Vayikra - Levitico
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Vayikra - Levitico
SEFER VAYIKRA
ספר ויקרא
(Libro de Levitico – Y Llamo)
Por el Moré Ketriel Blad ©
Prohibida toda reproducción lucrativa.
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Parashá 24 VaYikrá
Levítico 1:1 – 6:7 (5:26)
Por Dr K Blad ©
Prohibida toda reproducción lucrativa.
Aliyás de la Torá:
1. 1:1-13
2. 1:14 – 2:6
3. 2:7-16
4. 3:1-16
5. 4:1-26
6. 4:27 – 5:10
7. 5:11 – 6:7 (5:26 versión hebrea)
8. Maftir: 6:5-7 (5:24-26 heb.)
VaYikrá
Significa “y llamó”.
Comentarios
En Levítico 7:37 hay un resumen de los seis diferentes sacrificios que han sido presentados
hasta entonces, según está escrito:
La olá y la minjá son “hermanos” y el jatat y el asham son “hermanos”. Cuando hablamos de
hermanos es porque son ofrendados por motivos muy similares y se parecen entre ellos.
1:2 “Habla a los hijos de Israel y diles: "Cuando alguno de vosotros traiga una ofrenda a
HaShem, traeréis vuestra ofrenda de animales del ganado o del rebaño.” – La palabra hebrea
[1]
que ha sido traducida como “ofrenda” es “korbán”, que significa “sacrificio”, “inmolación”,
[2]
“ofrenda”, “oblación”. Viene de la palabra “karav” que significa “acercase”, “presentarse”, “estar
cerca”. De esto aprendemos que el propósito de los sacrificios es poder acercarse a HaShem y
presentarse delante de Él. No hay manera de poder acercarse a HaShem sin sacrificios. El
sacrificio es necesario para poder acercarse a Él y estar en su presencia, como está escrito en
Éxodo 23:15b; 34:20b y Deuteronomio 16:16b:
“Y nadie se presentará ante mí con las manos vacías.”
La ofrenda de ascensión es voluntaria y puede ser ofrecida por cualquier hombre o mujer,
israelita o gentil.
1:3 “Si su ofrenda es una ofrenda de ascensión del ganado, ofrecerá un macho sin defecto; la
traerá a la entrada de la tienda de la cita, para que sea aceptada delante de HaShem.” – Tanto
las ofrendas de ascensión como las oblaciones, son llamadas korbanot, plural de “korbán”, y
sirven para acercarse a HaShem, cf. 2:1. Este texto enseña que el que entrega esta ofrenda
voluntaria está obligado a llevar la ofrenda él mismo a la entrada de la tienda de la cita. La
[3]
palabra hebrea que ha sido traducida como “holocausto”, u “ofrenda de ascensión”, es “olá”. La
[4]
raíz de “olá” es “alá”, que significa “subir”, “ascender”, “escalar”, “remontar”, “levantarse”,
“alzarse”, “brotar”, “surgir”, “crecer”, “disiparse”, “engrandecerse”, “aumentar”, “dirigirse”,
“inmigrar a la tierra de Israel”. Un “olé” es uno que hace “aliyá”, es uno que sube para leer la
Torá en la sinagoga o, uno que inmigra para Israel. Ambos son llamados “olé”, en plural “olim”.
De esto aprendemos que el sacrificio llamado “olá” es un sacrificio que sube hacia el cielo y
también eleva al que lo sacrifica. Por lo tanto tiene que ser hecho con fuego. El sacrificio de olá,
ascensión, es para los ricos, y el sacrificio de minjá, oblación, es para los pobres, cf. 5:11.
“Y aconteció que al transcurrir el tiempo, Kayin trajo a HaShem una ofrenda (minjá) del fruto de
la tierra. También Hevel, por su parte, trajo de los primogénitos de sus ovejas y de la grosura de
los mismos. Y HaShem miró con agrado a Hevel y a su ofrenda (minjá), pero a Kayin y su
ofrenda (minjá) no miró con agrado. Y Kayin se enojó mucho y su semblante se demudó.”
[5]
En este texto aparece la palabra “minjá” que significa “don”, “presente”, “regalo”, “ofrenda”,
“sacrificio”, “oblación”. Normalmente la palabra minjá es usada para ofrendas sin sangre, pero
en este caso vemos que también puede significar una ofrenda con sangre. La ofrenda de Hevel
fue un animal, probablemente quemado. Kayin ofreció una oblación de cereales y frutos de la
tierra. Por eso la ofrenda de Kayin no fue aceptada, porque no era pobre y podía haber
sacrificado un animal.
¿Cuáles fueron las razones pos las que la ofrenda de Kayin no fue recibida?
· No tenía una actitud correcta hacia HaShem. No le dio lo mejor y lo más preciado.
· No tenía una actitud correcta hacia su hermano. La relación con el prójimo es
decisiva a la hora de presentar una ofrenda ante HaShem, cf. Mateo 5:23-24.
· No ofreció animales sino solamente del producto de la tierra, teniendo posibilidad
para hacerlo.
· No tomó en cuenta la revelación del derramamiento de sangre que se había dado
en el Huerto cuando HaShem sacrificó un cordero para vestir a los hombres y así cubrir
su desnudez que había sido producido por el pecado.
La olá se da de los animales y la minjá, normalmente, se da de los productos del campo. La olá
y la minjá son las primeras ofrendas que son mencionadas en las Escritura. Hemos visto el
ejemplo de Kayin y Hevel que ofrecieron minjá. La palabra olá aparece por primera vez en
Génesis 8:20, donde está escrito:
“Y edificó Noaj un altar a HaShem, y tomó de todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció
una ofrenda de ascensión en el altar.”
Lo más destacado de la olá es que se quema todo el animal. Hay tres clases de olá presentadas
en este capítulo:
1:3 Del ganado mayor
1:10 Del rebaño
1:14 De las aves
El valor de la olá va de lo más caro a lo más barato. Luego HaShem sigue dando la oportunidad
para los que no tienen dinero ni siquiera para una cría de una paloma. Ellos podrán dar harina,
aceite de oliva, incienso y sal, cf. 2:1, 4, 13. Esto nos enseña que el estado económico no puede
ser un impedimento para dar ofrendas por medio de las cuales podemos acercarnos a HaShem.
El rico da más y el pobre da menos, pero HaShem mira el corazón y sabe cuando una persona
ofrece según sus posibilidades o cuando no lo hace, como está escrito en Lucas 21:1-4:
“Levantando la vista, vio a los ricos que echaban sus ofrendas en el arca del tesoro. Y vio
también a una viuda pobre que echaba allí dos pequeñas monedas de cobre; y dijo: En verdad
os digo, que esta viuda tan pobre echó más que todos ellos; porque todos ellos echaron en la
ofrenda de lo que les sobraba, pero ella, de su pobreza, echó todo lo que tenía para vivir.”
Una ofrenda que no ha sido dada con generosidad, no es aceptada por HaShem, porque Él ama
al dador alegre, cf. 2 Corintios 9:7.
“macho sin defecto” – La ofrenda de olá tiene que ser un macho sin defecto, cf. 1:10; 3:1, 6; 4:3,
23, 28, 32; 5:15, 18; 6:6 etc. Esto nos habla de Mashíaj que fue un varón sin pecado, como está
escrito en 1 Pedro 1:18-19:
“sabiendo que no fuisteis redimidos de vuestra vana manera de vivir heredada de vuestros
padres con cosas perecederas como oro o plata, sino con sangre preciosa, como de un
cordero sin tacha y sin mancha, la sangre del Mesías.”
“a la entrada de la tienda de la cita” – Los sacrificios se hacen delante la entrada del santuario.
Esto nos enseña que Yeshúa fue sacrificado delante de HaShem. Es imposible que el Mesías
haya sido colgado detrás del templo, porque no se cumpliría esta profecía. Todos los sacrificios
fueron hechos a la entrada del santuario, nunca detrás. Por lo tanto, quedan descartados tanto
la iglesia del santo sepulcro como el jardín de la tumba, como lugares donde ocurrió la
crucifixión. Tenía que ser delante de la entrada del Templo, es decir, en una línea recta desde la
entrada del templo hacia el altar de la vaca roja, ubicado en el Monte de los Olivos. En esa
misma línea, un poco más arriba, fue colgado Yeshúa en un árbol, juntamente con dos ladrones.
Posiblemente fue en la misma higuera que Yeshúa había maldecido unos días antes, cf. Marco
11:21. Adam tomó las hojas de una higuera para cubrir su desnudez y por eso es posible que
esa clase de árbol haya sido un instrumento para la redención del hombre. Es muy probable que
el lugar donde estaba ubicado el árbol de la vida fue donde luego se construyó el templo. El
árbol de la ciencia probablemente estaba puesto en el Monte de los Olivos, donde murió el
Mesías. En el caso de que fuera así, en el mismo lugar donde el pecado fue introducido en este
mundo, fue expiado. La viga horizontal donde el Mesías fue clavado posiblemente fue hecha de
cedro, según Levítico 14:4, 6.
De este versículo también aprendemos que un sacrificio sirve como entrada para acercarse a
HaShem. El mismo sacrificio es como una puerta, un medio de acercamiento. Por lo tanto tiene
el nombre de korbán. Cuando un sacrificio es dado según las normas de la Torá, y con un
corazón sincero, gozoso, puro y entregado, siempre produce agrado delante de HaShem. No
todas las ofrendas son agradables para él.
1:4 “Pondrá su mano sobre la cabeza de la ofrenda de ascensión, y le será aceptado para hacer
expiación por él.” – La imposición de las manos implica principalmente tres cosas:
1:5 “Entonces degollará el novillo delante de HaShem; y los sacerdotes hijos de Aharón
ofrecerán la sangre y la arrojarán por todos los lados sobre el altar que está a la entrada de la
tienda de reunión.” – El que trae la ofrenda puede degollarla, si desea. Pero sólo los sacerdotes
podrán ofrecer la sangre sobre el altar. Se sacrifica delante de HaShem. Esto nos enseña que la
muerte del Mesías fue delante de HaShem. La sangre es arrojada sobre el altar. Rashí cuenta
que el kohén se ponía al pie del altar y arrojaba la sangre desde un recipiente hacia la pared del
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altar debajo de la mitad, hacia sus esquinas. El rabí Shabtai Bass explica que la sangre fue
rociada en dos esquinas del altar, la noreste y la suroeste. Así la sangre fue rociada en los
cuatro lados del altar por medio de dos rociamientos. Este rociamiento sobre el altar representa
el momento cuando Mashíaj murió.
1:6 “Después desollará la ofrenda de ascensión y la cortará según sus cortes.” – No se ofrece
todo el animal de golpe, sino poco a poco, según sus cortes. Esto implica que hay cortes
[8]
específicos propios del animal. Según el Talmud, estos cortes son diez. De la misma manera,
cuando hay una entrega total del ser humano, HaShem va reclamando poco a poco de él para
que sea consagrado para el uso exclusivo de él.
1:7 “Y los hijos del sacerdote Aharón pondrán fuego en el altar, y colocarán leña sobre el
fuego.” – Según el Midrash, el fuego nunca dejó de estar encendido sobre el altar hasta que fue
construido el templo en Yerushalayim. Ese fuego había caído del cielo. Cuando el templo de
Shlomo fue construido cayó fuego de nuevo del cielo sobre el altar. Los sacerdotes mantenían el
fuego todo el tiempo. Ese fuego cesó en los días del rey Menashé. Sin embargo, la Torá misma
dice aquí que los sacerdotes tienen el mandamiento de poner leña y encender fuego sobre el
altar, trayéndolo de lo que era común (Rashí).
El fuego es una clase de energía. Para que un sacrificio sea aceptable tiene que ser dado con
alegría, entusiasmo, con un fuego en el corazón, que es el fuego del amor, como está escrito en
Cantar de los cantares 8:6-7:
“Ponme como sello sobre tu corazón, como sello sobre tu brazo, porque fuerte como la muerte
es el amor, inexorables como el Sheol, los celos; sus destellos, destellos de fuego, la llama de
HaShem. Las muchas aguas no pueden extinguir el amor, ni los ríos lo anegarán; si el hombre
diera todos los bienes de su casa por amor, de cierto lo menospreciarían.”
Esto nos enseña que Yeshúa murió con alegría y con un fuego de amor en su corazón. Esto
también se ve en el Salmo 118:24 que él cantó en el día cuando murió, cf. Mateo 26:30. Lo
mismo pasó con la akedá, atadura, de Yitsjak; tanto Avraham como Yitsjak estaban alegres en
sus corazones en el momento del sacrificio, cf. Génesis 22. Los sacrificios sólo son aceptadas
cuando está el fuego de la alegría y el amor en el corazón. Por esto no se podía ofrecer vino sin
alcohol en el templo, tenía que ser fermentado, tenía que tener fuego, cf. Números 28:7.
1:8 “Luego los sacerdotes hijos de Aharón arreglarán las piezas, la cabeza y el sebo sobre la
leña que está en el fuego sobre el altar.” – Lo primero que se ofrece del animal, a parte de la
sangre, es la cabeza. La primera letra del alfabeto hebreo es la Alef, que significa “cabeza de
toro”, “uno” y “lo primero”. Así que lo primero que se da es la cabeza. La cabeza del toro
representa la mente del hombre, que es lo que primero hay que entregar a HaShem para ser
quemada, como está escrito en Romanos 12:1-2:
“Por consiguiente, hermanos, os ruego por las misericordias de Elohim que presentéis vuestros
cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable a Elohim, que es vuestro culto racional (de la
cabeza). Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestra
mente (en la cabeza), para que verifiquéis cuál es la voluntad de Elohim: lo que es bueno,
aceptable y perfecto.”.
“el sebo sobre la leña” – El sebo es un tipo de grasa que protege las entrañas. Hay tres tipos de
grasa en el cuerpo:
El sebo que protege las entrañas es el que se ofrece en el altar. Se coloca encima de la cabeza
del toro para cubrir el corte. Según Rashí, es para mostrar respeto hacia el Altísimo.
1:9 “Pero las entrañas y las patas las lavará él con agua. Y el sacerdote lo quemará todo sobre
el altar como ofrenda de ascensión; es ofrenda encendida de aroma agradable para HaShem.” –
Las entrañas y las patas son lavadas en agua y luego quemadas en el fuego del altar. Entonces
el sacrificio es agradable para HaShem. No es que el Creador esté disfrutando del sacrificio de
un animal inocente que es quemado hasta ser calcinado. Su carácter no es sádico. Tampoco
tiene necesidades de los sacrificios, como está escrito en el Salmo 50:7-13:
“Oye, pueblo mío, y hablaré; Israel, yo testificaré contra ti. Yo soy Elohim, tu Elohim. No te
reprendo por tus sacrificios, ni por tus ofrendas de ascensión, que están continuamente delante
de mí. No tomaré novillo de tu casa, ni machos cabríos de tus apriscos. Porque mío es todo
animal del bosque, y el ganado sobre mil colinas. Toda ave de los montes conozco, y mío es
todo lo que en el campo se mueve. Si yo tuviera hambre, no te lo diría a ti; porque mío es el
mundo y todo lo que en él hay. ¿Acaso he de comer carne de toros, o beber sangre de machos
cabríos?”
Él olor grato delante de él no mana del animal cruelmente sacrificado, sino del corazón de la
persona que lleva el sacrificio a HaShem. Si el corazón del hombre no está entregado a Él, su
sacrificio no es agradable. Por esto está escrito que HaShem miró con agrado a Hevel y a su
ofrenda. En primer lugar miró al hombre y luego miró a su ofrenda. La ofrenda es una expresión
de un corazón que ama.
Por otro lado podemos destacar la ofrenda del Mesías Yeshúa que está simbolizada en todos
los sacrificios. Al ver el animal sacrificado de la manera correcta, HaShem se acuerda del
sacrificio de su Hijo y, de esta manera, Él se agrada, porque el resultado de ese sacrificio es
inmensamente positivo para toda la creación.
La olá representa la entrega total de nuestras vidas. Le damos todo lo que somos a HaShem.
Nos damos a nosotros mismos a Él. No damos en primer lugar lo que tenemos o lo que
podemos lograr, sino a nosotros mismos como ofrenda de ascensión, para ser consumidos
delante de Él y no tener nada para nosotros mismos. No nos pertenecemos.
En el momento de la entrega somos presentados ante Él, para luego, poco a poco, experimentar
la olá, empezando por darle nuestra vida, representada por la sangre.
Después de darle nuestra vida, Él nos va partiendo en trozos. Primero toma nuestra cabeza,
nuestra mente, y la quema hasta que no quede nada de lo nuestro. Entonces nuestra oración
será “No se haga mi voluntad sino la tuya. Las cosas no son de la manera que yo las entiendo,
sino según lo que tú entiendas y según están reveladas en tu Torá.”
El siguiente paso del sacrificio de nuestro ser es cuando es quitado el “sebo”, aquella protección
que cubre nuestras entrañas (nuestros motivos, intenciones y sentimientos). De esa manera
somos hechos vulnerables. Nuestra insensibilidad hacia lo divino es eliminada. Esto se puede
comparar con la circuncisión del corazón, cf. Deuteronomio 10:16. También puede ser
comparado con la eliminación del muro de protección de argumentos alrededor de las
emociones y la mente de una persona, como está escrito en 2 Corintios 10:3-6:
“Pues aunque andamos en la carne, no luchamos según la carne; porque las armas de nuestra
contienda no son carnales, sino poderosas en Elohim para la destrucción de fortalezas;
destruyendo especulaciones y todo razonamiento altivo que se levanta contra el conocimiento
de Elohim, y poniendo todo pensamiento en cautiverio a la obediencia del Mesías, y estando
preparados para castigar toda desobediencia cuando vuestra obediencia sea completa.”
Este texto nos enseña que toda desobediencia en la sociedad puede ser combatida y destruida
por una comunidad que ha tenido la experiencia de la olá, el sacrificio de ascensión, una entrega
total, en la cual los argumentos de desobediencia han sido quemados en el fuego divino. El
mundo está como está por la falta de obediencia en las comunidades de los hijos de HaShem.
El siguiente paso de la ofrenda de ascensión es que las entrañas y las patas son lavadas en
agua, lo cual representa el proceso de purificación por la Torá, como está escrito en Juan 15:3:
“para santificarla, habiéndola purificado por el lavamiento del agua con la palabra”
Las entrañas representan los motivos, las emociones, los deseos etc. Las patas representan
nuestra conducta, el caminar, nuestro estilo de vida. Nuestros motivos y nuestra conducta tienen
que ser purificados por la Torá para poder ser ofrecidos delante de HaShem como un olor
agradable. HaShem nunca acepta nuestros deseos sin haberlos purificado por la Torá. Tampoco
acepta nuestro estilo de vida sin la purificación por la Palabra. Todo tiene que pasar por una
corrección, mediante el proceso del estudio de la Torá dirigido por el Espíritu de HaShem. En las
Escrituras, tanto la Torá como el Espíritu son simbolizados por el agua.
En la olá, todo tiene que ser quemado. Esto significa que no puedes dejar nada de tu vida para ti
mismo si vas a ser agradable para HaShem. Todo tiene que ser entregado tu Padre celestial,
pieza por pieza.
Cuando te presentas a HaShem por primera vez con alegría y con el deseo de servirle y ser su
siervo y su amigo, Él recibe tu vida. Te da una vida nueva en lugar de la que tú le entregaste.
Esa vida nueva es la vida de resurrección por medio de Yeshúa el Mesías. Luego te va
reclamando parte por parte, profundizando la entrega hasta que no quede nada de ti mismo, y
sólo dependas de la nueva vida de resurrección que hay en Mashíaj. Cuando hayas llegado a
ese nivel de la ofrenda de ascensión estás sintiendo y diciendo que tu vida no significa nada
para ti, como está escrito en Hechos 20:24:
“Pero en ninguna manera estimo mi vida como valiosa para mí mismo, a fin de poder terminar mi
carrera y el ministerio que recibí del Señor Yeshúa, para dar testimonio solemnemente de las
buenas nuevas de la gracia de Elohim.”
“El que ha hallado su vida, la perderá; y el que ha perdido su vida por mi causa, la hallará.”
“diciendo: Padre, si es tu voluntad, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la
tuya.”
Segunda aliyá, 1:14 – 2:6
1:14 “Mas si su ofrenda para HaShem es una ofrenda de ascensión de aves, entonces traerá su
ofrenda de tórtolas o de pichones.” – Según Rashí, las tórtolas, en este caso los machos, se
refiere sólo a los adultos y los pichones sólo a las crías.
2:1 “Cuando alguien ofrezca una oblación como ofrenda a HaShem, su ofrenda será de sémola
de harina, sobre la cual echará aceite y pondrá incienso.” – La palabra hebrea que ha sido
traducida como “alguien” es “nefesh”, que significa “alma”. La oblación, en hebreo “minjá”, es el
sacrificio de los pobres, que no tienen medios suficientes para ofrecer un animal. El
[9]
Talmud destaca este hecho diciendo que cuando el pobre ofrece una minjá, es contado como
si hubiera ofrecido su propia alma a HaShem.
La oblación tiene que ser de harina de trigo, que es considerada como la mejor harina. La
cebada era más barata, cf. 2 Reyes 7:1; Revelación 6:6. Las semillas del trigo no fueron
sembrabas de manera que se echaban a grandes cantidades sobre un campo, sino poniendo
grano por grano en la tierra. Esto nos enseña que el sembrador de la parábola del sembrador,
citada en Mateo 13:3-9, sembró cebada.
La sémola, en hebreo “solet”, es la harina de trigo de mayor calidad, la más fina y tamizada.
Esta harina también es llamada en español “flor de harina” o “harina candeal”. El aceite de oliva
de las tres calidades sirve para esta ofrenda. El incienso es quemado en su totalidad. En cada
ofrenda se añade sal. Todos estos productos son elaborados por el hombre.
Hay cinco tipos de oblación, descritos en los versículos 2:1-10. Todas tienen harina de trigo más
fina. La diferencia entre ellas consiste en su manera de preparación. Según Levítico 14:21, una
oblación tenía que tener, como mínimo, la décima parte de una efá se sémola y un log de aceite.
Una efá equivale a unos 24.8 litros, (6.55 galones) según el cálculo del rabino A. H. Naé. Un log
equivale a seis beitsim, “huevos”, entre 344 y 602 ml (11.6 – 20.5 onzas).
Según Rashi, se echaba aceite sobre toda la harina, y se ponía incienso sobre una parte de la
harina. Según otra opinión se mezclaba la harina con el aceite. Este versículo enseña que uno
que no es kohén puede preparar esta ofrenda.
2:2 “Entonces la llevará a los sacerdotes hijos de Aharón; y el sacerdote tomará de ella un
puñado de la flor de harina, con el aceite y con todo su incienso. Y el sacerdote la quemará
como memorial sobre el altar; es ofrenda encendida de aroma agradable para HaShem.” –
Según Rashí, estaba permitido para un israelita entrar 11 codos, (5,5 metros), en el atrio del
tabernáculo desde la entrada. Desde allí el sacerdote tomó un puñado, la cantidad que cabe en
los tres dedos centrales de la mano, y lo quemaba en el altar junto con todo el incienso. El resto
fue comido por los sacerdotes.
· Solet – Una décima de una efá de sémola, junto con un log de aceite e incienso,
1:1-3.
· Jalot – Diez tortas (hogazas) de sémola, revueltas con aceite y horneadas, 1:4.
· Rekikín – Diez obleas de sémola, untadas con aceite y horneadas, 1:4.
· Majabat – Oblaciones crujientes de sémola mezclada con aceite y frita en aceite en
un sartén poco profundo que había en el templo, 1:5-6.
· Marjeshet – Oblaciones de sémola mezclada con aceite y frita con aceite en un
sartén hondo que había en el templo, 1:7-10.
2:11 “Ninguna ofrenda de cereal que ofrezcáis a HaShem será hecha con levadura, porque no
quemaréis ninguna levadura ni ninguna miel como ofrenda encendida para HaShem.” – Según
Rashí, cualquier cosa dulce de un fruto es llamada “devash”, “miel”. Es evidente porque en el
versículo siguiente dice que sirve como primicias. Pero las primicias no fueron ofrecidas de la
miel de abeja, sino de los frutos.
2:12 “Como ofrenda de primicias las ofreceréis a HaShem, pero no ascenderán como aroma
agradable sobre el altar.” – La levadura es ofrecida en los dos panes de las primicias de
Shavuot, cf. 23:17. La miel de frutas es dada como primicias de las frutas dulces de los árboles,
como higos y dátiles. La miel representa la persona que sólo desea disfrutar en la vida. La
levadura representa la persona soberbia y altiva. Ninguna de estas personas pueden ser
agradables para HaShem.
2:13 “Además, toda ofrenda de cereal tuya sazonarás con sal, para que la sal del pacto de tu
Elohim no falte de tu ofrenda de cereal; con todas tus ofrendas ofrecerás sal.” – Todas las
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ofrendas fueron saladas antes de ser colocadas en el fuego del altar. Según Rambam, las
ofrendas de animales fueron saladas sobre la rampa del altar, y las ofrendas de las aves y las
oblaciones fueron saladas sobre el altar. La sal tiene un poder conservador y simboliza el pacto
y la paz, como está escrito en Marcos 9:50:
“La sal es buena; pero si la sal se vuelve insípida, ¿con qué la sazonaréis? Tened sal en
vosotros y estad en paz los unos con los otros.”
“¿No sabéis que HaShem, Elohim de Israel, dio a David el reino sobre Israel para siempre, a él y
a sus hijos con pacto de sal?”
2:14 “Pero si ofreces a HaShem una oblación de las primicias, de espigas maduras tostadas al
fuego, granos llenos molidos, ofrecerás la oblación de tus primicias.” – Este texto habla del
omer, la ofrenda de cebada que se daba en el templo después del sacrificio de Pesaj. En este
texto esta ofrenda es llamada “primicias”, en hebreo “bikurim”. La cebada es el primer cereal que
madura en Israel. Esta fue la única ofrenda de cebada que se daba en el templo. Todas las
[12]
demás eran de trigo. Según el Talmud, las espigas fueron secadas al fuego en un tubo que se
usaba para tostar y luego machacadas y molidas. Esta ofrenda simboliza la resurrección del
Mesías, como está escrito en 1 Corintios 15:20, 23:
“Mas ahora el Mesías ha resucitado de entre los muertos, primicias de los que durmieron...
Pero cada uno en su debido orden: el Mesías, las primicias; luego los que son del Mesías en
su venida”
El sacrificio de olá se da de animales. Estos animales representan la vida del hombre. Cuando
se entrega un animal para ser quemado enteramente se está dando un mensaje a HaShem: “Yo
te pertenezco enteramente”. La ofrenda de ascensión representa nuestra entrega total.
El sacrificio de minjá se da de los productos agrícolas. Estos productos representan el trabajo
del hombre. Cuando entregamos estos productos a HaShem estamos diciendo: “Mi trabajo te
pertenece enteramente”. La oblación representa nuestro servicio a HaShem.
Mientras que la ofrenda de ascensión no es comida, la mayor parte de la oblación es comida por
los sacerdotes. Sólo un puñado de harina es ofrecido en el altar junto con todo el incienso. Esto
nos enseña que el servicio que hacemos para HaShem es expresado principalmente por medio
nuestro servicio a los líderes que él ha puesto sobre nosotros.
El incienso representa la oración y la alabanza a HaShem, cf. Salmo 141:2, Revelación 5:8. El
hecho de que todo el incienso tiene que ser ofrecido a HaShem nos enseña que no podemos
dar la alabanza suprema u orar a los hombres, sino sólo al Padre.
Las oraciones y las limosnas dadas al pueblo judío por un gentil, Cornelio, fueron recibidas
como una minjá en el cielo, como está escrito en Hechos 10:4:
“Mirándolo fijamente y atemorizado, dijo: ¿Qué quieres, Señor? Y él le dijo: Tus oraciones y
limosnas han ascendido como memorial delante de Elohim.”
No se puede servir a HaShem sin servir a los hombres, y especialmente los líderes que HaShem
ha puesto, como está escrito en 2 Corintios 8:1-5:
“Ahora, hermanos, os damos a conocer la gracia de Elohim que ha sido dada en las
congregaciones de Macedonia; pues en medio de una gran prueba de aflicción, abundó su gozo,
y su profunda pobreza sobreabundó en la riqueza de su liberalidad. Porque yo testifico que
según sus posibilidades, y aun más allá de sus posibilidades, dieron de su propia voluntad,
suplicándonos con muchos ruegos el privilegio de participar en el sostenimiento de los santos; y
esto no como lo habíamos esperado, sino que primeramente se dieron a sí mismos al Señor,
y luego a nosotros por la voluntad de Elohim.”
Primero se dieron al Señor, lo cual es el sacrificio de olá, de entrega total, a HaShem. Luego se
dieron a los shaliajes, los emisarios, los líderes, que HaShem había puesto sobre ellos. No
puede haber una entrega total a HaShem sin un servicio y sometimiento a los líderes que Él ha
puesto. Puede haber una entrega y sometimiento al liderazgo sin una entrega a HaShem, pero
no puede haber entrega a HaShem sin un sometimiento al liderazgo. El que se ha entregado
totalmente a HaShem, se somete automáticamente al liderazgo que Él ha puesto. Es imposible
ser fiel a HaShem sin ser fiel a sus emisarios e intermediarios. Es imposible ser fiel a HaShem y
al mismo tiempo negar a Yeshúa, que ha sido puesto por Él como el Señor de todos. Los que
creen que pueden llegar al Padre sin pasar por Yeshúa están negando el orden que el Padre ha
establecido. Lo mismo sucede con los siervos que Yeshúa el Mesías ha entregado a su
congregación, cf. Efesios 4:11.
En Levítico 2:4 está escrito que las obleas de la minjá tienen que ser sin levadura, la cual
simboliza la malicia y la hipocresía. De esto aprendemos que nuestro servicio a HaShem y a los
líderes tiene que ser sin maldad, sincero, puro, limpio, sin motivos personales, sin hipocresía, sin
auto proyección, sin orgullo, sin segundas intenciones, sin deseo de ser vistos y sin deseo de
tener un puesto mayor.
La minjá simboliza nuestras obras. Cuando nuestras obras no son completas tienen levadura,
como está escrito en Revelación 3:2:
“Ponte en vela y afirma las cosas que quedan, que estaban a punto de morir, porque no he
hallado completas tus obras delante de mi Elohim.”
Las obras agradables para el Padre son las obras del Mesías como está escrito en Revelación
2:26:
“Y al vencedor, al que guarda mis obras hasta el fin, LE DARÉ AUTORIDAD SOBRE LAS
NACIONES”
Está escrito “mis obras”. Se trata de hacer las obras de Mashíaj, no las inventadas por el
hombre, sino las encomendadas por HaShem, esas obras son sacrificios de minjá agradables
para HaShem.
Vemos como nuestras obras van a ser probadas por el fuego. Si son obras hechas con material
bueno tendremos recompensa. Si son obras hechas con materiales malos perderemos la
recompensa en el día del juicio. No se está refiriendo a la salvación, porque la salvación, la
entrada en el reino venidero, no es una recompensa. La salvación es por gracia y la recompensa
es por obras.
“Por tanto, mis amados hermanos, estad firmes, constantes, abundando siempre en la obra del
Señor, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.”
Aquí dice que del trabajo EN el Señor no es en vano. No dice PARA el Señor, sino EN el Señor.
Las obras completas que son hechas EN el Señor son las que hacemos dirigidos por el Espíritu
de HaShem y en obediencia a sus mandamientos.
“Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu
y en verdad; porque ciertamente a los tales el Padre busca que le adoren. Elohim es espíritu, y
los que le adoran deben adorarle en espíritu y en verdad.”
El Padre busca adoradores. Un adorador es uno que se ha entregado enteramente a Él, que ha
pasado por la experiencia de la olá. Sólo el que pasa por la olá puede luego servir a HaShem
con sus obras. Por eso la olá es presentada antes que la minjá. HaShem busca corazones
entregados y dispuestos a hacer su voluntad, como está escrito en 2 Crónicas 16:9a:
“Porque los ojos de HaShem recorren toda la tierra para fortalecer a aquellos cuyo corazón es
completamente suyo.”
Querido lector. ¿Has entregado tu corazón a HaShem? ¿Eres completamente suyo? ¿Estás
reteniendo algo de tu vida para no ser entregado a tu Padre? ¿Has dado un sacrificio de olá de ti
mismo? En tal caso podrás servirle correctamente. Si no, tus obras y tu servicio a HaShem no
van a ser totalmente agradables para él. Puede haber un servicio delante de HaShem sin una
relación con Él, como está escrito en Lucas 15:29-31:
“Pero respondiendo él, le dijo al padre: "Mira, por tantos años te he servido y nunca he
desobedecido ninguna orden tuya, y sin embargo, nunca me has dado un cabrito para
regocijarme con mis amigos; pero cuando vino este hijo tuyo, que ha consumido tus bienes con
rameras, mataste para él el becerro engordado." Y él le dijo: "Hijo mío, tú siempre has estado
conmigo, y todo lo mío es tuyo.”
No es lo mismo servir y obedecer al Padre sin una relación con el Padre, que hacerlo a base de
una relación. La diferencia entre estas dos cosas no se ve por fuera, tiene que ver con el
corazón, con la actitud interior. Lo más importante es nuestra relación con nuestro Papá celestial
y con su hijo Yeshúa el Mesías, enviado por Él. En esa relación está la vida máxima, la vida
eterna, como está escrito en Juan 17:3:
“Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Elohim verdadero, y a Yeshúa el Mesías,
a quien has enviado.”
En este texto vemos como muchos están haciendo obras, e incluso obras grandes, en el nombre
del Mesías, sin tener lo más importante, una relación íntima con él. Como hemos dicho antes, el
concepto hebreo de conocer no significa tener un conocimiento intelectual, sino una experiencia
personal.
[13]
La palabra griega que ha sido traducida como “iniquidad” es “anomía” que significa
“ilegalidad”, “violación de la ley”. Esto nos enseña varias cosas. La Torá establece que no se
puede hacer algo en nombre de otra persona sin haber sido enviado por esa persona, o haber
recibido la autorización de esa persona para actuar en su nombre. En este caso vemos como
habrá muchas personas que en el día del juicio van a decir al Mesías que han hecho obras
maravillosas en su nombre. Pero han obrado en contra de la Torá, porque no tuvieron esa
relación con él y no habían recibido la autorización para profetizar y hacer milagros en su
nombre. Buscaron su propia honra e hicieron estas obras para el mérito propio. Es posible hacer
milagros y profetizar en el nombre de Yeshúa, (y sus derivados lingüísticos), sin que esas obras
sean agradables delante del Padre. ¿Cuál es la clave? La obediencia a la Torá basada en una
relación personal con HaShem y su Mashíaj. Este texto también nos enseña que la obediencia a
los mandamientos de la Torá está relacionada con una relación con el Mesías Yeshúa. El que
dice que conoce al Mesías y quebranta los mandamientos de HaShem, que fueron dados por
Moshé, miente, como está escrito en 1 Juan 2:3-5:
“Y en esto sabemos que hemos llegado a conocerle: si guardamos sus mandamientos. El que
dice: Yo he llegado a conocerle, y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso y la verdad no
está en él; pero el que guarda su palabra, en él verdaderamente el amor de Elohim se ha
perfeccionado. En esto sabemos que estamos en El.”
“El que guarda sus mandamientos permanece en El y Elohim en él. Y en esto sabemos que El
permanece en nosotros: por el Espíritu que nos ha dado.”
Los mandamientos del Mesías son los mismos que los mandamientos de Moshé, porque Elohim
no se puede contradecir ni cambiar de opinión.
3:1 “Si su ofrenda es un sacrificio de las ofrendas de paz, si la ofrece del ganado, sea macho o
hembra, sin defecto la ofrecerá delante de HaShem.” – Este sacrificio también es llamado
“korbán”, traducido como “ofrenda”. De esto aprendemos que el propósito principal de este
sacrificio también es poder acercarnos a HaShem. Ese es el principal propósito con todos los
sacrificios. El shlamim, sacrificio de paz también es voluntario, como la olá y la minjá. En la olá
se ofrecen sólo animales machos, pero la ofrenda shlamim puede ser macho o hembra. Esto
nos enseña que el sacrificio de olá está conectado con la muerte Yeshúa el Mesías de una
manera especial, porque él es un varón. Los animales no podían tener defecto para ser
aceptados. HaShem merece lo mejor, y por esto constituiría una ofensa ofrecerle animales
defectuosos, como está escrito en Malaquías 1:8-10:
“Y cuando presentáis un animal ciego para el sacrificio, ¿no es malo? Y cuando presentáis el
cojo y el enfermo, ¿no es malo? ¿Por qué no lo ofreces a tu gobernador? ¿Se agradaría de ti o
te recibiría con benignidad?--dice HaShem de los ejércitos. Ahora pues, ¿no pediréis el favor de
Elohim, para que se apiade de nosotros? Con tal ofrenda de vuestra parte, ¿os recibirá El con
benignidad?--dice HaShem de los ejércitos. ¡Oh, si hubiera entre vosotros quien cerrara las
puertas para que no encendierais mi altar en vano! No me complazco en vosotros--dice HaShem
de los ejércitos-- ni de vuestra mano aceptaré ofrenda.”
Este sacrificio es llamado paz porque está basado en una relación de paz con HaShem, por
haber sido justificados por la fe, como está escrito en Romanos 5:1:
“Por tanto, habiendo sido justificados por la fe, tenemos paz para con Elohim por medio de
nuestro Señor Yeshúa el Mesías”
Sólo una parte del sacrificio de paz fue entregada al templo. El resto fue comido en cualquier
lugar del atrio o dentro de las murallas de Yerushalayim. Mediante este sacrificio se podía
disfrutar juntamente con HaShem, comiendo con la familia y los amigos. Esta comida constituye
una manera de disfrutar de la íntima relación con HaShem.
3:5 “Y los hijos de Aharón lo quemarán en el altar, sobre la ofrenda de ascensión que está
sobre la leña en el fuego; es una ofrenda encendida de aroma agradable para HaShem.” – La
palabra hebrea que ha sido traducida como “sobre” es “al”. Normalmente significa “sobre” pero
también puede significar “además”, como en Levítico 2:2. Según Rashí, en este caso hay que
entenderlo como “aparte de”. Esto significa que las partes separadas del animal del sacrificio de
paz son quemadas sobre el altar después de la ofrenda de ascensión continua. Esto nos enseña
que no puede haber un verdadero disfrute de la comunión con HaShem, sin antes haberse
entregado totalmente.
También nos enseña que la muerte del Mesías Yeshúa es la base sobre la cual podemos tener
comunión con HaShem y disfrutar ante su presencia.
3:17 “Estatuto perpetuo será por todas vuestras generaciones, dondequiera que habitéis:
ninguna grasa ni ninguna sangre comeréis.” – Esta prohibición aplica incluso después de la
destrucción del templo y no solamente dentro de la tierra de Israel, sino también fuera.
4:2-3 “Habla a los hijos de Israel, diciendo: Si alguien peca inadvertidamente en cualquiera
de las cosas que HaShem ha mandado que no se hagan, y hace alguna de ellas; si el que peca
es el sacerdote ungido, trayendo culpa sobre el pueblo, que entonces ofrezca a HaShem un
novillo sin defecto como ofrenda por el pecado, por el pecado que ha cometido.” – Ahora
pasamos a la ofrenda de jatat. La palabra “jatat”,[14] “error”, “pecado”, viene de la raíz
[15]
“jatá”, que significa “fallar”, “errar”, “pecar”. En Levítico 4:23, esta ofrenda también es llamada
“korbán”, lo cual nos enseña que también es un medio para poder acercarse a HaShem. Pero,
en estos versículos normalmente no se usa la palabra “korbán”, “ofrenda”, como en el caso de la
olá y la minjá, sino sólo “le-jatat”, “por pecado”. En la Septuaginta fue traducida simplemente
como “pecado”. Así que el término griego técnico para una ofrenda de pecado es simplemente
“pecado”. Tendiendo en cuenta este hecho, podremos entender correctamente el texto griego de
2 Corintios 5:21, donde está escrito:
“Al que no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de
Elohim en él.”
Esto significa que el Mesías fue hecho un sacrificio de pecado, “le jatat”, por nosotros. No es
que él haya sido hecho pecado, en el sentido literal de la palabra, sino en esa expresión hay una
alusión clara al sacrificio de pecado que encontramos en Levítico 4.
Hay dos tipos de sacrificios por el pecado, jatat y asham. El primero expía por ciertos pecados
cometidos por error, el segundo expía por ciertos pecados cometidos con premeditación. El jatat
expía por los pecados cometidos contra los mandamientos negativos que si hubieran sido
cometidos deliberadamente, el pecador hubiera sido reo del castigo de “karet” (extirpación). Hay
43 pecados de este tipo, la mayoría de ellos son de relaciones sexuales prohibidas. El jatat sólo
expía por estos pecados cuando son cometidos por ignorancia. Esto nos enseña que la falta de
conocimiento no exime al pecador de su responsabilidad. El que peca sin saber también es
culpable delante de HaShem.
En el primer caso se habla del sacerdote ungido que peca, trayendo culpa sobre el pueblo.
Como el sumo sacerdote representa al pueblo, su pecado repercute sobre toda la nación. El
pecado también puede consistir en que el sumo sacerdote haga una mala interpretación de la
Torá y luego él mismo siga esa decisión halájica equivocada resultando en que también el
pueblo la siga.
“el sacerdote ungido” – En hebreo es “ha-kohén ha-mashíaj”. Es la primera vez que aparece la
expresión “ha-mashíaj”, “el ungido”, en la Escritura. La expresión aparece tres veces en esta
aliyá, v. 3, 5 y 16. Es muy significativo que la primera vez que el Mesías es presentado en las
Escrituras, es en relación con el sacrificio de pecado. Tenemos tres testigos firmes que
muestran que la tarea primordial del Mesías es redimir el mundo por medio de su propio
sacrificio de pecado “para que todo aquel que cree en él, no se pierda, mas tenga vida eterna”,
Juan 3:16b.
“si el que peca es el sacerdote ungido (HaMashíaj), trayendo culpa sobre el pueblo” – En este
texto está escrito que hamashiaj es el que tiene pecado y ese pecado llega sobre el pueblo. La
imagen de la sombra mesiánica está invertida. El pecado del pueblo vino sobre el Mesías
Yeshúa, y la justicia suya vino sobre el pueblo.
“Luego el sacerdote ungido (HaMashíaj) tomará de la sangre del novillo y la traerá a la tienda de
reunión”
Aquí está escrito que hamashiaj es el que trae la sangre al tabernáculo. De la misma manera
Yeshúa el Mesías llevó su propia sangre al tabernáculo en el cielo.
“Entonces el sacerdote ungido (HaMashíaj) traerá sangre del novillo a la tienda de reunión”
Parte de la sangre fue llevada al mishkán. Esto habla del momento cuando el Mesías Yeshúa
llevó su sangre al tabernáculo celestial, como está escrito en Hebreos 9:12:
“y no por medio de la sangre de machos cabríos y de becerros, sino por medio de su propia
sangre, entró al Lugar Santísimo una vez para siempre, habiendo obtenido redención eterna.”
4:4 “Traerá el novillo a la puerta de la tienda de reunión delante de HaShem, pondrá su mano
sobre la cabeza del novillo y lo degollará delante de HaShem.” – Según Rashí, el novillo tiene
que tener tres años de edad.
4:11-12 “Pero la piel del novillo y toda su carne, con su cabeza, sus patas, sus entrañas y su
estiércol, es decir, todo el resto del novillo, lo llevará a un lugar limpio fuera del campamento,
donde se echan las cenizas, y lo quemará al fuego sobre la leña; lo quemará donde se echan
las cenizas.” – Cuando la sangre es llevada dentro del tabernáculo, el resto del animal no se
puede comer, sino es quemado fuera del campamento, cf. Levítico 4:21; 6:30; 16:27, Hebreos
13:11-12. Esto nos habla de la muerte del Mesías, cuya sangre fue llevada al interior del
santuario celestial. Su muerte ocurrió fuera de las murallas de la ciudad cerca del altar que
estaba en el monte de los olivos.
Todos los sacrificios son sombras del sacrificio del Mesías, y a base del sacrificio del Mesías,
estos sacrificios obtienen validez delante de HaShem.
4:13 “Si es toda la congregación de Israel la que comete error, y el asunto pasa desapercibido a
la asamblea, y hacen cualquiera de las cosas que HaShem ha mandado que no se hagan,
haciéndose así culpables” – Según Rashí, la congregación, de la cual se habla aquí, no es todo
el pueblo, sino el Gran Sanhedrín, con 71 miembros, el órgano de mayor autoridad en la nación,
con poderes legislativos, judiciales y, en ciertos casos, ejecutivos. Si este tribunal se equivocaba
en una decisión halájica (de código de conducta judío), y por error permitía un acto prohibido por
la Torá, se ofrecía un novillo por ese pecado de todo el pueblo.
4:22 “Cuando es un jefe el que peca e inadvertidamente hace cualquiera de las cosas que
HaShem su Elohim ha mandado que no se hagan, haciéndose así culpable” – Si un jefe, un rey
o un miembro del sanedrín peca por error en alguna en las cosas prohibidas que producen karet
si se comete deliberadamente, tiene que presentar un macho cabrío como sacrificio de pecado.
4:24 “Pondrá su mano sobre la cabeza del macho cabrío y lo degollará en el lugar donde se
degüella la ofrenda de ascensión delante de HaShem; es una ofrenda por el pecado.” – En el
lugar donde es degollada la olá, al lado norte del altar, se degüella el jatat, para no avergonzar al
pecador, cf. v. 29, 33. Así los demás no ven si el sacrificio es de ascensión o de pecado y no
hay lugar para malos pensamientos y malas lenguas. HaShem protege de esa manera la fama
del pecador arrepentido.
4:27 “Y si es alguno del pueblo el que peca inadvertidamente, haciendo cualquiera de las cosas
que HaShem ha mandado que no se hagan, y se hace así culpable” – Si un miembro del pueblo
peca por error en alguna de las cosas prohibidas que producen karet si se comete
deliberadamente, tendrá que traer una cabra como sacrificio de pecado para que reciba el
perdón.
“aun habiendo sido yo antes blasfemo, perseguidor y agresor. Sin embargo, se me mostró
misericordia porque lo hice por ignorancia en incredulidad.”
Estos dos textos nos muestran que el perdón es dado cuando hay ignorancia en los que pecan.
Si uno realmente no sabe lo que hace cuando peca, podrá obtener perdón. Pero si peca,
sabiendo lo que hace y con el deseo de desafiar a HaShem, no tendrá perdón jamás.
“También, si una persona peca inadvertidamente, ofrecerá una cabra de un año como ofrenda
por el pecado. Y el sacerdote hará expiación delante de HaShem por la persona que ha
cometido error, cuando peca inadvertidamente, haciendo expiación por él, y será perdonado.
Para el que es nativo entre los hijos de Israel y para el extranjero que reside entre ellos, tendréis
una sola torá para el que haga algo inadvertidamente. Pero aquél que obre con la mano
levantada, ya sea nativo o extranjero, ése blasfema contra HaShem, y esa persona será cortada
de entre su pueblo. Porque ha menospreciado la palabra de HaShem, y ha quebrantado su
mandamiento, esa persona será enteramente cortada; su culpa caerá sobre ella.”
El pecado en sí no puede ser perdonado. Es el hombre que pecó que puede ser perdonado. El
pecado nunca será aceptado por HaShem. El pecado tiene que ser alejado del hombre para que
pueda ser totalmente perdonado y restaurado.
El que obra con mano levantada, es decir desafiando a HaShem, no tendrá perdón jamás. Si
realmente eres consciente de la gravedad del pecado que piensas cometer y aún así lo
cometes, no tendrás perdón.
“En verdad os digo que todos los pecados serán perdonados a los hijos de los hombres, y las
blasfemias con que blasfemen, pero cualquiera que blasfeme contra el Espíritu de santidad no
tiene jamás perdón, sino que es culpable de pecado eterno. Porque decían: Tiene un espíritu
inmundo.”
La blasfemia contra el Espíritu de santidad no tiene jamás perdón, sino produce una culpa de
juicio eterno. En este caso la blasfemia contra el Espíritu consistía en decir que Yeshúa tenía un
espíritu inmundo. Con otras palabras, los que vieron los milagros y la sabiduría que salían del
Mesías y luego decían que esos milagros y esas enseñanzas son de origen satánico, sabiendo
lo que decían, no podían obtener el perdón por tal blasfemia.
“Y a cualquiera que diga una palabra contra el Hijo del Hombre, se le perdonará; pero al que
hable contra el Espíritu de santidad, no se le perdonará ni en este siglo ni en el venidero.”
Este texto enseña que la blasfemia contra el Hijo del Hombre es perdonable, pero no contra el
Espíritu de santidad. De esto aprendemos que el Espíritu de santidad está por encima del Hijo
del Hombre. Como la blasfemia contra HaShem no tiene perdón, cf. Números 15:30, así la
blasfemia contra el Espíritu no tiene perdón. Consecuentemente, de esto podemos deducir que
el Espíritu de santidad es la Presencia revelada de HaShem mismo.
El arrepentimiento es un fruto de una interacción entre HaShem y el hombre. Si HaShem se
retira del Hombre, es imposible que éste se pueda arrepentir. Romanos 2:4 dice que la bondad
de Elohim nos guía al arrepentimiento. Sin esa bondad nunca podríamos llegar a un verdadero
arrepentimiento. Cuando el hombre le da un dedo, HaShem le toma la mano. Cuando el hombre
le da una mano, HaShem le abraza.
Los pecados perdonables son los que son cometidos por error o por ignorancia o por debilidad.
Pero los que se cometen en rebeldía contra HaShem deliberadamente, con plena conciencia de
la gravedad de ese pecado, no tienen perdón. Un ejemplo es Yehudá, el talmid de Yeshúa.
Obtuvo varias oportunidades para arrepentirse, pero al final no quiso y perdió la posibilidad de
arrepentimiento. Mejor hubiera sido no haber nacido. ¡Tengamos temor a HaShem para no
pecar!
Los sacrificios por haber cometido, por ignorancia, alguno de los 43 pecados mencionados
anteriormente, es de carácter fijo. Tanto el rico como el pobre tendrían que sacrificar lo mismo.
Pero en el capítulo 5 encontramos otro tipo de sacrificio de jatat que es de carácter variable,
según las posibilidades económicas del pecador. Este sacrificio es llamado “korbán olé ve-
yored”, “ofrenda que sube y baja”, es decir “variable”, según los ingresos de la persona. Este
sacrificio es ofrecido por cometer una de las tres transgresiones siguientes:
5:3 “O si toca inmundicia humana, de cualquier clase que sea la inmundicia con que se
contamine, sin darse cuenta, y después llega a saberlo, será culpable.” – La “inmundicia
humana” se refiere a un cadáver o los restos de un cadáver, que es la fuente principal de
impureza ritual. Uno será culpable si entra en el santuario en estado de impureza ritual por
haber tocado un muerto o incluso por haber tocado a una persona que ha tocado un cadáver, cf.
Números 9:7; 19:13. La manera de purificarse de la tumá es, entre otras cosas, pasar todo el
cuerpo por la mikvé, un baño ritual.
5:4 “O si alguien, sin pensar, jura con sus labios hacer mal o hacer bien, en cualquier asunto
que el hombre hable sin pensar con juramento, sin darse cuenta, y luego llega a saberlo, será
culpable de cualquiera de estas cosas.” – Según Rashí, se refiere a jurar hacer mal o bien a sí
mismo.
5:5 “Así será que cuando llegue a ser culpable de cualquiera de estas cosas, confesará aquello
en que ha pecado.” – La confesión del pecado es una de las condiciones para poder obtener el
perdón, como está escrito en 1 Juan 1:9:
“Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos los pecados y para
limpiarnos de toda maldad.”
“Después Aharón pondrá ambas manos sobre la cabeza del macho cabrío y confesará sobre él
todas las iniquidades de los hijos de Israel y todas sus transgresiones, todos sus pecados, y
poniéndolos sobre la cabeza del macho cabrío, lo enviará al desierto por medio de un hombre
preparado para esto.”
Estas son las tres áreas en las que el hombre puede pecar, obras, palabras y pensamientos. Por
lo tanto tendrá que ser juzgado en estas tres áreas.
El último sacrificio mencionado aquí es el de asham, culpa. No he encontrado un texto que dice
que este sacrificio es un “korbán”. Sin embargo se puede encontrar la raíz de la palabra
“korbán”, el verbo “karav”, en relación con este sacrificio, en Levítico 7:3 donde está escrito:
“Luego ofrecerá (karav) de ella (la ofrenda de culpa) toda la grasa: la cola gorda, la grasa que
cubre las entrañas”
De esto aprendemos que también este sacrificio sirve como un medio de acercamiento a
HaShem.
La ofrenda por la culpa consiste en un carnero o un cordero. Se ofrece cuando se comete uno
de estos cinco pecados:
· Por sacar beneficio de una comida sagrada o de un objeto sagrado del templo,
5:14-16.
· Por robar y luego jurar en vano que no lo había hecho, Levítico 6:1-7.
· Para la purificación de un leproso, Levítico 14:12-18.
· Por fornicar con la sierva de otro hombre, Levítico 19:20-21.
· Por contaminación durante el nazareato, Números 6:9-12.
Además, en Levítico 5:17-19 hay un tipo de ofrenda por la culpa llamada “asham talui”, de culpa
pendiente. Es ofrecida cuando uno no está seguro si cometió un pecado para el cual se requiere
un sacrificio jatat. Esta ofrenda no es definitiva, sino en el caso de que el que duda luego
descubra que sí pecó, tendrá que dar una ofrenda de jatat por ese pecado. Esto nos enseña que
la negligencia en asuntos espirituales es vista como un delito delante de HaShem.
5:16 “Hará restitución por aquello en que ha pecado en las cosas sagradas, y añadirá a ello la
quinta parte, y se lo dará al sacerdote. Y el sacerdote hará expiación por él con el carnero de la
ofrenda por la culpa, y le será perdonado.” – La restitución del daño hecho es una condición
para obtener el perdón.
5:17 “Si alguno peca y hace cualquiera de las cosas que HaShem ha mandado que no se
hagan, aunque no se dé cuenta, será culpable y llevará su castigo.” – Aunque no se dé cuenta,
será culpable. No hay excusa si no se estudia la Torá, como dice nuestro Rebe, según está
escrito en Mateo 12:3, 5; 19:4; 22:31:
“Id, y aprended…”
Así que HaShem espera que su pueblo estudie la Torá. No hay excusa para no estudiar y pecar
por ignorancia. El que peca por ignorancia es por haber sido negligente en los estudios de la
Torá y es culpable.
6:2 “Cuando alguien peque y cometa una falta contra HaShem, engañando a su prójimo en
cuanto a un depósito o alguna cosa que se le ha confiado, o por robo, o por haber extorsionado
a su prójimo” – Aquí aprendemos que si engañamos al prójimo estamos cometiendo una falta
contra HaShem.
6:4-5 “será, entonces, que cuando peque y sea culpable, devolverá lo que tomó al robar, o
lo que obtuvo mediante extorsión, o el depósito que le fue confiado, o la cosa perdida que ha
encontrado, o cualquier cosa acerca de la cual juró falsamente; hará completa restitución de ello
y le añadirá una quinta parte más. Se la dará al que le pertenece el día que presente su ofrenda
por la culpa.” – En primer lugar tendrá que devolver el mismo objeto que robó. En el caso de no
poder hacerlo, tendrá que hacer restitución. En ambos casos tendrá que añadir el 20% de su
valor. Esto nos enseña que no es válido robar un objeto de alguien y luego pagar el 120% de su
valor y quedarse con el objeto. El que tiene el objeto en su poder está obligado a devolverlo.
Sólo en el caso de no poder hacerlo, podrá restituirlo de otra manera.
Los sacrificios son medio didácticos por medio de los cuales HaShem muestra al hombre las
verdades eternas. Hay tres razones principales por las cuales HaShem ordenó que se le
ofrecieran sacrificios:
Por medio de la muerte de Yeshúa se mostró eternamente que HaShem es un juez justo. La
muerte de un animal no puede quitar los pecados, ni representar totalmente, jurídicamente
hablando, a un hombre, porque el animal no tiene el mismo nivel de vida que el hombre. El
animal no tiene neshamá, y el pecado también está en la neshamá del hombre. Solamente un
hombre perfecto, sin pecado puede morir en lugar de otro hombre pecador.
