1 La Ciudad en Sus Tres Dimensiones
1 La Ciudad en Sus Tres Dimensiones
1 La Ciudad en Sus Tres Dimensiones
2. La ciudad del pasado como presente. La ciudad clásica y la ciudad moderna. ..... 9
3. La ciudad futura como presente. El reto de hacer ciudad a tres dimensiones. .... 14
Otra cosa es que en nuestro imaginario cada uno tenga una visión aparentemente
unívoca de ciudad. Aunque menos de lo que parece. Se identifica ciudad con una
realidad histórica, física y simbólica – que generalmente coincide con el centro y
algunos barrios que lo circundan. Y también con una realidad político-
administrativa, el municipio. Ambos pueden coincidir, más o menos, pero están
siempre corregidos por la subjetividad de cada persona. Además actualmente la
realidad funcional del territorio y los trayectos de sus habitantes son
intermunicipales y los límites territoriales físicos y simbólicos de las poblaciones de
la aglomeración se confunden. Una parte de la ciudad, barrios marginales o zonas
no residenciales, no son percibidos, no son “vistos” ni reconocidos como ciudad.
Para los habitantes de ciudades-municipios en la periferia de la ciudad “histórica-
simbólica” los lugares de centralidad y de identificación suelen estar situados en
esta ciudad inmediata.
1
En esta sección se hace referencia a Monnet, J. (2000), Le Bris (1996), Gottman, J. (1961),
Mongin, O. (1995), Choay, F. (1994) y Jacobs, J. (1961- 1967) y una referencia-homenaje a
George , P. (1952)(1961)
1
es el ámbito del autogobierno local y en el que se manifiesta casi siempre un
sentimiento colectivo de pertenencia o de identidad. Prueba de ello son las
reacciones que se suscitan cuando se plantea integrar un municipio en otro mayor,
aunque no exista solución de continuidad entre ellos. Y podemos denominar
ciudad “ideal” (en el sentido de subjetiva, pensada e interiorizada como
comunidad, no en el sentido de modelo deseado o perfecto) a la de nuestro
imaginario. Es la ciudad que nos transmite la historia y la cultura, la ciudad de la
memoria y de la identidad, que no siempre coincide con las anteriores y tampoco
es la misma para todos, menos aun cuando las poblaciones urbanas son cada vez
más diversas por su origen y por su forma de vivir la ciudad. Tres ciudades en
una: oficial, real e ideal.
Y en esta ciudad, o mejor dicho en cada una de ellas, conviven tres tipos de
ciudadanos. Los que residen, es decir que por lo menos duermen en ella, pagan
impuestos y votan. Los que trabajan o estudian, es decir la usan cotidianamente o
de manera muy intensa y regular. Y los usuarios intermitentes o eventuales, los
que acuden para consumir, para acceder a determinados servicios, para asistir a
un congreso o a una feria, o a un espectáculo, los que van por ocio o por negocio,
que pueden representar tanto una población flotante previsible, estacional o
periódica a lo largo del año como en otras ocasiones resultar esporádica o
aleatoria. Un ejemplo sería la que procede del Turismo, que depende de factores
cambiantes e incontrolables como los cambios climáticos, la imagen de seguridad,
la aparición de nuevas ofertas 2.
2
Martinotti, Guido (1993) propone 4 poblaciones urbanas (habitantes, pendularios, usuarios y
visitantes) y tres actividades (residir, trabajar, consumir).
2
de recolección y agregación de la información. Una parte importante de las
actividades interdependientes, de la movilidad de las personas, de la organización
de los servicios y de las empresas, de las relaciones sociales y de la percepción
simbólica, corresponden al territorio municipal. La ciudad municipio principal es
“centro” de la ciudad real o metropolitana. Y para los habitantes de los otros
municipios metropolitanos su ciudad es también centro, el más inmediato. La
segunda dimensión, la ciudad real o metropolitana, es una realidad física y
funcional3. Actualmente los servicios públicos tienden a consolidar la aglomeración
urbana y a darle carácter oficial mediante nuevos entes políticos que se
superponen a los municipios y a veces alcanzan mayor protagonismo que éstos
(Londres, Toronto). Incluso se implementan reformas territoriales que generalizan
administrativamente los territorios supramunicipales como en la reciente
4
legislación británica, francesa e italiana.
Hay una tercera escala territorial que va más allá de la vieja ciudad metropolitana,
de la ciudad y sus periferias. Es la región urbana, la ciudad de ciudades, un
sistema con vocación de construir una fuerte articulación en el marco del cual se
puede dar una movilidad cotidiana significativa. Un territorio discontinuo
territorialmente, con zonas de alta densidad y otras dispersas, con centralidades
3
Ver box sobre ciudades metropolitanas y gobernabilidad
4
Ver box de las aglomeraciones francesas, box sobre las regiones urbanas inglesas y box sobre
las politicas de decentralización administrativa en Italia.
