Cómo Seleccionar y Trabajar Con Consultores
Cómo Seleccionar y Trabajar Con Consultores
Cómo Seleccionar y Trabajar Con Consultores
RECEI VED
2 0 A!JG 1935
International
Labour Office
ILO BJBL BIT
39567
Cómo seleccionar
y trabajar
con consultores
Guía para el cliente
Milán Kubr
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tos extractos breves de estas publicaciones pueden reproducirse sin autorización, a condición de que se mencione
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tes solicitudes a Publicaciones (Derechos de autor y licencias), Oficina Internacional del Trabajo,
CH-1211 Ginebra 22, Suiza, solicitudes que serán bien acogidas.
Kubr, M.
Cómo seleccionar y trabajar con consultores: guía para el cliente
Ginebra, Oficina Internacional del Trabajo, 1996
/Desarrollo gerencial/, /Guía/, /Servicios consultivos en materia de gestión/, /Consultor de empresas/,
/Selección/. 12.04.1
ISBN 92-2-308517-9
Título de la edición original en inglés: How to select and use consultants: A client's guide
(ISBN 92-2-108517-1; ISSN 0074-6703), Ginebra, 1993
(Management Development Series, No. 31)
Las denominaciones empleadas, en concordancia con la práctica seguida en las Naciones Unidas, y la forma en
que aparecen presentados los datos en las publicaciones de la OIT no implican juicio alguno por parte de la
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Suiza, que también puede enviar a quienes lo soliciten un catálogo o una lista de nuevas publicaciones.
Introducción 1
ÍNDICE v
Capítulo 6. Contratos de consultoría 155
6.1. Modalidades del contrato 156
6.2. Redacción del contrato 159
6.3. Flexibilidad de los contratos de consultoría 160
6.4. Esquema de un contrato internacional con comentarios 162
Apéndices
Cuadros
ÍNDICE Vil
INTRODUCCIÓN
Este libro está destinado a los dirigentes y empresarios que desean uti-
lizar los servicios de consultores para mejorar el rendimiento de sus empre-
sas y negocios y conocer la mejor manera de elegirlos y trabajar con ellos.
En los últimos veinte años la consultoría se ha extendido de forma
impresionante y se ha ampliado considerablemente la gama de los servicios
que pueden prestar los consultores. En Europa occidental y América del
Norte el mercado de la consultoría es ahora un mercado de compradores:
la oferta excede a la demanda y los clientes pueden permitirse ser selectivos,
asegurándose de que recurren al mejor de los expertos y de que obtienen el
máximo por su dinero. Algunos clientes han llegado a ser verdaderos espe-
cialistas en la selección y utilización de consultores. No obstante, los co-
nocimientos necesarios para elegir y utilizar consultores no están suficien-
temente generalizados y todavía hay clientes o posibles clientes para los que
la consultoría es un misterio y los consultores, sujetos sospechosos. Son
personas que consideran al consultor como capaz de pedir prestado su reloj
a alguien para decirle qué hora es... y salir después corriendo con él.
El mundo en desarrollo ha aprendido sobre la consultoría a través de la
asistencia técnica, que ha sido la fuente principal de financiación de misiones
emprendidas por consultores extranjeros o por representantes de una inci-
piente profesión de consultoría nacional. En estos países la consultoría ha pro-
gresado lentamente, exceptuando unos pocos países que han llegado a indus-
trializarse y a alcanzar un desarrollo económico más rápido que los demás.
El más reciente de los mercados de consultoría y la nueva frontera de
los consultores son los países de Europa central y oriental. Las masivas pri-
vatizaciones, la reestructuración económica y el intenso deseo de ponerse
lo antes posible a la altura de las empresas occidentales han tenido como
consecuencia una importantísima demanda de servicios de consultores.
INTRODUCCIÓN 1
Centenares de empresas occidentales de consultoría han decidido o están a
punto de decidir aprovechar esa oportunidad. Tras decenios de una eco-
nomía dirigida que coartaba la iniciativa individual y en la que no había
lugar para ningún tipo de asesoramiento profesional independiente y obje-
tivo, ha empezado a surgir una profesión local de consultoría. Su futuro es
muy prometedor. Pero el crecimiento y la profesionalización de la consul-
toría en Europa central y oriental se ven limitados por la falta de experien-
cia que la mayor parte de los clientes tienen en materia de consultores. Por
otra parte, los verdaderos profesionales se ven obligados a competir no sólo
entre ellos sino también con intrusos que pretenden ser competentes con-
sultores sin tener realmente nada que ofrecer.
Así, aunque el entorno histórico y los problemas con que se enfrentan
los responsables de las decisiones son distintos, en todos los países del
mundo existen empresas y dirigentes que podrían sacar más partido a los
servicios de los consultores si conociesen mejor la forma de seleccionarlos
y utilizarlos.
Naturalmente, sería absurdo proponer normas universales y procedi-
mientos uniformes para garantizar el éxito en todos los casos. Cada misión
consultiva es única y su acierto depende de muchas variables que podrían
no existir en otras misiones. La relación entre el consultor y el cliente es
extraordinariamente compleja, pero la experiencia enseña algunas leccio-
nes y también en qué consiste una práctica adecuada de consultoría, que es
la que tienden a seguir los buenos consultores y los usuarios que conocen
sus servicios. En lo que respecta al consultor, debe advertirse que a los ver-
daderos profesionales no les interesa cobrar honorarios cuantiosos a cam-
bio de un mal servicio. Por el contrario, les gusta trabajar con clientes bien
informados y exigentes que conozcan el trabajo de consultoría, compren-
dan los criterios del consultor y sepan de qué manera han de colaborar con
él. Saben que la consultoría da buenos resultados cuando los consultores
son competentes en los servicios que prestan a sus clientes y los clientes lo
son también en el empleo de los consultores.
El presente libro trata de las prácticas adecuadas para seleccionar a un
consultor y trabajar con él. Adopta una perspectiva internacional porque la
consultoría transnacional se ha convertido en una práctica frecuente. Se
ocupa de la consultoría de empresas y, por consiguiente, se centra en los
servicios profesionales designados con el nombre de «consultoría gerencial
o empresarial». Sin embargo, los dirigentes y los empresarios solicitan tam-
bién el asesoramiento profesional de otras fuentes, como los bancos de in-
versión, que los ayudan a hallar y movilizar capitales o a negociar y llevar
a cabo fusiones y adquisiciones, los bufetes de abogados que los asesoran
sobre los aspectos jurídicos de la empresa, y muchas otras. Por consi-
guiente, se incluye cierta información acerca del uso de otras fuentes de
conocimientos y asesoramiento de la dirección.
2 COMO SELECCIONAR Y TRABAJAR CON CONSULTORES
Este libro se ha estructurado siguiendo el camino lógico de la selec-
ción y el empleo del consultor. Antes de contratar a un consultor, es indu-
dable que hay que estar bien informado acerca de la profesión de la con-
sultoría. Habrá que saber qué servicios ofrecen los consultores, qué empresas
forman parte del mercado de la consultoría y qué competición hay entre
ellas, qué métodos de intervención usan los mejores consultores, cómo está
organizada la profesión, y qué normas éticas y de calidad cabe esperar de
los consultores. El capítulo 1 aborda estos aspectos.
La consulta nunca es un objetivo en sí y lo primero que hay que saber
es si realmente se necesita un consultor. En el capítulo 2 se analizan todas
las etapas y consideraciones que preceden a la decisión de contratar a un
consultor, desde la determinación del problema hasta el mandato en el que
se definirán las necesidades y se describirán las tareas que se van a enco-
mendar al consultor.
En los dos capítulos siguientes se examina la selección propiamente
dicha. El capítulo 3 expone los diversos criterios que normalmente se apli-
can para encontrar al consultor más adecuado, así como la forma de obte-
ner información sobre los candidatos y de verificarla. En el capítulo 4 se
hace una descripción bastante detallada de los procedimientos utilizados en
la selección de los consultores.
Los costos y las tarifas constituyen un elemento importante de los
servicios profesionales. Como en los círculos de los clientes no siempre se
conocen bien los sistemas de fijación de los honorarios utilizados en la con-
sultoría, en el capítulo 5 se explican los criterios en los que se basan las ta-
rifas de los consultores y se describen las principales técnicas y prácticas de
fijación de honorarios.
El capítulo 6 se dedica al contrato de consultoría. Se describen las
prácticas contractuales más frecuentes y se dan algunas orientaciones acerca
de cómo preparar un buen contrato.
A continuación pasamos al uso de los consultores y a las interacciones
y colaboración entre cliente y consultor en el curso de la misión. El capí-
tulo 7 se ocupa de ciertas cuestiones de organización y procedimiento, como
las instrucciones impartidas al consultor, la organización del trabajo, la su-
pervisión de los progresos y la preparación de informes, y los aspectos in-
terpersonales y de comportamiento, como las funciones del consultor en el
proceso de cambio y los métodos que es probable que eviten o resuelvan
los conflictos y que faciliten la transferencia de conocimientos. El capí-
tulo 8 se ocupa de diversas cuestiones que han de tenerse en cuenta cuando
se da por concluida la misión consultiva.
Por último, hemos considerado útil resumir brevemente en el capí-
tulo 9 los puntos principales tratados en el libro. Este capítulo tiene por ob-
INTRODUCCION 3
jeto poner de relieve prácticas con arreglo a las cuales numerosos clientes
han llegado a adquirir gran competencia en el uso de los servicios consul-
tivos. Después de todo, éste es el objetivo principal de nuestra publicación.
Por consiguiente, el capítulo se orienta hacia la acción y trata de hacer de-
terminadas sugerencias útiles sobre la forma de mejorar la utilización de los
servicios de consultores.
Algunos lectores encontrarán posiblemente que este libro es dema-
siado conciso y tratarán de obtener información más detallada y concreta
sobre diversos aspectos de la consultoría. En este caso, tal vez les interese
leer La consultoría de empresas: guía para la profesión1, publicado también
por la OIT. Las dos publicaciones se han concebido como textos comple-
mentarios: una se destina a los consultores y la otra a los usuarios de los
servicios consultivos. A fin de cuentas, el estudio de la consultoría y las re-
laciones correspondientes desde la perspectiva de la otra parte puede resul-
tar revelador y estimulante.
Los términos «cliente» y «consultoo> se utilizan en esta publicación
como términos genéricos y se refieren a los clientes y a los consultores en
general, sea cual sea su sexo, sector, país, etc. Ambos términos se utilizan
en masculino en aras del estilo, aunque en realidad tiende a ser cada vez
mayor el número de mujeres que trabajan como empresarias, directoras o
consultoras.
Antes de pasar al primer capítulo, tal vez al lector le interese tener una
idea de cómo es realmente una misión consultiva concreta. La descripción
del caso Biokosma puede ser un buen ejemplo.
La organización cliente
INTRODUCCION 5
cien nombrado en 1988) y el director gerente. Cuando se le mencionó la ¡dea, el
fundador de la empresa mostró inmediatamente gran interés y le dio todo su apoyo.
Todo el mundo estuvo de acuerdo en que en los años noventa las pequeñas em-
presas del sector de los productos de salud estaban tropezando con dificultades
para competir con los gigantes del sector. Aunque Biokosma ya tenía una estra-
tegia comercial, no estaba nada claro que esta estrategia pudiera pasar con éxito
la prueba que le iba a imponer el difícil entorno empresarial durante el siguiente
decenio. En resumen, la decisión de recurrir a consultores se basó en dos razo-
nes principales: 1) La estrategia está relacionada con el futuro de la empresa; por
consiguiente, convenía contratar a los mejores expertos económicamente asequi-
bles para la empresa, con el fin de asegurarse de que se iba a tomar el buen ca-
mino y de que no se omitiría nada realmente importante. 2) En una pequeña em-
presa, como en muchas empresas importantes por lo demás, nadie asume en la
dirección la responsabilidad especial de la estrategia futura, ni dispone de tiempo
suficiente para reflexionar sobre ella. Todo el mundo está plenamente dedicado a
las actividades cotidianas y a la satisfacción de la clientela. Si no se ponía un em-
peño particular y se adoptaban las disposiciones necesarias, la compañía nunca
encontraría ni dedicaría tiempo suficiente para realizar un análisis serio de las
cuestiones estratégicas.
Método aplicable
Comienzo de la aplicación
INTRODUCCIÓN 7
ración. El entusiasmo por la puesta en práctica de una estrategia se va creando
en el curso de su formulación.
Seguimiento
La misión realizada según el primer acuerdo con ATAG se limitó a doce días de
consultas a cargo de un grupo de expertos en estrategia empresarial (veinticuatro
días, que después llegaron a ser treinta en total). Esta parte se concluyó en 1990.
Desde entonces, los consultores han vuelto a Biokosma para celebrar varias reu-
niones breves en las que se han revisado los progresos realizados y los proble-
mas pendientes. Además, se invitó al principal consultor de ATAG, que en t989
empezó a trabajar con Biokosma, a formar parte del consejo de administración
del grupo (práctica que es bastante frecuente en Suiza). Se ha concertado un
contrato de servicios durante ocho días al año en virtud del cual ATAG recibe unos
honorarios.
