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Flaubert Bovary

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GUSTAVE FLAUBERT

MADAME BOVARY

I.- CARACTERÍSTICAS

Flaubert es un autor especial con una relación singular con los dos grandes movimientos
estéticos con los que convivió: Romanticismo y Realismo.

Por una parte es un autor antirromántico, en el sentido que intenta la supresión del YO escritor,
evita poner nada suyo en sus obras para lograr la objetividad sin opiniones. Sin embargo, es un
esteta impenitente que no se siente reflejado en las obras del resto de escritores realistas. “El
arte no es la realidad” escribe a Huysmans en 1879.

Flaubert escribe para escapar del horror de su vida diaria. La belleza de una frase bien
construida le salva de la fealdad y de la hipocresía del mundo que le rodea.

En algunas obras Flaubert buscará la Belleza en la fantasía; pero sus obras más acabadas son
aquellas en las que combate la vulgaridad y la estupidez poniéndolas en contraste con el ideal.
Su meta es llegar a la serenidad en la contemplación objetiva, sin amor ni odio, ni opiniones
personales.

Sus primeras obras se enmarcan dentro de la estética romántica. El fracaso de La tentación de


San Antonio le llevó a una reorientación de su modo de plantear la literatura que le conduciría a
Madame Bovary en 1856.

Salambó (1862) es una novela de corte histórico. Presenta una elaboradísima reconstrucción de
la historia de Cartago que él vivió como un antídoto contra el exceso de realidad de Madame
Bovary y los quebraderos de cabeza que le había proporcionado.

La educación sentimental (1869). En su juventud había realizado un primer esbozo de esta


historia. Muestra una historia de amor en la que no llega a consumarse el adulterio.

II.- MADAME BOVARY

La perfección del estilo que Flaubert demuestra en esta obra contrasta con la realidad sórdida
que retrata y demuestra que no hay ningún tema que no pueda ser tratado artísticamente porque
el estilo trasciende la vulgaridad de la historia.

Flaubert concibió a Emma como “una mujer de falsa poesía y falsos sentimientos”. Sin
embargo, su plan de objetividad le lleva a hacer un estudio fascinante de un ser, a priori, sin el
menor atractivo y, también, a defender su creación de la falsa moral y la hipocresía de la
sociedad burguesa ante los tribunales franceses.

Flaubert era un gran cervantista, admirador y lector muy temprano del Quijote y en Emma hay
un correlato de esta figura. La novela es literatura contra la literatura pues Emma es una víctima
de esas lecturas. Sin embargo don Quijote tiene una nobleza de la que Emma carece. Los dos
son seres inadaptados a causa de su imaginación desbordada por las lecturas.

Flaubert hace un esfuerzo enorme para identificarse con una figura a la que él considera una
cursi de medio pelo. Sin embargo se identifica con ella para mostrarla sin juicios ni
comentarios.
El ideal de Flaubert necesitaba de un autor invisible y así es en la mayor parte de la obra. Sin
embargo sí está presente en la obra:

– A través de ese “nosotros” que narra el primer día de clase de Bovary.

– A través del retrato ridículo de Homrais a quien ataca sin piedad.

El autor centra todo su interés en el análisis psicológico del personaje de Emma.

Las fuentes que manejó Flaubert para la creación de esta historia son reales y literarias. Por una
parte Flaubert se inspiró en una historia real y en una novela autobiográfica (Les Memóries de
Madame Ludovica).

Pero también le sirvieron de modelo obras de otros autores: por ejemplo Balzac, de quien
admira su inventiva pero rechaza su falta de estilo y del que le separa su profunda falta de fe en
la humanidad que se opone al optimismo de Balzac. Y, sobre todo, Cervantes pues no
olvidemos que Emma es una variación de la locura de la literatura de Don Quijote.

Los personajes de Flaubert carecen de voluntad. Están sometidos al instinto y al empuje de los
acontecimientos. Por este motivo Madame Bovary ha sido descrita como la novela de la
fatalidad y también del fracaso y la frustración. Carentes de voluntad para oponerse y
enfrentarse a la vida los personajes caminan hacia el caos y la muerte.

