Guia Sociologia Cristiana
Guia Sociologia Cristiana
Guia Sociologia Cristiana
LLAMADO DIVINO
“CETEBI”
SOCIOLOGIA CRISTIANA
La legitimidad científica de la sociología cristiana está garantizada sobre dos pivotes sólidos que
son al mismo tiempo su punto de partida: la existencia de Dios y la existencia del mundo. Para
"hacer" sociología cristiana hace falta partir de ahí. Se parte, pues, de lo que se considera es la
realidad más palpable y fehaciente. Otras sociologías parten de otros fundamentos más o menos
rígidos y más o menos justificables; así, por ejemplo, la sociología marxista, que todavía sigue viva,
está edificada sobre el a priori meramente especulativo de la creencia laica en el materialismo
histórico.
El reconocimiento de la fundamentación teológica es, por otra parte, imposible de ignorar para
quien pretenda adquirir un tipo de conocimiento omnicomprensivo de la realidad social.
Argumento que debe de ser reconocido incluso por el no creyente: si Dios existe, y en concreto el
Dios de la revelación cristiana, no puede el científico social dejarle fuera al reflexionar sobre el
mundo. Ciertamente habría que dudar de la fe del sociólogo cristiano si éste no tuviese en cuenta
a Dios a la hora de describir la realidad. ¿Qué pensaríamos del biólogo que pretendiese ignorar la
existencia de leyes o pautas naturales? Pues lo mismo del sociólogo, del filósofo o del jurista que
pretendiese ignorar lo que sabe que existe. Si Dios existe, hay que tenerle en cuenta. Puesto que
existe, no hacerlo es condenarse al fracaso científico.
Bien, de acuerdo, pero ¿quién es ése Dios? ¿Cómo actúa? ¿qué nos dice de nosotros mismos? No
pretendemos aquí contestar a esas preguntas al modo en que lo haría un tratado apologético.
Más bien, partimos de que esas preguntas están ya contestadas o suficientemente informadas en
la tradición católica, aunque necesiten de la glosa precisa y adecuada para la cultura en que ahora
vivimos. Por eso las reflexiones que hacemos en estas páginas van dirigidas a dos tipos de
personas: al católico reflexivo que quiere fundamentar mejor su vida cristiana en medio de la
cambiante y mudable sociedad en la que vive, y a aquellos sociólogos (en concreto a unos
queridos y entrañables compañeros de profesión) que tienen curiosidad por ver cómo un
sociólogo puede ser también cristiano creyéndoselo de verdad. Tanto para unos como para otros,
vale el título que hemos dado a estas reflexiones.
Los primeros estarán de acuerdo conmigo en que un católico coherente en su estilo de vida con
las enseñanzas de la Iglesia, poco tiene que conservar de los estilos de vida dominantes en la
sociedad contemporánea. Efectivamente, el neo paganismo cultural que propala la imagen de lo
que se considera como sociedad avanzada o progresista (en el sentido de amoral), debe de ser
"conservado", en buena lógica, por el neo pagano a quien ésa cultura le es afín, pero no por el
cristiano. En este sentido, un católico entraría en contradicción consigo mismo al abrazar el
conservadurismo.
Para los segundos vale la imagen revolucionaria del fundador del cristianismo. En este contexto,
mis colegas estarán de acuerdo conmigo al ratificar la incongruencia que denunciaría el seguidor
de Jesucristo que adoptase una actitud contemporizadora (conservadora) para con una sociedad y
una cultura en continuo contraste con las enseñanzas evangélicas.
Por estos y otros motivos que se expondrán a lo largo de estas páginas, creemos que un cristiano
no puede ser conservador, y que el radicalismo y el espíritu revolucionario que representa la
figura de Jesús son las más necesarias facetas que deben de adoptar sus seguidores en el mundo
de hoy.
Como soy consciente de la gran necesidad que la sociedad contemporánea tiene de esperanza y
del testimonio de coherencia de los cristianos, pido a todas y a todos los que me acompañen por
estas páginas dos favores. El primero es la limosna de la oración para esa ingente masa de buenas
gentes que luchan en este mundo contra los males de la insensibilidad y de la ignorancia; en este
sentido, maestras y maestros, madres y padres: va por ustedes. El segundo es que sepamos
mostrar con hechos a los más jóvenes de entre nosotros la confianza que en ellas y en ellos
tenemos como portadores de la esperanza cristiana; en este otro sentido -me dirijo ahora a mis
alumnas y alumnos-, va por vosotros. De vuestra rebeldía depende el futuro, no solo de la Iglesia
sino de la sociedad entera, sé que ni las fuerzas ni el ánimo os faltan.
