El Amor en Batalla
El Amor en Batalla
El Amor en Batalla
2
El amor
en batalla
Redescubrimiento del amor
a partir de Chávez
Farruco Sesto
3
La fotografía de la portada
En febrero de 2012 coincidí con Ignacio Ramonet en La Habana. Mientras
conversábamos un rato, hablando del Comandante Chávez y de su capacidad
para colocarse siempre en el lugar del otro, del débil, del excluido, del oprimido,
le conté un hecho del cual, entre otros muchos, había sido testigo.
Ese era Chávez. La foto indica, mejor que mis palabras, en qué consistía la razón
amorosa que guiaba al Comandante.
6
ÍNDICE
Introducción 6
4 El amor en batalla 35
7
Introducción
Pienso que a partir de Chávez, la política revolucionaria hizo mucho más visible
una cualidad inherente a ella, la del amor, de la que no podrá desprenderse tan
fácilmente de aquí en adelante.
De modo que, estas notas tratan sobre el redescubrimiento del amor a partir de
Chávez.
Debo advertir, sin embargo, que no es éste un estudio sobre Hugo Chávez y su
relación con la razón amorosa que lo guiaba. Ello demandaría un tiempo y un
rigor del que carezco. Habría que sumergirse durante años, así lo pienso, en la
asombrosa marea de documentos, cartas, discursos, videos, que registraron para
la historia la incansable actividad del Comandante. Sería en verdad una tarea muy
grata, pero al mismo tiempo tremendamente exigente. Supongo que alguien, en
algún momento, tendrá que hacerlo. Hay allí una fuente inagotable de ideas,
reflexiones, testimonios, y experiencias que tendrá que ser trabajada por distintas
personas durante mucho tiempo.
El texto discursivo principal está frecuentemente interrumpido por notas a pie de página. Algunas veces
constituyen una referencia documental introducida para precisar un punto, pero otras veces no son más que un
comentario “al margen” muy personal, como una digresión en el discurso. En todo caso, están allí. El lector
puede tomarlas en cuenta o, simplemente, prescindir de ellas.
8
1
Entendimiento del Amor
Si hemos de hacerle caso al gran poeta persa Omar Khayyan,1 que reflexionó
sobre ello y nos lo dejó dicho hace mucho tiempo a través de sus inmortales
rubaiyat, la Rueda, es decir, la Rueda del Mundo, gira indiferente a cualquier
sentimiento, a cualquier planteamiento, nostalgia o sueño que genere en nosotros
o en alguien un mínimo latido.
Es una construcción humana, como lo son todos los sentimientos que nos
iluminan u oscurecen.
Quiero decir con esto que, si vamos a hablar de amor, debemos hacerlo a partir
de la consideración de que es una creación absolutamente nuestra, de los seres
humanos. Lo es de la naturaleza, únicamente en la medida en que nosotros
somos naturaleza, formamos parte de ella. Pero el amor no existe sin nosotros, al
margen de nosotros, más allá de nosotros.
1
Omar Khayyam. Rubaiyat. Colección Sur. Instituto Cubano del Libro. La Habana. 2012
9
El amor, el amor, pero ¿qué es? 2 ¿qué significa? ¿cómo surge? ¿de dónde nace?
¿qué lo origina?
Cristo dice: “amaos los unos a los otros”3. Incluso es enfático en la necesidad de
que el sentimiento sea absoluto y universal. Lleva su idea al límite subvirtiendo la
lógica hasta entonces establecida. Le da toda la fuerza moral. “Habéis oído que se
dijo: amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pues yo os digo: amad a
vuestros enemigos”. 4 Lo recuerda San Juan en su primera epístola. “Pues este es
el mensaje que habéis oído desde el principio: que nos amemos unos a otros”. 5 Y
a partir de allí, de la generalización de ese mensaje, se genera una doctrina, hoy
milenaria, que inicia en el mundo de las relaciones humanas cambios irreversibles.
Casi mil doscientos años más tarde, un joven italiano, que sería conocido como
Francisco de Asís, hijo de un rico mercader, abrazando voluntariamente los
ideales de pobreza y hermandad con todos los hombres, reimpulsa el mensaje
cristiano y lo lleva incluso a niveles superiores al incluir en el amor a todas las
“criaturas” animadas o inanimadas. 6 Dejó dicho: La cortesía es hermana de la caridad,
que apaga el odio y fomenta el amor.