HaShem no puede perdonar al pecador así porque sí, sin tener una base jurídicamente justa
que avale ese perdón. Alguien tiene que pagar los platos rotos. Sin la muerte de Yeshúa, el Juez
Supremo sería injusto al perdonar al pecador, como está escrito en Proverbios 17:15:
“El que justifica al impío, y el que condena al justo, ambos son igualmente abominación a
HaShem.”
“a quien Elohim exhibió públicamente como propiciación por su sangre a través de la fe, como
demostración de su justicia, porque en su tolerancia, Elohim pasó por alto los pecados
cometidos anteriormente, para demostrar en este tiempo su justicia, a fin de que Él sea justo y
sea el que justifica al que tiene fe en Yeshúa.”
De los 613 mandamientos que hay en la Torá, aparecen tres en Bereshit y 111 en Shemot,
sumando 114. En el libro de Vayikrá hay 247 mandamientos, 95 positivos y 152 negativos. La
lista que presentamos después de cada parashá, sigue el orden formulado por el Sefer haJinuj,
que se basa en la clasificación hecha por Rambam (Maimónides) en su libro Sefer haMitsvot. En
esta parashá se encuentran los mandamientos 115-130 de los 613.
115. Precepto de ofrecer la ofrenda de ascensión [olá] conforme las reglas estipuladas por la
Torá, Levítico 1:3.
116. Precepto de ofrecer la oblación de harina [minjá] conforme las reglas estipuladas por la
Torá, Levítico 2:1.
117. Prohibición de ofrecer levadura o miel en el Altar, Levítico 2:11.
118. Prohibición de ofrecer cualquier ofrenda sin sal, Levítico 2:13.
119. Precepto de salar las ofrendas, Levítico 2:13.
120. Precepto de la Corte Suprema de Justicia [Sanhedrín] de ofrecer una ofrenda cuando
emitió una decisión halájica errónea, Levítico 4:13.
121. Precepto de ofrecer una ofrenda de pecado [jatat] cuando un individuo comete por error
una transgresión que conlleve la pena de karet, Levítico 4:27.
122. Precepto de ser testigo en la Corte de Justicia, Levítico 5:1.
123. Precepto de ofrecer una ofrenda de valor variable [korbán olé veyored] en ciertos casos
específicos, Levítico 5:1.
124. Prohibición de separar completamente la cabeza del ave ofrecida como ofrenda de pecado
[jatat], Levítico 5:8.
125. Prohibición de poner aceite de oliva en la oblación de harina de un transgresor [minjat
joté], Levítico 5:11.
126. Prohibición de poner incienso en la oblación de harina de un transgresor [minjat joté],
Levítico 5:11.
127. Precepto de pagar el monto principal de su valor más una quinta parte adicional cuando un
individuo haya ingerido o utilizado un alimento u otro objeto consagrado, Levítico 5:15.
128. Precepto de ofrecer la ofrenda de culpa en ciertos casos específicos de transgresión
dudosa [asham talui], Levítico 5:17-18.
129. Precepto de ofrecer la ofrenda de culpa en ciertos casos específicos de transgresión
segura [asham vadai], Levítico 6:2 (5:21 heb.).
130. Precepto de regresar lo robado, Levítico 6:4 (5:23 heb.).
[1]
Strong H7133 qorban qurban, kor-bawn', koor-bawn', From H7126;
something brought near the altar, that is, a sacrificial present: - oblation, that is offered,
offering.
[2]
Strong H7126 qârab, kaw-rab', A primitive root; to approach (causatively bring near) for
whatever purpose: - (cause to) approach, (cause to) bring (forth, near), (cause to) come (near,
nigh), (cause to) draw near (nigh), go (near), be at hand, join, be near, offer, present, produce,
make ready, stand, take.
[3]
Strong H5930 ‛ôlâh ‛ôlâh, o-law', o-law', Feminine active participle of H5927; a step or
(collectively stairs, as ascending); usually a holocaust (asgoing up in smoke): - ascent, burnt
offering (sacrifice), go up to. See also H5766.
[4]
Strong H5927 ‛âlâh, aw-law', A primitive root; to ascend, intransitively (be high) or
active (mount); used in a great variety of senses, primary and secondary, literally and
figuratively: - arise (up). (cause to) ascend up, at once, break [the day] (up), bring (up), (cause
to) burn, carry up, cast up, + shew, climb (up), (cause to, make to) come (up), cut off, dawn,
depart, exalt, excel, fall, fetch up, get up, (make to) go (away, up), grow (over), increase, lay,
leap, levy, lift (self) up, light, [make] up, X mention, mount up, offer, make to pay, + perfect,
prefer, put (on), raise, recover, restore, (make to) rise (up), scale, set (up), shoot forth (up),
(begin to) spring (up), stir up, take away (up), work.
[5]
Strong H4503 minchâh, min-khaw', From an unused root meaning to apportion, that
is, bestow; a donation; euphemistically tribute; specifically a sacrificial offering (usually bloodless
and voluntary): - gift, oblation, (meat) offering, present, sacrifice.
[6]
Strong H3722 kâphar, kaw-far', A primitive root; to cover (specifically with bitumen);
figuratively to expiate or condone, to placate or cancel: -appease, make (an) atonement,
cleanse, disannul, forgive, be merciful, pacify, pardon, to pitch, purge (away), put off, (make)
reconcile (-liation).
[7]
Siftei Jajamim.
[8]
Tamid 4:2 y Yomá 25b.
[9]
Menajot 104b.
[10]
Sotá 14b.
[11]
Asurei Mizbeaj 5:3.
[12]
Menajot 66b.
[13]
Strong G458 ἀνοµία anomia an-om-ee'-ah From G459; illegality, that
is, violation of law or (generally) wickedness: - iniquity, X transgress (-ion of) the law,
unrighteousness.
[14]
Strong H2403 chaṭṭâ'âh chaṭṭâ'th, khat-taw-aw', khat-tawth', From H2398;
an offence (sometimes habitual sinfulness), and its penalty, occasion, sacrifice, or expiation; also
(concretely) an offender: - punishment (of sin), purifying (-fication for sin), sin (-ner, offering).
[15]
Strong H2398 châṭâ', khaw-taw', A primitive root; properly to miss; hence (figuratively
and generally) to sin; by inference to forfeit, lack, expiate,repent,
(causatively) lead astray, condemn: - bear the blame, cleanse, commit [sin], by fault, harm he
hath done, loss, miss, (make) offend (-er), offer for sin, purge, purify (self), make reconciliation,
(cause, make) sin (-ful, -ness), trespassive.
Parashá 25 Tsav
Levítico 6:8 (6:1) – 8:36
Por Dr K Blad ©
Prohibida toda reproducción lucrativa.
Aliyás de la Torá:
1. 6:8-18 (6:1-11 versión hebrea)
2. 6:19 – 7:10 (6:12 – 7:10 heb.)
3. 7:11-38
4. 8:1-13
5. 8:14-21
6. 8:22-29
7. 8:30-36
8. Maftir: 8:33-36
Tsav
Significa “encomienda”.
Comentarios
6:9 “Ordena a Aharón y a sus hijos, diciendo: "Esta es la ley de la ofrenda de ascensión: es la
ofrenda de ascensión (que permanecerá) sobre la hoguera en el altar, toda la noche hasta la
mañana, y el fuego del altar arderá en él.” – La palabra hebrea que ha sido traducida como “ley”
es “torá”, que significa “instrucción”. En este caso vemos que la palabra torá está limitada a una
instrucción específica acerca de la ofrenda de ascensión, también llamada “holocausto”, (del
latín “todo quemado”). En esta sección hay instrucciones específicas para Aharón y sus hijos,
los sacerdotes. Las instrucciones que se dieron en la parashá anterior, sobre las diferentes
ofrendas, son para el pueblo en general, pero en esta parashá hay instrucciones específicas y
complementarias para los sacerdotes en cuanto a los mismos sacrificios que han sido
mencionados anteriormente.
De esto aprendemos también que cuando viene la revelación divina a nuestras vidas, no viene
toda de una vez. Primero se da una imagen general, y luego el Espíritu vuelve a dar más
detalles sobre las cosas que ya han sido descritas de forma general. La Torá ha sido escrita
para armonizar con la mente humana. La mente no está trabajando de forma lineal, sino circular.
Es decir, cuando un tema se da, no sigue un esquema lineal, sino avanza de forma circular, o
más bien como un espiral. Avanza un poco con un tema para luego volver al mismo tema y dar
más detalles. Después avanza con otro tema relacionado con el primero, y luego vuelve a dar
más detalles sobre alguno de los temas anteriores etc.
En este caso ya en el capítulo 1 de Vayikrá se ha dado una instrucción general sobre la ofrenda
de ascensión y ahora este tema es destacado otra vez en esta parashá para dar detalles
complementarios sobre esa ofrenda. Lo mismo sucede con las demás ofrendas.
Había varios fuegos sobre el altar. Los rabinos no están de acuerdo en cuanto a la cantidad
de fuegos que había en el altar. Se habla de dos a cuatro fogatas diferentes. Una de ellas se
mantenía encendida todo el tiempo, como está escrito en este versículo y en los versículos
12 y 13:
“El fuego se mantendrá encendido sobre el altar; no se apagará, sino que el sacerdote quemará
leña en él todas las mañanas, y pondrá sobre él la ofrenda de ascensión, y quemará sobre él la
grasa de las ofrendas de paz. El fuego se mantendrá encendido continuamente en el altar; no se
apagará.”
La Torá repite tres veces la importancia de no dejar que el fuego se apague sobre el altar. Un
fuego necesita tres ingredientes para poder existir: combustible, oxígeno y calor. Si falta alguno
de estos tres, el fuego no arde. El fuego que estaba en el altar del tabernáculo había caído
desde el cielo. Los sacerdotes estaban encargados de mantener vivo ese fuego
constantemente. El calor se mantenía en las llamas y en los carbones encendidos. El oxígeno
venía del aire ambiental. Sólo hacía falta añadir la leña.
Esto nos enseña acerca de la importancia de mantener el fuego celestial encendido sobre el
altar personal que cada uno de nosotros tenemos en nuestro interior. Cada mañana hay que
poner más leña sobre el fuego. ¿Qué es leña?
La leña es el producto de la vida y la muerte de un árbol. Está escrito que la Torá es un árbol de
vida, cf. Proverbios 3:18. También Mashiaj se compara a sí mismo con un árbol, cf. Lucas 23:31;
Juan 15:1. Esto nos enseña que el combustible que alimenta el fuego en nuestro corazón es la
Torá y el Mesías. La vida y la muerte del Mesías ha creado suficiente leña para que podamos
arder eternamente delante de HaShem. Cada mañana hay que poner más leña en su corazón
para arder continuamente delante de HaShem.
La leña es añadida en la oración, la alabanza y el estudio de las Escrituras que cada creyente
hace todas las mañanas. La única manera de poder mantener el fuego celestial ardiendo en
nuestra vida es ponerle más leña. Es una tarea diaria.
Querido lector, si experimentas que el fuego de tu vida espiritual se está apagando, necesitas
tomar en serio este mandamiento y orar cada mañana y leer y estudiar las Escrituras santas.
El oxígeno es parte del aire. La palabra hebrea para viento es “ruaj”.[1] Ruaj también se traduce
como “Espíritu”. Esto nos enseña que el oxígeno para el fuego celestial es el Espíritu de
HaShem. Si falta el Espíritu en la oración y la lectura, el fuego se va a apagar.
Que tampoco falte el calor en nuestra devoción a HaShem. El calor podría simbolizar el amor y
la intensidad de nuestra entrega, en hebreo “kavaná”.
“Por lo cual te recuerdo que avives el fuego del don de Elohim que hay en ti por la imposición de
mis manos.”
En este caso se trata del fuego del don de ser anunciador de las buenas nuevas (en griego
“evangelista”).
6:15 “Entonces uno tomará de ella un puñado de flor de harina de la ofrenda de cereal, con su
aceite y todo el incienso que hay en la ofrenda de cereal, y la quemará sobre el altar; es aroma
agradable, su ofrenda memorial para HaShem.” – Aquí se habla de todo el incienso que hay en
la ofrenda de cereal. Según Rashí, esto nos enseña que todas las oblaciones tenían incienso,
no solamente la primera, que está mencionada en la parashá anterior, cf. Levítico 2:1-2.
6:17 “No se cocerá con levadura. Se la he dado como parte de mis ofrendas encendidas; es
cosa santísima, lo mismo que la ofrenda por el pecado y la ofrenda por la culpa.” – Hay dos
diferentes tipos de ofrenda en cuanto al nivel de santidad. Hay ofrendas santísimas, en hebreo
“kodshei kadasim”, y ofrendas menos sagradas, en hebreo “kadasim kalim”.
Aquellos sacrificios de alto nivel de santidad que se pueden comer, sólo pueden ser ingeridos
por los sacerdotes varones en el área del atrio del tabernáculo o templo. Esos animales tenían
que ser sacrificados en el lado norte del altar.
Los sacrificios menos sagrados que se pueden comer, podían ser comidos en el atrio del templo
o dentro de las murallas de Yerushalayim por los sacerdotes y sus familias. Esos animales
podían ser sacrificados en cualquier lugar dentro del atrio.
El resto de la ofrenda de paz individual y el sacrificio de Pesaj podían ser comidos dentro de las
murallas de la ciudad santa por todos los israelitas, hombres, mujeres y niños, que estaban
ritualmente puros. La mayoría de los corderos de Pesaj fueron sacrificados fuera del templo,
pero siempre dentro de las murallas de la ciudad de HaShem.
6:18 “Todo varón entre los hijos de Aharón puede comerla; es una ordenanza perpetua por
todas vuestras generaciones tocante a las ofrendas encendidas para HaShem. Todo lo que las
toque quedará consagrado.” – Incluso el varón hijo de Aharón con defecto en su cuerpo, que no
podía oficiar como sacerdote, podía comer de este sacrificio de alto nivel de santidad, cf. 21:21-
22.
Aquí vemos como la Torá marca la diferencia entre hombres y mujeres en cuanto al servicio
delante de HaShem en este mundo. El varón tiene mayor responsabilidad para dirigir el culto en
la congregación y en el hogar. Por otro lado no hay diferencia entre los sexos en el servicio
celestial según el orden de Malki-Tsedek, como está escrito en Gálatas 3:28:
“No hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre y mujer; porque todos sois uno
en el Mesías Yeshúa.”
La diferencia entre los sexos ha sido puesta en este siglo por HaShem. En el siglo venidero, los
que van a ser transformados, no tendrán sexo, sino que serán como los ángeles en el cielo,
como está escrito en Marcos 12:25:
“Porque cuando resuciten de entre los muertos, ni se casarán ni serán dados en matrimonio,
sino que serán como los ángeles en los cielos.”
No podemos mezclar las edades. Algunos predican que ya no hay diferencia en cuanto al
liderazgo entre hombres y mujeres en la comunidad mesiánica. Pero mientras no haya venido la
resurrección y la transformación no tenemos el derecho de borrar estas diferencias. Los varones
son los que deben llevar la mayor responsabilidad para el servicio a HaShem en la congregación
y en el hogar hasta que venga el Mesías de nuevo y nos transforme.
6:20 “Esta es la ofrenda que Aharón y sus hijos han de ofrecer a HaShem el día de su unción:
la décima parte de una efá de flor de harina como ofrenda perpetua de cereal, la mitad por la
mañana y la mitad por la tarde.” – Los sacerdotes comunes ofrecen esta oblación solamente en
el día de su instalación en el ministerio. Pero el sumo sacerdote lo tendrá que hacer todos los
días, para que sea una “ofrenda perpetua”, como también está escrito en Levítico 6:22:
“El sacerdote, que de entre los hijos de Aharón sea ungido en su lugar, la ofrecerá. Por
ordenanza perpetua será totalmente quemada para HaShem.”
Esta oblación del sumo sacerdote, que ofreció dos veces al día, tenía que ser costeada por él
mismo.
“Ofrezcan también sacrificios de agradecimiento y pregonen sus obras con cantos de júbilo.”
“Entonces oró Yoná a HaShem su Elohim desde el vientre del pez, y dijo: En mi angustia clamé
a HaShem, y Él me respondió. Desde el seno del Sheol pedí auxilio, y tú escuchaste mi voz;
pues me habías echado a lo profundo, en el corazón de los mares, y la corriente me envolvió;
todas tus encrespadas olas y tus ondas pasaron sobre mí. Entonces dije: "He sido expulsado de
delante de tus ojos; sin embargo volveré a mirar hacia tu santo templo." Me rodearon las aguas
hasta el alma, el gran abismo me envolvió, las algas se enredaron a mi cabeza. Descendí hasta
las raíces de los montes, la tierra con sus cerrojos me ponía cerco para siempre; pero tú sacaste
de la fosa mi vida, oh Eterno, Elohim mío. Cuando en mí desfallecía mi alma, de HaShem me
acordé; y mi oración llegó hasta ti, hasta tu santo templo. Los que confían en vanos ídolos su
propia misericordia abandonan, mas yo con voz de agradecimiento te ofreceré sacrificios. Lo
que prometí, pagaré. La salvación es de HaShem.”
“Entonces será levantada mi cabeza sobre mis enemigos que me cercan; y en su tienda
ofreceré sacrificios con voces de júbilo; cantaré, sí, cantaré alabanzas a HaShem.”
“Ofrece a Elohim sacrificio de agradecimiento, y cumple tus votos al Altísimo... El que ofrece
sacrificio de agradecimiento me honra; y al que ordena bien su camino, le mostraré la salvación
de Elohim.”
Hoy en día, cuando no hay templo, el que haya sido liberado de alguna de estas cuatro cosas,
debe recitar una bendición especial de agradecimiento, llamada “birkat hagomel”, en lugar de la
ofrenda de agradecimiento.
7:13 “Con el sacrificio de sus ofrendas de paz en agradecimiento, presentará su ofrenda con
[2]
tortas de pan leudado.” – Según el Talmud, cada uno de los cuatro tipos de oblación consistía
en diez piezas de pan.
7:14 “Y de ello presentará una de cada ofrenda como contribución a HaShem; será para el
sacerdote que rocía la sangre de las ofrendas de paz.” – El sacerdote recibió un pan de cada
clase de oblación, en total cuatro diferentes panes, lo cual corresponde al diezmo de la ofrenda.
El resto de los panes fue comido por el que ofrecía.
7:20 “Pero la persona que coma la carne del sacrificio de las ofrendas de paz que pertenecen a
HaShem, estando impura, esa persona será cortada de entre su pueblo.” – Aquí se habla de la
impureza ritual del cuerpo de una persona. El castigo de “karet”, o “cortamiento”, implica que su
alma sea cortada de su fuente espiritual y recibe un castigo directo del cielo. Según Rashí,
implica morir antes de tiempo y sin hijos.
Se puede ver una similitud entre comer de las ofrendas de paz en agradecimiento, que consistía
en carne y pan, y comer la mesa del Señor. Al comer la mesa del Señor Yeshúa con una actitud
de rechazo y desprecio hacia los hermanos, es como comerlo en un estado de impureza, y
produce un juicio divino. Por causa de que los santos en Corinto no habían reconocido a sus
hermanos como parte del mismo cuerpo, cayeron bajo juicio y muchos recibieron enfermedades
y murieron antes de tiempo, como está escrito en 1 Corintios 11:27-32:
“De manera que el que coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será culpable del
cuerpo y de la sangre del Señor. Por tanto, examínese cada uno a sí mismo, y entonces coma
del pan y beba de la copa. Porque el que come y bebe sin discernir correctamente el cuerpo,
come y bebe juicio para sí. Por esta razón hay muchos débiles y enfermos entre vosotros, y
muchos duermen. Pero si nos juzgáramos a nosotros mismos, no seríamos juzgados. Pero
cuando somos juzgados, el Señor nos disciplina para que no seamos condenados con el
mundo.”
El mensaje que se está dando al comer del pan, que simboliza la entrega del Mesías por su
congregación, es que todos somos un cuerpo en él, como está escrito en 1 Corintios 10:17:
“Puesto que el pan es uno, nosotros, que somos muchos, somos un cuerpo; pues todos
participamos de aquel mismo pan.”
Entonces al tomar una parte de ese pan junto con los demás, hay una proclamación de unidad.
El problema que hubo en Corinto fue que los que estaban tomando este pan, y así proclamaban
su unidad con el cuerpo de los creyentes, luego vivían en divisiones y actitudes de crítica y
desprecio hacia los demás. No se puede proclamar una cosa y vivir otra. No se puede predicar
algo que uno no vive. Tal actitud trae el juicio divino sobre el culpable. En este caso el juicio
produjo enfermedades y muerte antes de tiempo. Así que si hay muchos enfermos y algunos
que mueren jóvenes en nuestras congregaciones, tendremos que preguntarnos: ¿qué tipo de
actitudes tenemos entre nosotros? ¡Qué importante es el amor entre los santos!
7:26 “Y no comeréis sangre, ni de ave ni de animal, en ningún lugar en que habitéis.” – Esto
significa que se puede comer la sangre de los peces puros y de los saltamontes puros.
Solamente la sangre de aves y de animales terrestres está prohibida.
7:34 “Sus propias manos traerán ofrendas encendidas a HaShem. Traerá la grasa con el pecho,
para que el pecho sea mecido en vaivén delante de HaShem.” – La ofrenda mecida, también
llamada “vaivén”, fue movida por el sacerdote hacia delante y hacia atrás, y luego hacia arriba y
hacia abajo. El significado de estos movimientos es que HaShem dirige y gobierna sobre el
mundo que está en las cuatro direcciones y que Él es el dueño de los cielos y la tierra.
8:12 “Y derramó del aceite de la unción sobre la cabeza de Aharón y lo ungió, para
consagrarlo.” – Según Rashí, primero vertió el aceite sobre su cabeza y después ponía aceite
con su dedo entre las cejas de los ojos.
8:15 “Después Moshé lo degolló y tomó la sangre y con su dedo puso parte de ella en los
cuernos del altar por todos los lados, y purificó el altar. Luego derramó el resto de la sangre al
pie del altar y lo consagró, para hacer expiación por él. ” –Moshé servía como sacerdote durante
los siete días de instalación de los sacerdotes. Él hizo todos los sacrificios y enseñó así a
Aharón y sus hijos cómo hacer todo el servicio en el mishkán.
8:22 “Luego presentó el segundo carnero, el carnero de la consagración, y Aharón y sus hijos
pusieron sus manos sobre la cabeza del carnero.” – Según Rashí, esto es una ofrenda de paz,
cf. Éxodo 29:22, 28, porque el término “miluim”, traducido como “consagración”, tiene un sentido
similar al término “shlamim”, que significa “ofrenda de paz”. “Miluim” significa “llenuras” y
“shlamim” significa “plenitudes”.
8:28 “Después Moshé tomó todo esto de las manos de ellos y lo quemó en el altar sobre la
ofrenda de ascensión. Fue ofrenda de consagración como aroma agradable, ofrenda encendida
para HaShem.” – La ofrenda de consagración tenía que ser quemada sobre, o después de, la
ofrenda de ascensión. Esto nos enseña que el ministerio sacerdotal está basado sobre la
entrega total. Si no hay entrega total en un siervo de HaShem, su ministerio no va a ser
agradable delante de Él.
8:30 “Y tomó Moshé del aceite de la unción y de la sangre que estaba sobre el altar, y roció a
Aharón y sus vestiduras, y a sus hijos y las vestiduras de sus hijos; y consagró a Aharón y sus
vestiduras, y a sus hijos y las vestiduras de sus hijos con él.” – La unción fue rociada tanto sobre
Aharón como sobre sus vestiduras. Esto nos enseña que hay una unción personal y una unción
ministerial. Lo personal viene primero, luego lo ministerial. La unción personal sirve para
funcionar en la vida diaria, en la vida familiar, y es más importante que la unción ministerial. Es
importante que el que tiene una función ministerial en el pueblo de HaShem no descuide su
familia y su vida personal. Hay muchos ejemplos de siervos grandes de HaShem que solamente
han cuidado la unción de su ropa, su ministerio, pero han fracasado en su vida familiar, su
cuerpo. La unción, el Espíritu del Mesías, ha sido dada para influir primeramente en tu vida
personal y familiar, y luego en tu vida ministerial.
En esta parashá se encuentran los mandamientos 131-148 de los 613.
131. Precepto de quitar las cenizas del Altar diariamente, Levítico 6:10 (6:3).
132. Precepto de encender fuego en el Altar diariamente, Levítico 6:13 (6:6).
133. Prohibición de apagar el fuego del Altar, Levítico 6:13 (6:6).
134. Precepto de comer los restos de las oblaciones de harina [menajot], Levítico 6:16 (6:9).
135. Prohibición de preparar los restos de las oblaciones de harina como jámets, (sustancia
leudada), Levítico 6:17 (6:10).
136. Precepto del Kohén Mayor de ofrecer una oblación de harina dos veces al día, Levítico
6:20 (6:13).
137. Prohibición de comer la oblación de harina de un kohén, Levítico 6:23 (6:16).
138. Precepto de los kohanim de ofrecer la ofrenda de pecado [jatat], Levítico 6:25 (6:18).
139. Prohibición de comer de una ofrenda de pecado [jatat] cuya sangre es rociada en el Altar
interior, dentro del Santuario, Levítico 6:30 (6:23).
140. Precepto de los kohanim de ofrecer una ofrenda de culpa [asham] conforme a las reglas
estipuladas por la Torá, Levítico 7:1.
141. Precepto de los kohanim de ofrecer la ofrenda de paz [shelamim] conforme a las reglas
estipuladas por la Torá, Levítico 7:1-2.
142. Prohibición de dejar la carne de una ofrenda de agradecimiento [todá] hasta la mañana,
Levítico 7:15.
143. Precepto de quemar el sobrante de las ofrendas, Levítico 7:17.
144. Prohibición de comer una ofrenda considerada como pigu1 [ofrecida con una intención
que la descalifica], Levítico 7:18.
145. Prohibición de comer de una ofrenda consagrada que se volvió impura, Levítico 7:19.
146. Precepto de quemar una ofrenda consagrada que se volvió impura, Levítico 7:19.
147. Prohibición de comer sebo [jé1ev], Levítico 7:23.
148. Prohibición de comer la sangre de un animal terrestre o de una ave, Levítico 7:26.
[1]
Strong H7306 rûach, roo'-akh, A primitive root; properly to blow, that is, breathe; only
(literally) to smell or (by implication perceive (figuratively toanticipate, enjoy): - accept, smell, X
touch, make of quick understanding.
[2]
Menajot 77b.
Parashá 26 Sheminí
Levítico 9:1 – 11:47
Por Dr K Blad ©
Prohibida toda reproducción lucrativa.
Aliyás de la Torá:
1. 9:1-16
2. 9:17-23
3. 9:24 – 10:11
4. 10:12-15
5. 10:16-20
6. 11:1-32
7. 11:33-47
8. Maftir: 11:45-47
Sheminí
Significa “octavo”.
Comentarios
9:1 “Aconteció en el octavo día que Moshé llamó a Aharón, a sus hijos y a los ancianos de
Israel” – Según Rashí y el Midrash, este octavo día coincidía con el primer día del primer mes
del segundo año, el 1 de Nisán, cf. Éxodo 40:2, 17.
El octavo día que sigue a un período de siete días es un día especial en la Escrituras:
9:2 “y dijo a Aharón: Toma un becerro para la ofrenda por el pecado, y un carnero para la
ofrenda de ascensión, sin defecto, y ofrécelos delante de HaShem.” – Ahora le toca a Aharón
sacrificar por primera vez en su vida. Lo primero que tenía que sacrificar era un becerro para la
ofrenda por el pecado. Normalmente se daba un toro por el pecado de un sacerdote, cf. Levítico
[1]
4:3, pero aquí Aharón tendrá que ofrecer un becerro. Según el Midrash y Rashí, esto fue con el
propósito de expiar por el pecado del becerro de oro. No obstante, Sifrá destaca que ese pecado
ya había sido perdonado por la intercesión de Moshé.
9:6 “Y Moshé dijo: Esto es lo que HaShem ha mandado que hagáis, para que la gloria de
HaShem se aparezca a vosotros.” – Estos son los pasos a seguir para poder experimentar la
gloria de HaShem:
“Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos los pecados y para
limpiarnos de toda maldad.”
Este texto nos enseña que cuando HaShem perdona, también hace olvidar nuestro pecado. Sin
embargo, conforme uno va creciendo en el espíritu se da cuenta de la gravedad de los pecados
que uno ha cometido en el pasado, como está escrito en el Salmo 25:7:
El hecho de recordar el pecado de la juventud viene del Espíritu de HaShem que nos va
instruyendo acerca de todas las cosas. Al principio cuando uno se arrepiente de los pecados, no
es realmente consciente de la gravedad de ellos. Por eso, cuanto más madurez espiritual haya
en una persona, más pecador se considera al mirar hacia atrás, avergonzándose por lo que ha
hecho. Esto viene del Espíritu.
¿Pero no dice la Escritura que HaShem nunca se acordará más de los pecados, según el pacto
renovado?
Sí, es cierto, Él se hace olvidar nuestros pecados en el sentido de que nunca, nunca nos los
recuerda en la cara con el fin de humillarnos o hacernos sentir culpables. Eso es lo que hace el
acusador, hasatán. Cuando HaShem perdona, lo hace de verdad, y nos considera como si
nunca hubiéramos cometido esos pecados.
Sin embargo, por el otro lado hay un crecimiento en la conciencia del pecador arrepentido
acerca de la gravedad de lo que ha cometido, no para condenar o avergonzar, sino para
enseñarlo acerca de la inmensa misericordia de HaShem y el resultado poderoso de la
redención del Mesías. El Espíritu de HaShem también nos hace recordar lo que hemos hecho
para que no nos enorgullezcamos sino nos mantengamos humildes. ¡Nunca te olvides de dónde
te sacó HaShem!
Este proceso de concienciación de la gravedad del pecado cometido en la juventud, se puede
ver en la vida del shaliaj Shaúl, como está escrito en 1 Corintios 15:9:
“Porque yo soy el más insignificante de los emisarios, que no soy digno de ser llamado emisario,
pues perseguí a la congregación de Elohim.”
Esta es una de las primeras cartas del shaliaj. Más adelante vemos como la conciencia de la
gravedad de su pecado ha aumentado. Ya no habla de sí mismo como el más insignificante de
los shaliajes, sino como el más pequeño de todos los santos, según está escrito en Efesios 3:8:
“A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, se me concedió esta gracia:
anunciar a los gentiles las inescrutables riquezas del Mesías.”
Al final de su vida habla de sí mismo como el más grande de los pecadores, no por lo que
estaba haciendo en ese momento como creyente maduro, sino por lo que había hecho en su
juventud, como está escrito en 1 Timoteo 1:15-16:
“Palabra fiel y digna de ser aceptada por todos: El Mesías Yeshúa vino al mundo para salvar a
los pecadores, entre los cuales yo soy el primero. Sin embargo, por esto hallé misericordia, para
que en mí, como el primero, Yeshúa el Mesías demostrara toda su paciencia como un ejemplo
para los que habrían de creer en él para vida eterna.”
Ciertamente nuestros pecados han sido borrados y perdonados por la muerte del Mesías,
representada en los sacrificios de pecado. Pero conforme vayamos creciendo espiritualmente
entendemos cada vez más la gravedad de lo que hemos hecho. Entonces surge en nosotros
una inmensa gratitud que produce una alabanza eterna a HaShem por la obra salvadora
mediante el Mesías que nos ha alcanzado.
9:22 “Entonces Aharón alzó sus manos hacia el pueblo y lo bendijo, y después de ofrecer la
ofrenda por el pecado, la ofrenda de ascensión y las ofrendas de paz, descendió.” – Aquí vemos
como Aharón bendijo al pueblo. Según Rashí, él usó las palabras de la bendición de los
sacerdotes, en hebreo “birkat kohanim”, que se encuentran en Números 6:24-26, como está
escrito:
“HaShem te bendiga y te guarde; HaShem haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti
misericordia; HaShem alce sobre ti su rostro, y te dé paz.”
Sin embargo Najmánides opina que no fue la misma bendición. Donde hay dos judíos hay tres
opiniones...
La gloria de HaShem vino sólo cuando los dos hermanos se unieron para bendecir al pueblo,
juntos. Primero habían estudiado la Torá. Luego habían obedecido la Torá. Habían ofrecido los
sacrificios prescritos. Pero todavía no había aparecido la gloria de HaShem. Esto nos enseña
que lo único que finalmente puede traer la gloria de HaShem sobre nosotros es la unidad de los
hermanos. El Salmo 133 destaca la relación que hay entre la unidad y la unción sacerdotal,
como está escrito:
“Hine ma tov…”
“Cántico de ascenso gradual; de David. Mirad cuán bueno y cuán agradable es que los
hermanos habiten juntos en armonía. Es como el óleo precioso sobre la cabeza, el cual
desciende sobre la barba, la barba de Aharón, que desciende hasta el borde de sus
vestiduras. Es como el rocío de Jermón, que desciende sobre los montes de Tsion; porque allí
mandó HaShem la bendición, la vida para siempre.”
Tenemos varios ejemplos en las Escrituras de hermanos en la carne que sirven a HaShem
juntos de una manera poderosa: Moshé y Aharón, Efrayim y Menashé, Pedro y Andrés, Yaakov
y Yojanán, Yaakov y Yehudá (dos de los hermanastros de Yeshúa).
Si Moshé y Aharón no hubieran tenido esa unidad, no se hubiera manifestado la Shejiná de
HaShem en ese día. Esto nos enseña que si no estamos viviendo juntos en armonía, no va a
venir la Shejiná sobre nosotros.
“¿De dónde vienen las guerras y los conflictos entre vosotros? ¿No vienen de vuestras pasiones
que combaten en vuestros miembros?”
Este texto nos da la clave para entender la causa de las guerras y conflictos entre los hermanos,
son las pasiones. Las pasiones egoístas son las que causan las disensiones entre los
hermanos.
“porque todavía sois carnales. Pues habiendo celos y contiendas entre vosotros, ¿no sois
carnales y andáis como hombres?”
Vemos que los celos y las contiendas son producidos por la carne, el yetser hará. La solución
para este tipo de conflictos es andar en el espíritu, alimentar el espíritu para que el fruto del
espíritu pueda dominar sobre los deseos malos de la carne.
1 Corintios 13 habla del carácter del Mesías en nosotros. Allí vemos como el amor es la solución
para los conflictos, como está escrito en los versículos 4-7:
9:24 “Y salió fuego de la presencia de HaShem que consumió la ofrenda de ascensión y los
pedazos de grasa sobre el altar. Al verlo, todo el pueblo aclamaron y cayeron sobre sus rostros.”
– La gloria de HaShem se manifestó como un fuego consumidor. Él mostró con esto que estaba
muy contento con el sacrificio de Aharón. Por esto aprendemos que el corazón de Aharón
estaba entregado totalmente a HaShem, porque él no recibe los sacrificios de los impíos, como
está escrito en Proverbios 15:8:
“El sacrificio de los impíos es abominación a HaShem, mas la oración de los rectos es su
deleite.”
“Guarda tus pasos cuando vas a la casa de Elohim, y acércate a escuchar en vez de ofrecer el
sacrificio de los necios, porque éstos no saben que hacen el mal.”
El fuego de HaShem cae sobre los sacrificio que son hecho con corazones enteramente
entregados a Él, como está escrito en 1 Reyes 18:38:
“Entonces cayó el fuego de HaShem, y consumió la ofrenda de ascensión, la leña, las piedras y
el polvo, y lamió el agua de la zanja.”
“Entonces David edificó allí un altar a HaShem, y ofreció ofrendas de ascensión y ofrendas de
paz. E invocó a HaShem, y Él le respondió con fuego del cielo sobre el altar de la ofrenda de
ascensión.”
“Y cuando Shlomó terminó de orar, descendió fuego desde el cielo y consumió la ofrenda de
ascensión y los sacrificios, y la gloria de HaShem llenó la casa.”
“y se les aparecieron lenguas como de fuego que, repartiéndose, se posaron sobre cada uno de
ellos.”
Si queremos experimentar la gloria del fuego de HaShem en nuestras vidas es necesario darnos
como sacrificios de ascensión, con corazones totalmente entregados. Donde no está el fuego
celestial es donde no hay entrega total. Donde no hay entrega total no está el fuego celestial.
“todo el pueblo aclamaron y cayeron sobre sus rostros.” – La palabra hebrea que ha sido
[2]
traducida como “aclamó” es “ranan”. Según el Targum de Onkelós, citado por Rashí, significa
que aquí el pueblo cantó alabanzas. Sin embargo Ibn Ezrá entiende esta palabra como “alzar la
voz”.
Aquí está escrito que cayeron sobre sus rostros. Esto nos enseña que cuando la Shejiná viene
con poder sobre nosotros, caemos al suelo, cf. Daniel 10:8-9; Juan 18:6; Hechos 26:14. En
algunos casos se puede quedar ciego, como ocurrió con el shaliaj Shaúl en el camino a
Damesek, cf. Hechos 9. Por esto se ha quedado la costumbre de tapar los ojos con la mano
derecha a la hora de cantar el “Shemá” en la comunidad.
10:1 “Nadav y Abihú, hijos de Aharón, tomaron sus respectivos incensarios, y después de poner
fuego en ellos y echar incienso sobre él, ofrecieron delante de HaShem fuego extraño, que El no
les había ordenado.” – Aharón había sido destinado para la destrucción por causa de su pecado
con el becerro de oro. Está escrito que HaShem quería “exterminarlo”, cf. Deuteronomio 9:20, lo
cual implica que su descendencia sería eliminada. Al perdonarlo, la vida de sus hijos también
fue perdonada. Sin embargo, dos de ellos murieron en este momento, cuando sirvieron en
rebeldía, con algo que HaShem no había mandado. Aquí se habla de fuego extraño. El fuego
extraño podría significa que el fuego haya sido sacado de un lugar extraño. También se puede
entender como ofrecer algo incorrectamente a HaShem, fuera de la obediencia a la autoridad.
Estaban sirviendo sin haber recibido órdenes, aunque lo que hacían era correcto. El problema
no fue lo que ofrecieron, sino con qué actitud lo hicieron, y con qué autoridad lo hicieron. No
tenían autorización para hacerlo y por eso murieron. Si hacemos las cosas a nuestra manera
HaShem no va a estar contento con nosotros.
Lo extraño de este fuego fue que HaShem no lo había ordenado. Rashí cita la opinión del
[3]
Midrash que dice que esto significa que emitieron un dictamen halájico en presencia de su
maestro Moshé. Estaba permitido a los sacerdotes encender fuego sobre el altar y por esto ellos
sacaron una conclusión correcta. Su error consistía en que hicieron esto sin consultar con su
autoridad espiritual. Este acto de rebeldía trajo graves consecuencias.
El rabí Ishmael dice que habían entrado al santuario embriagados con vino. Por esto se da la
orden más adelante de que los kohanim no podrán beber vino cuando estaban en el servicio, cf.
Levítico 10:9.
También existe la opinión de que querían entrar en el lugar santísimo, puesto que este hecho es
destacado en Levítico 16 donde habla del momento cuando el gran sacerdote entra en el lugar
santísimo, cf. 16:1-2.
10:3 “Entonces Moshé dijo a Aharón: Esto es lo que HaShem habló, diciendo: "Yo seré
santificado por los que se acercan a mí, y en presencia de todo el pueblo seré glorificado." Y
Aharón guardó silencio.” – Cuanto más cerca de HaShem estemos, más santidad se nos
requiere. Si alguno del pueblo hubiera hecho un error semejante, es posible que no hubiera
muerto. Pero los que están cerca y pecan sufren mayores consecuencias por su pecado. El líder
tiene más privilegios, pero, al mismo tiempo se le demanda mucho más. Privilegios y
responsabilidades siempre van juntos. Para poder tener privilegios en el Reino, es necesario
vivir en una disciplina más elevada y hacer más sacrificios personales.
“Esto es lo que HaShem habló” – ¿Cuándo habló HaShem esto? Parece que lo que está
diciendo Moshé es una cita parafraseada y sintetizada de Éxodo 29:43-44, donde está escrito:
“Y me encontraré allí con los hijos de Israel, y el lugar será santificado por mi gloria. Santificaré
la tienda de reunión y el altar; también santificaré a Aharón y a sus hijos para que me sirvan
como sacerdotes.”
Sin santidad no hay gloria. La gloria sin santidad mata. El mismo fuego que se encuentra en
9:24 operó en 10:2. Los que son canales para que el pueblo pueda recibir la presencia Divina, la
Shejiná, tienen que hacer las cosas con sumo cuidado.
Alguien pensará: “Qué exigente HaShem con el servicio en el santuario. Si cometes un pequeño
error te mueres. HaShem sí que es cruel.”
Necio. ¿Cómo HaShem no va a ser exigente en cuanto al culto delante de Él? ¿No exigen los
viajeros de los aviones que el piloto no haga errores de aviación arriesgando así las vidas de los
que están bajo su cuidado? ¿No exigen los pacientes que el cirujano sea muy cuidadoso al
hacer una operación en el cerebro o en el ojo? Si exigimos perfección del hombre para la
preservación de la vida humana, ¿no debemos exigir perfección en los que se acercan delante
de HaShem a favor del pueblo? La vida y la muerte del pueblo están en el poder de los kohanim.
Si no hacen un servicio perfecto, HaShem no puede perdonar al pueblo por sus pecados.
Además, si HaShem es el primero y el más importante en nuestras vidas, ¿cómo no vamos a
presentar delante de Él un culto que se ha preparado con sumo cuidado y máxima entrega? En
el Reino de HaShem no hay lugar par mediocridad o flojera en la preparación. El amor a
HaShem se manifiesta en nuestra solicitud en hacer las cosas de mayor excelencia delante de
Él. Los que no toman estas cosas en serio muestran que HaShem no tiene mucha importancia
en sus vidas.
¿Qué cosas hay en nuestras vidas y en las comunidades que pueden ser consideradas como
fuego extraño?
El fuego representa la inspiración. ¿Puede que la inspiración detrás de lo que se ofrece a
HaShem venga de una fuente impura? ¿De dónde sacamos la inspiración para lo que hacemos
delante de HaShem? ¿Qué fuente hay detrás de la ofrenda que presentamos? Estas preguntas
se deben hacer a los que tocan instrumentos y cantan en las comunidades, los que dirigen las
alabanzas.
Según las Escrituras hay una doble fuente de inspiración para el canto a HaShem en el pacto
renovado, como está escrito en Efesios 5:18-20:
“Y no os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución, sino sed llenos del Espíritu, hablando
entre vosotros con salmos, himnos y cantos espirituales, cantando y alabando con vuestro
corazón al Señor; dando siempre gracias por todo, en el nombre de nuestro Señor Yeshúa el
Mesías, a Elohim, el Padre”
“Que la palabra del Mesías habite en abundancia en vosotros, con toda sabiduría enseñándoos
y amonestándoos unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales, cantando a Elohim
con acción de gracias en vuestros corazones.”
Estos dos textos nos muestran que la doble fuente, donde se puede recibir la inspiración para
oficiar alabanza delante del Padre, está constituida por el Espíritu y la Palabra del Mesías.
Se puede discutir sobre qué tipo de canciones se va a usar para la alabanza a HaShem en las
congregaciones. ¿Es permitido tomar las canciones del mundo y ofrecerla delante del Padre?
¿Podemos venir ante Él con Rock’n Roll, Salsa, Merengue y Hipp Hopp? ¿Podemos tocar Hard
Rock y Heavy Metal ante el Santo de Israel? ¿Estará Él a gusto con ese tipo de instrumentación
y canto? Para contestar a esas preguntas podemos hacer la pregunta: ¿De dónde viene la
inspiración? ¿Del mundo o del cielo? ¿De hombres impuros o del Espíritu y la Palabra del
Mesías?
¿Hay deseos de ser famoso? ¿Producen deseos sexuales? ¿Hay ira, rebeldía y griterías
detrás? En tal caso es rechazable. Si produce armonía, amor, respeto, admiración por lo bello
etc., puede ser bueno. La fuente detrás del Rock’n Roll, el Hard Rock y el Heavy Metal es
maligna, es una fuente de rebeldía, ira, gritería, sexo, deseo de poder y manipulación oculta.
“Yo seré santificado por los que se acercan a mí” – La santidad tiene que ver con cercanía.
Cuanto más subas de nivel en santidad, más cerca de HaShem podrás estar. El camino de
santidad está en las alturas. Allí no pueden subir las fieras, como está escrito en Isaías 35:8-9:
“Allí habrá una calzada, un camino, y será llamado Camino de Santidad; el inmundo no
transitará por él, sino que será para el que ande en ese camino; los necios no vagarán por él.
Allí no habrá león, ni subirá por él bestia feroz; éstos no se hallarán allí, sino que por él andarán
los redimidos.”
Un santo no puede ser alcanzado por los demonios. Todo lo contrario, los demonios huyen de
una persona santa, no la aguanta, como está escrito en Lucas 4:34:
“¡Ah! ¿Qué tenemos que ver contigo, Yeshúa HaNetsarí? Has venido a destruirnos? Yo sé quien
eres: El Santo de Elohim.”
El demonio tuvo temor de la santidad de Yeshúa. Él no habla del poder de Yeshúa, sino de su
santidad. La santidad es lo que más molesta a los malos espíritus. Hasatán ofrece poder sin
santidad, pero ese poder es autodestructivo, como está escrito en Ezequiel 28:18:
“Por la multitud de tus iniquidades, por la injusticia de tu comercio, profanaste tus santuarios. Y
yo he sacado fuego de en medio de ti, que te ha consumido; y te he reducido a ceniza sobre la
tierra a los ojos de todos los que te miran.”
Hay un tipo de poder sobrenatural que opera fuera de la santidad, pero no hay santidad sin
poder sobrenatural. El poder sin santidad quema al hombre para su destrucción. Pero el poder
de la santidad elimina el poder del mal, tanto dentro de nosotros, como a través de nosotros.
Busquemos santidad en primer lugar, y entonces estaremos en condición para poder usar el
poder de HaShem correctamente.
El libro de Vayikrá es un libro de Santidad. Un siervo de HaShem que ha sido puesto como líder
tiene que tener un nivel de santidad superior al resto del pueblo.
“Y Aharón guardó silencio” – Si uno va a ofrecer los sacrificios no puede estar triste o
melancólico. En tal caso los sacrificios serían descalificados. Aharón mostró con este acto que
amaba a HaShem más que a sus propios hijos. La familia no puede ser un obstáculo para servir
a HaShem, como está escrito en Mateo 10:37:
“El que ama al padre o a la madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama al hijo o a la
hija más que a mí, no es digno de mí.”
10:4 “Llamó también Moshé a Misael y a Eltsafán, hijos de Uziel, tío de Aharón, y les dijo:
Acercaos, llevaos a vuestros parientes de delante del santuario, fuera del campamento.” – Un
sacerdote tiene el permiso para hacerse impuro por medio de siete parientes más cercanos,
padre, madre, esposa, hermanos, hermanas, hijos e hijas. Pero en este caso estaban llevando a
cabo el servicio de instalación en el ministerio sacerdotal y no estaba permitido tocar un muerto,
porque el servicio hubiera sido inválido. Por esa razón fueron llamados los primos de los
fallecidos.
10:6 “Luego Moshé dijo a Aharón y a sus hijos Elazar e Itamar: No descubráis vuestra cabeza ni
rasguéis vuestros vestidos, para que no muráis y para que El no desate todo su enojo contra
toda la congregación. Pero vuestros hermanos, toda la casa de Israel, se lamentarán por el
incendio que HaShem ha traído.” – La palabra hebrea que ha sido traducida como “descubráis”
[4]
es “tifraú”, que viene de la raíz “pará” que significa “exponer”, “descubrir”, cf. Números 5:18,
“importunar”, “distraer”, cf. Éxodo 5:4. Sin embargo, en este texto ha sido entendido como no
dejar crecer el cabello, al igual que en Levítico 13:45. En Números 6:5 y Ezequiel 44:20 se
[5]
encuentra la palabra “pera” que viene de la misma raíz, y significa “cabello”, “guedeja”. Este es
uno de los 613 mandamientos, los sacerdotes no pueden dejarse crecer el cabello más de 30
días, porque es señal de estar de luto. El cortarse el cabello es señal de alegría y gozo. Un
[6]
sacerdote no puede tener la imagen de un enlutado. Según el Talmud está prohibido cortarse
el cabello y la barba estando de luto.
Por otro lado, está prohibido raparse el cabello o la barba. La Torá nos enseña un estilo de vida
con modestia, no es bueno ser extremista ni para un lado ni para el otro.
10:7 “Ni siquiera saldréis de la entrada de la tienda de reunión, no sea que muráis; porque el
aceite de unción de HaShem está sobre vosotros. Y ellos hicieron conforme al mandato de
Moshé.” – Esto nos enseña que la unción sólo fue dada para servir a HaShem. Si se usa para
otra cosa hay pena de muerte. Hasatán intentaba hacer que Yeshúa usara la unción para el
beneficio personal, pero fue rechazado inmediatamente por el Rebe, cf. Mateo 4:3-10.
10:9-11 “No beberéis vino embriagante, tú ni tus hijos contigo, cuando entréis en la tienda de
reunión, para que no muráis (es estatuto perpetuo por todas vuestras generaciones), y para que
hagáis distinción entre lo santo y lo profano, entre lo inmundo y lo limpio, y para que enseñéis a
los hijos de Israel todos los estatutos que HaShem les ha dicho por medio de Moshé.” – El uso
del alcohol está prohibido en relación con el ministerio sacerdotal. La embriaguez produce
principalmente tres cosas a corto plazo, mareo, excesiva confianza en sí mismo y disminución
de la actividad mental. La razón de esta prohibición es que el alcohol disminuye la capacidad
intelectual para poder discernir entre una cosa y otra. El que bebe alcohol no tiene una mente
clara para poder enseñar la Torá al pueblo. Esto concuerda con Efesios 5:18, donde está
escrito:
“Y no os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución, sino sed llenos del Espíritu”
El efecto de la embriaguez es contrario al efecto de la llenura del Espíritu. En lugar de disminuir
la capacidad intelectual, el Espíritu la aumenta considerablemente.
La halajá rabínica establece que un kohén no puede beber más que un reviít de vino antes de
hacer su avodá, ministrar. Si lo hace, el cielo se encargará de su muerte. Un reviít corresponde
a unos 86 mililitros (2.9 onzas).
10:14 “Sin embargo, el pecho de la ofrenda mecida y la pierna de la ofrenda podéis comerlos en
un lugar limpio, tú, y tus hijos y tus hijas contigo; porque han sido dadas como la porción tuya y
la de tus hijos de los sacrificios de las ofrendas de paz de los hijos de Israel.” – Las hijas de los
sacerdotes pueden comer ciertas ofrendas en “un lugar limpio”, lo cual indica que no solamente
se pueden comer en el atrio del tabernáculo, sino fuera del atrio. Según Rashí, este lugar limpio
correspondía a todo el campamento de Israel, puesto que allí no podía entrar ninguna persona
con la plaga de “tsaráat” (traducida como “lepra”), porque haría impuro el campamento. En el
tiempo de los templos, la ciudad de Yerushalayim fue considerada pura hasta los límites de sus
murallas. Esto nos enseña que las ofrendas con menor grado de santidad, en hebreo “kodashim
kalim”, pueden ser comidas fuera del templo, dentro de las murallas de Yerushalayim.
10:16 “Y Moshé preguntó con diligencia por el macho cabrío de la ofrenda por el pecado, y he
aquí que había sido quemado. Y se enojó con Elazar e Itamar, los hijos que le habían quedado a
Aharón, diciendo…” – Moshé estaba muy interesado en que se cumpliera la orden divina. Por
esta actitud fue llamado un siervo fiel, como está escrito en Números 12:7:
Según Rashí, en ese día se habían ofrecido tres machos cabríos por el pecado: el macho cabrío
para la instalación de los sacerdotes, cf. Levítico 9:3; el macho cabrío de la ofrenda del jefe
Najshón de la tribu de Yehudá, cf. Números 7:16; y el macho cabrío de la ofrenda de rosh
jódesh, el novilunio, cf. Números 28:15. En este caso se trataba del macho cabrío de la ofrenda
de pecado del primer día del mes de Nisán. Por alguna razón no había sido comido por los
sacerdotes. Los sabios presentan dos opiniones por las cuales esto había ocurrido. La primera
opinión dice que había sido impura por haber tocado una fuente de impureza. En tal caso no se
podía comer. La segunda opinión dice que fue quemado enteramente por el estado de luto de
Aharón y sus dos hijos restantes. Como esta era una ofrenda que siempre se iba a ofrecer en
rosh jódesh, no tenía la misma prioridad como las ofrendas para la instalación en el sacerdocio.
Por lo tanto tomaron la decisión de no comerla. Las ofrendas que no eran para la instalación en
el sacerdocio no son ingeridas por un sacerdote durante el primer día cuando está de luto.
10:19 “Pero Aharón dijo a Moshé: Mira, hoy mismo han presentado ellos su ofrenda por el
pecado y su ofrenda de ascensión delante de HaShem. Ya que esto me ha sucedido, si yo
hubiera comido hoy de la ofrenda por el pecado, ¿hubiera sido grato a los ojos de HaShem?” –
Sólo un kohén gadól, gran sacerdote, sumo sacerdote, puede comer sacrificios en estado de
luto, en hebreo “onén”, sin profanarlos. Pero aquí vemos como Aharón no lo quería hacer
porque consideraba que no era agradable delante de HaShem.
11:2 “Hablad a los hijos de Israel, y decidles: Estos son los animales que podréis comer de
entre todos los animales que hay sobre la tierra.” – Este capítulo define cuáles son los animales
comestibles y cuáles están prohibidos para los hijos de Israel. Los hijos de Israel han sido
apartados de los demás pueblos para ser diferentes. Así que estas leyes son para todos los que
son del pueblo de Israel, tanto los nativos como los que han sido adoptados por la conversión
por medio de Yeshúa el Mesías.
La dieta es una de las cosas más importantes que hace la diferencia entre los hijos de Israel y
los demás pueblos. Este capítulo nos enseña que HaShem considera importante lo que el
hombre come. Desde el principio Él ha estado muy interesado en la comida del hombre. El
primer mandamiento que fue dado al hombre tenía que ver con la comida. El pecado entró en el
mundo por medio de una comida prohibida. Y si HaShem considera que es importante lo que el
hombre come, debe serlo también para el hombre. Es HaShem quien establece lo que es muy
importante y lo que no es tan importante para el hombre. Las Escrituras enseñan que la comida
es muy importante. La comida tiene mucho que ver con la santidad y con el pecado.
Aquellos mandamientos que tratan sobre animales que son comestibles o no, son considerados
“jukim”, lo que implica que no tienen ninguna explicación lógica.
Una comida o un objeto que es considerado apto para el uso de un judío o un israelita es
[7]
llamado “kasher”, que significa “correcto”, “recto”, “aceptable”, “apto”. La palabra aparece tres
veces en las Escrituras, cf. Eclesiastés 10:10; 11:6; Ester 8:5.
Se han intentado dar muchas diferentes explicaciones acerca del por qué ciertos animales son
considerados impuros y otros puros, pero al fin y al cabo el hombre tiene que reconocer que no
entiende del todo la razón por la que HaShem dio estas instrucciones. Es muy probable que
nunca podamos tener una explicación satisfactoria en cuanto a la razón por la que ciertos
animales son considerados impuros por HaShem. La razón por la que debemos considerar
estos animales como impuros es porque la Torá dice que son impuros, y punto. Y si luego
queremos profundizar más allá de lo escrito, siempre correremos el riesgo de equivocarnos en
nuestra evaluación.
Como principio podremos decir que nuestra obediencia a estos mandamientos no tiene que ver
en primer lugar con higiene, ni con respeto a la naturaleza, ni con nuestra identificación con
ciertos animales, ni con peligros de intoxicación, ni con efectos secundarios en el cuerpo
humano. Tiene que ver con nuestra relación con HaShem. Por el hecho de que Él haya dicho
algo, le obedecemos. Es cierto que la obediencia a los mandamientos trae larga vida y salud a
nuestros cuerpos, y es cierto que varios de los animales impuros son dañinos o pueden
contener elementos peligrosos para el hombre. Es cierto que la naturaleza del animal está en la
sangre y si se come algo de la sangre, lo cual es inevitable a la hora de comer carne, es
probable que la naturaleza del animal afecte el carácter del que lo come. Pero todas estas cosas
son secundarias, y la Torá no las está enfocando. La Torá dice que el que deja de comer ciertos
animales que, por el cielo, han sido declarados impuros, se vuelve santo, apartado, consagrado.
