Cuestionario POPOL VUH
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Al comienzo del tiempo todo estaba en suspenso, en calma, inmóvil y en silencio, y la extensión
del cielo estaba vacía. Todavía no había un hombre, ni un animal, ni pájaros, peces, cangrejos,
árboles, piedras, cuevas, barrancas, hierbas y bosques: sólo el cielo existía. No se manifestaba la
faz de la tierra. Sólo estaban el mar en calma y el cielo en toda su extensión. No había nada que
estuviera en pie; sólo el agua en reposo, el mar apacible, solo y tranquilo. No había nada dotado
de existencia.
Los Progenitores -los Creadores y Formadores-, llamados Tepeu y Gucumatz, decidieron crear el
mundo. Primero formaron la tierra, las montañas y los valles; dividieron las corrientes de agua; los
arroyos se fueron corriendo libremente entre los cerros, las aguas quedaron separadas cuando
aparecieron las altas montañas, y surgieron árboles que se convirtieron en bosques.
Los Progenitores del Cielo miraron a su alrededor: ¡Todo era nuevo y resplandeciente!
-Debemos proseguir –dijeron
-Hagamos pumas y jaguares, peces y serpientes, pájaros y ciervos y leones y tigres…
Así tan sólo con nombrarlos, la tierra recién nacida se pobló de animales de todas las especies y a
cada uno le fue asignada una morada:
-Vosotros viviréis en los valles y vosotros en los barrancos.
-Vuestra casa será la alta montaña y la vuestra la maleza.
-Habitaréis en las ramas y en las entrañas de la tierra…
Y, cuando todos estuvieron en su sitio, los Progenitores del Cielo ordenaron:
-Ahora… ¡Hablad cada cual con vuestro lenguaje! ¡Decid nuestros nombres! ¡Alabadnos a nosotros
que somos vuestros padres y madres!
Pero nadie dijo palabra. Se oyeron rugidos, graznidos, aullidos, mugidos, sin orden ni concierto.
-¿Qué ha sucedido? Hemos cometido un error. ¿Qué será de nosotros si nadie nos llama, nos
invoca y nos recuerda? ¿Cómo haremos para ser invocados, para ser recordados sobre la tierra?
Ya hemos probado con nuestras primeras criaturas; pero no se pudo lograr que fuésemos
alabados y venerados por ellos. Probemos ahora a hacer unos seres obedientes y respetuosos. Ha
llegado el tiempo del amanecer, de que terminemos la obra y que aparezca el hombre sobre la
superficie de la tierra.
De tierra, de lodo hicieron la carne del hombre. Pero vieron que no estaba bien, porque se
deshacía, estaba blanda, no tenía movimiento, no tenía fuerza, se caía, no movía la cabeza, la cara
se le iba para un lado, tenía velada la vista, no podía ver hacia atrás. Al principio hablaba, pero no
tenía entendimiento. Rápidamente se humedeció dentro del agua y no se pudo sostener.
CUESTIONARIO