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Park y Gómez-Michel - ''Introducción. Después Del Boom de Los Estudios Fronterizos'' - Revista Iberoamericana (Pp. 897-907)

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Revista Iberoamericana, Vol. LXXXIV, Núm.

265, Octubre-Diciembre 2018, 897-907

DESPUÉS DEL BOOM DE LOS ESTUDIOS FRONTERIZOS

por

Jungwon Park Gerardo Gómez-Michel


Kyunghee Univesity Busan University of Foreign Studies

Hoy todas las culturas son de frontera.


Néstor García Canclini, Culturas híbridas

¿La frontera mexico-americana se caracteriza por la


hibridación? You wish. Por la desigualdad, brother,
Por la desigualdad.
Heriberto Yépez, Made in Tijuana

Han transcurrido casi tres décadas desde la publicación de los emblemáticos libros,
Borderlands/La frontera: The New Mestiza (1987), de Gloria Anzaldúa y Culturas
híbridas: estrategias para entrar y salir de la modernidad (1989), de Néstor García
Canclini. A partir de estos textos inaugurales la frontera México-Estados Unidos se ha
venido percibiendo como un espacio “central” para examinar el mundo contemporáneo;
fenómeno sostenido por la enorme resonancia política, cultural y artística de esta región
en este mismo periodo. Repensar la idea de frontera bajo un influjo hemisférico empujó
al reconocimiento de su importancia simbólica en el análisis académico y promovió
incluso el establecimiento de una nueva disciplina dedicada a su investigación conocida
como “estudios fronterizos” o “estudios de la frontera”, “border studies” o “borderlands
studies”; “literatura de la frontera”, “literatura fronteriza” o “border literature” han sido
términos también comúnmente usados para delimitar las obras literarias producidas
en y sobre la frontera y las borderlands.1
En realidad, la creación de este campo y su desarrollo proviene de la convergencia
de tres áreas colindantes: los estudios chicanos, los estudios mexicanos y los estudios

1
Aquí se emplea el término “estudios fronterizos” para involucrar no solamente el análisis de textos
literarios, sino también porque en el marco de esta conceptualización se pueden discutir de forma más
amplia varios temas y textos relacionados con la frontera. De hecho, la emergencia de esta disciplina
se ha desarrollado por medio del cruzamiento entre diferentes campos de estudio: la literatura, la
sociología, la antropología urbana, la cultura popular, los estudios étnicos y de raza, los estudios de
medios, la ciencia política y la crítica cultural.

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latinoamericanos. Al enfrentarse al avance del proceso de la globalización, cada una


de estas disciplinas buscó modificar su paradigma teórico fundacional para poder
registrar nuevos fenómenos que escapaban de la concepción convencional que solía
percibir la frontera sólo como un confín territorial obligado a adaptarse a una identidad
nacional. Anclado en los promisorios trabajos de Gloria Anzaldúa y Guillermo
Gómez-Peña, el campo de la crítica chicana adoptó la frontera como metáfora de una
subjetividad incierta inmersa en la encrucijada entre dos naciones, culturas e idiomas,
pero también como una oportunidad positiva para convertir la traumática experiencia
de dicha situación en una conciencia más fértil y porosa. Tales ideas revisionistas,
pese a su renovadora visión binacional, provocaron cierta inquietud por su énfasis
en el lado norteamericano y por soslayar el otro lado de la frontera en consecuencia.
Linda Egan y Mary K. Long argumentan que el conocimiento y las teorías producidos
por la academia norteamericana, que tiende a priorizar la ideología y estética chicana,
independientemente de su intención, han causado la “chicanización” de la frontera
desde el lado estadounidense (2). El desbalance en la producción de conocimiento
refleja la innegable realidad en la jerarquía de poderes entre las dos naciones. Por su
parte, en esta misma etapa, surgió en el lado mexicano un vital movimiento literario y
cultural con el objetivo de resaltar su propia identidad regional norteña anteriormente
ignorada por el centro del país.
Es importante señalar que a partir de ese momento, lo que respaldaba la importancia
de la frontera al ofrecer un cemento teórico para su análisis, desde Anzaldúa hasta
García Canclini, de los críticos literarios del norte de México a los teóricos chicanos,
fue la noción de hibridez. Para Anzaldúa la New Mestiza, explicada como la ambigua
identidad chicana, tiene nexos con la hibridación en el sentido de que significa el
producto de constantes y múltiples cruzamientos a través de la experiencia cotidiana, en
contraposición con la idea original del mestizaje que representa en general una mezcla
establecida y estática de diferentes razas. Por otro lado, “lo fronterizo” para García
Canclini no era otra cosa que “lo híbrido” con lo que se podía anticipar el proyecto
posnacional, es decir, una nueva sociedad más cosmopolita y transnacional. Su estrategia
teórica fue aplicar a la frontera México-Estados Unidos la dinámica vertiginosa de la
globalización que, por su propia naturaleza supranacional, incrementa en varios niveles
las migraciones, los encuentros y las fusiones. Así, los análisis acerca de los fenómenos
fronterizos fueron vinculados sin dificultad con la imaginación “mezclada” e “impura”
del hibridismo que, por consiguiente, consolidó la visión optimista de la globalización.
Esta corriente entre los críticos fundadores fue valiosa para legitimar la relevancia
de esta zona, revalorizada así con neologismos como Mexamérica, borderlands y
Tercera Nación. Hasta cierto punto esta cuestión era ineludible puesto que el origen
mismo de los estudios fronterizos se articuló con las teorías posmodernistas e hibridistas
que pretendían autorizar los valores culturales del “margen”, el “límite”, el “borde”
y la “orilla” en pos de los fenómenos de descentralización y reterritorialización. Este