Estructura.- La obra se divide en 3 parte:

– I parte: aunque la obra comienza con la presentación del personaje de Charles


(su infancia, juventud y primer matrimonio) esta parte se centra en el estudio
psicológico de Emma, en las decepciones de su vida conyugal. La narración
tiene un ritmo muy lento.

– II parte: se produce tras el cambio del domicilio del matrimonio. Muestra la


evolución psicológica de Emma tras conocer a Rodolphe. También se
caracteriza por la lentitud del desarrollo sólo roto por el frustrado intento de
fuga.

– III parte: episodio de Léon. Los cinco primeros capítulos muestran el mismo
desarrollo lento que el resto de la obra. La aventura con Léon es una luna de
miel para Emma y el relato se centra en su retrato psicológico. A partir del
capítulo 6 la acción se precipita y en apenas 4 capítulos se produce el suicidio y
entierro de Emma y la muerte de Charles.

Tiempo y espacio: el tiempo es diverso en la obra. Encontramos escenas que se desarrollan con
enorme morosidad y otras que transcurren de manera vertiginosa. El relato tiene un tiempo
objetivo que comienza en 1828 cuando Charles sufre la humillación de su primer día de clase.
En 1838 se casa con Emma y, después de ocho años de matrimonio, Emma se suicida. Charles
muere después.
El tiempo recibe un tratamiento circular en la obra: parece que la acción no avanza. Se utiliza el
imperfecto de indicativo para transmitir hechos que son habituales, dando pie a la reflexión de
los personajes. El uso del presente de indicativo contribuye también a un tratamiento
inmovilista del tiempo, parece que todo se reduce a un cuadro plástico sin referencias
temporales.
También está presente el tiempo de los personajes (algo que posteriormente con la obra de
Proust se convertirá en una de las revoluciones técnicas de la novela). Se trata de la percepción
de los personajes del tiempo, a través de sus deseos, ilusiones y fracasos.

El espacio no es un mero escenario en el que transcurren las acciones de los personajes. Emma
se ahogada en su ciudad natal, del mismo modo que se ahogará en Yonville. En este sentido se
mitifican espacios como París o Rouen, símbolo de la libertad y del amor. Las descripciones de
los espacios son también explicación de los personajes que interaccionan en ellos, que sufren su
opresión o centran en ellos sus esperanzas.

CARACTERÍSTICAS DEL ESTILO

Se ha señalado la importancia que para Flaubert tenía la estética, la capacidad de crear belleza a
través de la palabra aunque el tema desarrollado no parezca, en principio, digno de tratamiento
literario. Para Flaubert fondo y forma son indisociables.

El estilo en Flaubert no es sólo la preocupación por la lengua, sino la estructura, organización de


la materia narrativa, del tiempo, etc. Flaubert era un escritor lento precisamente por esta
minuciosidad en la expresión, la cual le llevaba a corregir y repasar constantemente lo escrito.

Esta preocupación por la estética así como su afán de objetividad y de retratar la realidad hacen
necesarias unas descripciones minuciosísimas. Es destacable su preocupación por crear la
sensación de plasticidad tal y como lo muestran la profusión de imágenes visuales y adjetivos
que expresan matices de color.

También se preocupa por hacer una prosa casi poética donde aspectos como el ritmo y la música
son fundamentales.

El deseo de objetividad e impersonalidad exigen documentación previa. Flaubert consultó no


solo manuales y libros de medicina (recordemos la operación de Hippolyte o la minuciosidad de
la descripción de los síntomas del envenenamiento), sino también procedimientos legales y
judiciales (procesos por deudas, embargos…). El autor parece estar ausente de la obra y los
personajes se muestran producto de la herencia, el medio y las circunstancias.

Ligado a este deseo del autor de permanecer al margen de los personajes, sin juzgarlos,
mostrando únicamente su comportamiento trae como consecuencia la ausencia de tesis
moralizante. Las conclusiones deberá extraerlas el propio lector porque los hechos hablan por sí
mismos y no necesitan que nadie los interprete.

