puede tener diferentes
comienzos, y puede terminar en cualquier parte, como se puede hacer con este trabajo.
12
Y dado que las reglas académicas imponen lo que se denomina como un marco, el
párergon que Derrida deconstruye en Kant 6 (Aquello que encuadra a un libro, un texto:
prefacios epílogos, prólogos, notas al margen, a pie de página [...]}”, 7 que en este caso
refiere a dar cuenta del tema estrictamente delimitado, del estado de la cuestión, del
problema y de la hipótesis de trabajo, además del marco teórico, este último que me
reservo para otra parte) es necesario cumplir con ellas y describir, tanto el tema, como el
debería, como aquello que se esperaría, para anticipar, más bien, lo que quizá no será. Ya
escribir una promesa, con uno mismo y con el otro, es la obligación de cumplir una expectativa o de truncarla, pero siempre una
promesa.
disciplina y mi escritura, con el riesgo, siempre presente de que entre el título enunciado
6
Jacques Derrida, La verdad en Pintura, pp. 29-153.
13
Estaba ya claro para mí que la marcha de mis investigaciones no podría ya someterse a
las normas clásicas de la tesis. Estas “investigaciones” no reclamaban sólo un modo de
escritura diferente, sino un trabajo transformador sobre la retórica, la puesta en escena
y los procedimientos discursivos particulares, históricamente muy determinados, que
dominan el habla universitaria, especialmente ese tipo de texto que se llama “tesis”; y se
sabe que todos esos modelos escolares y universitarios dictan también la ley de tantos
discursos prestigiosos, incluso de obras literarias o de elocuencias políticas que brillan
fuera de la universidad. (Jacques Derrida, El tiempo de una tesis).
a) Materia y campo.
7
Manuel Asensi, “Estudio introductorio: Crítica límite/El límite de la crítica”, en Manuel Asensi (comp.)
Teoría literaria y deconstrucción, p. 29.
8
Cuando me refiero al texto historiográfico La invención de América, quiero considerar lo siguiente:
aunque no sostendré aquí algo así como la unidad de una obra, (entendida ésta como una escritura
homogénea, atribuida a un autor, que puede ser dada por el conjunto de escritos que le pertenecen -según
un acto clasificatorio establecido por un marco jurídico, criterios editoriales y académicos, entre otros-, o
por un texto en particular; que presupone ser una totalidad interior definida por su tema, contenido y
argumentos que sirven de marco interno para eso que se considera como obra; y, por último, entre otros
aspectos más, que no me puedo detener a considerar aquí, por su propia intertextualidad, entendida esta
como el afuera del texto que coadyuva a establecer dicha totalidad y homogeneidad, que haga que se pueda
hablar de obra, y que finalmente redunda en el establecimiento de un sentido unívoco o polisémico ligado a
un contexto total). Considerare como texto a analizar, tanto la edición de 1958, como la de 1977. La
primera edición llevó por subtítulo La universalización de la cultura de Occidente, y constituye la base
general y argumentativa del texto, presentando la tesis del texto detalladamente en dos partes. La segunda
edición, es el resultado de un trabajo de correcciones, aunque más bien, como se vera, de ampliaciones, que
sigue los argumentos y la tesis general, con mayores detalles y se muestra más mesurada en los puntos que
más causaron polémica, incluso en su subtítulo, Investigación acerca de la estructura histórica del nuevo
mundo y del sentido de su devenir. Es la versión en español de la edición que O’Gorman presentó en inglés,
para su publicación en los Estados Unidos. Y aunque media una distancia histórica considerable, ambos
textos serán objeto de análisis, no por una supuesta unidad, que no sería más que la ficción establecida por
el tratamiento analítico otorgado, sino por todo lo que tiene de diferencia, por la red textual a la que remite
indefinidamente y por planteamientos polémicos al interior de la comunidad científica de los historiadores.
14
Un título siempre tiene la estructura de un nombre, induce efectos de nombre propio y a
título de ello, permanece de manera muy singular ajeno tanto a la lengua como al
discurso en donde introduce un funcionamiento referencial anormal y una violencia, una
ilegalidad que funda el derecho y la ley. (Jacques Derrida.)
b) Objetivo.