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pasaje por lo fronterizo desde ambos lados y el surgimiento de una conciencia de


identidad registrada en la explosión de la producción cultural constituye el auge de los
estudios fronterizos que bien puede llamarse “el boom”, y que nos gustaría revisar en
este volumen –que es de hecho el corolario de un primer acercamiento que tuvimos
en torno al tema en una mesa del congreso LASA de 2014 en Chicago con el mismo
título que este número especial, y donde pudimos exponer e intercambiar las ideas que
forman el debate que proponemos ahora aquí– no solamente para discutir su valor,
logros y límites sino para examinar su evolución posterior.
Pasado el periodo inaugural y celebratorio, los estudios fronterizos se han
encaminado paulatinamente hacia dos direcciones: 1) la integración de los estudios
de ambos lados para ahondar en una visión local y, a la vez, transnacional y 2) el
cuestionamiento sobre la teoría de la hibridez ya legitimada como concepto representativo
e irrevocable para entender la globalización y su influencia en esta frontera. La división
nacional dentro de la academia, que causó el desarrollo separado de esta disciplina,
consecuentemente dificultaba la colaboración binacional para lograr un re-mapeo de
la zona fronteriza. Si bien ya existía la noción de borderlands propuesta por Anzaldúa,
cuyo empleo, no obstante, resultó prácticamente limitado al suroeste de los Estados
Unidos, era necesario construir un nexo más concreto y balanceado que pudiera integrar
los dos lados de manera igualitaria y democrática.
En este sentido, Border Women. Writing from la Frontera (2002), de Debra Castillo
y María Socorro Tabuenca Córdoba, buscaba lograr una renovación intelectual en torno
a la idea del espacio transfronterizo ofreciendo estudios sobre la escritura femenina de
ambos lados como ejemplos representativos que contribuyen a una re-elaboración de la
teoría binacional y transcultural.2 Es importante notar aquí que la polifonía del ámbito
fronterizo no significa una simple coexistencia de varias voces de manera “neutral”;
más bien se trata de voces que entran en conflicto con los proyectos hegemónicos,
metropolitanos y totalizadores, que se imponen desde afuera para explicar esta región.
En este sentido, no es una casualidad que las investigadoras expresen de manera
implícita sus dudas en relación con la idea de hibridez que, si bien se contrapone
al nacionalismo monolítico, refleja otro efecto del poder metropolitano que intenta
encubrir las realidades locales y las voces marginales por medio de una teorización
genérica. Las mujeres fronterizas, que son un avatar de la voz “dentro” de la frontera
México-Estados Unidos, por extensión se refieren también a los sujetos periféricos

2
Vale la pena mencionar que ese libro nació precisamente de la colaboración binacional y femenina de
ambos lados: Castillo, una prominente crítica literaria de la academia norteamericana, trabaja sobre
literatura mexicana, escrituras femeninas y literatura latina/chicana. Por su parte, el trabajo académico
de Tabuenca Córdoba, basado en la zona fronteriza de Ciudad Juárez (COLEF) y El Paso (University
of Texas at El Paso), se dedica al análisis de las narrativas femeninas de la frontera y la cultura popular
mexicana.

