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RESUMEN ABSTRACT
La Inteligencia emocional (IE) entendida como Emotional intelligence (EI) understood as the ability
habilidad para expresar, controlar, comprender, to express, control, understand, interpret and
interpretar y responder a las emociones propias y respond to one's own emotions and those of others,
las de los demás, ha cobrado interés científico has gained scientific interest due to the influence it
debido a la influencia que tiene sobre variados has on various aspects of the school environment.
aspectos del ámbito escolar. Es por ello que el Therefore the objective of this study is to generate
objetivo de este trabajo es generar una reflexión en a reflection on the influence that emotional
torno a la influencia que tiene la inteligencia intelligence has on the academic success of
emocional en el éxito académico de los students. Scientific research has endorsed the link
estudiantes. La investigación científica ha avalado between emotional intelligence and cognitive
la vinculación entre inteligencia emocional y process, concluding that emotion and cognition are
proceso cognitivo, llegando a plantearse que compatible, inseparable and mutually
emoción y cognición son compatibles, inseparables benefited through the existing circular relationships
y que se benefician mutuamente a través de las between them. These findings allow to project a
relaciones circulares existentes entre ellas. Estos series of educational implications on emotional
hallazgos permiten proyectar una serie de intelligence in the school environment.
implicaciones educativas sobre la Inteligencia
emocional en el ámbito escolar.
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Profesora de Educación General Básica Licenciada en Educación. Jefa Unidad Técnica Pedagógica. Escuela
San Jorge de Ñiquén
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Profesor de Educación Física para Educación Básica y Media Licenciado en Educación.
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INTRODUCCIÓN
En concreto, Salovey y Mayer (1990) inician el estudio del papel de las habilidades
emocionales en el aprendizaje, proponiendo una teoría de IE, con la esperanza de integrar
la educación emocional en los currículos escolares (Parker, Summerfeldt, Hogan y Majeski,
2004; Humphrey, Curran, Morris, Farrel y Woods, 2007). Igualmente, Fernández-Berrocal y
Extremera (2006) plantean que fomentar la inteligencia emocional mediante programas de
educación emocional integrados en los currículos, mejora igualmente aspectos esenciales
de convivencia en las aulas (Acosta, 2008; Bisquerra, 2008; Yus, 2008).
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Es por ello que hoy, resulta imprescindible seguir investigando el tema en nuestro
país. Ya que actualmente es un tema relevante y de interés, frente al cual quedan muchos
retos que afrontar (Pena y Reppeto, 2008). Como tema a parte, porque la mayor parte de las
investigaciones proviene de otros países, especialmente de España, país en el que cada vez
es mayor el número de estudios y aportaciones científicas en lengua castellana.
PROPUESTA TEÓRICA
De este modo, inteligencia cognitiva e inteligencia emocional han sido vistas con
frecuencia como incompatibles o contrarias, puesto que se considera que la primera
perturba a la segunda (Mestre y Fernández-Berrocal, 2007); sin embargo, hoy se sabe que
en ocasiones ocurre justo al revés, ya que la IE promueve el pensamiento al ayudar a centrar
la atención o a superar las inadaptaciones. En estos casos se puede señalar que las
emociones, no solo no perturban la inteligencia, sino que la potencian.
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En esta línea, autores en el campo de investigación de la IE, han evidenciado que los
estudiantes con un alto nivel de esta habilidad, presentan menores niveles de agotamiento,
mayor eficacia académica y menor percepción de estrés, así como puntuaciones más
elevadas en vigor, dedicación y absorción en el desempeño de sus tareas académicas
(Extremera, Durán y Rey, 2007). En este sentido, un estudiante con un alto nivel de conciencia
se compromete con sus estudios y está dispuesto a esforzarse más por alcanzar sus objetivos
de la carrera, logrando así una mayor satisfacción académica (McIlveen, Beccaria y Burton,
2013).
Los estudios de Shipley, Jackson y Segrest (2010) indican que las habilidades de la IE
conducen a un rendimiento superior en las tareas escolares, y a medida que se van
alcanzando los objetivos y logros académicos propios, las personas también se van tornando
emocionalmente más inteligentes, teniendo más confianza en sí mismos, sabiendo
automotivarse y controlarse más.