3
diversas 5. En unos casos existe una centralidad indiscutible de la gran ciudad, es
el caso de Barcelona en Cataluña, mientras que la enorme fuerza de Madrid 6 en
su región la aproxima más al modelo de aglomeración, de megaciudad, por lo
menos tendencialmente. Paris es ambas cosas a la vez, gran ciudad con su centro
y su periferia, formada por los cuatro departamentos que la rodean y la gran
región, La Ile de France, que incluye además otros cuatro departamentos. En otros
casos el sistema es más equilibrado, sin que ello sea un juicio de valor, como
pueden ser los triángulos de Asturias (Oviedo, Gijón, Avilés) o del País Vasco
(Bilbao-San Sebastián-Vitoria) o el eje urbano gallego (de Vigo a El Ferrol, con
Pontevedra, Santiago y A Coruña). En Europa el Ramstad holandés, el Rhin-Rhur
alemán o la “terza Italia” del centro de la península son ejemplos muy visibles de
esta escala urbana que se ha desarrollado en la segunda mitad del siglo XX.
5
Ver box sobre áreas metropolitanas españolas
6
box sobre los ámbitos comparativos Barcelona-Madrid
4
Esta tercera dimensión del territorio urbano no es un dato obvio, no hay una
delimitación clara, es casi siempre de geometría variable, aunque las políticas y
los mecanismos de cooperación deban delimitar territorios precisos en cada caso.
Nos referimos al territorio como objetivo estratégico, como “proyecto”. Es un
territorio que cuenta con “promotores”, agentes públicos y privados, más o menos
concertados, de ámbito de ciudad o de región. En algunos casos puede
explicitarse con un plan, una cooperación por programas, un lobby para
determinados proyectos, una coordinación de actividades o servicios. En otros es
simplemente la expresión territorial de procesos económico-sociales en los que
intervienen múltiples actores. El caso más simple es la región urbana o
metropolitana resultante de la expresión de la ciudad metropolitana y de fusión de
su segunda corona con ciudades con historia y centralidad propias. Entonces se
produce una articulación de centralidades que constituyen una red densa,
polarizada por una gran ciudad o, en algunos casos por centros medio. En otros
casos se sitúa a una escala superior, por encima de las áreas metropolitanas y de
las ciudades-región, apareciendo las megaciudades y grandes regiones urbanas,
que empiezan a estructurarse o por lo menos a definir proyectos comunes. Son las
macro-regiones estratégicas y los “ejes” o “arcos” , que en el caso de Europa son,
además, casi siempre transfronterizos 7. Las regiones urbanas pueden encontrar
su marco político en los entes intermedios (provincia o departamento) o, más
probablemente, en las “regiones” políticas. Las megalópolis o macro regiones
requieren un mínimo de planificación o coordinación de grandes proyectos y
servicios, pero no une estructuras políticamente.
La primera vez que se utilizó el nombre de “megalópolis” fue a finales de los años
50 para referirse al fenómeno urbano del noreste de los Estados Unidos, de
Boston a Washington, con centro en New York, un eje de más de 1000 km. con 40
7
ver box sobre el sistema urbano europeo y también box sobre ciudades transfronterizas en el
capitulo 7.
5
millones de habitantes 8 . La megalópolis era un concepto distinto al de área
metropolitana, pues definía una realidad distinta, de mayor escala y excepcional,
en tanto que el concepto de área metropolitana se generalizaba en la misma
época y se aplicaba a múltiples situaciones.
8
Gottman, J. (1961)
9
Ver Box sobre Tokyo
6
Conclusión
7
Y la tercera es la nueva ciudad que se forja hoy ante nuestros ojos, de difícil
percepción por sus límites difusos y variables, que engloba a
l ciudad grande o
conurbación preexistente y un conjunto de núcleos de todos los tamaños y
edades, así como zonas rurales o espacios naturales. Es la ciudad que aun no
entendemos, es el principal desafío urbano 10.
10
Ascher, F. (2001a)
8
2. La ciudad del pasado como presente. La ciudad clásica y la ciudad
moderna.
La ciudad “histórica” existe, y a fuerza de ser exactos hay que considerar, y por lo
tanto catalogar, como ciudad histórica el conjunto de la ciudad heredada, tanto la
ciudad medieval o romana como la ciudad barroca (o colonial en América Latina),
tanto la ciudad de los ensanches y avenidas del siglo XIX como la de los barrios
obreros y de las fábricas del XIX y XX. Tanta memoria histórica poseen los
monumentos civiles o religiosos como los barrios populares, las estaciones de
ferrocarril o los puertos, o como los edificios centrales emblemáticos firmados por
arquitectos renombrados. Otra cosa es dilucidar qué se puede o se debe
conservar, renovar, reconvertir para un nuevo uso o directamente derribar para
fabricar un nuevo espacio urbano.
Esta ciudad presente, pero que nos viene del pasado, es reducible principalmente
a dos modelos: el “clásico” y el “moderno”.
9
La ciudad “clásica”, renacentista, barroca, que incluye y transforma la ciudad
medieval es la ciudad monumental, de los grandes edificios que dan identidad a la
comunidad urbana. La ciudad del mercado y de la plaza, del ocio y del encuentro.
