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Guia de Estudios Unidad I

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE FORMOSA

(U.N.A.F.)

FACULTAD DE ADMINISTRACION, ECONOMIA Y NEGOCIOS

(F.A.E.N.)

GUIA DE ESTUDIOS

UNIDAD I

IMPOSICIÓN SOBRE LAS RENTAS. ASPECTOS TEORICOS GENERALES

Año 2021

ASIGNATURA: IMPUESTOS I

PLAN DE ESTUDIOS: Desde 2019 y siguientes

Profesores: GOICOECHEA, Pablo Raúl


FRIDMAN, Patricia

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UNIDAD I - IMPOSICION SOBRE LAS RENTAS.

ASPECTOS TEORICOS GENERALES

I.1 La imposición sobre la renta: fundamentación. Impuesto a la renta normal

potencial.

I.2 Conceptos económico y fiscal de la renta. Teorías de la fuente y del balan-

ce. Criterio del flujo del ingreso. La renta en períodos de inflación; distorsiones

causadas por ésta y forma de corregirlas. Depreciación acelerada de deduccio-

nes por inversión. Rentas ganadas y no pagadas

I.3 Desgravaciones personales. Unidad contribuyente. Imposición cedular y

global. El problema de la irregularidad de los ingresos: uso de promedios o del

traslado de quebrantos.

I.4 Efectos económicos del impuesto personal en la oferta de trabajo y capital y

en la demanda de factores. Efectos redistributivos de los ingresos netos.

I.1. LA IMPOSICIÓN SOBRE LA RENTA: FUNDAMENTACIÓN

La renta o el rédito ha surgido como la base de imposición más repre-


sentativa de la capacidad contributiva en los Estados modernos y también

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como índice de la participación del contribuyente en los beneficios que depa-
ran los servicios públicos.
Actualmente, la ciencia financiera exhibe opiniones menos entusias-
tas acerca del papel del impuesto a la renta o a los réditos, especialmente en
lo relativo a la política de estabilización y de desarrollo económico pero no
faltan defensores del impuesto no sólo como criterio de distribución más ade-
cuado de las cargas presupuestarias según las funciones de las finanzas clá-
sicas, sino también desde el punto de vista de las finanzas modernas.
Ningún impuesto puede considerarse "óptimo" en el sentido de satis-
facer en forma simultánea los objetivos de eficiencia económica, la distribu-
ción deseada del ingreso, el grado adecuado de estabilización y crecimiento.
Aunque en teoría sea factible idear una estructura impositiva óptima que con-
sidere todas esas metas, en la realidad problemas de información incompleta
y restricciones políticas impiden el logro de tal estructura impositiva ideal. De-
bemos descansar en un número limitado de impuestos y esperar que si no la
alcanzan por lo menos se aproximen a esa estructura óptima.
En ese sentido el impuesto a la renta tiene méritos considerables y se
aplica de manera amplia:
1. porque es un principio capaz de distorsionar la opción trabajo-ocio y otras
decisiones económicas; las pruebas indican que si no se aplican tasas
progresivas muy altas, el impuesto a la renta produce alguna sustitución
del trabajo por el ocio u otras alteraciones de comportamiento.
2. es el vehículo impositivo más eficiente para lograr equidad desde un es-
quema distributivo y en producir la redistribución del ingreso, sobre todo si
es un impuesto progresivo.
3. un impuesto progresivo obra como un fuerte estabilizador automático,
permitiendo al gobierno recaudar más recursos cuando incrementan los
ingresos y menos cuando disminuyen.
4. ajustando la presión impositiva (relación recaudación total tributaria sobre
renta nacional) el gobierno puede influir en la proporción del ahorro en to-
da la economía y por ende en la tasa de crecimiento. Así el impuesto a la
renta logra la satisfacción simultánea de una serie de aspiraciones de la
sociedad, aunque en forma imperfecta.

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Como está estructurado en muchos países el impuesto a la renta dis-
ta mucho de ser óptimo. Varias exenciones y deducciones se deslizaron en su
estructura durante años y debilitan su efecto respecto a las metas antes seña-
ladas: eficiencia, equidad, y crecimiento. Pero pese a sus limitaciones, este
impuesto se considera en general preferible a otros gravámenes.
Por lo general el gobierno no logra alcanzar plenamente todas
sus metas en forma simultánea. Los impuestos destinados a redistribuir el
ingreso o a estabilizar la economía distorsionarán siempre distintas posibili-
dades de consumo o producción, por lo que entran en conflicto con la meta
de eficiencia económica. Así también, políticas destinadas a incrementar el
ahorro, la inversión y el crecimiento, distorsionan por fuerza decisiones pri-
vadas y bien pueden provocar un efecto contraproducente sobre la distribu-
ción del ingreso. Todos estos problemas surgen también con el impuesto a
la renta.
No obstante, existe acuerdo general en el sentido de que un impuesto
a la renta óptimo debería ofrecer las siguientes características:
1) Todo ingreso debería recibir un trato uniforme, prescindiendo de su origen,
conforme a la regla de igual tratamiento ante iguales circunstancias: equidad
horizontal. A todas las ganancias debe dárseles el mismo tratamiento, sea
cual fuere su procedencia. Si se acepta la renta como medida de la capaci-
dad de pago, toda variación del impuesto según la fuente de dicha renta con-
duce a discriminación; y es notorio que una imposición diferencial de ingresos
provenientes de distintas fuentes distorsionará la asignación de recursos.
2) Como los iguales deben tratarse en forma igual, los desiguales se tratarán
en forma desigual, dentro de un esquema compatible con metas de equidad
aceptadas: regla de la equidad vertical, tan importante como la equidad hori-
zontal. Cuestiones de diferencias de ingresos, magnitud de la familia, gastos
médicos, etc. deben considerarse para asegurar que la presión impositiva que
incide en distintas familias cumpla con las metas distributivas.
3) La estructura impositiva será sensible a los cambios de actividad económi-
ca para amortiguarlos, es decir razonablemente elástica de modo que genere
recursos para financiar los programas de gobierno sin necesidad de modificar
con frecuencia la tasa.

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4) Por razones de eficiencia, la estructura del impuesto debe ser tal que facili-
te el cumplimiento y la ejecución, en forma compatible con el logro de los de-
más objetivos. Además, una estructura impositiva de difícil acatamiento por el
contribuyente es casi seguro que perderá su equidad por la evasión. Por
equitativa que una estructura impositiva se presente, de hecho no alcanzará
los objetivos de equidad deseados, a menos que se haga cumplir con gran
eficiencia.
No resulta sencillo idear un impuesto a la renta capaz de satisfacer
estos requisitos, porque no sabemos lo suficiente sobre traslado del impuesto
de algunas personas a otras y de los efectos de diversas políticas sobre la
eficiencia económica. Ejemplo: ¿Reducen en realidad las tasas muy progre-
sivas la oferta de talento administrativo y profesional? ¿en qué medida?.
- Es imposible determinar con exactitud las preferencias de la sociedad so-
bre el grado de progresividad y de la medida en que personas de menores
ingresos deberían estar exentas del impuesto. Existen varios problemas de
definición y lineamientos que no admiten solución fácil.

IMPUESTO A LA RENTA NORMAL POTENCIAL

El sistema de imposición sobre la renta normal potencial tiene por


objeto gravar las tierras libres de mejoras, inexplotadas, y posee dos efectos
que pueden ser concurrentes o excluyentes.
El primer efecto consiste en estimular al productor a mejorar la pro-
ductividad de su explotación, mediante la aplicación de mayores capitales o
de mayor trabajo y racionalizando la producción, adoptando cultivos más ren-
tables o -simplemente- mejorando los métodos de cultivo de los productos ya
elegidos anteriormente.
Como segundo efecto puede verificarse la circunstancia que el pro-
ductor carezca de los medios para realizar inversiones o utilizar métodos de
producción más actualizados, en cuyo caso se le abren diversas soluciones
alternativas: acudir al mercado de capitales, asociando a los que estén dis-
puestos a invertirlos en la empresa como socios, o bien concertando un prés-
tamo. A veces los requerimientos de capitales pueden satisfacerse con crédito
bancario a plazo breve o mediano. En otros casos, será necesario capital para

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inversiones de largo plazo. También pueden los productores unirse en coope-
rativas para el uso conjunto de tecnología avanzada que, individualmente, no
podrían adquirir y emplear.
El estímulo o incentivo al que nos referimos consiste en la exención
impositiva de toda suma en que la renta efectiva del productor exceda la renta
normal potencial.
Este incentivo va, automáticamente, acompañado por un gravamen
más pesado sobre la renta efectiva de aquellos productores que obtengan de
sus predios una renta en cantidad menor que la renta normal potencial. Estos
podrán reaccionar al impuesto mediante la puesta en explotación de sus pre-
dios, efectuando las inversiones y el trabajo para lograr -cuando menos- el
producto mínimo necesario para pagar el impuesto. Finalmente, si no requie-
ren o no pueden adoptar ninguno de los temperamentos indicados, podrán
vender sus tierras. En este caso sufrirán la amortización del impuesto o, mejor
dicho, se evidenciará dicha amortización.
El impuesto a la renta normal potencial tiene, pues, el efecto de au-
mentar la oferta de tierras en el mercado, abaratando su precio y abriendo así
el acceso a la propiedad de nuevos adquirentes con mayores perspectivas de
utilización racional de la tierra.
Este impuesto, a contraposición del impuesto a las ganancias, es de
base presunta (no base real, al igual que el Monotributo) y no está vigente en
Argentina.

I.2. CONCEPTOS ECONÓMICO Y FISCAL DE RENTA. TEORÍAS DE LA


FUENTE Y DEL BALANCE. CRITERIO DEL FLUJO DEL INGRESO. LA
RENTA EN PERÍODOS DE INFLACIÓN; DISTORSIONES CAUSADAS POR
ÉSTA Y FORMA DE CORREGIRLAS. DEPRECIACIÓN ACELERADA DE
DEDUCCIONES POR INVERSIÓN. RENTAS GANADAS Y NO PAGADAS.