2
No vamos a trabajar, por supuesto, para lo que queremos exponer, con las definiciones que aparecen en el
Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, pero vamos a dejar constancia de ellas: 1. m.
Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y
unión con otro ser. / 2. m. Sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando
reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear. / 3.
m. Sentimiento de afecto, inclinación y entrega a alguien o algo.
3
Cito a Cristo de manera especial porque es una referencia muy importante en el pensamiento del
Comandante Chávez
4
Mateo, 5, 43.
5
Primera Epístola de San Juan, 3,11.
6
En su Cántico de las Criaturas escribe: …Alabado seas, mi Señor, por la hermana luna y las estrellas, /en el
cielo las formaste claras y preciosas y bellas. /Alabado seas, mi Señor, por el hermano viento /y por el aire y
la nube y el cielo sereno y todo tiempo, / por todos ellos a tus criaturas das sustento. / Alabado seas, mi Señor
por la hermana Agua, / la cual es muy humilde, preciosa y casta. / Alabado seas, mi Señor, por el hermano
fuego, por el cual iluminas la noche, / y es bello y alegre y vigoroso y fuerte. / Alabado seas, mi Señor, por la
hermana nuestra madre tierra, / la cual nos sostiene y gobierna / y produce diversos frutos con coloridas flores
y hierbas. / Alabado seas, mi Señor, por aquellos que perdonan por tu amor, / y sufren enfermedad y
tribulación… /
10
Y más tarde escribe el apóstol José Martí: 8 “El amor palpita en cuanto vive:
rebosa el ser de amor cuando contempla lo existente.”
Hugo Chávez nos lo reafirma más recientemente. Una y otra vez insiste en la
misma idea. Tan temprano (en relación a su ejercicio presidencial) como el 2002,
en un discurso ante la FAO, dice: “Amo al ser humano, no importa el color, la
condición social, el idioma. Y todo lo que decimos, lo decimos con amor por
toda la humanidad y lo decimos precisamente por amor a toda la humanidad“. 10
En 2004 dice con mucha contundencia: Nunca será vieja una consigna cuando se
trate de la humanidad: la consigna del amor nunca será vieja.11
7
Las más hermosas cartas de Amor entre Manuela y Simón, acompañadas de los Diarios de Quito y Paita,
así como de otros documentos. Editorial El Perro y la Rana. 6ª edición. Caracas 2010.
8
Mi
querido hermano Abel Prieto me envía las siguientes citas de Martí:
“El amor es el lazo de los hombres,
el modo de enseñar y el centro del mundo…” “¡No sabe de la delicia del mundo el que desconoce la realidad
de la idea y la fruición espiritual que viene del constante ejercicio del amor!” “…sin pan se vive: sin amor,
no…” “La capacidad de amar es el verdadero pergamino de nobleza de los hombres. Rey es el que ama
mucho (…). Por Dios que esta es guerra legítima –la última acaso esencial y definitiva que han de librar los
hombres: la guerra contra el odio.” “Amar no es más que el modo de crecer.” “La obra de amor ha hallado
siempre muchos enemigos” (“El carácter de la Revista Venezolana, Caracas, 15 de julio de 1881). “…el amor,
como sol que es, todo lo abrasa y funde..”
9
Ernesto Che Guevara. El Socialismo y el Hombre en Cuba. Publicado por Carlos Quijano en el diario
Marcha de Uruguay en 1966.
10
Discurso del Presidente Hugo Chávez en Roma ante la FAO, octubre 2002. Sigue diciendo: “No crean los
países desarrollados del mundo que por donde venimos caminando o que el camino por el que venimos
caminando garantiza la vida futura. ¡No! Si no reencontramos el camino de la justicia el mundo sencillamente
no es viable ni para los ricos ni para los pobres. Si nosotros no reencontramos el camino de la vida, de la
igualdad, de la solidaridad, el mundo en 100 años sería invivible, no habrá paz si no hay justicia, y la paz no
se impone con amenazas, invasiones y con bombas; la paz se impone con justicia y con amor y con dignidad
y con respeto a la condición del ser humano”.
