Yawar Fiesta
Yawar Fiesta
Yawar Fiesta
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1Q57
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YAWAR FIESTA
NO VELA
LIMA: : : : : •• •
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.I
LA QUEBRADA
caminos, para volver a sus casas, y tambien ellos a . esa hora can•
tan, y tocan quena o charango en los caminos que cruzan los mai-
zales y los montes de tantar y retama, cantan, entre hombres Y
mujeres; mientras, el amarillo de la luz crepuscular sigue rebo-
tando sobre las piedras, y tine el hondo, el hondo del cielo -; •.
6 ( YAWAR FIESTA
I
'
II
PUEBLO INDIO
I•
6 YAWAR FIESTA
I
aprendieron a defender los pleitos, comprando a los jueces, a los
escribanos y a los notarios. Cada ayllu se levantaba, entero, pa-
ra defender a sus comuneros. T odos los domingos -habia cabildo
en los ayllus, todos los domingos se juntaban los comuneros para
tomar acuerdo. Y pusieron atajo a los despojos en la quebra-
da. Cuando los mistis ya eran dueiios de casi todas las tierra!
de sembrio, cuando todos los k' ollanas y los k' 'a yaus habian que-
dado para jornaleros de los principales.
pues levantaria las tomas de agua, quien abriria las acequias, quien
remendaria los relejes; quien arreglaria las compuertas, cuando
los repuntes de enero y febrero, cuando las llok'Ilas que bajan
de todos los cerros tumbaran las acequias y llenaran de piedras,
de champa y arena las tomas?
- i Jaj ayllas !
Ni a bala, ni a zurr'ago, ni aun· con los ruegos del tayta
Vicario, Ios comuneros no salian de Ios ayllus.
-1Mi ojo premero sacaral iComo killinche_ladr6n, mi 010
prcmero comera ! i Cumun yaku, jajayllas l
Los Puquios sabian eso.
Entonces los mistis se humillaban primero. Lloraban de
rabia en su conciencia, pero sacaban cafiazo de todas las tiendas_
y rogaban con eso a los varayok' s, a l0s · taytas. Iban a los
ayllus, cada cual segun su pertenencia, y entraban a las casas
hablando con voz dulce, ofreciendo amistad.
EL DESPOJO
•
JOSE MARIA ARGUEDAS 19
20 YAWAR FIEST A
Asi baja.ron los comuneros de las punas de K' ayau, K' olla·
na y Chau pi. Pocos quedaron. Unos ceica d~l K' arwarasu, en
las cumbres, juntando su ganadito y defendiendo\.o de los prin-
cipales ; bajo la lluvia, bajo las tempestades con rayos y truenos,
baJo las nubes negras de enero y febrero . Y alla, en la puna
brava, cuidandose desde el alba hasta el !inochecer, recorri~ndo
y contando a c ~da ·hora sus vaquitas, haciendo ladrar a los pe.
rros al rededor de la tropa , se iban olvidanpo hasta de sus nom·
bres, se iban poniendo sordos. Y ni para las fiestas ya bajaban
al pueblo. En el alto, junto a las granizadas, envueltos por las
nubes oscuras que tapan la cumbre de los cerros, el enca'nto de la
puna los a ga rraba poco a poco. Y se volvian cerriles.
Otros, por quedarse en su querencia, junto a sus animales,
vendian su ganado al nuevo duefio de los pas tales; recibian diez,
quince soles por cada vaca; tres, cuatro real es por cada oveja;
enterra ban al dinero al pie de alguna piedra grande que tenia
e ncanto, o en la cima de algun tayta ork' o, por ser respeto de
los ladrones :t de los .mistis. Y ya pobres, sin una ovejita qua
les sirviera d e consuelo, se quedaban de vaqueros del patron_;
se declaraban hijos huerfanos del principal que habia tornado po-
sesi6n de los echaderos; y llo.raban, cada vez que el senor lle-
gab a a visitar sus tierras:
- I Aquf estamos papituy ! I Taytituy I
Como chascllas enfermos se arrastrabah en la puerta de la .
chuklla.
-1 Papituy I I Patr oncito I
JOSE MARIA ARCVEDAS 23
•
26 YAWAR FIESTA
K'AYAU
tro ayllus tenian fiesta, el contento era igual para todos los in·
dios de Puquio. Y desafiaban en su adentro a los mistis:
-cDonde habiendo de mistis? Con su caballito nazque-
iio, con SUS apero de plata, con SU corbatita, badulaquean. Con
trapu nomas. cD6nde habiendo hombre para T ankayllu?