CONCEPTO ECONÓMICO Y FISCAL DE RENTA

¿Cuál es el concepto de renta o rédito? Es evidente la necesidad de definir


qué es la renta o el rédito como base de imposición. Pero, previamente, es
necesaria una breve reseña de la terminología que se emplea, y no sólo en un

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idioma sino en varios, puesto que las traducciones utilizan términos no siem-
pre equivalentes.
El término renta se utiliza en español para indicar el ingreso ne-
to total de una persona; pero también se lo emplea para designar los produc-
tos netos de fuentes determinadas, tales como: renta de suelo, de capitales
y títulos mobiliarios, del trabajo, etc. El término renta es equivalente al con-
cepto de ingreso neto global y corresponde al inglés income, al alemán Ein-
kommen, al francés révenu, al italiano rédito.
El término rédito se usa en la doctrina y en la legislación tribu-
taria, principalmente para designar el producto neto de una fuente determi-
nada y en la denominación del impuesto global a la renta, se lo emplea tam-
bién en plural, para hacer resaltar la suma de los réditos de distintas fuentes.
De tal manera, "impuesto a los réditos" es sinónimo de "impuesto a la
renta". Etimológicamente, los dos términos tienen el mismo origen del verbo
latino reddere (rendir), aunque algunos autores sostienen que el vocablo rédi-
to (italiano: reddito) proviene del verbo latino redire que significa retornar.
El término ganancia es usado también, generalmente en plural, para
indicar ingresos netos de determinadas fuentes o, en singular, para indicar la
renta neta global.
Los términos réditos y ganancias son, además, sinónimos de pro-
ducto, como rendimiento neto de fuentes determinadas.
El término beneficios (en inglés profits, en francés bénefices, en ita-
liano profitti) se usa generalmente para designar los réditos de las empresas
agrícola-ganaderas, comerciales, industriales, mineras y, menos frecuente-
mente, del ejercicio de profesiones, artes u oficios, como también para las
ganancias accidentales o de capital. Es equivalente a beneficios en el sentido
que acabamos de indicar, el término utilidades. Debemos afirmar rotundamen-
te que el concepto de renta o rédito a los efectos de asentar sobre él un im-
puesto, depende de lo que en realidad se considera como revelador de la ca-
pacidad contributiva o sea, de lo que se quiere gravar. No existe un concepto
de renta o rédito a priori que obligue al Estado a ceñirse a él en el momento
de crear un impuesto a la renta; sólo existe un concepto normativo y éste po-
drá, en la esfera científica ser objeto de crítica bajo diversos ángulos, tales
como su consistencia, su adecuación al principio de igualdad, su idoneidad

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para lograr determinados efectos redistributivos o su neutralidad, o bien su
adaptabilidad a una política de estabilidad o desarrollo.
Ahora bien, las doctrinas económico-financieras conocen diferentes
conceptos de renta o rédito, a veces con leves variaciones. De entre ellas me-
recen señalarse dos teorías fundamentales: a) la teoría de las fuentes o crite-
rio del flujo de ingreso; y b) la teoría del balance o incremento patrimonial neto
más el consumo.

TEORÍA DE LA FUENTE O CRITERIO DEL FLUJO DE INGRESO

Grava el flujo de riqueza, es decir, son rentas los frutos ó productos


periódicos provenientes de una fuente permanente.
La teoría de las fuentes asimila el concepto de renta o rédito al pro-
ducto neto periódico -por lo menos potencialmente- de una fuente permanen-
te, deducidos los gastos necesarios para producirlo y para conservar intacta la
fuente productiva.
Ejemplificando, esta teoría distingue la renta del suelo (urbano o ru-
ral); la renta de inmuebles edificados, la renta de capitales y títulos-valores, la
renta de empresas industriales, comerciales, agropecuarias, mineras, etc., la
renta del trabajo personal autónomo o en relación de dependencia. Se suelen
agrupar estas rentas en rentas del capital puro, rentas del trabajo puro y ren-
tas mixtas del capital y del trabajo.
El fundamento de esta teoría está en considerar como reveladora de
la capacidad contributiva de un sujeto a la renta que obtiene periódicamente,
que demuestra el grado de su capacidad económica normal, excluyendo las
ganancias ocasionales o eventuales que no fluyen regularmente al sujeto con-
tribuyente.
La crítica a este concepto de renta periódica reveladora de la capaci-
dad contributiva habitual y permanente, consiste en que no hay asidero al-
guno, desde el punto de vista de la igualdad, en que esté sometido al impues-
to el producto del trabajo y no lo esté la ganancia eventual u ocasional, como
por ejemplo el incremento de valor de los inmuebles urbanos debido al desa-
rrollo de las ciudades y obtenido, pues, sin esfuerzo alguno.

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Prescindimos de las consideraciones totalmente distintas y extrañas al
problema que nos ocupa, relativas a la facilidad y posibilidad para la adminis-
tración de detectar estas ganancias para recaudar el impuesto correspondien-
te.
Uno de los argumentos invocados en favor del concepto de renta se-
gún la teoría de las fuentes, consiste en la desigualdad que originaría la apli-
cación de las alícuotas progresivas sobre las ganancias ocasionales y no pe-
riódicas. A lo cual se suele contestar que el problema no es sólo originado por
el carácter ocasional de las ganancias no derivadas de una fuente permanen-
te, sino que se presenta también ciñéndose estrictamente al concepto de la
teoría de las fuentes. Así un negocio extraordinario efectuado por un comer-
ciante, o un trabajo extraordinario realizado por un profesional y retribuidos
ambos con grandes ganancias y honorarios, respectivamente, provocan la
misma dificultad para la aplicación de la progresión. El inconveniente es re-
mediable, en todos los casos, admitiendo como base del impuesto en cada
año no la renta neta del año, sino el promedio de las rentas de un período
plurianual.
Una mención especial merece el problema de las rentas de las em-
presas frente al concepto de renta la teoría de las fuentes. Si bien puede ar-
güirse que también las empresas tienen ganancias ordinarias o de explotación
o de la gestión normal de los negocios y pueden tener ganancias extraordina-
rias, como las provenientes de la realización de bienes inmuebles o muebles
del activo fijo, existe la tendencia a considerar a la misma empresa como
fuente y dar a todas las ganancias - periódicas o no- el mismo tratamiento
como rentas imponibles. De esta manera se amplía para las rentas de em-
presas el concepto de renta según la teoría de las fuentes. Esta ampliación se
conoce como teoría del balance contrapuesta a la más restrictiva teoría de la
cuenta de explotación.

TEORÍA DEL BALANCE O INCREMENTO PATRIMONIAL NETO

Grava la diferencia patrimonial, o sea cualquier aumento patrimonial


del sujeto, más el valor de lo consumido, en un período determinado.

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Explicación: Ejemplo, si una persona posee un capital de $ 100 este constitu-
ye una fuente, y si presta con garantía hipotecaria, los intereses que recibe,
por ejemplo, trimestralmente, exteriorizan la periodicidad de la renta.
En lo que hace a la teoría del balance, si posee el 1º de enero un patrimonio
de $ 200 y al 31 de diciembre $ 250, constituye ganancia la diferencia entre
ambos valores ($ 50) más los consumos del período.
Mientras la teoría de las fuentes o flujo del ingreso propicia como con-
cepto de renta el de producto periódico neto de esa fuente permanente, para
revelar la capacidad contributiva normal del contribuyente.
Considerando que el impuesto a la renta tiene como principio funda-
mental detectar dicha capacidad normal -y dicho sea de paso- con mayor ra-
zón, si se asume la renta como monto presuntivo de la demanda de servicios
públicos indivisibles, según las doctrinas de Adam Smith, De Viti de Marco y
seguidores, consideraciones de equidad y de coherencia inducen a otros au-
tores a propiciar como base del impuesto el incremento patrimonial neto (rein
Vermogenszuwachs) más el consumo de cada año.
Es ésta la doctrina -sustancialmente análoga- de autores de diferen-
tes países, tales como Georg von Schanz en Alemania, Benvenuto Griziotti en
Italia, Henry C. Simons y R.M. Haig en Estados Unidos.
Si se adopta en la estructura legal del impuesto la deducción del mí-
nimo de subsistencia y de cargas de familia y gastos para la salud y la educa-
ción en cantidades significativas, queda limitada de hecho la imposición a la
renta ahorrada, y sólo parcialmente a la consumida, lo que crea una evidente
contradicción con la doctrina que examinaremos en el inciso siguiente, según
la cual es el ahorro lo que debería excluirse del alcance del concepto de renta
o rédito imponible.
El concepto de rédito o renta según la teoría del incremento patrimo-
nial neto comprende en su alcance, además de los productos periódicos de
fuentes permanentes, todos los ingresos de ganancias ocasionales o eventua-
les, las llamadas "ganancias de capital" y las provenientes del juego. En ello
reside el aspecto más importante de la diferencia entre el concepto de la teo-
ría de las fuentes y el de la teoría del incremento patrimonial neto.

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Este concepto abarca también a los aumentos de patrimonios deriva-
dos de herencias, legados y donaciones. Sin embargo, a pesar de considerar
exacta esta inclusión desde el punto de vista de su coherencia, se admite la
posibilidad de mantener estos aumentos patrimoniales sometidos a un im-
puesto especial.
Hay experiencia histórica de la posibilidad que también las ganancias
de capital y las eventuales, una vez reconocida su naturaleza de rentas a los
efectos del impuesto, sean sometidas a gravamen separadamente de las
otras rentas. Pero con ello se crearán desigualdades notorias en los siguien-
tes aspectos: no habrá compensación entre rentas de otra naturaleza y pérdi-
das de capital u ocasionales o bien, entre ganancias de capital u ocasionales
y pérdidas en las demás actividades; la progresión perderá significación y
habrá evasiones de impuestos si los contribuyentes consiguen -como la expe-
riencia lo demuestra- transformar las rentas en ganancias de capital. Obsér-
vese, sin embargo, que análogas desigualdades se verifican en cualquier sis-
tema de impuestos a los réditos de carácter real o, como también se lo deno-
mina, cedular.