11
Hugo Chávez Frías. Palabras en el Acto de Apertura del Encuentro Mundial de Intelectuales y Artistas en
Defensa de la Humanidad. Caracas, 01 de diciembre de 2004.
11
Regresemos a la pregunta. Ese amor que piden Cristo, el Che, Hugo Chávez y
otros grandes líderes, pensadores y creadores 13 ¿qué es?
¿Es una fuerza que viene de dónde? ¿Es una predisposición establecida en la
naturaleza del ser humano? ¿Es una condición posible que hemos logrado traer
de lejos, al tiempo que hemos ido evolucionando? ¿O es acaso una
transformación vital que construimos sobre algunos instintos? Tal vez la ciencia
nos lo irá diciendo.
Por lo pronto, lo que podemos aceptar con más facilidad es que la asunción
individual o colectiva del amor (de ese amor completo y universal) como
sentimiento base de la conducta, es un hecho principalmente cultural, o sea
conquistado, elaborado en sociedad.
12
Hugo Chávez. El Socialismo del Siglo XXI. Cuadernos para el Debate. / Selección de extractos de
intervenciones del Comandante Chávez, editada por el Ministerio del Poder Popular para la Comunicación e
Información. Caracas 2011.
13
Recordemosel conmovedor discurso final de Charles Chaplin en el Gran Dictador: “… El camino de la
vida puede ser libre y hermoso, pero lo hemos perdido. La codicia ha envenenado las armas, ha levantado
barreras de odio, nos ha empujado hacia las miserias y las matanzas. (…) Más que máquinas necesitamos más
humanidad. Más que inteligencia, tener bondad y dulzura. (…) Sin estas cualidades la vida será violenta, se
perderá todo. Los aviones y la radio nos hacen sentirnos más cercanos. La verdadera naturaleza de estos
inventos exige bondad humana, exige la hermandad universal que nos una a todos nosotros. (…) Vosotros no
sois ganado, no sois máquinas, sois Hombres. Lleváis el amor de la Humanidad en vuestros corazones, no el
odio. Sólo lo que no aman odian, los que no aman y los inhumanos”.
12
Es, sobre todo, una disposición del espíritu, es decir, de la conciencia sensible,
ligado al manejo del concepto de humanidad.
Esa disposición del espíritu (o lo que es lo mismo, esa disposición humana) exige
algunas condiciones. Trato de destacar tres de ellas.
14
Por ejemplo en los primeros años de la Conquista de América, en los círculos intelectuales y académicos
que influían en las decisiones de la Corte Española, hubo grandes debates políticos, legales y teológicos,
acerca de si los miembros de determinadas etnias o culturas, o habitantes de ciertas zonas geográficas, eran o
no seres humanos y si tenían o no tenían alma. La discusión, por supuesto, escondía intereses e influía de uno
u otro modo en las condiciones de dominación. Véase al respecto el trabajo académico realizado por Juan
Cruz Monje Santillana en la Universidad de Burgos, titulado “Las Leyes de Burgos de 1512, precedente del
derecho internacional y del reconocimiento de los derechos humanos”. De allí extraemos el siguiente párrafo
muy ilustrativo al respecto: “¿Por qué es relevante esta regulación legal del indio? ¿Cómo era castilla en
1511?. En primer lugar, lo trascendente de esta regulación es su novedad. Hasta ese momento no se había
reconocido en ningún texto ni se había polemizado acerca de lo que ahora llamamos derechos humanos y
tampoco se había regulado hasta entonces, como ha quedado dicho, ninguna disposición que analizase y
resolviese cuestiones que aquí se plantearon, tales como la naturaleza del indio, su condición de ser humano
o no, si tenía alma, sus derechos tanto espirituales como materiales, como por ejemplo el derecho de
propiedad, sus condiciones de vida, de trabajo…”
13
Y en tercer lugar, para conformar la disposición amorosa del espíritu, hay en todo
esto también una cuestión de voluntad. Hay un conocer y entender, desde luego,
hay un percibir inteligente, es decir una mirada desde el corazón, pero además,
debe haber un querer. Esto es, el desarrollo de la suficiente capacidad de decisión
para sumergirse sin reservas en ese mar humano que nos une, que nos iguala, que
nos nivela al menos en las definiciones al uso. Pero para sumergirse sin
atenuantes ni condiciones. A pleno corazón y a plena inteligencia.
