Vultum Dei Quaerere.
Vultum Dei Quaerere.
Vultum Dei Quaerere.
Recibido 29 de mayo
Aceptado 10 de julio
9
“Comme le souligne Christos Yannaras, c´est sans doute pour avoir re-
lativisé cette voie de l´inconnaissance que l´Occident a connu le processus
historique de la mort de Dieu. Commentant la parole de Nietzsche, «Dieu est
mort», Heidegger écrit: «Le propos sur la mort de Dieu se réfère au Dieu
chrétien. Mais il est non mois sûr… que, dans la pensé de Nietzsche, les
noms de Dieu et Dieu chrétien servent à désigner le monde intelligible»”, O.
CLEMENT, Situation de la parole théologique selon la Tradition Orthodoxe,
en: C. YANNARAS, Absence et inconnaissance de Dieu d´après les écrits
aréopagitiques et Martin Heidegger, (Paris: Cerf, 1971), 21.
10
“Para cada consagrado y consagrada el gran desafío consiste en la ca-
pacidad de seguir buscando a Dios “con los ojos de la fe en un mundo que
ignora su presencia”, volviendo a proponer al hombre y a la mujer de hoy la
vida casta, pobre y obediente de Jesús como signo creíble y fiable, llegando a
ser de esta forma, “exégesis viva de la Palabra de Dios”, VDq 3.
11
El relato de la transfiguración es sumamente expresivo y las palabras
de Pedro: “¡Qué bueno es estar aquí!”. A este paso hace relación también la
Constitución Apostólica VDq 3.
12
“Contemplar, pues, es tener en Cristo Jesús, que tiene el rostro dirigido
constantemente hacia el Padre (cf. Jn 1,18), una mirada transfigurada por la
acción del Espíritu, mirada en la que florece el asombro por Dios y por sus
maravillas; es tener una mente limpia en la que resuenan las vibraciones del
Verbo y la voz del Espíritu como soplo de suave brisa (cf. 1 Re 19,12)”, VDq
11.
14
“Consideriamo l´etimologia de-sidera: il de privativo indica che manca
del cielo una stella (…) Il desiderio non ha una stella che funzioni come
bussola sicura che ci garantisca di non smarrirci, di non perderci, di trovare
l´orientamento certo. L´esperienza del desiderio da questo punto di vista è
sempre un´esperienza che strutturalmente costeggia il rischio dello
smarrimento, della perdita, di non trovarsi più”, M. RECALCATI, La forza del
desiderio (Magnano: Edizioni Qiqajon, 2014), 8.
15
La cita de san Agustín está mal traducida en el texto castellano que
ofrece la versión oficial de la Santa Sede y de este modo resulta difícil com-
prenderla. La segunda parte de la expresión no es “hasta que no descanse en
ti”, sino “hasta que descanse en ti”.
16
“La búsqueda del rostro de Dios atraviesa la historia de la humanidad,
llamada desde siempre a un diálogo de amor con el Creador”, VDq 1. “Tam-
bién para vosotras, el trabajo es participación en la obra que Dios creador lle-
va adelante en el mundo”, VDq 32.
17
“El hombre y la mujer, en efecto, tienen una dimensión religiosa inde-
leble que orienta su corazón hacia la búsqueda del Absoluto, hacia Dios, de
quien perciben necesidad aunque no siempre de manera consciente”, VDq 1.
18
Seguimos aquí la propuesta de Olivier Clément: “Existimos por su vo-
luntad creadora, por y para su encarnación que nos abre los caminos de nues-
tra realización, que nos reconcilia con él y otorga su gracia. «Las criaturas
están en la palabra creadora de Dios como sobre un puente de diamante, bajo
el abismo de la divina infinitud, sobre el abismo de su propia nada», decía Fi-
larete de Moscú. Encerrarnos en nosotros mismos, rechazar esa relación que
nos da el ser, es abocarnos a la destrucción y a la muerte, al nihilismo, sobre
todo si se da al vocablo latino nihil, nada, la etimología que propone Pierre
Boutang: ne-hile, la ruptura del hilo, ese peligroso pero único y vivificante
lazo que mantiene unido el grano a la vaina”, O. CLÉMENT, Unidos en la ora-
ción, (Madrid: Narcea, 1997), 48-49.