Es la ciudad de la densidad y de la mezcla de usos y de poblaciones (por lo
menos en el pasado), el espacio público está siempre presente, el estar o el andar
en la ciudad es el uso habitual. También es la ciudad del poder, religioso y político-
militar, los grandes edificios-fortaleza caen sobre el espacio público, el capitalismo
mercantil (preindustrial) hizo del intercambio el fundamento de la vida urbana. Esta
ciudad fue civitas o polis, lugar de ciudadanía y lugar de poder. Aunque unos
fueran más ciudadanos que otros, ya que hasta llegar al siglo XX la democracia
fue, de iure o de facto censitaria, según la propiedad, el nivel de educación y el rol
patriarcal. Y en nuestra época los fenómenos migratorios han renovado formas de
democracia censitaria.
La otra ciudad del pasado que hereda la ciudad actual es la ciudad “moderna”, de
la revolución industrial y de las nuevas infraestructuras ferroviarias y portuarias.
De los ensanches y de las “nuevas” centralidades decimonónicas. También de los
barrios obreros, algunos herederos a su vez de los suburbios de la ciudad
medieval o clásica, otros de la reconversión de pueblos agrícolas vecinos de la
10
urbe comercial y administrativa, otros subproducto de la implantación de las
industrias. Y también de la marginalidad y de la autoconstrucción, de “Las hordas”
(Blasco Ibáñez), de las “clases peligrosas” (Chevallier), que atemorizaba a los
burgueses de La educación sentimental (Flaubert) y atraía a los aristócratas
decadentes de Vida Privada (Sagarra), la ciudad que pierde su nombre (Candel),
de las barracas contemporáneas del desarrollo de los ensanches (Bohigas). Esta
“otra ciudad”, pobre y marginal, que hoy asociamos más con el mundo
latinoamericano estaba muy presente hasta hace pocas décadas en las ciudades
europeas, y aun no ha desaparecido, el “cuarto mundo urbano”, más o menos
escondido está en los centros degradados, en las periferias no renovadas y en los
intersticios de la ciudad o región metropolitana.
Es sobre todo la ciudad que se expandió hacia las periferias, que colonizó las
zonas rurales de los bordes y que incorporó funcionalmente, en muchos casos
también administrativamente, a los municipios del entorno. Los nuevos medios de
comunicación, basados en el vapor y en la electricidad (tren, tranvía, metro)
hicieron posible la expansión de la ciudad metropolitana. Esta ciudad llega a
nuestros días con multitud de problemas no resueltos, con deudas sociales
pendientes, con barrios y municipios periféricos que no tuvieron nunca centralidad
y que el tiempo ha deteriorado. Periferias afectadas por obsoletas y nuevas
infraestructuras viarias, ferroviarias, portuarias o aeroportuarias y por la crisis de la
vieja industria. Territorios mal conectados entre sí, en los que en el “mejor” de los
casos la autoconstrucción fue sustituida por conjuntos residenciales públicos o
11
“sociales”, de espacios públicos y equipamientos pobres y de una homogeneidad
social que genera en muchos casos un círculo vicioso que hace la exclusión más
fuerte que la cohesión comunitaria 11 . Son áreas que hoy sufren una acentuación
del proceso marginalizador cuando se convierten en el refugio de una gran
concentración de nuevos inmigrantes, sin papeles, sin trabajo estable, sin
integración cultural, en muchos casos sin aceptación social.
Estas áreas del desarrollo metropolitano, con sus tramas urbanas pobres y
fragmentadas expresadas por la miseria del espacio público y la mala calidad de
los conjuntos de vivienda, han tenido históricamente gobiernos municipales
débiles por la falta de recursos propios y por el escaso capital social e intelectual.
A lo cual se ha añadido el coste que han pagado a la expansión de la ciudad
central, que ha ido enviando a las “afueras” lo no deseado de instalaciones
logísticas, actividades molestas y colectivos sociales de bajos ingresos y en
ciertos casos problemáticos. 12
Esta ciudad nos plantea por lo tanto un doble desafío que, en términos de la
sociología propia de la sociedad industrial, podríamos simplificar en el que
representa por una parte la ciudad “burguesa” cuya calidad y funcionalidad está
amenazada por la congestión y la especialización terciaria. Y por otra
encontramos el desafío de la ciudad “proletaria” cuya composición social está
cada vez más caracterizada por la presencia de las clases medias urbanas que
demandan que se haga ciudad de “calidad “, es decir dotada no solo de áreas de
vivienda de standing ciudadano, con espacios públicos, equipamientos y servicios
básicos adecuados sino también con elementos de centralidad, de
monumentalidad, con actividades y servicios atractivos para el conjunto de la
ciudad metropolitana, que le proporcionen visibilidad en la misma.
11
Ver box sobre la exclusión en las ciudades europeas en el capitulo 6
12
Ver box sobre el caso de “ La Mina” en el capitulo 6 .
