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Ensayo Cap. 6

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Capítulo 6: El desarrollo psicosocial en los primeros tres años

Fundamentos del desarrollo psicosocial:


Aunque los bebés comparten patrones comunes de desarrollo, desde el inicio cada
uno muestra una personalidad distinta: la mezcla relativamente constante de
emociones, temperamento, pensamiento y conducta que hace única a cada persona.
Un bebé puede estar alegre casi siempre mientras que otro se molesta con facilidad.
Un pequeño juega contento con otros niños, otro prefiere jugar solo. Esas formas
características de sentir, pensar y actuar influyen en la manera en que los niños
responden a los demás y se adaptan a su mundo. Desde la infancia, el desarrollo
de la personalidad se entrelaza con las relaciones sociales; esta combinación es
llamada desarrollo psicosocial.
Emociones: Reacciones subjetivas a la experiencia asociadas con cambios
fisiológicos y conductuales. Las emociones, como la tristeza, la alegría y el miedo,
son reacciones subjetivas ante diversas experiencias que se asocian con cambios
fisiológicos y conductuales.
Primeros signos de la emoción: Los recién nacidos demuestran con claridad los
momentos en que se sienten infelices. Sueltan un llanto desgarrador, agitan brazos
y piernas, y endurecen el cuerpo. Es más difícil saber cuándo están contentos.
Esos primeros indicios o señales de los sentimientos de los bebés son indicadores
importantes del desarrollo: lloran cuando quieren o necesitan algo; cuando desean
socializar, sonríen o ríen.
Llanto Es la manera más eficaz (y en ocasiones la única) en que los bebés pueden
comunicar sus necesidades.
Sonrisas y risas Las primeras sonrisas, apenas perceptibles, ocurren de manera
espontánea poco después del nacimiento, al parecer como resultado de la actividad
subcortical del sistema nervioso.
La sonrisa social ocurre cuando los bebés recién nacidos miran a sus padres y les
sonríen; ésta no se desarrolla sino hasta el segundo mes de vida. La sonrisa social
indica la participación activa y positiva de los infantes en la relación.
¿Cuándo aparecen las emociones? El desarrollo emocional es un proceso
ordenado que despliega una serie de emociones complejas a partir de otras más
simples. Poco después del nacimiento los bebés muestran signos de satisfacción,
interés y aflicción.
Las emociones autoconscientes, como el bochorno, la empatía y la envidia, sólo
aparecen después de que los niños han desarrollado la conciencia de sí mismos: la
comprensión cognoscitiva de que poseen una identidad reconocible, separada y
diferente del resto de su mundo.
Crecimiento del cerebro y desarrollo emocional. El desarrollo del cerebro después
del nacimiento se relaciona de manera estrecha con los cambios en la vida
emocional: las experiencias emocionales no sólo son influidas por el desarrollo
del cerebro, sino que también pueden tener efectos duraderos sobre su estructura.
Cuatro cambios importantes en la organización del cerebro suceden casi al mismo
tiempo que los cambios en el procesamiento emocional. Durante los tres primeros
meses, a medida que la corteza cerebral incrementa su funcionalidad empieza la
diferenciación de las emociones básicas, lo que pone en juego percepciones
cognoscitivas. Disminuyen el sueño MOR y la conducta refleja, como por ejemplo
la sonrisa neonatal espontánea.
El segundo cambio ocurre alrededor de los nueve o diez meses, cuando los lóbulos
frontales empiezan a interactuar con el sistema límbico, asiento de las reacciones
emocionales.