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en la frontera, incapaces de ser asimilados directamente a la idea de hibridez. Así,


su reflexión crítica sobre la perspectiva tanto geográfica como epistemológicamente
exterior, ofreció un punto de quiebre que subraya cierto desacuerdo con la generación
anterior –que se apoyaba en una teoría metropolitana– y en consecuencia promovieron
otra dimensión del debate.
La crítica más contundente a la hibridación surgió de un crítico tijuanense, Heriberto
Yépez, quien creció bajo la influencia de la movilización cultural que consideraba a
su ciudad natal como el laboratorio de la posmodernidad. Su reacción sarcástica ante
el “boom” de la frontera se debe a la sobrestimación de toda clase de hibridaciones
cuyos flujos se suponía que desestabilizarían la división dualista de las oposiciones
del espacio social, cultural y geopolítico, y promoverían la combinación armoniosa,
casi natural, de diversos elementos culturales. Como parte de la nueva generación de
autores y críticos que intentan redimensionar los estudios fronterizos, Yépez señala
la intensificación de la globalización neoliberal, íntegramente infundida en el TLC,
que ha cambiado de forma tajante el ámbito fronterizo pero en un sentido opuesto a
lo que proyectaba en su discurso que prometía la prosperidad económica en toda la
aldea global. Yépez subraya en los momentos de “encuentro” el desequilibrio que hace
posible entender cómo en dichos momentos emerge una jerarquía sociocultural que
construye estructuras de nueva desigualdad y pobreza, lo que genera en la frontera
–especialmente en el lado mexicano– conflictos y tensiones.
Por otra parte, la toma de conciencia acerca de la crisis fronteriza se vuelve más
evidente a través de la masiva proliferación de la migración laboral transnacional y el
negocio del narcotráfico desde el Sur durante las últimas dos décadas. El crecimiento
de los sectores informales, que reflejan una circunstancia de vulnerabilidad y que en no
pocas ocasiones causan tensiones violentas con las autoridades, estimuló la alteración
completa del imaginario colectivo sobre la frontera México-Estados Unidos, que
ahora es percibida como una reserva de precariedad social o como una maquinaria
que produce violencia y terror.
Más allá de ser el laboratorio posmoderno de la hibridación, esta frontera está
proyectando una particular realidad delirante dentro del mapa de la globalización
neoliberal. En relación con tales imágenes contradictorias de la frontera, entonces,
¿cuál es la verdadera cara del fenómeno globalizador que se desdobla entre prosperidad
y pobreza, libertad y desamparo, oportunidades y desigualdad, armonía y conflicto
perenne? ¿Cómo analizar esta transición que pasa de la visión optimista terminando con
un desencanto por el sueño global? Y ¿de qué manera repensar tales contradicciones
y paradojas que nos demandan reformular los estudios fronterizos?
Después del “boom” de la frontera que se nutrió de la interpretación posmoderna
y posnacional, las recientes tendencias remiten a una problematización de la disciplina
misma a partir de la relectura de la globalización y su intensificación que ha causado
un cambio drástico en la recepción de esta frontera ya percibida como un espacio de