12
Los desafíos que plantean los dos modelos históricos de ciudad, la “clásica” o
histórica y la “moderna” o metropolitana, han sido el marco de las respuestas que
ha dado la cultura urbana de la segunda mitad del siglo XX. Con independencia de
las políticas urbanas llevadas a cabo hay que reconocer que las respuestas
existen, que sabemos como hay que tratar ambos modelos según los objetivos
que se consideren deseables. El ejemplo del urbanismo de las ciudades
españolas ofrece una síntesis de los principales conceptos e instrumentos que se
pueden utilizar con éxito para responder a estos desafíos. 13
Pero hay una tercera ciudad que se configura ante nuestros ojos, compuesta por
la movilidad que se da en los actuales territorios urbanos, la diversidad de
espacios articulados y las temporalidades urbanas coexistentes. La ciudad de la
llamada “sociedad de la información” plantea nuevos desafíos para los cuales las
respuestas son mucho más imprecisas y contradictorias. Y hay que reconocer que
para esta tercera dimensión las respuestas, modestas o arrogantes, son por ahora
muy insuficientes.
13
Ver box sobre “Proyecto Urbano” en el capítulo 3
13
3. La ciudad futura como presente. El reto de hacer ciudad a tres
dimensiones.
14
Sassen, S. (2001c)
14
Y sin embargo la ciudad de la “sociedad de la información” existe, no es una
utopía, ni una e-topia (según el sobre-valorado libro de Mitchell) y desarrolla una
nueva lógica de producción con su reflejo en las sociedades y sus espacio
urbanos 15. No es una ciudad virtual, aunque posea elementos de ello, ni se
confunde obviamente con la ciudad metropolitana, aunque en parte se superponga
a ella. Esta ciudad futura que se construye hoy se desarrolla mediante dialécticas
urbanas contrapuestas con algunos elementos comunes como son:
15
Ver Castells, M. (1995)(1998-2000); Soja, E.(1996) (2000); Mitchell, W. (2001); Veltz, P. (1996);
May, N. (1998); Pascual, J.M.(2002); Borja, J. y Castells, M. (1997) y Borja, J. y Muxì, Z. (2001)
15
d) Nuevas fracturas y desigualdades sociales se añaden a las existentes. Los
colectivos sociales excluidos territorialmente debido a la fragmentación y a la
privatización de los espacios urbanos y a la desigualdad ante la movilidad. La
fractura “digital” entre las áreas bien conectadas telemáticamente (cable
especialmente) y entre los sectores sociales que disponen de los medios para
usar las actuales “tics”, tecnologías de información y comunicación y el resto. Los
caídos de la vieja economía o los “out” respecto a las nuevas demandas del
mercado. La exclusión de las poblaciones atraídas por el auge de las regiones
urbanas “globalizadas” y que sufren múltiples discriminaciones (el efecto “llamada”
no es producto de una legislación más o menos permisiva sino de la atracción de
los niveles de vida o de consumo que los medios de comunicación o la movilidad
de las poblaciones difunden.
e) Las nuevas políticas urbanas que hay que inventar. Hacer ciudad en esta
tercera dimensión, es hoy un reto comparable a lo que fue el plantear la ciudad
renacentista como expansión de los burgos medievales o el salto a la ciudad
industrial y metropolitana respecto a la anterior. Se ha podido calificar este salto
de “revolución urbana” 16.
Es un salto de escala que exige modelos nuevos, aunque en esta fase, como
ocurre siempre en el inicio de un periodo de cambio se tienden a reproducir, a
reutilizar o adaptar los viejos modelos, sean los de la ciudad densa o los de la
ciudad jardín, los del zoning o los del hábitat rural, los rascacielos en el campo o
los viejos núcleos renovados. En el siguiente capítulo expondremos los modos y
los modelos de intervención sobre los espacios urbanos actuales.
16
Ver Ascher, F.(2001b) y otros autores ya citados como, Veltz, Sassen y Castells.
16
previamente debemos saber como es la sociedad urbana, que nuevos
comportamientos se dan en la relación población-territorio para construir las
respuestas adecuadas, que pueden apoyarse en unos comportamientos o
aspiraciones de la colectividad y contrariar otros, pero tenerlos en cuenta todos17.
Hacer ciudad en esta tercera dimensión urbana es seguramente el reto más difícil
y novedoso pero no implica dejar en segundo término las otras dos dimensiones.
Los problemas heredados y no resueltos hay que abordarlos, por razones de
justicia social y de funcionamiento del sistema urbano. Pero además en estas
ciudades, la clásica y la industrial, se dan procesos de cambio que son también
importantes oportunidades urbanas para el conjunto del sistema urbano regional.
La cultura del proyecto urbano hoy no es el hacer productos urbanos, que son
meras piezas desarticuladas, sino elementos de ciudad que construyen un puzzle
significante.
17
Ver box sobre Utopia Urbana.
17
4. Urbanización y sociedad urbana hoy
La literatura urbana actual, por lo menos la más crítica, coincide en tres líneas de
análisis respecto a la llamada “nueva revolución urbana”: la fragmentación
espacial, la desestructuración social y el debilitamiento del rol del Estado. Más
adelante se tratarán más ampliamente estos temas. Solamente ahora queremos
salir al paso de algunas simplificaciones, que tanto proceden del lado de la cultura
crítica como de los análisis “surfistas”, es decir de las visiones unilaterales que
solo ven la dinámica más aparente y preconizan que hay que montarse en ella, en
este caso la del mercado capitalista.