NARRADORES Y TÉCNICAS NARRATIVAS

La meta de la objetividad solo es alcanzable cuando los hechos se nos presentan de manera que
nos ofrezcan el mayor grado de información sobre el personaje, sus sentimientos, reacciones,
intenciones, deseos y temores, renunciando a la subjetividad del sujeto que cuenta. Por ello
Madame Bovary refleja las técnicas propias de la novela realista:

a.- narrador omnisciente en 3ª persona. Es el narrador predominante en el relato. Describe tanto


el mundo interior como el mundo exterior de los personajes. Es un narrador invisible y objetivo
que informa sin juzgar. No obstante en algún episodio se le escapa algún juicio o saca
conclusiones. Esto tal vez sea un fallo en la construcción de la novela.

Sin embargo no es el único tipo de narrador que encontramos en la obra:


- Narrador en 1ª plural. En el inicio de la obra. Ese “nosotros” es sin duda trasunto
del propio Flaubert que en este episodio echa mano de sus propios recuerdos.
- Narradores personajes. A través de los monólogos y los diálogos los personajes se
convierten en narradores. Lo que el personaje dice de sí mismo, lo que dicen de él y
lo que él pueda decir de los demás es una fuente fundamental de información y es
clave para su comprensión. Además el personaje habla directamente, sin posibilidad
de que su discurso pueda ser manipulado por el narrador.

La alternancia de narradores permite variar las perspectivas y dota de movilidad al relato en el


espacio y el tiempo.

b.- importancia de las descripciones. Los detalles físicos de los personajes y de su entorno
encierran también una información valiosísima acerca del mundo que quiere reflejar la novela.
Por ello en la novela realista las descripciones tienen una importancia vital. En ocasiones los
objetos adquieren un carácter simbólico que trasciende su mera materialidad. Recordemos a este
respecto la gorra de paleto de Bovary, la billetera del vizconde o la cesta de albaricoques, ambos
son para Emma símbolos de su fracaso (la timidez y la soledad del joven estudiante en su primer
día de clase, la vida a la que aspira Emma y que nunca podrá tener, el amor y la fe traicionados
por un falso amante…). Este carácter simbólico seguramente sea una traición a la objetividad,
pero Flaubert en este caso se deja arrastrar por su fuerza estética, al igual que después hará Zola
en alguna de sus obras naturalistas donde el positivismo es, en principio, incompatible con el
símbolo.

c.- Combinación de diferentes discursos: en la I parte predomina la descripción; en la segunda el


diálogo y en la tercera la narración.

d.- Innovación técnica: uso del estilo indirecto libre. Flaubert hace de este recurso (cuyos
antecedentes hay que buscarlos en la narrativa de Laurence Sterne, entre otros autores) uno de
los ejes fundamentales de su obra. Es un recurso que garantiza la objetividad pues permite tener
acceso directo “a lo que piensa el personaje”, no únicamente a lo que dice o a lo que hace. Esta
técnica supone un acercamiento tal de narrador y personaje que ambos se confunden (ej.-
“Abandonó la música. ¿Para qué tocar?”). Este recurso es esencial para narrar la intimidad del
personaje y crear una mayor sensación de verdad. La palabra del personaje se inserta sin el
consabido verbo de lengua dentro de la palabra del narrador, manteniendo al mismo tiempo la 3ª
persona del discurso.

TEMAS

a.- el adulterio.- Es el gran tema de la novela y es el causante del escándalo y del juicio al que
obra y autor fueron sometidos. El adulterio es un tema preferido por la novela realista debido a
que es una realidad que explica la hipocresía de la sociedad burguesa, así como la insatisfacción
a la que conducen unas leyes que deben ser cumplidas, en apariencia, por todos. El problema de
MBovary es que se centra en el estudio de los deseos insatisfechos de una mujer. Es una mujer
quien se atreve a buscar la felicidad fuera del matrimonio, descuidando sus deberes de esposa y
madre, causando la ruina económica de la familia, el desprestigio social del esposo. Esto es lo
verdaderamente escandalosos en la obra.

b.-la sociedad burguesa.- Emma vive en un mundo hostil. Debe esconder sus sentimientos no
solo de su marido, sino del mundo. El temor a ser descubierta es constante en Emma durante sus
encuentros con Rodolphe, pero también forma parte de su encanto. La presión que la educación
burguesa ejerce sobre Emma la lleva al disimulo, al remordimiento, a intentar disfrazar su
insatisfacción con el misticismo, la falsa abnegación o el instinto maternal. Por otra parte la
sociedad burguesa se aprovecha de su debilidad (el comerciante no tiene el más mínimo
escrúpulo en fomentar el despilfarro de Emma y en mandar ejecutar la orden de embargo que
supondrá la ruina económica y social para la familia entera). Al final Emma es destruida por el
mundo, la moral debe salvaguardarse; la justicia, seguir su camino.