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crisis.  Inserto en este contexto de relectura y debate, el número especial que ahora se
presenta indaga en la transformación de los estudios fronterizos; transformación que
emerge de la discrepancia en torno a la teoría de la hibridación entre los precursores
de esta área de estudio y sus opositores. La emergencia de una visión distinta tiene
implicaciones no solamente generacionales, sino también históricas, conceptuales y
epistemológicas. Algunos de los ensayos de este volumen presentan una discusión en
torno al estado actual de los estudios fronterizos como superación de su etapa fundacional
y en pos de una teorización renovada. Otros autores examinan la producción cultural
y literaria que en las últimas décadas ha explorado nuevos imaginarios estéticos
y políticos de la frontera México-Estados Unidos. Analizando novelas, películas,
crónicas, corridos, arte visual, teatro y performance, la discusión de estos trabajos se
enfoca en la construcción de subjetividades fronterizas que escapan conflictivamente
a los compartimientos teóricos y políticos que intentan delimitarlas.
El primer ensayo titulado “Trayectorias fronterizas más allá del boom”, de Robert
Mckee Irwin, traza un mapa genealógico de producción académica sobre el tema de
esta frontera desde sus inicios hasta la actualidad. Es notable la lucidez con que el autor
reconoce y señala las diferentes etapas en este campo de estudio, iniciando desde los
estudios precursores del llamado pre-boom, pasando a la centralización de la frontera
–a partir de una ola de investigaciones que desafiaron las ortodoxias nacionalistas
iniciadas en 1994 (con la inauguración del TLCAN)–, misma que terminó en 2008 con
la recesión económica estadounidense y el consecuente debate en torno a la inmigración.
Finalmente, la etapa pos-boom que se caracteriza mejor con la noción de crisis y que
continúa hasta el momento actual, advierte McKee Irwin, requiere abordar las agudas
problemáticas sociales de la región y advierte sobre la necesidad de ampliar el tema
de la frontera a través de indagaciones comparativas con otras partes del globo.
Debra Castillo discute en “Abducción/Olvido” el tema de los menores migrantes
centroamericanos y la interconexión de la frontera norte con la frontera sur con
Guatemala, aspecto que no se ha estudiado suficientemente pero que se vuelve cada
vez más revelador en el actual contexto hemisférico. En su análisis, la novela Por el
lado salvaje, de Nadia Villafuerte, cuenta la historia del cruel pasaje transnacional de
Honduras a Tijuana de una niña negra, pobre del sur de México quen es víctima del
tráfico de menores. Castillo resalta que además de desvelar la extrema marginalidad
de los niños migrantes en el contexto de la globalización, esta novela señala el dilema
ético de los lectores metropolitanos en los que el sentirse mal se convierte en la única
acción posible y quienes, como resultado, consiguen el derecho ciudadano a olvidar
la historia.
“Estampas de la guerra” de Diana Palaversich hace una indagación sobre el paisaje
(post)apocalíptico de las ciudades fronterizas mexicanas avasalladas por la narcoviolencia
y la guerra contra el narcotráfico. No obstante, lejos de repetir el análisis de los retos
que enfrenta la seguridad nacional e internacional, su enfoque radica en dar luz a la vida

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social cotidiana desde el punto de vista de los habitantes que recrean las crónicas: El
Karma de vivir al norte, de Carlos Velázquez, y Cuando las banquetas fueron nuestras,
de Mirna Pastrana. Palaversich destaca sus diferentes estrategias narrativas: desde una
mirada de voyeur que muestra el camuflaje y la invisibilidad como un nuevo modo
de sobrevivir en la ciudad salvaje, en Pastrana, hasta las tácticas “guerrilleras” que se
utilizan en la obra de Velázquez para reportar el espectáculo diario de la muerte violenta
así como para crear actos de resistencia hacia la reapropiación del espacio público.
Heriberto Yépez entra en el debate nuevamente en torno a la teoría de hibridez. Su
ensayo “Nuevas tijuanologías: del hibridismo a las rudologías en las estéticas fronterizas”
propone entender lo híbrido posmoderno en su relación estructural con el espectro de
lo colonial. Retomando a León-Portilla, Gruzinsky y Russo, entre otros, Yépez afirma
que la teoría de García Canclini, igual que las de mestizaje y la transculturación, evitó
considerar el proceso violento como un factor crucial de la historia, conduciendo a la
despolitización y la celebración de happy hybrid en zonas de contacto. Pero advierte
que el ámbito fronterizo ha cambiado desde el 11 de septiembre: el hibridismo está
siendo sustituido por otro modelo, una especie de rudología fronteriza. Esta nueva
interpretación logra no solamente detectar las relaciones asimétricas de poder, sino
también privilegiar el archivo de los otros entendido como residuo, polvo, ruina, memoria
y huella. Para la redimensión de este campo de estudio Yépez recalca la presencia de
los otros, objetos de la tradicional mirada antropológica y estética, convertidos ahora
en sujetos que conciben como una fuente de reflexión los ecos de distintas voces y
nuevas agencias.
En “Movilidad Fronteriza en The Dogs Came with Them” de Helena María
Viramontes, Britta Anderson vislumbra un nuevo sujeto fronterizo nutrido por la
espiritualidad chicana. Al analizar en la novela el impacto social y psicológico causado
por la construcción de carreteras que atraviesan los barrios mexicanos en Los Ángeles
durante los años 60 y 70, Anderson aborda el concepto de la cimentación que funciona
operativamente para restringir la capacidad de los residentes urbanos minoritarios
para moverse por el espacio y conectar con la vitalidad de su comunidad. Frente a
esta cimentación, interpretada como un violento poder estructurado que genera sujetos
fijos y paralizados, resurgen subjetividades afectivas en torno a imágenes religiosas,
oraciones y el rito luctuoso. Britta Anderson señala que esta espiritualidad profana
crea un espacio para la experiencia de pérdida y dolor, operando así como un desafío
a la inmovilización de los cuerpos y las identidades.
Para Iani Moreno, la frontera México-Estados Unidos es el lugar mítico
contemporáneo por excelencia donde se puede ver reflejada la condición universal del
ser humano, más allá de su propio contexto histórico, político, geográfico y cultural.
Su ensayo revisita las obras de Hugo Salcedo, uno de los fundadores del teatro del
norte a partir de los años 90 del siglo pasado. Moreno subraya de la obra dramática
de Salcedo la compleja dualidad mito-realidad en que oscilan los significados tanto