Por eso los k' ollanas confiaban para el 28 en el Tan-
kayllu y en el tayta Untu. Decian en los barrios, que ese aiio
el Tankayllu iba a lucir otra ropa y lok' o nuevo.
Mientras; en Pichk'achuri y en K'ayau, se alistaban para
llevar al pueblo los toros mas bravos de todas las punas. Los
capeadores amenazaban:
- i Yu sera! iYu· k'ari! .
•
JOSE MARIA ARGUEDAS 39
..
),
VI
LA CIRCULAR
del pueblo.
El Subprefecto recibi6 a lo·s vecinos en su Despacho. A
medida que iban llegando, les mostraba una silla para que se sen-
tar an.
Cerca de las once, los vecinos habian ocupado ya todas
las sillas y las bancas del Despacho. Eran como cincuenta.
• El Subprefecto se par6 de su asiento con un papel en la
mano.
--Senor Alcalde. y sefiores vecinos: T engo que darles una
mala noticia. He recibido una circular de la Direccion de Gobier-
no, prohibiendo las corridas sin diestros. Para ustedes que han
hablado tanto de las · corridas de este pueblo, es una fatalidad.
Pero yo creo que esta prohibici16n es en bien del pais, porque da
fin a una costumbre que era un salvajismo, segun ustedes mis-
mos me han informado, porque los toros ocasionaban muertos y
heridos. Como ustedes se dan cuenta, yo tengo que ha~er cum-
plir esta orden. Y les aviso con tiempo para que contraten a un
torero en Lima, si quieren tener corrida en fiestas patrias. La
•
circular sera pegada en las esquinas del gir6n principal.
El Alcalde mir6 asustado a los vecinos; los vecinos se le-
vantaron de sus asientos v miraron al Subprefecto. No sabian
que hablar.
(No haber corrida ·en la plaza de Pichk' achuri? (No ha-
, her chocl6n para que se oculten los indios? (No haber paseo de
enjalma~ entre cohetes y musica de wakawak'ras, cachimbos 'Y
camaretas? <No haber dinamitazos para los toros mas bravos~
(Ya no entrarian a la plaza los cholos de Picbk'achuri y K'ayau,
JOSf. MARIA ARGUf.OAS 43
con sus ponchos de tapa' a parar firmes frente a los toros bravos
de K' ofiani y K' ellk' ata? Y entonces (Como iba a ser la corri·
da? ( l;)6nde iba a ser? (La gente de Puquio iba a reunirse en
Pichk' achuri, indios y vecinos, para ver a un solo torerito en la
pampa del barrio, haciendo quites a los toros de K' ofiani?
Don Pancho levant6 el hrazo, como sefialando el asiento
del Subprefecto.
--Senor -dijo- jcomo va ser eso! Hay apuesta pen-
diente para este afio entre el barrio de K' ayau y Pichk' achuri. Y
al Misitu de don Julian lo van a fraer los indios de K' ayau.
-Aunque sea al otro afio pues que prohiban la corrida.
--H~remos reclamo entre todos los vecinos.
--Seguro tambien el diestro no sabe torear en Pichk' •
achuri.
Y todos los principales amigos · de don Pancho hablaron
seguido. Cuando don Pancho empez6, ya ni uno se qued6 sin
hablar. ·.
Pero el grupo de vecinos mas prosistas y mas amigos de
las autoridades, levantaron fuerte la voz, ya al ultimo, viendo
que el Subptefecto miraba con rabia a don Pancho Jimenez.
- j No senor Subprefecto ! I Los vecinos conscientes esta·
mos con la autoridad ! La corrida de Puquio es deshonrosa para
nuestro pueblo. Parecemos salvajes de Africa y nos gozamos
con estos cholos ~ue s~ meten entre las astas de los toros, sin
saber torear y borrachos todavia - don D 1emetrio Caceres ava1!-
z6 hasta la mesa del Subprefecto; se hacia el rabioso - Yo he
estado en las corridas de Belmonte en Lima y he gozado con su
arte. Aqui hay que ensefiar a la gente que sepan ver toros y
corridas civilizadas. T odos estos vecinos que me rodean son los
que van a Lima, son los mas instruidos. Y apoyamos al Co-
bierno. Si, senor ...
