Kant
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Kant
CONTEXTO HISTÓRICO:
La obra de Kant en su conjunto se ubica en el contexto histórico y cultural de la Ilustración…
concretamente se sitúa en los años previos a la Revolución Francesa, proyecto político en el que
convergen muchas ideas políticas de Kant. Autor que se sitúa a caballo entre: La monarquía
absoluta ilustrada y la aparición de los regímenes liberales, la sociedad de Antiguo
Régimen marcada por el privilegio y el estamento y la sociedad abierta de clases donde todo
individuo es igual ante la ley y La consolidación de una economía capitalista que en pocos años dará
el salto de una economía de manufacturas a la Revolución Industrial. En el plano cultural, la
Ilustración se va a basar fundamentalmente en el uso de la razón humana como motor de la historia
y del progreso humano. En nombre de la razón se va a fomentar una fuerte crítica contra el orden
establecido, y todo ello acompañado de una definitiva consolidación de la ciencia como
conocimiento supremo y objetivo (física de Newton, modelo a seguir para Kant), y de la técnica,
para poner la naturaleza al servicio del ser humano.
CONTEXTO FILOSÓFICO:
Immanuel Kant nació en 1724 y murió en 1804 en Könisberg, Alemania. Fue profesor universitario
y un filósofo cuyas teorías se encuadran en el contexto tanto de la Ilustración como de los conflictos
doctrinales entre el empirismo y el racionalismo. Es considerado como defensor del idealismo y
también de una racionalidad crítica.
El movimiento ilustrado provoca que el pensamiento kantiano crea en el desarrollo de la humanidad
a través de la razón. Siendo él quien popularizó del lema «sapere aude»: atrévete a saber.
Además, Kant desea establecer los principios y límites del conocimiento científico de la naturaleza
y responder a la pregunta acerca de qué podemos conocer. Para ello, va a tomar elementos de las
dos grandes corrientes filosóficas de la modernidad. Al afirmar que el conocimiento se limita a la
experiencia, la filosofía kantiana se aproxima al empirismo, y al afirmar que no todo el
conocimiento proviene de la experiencia se acerca al racionalismo. Concluye que es posible un
conocimiento estricto y universal (los juicios sintéticos a priori).
Por su parte, Rousseau reforzó en Kant la convicción en la autonomía, en la independencia de la
moralidad frente a las leyes que rigen el mundo objetivo y racional y la distinción entre aquello que
la razón puede o no conocer.
Finalmente, la filosofía kantiana es el esfuerzo de dar una solución al conflicto entre empirismo y
racionalismo y de reafirmar los valores ilustrados. Kant reafirma el papel central de la razón humana
crítica en todos los ámbitos de la cultura y, sobre esta base, tiene una visión optimista acerca del
desarrollo de la historia.
La primera parte del proceso de conocimiento de Kant es la estética trascendental en la que trata el papel de
la sensibilidad. Lo que este autor dice es que la sensibilidad nos permite conocer los objetos sensibles del
mundo. La manera en la que captamos el mundo, según Kant, es, además, única para cada especie así por
ejemplo las mariposas consiguen distinguir muchos más tonos de color de los que un humano puede y otros
animales captan menos o en otros tonos. Sin embargo, Kant dice que la imagen del ser humano del mundo
no es objetiva ya que nuestra mente cuenta con estructuras innatas que nos hacen, por ejemplo, situar todas
las percepciones sensibles en un espacio y tiempos determinados (formas a priori de la sensibilidad)
creándonos una imagen personas de la realidad que no tiene por qué corresponder con el nóumeno.
Finalmente, Kant habla sobre que en la sensibilidad pueden existir juicios sintéticos a priori puesto que
determina que las matemáticas son la ciencia que estudia esta parte del proceso de conocimiento y, más
concretamente, la geometría que estudia las relaciones de los seres en el espacio y la aritmética que se ocupa
de las relaciones de los seres sensibles en el tiempo.
En el ejemplo de la rosa, podemos determinar que el ser humano capta su textura, su color rojo, su olor, su
tamaño… y mientras va experimentando con sus sentidos la rosa va creándose una imagen en su cerebro
concebida, además de por la rosa en sí, por un espacio y tiempo concretos en los que sucede la acción.
Creando así el objeto sensible o fenómeno.
Este fenómeno en la segunda fase, la analítica trascendental, es clasificado por las 12 categorías del
entendimiento presentes y comunes en todos los seres humanos. Este hecho nos permite entender la forma,
la esencia de objeto y junto a las percepciones sensibles que hemos captado forma el concepto. En este caso,
el ser humano ha captado una imagen sensible de la rosa que ha situado en un espacio tridimensional
euclídeo en su mente y con ayuda de las doce categorías del conocimiento logra entender el concepto de rosa
al completo. El entendimiento, ayuda por tanto a conseguir conectar las relaciones inconexas entre las
percepciones sensibles del ser para poder realizar juicios y pensar a partir de estas. Ambas partes del proceso
de conocimiento trabajan conectadas puesto que las impresiones sensibles sin ser clasificadas e interpretadas
por las categorías del conocimiento son únicamente datos inconexos. Y, por otro lado, las categorías del
conocimiento no pueden comenzar a trabajar sin impresiones sensibles, son únicamente conceptos vacíos.
Es en la combinación de ambas donde surge el concepto u objeto de conocimiento.
En esta parte, además, Kant menciona como la física es la ciencia relacionada con el entendimiento y cómo
pueden existir juicios sintéticos en esta debido a que las leyes físicas nacen, según Kant, de las categorías
puras del conocimiento.