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de los espacios puestos en escena como de sus personajes. El acto de intentar cruzar
la frontera remite al anhelo urgente de parte de muchos mexicanos por escapar de la
pobreza y encontrar una oportunidad para mejorar sus vidas. Pero al mismo tiempo este
viaje supone un rito simbólico a través del cual se debe indagar profundamente sobre
el extraño misterio entre la vida y la muerte, el amor y el odio, el yo y el otro. En su
análisis, Moreno reconoce la contribución de Salcedo al enriquecimiento representativo
de esta frontera que ha adquirido características místicas, religiosas y universales.
Analizando relatos fronterizos que refieren al acto de cruzar la línea, Gerardo
Gómez Michel retoma el concepto de fantasmagoría desarrollado por Walter Benjamin
en su Libro de los Pasajes para analizar de qué manera el muro fronterizo entre México
y Estados Unidos funciona operativamente como una pantalla donde se proyectan,
estratégicamente, las amenazas a la seguridad nacional e individual al mismo tiempo
que se sugiere una ilusión de seguridad. El muro se observa paradójicamente ya a
partir de su cualidad inexpugnable –deseo que estructura el discurso antiinmigrante
estadounidense– o de su porosidad –anhelo que orienta la constante migración
mexicana–. En su ensayo, “La fantasmagoría de la frontera en narrativas migratorias
del post-boom”, Gómez Michel hace un repaso del espectáculo de la fantasmagoría
de finales del siglo XVIII durante la época del Terror en Francia para subrayar la
cualidad dialéctica que supone el proceso de proyección de imágenes perturbadoras
y la recepción de una audiencia que simultáneamente es seducida y aterrada, todo
ello, en medio de un contexto social que se debate en el conflicto y la angustia. En los
relatos que analiza el autor, noticias, rumores, chismes, pensamientos, anhelos, sueños
y pesadillas que los personajes proyectan sobre el muro, contribuyen a la puesta en
escena de la fantasmagoría de la frontera, y aún más, a su perpetuación.
En “Otras Performances: la frontera de Crosthwaite en contraste”, Nuria Vilanova
continúa el debate en torno al concepto de hibridación propuesto por Canclini y propone,
a partir de su análisis del performance Misa Fronteriza del autor tijuanense, que las
prácticas escriturales y artísticas de la gran mayoría de los autores de la frontera norte
se resisten al encasillamiento que el concepto de hibridez puede imponer al análisis
literario y artístico. Contraponiendo el trabajo de Crosthwaite a autores canonizados
por la teoría de la hibridez en tiempos del boom fronterizo como Guillermo Gomez-
Peña, Vilanova hace hincapié en dos características esenciales de Misa Fronteriza,
en primer lugar su anclaje al espacio físico y simbólico de la frontera como espacio
tangible y real y, en segundo lugar, su versatilidad textual y representativa –en tanto
performance– que proyecta la permeabilidad y transitoriedad de la propia frontera.
Finalmente, argumenta la autora que el trabajo de Crosthwaite, en buena medida gracias
a su complejo grado de intertextualidad y sus adaptaciones en cada performance según
el contexto de representación –México, Estados Unidos, España– logra extrapolar la
frontera norte mexicana a las diferentes fronteras del mundo y con ello denunciar la
injusticia de la frontera global de nuestros tiempos.