Y sigui6 hablando largo rato, porque el Subprefecto le
aprobaba moviendo la cabeza. Y todos los vecinos, comenzan-
do por los mas propietarios, Se fueron reuniendo a SU lado, junto
a la mesa de la autoridad. Cuando don Demetrio Caceres se
call-0. don Pancho estaba lejos, cerca de la puerta de salida; ahi
estaban con el los puquianos menos principales y menos amigos del
Subprefecto; se empujaban para acercarse a los vecinos notables,
pero lo otros miraban como asqueados a don Pancho . daban co--
dazos y querian hacerse ver con el Subprefecto, como gente par-
tidaria de don Demetrio.
YAWAR FIESTA
mero.
-En serio, nuestra corrida es un atraso. Pero dificil va
ser convencer a la indiada.
-Pero el Municipio tiene que acatar la ley y prohibit
la corrida en Pichk' achuri. I El Gobierno es el Gobierno f
-1Clarol
-1Clarol
-1 Quien dice que n6 !
-(Y don Pancho?
-El Subprefecto se encargara de ajustarlo.
-Hare citar para las 9 p.m. Sena bueno que fueran
todos los vecinos, y el seiior Cura tambien.
,
50 YAW AR F IE ST A
saber.
-Los ayllus van a traer los toros, como s1empre, don
Julian. Pe;o la corrida va a ser a la moderna.
Don Julian se ri·6 fuerte, hasta q~e retumb6· la sala.
-1 No diga, senor Alcalde! Si p9r milagro, traen al Mi-
situ, ( c6mo va a encararle un torerito? (.A ver? (.Que dicen
sefiores vecinos? "
Don Demetrio se levant6 y avanz6 hasta el extremo del
estrado.
-iSenor Alcalde! Hay que dejarse de atracerias. No
hay toros para un diestro limefio. El Misitu es un pobre · gato
comparado con los torazos de Mala.
-Usted ha visto a esos toros en Acho. Don Demetrio
se orinara, en primer lugar, cuando vea al Misitu. ,Y mi toro
destripara a cualquier torerito ...
- j Senor Arangiiena I -contesto el Vicario, midiendo la
conciencia de don Antenor y de don Demetrio. -Eso es cuen~
ta del ~iestro. Pero el Municipio, en su deb er, hara muy bien
JOSE MARIA ARGUEDAS 53
LA AUTORIDAD
ra, y cada vez mas claro, mas fuerte, la tonada de yawar fiesta
crecia en el pueblo.
-1 M,aldi~i6n ! j Estos indios desgraciados !
Sinti6 los pasos del Sargento y de don Pancho en el co-
rredor.
-1Entren!
Con el sombrero en la mano y los pelos sobre la frente ,
don Pancho entr6 al sali6n.
-1 Buenas noches, mi senor Subprefecto !
-Pase aquL I Aoerquese I Usted tambien Sar.g ento.
\
Don Pancho hizo temblar el piso de tabla con .su andar; .
se sent6 en la primera silla, junto a la mesa del Subprefecto. Con
~as manos en las rodillas, sin pegar el cuerpo en el respaldar de
la siHa, como toda persona respetuosa de la autoridad, ~ir6 des-
confiado al Subprefecto.
-Aqui estoy, a su mandar.
El Sargento se sent•o junto a don Pancho.
- cY usted?
- Yo soy puqmo, sefior, vecmo nacido en Chaupi, para
su m'a ndar.
- (No le friegan esas cornetas de los indios?
-jEse es pukllay, sefior! Ni enterrando el pueblo con
todos los cerros harfa usted callar a los wakawak'ras. Yo n~ soy
adulete, como don Demetrio y don Antenor. Usted me ha hon-
rao haciendome traer a su Despacho; y~ no he venido a joderlo
con mis adulaciones y chismerias, como los sefiores vecinos ali-
menados. i Puqtlio es turupukllay ·! c Acaso es gir6n Bolivar?
Mi tienda es alH, soy vecino principal. i Pero hay que ver senor!
-Primero se tomara usted una copita. Saque cop·as de
]a alacena, Sargento, y el pisco tambien.
A don Pancho le pareda mentira estar en confianza con
el Subprefecto. Estuvo creido que pasari'.a la noche caminando
en el corral de la carcel, junto a los caballos de los civiles. Des-
de el corral habia of do la bulla que hicieron los ayllus en la pla-
za, la voz de los indios; habfa oido tambien la ·carcajada de don
Julian. Y cuando estaba pateando el suelo, de rabia, cuando
su corazon estaba sofocandose, presintiendo lo que habia pasa-
do en el pueblo, lo llam6 el Sargento para llevarlo al Despacho
del Sul>prefecto. i Quien pues iba a creer que era para tomarse
un pisco con la autoridad, como entre amigos de confianza !
