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Maternidad y Orden Simbólico

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DUODA. Estudis de la Diferencia Sexual.

núm 31-2006

S~LVIAMASAGUESOLE
El orden simbólico de la madre no es una elección.

Como le comente con anterioridad, deseaba realizar esta presentacion en


c1ase.l Sin embargo, varias cosas me 10 impidieron. En primer lugar, en el
momento en que debiamos solicitarle dia y hora, todavia no habia construi-
do en mi interior todo este proceso, todo este trabajo, el cual pienso que
ahora si que he elaborado; en segunda instancia, no estaba segura de que
mis compañeras y compañeros de clase deseasen oir "en vivo" esta pre-
sentacion, no tan solo por tratarse de algo inhospito para ellos y ellas, que
no irreal, sino porque tal vez tocaba un nudo demasiado cercano a la propia
esencia del ser humano. Un nudo que voy descubriendo que atenaza a
muchas mujeres y hombres en la actualidad y que no ofrece tregua, de
momento.

En la bibliografia recomendada por usted he leido una frase que me ha


calado hondo. Al principio, solo me llego a lo mas exterior de este "hondo"
que poseemos, despues hasta su parte mas intima, todo lo cual me ha
permitido descubrir por que me matricule en su asignatura. La frase es: "la
mujer no tiene nada de que reirse cuando se hunde el orden simbólico",que
es de Julia Kristeva. Por supuesto, he tenido que descontextualizarla, pero
creo que ha valido la pena para que yo pudiera entender que paso dentro de
mi y con mi vida, ahora, pronto, hara cuatro años.

Soy madre de tres hijos y una hija, de edades que cumpliran este año, 26 el
mayor, el segundo de 21, la niña de 19 y el pequeño de 9 años. Mi segundo
Silvia Masagué Solé. El orden simbólico de la madre no es una elección 1

hijo, sufre de psicopatia; fue diagnosticado de trastorno limite de la persona-


lidad -a 10s 13 años-, pero ha ido evolucionando hacia una personalidad
antisocial. Es muy inteligente, casi un genio, pero es tambien muy incapaz
de sentir compasion por nadie, que no sea e1 mismo. Mi pobre hijo es un I

"ombligo" de metro ochenta y cinco de altura y unos ciento veinte kilogra-


mos. Ignoro si usted conoce algo de esta enfermedad, que no es locura
porque no pierden el contacto con la realidad -10 que si ocurre en la
psicosis, esquizofrenia, etc.-, pero a grandisimos rasgos le diré, para que
tenga una idea ligera de por donde van 10s tiros, que un enfermo de este tipo
destruye el nucleo familiar y cualquier estructura social que encuentre a su
paso. Se trata de personas, que no pueden controlar su impulsividad, que
no sienten remordimiento ante una mala accion propia y cuya capacidad de
aprender del error es, practicamente, nula puesto que son incapaces de
reflexionardebido a sus constantes pulsiones. Estamos hablando del orden
de: "quiero una moto" y tu intentas explicarle, que no tienes dinero, que eso
es una decision importante a tomar y por ello antes se debe pensar, que sin
trabajo ni perspectivas de futuro del mismo no es viable, etc. Y al cabo de
horas, te llaman de la comisaria de policia donde se encuentra detenido por
haber robado una motocicletao ciclomotor. Hablamos del orden de amena-
zarme y a veces mas que, amenazarme de muerte con cuchillos u otros
objetos, si no le doy dinero o lo que pida en ese momento. Hablamos de
hacerse cortes por todo el cuerpo con un cuter y pedirle que pare y que me
explique el porque de esa conducta, decirle que me permita intentar
entender que hace y el, apenas balbuceando, decirme que necesita cortar-
se para sentirse vivo, porque siente un vacio dentro de si, tan negro y
profundo que le provoca un horror del cual no sabe como deshacerse.
Hablamos de clavarle un cuchillo en la pierna a mi hija cuando esta contaba
12 años y e1 13, de tomarla a ella como la diana perfecta donde vomitar sus
ansiedades y coleras. Hablamos, quizas de cosas que son muy dificiles de
explicar, no como son u ocurrieron, sino como te hicieron sentir en aquel
momento y como te sigues sintiendo ahora, a pesar de una mayor distancia
de indole temporal, cuando lo recuerdas. Mi compañero, su padre, peleaba
con el en un intento de recolocar todas las cosas, de nuevo, en su sitio. En
casa, se vivia un verdadero infierno. Era tal el espanto que producia sentir
en el propio interior como resonaba la palabra hogar, que yo durante dos
- DUODA. Estudis de la Diferencia Sexual. num 31-2006