LA RENTA EN PERÍODOS DE INFLACIÓN; DISTORSIONES CAUSADAS POR ÉSTA


Y FORMA DE CORREGIRLAS.

Si la renta tiene que servir como medida de capacidad de pago, debe-


ría definirse en términos reales: ajustada por inflación.
Un incremento en la renta monetaria que se compensa con un incre-
mento en los precios no constituye una ganancia en la renta real.
Por tanto, la obligación fiscal en términos reales no debería resultar
afectada. Esta consideración fue de la mayor importancia durante la etapa
inflacionista de finales de los años setenta y la década del ochenta. Como se
señala más adelante, desde entonces se han realizado acciones de gran al-
cance en la línea de proteger de la inflación esta estructura del impuesto so-
bre la renta.
Después de la experiencia inflacionista de las décadas mencionadas
más arriba, se ha prestado mucha atención al impacto de la inflación sobre la
estructura del impuesto sobre la renta. Este problema afecta: 1) al nivel nomi-

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nal de las exenciones, deducciones generales y tipos impositivos; y 2) al tra-
tamiento de las rentas de capital.

Exenciones y limitaciones a los tipos impositivos

A medida que los precios se van incrementando, el valor real de las


exenciones y las deducciones generales disminuyen. Como resultado, el nivel
de renta real en el que empieza a aplicarse el impuesto tiende a disminuir.
Además, a medida que los precios aumentan, el valor real de los límites de
los tramos de renta disminuye, de forma que los tipos impositivos aplicables a
cada nivel dado de renta real se incrementan.
Por ambas razones, la deuda tributaria se incrementa más rápidamen-
te cuando lo hacen los precios, es decir, aumenta en términos reales.

Rentas del capital

Sin embargo, se presentan otros problemas relativos al tratamiento de


las rentas de capital. Como hemos hecho notar con anterioridad, las ganan-
cias de capital realizadas están sujetas actualmente al impuesto ordinario. Sin
embargo el impuesto se aplica tanto si el incremento de valor se ha producido
en términos nominales como en términos reales. Un tratamiento equitativo de
las ganancias de capital implicaría el gravamen sólo de las ganancias reales,
y por lo tanto exigiría un ajuste a la inflación.
Un problema similar se presenta con respecto a las pérdidas de los
prestamistas debidas a la disminución en el valor real respecto del nominal,
así como a las ganancias de los deudores. Un sistema de afluencia basado
en una definición de la renta en términos reales debería tomar en considera-
ción una pérdida para el prestamista al tiempo que imputar una ganancia para
el deudor. Como ha sido sugerido, esta solución podría conseguirse redu-
ciendo las rentas de intereses gravables de acuerdo a la tasa de inflación.
Otro problema generado por la inflación hace referencia al tratamiento de la
depreciación o de las amortizaciones, pues la inflación afecta los precios de
costo de los activos fijos y, por consiguiente, el valor real de sus amortizacio-
nes.

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DEPRECIACIÓN ACELERADA

El propósito de este tipo de medidas es alentar la inversión. Las em-


presas adquieren equipos de capital cuya vida útil se extiende a más de un
año, es decir se utilizarán para producir bienes durante más de un período de
ingresos. A lo largo de la vida del equipo, su costo total constituye un gasto
legítimo con fines impositivos. El grado de depreciación período tras período
carece de certeza, por lo cual se utilizan mecanismos arbitrarios para fijarlo.
La manera como se determina esa suma es importante para la empresa y
para la recaudación impositiva. Por tradición, tanto para fines impositivos co-
mo contables, la práctica más común es el método lineal, en donde el equipo
adquirido se divide por partes iguales durante los años estimados en que du-
rará su vida útil. La depreciación acelerada es cualquier método que permite
al contribuyente descontar más deducciones por depreciación que el método
descripto. Las deducciones por inversión permiten al contribuyente deducir de
la renta gravable una parte del costo de bienes de capital, en el momento de
la compra, además de la amortización normal.

RENTAS GANADAS Y NO PAGADAS

Pasando ahora al tratamiento de las ganancias de capital, se llega a


lo que ha sido uno de los temas más importantes y controvertidos en la defini-
ción de la renta. El debate implica dos aspectos principales: 1) si se debería
tratar a las ganancias realizadas como renta ordinaria y 2) si también se debe-
ría gravar las ganancias no realizadas.
¿Qué ocurre con el tratamiento de las ganancias no realizadas? La
renta como índice de la capacidad contributiva debería ser medida como
afluencia a la riqueza.
Deberían incluirse todos los incrementos, tanto si se realizan (convir-
tiéndolos en efectivo) como si no. Si el Sr. Jones posee acciones de una so-
ciedad que han aumentado de valor en 100.000 dólares, ésta es la cantidad
en que se ha incrementado su patrimonio neto y que podría haber convertido
en efectivo si lo hubiera preferido. El hecho de que hayan retenido este activo
en particular muestra que prefirió continuar poseyéndolo por encima de las

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alternativas disponibles; por ejemplo, la venta seguida de consumo o reinver-
sión en algunos otros activos. Que la ganancia se realice o no, es irrelevante
con respecto a si se ha producido o no un aumento en la capacidad económi-
ca. Con tal que la realización sea posible, la decisión de realizar o no es un
problema de gestión de cartera (activo) y no de creación de renta. El aplaza-
miento del impuesto hasta la realización concede una ventaja injusta a esa
renta. De hecho, el Tesoro concede un préstamo sin intereses por la cuantía
de la obligación aplazada. Si no tiene lugar la realización, esta ganancia se
mantendrá de hecho para siempre, ya que no se llega a devengar el impues-
to.
No obstante, estas conclusiones han estado sujetas a continuo deba-
te, como muestran los argumentos siguientes:
1. "Las ganancias no realizadas no deberían ser gravadas porque el propieta-
rio se ha abstenido del consumo". Aunque no ha existido consumo, esto no es
relevante al definir la base del impuesto sobre la renta. Aquí el principio es
que debería gravarse toda la renta, con independencia de cómo se utilice; e
incluso en el caso de un impuesto sobre el consumo, no es una cuestión deci-
siva la distinción entre ganancias realizadas y no realizadas.
2. "Las ganancias no realizadas no deberían ser gravadas porque, en ausen-
cia de realización, no sabemos si realmente existen". Así, en los primeros
orígenes de la contabilidad, el comerciante veneciano tenía buen cuidado de
no contabilizar los ingresos hasta que el capitán había retornado al puerto
natal y entregado el cofre del tesoro. Una prudente contabilidad exigiría la
"realización" en efectivo (u oro) antes de decir que la renta existía. Pero las
instituciones cambian y la analogía resulta totalmente inapropiada para, diga-
mos, un poseedor de acciones de AT & T, que pueden ser vendidas inmedia-
tamente. Como se señalará mas adelante, la medida de las ganancias no rea-
lizadas puede resultar difícil, pero esto no es un obstáculo insuperable.
3. "La imposición de las ganancias no realizadas requiere que el propietario
satisfaga un impuesto, incluso aunque no haya obtenido dinero con que pa-
garlo". La observación es correcta, pero ¿tiene importancia? Lo mismo que
sería necesario con otras deudas que pueden vencer, no es irracional pedir al
contribuyente que liquide parte de sus activos para realizar el pago del im-
puesto, si es necesario. Para situaciones en las que no es posible la liquida-

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ción parcial (por ejemplo: una empresa familiar) debe concederse el tiempo
adecuado.
4. Finalmente, a veces se hace la siguiente argumentación: Para que la renta
sea recibida, debe estar "separada" del activo.
Este punto de vista, que ha tenido un gran apoyo legal en las prime-
ras fases de la discusión del impuesto sobre la renta, resulta difícil de exami-
nar a fondo desde el punto de vista del economista. La separación es una
cuestión de elección de inversión, mientras que la renta afluye cuando se in-
crementa el valor del activo.
Siguiendo la aproximación de la afluencia para una base imponible
amplia, tanto las ganancias realizadas como las ganancias no realizadas de-
berían considerarse como gravables e incluirse junto con la renta procedente
de otras fuentes. Al mismo tiempo, el gravamen pleno de las ganancias podría
también ser compensado mediante la deducción plena de las pérdidas. Ade-
más, el gravamen pleno de las ganancias del capital también exigirá un ajuste
por inflación.

Los problemas de su aplicación práctica

Aunque la razón para su inclusión, en principio, es clara, ¿existe un


modo factible de gravar las ganancias no realizadas? El pleno gravamen de
las ganancias realizadas puede ser llevado a la práctica sin dificultades técni-
cas, pero la situación es más difícil para las ganancias no realizadas. El gra-
vamen de las ganancias no realizadas sobre una base actualizada no es fac-
tible, debido a lo impracticable que resulta la valoración anual de todos los
activos.
Algunos activos, tales como los valores negociable, podrían ser valo-
rados y gravados periódicamente, digamos, cada cinco años, pero otros (por
ejemplo, pinturas o granjas) pueden ser más difíciles de valorar. Por tanto, se
ha propuesto que las ganancias acumuladas se graven con ocasión del falle-
cimiento o la transmisión (por donación), como si se realizaran en ese mo-
mento. Designada con el nombre de "realización constructiva", ésta disminui-
ría la necesidad de valorización de una sola vez, reduciendo así esta tarea a
unas dimensiones manejables. Al permitir la promediación y la posibilidad de

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espaciar los pagos a lo largo de un período de tiempo, se podrían evitar las
desigualdades que surgirán de una liquidación forzosa de los activos.
Con tal procedimiento, todas las ganancias serían gravadas finalmen-
te, reduciendo así el efecto cerrojo. En diversas ocasiones, se ha propuesto
una disposición de "realización constructiva", pero no ha sido aceptada por el
Congreso.
Aunque la "realización constructiva" integraría las ganancias no reali-
zadas dentro de la base del impuesto, todavía dejaría a las ganancias de ca-
pital con alguna ventaja. El diferimiento del impuesto es equivalente a recibir
un préstamo sin intereses, cuyo valor puede ser sustancial, especialmente
para inversores jóvenes que pueden anticipar un largo período de posesión.