El tercer cambio tiene lugar durante el segundo año, cuando los infantes
desarrollan la consciencia de sí mismos, las emociones autoconscientes y una
mayor capacidad para regular sus emociones y actividades.
El cuarto cambio ocurre alrededor de los tres años, cuando las alteraciones
hormonales del sistema nervioso autónomo (involuntario) coinciden con el
surgimiento de las emociones evaluativas.
Ayuda altruista, empatía y cognición social:
Conducta altruista: Actividad que pretende ayudar a otra persona sin esperar
recompensa. La conducta altruista parece darse de manera natural en los niños
pequeños. Mucho antes del segundo cumpleaños los niños suelen ayudar a otros,
a compartir pertenencias y comida y a ofrecer consuelo. Sin embargo, el entorno
también influye en qué tan altruistas se muestren los bebés.
Dichas conductas pueden reflejar empatía, la habilidad creciente para imaginar lo
que puede sentir otra persona en una situación particular. Las raíces de la empatía
pueden verse al inicio de la infancia. Niños de dos a tres meses de edad reaccionan
a las expresiones emocionales de los otros. Los bebés de seis meses practican la
evaluación social, valorar a alguien según el trato que esa persona dé a los demás.
La empatía también depende de la cognición social, la habilidad para entender que
los demás poseen estados mentales y para evaluar sus sentimientos e intenciones.
Temperamento
En ocasiones el temperamento se define como la forma característica, basada en la
biología, en que una persona se aproxima y reacciona ante la gente y las
situaciones. Se le ha descrito como el cómo de la conducta: no lo qué hace la
gente, sino cómo lo lleva a cabo.
El temperamento tiene una dimensión emocional, pero, a diferencia de las
emociones que vienen y van, como el temor, el entusiasmo y el aburrimiento, el
temperamento es bastante estable y duradero.
¿Qué tan estable es el temperamento? El temperamento parece ser en gran
medida innato, probablemente hereditario y bastante estable. Los bebés recién
nacidos muestran patrones diferentes de sueño, inquietud y actividad, diferencias
que, hasta cierto punto.
El temperamento se desarrolla a medida que aparecen varias emociones y
capacidades de autorregulación y puede cambiar en respuesta al trato de los padres
y a otras experiencias de vida. En el temperamento también repercuten prácticas
de crianza influidas por la cultura.
Temperamento y ajuste: la bondad de ajuste De acuerdo con el Estudio
longitudinal de Nueva York, la clave para lograr una adaptación sana es la bondad
de ajuste, la correspondencia entre el temperamento del niño y las exigencias y
restricciones del medio ambiente de las que el niño debe ocuparse. Puede haber
problemas si se espera que un niño muy activo permanezca inmóvil por largos
periodos, si a uno lento para animarse se le empuja de manera constante a nuevas
situaciones, o si a uno persistente se le aleja de manera reiterada de proyectos
absorbentes.
Las primeras experiencias sociales: el bebé en la familia
Las prácticas de cuidado infantil y los patrones de interacción muestran grandes
variaciones alrededor del mundo, las cuales dependen de la visión que tenga la
cultura de la naturaleza y las necesidades de los infantes. En Bali se cree que los
bebés son ancestros renacidos o dioses traídos a la vida en forma humana, por lo
cual deben ser tratados con suma dignidad y respeto.
En algunas sociedades, los infantes tienen múltiples cuidadores. Entre los efe de
África central, los bebés suelen recibir atención de cinco o más personas a
determinada hora y son rutinariamente amamantados por otras mujeres además de
la madre.