Estas reglas tienen que ver en primer lugar con la santidad y la santidad tiene mucho que ver
con la comida. Ahora, la obediencia a estos mandamientos también trae sanidad, y como un
subproducto de esta obediencia, hay salud y prosperidad en todo, pero el propósito principal de
estos mandamientos no es la salud del hombre sino su santidad.
Hay mucha verdad en el dicho que dice: “Dime con quién andas y te diré quién eres.” Ahora,
podríamos decir, con la Torá en la mano: “Dime qué comes, y te diré quién eres.”
En este capítulo vemos que los animales están clasificados en cuatro grupos generales, cf.
Levítico 11:46:
11:3 “De entre los animales, todo el que tiene pezuña dividida, formando así cascos hendidos, y
rumia, éste comeréis.” – Estas son las dos características dadas por la Torá para poder
diferenciar entre un animal terrestre kasher y uno que no es kasher. Luego va describiendo
cuatro animales que tienen ciertos signos de ser kasher, pero no lo son. Si falta uno de las dos
señales, el animal no es apto para el consumo de una persona santa.
Los animales que son kasher tienen que ser preparados de una manera correcta para que sigan
siendo aptos para el consumo después de su degüello. La tradición oral ha establecido normas
estrictas para los judíos para no violar los mandamientos de la Torá en cuanto al kashrut. Un
animal no puede haber sido matado de manera violenta para ser kasher. Hay que matarlo de
manera que salga toda la sangre posible. Un animal enfermo no es apto para comer. Antes de
comer un animal limpio hay que eliminar tres cosas, el nervio ciático, el sebo y la sangre. La
sangre es eliminada mediante la sal. Primero se lava la carne en agua. Luego se sumerge en
agua fría durante media hora. Después se echa sal medio gruesa por los dos lados y se colocan
los trozos sobre una reja de manera que la sangre vaya cayendo abajo. Esto no se puede hacer
en la misma cocina, sino en un lugar aparte. Después de una hora, más o menos, se enjuaga en
un recipiente con agua, cambiando el agua tres veces. También puede ser lavada bajo agua
corriente, pero si uno desea desalarla debe estar un tiempo sumergida en agua. Después de
esto, la carne es apta para ser cocinada según el gusto. Si se asa la carne sobre fuego no hace
falta kasherizarla mediante la sal. El mismo fuego hace el mismo efecto de expulsar los restos
de sangre que queda en la carne. El hígado no se puede salar, tiene que ser asado sobre fuego
para que sea kasher.
Hay muchos otros detalles en cuanto al kashrut pero no vamos a tocarlos en esta ocasión.
11:4 “Sin embargo, de los que rumian o tienen pezuña dividida, no comeréis éstos: el camello,
porque aunque rumia no tiene pezuña dividida; será inmundo para vosotros” – El camello no
tiene la pezuña hendida totalmente. Por eso no es kasher. No se puede comer su carne, ni
beber su leche.
[8]
La palabra que ha sido traducida como “inmundo” es “tamé” que significa “impuro”,
[9]
“contaminado”, “profano”. Lo contrario de “tamé” es “tahor”, “limpio”, “puro”, “sincero”, cf. 11:47.
Tenemos que tener en cuenta que en las Escrituras podemos encontrar tres tipos de impureza:
· Impureza higiénica
· Impureza ritual
· Impureza moral
Si no diferenciamos entre estos tres, no vamos a entender lo que se está hablando en cada
caso. En este caso, la clasificación de los animales entre impuros y puros, “tamé” y “tahor”, no
tiene que ver con la higiene. Los animales impuros no tienen una impureza higiénica que los
diferencia de los animales limpios. Tampoco tienen que ver con impureza moral. Algunos de los
animales aptos para comer no tienen una moral alta. Aquí se trata de una impureza ritual.
Una persona que come un animal impuro, se vuelve ritualmente impuro y no podrá ni entrar en
el atrio del templo ni comer de los sacrificios. Con otras palabras, la impureza ritual no permite
que una persona se acerque demasiado a HaShem. HaShem no permite que una persona
“tamé” esté cerca de su presencia. Por lo tanto, el estado de tamé hace que el hombre esté
alejado de HaShem. Santidad tiene que ver con cercanía. Para poder ser santo, hay que
alejarse de la impureza ritual, y por esta razón han sido dadas estas leyes de kashrut.
11:5 “el damán, porque aunque rumia, no tiene pezuña dividida; será inmundo para vosotros” –
[10]
La palabra hebrea para “damán” es “shafan”. A veces se traduce como “tejón” y a veces como
“conejo”. Es un animal que rumia sin tener la pezuña hendida.
La palabra hebrea que ha sido traducida como “rumiar”, es “maalat”, que viene de la raíz
[11]
“alá” , “subir”. “Maalat” significa literalmente “que alza (el alimento)”. Lo que hacen estos tipos
de animales es que alzan y regurgitan la comida desde sus entrañas, dándole vuelta en su boca
a fin de machacarla y molerla muy bien. Los animales rumiantes, como la vaca y el ciervo, son
los mamíferos que tienen el estómago dividido en tres o cuatro cavidades. Estos animales
ingieren el alimento y lo bajan a la primera cavidad del estómago. Luego lo pasan a la segunda
cavidad, de la cual es “alzado” de nuevo a la boca. Finalmente lo bajan a la tercera
cavidad. Este proceso de alzar el alimento es llamado rumiar.
11:6 “el conejo, porque aunque rumia, no tiene pezuña dividida; es inmundo para vosotros” – La
palabra hebrea que ha sido traducida como “conejo”, es “arnevet”. A veces se traduce como
liebre. El conejo come su propio excremento.
11:7 “y el cerdo, porque aunque tiene pezuña dividida, formando así un casco hendido, no
rumia; es inmundo para vosotros.” – Para los hijos de Israel, el cerdo es inmundo. Por su puesto
lo es también para los gentiles. Pero como los gentiles están lejos del Elohim de Israel, no es un
asunto importante para ellos. Lamentablemente muchos de los hijos de Israel, tanto nativos
como adoptados de entre los gentiles, por la conversión mediante la redención que hay en el
Mesías Yeshúa, que comen estos animales impuros. Tendrán que dejar de hacerlo para poder
subir a un nivel más alto de santidad y así poder acercarse más a HaShem. El Elohim de Israel
ha dicho que estos animales son tamé, no son aptos para el consumo humano para un pueblo
cercano a él. Mientras el cielo y la tierra existan, Él no cambiará sus normas, cf. Mateo 5:18. El
cerdo no se volvió puro con la muerte del Mesías. Los que predican tales cosas no conocen la
mente del Padre. Él no cambia sus normas. Lo que fue blanco ayer, sigue siendo blanco hoy. Si
Él ha dicho que el cerdo es inmundo y que los hijos de Israel no tienen el permiso para comerlo,
es así. Si comemos estos animales y luego pedimos sanidad para nuestros cuerpos enfermos
estamos tentando a nuestro Padre.
11:8 “No comeréis de su carne ni tocaréis sus cadáveres; son inmundos para vosotros.” – Si
está prohibido comer la carne de estos cuatro animales que no son kasher, pero que tienen
ciertos signos de serlo, ¡cuánto más estará prohibido comer de los animales que no tienen
ningún signo de ser kasher!
Está permitido tocar todos los animales que son tamé mientras que estén vivos, por ejemplo los
perros, los gatos, los cerdos, los caballos y los asnos. Incluso está permitido tocar sus
cadáveres en muchas ocasiones. Si está permitido tocar un cadáver humano para enterrarlo,
¡cuánto más estará permitido tocar un cadáver de un animal impuro! El cadáver de un animal
impuro no tiene el mismo grado de impureza que un cadáver humano. El cadáver humano es la
fuente principal de impureza ritual.
Tenemos que entender este texto como que no está permitido tocar los cadáveres de los
animales impuros antes de entrar en el templo o antes comer de las cosas consagradas. Rashí
dice que esta prohibición de no tocar los cadáveres de estos animales impuros, está limitada al
tiempo de las fiestas. En las fiestas es cuando todos los varones tienen que presentarse delante
de HaShem en Yerushalayim y esto no se puede hacer en un estado de impureza ritual.
11:9 “De todos los animales que hay en las aguas, podréis comer éstos: todos los que tienen
aletas y escamas en las aguas, en los mares o en los ríos, podréis comer.” – Estos son los dos
signos de peces kasher: tienen que tener aletas y escamas cuando están en las aguas. Algunos
peces pierden sus escamas cuando son sacados del agua. Estos también son kasher. Está
permitido comer todo de un pescado, incluso la sangre. El pescado es el animal más limpio que
existe. No necesita ningún tipo de preparación para poder ser comido. Está permitido comerlo
crudo, pero no vivo.
11:10-12 “Pero todos los que no tienen aletas ni escamas en los mares y en los ríos, entre todo
lo que se mueve en las aguas y entre todas las criaturas vivientes que están en el agua, os
serán abominación; os serán abominación, no comeréis de su carne y abominaréis sus
cadáveres. Todo lo que en las aguas no tenga aletas ni escamas, os es abominación.” – La
palabra “abominación” es muy fuerte. Esta es la actitud de un israelita, nativo o injertado, en
cuanto a los mariscos y otros animales del agua que no tiene aletas ni escamas. Tres veces es
repetida la palabra abominación, lo cual nos enseña que es importante. El pulpo es abominable.
Los mariscos son abominables. Las langostas del mar son abominables. Los cangrejos son
abominables. El tiburón y el delfín son abominables para comer.
11:13 “Además, éstas abominaréis de entre las aves, no se comerán, son abominación: el
águila, el osífrago y el buitre” – Entre las aves hay 24 especies que son inmundas. Todas las
demás son limpias. Hay una regla general que la experiencia nos ha enseñado: todo huevo de
ave que sea redondo viene de una ave inmunda y todo huevo ovalado viene de una ave limpia.
Siguiendo esta norma se podrá saber cuáles son las aves inmundas que están mencionadas en
la Torá, y las aves limpias, aptas para el consumo humano.
11:14 “el milano y el aguilucho según su especie” – Según Rashí, hay sub-especies de varias de
las aves presentadas en esta lista, que no son similares entre sí, ni en su aspecto ni en sus
nombres, pero todas pertenecen a la misma especie.
11:22 “De ellos podéis comer éstos: el arbe según sus especies, el salam según sus especies,
el jargol según sus especies y el jagab según sus especies.” – Estas cuatro especies de
saltamontes, también llamadas “langostas”, sin tienen nada que ver con las langostas de mar,
son las únicas permitidas por la Torá, cf. Mateo 3:4. Sin embargo, hemos perdido el
conocimiento de cuáles son. Así que en la actualidad ninguna especie de saltamontes es
permitida. El que come sin estar seguro, peca, como está escrito en Romanos 14:23:
“Pero el que duda, si come se condena, porque no lo hace por fe (certeza de lo que enseña la
Torá); y todo lo que no procede de fe, es pecado.”
11:24 “Por estos, pues, seréis impuros; todo el que toque sus cadáveres quedará impuro hasta
el atardecer” – El cadáver de un animal impuro transmite impureza. Para el hombre, la impureza,
el estado de tamé, durará hasta la tarde. Cuando el sol baja, la persona queda pura, tahor, sólo
en el caso de que primero se haya sumergido en una mikvé, acumulación de aguas
purificadoras, cf. versículo 32.
11:25 “y todo el que levante parte de sus cadáveres lavará sus vestidos y quedará inmundo
hasta el atardecer.” – Si se toca un cadáver de estos animales sólo hace falta bajar al mikvé y
esperar hasta la bajada del sol para ser ritualmente puro otra vez. Pero si uno levanta parte de
sus cadáveres, necesita además lavar la ropa.
11:26 “En cuanto a todo animal de pezuña dividida, pero que no forma pezuña hendida, o que
no rumian, son impuros para vosotros; todo el que los toque quedará impuro.” – Sólo cuando
están muertos transmiten impureza, no cuando están vivos, cf. versículo 31.
11:42a “Todo lo que anda sobre su vientre” – Según Rashí, se refiere a la serpiente. En la
palabra hebrea que ha sido traducida como “vientre”, “gajón”, se encuentra la letra central de la
Torá de Moshé. Es la letra vav, que significa “clavo”, “señal. Alrededor de ese clavo gira toda la
Torá. Es la sexta letra en el alfabeto hebreo. El número seis es el número del hombre y el libre
albedrío, cf. Revelación 13:18. Estas cosas nos llevan a algo muy importante: Toda la Torá gira
alrededor de un hombre que fue clavado como una señal. ¿Quién será?
En el capítulo sobre comidas permitidas y prohibidas se habla de un animal que se arrastra
sobre su vientre. En ese vientre está la señal. Esto nos recuerda que la serpiente antigua, que
fue maldecida y tiene que andar sobre su vientre, fue la que hizo que el pecado se introdujera en
este mundo. Por medio de una comida prohibida el pecado entró en el vientre del hombre y se
distribuyó a toda su constitución. La salvación de esta situación es que aquel hombre, alrededor
del cual gira todo el universo, sea lleno de pecado, maldecido y clavado sobre un madero. Esta
es la señal, el mensaje central de la Torá, para que todo el que con su libre albedrío tome la
decisión de creer en él no se pierda sino tenga vida eterna. ¡Baruj HaShem!
11:43 “No hagáis vuestras almas abominables por causa de ningún animal que se arrastra; y no
os contaminéis con ellos para que no seáis impuros.” – Si uno come estas cosas abominables
su alma se vuelve abominable para HaShem.
11:44 “Porque yo soy HaShem vuestro Elohim. Por tanto, consagraos y sed santos, porque yo
soy santo. No os contaminéis, pues, con ningún animal que se arrastra sobre la tierra.” – Esta es
la primera vez que aparece la expresión “Seréis santos, porque yo soy santo” y es en relación
con la comida. Esto nos enseña que la santidad depende en gran parte del tipo de comida que
comamos.
11:45 “Porque yo soy HaShem, que os hago subir de la tierra de Egipto para ser vuestro Elohim;
seréis, pues, santos porque yo soy santo.” – El texto hebreo dice que HaShem hace subir de
Egipto a los hijos de Israel. No es una cosa solamente del pasado, sino presente. Por medio de
nuestra obediencia a los mandamientos dejamos de vivir como vivíamos en Egipto, comiendo
toda clase de cosas que producían abominación en nuestras almas. Gracias a la Torá y el
Espíritu del Mesías que nos motiva, podremos salir de la esclavitud de Egipto, y hacer caso a
estas reglas de kashrut para ser un pueblo santo, apartado para HaShem, nuestro Padre.
149. Prohibición para los kohanim de entrar al Templo con el cabello largo, Levítico 10:6.
150. Prohibición para los kohanim de entrar al Templo con las ropas desgarradas, Levítico
10:6.
151. Prohibición para los kohanim de salirse de la Tienda de la Cita durante el servicio
sacrificatorio, Levítico 10: 7.
152. Prohibición para los kohanim de entrar al Templo en estado de ebriedad, y Prohibición
para cualquiera de emitir una decisión legal en ese mismo estado, Levítico 10:9.
153. Precepto de examinar a los animales para descubrir si poseen las características que los
vuelven kasher, Levítico 11:2-3.
154. Prohibición de comer un animal que no es kasher, Levítico 11:4-7.
155. Precepto de examinar a los peces para descubrir si poseen las características que los
vuelven kasher, Levítico 11:9.
156. Prohibición de comer peces que no son kasher, Levítico 11: 11.
157. Prohibición de comer aves que no son kasher, Levítico 11:13.
158. Precepto de examinar a las langostas para descubrir si poseen las características que las
vuelven kasher, Levítico 11:21.
159. Precepto de la impureza (tumá) de las ocho criaturas rastreras (shérets) descritas por la
Torá, Levítico 11:29.
160. Precepto de cuidarse de las bebidas o alimentos impuros (tamé), Levítico11:34.
161. Precepto del animal sin degollar (nevelá), Levítico 11:39.
162. Prohibición de comer cualquier criatura rastrera (shérets), Levítico 11:41.
163. Prohibición de comer insectos minúsculos de granos y frutas, Levítico 11:42.
164. Prohibición de comer criaturas impuras que pululan en el agua, Levítico 11:43.
165. Prohibición de comer insectos que hayan surgido a causa del deterioro o pudrición de
alimentos u objetos, Levítico 11:44.
[1]
Tanjumá 10.
[2]
Strong H7442 rânan, raw-nan', A primitive root; properly to creak (or emit a stridulous
sound), that is, to shout (usually for joy): - aloud for joy, cry out, be joyful, (greatly, make to)
rejoice, (cause to) shout (for joy), (cause to) sing (aloud, for joy, out), triumph.
[3]
Torat Kohanim 10:24.
[4]
Strong H6544 pâra‛, paw-rah', A primitive root; to loosen; by implication
to expose, dismiss; figuratively absolve, begin: - avenge, avoid, bare, go back, let, (make)
naked, set at nought, perish, refuse, uncover.
[5]
Strong H6545 pera‛, peh'-rah, From H6544; the hair (as dishevelled): - locks.
[6]
Moed Katán 14b.
[7]
Strong H3787 kâshêr, kaw-share', A primitive root properly to be straight or right; by
implication to be acceptable; also to succeed or proser: - direct, be right, prosper.
[8]
Strong H2931 ṭâmê', taw-may', From H2930; foul in a religious sense: - defiled, +
infamous, polluted (-tion), unclean.
Strong 2930 ṭâmê', taw-may', A primitive root; to be foul, especially in a ceremonial or moral
sense (contaminated): - defile (self), pollute (self), be (make, make self, pronounce) unclean, X
utterly.
[9]
Strong H2889 ṭâhôr ṭâhôr, haw-hore', taw-hore', From H2891; pure (in a physical,
chemical, ceremonial or moral sense): - clean, fair, pure (-ness).
Strong H2891 ṭâhêr, taw-hare, A primitive root; properly to be bright; that is, (by implication)
to be pure (physically sound, clear, unadulterated; Leviticallyuncontaminated;
morally innocent or holy): - be (make, make self, pronounce) clean, cleanse (self), purge, purify
(-ier, self).
[10]
Strong H8227 shâphân, shaw-fawn', From H8226; a species of rock rabbit (from
its hiding), that is, probably the hyrax: - coney.
[11]
Strong H5927 ‛âlâh, aw-law', A primitive root; to ascend, intransitively (be high) or
active (mount); used in a great variety of senses, primary and secondary, literally and
figuratively: - arise (up). (cause to) ascend up, at once, break [the day] (up), bring (up), (cause
to) burn, carry up, cast up, + shew, climb (up), (cause to, make to) come (up), cut off, dawn,
depart, exalt, excel, fall, fetch up, get up, (make to) go (away, up), grow (over), increase, lay,
leap, levy, lift (self) up, light, [make] up, X mention, mount up, offer, make to pay, + perfect,
prefer, put (on), raise, recover, restore, (make to) rise (up), scale, set (up), shoot forth (up),
(begin to) spring (up), stir up, take away (up), work.
Parashá 27 Tazría
Levítico 12:1 – 13:59
Por Dr K Blad ©
Prohibida toda reproducción lucrativa.
1. 12:1 – 13:5
2. 13:6-17
3. 13:18-23
4. 13:24-28
5. 13:29-37
6. 13:38-54
7. 13:55-59
8. Maftir: 13:57-59
1. 12:1 – 13:23
2. 13:24-39
3. 13:40-54
4. 13:55 – 14: 02
5. 14:21-32
6. 14:33 – 15:15
7. 15:16-30
8. Maftir: 15:31-33
Tazría
Comentarios
12:2 “Habla a los hijos de Israel y diles: "Cuando una mujer conciba y dé a luz varón, quedará
impura por siete días; como en los días de su menstruación, será impura.” – No es lo mismo
concebir que dar a luz. La concepción ocurre normalmente 38 semanas antes de un parto
normal. El momento de la concepción influirá en el futuro del niño. Si los padres están teniendo
su relación íntima en santidad y pureza, el niño es engendrado en santidad y pureza. Si alguno
de los padres tienen lascivia sexual, ese espíritu es transmitido al feto en el momento de la
concepción y en el futuro es muy probable que ese niño tenga problemas para dominar sus
deseos sexuales. Por esto está escrito en 1 Tesalonicenses 4:3-5:
La palabra “vaso” es una referencia al cuerpo. En este caso probablemente se refiere al cuerpo
de la esposa. Es importante tratar a la esposa con santidad y honor, sin lascivia sexual como los
gentiles que no saben dominar sus instintos animales.
Después del parto de un hijo varón, la mujer queda en un estado de impureza ritual, en hebreo
“tamé”, como en el tiempo de su menstruación. La palabra hebrea que ha sido traducida como
[1]
“menstruación es “nidá”, que significa “impureza”, “menstruación”, y viene de la raíz
[2]
“nadad”, que significa “vagar”, “errar”, “huir”, “alejarse”, “mover”. La idea es que el tiempo de la
“nidá” es un tiempo cuando la mujer se aleja de su marido para sanarse de su herida interna.
Según la Torá, este periodo es de siete días, cf. Levítico 15:19. Después del periodo de nidá,
ella se sumerge en aguas purificadoras para poder unirse de nuevo a su marido.
En el caso del nacimiento de un varón, la madre se queda en un estado de nidá durante los
primeros siete días después del parto. El día del parto es contado como el primer día, aunque
sólo quedara una hora o menos hasta la caída del sol. Al final del séptimo día se sumerge en
una mikvé para purificarse. Según la enseñanza farisea, luego podrá unirse con su marido. Los
saduceos y los caraitas no están de acuerdo con la interpretación farisea, y enseña que ella no
podrá unirse a su marido hasta después de los restantes 33 días.
12:3 “Al octavo día la carne del prepucio de él será circuncidada.” – La circuncisión se hace el
mismo día de la semana cuando uno nació. Si uno nación en shabat, es circuncidado el
siguiente shabat. Si uno nació el tercer día de la semana, martes, es circuncidado el tercer día
de la semana siguiente. La circuncisión es la señal del pacto entre HaShem y toda la
descendencia de Avraham, como está escrito en Génesis 17:11-13:
“Seréis circuncidados en la carne de vuestro prepucio, y esto será la señal de mi pacto con
vosotros. A la edad de ocho días será circuncidado entre vosotros todo varón por vuestras
generaciones; asimismo el siervo nacido en tu casa, o que sea comprado con dinero a cualquier
extranjero, que no sea de tu descendencia. Ciertamente ha de ser circuncidado el siervo nacido
en tu casa o el comprado con tu dinero; así estará mi pacto en vuestra carne como pacto
perpetuo.”
Ahora HaShem, por medio de Moshé, está reafirmando el pacto que fue dado a los patriarcas,
como está escrito en Juan 7:22:
“Por eso Moshé os ha dado la circuncisión (no porque sea de Moshé, sino de los padres), y en
el shabat circuncidáis al hombre.”
La circuncisión no viene del tiempo de Moshé sino de los patriarcas. Moshé no podía anular
nada de lo que había sido establecido anteriormente. El pacto de la circuncisión no puede ser
anulada por el pacto de Sinai. De la misma manera el pacto renovado no puede anular los
pactos anteriores, ni cambiarlos. Un pacto posterior siempre está basado sobre un pacto
anterior. Cada pacto nuevo que es introducido confirma un pacto anterior y añade algo más para
la santificación del pueblo. Esto nos enseña que el nuevo pacto, que fue introducido por
Mashíaj, no puede anular los pactos anteriores. Lo que hace el nuevo pacto es introducir
elementos nuevos que hacen subir al pueblo en un nivel superior de santidad y de poder.
12:4 “Y ella permanecerá en la sangre de su purificación por treinta y tres días; no tocará
ninguna cosa consagrada ni entrará al santuario hasta que los días de su purificación sean
cumplidos.” – Aunque se haya purificado por medio de la mikvé al final de los siete días, ella no
quedará purificada a la caída del sol ese mismo día sino a la caída del sol del día 40, si ha dado
a luz un varón. A partir del día 41 podrá entrar en el templo y tocar y comer cosas consagradas.
Aquí aprendemos cuáles son las dos prohibiciones en cuanto a una persona tamé: no le es
permitido tocar o comer de las cosas consagradas, como la terumá o sacrificios de paz.
Tampoco podrá entrar en el santuario. No se puede comer del cordero de Pesaj en
Yerushalayim en el estado de tamé.
Este texto enseña que aunque haya más derramamiento de sangre durante los 33 últimos días
de su purificación, no hará falta añadir más tiempo a los 40 días totales. Aquí no aplica la misma
ley que para la menstruación, cuando se añaden siete días más, en el caso de que haya flujo de
sangre fuera del tiempo de la semana de nidá. Cuando lleguemos al capítulo 15 vamos a ver
más detalles sobre esto.
12:5 “Pero si da a luz una niña, quedará impura por dos semanas, como en los días de su
menstruación; y permanecerá en la sangre de su purificación por sesenta y seis días.” – Tanto el
tiempo de nidá como el de tamé dura el doble después del nacimiento de una niña. La Torá no
explica la razón por qué es así.
HaShem marca una diferencia entre varón y mujer. Pero el hombre moderno está intentando de
quitar esa diferencia y piensa que igualdad es lo mismo que la eliminación de las diferencias. El
hecho de hacer que la mujer quede más tiempo en recuperación después del nacimiento de una
niña, no es para discriminar a la mujer o al hombre, sino por otras razones que no están bien
definidas en la Torá. Lo cierto es que todos los mandamientos han sido dados para el bien del
hombre. Tenemos que aceptar esta verdad sin entender el por qué.
Sin embargo, se pueden encontrar algunas explicaciones que nos pueden dar un poco de luz
sobre esta diferencia. Los pediatras modernos han mostrado que, después de su nacimiento,
una niña tiene mayor necesidad sicológica que un niño de permanecer cerca de su madre. Así
que este mandamiento ha sido dado, entre otras razones, para ayudar a la niña a tener un buen
desarrollo psicológico y, posiblemente, también de la madre.
El niño y la niña tienen la necesidad de afirmar su identidad sexual como varón y hembra
respectivamente. Por lo tanto el niño necesita a su padre para poder identificarse con él para
poder desarrollarse correctamente, y la misma necesidad tiene la niña en cuanto a su madre. La
identidad sexual es afirmada en el niño por la identidad con el padre y, en la niña, por la
identidad con la madre. Un niño que es criado sin padre corre el peligro de volverse
homosexual, y una niña que se cría sin madre corre el peligro de volverse lesbiana. El padre
debe abrazar a su hijo para suplir la necesidad emocional en el niño. Si un niño no recibe
abrazos de su padre va a tener un vacío psicológico que puede llevarle a buscar ese afecto en
otros hombres, y así es tentado a volverse homosexual. La presencia de los dos padres es vital
para el buen desarrollo del carácter de los hijos. Esta es una de las razones por las que
HaShem aborrece el divorcio, cf. Malaquías 2:16.
Una vez que la identidad sexual haya sido afirmada, el niño y la niña son atraídos por el sexo
opuesto, lo cual es un desarrollo perfectamente natural. Por eso, se puede ver que cuando un
niño tiene algunos años de edad, empieza a desarrollar una relación especial con su madre, y la
niña con su padre. Esta es una manera natural para prepararse para el matrimonio futuro.
La tensión entre varón y hembra forma parte del ser humano. Un niño debe aprender a ser
masculino y una niña a ser femenina. Parte del plan de hasatán para la destrucción del hombre
es borrar las diferencias entre los sexos. En estos últimos tiempos las maneras homosexuales
de Sedom y Amorá están volviendo a tomar terreno en el mundo, cf. Lucas 17:28-30. HaShem
ha creado la diferencia entre hombre y mujer, y esa tensión es buena y necesaria para que la
familia y la sociedad sean sanas. El niño tiene que aprender a vivir con esa tensión en relación
con su madre, y la niña con su padre. Somos diferentes, pero nos necesitamos para funcionar
correctamente, porque HaShem nos hizo varón y hembra. Esa relación varón-hembra hace que
cada individuo pueda funcionar correctamente. La ausencia de alguno de los padres trastorna
este proceso de aprendizaje en los hijos.
Los primeros seis años de vida son fundamentales en el desarrollo psicológico de cada persona.
Ambos sexos, varón y hembra, necesitan a su madre en ese tiempo. La ausencia de la madre
causa un daño psicológico en el hijo. Si la madre deja que su niño, o su niña, esté mucho tiempo
bajo el cuidado de otras personas, causará un daño en el desarrollo de su alma. La madre ha
sido capacitada para ser la mejor persona para cuidar a sus hijos, especialmente en sus
primeros años de vida. El contacto con el padre también es vital para el buen desarrollo del niño.
Pero especialmente durante el primer tiempo de la vida, la presencia de la madre crea en el niño
un fundamento de confianza que luego es necesario en la relación con el Padre celestial. Por
medio de la mamá el niño aprende cómo es la ternura de HaShem, como está escrito en Isaías
66:10-13:
“Alegraos con Yerushalayim y regocijaos por ella, todos los que la amáis; rebosad de júbilo con
ella, todos los que por ella hacéis duelo, para que maméis y os saciéis del pecho de sus
consolaciones, para que chupéis y os deleitéis de su seno abundante. Porque así dice HaShem:
He aquí, yo extiendo hacia ella paz como un río, y la gloria de las naciones como torrente
desbordado; y mamaréis, seréis llevados sobre la cadera y acariciados sobre las rodillas. Como
uno a quien consuela su madre, así os consolaré yo; en Yerushalayim seréis consolados.”
Por medio del cuidado de la madre, el niño aprende que HaShem le ama, le cuida, le nutre, le
satisface y, ante todo, queestá presente. Una buena madre está todo el tiempo pendiente del
bienestar de sus hijos. Una madre normal no puede olvidar a su hijo, como está escrito en Isaías
49:15:
“¿Puede una mujer olvidar a su niño de pecho, sin compadecerse del hijo de sus entrañas?
Aunque ellas se olvidaran, yo no te olvidaré.”
“Y no hay cosa creada oculta a su vista, sino que todas las cosas están al descubierto y
desnudas ante los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.”
Hagar, la egipcia, no había aprendido esta lección en la relación con su madre, por eso se
quedó sorprendida cuando se dio cuenta que HaShem estaba presente y viéndola en todo
momento, como está escrito en Génesis 16:13:
“Y llamó el nombre de HaShem que le había hablado: Tú eres un Elohim que ve; porque dijo:
¿Estoy todavía con vida después de verle?”
La ausencia de mamá o papá durante los primeros años de un niño hace que el niño fácilmente
tendrá problemas para ser consciente de los ojos de HaShem que le están viendo en todo
momento. Durante las últimas generaciones las madres de la sociedad moderna han entregado
a sus hijos a las guarderías con muy poca edad para dedicarse a ganar dinero y tener muchas
cosas materiales que para ellas son más importantes que estar con sus hijos. Esta falta de
responsabilidad está creando una generación de hijos que no son conscientes de la presencia
de HaShem en sus vidas. Son vacíos. Tendrán dificultades para cultivar una relación personal
con Elohim. Para ellos Elohim está demasiado lejos para poder comunicarse con ellos. Y
aunque pudiera hacerlo, no estará interesado en la vida personal de un joven. Nada más lejos
de la verdad. Este vacío emocional ha sido creado por la ausencia de la madre durante los
primeros años de la vida de nuestros jóvenes.
Estamos viviendo en el tiempo de la restauración de todas las cosas y tenemos que retomar
estas verdades para que nuestros futuros hijos no sean una presa fácil para el anti mesías y el
falso profeta que pronto se van a levantar para engañar y arrastrar tras sí a los que no son
conscientes de la presencia de HaShem en sus vidas.
Hay otros muchos aspectos del carácter de HaShem que el niño aprende de pequeño por medio
de su madre. Por medio de ella, en primer lugar, conocerá la misericordia de HaShem. Del
padre, en primer lugar, aprenderá la justicia de HaShem, las normas, las consecuencias del
pecado, etc. Los dos padres son vitales para que el niño conozca a HaShem desde su infancia,
antes de que pueda comprender las Escrituras. Los padres viven el carácter de HaShem en su
relación con sus hijos. El papel de los padres es reflejar a HaShem en la vida del niño, como
está escrito en Efesios 6:4:
HaShem es el ejemplo que los padres deben seguir para la educación de sus hijos. Cómo hace
Él con sus hijos, así deben hacer los padres con sus hijos, como está escrito en Hebreos 12:7-
10:
“Es para vuestra corrección que sufrís; Elohim os trata como a hijos; porque ¿qué hijo hay a
quien su padre no discipline? Pero si estáis sin disciplina, de la cual todos han sido hechos
participantes, entonces sois hijos ilegítimos y no hijos verdaderos. Además, tuvimos padres
terrenales para disciplinarnos, y los respetábamos, ¿con cuánta más razón no estaremos
sujetos al Padre de nuestros espíritus, y viviremos? Porque ellos nos disciplinaban por pocos
días como les parecía, pero Él nos disciplina para nuestro bien, para que participemos de su
santidad.”
12:6 “Cuando se cumplan los días de su purificación por un hijo o por una hija, traerá al
sacerdote, a la entrada de la tienda de reunión, un cordero de un año como ofrenda de
ascensión, y un pichón o una tórtola como ofrenda por el pecado.” – La madre tendrá que
presentarse en el templo después de un parto. Si es un hijo será a partir del día 41 de su
nacimiento, y si es una hija, a partir del día 81. Ella tiene que entregar dos animales para dos
sacrificios, de ascensión y de pecado, olá y jatat.
La olá representa la entrega total. Esto nos enseña, en primer lugar, que la madre ahora tiene la
oportunidad de renovar su entrega a HaShem, por medio de este sacrificio. A pesar del
nacimiento de un hijo o una hija, ella tiene que seguir viviendo para HaShem. El nacimiento de
un hijo constituye una de las cosas más impresionantes en la vida de una mujer. Es fácil que se
olvide de su compromiso con HaShem. Es fácil que el niño tome el lugar de HaShem para ser lo
más importante en su vida. Es fácil que se olvide de su Padre celestial. Ella necesita reafirmar
que el nacimiento constituye el cumplimiento de un llamado de HaShem. Es HaShem que quiere
que ella tenga hijos. Conforme ella se entregue a Él, podrá educar a sus hijos correctamente,
según Su voluntad.
Por otro lado el sacrificio de olá representa la entrega del niño a HaShem. Los hijos no
pertenecen a los padres, sino al Padre de los espíritus. Los padres tienen la responsabilidad de
educar a los niños en el camino de HaShem, porque nacieron para Él, como está escrito en
Malaquías 2:15:
“Pero ninguno que tenga un remanente del Espíritu lo ha hecho así. ¿Y qué hizo éste
mientras buscaba una descendencia de parte de Elohim? Prestad atención, pues, a vuestro
espíritu; no seas desleal con la mujer de tu juventud.”
HaShem quiere tener una descendencia, muchos hijos. Los padres colaboran con Él para que
tenga muchos hijos, y así cumplen con Su deseo. Los hijos no son de los padres, son de
HaShem. La olá que la madre tiene que entregar a HaShem representa esta verdad. En el
momento de ofrecer la olá ella no solamente se entrega a si misma, sino también a su hijo a
HaShem.
“un pichón o una tórtola como ofrenda por el pecado” – ¿Por qué la mujer tenía que dar una
ofrenda por el pecado? ¿Cuál fue el pecado de la mujer? Se pueden encontrar varias
respuestas:
a. Es posible que ella haya expresado palabras malignas durante los dolores del parto y por
eso necesita ofrecer un sacrificio de pecado. (Shimón bar Yojai)
b. Hay una necesidad de expiar sus pecados por causa de haber pasado por una prueba. En
una prueba todos cometen pecados. (Abarbanel)
c. El pecado entró en el mundo por la mujer, y mediante el sacrificio de pecado ella está
expiando por ese error. (Bejai)
d. Todo el proceso de procreación fue dañado cuando el pecado entró en el mundo. Un parto
después de la caída no es lo que debería ser. Un parto doloroso es un resultado del pecado de
Javá, cf. Génesis 3:16. La concepción y el parto de un niño están hechos en un mundo de
pecado, como está escrito en el Salmo 51:5:
“yo nací en iniquidad y en pecado me concibió mi madre.”
El yetser hará es transmitido al niño cuando es engendrado. En una herencia pecaminosa. Por
esa transmisión hay una culpa sobre la madre y tiene que presentar un sacrificio por el pecado.
e. Pueden ser transmitidos al niño, aún estando en el vientre de su madre, complejos,
actitudes de rechazo, inferioridad y otras actitudes originadas en el pecado. La mujer no ha
podido engendrar un hijo perfecto, sin pecado. Tendrá que presentar esta ofrenda, por haber
traído al mundo un ser pecaminoso, no como HaShem quiso desde el principio.
El nacimiento de Yeshúa
“Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarle, le pusieron por nombre Yeshúa, el
nombre dado por el ángel antes de que él fuera concebido en el seno materno.”
Yeshúa fue circuncidado al octavo día. Aquí vemos que se le dio el nombre de Yeshúa en
relación con la circuncisión, cf. Génesis 17:5, 10. Esta costumbre judía, que todavía se sigue
hoy en día, no está mencionada en el Talmud, pero sí en los Escritos Apostólicos, cf. Lucas
1:59.
o La redención del hijo varón primogénito, después de un mes, cf. Éxodo 13:1, 12; 22:29;
34:19-20; Números 3:12-13; 18:15-16.
“le trajeron a Yerushalayim para presentarle al Señor (como está escrito en la Torá del Señor:
TODO VARÓN QUE ABRA LA MATRIZ SERÁ LLAMADO SANTO PARA HASHEM)”
El precio de rescate para un niño primogénito es de cinco shekels. Este precio se podía pagar a
partir de la edad de los 30 días del niño. Es posible que Yosef haya pagado este precio de
rescate a los 30 días del nacimiento de Yeshúa, pero lo más probable es que hayan hecho las
dos cosas a la vez, 41 días después del parto: la redención del primogénito, en hebreo “pidyón
habén”, y la presentación de los sacrificios de la madre.
La idea detrás del precio de rescate es que todo varón primogénito pertenece a HaShem para
ser sacerdote. Además de esto, los primogénitos fueron especialmente consagrados cuando
todos los primogénitos de los egipcios fueron matados por el ángel destructor. Un cordero fue
sacrificado para preservarles la vida de los primogénitos de los hijos de Israel justamente antes
de su salida de la esclavitud. En ese momento HaShem santificó para sí a todos los
primogénitos de Israel. Sin embargo, por el pecado del becerro de oro, los primogénitos
perdieron el derecho de ser sacerdotes. Ese derecho fue traspasado a los levitas. Aún así, los
varones primogénitos pertenecen todavía a HaShem de una manera especial. Por eso tendrán
que ser presentados ante Él en el templo un mes después de su nacimiento para así ser
redimidos y poder volver a estar con sus padres.
Si Israel no hubiera pecado con el becerro de oro, Yeshúa sería uno de los sacerdotes en el
templo en Yerushalayim.
“Cuando se cumplieron los días para la purificación de ellos, según la Torá de Moshé, le trajeron
a Yerushalayim para presentarle al Señor.”
Después de 40 los días Miryam ya estaba ritualmente pura para poder entrar en el templo. Aquí
habla de la purificación “de ellos”. La Torá no enseña que el niño necesitaba purificación
después del nacimiento. Fue sólo la madre que necesitaba purificarse. ¿Por qué dice el texto
que “ellos” fueron purificados?
Lucas podría haber incluido el rito de la redención del hijo primogénito en esta expresión. Pero
es también probable que no se trate del niño, sino de Yosef. El se purificó en Yerushalayim.
Para poder entrar en el templo, todos necesitaban purificarse. Es posible que este texto haga
referencia a este hecho cuando Yosef y Miryam se purificaron antes de entrar en el templo para
presentar a su hijo ante HaShem.
Lo normal era que la mujer presentara un cordero como olá y un pájaro como jatat. Pero si no
tenía recursos para dar un cordero podía dar dos pájaros, como está escrito en Levítico 12:8:
“Pero si no le alcanzan los recursos para ofrecer un cordero, entonces tomará dos tórtolas o dos
pichones, uno para la ofrenda de ascensión y el otro para la ofrenda por el pecado; y el
sacerdote hará expiación por ella, y quedará limpia.”
“y para ofrecer un sacrificio conforme a lo dicho en la Torá del Señor: UN PAR DE TÓRTOLAS
O DOS PICHONES.”
Este texto nos muestra que Yosef y Miryam no tenían suficiente dinero para ofrecer un cordero.
Lo maravilloso aquí es que ya tenían un Cordero. Ese Cordero fue entregado a HaShem y luego
redimido. Por eso no necesitaban otro cordero, sino sólo un pájaro, que representaba la entrega
total de la madre y el hijo a HaShem.
Miryam no transmitió el yetser hará a Yeshúa, como está escrito en Romanos 8:3:
“Pues lo que la ley no pudo hacer, ya que era débil por causa de la carne, Elohim lo hizo:
enviando a su propio Hijo ensemejanza de carne de pecado y como ofrenda por el pecado,
condenó al pecado en la carne”
Yeshúa no tenía “carne de pecado”, no tenía pecado, yetser hará, en su carne. Miryam dio a luz
a un cuerpo que tenía la “semejanza de carne de pecado”, pero no “carne de pecado”, solo la
semejanza. Yeshúa no tenía un cuerpo glorioso como lo había tenido Adán antes de caer.
12:8 “Pero si no le alcanzan los recursos para ofrecer un cordero, entonces tomará dos tórtolas
o dos pichones, uno para la ofrenda de ascensión y el otro para la ofrenda por el pecado; y el
sacerdote hará expiación por ella, y quedará limpia.” – Este texto nos muestra que Miryam, la
madre de Yeshúa, tenía pecado. El mito de la inmaculada concepción de la llamada “virgen
María” no tiene ninguna base en las Escrituras. Podemos mencionar algunos otros textos que
hablan de que la madre de Yeshúa tenía pecados y necesitaba el perdón por ellos:
Ella necesitaba un salvador para no morir en sus pecados. Necesitaba que el Padre celestial le
salvara. Las Escrituras enseñan que “la virgen María” necesitaba salvación. Si hubiera sido
engendrada de manera inmaculada, no necesitará un Salvador porque sería perfecta, sin
pecado.
“Cuando sus parientes oyeron esto, fueron para hacerse cargo de él, porque decían: Está fuera
de sí…Entonces llegan su madre y sus hermanos, y quedándose afuera, mandaron llamarle. Y
había una multitud sentada alrededor de él, y le dicen: He aquí, tu madre y tus hermanos están
afuera y te buscan. Respondiéndoles él, dice: ¿Quiénes son mi madre y mis hermanos? Y
mirando en torno a los que estaban sentados en círculo, a su alrededor, dice: He aquí mi madre
y mis hermanos. Porque cualquiera que hace la voluntad de Elohim, ése es mi hermano y
hermana y madre.”
En este momento Miryam pensaba que Yeshúa estaba loco, y por eso vino con sus otros hijos
para “hacerse cargo de él”. Por ello, en ese momento Yeshúa no la reconoce como su madre
diciendo que ella no estaba haciendo la voluntad de Elohim. Esto es una muestra clara de que
en un momento de su vida ella estaba equivocada en su apreciación del llamado de su hijo,
como está escrito en el Salmo 69:8:
“Me he convertido en extraño para mis hermanos, y en extranjero para los hijos de mi madre.”
Este Salmo es una profecía mesiánica, según vemos en el versículo 9, donde está escrito:
“Porque el celo por tu casa me ha consumido, y los vituperios de los que te injurian han caído
sobre mí.”
Este versículo está aplicado sobre el Mesías en Juan 2:17 y Romanos 15:3, donde está escrito:
Esto nos enseña que en un momento de la vida de Yeshúa, ni su madre, ni sus hermanos, hijos
de su madre, creyeron en él, cf. Juan 7:5.
Este Salmo también nos enseña que sus hermanos eran los hijos físicos de su madre, producto
de la unión entre Yosef y Miryam.
13:2 “Cuando un hombre tenga en la piel de su cuerpo una mancha clara, una mancha
blanquecina o una mancha brillante, y se convierta en afección de tsaráat en la piel de su
cuerpo, será traído al sacerdote Aharón o a uno de sus hijos, los sacerdotes.” – Ahora la Torá
introduce el tema acerca de la impureza causada por una plaga que es llamada “tsaráat”. Esa
plaga no tiene los mismos síntomas que la enfermedad llamada “lepra”. Por lo tanto, al traducir
la palabra “tsaráat” en “lepra” se crea una idea equivocada en los lectores. Aquí no se trata de la
enfermedad lepra, sino de otra cosa.
Hay dos pensamientos fundamentales en cuanto a esta plaga. Algunos dicen que se trata de
una enfermedad que ha sido extinguida, pero la mayoría de los comentaristas piensan que es
una plaga sobrenatural que HaShem pone sobre las personas que cometen ciertos pecados,
especialmente el pecado de lashón hará, calumnia. La tsaráat es descrita en dos largos
capítulos, lo cual nos enseña que este tema es muy importante. Hay algunos otros textos en las
Escrituras que hablan de esta plaga. Esos textos nos pueden enseñar algo más sobre su origen.
“Y añadió HaShem: Ahora mete la mano en tu seno. Y él metió la mano en su seno, y cuando la
sacó, he aquí, su mano estaba leprosa, blanca como la nieve. Entonces Él dijo: Vuelve a meter
la mano en tu seno. Y él volvió a meter la mano en su seno, y cuando la sacó de su seno, he
aquí, se había vuelto como el resto de su carne.”
Moshé tuvo tsaráat en su mano como una señal. Él había hablado lashón hará contra el pueblo
de Israel diciendo que no le iban a creer, cf. Éxodo 4:1.
“Entonces Miriam y Aharón hablaron contra Moshé por causa de la mujer cusita con quien se
había casado (pues se había casado con una mujer cusita); y dijeron: ¿Es cierto que HaShem
ha hablado sólo mediante Moshé? ¿No ha hablado también mediante nosotros? Y HaShem lo
oyó. (Moshé era un hombre muy humilde, más que cualquier otro hombre sobre la faz de la
tierra.) Y HaShem de repente dijo a Moshé, a Aharón y a Miriam: Salid vosotros tres a la tienda
de reunión. Y salieron los tres. Entonces HaShem descendió en una columna de nube y se puso
a la puerta de la tienda; y llamó a Aharón y a Miriam. Y cuando los dos se adelantaron, Él dijo:
Oíd ahora mis palabras: Si entre vosotros hay profeta, yo, HaShem, me manifestaré a él en
visión. Hablaré con él en sueños. No así con mi siervo Moshé; en toda mi casa él es fiel. Cara a
cara hablo con él, abiertamente y no en dichos oscuros, y él contempla la imagen de HaShem.
¿Por qué, pues, no temisteis hablar contra mi siervo, contra Moshé? Y se encendió la ira de
HaShem contra ellos, y Él se fue. Pero cuando la nube se retiró de sobre la tienda, he aquí que
Miriam estaba leprosa, blanca como la nieve. Y cuando Aharón se volvió hacia Miriam, vio que
estaba leprosa.”
El texto hebreo muestra que la plaga que vino sobre Miriam es de la misma clase que la que
aparece en Levítico 13. Miriam fue golpeada por HaShem con esta plaga por haber hablado mal
contra Moshé. Vemos como la lashón hará causó esta intervención divina.
“Cuídate de una afección de lepra, para que observes diligentemente y hagas conforme a todo
lo que los sacerdotes levitas os enseñen; como les he ordenado, así cuidaréis de hacer.
Recuerda lo que HaShem tu Elohim hizo a Miriam en el camino, cuando salíais de Egipto.”
Este texto nos insta a tener cuidado con esta plaga y recordar lo que pasó con Miriam.
“Pero cuando llegó a ser fuerte, su corazón se hizo tan orgulloso que obró corruptamente, y fue
infiel a HaShem su Elohim, pues entró al templo de HaShem para quemar incienso sobre el altar
del incienso. Entonces el sacerdote Azaryá entró tras él, y con él ochenta sacerdotes de
HaShem, hombres valientes, y se opusieron al rey Uziyá, y le dijeron: No te corresponde a ti,
Uziyá, quemar incienso a HaShem, sino a los sacerdotes, hijos de Aharón, que son consagrados
para quemar incienso. Sal del santuario, porque has sido infiel y no recibirás honra de HaShem
Elohim. Pero Uziyá, con un incensario en su mano para quemar incienso, se llenó de ira; y
mientras estaba airado contra los sacerdotes, la lepra le brotó en la frente, delante de los
sacerdotes en la casa de HaShem, junto al altar del incienso.”
El rey Uziyá fue castigado por entrar en el ministerio sacerdotal que no le correspondía. Esto
nos enseña que esta plaga no cae solamente sobre una persona que ha cometido el pecado de
lashón hará, sino también puede venir por otros motivos.
“Y Naamán, capitán del ejército del rey de Aram, era un gran hombre delante de su señor y
tenido en alta estima, porque por medio de él HaShem había dado la victoria a Aram. También
el hombre era un guerrero valiente, pero leproso. Y habían salido los arameos en bandas y
habían tomado cautiva a una muchacha muy joven de la tierra de Israel, y ella estaba al servicio
de la mujer de Naamán. Y ella dijo a su señora: ¡Ah, si mi señor estuviera con el profeta que
está en Shomrón! El entonces lo curaría de su lepra. Naamán entró y habló a su señor, diciendo:
Esto y esto ha dicho la muchacha que es de la tierra de Israel. Entonces el rey de Aram dijo: Ve
ahora, y enviaré una carta al rey de Israel. Y él fue y llevó consigo diez talentos de plata y seis
mil siclos de oro y diez mudas de ropa. También llevó al rey de Israel la carta que decía: Y
ahora, cuando llegue a ti esta carta, he aquí, verás que te he enviado a mi siervo Naamán para
que lo cures de su lepra. Y sucedió que cuando el rey de Israel leyó la carta, rasgó sus vestidos,
y dijo: ¿Acaso soy yo Elohim, para dar muerte y para dar vida, para que éste me mande a decir
que cure a un hombre de su lepra? Pero considerad ahora, y ved cómo busca pleito conmigo. Y
al oír Elisha, el hombre de Elohim, que el rey de Israel había rasgado sus vestidos, envió aviso
al rey diciendo: ¿Por qué has rasgado tus vestidos? Que venga él a mí ahora, y sabrá que hay
profeta en Israel. Vino, pues, Naamán con sus caballos y con su carro, y se paró a la entrada de
la casa de Elisha. Y Elisha le envió un mensajero, diciendo: Ve y lávate en el Yaradén siete
veces, y tu carne se te restaurará, y quedarás limpio. Pero Naamán se enojó, y se iba diciendo:
He aquí, yo pensé: "Seguramente él vendrá a mí, y se detendrá e invocará el nombre de
HaShem su Elohim, moverá su mano sobre la parte enferma y curará la lepra." ¿No son el
Abaná y el Farfar, ríos de Damesek, mejor que todas las aguas de Israel? ¿No pudiera yo
lavarme en ellos y ser limpio? Y dio la vuelta, y se fue enfurecido. Pero sus siervos se le
acercaron y le hablaron, diciendo: Padre mío, si el profeta te hubiera dicho que hicieras alguna
gran cosa, ¿no la hubieras hecho? ¡Cuánto más cuando te dice: "Lávate, y quedarás limpio"!
Entonces él bajó y se sumergió siete veces en el Yardén conforme a la palabra del hombre de
Elohim; y su carne se volvió como la carne de un niño pequeño, y quedó limpio. Y regresó al
hombre de Elohim con toda su compañía, y fue y se puso delante de él, y dijo: He aquí, ahora
conozco que no hay Elohim en toda la tierra, sino en Israel. Te ruego, pues, que recibas ahora
un presente de tu siervo. Pero él respondió: Vive HaShem, delante de quien estoy, que no
aceptaré nada. Y Naamán le insistió para que lo recibiera, pero él rehusó. Y Naamán dijo: Pues
si no, te ruego que de esta tierra, se le dé a tu siervo la carga de un par de mulos, porque tu
siervo ya no ofrecerá ofrendas de ascensión ni sacrificará a otros dioses, sino a HaShem. Que
HaShem perdone a tu siervo en esto: Cuando mi señor entre en el templo de Rimón para adorar
allí y se apoye en mi mano, y yo me incline en el templo de Rimón cuando tenga que adorar allí,
que HaShem perdone a tu siervo por esto. Y él le dijo: Vete en paz. Y se alejó de él a cierta
distancia. Pero Guejazi, criado de Elisha, el hombre de Elohim, dijo para sí: He aquí, mi señor ha
dispensado a este Naamán arameo al no recibir de sus manos lo que él trajo. Vive HaShem que
correré tras él y tomaré algo de él. Y Guejazi siguió a Naamán. Cuando Naamán vio a uno
corriendo tras él, bajó de su carro a encontrarle, y dijo: ¿Está todo bien? Y él dijo: Todo está
bien. Mi señor me ha enviado, diciendo: "He aquí, en este momento dos jóvenes de los hijos de
los profetas han venido a mí de la región montañosa de Efrayim. Te ruego que les des un talento
de plata y dos mudas de ropa." Y Naamán dijo: Dígnate aceptar dos talentos. Y le insistió y ató
dos talentos de plata en dos bolsas con dos mudas de ropa, y los entregó a dos de sus criados;
y éstos los llevaron delante de él. Cuando llegó al monte, los tomó de sus manos y los guardó
en la casa, luego despidió a los hombres y ellos se fueron. Entonces él entró y se puso delante
de su señor. Y Elisha le dijo: ¿Dónde has estado, Guejazi? Y él respondió: Tu siervo no ha ido a
ninguna parte. Entonces él le dijo: ¿No iba contigo mi corazón, cuando el hombre se volvió de su
carro para encontrarte? ¿Acaso es tiempo de aceptar dinero y de aceptar ropa, olivares, viñas,
ovejas, bueyes, siervos y siervas? Por tanto, la lepra de Naamán se te pegará a ti y a tus
descendientes para siempre. Y él salió de su presencia leproso, blanco como la nieve.”
Este texto nos enseña que Naamán, un gentil, tenía tsaráat. Así que esta plaga no solamente
cae sobre los hijos de Israel sino también sobre los gentiles. El siervo de Elisha, Guejazi, mintió
y hurtó y por estos dos pecados vino la tsaráat sobre él y sobre sus hijos. Esto nos enseña que
no solamente es aplicada sobre el que peca con lashón hará sino también por otros delitos. El
[3]
Talmud menciona siete pecados que traen la plaga de tsaráat sobre el que no se arrepiente:
lashón hará, asesinato, inmoralidad, falso juramento, arrogancia, robo y avaricia.
1. Los pelos son blancos y el área afectada parece más profunda que el resto de la
piel, v. 3.
2. La mancha se extiende sobre la piel, v. 7.
3. Hay carne viva en la mancha, v. 10.
Los sacerdotes tienen la autoridad para declarar tamé o tahor, impuro o puro, a una persona o
un objeto. Cuando la persona tiene esta plaga no se vuelve impura hasta que el sacerdote haya
hecho una declaración de impureza. Tampoco se vuelve pura hasta que el sacerdote le declare
pura. Así que, finalmente es la palabra del sacerdote que decide cuándo la persona es tamé o
tahor. La declaración del sacerdote tenía una implicación social importante. El afectado no podía
vivir dentro de la comunidad, sino tenía que vivir sólo, fuera del campamento o fuera de una
ciudad si estaba amurallada.
“Y he aquí, se le acercó un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes
limpiarme. Y extendiendo la mano, lo tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante quedó limpio
de su lepra. Entonces Yeshúa le dice: Mira, no se lo digas a nadie, sino ve, muéstrate al
sacerdote y presenta la ofrenda que ordenó Moshé, para que les sirva de testimonio a ellos.”
En este texto no se habla de sanar una enfermedad sino de limpiar de la plaga de “tsaráat”.
Yeshúa no dijo: “sé sanado”, sino “sé limpio”. Yeshúa no le sanó sino lo limpió. Esto nos da pie a
pensar que no se trata de una enfermedad como las otras, sino de una plaga sobrenatural sobre
el que no se arrepiente a tiempo.
13:12-13 “Y si la tsaráat brota y se extiende en la piel, y la tsaráat cubre toda la piel del que
tenía la afección, desde su cabeza hasta sus pies, hasta donde pueda ver el sacerdote,
entonces el sacerdote mirará, y he aquí, si la tsaráat ha cubierto todo su cuerpo, declarará limpio
al que tenía la afección; se ha vuelto toda blanca y él es limpio.” – En Isaías 1:18 se encuentra
una referencia a este versículo, según está escrito:
“Venid ahora, y razonemos -dice HaShem- aunque vuestros pecados sean como la grana, como
la nieve serán emblanquecidos; aunque sean rojos como el carmesí, como blanca lana
quedarán.”
De esto aprendemos que la tsaráat está simbolizando el pecado. El pecado es lepra, tsaráat,
para el alma.