I.3 DESGRAVACIONES PERSONALES. UNIDAD CONTRIBUYENTE.


IMPOSICIÓN CEDULAR Y GLOBAL. EL PROBLEMA DE LA
IRREGULARIDAD DE LOS INGRESOS: USO DE PROMEDIOS O DEL
TRASLADO DE QUEBRANTOS.

DESGRAVACIONES PERSONALES

Algunas legislaciones como las de EE.UU. no intentan dar una defini-


ción general de renta, y se asientan en la enumeración de los conceptos que
hay que incluir, excluir o deducir, sin que las listas sean taxativas.

1) EXCLUSIONES:
- Intereses de Títulos de los Estados.
En EE.UU. los intereses producidos por los valores de la deuda local y esta-
tal, que se emiten para uso de dichas unidades de gobierno, están excluidos
del impuesto federal sobre la renta.
Por si misma la exclusión resulta indeseable porque socava la equidad del
impuesto sobre la renta.
- Beneficencia, seguridad social y varios beneficios para veteranos.
Aunque no hay ninguna justificación general de excluir ingresos trans-
feridos de la renta imponible, los EE.UU. eximen en la práctica los pagos de
seg. Social y beneficencia de distinta índole. El primer razonamiento parecería

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ser que la mayoría de las personas que reciben tales pagos de todos modos
no pagarían impuestos y que tales pagos no deben gravarse.

2) DEDUCCIONES.
Cualquiera sea el método para llegar a una definición de renta con fi-
nes impositivos, es necesario distinguir entre gastos de producción -
necesarios para ganar una renta- y gastos de consumo, que significan la utili-
zación de la misma.
Según la definición de Simons, el consumo (que forma parte de la ba-
se imponible) debe distinguirse de los gastos de producción. Con la noción de
flujo, con respecto a la renta, los gastos para ganarla deben identificarse para
permitir esa deducción.
La mayoría de los gastos de producción (costo de materiales, sueldos,
etc.) son identificables con claridad. El problema surge en cuanto a los gastos
por ítem que pueden usarse para ambos fines, e ítem adquirido en parte para
un fin y en parte para otro.
- El mínimo para gastos de subsistencia. En cierto sentido, los gastos
básicos de subsistencia, son necesarios para ganar la renta, porque una per-
sona debe comer para poder trabajar. Pero en vez de permitir deducciones
reales, la política es autorizar una exención mínima para el contribuyente y
sus familiares, por el problema de fijar las cantidades necesarias verdaderas
en cada caso individual.
- Educación. Los gastos de educación son de índole en esencia am-
bigua. En parte, la gente intenta instruirse para aumentar sus ingresos de
toda la vida y obtener ocupaciones más deseables, pero en parte lo hace pa-
ra su satisfacción personal sin relación con ingresos futuros. No hay manera
eficaz de separar los dos elementos. Si se autoriza alguna deducción, tam-
bién, hay que elegir entre el padre y el alumno, quien es el que recibe la de-
ducción. También hay interrogantes en cuanto a las sumas por asignarse, y
que tipo de educación incluirá.
- Gastos de educación de los hijos y el trabajo doméstico, especial-
mente para esposas que trabajan. Si la mujer permanece en el hogar, no se
crea ninguna renta imponible. Si toma un empleo y contrata una baby-sitter y
otro personal doméstico, debe pagar impuestos sobre sus ingresos. ¿Se le

17
autoriza a deducir esos gastos necesarios para ganar la renta? El problema
es mas agudo cuando la mujer es la única persona que gana un sueldo.
Nuestra legislación permite a las personas de existencia física y las
sucesiones indivisas, ambas residentes en el país, que sean dadoras de tra-
bajo con relación al personal del servicio doméstico, deducir los importes
abonados en el período fiscal a los trabajadores domésticos en concepto de
contraprestación por los servicios prestados y los importes pagados por las
contribuciones patronales relacionadas con ellos. El importe máximo de la
deducción por estos conceptos es el monto de la ganancia no imponible
anual. A su vez, la legislación Argentina no grava el valor del trabajo de la mu-
jer como ama de casa.
En EE.UU. se permite sólo en condiciones restringidas a personas de
pocos ingresos.
- Gastos de traslado y mudanza. Por su lugar de residencia, una per-
sona debe incurrir en ciertos gastos para viajar entre su casa y el lugar donde
trabaja.

UNIDAD CONTRIBUYENTE

Como el impuesto a las rentas es un impuesto personal recaudado de


los individuos sobre la base de sus ingresos, es necesario definir la unidad
contribuyente. Si hubiera de basarse en tasas proporcionales y no existiesen
exenciones, la elección de la unidad tendría poca importancia. Pero el em-
pleo de exenciones y tasas progresivas produce considerables diferencias en
cuanto a la obligación impositiva dentro de un método en comparación con
otro. Las distintas alternativas reflejan diversas filosofías respecto de la ob-
tención de ingreso y la decisión de gastarlo.
# Personas individuales: Un método, tradicional en Canadá pero en casi nin-
gún otro país, consiste en considerar a cada individuo como un contribuyente,
gravando su propia renta sin tomar en cuenta el status familiar.
# Unificación de ingresos de marido y mujer: Un enfoque más acorde con la
modalidad propia de tomar decisiones en una familia consiste en tratar como
unidad a ésta y no a sus miembros individuales y gravar la renta total. Como
es normal, las decisiones fundamentales sobre los gastos son adoptadas por

18
el marido y la mujer en conjunto sobre la base del ingreso total, aunque cada
uno retenga un importe considerable para sí. En un caso de emergencia fi-
nanciera, los ingresos se unirán, por cierto. La gran ventaja de este método
consiste en que la obligación tributaria total no varía si la renta la gana una
persona o ambas, y los ingresos de propiedades pierden la ventaja de poder
transferirlos.
Los procedimientos de implementación varían y también las conse-
cuencias.
Primero, se puede exigir que marido y mujer sumen sus ingresos y
paguen el impuesto, sobre la base de una sola tabla de alícuotas, la misma
que se aplique a las personas solteras. Si una pareja con ingresos compara-
bles se casa, su obligación impositiva aumentará. Esto podría defenderse
alegando que dos personas viven juntas mas barato que separadas. Pero a
muchos les parece injusto, y los legisladores tal vez teman que estimule a la
gente a vivir en concubinato. Además existe el peligro de que tal política di-
suada a la mujer de trabajar, porque su renta será gravada según la alícuota
marginal de la renta de su marido.
Una segunda posibilidad, consiste en unir las entradas de marido y
mujer y después dividirlas por igual entre ellos y aplicar las tasas básicas a la
mitad del ingreso (y multiplicar por 2). Con otras palabras el ingreso se divide
en partes iguales entre marido y mujer y la tasa impositiva se determina se-
gún la magnitud de cada parte. Esto evita los inconvenientes de la unificación
obligatoria igual que los de la gravabilidad separada de las personas; también
desaparece el incentivo de colocar la propiedad a nombre de la esposa. Pone
en ventaja a los casados respecto de los solteros, salvo que se establezcan
tablas separadas.
# Ingresos de los hijos. Más difícil aún que el problema concerniente a marido
y mujer es el de tratar los ingresos de los hijos. La ley en EE.UU. es sencilla,
las entradas de los hijos no se suman a las de la familia, pero el hijo paga im-
puesto si sobrepasa el límite de exención. Solución similar adopta Argentina.

SISTEMAS DE IMPOSICIÓN A LA RENTA

19
La renta o rédito puede ser adoptada como base de los impuestos en
tres formas o sistemas, independientemente del concepto que se elija para su
definición y su alcance:

a) Sistema de impuestos reales o cedulares sobre las distintas clases de ren-


tas.
b) Sistema unitario y personal sobre la renta total de las personas físicas.
c) Sistema mixto.

IMPOSICIÓN CEDULAR O REAL

En el sistema de impuestos reales o cedulares, los diferentes réditos


están sujetos cada uno a un impuesto diferente. La delimitación entre las dife-
rentes clases es obra del legislador, que puede reunir o separar distintos rédi-
tos para la aplicación del impuesto correspondiente.
Lo más usual en los diferentes países que adoptaron este sistema es
la creación de un impuesto sobre las rentas inmobiliarias, urbana y rural, o
bien un impuesto sobre los inmuebles edificados (más frecuentemente urba-
nos) y otro sobre los inmuebles rurales; un impuesto sobre los beneficios o
utilidades del comercio, la industria manufacturera, la minería y la explotación
agropecuaria. A menudo los réditos de esta última están sujetos a un impues-
to por separado; un impuesto a los réditos de las profesiones liberales, artes y
oficios o actividades con fines de lucro ejercidos por personas no en relación
de dependencia; un impuesto sobre los réditos de los trabajadores en relación
de dependencia.
Las características del sistema cedular (vocablo derivado del sistema
británico de impuestos a las rentas, clasificadas en distintas tablas o Schedu-
les) son esencialmente las siguientes:

1) Cada clase de réditos está sujeta a un impuesto por separado: no hay,


pues, compensación entre réditos y pérdidas de diferentes categorías.
2) No cabe la aplicación de alícuotas progresivas, ya que ello equivaldría a
una desigualdad manifiesta.