años, cuando llegaba a casa, con el telefono movil debia despertar a mi


marido -yo trabajaba en horari0 nocturno y el, diurno- pues con la llave
rozando la cerradura era incapaz de atinar y abrir la puerta. Pero puedo
asegurar que era un temblor distinto al que produce el miedo o el pánico;
era un temblor existencial, que reflejaba como todo a mi alrededor se
desmoronaba y yo no queria que ocurriera; sin embargo, mi deseo me
ignoraria un dia mas y yo solo podria observar como sucedia. Antes de
entrar en casa, sabia a ciencia cierta, que ese dia tambien se me escurriria
entre 10s dedos, pero no como la sensacion agradable que puede dejar el
agua fresca. No. Lo haria, como si fuera un mucilago maloliente que al
escaparse de mis manos quisiera arrastrar mi alma tras el.

Asi fue como empece a sentir esos "tirones" que ya no me abandonarian


hasta el final, mi final. Cada dia, poquito a poco, comence a sentir mas;
despues, cada vez eran mas violentos. Cada vez que sentia un "tiron" veia
como mi cuerpo y mi alma pugnaban por coincidir uno con otro y es que
ahora, empezaba a sentir la division que me pedia todo lo que me rodeaba:
mi compañero, mis hijos e hija, mi familia, la de mi pareja, pero tambien la
sociedad occidental y el sistema que la sustenta. Ellos y ellas querian todos
algo de mi, lo esperaban, aunque yo aun no sabia que era. Lo intuia, pero
como no podia creerme esa peticion, me limitaba a dejarla asomar de vez
en cuando en mi mente. La consideraba, realmente, y creo que aun sigo
haciendolo, del todo obscena y perversa. No se si podria definirla como una
peticion muda antinatural, lo que si se es que para mi era y es contra mi
propia naturaleza, contra la esencia de mi ser. Este era y es el nudo. O al
menos es como yo lo interprete.

Aquí, inicie sin saberlo, el descens0 a mis infiernos, a la soledad y aisla-


miento de mi averno particular, al cual no le robe ni un centimetro de
decoracion. Un lugar, que durante cierto tiempo, fue el unico que considere
seguro para mi; donde me sentia como en casa, como en mi verdadero
hogar.. . -¡que paradoja! jverdad?-

Mi hijo empezo a presentar mas reacciones violentas, mas conductas agre-


sivas, provocadoras y desautorizantes. Asi fue como el clima familiar se fue
Silvia Masague Sole. El orden simbolico de la madre no es una eleccion

enrareciendo, absolutamente, y la tension, por el miedo a topar a cada


instante en cualquier recoveco del piso con la patente violencia, contamino
todos y cada unos de nuestros instantes. La situacion descrita fue negando-
me mi espacio como mediadora -madre mediadora, compañera mediado-
ra y a veces al reves, compañera mediadora, madre mediadora-. Este
hecho, que ocurrio sigilosamente, marco el hundimiento de mi propio orden
simbolico -todo aquello que yo habia construido con las referencias de mi
vida, escogidas libremente por mi, para elaborar dicho orden-, cansinamen-
te caia por doquier. Yo sentia como se caia, como lo iba perdiendo a mi
paso -10 sentia bajo la sensacion que yo tenia de estar viviendo una
pesadilla, de la cual sabia que ya nunca iba a despertar-. El "tiron" que esto
me producia, aunque yo alin no lo supiera, provocaba que intentara
explicar10 en palabras, pero no podia. El ahogo que sentia en mi garganta
cuando intentaba hablar era tan vertiginosa, que muchas veces pensaba
que me desmayaba o paraba de respirar. Ahora, se que ese ahogo fue
producido por la violencia. Ella fue la que se110 cada intento mio de
verbalizar mi sufrimiento; unas veces lo hizo bajo 10s gritos de mi hijo, otras
veces utilizo a otros y otras. El desastre era siempre el final.