13:45-46 “En cuanto al afectado de tsaráat que tenga la afección, sus vestidos estarán
rasgados, dejará crecer el cabello de su cabeza, se cubrirá el bigote y gritará: ¡Impuro, impuro!
Permanecerá impuro todos los días que tenga la afección; es impuro. Vivirá solo; su morada
estará fuera del campamento.” – Una persona afectada por esta plaga no podía vivir con los
demás. Si su pecado había sido lashón hará, que tiene que ver con la relación social, ya no
podía tener contacto con los demás, tenía que vivir solo. Ni siquiera tenía el derecho de
asociarse con otras personas impuras. Así no podía pecar más con su lengua.
Si un “leproso” no podía vivir con los demás, ¿cómo es posible que se diga que Yeshúa estaba
en la casa de un “leproso”, uno que tenía la plaga de tsaráat? Podemos presentar algunas
interpretaciones diferentes:
El hecho de que la Torá está tomando mucho espacio explicando todos los detalles en cuanto a
la plaga de tsaráat, “lepra”, ha hecho que los sabios de nuestro pueblo hayan conectado esta
[4]
plaga con el Mesías. En el Talmud está escrito:
[5]
“Rab dijo: El mundo fue creado sólo por causa de David. Shmuel dijo: Por causa de
[6]
Moshé; R. Yojanán dijo: Por causa del Mesías. ¿Cuál es su nombre? – La Escuela de R. Shila
dijo: Su nombre es Shiló, porque está escrito, hasta que venga Shiló.[7] La Escuela de R. Yanai
dijo: Su nombre es Yinón, porque está escrito, Su nombre permanecerá para
[8] [9]
siempre: mientras dure el sol, su nombre es Yinón. La Escuela de R. Janiná sostenía: Su
[10]
nombre es Janiná, como está escrito, Donde no os mostraré Janiná (clemencia). Otros dicen:
Su nombre es Menajem hijo de Jizkiyá, porque está escrito, porque lejos de mí está Menajem (el
[11]
consolador), el que reanima mi alma. Los rabinos dijeron: Su nombre es “el estudioso
leproso”, como está escrito, Ciertamente llevó nuestras penas, y cargó nuestras tristezas: sin
[12]
embargo, nosotros le consideramos como un leproso, herido de Elohim y afligido. ”
Cuando en el Talmud aparece la expresión: “los rabinos dijeron”, significa que esta es la línea
oficial de interpretación del judaísmo rabínico de la época. Esto nos enseña, en primer lugar,
que el Talmud identifica Isaías 53 con el Mesías. En segundo lugar, está destacando el hecho
de que el Mesías tenía que ser “leproso”, en el sentido de que tendría que cargar las
enfermedades y los pecados del pueblo.
En esta parashá están los mandamientos número 166 al 172 de los 613.
166. Precepto de la impureza ritual de una mujer después de dar a luz, Levítico 12:2, 5.
167. Prohibición de comer de una ofrenda en estado de impureza, Levítico 12:4.
168. Precepto para una mujer de ofrecer una ofrenda después de dar a luz, Levítico 12:6.
169. Precepto sobre la impureza del individuo aquejado de tsaráat (metsorá), Levítico 13:2.
170. Prohibición de cortar el cabello del área afectada de un individuo con nétek (calvicie
impura), Levítico 13:33.
171. Precepto de desgarrar las ropas de una persona con tsaráat o con cualquier otra forma
de impureza, Levítico 13:45.
172. Precepto de la tsaráat en la ropa, Levítico 13:47.
[1]
Strong H5079 niddâh, nid-daw', From H5074; properly rejection; by
implication impurity, especially personal (menstruation) or moral (idolatry, incest): - X far,
filthiness, X flowers, menstruous (woman), put apart, X removed (woman), separation, set apart,
unclean (-ness, thing, with filthiness).
[2]
Strong H5074 nâdad, naw-dad', A primitive root; properly to wave to and fro (rarely
to flap up and down); figuratively to rove, flee, or (causatively) to drive away: - chase (away), X
could not, depart, flee (X apace, away), (re-) move, thrust away, wander (abroad, -er, -ing).
[3]
Erajim 15a.
[4]
Sanhedrín 98b, traducido por el autor desde la versión inglesa del Soncino Talmud,
editada por Davka Corporation and Judaica Press.
[5]
Para que cantara salmos a Elohim.
[6]
Para que recibiera la Torá.
[7]
Génesis 49:10.
[8]
I.e. continuará.
[9]
Salmo 72:17.
[10]
Jeremías 16:13. Así que cada Escuela mostraba una admiración intensa hacia su maestro
al nombrar al Mesías según él con un juego de palabras.
[11]
Lamentaciones 1:16.
[12]
Isaías 53:4.
Parashá 28 Metsorá
Levítico 14:1 – 15:33
Por Dr K Blad ©
Prohibida toda reproducción lucrativa.
Aliyás de la Torá:
1. 14:1-12
2. 14:13-20
3. 14:21-32
4. 14:33-53
5. 14:54 – 15:15
6. 15:16-28
7. 15:29-33
8. Maftir: 15:31-33
Metsorá
Comentarios
HaShem ha puesto su morada entre los hijos de Israel. Su presencia santa requiere que los
hijos de Israel vivan una vida santa. El santuario terrenal puede ser contaminado por medio de
las impurezas rituales de los hijos de Israel, y para evitarlo, ellos necesitan conocer todas las
normas acerca de lo que produce impureza y cómo ser libres de ella. Por esta razón, en los
capítulos 11 hasta 15 de Levítico, la Torá va desarrollando una enseñanza profunda en cuanto a
la impureza ritual. Así el pueblo podrá vivir en un campamento donde mora la presencia divina.
El capítulo 11 habla de la prohibición de comer animales impuros. El tipo de impureza que es
producida por medio de eso no puede ser eliminado por medio de ritos de purificación y es más
grave que el resto. Al tocar los cadáveres de los animales impuros se produce la impureza ritual
en los hombres, pero esta impureza puede ser eliminada por medio de actos de purificación. El
capítulo 12 habla de la impureza producida en la mujer por un parto. El capítulo 13 habla de la
impureza producida por la plaga de traráat, traducida como “lepra”. En el capítulo 14 se habla de
la purificación de tsaráat en una persona y cómo tratar con esta plaga en una casa. En el
capítulo 15 se encuentra la enseñanza de la impureza ritual producida por flujos que vienen de
los aparatos reproductorios del hombre y de la mujer.
Todas estas instrucciones han sido dadas con el fin de evitar que el tabernáculo sea
contaminado y el pueblo dañado por la presencia divina que está en medio de ellos, tanto en el
desierto como luego en la tierra prometida. Las reglas en cuanto a la impureza ritual tienen que
ver con la santidad en relación con la presencia física de HaShem dentro el pueblo de Israel, en
el tabernáculo y en el templo. Algunas de estas reglas son aplicables solamente cuando hay un
santuario, como por ejemplo las que requieren sacrificios. Pero otras de estas reglas son
aplicables aún en la ausencia del santuario, como las del kashrut y de nidá. Mientras que no
tenemos templo, no podemos guardar las leyes que tienen que ver con los sacrificios, pero sí
podemos guardar las reglas de no comer animales inmundos y la purificación de nuestros
cuerpos por medio de una mikvé. El pueblo judío sigue guardando las instrucciones en cuanto a
la pureza ritual que son aplicables sin el santuario, porque sigue siendo un pueblo santo.
Las reglas de tsaráat sólo son aplicables dentro de la tierra de Israel cuando hay templo, así que
no aplicarán hasta que el tercer templo sea construido, y, según los profetas, lo será muy pronto.
En la Parashá pasada vimos como el Talmud menciona que el nombre del Mesías es “el
estudioso leproso”. Por lo tanto las leyes de la purificación de tsaráat están íntimamente
relacionadas con él, y más concretamente con su muerte y resurrección, como veremos a
continuación.
14:2 “Esta será la ley del leproso en los días de su purificación. Será llevado al sacerdote” –
Según mi conocimiento, antes de venir Yeshúa no había habido ningún caso de tsaráat en la
historia de Israel, que haya podido cumplir este mandamiento de la Torá en cuanto a mostrarse
ante el sacerdote y presentar la ofrenda después de haber sido sanado, excepto el caso de
Miryam, la hermana de Moshé. Ella fue golpeada con esta plaga y seguramente cumplió con
este mandamiento, cf. Números 12. Naamán, el siervo sirio, fue limpiado de su tsaráat cuando
se sumergió en el río Yardén por mandato del profeta Elishá. Pero como él no era israelita, no
fue aplicado sobre él el mandamiento de ir al sacerdote y presentar ofrendas. ¿Entonces por
qué la Torá ha dado estas instrucciones, si no han sido necesarias a lo largo de la historia de
Israel? Como una respuesta a esta inquietud surgió la idea de que cuando venga el Mesías, una
de las cosas que él hará es limpiar a los hombres de la tsaráat. Esa será una de las señales del
verdadero Mashíaj. Por esto está escrito en Lucas 7:18-23:
“Entonces los discípulos de Yojanán le informaron de todas estas cosas. Y llamando Yojanán a
dos de sus discípulos, los envió al Señor, diciendo: ¿Eres tú el que ha de venir, o esperamos a
otro? Cuando los hombres llegaron a él, dijeron: Yojanán HaMatbil nos ha enviado a ti, diciendo:
"¿Eres tú el que ha de venir, o esperamos a otro?" En esa misma hora curó a muchos de
enfermedades y aflicciones, y malos espíritus, y a muchos ciegos les dio la vista. Y
respondiendo él, les dijo: Id y contad a Yojanán lo que habéis visto y oído: los CIEGOS
RECIBEN LA VISTA, los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los
muertos son resucitados y a los POBRES SE LES ANUNCIA LA BUENA NUEVA. Y dichoso es
el que no se escandaliza de mí.”
La expresión “el que viene” es una expresión mesiánica. El Mesías es “el que viene”, en hebreo
“habá”. La respuesta que Yeshúa da a los discípulos de Yojanán nos enseña que el hecho de
que los “leprosos” son limpiados es una de las señales que el pueblo esperaba para saber quién
era el verdadero Mesías, cf. Isaías 29:18; 35:5-6.
¿Cuál fue el testimonio que los sacerdotes iban a recibir? El testimonio de que el Mesías ya
había venido. Por medio de este milagro, todos los sacerdotes en el templo podrían saber que el
Mesías ya estaba presente. Seguramente esta es una de las razones por las que muchos de los
sacerdotes luego creyeron en Yeshúa, como está escrito en Hechos 6:7:
“Y el sacerdote tomará madera de cedro, e hisopo y lana carmesí, y los echará en medio del
fuego en que arde la novilla.”
El cedro es uno de árboles más altos. La madera de cedro fue la madera más cara y apreciada,
cf. 2 Samuel 7:2, 7; 1 Reyes 6:9, 18.
La lana carmesí simboliza la sangre y el ministerio sacerdotal. La lana viene de la oveja y fue
teñida en un color rojo. Esto nos habla también de la muerte del Mesías. El Mesías está
representado por “el hilo rojo” que atraviesa toda la Escritura, cf. Josué 2:18, 21.
Mientras que el cedro es uno de los árboles más altos, el hisopo es una de las plantas más
bajas. Por esta razón el rey Shlomo toma estas dos plantas como dos extremos, como está
escrito en 1 Reyes 4:33a:
“Disertó sobre los árboles, desde el cedro que está en el Levanón hasta el hisopo que crece en
la pared.”
Una parte del hisopo se parece al algodón, y fue usado para absorber líquidos. Con el hisopo
pudieron pintar los dos postes y el dintel en las casas en Egipto y también salpicar agua y
sangre sobre el pueblo en el desierto, cf. Éxodo 12:22; Hebreos 9:19. El hisopo es mencionado
por primera vez en relación con la redención de Egipto por medio de la sangre del cordero.
También está incluido en la ceremonia de la purificación por medio de las aguas purificadoras
producidas por medio de las ascuas de la vaca roja, como está escrito en Números 19:18:
“Y una persona limpia tomará hisopo y lo mojará en el agua, y lo rociará sobre la tienda y sobre
todos los muebles, y sobre las personas que estuvieron allí y sobre aquel que tocó el hueso, o al
muerto, o al que moría por causas naturales, o la tumba.”
“Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve.”
No cabe duda de que la purificación de la plaga de tsaráat es la base de la oración del rey David
en este Salmo. Después de su pecado con la mujer de Urías, él pide ser purificado con hisopo,
para así ser libre de la “lepra” del pecado. Ser más blanco que la nieve implica tener un estado
de pureza superior al que tiene un hombre que está cubierto enteramente con la plaga de
tsaráat de manera que se ha vuelto totalmente blanco, como está escrito en Levítico 13:13:
“entonces el sacerdote mirará, y he aquí, si la lepra ha cubierto todo su cuerpo, declarará limpio
al que tenía la afección; se ha vuelto toda blanca y él es limpio.”
“Había allí una vasija llena de vinagre; colocaron, pues, una esponja empapada del vinagre en
una rama de hisopo, y se la acercaron a la boca.”
Es muy significativo que el hisopo vuelve a la escena de las Escrituras en relación con la muerte
de Yeshúa. Esto nos enseña que la muerte del Mesías está relacionada con el acto de
purificación de la tsaráat.
14:5 “Después el sacerdote mandará degollar una de las avecillas en una vasija de barro sobre
agua corriente.” – La vasija de barro representa al cuerpo humano, que fue sacado de la tierra,
cf. 2 Corintios 4:7. El agua corriente puede representar la Torá o el Espíritu del Altísimo. El agua
también podría simbolizar la muerte, cf. 2 Samuel 14:14; Juan 19:34.
14:6 “En cuanto a la avecilla viva, la tomará junto con la madera de cedro, el cordón escarlata y
el hisopo, y los mojará junto con la avecilla viva en la sangre del ave muerta sobre el agua
corriente.” – La avecilla viva que está juntada con madera de cedro representa al Mesías que
fue colgado sobre madera para así limpiar al hombre de la lepra del pecado. La avecilla viva es
sumergida en la sangre del ave muerta. Esto representa el momento de la muerte de Yeshúa. El
ave viva no es dejada en la sangre en el agua hasta que muera, sino es sacada de allí. Esto
simboliza la muerte y resurrección del Mesías.
Las dos aves también podrían representar las dos inclinaciones dentro del hombre, el yetser
hará y el yetser hatov, la mala inclinación y la buena inclinación. La primera de estas tiene que
morir y la otra podrá vivir. Esto también es un resultado de la obra redentora del Mesías Yeshúa.
14:7 “Después rociará siete veces al que ha de ser purificado de la lepra, lo declarará limpio, y
soltará al ave viva en campo abierto.” – El ave soltada simboliza la libertad del que es purificado
y también de la vida de resurrección del hombre cuando finalmente será liberado del pecado y
de la muerte. Esto también es un resultado de la muerte y resurrección del Mesías Yeshúa.
14:10 “En el octavo día tomará dos corderos sin defecto, una cordera de un año sin defecto, tres
décimas de una efá de flor de harina mezclada con aceite como ofrenda de cereal y un log de
aceite” – La purificación finalmente se llevó a cabo en el octavo día. El octavo día anuncia dos
cosas: el día de la resurrección del Mesías, (el día después de una semana entera), que es la
base para la liberación del hombre que ha sido infectado con la lepra del pecado. El octavo día
también habla del octavo milenio después de Adam, cuando todos los hombres sobrevivientes,
que no participaron de la primera resurrección, finalmente serán liberados del pecado. Durante
el milenio estarán presentes los que sobrevivieron la última guerra contra Yerushalayim, cf.
Zacarías 14; Revelación 19. Durante el reinado mesiánico habrá dos clases de hombres, los
redimidos y los sobrevivientes. Los que antes habían puesto su fe en el Mesías Yeshúa serán
resucitados y/o transformados para obtener cuerpos glorificados. Ellos son los redimidos. Ellos
participarán de la primera resurrección.
Sin embargo, no todos los hombres serán transformados con la segunda venida del Mesías. Los
que no son matados durante el resplandor de su venida, tendrán sus cuerpos mortales y vivirán
en paz bajo el reinado mesiánico. Ellos son los sobrevivientes. Estos hombres mortales tendrán
la oportunidad de pasar al siglo siguiente, en el octavo milenio después de Adam, pero bajo
otras condiciones que los redimidos que participaron de la primera resurrección. Ellos también
serán liberados del pecado, que todavía tenían durante el reino mesiánico, porque está escrito
en 2 Pedro 3:13:
“Pero, según su promesa, nosotros esperamos nuevos cielos y nueva tierra, en los cuales mora
la justicia.”
En esos nuevos cielo y nueva tierra, que vendrán después del reino milenial mesiánico, sólo
morará la justicia. Así que el pecado habrá sido totalmente eliminado. El octavo milenio después
de Adam, es decir, en la era que vendrá después del reinado mesiánico, no habrá pecado, y la
lepra del pecado del hombre será finalmente eliminada. Esto también es un resultado de la
muerte y resurrección del Mesías Yeshúa.
¿Cómo vamos a entender esto? Tanto los sacerdotes como el que es purificado de tsaráat es
objeto del mismo rito. Por un lado podríamos entenderlo como que el que había tenido tsaráat
ahora tiene el derecho para acercarse al tabernáculo. En ese sentido se asemeja al ministerio
del sacerdote que tiene el derecho de estar cerca de HaShem.
Sin embargo, por el otro lado hay algo más profundo aquí. Como el Mesías está asociado con
un hombre “leproso”, llamado en el Talmud “el estudioso leproso”, todo este proceso de
purificación del metsorá está hablando de lo que el Mesías tenía que pasar para poder entrar en
su gloria. Como él no tenía propio pecado, pudo cargar sobre sí el pecado de todo el mundo. De
esta manera la lepra del pecado del hombre fue cargada sobre él, como está escrito en Isaías
53:4-6:
“Ciertamente él llevó nuestras enfermedades, y cargó con nuestros dolores; con todo, nosotros
le tuvimos por azotado, por herido de Elohim y afligido. Mas él fue herido por nuestras
transgresiones, molido por nuestras iniquidades. El castigo, por nuestra paz, cayó sobre él, y por
sus heridas hemos sido sanados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, nos
apartamos cada cual por su camino; pero HaShem hizo que cayera sobre él la iniquidad de
todos nosotros.”
Después de la resurrección Yeshúa fue limpiado de la impureza que había obtenido por medio
de la lepra del pecado, como está escrito en Zacarías 3:2b-5:
“¿No es éste un tizón arrebatado del fuego? Y Yehoshúa estaba vestido de ropas sucias, en pie
delante del ángel. Y éste habló, y dijo a los que estaban delante de él: Quitadle las ropas sucias.
Y a él le dijo: Mira, he quitado de ti tu iniquidad y te vestiré de ropas de gala. Después dijo: Que
le pongan un gorro limpio en la cabeza. Y le pusieron un gorro limpio en la cabeza y le vistieron
con ropas de gala; y el ángel de HaShem estaba allí.”
Mediante este acto de purificación Yeshúa fue introducido en el ministerio sacerdotal según el
orden de Malki-Tsedek. Por eso hay una semejanza entre el rito de purificación del metsorá y la
instalación en el ministerio sacerdotal, cf. Éxodo 29:7, 20-21; Levítico 14:14, 17-18.
14:21 “Pero si es pobre y no tiene suficientes recursos, entonces tomará un cordero como
ofrenda por la culpa, como ofrenda mecida, a fin de hacer expiación por él, y una décima de una
efá de flor de harina mezclada con aceite para ofrenda de cereal, y un log de aceite” – Aunque el
hombre sea pobre no hay rebaja en cuanto al animal que se tenía que dar como ofrenda por la
culpa. Tanto el rico como el pobre tenían que dar un cordero por la culpa. Esto nos enseña que
el precio para liberar al hombre no puede rebajarse, es el mismo para el rico como para el
pobre. El precio es la muerte del Cordero de Elohim. Por medio de la muerte del Cordero tanto
el rico como el pobre podrán ser libres del pecado y purificados para poder entrar en el santuario
celestial y estar cerca de HaShem y servir en el ministerio de Malki-Tsedek.
14:34 “Cuando entréis en la tierra de Kenáan, que os doy en posesión, y ponga yo una marca de
lepra sobre una casa en la tierra de vuestra posesión” – Esta ley sólo se aplica sobre las casas
en la tierra de Israel. Sin embargo, las casas que están en la ciudad de Yerushalayim nunca
podrán ser declaradas impuras. Además las casas tenían que ser de una manera especial para
que esta ley aplicara sobre ellas. Sólo las casas que tenían piedra, madera y tierra en las
paredes podían ser declaradas tamé, cf. 14:45.
14:45 “Derribará, pues, la casa, sus piedras, sus maderas y todo el emplaste de la casa, y los
llevará fuera de la ciudad a un lugar impuro.” – El mundo es una casa. HaShem ha enviado sus
ángeles para inspeccionar si la casa está libre de contaminación. Pero aunque fue raspada una
vez por medio del diluvio, volvió a aparecer la maldad y se está extendiendo. Por lo tanto no
queda más remedio que derribar la casa. Este mundo será destruido después del milenio del
reino mesiánico, como está escrito en 2 Pedro 3:10-13:
“Pero el día del Señor vendrá como ladrón, en el cual los cielos pasarán con gran estruendo, y
los elementos serán destruidos con fuego intenso, y la tierra y las obras que hay en ella serán
quemadas. Puesto que todas estas cosas han de ser destruidas de esta manera, ¡qué clase de
personas no debéis ser vosotros en santa conducta y en piedad, esperando y apresurando la
venida del día de Elohim, en el cual los cielos serán destruidos por fuego y los elementos se
fundirán con intenso calor! Pero, según su promesa, nosotros esperamos nuevos cielos y nueva
tierra, en los cuales mora la justicia.”
15:2 “Hablad a los hijos de Israel y decidles: "Cuando cualquier hombre tenga flujo de su
[2]
cuerpo, su flujo es impuro.” – La palabra hebrea que ha sido traducida como flujo es “zav”, y
significa “emisión”, “flujo”, “corriente”, “emanación”. Aquí no se refiere a la emisión de semen,
sino de otro tipo de flujo. Como la palabra flujo se repite dos veces, se deduce que la impureza
ritual empieza a partir de la segunda emisión de flujo. Este tipo de impureza es más severo que
la impureza producida por la emisión del semen y requiere sacrificios para su purificación, cf. v.
14-15.
15:4 “Toda cama sobre la cual se acueste la persona con flujo quedará impura, y todo sobre lo
que se siente quedará impuro.” – Rashí destaca que los verbos “se acueste” y “se siente” están
escritos de manera que no puede referirse a objetos que están designados para otra función que
la de recostarse o sentarse. Con otras palabras, sólo se refiere a camas y sillas.
15:5 “Además, cualquiera que toque su cama lavará su ropa, se bañará en agua y quedará
impuro hasta el atardecer” – Una cama que ha sido tocada por el zav, el que padece flujo, se ha
convertido en una fuente primaria de impureza, en hebreo “av hatumá” y por eso tiene la
capacidad para transmitir impureza a las personas. La persona que ha tocado una cama tocada
por un zav transmite incluso impureza a sus propias ropas. Por eso tendrá que pasar tanto su
ropa como todo su cuerpo por una mikvé para poder ser tahor, ritualmente puro. La purificación
se hace efectiva a la caída del sol.
Si el zav toca otros objetos, no se convierten en fuente primaria de impureza, sino en resultado
de impureza, en hebreo “velad hatumá”, y sólo pueden transmitir impureza ritual a alimentos y
bebidas.
El hecho de que la persona que se ha sumergido en una mikvé no obtiene pureza ritual hasta la
tarde es una evidencia de que lo que finalmente hace efectiva la purificación es la muerte del
Mesías, que ocurrió por la tarde.
15:9 “Y toda montura sobre la cual cabalgue la persona con el flujo quedará impura.” – Una
montura queda impura pero no con el mismo grado de impureza que las camas y las sillas que
han estado debajo del zav. Esto significa que el que toque una montura donde ha cabalgado un
zav, no necesita sumergir su ropa en una mikvé, sino sólo su cuerpo. Según Rashí, esto sólo se
refiere a las partes de la montura que no son el mismo asiento. En cuanto al asiento obtiene el
mismo nivel de impureza que una silla.
15:13 “Cuando el hombre con el flujo quede limpio de su flujo, contará para sí siete días para su
purificación; entonces lavará su ropa, bañará su cuerpo en agua corriente y quedará limpio.” –
La palabra hebrea que ha sido traducida como “corriente” es “jai”,[3] que significa “vivo”, “crudo”,
“fresco”. Esto nos enseña que sólo el agua viva, de manantial, es capaz de purificar un cuerpo
que tiene impureza ritual. Por lo tanto, para que una mikvé pueda purificar, tendrá que tener
aguas que hayan sido introducidas en la mikvé de manera natural, no por medio de la
intervención del hombre. Con otras palabras, una piscina a la cual el agua haya sido llevada por
la fuerza del hombre, por una bomba de agua, o por tuberías de metal (que pueden llegar a ser
impuras), no es apta para la purificación. El agua tiene que llegar a esa mikvé de manera
natural.
15:16 “Y si un hombre tiene emisión de semen, bañará todo su cuerpo en agua y quedará
impuro hasta el atardecer.” – Los versículos 2-15 tratan del caso de un hombre zav, que es
impuro por el flujo que sale desde su miembro viril, sin que tenga emisión de semen. A partir del
versículo 16 la Torá da instrucciones acerca del que tiene emisión seminal. La emisión de
semen produce un estado de tamé en el hombre, pero en un nivel inferior al del zav. La Torá
dice que el hombre que tiene emisión de semen tendrá que “bañar” todo su cuerpo en agua para
poder ser purificado a la caída del sol. La palabra hebrea que ha sido traducida como “bañará”
es “rajats”,[4] que significa “lavar”, “bañar”, “limpiar”, “hacer abluciones”, “purificar con agua”, cf. 2
Reyes 5:10, 14.
Ahora, si él usa cualquier agua para lavarse, no será purificado, puesto que el agua quedaría
impura al tocar al que es tamé. Hemos visto en Levítico 11:36 que la única agua que no puede
volverse impura es la que está en una mikvé compuesta por una fuente natural y un hoyo. Por lo
tanto, la única agua que sirve para lavarse de la impureza es el agua de una mikvé con esas
características. Muchos ríos y lagos son aptos para la purificación, cf. Juan 3:22-23.
Este versículo dice que todo el cuerpo, literalmente “toda su carne”, tiene que ser bañado en el
agua. Levítico 11:32 enseña que los objetos que son introducidos en el agua de una mikvé son
purificados. De esto deducimos que es necesario que el que se purifique se sumerja en el agua.
Además tiene que estar sin ropa y sin objetos que obstruyan el contacto directo con el agua, con
otras palabras, tiene que estar totalmente desnudo para que su purificación sea válida.
De este versículo también deducimos que el tamaño de la mikvé tiene que ser suficientemente
grande como para que un hombre pueda introducir todo su cuerpo en ella. El Talmud afirma que
tiene que ser de 40 seá, lo cual corresponde a unos 700 litros (unos 25 pies cúbicos).
15:18 “Si un hombre se acuesta con una mujer y hay emisión de semen, ambos se bañarán en
agua y quedarán impuros hasta el atardecer.” – El único lugar donde el semen no causa
impureza es dentro de la mujer, puesto que sólo causa impureza ritual cuando toca las partes
exteriores de un cuerpo. Así que la mujer no queda impura por su contacto con el semen. Antes
fue dicho que el hombre que emite semen queda impuro por ello, pero ¿por qué la mujer queda
impura por tener una relación con su marido? Rashí dice que es por un decreto del Soberano.
Con otras palabras, no hay una explicación lógica por la que una mujer quede impura por tener
una relación cuando haya emisión de semen en su interior.
Después de tres días el semen ya no tiene la capacidad para procrear y ha muerto. Por lo tanto
no produce impureza a partir del cuarto día.
El estado de tamé, impureza ritual, es producido en el hombre por tener algún tipo de contacto
con la muerte. El cuerpo humano es la fuente principal de impureza ritual. Por lo tanto, la
relación sexual tiene que ver con la muerte, puesto que millones de espermatozoides mueren
sin producir vida humana. El mismo pensamiento está detrás de la menstruación de la mujer.
Por no haberse quedado embarazada, ese óvulo que era un niño en potencia, es expulsado sin
que se haya formado una vida nueva. Esto es, en cierto modo, un contacto con la muerte y por
esto produce impureza ritual en la mujer.
Las enfermedades que afectan el sistema reproductorio en el hombre y en la mujer producen
impureza ritual, porque atentan contra la procreación de la vida humana.
El Elohim de Israel es el Elohim vivo y el Elohim de los vivos. Por eso es necesario eliminar todo
contacto con la muerte en relación con el culto a él. El hecho de meter los cadáveres en una
iglesia que, supuestamente, sería un lugar de culto al Altísimo, es una ofensa y una
contradicción a las instrucciones que Él ha dado acerca de la santidad.
15:19 “Cuando una mujer tenga flujo, si el flujo en su cuerpo es sangre, ella permanecerá en su
estado impureza menstrual por siete días; y cualquiera que la toque quedará impuro hasta el
atardecer.” – En los versículos 19-24 se encuentran las instrucciones en cuanto a la mujer
durante su estado de separación mensual, en hebreo “nidá”. Este versículo dice que el tiempo
de nidá es de siete días.
El primer día es contado cuando ella empieza a manchar con sangre. Independientemente de la
hora del día cuando esto ocurra, ese día se cuenta como el primer día, incluso si sólo quedaran
unos minutos hasta la caída del sol y la aparición de las primeras tres estrellas. Recordemos
que el día empieza después de la caída del sol cuando se puedan ver dos o tres estrellas. Así
que el día en que empieza el flujo de sangre es contado como un día entero. Luego ella va
contando los días hasta llegar al final del séptimo día, poco antes de la caída del sol. Entonces
ella se sumerge en una mikvé para purificarse y, a la caída del sol, queda ritualmente purificada
y podrá unirse con su marido de nuevo durante la noche del octavo día. Esto es lo que enseña
la Torá. Además de esto, los rabinos han hecho una cerca de protección alrededor de este
mandamiento y añadido siete días después del último día de flujo.
[5]
En la Mishná está escrito que la escuela de Hilel enseña que la mujer no necesita hacer un
baño ritual al final de los días de su purificación para quedarse pura. Por el contrario, la escuela
de Shamai afirma que sí es necesario. El judaísmo actual sigue la halajá de Shamai en este
caso.
La persona que toca una mujer nidá queda ritualmente impura y no podría entrar en el templo ni
comer de las cosas consagradas o de los sacrificios durante ese día.
Esto nos enseña que el esposo no debe tocar su mujer cuando ella está en el estado de nidá. Si
él va a presentarse en oración delante de HaShem con manos santas no debe haber tocado a
su esposa cuando está en el estado de nidá, como está escrito en el Salmo 24:3-4:
“¿Quién subirá al monte de HaShem? ¿Y quién podrá estar en su lugar santo? El de manos
limpias y corazón puro; el que no ha alzado su alma a la falsedad, ni jurado con engaño.”
Este texto nos enseña que no se puede venir ante la presencia de HaShem con manos
[6]
contaminadas. La palabra hebrea que ha sido traducida como “limpias” es “nakí” que significa
“puro”, “inocente”, “sin culpa”, “libre”. En primer lugar se trata de tener las manos limpias de
hechos que hayan producido impureza moral, violencia, robo, fornicación etc. Pero también
significa que las manos deben ser ritualmente puras para poder ser presentadas ante HaShem,
e incluso deben haber sido lavadas en agua para que estén limpias higiénicamente.
“Por consiguiente, quiero que en todo lugar los hombres oren levantando manos santas, sin ira
ni discusiones.”
“acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, teniendo nuestro corazón
purificado de mala conciencia y nuestro cuerpo lavado con agua pura.”
Es una buena regla que los hombres nunca toquen a las mujeres, excepto sus esposas, sus
hijas y sus madres. Es sabio evitar el tacto entre hombres y mujeres, como está escrito en 1
Corintios 7:1:
“En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bueno es para el hombre no tocar mujer.”
15:21 “Cualquiera que toque su cama lavará su ropa, se bañará en agua y quedará impuro
hasta el atardecer.” – La cama y las sillas donde se sienta la mujer nidá transmite más impureza
que la misma mujer. El que toque una cama o una silla donde ella se haya acostado o sentado,
no solamente queda impuro, como en el caso de tocarla, sino también transmite impureza a sus
propias ropas y necesita, no solamente, pasar por mikvé, sino también sumergir su ropa en la
mikvé.
15:24 “Y si un hombre se acuesta con ella y su impureza menstrual lo mancha, quedará impuro
por siete días, y toda cama sobre la que él se acueste quedará impura.” – La Torá prohíbe que
haya relaciones maritales durante el tiempo de la nidá, como está escrito en Levítico 18:19:
“Si alguno se acuesta con mujer menstruosa y descubre su desnudez, ha descubierto su flujo, y
ella ha puesto al descubierto el flujo de su sangre; por tanto, ambos serán cortados de entre su
pueblo.”
“Pero el hombre que es justo, y practica el derecho y la justicia, y no come en los santuarios de
los montes ni levanta sus ojos a los ídolos de la casa de Israel, ni amancilla a la mujer de su
prójimo, ni se acerca a una mujer durante su menstruación”
“En ti se ha descubierto la desnudez del padre, en ti han humillado a la que estaba impura por
su menstruación.”
¿Cómo es posible que en Levítico 15:24 se habla de que un hombre pueda acostarse con una
mujer de manera que su impureza menstrual lo manche si está totalmente prohibido tener
relaciones durante los siete días de nidá de la mujer? La explicación lógica es que aquí no se
trata de que el hombre se acueste con su esposa durante la semana de nidá, sino justo al
comenzar esa semana. Sin darse cuenta tuvieron una relación, por equivocación, justo cuando
su flujo empezó. En ese caso el varón queda impuro durante una semana, al igual que la mujer.
En el otro caso, ambos son castigados por la pena de karet, corte de la persona de su raíz
divina y muerte espiritual.
15:25 “Si una mujer tiene un flujo de sangre por muchos días fuera del período de su impureza
menstrual, o si tiene un flujo después de ese período, todos los días de su flujo impuro
continuará como en los días de su impureza menstrual; es impura.” – Ahora la Torá trata de la
zavá, que es un caso diferente a la menstruación normal. Se trata de tener flujo de sangre fuera
de los siete días de nidá. En el caso de que la mujer sangre uno o dos días más, es decir, en
total ocho o nueve días, ella no pasa al estado de zavá, porque está escrito “por muchos días
fuera del periodo de separación”. Necesita haber, por lo menos, tres días de flujo, fuera del
periodo menstrual, para que sean considerados como “muchos días”. Cuando este flujo de
sangre anormal se limita a uno o dos días, ella puede bañarse el día siguiente al flujo y esperar
hasta la tarde. Si no hay flujo por la tarde, ella se vuelve pura y podrá unirse otra vez con su
marido.
Podría ser que el flujo de la menstruación se alargue tres días fuera de los siete días o podría
ser que haya flujo, durante tres días o más, en el período de los primeros once días después de
los siete días de nidá. En estos casos ella entrará en el estado de zavá y necesitará tener un
periodo de siete días limpios para poder llegar a ser ritualmente pura. Al final de los siete días
limpios ella se sumerge en la mikvé y a la caída del sol queda pura. En el octavo día necesitará
presentar sacrificios en el templo para su expiación, al igual que el varón cuando es purificado
de su estado de zav, como ya hemos visto en Levítico 15:2-15.
Los rabinos han unificado las leyes de los dos casos de nidá y zavá por razones de protección
del pueblo. Han hecho una cerca de protección alrededor de la Torá por causa de los peligros
de confusión en la aplicación de estas prescripciones y por el rigor de la pena de karet en el
[7]
caso de su violación. El rabí Yaakov Ben Asher escribe:
“Cuando aumentaron las dificultades del exilio, cuando las tribulaciones se multiplicaron y los
corazones se volvieron a afligir, los Sabios temieron que pudieran producirse errores en el
cómputo de los días considerados como puros, mientras que en realidad eran impuros. Ahora
bien, como cualquier error en este aspecto puede conllevar un “isur karet”, la pena de
cercenamiento, decretaron de una manera general, que la menor pérdida de sangre impura
exige, para volver al estado de pureza, que se cumpla con un período de siete días puros,
previos a la inmersión.”
Esto significa que hoy en día los rabinos enseñan que después de la última mancha de sangre
que se produce en un paño que se usa para hacer la inspección, hay que contar siete días
limpios, llamados “la semana blanca”. Al final de esos siete días la mujer se sumerge en la
mikvé para luego unirse con su marido después de la caída del sol. Estas reglas hacen que el
período de separación sea más largo que lo que prescribe la Torá. El resultado de un periodo
más largo de abstinencia y espera resulta en una renovación mensual de las emociones
[8]
sexuales. El Talmud cita las palabras del rabí Meír diciendo:
“¿Por qué ordena la Torá que la impureza de la menstruación continúe durante siete días?
Porque cuando (el marido) está en contacto constante con su esposa podrá desarrollar una
desgana hacia ella. La Torá, por lo tanto, ordena: Que sea impura durante siete días para que
sea amada por su esposo como el momento en que ella entró en el lecho nupcial.”
Cabe destacar aquí que la Torá no enseña que la mujer debe contar siete días después de
haber tenido su flujo menstrual normal, sino sólo siete días a partir del inicio de su menstruación.
Si su flujo cesó durante esos siete días, ella queda pura después de la caída del sol al final del
séptimo día.
La orden de “una semana blanca” después del flujo normal de menstruación es de carácter
rabínico. Sin embargo, los resultados de un periodo más largo de espera, después del tiempo de
nidá, son beneficiosos para el matrimonio.
173. Precepto de que la purificación de la afección de tsaráat deberá ser hecha mediante
ciertos componentes específicos, Levítico 14:2.
174. Precepto del individuo que tuvo tsaráat (el metsorá) de rasurarse todo el cuerpo en el
séptimo día de su purificación, Levítico 14:9.
175. Precepto de sumergirse en una mikvé cuando un individuo está en estado de impureza,
Levítico 14:9.
176. Precepto al individuo que tuvo afección de tsaráat (el metsorá) de ofrecer una ofrenda
cuando completa su purificación, Levítico 14:10.
177. Precepto de declarar como impura a una casa afectada por tsaráat, Levítico 14:35.
178. Precepto de que el hombre con una emisión de su órgano sexual (zav) es impuro,
Levítico 15:2-3.
179. Precepto para el hombre que tuvo una emisión de su órgano sexual (zav) de traer una
ofrenda después de haberse curado, Levítico 15:13-14.
180. Precepto de que un hombre con emisión seminal es impuro, Levítico 15:16.
181. Precepto de que una mujer con flujo menstrual es impura, Levítico 15:19.
182. Precepto de que una mujer con flujo (zavá) es impura, Levítico 15:25.
183. Precepto para una mujer con flujo (zavá) de ofrecer una ofrenda después de curarse de
su flujo, Levítico 15:28-29.
[1]
Arajín 16a-b.
[2]
Strong H2100, zûb, zoob, A primitive root; to flow freely (as water), that is,
(specifically) to have a (sexual) flux; figuratively to waste away; also tooverflow: - flow, gush
out, have a (running) issue, pine away, run.
[3]
Strong H2416 chay, khah'ee From H2421; alive; hence raw (flesh); fresh (plant, water,
year), strong; also (as noun, especially in the feminine singular and masculine plural) life (or
living thing), whether literally or figuratively: - + age, alive, appetite, (wild) beast, company,
congregation, life (-time), live (-ly), living (creature, thing), maintenance, + merry, multitude, +
(be) old, quick, raw, running, springing, troop.
[4]
Strong H7364 râchats, raw-khats', A primitive root; to lave (the whole or a part of the
thing): - bathe (self), wash (self).
[5]
Mishná Nidá 10:7.
[6]
Strong H5355 nâqîy nâqîy', naw-kee', naw-kee', From H5352; innocent: - blameless,
clean, clear, exempted, free, guiltless, innocent, quit.
Strong H5352 nâqâh, naw-kaw', A primitive root; to be (or make) clean (literally or
figuratively); by implication (in an adverse sense) to be bare, that is,extirpated: - acquit X at all,
X altogether, be blameless, cleanse, (be) clear (-ing), cut off, be desolate, be free, be (hold)
guiltless, be (hold) innocent, X by no means, be quit, be (leave) unpunished, X utterly, X wholly.
[7]
Túr Yoré De´ah, 183.
[8]
Nidá 31b.
Parashá 29 Ajarei mot
Levítico 16:1 – 18:30
Por Dr K Blad ©
Prohibida toda reproducción lucrativa.
1. 16:1-24
2. 16:25 – 17:7
3. 17:8 – 18:21
4. 18:22 – 19:14
5. 19:15-32
6. 19:33 – 20:7
7. 20:8-27
8. Maftir: 20:25-27
Ajarei mot
Comentarios
El capítulo 16 de Vayikrá es uno de los capítulos más importantes de la Torá. En este capítulo se encuentran las
instrucciones acerca del día de expiación, Yom HaKipurim que cae en el 10º día del 7º mes de Tishrí. Ese día fue
el único de todos los días del año cuando el gran sacerdote podía entrar en el lugar santísimo y presentar incienso
y sangre ante la presencia de HaShem. El propósito de ese acto es hacer una limpieza general de los pecados y
las impurezas de los hijos de Israel que se habían acumulado en el tabernáculo durante todo el año. A pesar de
que HaShem dio instrucciones claras acerca de cómo los hijos de Israel tenían que mantenerse alejados de las
impurezas rituales para no contaminar el santuario por medio de ellas, era inevitable que el tabernáculo fuese
contaminado por ellas. Si alguien entraba en el santuario estando impuro, lo contaminaba. Podían haber entrado
allí sin darse cuenta de que estaban impuros o alguien podía haberse olvidado de que estaba impuro en el
momento de entrar. Por esto HaShem instituye este día de expiación para purificar los objetos del tabernáculo
terrenal.
Este día es también el día cuando HaShem muestra cómo el hombre puede reconciliarse con Él. Es el gran día de
reconciliación. La reconciliación entre HaShem y el hombre es el tema central de toda la Escritura y este capítulo
muestra cómo esta reconciliación puede ser efectuada. La ira de HaShem está sobre el hombre por causa de sus
pecados. Esa ira es mortal para el hombre. Lo único que puede aplacar esa ira es que HaShem muestre
misericordia. Esa misericordia es mostrada al hombre mediante la reconciliación sobre la base de sacrificios
sangrientos de vidas inocentes, como está escrito en Levítico 17:11:
“Porque la vida de la carne está en la sangre, y yo os la he dado sobre el altar para hacer expiación por vuestras
almas; porque es la sangre, por razón de la vida, la que hace expiación.”
Este capítulo constituye también uno de los mejores textos que explican lo que pasó con el Mesías Yeshúa antes y
después de su resurrección al ser introducido en el ministerio sumo sacerdotal celestial según el orden de Malki-
Tsedek. Él entró en el tabernáculo celestial y lo purificó con su propia sangre, como está escrito en Hebreos 9:22-
26:
“Y según la Torá, casi todo es purificado con sangre, y sin derramamiento de sangre no hay perdón. Por tanto, fue
necesario que las copias de las cosas en los cielos fueran purificadas de esta manera, pero las cosas celestiales
mismas, con mejores sacrificios que éstos. Porque el Mesías no entró en un lugar santo hecho por manos, una
copia del verdadero, sino en el cielo mismo, para presentarse ahora en la presencia de Elohim por nosotros, y no
para ofrecerse a sí mismo muchas veces, como el sumo sacerdote entra al Lugar Santísimo cada año con sangre
ajena. De otra manera le hubiera sido necesario sufrir muchas veces desde la fundación del mundo; pero ahora,
una sola vez en la consumación de los siglos, se ha manifestado para destruir el pecado por el sacrificio de sí
mismo.”
El día 10 del mes séptimo está reflejado en el día 10 del primer mes. En el 10º día del primer mes fue tomado un
cordero para cada casa en Egipto donde se iba a celebrar Pesaj para luego poder salir de la esclavitud bajo el rey
Faraón. El cordero de Pesaj fue designado el día 10 del primer mes para luego ser sacrificado el día 14. El día 10
del séptimo mes tiene conexión con el cordero de Pesaj. La sangre del cordero de Pesaj protegió a los
primogénitos de la muerte. La carne del cordero produjo vitalidad y sanidad en los cuerpos débiles y enfermos. De
manera parecida los sacrificios de Yom HaKipurim expían por los pecados de los hijos de Israel para salvarlos de
la muerte, como está escrito en Levítico 16:30:
“porque en este día se hará expiación por vosotros para que seáis limpios; seréis limpios de todos vuestros
pecados delante de HaShem.”
Pesaj está íntimamente conectado con Yom Kipur. De la misma manera la muerte y resurrección del Mesías
Yeshúa, que sucedió en Pesaj, cumplió también gran parte del servicio de Yom Kipur en el tabernáculo celestial. Él
ha entrado en el lugar santísimo en el cielo y se ha quedado allí durante casi 2000 años. Como el sumo sacerdote
no solamente entró en el lugar santísimo en el tabernáculo terrenal, sino luego salió y bendijo al pueblo, así
sabemos que el Mesías no se va a quedar en el lugar santísimo en el cielo, sino salir de allí para bendecir a los
hijos de Israel y el mundo entero. Así que Mashíaj ha cumplido sólo la mitad del culto de Yom Kipur. Con su
regreso a la tierra cumplirá el resto. En ese día todo el pecado será eliminado en los que han puesto su esperanza
en él, como está escrito en Hebreos 9:27-28:
“Y así como está decretado que los hombres mueran una sola vez, y después de esto, el juicio, así también el
Mesías, habiendo sido ofrecido una vez para llevar los pecados de muchos, aparecerá por segunda vez, sin
relación con el pecado, para salvación de los que ansiosamente le esperan.”
16:1 “HaShem habló a Moshé después de la muerte de los hijos de Aharón, cuando se acercaron a la presencia de
HaShem y murieron.” – Según Najmánides este enunciado fue dado un día después de que los hijos de Aharón
entraron en el tabernáculo con fuego extraño y murieron. Sin embargo, Rashí señala que fue el mismo día en que
murieron, es decir el primer día de Nisán (Aviv). Así que en el mes de Aviv, un poco antes de la celebración de
Pesaj, fue anunciado el mensaje acerca de Yom Kipur. Esto también conecta la celebración de Pesaj con Yom
HaKipurim, como está escrito en Juan 1:29:
“Al día siguiente ve a Yeshúa que venía hacia él, y dice: He ahí el Cordero de Elohim (Pesaj) que quita el pecado
del mundo (Yom Kipur).”
“después de la muerte” – El nombre de esta Parashá es Ajarei mot, “después de la muerte”. Esto nos enseña que
este mensaje está hablando de lo que iba a pasar con el Mesías después de su muerte. Después de su muerte,
Mashíaj entró en el lugar santísimo en el Mishkán celestial y cumplió así con esta sombra profética, como está
escrito en Hebreos 9:11-12:
“Pero cuando el Mesías apareció como sumo sacerdote de los bienes futuros, a través de un mayor y más perfecto
tabernáculo, no hecho con manos, es decir, no de esta creación, y no por medio de la sangre de machos cabríos y
de becerros, sino por medio de su propia sangre, entró al Lugar Santísimo una vez para siempre, habiendo
obtenido redención eterna.”
16:2 “Dijo HaShem a Moshé: Di a tu hermano Aharón que no en todo tiempo entre en el lugar santo detrás del velo,
delante del propiciatorio que está sobre el arca, no sea que muera; porque yo apareceré en la nube sobre el
propiciatorio.” – Aharón, como gran sacerdote, tenía acceso al lugar santísimo, pero sólo una vez al año. Moshé,
sin embargo, podía entrar en el lugar santísimo en cualquier momento.
El hecho de anunciar la prohibición de entrar en el lugar santísimo después de hablar de la muerte de los hijos de
Aharón, indica que ellos podían haber intentado entrar allí sin permiso, lo cual sería una de las razones por las
cuales murieron. Para evitar que esto ocurriera otra vez, HaShem dio instrucciones muy concretas de cómo se
debe de entrar allí y quién podrá entrar allí.
[1]
La palabra hebrea que ha sido traducida como “propiciatorio” es “kaporet” que significa “cobertura”, “cubierta”.
[2]
Viene de la raíz “kafar” que significa “cubrir (con brea)”, “calafatear”, y también “perdonar”, “absolver”,
“compensar”, “expiar”. Es la misma raíz que hay en la palabra para el día de expiación, Yom HaKipurim, también
llamado Yom Kipur, cf. Levítico 23:27; 25:9. En la traducción de los setenta, la Septuaginta, la palabra hebrea
[3]
“kaporet” fue traducida al griego como “hilasterion” , que significa “sacrificio expiatorio”, “lugar expiatorio”,
[4]
“propiciatorio”. La palabra “hilasterion” viene de “hilaskomai” que significa “conciliar”, “propiciar”, “expiar”,
“reconciliar”, “agraciar”. El propiciatorio es visto como el trono de HaShem en la tierra.
Esto nos enseña que esta cubierta no solamente servía para tapar el arca, sino también como un lugar de
expiación por los pecados y donde se manifiesta la misericordia y el perdón. Es un lugar de reconciliación entre
HaShem y el hombre. Por esto se ha traducido también como “trono de la gracia” según está escrito en Hebreos
4:14-16:
“Teniendo, pues, un gran sumo sacerdote que trascendió los cielos, Yeshúa, el Hijo de Elohim, retengamos nuestra
fe. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino uno que ha
sido tentado en todo como nosotros , pero sin pecado. Por tanto, acerquémonos con confianza al trono de la
gracia para que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna.”
El propiciatorio, el trono de la misericordia, la cubierta sobre el arca, no podía ser visto por más que una sola
persona en un día al año. Sin embargo, cuando el Mesías vino él fue expuesto públicamente como un lugar de
expiación, un propiciatorio, como está escrito en Romanos 3:25-26:
“a quien Elohim exhibió públicamente como propiciación por su sangre a través de la fe, como demostración de
su justicia, porque en su tolerancia, Elohim pasó por alto los pecados cometidos anteriormente, para demostrar en
este tiempo su justicia, a fin de que Él sea justo y sea el que justifica al que es de la fe de Yeshúa.”
La palabra griega que ha sido traducida como “propiciación” es “hilasterion”, que hemos visto antes. Esta palabra
aparece sólo en dos lugares en los textos griegos de los Escritos Apostólicos. En Hebreos 9:5 fue traducida como
“propiciatorio”. Como hemos visto antes, en la LXX, “hilasterion” es la traducción de la palabra hebrea “kaporet”
que es la cubierta del arca del testimonio. De esto aprendemos que lo que está diciendo el texto griego de
Romanos 3:25, es que el Mesías fue mostrado como un propiciatorio, como la cubierta del arca que está en el
lugar santísimo en el templo celestial y en el templo terrenal. En su muerte, Yeshúa fue expuesto públicamente
como un propiciatorio, relacionado con el culto de Yom Kipur. Con la ejecución sangrienta del Mesías, todo el
mundo ahora podía ver que hay purificación y eliminación eterna de los pecados, no solamente para los judíos,
sino para los del mundo entero, como está escrito en 1 Juan 2:2:
“El mismo es la propiciación por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo
entero.”
“En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Elohim, sino en que Él nos amó a nosotros y
envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados.”
El lugar de encuentro entre HaShem y el hombre está encima del arca en el templo, como está escrito en Éxodo
25:22:
“Allí me encontraré contigo, y de sobre el propiciatorio, de entre los dos querubines que están sobre el arca del
testimonio, te hablaré acerca de todo lo que he de darte por mandamiento para los hijos de Israel.”
“Pondrás el altar delante del velo que está junto al arca del testimonio, delante del propiciatorio que está sobre el
testimonio, donde yo me encontraré contigo.”
Ahora, según el texto griego de Romanos 3:25, Yeshúa fue expuesto como un propiciatorio ante todo el mundo. De
la misma manera que el propiciatorio fue un lugar de encuentro entre HaShem y Moshé, el sacrificio de Mashíaj es
un lugar de encuentro entre HaShem y la humanidad, como está escrito en Juan 12:32-33:
“Y yo, si soy levantado de la tierra, atraeré a todos a mí mismo. Pero él decía esto para indicar de qué clase de
muerte iba a morir.”
El propiciatorio es un lugar donde HaShem se manifiesta de una manera extraordinaria. El propiciatorio existe en
tres niveles:
Como HaShem se manifestó de manera extraordinaria sobre la muerte y resurrección de Mashíaj, allí da a conocer
Sus cualidades. Vamos a destacar cuatro de ellas:
1. Su justicia. La justicia de Elohim exige que el pecador tiene que sufrir la muerte. Para poder perdonar
al pecador HaShem tiene que suplir con un sustituto. Sin un sustituto que sea hermano del pecador, no es
posible que se haga remisión. Un animal no puede sustituir a un hombre. Si HaShem redimiera al hombre
del pecado y de la muerte a base de los sacrificios de los animales, no sería justo. Por medio de la muerte
de Yeshúa manifiesta que es justo cuando perdona al pecador, cf. Romanos 3:25-26.
2. Su misericordia y amor. Por medio de la muerte de Yeshúa, todos los hombres de la tierra podrán ser
hechos hijos eternos de Elohim por medio del perdón de sus pecados y la liberación de la muerte, cf. Juan
3:16; 1 Juan 3:1.
3. Su fidelidad. En la muerte y resurrección del Mesías en el tercer día, HaShem cumple sus promesas
dadas a los profetas.
4. Su poder. Mediante la resurrección y transformación del cuerpo de Yeshúa en un cuerpo inmortal y su
glorificación y supresión de todo dominio, se ha manifestado su enorme poder, cf. Efesios 1:19-21.
16:3 “Aharón podrá entrar en el lugar santo con esto: con un novillo para ofrenda por el pecado y un carnero para
ofrenda de ascensión.” – Aharón sólo puede entrar en el lugar santísimo por medio de la muerte de animales
sustitutos que señalan proféticamente hacia la muerte del Mesías. Esto nos enseña que la muerte de Yeshúa es la
base sobre la que el hombre puede acercarse a HaShem.
Cuando había templo el kohén gadol, el gran sacerdote, se preparaba una semana antes de este día, que es el
más sagrado del año. Salió de su casa para pasar la última semana en el santuario. Durante siete días se
purificaba con el agua purificadora de la vaca roja por si había tocado un cadáver humano sin darse cuenta, como
está escrito en Números 19:11-13:
“El que toque el cadáver de una persona quedará inmundo por siete días. Y aquél se purificará a sí mismo de su
inmundicia con el agua al tercer día y al séptimo día, y entonces quedará limpio; pero si no se purifica a sí mismo al
tercer día y al séptimo día, no quedará limpio. Cualquiera que toque un cadáver, el cuerpo de un hombre que ha
muerto, y no se purifique a sí mismo, contamina el tabernáculo de HaShem; y esa persona será cortada de Israel.
Será inmundo porque el agua para la impureza no se roció sobre él; su impureza aún permanece sobre él.”
Durante esos siete días también fue instruido por talmides sabios que el sanedrín le había enviado, para que
cumpliera con el servicio de Yom Kipur de manera correcta. Un sustituto también fue preparado en caso de que el
kohén gadol se quedara tamé e incapaz de oficiar. Repitieron el capítulo 16 de Vayikrá y las halajás sobre el día de
expiación hasta que el gran sacerdote las aprendía bien. Durante esa semana también ofrecía incienso y sacrificios
y encendía la menorá.
El día antes de Yom Kipur pasaron delante de él todos los animales que habían sido reservados para el evento
para que los identificara bien. El último día, los talmidim jajamim (discípulos sabios) fueron reemplazados por un
grupo de kohanim (sacerdotes) que ayudaron al gran sacerdote a practicar el arte de verter incienso en sus manos
con una cuchara. Este servicio tenía que hacerse delante de HaShem en el lugar santísimo y fue una de las cosas
más difíciles, porque no podía caer ni un grano del incienso a la tierra.
Durante la noche antes del gran día, el gran sacerdote no dormía. Estaba leyendo capítulos de Job, Esdras,
Crónicas y Daniel para poder quedarse despierto. Si se dormía, los sacerdotes jóvenes lo despertaban haciendo
ruidos con sus dedos. Si se cansaba podía estar de pie un rato sobre el suelo frío del templo. Otras personas de
Yerushalayim también se quedaban despiertas durante esa noche, leyendo y orando y preparándose para el gran
día.