En primer lugar no hay una ciudad “emergente”, difusa y discontinua como única
realidad. Sí que hay una tendencia a la fragmentación del territorio, con zonas muy
articuladas y otras marginadas, con áreas densas y polivalentes y otras de baja
densidad y alta homogeneidad, con lugares fuertes y otros débiles. Es decir la
ciudad-región urbana es muy compleja y está sometida, como ya se dijo, a
dinámicas contradictorias. La revalorización de la ciudad “densa”, del ambiente
urbano, de la mixtura social y funcional, de la interculturalidad...es la otra cara de
la ciudad dispersa y segmentada.
Tampoco vale la confusión entre las muy reales dinámicas de segregación social
en el espacio, de desestructuración de relaciones sociales construidas en la
18
ciudad moderna con la tesis de la inevitable dualización de la ciudad del siglo 21.
En las dos últimas décadas es cierto que son frecuentes los casos en Europa y
más aun en Estados Unidos y América latina de un aumento de la desigualdad
social, un empobrecimiento de parte de los sectores medios y un aumento de los
grupos de más altos y mas bajos ingresos. Pero no solo hay casos de signo
contrario sino que no hay ninguna evidencia empírica de que los sectores medios
(que hoy incluyen a gran parte de los trabajadores asalariados no precarios)
tiendan a desaparecer o a reducirse a un minoría 18.
Y por último, sobre el debilitamiento de la intervención del Estado, nos parece que
no debe entenderse como un abandono de la ciudad al libre mercado sin más. Es
cierto que la tendencia dominante en muchos casos es favorecer “la ciudad de los
promotores” y que la cooperación “público-privada” ha servido en demasiadas
ocasiones para favorecer intereses más privados que públicos. El debilitamiento
del Estado tiene sin embargo manifestaciones diversas. Por una parte la crisis del
planeamiento tradicional, más normativo pero menos operativo, ha sido substituido
a veces por el laxismo, aunque otras se han encontrado fórmulas interesantes
aunque aun poco desarrolladas como el planeamiento estratégico, el plan-
programa-proyecto, etc. Por otra parte la privatización de muchos servicios
públicos y de los programas de vivienda social no siempre se ha vinculado ni
mucho menos a condiciones de reversibilidad y de control que garantizasen su
universalidad y el cumplimiento de los objetivos de interés general. Lo cual no es
necesariamente inherente a la concesión de la gestión de ciertos servicios o
programas al sector privado o al tercer sector. No olvidemos además que para el
50 % aproximadamente de la población mundial la vivienda y los servicios básicos
no los ofrecen ni el Estado ni el mercado capitalista si no es un proceso de auto-
producción.
18
Perulli, Paolo (1995); Leal, J. (2003); Leal, J; Cortés, L (1995)
19
En la urbanización actual si que se dan sin embargo algunas características que
plantean desafíos nuevos a las políticas urbanas, por lo menos por la escala en
que se producen.
Una paradoja de esta relación entre sociedad y urbanización es que por una parte
actúa una lógica productivista que explota al territorio y genera altos costes
sociales. Y por otra la organización de esta región urbana no viene dada en su
conjunto por la organización de la producción como sucedía en la sociedad urbana
industrial. Los centros de producción, el trabajo asalariado, las culturas de clase
no estructuran la nueva complejidad urbana, solamente fragmentos de ella. En la
19
García Espuche, Albert; Rueda, Salvador.(eds.) (1999) y Monclús, F.J. (ed) (1998) y ver también
box sobre los desarrollos residenciales periféricos en España en el capitulo 5.
20
ciudad industrial las contradicciones se expresaban dentro de un sistema de
relaciones simétricas (capital-trabajo, poder oligárquico-clases populares urbanas,
centro-periferia). En la sociedad de las regiones urbanas, las dinámicas
segregadoras y tribales, el peso de las exclusiones de una parte y de los poderes
decisorios externos de otra, conducen a formas conflictivas, dispersas y
asimétricas, difíciles de encuadrar en procesos negociadores, que pueden derivar
en expresiones de violencia anómica.
20
Ver box sobre la ciudad multicultural en el capitulo 7.
21
El funcionamiento justo y eficaz del nuevo mundo urbano precisa la construcción
de un sistema de relación entre actores urbanos estructurantes, reducir las
exclusiones y promover pautas comunes básicas de convivencia. También lo es
que esta política requiere una gestión democrática de proximidad y una voluntad
de “hacer ciudad como espacio público” a una nueva escala. No se creará algo
nuevo sin creatividad formal, y es preciso inventar un urbanismo nuevo para esta
nueva escala física y las nuevas relaciones sociales en estos espacios. Pero nada
de esto se conseguirá si no se parte de una consideración objetiva de los actuales
comportamientos sociales urbanos.
22
5. Comportamientos sociales urbanos. La nueva autonomía del individuo
urbano.
21
Ascher, F. (2001a)
23
sociedad industrial). Una de las paradojas de esta sociedad individualizada y
fragmentada es que también es una sociedad masificada por un consumo
estandarizado, según pautas globalizadas, que tiene su templo en los centros
comerciales.
22
Ver box sobre el uso del espacio en el área metropolitana de Barcelona en el capitulo 04.