Así el amor se constituye como una fuerza con poder. Poder real. No es un
sentimiento dulzón, de azúcar boba. No es una cualidad almibarada. Está dotado
de una reciedumbre esencial que exige autenticidad.
Ninguna frontera puede sectorizar el amor. La universalidad tiene que ver con la
eliminación de límites que lo contengan. Supera cualquier intención de parcelarlo
en ámbitos específicos. Es general o no es. Es total. Se hace completo en la
visión de humanidad.
añade, si tú formas parte de las causas de ese drama, como es el caso de los
integrantes y partidarios de los gobiernos de la burguesía durante todo el siglo
XX, en el caso venezolano.
La identificación con el otro tiene que ver con una idea semejante. Viene de
Cristo, sin duda. En el ejercicio del amor, asumes las cargas y los problemas del
débil. Te pones en su lugar. Te identificas con él. Puesto que posees la fuerza del
amor, y esa es tu ventaja, la usas para igualarte a partir de esa fuerza.
“Ahorita venía con mi hija María Gabriela - veníamos para acá - : Como está lloviendo por
Caracas yo venía leyendo y María vio algo y me agarra del brazo: ‘Papá, mira’. Debajo de un
puente, aquí, los miserables, los pordioseros, y los vi. Era un grupo protegiéndose de la lluvia
debajo del puente. Les pasó la caravana cerquita. Me provocó quedarme, me provocó pararme y
bajarme a darles un abrazo, a darles la mano, a ver cómo se llaman, pero no podía, tenía que
llegar aquí. Debe estar mi edecán con ellos, le dije: llegamos allá y usted se regresa, por favor,
con un grupo. Vamos a hablar con ellos, vamos a ver quienes son, dónde están, por qué están
ahí. Pero fíjense, les pasamos por un lado, les pasamos por un lado. Muchos les pasamos por un
lado, a pie: yo vi una gente que pasaba, le pasan por un lado como si aquello fuera normal, o en
carro, cada quien anda con su propio apuro, yo ando con el mío y tú andas con el tuyo y tú con
el tuyo y creemos no verlos. María los vio y me dijo: ‘Papá, míralos’. Ahora ese es un problema
de todos nosotros.
Creo que yo en la inauguración hablaba de alguna idea que agarré no sé dónde, del gran Miguel
de Unamuno, que alguna vez escribió que lo más no es ser cristiano, padre Cardenal,17como
usted lo sabe y lo practica, sino vivir en cristiandad; es llenar la carne y el alma con ese Cristo,
con esa lucha por el ser humano. Igual en cristiandad hay que vivir en humanidad. No basta
tener forma humana para ser humano, hay que vivir todos los días en humanidad y esos
compatriotas que están debajo de un puente, que están sufriendo allí, son parte de nuestro reto
16
Discurso del Presidente Hugo Chávez con motivo de la clausura del Primer Encuentro Mundial de
Intelectuales y Artistas por la Defensa de la Humanidad. Teatro Teresa Carreño. Caracas. 5 de diciembre de
2004.
17
Se refiere al gran poeta nicaragüense, el sacerdote Ernesto Cardenal, presente en el acto.
15
por la humanidad. Dijo Alí Primera 18: “La Patria es el hombre”. Dijo José Martí: ‘Patria es
humanidad’. La humanidad es la patria, es el hombre, es el niño, es la mujer.
‘Patria es humanidad’ dijo Martí. Entonces ahí hay que verse en ese espejo. Tenemos un reto:
ser cada día más humanos, vivir cada día más en humanidad. Vamos por ellos debajo de los
puentes, debajo de los bosques, por los pobres, por los que viven en la miseria, el problema es de
todos. Yo cada día me comprometo más por ellos y cada día repito aquel verso de José Martí, el
infinito revolucionario: “Con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar”.