20
3) Tampoco caben las deducciones por mínimo de subsistencia, cargas de
familia, gastos para la salud y la educación.
4) El sistema cedular se presta a una adecuada administración por la precisa
individualización de las rentas y de las deducciones pertinentes.
5) Pueden quedar afuera de cualquier gravamen, réditos no clasificables en
ninguna de las categorías definidas por la ley, como también pueden existir
intereses y gastos no atribuibles a ninguna de las categorías, pero que dismi-
nuyen la renta del contribuyente quien deberá someterse a una imposición
excesiva con respecto a su capacidad contributiva global, por no poder efec-
tuar la deducción correspondiente.
6) El sistema cedular se presta a la realización del principio de discriminación
de las rentas, o sea un tratamiento fiscal diferenciado para las rentas según el
mayor o menor esfuerzo personal para su obtención. El distingo se aplica ge-
neralmente diferenciando las rentas ganadas de las rentas no ganadas, sien-
do las primeras las que derivan en mayor medida del trabajo y las segundas
principalmente del capital. Las discriminaciones pueden hacerse en forma
más pormenorizada, distinguiendo diversos grados de preponderancia del
capital o del trabajo en las actividades productoras de ingresos.
Este principio puede justificarse por razones políticas incurriendo, en-
tonces, desde un punto de vista objetivo, en la violación de la igualdad de im-
puesto en iguales condiciones de renta. Creemos, sin embargo, que el princi-
pio de discriminación de las rentas tiene también su justificación económica
objetiva y no es el fruto de una simple valorización política. La base económi-
ca consiste en el costo del trabajo personal que como tal y, además, por ra-
zones de equidad, debe ser tenido en cuenta para determinar la renta neta
sujeta al impuesto.

SISTEMA UNITARIO

Las características de este sistema son las siguientes:

1. Hay un solo impuesto que grava la renta neta total de las personas físicas,
compensándose los resultados positivos y negativos de diferentes fuentes o
clases de réditos.

21
2. Pueden practicarse deducciones por mínimo sustento (mínimo no imponi-
ble), por cargas de familia y por gastos de salud y educación.
3. Puede aplicarse la progresión de alícuotas en forma racional.
4. La discriminación de rentas no puede aplicarse en la misma forma que en
el sistema de impuestos cedulares, pero es posible lograrla mediante la dis-
minución del monto de la renta gravada en un porcentual o en sumas deter-
minadas, cuando ella provenga total o parcialmente del trabajo personal; o
bien, mediante la adopción de un impuesto ordinario sobre el patrimonio neto
personal.
5. El impuesto unitario y personal exige para su coherencia, que se graven
tanto las rentas obtenidas en el país donde se domicilia el contribuyente, co-
mo las de fuente extranjera. Este alcance puede contrastar con la política de
limitar la imposición a las solas rentas de fuente nacional, cualquiera fuere el
domicilio del contribuyente.
Entran así en colisión dos principios: el de la universalidad del im-
puesto por su carácter personal y el de la territorialidad. La elección entre los
dos principios puede originar desigualdades y distorsiones en el tratamiento
de rentas para nacionales y extranjeros. La conciliación entre los dos princi-
pios no es, a veces, satisfactoria. Por ejemplo, una forma conciliatoria habitual
consiste en gravar a los contribuyentes domiciliados en el país por la totalidad
de sus rentas de fuente nacional y extranjera y a los no domiciliados, por sus
rentas de fuente nacional.
El trato resulta discriminatorio especialmente cuando las rentas de
fuente extranjera sufren también el impuesto en el país donde se generan,
como cuando las rentas de fuente nacional son gravadas también en el país
donde el contribuyente se domicilia. Como se ve, no hay solución que respete
totalmente la personalidad del impuesto y el principio de territorialidad, aun
cuando se estipulen tratados internacionales para la armonización de los res-
pectivos sistemas de imposición a la renta (que no es sólo evitar las dobles
imposiciones internacionales).

SISTEMA MIXTO

22
Consiste el primer tipo mixto en adoptar un sistema de impuestos ce-
dulares sobre las rentas de diferentes fuentes, e integrarlo con un impuesto
complementario personal sobre el conjunto global de las rentas.
Para salvar los inconvenientes del sistema cedular (por ejemplo, la
existencia de rentas no gravadas y gastos e intereses no deducibles) el im-
puesto complementario deber determinar el monto imponible en forma autó-
noma, sin limitarlo a la suma de las distintas rentas sometidas a los impuestos
cedulares, aun cuando éstos constituyan una base importante para la deter-
minación de la renta global.
Este sistema mixto constituye, en realidad, un artificio de origen histó-
rico más que racional, debido a la decisión política adoptada por algunos paí-
ses de transitar de sus sistemas cedulares hacia el sistema de impuesto uni-
tario personal y progresivo a la renta neta total de las personas físicas, sin
desmantelar la organización administrativa ni anular los resultados de la larga
experiencia de los impuestos cedulares que, como viejos, ya habían entrado
en la conciencia común de los contribuyentes y que, además, en ciertos casos
(rentas de inmuebles, renta de capitales prestado y otros), pueden haber sido
amortizados por los actuales contribuyentes. Si se hubieran derogado los im-
puestos reales, para sustituirlos lisa y llanamente por el impuesto unitario per-
sonal, se habría originado una ganancia inmerecida a favor de dichos contri-
buyentes.
A pesar de la adopción de un sistema de impuesto unitario, personal y
progresivo sobre la renta neta global, las necesidades recaudatorias aconse-
jaron al legislador a adoptar medidas tendientes a asegurar la retención del
impuesto en la fuente de las rentas. La retención mencionada tiene diferentes
motivaciones y puede servir a propósitos diversos.
Una primera razón de índole administrativa consiste en que, de esta
manera, la administración fiscal pone a cargo de un solo sujeto el cobro de los
impuestos correspondientes a muchos contribuyentes. Esto ocurre, por ejem-
plo, en el caso de empresas o empleadores a cuyo cargo se pone la obliga-
ción de retener y pagar al fisco los impuestos a las rentas de sus empleados
u obreros.

23
Una segunda motivación consiste en que, de este modo, se crea una
responsabilidad a otros sujetos, que garantizan el pago del impuesto tanto en
el caso de haber efectuado la retención como en el caso de haberla omitido.
Una tercera motivación consiste en utilizar la retención en la fuente
para asegurar el cobro de los impuestos en aquellos casos en que los contri-
buyentes, por domiciliarse en el exterior o por no ser fácilmente detectables
por la administración fiscal, podrían eludir el pago; en el caso de los pagos de
intereses, dividendos, regalías (royalties) u otras rentas a contribuyentes resi-
dentes en el exterior, o de dividendos o intereses a poseedores de títulos al
portador y no identificables de otro modo.
Un propósito de política fiscal puede inspirar la retención en la fuente,
y es el lograr el pago del impuesto a la renta a medida que ésta se produce
(sistema del "pay as you earn"), lo que asegura al erario el rápido y regular
flujo de los recursos, evitando, además, la erosión del impuesto por la desva-
lorización monetaria. El sistema indicado tiene también efectos económicos
en orden a la traslación e incidencia de los impuestos.
Al ejemplificar las motivaciones de la retención en la fuente, hemos
mencionado el caso de pagos de dividendos por sociedades de capital. En
efecto, dichas sociedades son la fuente de importantes rentas de personas
físicas inversoras de capital en acciones o en debentures.
Esta circunstancia ha motivado en muchos países la obligación de las
sociedades de capital de pagar un impuesto real sobre sus utilidades, con
independencia, a veces, del pago por los accionistas del impuesto sobre los
dividendos; a veces a cuenta de este impuesto y, en otros casos más, limitan-
do el impuesto a cargo de la sociedad a las utilidades no distribuidas y dejan-
do a cargo de los accionistas el impuesto sobre los dividendos con retención
en la fuente por la sociedad; o, finalmente, como una evolución de la justifica-
ción doctrinal del impuesto, considerado como un impuesto distinto de la im-
posición de la renta de los accionistas y con su propia justificación como im-
puesto real.
Al lado del impuesto unitario y personal sobre la renta de las personas
físicas surge así el impuesto real sobre las utilidades de las sociedades de
capital. En algunos países este último se ha extendido hasta abarcar a todas
las sociedades comerciales y aun a las empresas unipersonales.