-No merezco el honor, senor Subprefecto. Yo tambien
correspond ere, I siempre ! Alguna vez sera. i Caray !
El Sargento sirvi6 en vasos el p1sco. Para don Pancho
]e llen6 mas de medio vaso.
- I Al tenpinar, don Pancho!
- i Comon6, senor!
Sin respirar siquiera, don Pancho volte6 su vaso; y co mo
para dar termino . al trago, g~lpe6 la mesa con la sentadera del
vaso. El Subprefecto y el Sa;gento celebraron el ademan rien-
dose fuerte.
- j Claro, senor! Yo correspondo.
-Ahora, siga, don Pancho.
-Yo le digo, senor Supre, que la indiada es el pueblo,
el Puquio verdadero. cAcaso es don Antenor, caminando blan-
dito, apuntalandose con su bast6n, cariiiando a sus callos? c Co-
mo 'va quitar el Gobierno la ~orrida de Pichk' achuri? De casa
en casa, por los cuatro ayllus tendrfan que -ir los civiles quitando
los wakawak'ras; tendrian qu~ subir estos cerros y entrando a las
,0 YAWAR FIESTA
62 YAWAR FIESTA
Vlll
LIMA CHALUKUNA
•'
70 YAWAR FIESTA
m ujeres pasaba corno silbo por los cerros. Para terminar el can-
t o, levan t aban mas alto ~l tono, mas alto, hasta que se quebraba
en la garganta . y era peor, mas triste, que si hubieran llorado.
•
76 YAWAR FIESTA
•
JOSE MAAIA ARGUE.DAS 79
; .·
IX
EL MISITIJ
•
JOSE MAR!IA ARGUEDAS 67
Pero el Misitu no era de K' ofiani, no era, por eso, del va·
querio de don Julian. Lleg6 a las punas de K' oiiani, ya tora, es·
capando de otra estancia; quien $3he de Wanak.upampa, de Osk··
onta, o de mas lejos. Apareci6 de repente en lo!IS k' eiiwales de
Negro mayo. Y , desde entonce9 las punarunas no se acercaron
a la quebradita del Negromayo, por _el laclo de K'ofiani. El Mi·
situ no consentia qu~ entrara ningun animal a su querencia. Y
cada vez, aiio tras afio, en la saledad del monte, fue panicndose
mas bravo. A veees salia, en Octubre y Noviembre, a buscar
mejor pasta; andaba par las cercanias de Negrornayo, y buscaba
d k' efiwal, atardeciendo.
Los punarunas Uevaran su fama a todos las pueblos. Y
• ya lejos, en l<;>s pueblos del interior, por Sondonda, Chacralla,
Andamarka, hablaban del Misitu, camo si fuera auki. Los k' oiia-
, nis le tem1an. Hicieron creer, a todos las camuneros del alto,
que habia salido <le T orkok' ocha, que en las noches, su lengua
ardia coma fuego; y solo algunos vaqueros se acercahan hasta al
ciinto de la quebrada, para verlo.
Pero c~an-do don Julian lleg6 a la estancia, para arrear
el Misitu a Puquio, Ios k' oiianis se desesperaron. Mandaron al
vaquero Kokchi para qu~ le avisara al Misitu; por.que dedan que
I d Kakchi era layk' a y se hacia entender con los animales. Y en
la madrugada, cuando el patron estaba durmiendo todavia, se
reunieron para rogarle que vendiera el Misitu a los k' ofianis. Pe-
ro don Julian Se desperto rabioso, y rezondro a Jos comunera9
en el canchon de la estancia; hizo reventar su revolver para man ..
dar silencio. Y los k' ofianis se acobarda-ron. .
Cu_ando salio en busca del Misitu, con sus dace chalos,
los k' oiianis se sentaron en el suelo. Los machus miraban el cie·
lo calculando la hora. T odos disimulahan y se mirahan a ratos.
Querian salir y correr en la parnpa para atajar al misti, saltar
en tropa a la quebrada. Porque sabian que don Julian dispara-
ba nomas SU bala. y seguro tumbaria al Misitu. Pero no' te
movieran. T ados abrieron sus piscas, y chakcharon en calma.
Cuando oyeron el tiro que don Julian disparo sobre el
caballo del Fermin, se levantaron de un salto. ()yeron el ~alope
del overo en la pampa. Baiiado en sudor, temhlando de furia,
cl overo entr6 al canch6n.