19
“Pregunté a la tierra y me dijo: «No soy yo»; y todas las cosas que hay
en ella me confesaron lo mismo. Pregunté al mar y a los abismos y a los rep-
tiles de alma viva, y me respondieron: «No somos tu Dios; búscale sobre no-
sotros». Interrogué a las auras que respiramos, y el aire todo, con sus morado-
res, me dijo: «Se engaña Anaxímenes; yo no soy tu Dios». Pregunté al cielo,
al sol, a la luna y a las estrellas: «Tampoco somos nosotros el Dios que bus-
cas», me respondieron. Dije entonces a todas las cosas que están fuera de las
puertas de mi carne (los sentidos): «Decidme algo de mi Dios, ya que voso-
tras no lo sois; decidme algo de Él». Y exclamaron todas con gran voz: «Él
nos ha hecho». Mis preguntas eran mi contemplación y sus respuestas eran su
belleza”, SAN AGUSTÍN, Confesiones 10,6,9.
20
“Las personas consagradas, quienes por la consagración «siguen al Se-
ñor de manera especial, de modo profético», son llamadas a descubrir los
signos de la presencia de Dios en la vida cotidiana, a ser sapientes interlocu-
tores capaces de reconocer los interrogantes que Dios y la humanidad nos
plantean”, VDq 2.
21
Cf. VDq 5.
22
“(El silencio) espacio necesario de escucha y de ruminatio de la Pala-
bra y requisito para una mirada de fe que capte la presencia de Dios en la his-
toria personal, en la de los hermanos y hermanas que el Señor os da y en los
avatares del mundo contemporáneo. El silencio es vacío de sí para dejar es-
pacio a la acogida”, VDq 33.
23
“La presencia de comunidades situadas como ciudad sobre el monte y
lámpara en el candelero (cf Mt 5,14-15), en su misma sencillez de vida, re-
presenta visiblemente la meta hacia la cual camina toda la comunidad eclesial
que «se encamina por las sendas del tiempo con la mirada fija en la futura re-
capitulación de todo en Cristo, preanunciando de este modo la gloria celes-
tial»”, VDq 2. También: “La vida de las monjas contemplativas, dedicadas de
manera especial a la oración (…) no es más que una tensión constante hacia
la Jerusalén celestial, una anticipación de la Iglesia escatológica, fija en la
posesión y en la contemplación del rostro de Dios”, CO 158.
- El “quinto” evangelio
26
Cf. VDq 3.
27
“La oración como la contemplación brotan de la escucha de la Palabra
de Dios”, VDq 19.
28
Cf. BENEDICTO XVI, Exhortación Apostólica Verbum Domini, 53.
29
Percibo una cierta referencia a esta “densidad de lo humano” y la im-
plicación con la existencia real y concreta, con sus tareas y retos, con su pre-
cariedad y el límite de ser hombre en el punto dedicado al trabajo como ele-
mento constitutivo de la vida contemplativa, así como el dedicado a la asce-
sis, cf. VDq 32. 35.
30
La VDq habla de la vida contemplativa calificándola como una vida
sencilla (“en su misma sencillez de vida” VDq 2; “con vuestra vida transfigu-
rada y con palabras sencillas” VDq 6), centrada en lo cotidiano (“descubrir
los signos de la presencia de Dios en la vida cotidiana” VDq 2. También en
VDq 14). Se alude a las palabras de Pablo “vida escondida con Cristo en
Dios” (VDq 3. 6). Justamente esta peculiar opción por una existencia humil-
de, no exitosa ni llamativa, ni tan siquiera en el orden de la misión, el aposto-
lado o el compromiso, es lo que dota a la vida contemplativa de una gran cer-
canía al misterio de ser hombre, lo que llamamos en el artículo “la densidad
de lo humano”.
31
“La lectio divina o lectura orante de la Palabra es el arte que ayuda a
dar el paso del texto bíblico a la vida, es la hermenéutica existencial de la Sa-
grada Escritura, gracias a la cual podemos llenar la distancia entre espirituali-
dad y cotidianidad, entre fe y vida”, VDq 20.
32
Quizá esta impronta marial explica el hecho de que la vida contempla-
tiva esté ligada tan fuertemente con el genio femenino como también afirma
el documento: “la vida contemplativa monástica, en su mayoría femenina”
VDq 5.
templación del Misterio que la habita” (VDq 10); es decir, Ella entra a
formar parte del Misterio de Dios y el Misterio se hará, a su vez, car-
ne de su carne. De la mano de María, en su escuela, la contemplación
no es un mero ejercicio de observación, por la mirada contemplativa
somos introducidos en el fuego del amor que hace partícipe y aúna y
sumerge al que contempla en lo contemplado hasta transformarlo33.