El papel de la madre: La maternidad incluye el consuelo del contacto corporal


cercano y, al menos entre los monos, la satisfacción de una necesidad innata de
abrazarse. Los bebés humanos también tienen necesidades que deben ser
satisfechas para que puedan crecer de manera normal. Una de esas necesidades es
la de una madre que les responda con prontitud y calidez.
El papel del padre El papel de la paternidad es en esencia una construcción social
que tiene significados diferentes en culturas distintas. El papel puede ser asumido
o compartido por alguien que no sea el padre biológico: el hermano de la madre,
en Botswana, o el abuelo, en Vietnam.

Género: ¿qué tan diferentes son los niños de las niñas?


Las diferencias mensurables entre los bebés de ambos sexos son pocas, al menos
en las muestras estadounidenses. Los varones son un poco más grandes y pesados
y pueden ser un poco más fuertes, pero desde la concepción son físicamente más
vulnerables. Antes de nacer los varones son más activos que las niñas. Las niñas
reaccionan menos al estrés y la probabilidad de que sobrevivan a la infancia es
mayor. Al nacer, el cerebro de un niño varón es alrededor de 10% más grande que
el de la niña, una diferencia que se mantiene en la adultez. Por otro lado, ambos
sexos muestran la misma sensibilidad al tacto y suelen sentarse, caminar y
presentar la dentición más o menos a la misma edad. También alcanzan otros hitos
de la infancia casi al mismo tiempo.
Una de las primeras diferencias conductuales entre niños y niñas, que aparece entre
las edades de uno y dos años, son las preferencias por los juguetes y las actividades
de juego, así como por compañeros de juego del mismo sexo.
Cómo moldean los padres las diferencias de género En Estados Unidos, los padres
tienden a pensar que los bebés de ambos sexos son más diferentes de lo que son en
realidad. En un estudio de bebés de 11 meses de edad que recién habían
comenzado a gatear, de manera sistemática las madres esperaban que sus hijos
varones tuvieran más éxito que sus hijas para gatear por pendientes empinadas y
estrechas.
Los padres promueven la tipificación de género, el proceso mediante el cual los
niños aprenden la conducta que su cultura considera apropiada para cada sexo. Los
padres dan un trato más diferente a niños y niñas que las madres, incluso durante
el primer año de vida.
Aspectos del desarrollo en la infancia
Desarrollo de la confianza
La primera de las ocho etapas de desarrollo psicosocial propuestas por Erikson es
la de confianza básica frente a desconfianza básica. Esta etapa comienza en la
infancia y continúa más o menos hasta los 18 meses. En este periodo, los bebés
desarrollan un sentido que les permite detectar el nivel de confiabilidad de las
personas y los objetos de su mundo. El elemento crucial para el desarrollo de la
confianza es un cuidador delicado, sensible, y constante.
Desarrollo del apego
El apego es un vínculo emocional recíproco y duradero entre el infante y su
cuidador, cada uno de los cuales contribuye a enriquecer la calidad de la relación.
Desde una perspectiva evolutiva, el apego tiene valor adaptativo para los bebés
pues asegura la satisfacción de sus necesidades psicosociales y físicas.
Estudio de los patrones de apego El estudio del apego está en deuda con el etólogo
John Bowlby, pionero en las investigaciones sobre la formación de vínculos
afectivos entre animales. A partir de sus estudios y de observaciones de niños con
trastornos en una clínica psicoanalítica de Londres, Bowlby se convenció de la
importancia del vínculo entre la madre y el bebé y se opuso a separarlos sin que
existiese un buen cuidado sustituto.
Ainsworth creó la situación extraña La situación extraña consiste en una secuencia
de episodios y su implementación insume menos de una hora. Los episodios están
diseñados para provocar conductas relacionadas con el apego.
Los bebés con un apego seguro lloran o protestan cuando el cuidador sale, pero
son capaces de obtener el consuelo que necesitan y demostrar con eficacia y
prontitud flexibilidad y resiliencia cuando enfrentan situaciones estresantes.
Los bebés con un apego evasivo no se muestran afectados cuando el cuidador sale
o regresa. Exhiben poca emoción positiva o negativa. Los bebés con apego
ambivalente (resistente) muestran ansiedad incluso antes de que el cuidador salga
y se muestran más molestos cuando parte.
Otra investigación identificó un cuarto patrón de apego, el apego desorganizado-
desorientado, que es el menos seguro. Los bebés que siguen este patrón parecen
carecer de una estrategia organizada para lidiar con el estrés de la situación extraña.
Cómo se establece el apego A partir de las interacciones del bebé con la madre,
propuesta por Ainsworth y Bowlby, el niño construye un “prototipo” de lo que
puede esperarse de ella. El modelo se sostiene en la medida que la madre actúe de
la misma manera. Si su conducta cambia (no una o dos veces sino de manera
sistemática) el bebé puede corregir el modelo y la seguridad del apego puede
cambiar. El prototipo de apego del bebése relaciona con el concepto de confianza
básica de Erikson. El apego seguro refleja confianza; el apego inseguro
desconfianza. Los bebés con apego seguro han aprendido a confiar no sólo en sus
cuidadores, sino también en su capacidad para obtener lo que necesitan.
El papel del temperamento
El temperamento de un bebé no sólo puede tener un efecto directo en el apego sino
también uno indirecto a través de su efecto sobre los padres. En una serie de
estudios realizados en los Países Bajos, bebés de 15 días de edad clasificados como
irritables eran mucho más propensos que los infantes no irritables a mostrar un
apego inseguro (por lo regular evasivo) al año de edad. Sin embargo, los bebés
irritables cuyas madres recibieron visitas en el hogar donde les enseñaron a
tranquilizar a sus bebés tenían tanta probabilidad como los infantes no irritables de
ser calificados como niños con apego seguro. Por lo tanto, la irritabilidad de un
infante puede prevenir el desarrollo de un apego seguro, pero el riesgo se reduce
si la madre posee las habilidades para lidiar con el temperamento del niño. La
bondad de ajuste entre padre e hijo bien puede ser la clave para comprender la
seguridad del apego.