Conclusión
INTRODUCCIÓN 9
LA CONSULTORIA
Y LOS CONSULTORES 1
En este primer capítulo se hace una descripción general de la consul-
toría como profesión y del mercado de servicios consultivos. Al que por
primera vez utiliza servicios de consultoría, le facilita información básica
sobre qué es la consultoría, cómo actúan los consultores, cómo funciona el
mercado de la consultoría y qué normas profesionales se consideran como
práctica habitual de la consultoría. El lector que tenga más experiencia en
la utilización de consultores tal vez esté ya familiarizado con las nociones
que se exponen en la primera parte del capítulo (secciones 1.1 y 1.2). No
obstante, incluso a un cliente experimentado le podrá resultar útil la infor-
mación de las secciones 1.3 a 1.5, que actualizarán su conocimiento de las
tendencias del mercado de la consultoría, las relaciones entre los consulto-
res y otros proveedores de servicios consultivos y similares, y los problemas
con que se tropieza para aplicar las normas profesionales.
¿Qué es un consultor?
Adquisición de información
En muchas situaciones lo único que se le pide al consultor es una in-
formación mejor, más completa y fidedigna. Puede tratarse de una infor-
mación necesaria para evaluar las posibilidades de un nuevo mercado o para
comparar el rendimiento de su organización con el de organizaciones si-
milares de otros países. Si el cliente obtiene esa información, podrá después
sacar sus propias conclusiones. Se parte, naturalmente, del supuesto de que
16 COMO SELECCIONAR Y TRABAJAR CON CONSULTORES
Cuadro 1.2. Uso que los clientes hacen de los consultores - Lista de control
1) Ampliación de personal
Si el cliente carece de tiempo y de personal suficientes para enfrentarse con un pro-
blema.
2) Adquisición de información
Si el cliente carece de información sobre el medio ambiente, la competencia, las ten-
dencias de la actividad empresarial y de la tecnología o sobre cualquier otra cuestión
que necesite conocer para poder adoptar planes y decisiones correctos.
3) Establecimiento de nuevas vinculaciones y contactos comerciales
Si necesita ayuda para encontrar los adecuados contactos comerciales y negociar
acuerdos con ellos.
4) Obtención de la opinión imparcial de un experto
Si necesita una opinión independiente de la propia, de forma oficial u oficiosa.
5) Descubrimiento, diagnóstico y solución de problemas
Si el cliente necesita ayuda con relación a cualquier aspecto y en cualquier fase del
diagnóstico de un problema y su solución, incluido el diagnóstico global de su em-
presa.
6) Establecimiento y puesta en práctica de nuevos métodos y sistemas
Si el cliente desea modernizar su planificación, programación, control, información ge-
rencial y otros sistemas.
7) Planificación y puesta en práctica de cambios en la organización
Si el cliente necesita que un profesional especializado en transformaciones le ayude a
diseñar y poner en práctica una estrategia de cambio eficaz y a superar los obstáculos
que se oponen al cambio.
8) Formación y perfeccionamiento profesional de la dirección y el personal
Si desea aplicar la experiencia y los conocimientos prácticos que pueden transmitirse
mediante la formación.
9) Cualquier combinación de 1) a 8)
Si el cliente desea intensificar el efecto combinando dos o más de las actividades des-
critas.
Descubrimiento, diagnóstico
y solución de problemas
Las aptitudes y los instrumentos para el diagnósticofiguranentre las
principales ventajas que ofrece el consultor. Por consiguiente, los clientes
recurren a los consultores para que desempeñen una gran diversidad de
funciones de diagnóstico: hacer el diagnóstico de la empresa y evaluar sus
ventajas e inconvenientes; analizar el ramo industrial y las tendencias del
mercado, y evaluar la posición competitiva de la empresa; y poner al des-
cubierto y analizar los problemas que pueden plantearse en un sector con-
creto de la dirección. El diagnóstico puede ser general y referirse a toda la
actividad de la empresa o puede centrarse en un problema concreto. Puede
ser la única tarea que prevea el contrato firmado con el consultor. Es el
cliente el que ha de decidir qué medidas se han de adoptar o si ha de pro-
Veamos ahora cuáles son las razones más frecuentes o de dónde nace
la decisión de recurrir a los consultores de empresas para realizar esas di-
versas tareas.
Curiosidad
Aprendizaje
Según los principios más modernos de la consultoría, el aprendizaje
del cliente se considera cada vez más como una de las principales justifi-
caciones del uso de consultores. Este tipo de misión tiene un doble obje-
tivo: resolver un problema concreto mediante la aplicación de la pericia del
consultor y transferir esta pericia a los dirigentes y especialistas de la com-
pañía cliente. El aprendizaje puede incluso ser la única razón inmediata de
una misión si, como se ha dicho antes, se contrata al consultor para que
LA CONSULTORÍA Y LOS CONSULTORES 21
dirija un curso de formación en la organización cliente y el cliente decide
ocuparse por sí mismo de las restantes actividades dirigidas a utilizar los
resultados del curso para introducir mejoras prácticas. Otra posibilidad es
que el consultor sea contratado para que el cliente pueda observar y apren-
der los métodos de trabajo que utiliza para hacer el diagnóstico y resolver
el problema, compararlos con los suyos propios y elegir los mejores. Con
frecuencia cada vez mayor los clientes recurren a los consultores no para
hallar una solución a un problema concreto sino para adquirir los conoci-
mientos técnicos especializados del consultor y aprender los métodos utili-
zados para resolver problemas y poner en práctica el cambio.
El proceso de consultoría
En una misión típica, el consultor y el cliente emprenden una serie de
actividades dirigidas a planificar y poner en práctica los cambios deseados.
Esas actividades se denominan normalmente el proceso consultivo. Para
describir el proceso consultivo utilizaremos un sencillo modelo de cinco fa-
ses tomado de una guía de la OIT sobre la profesión de consultoría de
empresas1. El modelo, que se muestra en la figura 1.1, incluye las siguientes
fases: iniciación - diagnóstico - planificación de medidas - aplicación - ter-
minación. En las publicaciones se pueden encontrar otros modelos, pero
las diferencias con respecto al nuestro son semánticas (se utilizan términos
distintos) o estructurales (el proceso se descompone en un número mayor
de fases). La base lógica sigue siendo la misma.
1. Iniciación
En esta fase el consultor comienza a trabajar con un cliente. Esta fase
incluye sus primeros contactos, las conversaciones acerca de lo que el cliente
desearía modificar en su organización y de qué manera el consultor podría
prestarle ayuda, la especificación de sus papeles respectivos, la preparación
de un plan de misión basado en un análisis preliminar del problema y la
negociación y concertación de un contrato de consultoría. Se trata de una
fase preparatoria y de planificación. No obstante, esta fase establece los ci-
mientos de todo lo que seguirá, dado que las fases siguientes estarán fuer-
temente influidas por la calidad del trabajo conceptual realizado y por el
tipo de relaciones que el consultor sea capaz de establecer con su cliente
desde el comienzo.
24 COMO SELECCIONAR Y TRABAJAR CON CONSULTORES
Figura 1.1. Fases del proceso de consultaría
/
i
3. Planificación
•
•
Elaboración de soluciones
Evaluación de opciones
de medidas • Propuestas al cliente
\
• Planificación de la aplicación de medidas
\
f N • Participación en la aplicación
4. Aplicación • Propuestas de ajustes
\. • Capacitación
1 • Evaluación
'
> • Informe final
5. Terminación • Establecimiento de compromisos
\ • Planes de seguimiento
• Retirada
En esta fase inicial puede asimismo suceder que una propuesta de co-
metido no se prepare a satisfacción del cliente, o que se pida a varios con-
sultores que presenten propuestas, entre los que sólo uno obtendrá el con-
trato para realizar la tarea.
2. Diagnóstico
La segunda fase es un diagnóstico a fondo del problema que se ha de
solucionar, basado en una investigación cabal de los hechos y en su anáüsis.
Durante esta fase, el consultor y el cliente cooperan para determinar el tipo
de cambio que se necesita. ¿Es el problema fundamental del cambio de ín-
dole tecnológica, organizativa, de información, psicológica o de otro tipo?
Si tiene todas estas dimensiones, ¿cuál es la esencial? ¿Qué actitudes impe-
ran en la organización con respecto al cambio? ¿Se comprende la necesidad
del cambio o será preciso persuadir a los miembros de la organización de
que tienen que cambiar? Se sintetizan los resultados de la fase de diagnós-
tico y se extraen conclusiones sobre cómo orientar el trabajo con respecto
a las medidas propuestas, con el fin de que se resuelva el problema real y se
LA CONSULTORÍA Y LOS CONSULTORES 25
obtengan los beneficios deseados. Durante esta fase se pueden vislumbrar
algunas posibles soluciones.
La investigación y el diagnóstico de los hechos reciben a menudo es-
casa atención. Sin embargo, las decisiones relativas al tipo de datos que se
han de buscar o que se han de omitir, los aspectos del problema que con-
viene examinar a fondo y los que se pueden eludir predeterminan la perti-
nencia y la calidad de las soluciones que se propondrán. Por otra parte, con
el acopio de los datos el consultor ya está influyendo en la organización del
cliente, y los miembros de la organización tendrán que empezar ya a cam-
biar como resultado de la presencia del consultor.
3. Planificación de medidas
La tercera fase tiene por objeto hallar la solución del problema. Abarca
el estudio de las diversas soluciones, la evaluación de las opciones, la ela-
boración de un plan para introducir los cambios y la presentación de pro-
puestas al cliente para que éste adopte una decisión. La planificación de la
acción requiere imaginación y creatividad, así como un enfoque riguroso y
sistemático para determinar y estudiar las opciones posibles, eliminar pro-
puestas que podrían conducir a cambios de escasa importancia e innecesa-
rios y decidir qué solución se ha de adoptar. El consultor puede optar entre
una amplia gama de técnicas, en particular si la participación del cliente en
esta fase es activa. Un aspecto importante del plan de acción consiste
en elaborar una estrategia y tácticas para la introducción de los cambios, en
particular para abordar los problemas humanos que se pueden prever y para
superar cualquier resistencia al cambio.
4. Aplicación
5. Terminación
La quinta y última fase en el proceso de consultoría incluye varias ac-
tividades. El desempeño del consultor durante su misión, el enfoque adop-
tado, los cambios introducidos y los resultados logrados tendrán que ser
evaluados por el cliente y por la organización de consultoría. Se presentan
y aprueban los informes finales. Se establecen los compromisos mutuos. Si
existe interés en continuar la relación de colaboración, se puede negociar
un acuerdo sobre el seguimiento y los contactos futuros. Una vez comple-
tadas estas actividades, el consultor se retira de la organización del cliente
y la misión de consultoría queda terminada de común acuerdo.
Psicoterapeuta/
Enfermería
médico de familia
Se trata
Consulta sobre todo
como proceso de un valor
interactivo añadido
de aptitudes en la sala
de estar
(Problema complejo: el cliente (Problema familiar, de rutina:
desea participar, ser asesorado el cliente desea consulta
y consultado) y asistencia)
Cirurgía Farmacia
Trabajo Se insiste
de consultaría sobre todo
con un en el valor
contenido añadido
técnico y en el cuarto
especializado (Problema directo y de rutina: de atrás
(Problema complejo y arriesgado:
el cliente desea obtener el cliente no necesita consulta,
conocimientos especializados, sino que desea una solución
pero no participar) rápida y de bajo costo)
El cambio estructural
en el sector de la consultoría
Llegados a este punto, quizá sea útil que ampliemos nuestra perspec-
tiva, ya que la consultoría de empresas es sólo uno de los muy diversos ser-
vicios profesionales de que pueden disponer los que toman las decisiones
38 COMO SELECCIONAR Y TRABAJAR CON CONSULTORES
Figura 1.3. La infraestructura de los servicios profesionales internacionales
Servicios jurídicos
Son muchas las decisiones empresariales y gerenciales que precisan de
asesoramiento jurídico. La demanda de asesoramiento jurídico ha aumen-
tado como consecuencia de fenómenos económicos y sociales recientes
como los siguientes:
o la complejidad cada vez mayor y los nuevos tipos de acuerdos y tran-
sacciones comerciales que se dan en los negocios, el comercio y las
finanzas nacionales e internacionales;
o la introducción de nuevas leyes referentes a diversos aspectos de las
empresas, el empleo y las relaciones laborales, en sectores como el
medio ambiente, las normas de calidad, la protección de los consu-
midores, los seguros, la responsabilidad jurídica, los derechos de las
minorías o los derechos a la igualdad en el empleo;
o la extensión de agrupaciones económicas regionales que, como las
Comunidades Europeas (CE), implica la promulgación de una legis-
lación común sustantiva en sectores como el libre movimiento de per-
sonas, bienes y servicios, la banca, los seguros y otros servicios finan-
cieros, la tributación, la competencia, el dumping, las normas técnicas
y la responsabilidad sobre los productos;
o programas importantes de ajuste estructural y reforma económica que
incluyen diversas formas de privatización, reestructuración de empre-
sas y capitales, organización de bolsas y mercados financieros, e in-
cluso una revisión total de la legislación que regula las actividades em-
presariales, comerciales y financieras, la tributación, el empleo y las
relaciones laborales;
o en ciertos países los particulares y las empresas recurren cada vez más
a los tribunales para resolver los conflictos.
Numerosas organizaciones, sobre todo las más importantes, disponen
de sus propios abogados, que pueden ocuparse de una parte considerable
del trabajo jurídico necesario. Por ejemplo, General Electric emplea a más
de 400 abogados y General Motors, a más de 250. Con todo, incluso las
grandes empresas se dirigen a bufetes independientes de abogados en los ca-
sos que la legislación reserva a abogados independientes, o cuando en la
propia empresa no se dispone de abogados especializados en alguna esfera
determinada. Los bufetes de abogados independientes van desde el profe-
sional independiente que trabaja solo, pasando por empresas de tamaño
medio generalistas o especializadas, hasta las grandes empresas que em-
44 COMO SELECCIONAR Y TRABAJAR CON CONSULTORES
plean a más de 1 000 abogados (si bien esta cifra es considerablemente in-
ferior a la de los profesionales empleados por las grandes empresas de con-
tabilidad y consultoría de empresas).