16:4 “Se vestirá con la túnica sagrada de lino, y los calzoncillos de lino estarán sobre sus carnes, y se ceñirá con el
cinturón de lino y se cubrirá con el gorro de lino (estas son vestiduras sagradas). Lavará, pues, su cuerpo con agua
y se vestirá con ellas.” – Había una ropa especial de cuatro prendas de lino que usaba el gran sacerdote para
poder entrar en la presencia de HaShem en el lugar santísimo. Cada año había nuevas ropas para este evento tan
especial y fueron usadas solamente durante ese día. Las ropas normales de ocho prendas que usaba el gran
sacerdote en su servicio diario tenían mezclas de oro y piedras preciosas junto con telas y tintas que habían sido
sacadas tanto del mundo animal como del mundo vegetal. Las ropas que fueron usadas para entrar en el lugar
santísimo vinieron solamente del mundo vegetal. Estas ropas de lino expresan humildad ante la presencia de
HaShem.
La primera vez que aparece el lino en las Escrituras es en Génesis 41:42 donde habla de Yosef que fue vestido de
lino por mano del Faraón en el momento de su exaltación. Esto nos enseña que hay una relación entre la
exaltación de Yosef después de haber estado en la cárcel, y el ministerio sumo-sacerdotal de Yom Kipur. Todo
esto nos lleva al Mesías ben Yosef que fue vestido de lino en el momento de su muerte, como una señal de su
investidura en el ministerio sacerdotal según el orden de Malki-Tsedek que iba a iniciar después de su
resurrección, cf. Juan 19:40.
“lavará su cuerpo” – En Yom Kipur el sumo sacerdote hizo tevilá de todo su cuerpo en total cinco veces. Cada vez
que cambiaba la ropa sumergió todo su cuerpo en agua y lavaba sus manos y pies antes y después. En total lavó
sus manos y sus pies diez veces durante ese día.
Primero hizo la tevilá antes de ponerse las ropas de oro para iniciar el servicio de todos los días como gran
sacerdote. Después vertía agua sobre sus manos y sus pies y ofrecía el sacrificio diario del cordero de la mañana,
quemaba el incienso y limpiaba la menorá. Luego ofrecía la ofrenda diaria de oblación, minjá, seguido por parte del
sacrificio adicional, musaf, de Yom Kipur, como está escrito en Números 29:7-11:
“El décimo día de este mes séptimo tendréis santa convocación y os humillaréis; no haréis ningún trabajo. Y
ofreceréis a HaShem una ofrenda de ascensión como aroma agradable: un novillo, un carnero, siete corderos de
un año, sin defecto; y su ofrenda de cereal, flor de harina mezclada con aceite: tres décimas de una efá por el
novillo, dos décimas por el carnero, una décima por cada uno de los siete corderos; y un macho cabrío como
ofrenda por el pecado, además de la ofrenda de expiación por el pecado y de la ofrenda de ascensión continua, de
su ofrenda de cereal y de sus libaciones.”
Después purificó sus manos y sus pies y se quitaba las ropas de oro. Se sumergía en agua y se ponía las cuatro
ropas de lino, hechas para la ocasión con la tela más fina. Otra vez echaba agua sobre sus manos y sus pies para
estar listo para el siguiente servicio.
16:5 “Y tomará de la congregación de los hijos de Israel dos machos cabríos para ofrenda por el pecado y un
carnero para ofrenda de ascensión.” – Estos animales fueron dados para la expiación del pueblo.
16:6 “Entonces Aharón acercará el novillo como ofrenda por el pecado, que es por sí mismo, para hacer expiación
por sí mismo y por su casa.” – Según Rashí, este es el novillo que fue mencionado en el versículo 3. El gran
sacerdote tenía que pagar este novillo de su propio bolsillo. En este momento él puso sus manos sobre la cabeza
del novillo y confesó sus propios pecados y los de su familia. Según Rashí, la palabra expiación, que normalmente
[5]
tiene que ver con la sangre, en este caso significa una confesión de los pecados. Según Rambám usó estas
palabras:
“Por favor, HaShem, pequé sin intención, cometí transgresiones intencionalmente e insolentemente delante de ti,
tanto yo como mi familia. Por favor, HaShem, expía los pecados involuntarios, las transgresiones voluntarias y la
desobediencia que mi familia y yo cometimos ante ti, según dices en la Torá de tu servidor Moshé (Levítico 16:30),
“En este día, Él expiará tus pecados y te dejará puro y limpio de todo pecado ante HaShem.””
Durante todas las confesiones que el gran sacerdote hizo durante el día, pronunció el Nombre de Elohim con
cuatro letras, el Tetragrámaton, YHWH, diez veces en total. Cuando el pueblo oyó la pronunciación del Nombre se
inclinaron sobre el suelo y pronunciaron las palabras:
“Baruj shem kevod maljutó leolam vaed. (Bendito sea por siempre el Nombre de su reinado glorioso).”
16:7 “Y tomará los dos machos cabríos y los presentará delante de HaShem a la entrada de la tienda de reunión.”
– Los dos machos cabríos tenían que ser parecidos en aspecto, peso y altura. Fueron comprados con fondos de la
comunidad.
16:8 “Y echará suertes Aharón sobre los dos machos cabríos, una suerte para HaShem, y otra suerte para
Azazel.” –Después de hacer la confesión sobre el novillo, no lo degolló enseguida, sino primero echo suerte entre
los dos machos cabríos, que constituían una parte central en el servicio del día. Para este sorteo se usaban dos
inscripciones que estaban en una urna. En una de ellas estaba escrito: “Para HaShem” y en la otra: “Para Azazel”.
El kohén gadol cogió las dos placas con sus dos manos sin mirar y colocó una sobre cada uno de los machos
cabríos según estaban delante de él. Leyeron las inscripciones y proclamaban sobre el macho cabrío que había
sido elegido para HaShem: “¡Este es un sacrificio jatat para HaShem!”
Se colocaba un hilo de color escarlata en la cabeza del cabrío que era para Azazel y otro hilo rojo en la entrada del
[6]
lugar santo del templo. El Talmud enseña:
“Nuestros rabinos enseñaron: Durante los cuarenta años cuando Shimón el Justo[7] ministraba, la suerte (“Para
HaShem”) siempre salió en su mano derecha. Desde ese tiempo en adelante, a veces salió en la mano derecha y
a veces en la mano izquierda. Y (durante el mismo tiempo) el hilo de color escarlata solía volverse blanco. Desde
ese tiempo en adelante a veces se volvió blanco y otras veces no.”
[8]
Más adelante en el mismo tratado dice:
“Nuestros rabinos enseñaron: Durante los últimos cuarenta años antes de la destrucción del Templo, la suerte
(“Para HaShem”) no salió en la mano derecha, ni se volvió blanco el hilo escarlata...”
Cuarenta años antes de la destrucción del templo fue el año 31 del cómputo romano. Según mis cálculos, fue el
mismo año de la muerte del Mesías Yeshúa. Después se su muerte el servicio de Yom Kipur no fue hecho de
manera que pudiera agradar a HaShem.
[9]
¿Qué es Azazel?
[10]
Según el Talmud Azazel es un compuesto de Aza y Azael. Eran dos ángeles que antes del diluvio pidieron
permiso para vivir entre los hombres con apariencia de humana para mostrar que no pecarían como los demás
hombres. Sin embargo cuando obtuvieron permiso para hacer esto pecaron más que los hombres anteriores al
[11]
diluvio. Rashí comenta sobre este punto que el macho cabrío se llamaba Azazel para implicar que lograba expiar
pecados, entre ellos, hechos inmorales como los de Aza y Azael.
Sin embargo, en su comentario de Vayikrá, Rashí dice que Azazel designa a una montaña severa y dura, un
precipicio muy elevado. En Gur Aryé, que comenta a Rashí, está escrito que Azazel es un vocablo compuesto por
las palabras “az”, “áspero”, “severo”, y “el”, “fuerte”, “duro”. La aparición de la segunda zayin en Azazel no modifica
en nada el hecho de que se derive de “az” y “el”, ya que en hebreo es usual que cuando un nombre se forma a
partir de una o más raíces, el nombre formado casi siempre añade una letra de más por razones estilísticas.
Najmánides dice que cuando está escrito que el animal fue enviado a Azazel, simplemente quiere decir que era
enviado a un lugar agreste e inhóspito.
[12]
Un Midrash interpreta la palabra Azazel como hasatán o a shed, un espíritu malo. Pero como más adelante está
claramente ordenado que no se puede hacer sacrificios a los demonios, esta interpretación tiene que ser
cuestionada, cf. Levítico 17:7.
16:9 “Aharón acercará el macho cabrío sobre el cual haya caído la suerte para HaShem, haciéndolo ofrenda por el
pecado.” – En este momento no fue degollado este macho cabrío, sino sólo designado para ser una ofrenda por el
pecado.
16:10 “Pero el macho cabrío sobre el cual cayó la suerte para Azazel, será presentado vivo delante de HaShem
para hacer expiación sobre él, para enviarlo a Azazel al desierto.” – Según Rashí, al decir que este cabrío tiene
que ser presentado vivo delante de HaShem, implica que luego fue enviado para morir. La idea es llevarlo a un
precipicio y luego arrojarlo hacia abajo para que se despedazara.
Los dos machos cabríos hablan de dos aspectos diferentes de la muerte del Mesías. La sangre de uno de ellos es
llevada hasta el lugar santísimo, v. 15-16, y su cuerpo es quemado fuera del campamento, v. 27-28. El otro es
enviado al desierto v. 21-22. Uno expía por el pecado, es decir, satisface la exigencia de justicia delante de
HaShem, que reclama la muerte del pecador. El otro lleva el pecado lejos para que sea apartado de los hijos de
Israel.
16:11 “Entonces Aharón acercará el novillo de la ofrenda por el pecado, que es por sí mismo, y hará expiación por
sí mismo y por su casa, y degollará el novillo de la ofrenda por el pecado hecha por sí mismo.” – La palabra
expiación se entiende aquí como una confesión verbal sobre el animal personal del kohén gadol. Así que el gran
sacerdote hizo otra confesión por todos sus pecados y por los pecados de todos los sacerdotes, que son llamados
“casa de Aharón” según el Salmo 135:19. Luego degollaba el novillo y recogía su sangre en un recipiente que fue
dado a otro sacerdote.
16:12 “Y tomará un incensario lleno de brasas de fuego de sobre el altar que está delante de HaShem, y dos
puñados de incienso aromático molido, y lo llevará detrás del velo.” – Esta parte del servicio fue la más delicada,
porque ahora le tocaba entrar en el lugar santísimo. El kohén gadol puso carbones del altar del atrio en un
recipiente de oro. Le entregaron un recipiente de incienso que había sido molido extra fino para la ocasión. Tomó
incienso con sus dos manos y lo puso en una cuchara. Cogió la cuchara con la mano izquierda y el recipiente con
carbones en su mano derecha y entró en el lugar santísimo. Allí dentro colocó el recipiente con carbones entre las
dos varas del arca. En tiempos del segundo templo, cuando no había arca, lo colocó en la piedra sobre la cual el
arca había estado. Luego tomó la cuchara con la punta de sus dedos o con los dientes, para dejar ambas manos
libres, y vertía el incienso en las dos manos. Esto fue muy difícil porque no podía caer nada del incienso al suelo.
16:13 “Pondrá el incienso sobre el fuego delante de HaShem, para que la nube del incienso cubra el propiciatorio
que está sobre el testimonio, no sea que muera.” – Ahora el gran sacerdote ponía todo el incienso en el recipiente
de oro que contenía los carbones encendidos para que se produjera una nube de humo entre él y el propiciatorio,
donde se manifestaba la shejiná, la presencia gloriosa de HaShem. El humo producido por la quema del incienso
sobre los carbones, que habían sido arrebatados del fuego exterior, simboliza el momento cuando el Mesías
Yeshúa se presentaba ante HaShem después de su resurrección, como está escrito en Zacarías 3:2b:
Para que Aharón pudiera estar en el lugar santísimo cuando se manifestaba la shejiná, tenía que quemar incienso
que produjera una nube que le protegía de la muerte. Por medio de esa nube él podía acercarse a HaShem sin
peligro. Esa nube simboliza a Mashíaj, por medio del cual podemos acercarnos a HaShem sin peligro. Sin el
sacrificio de Mashíaj el pecador muere en la presencia del Elohim Justo.
El incienso que fue molido es un símbolo del Mesías, y cuando fue echado al fuego simboliza el momento cuando
el Mesías murió, pasando por el fuego. Por medio de esa muerte se produjo una nube en el cielo, por medio de la
cual el hombre puede acercarnos al trono de misericordia, como está escrito en Hebreos 4:14-16:
“Teniendo, pues, un gran sumo sacerdote que trascendió los cielos, Yeshúa, el Hijo de Elohim, retengamos nuestra
fe. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino uno que ha
sido tentado en todo como nosotros, pero sin pecado. Por tanto, acerquémonos con confianza al trono de la gracia
para que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna.”
“Entonces, hermanos, puesto que tenemos confianza para entrar al Lugar Santísimo por la sangre de Yeshúa, por
un camino nuevo y vivo que él dedicó para nosotros por medio del velo, es decir, su carne, y puesto que tenemos
un gran sacerdote sobre la casa de Elohim, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe,
teniendo nuestro corazón purificado de mala conciencia y nuestro cuerpo lavado con agua pura.”
Después de haber puesto el incienso sobre los carbones encendidos, el kohén gadol salió hacia atrás, sin desviar
su mirada de la dirección del propiciatorio. El pueblo estaba orando por él para que todo el servicio en el lugar
santísimo saliera bien. Si había un error, el gran sacerdote moriría y el pueblo no podía obtener el perdón de sus
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pecados. Según el Midrash, en el tiempo del segundo templo la mayoría de los grandes sacerdotes morían
dentro del año que seguía a Yom Kipur porque eran hombres corruptos y habían comprado su puesto con dinero.
Cuando el sumo sacerdote llegó al lugar santo, los otros sacerdotes salieron de allí, cf. v. 17. Allí se quedó un
momento y oró una oración corta y luego salió al atrio donde el pueblo le estaba esperando con ansiedad.
16:14 “Tomará además de la sangre del novillo y la rociará con su dedo en el lado oriental del propiciatorio;
también delante del propiciatorio rociará con su dedo siete veces de la sangre.” – Esta sangre viene del sacrificio
personal de Aharón que el otro sacerdote había estado moviendo en su recipiente para que no coagulara. Ahora el
kohén gadol toma esa sangre y entra por segunda vez en el lugar santísimo. Allí esparce la sangre con su dedo
hacia el lado oriental del propiciatorio una vez hacia arriba y siete veces hacia abajo sin que la sangre llegue a
tocar el arca. Cuenta con voz alta mientras esparce la sangre: Uno (hacia arriba), uno y uno (hacia abajo), uno y
dos, uno y tres... uno y siete. De esa manera no se equivocó.
16:15 “Después degollará el macho cabrío de la ofrenda por el pecado que es por el pueblo, y llevará su sangre
detrás del velo y hará con ella como hizo con la sangre del novillo, y la rociará sobre el propiciatorio y delante del
propiciatorio.” – Ahora es sacrificado el macho cabrío a favor del pueblo, que había sido señalado para HaShem
por medio del sorteo. La sangre fue recibida en un recipiente y luego llevada detrás del velo y esparcida de la
misma manera como la sangre del novillo personal, una vez hacia arriba y siete veces hacia abajo. Luego el
sacerdote sale hacia atrás al lugar santo.
16:16 “Hará, pues, expiación por el lugar santo a causa de las impurezas de los hijos de Israel y a causa de sus
transgresiones, por todos sus pecados; así hará también con la tienda de reunión que permanece con ellos en
medio de sus impurezas.” – Con la sangre esparcida del macho cabrío se produce la expiación por el lugar
santísimo y el lugar santo a causa de las impurezas de los hijos de Israel que han contaminado el tabernáculo.
Rashí dice que la expiación que se produjo con el esparcimiento de la sangre del novillo personal del kohén gadol,
(v. 11) sólo fue para el sumo sacerdote y los demás sacerdotes por la impureza del santuario o de las ofrendas
consagradas. Con otras palabras el esparcimiento sólo expiaba por los pecados cometidos al ingresar en el área
del santuario en estado de impureza, tamé, o por haber comido carne de sacrificios en estado de tamé, o haber
comido ofrendas consagradas en estado de tahor, cuando estas habían sido contaminadas. El esparcimiento de la
sangre del novillo purificó el tabernáculo por las impurezas de los sacerdotes y el esparcimiento de la sangre del
macho cabrío purificó el tabernáculo por las impurezas producidas por los hijos de Israel.
“así hará también con la tienda de reunión” – Al igual que roció de la sangre de las dos ofrendas en el lugar
santísimo, uno hacia arriba y siete hacia abajo, así también deberá rociar sobre el velo, estando en el lugar
santo, primero de la sangre del novillo y luego de la del macho cabrío, una vez hacia arriba y siete hacia abajo
cada vez.
16:18 “Entonces saldrá al altar que está delante de HaShem y hará expiación por él, y tomará de la sangre del
novillo y de la sangre del macho cabrío y la pondrá en los cuernos del altar por todos los lados.” – Se refiere al altar
de oro en el lugar santo, como está escrito en Éxodo 30:9-10:
“No ofreceréis incienso extraño en este altar, ni ofrenda de ascensión ni ofrenda de cereal; tampoco derramaréis
libación sobre él. Aharón hará expiación sobre los cuernos del altar una vez al año; hará expiación sobre él con la
sangre de la ofrenda de expiación por el pecado, una vez al año por todas vuestras generaciones; santísimo es a
HaShem.”
Las dos sangres, la del novillo personal del sumo sacerdote y la del macho cabrío del pueblo, fueron mezcladas y
colocadas en las cuatro esquinas del altar de oro.
16:19 “Y rociará sobre él de la sangre siete veces con su dedo, y lo limpiará, y lo santificará de las impurezas de
los hijos de Israel.” – El sumo sacerdote limpiaba una zona encima del altar y esparcía la sangre siete veces sobre
ésta. En total fueron 43 aspersiones de sangre en el santuario, 2 x (1+7) veces en el lugar santísimo, 2 x (1+7)
veces sobre el velo desde el lugar santo, 4 veces sobre los cuernos y 7 veces sobre el altar (16+16+4+7=43). La
sangre que sobraba fue vertida al pie del altar del atrio.
“Pero cuando el Mesías apareció como sumo sacerdote de los bienes futuros, a través de un mayor y más perfecto
tabernáculo, no hecho con manos, es decir, no de esta creación, y no por medio de la sangre de machos cabríos y
de becerros, sino por medio de su propia sangre, entró al Lugar Santísimo una vez para siempre, habiendo
obtenido redención eterna. Porque si la sangre de los machos cabríos y de los toros, y la ceniza de la becerra
rociada sobre los que se han contaminado, santifican para la purificación de la carne, ¿cuánto más la sangre del
Mesías, el cual por el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Elohim, purificará vuestra conciencia de
obras muertas para servir al Elohim vivo?... Porque el Mesías no entró en un lugar santo hecho por manos, una
representación del verdadero, sino en el cielo mismo, para presentarse ahora en la presencia de Elohim por
nosotros, y no para ofrecerse a sí mismo muchas veces, como el sumo sacerdote entra al Lugar Santísimo cada
año con sangre ajena. De otra manera le hubiera sido necesario sufrir muchas veces desde la fundación del
mundo; pero ahora, una sola vez en la consumación de los siglos, se ha manifestado para destruir el pecado por el
sacrificio de sí mismo.”
“Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Yeshúa HaMashíaj, por el
camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne”.
Aquí dice que la sangre de Yeshúa es como un camino por el cual podemos llegar al lugar santísimo en el cielo.
Esto nos enseña que cuando el sumo sacerdote salpicó hacia abajo siete veces se “dibujó” un camino de sangre
que llega hasta el lugar de la manifestación de HaShem, el lugar de intimidad con el Padre celestial, cf. Éxodo
30:36b “donde me citaré allí contigo”. Las siete gotas de sangre que hay en el suelo son como siete pasos que
llegan al punto de encuentro. El número siete habla de que hay un rociamiento para cada uno de los milenios de la
historia del hombre pecador sobre la tierra. De la misma manera como se salpicó siete veces en la tierra, habrá
7000 mil años de pecado en la tierra que necesitan ser expiados por la sangre del Mesías en el templo celestial. En
el octavo milenio ya no habrá pecado, y por esto sólo se salpicaban siete veces en la tierra. Después del séptimo
milenio viviremos en una era de justicia, producida por la muerte y resurrección del Mesías.
16:21 “Después Aharón pondrá ambas manos sobre la cabeza del macho cabrío y confesará sobre él todas las
iniquidades de los hijos de Israel y todas sus transgresiones, todos sus pecados, y poniéndolos sobre la cabeza del
macho cabrío, lo enviará al desierto por medio de un hombre preparado para esto.” – Esta es la tercera confesión
que el gran sacerdote hace de los pecados, esta vez por los pecados de todo el pueblo.
16:22 “El macho cabrío llevará sobre sí todas sus iniquidades a una tierra solitaria; y soltará el macho cabrío en el
desierto.” – El gran sacerdote no podía dejar el atrio hasta que el hombre había llegado al desierto. Para saber
cuando llegó, habían edificado plataformas sobre las cuales se colocaban unas personas. Cuando el hombre llegó
al desierto con el macho cabrío, otro hombre agitaba una bufanda sobre la última plataforma para que se viera
hasta la plataforma anterior, y así sucesivamente hasta llegar al templo en Yerushalayim.
Cuando el pueblo vivía en santidad y justicia, podían ver como el hilo escarlata que estaba colocada en la entrada
del santuario se volvió blanco en el momento de la muerte del macho cabrío que fue llevado al desierto. Pero,
como hemos visto en el testimonio del Talmud, más adelante este milagro no ocurrió siempre, y después de la
muerte de Yeshúa hasta la destrucción del templo, no pasó nunca. Por esto los sabios ya no lo colgaban en la
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entrada del lugar santo durante los últimos tiempos antes de la destrucción del templo. El Midrash cuenta que el
mensajero debía atar la mitad del hilo en el despeñadero y la otra mitad en los cuernos del macho cabrío.
Este texto dice que el macho cabrío llevará sobre sí todas las iniquidades de los hijos de Israel. Esto constituye una
sombra de lo que iba a hacer Mashíaj ben Yosef, como está escrito en Isaías 53:4, 11-12:
“Ciertamente él llevó nuestras enfermedades, y cargó con nuestros dolores; con todo, nosotros le tuvimos por
azotado, por herido de Elohim y afligido... Debido a la angustia de su alma, él lo verá y quedará satisfecho. Por su
conocimiento, el Justo, mi Siervo, justificará a muchos, y cargará las iniquidades de ellos. Por tanto, yo le daré
parte con los grandes y con los fuertes repartirá despojos, porque derramó su alma hasta la muerte y con los
transgresores fue contado, llevando él el pecado de muchos, e intercediendo por los transgresores.”
16:23 “Entonces Aharón entrará en la tienda de reunión y se quitará las vestiduras de lino que se había puesto al
entrar en el lugar santo, y las dejará allí.” – Esta es la tercera vez que el gran sacerdote cambia sus ropas. Las
ropas usadas en el servicio de Yom Kipur tenían que ser guardadas y no podían ser utilizadas para otro Yom Kipur.
16:24 “Lavará su cuerpo con agua en un lugar sagrado, se pondrá sus vestidos, y saldrá y ofrecerá su ofrenda de
ascensión y la ofrenda de ascensión del pueblo, y hará expiación por sí mismo y por el pueblo.” – De este versículo
se aprende que al cambiar la ropa hacía falta purificarse en la mikvé. Ahora se ponía sus ropas de oro para
sacrificar los dos carneros mencionados en los versículos 3 y 5. También sacrificaba algunos de los sacrificios
adicionales, musaf, mencionados en Números 29:7-11.
16:25 “Luego quemará en el altar la grasa de la ofrenda por el pecado.” – Después de esto cambiaba su ropa de
nuevo por cuarta vez para entrar en el lugar santísimo y recoger la cuchara y el incensario. Hebreos 9:4 no habla
del altar del incienso como si estuviera en lugar santísimo, sino de este incensario que estaba allí durante todo el
servicio de Yom Kipur. En el texto griego de Hebreos 9:4 no aparece la palabra “altar”.
Después de sacar la cuchara y el incensario del lugar santísimo, el gran sacerdote cambia la ropa de nuevo para
sacrificar los últimos sacrificios adicionales, musaf, del día y presentar la ofrenda diaria del cordero de la tarde y
quemar el incienso diario sobre el altar de oro. Después ofreció el resto de la oblación diaria del gran sacerdote
sobre el altar. Luego se quitaba las ropas de oro y se vestía con sus propias ropas para regresar a su casa. La
gente le acompañaba hasta su casa con regocijo porque había hecho su trabajo con éxito.
16:27 “Pero el novillo de la ofrenda por el pecado y el macho cabrío de la ofrenda por el pecado, cuya sangre fue
llevada dentro del lugar santo para hacer expiación, serán llevados fuera del campamento, y quemarán en el fuego
su piel, su carne y su estiércol.” – El novillo y el macho cabrío son quemados fuera del campamento para ser una
sombra profética de lo que iba a ocurrir con el Mesías Yeshúa, como está escrito en Hebreos 13:11-12
“Porque los cuerpos de aquellos animales, cuya sangre es llevada al santuario por el sumo sacerdote como
ofrenda por el pecado, son quemados fuera del campamento. Por lo cual también Yeshúa, para santificar al pueblo
mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta.”
16:29 “Y esto os será un estatuto perpetuo: en el mes séptimo, a los diez días del mes, humillaréis vuestras almas
y no haréis obra alguna, ni el nativo ni el forastero que reside entre vosotros” – Humillar el alma se refiere al ayuno
total, sin tomar ni siquiera agua durante 25 horas.
16:30 “porque en este día él hará expiación por vosotros para que seáis limpios; seréis limpios de todos vuestros
pecados delante de HaShem.” – El texto hebreo dice que ÉL hará expiación delante de HaShem. ¿De quién se
está hablando? Está hablando de Mashíaj ben Yosef, el Mesías sufriente, que iba a venir para hacer expiación por
los hijos de Israel y limpiarlos de todos sus pecados delante de HaShem.
Ahora, si Yeshúa murió el 14 de Nisán ¿cómo pudo cumplir con Yom Kipur que cae medio año más tarde? La
respuesta es que la obra de Mashíaj no ha terminado todavía. Él ha entrado en el lugar santísimo en el cielo, pero
no ha salido al pueblo. La mitad queda por cumplirse. Al salir de ese lugar el pecado será eliminado para siempre
en cada uno que haya recibido su sacrificio de manera personal. Seremos transformados totalmente y liberados del
yetser hará. Cuando regrese el Mesías, en Yom Kipur será eliminado el pecado de la tierra de Israel en un solo día,
como está escrito en Zacarías 3:9:
“Porque he aquí la piedra que he puesto delante de Yehoshúa, sobre esta única piedra hay siete ojos. He aquí, yo
grabaré una inscripción en ella"--declara HaShem de los ejércitos-- "y quitaré la iniquidad de esta tierra en un solo
día.”
“He aquí, yo envío a mi mensajero, y él preparará el camino delante de mí. Y vendrá de repente a su templo el
Señor a quien vosotros buscáis; y el mensajero del pacto en quien vosotros os complacéis, he aquí, viene--dice
HaShem de los ejércitos. ¿Pero quién podrá soportar el día de su venida? ¿Y quién podrá mantenerse en pie
cuando él aparezca? Porque él es como fuego de fundidor y como jabón de lavanderos. Y él se sentará como
fundidor y purificador de plata, y purificará a los hijos de Leví y los acrisolará como a oro y como a plata, y serán
los que presenten ofrendas en justicia a HaShem.”
16:31 “Os será shabat, de descanso completo, para que humilléis vuestras almas; es estatuto perpetuo.” – Aquí
aparece la expresión “shabat shabatón”. Sólo se menciona esta expresión cuando se habla del shabat semanal
Yom Kipur y el año sabático. Los shabats de las fiestas anuales no son mencionadas como “shabat shabaton”.
Yom Kipur es el shabat de los shabats anuales de la misma manera como el shabat semanal es el shabat de los
días de la semana. Hay siete shabats anuales adicionales a parte de los shabats semanales, entre los cuales Yom
Kipur sirve como un shabat especial, al igual que el shabat de la semana para los días de la semana, cf. Levítico
23. De la misma manera sucede con el Yovel, el año de jubileo, en relación con los siete años de shmitá, remisión,
cf. Levítico 25.
16:32 “Así el sacerdote que es ungido y ordenado para ministrar como sacerdote en lugar de su padre hará
expiación: se pondrá las vestiduras de lino, las vestiduras sagradas” – Este texto tiene una indicación de que
Yeshúa actuó en lugar de su Padre Celestial cuando nos redimió de nuestros pecados, como está escrito en 2
Corintios 5:18-21:
“Y todo esto procede de Elohim, quien nos reconcilió consigo mismo por medio del Mesías, y nos dio el ministerio
de la reconciliación; a saber, que Elohim estaba en el Mesías reconciliando al mundo consigo mismo, no tomando
en cuenta a los hombres sus transgresiones, y nos ha encomendado a nosotros la palabra de la reconciliación. Por
tanto, somos embajadores del Mesías, como si Elohim rogara por medio de nosotros; en nombre del Mesías os
rogamos: ¡Reconciliaos con Elohim! Al que no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que fuéramos
hechos justicia de Elohim en él.”
16:33 “y hará expiación por el santo santuario; hará expiación también por la tienda de reunión y por el altar. Hará
expiación además por los sacerdotes y por todo el pueblo de la asamblea.” – Todos los sacrificios durante Yom
Kipur hacen esta limpieza total una vez al año. Sin embargo no es capaz de eliminar el pecado dentro del hombre,
sólo expiar por las impurezas y los pecados cometidos durante el año. La carta de los Hebreos 9:1 – 10:25 da una
enseñanza profunda mesiánica sobre el servicio de Yom Kipur. Allí se enseña entre otras cosas que:
1. El servicio de Yom Kipur en la tierra no hace perfecto al hombre, quitando el yetser hará, el pecado,
sólo perdona y cubre pero no quita.
2. El servicio de Yom Kipur en el Cielo sí hace perfecto al hombre que se apropia del sacrificio eterno y
perfecto de Mashíaj Yeshúa.
3. Una cosa no excluye la otra, sino una es la sombra de la otra.
4. Una no será quitada hasta que haya venido lo perfecto. Para algunos será cuando el Mesías regrese y
para otros será cuando el cielo y la tierra pasen.
El permiso de comer carne se dio a partir del diluvio. Antes estaba prohibido.
17:7 “Y ya no sacrificarán sus sacrificios a los demonios con los cuales se prostituyen. Esto les será estatuto
[15]
perpetuo por todas sus generaciones.” – La palabra hebrea que ha sido traducida como “demonio” es “sair”. Esta
palabra tiene varias interpretaciones:
1. Demonio, que es un ente incorpóreo que se supone merodea en los lugares desolados e inhóspitos,
cf. Isaías 13:21; 34:14.
2. Según el comentario de Ibn Ezrá, a estos entes se les da el mismo nombre que a los chivos porque
ese es el aspecto que les adjudican los que creen en ellos.
3. Según el Targum Yonatán ben Uziel, el versículo se está refiriendo a los ídolos, asemejándolos a los
seirim, (plural de saír).
“Y designó sus propios sacerdotes para los lugares altos, para los demonios, y para los becerros que él había
hecho.”
En 1 Corintios 10:19-20:
“¿Qué quiero decir, entonces? ¿Que lo sacrificado a los ídolos es algo, o que un ídolo es algo? No, sino que digo
que lo que los gentiles sacrifican, lo sacrifican a los demonios y no a Elohim; no quiero que seáis partícipes con los
demonios.”
17:11 “Porque la vida de la carne está en la sangre, y yo os la he dado sobre el altar para hacer expiación por
vuestras almas; porque es la sangre, por razón de la vida, la que hace expiación.” – La sangre representa la vida.
No es que el alma esté en la sangre, sino la vida depende de la sangre.
Con la muerte de Yeshúa se hizo expiación por la vida del hombre, al derramar él su sangre. La sangre fue tomada
por HaShem como un medio de expiación por razón de la vida, el alma, que depende de la sangre.
No hay base en las Escrituras para no permitir que se hagan transfusiones de la sangre para salvar la vida
humana. El alma no es transferida a la otra persona al pasar parte de la sangre, ni es transferida a la otra persona
parte del alma, (emociones, intelecto y voluntad). El alma es mantenida por medio de la sangre, pero no está en la
sangre.
18:3 “No haréis como hacen en la tierra de Egipto en la cual morasteis, ni haréis como hacen en la tierra de
Kenáan adonde yo os llevo; no andaréis en sus estatutos.” – Este texto muestra que los hijos de Israel han sido
llamados a ser diferentes a los demás pueblos del mundo, especialmente cuando los pueblos son tan inmorales
como los mitsríes y los kenaanitas. Hemos sido llamados a comer diferentemente, vestir diferentemente, hablar
diferentemente etc. ¿Podemos entonces mirar las prácticas de los demás pueblos y hacer lo contrario? ¿Es eso lo
que HaShem quiere enseñarnos con esta palabra? Hasta cierto punto esto está bien, pero si vamos a dejar que las
prácticas de los goyim, gentiles, determinen nuestra conducta, es posible que dejemos de hacer algo que HaShem
aprueba e incluso manda. ¡No vamos a dejar de hacer algo bueno sólo porque los demás lo hacen! Por lo tanto,
sigue el versículo 4 diciendo:
“Habréis de cumplir MIS estatutos y guardar MIS leyes para andar en ellos.”
No son las naciones las que determinan nuestra conducta, sino la Torá de HaShem. En el camino de restauración
hay muchos ex cristianos que rechazan todas las cosas que hacen los cristianos, por ejemplo orar de manera
espontánea, levantar las manos al cielo sobre la cabeza, hablar y cantar en lenguas, arrodillarse ante el Padre,
usar expresiones como “hermanos”, “pastores” y demás. Sólo por el hecho de que se hagan estas cosas en el
mundo cristiano no es una razón suficientemente fuerte para rechazarlo. Todas estas cosas que he mencionado
aquí son judías y se pueden encontrar en las Escrituras hebreas. No es que sea cristiano practicar estas cosas, es
judío. Lo que pasa es que el cristianismo ha adoptado muchas maneras judías en su estilo de vida y cuando los
judíos han visto esto, se han apartado de su propia cultura, porque los cristianos lo están practicando. Esta no es la
manera de hacer las cosas. La Torá de HaShem es nuestra regla de vida. Todo lo que HaShem aprueba, nosotros
también lo aprobamos, aunque sean practicadas por personas que no están con nosotros. No podemos dejar de
leer las Escrituras porque los satanistas las están leyendo. Esa actitud no es sana y al final llevará a la persona a
desviarse del camino recto.
18:5 “Por tanto, guardaréis mis estatutos y mis leyes, por los cuales el hombre vivirá si los cumple; yo soy
HaShem.” – Este texto nos muestra que hay vida en la obediencia a los mandamientos. La pregunta surge: ¿Hay
vida eterna en el cumplimiento de la Torá o hay una larga vida en la tierra? La respuesta es: ambas cosas. Hay
mandamientos que producen una vida larga debajo del sol y hay otros mandamientos que fueron dados para dar
vida eterna al mundo. Por ejemplo el mandamiento que nos ordena creer en el profeta como Moshé, cf.
Deuteronomio 18:15, 18 es uno de los que dan vida eterna, como está escrito en Hechos 16:31:
“Pues desconociendo la justicia de Elohim y procurando establecer la suya propia, no se sometieron a la justicia de
Elohim. Porque el Mesías es la meta de la Torá para justicia a todo aquel que cree. Porque Moshé escribe que el
hombre que practica la justicia que es de la Torá, vivirá por ella. Además, la justicia que es de la fe, dice así: NO
DIGAS EN TU CORAZÓN: "¿QUIÉN SUBIRÁ AL CIELO?" (esto es, para hacer bajar al Mesías), o "¿ QUIÉN
DESCENDERÁ AL ABISMO?" (esto es, para subir al Mesías de entre los muertos). Mas, ¿qué dice? CERCA DE TI
ESTA LA PALABRA, EN TU BOCA Y EN TU CORAZÓN, es decir, la palabra de fe que predicamos: que si
confiesas con tu boca a Yeshúa por Señor, y crees en tu corazón que Elohim le resucitó de entre los muertos,
serás salvo; porque con el corazón se cree para justicia, y con la boca se confiesa para salvación.”
No hay contradicción entre Moshé y Yeshúa. Si fuese así, Yeshúa sería un falso mesías. Lo que Romanos 10
enseña es lo mismo que Levítico 18:5, que hay vida para aquel que practica la Torá, porque la Torá lleva la
persona al Mesías y a la justicia de la fe, la cual está citada en la Torá, cf. Deuteronomio 30:12-14. El problema
surge cuando una persona intenta usar aquellos mandamientos que no son dados para vida eterna y cumplirlos en
su propia fuerza para así obtener la salvación de su alma por los propios méritos. Otra enseñanza falsa, que existe
dentro del judaísmo apóstata, es que uno se salva si las obras buenas pesan más que las obras malas. Esos
caminos son engañosos y sumamente combatidos en los Escritos Apostólicos por los emisarios del Mesías.
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En la traducción hecha por Dr. David H. Stern de Gálatas 3:12 está escrito:
“Sin embargo, el legalismo no está basado en la confianza y la fidelidad, sino en una mala interpretación del texto
que dice, EL QUE LAS HACE, VIVIRÁ POR ELLAS.”
18:24 “No os contaminéis con ninguna de estas cosas, porque por todas estas cosas se han contaminado las
naciones que voy a echar de delante de vosotros.” – Todas estas cosas, cf. v 6-23, hicieron en Egipto y en la tierra
de Kenáan. Aquí vemos que hay muchos mandamientos de la Torá para las naciones. Sólo en este texto hay 24
mandamientos que aplican a los gentiles de los 613 que fueron dados a Israel. Las naciones que habían
quebrantado estos mandamientos fueron condenadas por ello. Casi todos son de carácter sexual. Pero también
hablan de quemar a sus hijos a un dios pagano, idolatría y derramamiento de sangre inocente. Por esto se pueden
encontrar en este texto los tres pecados cardinales, sexo, idolatría y violencia. Por estos tres pecados viene el
juicio de HaShem sobre todos los hombres, benei Noaj, hijos de Noé, como está escrito en Efesios 5:3-7:
“Pero que la inmoralidad, y toda impureza o avaricia, ni siquiera se mencionen entre vosotros, como corresponde a
los santos; ni obscenidades, ni necedades, ni groserías, que no son apropiadas, sino más bien acciones de
gracias. Porque con certeza sabéis esto: que ningún inmoral, impuro, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el
reino del Mesías y de Elohim. Que nadie os engañe con palabras vanas, pues por causa de estas cosas la ira de
Elohim viene sobre los hijos de desobediencia. Por tanto, no seáis partícipes con ellos.”
Las naciones tienen una responsabilidad delante de HaShem para cumplir sus mandamientos y si no lo hacen,
vendrá su juicio tarde o temprano. Este texto nos enseña además que como la tierra de Israel es un lugar sagrado,
los pecados que son cometidos allí son condenados más que si hubieran sido cometidos en otro lugar.
18:28 “no sea que la tierra os vomite por haberla contaminado, como vomitó a la nación que estuvo antes de
vosotros.” – La tierra de Israel vomita a los moradores que comenten estos pecados inmorales. Por causa de que
los hijos de Kenáan practicaban estos pecados, los hijos de Israel recibieron la orden de exterminarlos de sobre la
tierra santa.
184. Prohibición para los kohanim de entrar en el Santuario en todo momento, Levítico 16:2.
185. Precepto de realizar el servicio de ofrendas el día de Yom Kipur, Levítico 16:3.
186. Prohibición de degollar una ofrenda fuera del Atrio del Templo, Levítico 17:3-4.
187. Precepto de cubrir la sangre después de degollar un animal, Levítico 17:13.
188. Prohibición de tener placer carnal con cualquier mujer que se encuentra en la categoría de ervá («mujer
prohibida»), Levítico 18:6.
189. Prohibición de descubrir la desnudez del padre, Levítico 18:7.
190. Prohibición de descubrir la desnudez de la madre, Levítico 18:7.
191. Prohibición de tener relaciones sexuales con la esposa del padre, aunque no sea la madre, Levítico 18:8.
192. Prohibición de descubrir la desnudez de una hermana, Levítico 18:9.
193. Prohibición de tener relaciones sexuales con la hija del hijo, Levítico 18:10.
194. Prohibición de tener relaciones sexuales con la hija de la hija, Levítico 18:10.
195. Prohibición de tener relaciones sexuales con la hija, Levítico 18:10.
196. Prohibición de tener relaciones sexuales con la hija de su padre, Levítico 18:11.
197. Prohibición de tener relaciones sexuales con la hermana del padre, Levítico 18:12.
198. Prohibición de tener relaciones sexuales con la hermana de la madre, Levítico 18:13.
199. Prohibición de tener relaciones sexuales con el hermano del padre, Levítico 18:14.
200. Prohibición de tener relaciones sexuales con la esposa del hermano del padre, Levítico 18:14.
201. Prohibición de tener relaciones sexuales con la esposa del hijo, Levítico 18:15.
202. Prohibición de tener relaciones sexuales con la esposa del hermano, Levítico 18:16.
203. Prohibición de tener relaciones sexuales con una mujer y su hija, Levítico 18:17.
204. Prohibición de tener relaciones sexuales con una mujer y la hija de su hijo, Levítico 18:17.
205. Prohibición de tener relaciones sexuales con una mujer y la hija de su hija, Levítico 18:17.
206. Prohibición de tener relaciones sexuales con dos hermanas mientras las dos estén vivas, Levítico 18:18.
207. Prohibición de tener relaciones sexuales con una mujer en estado menstrual (nidá), Levítico 18:19.
208. Prohibición de entregar a un hijo a Mólej, Levítico 18:21.
209. Prohibición de tener relaciones homosexuales, Levítico 18:22.
210. Prohibición para el hombre de tener relaciones sexuales con animales, Levítico 18:23.
211. Prohibición para la mujer de tener relaciones sexuales con animales, Levítico 18:23.
[1]
Strong H3727, kappôreth, kap-po'-reth, From H3722; a lid (used only of the cover of the sacred Ark): -
mercy seat.
[2]
Strong H3722 kâphar, kaw-far', A primitive root; to cover (specifically with bitumen); figuratively
to expiate or condone, to placate or cancel: -appease, make (an) atonement, cleanse, disannul, forgive, be
merciful, pacify, pardon, to pitch, purge (away), put off, (make) reconcile (-liation).
[3]
Strong G2435 ἱλαστήριον, hilastērion, hil-as-tay'-ree-on, Neuter of a derivative of G2433;
an expiatory (place or thing), that is, (concretely) an atoning victim, or (specifically) the lid of the Ark (in the
Temple): - mercyseat, propitiation.
[4]
Strong G2433 ἱλάσκοµαι, hilaskomai, hil-as'-kom-ahee, Middle voice from the same as G2436; to conciliate,
that is, (transitively) to atone for (sin), or (intransitively) be propitious: - be merciful, make reconciliation for.
[5]
Avodat Yom Kipur 4:7.
[6]
Yoma 39a, traducido por el autor de la versión inglesa de “The Soncino Talmud”, Davka Corporation and/or
Judaica Press, Inc. Brooklyn, NY.
[7]
Fue gran sacerdote en tiempos de Alejandro Magno.
[8]
Yoma 39b, traducido por el autor de la versión inglesa de “The Soncino Talmud”, Davka Corporation and/or
Judaica Press, Inc. Brooklyn, NY.
[9]
Strong H5799 ‛ăzâ'zêl, az-aw-zale', From H5795 and H235; goat of departure; the scapegoat: - scapegoat.
Strong H5795 ‛êz, aze, From H5810; a she goat (as strong), but masculine in plural (which also is used elliptically
for goats' hair): - (she) goat, kid.
Strong H235 'âzal, aw-zal', A primitive root; to go away, hence to disappear: - fail, gad about, go to and fro [but
in Eze. 27:19 the word is rendered by many “from Uzal,” by others “yarn”], be gone (spent).
[10]
Yoma 67.
[11]
Rashí sobre Yoma 67.
[12]
Pirkei d´rabi Eliazar 40.
[13]
Ets Yosef; Vayikrá Rabá 21:11.
[14]
Jinuj 95.
[15]
Strong H8163 śâ‛îyr śâ‛ir, saw-eer', saw-eer', From H8175; shaggy; as noun, a he goat; by analogy a faun:
- devil, goat, hairy, kid, rough, satyr.
Strong H8175 śâ‛ar, saw-ar', A rpim root; to storm; by implication to shiver, that is, fear: - be (horribly) afraid,
fear, hurl as a storm, be tempestuous, come like (take away as with) a whirlwind.
[16]
Complete Jewish Bible, por David H. Stern, traducido del inglés por el autor.
Parashá 30 Kedoshim
Levítico 19:1 – 20:27
Por Dr K Blad ©
Prohibida toda reproducción lucrativa.
Aliyás de la Torá:
1. 19:1-14
2. 19:15-22
3. 19:23-32
4. 19:33-36
5. 20:1-7
6. 20:8-22
7. 20:23-27
8. Maftir: 20:25-27
Kedoshim
Significa “santos”.
Comentarios
19:2 “Habla a toda la congregación de los hijos de Israel y diles: "Seréis santos porque yo,
[1]
HaShem vuestro Elohim, soy santo.” – Según el Midrash, este texto muestra que cuando
Moshé transmitió la Torá al pueblo de Israel no solía reunir a toda la congregación de una vez.
Por regla general Moshé se reunió primero con su hermano Aharón y le transmitió de manera
profunda todo lo que había recibido de HaShem. Luego Aharón se sentó a la mano derecha de
Moshé. Después vinieron los dos hijos de Aharón, Elazar e Itamar, y Moshé repetía las
enseñanzas a ellos según su nivel de comprensión. Ellos luego se sentaron cerca de su padre
Aharón y su tío Moshé. Después fue repetido el mismo pasaje de la Torá a los ancianos de
Israel según su nivel de comprensión y, finalmente, Moshé repitió toda la enseñanza a todos los
varones del pueblo. Este fue el procedimiento normal para transmitir la Torá al pueblo. Moshé,
por lo tanto, escuchó la misma lección cinco veces, una vez directamente de HaShem y cuatro
veces de su propia boca.
Pero en esta ocasión Moshé recibe la orden de convocar a toda la asamblea, inclusive las
mujeres y los niños. La razón para hacerlo fue que esta sección contiene muchísimas leyes que
tienen que ver con todo el pueblo y, según Rashí, porque la mayor parte de las leyes esenciales
de la Torá dependen de esta Parashá. Por ejemplo, en esta sección se encuentra la ley general
de amar al prójimo como a sí mismo. También se puede encontrar mandamientos muy similares
[2]
a las diez palabras que fueron pronunciadas ante todo el pueblo en Sinai. En total hay 51
mandamientos en esta corta Parashá.
Este versículo también nos enseña que la santidad no es solamente para los sacerdotes y
levitas, sino para toda la congregación de los hijos de Israel. La santidad consiste en ser
apartado de las costumbres que son practicadas por los pueblos que están alejados de HaShem
y dedicarse a Él en obediencia a Sus mandamientos.
19:3 “Un hombre ha de reverenciar a su madre y a su padre. Y guardaréis mis shabats; yo soy
HaShem vuestro Elohim.” – La palabra hebrea que ha sido traducida como “reverenciar” es
[3]
“yaré”, y significa “temer”, “reverenciar”. Hay una diferencia entre este mandamiento y el de
Éxodo 20:12 donde está escrito:
“Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días sean prolongados en la tierra que HaShem tu
Elohim te da.”
[4]
La palabra hebrea que ha sido traducida como “honrar” es “kavad”, que significa “ser pesado”,
“ser rico”, “tener honra”, “ser una carga”. En Éxodo 20 está escrito que debemos honrar a
nuestro padre y a nuestra madre, y en Levítico 19 está escrito que debemos temer a nuestra
madre y a nuestro padre. No es lo mismo honrar que temer. Honrar a los padres tiene que ver
con dar a los padres los bienes materiales que necesitan y satisfacer todas sus necesidades,
como está escrito en Mateo 15:3-6:
“Y respondiendo él, les dijo: ¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Elohim
a causa de vuestra tradición? Porque Elohim dijo: "HONRA A tu PADRE Y A tu MADRE," y:
"QUIEN HABLE MAL DE su PADRE O DE su MADRE, QUE MUERA." Pero vosotros decís:
"Cualquiera que diga a su padre o a su madre: 'Es ofrenda a Elohim todo lo mío con que
pudieras ser ayudado', no necesitará más honrar a su padre o a su madre." Y así invalidasteis la
palabra de Elohim por causa de vuestra tradición.”
Aquí vemos que la honra a los padres tiene que ver con una ayuda económica. Honrar a los
padres también implica obedecerles en el Señor, como está escrito en Efesios 6:1-3:
“Hijos, obedeced a vuestros padres en el Señor, porque esto es justo. HONRA A TU PADRE Y
A tu MADRE (que es el primer mandamiento con promesa), PARA QUE TE VAYA BIEN, Y
PARA QUE TENGAS LARGA VIDA SOBRE LA TIERRA.”
En el texto de Éxodo aparece primero el padre y luego la madre en referencia a la honra, pero
en el texto de Levítico aparece primero la madre y luego el padre en referencia al temor, o a la
reverencia. ¿Por qué aparece primero la madre y luego el padre en este texto? ¿Se debe temer
más a la madre que al padre?
Vamos a dar dos explicaciones a esto. Por regla general, es más fácil temer, en el sentido de
respetar y reverenciar, al padre, por su forma masculina de ser, que la madre. El niño tiende a
aprovecharse de la dulzura y el carácter suave de la madre. Es más fácil faltar el respeto a la
madre que al padre. Por esto la Torá pone la madre primero, para que no dejemos de mostrarle
respeto a nuestras madres, sino respetar a los dos padres por igual.
Sin embargo, al mirar el contexto vemos que hay una escala de reverencia, madre, padre y
HaShem. Es una escala invertida de autoridad. Según este orden, el niño va aprendiendo
durante el desarrollo de su vida quién está por encima de él. Primero aprende a temer a la
madre, que es la que más tiempo se dedica a él durante sus primeros años de vida. Luego el
niño aprende a reverenciar a su padre y finalmente aprende a reverenciar a HaShem. Este texto
nos enseña que una manera de mostrar respeto a HaShem es guardar el shabat. El que no
guarda el shabat no teme a HaShem. El que teme a HaShem guarda el shabat.
Respetar a los padres implica, entre otras cosas, que un hijo no puede contradecir las palabras
de ellos. Tampoco puede decir: “Lo que dice mi padre es correcto”. Si los padres tienen sillas
reservadas para ellos un hijo no debe sentarse en ellas.
El texto hebreo dice literalmente: “Un hombre...” Esto nos enseña que el varón casado está más
comprometido con sus padres que la mujer casada. Una mujer casada no está obligada a
obedecer a sus padres cuando su marido diga algo contrario. En el momento de su boda, la
mujer pasa de estar bajo la autoridad de su padre a estar bajo la autoridad de su esposo, como
está escrito en 1 Corintios 11:3:
“Pero quiero que sepáis que la cabeza de todo hombre es el Mesías, y la cabeza de la
mujer (casada) es el hombre (con el cual está casada), y la cabeza del Mesías es Elohim.”
19:4 “No os volváis a los ídolos, ni hagáis para vosotros dioses de fundición; yo soy HaShem
[5]
vuestro Elohim.” – La raíz de la palabra que ha sido traducida como “volváis” es “paná”, y
significa “encarar”, “volverse a”, “mirar hacia”. Esto implica que está prohibido mirar con
[6]
curiosidad y asombro a los ídolos y a las estatuas. Según Rambam, en la práctica también
implica que está prohibido leer cualquier libro, escuchar conferencias o involucrarse en cultos,
religiones o filosofías que sean extraños a la Torá.
Este texto también nos enseña que está prohibido hacer viajes turísticos para contemplar las
ruinas de los templos mayas en Centroamérica, los pirámides en Egipto, la iglesia Notre Dam en
Paris, los templos budistas en Asia y el templo Bahai en Haifa o cualquier otro lugar de culto
pagano. Cuando una persona admira o mira con asombro a los edificios y las imágenes de los
dioses paganos se hace culpable de quebrantar este mandamiento.
“ni hagáis para vosotros dioses de fundición” – Está prohibido fabricar ídolos, incluso para los no
judíos. Esto incluye la prohibición de comerciar con estatuas idolátricas, santos católicos,
crucifijos, budas y demás objetos de culto pagano. También está prohibido a un israelita sacar
beneficio económico de la idolatría de los gentiles.
19:10 “Tampoco rebuscarás tu viña, ni recogerás el fruto caído de tu viña; lo dejarás para el
pobre y para el forastero. Yo soy HaShem vuestro Elohim” – La Torá enseña que hay que tratar
a los pobres de manera favorable. HaShem tiene un corazón muy sensible a las necesidades de
los débiles y nos ordena ayudar de forma práctica y económica a los necesitados.
19:11 “No hurtaréis, ni engañaréis, ni os mentiréis unos a otros.” – Este hurto tiene que ver con
objetos materiales. Como hay más de un mandamiento que prohíbe el hurto, se entiende que los
dos están hablando de dos cosas diferentes. El primer mandamiento contra el hurto se
encuentra en las diez palabras, como está escrito en Éxodo 20:15:
“No hurtarás.”
Como la infracción voluntaria de la mayoría de los mandamientos que están en las diez palabras
trae la pena de muerte, también se interpreta que el hurto del cual se está hablando allí no es el
hurto de las cosas, sino de las personas, con otras palabras, del secuestro. El secuestro es un
delito que merece la pena capital, como está escrito en Éxodo 21:16:
“El que secuestre a una persona, ya sea que la venda o sea hallada en su poder, ciertamente
morirá.”
Así que, en Levítico 19 se habla del hurto de los objetos. Está prohibido apropiarse de cualquier
cosa que sea de otra persona. Yaakov vivía con su suegro durante 20 años y cuando salió de
allí podía testificar que no había tomado absolutamente nada de lo que pertenecía a Laván,
como está escrito en Génesis 31:37:
“Aunque has buscado en todos mis enseres, ¿qué has hallado de todos los enseres de tu casa?
Ponlo delante de mis parientes y de tus parientes para que ellos juzguen entre nosotros dos.”
Esta actitud muy cuidadosa que había en nuestro padre Yaakov de no llevar nada de la casa de
Laván, ni siquiera una cucharita o una aguja para coser, es un buen ejemplo para todos
nosotros.
Como HaShem está dando el tiempo a cada persona, el tiempo es algo que cada uno tiene que
administrar correctamente y no perder. Por lo tanto está prohibido tomar el tiempo de una
persona sin su permiso. Fulano se acerca a Mengano, que es un hombre muy ocupado, y le
pide cinco minutos para hablar. Mengano accede y está dispuesto a darle cinco minutos de su
precioso tiempo, pero Fulano no respeta los cinco minutos sino que sigue hablando y hablando,
sin ser consciente de que no solamente está pervirtiendo su propia palabra, sino realmente está
hurtando el tiempo de Mengano.
Otra forma de hurtar es llegar tarde a una cita. El que llega tarde está hurtando el tiempo
precioso de las personas que le están esperando. Si uno llega tarde y no cumple con su
compromiso para llegar a cierta hora, no solamente ha corrompido su palabra, sino también ha
hurtado el tiempo de los demás.
Otra manera de hurtar es trabajar con negligencia. Si el patrón ha contratado a un obrero para
trabajar, ese obrero es digno de su salario si trabaja. Pero si es negligente en su trabajo, o toma
pausas sin permiso, está hurtando de su patrón. ¿Cómo luego tiene conciencia para cobrar por
un tiempo que no ha trabajado, o por un trabajo que ha sido hecho de mala manera? Un hombre
santo trabaja igual cuando el jefe esté presente que cuando no está. Si alguien necesita un jefe
que le vigile para que trabaje bien y no tome pausas innecesarias en su trabajo, es un ladrón.
Un verdadero israelita es uno en quien no hay engaño, como está escrito en Juan 1:47:
“Yeshúa vio venir a Natanel y dice de él: He aquí un verdadero israelita en quien no hay
engaño.”
Otra forma de hurto es cuando Fulano intenta convencer a Mengao, que es miembro de otra
congregación, para que deje su congregación para venir a formar parte de la congregación de
Fulano.