24
También han sido creados impuestos reales sobre determinados in-
gresos que por su naturaleza podrían evadir el impuesto personal a la renta,
como ocurre con las erogaciones no documentadas, o sea de aquellas cuya
naturaleza no surge de documentación probatoria, y que podrían encubrir
gastos no deducibles, inversiones de ganancias o rentas no declaradas por
los destinatarios de aquéllas. Recordamos -también- la existencia de impues-
tos reales sobre los dividendos e intereses de títulos-valores al portador o pa-
gados a contribuyentes residentes en el exterior.
La coexistencia de estos impuestos reales como el impuesto personal
a la renta de las personal físicas, amén de significar importantes brechas en la
imposición personal, configura un sistema mixto, diferente del sistema de los
impuestos cedulares con el agregado del impuesto complementario progresi-
vo sobre la renta total.
Según Villegas, los impuestos a la renta modernos no adoptan ningu-
na de estas tres fórmulas, en su estado puro, para este autor las formas de
imposición más importantes son:
a) Sistema indiciario. Según este sistema se llega a establecer la renta me-
diante presunciones o indicios, como, por ejemplo, el célebre impuesto fran-
cés de las puertas y ventanas, donde la cantidad de estas aberturas en los
inmuebles hacía presumir un mayor o menor ingreso del dueño de casa.
b) Sistema cedular o analítico. Consiste en distinguir las rentas de origen
(rentas de capital, del trabajo o mixtas). Se trata de un sistema de imposición
real, ya que grava las fuentes separadamente con alícuotas proporcionales,
teniendo el inconveniente de que no permite llegar a la totalidad que forman
con respecto a determinada persona, no permitiendo que se puedan efectuar
deducciones personales. El sistema se caracteriza por dividir las rentas en
categorías o cédulas según su origen, y en aplicar una alícuota proporcional a
cada una de esas rentas.
c) Sistema global o sintético. A diferencia del anterior, grava el conjunto de
rentas de una persona con prescindencia de su origen. Este método tiene la
desventaja de que al no tener en cuenta el diferente origen de las rentas, las
trata o todas en idéntica forma, y ello puede dar lugar a situaciones injustas.
Por ejemplo, se considera inequitativo dar el mismo tratamiento impositivo a
rentas que derivan del trabajo personal y a rentas que derivan del capital, por

25
cuanto se entiende que estas últimas deben estar más fuertemente gravadas.
Este sistema es personal, y en tal sentido tiene algunas ventajas. Así, la alí-
cuota puede ser progresiva y son posibles las deducciones personales.
d) Sistema mixto. Como un perfeccionamiento de los dos sistemas preceden-
tes, surge esta modalidad de imposición, que viene a ser una combinación de
los sistemas cedular y global. Funciona de la siguiente manera: existe un im-
puesto cedular básico según el cual se forman categorías que distinguen la
renta según su origen. Pero el impuesto adquiere carácter personal, ya que el
importe de todas esas categorías es sumado, y en esa forma se obtiene la
totalidad de la renta del contribuyente. Este sistema reúne, entonces, las ven-
tajas de los dos anteriores, eliminando las desventajas. Así, puede tenerse
en cuenta el origen de la renta para efectuar las deducciones necesarias, y a
su vez puede existir progresividad en las alícuotas y deducciones que tengan
en cuenta la especial situación personal del contribuyente (por ejemplo: car-
gas de familia).
Esta última forma de imposición es la que adoptan los sistemas tribu-
tarios modernos, y entre ellos el de nuestro país.

EL PROBLEMA DE LA IRREGULARIDAD DE LOS INGRESOS: USO DE


PROMEDIOS O DEL TRASLADO DE QUEBRANTOS

Para la familia típica, la renta constituye una corriente de ingresos con


la entrada del primero de ellos y continúa hasta la muerte o alguna otra causa
que pone fin a su flujo.
Pero al flujo de la renta se lo segmenta en períodos, por lo general
anuales, para definir (hacer posible la determinación y el pago) de la obliga-
ción tributaria. Si tal flujo fuera idéntico para todos los contribuyentes y nin-
guno pudiera deferir la entrada de sus ingresos con fines impositivos, la seg-
mentación carecería de importancia. Pero no es así. Algunas personas tienen
ingresos bastante regulares, otras muy irregulares, algunas pueden diferir los
ingresos, otras no.
El empleo de exenciones personales de importe fijo (en algunos paí-
ses como el nuestro denominadas mínimo no imponible y cargas de familia),
que no pueden trasladarse de un año a otro si no se usan, y la progresividad

26
de las tasas significan una penalidad para las personas cuyos ingresos son
irregulares. Así se puede dar que una persona soltera con $ 10.000 de ingre-
so anual durante 10 años pagar $20.000 en los diez años; y otra persona que
gana $ 100.000 en un año y nada en los otros nueve, pagar $ 50.000. Una
discriminación semejante existe en contra de ciertas personas por ejemplo
futbolistas profesionales, cuyos ingresos se concentran en relativamente po-
cos años de su vida.
La solución a este problema consiste en autorizar alguna forma de
promediación de rentas. Si a las personas con ingresos irregulares se les
permite promediarlos durante varios años la penalidad sería menor.
Las reglas para este tipo de liberalizaciones suelen ser complicadas,
en efecto, en EEUU si la renta de una persona en un año supera suficiente-
mente el promedio de los cuatro años anteriores puede aplicar una tasa mar-
ginal inferior a la indicada en las tablas de impuestos; aunque en la práctica
es ínfimo el porcentaje de contribuyentes que aprovecharon la posibilidad de
promediar, porque es muy difícil comprender las disposiciones, el ajuste se
aplica sólo cuando el ingreso sube, no cuando baja, y en el mejor de los ca-
sos admite una promediación limitada.
Otra posibilidad es el sistema de promediación por períodos, autoriza-
do en Canadá para agricultores y pescadores. Esos grupos pueden recalcular
sus ingresos en intervalos de cinco años y promediarlos por ese período. La
Comisión Real Canadiense propuso un plan semejante para todas las rentas,
pero el gobierno no lo aceptó. Esa versión propuesta es más general y más
sencilla que el sistema de EEUU, pero adolece del defecto de que una vez
que el contribuyente eligió un determinado lapso de cinco años, su decisión
es irrevocable. Si en el sexto año su ingreso sube o baja con brusquedad,
debe esperar hasta el final del otro lapso de cinco años para hacer el ajuste.
Todos esos enfoques adolecen de varios inconvenientes básicos. Re-
quieren mucho trabajo para llevar anotaciones y datos de años anteriores, y
los sistemas globales exigen que se vuelvan a calcular las entradas de los
últimos años. Segundo, ofrecen una solución solo parcial para las irregulari-
dades y poca o ninguna a las personas cuyos ingresos se concentran en pe-
ríodos bastantes breves de sus vidas. Tercero, no resuelven el problema del
diferimiento intencional de la renta, estimulado por la ganancia de intereses.

27
Además, con los métodos habituales de promediación, aún en los más com-
pletos existe un fuerte incentivo a diferir la renta a los años de jubilación
cuando será más baja.
Todos estos problemas pueden solucionarse por alguna forma de
promediación acumulativa, propuesta hace más de tres décadas por William
Vickrey. Cada año el contribuyente sumaría sus ingresos del año al total acu-
mulado de los años anteriores. Entonces calcularía el impuesto global por la
suma acumulada mediante tablas especiales basadas en el número de años
en que se realizó la acumulación. El paso siguiente sería restar el total paga-
do en años anteriores (más interés compuesto) para determinar la deuda im-
positiva del año en curso. Las características de promediación acumulativa e
interés compuesto asegurarían un trato igual de rentas fluctuantes y regula-
res y eliminarían las ganancias de posponer la realización del ingreso, así
como la necesidad de recalcular al emplearse el sistema de promediación por
períodos con su elemento aleatorio en relación al momento de la opción. La
adopción de un sistema general de promediación sería un importante paso
hacia una imposición satisfactoria de las ganancias de capital con tasas impo-
sitivas regulares.
La propuesta sólo surtiría efecto desfavorable para la estabilidad: al
aumentar la renta nacional, los pagos de impuestos quedarían postergados, y
el efecto anti-inflacionario resultaría menor. El principal obstáculo, es la noto-
ria complejidad de la proposición, por lo que no ha recibido ninguna atención
seria.
Para los grupos de menores ingresos, un sistema sencillo que permiti-
rá trasladar a ejercicios futuros las exenciones no utilizadas disminuiría en
gran parte la injusticia.
El traslado total de las pérdidas a futuros ejercicios es importantísimo
con el fin de minimizar los efectos adversos del impuesto sobre la aceptación
de riesgos y el establecimiento de nuevas empresas que, en los primeros
años frecuentemente dan pérdidas.

28
I.4 EFECTOS ECONOMICOS DEL IMPUESTO PERSONAL EN LA OFERTA
DE TRABAJO Y CAPITALY EN LA DEMANDA DE FACTORES. EFECTOS
REDISTRIBUTIVOS DE LOS INGRESOS NETOS.

La evaluación del papel que desempeña el impuesto a la renta en la


estructura impositiva depende del conocimiento de los distintos efectos eco-
nómicos que el mismo puede provocar. Muchas de las quejas en contra del
impuesto se basan en sus efectos económicos. ¿Son tan drásticos como a
veces se pretende? Por ejemplo ¿Frena el impuesto la formación de capitales
o destruye los incentivos para invertir?...

EFECTOS DEL IMPUESTO EN LA OFERTA DE TRABAJO

Un impuesto proporcional a la renta equivale a una reducción propor-


cional de sueldos y salarios. Si es del 10%, por ejemplo surte el mismo efecto
sobre los ingresos reales de los trabajadores que una reducción general del
10% de sus remuneraciones, si permanecen iguales los demás precios. Por
eso, al igual que un cambio de salarios, el impuesto produce efectos tanto de
sustitución como de ingreso.