La conformación con Cristo y el testimonio de vida evangélica
son, desde esta perspectiva, fruto maduro de la experiencia contem-
plativa, su consecuencia, el alumbramiento de la Palabra hecha carne,
hecha hombre, contemporáneo a los hombres de nuestro tiempo, en
aquellos que al acoger la voz de Dios dentro de sí la gestan, la dejan
crecer y la dan a todos dándose ellos mismos34.
- Memoria Iesu
33
“La contemplación de Cristo encuentra su modelo insuperable en la
Virgen María. El rostro del Hijo le pertenece por título singular. Madre y
Maestra de la perfecta conformación con el Hijo” VDq 16.
34
“Vivid, pues, en profunda comunión con la Iglesia para ser en ella viva
prolongación del misterio de María virgen, esposa y madre, que acoge y
guarda la Palabra para devolverla al mundo, contribuyendo así a que Cristo
nazca y crezca en el corazón de los hombres sedientos, aunque a menudo de
manera inconsciente, de Aquel que es “camino, verdad y vida” (Jn 14,6)”,
VDq 37.
35
“Desde los primeros siglos de la Iglesia ha habido hombres y mujeres
que se han sentido llamados a imitar la condición de siervo del Verbo encar-
nado y han seguido sus huellas viviendo de modo específico y radical, en la
profesión monástica, las exigencias derivadas de la participación bautismal
en el misterio pascual de su muerte y resurrección”, JUAN PABLO II, La vida
consagrada, 6.
36
El documento a este respecto habla de la naturaleza de la vida consa-
grada en “honda comunión con todas las otras vocaciones de la vida cristia-
na” VDq 3 y también dice: “las comunidades contemplativas (…) no propo-
nen una realización más perfecta del Evangelio sino que, actuando las exi-
gencias del Bautismo, constituyen una instancia de discernimiento y convo-
cación al servicio de toda la Iglesia: signo que indica un camino, una búsque-
da, recordando al pueblo de Dios el sentido primero y último de lo que él vi-
ve” VDq 4. Encontramos otra referencia a la centralidad del bautismo en la
consagración religiosa: “…sitúa la vida consagrada en la eclesiología del
pueblo de Dios, a la que pertenece por pleno derecho, por la común llamada a
la santidad y por sus raíces en la consagración bautismal”, VDq 7.
37
“Con la profesión de los consejos evangélicos los rasgos característi-
cos de Jesús -virgen, pobre y obediente- tienen una típica y permanente «vi-
sibilidad» en medio del mundo, y la mirada de los fieles es atraída hacia el
misterio del Reino de Dios que ya actúa en la historia, pero espera su plena
realización en el cielo”, JUAN PABLO II, La vida consagrada, 1.
38
“La formación de la persona consagrada es un itinerario que debe lle-
var a la configuración con el Señor Jesús y a la asimilación de sus sentimien-
tos en su total oblación al Padre”, VDq 13.
39
“Dios Padre es el formador por excelencia, pero en la obra «artesanal»
se sirve de mediaciones humanas, de los formadores y de las formadoras,
hermanos y hermanas mayores, cuya misión principal es la de mostrar «la be-
lleza del seguimiento del Señor y el valor del carisma en que este se concreti-
za»”, VDq 13.
- Dimensión litúrgico-sacramental
40
Cf. C. BLÁZQUEZ CASADO, “La antropología calcedoniana de Olivier
Clément: un nuevo paradigma”, en Salmanticensis 65 (2018), 237-265, aquí
238-239. En la introducción del artículo se abordan los dos métodos educati-
vos en los que hemos basado muchas veces en la vida religiosa nuestra iden-
tificación con Cristo: a través de la adecuación a un patrón externo en un mo-
vimiento de fuera hacia dentro; o bien, a través de la expresión o encarnación
de una referencia íntima construida por el propio sujeto de un modo general-
mente idealista en un movimiento de dentro hacia fuera. Ambos modelos
arrastran una visión voluntarista e individualista del ser humano, como si fué-
ramos artífices de nosotros mismos.
41
Será en la Cor Orans cuando al definir la autonomía del monasterio se
incluya la liturgia como criterio determinante en la vitalidad y fecundidad de
una comunidad, COr 18.
42
“La liturgia es la cumbre a la cual tiende la actividad de la Iglesia y, al
mismo tiempo, la fuente de donde mana toda su fuerza (…) de la liturgia so-
bre todo de la Eucaristía, mana hacia nosotros la gracia como de su fuente y
se obtiene con la máxima eficacia aquella santificación de los hombres en
Cristo y aquella glorificación de Dios a la cual las demás obras de la Iglesia
tienden como a su fin”, SC 10.