En esta escritura el mandamiento de no hurtar está escrito de forma plural. Esto nos enseña que
cualquiera que sepa de un hurto y no diga nada, también es culpable. El que no habla se
convierte en un compañero del que pecó.
19:12 “Y no juraréis en falso por mi nombre, profanando así el nombre de tu Elohim; yo soy
HaShem.” – El contexto habla del dinero. Cuando una persona hurta, tiende a esconder su delito
engañando al prójimo, cf. v. 11. Si no se arrepiente tiende a mentir. Puede tratarse de un
depósito confiado o algo prestado que la persona niega haber recibido. Es posible que también
llegue a jurar en falso por el nombre de HaShem delante de una corte de justicia, Beit Din,
diciendo que no se apropió de los bienes del otro. Es un delito grave jurar algo por el nombre de
HaShem que no es verdadero.
Rashí señala que cuando este texto dice: “no juraréis en falso por mi nombre” se está refiriendo
a cualquiera de los nombres de Elohim, puesto que en Éxodo 20:7 sólo se refiere al Nombre
sagrado, YHWH.
Esta escritura nos enseña que está permitido jurar por el nombre de HaShem. La prohibición
solamente es contra el hecho de jurar en falso por su Nombre. ¿Cómo entonces podemos
entender el texto de Mateo 5:33-37 donde el Mesías nos está enseñando acerca de no jurar,
como está escrito:
“También habéis oído que se dijo a los antepasados: "NO JURARAS FALSAMENTE, SINO QUE
CUMPLIRÁS TUS JURAMENTOS A HASHEM." Pero yo os digo: no juréis de ninguna manera;
ni por el cielo, porque es el trono de Elohim; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni
por Yerushalayim, porque es LA CIUDAD DEL GRAN REY. Ni jurarás por tu cabeza, porque no
puedes hacer blanco o negro ni un solo cabello. Antes bien, sea vuestro hablar: "Sí, sí" o "No,
no"; y lo que es más de esto, procede del mal.”?
Al leer este texto nos da la impresión de que el Mesías prohíbe jurar. En tal caso su enseñanza
iría en contra de la Torá que permite jurar, cf. Génesis 21:31; 24:9; Números 30:2. El manuscrito
hebreo de Mateo, llamado DuTillet, nos puede traer luz sobre esta cuestión. Allí está escrito: “no
juréis por ninguna cosa”, en hebreo “shum davar”. Así que el Mesías no prohíbe el juramento
en sí, sino un juramento que se hace por las cosas. El contexto de Mateo 5 confirma esta
interpretación, donde habla de que no se puede jurar por el cielo, la tierra, Yerushalayim o la
cabeza, que son cosas. Pero sí está permitido hacer un juramento por el nombre de HaShem,
con tal que no se haga en vano, sin cumplirlo.
“Alcé de nuevo mis ojos y miré, y he aquí un rollo que volaba. Y me dijo: ¿Qué ves? Y respondí:
Veo un rollo que vuela; su longitud es de veinte codos y su anchura de diez codos. Entonces me
dijo: Esta es la maldición que sale sobre la faz de toda la tierra; ciertamente todo el que roba
será destruido según lo escrito en un lado, y todo el que jura será destruido según lo escrito en
el otro lado. La haré salir--declara HaShem de los ejércitos-- y entrará en casa del ladrón y en
casa del que jura por mi nombre en falso; y pasará la noche dentro de su casa y la consumirá
junto con sus maderas y sus piedras.”
19:14 “No maldecirás al sordo, ni pondrás tropiezo delante del ciego, sino que tendrás temor de
tu Elohim; yo soy HaShem.” – Hay una relación entre no maltratar al minusválido, el sordo y el
ciego, y el temor a HaShem. Por un lado significa que al maltratar a los débiles se está
maltratando a HaShem que los ha creado. Por otro lado tiene que ver con una actitud de
desprecio en el corazón que sólo HaShem conoce. Está prohibido menospreciar al débil en el
corazón, aprovecharse de él, burlarse de él o fastidiarle. Por eso dice “y temerás a tu Elohim”.
HaShem ve la actitud secreta del corazón de cada uno. Y si alguien teme a HaShem no va a
pensar mal de los que sufren algún desperfecto.
Si interpretamos este texto en el nivel remez, alegórico, aprendemos que poner tropiezo delante
de un ciego también puede significar dar un consejo malo al ignorante. El temor de Elohim es un
antídoto contra este delito. El que sabe que HaShem conoce sus pensamientos no va a
aprovecharse de un ignorante para su propio beneficio o para producirle daño.
19:15 “No haréis injusticia en el juicio; no favorecerás al pobre ni honrarás al grande, sino que
con justicia juzgarás a tu prójimo.” – Este texto no está hablando a cualquier ciudadano en
Israel, sino a los jueces. El ciudadano no tiene el derecho de juzgar a su prójimo, como está
escrito en Mateo 7:1-6:
“No juzguéis para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzguéis, seréis juzgados;
y con la medida con que midáis, se os medirá. ¿Y por qué miras la mota que está en el ojo de tu
hermano, y no te das cuenta de la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo puedes decir a tu
hermano: "Déjame sacarte la mota del ojo", cuando la viga está en tu ojo? ¡Hipócrita! Saca
primero la viga de tu ojo, y entonces verás con claridad para sacar la mota del ojo de tu
hermano. No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea
que las huellen con sus patas, y volviéndose os despedacen.”
El texto de Levítico 19:15 nos enseña que la Torá fue escrita, en primer lugar, para los jueces de
Israel. Un juez no puede favorecer a un pobre por compasión si ha cometido un delito. El estado
social no puede cambiar la justicia. De la misma manera está prohibido para un juez honrar a un
hombre que es grande, en el sentido de rico. Si él cambia su conducta o su sentencia ante un
rico por el hecho de que tiene dinero o porque pudiera tener el poder para hacerle daño, es un
juez perverso. Esta actitud también está prohibida entre los ciudadanos. Si honramos a una
persona rica solamente por su estado económico, y no damos el mismo honor al que es pobre,
cometemos pecado y hacemos acepción de personas, como está escrito en Jacobo (Stg.) 2:1-9:
“Hermanos míos, no tengáis vuestra fe en nuestro glorioso Señor Yeshúa HaMashíaj con una
actitud de favoritismo. Porque si en vuestra sinagoga entra un hombre con anillo de oro y vestido
de ropa lujosa, y también entra un pobre con ropa sucia, y dais atención especial al que lleva la
ropa lujosa, y decís: Tú siéntate aquí, en un buen lugar; y al pobre decís: Tú estate allí de pie, o
siéntate junto a mi estrado; ¿no habéis hecho distinciones entre vosotros mismos, y habéis
venido a ser jueces con malos pensamientos? Hermanos míos amados, escuchad: ¿No escogió
Elohim a los pobres de este mundo para ser ricos en fe y herederos del reino que Él prometió a
los que le aman? Pero vosotros habéis menospreciado al pobre. ¿No son los ricos los que os
oprimen y personalmente os arrastran a los tribunales? ¿No blasfeman ellos el buen nombre por
el cual habéis sido llamados? Si en verdad cumplís la Torá real conforme a la Escritura:
AMARÁS A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO, bien hacéis. Pero si mostráis favoritismo,
cometéis pecado y sois hallados culpables por la Torá como transgresores.”
“con justicia juzgarás a tu prójimo” – Esto puede entenderse de varias maneras. Primero en el
nivel peshat, simple, como hemos mencionado antes, de manera que un juez no puede tener en
cuenta el estado económico del procesado a la hora de dictar sentencia. Esta oración serviría
para reafirmar lo antes dicho.
La segunda manera de interpretación de este texto es que el procesado debe ser considerado
inocente hasta que se demuestre lo contrario con pruebas y testigos.
Una tercera manera de entender sería que, en el caso de duda de la conducta de una persona,
se debe de interpretar su conducta de la manera más benévola, por no saber exactamente las
razones y los motivos detrás de ese comportamiento dudoso que se parece a una conducta
pecaminosa. Nunca juzgues una persona sin haber estado en su situación. El que es benévolo
en su manera de tratar a su prójimo, recibirá un juicio más misericordioso ante el tribunal del
Mesías.
19:16 “No andarás de chismoso entre tu pueblo; no te quedarás quieto ante la sangre de tu
prójimo; yo soy HaShem.” – El chismoso es el que escucha un mal informe de otro y lo pasa a
un tercero y luego se dirige al que fue calumniado y le revela lo que se dijo de él. Aunque sea
cierto lo que se ha transmitido, se considera como chisme, en hebreo “rejilut”, y está prohibido
por la Torá.
[7]
La raíz de la palabra hebrea que ha sido traducida como “quedarás quieto” es “amad”, y
significa “estar de pie”, “estar quieto”. Entonces el sentido de esta oración es que no se puede
quedar quieto ante el peligro de muerte de un ser humano, judío o no, si uno tiene la posibilidad
de salvarle. La vida humana es tan valiosa que está permitido quebrantar casi todos los demás
mandamientos para salvar una sola alma. Sin embargo, en el caso de que su propia vida esté
en peligro, no hay obligación para ayudar al otro.
Esto también implica que está prohibido quedarse callado si uno puede testificar a favor de otro
para salvarle de una condena ante el Beit Din.
1. El que ve a otro israelita quebrantar una norma directa de la Torá debe corregirlo,
aún cuando sepa que el otro no acepte la reprensión.
2. Si el pecado cometido por el otro no es una prohibición directa de la Torá y el que lo
ve está seguro de que no va a aceptar la reprensión, no debe corregirlo.
3. Si la persona que ve al otro cometer una falta no sabe si el otro le va a hacer caso o
no, debe reprenderlo incluso si comete una falta que no sea contra una ley directa de la
Torá.
4. El mandamiento de reprender a otro sólo se aplica cuando el otro es una persona
que desea cumplir la Torá. No se aplica sobre un malvado o sobre uno que desprecia
abiertamente la Torá, cf. Proverbios 9:8.
5. Si el Beit Din está en condiciones para castigar al que infrinja una prohibición, está
obligado a hacerlo.
6. El que esté obligado a corregir a otro debe hacerlo hasta que el trasgresor esté a
punto de insultarlo o golpearlo, cf. 1 Samuel 20:32-33.
“y no portarás pecado a causa de él” – Este texto nos enseña varias cosas. Primero, si
reprendes a tu prójimo, no pecas. Segundo, si no reprendes a tu prójimo, llevarás pecado por
causa de él, como está escrito en Ezequiel 3:18-19:
Estos textos nos muestran que tenemos una responsabilidad para corregirnos mutuamente para
no llevar pecado por causa del otro, como también está escrito en Hebreos 3:12-13:
“Tened cuidado, hermanos, no sea que en alguno de vosotros haya un corazón malo de
incredulidad, para apartarse del Elohim vivo. Antes exhortaos los unos a los otros cada día,
mientras todavía se dice: Hoy; no sea que alguno de vosotros sea endurecido por el engaño del
pecado.”
Sin embargo, para no llevar pecado por causa de la reprensión hacia el otro es importante
considerar varias cosas. Primero, la reprensión no debe ser hecha en público, para no
avergonzar al que peca, como nos enseña el Rebe Yeshúa, “ve y repréndelo a solas”. Sin
embargo, hay casos cuando los líderes tienen que ser corregidos en público para que su pecado
no sea un mal ejemplo para el pueblo, cf. 1 Timoteo 5:19-20.
En segundo lugar, debemos cuidar nuestra voz y las palabras para que la reprensión no dañe al
trasgresor, cf. 2 Timoteo 2:24-26.
Si una persona no hace caso a la primera advertencia, uno debe buscar dos o tres testigos para
corregirlo con más peso. Si aún así no quiere arrepentirse el caso debe ser llevado a la corte de
justicia, el Beit Din, aquí traducido como “congregación” en el texto de Mateo 18:17. Si el
trasgresor rehúsa hacer caso a la sentencia del Beit Din, será considerado como un gentil y un
colaborador con un pueblo invasor, con otras palabras, ya no es un miembro de la congregación
de los hijos de Israel.
“¿Y por qué miras la mota que está en el ojo de tu hermano, y no te das cuenta de la viga que
está en tu propio ojo? ¿O cómo puedes decir a tu hermano: "Déjame sacarte la mota del ojo",
cuando la viga está en tu ojo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás con
claridad para sacar la mota del ojo de tu hermano. No deis lo santo a los perros, ni echéis
vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las huellen con sus patas, y volviéndose os
despedacen.”
Para poder corregir a otra persona correctamente, uno debe ser cuidadoso de no ser culpable
del mismo delito. Si alguien está infringiendo un mandamiento sin haber hecho teshuvá,
arrepentimiento, tiene una mala conciencia que le da un sentimiento de culpa. El sentimiento de
culpa puede estar basado en una realidad, que uno viva en pecado, o en una mentira, sin que
uno viva en pecado. En ambos casos la culpabilidad tiende a buscar errores y pecados en los
demás. Como uno se siente acusado por su propia conciencia, por sí mismo o por otros, es fácil
proyectar ese sentimiento sobre otras personas y señalar y acusar los errores de los demás. El
que se siente acusado acusa a los demás. También hay una tendencia de buscar auto
justificación en los pecados de otros que viven una vida peor que uno mismo. Estas dos
reacciones, la acusación y la auto justificación son síntomas de un alma enferma que no ha
experimentado el perdón de sus pecados.
Sin embargo, el que primero ha tratado con su propia viga, no solamente está en condiciones
para corregir al prójimo, sino está obligado a hacerlo, cuando las condiciones sean favorables.
Yeshúa nos enseña, que después de sacar la viga del ojo de uno mismo, debemos ayudar al
hermano a ser liberado de su paja. Pero si el otro no es un hermano, sino un perro o un cerdo,
no vale la pena echarle estas perlas santas, porque las pisotearía y nos haría daño.
[8]
En el Talmud está escrito: “Es mejor hacer que una persona reconozca la verdad por sí misma
que meterla en ella con cien latigazos”.
El que no corrige la mala conducta de sus hijos comete un grave delito.
19:18 “No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino que amarás a tu
prójimo como a ti mismo; yo soy HaShem.” – La venganza implica devolver las mismas acciones
malas a alguien que las haya hecho. El rencor no es lo mismo que la venganza. El rencor es un
sentimiento que alguien guarda contra otro por haber hecho este algo malo.
Aquí se encuentra el mandamiento número dos en importancia en toda la Torá, como está
escrito en Marcos 12:28-31:
“Cuando uno de los escribas se acercó, los oyó discutir, y reconociendo que les había
contestado bien, le preguntó: ¿Cuál mandamiento es el más importante de todos? Yeshúa
respondió: El más importante es: "ESCUCHA, ISRAEL; HASHEM NUESTRO ELOHIM,
HASHEM UNO ES; Y AMARÁS A HASHEM TU ELOHIM CON TODO TU CORAZÓN, Y CON
TODA TU ALMA, Y CON TODA TU MENTE, Y CON TODA TU FUERZA." El segundo es éste:
"AMARÁS A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO." No hay otro mandamiento mayor que éstos.”
En el tiempo de Yeshúa había una discusión acerca de quién a estaba refiriendo la Torá cuando
habla del prójimo. En Levítico 19:18 parece ser que la expresión “tu prójimo” solamente hace
referencia a “los hijos de tu pueblo”, es decir, está limitado a significar solamente los israelitas.
¿Será que un judío sólo está obligado a amar a los judíos?
En este caso podríamos aplicar la regla de interpretación número cinco del rav Ishmael que dice
que un anunciado particular, “los hijos de tu pueblo”, es ampliado por un anunciado general que
lo sigue, “tu prójimo”. Esto nos enseña que la expresión “el prójimo” no está limitada a significar
solamente los hijos de Israel sino también a los extranjeros.
Sin embargo, el amor tiene que mostrarse en primer lugar a los más cercanos. El que no ama a
su hermano que ha visto no puede amar al forastero que no ha visto. El amor empieza con los
cercanos y se va extendiendo a todos los hombres, como está escrito en 2 Pedro 1:5, 7:
“Por esta razón también, obrando con toda diligencia, añadid... a la piedad, fraternidad y a la
fraternidad, amor.”
En el versículo 34 está escrito que hay que amar al extranjero, en hebreo “guer”, como a sí
mismo. ¿Quién es este “guer”? Un guer puede ser un prosélito, un gentil que se ha convertido al
judaísmo, o un gentil que está viviendo en Israel como residente. Entonces ¿cuál es el
significado de la palabra “guer” en este texto? El resto del versículo nos da la clave para
entenderlo: “extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto”. Los hijos de Israel no fueron
conversos en Egipto, sino extranjeros residentes. Por lo tanto podemos afirmar que en este
mandamiento, la palabra “guer” no se refiere específicamente al converso, sino a todo residente
en Israel. En su extensión esto nos enseña que tenemos el deber de amar a todos los hombres
de la tierra.
“Y he aquí, cierto intérprete de la Torá se levantó, y para ponerle a prueba dijo: Maestro, ¿qué
haré para heredar la vida eterna? Y él le dijo: ¿Qué está escrito en la Torá? ¿Qué lees en
ella? Respondiendo él, dijo: AMARÁS A HASHEM TU ELOHIM CON TODO TU CORAZÓN, Y
CON TODA TU ALMA, Y CON TODA TU FUERZA, Y CON TODA TU MENTE; Y A TU
PRÓJIMO COMO A TI MISMO. Entonces le dijo: Has respondido correctamente; HAZ ESTO Y
VIVIRÁS. Pero queriendo él justificarse a sí mismo, dijo a Yeshúa: ¿Y quién es mi prójimo?
Respondiendo Yeshúa, dijo: Cierto hombre bajaba de Yerushalayim a Yerijó, y cayó en manos
de salteadores, los cuales después de despojarlo y de darle golpes, se fueron, dejándolo medio
muerto. Por casualidad cierto sacerdote bajaba por aquel camino, y cuando lo vio, pasó por el
otro lado del camino. Del mismo modo, también un levita, cuando llegó al lugar y lo vio, pasó por
el otro lado del camino. Pero cierto samaritano, que iba de viaje, llegó adonde él estaba; y
cuando lo vio, tuvo compasión, y acercándose, le vendó sus heridas, derramando aceite y vino
sobre ellas; y poniéndolo sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un mesón y lo cuidó. Al día
siguiente, sacando dos denarios, se los dio al mesonero, y dijo: "Cuídalo, y todo lo demás que
gastes, cuando yo regrese te lo pagaré." ¿Cuál de estos tres piensas tú que demostró ser
prójimo del que cayó en manos de los salteadores? Y él dijo: El que tuvo misericordia de él. Y
Yeshúa le dijo: Ve y haz tú lo mismo.”
Yeshúa muestra cómo hay que interpretar la palabra “guer” en este contexto de la Torá. El guer
incluye también a los que no son conversos, los samaritanos, es decir a un pueblo que fue
considerado apóstata por los judíos, cf. Juan 4:9. Esto nos enseña que hay que amar a todos los
demás pueblos de la tierra. Tu prójimo es aquella persona que tienes por delante, no importa
que sea israelita o extranjero. El amor no debe limitarse solamente a los que nos traten bien,
como está escrito en Romanos 5:6-10:
“Porque mientras aún éramos débiles, a su tiempo el Mesías murió por los impíos. Porque a
duras penas habrá alguien que muera por un justo, aunque tal vez alguno se atreva a morir por
el bueno. Pero Elohim demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, el
Mesías murió por nosotros. Entonces mucho más, habiendo sido ahora justificados por su
sangre, seremos salvos de la ira por medio de él. Porque si cuando éramos enemigos fuimos
reconciliados con Elohim por la muerte de su Hijo, mucho más, habiendo sido reconciliados,
seremos salvos por su vida.”
Aquí vemos que el amor de Elohim incluye a los débiles, impíos, pecadores y enemigos, y se
manifiesta en que él dio a Su Hijo por todos ellos, como está escrito en Juan 3:16:
“Porque de tal manera amó Elohim al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel
que cree en él, no se pierda, mas tenga vida eterna.”
Aquí no está escrito que Elohim amó solamente a aquella parte del pueblo de Israel que le
obedecía, sino que amó al mundo entero. Esto incluye tanto a los que no le obedecían dentro
del pueblo de Israel como a los que no son del pueblo judío en el mundo.
La Torá nos enseña acerca del amor que debemos tener hacia los hijos de nuestro propio
pueblo, y hacia el extranjero que habita con nosotros, porque estas son las personas hacia las
cuales podemos expresar nuestro amor de manera inmediata. No puedo mostrar amor al que no
conozco. Los más allegados son los que pueden recibir mi amor, y tengo la responsabilidad de
esforzarme para mostrarles amor a ellos de la misma manera que estoy haciendo conmigo
mismo. Si amo a mi prójimo no le engaño ni tomo ventaja de él; soy cuidadoso con sus bienes
como si fueran los míos, e incluso con más cuidado que con los míos; no le hago daño con mis
palabras, sino que le hablo con respeto y hablo bien de él; no guardo mi alegría para mí mismo,
sino la comparto con él y me alegro por su prosperidad como si fuera la mía; hago por él todo lo
que a mí me hubiera gustado que me hiciera si yo hubiera estado en la misma situación.
Esta escritura también nos enseña que debemos amarnos a nosotros mismos. Tú no puedes
amar a otros si no te amas a ti mismo. “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, ni más ni menos.
No se puede amar al prójimo más que a sí mismo, sino en la misma medida. El que no se ama a
sí mismo es incapaz de amar al prójimo. Ámate a ti mismo, perdónate a ti mismo, habla bien de
ti mismo, cuídate a ti mismo, y haz lo mismo con tu prójimo.
“El que no eximió ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos
concederá también con él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Elohim? Elohim
es el que justifica. ¿Quién es el que condena? El Mesías Yeshúa es el que murió, sí, más aún,
el que resucitó, el que además está a la diestra de Elohim, el que también intercede por
nosotros. ¿Quién nos separará del amor del Mesías? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o
hambre, o desnudez, o peligro, o espada?”
Esta escritura nos enseña que Yeshúa fue entregado por TODOS nosotros. El amor del Padre,
que se manifiesta a través de Yeshúa HaMashíaj, es para todos y cada uno de nosotros en
particular.
“¿Quién acusará a los escogidos de Elohim?” – Si tú has sido escogido por Elohim para ser
objeto de su amor, ¿quién eres tú para que te estés acusando a ti mismo? ¿Qué derecho tienes
para tratarte mal si HaShem ha prohibido a hasatán acusarte cuando te has arrepentido de tus
pecados? Romanos 8:33 habla en contra de hasatán, que es el acusador de los hermanos. Si
Elohim, como Juez Supremo, te ha justificado, te ha declarado inocente, no hay ningún
acusador que puede acusarte, porque la sentencia final ha sido dictada. Entonces ¿quién te ha
dado el derecho de seguir acusándote por tus errores aun después de haberte arrepentido de
ellos? Si hasatán no puede acusarte, ¿cómo te atreves a hacerlo tú? ¡Deja de acusarte a ti
mismo!
“¿Quién es el que condena?” – Se refiere al Juez, que tiene la autoridad para condenar, dar una
sentencia judicial de condena. Como tú has creído en la muerte expiatoria de Yeshúa, HaShem
no te puede condenar. Él no puede dictar una sentencia condenatoria contra ti porque ya te
juzgó inocente a base de tu arrepentimiento y confianza en la obra de Yeshúa. Entonces ¿te
atreves a dictar sentencias de culpa contra ti mismo? ¡Deja de una vez de usar palabras como:
“soy un inútil”, “no valgo”, “no sirvo para eso”, “soy tan malo”, “siempre me equivoco”, “tengo
mala memoria”, etc.! Esas palabras no están de acuerdo con lo que el Juez Justo ha
sentenciado sobre ti. Te ha declarado inocente y libre de culpa. Así que, no te culpes a ti mismo
ni dejes lugar para los sentimientos de acusación y de auto condenación. Ni siquiera debes
pensar mal de ti mismo. Ámate a ti mismo, y recibe el amor que el Padre te ha dado por medio
de Su Hijo, y podrás amar a tu prójimo como a ti mismo.
El amor al prójimo depende de cuánto hemos entendido del amor que el Padre tiene hacia
nosotros, como está escrito en 1 Juan 4:8:
El que no se ama a sí mismo no conoce a Elohim. La fuente de nuestro amor es Elohim. Cuanto
más conozcamos a Elohim, más vamos a poder amarnos a nosotros mismos y al prójimo, como
está escrito en 1 Juan 4:19:
“Nosotros amamos, porque Él nos amó primero.”
Nuestro amor depende de cuánto amor hayamos recibido de HaShem. Con otras palabras, si
cultivamos nuestra relación con Él, vamos a poder recibir su amor, y así poder amar al prójimo
de la misma manera como hemos sido amados por el Padre.
19:19 “Mis estatutos guardaréis. No aparearás dos clases distintas de tu ganado; no sembrarás
tu campo con dos clases de semilla, ni te pondrás un vestido con mezcla de dos clases de
material.” – La palabra hebrea que ha sido traducida como “mis estatutos” es “jukotai”. Viene de
“juk” que implica un mandamiento que no tiene una explicación clara y lógica. Las prohibiciones
de las mezclas de animales, de semillas y de diferentes tipos de material en la misma ropa,
forman parte de los “jukot”, estatutos sin explicación. Este texto nos enseña que está prohibido,
entre otras cosas, mezclar caballos con asnos para producir mulas o mulos.
El mandamiento de no sembrar dos clases de semilla sólo se aplica en la tierra de Israel. El
tratado Kilayim de la Mishá trata de todas las leyes que tienen que ver con diferentes tipos de
semilla y especifica las distancias permitidas para sembrar y plantar.
Cuando se habla de dos clases de material en el vestido, sólo se refiere a lino con lana, según
Deuteronomio 22:11, donde encontramos el mismo mandamiento limitado a lino y lana. Una
excepción de esta prohibición es la ropa del sumo sacerdote y la ropa que lleva tsitsit que puede
contener mezcla de lana y lino. La razón es que estas prendas fueron instruidas directamente de
HaShem.
19:20 “Si un hombre se acuesta con una mujer que sea sierva adquirida para otro hombre, pero
que no haya sido redimida(totalmente) ni se le haya dado su libertad, habrá una indagación; no
se les condenará a muerte, porque ella no era libre.” – La Torá sigue hablando de mezclas
prohibidas y en este caso tiene que ver con un tipo de adulterio. Según Rashí, esta mujer es una
mujer no hebrea, mitad esclava y mitad libre, designada para casarse con un siervo hebreo, cf.
el comentario sobre Éxodo 21:4. Como ella no había sido redimida totalmente no había
completado su kidushín, el primer paso del pacto matrimonial. Por esta razón este acto no es
considerado como un adulterio, y no habrá pena de muerte, sino sólo azotes.
19:21 “Y él traerá a HaShem su ofrenda por la culpa a la entrada de la tienda de reunión; traerá
un carnero como ofrenda por la culpa.” – Este es uno de los delitos que requiere una ofrenda por
la culpa, asham.
19:22 “Y el sacerdote hará expiación por él con el carnero de la ofrenda por la culpa, delante de
HaShem, por el pecado que ha cometido; y el pecado que ha cometido le será perdonado.” – El
pecado en sí no tiene perdón, sino es el pecador que obtiene perdón si hay arrepentimiento y
derramamiento de sangre. El pecador es liberado del pecado, pero el pecado es condenado en
la muerte de los animales, que sirven como una sombra de la muerte de Yeshúa HaMashíaj,
que es la realidad que proyecta esa sombra.
19:23 “Cuando entréis en la tierra y plantéis toda clase de árboles frutales, tendréis por prohibido
su fruto. Por tres años os será prohibido; no se comerá.” – La raíz de la palabra hebrea que ha
[9]
sido traducida como “prohibido” es “arel” que significa “obstruir”, “bloquear”, “cerrar”, “estar
incircunciso”, cf. Éxodo 6:12 “incircunciso de labios”. El texto hebreo dice literalmente “y
bloquearéis su obstrucción”, “ve-araltem arlató”, es decir, el fruto de ese árbol tenéis que prohibir
porque está bloqueado, o vedado. No está permitido sacar beneficio de los frutos de los árboles
durante los tres primeros años después de su plantación. Aunque sea un mandamiento juk, la
Torá ofrece una pequeña explicación en el versículo 25: “para que os aumente su rendimiento.”
Este mandamiento sólo aplica dentro de la tierra de Israel.
19:24 “Pero en el cuarto año todo su fruto os será santo, una ofrenda de alabanza a HaShem.” –
Por gezerá shavá, similitud de expresiones, se entiende que este fruto debe ser tratado de la
misma manera que el segundo diezmo, cf. 27:30. Esto significa que sólo el dueño y su familia y
los invitados por él, podrán comer este fruto en la ciudad de Yerushalayim. Si no puede llevarlo
allí, tendrá que venderlo y gastar el dinero en Yerushalayim en sacrificios de paz y comidas. Hoy
en día los frutos del cuarto año son redimidos con monedas.
19:26a “No comeréis sobre la sangre” – El Talmud[10] muestra como la expresión “sobre la
sangre” puede ser interpretada de muchas maneras:
19:27 “No cortaréis en forma circular los extremos de vuestra cabellera, y no dañaréis la
extremidad de vuestra barba.” – Según Rashí, está prohibido igualar los sienes con el área del
cráneo que está detrás de las orejas de modo que la circunferencia del cráneo quede
redondeada periféricamente. La cabeza tiene dos partes, el rostro y el cráneo, que se unen en
las dos sienes. Según Gur Ariyé, el punto de unión entre el rostro, junto con la barba, y el cráneo
es lo que la Torá llama “peat roshjem”, “la esquina de vuestras cabezas”. La prohibición se
aplica para cortar las patillas en su totalidad, es decir, el pelo de cualquiera de las sienes, de
manera que la cabeza quede sin cabello desde el área detrás de la oreja hasta la frente. Este
mandamiento sólo aplica a los varones israelitas. La tradición de dejar crecer los “pelles” no
viene de los judíos jasídicos. El hecho de que los judíos yemenitas tenían pelles largos en su
tierra natal es una evidencia de que esta tradición data, por lo menos, desde el tiempo del primer
templo.
La barba tiene cinco extremidades, dos en cada mejilla, las dos están en la parte superior junto
[13]
a la cabeza, y una en el mantón. Según Rambam, la prohibición de cortarse los bordes de la
barba sólo se aplica para afeitarse con navaja.
Estos mandamientos son dados para que el pueblo hebreo sea diferente a las demás naciones y
especialmente para que no tenga la misma apariencia que los idólatras que solían afeitarse las
patillas y cortarse los bordes de la barba. El contexto habla de no practicar adivinación y
augurios.
19:28 “No haréis sajaduras en vuestro cuerpo por un muerto, ni os haréis tatuajes; yo soy
HaShem.” – Según Rashí, los amorreos, en hebreo “emorim”, cf. Génesis 14:7, solían
rasguñarse en la carne en señal de duelo cuando alguien se les moría. Está prohibido tatuarse.
19:29 “No degradarás a tu hija haciendo que se prostituya, para que la tierra no se entregue a la
prostitución ni se llene de corrupción.” – Se refiere a que un padre permita que su hija soltera
tenga relaciones sexuales con un hombre sin antes haber hecho un pacto matrimonial con él.
19:31 “No os dedicaréis a ser médium o espiritistas, ni los busquéis para ser contaminados por
ellos. Yo soy HaShem vuestro Elohim.” – La Torá prohíbe toda práctica de espiritismo y
[14]
nigromancia. La palabra hebrea que ha sido traducida como “médium” es “ov”, que tiene que
ver con una persona que llama a los espíritus de los muertos, supuestamente, para que estos
hablen a través de su axila. La palabra hebrea que ha sido traducida como “espiritista” es
[15]
“yidoní”, que tiene que ver con una persona que mete un hueso de un animal, en hebreo
“yadua”, dentro de su boca para que hable. Por causa del nombre de este hueso, el que practica
esto es llamado yidoní. El que practique algo de estos delitos se contaminará y HaShem lo
aborrecerá.
19:32 “Delante de las canas te pondrás en pie; honrarás al anciano, y a tu Elohim temerás; yo
[16]
soy HaShem” – La palabra hebrea que ha sido traducida como “canas” es “seivá”, que
significa “anciano”, “canoso”. Se refiere a un hombre de más de 70 años de edad.
[17]
La palabra hebrea que ha sido traducida como “anciano” es “zakén”, que significa “anciano”,
“hombre barbudo”. En este contexto se refiere a uno que posee un puesto de liderazgo dentro
de Israel. Un hombre que ha adquirido sabiduría por medio de la Torá también es llamado
“zakén”. Ellos merecen más respeto que los demás. La manera de mostrarle respeto es
levantarse ante ellos, dirigirse hacia ellos con respeto, no llamarles por su nombre personal, no
contradecir sus palabras, etc.
Un anciano que enseña bien, debe recibir doble honra, es decir no solamente recibir estos
honores, sino también ser remunerado económicamente, como está escrito en 1 Timoteo 5:17:
“Los ancianos que gobiernan bien sean considerados dignos de doble honor, principalmente los
que trabajan en la predicación y en la enseñanza (de la Torá).”
19:33 “Cuando un extranjero resida con vosotros en vuestra tierra, no lo maltrataréis.” – Está
prohibido maltratar a un residente o un converso. Rashí señala que aquí se refiere a un ultraje
verbal.
19:34 “El extranjero que resida con vosotros os será como uno nacido entre vosotros, y lo
amarás como a ti mismo, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto; yo soy
HaShem vuestro Elohim.” – El amor al residente debe ser igual que el amor al judío o al
converso. HaShem no hace acepción de personas. Él ama a todos por igual y por esto reafirma
este mandamiento con las palabras: “yo soy HaShem vuestro Elohim”, para que el amor al
extranjero residente sea por causa de Elohim. Israel fue elegido para transmitir el amor y la
salvación de HaShem a los gentiles.
20:3 “Yo pondré mi rostro contra ese hombre y lo cortaré de entre su pueblo, porque ha dado de
sus hijos a Molej, contaminando así mi santuario y profanando mi santo nombre.” – El que
entrega su hijo a un dios pagano profana el Nombre de HaShem. HaShem quiere nuestra
descendencia para él, cf. Malaquías 2:15. Ese es el propósito suyo con el matrimonio. Al dar uno
de los hijos a un demonio se está yendo en contra total del propósito de la creación del hombre
y así se profana el Nombre Santo.
20:6 “En cuanto a la persona que vaya a los médium o a los espiritistas, para prostituirse en pos
de ellos, también pondré mi rostro contra esa persona y la cortaré de entre su pueblo.” – La
idolatría y el ocultismo son considerados como prostitución espiritual. Es lo mismo que cuando
una mujer casada se una con otro hombre, violando así el pacto matrimonial. El pecado de
adulterio, tanto físico como espiritual, es mortal.
20:22 “Guardad, por tanto, todos mis estatutos y todas mis ordenanzas, y cumplidlos, a fin de
que no os vomite la tierra a la cual os llevo para morar en ella.” – La Torá fue dada en primer
lugar para ser guardada en la Tierra de Israel. Por eso hay mandamientos que no aplican fuera
de la tierra. Algunos mandamientos no pueden ser cumplidos en países lejos de la tierra de
Israel porque allí hay condiciones naturales y geológicas muy diferentes. Por ejemplo, en verano
no se pueden ver las estrellas si uno está más allá de los círculos polares, porque entonces el
sol no baja durante la noche. ¿A qué hora inicia el shabat en el norte de Suecia en verano,
cuando el sol no baja? El mandamiento de vivir en cabañas en Sukot no se puede cumplir en
Suecia porque en esa época se puede morir de frío.
Los que viven en la tierra de Israel están obligados a cumplir los mandamientos de la Torá para
que la tierra no los vomite.
20:26 “Me seréis, pues, santos, porque yo, HaShem, soy santo, y os he apartado de los pueblos
para que seáis míos.” – La santidad tiene que ver con la relación con HaShem y el alejamiento
de las costumbres de las naciones gentiles.
20:27 “Si hay médium o espiritista entre ellos, hombre o mujer, ciertamente han de morir; serán
apedreados; su culpa de sangre sea sobre ellos.” – Parece contradictorio que en el texto
anterior, cf. 20:6, sólo se habla de la pena de karet, cortamiento espiritual, cuando aquí habla de
la pena de muerte física. Rashí dice que cuando hay testigos que advirtieron antes de la
trasgresión, el culpable es apedreado. Pero si hubo un acto intencional sin advertencia previa
sólo recibe la pena de karet. La trasgresión que se comete sin intención puede ser expiada con
una ofrenda de pecado. La pena capital sólo se aplica si se cumplen estas tres condiciones:
· El mandamiento fue transgredido intencionalmente.
· Hubo dos o tres testigos que vieron el acto.
· Hubo dos o tres advertencias previas acerca de la gravedad del pecado y su
consecuencia.
Si falta alguna de las dos últimas se aplica la pena de karet, y si el trasgresor no pecó
intencionalmente no se le aplica castigo alguno, sino sólo debe ofrecer una ofrenda de jatat
para expiar su error.
[1]
Malbim 19:1; Eribim 54.
[2]
1) Éxodo 20:2 se parece a Levítico 19:3. 2) Éxodo 20:3-6 se parece a Levítico 19:4. 3)
Éxodo 20:7 se parece a Levítico 19:12. 4) Éxodo 20:8-11 se parece a Levítico 19:3b. 4) Éxodo
20:12 se parece a Levítico 19:3a. 5) Éxodo 20:13 se parece a Levítico 19:16b. 6) Éxodo 20:14 se
parece a Levítico 20:10. 8) Éxodo 20:15 se parece a Levítico 19:11a, 13. 9) Éxodo 20:16 se
parece a Levítico 19:11b, 16a. 10) Éxodo 20:17 se puede encontrar dentro de Levítico 19:18b.
[3]
Strong H3372, yârê', yaw-ray', A primitive root; to fear; morally to revere; causatively
to frighten: - affright, be (make) afraid, dread (-ful), (put in) fear (-ful, -fully, -ing). (be had in)
reverence (-end), X see, terrible (act, -ness, thing).
[4]
Strong H3513 kâbad kâbêd, kaw-bad, kaw-bade', A primitive root; to be heavy, that is,
in a bad sense (burdensome, severe, dull) or in a good sense (numerous, rich, honorable);
causatively to make weighty (in the same two senses): - abounding with, more grievously afflict,
boast, be chargeable, X be dim, glorify, be (make) glorious (things), glory, (very) great, be
grievous, harden, be (make) heavy, be heavier, lay heavily, (bring to, come to, do, get, be had
in) honour (self), (be) honourable (man), lade, X more be laid, make self many, nobles, prevail,
promote (to honour), be rich, be (go) sore, stop.
[5]
Strong H6437 pânâh, paw-naw', A primitive root; to turn; by implication to face, that
is, appear, look, etc.: - appear, at [even-] tide, behold, cast out, come on, X corner, dawning,
empty, go away, lie, look, mark, pass away, prepare, regard, (have) respect (to), (re-) turn
(aside, away, back, face, self), X right [early].
[6]
Halajot ACUM 2:3.
[7]
Strong H5975 ‛âmad, aw-mad', A primitive root; to stand, in various relations (literally
and figuratively, intransitively and transitively): - abide (behind), appoint, arise, cease, confirm,
continue, dwell, be employed, endure, establish, leave, make, ordain, be [over], place, (be)
present (self), raise up, remain, repair, + serve, set (forth, over, -tle, up), (make to, make to be
at a, with-) stand (by, fast, firm, still, up), (be at a) stay (up), tarry.
[8]
Berajot 7a.
[9]
Strong H6189 ‛ârêl, aw-rale', From H6188; properly exposed, that is, projecting loose
(as to the prepuce); used only technically uncircumcised (that is, still having the prepuce
uncurtailed): - uncircumcised (person).
Strong H6188 ‛ârêl, aw-rale', A primitive root; properly to strip; but used only as denominative
from H6189; to expose or remove the prepuce, whether literally (to go naked) or figuratively
(to refrain from using): - count uncircumcised, foreskin to be uncovered.
[10]
Sanhedrín 63:a; Berajot 10.
[11]
Strong H5172 nâchash naw-khash', A primitive root; properly to hiss, that is, whisper a
(magic) spell; generally to prognosticate: - X certainly, divine, enchanter, (use) X enchantment,
learn by experience, X indeed, diligently observe.
[12]
Strong H6049 ‛ânan, aw-nan', A primitive root; to cover; used only as denominative from
H6051, to cloud over; figuratively to act covertly, that is, practise magic: - X bring, enchanter,
Meonemin, observe (-r of) times, soothsayer, sorcerer.
[13]
AKUM 12:1.
[14]
Strong H178, 'ôb, obe, From the same as H1 (apparently through the idea of prattling a
father’s name); properly a mumble, that is, a water skin(from its hollow sound); hence
a necromancer (ventriloquist, as from a jar): - bottle, familiar spirit.
[15]
Strong H3049 yidde‛ônîy, yid-deh-o-nee', From H3045; properly a knowing one;
specifically a conjurer; (by implication) a ghost: - wizard.
[16]
Strong H7872 śêybâh, say-baw', Feminine of H7869; old age: - (be) gray (grey, hoar, -
y) hairs (head, -ed), old age.
[17]
Strong H2205 zâqên, zaw-kane', From H2204; old: - aged, ancient (man), elder (-est),
old (man, men and . . . women), senator.
Parashá 31 Emor
Levítico 21:1 – 24:23
Por Dr K Blad ©
Prohibida toda reproducción lucrativa.
Aliyás de la Torá:
1. 21:1-15
2. 21:16 – 22:16
3. 22:17-33
4. 23:1-22
5. 23:23-32
6. 23:33-44
7. 24:1-23
8. Maftir: 24:21-23
Emor
Significa “habla”.
Comentarios
21:1 “HaShem dijo a Moshé: Habla a los sacerdotes, los hijos de Aharón, y diles: "Ninguno se
contamine con persona(fallecida) entre su pueblo” – Después de haber hablado a todo el
pueblo, ahora Moshé recibe la orden de hablar sólo con los sacerdotes. El pueblo en general
necesita vivir en santidad, pero nos sacerdotes tienen la responsabilidad de vivir en un nivel de
santidad superior al pueblo, porque tienen el derecho de estar más cerca de HaShem en el
servicio del santuario. Como los mandamientos traen santidad, los sacerdotes tienen más
mandamientos que el pueblo. En esta sección HaShem está dando instrucciones a los
sacerdotes para que puedan mantenerse en su estado de santidad. Un sacerdote no puede
tocar un cuerpo muerto. La palabra hebrea que ha sido traducida como “persona” es
[1]
“nefesh” que significa “alma”. En este caso la Torá llama un cadáver humano “alma”.
21:2 “salvo por su pariente más cercano (su esposa), su madre, su padre, su hijo, su hija o su
hermano” – El sacerdote común sólo puede contaminarse por la muerte de siete tipos de
familiares: esposa, madre, padre, hermano, hermana soltera, hijo e hija. Por estos debe guardar
luto e interrumpir su servicio en el templo el día de su entierro.
Esta ley tiene una excepción llamada “met mitsvá”. Un “met mitsvá” es un cadáver que es
encontrado en un lugar desértico o uno que ha muerto que no tiene parientes que se ocupen de
su funeral. Cuando no hay otra persona que pueda realizar el entierro, el kohén debe hacerlo
aunque se contamine. No obstante, no pierde su ministerio sacerdotal por eso.
Teniendo en cuenta estas normas es más fácil entender las reacciones del sacerdote y el levita
en la parábola del buen samaritano, cf. Lucas 10:30-35. Ellos quizás no sabían si el hombre
herido estaba vivo o muerto. Si el hombre estuviera muerto tenían que evitar el contacto con su
cadáver para no contaminarse y perder su ministerio, según la Torá. Y como era un camino
transitado no podía ser considerado un lugar desértico. Por esta razón no tendrían la
responsabilidad de enterrarlo según la ley del “met mitsvá”.
Ahora, en el caso de que el hombre estuviera vivo, habría que ayudarle para salvarle. Parece
que el sacerdote y el levita no estaban interesados en saber si el herido estaba vivo o muerto y
eso ya fue una falta grave. Y en el caso de que supieran que el hombre estaba vivo, cometieron
un delito grave por no ayudarle, según el mandamiento que vimos en Levítico 19:16b donde está
escrito:
21:3 “o por su hermana virgen, que está cerca de él, por no haber tenido marido; por ella puede
contaminarse” – Cuando la hermana se haya casado, el sacerdote ya no tiene el derecho de
tocar su cadáver o asistir a su entierro. El mandamiento de mantenerse alejado de todo otro
cadáver se sigue guardando hoy en día entre los varones descendientes de los sacerdotes en el
pueblo judío. Un varón kohén no puede tocar un cadáver o permanecer bajo un mismo techo
con uno de ellos. Este mandamiento no aplica a las mujeres hijas de los sacerdotes.
Uno de los talmides del Rebe Yeshúa, Yojanán, era conocido del sumo sacerdote, como está
escrito en Juan 18:15:
“Y Shimón Kefa seguía a Yeshúa, y también otro discípulo. Este discípulo era conocido del
sumo sacerdote, y entró con Yeshúa al patio del sumo sacerdote”
Parece que este Yojanán era de una familia sacerdotal. Y esta sería la razón por la que no quiso
entrar en el sepulcro de Yeshua y contaminarse, como está escrito en Juan 20:4-5:
“Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corrió más aprisa que Kefa, y llegó primero al
sepulcro; e inclinándose para mirar adentro, ve las envolturas de lino puestas allí, pero no
entró.”
21:4 “No se contaminará como pariente por matrimonio entre su pueblo, pues se profanaría.” –
Según Rashí, esto significa que un sacerdote no puede contaminarse por el cadáver de una
esposa no apta para él, mientras que ella esté “entre su pueblo”, es decir, si ella tiene conocidos
que puedan enterrarla, porque él profanaría su status de kohén. En el caso de que ella no
estuviera “entre su pueblo”, sería un “met mitsvá”, y en tal caso el sacerdote no perdería su
sacerdocio a la hora de sepultarla. Los hijos de una unión entre un sacerdote y una mujer no
permitida para él no tienen el status sacerdotal y no podrán comer de las cosas consagradas.
21:6 “Serán santos a su Elohim y no profanarán el nombre de su Elohim, porque presentarán las
ofrendas encendidas a HaShem, el pan de su Elohim; por tanto, serán santos.” – Elohim no
necesita los sacrificios para alimentarse. ¿Entonces qué que tipo de alimento puede constituir
los sacrificios? Alimentan la relación entre HaShem y su pueblo.
21:7 “No tomarán mujer ilícita o profanada, ni tomarán mujer divorciada de su marido; porque el
sacerdote es santo a su Elohim.” – Las mujeres prohibidas para los sacerdotes son las
siguientes:
El Beit Din tiene la autoridad para disolver un matrimonio entre un kohén y una mujer ilícita para
él.
21:8 “Lo consagrarás, pues, porque él ofrece el alimento de tu Elohim; será santo para ti;
porque yo, HaShem que os santifico, soy santo.” – Aquí está escrito que el kohén es santo para
nosotros. Esto implica que debemos hacer que el kohén sea distinguido en nuestras
congregaciones. Si alguien es descendiente de Aharón debe ser el primero en leer la Torá en la
sinagoga. Debe ser el primero en lavarse las manos antes de una comida. Debe ser el que hace
la bendición por el pan. Debe ser el primero en recibir la comida. Debe ser el que dirige el zimún,
el inicio del birkat hamazón, la bendición después de la comida, etc.
21:10 “Y el que sea sumo sacerdote entre sus hermanos, sobre cuya cabeza haya sido
derramado el aceite de la unción y que haya sido consagrado para llevar las vestiduras, no
dejará crecer su cabello ni rasgará sus vestiduras” – Un sumo sacerdote no puede dejar crecer
su cabello durante más de 30 días, para que no sea semejante a uno que deja crecer su cabello
estando de duelo.
[3]
Según el Midrash, el sacerdote tiene que reunir cinco cualidades para poder servir como gran
sacerdote:
· Sabiduría.
· Belleza física.
· Fuerza física.
· Riqueza.
· Ancianidad.
21:11 “ni se acercará a ninguna alma muerta, ni aun por su padre o por su madre se
contaminará” – Como el texto dice que no puede acercarse, o “entrar”, a un cadáver, se
entiende que no puede estar bajo el mismo techo.
21:12 “no saldrá del santuario ni profanará el santuario de su Elohim, porque la consagración del
aceite de la unción de su Elohim está sobre él; yo soy HaShem.” – Esto no significa que nunca
pueda salir del santuario, sino que no puede salir de allí para acompañar a un difunto aunque
sea padre o madre. Sin embargo, un sumo sacerdote tiene el deber de enterrar a un “met
mitsvá”.
Este texto nos enseña que si un sacerdote común sirve en el santuario en estado de luto lo
profana, pero el sumo sacerdote no.
21:13 “Tomará por mujer a una virgen.” – Yeshúa HaMashíaj es el Kohen HaGadól celestial y,
por eso, no puede tener una novia que no sea virgen, como está escrito en Revelación 14:1-5:
“Miré, y he aquí que el Cordero estaba de pie sobre el Monte Tsión, y con él ciento cuarenta y
cuatro mil que tenían el nombre de él y el nombre de su Padre escrito en la frente. Y oí una voz
del cielo, como el estruendo de muchas aguas y como el sonido de un gran trueno; y la voz que
oí era como el sonido de arpistas tocando sus arpas. Y cantan un cántico nuevo delante del
trono y delante de los cuatro seres vivientes y de los ancianos; y nadie podía aprender el
cántico, sino los ciento cuarenta y cuatro mil que habían sido rescatados de la tierra. Estos son
los que no se han contaminado con mujeres, pues son vírgenes. Estos son los que siguen
al Cordero adondequiera que va. Estos han sido rescatados de entre los hombres como
primicias para Elohim y para el Cordero. En su boca no fue hallado engaño; están sin mancha”
21:15 “para que no profane a su descendencia entre su pueblo; porque yo soy HaShem que lo
santifico.” – Los hijos de un sacerdote que nacen de una unión ilícita son profanos para el
sacerdocio.
21:17 “Habla a Aharón y dile: "Ningún hombre de tu descendencia, por todas sus generaciones,
que tenga algún defecto se acercará para ofrecer el alimento de su Elohim."” – Ningún
sacerdote puede servir en el tabernáculo o el templo con un defecto físico. Esto no significa que
HaShem esté en contra de los minusválidos. Hemos visto en otras ocasiones que Él se
preocupa de una manera especial por los necesitados. Sin embargo, aquí se trata del culto en
un santuario que es una sombra del santuario celestial. Por esta razón es importante que los
sacerdotes no estén dañados físicamente. Tiene que ver con dar un mensaje correcto del
Mesías. La sombra tiene que coincidir con lo verdadero, como está escrito en 1 Pedro 1:19b:
“Porque por una ofrenda él ha hecho perfectos para siempre a los que son santificados.”
La ofrenda de Mashiaj perfecciona a los que van a servir en el ministerio de Malki-Tsedek, para
que no haya defecto sino que estén “sin mancha, ni arruga ni cosa semejante”, cf. Efesios 5:27.
21:18 “Porque ninguno que tenga defecto se acercará: ni ciego, ni cojo, ni uno que sea de nariz
[4]
chata, o deformado” – Rambam menciona 140 defectos que incapacitan a un descendiente de
Aharón para efectuar su ministerio.
21:19 “ni hombre que tenga pie quebrado o mano quebrada” – Si el defecto es sanado podrá
servir como sacerdote. Un sacerdote con defecto no puede entrar en el lugar santo. Sin
embargo puede ayudar con tareas en el atrio, como vigilar que los gusanos no coman la madera
del altar, etc.
21:20 “ni cejijunto, ni uno que tenga cataratas, o una nube en un ojo, o uno con úlcera seca o
con úlcera húmeda, o que tiene los testículos aplastados” – Según Rashí, un cejijunto es uno
que tiene los pelos de las cejas tan largos que caen sobre los ojos.
21:21 “Ningún hombre de la descendencia del sacerdote Aharón que tenga defecto se acercará
para ofrecer las ofrendas encendidas de HaShem; porque tiene defecto no se acercará para
ofrecer el alimento de su Elohim.” – Esto nos habla de la perfección en el sacrificio del Mesías.
21:22 “Podrá comer el pan de su Elohim, tanto de las cosas santísimas como de las sagradas” –
La palabra hebrea que ha sido traducida como “pan” es “lejem” y significa tanto “pan” como
“alimento” en general. Por eso al hacer la bendición por el pan antes de comer, todos los demás
alimentos están incluidos.
22:6 “la persona que toque a cualquiera de éstos quedará impura hasta el atardecer; no comerá
de las cosas sagradas a menos que haya lavado su cuerpo con agua.” – Este texto nos enseña
que una persona no queda libre de su impureza ritual con la caída del sol si antes no se ha
sumergido en una mikvé.
22:7 “Cuando el sol se ponga quedará limpio, y después comerá de las cosas sagradas, porque
son su alimento.” – No es el agua de la mikvé en sí la que definitivamente purifica, sino el factor
tiempo, marcado por el sol. El simbolismo de la mikvé es la muerte y la resurrección y al ponerse
el sol se queda purificado el que se haya sumergido en la mikvé. Es una alusión al momento
cuando murió el Mesías. En esa hora HaShem declara puros a los que anteriormente hayan
bajado al mikvé para purificarse. La hora de la tarde es muy importante en el plan de HaShem.
Todas estas cosas muestran el plan de redención de HaShem para restaurar el mundo de la
caída en pecado que sucedió por la tarde. Como el pecado entró en el mundo por la tarde, el
Mesías tenía que morir por la tarde y tendrá que volver cuando sea la tarde en la tierra de Israel.
Todo el plan de salvación gira alrededor de las horas que van desde el mediodía hasta la caída
del sol. Esta es la razón por la que una persona queda purificada en esa hora, porque se está
conectando espiritualmente con la redención que vino por medio de Yeshúa el Mesías.
22:8 “No comerá animal que muera o sea despedazado por fieras, contaminándose por ello; yo
soy HaShem.” – El que come animales limpios que no han sido matados correctamente, se
vuelve tamé, ritualmente impuro.
22:9 “Guardarán, pues, mi encargo para que no se carguen de pecado por ello, y mueran
porque la profanen; yo soy HaShem que los santifico.” – Aquí se refiere a que el sacerdote tiene
que guardarse de toda contaminación para poder comer de las cosas consagradas. Si un
sacerdote come de las cosas consagradas en estado de impureza es objeto de muerte por parte
del cielo.
El pueblo de Israel es un pueblo santo, apartado de las demás naciones y destinado de una
manera especial al servicio de HaShem. Los sacerdotes dentro de Israel son más santos que el
pueblo, es decir, han sido más apartados que los israelitas, y se les exige cumplir más
mandamientos para que lleguen a un nivel superior de santidad. El Sumo Sacerdote tiene un
nivel de santidad superior a los sacerdotes. Por eso él está sometido a normas todavía más
estrictas. Los mandamientos son los que santifican una persona. El pecado consiste en
quebrantar los mandamientos. El que dice que los mandamientos ya no tienen validez está
anulando la realidad del pecado y haciendo inútil el sacrificio del Mesías. Él murió para quitar
nuestros pecados, lo cual implica que murió para que nosotros dejemos de ser desobedientes a
los mandamientos. El que enseña que el Mesías Yeshúa murió para anular los mandamientos
es un mentiroso.
Para estar cerca de HaShem hay que vivir en santidad. La santidad es un resultado de la
obediencia a los mandamientos. Por lo tanto, cuanto más cerca de HaShem uno esté, más
obediencia a los mandamientos se le exige. No hay santidad sin obediencia, y no hay
obediencia sin disciplina. Por lo tanto, no hay santidad sin disciplina.
22:15 “No profanarán las cosas sagradas que los hijos de Israel ofrecen a HaShem” – Las cosas
consagradas se refieren a la terumá, la ofrenda que se da al sacerdote de los productos
agrícolas antes de dar el diezmo, que es el tema de estos versículos, cf. Números 18:12. Si los
sacerdotes dan de la terumá a los que no son parte de la familia de los sacerdotes, la terumá
será profanada.
Tercera aliyá, 22:17-33
22:18 “Habla a Aharón y a sus hijos y a todos los hijos de Israel, y diles: "Cualquier hombre de la
casa de Israel o de los forasteros en Israel, que presente su ofrenda, ya sea de sus ofrendas
votivas o de sus ofrendas voluntarias, las cuales presenta a HaShem como ofrenda de
ascensión...” – La ofrenda hecha con un voto, en hebreo “neder”, recae sobre la persona, de
modo que está obligada a cumplir con su voto de dar una ofrenda. Por tanto si la ofrenda se
pierde o se queda descalificada por alguna razón, hay que reemplazarla por otra.