El mismo puede usarse para ilustrar las posibles reacciones. En el


Gráfico 1

R A3
E
N A2
T
A A1
w

d
A2 A3
A1

w
o n O CI O

29
Cada curva de indiferencia: A1; A2; y A3 indica las relativas combi-
naciones de trabajo (renta) y ocio que brindan igual satisfacción a una familia.
Cada una se va aplanando hacia los extremos; más allá de cierto punto, limi-
taciones materiales impiden una mayor sustitución de ocio por trabajo; en el
otro sentido, una persona no está dispuesta a sustituir trabajo por más ocio -
a menos que tenga rentas no provenientes del trabajo- porque no puede dis-
frutar del ocio si no tiene ingresos para gastar. Es de suponer que las curvas
varían según los individuos. Para algunos, la posibilidad de sustituir es limi-
tada, porque insisten en tener cierta renta y cierta medida de ocio. Para otros,
la posibilidad de sustitución es grande o, con otras palabras, la tasa marginal
de sustitución desciende con lentitud al sustituir una cosa por otra. La primera
situación crea una curva de indiferencia muy pronunciada; la segunda una
curvatura suave. Las sucesivas curvas AA del diagrama muestran niveles su-
cesivamente más alto de renta y ocio y, por ende, niveles de satisfacción más
elevados (aunque no medibles). La variación de las horas de trabajo puede
reflejar cambios ocupacionales en el miembro de una familia, principal traba-
jador, o en otros componentes de ella.
La curva WW indica la tasa de salario, o con otras palabras, el costo
marginal de sustituir trabajo por ocio y viceversa. La curva está trazada como
línea recta, suponiéndose que la tasa de salarios no depende de las horas
trabajadas, si la persona trabajara 24 horas por día sin descanso el ingreso
sería igual a OW; si no trabajara nada el ingreso sería O y el ocio OV. El pun-
to tangencial de la curva de salario con una curva de indiferencia indica el óp-
timo, el nivel más elevado de satisfacción que una persona puede lograr con
una tasa de salario fijada. Así en el diagrama su renta NV, si se supone que
intenta maximizar su satisfacción.
La aplicación de un impuesto con tasas progresivas aumenta la pro-
babilidad que una persona trabaje menos y no más, con un determinado nivel
impositivo. El hecho de que la tasa es progresiva incrementa la influencia
relativa del efecto de sustitución porque la cantidad adicional de dinero gana-
do conduce a satisfacer de manera creciente el ocio en favor de la renta; la
ganancia neta de las horas de trabajo agregadas disminuye en forma progre-
siva si la tasa marginal llega al 100%, como en realidad sucede a veces,

30
agregando las contribuciones sociales, la persona no trabajará mas horas que
las necesarias para llegar a esa tasa, porque no obtendría, si lo hiciera, nin-
guna ganancia adicional, mientras la persona tenga una preferencia positiva
por el ocio. En caso contrario -si prefiere trabajar en vez de aburrirse- la regla
no es aplicable.

Respuesta del trabajo y ocio a un impuesto progresivo a la renta.

La curva de salarios, después de pagar los impuestos ya no es una lí-


nea recta sino que se dobla hacia el lado izquierdo del eje horizontal, y la
tangencia con la curva de indiferencia se encuentra por fuerza a la derecha
de la que se da con una tasa proporcional que obtendría la misma cantidad
de impuesto de la persona; es decir que habrá mas ocio y menos trabajo.
Esto no prueba que se trabaje menos que sin ningún impuesto a la renta, sino
que sólo una persona con las preferencias relativas habituales por el trabajo y
el ocio, trabajará menos con un impuesto progresivo que con uno proporcio-
nal. Si se compara la función del trabajo total la diferencia neta entre las dos
formas de impuestos no es tan clara. El impuesto proporcional coloca una
presión relativa más pesada para los grupos de rentas inferiores y medio-
inferiores; el impuesto progresivo la hace en cambio en los niveles superiores.
Finalmente, podemos apreciar que en cuanto al nivel de empleo el
efecto del impuesto a la renta es muy relativo, porque es muy posible que
tengamos que entrar a analizar el impacto del impuesto a la renta entre los
sujetos contribuyentes y los efectos. Ya vimos cuales son esos efectos, y sin-
téticamente podemos decir que hay dos efectos básicos del impuesto a la ren-
ta sobre el trabajo:

1) Perder el interés de trabajar, porque cuando más gana el trabaja-


dor más le saca el fisco y por ende no tiene interés en ganar más: EFECTO
SUSTITUCION renta-ocio
2) el otro efecto es absolutamente opuesto, como incide mucho el im-
puesto a la renta el trabajador decide trabajar más porque necesita más in-
greso: EFECTO RENTA. Y si nos preguntamos cuál de las dos teorías es la
que rige, para respondernos tendríamos que decir que depende de la reac-

31
ción de cada sujeto, de la cultura, de las costumbres del pueblo; los pueblos
pueden ser apáticos al trabajo o pueden ser trabajadores, etc. Las alícuotas
pueden ser tan altas en algún lugar, tal como ocurrió en los países nórdicos,
que hacen que los trabajadores pierdan el interés por trabajar si no les queda
nada. Otro aspecto a considerar es la distinción entre rentas ganadas y no
ganadas, ya que la renta del trabajo personal se define como un renta gana-
da; la renta del capital en cambio es una función pasiva es una renta no ga-
nada con el mismo esfuerzo que la renta del trabajo.

EFECTOS DEL IMPUESTO EN LA OFERTA DE CAPITAL

Los impuestos sobre los ingresos pueden afectar la formación de ca-


pital de dos maneras:
Alteran la cantidad de ahorro disponible y este hecho incide sobre la
tasa máxima posible de formación de capital (la función de la oferta), y afec-
tan la disposición para realizar inversión y, en consecuencia, el nivel efectivo
de la formación de capital real (la función de la demanda).
Un impuesto de capitación o por persona reduce los ingresos de to-
dos los individuos por igual, pero no se relaciona con el rendimiento de los
ahorros. Así un impuesto de capitación solo surte un efecto sobre la renta, lo
que tiende a reducir el nivel de ahorro (oferta), tanto para cada hogar como
para la economía en su totalidad.
Un impuesto proporcional a la renta se distingue de dos maneras de
un impuesto de capitación:
1º el efecto sobre el ingreso será mayor con un impuesto proporcional
a la renta que con uno de capitación, y
2º un impuesto proporcional a la renta surte un efecto de sustitución
adverso al ahorro, a diferencia del impuesto de capitación.
Ambas consideraciones llevan a la conclusión de que el ahorro dismi-
nuirá con un impuesto proporcional a la renta más que con un impuesto de
capitación.
En cuanto al efecto sobre el ingreso, un impuesto proporcional a la
renta reduce los ingresos de todos los individuos de manera proporcional, y
un impuesto de capitación los reduce a todos por igual. Por eso, las personas

32
con altos ingresos experimentarán con un impuesto proporcional a la renta
una reducción mayor que con un impuesto de capitación. Aunque los ahorros
fueran proporcionales al ingreso, serían menores con un impuesto proporcio-
nal el nivel de ahorro será aún mas bajo que con un impuesto de capitación.
Pero existen numerosas pruebas de que los ahorros se acrecientan al aumen-
tar la renta, de lo que resulta que con un impuesto proporcional el nivel de
ahorro será aún mas bajo que con un impuesto de capitación.
Un impuesto a la renta disminuye también el rendimiento de los aho-
rros y por ende altera la ventaja relativa de éstos en relación con el consumo.
El efecto neto sobre el ahorro depende de las relaciones funcionales entre la
magnitud del mismo y los intereses netos disponibles después de haber pa-
gado el impuesto. Tanto más elástica sea la oferta de ahorros con respecto a
su rendimiento, tanto más negativo resultará el efecto de sustitución con un
impuesto proporcional sobre la renta.
Un impuesto a la renta progresivo incrementará aún más el impacto
negativo sobre el ahorro, con respecto al que produce un impacto proporcio-
nal. Con el primero, la gente de altos ingresos paga relativamente más que
aquella cuyos ingresos son modestos. Puesto que el ahorro aumenta en ma-
yor proporción al acrecentarse el ingreso, el efecto de ingreso con un impues-
to progresivo a la renta será más adverso para los ahorros que con un im-
puesto proporcional. Así el efecto de sustitución y el de ingreso, que obran en
forma adversa sobre el ahorro, serán mayores con un impuesto progresivo
que con otro proporcional, el que a su vez, resulta más adverso sobre el aho-
rro que un impuesto de capitación.
En resumen no pueden darse respuestas terminantes con respecto al
efecto preciso de un impuesto a la renta sobre el porcentaje de renta nacional
ahorrada (relación S/Y). De acuerdo con suposiciones al parecer razonables,
una estructura progresiva del impuesto reducirá la relación ahorro-renta, por
cada unidad de medida de renta (peso, dólar, etc.) más que un impuesto pro-
porcional.

33
EFECTOS ECONOMICOS SOBRE LA DEMANDA DE FACTORES

En cuanto a la demanda, las consideraciones son en parte las mismas


que las referentes a ocupación plena. Un impuesto de capitación no modifica
la tasa de rendimiento de las inversiones, pero un impuesto proporcional a la
renta disminuye el rendimiento neto y por ende reduce la magnitud de la in-
versión que las empresas están dispuestas a hacer. Pero si abandonamos la
suposición de pleno empleo, es dable señalar otro efecto de los dos impues-
tos respecto a la disminución de la inversión: los impuestos de capitación y los
impuestos proporcionales cercenan la cantidad total de gastos de consumo
hechos a determinados niveles de tasa de interés. Es indudable que el volu-
men de las ventas de bienes de consumo es el determinante principal del vo-
lumen de inversión. Quizás el impuesto de capitación distribuido en forma
mas uniforme surta un mayor efecto por unidad de ingresos que el impuesto a
la renta que se concreta con mayor peso en los niveles de ingresos superio-
res.