,
JOSE MARIA ARGUEDAS 69
x
'
LA VISPERA .1• .-1\ . ..
amenaza. .
.
vista, para C!1Ue los otros se d>ieran c.Uenta que con el rczaba la1
sus ojos estaba ardiendo e1 temot, comQ si el lunar ,de don Julian
cstuviera delantc de cllos, crccido, como una arafia v~ncnosa.
-El torcro ha de vcnir, senor Subprefccto. Nucstro plan
es cl siguientc ..
El Subprcfccto adivinaba. Las manos de los principales,
levant.ndose junto a su cara, impacientes, como qucriendo borrar
el nombre de Arangiiena en el aire; los tres vecinos, rodeandoie,
quitandose la palabra, sofocados. "1Porquerial'' "1Estos can~ ..
jos ,.. La concicncia del Subprefecto asqucaba. Y por instint~
olio su interes: "Esta es la hora. Despues que todos se vayan
al diablo. . l No la pierdo !" Y se apag6, de golpe, su rabia con ..
. tra don Julian. Otro apuro mas violento se despertO en SU animo.
-1Mu~ bien, muy bien! 1Mis queridos amigos!
Los tres querfan reir.
- l Precisamente ! T engo un apuio grave. cPodrfan pres..
tarme unos mil quinientos soles? Yo en cambio les ayudaria . ..
Los ojos de los tres mistis se pusieron turbios, como si del ·
fondo de sus conciencias se hubiera levantado un arrepentimiento
grande. Sus ojos se redondearon, se pusieron como duros. Pe~
ro don Demetrio contest6 rapido, con voz firme, y como en sueiios:
-1.Ni una palabra senor! 1Esta listo !
Y pregunt6 a los dos principal es:
-(Que dice don Antenor? (Que dice don Jesus~
-A las tres de ,la tarde - contest«> con voz energica, don
Antenor.
-Buena hora - dijo don Jesus.
"A esa hora muri,6 Cristo", d.ijo en su adentro el Sub ..
prefccto. T om6 del brazo a do.n Antenor y a don Demetrio, e
invitando con un ademas a don Jesus, los 1lev6 junto a su mesa.
-Sentemonos ahora seiiores. Trataremos de la corrida.
Su voz era cariiiosa, pero junto, la burla le salia al ique ..
no, suavecito, pero bien claro, aranando el Corazon de los tres
principal es.
-Vuestro . memorial lo he aceptado. Todo podra ha-
oerse segun vuestro plan, con la sola condici6n de. que la Circu-
lar se cumpla. Ah'ora es tiempo de ponernos de acuerdo.
Los cuatro estaban ya sentados, en un extrema del Dea-
pacho, cerca de la mesa. Al Subprefecto le bailaban los ojos
.de contento, y los tres principales le tniraban com~ avergonza..
• dos. Don Demetrio habia perdido su voz fuerte, de ·})rincipal
JO$ MARIA ARGUEDAS ·97
.,
buenos, donde se acomodaria toda la gente, para ver ~e cer.ca.
Y para' que no pongan pretexto~, les <lira que con dinamita no es
'gracia entrar contra el toro.. Que solo a solo con el toro, es hom-
brla ~apear.
--Si el cura logra arreglar esa farsa, no tengo porque opo-
. 'nerme. Solo el cura puede hacer tragar esa .P ildora a los indios.
,Y o no tengo inconveniente en admitir esa treta.
- Treta o ni6, senor, le dara la oportunidad de hacer c~m
plir la orden superior.
-Porque de otra rnanera, hubiera tenido que echar mano
a los rifles, para impedir el turupukllay.
-< Y que? La responsabili~ad no es rnia. (. Y que tan-
to da que los indios rnueran destripados o a bala?
-Hubiera tenido que matar algunas docenas.
-Pero se hacia el escarmiento. Y no volvia a repetirse
la destripadera. A la alernana, de una vez. Solo que estamos
hablando de mas. Acepto vuestro plan, en todas SUS partes, pa-
ra la tranquilidad de ustedes y de la rnia. (. 0 traen algo mis
qtie decir?
-Nada, senor.
-Queda acordado, Se lo comunicaremos al Vicario.
-Solo hay un asuntito delicado, senor -habl6 don De-
rnetrio,. haciendo un ademan, como para levantarse.
p Subprefecto sospech6 inmediatamente lo que don De-
rnetrio pediria. - _ .-
--Se trata de Pancho Jimenez (no es cierto?