Ansiedad ante los desconocidos y ansiedad ante la separación


Se consideraba que la ansiedad ante los desconocidos y ante la separación eran
hitos emocionales y cognoscitivos de la segunda mitad de la infancia que
reflejaban el apego hacia la madre. Sin embargo, nuevas investigaciones sugieren
que, si bien son situaciones bastante comunes, no son universales.
La ansiedad ante la separación tal vez no se deba tanto a la separación en sí como
a la calidad del cuidado sustituto. Cuando los cuidadores sustitutos son cálidos,
sensibles y juegan con los bebés de nueve meses antes de que lloren, los pequeños
lloran menos que cuando están con cuidadores menos sensibles.

Efectos a largo plazo del apego Tal como lo propone la teoría, la seguridad del
apego parece influir en la competencia emocional, social y cognoscitiva. Entre más
seguro sea el apego de un niño con un adulto cariñoso más probable será que
desarrolle buenas relaciones con otros. Entre los tres y cinco años de edad, por lo
general los niños con apego seguro son más curiosos, competentes, empáticos,
resilientes y seguros, se llevan mejor con otros niños y forman amistades más
estrechas que los que en la infancia se apegaron de manera insegura.

Comunicación emocional con los cuidadores: regulación mutua


Los infantes son seres que se comunican y tienen una fuerte motivación para
interactuar con otros. Se conoce como regulación mutua a la capacidad del bebé y
del cuidador para responder de manera apropiada y sensible a los estados mentales
y emocionales del otro. Los infantes participan de manera activa en la regulación
mutua mediante el envío de señales conductuales, como las sonrisas de Max, que
influyen en el comportamiento de los cuidadores hacia ellos. Cuando las respuestas
de los cuidadores a las señales del niño son sensibles y apropiadas se dice que la
sincronía de su interacción (el intercambio continuo entre los cuidadores y los
bebés) es elevada. El niño se muestra alegre o por lo menos interesado cuando se
cumplen sus metas.
Referenciación social
Cuando los bebés miran a sus cuidadores al encontrarse con una persona o un
juguete nuevo participan en un acto de referenciación social, esto es, la búsqueda
de información emocional que guíe su conducta. Mediante la referenciación social
una persona logra entender cómo actuar en una situación ambigua, confusa o poco
familiar al buscar e interpretar la percepción que otra persona tiene de ella.
La referenciación social y la capacidad para retener la información que ella
proporciona puede desempeñar un papel en desarrollos tan importantes de los
niños pequeños como el surgimiento de emociones que implican la autoconciencia
(como el bochorno y el orgullo), el desarrollo del sentido de sí mismo y los
procesos de socialización e internalización que revisaremos en la siguiente sección
de este capítulo.

