Historia de José Nicanor Ochoa Pinto Morillo de Las Mercedes
Historia de José Nicanor Ochoa Pinto Morillo de Las Mercedes
Historia de José Nicanor Ochoa Pinto Morillo de Las Mercedes
Un 19 de febrero de 1868 una mujer llamada María Antonieta Francisca da a luz a su pequeño
hijo José Nicanor Pinto Morillo de las Mercedes en el Estado Miranda. El padre de Don
Nicanor se llamó Abdón Ochoa, casado con su madre María Antonieta decidieron tomar
residencia en Miranda para allí criar juntos a su pequeño hijo.
La historia de Don Nicanor Ochoa cuenta que este personaje proviene de una familia bastante
humilde, pero con mucha experiencia en los trabajos de campo. Don Nicanor no fue una
excepción de esta regla, al tener grandes conocimientos acerca del cultivo y la agricultura.
Al crecer, el brujo mantuvo contacto con muchas mujeres, hasta adjudicarse el estigma de ser
un hombre mujeriego con el que concibió algunos hijos. Por problemas de faldas no tuvo más
remedio que mudarse de Miranda hasta Yaracuy, para ubicarse en la población de Nirgua, en
el cual transcurrió muchos años de su vida como un habitante más.
Don Nicanor tuvo una esposa legal llamada MARIA EUFEMIA, y seis ilegales más: MARIA
ANTONIA, MARIA EUSTAKI, MARIA SURFELIA, SARA MARIA y otras que curiosamente todas
tenían como nombre María.
Su refrán preferido al ver a una persona que tenía tiempo sin ver era: “AVE DE MAR POR
TIERRA… URRACA SEGURA”.
Rasgos personales:
Según la historia de Don Nicanor Ochoa, este hombre siempre fue elegante en su forma de
vestir y estilo de cortejar a las mujeres que se acercaban a él. Se valió de los caramelos y de
unos pañuelos blancos para ofrecerlos como obsequio a las damas. Tenía una manera peculiar
de sacarse los pañuelos de la boca para sorprender al público femenino y demás presentes.
Ese truco de los pañuelos y hacer aparecer de la nada una serie de serpientes a su alrededor
dejó estupefactos a muchos. Todas estas serpientes conmocionaron a las personas, hasta el
punto de sentirse aterrados por los extraños dones dados a conocer en la historia de Don
Nicanor Ochoa.
Cuando algunos de los osados intentaron matar a las serpientes, Don Nicanor las hacía
desaparecer, para más extrañeza de los presentes. Cuentan muchas anécdotas que este brujo
tenía un garrote con poderes mágicos que al darle este artefacto en manos de otra persona, se
tiraría en el piso a dar muchas vueltas, como si se tratara de un caso de exorcismo.
Por las calles siempre pasaba Nicanor en carreta junto a su burra, Se vio en algunas ocasiones
que se estacionaba en los bares para comprar cigarros y posteriormente, para degustar el café
amargo, tal y como le gustaba a este caballero. Simón Jiménez también hacía encargos de
cigarros Capitolio y Continental para él, al tratarse de su marca favorita.
En cuanto a dulces favoritos, la historia de Don Nicanor Ochoa expone que fue fiel amante de
los caramelos de coco.
Ya en una etapa adulta, Don Nicanor ocupó parte de su tiempo a los rezos, cánticos y al oficio
de curandero, con lo cual ganó fama entre los habitantes de Nirgua. Para ir más allá, este
importante personaje famoso venezolano fungió como partero, para traer al mundo a nuevas
criaturas, siendo un gran referente en los nacimientos de esa población. Muchas mujeres
agradecieron este detalle por traer al mundo a sus bebés, hasta alegar que los mismos
nacieron bajo una sana protección por parte de Nicanor.