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En su ensayo, Cristina Sisk ahonda en la problemática en torno a la criminalización


de los indocumentados en Estados Unidos para entender el papel de la muerte en los
sistemas judicial y migratorio de este país. Analizando representaciones de muertes de
migrantes en The Devil´s Highway, de Luis Alberto Urrea y ¿Quién es Dayani Cristal?
de Marc Silver, Sisk señala que más allá de la evidente discriminación que sufren los
inmigrantes ilegales, la criminalización conlleva un objetivo económico ulterior: el
de mantener a los trabajadores indocumentados en una posición laboral de desventaja
estructural, de la misma manera que desde los años setenta se ha utilizado la política
judicial contra las drogas para marginalizar a los afroestadounidenses. Señalando
que si bien estas obras cumplen el papel de visibilizar las muertes de inmigrantes
y la discriminación de la que son objeto los familiares en el penoso proceso de
identificación y recuperación de los cuerpos ante las autoridades, Sisk insiste en que
lo más importante es revelar la relación entre el Estado y un sistema de segregación
mundial que ha implementado unas categorías de criminalización y criminalidad
que acentúan la cualidad de nuda vida de los migrantes y el estado de excepción que
acompaña el cruce fronterizo.
Tanto en los imaginarios colectivos, en los discursos oficiales, como en la visión
de los críticos, la frontera ha sido objeto de una metaforización constante. Paul Fallon,
sin embargo, nos advierte del riesgo de esta práctica, ya que puede contribuir a la
sedimentación de ciertos significados que terminen por influir en la producción cultural
sobre la frontera México-Estados Unidos. Por otro lado, igualmente señala que el énfasis
en el trabajo de los críticos provoca una metacrítica en torno a la idea de frontera que
puede soslayar la producción cultural que surge de este espacio por demás complejo
y conflictivo. Siguiendo el concepto de “negociación” propuesto por Jacques Derrida
y las aportaciones de otros críticos como Alberto Moreiras, David E. Johnson, Scott
Michaelsen y Brett Levinson, entre otros, Fallon examina representaciones temporales
en expresiones literarias producidas desde la frontera norte de México para señalar de
qué manera, en algunos casos paralelamente al trabajo de los críticos, los escritores
cuestionan la singularidad de la teleología de la globalización, consideran la dificultad de
representar al Otro o conciben agencias alternativas para resistir y alterar las estructuras
hegemónicas. Reconocer y negociar con esta multiplicidad de temporalidades es parte
de la tarea pendiente que enfrentan los estudios fronterizos actualmente.
En “El narcocorrido en la frontera y la frontera en el narcocorrido”, Juan Carlos
Ramírez-Pimienta comienza señalando el origen común que tienen el narcocorrido y la
literatura fronteriza: el desafío a los monopolios enunciativos en México. No obstante,
ahondando en los orígenes del corrido de contrabando (ya no sólo respecto a las drogas,
sino también al de licor y textiles), encuentra el pariente más lejano de este género
popular, en el corrido de Mariano Reséndez. Observa cómo el género ha respondido a
una oposición política contra el centralismo mexicano, en ese caso, al del monopolio
de textiles en los tiempos de Porfirio Díaz. A la conocida relación que el corrido tiene