Aspectos del desarrollo en los niños pequeños

El surgimiento del sentido del yo


El autoconcepto es la imagen que tenemos de nosotros mismos, el cuadro total de
nuestros rasgos y capacidades. Describe lo que conocemos y sentimos acerca de
nosotros y dirige nuestras acciones. Los niños incorporan a la imagen que tienen
de sí mismos el cuadro que otros les reflejan.
El surgimiento de la conciencia de sí mismo (el conocimiento consciente del sí
mismo como un ser distinto e identificable) se basa en este inicio de la distinción
perceptual entre sí mismo y los otros. La conciencia de sí mismo puede ponerse a
prueba mediante un estudio para determinar si un infante reconoce su propia
imagen.
Desarrollo de la autonomía
A medida que los niños maduran a nivel físico, cognoscitivo y emocional se
sienten motivados para independizarse de los adultos a los que están apegados.
Erikson identificó el periodo entre los 18 meses y los tres años como la segunda
etapa del desarrollo de la personalidad, autonomía frente a vergüenza y duda, la
cual se caracteriza por un cambio del control externo al autocontrol. Una vez que
salieron de la infancia con un sentido de confianza básica en el mundo y una
incipiente conciencia de sí mismos, los niños empiezan a sustituir el juicio de sus
cuidadores por el suyo propio. La virtud que emerge en esta etapa es la voluntad.
El entrenamiento en el control de esfínteres es un paso importante hacia la
autonomía y el autocontrol. También el lenguaje; a medida que los niños son más
capaces de dar a conocer sus deseos, se vuelven más poderosos. En opinión de
Erikson, puesto que la libertad ilimitada no es segura ni saludable, la vergüenza y
la duda son necesarias. Los niños pequeños necesitan que los adultos establezcan
límites apropiados y la vergüenza y la duda los ayudan a reconocer la necesidad
de esos límites.
Las raíces del desarrollo moral: socialización e internalización
La socialización es el proceso por el cual los niños desarrollan hábitos, habilidades,
valores y motivos que los convierten en miembros productivos y responsables de
la sociedad. Puede considerarse que acceder a las expectativas de los padres es el
primer paso hacia el acatamiento de las normas sociales de conducta. La
socialización se basa en la internalización de esas normas.
Desarrollo de la autorregulación Está empezando a mostrar autorregulación: a
controlar su conducta para atender las peticiones o expectativas de un cuidador,
incluso cuando éste no está presente. La autorregulación es la base de la
socialización y se relaciona con todos los dominios del desarrollo, físico,
cognoscitivo, emocional y social.
El crecimiento de la autorregulaciónes paralelo al desarrollo de las emociones
evaluativas y las que implican la autoconciencia, como la empatía, la vergüenza y
la culpa. Requiere habilidad para esperar la gratificación y se correlaciona con
medidas del desarrollo de la conciencia como resistir la tentación y enmendar las
malas acciones.
Orígenes de la conciencia: obediencia comprometida La conciencia incluye tanto
el malestar emocional por hacer algo malo como la habilidad para abstenerse de
hacerlo. Para que los niños puedan desarrollar la conciencia es necesario que antes
hayan internalizado las normas morales. La conciencia depende de que el niño
tenga la disposición de hacer lo correcto porque lo considera correcto, no sólo
porque alguien le dice que lo haga (como en la autorregulación).
Se consideraba que los niños mostraban obediencia comprometida si seguían de
manera voluntaria las órdenes de limpiar y no tocar los juguetes especiales, sin
recordatorios o deslices. Los niños exhibían obediencia situacional si necesitaban
instigadores y su obediencia dependía del control continuo de los padres. La
obediencia comprometida se relaciona con la internalización de los valores y reglas
de los padres.
La cooperación receptiva va más allá de la obediencia comprometida. Es la
disposición entusiasta de un niño a cooperar de manera armoniosa con el padre, no
sólo en situaciones disciplinarias, sino en diversas interacciones diarias, como las
rutinas, los quehaceres, la higiene y el juego. La cooperación receptiva permite que
el niño tenga una participación activa en la socialización. Factores que influyen en
el éxito de la socialización La manera en que los padres emprenden la socialización
del niño junto con el temperamento de éste y la calidad de la relación entre padre
e hijo permiten predecir cuál será el grado de dificultad de la socialización. Sin
embargo, no todos los niños responden a la socialización de la misma manera.
El apego seguro y una relación cálida y mutuamente sensible entre padre e hijo
parecen facilitar la obediencia comprometida y el desarrollo de la conciencia.
El conflicto constructivo sobre la mala conducta de un niño (un conflicto que
implica negociación, razonamiento y solución) puede ayudar a los niños a
desarrollar comprensión moral porque les permite considerar otro punto de vista.