En la ofrenda voluntaria, “nedavá”, la obligación recae sobre el mismo objeto que es destinado
como ofrenda. En el caso de perderlo o si se queda descalificado no hay obligación para
reemplazarlo.
22:20 “Lo que tenga defecto, no ofreceréis, porque no os será aceptado.” – HaShem merece lo
mejor. En nuestras ofrendas se ve cuán importante es HaShem para nosotros. Si damos una
ofrenda mediocre o de segunda categoría, estamos dando un mensaje en los cielos de que
nuestro Padre celestial no es importante ni digno de honra. Si damos una ofrenda cara, de la
mejor calidad, estamos mostrando cuándo valoramos a HaShem. Este pensamiento se
encuentra en la reprensión del profeta, como está escrito en Malaquías 1:6-14:
“El hijo honra a su padre, y el siervo a su señor. Pues si yo soy padre, ¿dónde está mi honor? Y
si yo soy señor, ¿dónde está mi temor?--dice HaShem de los ejércitos a vosotros sacerdotes
que menospreciáis mi nombre--. Pero vosotros decís: "¿En qué hemos menospreciado tu
nombre?" Ofreciendo sobre mi altar pan inmundo. Y vosotros decís: "¿En qué te hemos
deshonrado?" En que decís: "La mesa de HaShem es despreciable." Y cuando presentáis un
animal ciego para el sacrificio, ¿no es malo? Y cuando presentáis el cojo y el enfermo, ¿no es
malo? ¿Por qué no lo ofreces a tu gobernador? ¿Se agradaría de ti o te recibiría con
benignidad?--dice HaShem de los ejércitos. Ahora pues, ¿no pediréis el favor de Elohim, para
que se apiade de nosotros? Con tal ofrenda de vuestra parte, ¿os recibirá él con benignidad?--
dice HaShem de los ejércitos. ¡Oh, si hubiera entre vosotros quien cerrara las puertas para que
no encendierais mi altar en vano! No me complazco en vosotros--dice HaShem de los ejércitos--
ni de vuestra mano aceptaré ofrenda. Porque desde la salida del sol hasta su puesta, mi nombre
será grande entre las naciones, y en todo lugar se ofrecerá incienso a mi nombre, y ofrenda pura
de cereal; pues grande será mi nombre entre las naciones--dice HaShem de los ejércitos. Pero
vosotros lo profanáis, cuando decís: "La mesa del Señor es inmunda, y su fruto, su alimento
despreciable." También decís: "¡Ay, qué fastidio!" Y con indiferencia lo despreciáis--dice
HaShem de los ejércitos-- y traéis lo robado, o cojo, o enfermo; así traéis la ofrenda. ¿Aceptaré
eso de vuestra mano?--dice HaShem. ¡Maldito sea el engañador que tiene un macho en su
rebaño, y lo promete, pero sacrifica un animal dañado al Señor! Porque yo soy el Gran Rey--dice
HaShem de los ejércitos-- y mi nombre es temido entre las naciones.”
22:21 “Cuando alguno ofrezca sacrificio de ofrenda de paz a HaShem para cumplir un voto
especial o como ofrenda voluntaria, del ganado o del rebaño, tiene que ser sin defecto para ser
aceptado; no habrá imperfección en él.” – Este texto nos enseña que el Mesías ben Yosef, que
tenía que morir como un sacrificio agradable para HaShem, tenía que ser un hombre perfecto,
sin imperfección, sin pecado, sin yetser hará. Si Yeshúa hubiera sido imperfecto, con defecto, no
serviría como sacrificio delante de HaShem, cf. Efesios 5:2.
22:22 “Los que estén ciegos, quebrados, mutilados, o con verrugas, úlcera seca o úlcera
húmeda, no los ofreceréis a HaShem, ni haréis de ellos una ofrenda encendida sobre el altar a
HaShem.” – Según Rashí, un animal mutilado, en hebreo “jaruts”, “partido”, se refiere a un
animal que tiene una pestaña partida o estropeada o el labio partido o estropeado.
22:24 “También cualquier animal con sus testículos magullados, aplastados, rasgados o
cortados, no lo ofreceréis a HaShem ni lo haréis en vuestra tierra” – La última parte del versículo
no está hablando de sacrificar animales en la tierra, sino de castrar animales en la tierra de
Israel. Esto nos enseña que está prohibido castrar cualquier animal doméstico o salvaje. Y si
está prohibido castrar animales, mucho más prohibido será castrar o esterilizar a los seres
humanos.
22:31 “Así, pues, guardaréis mis mandamientos y los cumpliréis; yo soy HaShem.” – La primera
parte del versículo habla del estudio de los mandamientos de la Torá y la segunda parte de la
realización de los mandamientos. No está permitido estudiar la Torá sin tener la intención de
cumplirla, ni está permitido enseñar a otros si ellos no tienen la intención de cumplir lo que
aprendan.
22:32 “Y no profanaréis mi santo nombre, sino que seré santificado entre los hijos de Israel; yo
soy HaShem que os santifico” – El que intencionalmente quebranta los mandamientos comete
profanación del Nombre de HaShem, en hebreo “jilul HaShem”, como está escrito en Ezequiel
36:20-31:
“Cuando llegaron a las naciones adonde fueron, profanaron mi santo nombre, porque de ellos se
decía: Estos son el pueblo de HaShem, y han salido de su tierra. Pero yo he tenido compasión
de mi santo nombre, que la casa de Israel había profanado entre las naciones adonde fueron.
Por tanto, di a la casa de Israel: "Así dice el Señor HaShem: 'No es por vosotros, casa de Israel,
que voy a actuar, sino por mi santo nombre, que habéis profanado entre las naciones adonde
fuisteis. 'Vindicaré la santidad de mi gran nombre profanado entre las naciones, el cual vosotros
habéis profanado en medio de ellas. Entonces las naciones sabrán que yo soy HaShem'--
declara el Señor HaShem-- 'cuando demuestre mi santidad entre vosotros a la vista de ellas.
'Porque os tomaré de las naciones, os recogeré de todas las tierras y os llevaré a vuestra propia
tierra. 'Entonces os rociaré con agua limpia y quedaréis limpios; de todas vuestras inmundicias y
de todos vuestros ídolos os limpiaré. 'Además, os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu
nuevo dentro de vosotros; quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de
carne. 'Pondré dentro de vosotros mi espíritu y haré que andéis en mis estatutos, y que cumpláis
cuidadosamente mis ordenanzas. 'Habitaréis en la tierra que di a vuestros padres; y seréis mi
pueblo y yo seré vuestro Elohim. 'Os libraré de todas vuestras inmundicias; llamaré al trigo y lo
multiplicaré, y no traeré hambre sobre vosotros. 'Y multiplicaré el fruto de los árboles y el
producto del campo, para que no recibáis más el oprobio del hambre entre las naciones.
'Entonces os acordaréis de vuestros malos caminos y de vuestras obras que no eran buenas, y
os aborreceréis a vosotros mismos por vuestras iniquidades y por vuestras abominaciones.”
“seré santificado entre los hijos de Israel” – Este mandamiento de santificación de HaShem, en
hebreo “kidush HaShem”, implica negarse a quebrantar un mandamiento, incluso bajo la fuerza,
hasta estar dispuesto a dar su vida por ello.
Sin embargo está permitido quebrantar casi todos los mandamientos con el fin de salvar una
[5]
vida, incluso la suya propia. Según el Talmud, hay tres pecados que uno debe escoger la
muerte antes de cometer, idolatría, relaciones sexuales prohibidas (por ejemplo incesto y
adulterio) y asesinato. No obstante, según nuestro Santo Rebe Yeshúa HaMashíaj, hay también
otra cosa que no se puede hacer aunque uno tenga que dar su vida por ello, y es negar que Él
es el Mesías, como está escrito en Mateo 10:32-33, 39:
“Por tanto, todo el que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de
mi Padre que está en los cielos. Pero cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo
también lo negaré delante de mi Padre que está en los cielos... El que ha hallado su vida, la
perderá; y el que ha perdido su vida por mi causa, la hallará.”
“Y sucederá que todo el que no preste atención a aquel profeta, será totalmente destruido de
entre el pueblo.”
23:2 “Habla a los hijos de Israel y diles: Las fiestas señaladas de HaShem, que vosotros habréis
de proclamar como convocaciones de santidad, éstas son mis fiestas señaladas” – En este
capítulo se encuentra un resumen de todas las fiestas anuales que HaShem ha establecido para
su pueblo. La Torá dice que estas son las fiestas señaladas de HaShem. Esto nos enseña que
originalmente no son las fiestas del pueblo de Israel, sino de HaShem. El pueblo de Israel no las
ha inventado, sino que han sido reveladas desde el cielo. Estas son las fiestas de HaShem y su
pueblo ha sido hecho partícipe de estos momentos que son importantes para Él. En este
programa festivo de HaShem está revelado todo el plan de redención para el mundo.
La palabra hebrea que ha sido traducida como “fiestas señaladas” es “moadim”, plural de
[6]
“moed” que significa “tiempo y lugar señalado”, “cita”. Estas citas han sido fijadas por HaShem
en el ciclo anual lunar. En estas citas HaShem está convocando a su pueblo para tener un
encuentro especial con él. En estas citas Él ha decidido revelar todo su programa profético
mesiánico para la redención del hombre y toda la creación. En estas citas HaShem ha estado
intervenido en la historia y seguirá interviniendo hasta que todo este plan se cumpla. HaShem
no hace nada sin revelar su plan secreto a sus santos profetas, como está escrito en Amós 3:7:
“Ciertamente el Señor HaShem no hace nada sin revelar su secreto a sus siervos los profetas”
Y como Moshé fue el mayor de los profetas antes de Yeshúa, a él le fue revelado todo el
consejo de salvación de HaShem y ese consejo está resumido en estas citas divinas que
aparecen en este capítulo. El plan de redención de HaShem gira alrededor del Mesías, y por lo
tanto, todas estas fiestas son mesiánicas en su esencia. El propósito principal que HaShem
tiene con estas citas es revelar al pueblo de Israel la obra salvadora del Mesías Yeshúa desde el
principio hasta el fin.
“Él hizo la luna para las estaciones; el sol conoce el lugar de su ocaso.”
“Entonces dijo Elohim: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la
noche, y sean para señales y para estaciones (moadim) y para días y para años; y sean por
luminarias en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así. E
hizo Elohim las dos grandes lumbreras, la lumbrera mayor para dominio del día y la lumbrera
menor para dominio de la noche; hizo también las estrellas. Y Elohim las puso en la expansión
de los cielos para alumbrar sobre la tierra, y para dominar en el día y en la noche, y para separar
la luz de las tinieblas. Y vio Elohim que era bueno.”
El sol, la luna y las estrellas fueron hechos, entre otras cosas, para marcar los moadim, los días
y los años. Estos tres tipos de cuerpos celestiales son necesarios para establecer los moadim,
pero la luna predomina sobre el sol y las estrellas porque marca el inicio de los meses. El sol
marca el fin y el inicio del un nuevo día. Con la caída del sol empieza un nuevo ciclo, un nuevo
día, como está escrito en Génesis 1:5b:
“vosotros habréis de proclamar” – Las autoridades del pueblo de Israel tiene la facultad de
proclamar finalmente el momento exacto cuándo hay que celebrar las fiestas señaladas,
basándose en las señales de los cielos y en la Torá. Por lo tanto, para determinar las fiestas
señaladas, hay una colaboración entre las señales de los cielos, la Torá de HaShem y las
autoridades del pueblo de Israel.
“convocaciones de santidad” – Estas citas tienen que ser proclamadas como convocaciones de
[7] [8]
santidad, en hebreo “mikraei kodesh”. La raíz de la palabra “mikrá” es “kará” que significa
“llamar”. Un mikrá es una convocación, una asamblea, una reunión pública. Esto nos enseña
que es importante reunirse como congregación en todos estos tiempos señalados por HaShem.
El que no se reúne en estas fechas no está cumpliendo el mandamiento de hacer una mikrá
kodesh, una convocación de santidad. La palabra “mikrá” también significa “ensayo”. Así que
estas fiestas son ensayos para algo mayor que va a venir, como está escrito en Lucas 22:15-16:
“y les dijo: Intensamente he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer; porque
os digo que nunca más volveré a comerla hasta que se cumpla en el reino de Elohim.”
Este texto nos enseña que el sacrificio del cordero de Pesaj todavía tiene su cumplimiento final
en el Reino venidero.
Todas las celebraciones instituidas por HaShem son sombras proféticas de lo que ha de venir
en el futuro. Si estas celebraciones son ensayos para algo mayor que viene en el siglo venidero,
¿qué pasará con los que ahora no quieren estar presentes en los ensayos?
[9]
La palabra “kodesh” significa “santidad”. Esto nos enseña que estas fiestas no incitan al
pecado, a la perversidad o el yetser hará, sino a una vida en santidad, dedicada al servicio de
HaShem. Estas fiestas no son para los dioses falsos de las naciones sino exclusivamente para
encontrarse con el Elohim de Israel. Como estas convocaciones tienen el carácter de santidad,
es muy importante no incluir en ellas mezclas e influencias de las prácticas de las religiones
paganas. No podemos profanarlas con elementos ajenos.
Como la palabra “moed”, “cita”, tiene que ver con un tiempo y un lugar, es importante que nos
reunamos en el momento fijado en la cita y en el lugar fijado en la cita. Si dos personas fijaron
una cita en una hora de cierto día y en un lugar específico, sólo logran tener el encuentro
deseado si ambas se presentan en ese lugar a la hora fijada. Si una de ellas dice que no importa
tanto el día de la reunión y llega un día tarde a la misma hora, no va a tener el encuentro
deseado. Tampoco va a encontrarse con la persona en el día y hora fijados si decide ir a otro
lugar.
HaShem citó a su pueblo para la tienda de reunión, en hebreo “ohel moed”, literalmente “la
tienda de la cita”. Ese es el lugar de encuentro más importante. Luego fue reemplazado por el
templo en Yerushalayim. Así que el lugar de encuentro es el templo en Yerushalayim en los días
fijados por HaShem en el calendario hebreo.
23:3 “Seis días se trabajará, pero el séptimo día es shabat de reposo completo, convocación de
santidad en que no haréis trabajo alguno; es shabat para HaShem dondequiera que habitéis.” –
El Elohim de Israel ha fijado una cita en cada shabat semanal para encontrarse con su pueblo
en todos sus lugares de asentamiento. Si alguien decide hacer una convocación de santidad el
día siguiente no va a tener el mismo encuentro con el Elohim de Israel, porque Él ha citado a su
pueblo en Shabat y él no va a cambiar su Torá hasta que pasen los cielos y la tierra. El que lea
entienda.
Este texto habla del shabat como final de la semana. El primer día de la semana, llamado
domingo, no es parte del fin de semana, sino el inicio de la semana siguiente. Según HaShem,
la semana termina con el shabat. Durante seis días se puede hacer intervenciones en la
creación, en hebreo “melajá”, pero el séptimo día es denominado “shabat shabatón”. Sólo un día
más del año ha sido llamado de la misma manera, el Yom haKipurim. Esto nos enseña que el
shabat semanal y el día de expiaciones tienen el mismo grado de santidad. Ambos son llamados
“shabat shabatón”, shabat de reposo completo, cf. Éxodo 31:15; 35:2; Levítico 16:31; 23:3, 32.
En las fiestas hay siete shabats anuales extras, aparte del shabat semanal. Uno de ellos es el
Yom haKipurim en el cual no se puede comer. En los shabats de las fiestas está permitido
encender fuego para cocinar para ese día, cf. Éxodo 12:16. Entonces, desde el nivel remez,
alegórico, podemos decir que de los siete shabats anuales de las fiestas se puede hacer algo de
trabajo en seis de ellos, pero descansar totalmente en uno de ellos. El primer y séptimo días de
Jag HaMatsot, el día de Shavuot, el día de Yom Teruá, el primer y octavo días de Sukot son seis
shabats en los cuales está permitido cocinar. Entonces Yom Kipur es como el shabat del los
shabats anuales, en el cual no se puede hacer ningún trabajo, melajá, ni cocinar. Así que Yom
Kipur corresponde, en su relación con las demás fiestas anuales, con el shabat semanal, en su
relación con los demás días de la semana.
23:4 “Estas son las fiestas señaladas por HaShem, convocaciones de santidad que vosotros
proclamaréis en las fechas señaladas para ellas” – Los hijos de Israel tienen la responsabilidad
de anunciar estas fiestas anuales en sus tiempos respectivos. Esta responsabilidad fue asumida
por el Sanedrín, la máxima autoridad legislativa, para que todos los hijos de Israel celebrasen
las fiestas en el mismo momento. En la actualidad, la gran mayoría de los judíos siguen el
calendario que fue elaborado por Hilel II en el año 358 de la era común.
Las fiestas mayores son las que han sido ordenadas por la Torá y se encuentran en Levítico 23.
Las fiestas menores son las que han sido añadidas como resultado de acontecimientos
históricos importantes en el pueblo judío. En total hay ocho fiestas anuales mayores divididas en
dos grupos, cuatro en cada grupo:
23:10 “Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando entréis en la tierra que yo os daré, y
seguéis su mies, entonces traeréis al sacerdote un omer de las primicias (reshít) de vuestra
cosecha.” – El omer es una medida de capacidad de unos 2.5 litros. Aquí la Torá llama “omer” la
ofrenda de harina de cebada, que es el mismo nombre que la medida. El omer es determinado
como “reshít”, “primicias”, y hace referencia a la resurrección del Mesías Yeshúa.
23:11 “Y él mecerá el omer delante de HaShem, a fin de que seáis aceptados; el día siguiente al
shabat el sacerdote lo mecerá.” – El Talmud[10] enseña que aquí se está refiriendo al shabat de
la fiesta, es decir el 15 de Nisán. Los saduceos enseñaron que se refiere al primer shabat
semanal después del sacrificio de Pesaj.
23:12 “El mismo día en que meciereis el omer, ofreceréis un cordero de un año sin defecto como
ofrenda de ascensión a HaShem” – Esto alude a la resurrección y ascensión de Yeshúa.
23:14 “Hasta ese mismo día, hasta que hayáis traído la ofrenda de vuestro Elohim, no comeréis
pan, ni grano tostado, ni espiga tierna. Estatuto perpetuo será para todas vuestras generaciones
dondequiera que habitéis.” – Esto nos enseña que la resurrección de Yeshúa es la base para
que otros puedan beneficiarse del poder de la resurrección, simbolizado en los granos que salen
de la tierra, como está escrito en 1 Corintios 15:35-44:
“Pero alguno dirá: ¿Cómo resucitan los muertos? ¿Y con qué clase de cuerpo vienen? ¡Necio!
Lo que tú siembras no llega a tener vida si antes no muere; y lo que siembras, no siembras el
cuerpo que nacerá, sino el grano desnudo, quizás de trigo o de alguna otra especie. Pero
Elohim le da un cuerpo como Él quiso, y a cada semilla su propio cuerpo. No toda carne es la
misma carne, sino que una es la de los hombres, otra la de las bestias, otra la de las aves y otra
la de los peces. Hay, asimismo, cuerpos celestiales y cuerpos terrestres, pero la gloria del
celestial es una, y la del terrestre es otra. Hay una gloria del sol, y otra gloria de la luna, y otra
gloria de las estrellas; pues una estrella es distinta de otra estrella en gloria. Así es también la
resurrección de los muertos. Se siembra un cuerpo corruptible, se resucita un cuerpo
incorruptible; se siembra en deshonra, se resucita en gloria; se siembra en debilidad, se resucita
en poder; se siembra un cuerpo natural, se resucita un cuerpo espiritual. Si hay un cuerpo
natural, hay también un cuerpo espiritual.”
23:15-16 “Contaréis desde el día que sigue al shabat, desde el día en que trajisteis el omer de la
ofrenda mecida; contaréis siete shabats completos. Contaréis cincuenta días hasta el día
siguiente al séptimo shabat; entonces presentaréis una ofrenda de espiga tierna a HaShem.” –
En tiempos del segundo templo había dos opiniones en cuanto a la manera de contar el omer,
la farisea y la saducea. Los fariseos interpretaron que la primera palabra “shabat” en este texto
se está refiriendo al primer shabat de la fiesta de Jag HaMatsot, panes ázimos, que cae el 15 de
Nisán cada año, cf. Levítico 23:6-7. También interpretaron que la segunda y tercera palabras
“shabat” de este texto significan “semana”, que es uno de los significados de la palabra “shabat”.
La traducción farisea del texto sería entonces:
“Contaréis desde el día que sigue al shabat (de la fiesta), desde el día en que trajisteis el omer
de la ofrenda mecida; contaréis siete semanas completas. Contaréis cincuenta días hasta el día
siguiente a la séptima semana; entonces presentaréis una ofrenda de espiga tierna a HaShem.”
Por lo tanto el omer se cuenta, según la tradición farisea, desde el día 16 de Nisán cada año. De
esta manera Shavuot, Pentecostés, siempre coincide con el 6 de Siván cada año.
Esta interpretación es la que predomina hoy en día en el judaísmo tradicional, que es una rama
de los fariseos.
Los saduceos interpretaron que la primera palabra “shabat” se está refiriendo al shabat semanal
siguiente al sacrificio de Pesaj, de manera que el omer siempre tenga que ser ofrecido el primer
día de la semana. De la misma manera interpretaron la segunda y la tercera palabras “shabat”
del texto como una referencia a los shabats semanales. De esta manera Shavuot, Pentecostés,
siempre coincidiría con un primer día de la semana.
Los dos grupos tienen argumentos fuertes para afirmar su punto de vista.
Según mis cálculos, basados en las Escrituras sagradas, la tradición judía, la historia secular y
la astronomía, Yeshúa debe haber muerto el jueves el 26 de abril del año 31 de la era común,
que corresponde al quinto día de la semana el 14 de Nisán del año 3791 judío. (El calendario
judío que se usa en la actualidad fue elaborado por Hilel II en el año 358 e.c. y, por lo tanto, no
fue usado en el tiempo de la muerte de Yeshúa, sino las señales de los cielos.) Para que Pesaj
pudiera celebrarse tan tarde ese año, el año anterior tenía que haber tenido 13 meses, debido a
que la cebada no estaba lista después de 12 meses. Cuando murió Yeshúa hubo dos shabats
seguidos, el shabat de la fiesta de Jag HaMatsot, el 15 de Nisán, (viernes) seguido por el shabat
semanal el 16 de Nisán (sábado).
El primer omer, Omer Reshit, fue la primera cosecha de la cebada del año. Fue molida en
harina y mezclada con aceite de oliva y luego ofrecida como una oblación en el templo. Según
mi entendimiento, la opinión de los fariseos no permitía presentar el omer en un shabat
[11]
semanal durante el tiempo del segundo templo, (aunque más tarde el Talmud dice que hay
que hacerlo a pesar del shabat). Por eso coincidieron los fariseos y los saduceos en el Omer
Reshit en el año de la resurrección de Yeshúa. De esta manera el primer omer de cebada fue
ofrecido en el templo el 17 de Nisán por la mañana, a las 9 horas según ambas interpretaciones.
Así fue anunciada la resurrección del Mesías en el templo por medio de esta sombra profética.
23:27 “Pero el diez de este séptimo mes será el día de expiación; será convocación de santidad
para vosotros, y humillaréis vuestras almas y presentaréis una ofrenda encendida a HaShem.” –
Este versículo empieza con un “pero”, en hebreo “aj”. Rashí dice que es por la distinción entre
las personas que se arrepienten y las que no. También podríamos entenderlo como un contraste
entre Yom Kipur y las demás fiestas. Ninguna de las otras fiestas son de expiación, Yom Kipur
sí. En todas las otras fiestas hay alegría, en Yom Kipur no. En todas las otras fiestas se come,
en Yom Kipur no, etc. Yom Kipur constituye una fiesta única en su clase. Por eso se usa la
expresión “aj”, “pero”, al presentar esta fiesta.
23:39 “Pero el día quince del séptimo mes, cuando hayáis recogido el fruto de la tierra,
celebraréis la fiesta de HaShem por siete días, con cese en el primer día y cese en el octavo
día.” – Este versículo también empieza con “pero”. Rashí dice que es porque el sacrificio de paz
adicional para la fiesta, Musaf, se ofrece incluso si la fiesta cae en shabat.
Otra explicación sería: Como el verso 39 está en contraste con los versículos 37 y 38 que
hablan de los sacrificios de todas las fiestas, se puede entender como que Sukot constituye algo
fuera de lo común en comparación con las demás fiestas. El versículo 40 muestra como hay que
traer los arba minim, las cuatro especies, y regocijarse sobremanera delante de HaShem. Es la
única fiesta que ordena un regocijo delante de HaShem. De esa manera Sukot constituye algo
diferente y por eso está la palabra “pero” en el versículo 39.
23:40 “Y el primer día tomaréis para vosotros frutos de árboles hermosos, hojas de palmera y
ramas de árboles frondosos, y sauces de río; y os alegraréis delante de HaShem vuestro Elohim
por siete días.” – En Sukot hay un mandamiento para recoger cuatro tipos de plantas y alegrarse
con ellas delante de HaShem. La Torá no especifica cuáles son todas. La tradición nos ayuda a
identificar las cuatro, que son:
Ahora vamos a hacer un repaso breve por las ocho fiestas anuales y ver que todas ellas tienen
varios aspectos. Los diferentes aspectos son:
1. Histórico
2. Agrícola
3. Social
4. Profético, mesiánico
5. Personal
Como hemos dicho antes, todas estas fiestas revelan el plan de redención que HaShem tiene
para el mundo por medio del Mesías Yeshúa. Las cuatro primeras están conectadas con la
primera venida del Mesías, su muerte salvadora, su resurrección, su glorificación y el
derramamiento del Espíritu. Las cuatro últimas están conectadas con la segunda venida del
Mesías, su regreso para juzgar y limpiar a su pueblo y la tierra de todo pecado, su reinado
milenial y luego el octavo milenio con los nuevos cielos y la nueva tierra.
“Por tanto, que nadie os juzgue con respecto a comida o bebida, o en cuanto a día de fiesta, o
luna nueva, o shabat –cosas que son sombra de lo que ha de venir– excepto el cuerpo del
Mesías.”
Estos versículos no dicen que no debemos celebrar estas cosas, sino todo lo contrario. Lo que
dice es que no debemos permitir que los de fuera nos juzguen cuando guardamos estas cosas.
La sombra no es rechazable, sino una forma pedagógica dada del cielo para enseñarnos acerca
de las cosas celestiales. Una imagen se vuelve plana si no tiene sombras. Las sombras dan
profundidad a la imagen. Estas sombras nos ayudan a obtener un conocimiento más profundo
de la verdadera imagen que es la obra redentora del Mesías Yeshúa. Aunque tengamos el
mismo objeto presente no podemos quitarle la sombra. La única manera de quitar la sombra es
remover el objeto que proyecta esa sombra. Si quitamos las sombras de las cosas que han de
venir, corremos el riesgo de no alcanzar aquello que las sombras anuncian. El texto dice que
todo esto es “sombra de lo que HA de venir”. No dice “había” de venir. Todavía estas cosas
señalan hacia lo que ha de venir en el futuro. Al celebrar estas cosas estamos ensayando y
preparándonos para lo que ha de venir.
· Que nadie os juzgue – en el sentido de acusar por guardar y celebrar estas cosas.
Si guardas estas fiestas, no permitas que nadie te acuse por ello.
· Que nadie os juzgue – en el sentido de hacer halajá, dictar cómo se debe celebrar
estas fiestas. Si vosotros lo estáis haciendo conforme a cierta tradición o ciertos ritos, no
permitáis que se introduzca una tradición diferente en cuanto a cómo lo estáis
practicando.
· El texto griego tiene una conexión gramatical entre las primeras palabras del
versículo 16 las últimas del versículo 17, dando el sentido: “Que nadie os juzgue….
excepto el cuerpo del Mesías.” Entonces hay que entender el texto así: “No permitáis que
vengan otras personas que no son del Cuerpo del Mesías a dictar su halajá o su minhag
(tradición, costumbre) en cuanto a kashrut, moadim, rosh jódesh y shabat. Todas estas
cosas son sombras de lo que va a venir en el futuro cuando el Mesías Yeshúa vuelva. Por
lo tanto, solamente los que creen en Yeshúa tienen el derecho y la capacidad para
evaluar cómo deben ser guardadas estas cosas.” Solamente los líderes que son del
Cuerpo del Mesías tiene la autoridad para juzgar, en el sentido de dictar sentencia, en
cuanto a las maneras de guardar estas cosas. Consecuentemente, las halajás y las
tradiciones rabínicas no son para nosotros más que puntos de referencia, pero no
decisivas a la hora de definir nuestra conducta judía en la Torá y en el Mesías. Nosotros
no estamos bajo la autoridad de los rabinos, sino bajo la autoridad del Mesías, sus
emisarios y los líderes que han sido instituidos por él en este tiempo. Esto no significa
que estemos rechazando toda la halajá rabínica, sino que la estamos filtrando por el
Espíritu del Mesías que nos ha sido dado. No vamos a permitir que nadie nos diga qué
tenemos que hacer en cuanto a las fiestas que son sombras de las cosas de nuestro
Mesías Yeshúa que va a venir, excepto aquellos líderes que son del Cuerpo del Mesías.
Así que celebremos las fiestas, como está escrito en 1 Corintios 5:8:
“Por tanto, celebremos la fiesta no con la levadura vieja, ni con la levadura de malicia y maldad,
sino con panes sin levadura de sinceridad y de verdad.”
24:22 “Habrá una misma ley para vosotros; será tanto para el forastero como para el nativo;
porque yo soy HaShem vuestro Elohim” – No todos los mandamientos de la Torá aplican a todos
los hijos de Israel y a los conversos, pero la misma Torá aplica a ambos grupos. No hay una
Torá para el israelita nativo y otra para el prosélito.
Los que no son de Israel, los hijos de Noaj, no tienen que cumplir la Torá de la misma manera
que un israelita, sino sólo unos cuantos mandamientos que están en la Torá.
Ahora, los conversos por Mashiaj tienen el estatus de ser hijos de Elohim, el mismo estatus que
un judío que ha sido regenerado en su espíritu por medio de Mashiaj Yeshúa. Sin embargo, hay
mandamientos que aplican sobre el judío nativo que no aplican sobre los convertidos por el
Mesías. Hay mucha enseñanza sobre esto en las cartas del Shaliaj Pablo para los ex gentiles
que han sido convertidos al Elohim de Israel por medio de Yeshúa HaMashíaj.
24:23 “Moshé entonces habló a los hijos de Israel, y ellos sacaron fuera del campamento al que
había maldecido, y lo apedrearon. Los hijos de Israel hicieron tal como HaShem había mandado
a Moshé.” – El procedimiento para la lapidación debería ser el siguiente: Empujar al condenado
desde un lugar alto para aliviar su dolor, tirarle piedras, colgar el cadáver y enterrarlo antes de la
caída del sol.
263. Prohibición para un kohén normal de volverse impuro por difuntos, excepto por algunos
miembros de su familia especificados en la Torá, Levítico 21:1.
264. Precepto para un kohén normal de volverse impuro por algunos miembros de su familia
especificados por la Torá, y para un Israel de hacer luto por un pariente cercano, Levítico 21:3.
265. Prohibición para un kohén impuro por un día de servir en el Santuario hasta la puesta del
sol, Levítico 21:6.
266. Prohibición para un kohén casarse con una mujer ilícita, Levítico 21:7.
267. Prohibición para un kohén casarse con una mujer profanada, Levítico 21:7.
268. Prohibición para un kohén de casarse con una mujer divorciada, Levítico 21:7.
269. Precepto de consagrar la descendencia de Aharón el Kohén, Levítico 21:8.
270. Prohibición para el Kohén Gadol (Gran Sacerdote) de entrar bajo el mismo techo debajo
del cual se halle un difunto, Levítico 21:11.
271. Prohibición para el Kohén Gadol (Gran Sacerdote) de volverse impuro por cualquier
difunto, Levítico 21:11.
272. Precepto para el Kohén Gadol (Gran Sacerdote) de sólo tomar como esposa a una mujer
virgen, Levítico 21:13.
273. Prohibición para el Kohén Gadol (Gran Sacerdote) de casarse con una viuda, Levítico
21:14.
274. Prohibición para el Kohén Gadol (Gran Sacerdote) de tener relaciones sexuales con una
viuda, Levítico 21:15.
275. Prohibición para un kohén que tenga un defecto físico de servir en el Santuario, Levítico
21:17.
276. Prohibición para un kohén que tenga un defecto físico temporal de servir en el Santuario,
Levítico 21:21.
277. Prohibición para un kohén que tenga un defecto físico de entrar en el Templo, Levítico
21:23.
278. Prohibición para un kohén en estado de impureza de servir en el Templo, Levítico 22:2.
279. Prohibición para un kohén en estado de impureza de comer alimentos consagrados
(terumá), Levítico 22:4.
280. Prohibición para un individuo que no sea kohén de comer alimentos consagrados
(terumá), Levítico 22:10.
281. Prohibición para el esclavo temporal o permanente de un kohén de comer alimentos
consagrados (terumá), Levítico 22:10.
282. Prohibición para un incircunciso de comer alimentos consagrados (terumá), (carece de
fuente explícita; se aprende por kal vajómer).
283. Prohibición para una mujer profanada de comer alimentos consagrados, Levítico 22:12.
284. Prohibición de comer alimentos de los cuales no se separó la porción separada (terumá)
y el diezmo (maaser), Levítico 22:15.
285. Prohibición de consagrar animales con defectos para las ofrendas, Levítico 22:20.
286. Precepto de que un animal para ofrenda sea físicamente íntegro, Levítico 22:21.
287. Prohibición de provocar un defecto a un animal consagrado, Levítico 22:21.
288. Prohibición de rociar la sangre de un animal defectuoso en el Altar, Levítico 22:22.
289. Prohibición de degollar un animal con defectos para ofrendas, Levítico 22:22.
290. Prohibición de quemar los emurim (partes designadas) de un animal con defectos en el
Altar, Levítico 22:22.
291. Prohibición de castrar a cualquier ser vivo, Levítico 22:24.
292. Prohibición de ofrecer una ofrenda con defecto traída por un gentil, Levítico 22:25.
293. Precepto de que una ofrenda animal tenga por lo menos ocho días de nacida, Levítico
22:27.
294. Prohibición de degollar a un animal y a su cría el mismo día, Levítico 22:28.
295. Prohibición de profanar el Nombre divino, Levítico 22:32.
296. Precepto de santificar el Nombre divino, Levítico 22:32.
297. Precepto de descansar el primer día de Pésaj, Levítico 23:7.
298. Prohibición de realizar labores el primer día de Pésaj, Levítico 23:7.
299. Precepto de ofrecer ofrendas los siete días de Pésaj, Levítico 23:8.
300. Precepto de descansar el séptimo día de Pésaj, Levítico 23:8.
301. Prohibición de realizar labores el séptimo día de Pésaj, Levítico 23:8.
302. Precepto de ofrecer la ofrenda del Ómer el segundo día de Pésaj, Levítico 23:10-11.
303. Prohibición de comer pan de la nueva cosecha de granos hasta el 16 de Nisán, Levítico
23:14.
304. Prohibición de comer grano tostado (kalí) de la nueva cosecha hasta el 16 de Nisán,
Levítico 23:14.
305. Prohibición de comer grano carnoso (carmel) hasta el fin del 16 de Nisán, Levítico 23:14.
306. Precepto de contar el ómer, Levítico 23:15.
307. Precepto de ofrecer una ofrenda del trigo nuevo en Shavuot, Levítico 23:16.
308. Precepto de descansar en Shavuot, Levítico 23:21.
309. Prohibición de realizar labores en Shavuot, Levítico 23:15-16.
310. Precepto de descansar en Yom Teruá, Levítico 23:24.
311. Prohibición de realizar labores en Yom Teruá, Levítico 23:24-25.
312. Precepto de ofrecer la ofrenda de Musaf en Yom Teruá, Levítico 23:24-25.
313. Precepto de ayunar el 10 de Tishrí, Levítico 23:27.
314. Precepto de la ofrenda de Musaf el 10 de Tishrí, Levítico 23:27.
315. Prohibición de realizar labores el 10 de Tishrí, Levítico 23:27.
316. Prohibición de comer o beber el 10 de Tishrí, Levítico 23:29.
317. Precepto de descansar el 10 de Tishrí, Levítico 23:32.
318. Precepto de descansar el primer día de Sukot, Levítico 23:35.
319. Prohibición de realizar labores el primer día de Sukot, Levítico 23:34-35.
320. Precepto de ofrecer las ofrendas de Musaf todos los días de Sukot, Levítico 23:36.
321. Precepto de descansar el octavo día de Sukot, Levítico 23:36.
322. Precepto de la ofrenda de Musaf en el octavo día de Sukot (Sheminí Atséret), Levítico
23:36.
323. Prohibición de realizar labores el octavo día de Sukot, Levítico 23:36.
324. Precepto de tomar el lulav (rama de palmera datilera) el primer día de Sukot, Levítico
23:40.
325. Precepto de residir en una suká (choza) los siete días de Sukot, Levítico 23:42.
[1]
Strong H5315 nephesh, neh'-fesh, From H5314; properly a breathing creature, that
is, animal or (abstractly) vitality; used very widely in a literal, accommodated or figurative sense
(bodily or mental): - any, appetite, beast, body, breath, creature, X dead (-ly), desire, X [dis-]
contented, X fish, ghost, + greedy, he, heart (-y), (hath, X jeopardy of) life (X in jeopardy), lust,
man, me, mind, mortality, one, own, person, pleasure, (her-, him-, my-, thy-) self, them (your) -
selves, + slay, soul, + tablet, they, thing, (X she) will, X would have it.
[2]
Bereshit Rabá 85:10; Targum Yonatán Bereshit 38:10; Sefer HaYashar.
[3]
Vayikrá Rabá 26:8.
[4]
Biur HaMikdash 8:17.
[5]
Sanhedrín 74b.
[6]
Strong H4150 mô‛êd mô‛êd mô‛âdâh, mo-ade', mo-ade', mo-aw-daw', From H3259;
properly an appointment, that is, a fixed time or season; specifically a festival; conventionally
a year; by implication, an assembly (as convened for a definite purpose); technically
the congregation; by extension, theplace of meeting; also a signal (as appointed beforehand): -
appointed (sign, time), (place of, solemn) assembly, congregation, (set, solemn) feast,
(appointed, due) season, solemn (-ity), synagogue, (set) time (appointed).
Strong H3259 yâ‛ad, yaw-ad', A primitive root; to fix upon (by agreement or appointment); by
implication to meet (at a stated time), to summon (to trial), to direct (in a certain quarter or
position), to engage (for marriage): - agree, (make an) appoint (-ment, a time), assemble
(selves), betroth, gather (selves, together), meet (together), set (a time).
[7]
Strong H4744 miqrâ, mik-raw', From H7121; something called out, that is, a
public meeting (the act, the persons, or the palce); also a rehearsal: -assembly, calling,
convocation, reading.
[8]
Strong H7121 qârâ', kaw-raw', A primitive root (rather identical with H7122 through the
idea of accosting a person met); to call out to (that is, properly address by name, but used in a
wide variety of applications): - bewray [self], that are bidden, call (for, forth, self, upon), cry
(unto), (be) famous, guest, invite, mention, (give) name, preach, (make) proclaim (-ation),
pronounce, publish, read, renowned, say.
[9]
Strong H6944 qôdesh, ko'-desh, From H6942; a sacred place or thing; rarely
abstractly sanctity: - consecrated (thing), dedicated (thing), hallowed (thing), holiness, (X most)
holy (X day, portion, thing), saint, sanctuary.
[10]
Menajot 66a.
[11]
Menajot 65.
Parashá 32 BeHar
Levítico 25:1 – 26:2
Por Dr K Blad ©
Prohibida toda reproducción lucrativa.
1. 25:1-18
2. 25:19-28
3. 25:29-38
4. 25:39 – 26:9
5. 26:10-46
6. 27:1-15
7. 27:16-31
8. Maftir: 27:32-34
Comentarios
25:2 “Habla a los hijos de Israel, y diles: "Cuando entréis a la tierra que yo os daré, la tierra
guardará shabat para HaShem."” – Ahora la Torá introduce un nuevo concepto, el del año
sabático. Como hay semanas de días, así también hay semanas de años. Y como el séptimo día
de la semana es un día de cese, así también HaShem ha establecido que cada séptimo año sea
de cese y descanso para la tierra de Israel. Este mandamiento sólo se aplica en la tierra de
Israel, no fuera de ella.
[1]
Rambam dice que el pueblo de Israel celebró el primer año sabático, llamado “shemitá” el año
21 después del inicio de la conquista y la distribución de la tierra bajo el general Yehoshúa. La
conquista y la distribución de la tierra duró 14 años. El año 15 fue el primer año del ciclo septo-
[2]
anual y el año 21 fue el séptimo. Según un cómputo, hubo 836 años desde el año 15 después
de la entrada en la tierra hasta la deportación a Babilonia. Entre estos, los años sabáticos y de
jubileo sólo fueron observados 400 años y durante los 436 años restantes no fueron respetados.
Durante 436 años hay 62 años sabáticos y 8 años de jubileo, los cuales suman 70 en total (62 +
8 = 70). El cautiverio babilónico vino cuando el pueblo de Israel había dejado de guardar 70
años sabáticos, como está escrito en Levítico 26:35:
“Durante todos los días de su desolación la tierra guardará el descanso que no guardó en
vuestros shabats mientras habitabais en ella.”
El cautiverio babilónico duró 70 años, como está escrito en Jeremías 29:10:
“Pues así dice HaShem: "Cuando se le hayan cumplido a Babilonia setenta años, yo os visitaré
y cumpliré mi buena palabra de haceros volver a este lugar."”
25:3 “Seis años sembrarás la tierra, seis años podarás tu viña y recogerás sus frutos.” – Esto
incluye toda labor agrícola y de jardinería.
25:4 “pero el séptimo año habrá un cese total (shabat shabatón) para la tierra, un shabat para
HaShem; no sembrarás tu campo ni podarás tu viña.” – Aquí encontramos otra vez la expresión
“shabat shabatón” y ahora en referencia al año de shemitá. Como hemos visto antes, la misma
expresión se encuentra en referencia al shabat semanal y a Yom Kipur. Esto nos enseña la
importancia que HaShem da a este descanso de la tierra de Israel cada séptimo año. Si se
quebranta este mandamiento hay graves consecuencias al igual que cuando se quebranta el
mandamiento de descansar en el shabat semanal y en Yom Kipur, como está escrito en 2
Crónicas 36:20-21:
“Y a los que habían escapado de la espada los llevó a Babilonia; y fueron siervos de él y de sus
hijos hasta el dominio del reino de Persia, para que se cumpliera la palabra de HaShem por
boca de Yirmeyahu, hasta que la tierra hubiera gozado de sus shabats. Todos los días de su
desolación reposó hasta que se cumplieron los setenta años.”
Este cese para la tierra en el año sabático no significa que no se puede trabajar la tierra sin el
propósito de sembrar o plantar, por ejemplo para construir casas. La prohibición solamente tiene
que ver con todo trabajo de agricultura y jardinería. Sólo está permitido regar las plantas para
que no se mueran. Durante ese año todos los productos que crecen en la tierra se quedan sin
dueño, de modo que todos podrán comer de él libremente y llevar a su casa todo lo que necesite
para un día de comida.
Antiguamente el Sanedrín estaba encargado de declarar el año de shemitá, sabático, y el año
yovel, de jubileo. Según el gran rabinato en Yerushalayim, el año 5775 será el próximo año de
shemitá, que en el anuario romano corresponde al tiempo desde el 25 de septiembre de 2014
hasta el 13 de septiembre de 2015.
Como las Escrituras Sagradas enseñan que el año debe ser contado desde el primer día del
primer mes, cf. Éxodo 12:2, y no desde el primer día del séptimo mes, tenemos que
preguntarnos si verdaderamente es correcto empezar el año de shemitá en Yom Teruá,
(llamado “Rosh HaShaná” en el mundo rabínico). No obstante, este texto no está tratando del
cómputo de los años, según los meses, sino del año agrícola de la tierra de Israel que empieza
con la siembra en el séptimo mes y termina con la recolección de los frutos antes de Sukot. Por
esto este texto empieza a hablar de la siembra, y no de la cosecha. La siembra empieza en el
séptimo mes y la cosecha empieza en el primer mes.
25:6 “Y el cese de la tierra os servirá de alimento: a ti, a tus siervos, a tus siervas, a tu jornalero
y al extranjero, a los que residen contigo.” – En este año todos, israelitas y gentiles residentes,
tendrán el mismo derecho para alimentarse de lo que crece en los campos.
Todos los vegetales y los frutos que crecen en el año de shemitá son santos. Por eso hay que
tratarlos de una manera digna. Los rabinos dictaron una halajá que prohíbe tirar las sobras de
esos productos en la basura junto con otro tipo de basura. También prohibieron vender los
productos de shemitá tanto dentro de la tierra como fuera de ella.
El propósito de HaShem con el año de shemitá es triple:
1. recordar a los hijos de Israel que la tierra no pertenece a ellos sino de Él, cf. v. 23;
Salmo 24:1.
2. obligar al agricultor a confiar en la providencia divina para su sustento.
3. dar tiempo al campesino a dedicarse al estudio de la Torá de una manera especial.
25:8 “Contarás también siete shabats de años para ti, siete veces siete años, para que tengas
el tiempo de siete shabats de años, cuarenta y nueve años.” – Las Escrituras hablan de la
importancia del séptimo día y del séptimo año. También habla de un conteo de siete semanas,
que corresponde a 49 días, entre Pesaj y Shavuot. De la misma manera hay un conteo de siete
semanas de años, es decir 49 años entre un año de jubileo y otro. El conteo del omer, entre
Pesaj y Shavuot es para cada individuo de Israel, mientras que el conteo de los 49 años entre
un año de jubileo a otro es para el Sanedrín.
25:9 “Entonces tocarás fuertemente el cuerno de carnero el décimo día del séptimo mes; en el
día de la expiación tocaréis el cuerno por toda la tierra.” – El séptimo mes es un mes especial
para HaShem. En ese mes hay que anunciar el año de jubileo. La pregunta es si el año de
jubileo empieza en el primer día del séptimo mes, el décimo día del séptimo mes o el primer día
del primer mes del año torásico siguiente. ¿Por qué hay que sonar el shofar en el décimo día del
séptimo mes y no en el día cuando empieza el nuevo año?
25:10 “Y consagraréis el quincuagésimo año y proclamaréis libertad en la tierra para todos sus
habitantes. Será de jubileo para vosotros, y cada uno de vosotros volverá a su posesión, y cada
[3]
uno de vosotros volverá a su familia.” – Según el Talmud, el año de jubileo tenía que ser
consagrado verbalmente por el Beit Din en el primer día Tishrí.
¿Por qué hay que anunciar el año de jubileo el día 10 del séptimo mes y no en el primer día del
año, independientemente si el año empieza en el primer día del séptimo mes o en el primer día
del primer mes? ¿Qué tiene que ver el día 10 del séptimo mes con un nuevo año?
La respuesta es: porque el Mesías volverá a poner sus pies en la tierra en Yom Kipur. Con su
regreso se proclamará la libertad para todos los habitantes del mundo. Esto nos enseña también
que la base para la eterna libertad es la muerte del Mesías, simbolizado en los sacrificios de
Yom Kipur, y el perdón y eliminación de los pecados que es un resultado directo de esa muerte.
Al igual que Yeshúa empezó su ministerio público medio año antes del nuevo año de los meses,
así volverá a aparecer en público medio año antes del siguiente nuevo año de los meses. El
Libertador volverá en el séptimo mes. En el día primero del mes aparecerá en las nubes del
cielo y, según entiendo, se quedará en el aire durante diez días. Luego, en el décimo día del
mismo mes, bajará a la tierra con la proclamación de libertad para todos los habitantes del
mundo y entonces se iniciará su reinado sobre las naciones con vara de hierro para que haya
justicia en la tierra.
El séptimo mes es también un símbolo del séptimo milenio desde la creación de Adam y Javá.
25:11 “Tendréis el quincuagésimo año como año de jubileo: no sembraréis, ni segaréis lo que
nazca espontáneamente, ni vendimiaréis sus viñas sin podar.” – La palabra hebrea que ha sido
[4]
traducida como “jubileo” es “yovel” y significa “corno de carnero”, cf. Éxodo 19:13; Josué 6:6.
Las palabras españolas “júbilo” y “jubilación” derivan de la palabra hebrea “yovel”. Según
[5]
Shemuel P. Gelbarer, se le da ese nombre porque en la antigüedad se utilizaba un corno de
carnero para “conducir”, en hebreo “lehovil”, los rebaños.
Las mismas leyes que aplican sobre el año shemitá, también aplican sobre el año yovel.
La Torá nos enseña que hay siete cosas que deben suceder en el año de jubileo:
25:14 “Asimismo, si vendéis algo a vuestro prójimo, o compráis algo de la mano de vuestro
prójimo, no os hagáis mal uno a otro.” – El no hacer mal uno a otro se refiere aquí a asuntos
monetarios. Si un vendedor pide un precio muy alto de un producto a un comprador que no
conoce el valor del producto, está engañándole. Si cobra de más con intención,transgrede este
mandamiento de no hacer mal uno a otro. De la misma manera, si un comprador intenta adquirir
un producto valioso por un precio bajo si el vendedor no conoce su verdadero valor, también
transgrede este mandamiento.
“Yo os traje a una tierra fértil, para que comierais de su fruto y de sus delicias; pero vinisteis y
contaminasteis mi tierra, y de mi heredad hicisteis abominación.”
25:17 “Así que no os hagáis mal uno a otro, sino temed a vuestro Elohim; porque yo soy
HaShem vuestro Elohim.” – Según Rashí, el no hacer mal uno a otro se refiere, en este caso, a
asuntos verbales.
El temor a Elohim evita que uno haga mal a otro por dos razones. Primero, el que teme a Elohim
sabe que cada hombre ha sido creado a Su imagen y semejanza y merece ser respetado por
ello, no importa como sea su conducta. Por el simple hecho de ser un hombre, merece respeto y
no está permitido engañar a nadie económicamente ni hostigarle verbalmente. El que engaña u
hostiga a un ser humano está haciendo daño a Elohim. Así que el temor de Elohim hace que
tratemos al prójimo con respeto y amor.
Segundo, el temor a Elohim hace que una persona no puede engañar a otra persona en asuntos
económicos o de palabras, porque sabe que HaShem lo ve todo. Él conoce los motivos y los
pensamientos de nuestros corazones y si engañamos a otros tendremos que dar cuenta delante
de Él que todo lo ve, como está escrito en Hebreos 4:13:
“Y no hay cosa creada oculta a su vista, sino que todas las cosas están al descubierto y
desnudas ante los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.”
25:18 “Cumpliréis, pues, mis estatutos y guardaréis mis leyes, para ejecutarlos, para que
habitéis seguros en la tierra.” – Si se cumplen los mandamientos en la tierra de Israel, habrá
seguridad. La inseguridad ciudadana y las amenazas de los pueblos extraños dependen del
pecado del pueblo de Israel. Así que la mejor forma de combatir contra el terrorismo y los
ataques de ejércitos extranjeros es cumplir los mandamientos de la Torá. El problema en Israel
hoy en día no es el odio de los vecinos, sino la falta de obediencia a la Torá entre los judíos,
como está escrito en el Salmo 81:13-16:
25:19 “Entonces la tierra dará su fruto, comeréis hasta que os saciéis y habitaréis en ella con
seguridad.” – En este versículo vemos que hay dos resultados de la obediencia a los
mandamientos: satisfacción material y protección sobrenatural. Cuando el pueblo de Israel no
guardó los mandamientos acerca de los años de shemitá y de yovel, vino la invasión y la
deportación babilónica.
25:20 “Pero si decís: '¿Qué vamos a comer el séptimo año si no sembramos ni recogemos
nuestras cosechas?'” – Esta es la pregunta que surge de una mente natural. ¿Qué vamos a
comer? Según las circunstancias naturales habrá escasez. HaShem ha ordenado no sembrar ni
guardar las cosechas en casa durante el séptimo año para que el pueblo aprenda a poner su
confianza en Él y no en los recursos naturales. El Mesías Yeshúa está dando una enseñanza
sobre este mismo tema en Mateo 6:19-34 donde está escrito:
El que pone su confianza en su Padre celestial no hace la pregunta “¿Qué comeremos?” porque
sabe que si HaShem ha ordenado algo, Él se hará responsable para cuidar de sus hijos que le
obedecen.
25:21 “yo entonces os enviaré mi bendición en el sexto año, de modo que producirá fruto para
tres años.” – Cuando el agricultor tome la decisión por fe de no trabajar en el año shemitá,
HaShem enviará la bendición de antemano, en el sexto año, para que dure durante tres años. Si
el agricultor tiene en su mente trabajar durante el séptimo año, HaShem no enviará la bendición
en el sexto año. Vemos aquí que el milagro del sexto año depende de la actitud del agricultor, de
sus pensamientos, de su fe. El no trabajar el séptimo año es un asunto de fe y confianza en la
providencia divina. Este mandamiento es una prueba para los hijos de Israel para ver si confían
en HaShem o no para su sostenimiento económico.
[6]
Por causa de las diferentes interpretaciones que hay entre los rabinos talmúdicos, no sabemos
bien:
· si el año de jubileo cae en el año siguiente al shemitá cada 49 años, de modo que
el ciclo del año de jubileo sea de 49 años.
· si hay una ruptura en el cómputo de las semanas de años, después de 49 años,
para que al año de jubileo venga como un paréntesis en el año 50. El año 51 sería
entonces el primer año de la siguiente semana de años, de manera que el ciclo del año
de jubileo sea de 50 años.
Según el libro de Daniel parece que no hay una ruptura en las semanas de años para dejar lugar
a un supuesto año de jubileo, jfr. Daniel 9:24-27.
No hay ninguna evidencia en las Escrituras de que se haya celebrado el año yovel alguna vez
[7]
en la historia de Israel. Sin embargo, hay una referencia en el Talmud que dice que “Israel
contaba 17 jubileos desde el tiempo cuando entraron en la tierra hasta el tiempo cuando
salieron”. No obstante, contar no es lo mismo que cumplir. ¿Cuántos de esos 17 jubileos fueron
verdaderamente guardados? Si las 12 tribus no están en la tierra no se puede celebrar el año de
jubileo, porque está escrito que “todos los habitantes de la tierra” y “cada uno de vosotros”
tendrá que volver a su posesión, cf. vv. 10, 13. Así que, desde el tiempo de la deportación de las
dos tribus y media, ha sido imposible cumplir este mandamiento. Cuando venga Mashiaj, él hará
que se cumpla este mandamiento correctamente con la restauración de las 12 tribus de Israel en
su tierra.
“Llegó a Natseret, donde se había criado, y según su costumbre, entró en la sinagoga el shabat,
y se levantó a leer. Le dieron el libro del profeta Yeshayahu, y abriendo el libro, halló el lugar
donde estaba escrito: EL ESPÍRITU DEL SEÑOR ESTÁ SOBRE MÍ, PORQUE ME HA UNGIDO
PARA ANUNCIAR LAS BUENAS NUEVAS A LOS POBRES. ME HA ENVIADO PARA
PROCLAMAR LIBERTAD A LOS CAUTIVOS, Y LA RECUPERACIÓN DE LA VISTA A LOS
CIEGOS; PARA PONER EN LIBERTAD A LOS OPRIMIDOS; PARA PROCLAMAR EL AÑO
FAVORABLE DEL SEÑOR. Cerrando el libro, lo devolvió al asistente y se sentó; y los ojos de
todos en la sinagoga estaban fijos en él. Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta
Escritura que habéis oído.”
En el tiempo del segundo templo se seguía una lectura trianual de la Torá de Moshé en las
sinagogas en la tierra de Israel. Es decir durante tres años, de shabat en shabat, pasaron por la
lectura de toda la Torá de Moshé. Después de la lectura de la porción semanal de la Torá,
también leían de los Profetas, la haftará, cf. Hechos 13:15. La lectura de los Profetas fue
introducida en las sinagogas durante los tiempos de persecución cuando estaba prohibido leer
de la Torá de Moshé. Por eso, el texto de la haftará se asemeja al tema que se encuentra en la
lectura semanal de la Torá. De esa manera, durante el tiempo de la prohibición de la Torá,
podían leer de los Profetas en las sinagogas y tratar el mismo tema que la Torá hubiera tratado
durante esa semana, sin tener que leer de la misma Torá. Luego, cuando ya no estaba prohibida
la lectura de la Torá, se mantenía la costumbre de la lectura de los Profetas que se colocaba
después de la lectura semanal de la Torá.