Intentamos construir ese reino de Dios (es decir ese reino de humanidad, de
amor) en este mundo. Para ello la igualdad no es teórica, sino que debe ser
edificada en los hechos. Bolívar, ya en su tiempo, lo expresaba cuando imaginaba
una sociedad distinta: “Mi opinión es, legisladores, que el principio fundamental
de nuestro sistema depende inmediata y exclusivamente de la igualdad establecida
y practicada en Venezuela.” 19 No sólo establecida, sino practicada, exige el
Libertador. Alcanzarlo es, indudablemente, una tarea política, de alta política.
Ahora bien, ¿cómo se desarrolla esa política? ¿Por cuáles cauces o caminos se
mueve hacia sus objetivos? Extrayéndolos del ejemplo de Chávez, podemos
sintetizar tres cauces esenciales que permiten que la política se desenvuelva
iluminada por la razón amorosa. Ellos son la subversión, la seducción y la
acción.
18
Alí Primera, gran cantautor venezolano, poeta y músico de gran arraigo popular y ejemplo de
revolucionario, (1942-1985).
19
Simón Bolívar. Discurso al Congreso de Venezuela reunido en Angostura. 1819
16
La subversión tiene que ver con el concepto de Carlos Marx20 : “Los filósofos no han
hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de
transformarlo”. Transformar, diríamos nosotros, contra viento y marea, en lucha
indeclinable contra las fuerzas que lo impiden. Esto es subversión. Subversión
desde el amor.
Lo dice también a su manera Fidel Castro: “Revolución es sentido del momento histórico;
es cambiar todo lo que debe ser cambiado”21. E igualmente nosotros decimos que esos
cambios necesarios, en lucha permanente contra las fuerzas conservadoras en lo
social, son subversivos desde el amor, en el sentido en que buscan la subversión
integral del orden establecido en sus aspectos inhumanos para sustituirlo por un
orden construido sobre la noción de humanidad.
La segunda de las cualidades que queremos destacar para asociarlas a la fuerza del
amor ejemplificadas a través de la personalidad de Hugo Chávez, es la de la
capacidad de seducción.
Pero antes debemos aclarar en este caso qué entendemos por seducción. De
ninguna manera aquella que proviene del engaño, es decir, de la habilidad para
representarse a sí mismo con falsedad, sino la que proviene de la más absoluta
convicción personal proyectada en los otros como acción de convencer, de
entusiasmar. Así el seductor, para efectos de esta pasión amorosa es, en cierta
manera un encantador desde la sinceridad, alguien que atrae poderosamente, que
se esfuerza en persuadir, en ganar adeptos para algo, para una causa, para una
idea, un conquistador de voluntades. Y que lo hace con asombrosa tenacidad,
con una constancia a prueba de contrariedades, disfrutando espiritualmente con
ello y dedicándole lo mejor de su esfuerzo y de su tiempo.
23
José Vicente Rangel. De Yare a Miraflores, el mismo subversivo. Entrevistas al comandante Hugo Chávez
Frías (1992.2012). Colección Tilde. Editorial Correo del Orinoco. 2012. Caracas, Venezuela
24
De vez en cuando me consiento a mí mismo hablar de Chávez en tiempo presente. Me gustó mucho lo que
dijo Eduardo Galeano en una visita en septiembre de 2012 a Venezuela: Hay quienes dicen que Chávez
murió, pero yo no me lo creo.
18
Es indudable que, en ese sentido, Hugo Chávez era un convencido que ponía
todo su ánimo en convencer, es decir, que desde la fuerza del amor seducía para
la transformación de la realidad. Y lo hizo en todas las etapas de su vida y en
todas las escalas de su ámbito de actuación.
Estaba todo el tiempo en ello. Usaba todos los recursos a su alcance. Explicaba
en detalle con infinita paciencia cualquier aspecto de la vida o de la acción
política. Desde las grandes ideas y propósitos generales hasta las acciones y
estrategias específicas en cada coyuntura. Convenciendo. Entusiasmando. Pues
necesitaba a los otros. Nos necesitaba. Y no descansaba ni un instante en su tarea
de ganarnos, de persuadirnos para que lo acompañáramos conscientemente. Para
ello se apoyaba en la argumentación honesta y clara, sin ambigüedades. Y no
tenía rubor alguno en mostrarse como era, en desnudar su alma constantemente,
sus ideas, sus sentimientos más íntimos incluso, sus afectos para que el viaje,
incluso en sus pasajes más difíciles, fuera luminoso.