EL PROGRAMA DE INVERSION Y LA FORMACIÓN DEL CAPITAL

El nivel real de inversión depende de la relación de programas de


ahorros (oferta de fondos disponibles) y de inversión (demanda por tales fon-
dos).
La demanda por inversión depende de la productividad marginal de la
inversión (TIR > tasa de mercado). Por eso el efecto de impuestos alternativos
sobre el monto real de la inversión depende de la manera en que el impuesto
afecte el programa de ahorro y el de inversión.
Supongamos que el gobierno persigue una política que tiende a ase-
gurar la plena ocupación, sea cual fuere el impuesto. Así el ahorro es solo
función de la tasa de interés, es decir del rendimiento del ahorro y no del ni-
vel de ingreso que se supone establecido.
Aunque el impuesto de capitación reduce los ahorros privados acu-
mulados, no afecta el programa de inversión, porque el mismo no altera el

34
rendimiento de una inversión, una vez pagados los impuestos. El nivel real de
formación privada de capital debe descender para igualarse al menor valor del
ahorro privado.
Un impuesto a la renta cambiará el programa de inversión al reducir
el rendimiento una vez pagados los impuestos. Pero si el programa de ahorro,
con plena ocupación, no ofrece elasticidad con respecto al rendimiento, el
volumen de la formación de capital no se afecta por la índole del programa de
inversión (demanda por bienes de capital real a distintos niveles de tasa de
rendimiento) puesto que el volumen de la inversión debe ajustarse al volumen
fijado de ahorro para poder mantener el pleno empleo. Pero el programa de
inversión afectará el equilibrio de la tasa de rendimiento, pagados los impues-
tos. Esta relación se presenta en el siguiente gráfico:
Efectos del impuesto a la renta sobre la formación de capital (pleno empleo)

St S

R t

R
R t- t

It

S , I
Nt N
o

El volumen de formación del capital se encuentra en ON, antes y después


de pagar los impuestos para lograr el pleno empleo.
Después de pagar los impuestos la Tasa bruta de rendimiento es R
(igual que antes de pagarlos), la tasa de rendimientos pagados los impuestos
es Rt.
Pero si el programa de ahorro posee alguna elasticidad positiva con
respecto a la tasa de rendimiento con pleno empleo, la tasa de formación de
capital dependerá del programa de inversión, como se indica en la siguiente
figura:

35
Como la tasa de rendimiento se reduce por el impuesto, el volumen

St S

R t

R
R t- t

It

Nt N
o

de ahorro disminuye y el programa de ahorro se traslada a St. Además el pro-


grama de inversión también se moverá a la izquierda, porque el impuesto
disminuye el rendimiento de la inversión una vez pagado el impuesto (Rt-t) es
inferior a la tasa primitiva, pero no en proporción al monto total del impuesto.
Cuanto más desciende el ahorro en respuesta a la disminución de la tasa de
rendimiento tanto mayor será la disminución de la formación de capital y el
aumento de la tasa de rendimiento antes del impuesto. Si la inversión no res-
ponde a los cambios en la tasa de rendimientos, disminuirá poco la formación
de capital; si la inversión se reduce en gran manera por la merma en la tasa
de rendimiento, la formación de capital será menor.
Un impuesto con tasa progresiva afectará la inversión más que un im-
puesto proporcional, porque desviará los programas de ahorro e inversión
más un impuesto proporcional. Esto se ve en la figura que sigue:

36
S t' St
S

R t

A
C '` B
R t- t
I

It
I t'

S , I
N t' Nt N
o

St' e It' representan los programas de ahorro e inversión con un im-


puesto progresivo, mientras St e It indican los programas con un impuesto
proporcional. Con un impuesto a la renta progresivo se produce una inversión
igual a Nt con un rendimiento R, pagado el impuesto, y de Rt'-t antes de pa-
garlo.

EFECTOS REDISTRIBUTIVOS DE LOS INGRESOS NETOS

Al discutir la incidencia de los diferentes impuestos hemos visto que, a


mas largo plazo, la distribución de la carga impositiva dependerá de los efec-
tos resultantes sobre las ofertas de factores, tasas de rendimiento y creci-
miento. Contemplando este problema en términos de estática comparativa,
hemos mostrado que un impuesto sobre la renta del trabajo, al reducir la ofer-
ta del mismo, puede traducirse en un rendimiento en la tasa salarial bruta y
una reducción del rendimiento de capital, de tal forma que la tasa salarial neta
disminuya menos que las participaciones del impuesto y el capital en la carga.
Aunque esto describe adecuadamente la dirección del ajuste, no explica la
verdadera interdependencia a largo plazo del capital y la oferta de trabajo en
el contexto de un crecimiento equilibrado.
La naturaleza de este problema es compleja, pero las conclusiones
generales alcanzadas pueden ser descritas considerando la sustitución de un
impuesto sobre la renta salarial por un impuesto sobre la renta de capital de

37
igual recaudación (el enfoque de incidencia diferencial) y examinando los re-
sultados bajo diversos supuestos con respecto a las ofertas de factores y ta-
sas de ahorro.
1. Supongamos en primer lugar que la oferta tanto de trabajo como de
capital es inelástica respecto a la tasa de rendimiento y que las tasa de ahorro
de la renta salarial y de capital son las mismas. En este caso, nuestra sustitu-
ción impositiva no afectará la oferta de factores. La tasa de acumulación del
capital no resulta afectada, como tampoco la relación capital-trabajo en condi-
ciones de crecimiento de equilibrio. Las tasas de rendimiento de los factores
previas al impuesto, por tanto, tampoco varían. La carga del impuesto, sopor-
tada anteriormente por el trabajo, pasa ahora a ser soportada por el capital.
2. Supongamos a continuación que la oferta de trabajo es elástica,
manteniendo los demás supuestos. Como el impuesto sobre la renta de capi-
tal sustituye al impuesto sobre la renta salarial, la oferta de trabajo aumenta.
Nuestra anterior discusión, basada en un enfoque de estática comparativa,
sugería que la sustitución impositiva, al incrementar la tasa salarial neta, lleva-
ría a un aumento de las horas trabajadas. Esto, a su vez, reduciría la tasa sa-
larial bruta e incrementaría el rendimiento de capital, de forma que parte de la
carga continuaría siendo compartida por el trabajo. Pero esto no ocurrirá en el
contexto de un modelo de crecimiento equilibrado, en el que de nuevo se pro-
ducirá una transferencia total de la carga al capital. El aumento en las horas
trabajadas no afectará a la tasa de crecimiento a largo plazo de la oferta de
trabajo, que estará determinada todavía por el crecimiento de la población, y
entre los determinantes del crecimiento económico, es la tasa de crecimiento
de la población la que determina la tasa de equilibrio del crecimiento de la
renta. Puesto que suponemos que la propensión al ahorro es la misma para la
renta de capital y de trabajo, no se producirá tampoco ninguna variación en el
crecimiento del stock de capital. Con la relación capital-trabajo en el creci-
miento de equilibrio invariada, las tasas de rendimiento del capital y del traba-
jo, anteriores al impuesto, quedarán igualmente inalteradas. Con el impuesto
sobre la renta de trabajo sustituido por otro sobre la renta del capital, la carga
se transferirá por tanto del trabajo al capital.
3. Sin embargo, la situación varía si la oferta de capital es elástica
respecto a la tasa de rendimiento. Como resultado, la sustitución por un im-

38
puesto sobre la renta de capital reduce la acumulación de capital. Mientras
que la tasa de crecimiento de la renta permanece inalterada (porque todavía
se encuentra determinada por el crecimiento de la población), la relación de
equilibrio capital-trabajo será ahora más baja. A causa de esto, la tasa de
rendimiento del capital anterior al impuesto se incrementará, mientras que la
del trabajo se reducirá. Solamente parte de la carga impositiva se transfiere
y el trabajo comparte la carga del impuesto sobre los beneficios.
4. Finalmente, consideremos una situación en la que ambas ofertas
de factores sean inelásticas respecto de la tasa de rendimiento, pero en la
que la tasa de ahorro de la renta de capital sea mayor que la renta de trabajo.
La sustitución de un impuesto sobre la renta salarial por un impuesto sobre la
renta de capital lleva ahora a una tasa de formación de capital reducida y se
producen variaciones similares a las de la situación 3. Una vez más, el traba-
jo soporta parte de la carga de un impuesto sobre la renta de capital.
Comparando las situaciones 3 y 4 llegamos a la conclusión de que la
parte restante de la carga impositiva soportada por el trabajo será mayor:

a) cuanto más elástica sea la oferta de capital en relación a la del tra-


bajo, y
b) cuanto más alta sea la tasa de ahorro de la renta de capital en re-
lación a la de la renta de trabajo.

Aunque los efectos impositivos implicados en estas relaciones son


complejos y dependen de la estructura subyacente al modelo de crecimiento,
no resulta descabellado suponer que, digamos, un tercio de la carga de un
impuesto sobre la renta de capital viene a ser soportada por el trabajo. Este
razonamiento, es preciso señalarlo, se refiere al mismo resultado a muy largo
plazo después de haberse producido una vuelta al crecimiento equilibrado.
Dado el muy dilatado período de tiempo implicado, el enfoque más limitado
del tipo de análisis de estática comparativa puede resultar más adecuado pa-
ra objetivos de política económica. En este planteamiento es importante la
elasticidad de la oferta del trabajo, siendo de menor importancia el proceso
más lento de los cambios en la acumulación de capital debido a diferentes
tasas de ahorro.

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Resumiendo, podemos expresar:
1) que un impuesto a la renta puede reducir o aumentar el esfuerzo
laboral, dependiendo de si el efecto sustitución es superior al efecto renta o
viceversa;
2) no existe ninguna forma fácil de determinar si el nivel de esfuerzo
laboral será superior con impuesto sobre la renta o con un impuesto al con-
sumo;
3) el ahorro familiar como porcentaje de la renta (propensión media al
ahorro) aumenta con la renta pero la propensión marginal al ahorro aumenta
en menor grado, puesto que las diferencias en el impacto sobre el ahorro de
los impuestos más o menos progresivos dependen de las diferencias en las
propensiones marginales, son menos importantes de lo que cabría esperar;
4) los impuestos sobre la renta también pueden afectar al ahorro por-
que reducen la tasa neta de rendimiento y
5) la capacidad de ahorro se dice que es exclusiva de los sectores de
mayores ingresos, y que a los que tienen menores ingresos hay que inducirlos
a un sistema de ahorro previsional obligatorio; el sistema previsional argentino
se extendió desde la década de 1940 con las clásicas Cajas de Comercio e
Industria era un poco un ahorro forzoso (del cual después se apropió el Esta-
do), hoy existe el sistema de la jubilación privada que es costosa pero la única
forma de compeler a un ahorro obligatorio a los que no pueden ahorrar.

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