43
El último número del apartado dedicado a la oración dice que todo lo
expuesto solo se explica y se mantiene gracias a una espiritualidad centrada
en la Palabra de Dios y en la fuerza de la vida sacramental, en la formación a
la vida de oración personal y litúrgica, entre otros (cf. VDq 18). Pero, en rea-
lidad, esta espiritualidad, que sostiene la experiencia orante, no está desarro-
llada ni fundamentada. Falta una atención y estudio de este núcleo vertebra-
dor de la vida contemplativa que justifica y ordena los otros elementos que el
documento explica.
44
No logramos encontrar una justificación teológica respecto al orden en
el que son abordados los elementos de la vida contemplativa en VDq: forma-
ción, oración, centralidad de la Palabra de Dios, sacramentos de la Eucaristía
y la Reconciliación, vida fraterna en comunidad, la autonomía de los monas-
terios, las federaciones, la clausura, el trabajo, el silencio, los medios de co-
municación, la ascesis.
45
Cf. VDq 16-17.
46
“Con razón, pues, se considera la liturgia como el ejercicio del sacer-
docio de Jesucristo. En ella los signos sensibles significan y cada uno a su
manera realizan la santificación del hombre, y así el Cuerpo místico de Jesu-
cristo, es decir, la Cabeza y sus miembros, ejerce el culto público íntegro”,
SC 7.
47
La cursiva es nuestra.
48
“La Eucaristía es por excelencia el sacramento con la persona de Jesús
(…) Corazón de la vida de todo bautizado y de la vida consagrada, la Euca-
ristía lo es en particular de la vida contemplativa”, VDq 22.
49
“Si tratta di un realismo assoluto, esistenziale: l´uomo dei sacramenti
viene mutato e poi perfezionato in profondità proprio dall´incontro personale
con Cristo nella Chiesa per l´azione del sacramento stesso. Pochissimo spazio
la Chiesa primitiva reserva all´aspetto psicologico de tale impatto. Ed anzi,
sarà la vita a doversi conformare al realismo dei sacramenti, considerati per-
tanto la vera realtà, in quanto inizio della nuova creazione”, C. GUGEROTTI,
L´uomo nuovo essere liturgico, (Roma: Lipa, 2005), 20.
50
“Una agua viva habla dentro de mí y, en lo íntimo, me dice: «Ven al
Padre»”, IGNACIO DE ANTIOQUÍA, Carta a los Romanos VII. 1. (Madrid: Ciu-
dad Nueva, 2000), 266.
51
Hay una bella fundamentación trinitaria en los puntos dedicados a la
vida fraterna, cf. VDq 24-25.
52
La categoría corazón en esta perspectiva de sede de la intimidad y co-
munión entre Dios y la mujer contemplativa da título a la Instrucción Cor
Orans que recoge en sus primeras palabras un texto de la Constitución VDq
5. “Corazón orante, guardián de gratitud, riqueza de fecundidad apostólica y
de una misteriosa y multiforme santidad, es la vida contemplativa femenina
en la Iglesia”, COr 1.
53
“La Eucaristía, por tanto, os introduce en el misterio del amor, que es
amor esponsal: «Cristo es el Esposo de la Iglesia, como Redentor del mundo.
La Eucaristía es el sacramento de nuestra redención. Es el sacramento del Es-
poso, de la Esposa». Es loable, por tanto, la tradición de prolongar la celebra-
ción con la adoración eucarística, momento privilegiado para asimilar el pan
de la Palabra partido durante la celebración y continuar la acción de gracias”,
VDq 22.
54
“La adoración, como hemos dicho, llega a ser, de este modo, unión.
Dios no solamente está frente a nosotros, como el totalmente Otro. Está den-
tro de nosotros, y nosotros estamos en él. Su dinámica nos penetra y desde
nosotros quiere propagarse a los demás y extenderse a todo el mundo, para
que su amor sea realmente la medida dominante del mundo. Yo encuentro
una alusión muy bella a este nuevo paso que la última Cena nos indica con la
diferente acepción de la palabra "adoración" en griego y en latín. (…) La pa-
labra latina para adoración es ad-oratio, contacto boca a boca, beso, abrazo y,
por tanto, en resumen, amor”, BENEDICTO XVI, Homilia Domingo 21 de
Agosto, Viaje apostólico a Colonia con motivo de la XX Jornada Mundial de
la Juventud: http://w2.vatican.va/content/benedict-xvi/es/homilies/2005/-
documents/hf_ben-xvi_hom_20050821_20th-world-youth-day.html.