Aunque los mercados de servicios jurídicos se han ido ampliando
continuamente y a las empresas más prestigiosas nunca les ha faltado tra-
bajo, en ciertos mercados competitivos, como el de los Estados Unidos, los
abogados tratan siempre de aplicar nuevas formas de mejorar su ventaja
competitiva y de prestar nuevos servicios a la clientela. Ciertos bufetes de
abogados han empezado a especializarse en servicios como el asesora-
miento jurídico a instituciones financieras, en materia de quiebras, sobre el
derecho ambiental, sobre legislación espacial o incluso sobre la legislación
aplicable a los tesoros sumergidos. La especialización es cada vez mayor en
ciertos sectores tradicionales como el derecho de sociedades y los clientes
desean poder contar con abogados que sean expertos reconocidos en esferas
claramente delimitadas de la práctica jurídica.
Recientemente los bufetes de abogados han empezado a prestar ser-
vicios no tradicionales, incluso algunos que no entran en el ámbito de la
profesión del jurista. Entre esos servicios figuran servicios consultivos y de
asesoramiento a clientes en gestión de empresas, cuestiones económicas, fi-
nanzas, protección del medio ambiente, propiedad inmobiliaria, ingeniería,
psicología, etc.
De esta forma, ha calado en la profesión jurídica la idea del servicio
completo o de todos los servicios en un mismo lugar. Si en un determinado
país existe una legislación o un código de conducta aplicable a la profesión
que impide a los abogados prestar tales servicios dentro de la empresa al
mismo tiempo que prestan servicios jurídicos, o si profesionales no juristas
no pueden asociarse a un bufete de abogados, se buscan fórmulas distintas
como el recurso a empresas subsidiarias y filiales. En los Estados Unidos
esta fórmula fue utilizada por primera vez por la empresa de abogados
Arnold and Porter de Washington, que estableció tres filiales para prestar
servicios no jurídicos en los sectores de la consultoría general, la consulto-
ría para organizaciones sin fines lucrativos y los servicios a bancos e insti-
tuciones de ahorro.
Al mismo tiempo se ha observado cómo empresas de contabilidad,
asesorías de empresas, bancos de inversión y otras empresas profesionales
empezaban a prestar servicios jurídicos a sus clientes. En general, esos ser-
vicios se prestan como parte de un conjunto más amplio de servicios, por
ejemplo para preparar y negociar una fusión o adquisición que interese a
empresas de dos o más países.
Son comunes asimismo los casos de colaboración entre firmas de ser-
vicios profesionales jurídicos y de otros tipos. Con frecuencia la iniciativa
LA CONSULTORÍA Y LOS CONSULTORES 45
\ viene del lado jurídico: un abogado puede considerar necesario obtener ase-
soramiento sobre la gestión, la contabilidad o las finanzas de la empresa para
ocuparse de un problema jurídico, en cuyo caso se dirigirá a un consultor
de empresas o a una empresa de contabilidad, que puede o no haber fir-
mado un contrato con un cliente común. A la inversa, es posible que una
sociedad de consultoría de empresas o de contabilidad perciba la necesidad
de asesoramiento jurídico y proponga al cliente que se ponga en contacto
con un consultor interno o le recomiende que se dirija a un consultor ex-
terno, directamente o mediante un subcontrato concertado por la empresa
de consultoría o de contabilidad.
Consultores de ingeniería
Las expresiones «consultores de ingeniería» o «ingenieros consulto-
res» se utilizan genéricamente para referirse a personas y organizaciones que
intervienen en calidad de consultores en ciertos sectores como la ingeniería
civil, la arquitectura, la industria de la construcción, la agrimensura y la
medición de materiales, los transportes, la planificación urbana y rural, el
diseño de proyectos, la planificación,"la supervisión y evaluación, la inge-
niería mecánica, eléctrica y química, los servicios de patentes, las transfe-
rencias de tecnología, etc. Incluso a los consultores de empresas se les solía
llamar ingenieros consultores en los primeros años de esta actividad.
Una característica común de los ingenieros consultores es que son
profesionales calificados para la práctica privada. Por consiguiente, los
clientes pueden solicitarles consejo y asistencia independientes, además de
pedirles ayuda en esferas especiales que el cliente no conozca bien. Se in-
cluye asesoramiento independiente y objetivo sobre preparación y negocia-
ción de contratos, así como para la selección de contratistas y proveedores
de equipo y materiales.
LA CONSULTORÍA Y LOS CONSULTORES 47
Los consultores de empresas y los ingenieros consultores pueden co-
laborar o competir en esferas como planificación de proyectos, organiza-
ción y gestión, ingeniería de la producción, planificación y control, diseño
y disposición de las fábricas, manejo de materiales, gestión del manteni-
miento, gestión de la calidad, aumento de la productividad o estudios de
viabilidad. En ciertos casos el cliente tiene la posibilidad de elegir entre
consultores de empresas con una base de ingeniería y producción, o inge-
nieros consultores con conocimientos en los aspectos organizativos y eco-
nómicos de la producción y otros procesos.
Consultores especializados
en búsqueda de ejecutivos
La búsqueda de ejecutivos (la llamada caza de cerebros) se ha desarro-
llado como sector especial de la consultoría respondiendo a una demanda
cada vez mayor de ejecutivos y especialistas de talento, unida a una escasez
de profesionales calificados y a dificultades de contratación en esferas fun-
damentales de competencia. Este tipo de servicio lo ofrecen ciertas empre-
sas especializadas en la búsqueda de ejecutivos o dependencias especializa-
das de empresas más importantes que se ocupan de servicios de consulta
multifuncionales y profesionales. En este último caso, la búsqueda de eje-
cutivos se puede realizar como una misión separada o como parte de un
conjunto de servicios más importante relacionado con la reestructuración
y reorganización de la compañía o dentro del marco de la gestión de los
recursos humanos.
Las empresas se dirigen a los especialistas en búsqueda de ejecutivos
cuando no desean anunciar públicamente una vacante, si están buscando
candidatos en sectores de actividad en los que normalmente la publicidad
no da buenos resultados y, sobre todo, cuando piensan que una empresa
especializada en este tipo de función tiene mejores posibilidades de locali-
zar al candidato óptimo en virtud de sus conocimientos del sector y de las
fuentes de talentos, de su base de información y de los métodos que utiliza
para localizar y seleccionar a los candidatos. El especialista en buscar eje-
cutivos no actúa como una agencia general de empleo sino que lo hace a
modo de un servicio especializado que conoce bien el ramo industrial o el
sector de servicios al que sirve, y también las técnicas de contratación, en-
trevista y evaluación, las organizaciones donde se puede encontrar a can-
didatos y la forma de presentar y negociar las ofertas para atraerse a can-
didatos calificados.
Las empresas especializadas en la busca de ejecutivos tratan de llegar
a conocer profundamente el mercado de los especialistas y gestores de alto
nivel competentes en sectores concretos (por ejemplo, los transportes), en
sectores funcionales (gestión financiera) o en ambos tipos de sectores. Uti-
48 COMO SELECCIONAR Y TRABAJAR CON CONSULTORES
lizan impresionantes bases de datos sobre posibles candidatos y recurren
también a la publicidad. Las principales empresas son internacionales o
cooperan con otras que pueden servir a clientes internacionales y localizar
a candidatos en otros países. Un nuevo servicio que han agregado a su car-
tera varias importantes empresas de este ramo ha sido localizar y facilitar
los servicios temporales de ejecutivos.
Como la búsqueda de ejecutivos debe atenerse a la legislación que rige
el trabajo y el empleo en cada país, se utilizan diversas prácticas. No obs-
tante, existen ciertas normas y principios generales, como un estricto se-
creto, la norma de que los honorarios son abonados por la compañía cliente
y nunca por el candidato presentado o el principio de que la investigación
se hace únicamente a solicitud de un cliente. Algunas empresas especiali-
zadas en la busca de ejecutivos han ampliado sus servicios a diversos aspec-
tos de la gestión, el desarrollo y la remuneración de los recursos humanos.
Código de ética
Evitar equívocos
Para ser justos es preciso que nos ocupemos también de la otra cara
de la moneda. El consultor puede actuar y comportarse de conformidad con
las normas éticas de la profesión si se trabaja con clientes cuyas actitudes y
trato se atienen asimismo a las normas éticas básicas. No sería realista es-
perar que un consultor respete estrictamente unas normas éticas si está tra-
bajando para un cliente implicado en transacciones fraudulentas. Un con-
sultor profesional que se da cuenta de que corre elriesgode verse implicado
LA CONSULTOR!A Y LOS CONSULTORES 59
en una situación así, normalmente deberá señalárselo al cliente y, si no hay
ningún cambio, retirarse de la misión sin pérdida de tiempo.
Puede asimismo darse el caso de que un cliente solicite unos servicios
que el consultor no está dispuesto a prestar, como dar una opinión favora-
ble de experto acerca de una transacción o proyecto que el consultor no
pueda respaldar, o pedirle que le transmita una información confidencial
que el consultor adquirió en misiones previas con otros clientes.
Con frecuencia no se puede ni conviene remitir la cuestión a un es-
calón jerárquico superior, una asociación profesional o una autoridad in-
dependiente. El consultor y el cliente deben hablar de la cuestión con fran-
queza y hallar una solución, o dar por terminada su relación.
Nunca se insistirá lo bastante en la importancia que tiene el papel y
la responsabilidad del cliente como estimulante de las normas profesionales
de la consultoría y otros servicios profesionales. Todo cliente que desee que
los consultores respeten y apliquen unas normas profesionales estrictas, no
deberá pedir nunca a ningún consultor, contable o cualquier otro profesio-
nal que ignore esas normas en aras de sus egoístas intereses comerciales.
1
M. Kubr (comp.): La consultorio de empresas: Guía para la profesión (Ginebra, OIT,
segunda edición revisada, 1994), págs. 15-17.
2
Véase M. H. Overholf y W. J. Altier: «Participative process consulting: The hard
and soft of it», en Journal of Management Consulting, vol. 4, núm. 3, 1988, págs. 13-23.
3
Los datos están tomados de Consultants News, junio de 1991, y otras fuentes.
4
Consultants News, junio de 1991, pág. 3.
5
Véase M. Stevens: The Big Six: The selling out of America s top accounting firms
(Nueva York, Simón and Schuster, 1991).
6
Véase R. L. Kuhn: Investment banking (Nueva York, Harper and Row, 1990).
7
Stevens, op. cit., pág. 22.
Problemas en general
Sugerencias de consultores
y otros profesionales
Las compañías de consultaría y contabilidad, y las escuelas e institu-
tos de dirección de empresas, así como los investigadores, profesores y au-
tores, son una riquísima fuente de ideas y ofrecen una diversidad cada vez
mayor de propuestas para mejorar la gestión y aumentar la eficiencia. Sus
sugerencias pueden recibirse a través de contactos personales, en talleres y
conferencias, libros y artículos, etc. El examen de todas sus ideas, descrip-
68 COMO SELECCIONAR Y TRABAJAR CON CONSULTORES
ciones de los trabajos realizados y servicios concretos ofrecidos, pueden po-
ner al descubierto diversos problemas y oportunidades de la organización.
Un examen más detenido de estos cinco grupos de señales puede po-
ner de manifiesto algo sumamente importante. Hay indicios que podrán
percibirse en todas las organizaciones en que el mantenimiento de registros
y la gestión alcanzan ciertos niveles mínimos de calidad: si no está admi-
nistrada de forma absolutamente desastrosa, toda empresa acopiará y ana-
lizará información sobre las quejas de los clientes o el movimiento del per-
sonal y el absentismo.
A la inversa, existe una gran diversidad de datos de que no se dispone
fácilmente en las empresas y que pueden incluso ser muy difíciles de obte-
ner. Las compañías de cierta importancia y complejidad pueden reunir y
analizar sistemáticamente información sobre las diversas tendencias am-
bientales, nuevas tecnologías, mercados extranjeros, sistemas financieros,
legislación en preparación o programas innovadores de institutos de direc-
ción de empresas, pero las empresas pequeñas y medianas no pueden hacer
lo mismo de forma regular y sistemática. Estas últimas empresas tienen dos
posibilidades: dirigirse a fuentes secundarias de información, como agen-
cias de información y periódicos especializados, o recurrir a los servicios de
empresas de consultoría con una notable competencia para acopiar y ana-
lizar informaciones ambientales y similares por cuenta de sus clientes.
Mandato
Convendrá que se prepare lo antes posible un primer proyecto de
mandato. Así se dispondrá de una exposición básica que se podrá revisar,
discutir y modificar en la organización cliente para que se alcance un con-
senso sobre el objeto de la consultoría. El cliente podrá decidir limitar el
uso del consultor a una serie de tareas para las cuales carece de información
y competencia. Por consiguiente, el consultor se ocupará sólo de la parte
del problema que se haya señalado en el estudio preliminar. La redacción,
distribución y examen del mandato permitirán aclarar este punto y al
mismo tiempo señalarán al personal de la empresa que existen otras tareas
de las que seguirá siendo responsable y en las que no va a intervenir ningún
consultor.