c.- la literatura.- Emma, como Don Quijote, es una víctima de la literatura. Los ideales
adquiridos en sus lecturas la convierten en una inadaptada social y la conducen al desastre. Al
no estar dotada de la altura de miras y la grandeza moral de don Quijote, Emma se degrada y se
destruye como ser humano, de modo que el suicido es la única salida (también la más
novelesca) para ella.

PERSONAJES

EMMA

Sin duda es el personaje central de la obra. Flaubert se centra en ella, focaliza sobre ella su
narración. Es el centro de interés. El problema de Emma es que ha recibido una educación
deficiente (lejos de su hogar, en manos de extraños que únicamente se han preocupado por
dotarla de aquellas cualidades que harán de ella una sumisa esposa burguesa: un poco de
música, bordar, coser…). En el convento ha recibido una educación insuficiente; nadie se ha
preocupado de la evolución de su espíritu. De hecho, este apartado ha sido confiado a la señora
de la lavandería que le proporciona esas novelas románticas que deforman su mente y la
conducirán al desastre.

Emma acepta a Bovary pensando que este le proporcionaría una vida de pasión y aventura como
la que vivían las heroínas en las novelas. Pronto se da cuenta de que Bovary es un ser débil, que
no podrá nunca satisfacerla y esto la llevará a buscar anhelosamente ese ideal (en el vizconde,
en Rodolphe, en Léon, en las compras, en el lujo…).

Cuando se sienta atenazada por los remordimientos se arrojará a actividades frenéticas, casi
propias del histerismo: a la música, a la religión, a la maternidad. Sin embargo, su carácter
inestable le impide ser constante en ninguna de estas actividades (incluida la maternidad ya que
Emma no siente ningún interés por su hijita, que es una de las grandes víctimas de la historia).

La primera tentación de Emma se produce en el baile. Emma se enamora del vizconde con el
que solo ha bailado una vez. Sin embargo conserva su petaca de seda verde, se compra un plano
de París para fantasear sobre cómo sería la vida de lujo y bailes que ella desea.

En Yonville Emma parece haber encontrado su alma gemela en el joven Léon. La apariencia
romántica del oficinista, su adoración absoluta hacia Emma la halaga y la turba. Emma
encuentra muy romántico dejarse adorar, alentar sutilmente ese amor al tiempo que lo rechaza.
Lo malo es que incluso el más abnegado de los amantes se cansa de esperar y Léon marcha a
Rouen dejando a Emma más consciente aún de la infelicidad de su situación.

En este estado se convierte en presa fácil para un seductor nato como Rodolphe. Un personaje
como este, sin ningún tipo de escrúpulos, encuentra pronto la manera de seducir a Emma. Le
basta retratarse siguiendo los modelos de los héroes románticos: un solitario, incomprendido,
harto de la hipocresía de la sociedad. Con Rodolphe Emma consuma el adulterio y se plantea
seriamente la posibilidad de renunciar a todo y marcharse con Rodolphe. Sin embargo su
amante no tiene la más mínima intención de renunciar a nada por una mujer como Emma, a la
que considera histérica e inestable.

La ruptura con Rodolphe supone para Emma una catástrofe que a duras penas puede disimular.
El fracaso de la operación de Hippolyte ha supuesto la caída definitiva de Bovary en su
estimación. Ya no ve en él más que a un ser ridículo, incapaz de inspirar ningún sentimiento de
amor en ella. Por ello el reencuentro con Léon supone para Emma un revulsivo: se arroja en sus
brazos de una manera tan absoluta que Léon acaba cansándose de su fogosidad.

Aquí comienzan el acúmulo de mentiras y estallan los problemas económicos. Sin embargo,
Emma permanece ciega hasta que la tragedia estalla: ella está viviendo con Léon el amor
apasionado que no ha podido vivir con su marido, la gran aventura que fracasó con Rodolphe y,
todo lo que esté al margen de esta relación (su hija, su matrimonio, el dinero) no existe. Por ello
cuando Lheureux amenaza con ejecutar la orden de embargo y ella no encuentra el modo de
evitarlo (sufriendo el abandono de todos cuantos podían ayudarla, Rodolphe incluido) reacciona
como lo harían las heroínas de sus novelas: ante la crueldad del mundo la única salida es la
muerte.