55
“La relación de comunión es manifestación de aquel amor que mana
del corazón del Padre, nos inunda por el Espíritu que Dios mismo nos da”,
VDq 24.
con aquello que contempla, saborea, rumia y así hace suyo hasta ser
en su vida concreta expresión de este amor de donación divina56.
La vocación testimonial y profética de la vida contemplativa no se
calcula, por tanto, a base de proyectos o acciones concretas apostóli-
cas -contando además que en el caso de la vida contemplativa ligada
a la clausura papal57 este tipo de actividades no se dan-, la misión es
hija natural del ímpetu de irradiación ínsito a la contemplación mis-
ma: “el rostro de Moisés resplandecía por haber hablado don Dios”
(Ex 34,29). El amor nos hace semejantes al Amado, este es el atracti-
vo profético y evangelizador del contemplativo en medio del mundo.
- Signo y profecía
56
“La comunión fraterna es reflejo del modo de ser de Dios y de su en-
trega, es testimonio de que «Dios es amor» (1 Jn 4,8.16). La vida consagrada
confiesa creer y vivir del amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y por
ello la comunidad fraterna llega a ser reflejo de la gracia del Dios Trinidad de
Amor”, VDq 25.
57
Me parece más adecuado optar por la diferencia entre clausura papal y
clausura constitucional para distinguir entre vida contemplativa abierta a
algún tipo de actividad apostólica y la que no (esta diferencia está bien defi-
nida en la Instrucción Cor Orans 183.205); en lugar de los términos presentes
tanto en VDq como en COr sobre vida contemplativa y vida “íntegramen-
te/enteramente/totalmente” contemplativa. Los calificativos añadidos pueden
inducir a un cierto desmérito del primer tipo de contemplación respecto a la
segunda. Además se seguiría otorgando, de este modo, a la clausura una pri-
macía singular respecto al resto de elementos que determinan la naturaleza de
la vida religiosa contemplativa en la Iglesia, presupuesto con el que parecen
romper los documentos que estudiamos al tratar el tema de la clausura en re-
lación y diálogo con los otros elementos definidores de la vida contemplativa
femenina.
58
“¡Cuánta eficacia apostólica se irradia de los monasterios por la ora-
ción y la ofrenda! ¡Cuánto gozo y profecía grita al mundo el silencio de los
claustros!”, VDq 5. “La Iglesia cuenta con vuestra oración y con vuestra
ofrenda para llevar la buena noticia del Evangelio a los hombres y a las muje-
res de nuestro tiempo. La Iglesia os necesita”, VDq 6.
59
“Recordando al pueblo de Dios el sentido primero y último de lo que él
vive”, VDq 4.
60
“La vida consagrada es una historia de amor apasionado por el Señor y
por la humanidad”, VDq 9.
61
“Recordad, sin embargo, que la vida de oración y la vida contemplativa
no puede vivirse como repliegue en vosotras, sino que deben ensanchar el co-
razón para abrazar a toda la humanidad, y en especial a aquella que sufre”,
VDq 16.
62
“El mundo y la Iglesia os necesita como «faros» que iluminan el cami-
no de los hombres y de las mujeres de nuestro tiempo. Que sea esta vuestra
profecía. Vuestra opción no es la de huida del mundo por miedo, como pien-
san algunos. Vosotras seguís estando en el mundo, sin ser del mundo (cf. Jn
18,19) y, aunque estéis separadas del mundo, por medio de signos que expre-
san vuestra pertenencia a Cristo, no cesáis de interceder constantemente por
la humanidad, presentando al Señor sus temores y esperanzas, sus gozos y su-
frimientos”, VDq 36.
- Dimensión simbólico-escatológica
63
“El compromiso ascético es necesario para llevar adelante con amor y
fidelidad el deber de cada día, como ocasión para compartir la suerte de mu-
chos hermanos en el mundo y ofrenda silenciosa y fecunda para ellos”, VDq
35.
64
“La ofrenda de vuestra existencia os injerta de modo particular en el
misterio pascual de muerte y resurrección que se realiza en la Eucaristía. Par-
tir juntos el pan repite y actualiza el don de sí que Jesús hizo: «Se partió y se
parte por nosotros» y nos pide a su vez «darnos, partirnos por los demás»”,
VDq 22.
65
“Representa visiblemente la meta hacia la cual camina toda la comuni-
dad eclesial que se encamina por las sendas del tiempo con la mirada fija en
la futura recapitulación de todo en Cristo, preanunciando de este modo la glo-
ria celestial”, VDq 2.
4. UN ITINERARIO ICONOGRÁFICO