El mandato es la indicación inicial del trabajo que habrá de realizar el
consultor. Ha de ser bastante preciso y detallado, y puede incluir una gran
cantidad de información de base y de apoyo si se ha hecho un considerable
esfuerzo para preparar la consultoría y si el diagnóstico es cuidadoso y
detallado. En cambio, el mandato se puede resumir en una sola frase si se
hace una exposición amplia del problema y se espera que sea el consultor
el que haga un diagnóstico detallado en el que se compruebe el plantea-
miento del problema y se aporten datos más concretos antes de proponer
ninguna medida.
El mandato ordena al consultor lo que ha de hacer. Pero una inter-
pretación rígida de este papel sería contraproducente. Si el cliente no está
absolutamente seguro de que su planteamiento inicial del problema es co-
rrecto y completo, el mandato deberá ser considerado como una descrip-
ción abierta que se puede completar y revisar en una fase ulterior de la
misión.
Si se utiliza un procedimiento de selección, como el que se expondrá
en el capítulo 4, el mandato se puede distribuir entre cierto número de po-
sibles candidatos, algunos de los cuales pueden no estar familiarizados con
la organización cuente. Por consiguiente, el mandato tendrá que incluir una
LA DECISIÓN DE RECURRIR A UN CONSULTOR 81
Cuadro 2.3. Mandato - Lista de control
1
E. Schein: Process consultation, vol. II (Reading, Massachusetts, Addison Wesley,
1987), págs. 117-129.
Integridad profesional
La integridad profesional no es realmente un criterio sino una condi-
ción fundamental para la elección. Como ya se expuso en la sección 1.5, se
puede hallar respuesta a muchas preguntas y se pueden evitar numerosos
problemas si los clientes no transigen nunca con relación a la integridad y
a las normas éticas. Si el cliente tiene alguna duda en cuanto a cualquiera
de los aspectos de la ética y la conducta profesionales y no puede obtener
una respuesta satisfactoria, deberá excluir al candidato.
La información relativa al comportamiento profesional de un consul-
CRITERIOS Y MÉTODOS PARA SELECCIONAR AL CONSULTOR 89
tor determinado es conocida en los círculos de los clientes y además es po-
sible siempre dirigirse a los clientes anteriores. Las normas de conducta
profesional se pueden aceptar o discutir con el consultor durante el proceso
de selección. El candidato debe poder presentar al cliente un ejemplar de
la declaración de ética profesional de su empresa y decirle si es idéntica o
si difiere de las normas de la asociación profesional a la que pertenece su
sociedad.
Existen ciertas cuestiones que vale la pena discutir abiertamente. Por
ejemplo, habrá que analizar si existe un peligro de conflictos de intereses
tanto por parte del consultor como del cliente. Otras cuestiones no hay que
plantearlas directamente. El consultor revelará mucha información al ha-
blar de sí mismo y de los logros de su sociedad, de sus clientes, de sus com-
petidores, de la industria de consultoría de empresas y de otros temas.
Competencia profesional
La competencia profesional es otro de los criterios que en la mayor
parte de los casos se debe considerar como una condición previa a la selec-
ción, pues sólo podrán ser elegidos los candidatos que posean la competen-
cia requerida y que satisfagan los demás criterios. No obstante, esto es más
fácil de decir que de hacer, ya que el concepto de competencia profesional
es relativamente amplio y menos preciso y más difícil de captar de lo que
se imaginan muchas personas.
De todas formas, no es difícil obtener y evaluar información sobre
ciertos aspectos de la competencia técnica como los siguientes:
o formación del consultor, títulos, diplomas y perfeccionamiento ulte-
' rior;
o extensión y tipo de su experiencia en la gestión y la consultoría;
o referencias de clientes para los que haya realizado un trabajo compa-
rable;
o afiliación a una asociación profesional o instituto y trabajo realizado
al respecto (a veces estas asociaciones o institutos distribuyen un di-
ploma que acredita al consultor como «consultor autorizado»);
o libros, artículos, documentos de investigación y otros documentos
técnicos publicados por el consultor.
Sobre la base de esta información muchos clientes decidirán si consi-
deran que el consultor es competente o no. Pero si desea poder afirmar que
ha dado a la cuestión de la competencia toda la importancia que merece,
el cliente habrá de examinar otras cuestiones. Cinco de ellas son particular-
mente importantes:
90 COMO SELECCIONAR Y TRABAJAR CON CONSULTORES
Competencia de la empresa y del consultor
Creatividad e inventiva
También conviene averiguar si la misión exige dotes importantes de
creatividad e inventiva o si se trata más bien de un trabajo rutinario, simi-
lar a los que el consultor ha ejecutado ya para anteriores clientes. Para mu-
chos clientes la competencia profesional del consultor se puede resumir en
la pregunta clásica: «¿Lo ha hecho ya antes?» Esta es una pregunta cargada
de significado y con la que se da a entender que la experiencia es la mejor
prueba de la capacidad del consultor para resolver el problema que el cliente
le plantea. En cualquier caso, es útil formular esta pregunta. Pero el hecho
de que el consultor haya realizado ya un trabajo semejante quizá no sea
una buena razón para elegirlo. Si se está buscando una solución nueva e
innovadora, la capacidad del consultor para cuestionar los sistemas con-
vencionales, plantearse los problemas con una perspectiva más amplia, uti-
lizar métodos de investigación, trabajar con modelos computadorizados y
generar nuevas ideas puede ser más importante que su experiencia en tra-
bajos similares.
Fuente: David Maister: How clients choose (Boston, Massachusetts, David H. Maister Asso-
ciates, 1991).
productiva. Con todo, sería ingenuo suponer que una relación social
agradable pueda transformarse automáticamente en una relación pro-
ductiva y satisfactoria entre un cliente y un consultor.
Diseño de la misión
1. Integridad profesional
(código de ética y conducta)
2. Competencia profesional
• Competencia de la empresa y del consultor individual
• Conocimiento de la rama industrial
• Comprensión del país y de la cultura
• Aptitudes concretas y abstractas
• Creatividad y capacidad de inventiva
3. Relaciones con el consultor
(establecidas en trabajos anteriores o recientes, o por contactos sociales)
4. Diseño de la misión
(calidad, imaginación, enfoque participativo, eficacia)
5. Capacidad de cumplir la misión
(disponibilidad de recursos, calendario adecuado)
6. Capacidad de movilizar recursos
(contactos con la profesión y en el exterior, credibilidad, capacidad negociadora)
7. Costo de los servicios
(nivel y fórmula para él cálcuo de los honorarios)
8. Imagen del consultor
(prestigio en los círculos profesionales y empresariales)
Comercialización indirecta
Comercialización directa
Se habla de comercialización directa del consultor cuando éste se pone
en contacto con la empresa del cliente para preparar un informe, ofrecer un
servicio o vender una misión. Diversas empresas de consultoría e institu-
ciones de formación profesional envían directamente a los clientes grandes
cantidades de material de información y publicitario. El material impreso
habitual se encuentra en el límite entre la comercialización indirecta y la
directa, ya que el mismo material se envía normalmente a cientos o miles
de direcciones postales. Sin embargo, con frecuencia esos envíos van segui-
dos de una carta más personal, una llamada telefónica o la solicitud de una
cita formulada por un representante importante de la empresa, o de la in-
tervención de un amigo o conocido a quien el consultor ha pedido que les
presente. ¿Conviene acceder a esos contactos? ¿Ayudarán al cliente a elegir
a un consultor y, por consiguiente, vale la pena que dedique tiempo a ellos?
Recibir a un visitante cuyo único objetivo es presentar una empresa
de consultores no es especialmente interesante a no ser que el consultor sea
una persona excepcional y el cliente sepa de antemano que va a aprender
algo nuevo. Por consiguiente, se debe inducir a todo consultor que desee
ver a un cliente a que se prepare bien para la reunión y piense en la infor-
mación que el cliente puede necesitar o en algún nuevo producto utilizado
en otro lugar y que también podría interesar a la empresa del cliente, quien
podrá decidir así el nivel, los temas por tratar y los integrantes de la reu-
nión. Muchos consultores desean entrevistarse con los ejecutivos principa-
les pese a que su mensaje en realidad interesa y puede ser tramitado por
alguna otra persona muy distinta de la organización.
Si un consultor está trabajando ya para la empresa del cliente, es ló-
gico suponer que, además de la misión que está realizando, desea colocarle
otra. Esto es frecuente en la consultoría. A ello puede contribuir el conoci-
miento que el consultor tenga de la organización del cliente y de los con-
tactos que haya establecido con sus empleados. Con todo, el cliente deseará
seguir siendo el responsable y controlando la relación. Como ya se ha di-
cho, una excelente relación con el consultor puede ser una razón válida para
elegirlo de nuevo para realizar otra tarea. Mas a los clientes no les gusta que
los presionen. Ningún consultor tiene derecho a pensar que tiene el pró-
ximo contrato «en el saco» porque ya está trabajando para la organización
del cliente.
CRITERIOS Y MÉTODOS PARA SELECCIONAR AL CONSULTOR 103
3.4. Fuentes generales de información
sobre la consultaría y los consultores
Aunque ya haya estado sometido a cierta propaganda de los consul-
tores y ello haya influido probablemente en su opinión, el cliente deseará
tener una idea más general de las posibilidades existentes, y acopiar y eva-
luar la información que haya solicitado y no la que deseen darle uno o más
aspirantes a consultores. La presente sección se dedica a describir algunas
fuentes generales de información sobre la consultoría y los consultores.
Repertorios
Todas las asociaciones e institutos de consultores (véase el apéndice 1)
disponen de listas o repertorios de miembros, en los se indican sus especia-
lidades y/o ejemplos de cometidos comunes, a los que se añade en algunos
casos una breve descripción de la empresa de consultoría. No figuran las
asesorías que no son miembros.
Además existen algunos editores comerciales de repertorios de con-
sultores y de otros servicios profesionales (véase el apéndice 2). En general
104 COMO SELECCIONAR Y TRABAJAR CON CONSULTORES
figuran en ellos los consultores que consideran el repertorio útil y están de
acuerdo en pagar cierta tarifa al editor. No hay ningún tipo de selección: se
incluye en las listas a todo el que lo solicita y facilita la información debida.
Las guías de teléfonos (las páginas amarillas o la sección comercial)
son otra fuente donde se pueden hallar algunas direcciones y una infor-
mación limitada sobre los consultores y otros profesionales.
No hay repertorios absolutamente completos y seguros. El repertorio
es útil, por ejemplo, si se busca un consultor de un sector de actividad muy
concreto o que tenga su oficina en un lugar determinado. Son instrumentos
de información básica, no de selección.
Nota: Según el contexto, las preguntas se pueden formular de forma distinta y ser más con-
cretas y detalladas.
1
FIDIC: Selection by ability: FIDIC guidelines on the selection ofconsulting engi-
neers (Lausana, Suiza).
2
Véase J. Quay: Diagnostic interviewingfor consultants and auditors (Columbus, Ohio,
Quay Associates, 1986); o M. Kubr y J. Prokopenko: Diagnosing management training and
development needs: Concepts and techniques (Ginebra, OIT, 1989), págs. 101-108.
Etapa 1 - Mandato
El procedimiento de selección se inicia con la elaboración del man-
dato de la misión. Como se examinó de manera detallada en la sección 2.3,
114 COMO SELECCIONAR Y TRABAJAR CON CONSULTORES
Cuadro 4.1. Principales etapas del procedimiento de selección de consultores
1) Mandato.
2) Autorización de recursos y del procedimiento.
3) Preparación de una lista de preseleccionados.
4) Invitación a presentar propuestas.
5) Preparación y presentación de propuestas.
6) Evaluación de las propuestas.
7) Negociación del contrato.
8) Selección.
9) Conclusión y firma del contrato.
Nota: La información que aquí se especifica puede formar parte del cuerpo de la carta o ir en anexos.
Selección inicial
Puede ser útil iniciar la evaluación con una primera selección provi-
sional. Si se reciben muchas propuestas, en esta selección inicial se descu-
brirán las que son claramente inadecuadas y eliminables antes de proceder
a un examen más detallado. Las razones de esta eliminación pueden ser di-
versas:
o el consultor carece de los antecedentes y competencia necesarios en el
sector técnico o en el sector de la misión;
722 COMO SELECCIONAR Y TRABAJAR CON CONSULTORES
o la misión es excesivamente importante y compleja para la empresa de
consultores;
o el consultor no ha preparado realmente una propuesta sino que sólo
ha facilitado la información y el material publicitario habituales o ha
hecho una descripción de las técnicas normalmente empleadas para
otros clientes;
o el consultor ha ignorado la forma de presentación de la oferta o no ha
facilitado información esencial, lo que imposibilita o dificulta la com-
paración con otras propuestas;
o el precio no guarda proporción con el presupuesto que había calcu-
lado el cliente y con los precios propuestos por la mayor parte de los
demás candidatos.
Evidentemente, el riesgo de recibir propuestas inadecuadas se verá re-
ducido si se ha preparado una lista adecuada de preseleccionados y se han
redactado de forma precisa y completa el mandato y las cartas de invita-
ción. Pese a ello, la naturaleza y la novedad del trabajo y otros factores pue-
den dar lugar a malentendidos y a importantes diferencias de concepción
de lo que se ha de realizar y del producto final. Por consiguiente, incluso
un consultor preseleccionado y absolutamente competente puede presentar
una propuesta totalmente inapropiada. Es cierto que cuando está prepa-
rando la propuesta, el consultor tiene la posibilidad de visitar a la organi-
zación cliente, pero algunos consultores no aprovechan esta oportunidad por
falta de tiempo o por otras razones.