Ninguno, ninguna se dieron cuenta de lo que me pedian; solo despues lo


hicierony ni aun asi se volvieron atras, porque ellos y ellas creyeron que su
peticion era de derecho, legitima y la mejor solucion para todos. Todavia,
ahora, lo creen. Mi compañero, alguna vez, empieza a verlo como yo: como
una solucion final contra naturaleza, contra la propia esencia y razon, qui-
zas, de ser.

Bastante antes que ellos y ellas percibi lo que me pedirian. Yo, ya hacia
mucho tiempo, años, que debido a la enfermedad de Israel no controlaba
nada o casi nada de mi vida y, la verdad es que tampoc0 me preocupaba
demasiado. No es que me sintiera excusada por la enfermedad de mi hijo,
sino que pensaba que la misma -por su propia idiosincrasia- requeria de
ese descontrol. Lo habia asimilado tanto, que para mi lo contrario era como
padecer acne, pero sin pustulas -un sin sentido, cualquiera-; sin embargo,
durante el ultimo año -el de transito de la minoria a la mayoria de edad de
mi hijo, en el cua1 la espiral de violencia se recrudecio hasta limites, verda-
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deramente, impensables-, la palabra descontrol era un recuerdo antedilu-


viano en relacion a lo que ocurria en nuestras vidas. Esa espiral, sencilla-
mente, me absorbio y empece a girar, y a girar y en cada giro habia mas
descontrol, mas dolor, mas sufrimiento, ahora, ya del todo inhumano.

Las quejas fueron apareciendo, primero,timidamente, pero en poc0 tiempo


con una contundencia que formo, para siempre, un eco en el interior de mi
cerebro. Mi pareja se quejaba. Mi hija se quejaba. Y el resto de la familia
política y propia, tambien se quejaba. Muchos y muchas se quejaban, y
unos pocos y pocas lo soportaban. Senti esas quejas como si se tratara de
un haz de luz expandido, de lacerante y lesivo laser, que iba concentrando-
se en un solo punto que señalaba el centro de mi frente. Ahora, la queja ya
no era del orden intuitivo, sino que era veraz y beligerante. Consistia en
elegir. Debia elegir entre mi hijo y el resto del mundo, es decir, mis otros
hijos y otra hija, mi esposo, mi familia, mi, etcetera. Y yo, sencillamente, no
queria hacerlo, solo de pensar10 se me encogia el corazon de tal manera,
que me dolia de verdad. Es que no podia. Y no queria. No deseaba esco-
ger. No tenian ningun derecho a pedirmelo y ademas, yo consideraba que
no era lo propio. A nadie le preocupaba que yo pudiera sentir libertad plena
ante algo asi. Es que ni siquiera se daban cuenta de lo que yo pensaba o
sentia.

Ellas y ellos, como ya he dicho antes, no eran conscientes de su peticion,


puesto que al fin y al cabo quedaba enmascarada tras la caratula del "asi no
se puede vivir", "esto no hay quien lo aguanten,"sin el todo seria distinto".
Y.. ., y era cierto, lo se. Con el no podiamos tener dinero en casa porque lo
tomaba prestado sin permiso o se vendia su ropa, el reloj, el telefono movil,
vaciaba las huchas de sus hermanos, etc. Y cuando empezo a consumir
toxicos esto fue en aumento, al igual que su propia violencia y la que gen*
raba a su alrededor. Mi hijo tiene la virtud de sacar fuera lo peor de cualquier
ser humano. Mas, la caratula de la pelicula era de esas que tiene trampa y
detras vivia la escision, la fractura, la rotura total con todo lo que yo creia,
con mi mundo simbolico: el cual no estaba Únicamente tejido de lo enseña-
do o aprendido, sino de lo vivido y sobretodo de lo sentido, de lo sentido en
cada instante de vida. De lo propio vivido y que para bien o para mal queda
Silvia Masague Sole. El orden simbolico de la madre no es una eleccion

inscrito en nuestro interior mas interior.