BOVARY

A pesar de que el principio de la obra está centrado en Charles no es él el objeto cuyo estudio
interesa a Flaubert. Se trata de un ser esencialmente débil, sin ambiciones, que se ha dejado
guiar primero por su madre, después por su segunda esposa y, finalmente por Emma.

Es un personaje gris, esencialmente bondadoso, sin ambición, que seguramente hubiera podido
ser feliz, llevar una vida tranquila si no se hubiera casado con una mujer como Emma. Charles
está perdidamente enamorado de Emma, pero este amor no lo convierte en un héroe romántico:
no lo espolea para triunfar en su profesión y ofrecer a su mujer la vida que ella desea, sino que
por el contrario lo vuelve más insignificante y dependiente.

Es incapaz de triunfar en una profesión por la que no siente la menor vocación: fue médico
porque su madre le dijo que fuera médico, de igual modo podría haber sido dependiente,
escribiente o empleado en una oficina. La operación de Hippolyte acaba de poner de manifiesto
su falta de pericia profesional.

Como marido es un desastre y no sólo en el plano afectivo, sino también como cabeza de
familia. Deja a Emma la total responsabilidad de las finanzas de la casa, nunca pide
explicaciones ni se preocupa por los gastos de su esposa. Por ello es incapaz de prever e impedir
el embargo y el escándalo subsiguiente.

Tampoco es capaz de reconocer el peligro en el que se encuentra Emma respecto a Léon y a


Rodolphe. Su amor por ella es tan grande que no puede imaginar que sus sentimientos no sean
correspondidos. Por ello, el conocimiento de la infelicidad de Emma a través de sus cartas le
supone la muerte.

LÉON

Es el prototipo de joven amante de la novela romántica: joven, pobre, sensible, amante de la


música y la literatura… Cumple todos los requisitos para que una mujer como Emma se fije en
él. Al principio Léon admira a Emma platónicamente. Busca una mirada, un gesto de
reconocimiento, pero la aventura no avanza y Léon se siente insatisfecho. Por ello decide poner
tierra de por medio y acabar con una relación que ya no tiene sentido.

En Rouen, Léon ha madurado y cuando vuelve a encontrar a Emma intuye que las
circunstancias han cambiado. Ahora se convierte en el típico lechuguino que mantiene una
aventura con una mujer mayor. Sin embargo la fogosidad de Emma acaba agobiándole. Él sabe
que acabará casándose con una joven de su edad y su condición social y abandonando a Emma.
Las circunstancias le ahorran el sinsabor de la ruptura.

RODOLPHE

Es un seductor de manual, especializado en casadas insatisfechas. Juega con Emma y la deja sin
ningún escrúpulo cuando empieza a incomodarle. No tiene la menor intención de renunciar a su
nivel de vida ni a su tranquilidad por Emma. Una vez que la abandona ya no se considera ligado
a ella bajo ningún concepto, por ello la despide sin ningún escrúpulo cuando ella acude para que
le ayude a saldar su deuda.

HOMAIS

Es el farmacéutico de Yonville. Se trata de un ser ridículo, obsesionado por las ideas de la


Ilustración pero sin verdadera inteligencia ni energía. Es un ser esencialmente falso que adula a
aquellos de los que puede sacar algún beneficio con la misma facilidad con que los abandona si
piensa que de ellos le puede sobrevenir algún peligro (recordemos cómo, al principio, adula a
Bovary porque quiere asegurarse la clientela del doctor para su farmacia y cómo lo abandona
después del fracaso de la operación de Hippolyte).

Homais es un ser obsesionado por obtener el reconocimiento público y, paradójicamente, es uno


de los pocos personajes que finalmente consiguen su objetivo puesto que al final de la obra
recibe una condecoración.

Este personaje es blanco de las críticas de Flaubert. En su tratamiento el autor se olvida de su


objetivo de desaparecer de la obra y se ensaña con él, ridiculizándolo de manera ostensible.

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