9
Como ha afirmado Jacques Derrida, la deconstrucción no tiene posibilidades de definición concreta o
estable. Su variabilidad permite situarla, antes que como un método, como una estrategia de lectura. (Por
estrategia de lectura entiendo la propuesta de una práctica de lectura, que en la dirección señalada por
Derrida, sería un arte de interpretación productiva y transformadora, es decir, nunca acabada y que debe
retomarse constantemente. Esta forma de lectura señala, por tanto, la ruptura con ciertos valores
tradicionales del pensamiento interpretativo de Occidente: concepto de verdad, de significado, de sentido,
etcétera. [Para profundizar esta idea, pueden verse los textos de Cristina de Peretti, Jaques Derrida. Texto y
deconstrucción, pp. 140-143, Manuel Asensi, op.cit., pp. 9-78; José Bernal Pastor, El desplazamiento de la
filosofía de Jacques Derrida; Roberto Ferro, Lectura (h)errada con Jacques Derrida]) Para proceder a la
explicación de esta estrategia de lectura, lo haré, en primer lugar, tratando la obra histórica como lo que
constituye al ser una escritura, esto es como literatura; en segundo lugar, estableciendo la relación que tiene
la deconstrucción con el análisis historiográfico a partir de las siguientes distinciones (Por distinciones
entiendo no diferencias absolutas entre una cosa y otra, sino por aquello con lo que una cosa difiere con
otra, se le asemeja o le falta, además de que por distinción me refiero principalmente a un acto, el de
observación): distinción entre deconstrucción y giro historiográfico, y la que tiene más implicaciones para
mi análisis, distinguir la deconstrucción de la hermenéutica en general, principalmente las de Hans-Georg
Gadamer, articulada básicamente en su obra clásica Verdad y Método I, (distinción que no será extensiva,
ni exhaustiva, y que sólo hará referencia a algunos de sus planteamientos estratégicos, además de seguir,
con fines operativos la lectura que hace Derrida también específicamente de Gadamer), y la de Paul
Ricoeur, (principalmente la que aparece en La Metáfora viva y en Tiempo y Narración, también en algunos
de sus lineamientos estratégicos). Considero que sólo distinguiendo la deconstrucción de otras forma de
interpretar textos, tanto literarios como historiográficos, es posible comprenderla como una estrategia de
lectura particular. Por tanto, considero pertinente poner a dialogar dichas formas de interpretación, en una
explicación sucinta en el capítulo 1. Por otra parte, también cabe señalar que la deconstrucción no es uso
exclusivo de Derrida, ésta ha tenido una recepción importante entre ciertos críticos literarios
norteamericanos, y en su oportunidad se harán referencias a estas formas de deconstrucción y sus aportes
para el análisis historiográfico.
10
Por formas de repetición entiendo, no sólo las modalidades de lectura, apropiación e interpretación, a
partir de prácticas específicas del acto de leer, en un ámbito social de saber determinado, así como la puesta
en circulación de las obras, la atribución a un autor, sus modalidades de clasificación y los efectos retóricos
que el texto produce. (Lo que la hermenéutica llama espacios de recepción). En otras palabras, no sólo
cómo un lector o lectores se apropian de un texto en condiciones particulares, obedeciendo tanto a las
modalidades retóricas del texto, las del lugar propio y a los efectos de realidad que la escritura y el libro
impreso generan en el lector. Se trata también de cómo la escritura de la historia, en tanto escritura, hace
estallar estas lecturas y sus posibilidades de sentido, en tanto es una marca repetible, más allá de las
intenciones del autor y de su destinatario, haciendo de los contextos, tanto semióticos como histórico-
sociales, algo indeterminable. Estas formas de repetición se materializan en el comentario, la crítica
literaria, la reseña historiográfica, los prólogos, prefacios, las introducciones, las glosas, el aparato crítico
15
intelectuales). La deconstrucción como una estrategia de lectura, quiere probar una forma
de análisis historiográfico, en tanto qué presupuestos se pueden seguir para leer una obra
de historia, su relación con una disciplina (la historia), con una comunidad científica (los
(notas al pie de página, referencias, etc.), y en general en los comentarios al interior de libros específicos
que critican, dialogan o polemizan con cualquier otro texto en cuestión. (Para clarificar este concepto con
más detalle pueden verse los siguientes textos: Michel Foucault, “¿Qué es un autor? en Entre filosofía y
literatura, pp. 329-360; Roger Chartier, Pluma de ganso libro de letras, ojo viajero; Dietrich Rall (comp.)