En una selección inicial se pueden encontrar propuestas inadecuadas
presentadas por excelentes empresas de consultoría que se habían conside-
rado como candidatos serios. Si el procedimiento y los límites de tiempo lo
permiten, el cliente puede decidir pedir a esos consultores que rehagan su
propuesta rápidamente para conservar alguna posibilidad en la evaluación,
aunque algunos procedimientos no lo autorizan.
Clasificación
Algunos clientes consideran útil adoptar un plan de calificaciones que
permita comparar las propuestas enviadas por los diversos consultores. Cada
uno de los miembros del grupo de selección da independientemente una
calificación a cada propuesta; a continuación se comparan y discuten las
calificaciones individuales y por último se calcula la calificación media.
Así, por ejemplo, el plan de calificaciones puede establecer que se fi-
jen los tres criterios técnicos que acaban de examinarse, es decir, criterios
aplicados a la misión, dotación de personal y apoyo, y características y an-
tecedentes de la empresa consultora. Se da una calificación a cada criterio
PROCEDIMIENTOS DE SELECCIÓN DEL CONSULTOR 125
Cuadro 4.4. Formulario de calificación de un consultor
Criterios
A B C
Consultor Diseño de la misión Personal, apoyo Antecedentes Resumen
(ponderación = 0,40) (ponderación = 0,40) de la empresa
(ponderación = 0,20)
1-100 Pond. Total 1-100 Pond. Total 1-100 Pond. Total Total A-C
Costo elevado
El procedimiento puede ser muy costoso para el cliente, que ha de
preparar y distribuir voluminosos documentos, tratar con cierto número de
candidatos, examinar una enorme documentación técnica y de otro tipo
sometida por los consultores, celebrar numerosas reuniones, etc. Por otra
parte, muchos consultores han de hacer el mismo trabajo para preparar sus
PROCEDIMIENTOS DE SELECCIÓN DEL CONSULTOR 135
propuestas, mientras que sólo uno de ellos va a obtener el contrato. Todo
esto aumenta el costo y los consultores lo reflejarán en sus honorarios o pe-
dirán al cliente que les reembolse directamente algunos de los gastos debi-
dos a la preparación y examen de las propuestas.
1
H. M. Treasury, Reino Unido: Seeking helpfrom management consultants (Lon-
dres, HMSO, 1990).
2
Banco Mundial: Guidelines for the use of consultants by World Bank borrowers and
by the World Bank as executing agency (Washington, DC, agosto de 1981).
La fórmula básica
Tarifa diaria
Asociado de
investigación 63 65 68 58 60
Consultor
operativo 112 112 121 125 100
Consultor
superior 150 140 153 165 141
Socio superior
o equivalente 200 200 220 200 250
Cuadro 5.2. Tarifas horarias propuestas por ASCO en 1992 (en francos suizos)
Experto en metodología
y estrategia 450 300 300
Especialista en sectores
técnicos particulares 300 270 240
Colaborador independiente 240 180
Asistente 150 120
Honorarios porcentuales
Gastos reembolsables
El consultor puede recibir por una misión unos honorarios en los que
esté todo comprendido. En tal caso el consultor no puede pedir al cliente
que le haga ningún otro pago por encima de los honorarios estipulados.
Queda entendido que en los gastos generales (que forman parte de los ho-
norarios) se ha incluido una asignación suficiente para gastos como los de
apoyo administrativo, viajes y comunicaciones.
Los pequeños gastos, cuyo registro y facturación por separado al
cliente, partida por partida, resultaría poco práctico y demasiado costoso,
se suelen considerar como parte de los gastos generales. En lo que respecta
a partidas de gastos más importantes, directamente relacionados con aspec-
tos particulares de la misión, la práctica normal consiste en considerarlos
como gastos «reembolsables» o «facturables». Se facturan al cliente sepa-
radamente de los honorarios propiamente dichos.
Entre los gastos reembolsables figura el costo de los viajes, el sustento
y el alojamiento del consultor durante la misión, las comunicaciones a larga
distancia, la reproducción, impresión y distribución de documentos, la
adquisición de equipos especiales y de documentación, los servicios de
computadora y las regalías, entre otros. Estos gastos pueden ser muy ele-
vados en la consultoría internacional, que entraña grades gastos en viajes y
otros análogos (pueden incluso abarcar viajes familiares si el consultor ha
de trabajar en el extranjero en misiones de larga duración) o si se utilizan
costosos sistemas patentados por los cuales el consultor cobra elevadas ta-
rifas. Por consiguiente, es importante que antes de iniciar una misión se in-
dique claramente qué gastos se van a reembolsar al consultor. Por ejemplo,
si el consultor tendrá derecho a viajar en primera clase o en clase prefe-
rente; si los gastos de alojamiento y comidas se van a reembolsar sobre la
base de una dieta fija o según los gastos realmente realizados; si se fijará un
límite superior a esos gastos, y qué sistemas se pueden considerar y tratar
como patentados y cuánto está dispuesto a pagar el cliente por su uso.
Normalmente los gastos reembolsables se cobran al cliente netos, sin
ningún tipo de gasto general ni beneficio. Algunos organismos de asesora-
miento o de asistencia técnica que emplean a consultores agregan a estos
gastos, por ejemplo, de un 7 a un 15 por ciento en concepto de servicio para
cubrir los gastos administrativos relacionados con el control de esos gastos.
150 COMO SELECCIONAR Y TRABAJAR CON CONSULTORES
5.4. Formas de facturación y de pago
Mediante un sistema de facturación y de pago, el consultor se pro-
pone cobrar sin retrasos indebidos los honorarios establecidos por el tra-
bajo realizado y evitar conceder un crédito gratuito a los clientes o a sus
banqueros. Si se trata de misiones breves, lo más probable es que el cliente
reciba la factura pocas semanas después de terminar el trabajo. En algunos
países, por cortesía no se envía la factura inmediatamente después de la fi-
nalización de la misión. En cambio, un retraso de tres o cuatro meses puede
ser un indicio de una mala administración en la empresa consultora.
Cuando se trata de misiones largas, los clientes reciben facturas periódicas
(por ejemplo, mensuales) si los honorarios se han fijado sobre la base del
tiempo. Normalmente, el pago ha de hacerse en un plazo de treinta días
después de la facturación, pero en ciertos contratos internacionales este pe-
ríodo puede ampliarse a sesenta días.
Si el consultor no recibe el pago dentro del período acordado, el cliente
puede verse en la obligación contractual de pagar intereses por los pagos
atrasados. A la inversa, puede preverse un descuento (por ejemplo, del 2-3
por ciento) por pronto pago.
Si se han acordado unos honorarios a tanto alzado, será preciso prever
cuidadosamente el calendario de facturación y pago. Es posible que haya
que hacer pagos parciales periódicos, ya que en caso contrario el consultor
se verá en la necesidad de pedir dinero en préstamo para realizar su
cometido y pagar al personal, lo cual le obligaría a aumentar el precio glo-
bal previsto.
En los contratos en los que se estipula un tanto alzado es frecuente
que el consultor proponga un plan de pagos consistente en un pago inicial
considerable en el momento de la firma (de hasta el 30 por ciento), antes
de que se asignen recursos y se inicien las tareas. Esta es una práctica acep-
table, pero es preciso que el cliente esté absolutamente seguro de que el
consultor merece toda su confianza y tiene una sólida situación financiera.
De lo contrario, lo más adecuado será solicitar una garantía bancaria o una
fianza a cambio del recibo del pago adelantado hecho al consultor (véase la
sección 5.5).
Cuando discuta con su consultor las prácticas y el calendario de fac-
turación, el cliente debe insistir en que se le entreguen facturas detalladas y
claramente redactadas para evitar todo malentendido. El consultor debe se-
ñalar con exactitud qué está cobrando y por qué razón. Normalmente una
factura no debe contener ningún gasto imprevisto, por ejemplo, por servi-
cios extraordinarios subcontratados por el consultor y sin el acuerdo del
cliente. En el cuadro 5.3 se indica la información que normalmente figura
en una factura.
HONORARIOS DE LOS CONSULTORES 151
Cuadro 5.3. Información facilitada en la factura — Lista de control
1. Número de la factura.
2. Período que comprende.
3. Servicios prestados (listas, fechas, volumen de trabajo de cada consultor).
4. Tarifas y cargas totales.
5. Gastos facturados independientemente de los honorarios.
6. Fecha en que se debe efectuar el pago.
7. Forma de efectuar el pago (moneda, método de pago, número de cuenta).
8. A quién dirigirse si se desea solicitar alguna aclaración.
9. Fecha de expedición de la factura.
10. Nombre, dirección, y números de teléfono, télex y fax del consultor.
11. Firma y fórmulas de cortesía.
1
FIDIC policy statement on guarantees, bonds and retentions relating to professional
services (agosto de 1986).
Contrato verbal
La legislación de la mayor parte de los países considera perfectamente
aceptable y vinculante el contrato verbal (de palabra u oral). Esto incluye a
los contratos relativos a servicios de consultoría. Si un cliente pide a un
consultor «que eche un vistazo a un sistema de determinación de los costos
de los productos y que proponga posibles mejoras» y el consultor accede a
hacerlo, en general se considera que esto es un contrato incluso si no se han
especificado la duración de la misión, la profundidad del estudio ni los ho-
norarios que se han de pagar. Existe siempre, no obstante, la posibilidad de
que se produzcan malentendidos. Por ejemplo, el consultor puede consi-
derar que, según la definición que se da de su tarea, se trata de una misión
de pequeña magnitud pero regular, mientras que el cliente puede pensar que
se trata de una investigación preliminar por la cual no se le va a cobrar nada.
Se pueden plantear numerosos problemas incluso si el cliente y el
consultor pertenecen a la misma comunidad y se valen de los mismos
términos comerciales. Por otra parte, si el consultor actúa en un país y en
una cultura que le son ajenos, pueden surgir enormes malentendidos y con-
flictos.
El principal problema que plantean los contratos verbales es que re-
sulta extraordinariamente difícil, y en algunos casos hasta imposible, pre-
sentar pruebas relativas al objetivo y a las condiciones del contrato. Incluso
si todo el mundo actúa de buena fe, puede fácilmente olvidarse lo que se
trató y acordó; o, a falta de instrucciones claras y completas a los colabo-
156 COMO SELECCIONAR Y TRABAJAR CON CONSULTORES
radores, es posible que se produzca una discrepancia de opiniones acerca
del alcance, el método y los resultados finales de la consultoría, tanto en la
organización del cliente como en la de la empresa de consultores.
Debido a esta y a otras razones similares, los contratos verbales resul-
tan inadecuados para la mayor parte de las misiones de consultoría. Evi-
dentemente, en la historia de la consultoría existen numerosas y excelentes
misiones negociadas y ejecutadas sin un acuerdo escrito. Aun en la actua-
lidad algunos clientes y consultores que se conocen y entienden perfecta-
mente y que pueden interpretar sin lugar a dudas las ideas de la otra parte
pueden considerar suficientes los contratos verbales incluso si se habla del
contenido de la consultoría informalmente y por teléfono. Sin embargo, la
utilización de contratos verbales tiende ahora a limitarse a pequeñas y bre-
ves misiones en situaciones en que el cliente y el consultor se conocen bien
y no se ha recurrido a un procedimiento formal de selección de consultores.
En otros casos, tanto los clientes como los consultores prefieren un con-
trato por escrito.
Contrato escrito
El contrato escrito puede adoptar diversas formas. Los más asiduos
utilizadores de consultores, sobre todo en el sector público, suelen disponer
de modelos de contratos. El FIDIC ha preparado un modelo de acuerdo de
servicio entre cliente y consultor utilizable para la consultoría técnica y re-
comienda su utilización general para los estudios de preinversión y de via-
bilidad, el diseño y la administración de la construcción y la gestión de los
proyectos, en particular cuando se trata de servicios que se solicitan y pres-
tan sobre una base internacional1. El Banco Mundial ha preparado un con-
trato tipo sobre servicios consultivos prestados en misiones complejas y ba-
sados en el tiempo2. También organismos internacionales, administraciones
públicas y numerosas empresas de consultoría tienen sus propios textos es-
tandarizados de contrato. Algunos consultores utilizan términos comercia-
les uniformes que se pueden utilizar para la redacción de un contrato o que
se adjuntan al contrato con o sin modificaciones. A partir de ese momento
pasan a formar parte del contrato.
Debido a la diversidad de los objetivos de los contratos y de las con-
diciones de las diversas actividades de consultoría, hemos optado por no
incluir en esta publicación un modelo de contrato. En cambio, en la sec-
ción 6.4 se describirá un esquema típico de contrato acompañado de co-
mentarios sobre las cláusulas principales, sobre todo cuando la práctica
internacional no es uniforme.
Carta de acuerdo o de intención
Un contrato de consultoría completo puede ser un documento muy
elaborado cuya redacción y negociación exijan bastante tiempo. Por con-
CONTRATOS DE CONSULTORÍA 157
siguiente, muchos clientes y consultores prefieren ciertas formas más sen-
cillas pero jurídicamente válidas de contrato escrito.