Definimos a La sociología como la ciencia que estudia la sociedad humana, entendida como el
conjunto de individuos que viven agrupados en diversos tipos de asociaciones, colectividades e
instituciones. Más concretamente, su objetivo de investigación son los grupos sociales; sus formas
internas de organización, su grupo de cohesión y las relaciones entre ellos y con el sistema social
en general. En suma la estructura social.
Hay otras ciencias sociales que también tienen por finalidad el estudio del hombre y la sociedad
tales como: La antropología, la economía, la historia, la psicología social, a diferencia que estas
estudian aspectos parciales de la conducta humana y de la relaciones entre los individuos,
mientras que la sociología tiende a la búsqueda de la interrelaciones entre los fenómenos
sociales, de hecho la sociología abarca aspectos de la realidad social más complejos y mas vastos
que las demás ciencias sociales, aunque todas ellas serán elemento valiosísimo para el
investigador sociológico, porque es precisamente en estas ciencias donde pueden encontrarse los
materiales para construirse la sociología, la sociología como disciplina científica, es necesario una
correcta concreción y un manejo adecuado de sus recursos intelectuales.
El objetivo de la sociología no es tan solo realizar estudios concretos sobre fenómenos sociales,
sino también elabora teorías sobre la realidad social. Por eso la sociología es a la vez empírica y
teórica.
datos estadísticos, desde el estudio histórico que conforma un determinado fenómeno, hasta el
análisis de sus causas.
Desde estas perspectivas, la sociología al igual que otras ciencias sociales debe permanecer
abierta a las nuevas experiencias y teorías que surjan en el decurso del progreso científico.
Las ciencias naturales fueron el primer sector del conocimiento que se liberó del tutelaje
providencialista y se orientaron hacia la búsqueda de las leyes del universo y la naturaleza.
Mientras tanto hasta el siglo XIX, el hecho social permaneció dominado por la especulación
filosófica, conformando lo que se denomina « pensamiento social». Nicolás Maquiavelo, Thomas
Hobbes, John Locke y Jacques Rousseau fueron hitos en este nivel de conocimiento.
Influido por la naturalidad de las ciencias naturales, Henri de Rouvroy, conocido como conde de
Saint-Simón, expuso al iniciarse el siglo XIX la necesidad de crear una «Ciencia del hombre» que
siguiera el trayecto metodológico de las ciencias naturales: la búsqueda de las leyes que explican
los hechos sociales. Sin embargo, su idea no rebasó el estadio de proposición. Pocos años
después, Augusto Comte recogió la idea de Saint Simon y elaboró el concepto de sociología,
entendida como disciplina que estudia las causas y efecto del hecho social, casi· paralelamente,
Pierre-Joseph Proudhon y Kart Marx, y unos años después Herber Spencer, cada uno a su modo y
con su propia ideología, colocan los cimientos de la sociología, cuya expansión fue realidad en el
siglo XX.
La sociología a pesar de haber progresado notablemente, aún está lejos de haber consolidado
todas sus premisas fundamentales. Sin embargo, su porvenir aparece claro y optimista. La
complejidad del desarrollo de la actividad humana y la necesidad de un mundo progresivamente
más civilizado y racial exige ya un indispensable conocimiento de lo que Ch. Wright Mills definió
como «estructura social» donde tiene lugar todo acontecer humano.
El hombre vive en sociedad desde el grupo tribal formado por un reducido número de individuo,
hasta las modernas y complejas sociedades en masa.
Teniendo presente que la vida de todo individuo se desarrolla mediante la interacción con otros
individuos, la sociología, a fin de analizar y explicar las pautas de la conducta humana y sus
comportamientos regulares, ha elaborado el concepto teórico de cultura.
Considerando que la sociología (o una parte de ella) se ocupa de la familia como tipo especial de
agrupación humana, difundida bajo diversas formas en toda las culturas, estudiando el
matrimonio como núcleo básico, el divorcio y sus causas, las relaciones entre clases sociales y
estructuras familiares, las relaciones entre padres e hijos y los conflictos en generales, influencia
de la religión y la moral y su grado de cohesión, las diferencia entre familia de ámbito rural urbano
y otros muchos aspectos de esta específica agrupación humana.
Ahora bien, como integrantes de una sociedad y también como miembros de una institución
social (Iglesia), por tanto podemos decir que la experiencia nos demuestra que el hombre además
de sus necesidades corporales como son nutrición, vestido, habitación, también tiene necesidades
espirituales, intelectuales y morales. Enfáticamente conocemos a través de las sagradas escrituras
que nuestro Señor siempre está interesado en la familia. Siendo la familia la base o el núcleo de la
sociedad cualquiera que esta fuera. Tribal o las modernas y complejas sociedades de masa
Si la base esta desintegrada, no podemos pensar que la sociedad pueda ser otra cosa sino una
desviación social. A pesar de los mecanicismos de control existentes la
Sociedad está en un elevado caso de desviación de la conducta respecto a las normas imperantes,
o de franca rebelión frente a las mismas, incluso en aquellas que gozan de un alto grado de
cohesión social.
