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Diez Indicadores Revisados 9 17 07

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Diez Indicadores Principales de Una Iglesia

Saludable
El movimiento de la Iglesia Evangélica Libre existe para glorificar a Dios
facilitando la multiplicación de Iglesias saludables en todas las naciones.

♦ La centralidad de la Palabra de Dios - “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil . . . a fin
de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado para toda buena obra.” (2 Tim. 3:16-17).
Estamos comprometidos a que la proclamación y enseñanza de la Palabra del Dios sean claras,
teológicamente correctas, y a que se comuniquen de una manera relevante y práctica. El resultado
final de nuestra proclamación serán personas capaces y deseosas de agradar a Dios al aplicar su
Palabra a cada esfera de la vida, en maneras que sean tanto apropiadas a su contexto cultural como
bíblicamente contraculturales.

♦ Una espiritualidad apasionada - “Sean llenos del Espíritu. . .” (Efe. 5:18-21). “Fortalézcanse
con el gran poder del Señor. Pónganse toda la armadura de Dios. . . Oren en el Espíritu en
todo momento, con peticiones y ruegos. . .” (Efe. 6:10-18). Reconocemos que es solamente la
presencia y el poder del Espíritu Santo lo que nos capacita a vivir vidas auténticas y transformadas.
La vida de oración de nuestras congregaciones refleja una profunda dependencia en Dios. El
experimentar a Dios en nuestras vidas y seguirlo, es una característica de nuestros ministerios.

♦ Una evangelización fructífera - “… el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había
perdido.” (Lucas 19:10). Somos dirigidos a alcanzar nuestras comunidades, nuestra nación, y al
mundo entero con el evangelio de Jesucristo, sin detenernos ante barreras raciales, económicas,
culturales, generacionales, o políticas. Los presupuestos, programas, y líderes de nuestras iglesias
locales reflejan un fuerte compromiso hacia el alcance y la evangelización, tanto localmente como
hacia todo el mundo. La evangelización bíblica generalmente resulta no sólo en el crecimiento
numérico de la iglesia, sino en discípulos de Jesucristo, bautizados y comprometidos con él.

♦ Una adoración en el Espíritu Santo - “Aclamen alegres... adoren al Señor... Entren por sus
puertas con acción de gracias…” (Salmo 100). La característica de nuestra adoración pública debe
ser una adoración inspiradora que glorifique a Dios y cautive los corazones, las mentes, y las
emociones del pueblo de Dios. Estamos comprometidos a satisfacer las necesidades de la adoración
de las diferentes generaciones y subculturas de las personas que asisten a nuestras iglesias. Las
iglesias saludables se caracterizan por un espíritu de gozo expresado en la adoración y celebrado
regularmente en la Cena del Señor.

♦ Motivados por la Gran Comisión - “Por tanto, vayan . . .” (Mat. 28:19-20). Nuestras
congregaciones deben tener un claro sentido de la misión divina y una visión fuerte y definida hacia
el futuro, el cual es comunicado con claridad y “apropiado” por los miembros. Este compromiso con

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la misión guía los ministerios y las decisiones de la iglesia. Las estructuras eclesiásticas deben
facilitar los propósitos bíblicos de la iglesia. Una disposición al cambio y a correr riesgos es esencial
para la eficacia permanente del ministerio local de la iglesia.

♦ Una multiplicación del liderazgo - “Encomiéndalo a creyentes dignos . . .” (2 Tim. 2:2; 1 Tim.
3:1-13; 1 Ped. 5:1-11; Efe. 4:11-16). Estamos comprometidos al desarrollo intencional de líderes y
al uso de los dones del liderazgo. Deseamos ver personas capacitadas y fieles a Dios que hayan
alcanzado madurez espiritual, dirigiendo nuestras congregaciones locales. Deseamos ver a líderes
maduros asignados al ministerio como obreros para la cosecha. Los líderes espiritualmente
saludables no sólo promueven el crecimiento espiritual de los miembros, sino que también los
desarrollan, capacitan y envían al ministerio.

♦ La fundación de Iglesias - “. . . tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los
confines de la tierra” (Hechos 1:8; Hechos 13-28). Las congregaciones saludables están
comprometidas a multiplicarse. Tenemos una visión de fundar o facilitar la fundación de iglesias en
nuestra comunidad, distrito, y en el mundo. Ya que creemos que Dios desea que la EFCA refleje la
diversidad cultural, económica, y étnica, nos proponemos muy intencionalmente fundar iglesias
saludables entre todos los pueblos que integran nuestra nación y nuestro mundo.

♦ La mayordomía de los recursos - “Mándales que no sean arrogantes ni pongan su


esperanza en las riquezas… sino en Dios... Mándales que hagan el bien, que sean ricos en
buenas obras, y generosos, dispuestos a compartir lo que tienen.” (1 Tim. 6:17-19). Las
iglesias saludables demuestran una mayordomía fiel y la sabia inversión de todos los recursos que
Dios les ha confiado. Esto comienza en una iglesia que ha aprendido a satisfacer sus propias
necesidades, que le sobra para ayudar a extender el reino de Dios y aun para cubrir las necesidades de
otras iglesias. La educación en la mayordomía debe ser enfatizada, y nuestros pastores deben tratar
los temas del uso del tiempo, del dinero, de los dones y talentos, y de las posesiones de una manera
bíblica, relevante y práctica. Nuestras congregaciones deben entender el corazón de Dios respecto de
los que tienen hambre, los desamparados, los que desesperan, los que viven sin esperanza y de todos
aquellos quebrantados y heridos cuando la iglesia distribuye los recursos disponibles.

♦ El discipulado intencional - “Encomiéndalo a creyentes dignos . . .” (2 Tim 2:2). “Por tanto,


vayan y hagan discípulos . . .” (Mat. 28:19-20). El discipulado intencional desarrolla los procesos
dentro de cada iglesia local que promueve el crecimiento espiritual continuo de todos sus miembros.
Los tales ministerios discipuladores deben ayudar a los creyentes a avanzar desde su nueva vida en
Cristo a la ejercitación de las disciplinas espirituales, servicio en el ministerio, transformación de su
cosmovisión, y la alineación de las prioridades personales con el Señorío de Cristo, sin importar lo
que cueste.

♦ Los lazos amorosos - “De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los
unos a los otros.” (Juan 13:35). Al reconocer que todos hemos sido hechos a la imagen de Dios y
que somos amados por Él, nuestras iglesias deben atravesar fronteras culturales, sociales, económicas,
y raciales con actos prácticos de amor, tanto dentro de la iglesia como hacia la comunidad. Los
ministerios integrales deben dirigirse a las necesidades físicas, sociales, psicológicas, y espirituales de
las personas, especialmente los necesitados, olvidados, e indefensos. Nuestras iglesias se deben
caracterizar por desarrollar creyentes que estén comprometidos en la reconciliación de las relaciones
entre todas las personas. Dentro de la iglesia local, las relaciones fraternales y cariñosas producen la
unidad y la responsabilidad, incluyendo la disciplina correctiva amorosa y una demostración poderosa
de la presencia de Dios dentro de nuestras comunidades. Fuera de la iglesia local, esto se manifiesta
en cooperación y relaciones interdependientes con otros cristianos de la localidad, del país y de otras
naciones.

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