Una forma ampliamente aceptada y utilizada de contratar servicios
profesionales es una carta de acuerdo (llamada también carta de intención,
de compromiso o de nombramiento). Una vez recibida y examinada la
propuesta del consultor, el cliente le envía una carta de acuerdo en la que
confirma que acepta la propuesta (normalmente basta con que el cliente
firme una copia de la propuesta del consultor). La carta puede fijar nuevas
condiciones que modifiquen o complementen la propuesta del consultor.
En este caso es el consultor el que, a su vez, responde si acepta o no esas
nuevas condiciones. El procedimiento se puede utilizar también para mi-
siones importantes y complejas, con tal de que la propuesta del consultor
sea clara y completa y no exija numerosas modificaciones.
También es posible que sea el cliente quien redacte y envíe al consul-
tor la carta de acuerdo. Si el consultor acepta el mandato propuesto, da su
acuerdo por escrito y el contrato queda concertado.
Si se intercambian varias cartas en las que se modifican las condicio-
nes, convendrá repetir la propuesta en la última de ellas y pedir a la otra
parte que firme una copia de esa carta.
Antes de firmar una carta de acuerdo o de intención, el cliente deberá
conocer sus efectos jurídicos. La pregunta que se ha de formular uno es la
siguiente: ¿estamos dispuestos y deseamos asumir en este momento un
compromiso jurídico? Tal vez el cliente desee emplear al consultor y ha-
cerlo constar de forma explícita, pero aún no está seguro de aceptar plena-
mente la línea de acción propuesta, el presupuesto y los demás elementos
del proyecto que se está examinando.
Las cartas de intención y otros documentos similares se utilizan en
numerosas transacciones mercantiles, como fusiones, adquisiciones o cons-
titución de empresas mixtas. En estos casos deben tomarse siempre ciertas
precauciones: no firmar ninguna carta de intención en la que se estipule o
se prevea un compromiso que no se está dispuesto a asumir, como, por
ejemplo, el acuerdo relativo a una importante transacción comercial antes
de que se hayan realizado todas las investigaciones necesarias y se hayan
fijado las condiciones de la transacción, o comprometerse a no negociar con
otras partes. Si el cliente considera que le conviene disponer de una carta
de intención que no sea un documento jurídicamente obligatorio, en el texto
se puede incluir una declaración como la siguiente: «esta carta constituye
solamente una declaración de intención y no es vinculante para ninguna de
las partes».
Contrato implícito
Sea cual fuere la forma de contrato elegida, siempre es posible que el
consultor o el cliente se olviden de especificar ciertas condiciones o consi-
deren que es innecesario hacerlo. Por ejemplo, es posible que el cliente no
haya pedido que se le especifique el precio si conoce las tarifas que nor-
malmente cobra el consultor. Puede suceder que el consultor sepa que nunca
cobrará el último 5 por ciento de sus honorarios si ello es habitual en el país
del cliente. En un contrato implícito las partes no han expresado con todo
detalle sus intenciones y condiciones, pero cabe deducir éstas de las cir-
cunstancias. Una cláusula implícita puede ser una condición que es inútil
especificar o que, aun cuando no se haya expresado, forma parte del con-
trato. En la mayor parte de los países esas cláusulas son jurídicamente
vinculantes.
Definiciones
Los términos utilizados en el contrato pueden prestarse a diversas in-
terpretaciones. Por ejemplo, cabe preguntarse si por «proyecto» se ha de
entender el conjunto de servicios que va a prestar el consultor (proyecto de
consultoría) o un conjunto más amplio de actividades que realiza el cliente
y entre las cuales la misión es sólo una parte. En la presente sección se dan
definiciones a los efectos del contrato. Los términos fundamentales que
normalmente se definen son: proyecto, misión (servicios), cliente, consul-
tor, parte, acuerdo (contrato), personal, subcontratista, día, etc.
CONTRATOS DE CONSULTORÍA 163
Descripción de la misión
Servicios adicionales
Circunstancias en que el consultor habrá de prestar servicios no pre-
vistos en el contrato y forma de presentar la solicitud y de obtener la co-
rrespondiente autorización (por ejemplo, por escrito).
Secreto profesional
Conflicto de intereses
Se incluyen estipulaciones destinadas a evitar conflictos de intereses,
como la prohibición de iniciar actividades y tratos contradictorios, o acep-
tar comisiones, descuentos y pagos similares en relación con la misión.
Subcontratos
Deberá hacerse una descripción de los subcontratos propuestos por el
consultor y aprobados por el cliente. Si se conocen, se darán los nombres
de los subcontratistas y se esbozará el procedimiento acordado para locali-
zar, contratar y reemplazar a futuros subcontratistas.
CONTRATOS DE CONSULTORI A 165
Informes
Para la dirección y el control de la misión es fundamental que se pre-
senten informes regulares al cliente y al consultor, para que el contrato pre-
cise lo más posible el objetivo, el alcance, la forma y la periodicidad de los
informes provisionales y definitivo que ha de presentar el consultor.
Secreto profesional
Pagos al consultor
Gastos reembolsabas
Fianzas y garantías
Alteraciones
El consultor y el cliente podrán proponer por escrito la modificación
del alcance y el calendario de los servicios a causa de un cambio de las cir-
cunstancias y las necesidades. Además, el contrato debe prever revisiones
periódicas (en períodos que dependan de la naturaleza de las actividades y
de la duración del proyecto, por ejemplo cada seis o doce meses) en las cua-
les se podrán examinar y acordar las alteraciones necesarias.
Responsabilidad y seguros
La determinación de la responsabilidad del consultor, sus límites y los
seguros correspondientes forman parte importante del contrato. El cliente
y el consultor van a elegir el derecho aplicable y la responsabilidad del con-
sultor vendrá determinada por ese derecho. Por consiguiente, puede que no
haya necesidad de incluir en el contrato ninguna cláusula concreta al res-
pecto si en la legislación aplicable las responsabilidades derivadas de la
prestación de servicios profesionales quedan suficientemente precisadas y
detalladas. Con todo, existen diferencias en la forma en que los diversos sis-
temas jurídicos regulan las cuestiones de responsabilidad y tanto el cliente
170 COMO SELECCIONAR Y TRABAJAR CON CONSULTORES
como el consultor han de estar al tanto de esas diferencias en lo que con-
cierne a su contrato.
Al redactar y negociar el contrato, es posible que el consultor desee
introducir una cláusula de limitación de su responsabilidad. Esto es com-
prensible siempre que esa limitación no esté en contradicción con el dere-
cho aplicable. Para proteger sus intereses, al cliente le puede convenir re-
mitirse a diversos principios que reflejan la experiencia del Banco Mundial:
o Sería inaceptable una cláusula en la que se estipule que el consultor
no será responsable en absoluto por los daños que pueda haber cau-
sado en la prestación de sus servicios contractuales.
o En ningún caso podrá aplicarse una limitación pecuniaria de la res-
ponsabilidad a los daños causados por negligencia grave o por con-
ducta indebida intencional.
o Toda limitación pecuniaria que se establezca habrá de guardar rela-
ción con los daños probables pero, como medida práctica, se restrin-
girá a una cantidad equivalente a los recursos del consultor más su se-
guro profesional. En cualquier caso, la limitación nunca será inferior
a la cantidad prevista en el contrato, incluidos los gastos reembol-
sares.
c Ningún consultor habrá de ser indemnizado por su cliente por daños
causados por el consultor a terceros.
Además, el contrato debe estipular el tipo de seguro que ha de suscri-
bir el consultor, a saber: un seguro de responsabilidad profesional (indem-
nización), responsabilidad civil o cualquier otro tipo de responsabilidad que
pueda resultar adecuado en el contexto de una determinada misión. El
cliente puede exigir al consultor que demuestre estar convenientemente
asegurado. Si insiste en una cobertura de seguro que exceda de lo que pueda
considerarse la práctica habitual, el cliente es posible que tenga que reem-
bolsar el costo de ese seguro o de ese suplemento de seguro al consultor.
Cláusulas generales
En esta sección se establecen las condiciones generales del contrato.
Derecho aplicable
En esta sección se especifica el derecho por el que va a regirse el con-
trato. La mayor parte de los consultores insistirán, siguiendo el consejo de
sus asociaciones profesionales, en que se aplique el derecho de su país de
origen. A la inversa, muchos clientes, sobre todo del sector público, se ne-
garán a aceptar ningún derecho distinto del de su país. Este asunto se ha de
CONTRATOS DE CONSULTORIA 171
examinar y negociar con tiempo suficiente antes de que se prepare el con-
trato, ya que la elección del derecho aplicable influirá en la redacción de
algunas secciones del contrato.
Idioma
Ubicación
Se indica en esta sección el lugar donde se realizarán las actividades
previstas en el contrato y/o el derecho del cliente a designar ese lugar (que
puede estar en diversos países).
Representantes autorizados
En esta sección se dan los nombres, funciones y direcciones de los re-
presentantes del cliente y del consultor autorizados a firmar el contrato y
172 COMO SELECCIONAR Y TRABAJAR CON CONSULTORES
sus modificaciones, las facturas y otros documentos oficiales, así como toda
la correspondencia relativa a la ejecución del contrato.
Solución de controversias
Normalmente esta sección comienza con una declaración de la inten-
ción de las partes de hacer todo lo posible por evitar conflictos y solucionar
las controversias. A continuación se determina un mecanismo para la so-
lución formal de cualquier controversia resultante del contrato o relativa a
él y que no se pueda resolver por vía amistosa.
La actual práctica internacional recurre al arbitraje en el 99 por ciento
de los casos. Las partes acuerdan las reglas de arbitraje, que pueden ser el
Reglamento de Conciliación y Arbitraje de la Cámara de Comercio Inter-
nacional, el Reglamento de Arbitraje de la CNUDMI (Comisión de las Na-
ciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional) y muchas otras. La
mayor parte de los países tienen sus propias normas y procedimientos na-
cionales de arbitraje, como los de la American Arbitration Association
(AAA) de los Estados Unidos.
La sección puede concluirse con la advertencia de que el laudo resul-
tante habrá de ser final y definitivo (si así lo admite el derecho aplicable) y
que las partes deben renunciar a su derecho de recurso.
1
FIDIC: The White Book Guide, with other notes and documentsfor consultancy
agreements (Lausana, 1991).
2
Banco Mundial: Sampleform of contract for consultants'services (Washington, DC,
marzo de 1989).
Distribución de responsabilidades
Deberá disponerse de una persona de contacto o funcionario de en-
lace debidamente instruido para que sirva de vínculo en todo momento en-
tre la empresa y el consultor. En general el funcionario de enlace será un
colaborador próximo del cliente «principal» o «primario», es decir, el ge-
rente del sector de trabajo sobre el que se realizará la consulta. Tendrá que
considerar en qué momento y cómo implicar a los demás dirigentes y em-
pleados en el examen del programa de trabajo y en todos los aspectos im-
portantes de la misión. Esta es una función técnica, no administrativa. El
funcionario de enlace tendrá más que nadie la oportunidad de aprender del
consultor, lo cual puede redundar en beneficio de su futura carrera.
También se designará a las demás personas que vayan a asumir fun-
ciones específicas en la misión, y se las instruirá acerca de la naturaleza y el
alcance de su intervención. Deben saber cuánto tiempo habrán de dedicar,
qué tipos de cuestiones han de discutir con el consultor y qué documenta-
ción le han de facilitar. Es importante dar instrucciones sobre las cuestiones
relacionadas con el secreto profesional si la misión no va a ocuparse de al-
gunos aspectos que la dirección ha decidido excluir.
Instrucciones al consultor
Aún más importante que informar al personal de la organización
acerca del consultor será informar al consultor que va a ocuparse de la or-
ganización cuente. El cliente ha decidido adquirir tiempo del consultor y
pagará por ese tiempo incluso si se pierde. Es indudable que una parte de
ese tiempo se perderá si el consultor se ve obligado a buscar con dificulta-
des y prácticamente a extraer información fácil de obtener y que se le de-
bería haber facilitado a su llegada. Algunos clientes piensan que, si dan
178 COMO SELECCIONAR Y TRABAJAR CON CONSULTORES
demasiada información, están realmente haciendo el trabajo del consultor,
quien tendrá un trabajo fácil, ya que le bastará con reorganizar una infor-
mación ya reunida y analizada por el cliente. Pero si eso sucede, ello signi-
fica que el cliente nunca ha definido adecuadamente el objetivo de la con-
sultoría ni la contribución técnica específica que el consultor ha de aportar
para completar el trabajo ya realizado por el cliente y su personal.
Comprensión mutua
Los consultores están formados para ser flexibles y adaptarse fácil-
mente a las personas y saben que las organizaciones clientes trabajan en
distintos medios culturales y poseen diferentes personalidades. No obs-
tante, todos los consultores no son igualmente sensibles y hábiles en mate-
ria de relaciones interpersonales y comportamiento de las organizaciones.
Algunos son diplomáticos natos y han aprendido psicología, mientras que
otros son técnicos eficientes deseosos de desempeñar la tarea que se les ha
encomendado, pero menos sensibles a los problemas humanos de las or-
ganizaciones.
Es esencial que se lleguen a conocer lo antes posible las personas que
componen el equipo de consultores. Esta información no figura en el curri-
culum vitae, en el que brillan por su ausencia los rasgos de la personalidad
y, sin embargo, es preciso que los clientes conozcan este aspecto. En algu-
nos casos los representantes del consultor pueden darle cierta información
al respecto, pero nunca una información completa. Esta puede completarse
mediante entrevistas, charlas y contactos directos de trabajo.