El caso que trato de presentar es alcanzar el logro de trabajar con los representantes de la familia
que no son otros que los padres La causas de desviación son múltiples, pero el antídoto es la
palabra de Dios como instrumento, perfecto, puro y fiel que puede revestir la moral,
enseñándoles lo necesario y útil para alcanzarlo, los beneficios y privilegio que pueden obtener.
Sugerimos, conocer los métodos sicológicos como es poder conocer un poco, al menos lo
necesario de carácter y temperamento, en relación a la cultura, el rol que es el conjunto de
actividades realizada por un individuo, el desarrollo de su acción social, encaminada al
cumplimiento de una determinada fusión social de acuerdo con unas pautas o normas de
conducta establecida, por ejemplo la mujer puede ejerces los roles de esposa, madre, ama de
casa, empleada de oficina, miembro de un club social. Es estatus reviste aspectos más estáticos de
la conducta, define la posición social que un individuo ocupa en el seno de la sociedad y
especialmente de los grupo social en que desenvuelve su acción, actitudes, lo cual no significa que
los hombre actúen de forma completamente idéntica, pero sí que en su conducta existen una
serie de elementos comunes que conforman una pautas de comportamiento recurrentes y
generalizables, sin la existencias de estas pautas o normas no existiría la sociología, pues sería
imposible la generalización base de toda ciencia.
Este famoso antropólogo de origen francés dijo refiriéndose a la construcción del conocimiento
denominado la gradación del conocimiento antropológico.
CONCLUSIÓN
Sin embargo, en base a lo que venimos destacando acerca de la relación dialéctica entre
espiritualidad y situaciones históricas, entre niveles socio-culturales y expresiones religiosas,
parece correcto adelantar alguna que otra insinuación —que deberá ser calibrada posteriormente
por un razonamiento teológico— de carácter sociológico, relativa a una espiritualidad sintonizada
con la historia y con la cultura contemporáneas. Como se ha visto, las religiones y la
espiritualidad, desarraigadas de la tendencia de fondo de nuestra época (por la liberación
emancipadora) y disociadas por el calibre de los conflictos que la reconocen, aparecen fatalmente
en declive. Por el contrario, ciertas modalidades de desarrollar lo sagrado y algunas experiencias
religiosas animadas por una espiritualidad unitaria consiguen incluso hoy día hacer mella y
afirmarse con el vigor típico de las minorías proféticas. De ello se sigue, desde un punto de vista
sociológico, la necesidad de superar todo modelo dualista de vida espiritual que separe la vida
interior de la acción social, la evangelización del compromiso de liberación y de promoción
humana, favoreciendo las condiciones que garantizan una vida religiosa y.una
espiritualidad unitaria y totalizante, es decir, en la que el Espíritu asuma la totalidad del proceso
histórico conflictivo.
Este camino, que exige el esfuerzo convergente de las ciencias empíricas, teológicas y
deontológicas para lograr una adecuada praxis pastoral, no está carente de dificultades.
Precisamente, al contrario, los estudiosos de la espiritualidad han puesto de relieve que este
camino implica una crisis radical; efectivamente, mientras cierra un cuadro de la historia
profundamente marcado por dualismos típicos de la cultura occidental y platonizante, abre una
nueva fase en la que los valores de la tradición, liberados de formas y modalidades ambiguas o
anacrónicas, podrán encontrar adecuada realización: "Un nuevo lenguaje de síntesis nos ayudará
a intentar unir las necesarias polaridades de la vida cristiana: acción y contemplación,
compromiso histórico y celebración sacral, desgarramiento conflictivo de la cruz y luz escatológica
de la gloria, ya presente en la lucha histórica del tiempo. Pero tanto las síntesis nuevas como las
interpretaciones y lecturas de las experiencias y de las tradiciones no podremos ya considerarlas
`definitivas' o `clausuradas'. Habrán de quedar disponibles a la pluralidad dialogal de un
catolicismo en marcha, abierto a la infinita posibilidad de lo real y del Espíritu"".
En conclusión resumimos que el conocimiento y la búsqueda del mismo debe ser una labor
importante responsablemente propia de la actividad de nuestra vida y desenvolviendo de la
misma, para ser aplicarlo dependiendo del caso y lograr un trabajo productivo organizado y aun
cómodo en la labor misionera.