El último paso del proceso de conocimiento kantiano es la dialéctica trascendental, en la cual Kant analiza
la razón la cual actúa relacionando los juicios del entendimiento en argumentaciones que intentan llegar
cada vez más a principios generales. Es decir, el papel de la razón en Kant es la facultad de avanzar por
medio de la búsqueda de los principios más generales. Este proceso de establecer relaciones entre juicios
está marcado por las formas a priori de la razón también llamadas ideas trascendentales, las cuales son: La
idea de alma (la razón aúna en esta todos los fenómenos de la experiencia interna y los unifica bajo la idea
de yo), la idea de mundo (en esta idea se aúnan todos los fenómenos de la sensibilidad y la experiencia
externa) y la idea de Dios (bajo este de aúnan los fenómenos de la experiencia tanto interna como externa y
es, por tanto, el principio más general y bajo el se encuentran la idea de mundo y de yo). Según Kant, hay
dos maneras de interpretar estas ideas trascendentales y, para comprenderlos, debemos tener en cuenta que
para Kant el límite del conocimiento se encuentra en la metafísica la cual trata a las ideas trascendentales
Dios, alma y mundo como realidades objetivas a conocer. En ese momento, estamos traspasando los límites
del conocimiento y podremos ser victimas de ilusiones y engaños. Es decir, para Kant, en la metafísica no
pueden existir los juicios sintéticos a priori puesto que esta traspasa los límites del conocimiento intentando
comprender el nóumeno. Para Kant la manera la correcta de enfrentarnos a las formas a priori de la razón es
simplemente concebirlas como principios reguladores de la razón en la búsqueda de principios generales.
La ética kantiana
Antes de Kant, las distintas corrientes filosóficas habían presentado éticas materiales, las cuales
siguen unos conceptos concretos: Son éticas empiristas, es decir, tienen contenido y nos dicen que
debemos de hacer o que debemos evitar. Su contenido proviene de la experiencia y es en la
experiencia donde comprobamos si los actos morales que realizamos nos llevan a alcanzar el
objetivo que nos hemos propuesto. Para Kant el problema de estas filosofías reside en que son éticas
interesadas porque promueven el hacer una acción moral para conseguir un objetivo o fin concreto.
A fin de guiar al ser humano a este fin concreto, utilizan los llamados imperativos hipotéticos los
cuales ordenan una acción en función del objetivo que queramos conseguir: Nuestro objetivo es
tener salud, por tanto, no debemos beber en exceso (únicamente tiene sentido hacer esto si persigues
este objetivo, si no, no tiene porque cumplirlo).
Además, según Kant estas éticas son heterónomas porque la voluntad se halla determinada por
principios que no vienen de la razón, sino que el ser sigue una ética o unos principios heterónomos
porque alguien que considera de superioridad, como un padre, un maestro, un doctor, un político o
la propia comunidad determina que debe seguir ese principio. La moral heterónoma es una
aceptación irreflexiva de los principios y normas imperantes en la sociedad.
Por el contrario, Kant, crea una ética formal basada en la idea de que la ética debe carecer de
contendido, es decir, que en lugar de decir lo que se debe hacer, nos indican cómo podemos hacerlo.
Los imperativos de esta ética no son hipotéticos sino categóricos, es decir, exigen el cumplimiento sin
condiciones ni excepciones. Hay diversas maneras de formular el imperativo categórico, algunas de
las más famosas son: “Actúa según las máximas que desean que se conviertan en leyes universales” o
“Trata a tu persona y al resto como un fin en sí mismo, no únicamente como un medio”. Este
imperativo funciona como principio de universalidad que no nos dice qué hemos de hacer, sino que
establece la forma que debe tener cualquier máxima para hacer que llegue a ser una normal moral.
Para Kant, es necesario que el comportamiento ético sea necesariamente desinteresado, es decir, si
haces algo por amor, sin querer, por placer… no es inmediatamente inmoral, sino que es un acto
simplemente que no tiene base moral, puesto que los actos morales son aquellos que nacen del
deber.
Pero para existir la moralidad tenemos que presuponer nuestra condición de seres con capacidad
para decidir nuestra actuación, porque si no pudiéramos escoger entre esto o aquello, entra actuar de
manera altruista o egoísta ¿cómo podríamos hablar de moralidad?
Como ya sabemos Kant considera que el mundo, el alma y Dios son inalcanzables por la razón
humana, sin embargo, las ideas trascendentales de la razón han de entenderse como postulados de la
razón práctica, es decir, debemos presupones que existen porque aunque sean indemostrables
científicamente, son necesarios desde el punto de vista moral:
La libertad humana, por un lado, es de absoluta necesidad porque si no, no podríamos hablar de
comportamiento moral debido a que a pesar de que los fenómenos naturales estén determinados por
las leyes de la naturaleza y aunque el ser humano forme parte de esta tenemos que presuponer la
libertad humana. Es decir, el ser humano tiene la capacidad de escapar de las leyes físicas impuestas
por la naturaleza y poder decidid la propia acción.
Por otro lado, la inmortalidad del alma debe ser aceptada para que la exigencia que trae consigo la
moralidad tenga sentido. Es decir, todos hemos experimentado que el comportamiento correcto
pocas veces tiene recompensa, es decir, aunque actuemos con moralidad podemos vivir situaciones
injustas. Y, únicamente si suponemos que nuestra alma es inmortal podemos confiar que tras la vida
terrenal nuestra virtud será recompensada con una existencia feliz.
Finalmente, la existencia de Dios tampoco puede ser demostrada sin embargo debemos suponer su
existencia como última garantía del sentido de la existencia humana. Solo Dios, puede avalar que
alcanzarán la felicidad quienes actúen con moralidad, es decir, quienes se hagan dignos de esta.
Es decir, las ideas trascendentales del alma son las únicas que le dan al hombre la garantía de que
sus actos morales van a tener una recompensa más allá.