En una actitud consciente tome esa pelicula, pero la deseaba tan solo "en
alquilei', no pensaba "comprarmela". Y esa decision era el fruto de mi
voluntad de mediar en el conflicto; sin embargo, no todos 10 veian de la
misma manera. Mi pareja creia en algunas ocasiones que su manera de ver
el conflicto era la mejor, pero obviaba que su manera, quizas, era excluyen-
te respecto a mi. A ambos nos pudo el patriarcado. Y desaparecio mi espa-
cio y con el todo sentido, toda razon para mi, de vivir o hacer nada, que no
fuera negarme a elegir entre mi hijo y el resto de lo que fuera.

Odiaba a mi hijo, lo aborrecia por lo que se estaba haciendo a si mismo y


por lo que me estaba haciendo a mi y a 10s mios 'que queria de mi? ¿Por
que deseaba llevarme el tambien al limite? No podia entenderle. 'Por que
debia yo sentir sentimientos tan contradictorios delante de mi hijo, cuando
teoricamente, un hijo siempre debe despertar amor? EI, a menudo, ya me
decia gritandome hasta la saciedad: "iEstBs locaaaa!". No se. Tal vez tenia
razon. Estaba loca de sufrimiento. Estaba loca porque la fractura de mi
mente provocada por mi afliccion ya comenzaba a dolerme demasiado.
iHubiera sido todo tan facil si el hubiera querido tomar su medicacion! Pero
escogio no hacerlo.

Queria, necesitaba y añoraba olvidar. Olvidarme de la realidad patente de


que nada tenia significado en mi casa. Pero ello tambien era un pecamino-
so lujo. La realidad que generaba mi hijo no daba tregua, ni un segundo
para reposar ni un minuto para olvidar. Se me exigia el sacrificio de un hijo
por el bien comun de todos, en beneficio de 10s demas. Y yo, queria solo
olvidarme. Es que no podia creermelo. No podia dar credito a lo que veia
con 10s ojos de mi esencia. 'Como era posible que nadie se diera cuenta de
lo que se me estaba pidiendo? Pero ¡si eso no se le puede pedir nunca a
una madre! Y en este giro de la espiral, sali disparada y me perdi. Desperte
en mi averno. No recordaba nada. No me interesaban 10s recuerdos. Habia
decidido. Yo, no elegiria. Y me intente suicidar.. . el resto, pues un ingreso
psiquiatricoy el inicio de la segunda etapa de la pesadilla. Nunca sabre que
parte fue mas pavorosa, mas escabrosa.
DUODA. Estudis de la Diferencia Sexual. num 31-2006

Para la psiquiatriay la psicologiaconvencional, en realidad no era importan-


te como me sintiera yo, sino el número de casilla del DSM que se podia
rellenar con mis sintomas. Es una especie de bingo, de juego de loteria:
tristeza, ansiedad, dificultad de conciliar el sueño, perdida de apetito
=etiqueta numero uno, depresion; si, ademas de 10s sintomas anteriores
hablas con la Virgen o con 10s extraterrestres= etiqueta número dos,
esquizofrenia; si, ademas de todo eso, te sientes perseguido y crees que
corres peligro= etiqueta número tres, esquizofrenia paranoide. En funcion
de la casilla que haya salido en la "bola" te recetaran una medicacion u otra.
Asi, debes mejorar. Aunque al principio, a lo mejor empeores. Y jcomo vas
a mejorar si nadie se muestra preocupado por lo que sientes? jComo es
posible que con tanto avance científic0 nadie se haya dado cuenta de que el
alma puede llegar a dolerle mucho a un ser humano? Para ellos, cuerpo y
alma no son un todo, algo unido, sino que van por separado y se les trata
medicamente, por separado; sin embargo, (al menos, yo), cuando me duele
el alma, lloro con 10s ojos del cuerpo en un compas modulado y unisono. No
puedo separar esas dos partes, a pesar de 10s intentos del sistema para que
lo aprendiera, pero es que para mi, a veces es especialmente difícil e
incluso imposible. Es como si me pidieran que me escondiera de m i misma.
O que jugara al escondite con ambas partes: ahora toca ser alma, ahora
toca ser cuerpo.. . iQué fatiga! iQué locura!