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con la figura del bandido (bueno y malo), Ramírez-Pimienta en su análisis encuentra


otra de las raíces temáticas del género, la noción de mal gobierno, y en este sentido,
portavoz de demandas políticas y sociales. En el contexto fronterizo, explica el autor,
la figura del mal gobierno tiene implicaciones binacionales, los protagonistas son un
producto de las carencias insatisfechas por el Estado mexicano y por el rechazo y
discriminación del lado estadounidense. Aún así, como se observa, el narcocorrido y
la conflictiva figura del antihéroe criminal en la actualidad ha generado un debate ético
respecto a su producción y recepción ya que la línea entre la denuncia popular de las
condiciones históricas y políticas del mal gobierno se desdibuja constantemente con lo
que puede llegar a ser una desnuda apología del crimen y la violencia indiscriminada.
Retomando la problemática de la industria maquiladora, Jungwon Park examina
dos producciones fílmicas que abordan el tema desde el formato documental, en
Maquilápolis (2005), y desde la ciencia ficción, en Sleep Dealer (2008). Ambas cintas,
desde su particular narrativa que alude en muchos sentidos a la técnica del montaje,
representan escenarios apocalípticos de abandono y decadencia material y humana que
contrastan con la tecnología de punta de las naves industriales en activo en Tijuana –y en
toda la frontera por extensión–. En su análisis, Park propone el concepto de ruina para
señalar una imagen dialéctica (Benjamin) que pone en evidencia la falacia del progreso
globalizado en el contexto de la frontera norte mexicana y de Tijuana como estandarte
de prosperidad post-TLCAN. Park hace énfasis en la política de disciplinamiento que
rige el escenario laboral de las maquiladoras donde los cuerpos de los trabajadores
son una pieza desechable más de la línea de producción, situación que se agrava
profundamente con las condiciones infrahumanas en las que suelen vivir los obreros
debido a los desechos que las propias fábricas vierten en los barrios marginales donde
habitan y por el extremo desgaste físico y psicológico de sus jornadas laborales. De
esta manera, propone Park, el cuerpo enfermo de los trabajadores se convierte en una
ruina, desecha y desechada, merced a la política basada en el control y el abandono
del sistema global de acumulación capitalista.
En “Tres postales sobre los límites de la hospitalidad en la frontera MEX-EUA”
Roxana Rodríguez Ortiz, siguiendo el pensamiento de Kant y Derrida, plantea deconstruir
el concepto de hospitalidad para entender el fenómeno fronterizo a partir de una
visión teórica epistémica, ontológica y estética. Analiza tres imágenes particulares que
“suceden” en límite fronterizo –a las que llama postales–: primero la instalación del
bicéfalo caballo de Troya del artista Marcos Ramírez “Erre” en el puerto de cruce de
San Ysidro-Tijuana; en segundo lugar el perfomance del hombre bala de Javier Téllez
sobre el muro con Estados Unidos en Playas de Tijuana; y finalmente una fotografía
tomada por la patrulla fronteriza que muestra una camioneta varada justo encima de la
valla en Arizona. Todas son representaciones simbólicas de transgresión a la política
migratoria de exclusión que rige la relación binacional de este contexto fronterizo. La
autora propone la hospitalidad como experiencia creativa más que como obligación

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moral, muy particularmente en comunidades receptoras de migrantes, para atajar