Por otra parte, el cliente debe ayudar al consultor a que comprenda a
TRABAJAR CON EL CONSULTOR 179
sus colaboradores. Lo ideal es que sean compatibles entre ellos. Al cabo de
poco tiempo de trabajar en común es fácil darse cuenta de quién aprecia
las actitudes, los métodos de trabajo y el comportamiento del otro. A al-
gunas personas les gustaría que el consultor mostrara una actitud más re-
suelta y que indicará con más precisión las exigencias, mientras que otras
prefieren una invitación más general a contribuir y una determinación más
global de las tareas, lo que les da la posibilidad de aportar sus propias ideas
y concepciones y de dar prueba de iniciativa. Cabe esperar o incluso exigir
una gran tolerancia por ambas partes, ya que es prácticamente imposible
que se dé una perfecta compatibilidad entre las distintas personas que in-
tervienen en la labor.
Influencia de la cultura
En una misión desempeñan un papel fundamental los medios cultu-
rales del cliente y del consultor. Por cultura entendemos el acervo de valo-
res, creencias, tradiciones y normas de comportamiento colectivamente
compartidos por los miembros de un grupo concreto de personas. Las per-
sonas crean cultura como un mecanismo que las ayuda a hacer frente a su
entorno y a mantener la cohesión e identidad de la comunidad en sus in-
teracciones con otras comunidades.
El consultor necesitará conocer la cultura de la organización o em-
presa cliente, ya que ello va a influir en sus estrategias y métodos de tra-
bajo. Por ejemplo, habrá de aprender los valores de la organización cliente
y sus normas de comportamiento en lo referente a:
o la misión y la imagen de la organización;
o los centros de influencia;
o los procedimientos de adopción de decisiones y consulta;
o el apoyo que la dirección y los empleados dan a la innovación y al
cambio, y su capacidad para hacer frente al cambio;
o los estilos de gestión y dirección;
o la circulación y distribución de la información;
o el carácter confidencial y el secreto profesional;
o las formas de resolver los conflictos;
o la identificación de la dirección y de los empleados con la organiza-
ción.
El cliente podrá instruir al consultor acerca de la cultura de su orga-
nización, sobre todo si ya se han hecho estudios para diagnosticarla y des-
cribirla, o es posible que esta cuestión sea tan nueva y delicada para él como
180 COMO SELECCIONAR Y TRABAJAR CON CONSULTORES
para el consultor. En este caso convendrá que reflexione sobre la cultura de
su organización. Esto será útil no sólo para la misión actual, sino también
para abordar otras muchas cuestiones estratégicas y organizativas que pue-
dan surgir en el futuro.
Si el consultor procede de un país extranjero, necesita que se le ins-
truya acerca de la cultura o de las culturas nacionales en las que está im-
plantada la organización. Aunque el cliente pueda suponer que se ha faci-
litado ya información al consultor en su país, nunca podrá estar seguro de
que esa información fuera completa y correcta. En muchos casos el con-
sultor recibirá una información superficial e incompleta basada en simpli-
ficaciones periodísticas y en estereotipos. Será preciso rectificar esto y ayu-
dar al consultor a no dejarse engañar por informaciones en las que se
deforme la realidad del país y su influencia en la organización del cliente.
Por otra parte, los complejos factores e influencias culturales que ac-
túan del lado del cliente existen también del lado del consultor. El consul-
tor, se dé cuenta o no de ello, está influido por su propia cultura. En ciertos
casos su cultura puede incluso impedirle actuar eficazmente en el entorno
de la organización cliente. Por consiguiente, el cliente tendrá en todos los
casos interés en no dar por supuesto que no van a plantearse problemas
culturales de ningún tipo y deberá informarse lo mejor posible acerca de la
cultura del consultor.
Si el consultor viene de una empresa de consultoría bien establecida,
con tradición y cierto prestigio, el cliente deseará conocer suficientemente
bien la cultura profesional de esa empresa concreta (actitudes y comporta-
miento elitistas, espíritu de empresa, honestidad total o disposición al com-
promiso en cuestiones éticas, honorarios fijos o negociables, relaciones en-
tre los sectores de contabilidad y consultoría de la empresa, modalidades de
carrera y elementos de estímulo del consultor, etc.). Los representantes de
la empresa estarán siempre dispuestos a discutir con el cliente la mayor parte
de estas cuestiones y se referirán con orgullo a los valores y normas gracias
a los cuales la empresa ha conquistado su prestigio e imagen profesionales.
Estarán menos predispuestos a hablar de cuestiones relativas a la cultura de
su organización que puedan ser percibidas como negativas (si están al tanto
de ellas).
Por otra parte, es posible que el cliente desee saber si la cultura nacio-
nal del consultor puede influir de algún modo en las relaciones de trabajo
con su organización. Muchos consultores que trabajan en países extranje-
ros llegan a conocer, gracias a su experiencia y por medio de cursos espe-
ciales de capacitación en los que se trata de cuestiones culturales, las ven-
tajas y los inconvenientes de su propia cultura. Pero esto no es aplicable a
todos los consultores sin excepción. En general, el cliente debe animar a su
consultor a que reflexione sobre su propia cultura y sus diferencias con res-
TRABAJAR CON EL CONSULTOR 181
pecto a la suya. Una vez establecida una relación básica de confianza, el
personal de la organización consultiva y el de la empresa cliente podrán
discutir muchas de esas cuestiones, incluidas las religiosas, étnicas y políti-
cas más delicadas. Si el cliente es consciente de las diferencias culturales que
le separan de su consultor, podrá tomar la iniciativa de debatirlas con él.
Ambos se beneficiarán de esa discusión.
No sirve de nada criticar al consultor a sus espaldas por un compor-
tamiento que no es el habitual en el entorno del cliente. El consultor está
al servicio del cliente y siempre será posible abordar con tacto cualquier
cuestión que pueda irritar al cliente.
Resolución de conflictos
Conscientes de sus papeles de asesores y colaboradores, la mayor parte
de los consultores han aprendido a evitar comportamientos que puedan
irritar o suscitar conflictos con el cliente o con una parte de su personal. No
es posible, empero, evitar totalmente las situaciones conflictivas. En la con-
sultoría las causas de conflictos pueden ser:
o una mala comunicación;
o un desacuerdo en cuanto a los objetivos y los resultados que han de
lograrse;
o un desacuerdo en cuanto a los métodos de intervención;
o discrepancias con respecto al ritmo de cambio;
o resistencia al cambio;
o temor de perder influencia y poder;
o competencia por los recursos;
o incumplimiento de compromisos;
o negativas a cooperar;
o choques de personalidades y culturas;
o desempeño incorrecto e ineficacia.
En ciertos casos puede ser necesario dejar que el conflicto surga y se
manifieste abiertamente para conocer y abordar el verdadero problema.
Y sin embargo, lo más eficaz sería que cliente y consultor pudieran prever
el conflicto y atacar sus causas antes de que se declare.
Como Gordon Lippit advirtió, conviene despersonalizar un conflicto
procurando que las partes no se condenen recíprocamente y centrando el
conflicto en el tema básico y el desacuerdo en hechos objetivos. Para resol-
TRABAJAR CON EL CONSULTOR 185
ver un conflicto interpersonal, este autor propone los cinco métodos prin-
cipales siguientes2:
o retirada: retirarse de una situación de conflicto real o potencial;
o atenuación de las diferencias: poner de relieve las esferas de acuerdo y
quitar importancia a las discrepancias en las cuestiones conflictivas;
o transacción: buscar soluciones que den cierto grado de satisfacción a
las partes en conflicto;
o presión: imponer el propio criterio aun a expensas de la otra parte, lo
que con frecuencia da lugar a una competición abierta y a una situa-
ción de gana o pierde;
o confrontación: tratar directamente el desacuerdo con una técnica de
solución de problemas, para que las partes afectadas pongan fin a sus
desacuerdos.
Siempre que sea posible se dará la prioridad a la conclusión de un
acuerdo mediante la atenuación de las diferencias, la transacción y la con-
frontación, ya que de esta forma las partes en una controversia podrán
abordar la cuestión y llegar a una situación en que ambas ganan. La reti-
rada evita la cuestión, pero la solución puede ser sólo temporal. El ejercicio
de presión recurre a la autoridad y el poder y puede hasta agravar el con-
flicto, pero es posible que resulte necesario en casos extremos cuando sea
evidente que por la vía amistosa no se va a llegar a un acuerdo.
Si hay conflicto, en general éste se referirá a las relaciones del consul-
tor con ciertas personas de la organización del cliente afectadas por la mi-
sión. El cliente y el consultor deberían examinar juntos la posibilidad de
resolver el conflicto y la manera de abordarlo.
El factor tiempo
El principal obstáculo es la escasez de tiempo y no la falta de interés.
Como la mayor parte de las misiones consultivas crean temporalmente una
186 COMO SELECCIONAR Y TRABAJAR CON CONSULTORES
sobrecarga de trabajo, con frecuencia el cliente se siente aliviado si el con-
sultor realiza su trabajo sin formular demasiadas preguntas, sin pedir do-
cumentos detallados y sin sobrecargar aún más de trabajo al personal del
cliente. La tarea se lleva a cabo, pero el cliente no sabe cómo. Se ha perdido
la oportunidad. Sin embargo, como esto sucede con cierta frecuencia, con-
viene hacer una evaluación objetiva de las consecuencias medidas en tiempo
que tiene la participación del cliente cuando se está planificando la misión
y en todas las reuniones de seguimiento.
Informes provisionales
El propósito del informe provisional consiste en transmitir una ima-
gen objetiva y completa del trabajo realizado y los progresos conseguidos
por la misión. Si se trata de una misión más larga, se dividirá en varios pe-
ríodos de información que pueden ser períodos del año civil (por ejemplo,
informes mensuales o semestrales) o períodos correspondientes a las prin-
cipales fases del proceso consultivo (informe al final de la fase de diagnós-
tico, etc.). Los informes provisionales son importantes sobre todo cuando
se trata de misiones en las que el consultor trabaja fundamentalmente por
su cuenta, sin la participación intensiva del cliente, y el cliente necesita re-
cibir información periódica sobre lo que realmente está sucediendo.
Los informes provisionales deben estar concebidos para facilitar su
utilización para el control y la suspensión de la misión. Un buen informe
provisional es breve y conciso, está estructurado con sencillez y redactado
con claridad, y señala a la atención de los dirigentes los principales logros
188 COMO SELECCIONAR Y TRABAJAR CON CONSULTORES
del período objeto de examen y las medidas correctoras que es necesario
adoptar. Un informe provisional no es una obra literaria sino un docu-
mento práctico destinado a facilitar la acción gerencial. Fundamental-
mente abarca los siguientes aspectos:
o trabajo realizado;
o recursos utilizados;
o progresos realizados hacia el logro de los objetivos y las metas inter-
medios y finales;
o obstáculos encontrados;
o nuevos problemas descubiertos;
o nuevas ideas y oportunidades señaladas a la atención del cliente;
o dificultades de personal y otras dificultades;
o sugerencias para el ajuste del plan de la misión;
o sugerencias relativas a la adopción de otras medidas del cliente o del
consultor.
Los informes provisionales se han de presentar en el plazo de pocos
días (y no de semanas) del período de información, y se deben dar por re-
cibidos y examinados inmediatamente. Se analizarán en reuniones de re-
visión de la misión o simplemente se tomará nota de ellos en caso de que
no sea necesario discutirlos.
Si se prevé una evaluación intermedia, tal como se indicará en la sec-
ción 7.6, normalmente el principal informe provisional coincidirá con los
principales ejercicios intermedios de evaluación y se examinarán en las reu-
niones de evaluación.
Informes técnicos
Los informes técnicos se preparan a base de los resultados de tareas
técnicas concretas que forman parte de la misión. Su número y su estruc-
turación dependen de las circunstancias. Por ejemplo, en un diagnóstico de
las necesidades de formación se puede pedir al consultor que prepare un
informe resumido, o varios informes, cada uno de los cuales se referirá a
las necesidades de formación de una categoría de personal o de una parte
de la organización. Con frecuencia conviene dividir este trabajo en varios
informes técnicos. Así podrán tomarse medidas con relación al informe sin
necesidad de esperar a que se concluya un informe técnico general que
comprenda una gran amplitud de problemas. Además, así se puede evaluar
la metodología empleada en el primer informe e introducir mejoras que se
reflejarían en los siguientes.
TRABAJAR CON EL CONSULTOR 189
Los informes técnicos se ocupan de gran diversidad de materias y, por
consiguiente, adoptan formas muy distintas.
Información eficaz
Evaluación provisional
1
M. Kubr (comp.): Consultoría de empresas: Guía para la profesión (Ginebra, OIT,
segunda edición revisada, 1994), págs. 60-61.
2
G. Lippit: Organizational renewal (Englewood Cliffs, Nueva Jersey, Prentice-Hall,
1982), pág. 151.