Me di cuenta de que me pedian que fuera hipocrita. Había topado con el


sistema. Y este no entiende de sensaciones y sentimientos; su lenguaje
cautivador habla de dias de baja laboral que se resumen como perdidas
para la empresa y el Estado y, ademas, detras de esto hay otro lenguaje
mas perverso y prepotente, que es el que subliminalmente acompaña o
forma parte de la estructura abstracta de ciertos mensajes que se nos
comunican. Y de 10s cuales una obtiene la clara conviccion de que tiene que
ponerse "buena" lo antes posible y hacer, por supuesto, lo que indique el
sistema, siempre. Porque es lo correcto y lo que toca por derecho. Y
porque, ademas, hacer lo contrario puede suponer ser rechazada por
mucha gente. No hay lugar, aquí, en Occidente, para la diferencia escogida
libremente, ni tampoc0 para la no elegida.
Silvia Masague Sole. El orden simbolico de la madre no es una eleccion

Antes tenia un problema: mi hijo. Ahora, tenia dos. Mi hijo y la sociedad que
me rodeaba.

No iba a dejarme engañar. Ya sabia lo que habia. Asi pues, lo mas inte-
ligente por mi parte era ponerse lo antes posible "buena": ser merecedora
del alta medica y volver a trabajar y a vivir como si nunca hubiera pasado
nada. De veras, la propuesta de este nuevo cuadro escenico para mi vida
me parecia mas irreal que Alicia en elpak de las maravillas, y grosero e
irrespetuoso conmigo y mis seres tan amados. Yo me sentia como el
protagonista de La Metamorfosis de Kafka (jcuánto he pensado en el.. .y
pienso en el!); sin embargo y ademas de tener papeles, pagar impuestos,
votar, se me decia como debia sentirme. El sistema me revelo el presente
en relacion a mi libertad (libertad femenina, es decir, en relacion a como yo
decidia sentirme cada segundo de mi vida durante lo que me quedase de
tiempo para alcanzar la eternidad) y mi futuro en relacion a mi sufrimiento.
De repente, el sistema social se habia ataviado como un mag0 y no cesaba
de realizar pronosticos acerca de mi. Mientras enarbolaba su varita me
susurraba constantemente: "La suerte esta echada. He decidido cuando te
sentiras bien y cuando no. No oses desobedecerme ni desafiarme".

Mi hijo, al cumplir la edad legal de voto, se marcho de casa sin destino ni


presupuestos para una vida, su vida. Nosotros nos alegramos -y ya he
sentido toda la verguenza y dolor que puede sentir una madre por permitirse
alegrarse por la marcha de un hijo enfermo-. Tambien nos apenamos
muchisimo, sabiamos antes que el que no saldria adelante solo, sin noso-
tros; pero en seis años de peregrinaje por institucionespsiquiatricascon el,
aun no habiamos conseguido incapacitarlejudicialmente, pues era menor
de edad y habia que esperar... ¿Esperar a que? ¿A que se autodestruye-
ra? ¿A que destruyera otra vida distinta de la suya?