desde posiciones de responsabilidad humanitaria a sistemas de gobierno excluyentes
y faltos de compromiso social como los que, lamentablemente, imperan en la frontera
México-Estados Unidos actualmente.
En su trabajo, Rafael Ponce-Cordero hace una revisión retrospectiva del pensamiento
de Samuel P. Huntington, particularmente su postura acerca de lo que sería conocido,
a partir del título del mencionado texto, como el “desafío hispano” para los Estados
Unidos. De sobra es conocido el profundo debate y la conmoción que de inmediato
desató la publicación del artículo en 2004. En su definición de lo que sería la “crisis
de la identidad nacional estadounidense”, Huntington proponía como causas directas
de esta crisis al multiculturalismo ingenuo de la élites y a la inmigración desbocada
de las últimas décadas, muy en especial a la de origen latinoamericano y en particular
la mexicana. A lo largo de “Huntington revisitado: releyendo ‘El desafío hispano’ en
el vestíbulo de la Torre Trump”, Ponce-Cordero desmonta muchos de los argumentos
centrales del autor estadounidense con datos precisos, aclara malentendidos y prejuicios
sembrados en el imaginario popular y en el discurso político norteamericano acerca de
la migración y los inmigrantes mexicanos referentes a la religión, las costumbres y el
idioma. No obstante, subraya Ponce-Cordero, que aun rebatidos los presupuestos de
Huntington de manera contundente, el discurso que inauguró hace más de una década
sigue vigente y, con la victoria de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos,
amenaza con convertirse en una doctrina nacional y marginar todavía más a un sector
de la población –los inmigrantes no sólo mexicanos– que se ha caracterizado por su
vulnerabilidad.
En el último ensayo de este volumen, “Una conversación imaginada sobre las
literaturas de las fronteras a más de 20 años”, María Socorro Tabuenca Córdoba, una
de las precursoras de este campo, esboza un panorama histórico de la literatura de la
frontera desde una perspectiva geopolítica. Por un lado descodifica en los lenguajes
metropolitanos y hegemónicos del lado norteamericano la utilización de la frontera
como una metáfora totalizadora, y por otro se enfoca en el lado mexicano en autores
de la literatura de la frontera norte que expresan sus preocupaciones y construyen sus
identidades dentro del contexto tanto local como global. Con auge desde los años
90 del siglo pasado, el estudio de la literatura fronteriza ha venido evolucionado
críticamente. Desde la apuesta por una estrategia académica que busca descentralizar
los circuitos de dominación cultural y comercial, hasta una práctica intelectual que
hace indagaciones comparativas y colaborativas entre la producción crítica sobre esta
frontera realizada desde diferentes espacios de enunciación. Finalmente, Tabuenca
Córdoba propone continuar lejos del encasillamiento teórico los estudios fronterizos
y mantener la conversación intelectual sobre el fenómeno de manera flexible y abierta,
a fin de enriquecer las literaturas que orbitan la frontera México-Estados Unidos.

Revista I b e ro a m e r i c a n a , Vo l . L X X X I V, Núm. 265, Octubre-Diciembre 2018, 897-907

ISSN 0034-9631 (Impreso) ISSN 2154-4794 (Electrónico)


Después del boom de los estudios fronterizos 907

En suma, los trabajos que componen este número especial de la Revista


Iberoamericana buscan ofrecer nuevas interpretaciones acerca de los textos inaugurales
de la disciplina al mismo tiempo que exploran obras críticas, artísticas y literarias de
reciente producción que reflejan realidades actuales y desafían con nuevas agendas
políticas, sociales y culturales cualquier discurso anquilosado que busque delimitar
el complejo fenómeno fronterizo en compartimientos estancos. Los autores que
hemos colaborado en este volumen buscamos entrar en diálogo con otros lenguajes
y pensamientos con los cuales se pueda hablar de la crisis de la frontera México-
Estados Unidos de manera crítica y constructiva. En este sentido es pertinente aclarar
que la frase “después del boom” que abre el título de este trabajo no sugiere que los
estudios fronterizos estén agotados, sino a una etapa que anuncia una reflexión crítica
que apunta a una rearticulación de la labor artística, intelectual y académica sobre y
desde la frontera para responder a la urgencia de romper con la lógica de violencia,
criminalización y miedo imperante, así como para configurar nuevas comunidades
transfronterizas. Al mismo tiempo es en extremo pertinente colocar en perspectiva a
los estudios sobre la región México-Estados Unidos dentro del contexto global para
promover nuevas aproximaciones transdisciplinarias y la colaboración con otros
estudios fronterizos alrededor del globo.

Obras citadas

Anzaldúa, Gloria. Borderlands/La Frontera: The New Mestiza. San Francisco: Aunt
Lute Books, 1987.
Castillo, Debra y María Socorro Tabuenca Córdoba. Border Women: Writing from la
Frontera. Minneapolis: U of Minnesota P, 2002.
Egan, Linda y Megan K. Long. eds. Mexico Reading the United States. Nashville:
Vanderbilt UP, 2009.
García Canclini, Néstor. Culturas híbridas: estrategias para entrar y salir de la
modernidad. México: Grijalbo/Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1989.
Yépez, Heriberto. Made in Tijuana. Mexicali: ICBC, 2006.

Revista I b e ro a m e r i c a n a , Vo l . L X X X I V, Núm. 265, Octubre-Diciembre 2018, 897-907

ISSN 0034-9631 (Impreso) ISSN 2154-4794 (Electrónico)

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