--Si, senor. Usted lo. ha puesto . en libertad, y ese ho~..
bre es peligroso, porque esta al habla ·con los ayllus. Y no es
una acusaci6n _gratuita. , Pu~de decirlo don Jesus.
-Si senor Subprefecto. Don Pancho tiene partiqo entre
Ja indiada, y si quiere, puede entorpecer nuestra labor. ' Y a don
Demetrio, dicen, lo ha amenazado de rnuerte.
-Es.a bien seiiores. Despues de las tres de la tarde, lo
hare Hamar a mi ·Despacho. Como medida preventiva, ~onnira
ei:i el cuartel, y durante el 'dia un· guardia vigilara su tienda. Lo
obligare a que se recoja al cuartel antes de las seis de la ta;de.
-, cQue le p~rece don Demetrio?.
-iMuy bien!
Se levantaron los tres principales para despedirse.
-Hasta luego,. senor Subprefecto. j Muchas graciasl
JOSE MARIA .ARGUE.DAS 99
•
102 YAWAR FIESTA
der una orden del Gobierno, apoyados por la ley. Con maqui-
naciones, don Julian y don Pancho han puesto frente a frente a
los ayllus principal es de] pueblo, Pichk' achuri y K' ayau; como
para una guerra estan ahora odiandose los dos ~ylfus. Y como
si esto no fuera bastante, don Julian ha regalado a K' ayau su to-
ro Misitu. Ustedes saben lo .que se cuenta de ese toro; ni el ~is
mo gamonal, con todos sus mayordomos juntos, montados en Jos
mejores caballos de la Provincia, han podido sacar a esa fiera de
su querencia de K' ofiani. (Que van a hacer los k' ayaus? Co-
mo carnaza se entregaran. ( Hasta cuando vamos a consentir es-
tos abusoi? 1Vamos a Puquiol cSomos o no somos hijos d~
Lucanas? T enemos obligaci6n sagrada.
El Centro mandaria ' u~ comisi6n a Puquio ; los que no
pedfai;i ir darian cinco reales cada uno, para los gastos de viaje
de los comisionados.
EL AUKI
- i Yasta! i Yasta!
-1 Ra to menos tanto I
-1 Rato menos tanto !
-1 Pubrichalla ! i Misitu !
-1 Ay Misituy Misitu I I Llorando bajaras !
-1 Y asta, taytakuna ! I Ra to menos tanto !
-1Tayta K'arwarasu! i]atun tayta!
•
JOSE MARIA ARGUEDAS 107
Julian, para mirar con tanto dominio a los principa]es del pue-
blo? Estab~n media aturdidos los mistis; rniraban disimulando,
como envidiosos, a Jos comisionados del "Centro Union Lucanas",
Pero los mediomistis que estaban en el extremo del corredor,
estiraban el cuello para mirar al Martinez, a Guzman, al estu-
diante. (Haberle parado asi a don Julian? (Haberle dicho "La-
dr6n", sobre frio y delante de la autoridad? Hubieran queri-
do abrirse campo y abrazarle, acompafiar a ese indio, que habia
aprendido ~} Castellano para decirJe la Verdad al mas gamonal
de Puquio. Y veian claro el desorden que habia en la conc1en-
cia de los otros principales; veian, c6mo don Antenor se daba
vuelta, sin saber que hacer, y ·m iraba el suelo.
JOSE MAAIA ARGUEDAS 12S
. I
I
--
XII
YAWAR FIESTA
"
142 YAWAR FIESTA
e •
..
avisando que iba por el Alcalde, para que de una vcz e'mpezara
la corrida.
Cuando el T cniente estaha en . media plaza, ahrienaose
paso y suplicando, los corneteros de los cuatro ayllus empeza~on
0
a tocar el tu"rupukllay, el verdadero, el del yawar punchau",
dia de san.gre. Los comuneros se movieron, sus ojos se redon-
dearon y miraron derccho, sin moverse, la entrada de la plaza.
El T eniente se par6 un rato; el turupuklJay sonaba fuerte en la
plaza, parecia golpear el pecho; como una desesperacwn creda
dentro de· la conciencia.
· -1 Campu taytay ! i Campu I
El Tcniente empuj6 mas fuerte a los indios, y SC ahrio
campo con los codo8; como ' si se estuviera escapando de la plaza.