Ha pasado el tiempo. Ha seguido llegando el invierno, la primavera, el


verano, el otoño y de nuevo el invierno... Los ciclos vitales se han cumplido,
a pesar de mi dolor. Cada dia, varias veces, me he acordado de mi hijo. Lo
he encontrado a faltar y me ha dolido mucho no tenerlo a mi lado, porque se
que me necesita y yo le necesito. En todo este periodo, hemos acumulado
DUODA. Estudis de la Diferencia Sexual. num 31-2006

dos ordenes de alejamiento, que a el no le sirven para nada y que a


nosotros nos permiten mal vivir, un poc0 mejor. No hemos cesado de im-
plorarle al sistema un juicio para obtener su incapacitacion. A finales de este
mes se celebra una vista. Quizas la concedan, quizas no. Lo que esta claro
es que con las dos ordenes que le prohiben a el acercarse a nosotros, no
nos van a dar su custodia; tal vez se haga cargo una fundacion. Da igual,
nos han dicho que hasta que transcurra el tiempo marcado por las ordenes " 2

de alejamiento (dos años) no podremos ver a nuestro hijo aunque este


incapacitado judicialmente en una institucion, pues la sentencia de un juez
es irrevocable-al parecer, de orden divino, casi-.

Recuerdo que cuando empece a pedirle ayudas al sistema para poder


gestionar la conflictividad de mi hijo, me dijeron que no habia de nada para
estos enfermos, que todo estaba por hacer... Fue cuando empece a
sentirme distinta de 10s demas, porque yo vivia una circunstancia diferente y
el sistema me remarcaba que iba a seguir siendo asi, siempre. Aquí c*
menzo mi metamorfosis. Despues al hablar con otras personas: familia,
amigas y amigos, compañeras y compañeros de trabajo, vecinas y vecinos,
conocidas y conocidos, yo, sin querer, hablaba de mi problema, como fos
demas me explicaban 10s suyos. Sin embargo, la gente en nuestra socie-
dad ha acabado banalizandolotodo y estan absolutamente convencidos de
que solo sus problemas son importantes, motivo por el cual me di cuenta de
que huian ante mi presencia. Se que llegaron a decir que yo siempre
hablaba de lo mismo. Me senti, creo, igual que el protagonista de La Meta-
morfosis cuando sus padres ya no le permiten que salga de su habitacion y
le echan la comida en lo que han elegido y convertido en su mundo -no el,
sino otros que creen tener autoridad para hacerlo, cuando lo unico que
tienen es el poder que les ha otorgado ese propio individuo con su vehe-
mencia-, en su espacio. Esta situacion me causo tanto y tanto dolor, me hizo
sentir tan aislada, tan alejada de mi propia especie, que entonces pense
que yo ya no queria, despues de mi metamorfosis, salir nunca jamas de mi
habitacion, porque aceptaba la condicion de diferente. Ahora ya la amaba.
La mia y la de mi hijo; sin embargo, no iba a tumbarme de espaldas para
dejarme morir como un escarabajo, por mucho que le molestara al sistema,
precisamente, que no lo hiciera. No. Esta vez, ya no. Eso lo estaba consi-
Silvia Masague Sole. El orden simbólico de la madre no es una elección -

guiendo el poder social con muchos seres humanos sin que ellos mismos,
siquiera, lo apreciaran de manera consciente.

No. Yo iba a sentir el dolor que tuviera que sentir e iba a seguir viviendo con
el. Aunque, a veces, como estos días, me duela mucho, porque mi hijo ha
tenido un accidente en el que se ha hecho mucho daño y no he podido salir
corriendo a verlo. Legalmente, no puedo ni debo hacerlo. iCuán cierto es
que la relacion desde el poder no tiene nada que ver ni intercambiar con el
hecho de relacionarse desde el amor!

Es demasiado probable que mi hijo, por su impulsividad, muera joven y de


manera traumatica, y me resulta vergonzoso y vergonzante que un sistema
sanitari0 se preocupe de "prepararme" psicologicamente para el probable
evento y no tenga ni la mas mínima intencion de montar una red asistencial
y sanitaria para estos enfermos. Por ello, me suena insultanteoir 10s discur-
sos del terrorismo mediatico, que para lo unico que sirven es para lograr
alienar mas a una sociedad ya de por s i enferma mental; y que siguen
envenenando, impudicamente, con sus mentiras, las mentes de 10s habi-
tantes de Occidente, ante la diferencia. Diferencia de cualquier tipo.