24
espacio urbano con otras finalidades (consumo, servicios, atención a los niños,
ocio, relaciones sociales, etc). La movilidad de la población no activa aun es
menos programada y previsible. Los adolescentes y los jóvenes usan la ciudad en
otros espacios y en otros tiempos que sus padres. Y lo mismo la población
jubilada. La ciudad de cada uno de estos grupos es distinta.
23
Ver box sobre los tiempos de la ciudad en el capitulo 6
25
inmigrantes, los sin papeles). Otras veces frustrado en sus expectativas (los
jóvenes “cualificados” que no pueden acceder al nivel de vida de sus padres). En
la ciudad opulenta la oferta de consumo es inaccesible a inmigrantes y a jubilados,
a jóvenes y a desocupados. Bolsas de pobreza y de inmigración coexisten con
áreas “globalizadas” ostentosas.
26
6. La multiplicidad de relaciones sociales y de identidades. La cuestión
barrial y la conflictividad urbana.
La ciudad industrial ya rompió por lo menos en gran parte con las comunidades
locales propias de la sociedad rural y que también existían en la ciudad “clásica”.
Sin embargo una gran parte de la población urbana, las clases trabajadoras o
populares y las clases medias, mantenían unas relaciones sociales circunscritas
en su mayoría al marco familiar, de trabajo y barrial, ámbitos que frecuentemente
se solapaban. En la sociedad urbana actual las relaciones sociales se han
distendido, se han multiplicado y en consecuencia también se han hecho más
débiles. Tanto es así que la literatura sociológica ha recuperado conceptos como
anomia, sociedad rota, crisis de la cohesión o ruptura del tejido social (ver textos
citados en las referencias anteriores).
Sin embargo nos parece que hay que relativizar tanto la naturaleza de la crisis de
la sociedad urbana como su novedad. Es cierto que los progresos de las
autonomías individuales y la nueva escala del territorio urbano ha multiplicado y
las relaciones sociales de cada individuo y de cada miembro de la familia, que se
desvinculan en muchos casos del trabajo o del barrio. A lo que se añaden ahora
las relaciones a distancia por medio del uso generalizado de las computadoras y
del correo electrónico, además del teléfono y ahora del web cam. La multiplicidad
de relaciones sociales evidentemente provoca que éstas sean por separado más
débiles y menos multifuncionales que en el pasado, lo cual no significa que el
individuo esté necesariamente menos “integrado” o más aislado. Paralelamente a
este multiplicidad de relaciones se da una diversidad de pertenencias, el grupo
familiar se ha debilitado o se ha reducido, la comunidad local a veces ha
prácticamente desaparecido o es poco relevante para muchos de sus habitantes,
pero los individuos pueden al mismo tiempo formar parte de diversas entidades o
asociaciones, participar en grupos de ocio, deporte o culturales, tener amistades
diversificadas que no lo son entre ellas, etc. Este individuo-tipo puede estar
territorialmente incluso más vinculado a un área distinta de la que vive, por su
27
trabajo, su actividad social o política, su origen o sus amistades. La multiplicidad
de pertenencias e identidades parece consubstancial a la sociedad urbana actual.
El barrio en la actualidad
28
Y en tercer lugar el barrio es muchas veces un ámbito donde se expresan los
proyectos y las demandas urbanísticas, los conflictos de valores e intereses. La
escala barrial corresponde, más o menos, a la que requieren gran parte de los
proyectos de hacer ciudad sobre la ciudad, de espacios públicos fuertes, que
construyan lugares, y de nuevas centralidades. Es el ámbito de planes integrales
de regeneración, renovación y reconversión urbanas. Y en muchos casos también
es una escala adecuada para definir áreas de actuación en las periferias para
hacer ciudad cualificada allí donde solo hay mala urbanización. En este ámbito la
vieja vida asociativa se reconvierte, para lo bueno y a veces para lo malo, en
marco de manifestación colectiva de las demandas de sus habitantes.
24
Ver capítulo 7
25
Ver el caso francés: Ley 2002-276 relativa a la democracia de proximidad (Francia, 2002).
Establece la obligación por parte de los municipios de más de 80.000 habitantes de crear comités
consultivos de barrio y alcaldías descentralizadas en los barrios de más 100.000 habitantes.
26
Ver box sobre Dialécticas urbanas en el capítulo 5
29
las incertidumbres sobre el empleo, la movilidad social o la actividad económica,
las dificultades para aceptar y convivir con colectivos inmigrados culturalmente
distintos y que entran en competencia en el territorio y el trabajo, la inseguridad
que genera la delincuencia organizada internacionalmente, por no citar las
decisiones políticas y económicas que afectan a la vida de los ciudadanos pero se
toman muy lejos y desde centros muchas veces inaccesibles. El malestar
ciudadano en estos casos es el malestar de la ciudad continente de problemas
que no ha generado y que difícilmente puede resolver satisfactoriamente ella sola,
con las competencias y los recursos de sus gobiernos locales y la voluntad de sus
ciudadanos.
30
población residente y las actuaciones conjuntas de entes políticos y agentes
privados. De lo dicho hasta ahora es fácil deducir la complejidad y ambivalencia de
la actual conflictividad urbana. En las demandas y reacciones sociales se pueden
expresar actitudes conservadoras de situaciones de privilegio y defensa legítima
de los derechos de los residentes a no ser desplazados por proyectos
especulativos. O pueden tener una base racista, xenófoba, excluyente respecto a
sectores pobres o por el contrario responder a la reivindicación de un proyecto de
barrio o de ciudad integrador y opuesto a operaciones fragmentadoras del tejido
social.