En busca del texto. Teoría de la recepción literaria; Jacques Derrida, De la gramatología y La
diseminación, entre otros).
11
Entiendo por comunidad científica en el sentido de Thomas S. Kuhn: Un grupo de quienes practican una
especialidad científica, que investigan a partir de paradigmas (los paradigmas son modelos de
interpretación vigentes para una comunidad científica dada en un momento determinado) compartidos,
inscritos a las mismas reglas y normas para una práctica científica, condición de posibilidad para la
instauración de una tradición particular de investigación científica o escuelas. “Un paradigma es lo que
comparten los miembros de una comunidad científica y, a la inversa una comunidad científica consiste en
unas personas que comparten un paradigma. [...] Una comunidad científica consiste en quienes practican
una especialidad científica. [...], han tenido una educación y una inclinación profesional similares. En el
proceso han absorbido la misma bibliografía técnica y sacado muchas lecciones idénticas de ella.
Habitualmente los límites de esta bibliografía general constituyen las fronteras de un tema científico, y cada
unidad habitualmente tiene un tema propio. En las ciencias hay escuelas, es decir, comunidades que
enfocan el mismo tema desde puntos de vista incompatibles. [...] Siempre están en competencia, y su
competencia por lo general termina pronto; [...] Dentro de tales grupos, la comunicación es casi plena, y el
juicio profesional es, relativamente, unánime.” (Thomas S. Kuhn, La estructura de las revoluciones
científicas, pp. 36-41; 271-272). Para ampliar la información sobre este concepto, se pueden revisar
principalmente las últimas páginas, dedicadas, precisamente, a una reflexión amplia sobre este concepto de
comunidad científica.
12
Por función de la obra historiográfica entiendo cómo ésta se constituye en un determinado ámbito del
saber a partir de operaciones de sentido, de formas de diferenciación, de movimientos de circulación del
texto de historia impreso, los efectos de realidad que produce, las modalidades de manifestación de las
operaciones técnicas, de reglas y convenciones, tanto de escritura como de lectura de un texto
historiográfico, avaladas por una institución científica; es decir, cómo se produce, circula y recibe, en una
determinada comunidad científica el conocimiento regulado científicamente del pasado, que posibilita la
aceptación o el rechazo de una obra de historia. (Para una profundización centrada en la función de la
historia en el ámbito de la misma disciplina, además de su función social, puede verse el texto de Alfonso
16
2. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA E HIPÓTESIS DE TRABAJO.
obra en relación con sus espacios de recepción, con la historia (entendida como
disciplina científica, con sus prácticas y reglas), con los historiadores (entendidos como
comunidad científica) y con su escritura (la obra histórica como discurso científico)?
entiendo por historia, una práctica (una disciplina), su resultado (un discurso) y la
14
relación entre ellos.” La historia es, entonces, una operación que culmina en la
15 una marca, una huella, una clave transmisible, descifrable, una
construcción de un texto, una escritura,
iterabilidad
y en tanto escritura, es repetible, transmisible, indecidible, en tanto una marca sin
Ahora bien, esta reflexión, permite hacer la pregunta por la función de una libro de
Mendiola y Guillermo Zermeño, “Hacia una metodología del discurso histórico” en Jesús Galindo Cáceres
[coord.], Técnicas de investigación en sociedad, cultura y comunicación, pp. 165-206).
13
Michel de Certeau, “La operación historiográfica” en La escritura de la historia, pp. 67-118.
14
Ibid., p. 67.
17
producto de los historiadores. Hasta donde pude constatar, los estudios historiográficos
que existen sobre este período, sólo enuncian los temas y preocupaciones que han
Ninguno de estos balances se ha permitido una distancia crítica para abordar el asunto de
de cómo leer la historiografía mexicana qué uso se le da, y cómo historiografías del tipo
como una idea solamente, sino una escritura como marca, huella de otra huella en sus
15
Ibid., p. 68.