Me va a seguir doliendo el alma el resto de mi vida. Lo se y lo acepto. Lo


acepto porque escojo libremente, yo, hacerlo asi. Y no pienso ir escondien-
do 10s crujidos que produce mi pena, porque esa es, al menos ahora, la
autentica musica de mi corazon. No voy a acallar el sentimiento y la emo-
cion, porque ambos suben y bajan de tono, segun la partitura que hace
sonar mi alma y ni puedo, ni quiero hacer enmudecer.

Para finalizar, es mi deseo explicarle que me matricule en su asignatura


pensando que tal vez descubriria, por ejemplo, porque la mayoria de
profesores del sexo masculino no ofrecen una bibliografia que incluya mu-
jeres, aunque solo sea una. Tambien pense que podria saber como habia
ido evolucionando el movimiento feminista y hacia que. Mas, sinceramente,
jamas se me ocurrio imaginar que podria ponerle nombre al proceso interior
que me habia tocado sentir y vivir. La asignatura me ha ayudado a nombrar
mis emociones y sentimientos, y este proceso, a su vez, al reconocer la
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veracidad de 10s mismos, me ha permitido reordenar 10s espacios dentro de


mi. Era, como le diria, le hare un paralelismo, era como si yo solo poseyera
"intellectus amoris" y la sociedad no le diera el visado de autenticidad, ya
que solo es veraz su vision desde el "intellectus rationis". Sin embargo, mi
corazon no atiende a razones. Ahora sé que quizas no es ni "logico" ni
"legitimo" ni "licito" que me duela el alma tanto, pero tambien se que no es el
producto de mi imaginacion. No me lo imagino, simplemente me duele. Y ya
esta bien asi.

Lamento no poder compartir con otras y otros mis sentimientos. La mayoría


no quieren escucharlos. No saben que nadie esta exento de sufrir dolor. Un
dolor que te pueda. Mi propio medico de cabecera me ha insinuado que
busque una asociacion de familiares de enfermos mentales y que asista
con periodicidad a sus reuniones para hablar de mi sufrimiento. ¡Pobre
hombre, pobre obra del sistema! iQué maravilla de ofrecimiento! Acudes a
una sesion semanal de la asociacion de familiares correspondiente, de
17:OO a 18:OO horas y allí, y solo allí, tienes tu espacio para exteriorizar tu
afliccion y sus causas y sus consecuencias. Es decir, el resto de la semana
controlas el dolor de tu alma y no lo percibes, y por supuesto ni lo de-
muestras ni en el trabajo ni en ningun otro espacio vital, solo lo haces allí.
Solo te dejamos ese espacio para sentir tu diferencia, donde hay otros y
otras como tu. Asi, no causas molestias ni perjuicios. Mi medico no sabe,
realmente, que me esta proponiendo. EI me propone que sea una maquina.
Es otra vez la misma cantinela de ahora toca cuerpo, ahora toca alma, y
vuelta a empezar.. . una y otra vez. Yo no puedo fragmentarme, continua-
mente, asi.

No soy o cuerpo o alma. Solo, soy. Y su manera concreta de impartir esta


asignatura dentro de una estancia bien amueblada del poder, me ha
permitido contemplar en una "epifania de la realidad" que merece la pena
aceptar y, si fuera necesario, reivindicar, ese ultimo extremo. Le doy
gracias, por ello.
Silvia Masague Sole. El orden simbolico de la madre no es una elección

Nota:

1. Este texto era el que queria presentar en clase de la Dra. M.-Milagros


Rivera Garretas de la asignatura La diferencia sexual en la historia, en la
Facultat de Geografia i Historia de la Universitat de Barcelona, y lo habia
titulado: "Carta a una profesora. A pesar de mi dolor".

Fecha de recepcion del articulo: Noviembre 2005. Fecha de aceptacion:


Enero 2006.

Palabras clave articulo: Orden simbolico de la madre, dolor, trastorno limite


de la personalidad, personalidad antisocial, mediacion, madre mediadora.

Key words: Symbolic order of the mother, pain, borderline personality


disorder, personality anti-social, mediation, mediating mother.

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