Un aspecto fundamental a tener en cuenta es que existe una relación estrecha entre
el incremento de la comprensión de las consecuencias, la regulación emocional y la
adquisición de esta comprensión en edades tempranas (León-Rodríguez y Sierra-Mejía,
2008) por lo que la familia y la escuela suponen los ámbitos fundamentales en su
crecimiento.
Otras indagaciones que están adquiriendo cada vez mayor importancia son aquellas
que establecen una relación indirecta entre inteligencia emocional y rendimiento académico.
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Otro proceso a través del cual la IE podría influir sobre el desempeño académico, es
confiriendo una ventaja a determinadas materias académicas que requieren considerar
objetivos relacionados con el afecto. Los resultados del estudio realizado por Petrides,
Frederickson y Furnham (2004), plantean que el efecto interactivo con las diversas materias
académicas, se encuentra diferencialmente implicado en la ejecución académica a través de
varias materias, siendo muy pronunciada en inglés y en el rendimiento general, mientras que
es prácticamente nula en materias como matemáticas y ciencias. Sobre ello, es posible prever
que el constructo está relacionado de diferentes formas con las materias escolares y, en
consecuencia, se deben mantener estas consideraciones en estudios posteriores.
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No obstante, aunque tener una buena inteligencia emocional supone contar con
herramientas muy valiosas en el contexto escolar, es indiscutible plantearse hasta qué punto
estas habilidades se pueden educar o inculcar en aquellos estudiantes que presentan un
manejo emocional más deficitario, en un momento en que la mayoría de padres y docentes
considera primordial el dominio de estas habilidades para el crecimiento evolutivo y
socioemocional de sus hijos y alumnos (Fernández-Berrocal y Ruíz, 2008).
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A pesar de las dificultades que se presentan, cada vez es más evidente la necesidad
de realizar cambios educativos en base a una reflexión sobre la inclusión de las habilidades
emocionales de forma explícita en el sistema escolar (Fernández-Berrocal y Extremera, 2002),
de manera que puedan implementarse programas, que permitan la prevención de
problemas escolares diversos como el consumo de sustancias adictivas, comportamientos
agresivos u hostiles en clase y absentismo escolar (Extremera y Fernández-Berrocal, 2003) a
los que subyacen, entre otros factores, un claro déficit en habilidades emocionales.
DISCUSIÓN Y CONCUSIONES
A la luz de los resultados de la investigación es posible afirmar que los docentes han
tomado conciencia sobre la importancia de la adquisición de competencias emocionales
para el logro del éxito escolar, así como de las implicaciones educativas que tiene el
reflexionar y considerar en torno al bienestar emocional, el rendimiento de los estudiantes
y la mejora de la convivencia escolar en las comunidades educativas.
Se presentan las principales ideas derivadas del estudio, en primer lugar, cómo se
desarrolla la inteligencia emocional en el ámbito educativo y el impacto en el éxito
académico; en segunda instancia, desde las perspectivas de Mestre et al. (2006), se
identifican las habilidades emocionales y adaptación social en el contexto educativo,
seguidamente, sobre el análisis de programas de educación emocional, para concluir con las
conclusiones generales.
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Esto porque los estudios de carácter experimental ayudan a comprender los efectos
de la Inteligencia Emocional sobre los resultados vitales y los efectos de dicha enseñanza.
Siendo la evaluación de una intervención la que permite distinguir claramente los resultados
obtenidos mediante otro tipo de prácticas (Mayer, Roberts y Barsade, 2008).
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La labor del docente no es solo educar de manera segmentada, sino educar a los
estudiantes en su totalidad. En consecuencia, estudios han mostrado cómo el rol del
educador debe centrarse en un enfoque holístico e integral, de manera que el enfoque
afectivo incida en el desarrollo de habilidades para la vida y haga partícipes de dicho proceso
a toda la comunidad educativa (Zapata y Ceballos, 2010).
En definitiva, la I.E. no debe ser solo un aprendizaje escolar, sino más bien un
aprendizaje para la vida, reconociendo que las emociones nos acompañan y abarcan por
completo. Es preciso así dar sentido a cada una de nuestras experiencias, puesto que, tal y
como afirma Valero (2009, p. 55): “(…) la inteligencia emocional es a la vida lo que la sal a los
alimentos”.
Proyecciones
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