16
C.f., p.e., El Colegio de México, 25 años de investigación histórica en México; 50 años de
historia en México en el cincuentenario del Centro de Estudios Históricos; Universidad Autónoma
de México, Historia e historias. Cincuenta años de vida académica del Instituto de
Investigaciones Históricas; Wigberto Jiménez Moreno, 50 años de historia mexicana; Virginia
Guedea, El surgimiento de la historiografía nacional; Ernesto de la Torre Villar, La historiografía
en México 1942-1992; Josefina Vazquez, La historiografía mexicana, e Historia de la
18
Dicho de otro modo, muestra, en su desmontaje, las propias nervaduras del discurso
Una
histórico específico y la función que tiene en un determinado ámbito de saber.
inestabilidad del sentido, que lejos de clausurarlo, mantiene en acto la tardanza o demora de su querer-decir, permitiendo abrir la
reflexión, como acción constante en tanto un ejercicio del pensamiento, el lenguaje y la comunicación.
b) Hipótesis de trabajo.
en tanto la historia como escritura? Le ha seguido otra, aquella que se pregunta por la
respuesta tiene como intención, proponer una lectura de la obra. Por tanto, ¿qué
análisis historiográfico? Dicho de otra forma, ¿Cómo puede ser leído un libro de historia
difiriendo de la hermenéutica?
19
La diseminación inscribe, con una extensión regulada del
concepto de texto, otra ley de los efectos de sentido o de
referencia [anterioridad de la “cosa”, realidad,
objetividad, esencialidad, existencia, presencia sensible o
inteligible en general, etc.), otra relación entre la escritura
en el sentido metafísico y su “fuera” (histórico, político,
económico, sexual, etc.] (Jacques Derrida)
Mi hipótesis, una hipótesis es siempre la regla del oficio, la introducción del sentido en el espacio de un saber, juega la
posición de cientificidad, regula el espacio, el tiempo de un discurso, yo la he esbozado al modo de un quizá... en el juego de espejos
Esto es, la posibilidad de leer la obra como una huella, una traza que sigue su propio
juego de lecturas posibles, siempre marcadas por lo indecidible, pues contiene la marca de aquello que
lo origina siendo solamente huella de ese origen
en una diseminación de eso que se llama sentido. al mismo
tiempo: huella o traza, marcada por aquello de lo que es su origen. Esto equivale, por tanto, a más que
saturado, las lecturas, que en ningún momento han dejado de ser interpretaciones,
20
De esta hipótesis general, desprendo las siguientes hipótesis particulares a comprobar:
toda centralidad de la historia, en tanto que disciplina, como única forma de registro de la
indecidibilidad del pasado, cuyos efectos impiden toda centralidad de la historia, en tanto
decir el pasado de manera unívoca y absoluta. 6) La anulación del referente, que sólo
aparece como referencia diferida, en tanto que no hay referente último, pues su único
referente es otro texto que remite a su vez a otro, etc. (huella de otra huella, economía
permite claridad en las distinciones que se despliegan al realizar una lectura, pudiendo
poner todo texto en juego con otros y señalar las distinciones que permiten una
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mismo proyecto que impugna. 2) Esta obra, al mismo tiempo que pertenece a la
tratamiento de la historia para los años 50 del siglo XX a los que pertenece. Se podría
decir que es de los primeros trabajos históricos que plantean una perspectiva
por tanto, una historiografía propia de la modernidad, pero cuyos planteamientos bordean
La invención de América, aparece también como una historiografía que denuncia fallas al
escribir sobre un descubrimiento de América, cuando lo que la historiografía hizo fue una
tema americano que construyeron toda una idea de América. Al mismo tiempo, denuncia
de la obra que se pone en juego a partir de la circulación de textos que se remiten unos a
22
en el ámbito discursivo historiográfico, al momento de querer hablar de un cualquier Otro
desde formas de repetición que ocurren al interior de los historiadores, buscan instituir el
sentido en una sociedad. 5) Los discursos históricos, como por ejemplo, los nacionales,
no pueden estar fincados en una sola narrativa estandarizada, pues están conformados por
23