27
Ver capítulo 7
31
BOX 01
LA UTOPÍA URBANA.
J.B.
Una nueva utopía para las ciudades reclama Bruno Fortier, en su presentación
de nominado al gran premio de urbanismo francés. Arquitecto y autor de
hermosos libros como La metrópolis imaginaria y El amor por las ciudades, y
urbanista de grandes proyectos en Paris, Nantes, Amiens, etc. Nos dice que ya
no basta con rehacer la ciudad y sus ce ntros, ni de hacer ciudad en las
periferias mal urbanizadas procedentes de la ciudad industrial, ni de integrar los
polígonos de los 60 resultantes de unas políticas de vivienda sin visión
ciudadana. Es cierto, esto lo sabemos hacer, otra cosa es que haya voluntad
política o competencia profesional para hacerlo bien. Pero hay un desafío
mayor, más difícil por la novedad de su escala y la complejidad de los procesos
en estos territorios indecisos que se han ido creando desde los 70. Con
optimismo los denominamos región metropolitana o “ciudad de ciudades”, que
Oriol Nel·lo analiza críticamente en su reciente libro (Edicions 62), o “ciudad
digital”, en las recientes y estimulantes obras de Miquel Barceló y Manuel
Castells. Estas zonas sin densidad demográfica ni social, sin diversidad en sus
productos aislados (parques temáticos, barrios cerrados o áreas logísticas), que
se comen la geografía viva y construyen culturas muertas. Es la ciudad sin
sentido, o el sentido de la no -ciudad. Que contamina y pervierte la ciudad, a
veces en áreas con vocación ciudadana consolidada (como se quiso perpetrar
con el proyecto Barça 2000) o en zonas estratégicas que exigen precisamente
imaginación cultural con sentido de lo público y no arrogancia ignorante con
obsesión de lucro (véase Diagonal mar). La reinvención de la ciudad allí donde
se ha perdido, es una labor política e intelectual, no un resultado mecánico del
mercado más destructor que creador de nueva vida urbana. EL post92 nos dejó
un virus maligno: la ciudad-negocio y no siempre se ha sabido resistir a la
tentación de venderla por piezas al mejor postor. Aun estamos a tiempo de
pensar primero, decidir democráticamente después y poner condiciones a los
promotores luego. No teman, a la larga ganaremos todos si hacemos ciudad
para todos.
32
BOX 02
Mireia Belil
33
poderosamente en la transformación y potenciación de la región metropolitana
transfronteriza de Lille y su inserción en el área de influencia de Bruselas y
París a partir de la consolidación de los ejes ferroviarios de alta velocidad.
34
BOX 03
J.B.
La “aglomerización”
La nueva legislación ha incitado un proceso de “aglomerización” espectacular:
las 16 aglomeraciones metropolitanas o “comunidades urbanas” de más de
500.000 habitantes, y aglomeraciones en áreas de urbanización menos
intensa, mínimo de 50.000 hab., denominadas “comunidades de aglomeración”
(hay 120 instituidas). Dos años después de aprobadas las leyes más del 90%
de la población francesa vive en el marco de las aglomeraciones.
35
tercios aprueban el perímetro los otros municipios comprendidos en el
ámbito deben incorporarse a la aglomeración.
2. Competencias: Obligatorias: de ordenación o planificación territorial, de
desarro llo económico, de vivienda y de integración urbana. Opcionales:
creación y mantenimiento de la red viaria y de los parques de
estacionamiento de interés común, saneamiento, agua, medio ambiente,
creación y gestión de equipamientos culturales y deportivos de interés
común. Libres: aquellas que el consejo de la aglomeración decida poner en
común según el reglamento que el mismo se haya dado.
La organización de la aglomeración
Autonomía y capacidad de autogobierno de la aglomeración. Se deja al
acuerdo de los municipios implicados la elaboración de la norma que regula el
Consejo de aglomeración. Obligatoriedad de constituir un Consejo de
desarrollo de carácter participativo. La composición del Consejo de desarrollo
será definida por el Consejo de aglomeración.
36
La formalización del proyecto se hará mediante el Contrato de aglomeración,
que es un documento que define partners, proyectos, financiamientos y
operadores ejecutivos. Su expresión territorial integral es el Esquema de
coherencia.
37
BOX 04
LA REGIÓN URBANA DEL ‘GRAN LONDRES’, EL NUEVO GOBIERNO
METROPOLITANO Y LA PROPUESTA DE GOBIERNO
DESCENTRALIZADO PARA LAS REGIONES INGLESAS.
Francesc Muñoz
38
está articulada sobre la figura de un Alcalde y una Asamblea. Su aparición ha
significado la creación de nuevos órganos administrativos y de gestión del
territorio a escala metropolitana y el cambio del papel de otros ya existentes.
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BOX 05
LAS POLÍTICAS RECIENTES DE DESCENTRALIZACIÓN ADMINISTRATIVA
EN ITALIA.