-10tra vez esta ~usicaf 1C6mo podran tocar tan tris-
te f Y en un dia asl, de tanto sol, tan caliente. ...
El Sargento miraba nervioso a la indiada, su coraz6n la·
tia apurado.
-1 Mi Sargento ! Si tarda.n nos van a frcgar - decia un
guardia.
-Ya no debcn tardar.
JOSE MARIA ARGUEDAS
hasta el fondo del ruedo verian. Las mujeres de los k' ayaus y
de los pichk' achuris tambien entraron; como una faja ancba,
azul, roja y verde, segun el color de las rebozas y de las llikllas,
alegre se vela, entre la indiada, el sitio de las mujeres, desde la
barrera hasta el extremo alto del graderio.
Se llen6 la plaza, de canto. Parecia un ruedo oscuro de
indios, macizo y ancho, con ~u adorno en medio, por el color de
las rebozas.
Pero afuera, en el pamp6n del ayllu, se levant6 un grite-
rio que hizo asustar a los vecinos. El griterio fue dando la vuel-
ta a la plaz~; de todas part~s llegaba. Y corrian en tropel por
la pampa, junto al coso.
Se movieron los palos grandes de eucalipto, y por todas
partes empezaron a salir cabezas de comuneros, de atras, por en-
cima del ultimo graderio.
La puerta del ruedo estaba atracada de indios. Los guar-
dias y los tenientes gritaban, avisando que ya no habla sitio;
pero seguian empujando. Los que estaban todavia en la plaza,
afuera, corrieron, salieron a la pampa; midiendo, midiendo, co~
rretearon junto a las barreras, y empezaron a subir por los palos
grandes. Unos tras otros se agarraron a los troncos, para en-
trar a la plaza; pero los que subieron primero empujaron con los
pies a los otros. Se llenaron la pun ta de los palos. j Ya no ha-
bla por d6nd e I Y los guardias comenzaron a fuetear a los co-
muneros, en la puerta; los tenientes tambien arra caron palos de
las barreras, y ayudaron a los guardias.
-J F uera, fuera I I Bestias I
Los fuetes y los palos rajaban la cabeza de los indios. Los
civiles y los tenientes agarraban furia; cerrando los ojos tiraban
sobre los lok' os de los comuneros.
--<IF uera, guanacos !
Y los empujaron, los hicieron retroceder poco a poco; y
entre todos, guardias y tenientes, cerraron la puerta de la plaza.
Sudando, cansados, se pararon, apoyandose en la puerta.
Cuando vieron cerrada la puerta del ruedo, y llena la
plaza hasta la pun ta de las barreras; los que se quedaron en la
pampa corrieron, desde la puerta hasta la pared del c9so; de
alH regresaban, tropezandose; se paraban jun to a los palos grail-'
des, y miraban arriba.
-1 Papacito I I Nu pues !
Algunos empezaron a llor&r.
JOSE MARIA ARGUEDAS , 153
-1 Papacito !
Llamaban, como si se hubieran perdido; como si estuvie-
ran yendo, borrachos, al entierro de sus tl.ijos. La deses-
peraci6n les agarraba; mirando el extremo alto de las barreras,
corrian, regresaban, todos.
-rPapay! 1Ahistal 1Quidando!
· Se miraban; como si un repunte de aguacero hubiera su-
bido hasta el pueblo y se hubiera llevado sus casas, sus despen·
citas y el dinero que habian juntado; y se estuvieran mirando
asustados, tiritando, junto a la corriente.
-1 Papacito ! - se gritaban; corrian, buscando en las ba..
rreras .
.Miraban al tayta Pedrork' o, al Sillanayok'.
Y querian que se abriera la plaza para entrar y ver, para
mirar al dansak' extranjero peleando con el M"isitu.
Y cuando estaban correteando; de adentro de la plaza
se levant6 el canto de las mujeres; los wakawak'ras tocaron el
"Wak'raykuy", siguiendo al canto:
Y(\.W AR.-Sangre.
"-katank'a.--Eacarabajo.
Ak'clii-A.ve de rapifia.
Allk'a.--Color del ganado vacuno, semejante al moro.
Allk'o.-Perro.
Allinlla.-De allin, bueno ; corresponde a bi~ no mu.
Ama.--No, negativo.
Anka.~avilan.
Ari.--Si, afirmativo.
Atatauya.-lnterjecci6n de as.co.
Atipanakuy.--Competencita; entte r:bansantes, en este caso.
Auki.-Per90naje sagra.do; principalmente las grandes montafiae.