Contacto con otros niños


Hermanos
Las relaciones entre hermanos desempeñan un papel distinto en la
socialización. Los conflictos entre ellos pueden convertirse en un medio para
entender las relaciones sociales. Las lecciones y las destrezas aprendidas en
las interacciones con los hermanos pueden transferirse a las relaciones fuera
del hogar. Por lo general, los bebés se apegan a sus hermanos y hermanas
mayores.
No obstante, a medida que los bebés empiezan a desplazarse e incrementan
su nivel de asertividad, es inevitable que entren en conflicto con los
hermanos, por lo menos en la cultura estadounidense.
Sociabilidad con otros niños
Los infantes y, aún más, los niños pequeños, muestran interés por la gente externa
a su hogar, en particular por la de su tamaño. Durante los primeros meses, miran,
sonríen y arrullan a otros bebés.
Los niños pequeños aprenden de la imitación mutua. Juegos como “sigue al líder”
los ayudan a relacionarse con otros niños y preparan el camino para realizar juegos
más complejos durante los años preescolares. La imitación de las acciones del otro
da lugar a una comunicación verbal más frecuente (como “Tú vas a la casita”, “¡No
lo hagas!” o “Mírame”), lo cual ayuda a los pares a coordinar la actividad conjunta.
Los hijos de padres que trabajan
El trabajo de los padres determina algo más que los recursos financieros de la
familia. Los adultos invierten buena parte de su tiempo, esfuerzo e implicación
emocional en sus ocupaciones.
Cuidado infantil temprano
Un factor que se debe considerar en el efecto del trabajo materno fuera del hogar
es el tipo de cuidado sustituto que recibe el niño. Más de 50% de los 11.3 millones
de niños cuyas madres trabajaban eran cuidados por familiares (30% por los
abuelos, 25% por los padres, 3% por los hermanos y 8% por otros parientes).
Factores que influyen en el efecto del cuidado infantil El efecto del cuidado
infantil puede depender del tipo, cantidad, calidad y estabilidad del cuidado, así
como del ingreso de la familia y la edad en que los niños empiezan a recibir
cuidado de personas distintas de la madre.
Alrededor de los nueve meses, cerca de la mitad de los niños estadounidenses
reciben algún tipo de cuidado regular fuera de casa y 86% de ellos entra a la
guardería antes de cumplir los seis meses. Más de 50% de esos bebés permanecen
en la guardería más de 30 horas a la semana. Un factor crucial en la determinación
de los efectos de las guarderías es la calidad del cuidado que recibe el niño. La
calidad del cuidado puede medirse con base en las características estructurales
(como la capacitación del personal y el número de niños por cuidador) así como
por las características del proceso (como la calidez, delicadeza y sensibilidad de
los cuidadores y la pertinencia de las actividades para el desarrollo).
El elemento más importante de la calidad del cuidado es el cuidador; las
interacciones estimulantes con adultos sensibles son cruciales para el desarrollo
cognoscitivo, lingüístico y psicosocial. En un estudio, interacciones cálidas y
cariñosas con el personal en guarderías basadas en el hogar se asociaron con una
menor incidencia de problemas de conducta en los niños.
Maltrato: abuso y negligencia
El maltrato adopta diversas formas específicas y el mismo niño puede ser víctima
de más de un tipo de ellas. Estos tipos
Son los siguientes:
• Abuso físico: provocar lesiones corporales por medio de puñetazos, golpes,
patadas, sacudidas o quemaduras.
• Negligencia: dejar de satisfacer las necesidades básicas de un niño, como
comida, ropa, atención médica, protección y supervisión.
• Abuso sexual: cualquier actividad sexual que involucra a un niño y a una
persona mayor.
• Maltrato emocional: incluye el rechazo, amedrentamiento, aislamiento,
explotación, degradación, humillación o dejar de proporcionar apoyo emocional,
amor y afecto.