Francesc Muñoz
40
solapamiento entre los diferentes niveles competenciales. Un problema que se
ha visto agravado por el desarrollo de tendencias territoriales de carácter
claramente metropolitano. Así, las dinámicas económicas, demográficas y de
movilidad de población actualmente en curso, hacen que muchas cuestiones
como la vialidad o el transporte metropolitano, los servicios sanitarios o la
gestión ambiental, se planteen a una escala difícil de afrontar desde el actual
mapa administrativo donde región, provincia y municipio se contradicen en el
ejercicio de las funciones de gestión y gobierno del territorio.
41
BOX 06
TOKYO
Extraído y traducido por M.I. del texto original Comparative Study of Randstad
and Tokio. Towards spatial sustainability of city-regions de Akiko Okabe.
Por otra parte las ciudades locales adyacentes tales como Saitama, Chiba,
Hachijoji-Tama y Kawasaki-Yokohama han sido incorporadas en la gran región
de Tokio. Estas ciudades que históricamente se han desarrollado
independientemente de Tokio, pero durante el crecimiento económico de los 60
y 70 se convirtieron en ci udades dormitorios de Tokio Capital. Hoy en día
poseen un rol estratégico para convertirse en nuevos núcleos de desarrollo
económico a través de los cuales se potencie el crecimiento de la gran región
de Tokio.
42
BOX 07
ÁREAS METROPOLITANAS ESPAÑOLAS
Extraído por M.I. del trabajo de Oriol Nel.lo “Las Áreas Metropolitanas” en Antonio
Gil Olcina / Josefina Gómez Mendoza, (eds.) Geografía de España. Barcelona, Ariel
2001 (pp 275/298)
d) En Bilbao, cuyo municipio central es el más reducido (41,3 km2) de todos los
que dan el nombre a una gran área metropolitana, el ámbito funcional estricto
abarca la entera comarca del Bajo Nervión, a ambas orillas de la ría (25
43
municipios, 405km2); sin embargo, algunos autores han señalado que las
relaciones cotidianas tienden a extenderse para integrar cada vez más Vitoria
– a apenas 60km por autopista- y algunos municipios del levante cántabro
(Gobierno Vasco, 1992; Juaristi, 2000)
f) En Málaga, que cuenta con 393 km2 , las autoridades regionales han definido
asimismo un ámbito metropolitano que comprende 10 municipios, que abarca
los núcleos turísticos de la Costa del Sol vecinos a la ciudad y se adentra por
el valle del Gaudalhorce (con un total de 692 km2) (Junta de Andalucía, 1996
b)
44
BOX 08
Fuentes: 1986, Padrón de Habitantes, IDESCAT e INE; 2001, Censo de Población, INE.
Elaboración: Servicio de Estudios Territoriales del Área Metropolitana de Barcelona.
Área Metropolitana de Barcelona (PEM)(1) 36 633,4 3.091.018 2.936.563 -154.455 -5,0 4.636
Madrid 1 606,4 3.058.182 2.938.723 -119.459 -3,9 4.846
Región Metropolitana de Barcelona (RMB)(2) 164 3.235,6 4.229.527 4.390.390 160.863 3,8 1.357
Área Metropolitana de Madrid (COPLACO)(3) 28 1.942,5 4.467.783 4.845.083 377.300 8,4 2.494
Catalunya ( = Comunidad Autónoma) 946 31.895,3 5.978.638 6.343.110 364.472 6,1 199
(1) PEM: Plan Estratégico Metropolitano. Aprobado el 10.03.03. Su ámbito comprende los municipios que pertenecen a una o más de las tres Entidades Metropolitanas
existentes.
(2) RMB: Coincide con el ámbito legalmente establecido para el planeamiento territorial (en curso de elaboración), así como (con pequeñas variaciones) para ciertos niveles de
planificación y gestión del transporte público (ATM) y del abastecimiento de agua (ATLL).
(3) COPLACO: Ámbito establecido en su momento la planificación urbanística, actualmente vigente para la financiación estatal suplementaria a los municipios metropolitanos.
45
Barcelona y Madrid: un siglo de evolución paralela
3,5
3,0
Millones de habitantes
2,5
2,0
1,5
1,0
0,5
0,0
1900 1910 1920 1930 1940 1950 1960 1970 1981 1991 2001
46
BOX 09
J.B. y M.F.
Sin pretender normar las funciones que corresponden a los dos niveles teóricos
expuestos apuntamos unos criterios derivados de casos estudiados y de un
cierta lógica de gestión:
47
El nivel aglomeración requiere planeamiento y gestión, base fiscal común y
políticas redistributivas y reequilibradoras, organización política representativa
(de elección directa o indirecta y con presencia de todos los municipios).
La Gobernabilidad
48
Aglomeración – es necesario encontrar fórmulas de democracia representativa
fuerte, complementada por múltiples formas de democracia deliberativa y
participativa.
49
instituciones y organizaciones económicas, sociales, profesionales, culturales y
universitarias, encargado de la gestión del mismo, con un rol de coordinación
de los planes inversores de las instituciones y de seguimiento de los programas
y proyectos aprobados.
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