Cuando Yeshúa estaba participando del servicio de Torá en su sinagoga, le llamaron para leer la
haftará correspondiente a esa semana. Antes había habido varias lecturas del texto semanal de
la Torá de Moshé y ahora le tocaba terminar con la última lectura del día, del profeta Yeshayahu.
Conforme a la costumbre del ciclo trianual, Yeshúa leyó el texto de la haftará que correspondía a
esa semana. El texto de Isaías 61:1-2 fue leído en el tercer año de lecturas, en el último shabat
del mes de Jeshván, el octavo mes, alrededor de noviembre según el anuario romano.
La expresión “el año favorable de HaShem” puede ser una referencia al año de shemitá o de
yovel. Antes de la lectura de Isaías, aquel shabat, se había leído el texto de la Torá desde
Deuteronomio 15:7 – 16:17, según el ciclo trianual. En ese texto se habla de la ayuda a los
pobres, del año shemitá y de las tres fiestas anuales.
La pregunta surge si Yeshúa estaba ministrando en público en relación con un año de shemitá
(y/o de yovel). Su ministerio consistía en traer de vuelta las ovejas perdidas de la casa de Israel
y esto está relacionado con los años de shemitá y de yovel, cf. Mateo 15:24.
25:22 “Cuando estéis sembrando en el octavo año, todavía podréis comer cosas de la cosecha
anterior, comiendo de ellas hasta el noveno año cuando venga la cosecha.” – Este texto puede
ser interpretado de dos maneras. Parece que está diciendo que la siembra que se hace en un
año, en este caso el octavo, es luego cosechada en el año siguiente, el noveno. Esto no puede
ser si el año nuevo cae en el día uno de Tishrí, el séptimo mes, porque la siembra no se hace
antes de Tishrí, porque entonces es el tiempo de la recolección de los frutos de los árboles. La
época normal de siembra duraba desde Tishrí hasta Tevet, el mes séptimo hasta el mes décimo.
A veces también se sembraba en el decimoprimer mes, llamado Shevat. Por lo tanto, si este
texto dice que la siembra que se hace en un año es cosechada en el año siguiente ¿cómo
cuadraría si el año empieza el primer día de Tishrí? En Nisán tiene que estar lista la primera
cosecha del año, la de la cebada y esa cosecha depende de la siembra que se hizo durante el
final del año anterior.
La otra interpretación es que no se está hablando de la cosecha en el noveno año de lo que se
sembró en el octavo año, sino simplemente de la cosecha que va a venir en el noveno año como
resultado de la siembra que anteriormente se ha hecho en el noveno año agrícola. Lo que está
diciendo es que la bendición del sexto año durará incluso hasta el tiempo de la cosecha del
noveno año.
25:23 “Además, la tierra no se venderá en forma permanente, pues la tierra es mía; porque
vosotros sois forasteros y peregrinos conmigo.” – La tierra de Israel no pertenece a los hombres,
sino a HaShem. Él ha decidido arrendar su tierra a los hijos de Israel, y en cada año sabático y
en cada año de jubileo hay un reconocimiento de este hecho. Israel tiene el derecho de la tierra
mientras cumple los mandamientos. Pero si practica la idolatría perderá el derecho de vivir en la
tierra del Santo, como está escrito en 2 Crónicas 7:19-20:
“Pero si vosotros os apartáis y abandonáis mis estatutos y mis mandamientos que he puesto
delante de vosotros, y vais y servís a otros dioses y los adoráis, yo os arrancaré de mi tierra que
os he dado, y echaré de mi presencia esta casa que he consagrado a mi nombre, y la convertiré
en refrán y escarnio entre todos los pueblos.”
“Y tú, hijo de hombre, profetiza a los montes de Israel, y di: "Montes de Israel, oíd la palabra de
HaShem. "Así dice el Señor HaShem: 'Por cuanto el enemigo ha dicho contra vosotros: "¡Ajá!" y:
"Las alturas eternas han pasado a ser posesión nuestra," por tanto, profetiza y di: "Así dice el
Señor HaShem: 'Porque os han asolado y aplastado por todos lados, para que fuerais posesión
de las demás naciones, os han hecho el blanco de la habladuría y de la calumnia del pueblo.'"'
"Por tanto, montes de Israel, oíd la palabra del Señor HaShem. Así dice el Señor HaShem a los
montes y a los collados, a las barrancas y a los valles, a las ruinas desoladas y a las ciudades
abandonadas, que han venido a ser presa y escarnio de las demás naciones alrededor; por eso,
así dice el Señor HaShem: 'Ciertamente en el fuego de mi celo he hablado contra las demás
naciones y contra todo Edom, que se han apropiado para sí de mi tierra como posesión, con
alegría, de todo corazón y con desprecio de alma, para dejarla como presa.' "Por tanto, profetiza
acerca de la tierra de Israel, y di a los montes y a los collados, a las barrancas y a los valles: 'Así
dice el Señor HaShem: "He aquí, yo he hablado en mi celo y en mi furor porque habéis
soportado los insultos de las naciones." 'Por lo cual, así dice el Señor HaShem: "Yo he jurado
que las naciones que os rodean, ellas mismas soportarán sus insultos. "Pero vosotros, montes
de Israel, echaréis vuestras ramas y produciréis vuestro fruto para mi pueblo Israel; porque
pronto vendrán. "Pues, he aquí, estoy por vosotros y me volveré a vosotros, y seréis labrados y
sembrados. "Multiplicaré hombres en vosotros, toda la casa de Israel, toda ella; y las ciudades
serán habitadas, y las ruinas reedificadas. "Multiplicaré en vosotros hombres y animales, y se
multiplicarán y serán fecundos. Haré que seáis habitados como lo fuisteis anteriormente y os
trataré mejor que al principio; y sabréis que yo soy HaShem. "Sí, haré andar hombres sobre
vosotros, a mi pueblo Israel. Ellos tomarán posesión de ti, y serás su heredad, y nunca más les
privarás de sus hijos." 'Así dice el Señor HaShem: "Porque os dicen: 'Eres devoradora de
hombres y has privado de hijos a tu nación', por tanto, ya no devorarás hombres y ya no privarás
de hijos a tu nación"--declara el Señor HaShem. 'Y nunca más te haré oír el ultraje de las
naciones, ni soportarás más los insultos de los pueblos, ni harás que tu nación tropiece más'--
declara el Señor HaShem."”
Esta profecía se está cumpliendo ante nuestros ojos con la vuelta de los judíos de todo el
mundo y la reconstrucción del país. Pero una parte de esta profecía no se ha cumplido todavía
porque todavía se oyen muchos insultos de los gentiles.
Ningún hombre es el verdadero dueño de la tierra de Israel y nadie tiene el derecho de
entregarla a otras naciones, ni dividirla entre judíos y árabes-palestinos. Por haber dividido la
tierra de Israel vendrá el juicio de HaShem sobre las naciones unidas como está escrito en Joel
3:1-2:
“Porque he aquí que en aquellos días y en aquel tiempo, cuando yo restaure el bienestar de
Yehudá y Yerushalayim,reuniré a todas las naciones, y las haré bajar al valle de Yehoshafat.
Y allí entraré en juicio con ellas a favor de mi pueblo y mi heredad, Israel, a quien ellas
esparcieron entre las naciones, y repartieron mi tierra.”
“HaShem es Rey eternamente y para siempre; las naciones han perecido de su tierra.”
25:25 “Si uno de tus hermanos llega a ser tan pobre que tiene que vender parte de su posesión,
su pariente más cercano vendrá y redimirá lo que su hermano haya vendido.” – Esto nos enseña
que la pobreza es la única razón válida para poder vender parte del patrimonio en la tierra de
Israel, heredado de los padres. Antiguamente un terreno pudo ser redimido, recuperado, por el
dueño original o por alguno de sus familiares cercanos sin que el comprador pudiera oponerse.
Este es el caso de la familia de Naomí cuya historia es narrada en el libro de Rut, cf. Rut 2:20;
3:12-13; 4:1-6.
25:29 “Si un hombre vende una casa de vivienda en una ciudad amurallada, su derecho a
redimirla es válido hasta que se cumpla un año de su venta; su derecho de redención dura todo
un año.” – Aquí se refiere a una ciudad que estaba amurallada en el tiempo de la conquista bajo
Yehoshúa, no a una ciudad que fue amurallada después. Esta aliyá habla de la venta de
diferentes tipos de propiedad y su derecho de redención.
25:35 “En caso de que un hermano tuyo empobrezca y sus medios para contigo decaigan, tú lo
sustentarás ya sea un forastero o peregrino, para que viva contigo.” – En este versículo
encontramos tres palabras diferentes: “hermano”, en hebreo “aj”, “forastero”, en hebreo
[8] [9]
“guer” y “peregrino”, en hebreo “toshav” . En este caso el “guer” se refiere a un prosélito, un
converso completo, un gentil convertido a la fe de Israel y, por lo tanto, es considerado como un
judío plenamente, con todas las obligaciones y derechos implicados. El “toshav” es un gentil que
vive en la tierra de Israel y que no ha hecho la conversión. El judío tiene la obligación de ayudar
con préstamos o donativos tanto a su hermano judío como el converso como al que reside en su
tierra, si están en necesidad de apoyo económico para no quebrar.
Hay ocho niveles de caridad, en hebreo “tsedaká”:
25:36-37 “No tomes interés y usura de él, mas teme a tu Elohim, para que tu hermano viva
contigo. No le darás tu dinero a interés, ni tus víveres a ganancia.” – Está prohibido dar dinero o
alimentos a interés a un hermano excepto cuando el hermano tome algo prestado para hacer
negocios con él y sacar beneficio de él. En tal caso no se trata de una ayuda social, sino de
inversiones financieras, para las cuales este mandamiento no aplica.
25:39 “Y si un hermano tuyo llega a ser tan pobre para contigo que se vende a ti, no lo
someterás a trabajo de esclavo.” – Está prohibido humillar a un hermano israelita pobre
especialmente si se ha vendido como esclavo. En este caso no puede ser tratado como un
[10]
esclavo, sino como si fuera un obrero contratado. La halajá rabínica establece que el amo de
un siervo hebreo está obligado a tratarle igual o mejor que a sí mismo. Si hay solamente una
cama, el dueño está obligado a dormir en el suelo y dejar que el siervo duerma en la cama.
25:40 “Estará contigo como jornalero, como si fuera un peregrino; él servirá contigo hasta el año
de jubileo.” – Todos los siervos hebreos salen libres en el año de jubileo. Los siervos de las
demás naciones no salen libres en el año de jubileo, sino son propiedad permanente de los
hebreos, tanto ellos como sus hijos, cf. vv. 44-46.
25:41 “Entonces saldrá libre de ti, él y sus hijos con él, y volverá a su familia, para que pueda
regresar a la propiedad de sus padres.” – El amo de un siervo hebreo está obligado a mantener
también a la familia del siervo.
25:42 “Porque ellos son mis siervos, los cuales saqué de la tierra de Egipto; no serán vendidos
en venta de esclavos.” – Como los hijos de Israel son los siervos de HaShem, no podrán ser
tratados como esclavos, como cuando estaban en Egipto. Además, el pacto de pertenencia a
HaShem va por encima de cualquier contrato de esclavitud que pueda tener un hebreo. Ser
vendido en venta de esclavos implicaría ser anunciado como un objeto o un animal en un
mercado público.
25:47-48 “Si aumentan los bienes del forastero o del peregrino que está contigo, y si empobrece
tu hermano que está con él, y se vende al forastero que mora contigo, o se vende a los
descendientes de la familia de un forastero, él tendrá derecho de redención después de ser
vendido; uno de sus hermanos podrá redimirlo” – Este texto nos enseña que cuando el primer
hombre cayó en desgracia y se vendió a la serpiente antigua junto con todos sus hijos, uno
hermano suyo podría redimirlo. Pero ¿quién es el hermano del hombre que podrá redimirlo de la
esclavitud del pecado y de la muerte si no hay nadie que no haya sido vendido?
“Nadie puede en manera alguna redimir a su hermano, ni dar a Elohim rescate por él, porque la
redención de su alma es muy costosa, y debe abandonar el intento para siempre, para que viva
eternamente, para que no vea corrupción.”
“Yo sé que mi Redentor vive, y al final se levantará sobre el polvo. Y después de deshecha mi
piel, aun en mi carne veré a Elohim.”
¿Quién es el hermano que puede redimir al hombre del pecado y de la muerte? Sólo hay uno
que no tuvo pecado y que ha muerto y luego ha sido resucitado. Y por lo tanto podrá redimir a
todo hombre para que viva para siempre. Su nombre es Yeshúa.
“Porque tanto el que santifica como los que son santificados, son todos de Uno; por lo cual no se
avergüenza de llamarlos hermanos, diciendo: ANUNCIARE TU NOMBRE A MIS HERMANOS,
EN MEDIO DE LA CONGREGACIÓN TE CANTARE HIMNOS. Y otra vez: YO EN ÉL
CONFIARE. Y otra vez: HE AQUÍ, YO Y LOS HIJOS QUE ELOHIM ME HA DADO. Así que, por
cuanto los hijos participan de carne y sangre, él igualmente participó también de lo mismo, para
anular mediante la muerte el poder de aquel que tenía el poder de la muerte, es decir, el diablo,
y librar a los que por el temor a la muerte, estaban sujetos a esclavitud durante toda la vida.”
26:1 “No os haréis ídolos, ni os levantaréis imagen tallada ni pilares, ni pondréis en vuestra
tierra piedra grabada para inclinaros sobre ella; porque yo soy HaShem vuestro Elohim.” – La
[11]
palabra hebrea que ha sido traducida como “grabada” es “maskit”. Según Rashí, esta palabra
implica “cubrir”, lo mismo que en Éxodo 33:22. Entonces la prohibición será contra hacer
mosaicos de piedras que cubren el suelo para inclinarse sobre de ellos. Esta práctica fue común
en la antigüedad en los templos paganos, donde se inclinaban sobre suelos de piedra de
mosaico con diseños idolátricos. Por lo tanto, los rabinos enseñan que, para que el israelita no
sea semejante a un idólatra, no puede inclinarse, ni siquiera ante HaShem, sobre un suelo de
piedra, excepto en el templo. Cuando el pueblo judío se inclina ante HaShem en Yom Kipur es
costumbre poner una alfombra para no postrarse directamente sobre el suelo de la sinagoga,
aunque no sea de piedra.
En esta Parashá se encuentran los mandamientos 326 hasta 349 de los 613:
[1]
Shemitá 10.
[2]
El Midrash dice – Vayikrá, por R. Moshé Weissman, página 321.
[3]
Rosh HaShaná 8b.
[4]
Strong H3104 yôbêl yôbêl, yo-bale', yo-bale', Apparently from H2986; the blast of a
horn (from its continuous sound); specifically the signal of the silver trumpets; hence the
instrument itself and the festival thus introduced: - jubile, ram’s horn, trumpet.
Strong H2986 yâbal, yaw-bal', A primitive root; properly to flow; causatively
to bring (especially with pomp): - bring (forth), carry, lead (forth).
[5]
Lifshutó shel Rashí, editorial Mif´al Rashí, Yerushalayim 1990.
[6]
Nedarim 61a; Arajim 12b.
[7]
Arajim 12b.
[8]
Strong H1616 gêr gêyr, gare, gare, From H1481; properly a guest; by implication
a foreigner: - alien, sojourner, stranger.
[9]
Strong H8453 tôshâb tôshâb, to-shawb', to-shawb', (The second form used in Kings
Num 17:1); from H3427; a dweller (but not outlandish, H5237); especially (as distinguished from
a native citizen (active participle of H3427) and a temporary inmate, H1616, or mere lodger,
H3885) resident alien: - foreigner-inhabitant, sojourner, stranger.
[10]
Tosefta Kidushin 20.
[11]
Strong H4906 maśkîyth, mas-keeth', From the same as H7906; a figure (carved on
stone, the wall, or any object); figuratively imagination: - conceit, image (-ry), picture, X wish.
Parashá 33 BeJukotai
Levítico 26:3 – 27:34
Por Dr. K Blad ©
Prohibida toda reproducción lucrativa.
Aliyás de la Torá:
1. 26:3-5
2. 26:6-9
3. 26:10-46
4. 27:1-15
5. 27:16-21
6. 27:22-28
7. 27:29-34
8. Maftir: 27:32-34
BeJukotai
Comentarios
26:3 “Si andáis en mis estatutos y guardáis mis mandamientos para ponerlos por obra” – La
palabra hebrea que ha sido traducida como “mis estatutos” es “jukotai”. Como hemos dicho
antes, un mandamiento que es denominado “juk” es un tipo de mandamientos que no tiene una
explicación lógica y entendible a primea vista. Este es el tipo de mandamientos más difícil para
el hombre, porque no solamente tiene que esforzarse para cumplirlo, sino también tiene que
librar una batalla en su mente a la hora de obedecerlo. Como no entiende bien la razón por la
que tiene que cumplir ese tipo de mandamientos, la mente natural tiende a revelarse y
despreciar el juk, cf. v. 15, 43. Por esta razón, la mente que no ha sido transformada por la Torá
no ayuda al hombre a poner por obra los mandamientos de carácter juk. El juk es el
mandamiento que más eleva al hombre espiritualmente, porque crea en el hombre una
obediencia sin lógica, sin que la mente le apoye y así le obliga a subir a un nivel espiritual más
alto. La obediencia al juk tiene que ver con una relación de Padre-hijo. El hijo no entiende por
qué el padre le ordena algo, pero obedece simplemente porque el padre lo ha dicho, no porque
haya una explicación del por qué tiene que hacer esto o aquello. Nuestra obediencia al
mandamiento juk crea una relación de obediencia en un nivel más profundo en espíritu y en
amor. Aunque no entendamos, obedecemos, simplemente porque Papá nos lo ha dicho. Por lo
tanto el juk nos eleva por encima de lo natural, de lo lógico, de lo que es obvio, según el
razonamiento humano, y nos lleva a una altura espiritual de relación y de revelación profundas
con nuestro Padre celestial. Los mandamientos de carácter juk están íntimamente ligados al
Mesías. Por eso son tan importantes.
Además de tener que enfrentar la resistencia para cumplir el mandamiento juk en nuestro
cuerpo y en nuestra mente, recibimos también los ataques de los enemigos de la Torá. Como
ellos no pueden entender la razón por la que fueron dados estos estatutos, se burlan de
nosotros y de nuestro Padre que nos dio la Torá para ser cumplida.
Así que, la tentación principal que tenemos es que dejemos de cumplir los mandamientos de
carácter juk. Esta es la razón por la que este texto primero menciona este tipo de
mandamientos. Si andamos en los juks de HaShem y guardamos el resto de sus mandamientos
poniéndolos por obra, no solamente estudiándolos o hablando de ellos o pensando en
cumplirlos, sino verdaderamente transformándolos a una convivencia diaria en nuestras vidas,
ENTONCES recibiremos todas las bendiciones que están involucradas en el pacto.
Este versículo empieza con una de las palabras más importantes de las Escrituras: “si”
condicional, en hebreo “im”. Esta palabra pone al hombre en una posición de autoridad para
elegir. Con la entrega de la Torá el hombre ya no es un esclavo, es libre. Tiene la libertad para
elegir entre la bendición y la maldición. Tiene el poder en su boca y en sus manos para escoger
entre la vida y la muerte. Esta autoridad fue dada al pueblo de Israel por medio del pacto en
Sinai.
Esto nos enseña que cada uno de nosotros tiene la capacidad en nuestras bocas y en nuestras
manos para cambiar el rumbo de nuestras vidas. Pero ese poder no lo tenemos en nosotros
mismos, sino que HaShem nos lo ha dado. Por medio de la entrega de su Torá y los pactos a
Israel, hemos recibido la autoridad para dirigir nuestras vidas y las vidas de nuestros hijos. Y por
medio del Mesías, los gentiles podrán entrar en Israel y obtener los mismos privilegios. Nosotros
podemos elegir cómo queremos que sea nuestro futuro.
Es posible que nuestra situación pueda ser miserable por las maldiciones que nos hayan
alcanzado por nuestros propios pecados, los pecados de nuestros padres y de nuestra nación.
Pero HaShem nos ha dado el poder para cambiar el futuro de nuestras vidas y de nuestra
nación. ¿Cómo se manifiesta ese poder? Por medio de una sola palabra: “im”. Si obedecemos
los estatutos y el resto de los mandamientos, entonces nuestro futuro y el futuro de nuestra
nación será cambiado. Tanto la obediencia como la desobediencia de un individuo puede
cambiar el rumbo de una nación entera. Tú tienes en tu mano el poder para cambiar esta
nación. ¿Cómo? Por medio de tu obediencia a los mandamientos. ¿Quieres cambiar tu vida
para bien? Obedece los mandamientos que te aplican. ¿Quieres cambiar esta nación? Pon los
juks por obra. Si todos los demás pecan, tú no tienes que pecar por eso. Si todos los demás
quebrantan la Torá, tú no tienes que quebrantar la Torá por eso. Tú puedes ir en contra de la
corriente y ser diferente, ser santo, ser luz y sal. Este es tu llamado. Si quieres ser obediente,
HaShem te ayudará a ser fiel en medio de una generación perversa y maligna. El poder está en
tu boca y en tus manos, ¡úsalo!
La palabra hebrea “im” empieza con la primera letra del alfabeto hebreo, la alef. La última letra
de la sección de las bendiciones, en el versículo 13, es la última letra del alfabeto hebreo, la tav.
Así que en estos versículos hay un resumen de todo el mensaje de las Escrituras desde el
principio hasta el fin, desde la alef hasta la tav. ¿Cuál es el mensaje? Si eres fiel serás
bendecido en todo sentido. La obediencia es la que trae bendiciones en nuestras vidas. La
desobediencia trae maldiciones sobre la vida personal, familiar y nacional. ¿Quieres ser
bendecido con riquezas, paz y la presencia de HaShem, según las promesas de estor
versículos? ¿Cómo puedes lograrlo? No es por medio del estudio de la Torá. Tampoco es por
medio de la oración sin cesar. Ni es por medio de dar dinero a los pobres o a la obra de
HaShem. No es por medio de la alabanza u otros sacrificios. Es por medio de la obediencia. La
obediencia es mejor que los sacrificios, como está escrito en 1 Samuel 15:22:
“Y Shmuel dijo: ¿Se complace HaShem tanto en ofrendas de ascensión y sacrificios como en la
obediencia a la voz de HaShem? He aquí, el obedecer es mejor que un sacrificio, y el prestar
atención, que la grosura de los carneros.”
“Solamente sé fuerte y muy valiente; cuídate de cumplir toda la Torá que Moshé mi siervo te
mandó; no te desvíes de ella ni a la derecha ni a la izquierda, para que tengas éxito dondequiera
que vayas. Este rollo de la Torá no se apartará de tu boca, sino que meditarás en él día y noche,
para que cuides de hacer todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu
camino y tendrás éxito.”
Alguno dirá: “Es imposible cumplir todos los mandamientos.” “HaShem no dio la Torá para que
fuera cumplida porque el hombre no es capaz de hacerlo.”
Entonces surge una pregunta: ¿Por qué el Padre celestial dio una Torá al hombre que le es
imposible cumplir? ¿No dice la misma Torá que el mandamiento no es demasiado difícil?, como
está escrito en Deuteronomio 30:11-16:
“Este mandamiento que yo te ordeno hoy no es muy difícil para ti, ni está fuera de tu alcance. No
está en el cielo, para que digas: "¿Quién subirá por nosotros al cielo para traérnoslo y
hacérnoslo oír a fin de que lo guardemos?" Ni está más allá del mar, para que digas: "¿Quién
cruzará el mar por nosotros para traérnoslo y para hacérnoslo oír, a fin de que lo guardemos?"
Pues la palabra está muy cerca de ti, en tu boca y en tu corazón, para que la guardes. Mira, yo
he puesto hoy delante de ti la vida y el bien, la muerte y el mal; pues te ordeno hoy amar a
HaShem tu Elohim, andar en sus caminos y guardar sus mandamientos, sus estatutos y sus
decretos, para que vivas y te multipliques, a fin de que HaShem tu Elohim te bendiga en la tierra
que vas a entrar para poseerla.”
Si fuera imposible cumplir la Torá, ¿cómo es posible que David dice de sí mismo que era justo?,
como está escrito en 2 Samuel 22:21-25:
Si fuera imposible cumplir la Torá, ¿cómo es posible que los padres de Yojanán haMatbil podían
hacerlo?, como está escrito en Lucas 1:6:
Otro dirá: “La Torá es sólo para el pueblo judío, no para los gentiles”.
Si fuera así, entonces no habría pecadores entre los gentiles. Como el pecado es la infracción
de la Torá, si no hay Torá no hay pecado, cf. 1 Juan 3:4; 1 Corintios 15:56; 1 Timoteo 1:8-11. Si
la Torá no es para los gentiles, tampoco hay pecado entre los gentiles y si no hay pecado entre
los gentiles, los gentiles no necesitan ser salvos y ¡el Mesías murió en vano por ellos!
26:4 “yo os daré vuestras lluvias en su tiempo, y la tierra dará sus productos, y los árboles del
campo darán su fruto.” – El primer resultado de la obediencia es que habrá lluvias desde el cielo
en su tiempo. La lluvia en la tierra de Israel es muy importante. Si no hay lluvia no hay alimentos,
y si no hay alimentos hay hambre y muerte. Así que la bendición de la lluvia es fundamental
para la vida en la tierra de Israel.
Aquí habla de la lluvia en su tiempo. Las lluvias principales en Israel caen en el otoño y en la
primavera. En los meses Tishrí y Jeshván viene la lluvia temprana y alrededor del mes de Nisán
viene la lluvia tardía. La lluvia temprana es la más fuerte y prepara la tierra para la siembra. La
lluvia tardía es menos fuerte pero más importante, porque ayuda a la cosecha a madurar
correctamente. Estas dos lluvias son las principales en la tierra de HaShem, como está escrito
en Deuteronomio 11:14:
“Él dará a vuestra tierra la lluvia a su tiempo, lluvia temprana y lluvia tardía, para que recojas tu
grano, tu mosto y tu aceite.”
“Por tanto, hermanos, sed pacientes hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el
fruto precioso de la tierra, siendo paciente en ello hasta que recibe la lluvia temprana y la tardía.”
26:6 “Daré también paz en la tierra, para que durmáis sin que nadie os atemorice. Asimismo
eliminaré bestias dañinas de vuestra tierra, y no pasará espada por vuestra tierra.” – La
seguridad, cf. v. 5, y la paz son resultados de la obediencia a los mandamientos. Donde no hay
obediencia a los mandamientos no hay seguridad ni paz, como está escrito en 1 Tesalonicenses
5:3:
“Cuando estén diciendo: Paz y seguridad, entonces la destrucción vendrá sobre ellos
repentinamente, como dolores de parto a una mujer que está encinta, y no escaparán.”
No son los acuerdos políticos de paz y seguridad que traen la paz y la seguridad al mundo, sino
la obediencia a los mandamientos que están escritos en la Torá de Moshé, primeramente del
pueblo judío, pero también para el pueblo gentil.
26:9 “Me volveré hacia vosotros y os haré fecundos y os multiplicaré y estableceré mi pacto con
vosotros.” – Según Rashí, aquí se habla del nuevo pacto que HaShem establecería y que nunca
podrá ser quebrantado, como está escrito en Jeremías 31:31-34:
“He aquí, vienen días--declara HaShem-- en que haré con la casa de Israel y con la casa de
Yehudá un nuevo pacto, no como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la
mano para sacarlos de la tierra de Egipto, mi pacto que ellos rompieron, aunque fui un esposo
para ellos--declara HaShem; porque este es el pacto que haré con la casa de Israel después de
aquellos días--declara HaShem--. Pondré mi Torá dentro de ellos, y sobre sus corazones la
escribiré; y yo seré su Elohim y ellos serán mi pueblo. Y no tendrán que enseñar más cada uno
a su prójimo y cada cual a su hermano, diciendo: "Conoce a HaShem", porque todos me
conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande--declara HaShem-- pues
perdonaré su maldad, y no recordaré más su pecado.”
“Y la Palabra fue hecha carne, y puso su morada entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como
del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.”
En tercer lugar es una referencia a la nueva Yerushalayim que descenderá sobre la tierra
después del reinado mesiánico, como está escrito en Revelación 21:1-4:
“Y vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el
mar ya no existe. Y vi la ciudad santa, la nueva Yerushalayim, que descendía del cielo, de
Elohim, preparada como una novia ataviada para su esposo. Entonces oí una gran voz que
decía desde el trono: He aquí, el tabernáculo de Elohim está entre los hombres, y Él habitará
entre ellos y ellos serán su pueblo, y Elohim mismo estará entre ellos. Él enjugará toda lágrima
de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor, porque las primeras
cosas han pasado.”
26:12 “Andaré entre vosotros y seré vuestro Elohim, y vosotros seréis mi pueblo.” – Esta es la
mayor bendición que existe, tener la presencia de Elohim en medio de nosotros. Este texto nos
enseña que la presencia de Elohim se manifiesta como un resultado a la obediencia a los
mandamientos.
Como la presencia de Yeshúa HaMashíaj es la expresión del Padre entre los hombres, cuando
Él caminó entre los hombres, HaShem caminaba entre los hombres, en su Agente, como está
escrito en Isaías 7:14:
“Por tanto, el Señor mismo os dará una señal: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo,
y le pondrá por nombre Immanuel.”
“Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había hablado por medio del profeta,
diciendo: HE AQUÍ, LA VIRGEN CONCEBIRÁ Y DARÁ A LUZ UN HIJO, Y LE PONDRÁN POR
NOMBRE IMMANUEL, que traducido significa: ELOHIM CON NOSOTROS.”
“El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"? ¿No crees
que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os digo, no las hablo por mi
propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí es el que hace las obras. Creedme que yo
estoy en el Padre, y el Padre en mí; y si no, creed por las obras mismas.”
26:16 “yo, por mi parte, os haré esto: Pondré sobre vosotros terror súbito, consunción y fiebre
que consuman los ojos y hagan languidecer el alma.” – Según Rashí, la consunción es una
enfermedad que consume la carne después de haberla hinchado.
26:18 “Y si aun con todas estas cosas no me obedecéis, entonces os castigaré siete veces por
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vuestros pecados.” – La palabra hebrea que ha sido traducida como “castigaré” es “yasar”, que
significa “corregir”, “disciplinar”, “sufrir”. Este texto nos enseña que HaShem manda estos
sufrimientos con el fin de producir teshuvá, arrepentimiento, en el pueblo para que le obedezca.
Es el mismo propósito que cuando un padre corrige a su hijo para que aprenda a comportarse
correctamente, como está escrito en Hebreos 11:5-11:
“Habéis olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige: HIJO MÍO, NO TENGAS EN
POCO LA DISCIPLINA DEL SEÑOR, NI TE DESANIMES AL SER REPRENDIDO POR ÉL;
PORQUE EL SEÑOR AL QUE AMA, DISCIPLINA, Y AZOTA A TODO EL QUE RECIBE POR
HIJO. Es para vuestra corrección que sufrís; Elohim os trata como a hijos; porque ¿qué hijo hay
a quien su padre no discipline? Pero si estáis sin disciplina, de la cual todos han sido hechos
participantes, entonces sois hijos ilegítimos y no hijos verdaderos. Además, tuvimos padres
terrenales para disciplinarnos, y los respetábamos, ¿con cuánta más razón no estaremos
sujetos al Padre de nuestros espíritus, y viviremos? Porque ellos nos disciplinaban por pocos
días como les parecía, pero Él nos disciplina para nuestro bien, para que participemos de su
santidad. Al presente ninguna disciplina parece ser causa de gozo, sino de tristeza; sin
embargo, a los que han sido ejercitados por medio de ella, les da después fruto apacible de
justicia.”
El propósito de HaShem para enviar las maldiciones, que vienen como consecuencias de la
desobediencia, es corregir la conducta del pueblo.
“entonces os castigaré siete veces por vuestros pecados” – Como hubo siete pecados de
apostasía, hay siete correcciones tormentosas.
26:23 “Y si con estas cosas no os enmendáis ante mí, sino que procedéis con hostilidad contra
mí” – La misma palabra “yasar”, que aparece en el versículo 18 aparece también en este
versículo. Aquí fue traducida en LBLA como “os enmendáis” y en RV como “fuereis corregidos”.
La misma palabra también aparece en el versículo 28. Esto nos enseña que el propósito de
estas maldiciones no es tanto castigar, condenar o rechazar a los desobedientes del pueblo de
HaShem, sino corregirlos para que se vuelvan de sus malos caminos a su Padre celestial y
obedezcan la Torá.
26:24 “entonces yo procederé con hostilidad contra vosotros; y yo mismo os heriré siete veces
por vuestros pecados.” – El Padre celestial va aumentando la severidad de la corrección cada
vez más si el pueblo se obstina a pecar. Esto es un ejemplo para aquellos padres que tienen
hijos rebeldes. Si la rebeldía no es corregida en el hijo, hay que ir aumentando las medidas de
corrección hasta que haya una humillación en el hijo. Cuanto más temprano se haga esto en el
hijo, más fácil es domar su rebeldía. Así como HaShem educa a sus hijos, así nosotros
educamos a nuestros hijos.
26:25a “Y traeré sobre vosotros una espada que ejecutará venganza a causa del pacto” – Todos
estos desastres han venido sobre los hijos de Israel precisamente por causa del pacto que hay.
Ser privilegiado implica también tener una mayor responsabilidad. Del que ha recibido mucho,
más se le demandará, como está escrito en Romanos 2:9-11:
“Habrá tribulación y angustia para toda alma humana que hace lo malo, el judío primeramente y
también el griego; pero gloria y honor y paz para todo el que hace lo bueno, al judío
primeramente, y también al griego. Porque en Elohim no hay acepción de personas.”
26:28 “entonces yo procederé con hostilidad airada contra vosotros, y yo mismo os castigaré
siete veces por vuestros pecados.” – La expresión “siete veces” aparece cuatro veces en este
capítulo. Podríamos multiplicar siete por las cuatro y llegar al resultado 28. Esto nos puede dar
una pista de que el pueblo de Israel, o parte de él, tendría que sufrir el exilio bajo la opresión de
las naciones durante 28 siglos. La primera invasión que trajo la deportación de las dos tribus y
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media, Reuvén, Gad y la media tribu de Menashé, ocurrió en el año 733-732 a.e.c. Fue hecha
por el rey de Asiria Tilgat-Pilneser, cf. 1 Crónicas 5:26. De esto aprendemos que el pueblo de
Israel ha estado sufriendo por causa del exilio durante 28 siglos desde entonces hasta ahora.
26:31 “También dejaré en ruinas vuestras ciudades, desolaré vuestros santuarios y no oleré
vuestros suaves aromas.” – Aquí habla de la destrucción de los dos templos y de todo tipo de
lugares sagrados, sinagogas y casas de estudio. El concepto de la destrucción del templo no
aparece por primera vez en los Profetas, sino aquí en la Torá de Moshé, como una
pequeña semilla, cf. Oseas 8:1; Miqueas 3:12; Isaías 64:10-11; Jeremías 26:18; 30:18; Daniel
9:26. Los profetas no introducen cosas nuevas, sino desarrollan las cosas que ya están en la
Torá de Moshé, algunas de ellas escondidas.
26:33 “A vosotros, sin embargo, os esparciré entre las naciones y desenvainaré la espada en
pos de vosotros, y vuestra tierra será asolada y vuestras ciudades quedarán en ruinas.” – Aquí
es anunciado el exilio del pueblo. El exilio es un resultado de la desobediencia a los
mandamientos, especialmente los mandamientos de los años sabáticos y la idolatría. Si el
judaísmo tradicional hubiera sido aceptable para HaShem entonces el exilio hubiera terminado
hace mucho tiempo.
26:40-41 “Si confiesan su iniquidad y la iniquidad de sus antepasados, por las infidelidades que
cometieron contra mí, y también porque procedieron con hostilidad contra mí (yo también
procedía con hostilidad contra ellos para llevarlos a la tierra de sus enemigos), o si su corazón
incircunciso se humilla, y reconocen sus iniquidades” – Para que haya una restauración total del
pueblo de Israel, es necesario arrepentirse y confesar, no solamente los pecados personales,
sino también los pecados cometidos por los antepasados, como está escrito en Daniel 9:1-19:
“En el año primero de Dareyavesh, hijo de Ahashverosh, descendiente de los medos, que fue
constituido rey sobre el reino de los caldeos, en el año primero de su reinado, yo, Daniel, pude
entender en los libros el número de los años en que, por palabra de HaShem que fue revelada al
profeta Yirmeyahu, debían cumplirse las desolaciones de Yerushalayim: setenta años. Volví mi
rostro a Elohim el Señor para buscarle en oración y súplicas, en ayuno, cilicio y ceniza. Y oré a
HaShem mi Elohim e hice confesión y dije: Ay, Señor, el Elohim grande y temible, que guarda el
pacto y la misericordia para los que le aman y guardan sus mandamientos, hemos pecado,
hemos cometido iniquidad, hemos hecho lo malo, nos hemos rebelado y nos hemos apartado de
tus mandamientos y de tus ordenanzas. No hemos escuchado a tus siervos los profetas que
hablaron en tu nombre a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres y a todo el
pueblo de la tierra. Tuya es la justicia, oh Señor, y nuestra la vergüenza en el rostro, como
sucede hoy a los hombres de Yehudá, a los habitantes de Yerushalayim y a todo Israel, a los
que están cerca y a los que están lejos en todos los países adonde los has echado, a causa de
las infidelidades que cometieron contra ti. Oh HaShem, nuestra es la vergüenza del rostro, y de
nuestros reyes, de nuestros príncipes y de nuestros padres, porque hemos pecado contra ti. Al
Señor nuestro Elohim pertenece la compasión y el perdón, porque nos hemos rebelado contra
El, y no hemos obedecido la voz de HaShem nuestro Elohim para andar en sus enseñanzas,
que El puso delante de nosotros por medio de sus siervos los profetas. Ciertamente todo Israel
ha transgredido tu Torá y se ha apartado, sin querer obedecer tu voz; por eso ha sido
derramada sobre nosotros la maldición y el juramento que está escrito en la Torá de Moshé,
siervo de Elohim, porque hemos pecado contra Él. Y Él ha confirmado las palabras que habló
contra nosotros y contra nuestros jefes que nos gobernaron, trayendo sobre nosotros gran
calamidad, pues nunca se ha hecho debajo del cielo nada como lo que se ha hecho contra
Yerushalayim. Como está escrito en la Torá de Moshé, toda esta calamidad ha venido sobre
nosotros, pero no hemos buscado el favor de HaShem nuestro Elohim, apartándonos de nuestra
iniquidad y prestando atención a tu verdad. Por tanto, HaShem ha estado guardando esta
calamidad y la ha traído sobre nosotros; porque HaShem nuestro Elohim es justo en todas las
obras que ha hecho, pero nosotros no hemos obedecido su voz. Y ahora, Señor Elohim nuestro,
que sacaste a tu pueblo de la tierra de Egipto con mano poderosa, y te has hecho un nombre,
como hoy se ve, hemos pecado, hemos sido malos. Oh Señor, conforme a todos tus actos de
justicia, apártese ahora tu ira y tu furor de tu ciudad, Yerushalayim, tu santo monte; porque a
causa de nuestros pecados y de las iniquidades de nuestros padres, Yerushalayim y tu pueblo
son el oprobio de todos los que nos rodean. Y ahora, Elohim nuestro, escucha la oración de tu
siervo y sus súplicas, y haz resplandecer tu rostro sobre tu santuario desolado, por amor de ti
mismo, oh Señor. Inclina tu oído, Elohim mío, y escucha. Abre tus ojos y mira nuestras
desolaciones y la ciudad sobre la cual se invoca tu nombre; pues no es por nuestros propios
méritos que presentamos nuestras súplicas delante de ti, sino por tu gran compasión. ¡Oh
Señor, escucha! ¡Señor, perdona! ¡Señor, atiende y actúa! ¡No tardes, por amor de ti mismo,
Elohim mío! Porque tu nombre se invoca sobre tu ciudad y sobre tu pueblo.”
El profeta Daniel había leído en el libro del profeta Yirmeyahu que el exilio babilónico tenía que
durar 70 años. Por eso se aferró a esta promesa de Levítico 26:40-45 y confesó sus propios
pecados y los de sus padres y su pueblo. Lo mismo hizo Nejemyá, según está escrito en
Nehemías 1:5-6:
“Y dije: Te ruego, oh HaShem, Elohim del cielo, el grande y temible Elohim, que guarda el pacto
y la misericordia para con aquellos que le aman y guardan sus mandamientos, que estén
atentos tus oídos y abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo, que yo hago ahora delante
de ti día y noche por los hijos de Israel tus siervos, confesando los pecados que los hijos de
Israel hemos cometido contra ti; sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado.”
Si los hombres justos de esa generación, que pudieron generar el regreso y la restauración del
10% de los judíos del exilio babilónico, necesitaban hacer este tipo de confesiones, ¿cuánto más
necesitamos confesar nuestros pecados y los pecados de nuestros padres en esta última
generación para que venga la redención que finalmente hará que todos los hijos de Israel
vuelvan a la tierra de nuestros padres?
“o si su corazón incircunciso se humilla, y reconocen sus iniquidades” – Por primera vez aparece
aquí el concepto de un corazón incircunciso. El contexto nos muestra que un corazón
incircunciso es un corazón de una persona que no está viviendo en el pacto en obediencia.
También indica que es un corazón altivo que no se ha humillado. La incircuncisióntambién
implica insensibilidad a los impulsos divinos para no poder devolver el amor recibido. Además
aprendemos que un corazón incircunciso es uno que no quiere obedecer la Torá. Un corazón
circunciso por lo tanto es un corazón de una persona que vive en el pacto en obediencia, es un
corazón humilde que se somete, es un corazón sensible a los impulsos que vienen del Espíritu y
devuelve el amor recibido y es un corazón dispuesto a obedecer la Torá.
26:42 “entonces yo me acordaré de mi pacto con Yaakov, me acordaré también de mi pacto con
Yitsjak y de mi pacto con Avraham, y me acordaré de la tierra.” – El pacto con los tres patriarcas
es la base para que HaShem actúe con sus descendientes.
26:44 “Sin embargo, a pesar de esto, cuando estén en la tierra de sus enemigos no los
desecharé ni los aborreceré tanto como para destruirlos, quebrantando mi pacto con ellos,
porque yo soy HaShem su Elohim” – Aquí vemos que el pacto que ha sido hecho con los padres
no puede ser quebrantado por HaShem por muy desobedientes que sean los hijos de Israel.
Aunque muchos de ellos hayan quebrantado su pacto, Él ha sido fiel y no quebrantará el pacto.
26:45 “sino que por ellos me acordaré del pacto con sus antepasados, que yo saqué de la tierra
de Egipto a la vista de las naciones, para ser su Elohim. Yo soy HaShem.” – Cuando los hijos de
Israel están en las tierras de sus enemigos HaShem promete acordarse del pacto que fue hecho
con sus antepasados cuando salieron de Egipto.
Este texto nos enseña que todas estas calamidades tenían que venir sobre los hijos de Israel
por causa de su desobediencia a los mandamientos. Estas fueron las condiciones y
consecuencias estipuladas en el contrato entre HaShem y el pueblo. Pero el contrato no termina
allí. Hay una cláusula que habla de restauración después de todas las correcciones. Esta
cláusula es también parte de las promesas del pacto. HaShem ha cumplido su parte del pacto
en expulsar a los hijos de Israel de la tierra por su desobediencia, y Él cumplirá también su parte
del pacto que dice que los va a restaurar de nuevo. En Deuteronomio 30 hay más detalles de
cómo será esta restauración, como está escrito en los versículos 1-10:
“Y sucederá que cuando todas estas cosas hayan venido sobre ti, la bendición y la maldición
que he puesto delante de ti, y tú las recuerdes en todas las naciones adonde HaShem tu Elohim
te haya desterrado, y vuelvas a HaShem tu Elohim, tú y tus hijos, y le obedezcas con todo tu
corazón y con toda tu alma conforme a todo lo que yo te ordeno hoy, entonces HaShem tu
Elohim te hará volver de tu cautividad, y tendrá compasión de ti y te recogerá de nuevo de entre
todos los pueblos adonde HaShem tu Elohim te haya dispersado. Si tus desterrados están en
los confines de la tierra, de allí HaShem tu Elohim te recogerá y de allí te hará volver. Y HaShem
tu Elohim te llevará a la tierra que tus padres poseyeron, y tú la poseerás; y Él te prosperará y te
multiplicará más que a tus padres. Además, HaShem tu Elohim circuncidará tu corazón y el
corazón de tus descendientes, para que ames a HaShem tu Elohim con todo tu corazón y con
toda tu alma, a fin de que vivas. HaShem tu Elohim pondrá todas estas maldiciones sobre los
enemigos y sobre los aborrecedores que te persiguieron. Y tú volverás a escuchar la voz de
HaShem, y guardarás todos sus mandamientos que yo te ordeno hoy. Entonces HaShem tu
Elohim te hará prosperar abundantemente en toda la obra de tu mano, en el fruto de tu vientre,
en el fruto de tu ganado y en el producto de tu tierra, pues HaShem de nuevo se deleitará en ti
para bien, tal como se deleitó en tus padres, si obedeces a la voz de HaShem tu Elohim,
guardando sus mandamientos y sus estatutos que están escritos en este libro de la ley, y si te
vuelves a HaShem tu Elohim con todo tu corazón y con toda tu alma.”
Si HaShem cumplió la primera parte del pacto ¿quebrantará la última parte de él? ¡De ninguna
manera!
Así que, los que enseñan que el pacto entre HaShem e Israel haya sido abolido o pasado a la
historia o sustituido por el nuevo pacto en la sangre de Yeshúa, no conocen la fidelidad de Aquel
que promete y cumple. Él ha cumplido todo lo que ha prometido hasta ahora, y cumplirá el resto
también. ¡Amén ve-amén!
Si los hijos de Israel recibieron estas maldiciones por tener una actitud de desprecio contra los
mandamientos de la Torá de Moshé, ¿cómo creen los que reclaman las bendiciones de las
Escrituras en el nombre del Mesías que van a ser bendecidos si siguen con su actitud de
desprecio contra los 613 mandamientos? ¡No hay bendición sin obediencia a los mandamientos!
El Mesías no vino para liberarnos de la Torá, sino de la maldición de la Torá, como está escrito
en Gálatas 3:13:
“El Mesías nos redimió de la maldición de la Torá, habiéndose hecho maldición por nosotros
(porque escrito está: maldito todo el que cuelga de un madero)”
La maldición de la Torá es la que cae sobre cada persona que desobedece los mandamientos
de la Torá. Para que el Mesías pudiera liberar al hombre de la maldición que está dictada en la
Torá sobre los que son desobedientes, él tenía que tomar nuestra maldición que nos
correspondía por causa de nuestra desobediencia. Pero la cosa no termina allí. Para que la
bendición pudiera venir sobre nosotros era necesario cambiar nuestro corazón para que fuera
obediente a los mandamientos. Y así, cuando nos arrepentimos de la desobediencia somos
liberados de las maldiciones de la Torá y podremos recibir las bendiciones de la Torá por medio
de nuestra obediencia que el Mesías ha generado en nuestro interior, como está escrito en
Romanos 1:5:
“por medio de quien hemos recibido la gracia y el apostolado para promover la obediencia a la
fe (bíblica, hebrea, judía), entre todos los gentiles, por amor a su nombre”
“Además, os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros; quitaré de
vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. Pondré dentro de vosotros mi
espíritu y haré que andéis en mis estatutos, y que cumpláis cuidadosamente mis
ordenanzas.”
27:2 “Habla a los hijos de Israel y diles: "Cuando un hombre pronuncia un voto sobre una
evaluación de almas a HaShem.” – Después del capítulo largo que habla de todas las
calamidades que sobrevendrán sobre los hijos de Israel por causa del desprecio contra los
mandamientos ahora vienen unas instrucciones sobre votos. Cuando los hijos de Israel estén en
situaciones de mucha angustia, varios de ellos querrán hacer votos de entrega a HaShem. Es
más fácil ser devoto al Eterno estando en problemas que cuando las cosas van bien. El hombre
tiende a olvidarse de HaShem cuando su estómago está lleno. Pero cuando está enfermo y
pobre clama al cielo y hace promesas. Este capítulo regula ciertos tipos de promesas que una
persona pueda hacer en ciertos momentos de su vida, desde votos para entregar dinero que
representa el valor de una persona, hasta votos para entregar casas.
En lugar de entregar el alma, que es inmaterial, se puede entregar un dinero, que representa el
valor de esa alma. Pero, como hemos dicho anteriormente, el valor del alma de una persona es
demasiado alto para poder ser redimida para que nunca vea la muerte, cf. Salmo 49:7-8. Por lo
tanto, aquí se trata de un precio simbólico que la Torá pone sobre el alma de una persona. Si
alguien quiere donar su vida al templo, podrá hacerlo representativamente en forma de dinero.
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Un Midrash dice: “Si donaras el valor de una persona, lo consideraré como si la hubieras
sacrificado”.
27:3-4 “Si tu valuación es de varón de veinte hasta sesenta años, entonces tu valuación será de
cincuenta siclos de plata, según el siclo del santuario. O si es de una mujer, tu valuación será de
treinta siclos.” – El valor que aquí es presentado no tiene que ver con el precio de una persona
si se hubiera presentado en la venta de esclavos, sino con un precio fijo que estipula la Torá
según el sexo y la edad. Tampoco se debe entender como si ciertas personas tuvieran más
valor que otras, o como si el hombre tuviera más valor que la mujer, porque todos tienen el
mismo valor delante de HaShem.
Para que una persona pueda dar dinero en representación de su alma, tendrá que hacerlo
según su capacidad para producir bienes materiales. Los que tienen más fuerzas físicas tienen
más posibilidad de producir riquezas por medio de su trabajo físico. Así que el varón que tiene
entre 20 y 60 años tiene que pagar más que cualquier otro, porque en esa edad tiene su máxima
capacidad para producir dinero mediante su trabajo físico. Una mujer con la misma edad
normalmente no tiene la misma capacidad física, y por lo tanto la Torá no exige tanto de ella,
para que no se sienta inferior al hombre si no puede llegar al mismo nivel de producción. La
Torá acepta las ofrendas según la capacidad de cada uno, como está escrito en 2 Corintios
8:12:
“Porque si hay buena voluntad, se acepta según lo que se tiene, no según lo que no se tiene.”
Este texto también nos enseña que en cuanto a la evaluación del alma, el pobre no es visto
como inferior al rico, sino todos los que tienen cierta edad y sexo están evaluados por igual. Sin
embargo, si alguien es pobre y desea entregar un dinero conforme a la evaluación de su alma,
puede hacerlo con menos dinero, según el sacerdote lo estipule, y en ese caso le es contado
delante de HaShem como si hubiera puesto todo el precio, cf. v. 8.
[5]
Según Rambam, todo el dinero donado a HaShem en concepto de valores de las personas,
fue utilizado para las reparaciones del templo.
27:5 “Si es una persona de cinco hasta veinte años, entonces tu valuación será de veinte siclos
para un varón y de diez siclos para una mujer.” – Un niño de cinco años no puede pronunciar un
voto para pagar dinero en el templo según la valuación de su alma. Esta valuación es para un
adulto que desea dar dinero por el alma de un niño o de una niña que son menores de edad. Lo
mismo sucede con los niños de un mes hasta cinco años.
Si una alma puede ser sustituida con dinero Yiftaj hubiera podido dar dinero en lugar de su hija,
cuando se equivocó al hacer una promesa errónea delante de HaShem, cf. Jueces 11. Por no
conocer bien la Torá destruyó una vida humana en vano. Los sabios discuten si él debiese
haber sido obligado o no a entregar el valor equivalente a su hija. Como hizo una promesa
contraria a la Torá, podía considerarse nula sin que se requiera el pago del valor de ella.
27:12 “y el sacerdote lo valuará como bueno o como malo; como tú, el sacerdote, lo valúes, así
será.” – Este texto nos enseña que el libro de Vayikrá, Levítico, fue escrito, en primer lugar, a los
sacerdotes. Por esto, este libro ha recibido también el nombre de “Torat Kohanim”, “la Torá de
los sacerdotes”.
27:21 “y cuando quede libre en el jubileo, el campo será consagrado a HaShem, como campo
dedicado; será para el sacerdote como posesión suya.” – Las cosas consagradas a HaShem
son entregadas al templo o a los sacerdotes.
27:28 “Sin embargo, cualquier cosa dedicada que alguno separe para HaShem de lo que posee,
sea hombre o animal, o campos de su propiedad, no se venderá ni redimirá. Toda cosa
dedicada es santísima a HaShem.” – HaShem valora muchísimo las cosas y las personas que le
son dedicadas si vienen de un corazón devoto. Por esto son elevadas al nivel más alto de
santidad y sólo pueden ser utilizadas por los sacerdotes, cf. 1 Samuel 1:24-28.
27:30 “Todo el diezmo de la tierra, de la semilla de la tierra o del fruto del árbol, es de HaShem;
es cosa consagrada a HaShem.” – Esta es la primera vez que se menciona la entrega del
diezmo como un mandamiento directo. Sin embargo, el diezmo es un principio que viene desde
el inicio de la creación, cuando el hombre no podía comer de todos los árboles que trabajaba.
Parte del trabajo no se come, sino se entrega a HaShem. Este texto nos muestra que el diezmo
realmente es de HaShem. No es que el hombre entregue el diezmo como una ofrenda, sino
simplemente le da a HaShem lo que es suyo. Este texto nos enseña que el diezmo de todo el
producto de la tierra pertenece a HaShem. Esto no significa que hay que dar el diezmo de todo
lo que hay en el campo, sino de todo lo que el dueño coseche de su campo o de sus árboles. El
diezmo se da de lo que uno trae al almacén de su casa.
27:32 “Todo diezmo del ganado o del rebaño, o sea, de todo lo que pasa debajo del cayado, la
décima cabeza será cosa consagrada a HaShem.” – El diezmo también se entrega de los
animales. El diezmo de los animales es apartado una vez al año para ser llevado a
Yerushalayim y ser ofrecido en el altar. Sólo se entrega la sangre y las partes designadas para
el sacrificio pero la carne es comida por el dueño y su familia.
Estas dos áreas, el fruto de la tierra y el aumento de los animales, representan todo el trabajo
productivo del hombre. Por lo tanto el hombre debe dar el diezmo a HaShem de todo lo que
gana, como está escrito en Lucas 18:12b:
“¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas!, porque pagáis el diezmo de la menta, del
eneldo y del comino, y habéis descuidado los preceptos de más peso de la Torá: la justicia, la
misericordia y la fidelidad; y éstas son las cosas que debíais haber hecho, sin descuidar
aquéllas.”
El Mesías está enseñando que uno debe dar el diezmo incluso de las hortalizas de poca
producción.
350. Precepto de que un individuo que hizo un voto de consagrar la evaluación de su persona
debe entregar el monto de esa avaluación, Levítico 27:2.
351. Prohibición de intercambiar animales destinados para una ofrenda, Levítico 27:10.
352. Precepto de que si se intercambian los animales para ofrenda, los dos animales
quedarán consagrados, Levítico 27:10.
353. Precepto de que el individuo que hizo un voto de consagrar la evaluación de un animal
entregue el monto que el kohén determine, Levítico 27:11-12.
354. Precepto de que el individuo que hizo un voto de consagrar la evaluación de una casa
entregue el monto que le kohén determine más un quinto, si es que desea redimirla, Levítico
27:14.
355. Precepto de que el individuo que hizo un voto de consagrar la evaluación de un campo
entregue el monto que el kohén determine, Levítico 27:16.
356. Prohibición de intercambiar animales consagrados de una ofrenda a otra, Levítico 27:26.
357. Precepto de que algo declarado como jérem (propiedad vedada) debe ser entregado al
kohén, Levítico 27:28.
358. Prohibición de vender una tierra declarada como jérem, sino que debe ser entregada al
kohén, Levítico 27:28.
359. Prohibición de redimir una tierra declarada como jérem, Levítico 27:28.
360. Precepto de dar cada año el diezmo de animales domésticos permitidos, Levítico 27:32.
361. Prohibición de vender el diezmo de animales domésticos permitidos, sino que debe ser
comido en Yerushalayim, Levítico 27:33.