Ayarachi.-De aya, cadaver ; canto funebre, o muy triate.
Ayataki.-De aya y de taki, canto4 Lo cantan en 1011 entierroa.
Aysay .-Jalar.
Comunkuna.-Traducci6n kechwa de comuoeros.
Cumun yaku.-Cumun, alteraci6n de comuq; yaku agua. Agua eomunal.
Curriyc.hik.-Palabra mixta; imperativo keohwa de correr.
Chakcharon.-De chakchay, inaeticar coca.
Chalukuna.-Plural de chalo. La terminaci6n kuna, hace el plural de laa
palabras kechwas.
Ch-aacha.-Perro pequefio.
Chilliko.-Alteraci6n kechwa de chaleco.
C.hiwako.-Zorzal.
Chumpi.-Cintur6n.
Chutay.-Jalar; en este caso esta en imperativo.
Danaak' .-Palabra mixta, de danzar; danzante.
Guanaco.--Eepecie parecida al de la llama. Se emplea como inaulto.
Guayruro.-Poroto de , color rojo y negro • e1 pueblo da este nombre a los
guardias civilee, por 1011 colorea del uniforme.
Huahua.--Criatura, niiio de corta edad .
lschu.-Paja, gramfnea que <:rece en. toda la puna.
i Ja caraya !.-lnterjecci6n de jubilo, de burla, de aorpreaa ..•
Jajayllas.-Interjecci6n kechwa, dt!l jubilo, de burla, de orgullo .••
Jatun.--Grande.
Jaykuy.-Entrar; el jaykuy, la entrada.
Kachaspari ..:.....1...0eapedida.
Kachariy.-Soltar.
K'alakuna.-Plural de k'ala, desnudo; loe indios le dan este n~mbre a los
blancoe.
'Kank'am.-Del verbo kay, haber. Va a hab'e r,
~58 YAWAR FIESTA
Punchay.-Dia.
Puyiiu.-Dep6sito redondo de barro, 1irve para cargat' agua.
Raukana.-Instrumento de huello de vicufia, de los tejedores.
Rukana.-Nornl>re de una gran regi6n chanka; los espaiioles prcmunciaron
Lucana. · Hoy es una Provinci~ del Oepartamento de Ayacucho.
Runa.-Gente. Pu~nina; gente de la puna.
Sallka.--Salvaje; le Haman asi a todo11 los animale9 montaraces.
Sayaychik.-lmperativo del verbo kechwa sayay, parar.
Saywa.-Pequeiios monumel\to de .p iedra que levantan en las abras.
Sok'omJ>ur.o.-Cactus enano de la puna; en su pilosidad blanca se queda
el rocio durante muchas horas.
Tank,ayllu.-Mosca grande, de patas muy Jargas. Nombre de} dansak' .
Tantar.-Arbusto espinoso, de flor morada muy hermosa.
Tawantin.-De tawa, cuatro. Quiere decir entl'e las cuatro, o leis cuatro.
Taytay, taytakuna, taytaya, taytallaya.--,Derivados, mas expresivos de Tay-
taya, padre mio. T ayta, padre y el posesivo y.
Taya.-Arbusto recinoso, de ·color verde oscu ro, crece en Jag alturas.
Tinkay.-Ofrendar liguidos, .esparciendolos a l aire con los dedos.
Tinre.-Alteraci6n kechwa de tigre.
Turupukllay.-De toro y de\ pukllay, jugar. Jugada de toros.
Uiia werak'ocha.-Uiia, cria; werak'ocha, p alabra muy respetuosa equ1va•
lente a senor.
Usuta.--Sandalia.
Varayok'.-De vara, ~ el posesivo kechwa yok'. Enva rado, o el que tiene
vara: autoridad indigena.
Wak'ate.-Llor6n.
Wakawak'ra.-De waka alteraci6n kechwa de vaca, y wak'ra, cuerno.
Grandes in&trumentos de viento hechos de -cu e rno.
Wak'raykuy.-lmperativo del verbo wak'ray, cornear.
Wara.-Pantal6n.
Wauk'ey.-Hermano, mi hermano.
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Wayna.-Joven.
Wayno.-Canto y ba ile, el mas p refer ido y el mas caract eristico d~ toda
la musica india.
W~a..-Fue el Dios maximo de los inaks; ahora es una palabra
muy respetuosa equivalente a senor.
Yawarcha.-Di.r>Unutivo de yawar, san gre.
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Del f\utor
"AGUA", cuentos.
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