Pero ¿por qué la fuerza del amor encuentra un cauce para avanzar y ocupar
terreno en esa actividad de convencer, de ganar, de formar voluntades?. Porque,
en definitiva, la del combate del amor no es una lucha individual sino colectiva,
con vocación universal. Nunca es un hombre (o una mujer) en solitario, en
actitud contemplativa, el que puede desarrollar la capacidad transformadora que
el mundo necesita. Es una actividad de varios y luego de muchos, a lo largo de
un proceso complejo que busca en el horizonte de la voluntad constituirse (o así
debiera ser) como una épica victoria de multitudes. O, lo que es lo mismo, en un
apropiamiento del amor por las grandes mayorías para que en él, y a partir de él,
encuentren de manera definitiva el espacio emancipador necesario para el
desarrollo de la vida plenamente humana.
¿Qué hay en el fondo del constante llamado de Fidel a la batalla de las ideas, sino
una gran confianza en la capacidad de los hombres de ser seducidos
(persuadidos) por la verdad? ¿No hay en esto una visión hermosamente optimista
y alentadora de nuestras capacidades como seres humanos?
25
Hugo Chávez, Mi Primera Vida. Conversaciones con Ignacio Ramonet. Vadell Hermanos Editores.
Caracas. 2013
20
2
Preparación para el amor
Hablamos del amor integral, universal. Del amor en humanidad. ¿No es un
discurso sin soporte? ¿Tiene lógica proclamar amor en la dura realidad del
mundo que conocemos?
Mas allá de tomarlo como una referencia, como ocurre con todo planteamiento
utópico, cuya utilidad es apenas esa, la de marcar una posibilidad ejemplar ¿tiene
sentido intentar convertir el proyecto amoroso en un proyecto colectivo, de
multitudes?
He ahí la pregunta de las preguntas. Una pregunta que se conecta con el lema
trabajado por los movimientos sociales y la Red de Intelectuales y Artistas en
Defensa de la Humanidad: un mundo mejor es posible.
¿En verdad es posible? Pero ¿cómo? ¿A puro sentimiento? ¿Es sólo una cuestión
de prédica, de persuasión, de que una idea de contenido ético triunfe? ¿Y contra
quién, o contra qué, debe triunfar? ¿Es un asunto de educación? ¿Lo es de
convencimiento?
Por más que intentamos desenredar el nudo de las preguntas, pareciera que es
difícil encontrar el hilo de la trama.
amor al prójimo, como una teoría de redención para las multitudes, y sin
embargo el resultado, si hacemos un balance de siglos, no sólo ha sido
desalentador, casi un fracaso total, sino que incluso las propias estructuras
jerárquicas de la Iglesia han demostrado practicar, en términos generales, todo lo
contrario de lo que dice el Evangelio. No vale la pena detallar aquí un recuento
panorámico de cruzadas, de conquistas y coloniajes, de sometimiento de culturas,
de alianza con los poderes más perversos (y a veces más que alianzas, verdaderos
soportes ideológicos), de inquisiciones y persecuciones, de participación en
guerras genocidas, de apoyo a las causas (digamos) inhumanas, en los que la
Iglesia se ha visto involucrada en todas las épocas. Únicamente importa destacar
el hecho de que, en esa cantidad de situaciones que constituyen la historia, la
prédica moral ni siquiera alcanzó a motivar de forma positiva, en la mayoría de
los casos, a los mismos que la llevaban a cabo. Pareciera que el mensaje tenía que
ver más bien con la instalación del reino de la hipocresía.
Por supuesto, a pesar de ello, las religiones tienen otro lado oculto que,
paradójicamente, es su lado claro y luminoso. Me refiero a la fuerza moral que,
contra todo lo expresado, está contenida en ellas como posibilidad de
humanidad. Y digo paradójico, porque esa fuerza no suele provenir de la parte
sobrenatural de las religiones sino, fundamentalmente, de la parte más terrenal, la
que se conecta con el drama de la existencia. La que desarrolla la visión más
horizontal, más igualadora.