Nuevos rendimientos
Nuevos comportamientos
Nuevos sistemas
Nuevas competencias
Las lecciones más interesantes y útiles son las que pueden sacarse de
la evaluación del diseño de la misión y de la forma en que ambas partes
han seguido y dirigido el proceso de consultoría. El objetivo consiste en de-
terminar si los métodos de diseño e intervención han sido adecuados a las
condiciones técnicas y culturales de la organización cliente y al objetivo
concreto de la misión. Las principales preguntas son las siguientes:
o ¿Eran el alcance, las prioridades, los objetivos y los resultados de la
misión los que corresponden a nuestras necesidades y estaban clara-
mente definidos?
o ¿Eran correctos la duración, el calendario, la programación y la orga-
nización de la misión?
o ¿Estaba el contrato bien redactado como un documento básico para
la gestión de la misión?
o ¿Se consultó y se instruyó adecuadamente al personal del cliente?
o ¿Estuvo claramente determinada la metodología de intervención del
consultor y era ésta la que convenía a la organización cliente? ¿Re-
sultó eficaz?
o ¿Se cumplió el calendario convenido de presentación de informes
provisionales y de reuniones de control? ¿Se adoptaron con rapidez
las adecuadas medidas correctivas y se realizaron las modificaciones
necesarias?
o ¿Se utilizó la fórmula de cálculo de los honorarios más adecuada a la
naturaleza de la tarea?
o ¿Se respetó el plan de facturación y pagos?
Dado que los papeles del consultor y del cliente en una misión son
como vasos comunicantes, la evaluación del consultor no puede ser com-
pleta ni justa sin que se evalúe el papel del cliente. El cliente probablemente
pedirá al consultor que haga una evaluación objetiva de sus actitudes y
aportaciones. Sin embargo, es posible que el consultor sea reacio a criticar
el comportamiento de ciertos empleados del cliente y la calidad técnica de
sus aportaciones. Por consiguiente, la información recibida del consultor
deberá completarse con una autoevaluación, que es un asunto interno y
confidencial de la organización cuente. Puede ser especialmente útil que el
cliente responda a las siguientes preguntas:
o ¿Hemos atinado en la elección de consultor?
o ¿Ha sido la participación de nuestra organización suficientemente ac-
tiva y proporcional a la importancia del proyecto?
200 COMO SELECCIONAR Y TRABAJAR CON CONSULTORES
Cuadro 8.1. Cuestiones sobre las que las empresas de servicios profesionales nece-
sitan recibir información de sus clientes
Con respecto a cada una de las siguientes frases relativas a su empresa, señale si:
• no está de acuerdo en absoluto (1) • está más bien de acuerdo (4)
• no está muy de acuerdo (2) • está totalmente de acuerdo (5)
• no está de acuerdo ni en desacuerdo (3)
• Su empresa se toma muy en serio su trabajo.
• Da muestra de creatividad en las soluciones que propone.
• Ha contribuido a que cambiemos de opinión sobre nuestra situación.
• Ha contribuido a diagnosticar las causas de nuestros sectores problemáticos.
• Ha encontrado el personal adecuado para mi trabajo: ha previsto un tiempo sufi-
ciente de personal superior.
• Ha encontrado el personal adecuado para mi trabajo: ha evitado que funcionarios con
altos sueldos desempeñen tareas subalternas.
• Responde con rapidez a las llamadas telefónicas.
• Sus funcionarios son accesibles.
• Sus funcionarios son corteses.
• Sus funcionarios son serviciales cuando se los llama.
• Su empresa cumple sus promesas en lo que respecta a los plazos.
• Documenta adecuadamente sus actividades de trabajo.
• No nos ha hecho perder el tiempo.
• Las comunicaciones están preparadas en un lenguaje comprensible.
• Está dispuesta al cambio cuando se le solicita.
• Sus funcionarios escuchan atentamente lo que les decimos.
• Sus funcionarios han establecido buenas relaciones con nuestro personal.
• Su empresa me mantiene suficientemente informado sobre los progresos realizados.
• Nos avisa de antemano lo que va a hacer.
• Nos comunica rápidamente cualquier cambio en la esfera de actividad y solicita
nuestra aprobación.
• Nos explica adecuadamente lo que hace y por qué.
• No espera a que sea yo el que tome todas las iniciativas, sino que se adelanta a los
acontecimientos.
• No se precipita para llegar a conclusiones.
• Cuenta con nosotros en lo que respecta a los aspectos principales de su misión.
• Ha llegado a conocer bien a nuestra empresa.
• Se ha esforzado por comprender cómo funciona nuestra empresa.
• Está al corriente de la evolución de su sector de actividad.
• Nos transmite la impresión de que realmente le importamos.
• Tratar con su empresa resulta fácil.
• Su empresa plantea abierta y rápidamente los problemas en nuestras relaciones.
• Nos mantiene informados de las cuestiones técnicas importantes para nuestro ne-
gocio.
• Muestra un interés por nosotros que rebasa el específicamente propio de su misión.
• Nos ha sido incluso más útil de lo previsto en sus proyectos.
• Ha conseguido que nuestro personal sea más eficaz en su trabajo.
• Trabajando con su empresa he llegado a comprender mejor su sector de actividad.
Muchas gracias por su ayuda. Sírvanse añadir cualquier otro comentario oportuno.
Fuente: Lista utilizada por David Maister y reproducida con su amable autorización.
DIRECCIONES UTILES
ALEMANIA BRASIL
Bundesverband Deutscher Unter- Associaçâo Brasileira de Consul-
nehmensberater (BDU) E. V. tores de Organizaçào (ABCO)
Friedrich-Wilhelm-Strasse 2 Rua da Lapa 180, COB
5300 Bonn 1 20021 Río de Janeiro
Instituto Brasileiro dos Consulto-
AUSTRALIA res de Organizaçào (IBCO)
Institute of Management Consul- Av. Paulista, 326, 7o andar - cj. 77
tants in Australia (IMCA) CEP 01310 Sào Paulo
PO BOX 105
Burnside BULGARIA
South Australia 5066 Bulgarian Association of
AUSTRIA Management Consulting Firms
(BAMC)
Fachverband Unternehmens-
6 D Blagoev Boulevard
beratung und Datenverarbeitung
Sofía 1000
Wiedner Haupstrasse 63
1045 Viena
CANADA
Vereinigung Oesterreichischer
Canadian Association
Betriebs-und
of Management Consultants
Organisationsberater (VOB)
(CAMC)
Strauchgasse 3
Suite 805
1010 Viena
121 Bloor Street East
BANGLADESH Toronto, Ontario M4W 3M5
Bangladesh Association Institute of Certified Manage-
of Management Consultants ment Consultants of Canada
98 Malibagh (DIT Road) Suite 805
Dhaka 1219 121 Bloor Street East
Toronto, Ontario M4W 3M5
BÉLGICA
Association belge des conseils en CROACIA
organisation et gestion Croatian Management
(ASCOBEL) Consulting Association
Avenue des Arts, Boîte 4 Krsnajavoga 1
1040 Bruselas 41000 Zagreb
APÉNDICE 1 217
CHINA ESTADOS UNIDOS
China Enterprise Management Academy of Management, Mana-
Association (CEMA) gerial Consultation Division
San Li He c/o Joe Weis
Beijing Management Department,
Consulting Association of Bentley College
Shanghai (CAS) Waltham, Massachusetts 02254
C/08I WuXinRoad American Institute of Certified
Shanghai Public Accountants (AICPA),
Management Services Division
1211 Avenue of Americas
DINAMARCA
Nueva York, NY 10036
Den Danske Sammenslutning af
Association of Internal Manage-
Konsulenter I Virksomhedsle-
ment Consultants (AIMC)
delse (DSKV)
Box 304
c/o Schobel & Marholt/AIM
East Bloomfield, NY 14443
Dyregardsvej 2
2740 Skovlunde Association of Management
Consulting Firms (ACME)
Foreningen af Management-
(division ofCCO)
konsulenter (FMK)
521 Fifth Avenue, 35th Floor
Kristianagade 7
Nueva York, NY 10175
2100 Copenhague OE
Council of Consulting
Organizations, Inc. (CCO)
ESLOVAQUIA 521 Fifth Avenue, 35th Floor
Slovak Association for Manage- Nueva York, NY 10175
ment Consulting Institute of Management Consul-
Viedenská cesta 5 tants (IMC) (division of CCO)
85220 Bratislava 521 Fifth Avenue, 35th Floor
Nueva York, NY 10175
ESLOVENIA
Association of Management
FILIPINAS
Consultants of Slovenia
Slovenska c. 41 Institute of Management
61000 Ljubljana Consultons
c/o Mr. A. Figueras
PO Box 589
ESPAÑA Manila
Asociación Española de Empre-
sas de Ingeniería y Consultoras
(TECNIBERIA) FINLANDIA
Velazquez, 94 Liikkeenjohdon Konsultit (UK)
Apartado 14 863 Pohjantie 12A
28006 Madrid 02100 Espoo 10
APÉNDICE 1 219
Chusho Kigyo Shindan Kyokai NUEVA ZELANDIA
(Smaller Enterprise Consultants Institute of Management Consul-
Association) tants New Zealand Incorporated
Ginza Section of MITI PO Box 2347
6-15-1, Cinza, Chuo-ku Auckland 1
Tokio 104
Meikokukai, Japan Productivity PAÍSES B A J O S
Center Orde Van Organisatiekundigen
3-1-1, Shibuya, Shibuya-ku en-Adviseurs
Tokio 150 Koningslaan 34
1075 AD Amsterdam
MALASIA
Raad van Organisatie-Adviesbu-
Institute of Management
reau (ROA)
Consultants
34 Van Stolkweg
10th Floor, MUI Plaza
PO Box 84200
Letter Box 63
2508 La Haya
Jalan P. Ramlee
Kuala Lumpur 50250
PAKISTAN
MEXICO National Association of Consul-
Asociación Mexicana de Empre- tants of Pakistan (NACOP)
sas de Consultorio (AMEC) PO Box 8901
calz. Legaría 252 103-B, SMCH Society
México DF 17 Karachi
NIGERIA POLONIA
Institute of Management Association of Economic
Consultants Consultants
14 Kagoro Close Gorskiego 1, Apt. 3
PO Box 9194 00033 Varsovia
Kaduna
Nigerian Association
PORTUGAL
of Management Consultants
c/o Centre for Management Associaçào Portuguesa de Projec-
Development tistas e Consultores (APPC)
PO Box 7648, Ikorodu Road Av. Antonio Augusto
Lagos Aguiar 126-7°
1000 Lisboa
NORUEGA
Norsk Forening av Radgivere i REINO UNIDO
Bedriftsledelse Institute of Management
c/o Hartmark-Iras Consultants
PB 50 5th Floor, 32/33 Hatton Garden
1324 Lysaker Londres EC IN 8DL
APÉNDICE 1 221
Féderation des experts compta- 32/33 Hatton Garden
bles européens (FEE) Londres EC1N8DL
83 rué de la Loi Reino Unido
1040 Bruselas International Féderation
of Accountants
AMERICA LATINA
540 Madison Avenue
Federación Latinoamericana Nueva York, NY 10022
de Asociaciones de Consultores Estados Unidos
(FELAC)
Federación Internacional
Suipacha 552 - Piso 4.° - Of. 1
de Ingenieros Consultores
1008 Buenos Aires
(FIDIC)
Argentina
PO Box 86
INTERNACIONAL 1000 Lausana 12 Chailly
International Council of Manage- Suiza
ment Consulting Institutes
(ICMCI)
3. Organizaciones internacionales
APÉNDICE 1 223
Apéndice 2
Consultants News
(Jim Kennedy, Kennedy Publications)
Templeton Rd., Fitzwilliam, New Hampshire 03447, Estados Unidos
Teléfono (603) 585-6544, Fax (603) 585-9555.
Jim Kennedy, editor de Consultants News, repertorios y otras fuentes de infor-
mación sobre consultoría de empresas y búsqueda de dirigentes, oficiosamente
y de forma gratuita ayuda a establecer contactos entre consultores y clientes.
Al posible cliente le pedirá toda la información que pueda dar sobre la natu-
raleza de la misión, el presupuesto previsto, la experiencia anterior con consul-
tores, la clase de empresa de consultores que al cliente le parecería más apro-
piada, etc. A la vista de estos datos, trata de identificar a un pequeño número
de consultorías que le parezcan adecuadas, se pone en contacto con ellas para
describir el caso pero sin revelar el nombre del posible cliente, comprueba el
interés y la experiencia del consultor, y da el nombre de los asociados con los
que convendrá ponerse en contacto. Toda esa información se la transmite al
cliente. Como su intervención es gratuita, en caso de que el cliente y el consul-
APENDICE2 225
tor terminen por ponerse de acuerdo en hacer el trabajo se espera que le infor-
men sobre lo que realmente ha sucedido.
GENIOS Wirtschaftsdatabanken
Postfach 1102, D-4000 Dusseldorf 1, Alemania
Teléfono (0211) 887-1521, Fax (0211) 887-1520
GENIOS utiliza un banco de datos computadorizado sobre consultorías de
empresas alemanas miembros de la BDU. Los códigos son BDUA para las di-
recciones y BDUB para los perfiles de las empresas.
ALPHA Publications
66 Seeleys Road, Beaconsfield,
Bucks HP9 1TB, Reino Unido
Teléfono (0494) 675-942, Fax (0494) 670-807
Ken Dawson, fundador de ALPHA Publications, prepara y distribuye infor-
mes especiales regionales y nacionales sobre el mercado de servicios de consul-
toría de empresas, tendencias de la consultoría y empresas importantes de con-
sultores. Ha publicado grandes informes relativos a los Estados Unidos, el Japón
y, más recientemente (1992), Europa occidental. Están en preparación otros
informes. Estos informes facilitan datos detallados sobre las características, ac-
tividades y servicios de las principales empresas de consultores que actúan en
cada una de las regiones y países incluidos.
APÉNDICE 2 227
Apéndice 3
APÉNDICE 3 229
Nombre Número de País de la Comentarios
consultores sede principal