Tampoco llegó a descuidar las labores del campo para preferir sus oficios de brujo. Gracias a
estos dos trabajos pudo vivir de manera decorosa, pero con más recursos que en su niñez, al
ser sus padres muy humildes y de poco poder adquisitivo. Al ser un brujo, no podía dar
diagnósticos a la ligera, porque se basó en las aguas para determinar qué enfermedades tenían
las personas para tener su propia certeza.
Así como determinaba enfermedades con las aguas, también refirió diagnósticos con pequeñas
muestras de orina para indicar los padecimientos de las personas. No obstante, Don Nicanor
nunca dejó de preguntar a los pacientes si asistieron a una cita previa con el médico de
confianza con su respectivo dictamen.
Destacó por sanar las picaduras de las serpientes, porque conocía muy de cerca cómo se
reflejaban los síntomas o el tipo de mordedura en la piel. Para curar este mal, Don Nicanor
Ochoa solicitó de la persona un pañuelo de color blanco. Él mismo indicó que sus pacientes
tenían que colocar el pañuelo sobre la herida en la noche anterior, para que al día siguiente se
encargara de utilizar sus famosos brebajes y rezos como acto complementario.
Como todo un buen brujo, Don Nicanor no desaprovechó la oportunidad de aprender sobre las
hierbas, hasta volverse un experto en la materia. Todos los pobladores que en algún momento
fueron pacientes de Nicanor se mostraron agradecidos por todas sus obras, en parte por los
pañuelos blancos, pócimas y oraciones realizadas para una efectiva curación.
Las mujeres no fueron el único amor por el que se inclinó Don Nicanor, porque también
mantuvo mucho fervor a las peleas de gallos. Todos los domingos no dejó de asistir a una
ceremonia de pelea junto a sus gallos Cari Cari y Mantequilla, quienes dieron bastantes
dividendos al gran brujo con sus victorias.
Cada domingo al asistir a sus rutinarias peleas de gallos, lo hacía con uno de sus mejores
amigos que pertenecía a la corte de los chamarreros. Apolinar Campos, que así responde por
nombre el mejor compañero de Don Nico, sin duda que también tiene bastante que aportar
por su historia extraordinaria. La única diferencia respecto a Apolinar es que éste tuvo la fama
de brujo mucho antes que Don Nicanor, que con el tiempo fue perfeccionando la práctica con
ritos y oraciones.
La videncia, al igual que el resto de sus cualidades, condujeron a Don Nicanor Ochoa a ser uno
de los brujos más queridos de Yaracuy y de Venezuela entera. Sus pañuelos blancos
representaron esa herramienta con las cuales se apoyaba en los rezos sanatorios. Aprendió a
curar el mal de ojo con la asistencia de una de sus cuñadas quien le enseñó. Después de
muchos años es que se reconoce como el curandero de Nirgua, con fama más que garantizada
por sus milagros.
A pesar que tuvo mucho éxito con las mujeres, siempre mantuvo a Ofelia Ojeda en su corazón,
hasta ser la acreedora de la mención de “esposa legal” hasta ser respetada por todo el pueblo
como la mujer de Don Nico. Fuera de Nirgua se conoció bajo el nombre de María Eufemia. Con
el resto de sus amantes, 6 para ser exactos, contrajo varias hijas de nombre María Antonia,
María Eustaquia, Sara María, entre otras más.
Como Don Nicanor en todo momento quiso liberar las almas en pena que se encontraban
encerradas en el purgatorio, todos los presentes tenían que responder al Ave María purísima
con la frase de sin pecado original concebida.
Por todas las obras a muchas personas, por cada uno de los favores cumplidos y la sanación de
enfermedades en muchas personas, Don Nicanor Ochoa es reconocido por ser el brujo entre
todos los brujos. Mata y cura las 24 horas. Es el chamarrero entre todos los chamarreros. Mata
todas las curiosidades, pero al mismo tiempo cura todos los padecimientos de las personas,
desde el más simple hasta el más complejo. Es la máxima luz que iluminó a la corte yerbatera
por muchos años, junto a Toribio Montañéz y Francisco Duarte.