Maltrato en la infancia
Los niños sufren abuso y negligencia a todas las edades, pero las tasas más altas
de victimización y muerte por maltrato corresponden a edades de tres años o
menores. Algunos bebés mueren por la incapacidad no orgánica para desarrollarse,
una disminución o atrofia del crecimiento físico sin causa médica conocida,
acompañada por deficiencias en el funcionamiento emocional y el desarrollo. Los
síntomas pueden incluir la incapacidad para ganar el peso apropiado, irritabilidad,
somnolencia y fatiga excesivas, evitación del contacto ocular, ausencia de sonrisas
y vocalizaciones, y demora del desarrollo motriz.
El síndrome del bebé sacudido (SBS) es una forma de maltrato que padecen
sobre todo niños menores de dos años, con más frecuencia los infantes. Debido a
que los músculos del cuello del bebé son débiles y a que su cabeza es grande y
pesada, la sacudida ocasiona que el frágil cerebro rebote dentro del cráneo.

Factores que contribuyen: la perspectiva ecológica


Características de los padres y familias abusivas y negligentes En casi ocho de
cada 10 casos de maltrato los perpetradores son los padres del niño (por lo general
la madre) y 63% de esos casos involucra negligencia. Siete por ciento de los
perpetradores son otros familiares y 4% son las parejas no casadas de los padres.
Tres de cada cuatro perpetradores que son amigos de la familia y vecinos cometen
abuso sexual. El maltrato de los padres es un síntoma de una alteración extrema de
la crianza del niño, la cual suele ser agravada por otros problemas familiares como
pobreza, falta de educación, alcoholismo, depresión o conducta antisocial. Un
número desproporcionado de niños que fueron víctimas de abuso y negligencia
pertenecen a familias grandes, pobres o con un solo padre que suelen estar bajo
estrés y tener dificultades para satisfacer las necesidades de los niños.
Los padres que son negligentes se distancian de sus hijos. Muchas de las madres
fueron a su vez descuidadas en su niñez y están deprimidas o se sienten sin
esperanza.
Características y valores culturales de la comunidad
¿Qué es lo que hace que un barrio pobre sea un lugar donde es sumamente probable
que los niños sean maltratados y que otro, con igual población y los niveles de
ingreso, sea más seguro? En un barrio pobre de Chicago, la proporción de niños
que murieron por maltrato (una muerte por cada 2 541 niños) casi duplicó la
proporción de otro vecindario pobre. En la comunidad con altas tasas de maltrato,
la actividad delictiva era endémica y las instalaciones donde se desarrollaban los
programas comunitarios eran deprimentes.
Dos factores culturales asociados con el maltrato infantil son la violencia social y
el castigo físico infligido a los niños. En países en que los delitos violentos son
poco frecuentes y es raro que se golpee a los niños, como Japón, China y Tahití, el
maltrato infantil es poco común.
Cómo ayudar a las familias con problemas
Los organismos estatales y locales de servicios de protección al menor investigan
los reportes de maltrato. Luego de determinar el maltrato establecen qué pasos
deben darse (de ser necesario) y consiguen recursos de la comunidad para ayudar.
Los servicios para los niños que han sufrido maltrato y para sus padres incluyen
refugios, educación en habilidades de crianza y terapia.
Efectos a largo plazo del maltrato
Las consecuencias del maltrato pueden ser físicas, emocionales, cognoscitivas y
sociales, y es común que estén interrelacionadas. Un golpe en la cabeza del niño
puede ocasionar daño cerebral que provoca retrasos cognoscitivos y problemas
emocionales y sociales. De igual manera, la negligencia severa o los padres poco
cariñosos pueden ocasionar alteraciones considerables en el cerebro en desarrollo.
En un estudio, los niños que habían sufrido negligencia de sus padres tenían mayor
probabilidad que los niños maltratados o que los no maltratados de interpretar mal
las señales emocionales en los rostros. Las consecuencias a largo plazo del
maltrato pueden incluir mala salud física, mental y emocional; problemas en el
desarrollo del cerebro; dificultades cognoscitivas, lingüísticas y académicas;
problemas con el apego y las relaciones sociales; problemas de memoria y en la
adolescencia, mayor riesgo de un bajo aprovechamiento académico, delincuencia,
embarazo, consumo de alcohol y drogas, y suicidio. Se calcula que la tercera parte
de los adultos que sufrieron abuso y negligencia en la niñez victimizan a sus
propios hijos. Muchos niños maltratados muestran una resiliencia notable. El
optimismo, la autoestima, la inteligencia, la creatividad, el humor y la
independencia son factores de protección, así como el apoyo social de un adulto
cariñoso.

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