En todo caso lo que interesa destacar es que todas las prédicas religiosas a lo
largo de siglos no han logrado acercar mínimamente a la humanidad a la creación
del hombre nuevo del que hablaba San Pablo 26 . Si careciésemos de otros
instrumentos posibles de cambio, y solo tuviéramos que atenernos a la
predicación moral, no habría más remedio que concluir diciendo con Enrique
Santos Discépolo: “Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé; en el quinientos seis y
en el dos mil también”.27 Felizmente hay otros elementos en juego que hacen que no
haya que entregarse sin remedio a la amarga desesperanza del famoso tango.
Junto con la religión, otro de los elementos en los que solemos confiar para
prepararnos a la vida en comunidad es la educación y la formación. Pero esa
formación y esa educación no son neutras. Dependen de quien tiene, en una
26
Epístola de Pablo a los Colosenses 3, 9-11 “No os mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del
viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va
renovando hasta el conocimiento pleno, donde no hay griego ni judío, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino
que Cristo es el todo, y en todos”.
27
Enrique Santos Discépolo: Cambalache (tango).
22
¡El hombre nuevo! ¿Quién es? ¿No es acaso el hombre que ama a la humanidad,
que ama en humanidad? Pero aquí surge una nueva pregunta: ¿el hombre nuevo
es el ladrillo con el cual ha de irse construyendo ese mundo mejor que decimos
que es posible, o es más bien el producto de ese mundo?
Saramago, afectado en sus últimos años por un cierto desánimo confeso, lo dice,
a su manera, como sensible testigo de la marcha del mundo hacia el abismo. En
alguna parte, creo que en una entrevista, expresaba que no era necesario pedir
amor entre los hombres, que bastaría con pedir respeto.
Fidel Castro, según un diálogo narrado por el Comandante Chávez le dijo a éste:
“Está bien, Chávez. Yo también soy cristiano, pero en lo social”. Y ser cristiano en lo
30
Ver Carlos Fernández Liria y Luis Alegre Zahonero: “Comprender Venezuela, pensar la democracia. El
colapso moral de los intelectuales occidentales” .Fundación editorial El Perro y la Rana. 1ª edición en
Biblioteca popular para los Consejos Comunales. Caracas 2007
31
Estas y otras expresiones todavía más críticas, hay que situarlas en el contexto argumental de la
interesantísima obra a la que se refiere la nota anterior.
24
social, no es otra cosa que hacerse dueño de una mirada amorosa que no
discrimine, que no excluya, que no acepte la injusticia, que vaya a la acción para
garantizar a todos lo que Bolívar llamaba “la mayor suma de felicidad posible”.
Y según nos cuenta Ramonet 32 textualmente: “Una vez, la escritora Alba de Céspedes
le preguntó a Fidel Castro cómo podía haber hecho tanto por su pueblo: educación, salud,
Reforma Agraria, etc. Y Fidel simplemente le contestó: ‘Con gran amor”.
De modo que esa mirada amorosa es la que lleva el revolucionario consigo, como
propia, por definición.
Está bien: seguramente el hombre nuevo, el hombre que ama a los demás, va a
ser el resultado final de todo un proceso de cambios. Pero quien instiga los
cambios, quien da su vida por ello, es ya, de hecho, el hombre nuevo.
Tal vez es cierto que en una sociedad injusta (y toda sociedad de clases lo es)
ningún esquema doctrinario o moral, establecido institucionalmente, va a poder
desmantelar el sistema de injusticia. No está en la lógica de las cosas, pues los
factores que mantienen la injusticia en una sociedad injusta no van a permitirlo.
Antes bien, hacen y harán siempre todo lo posible para garantizar su
perpetuación como factores de poder, reproduciendo la ideología imperante.
Tal vez la formación de un nuevo ser humano, sería sólo posible en una sociedad
justa, es decir, en una sociedad sin clases. La cual, a su vez, únicamente sería
posible si estuviera conformada por ese hombre nuevo, por esa mujer nueva.
Una argumentación que se muerde la cola como una pescadilla. Un círculo
vicioso.
En todo caso, lo que hay que decir es que el hombre nuevo, el hombre que ama,
individualizado, ya existe. Es aquel que “a las opiniones pregunta: ‘¿A quien
beneficiáis?” 33 El mismo que “donde reine la opresión y se hable del destino, ahí dirá los
nombres”. Es decir, el revolucionario, aquel que “está guiado por grandes sentimientos
de amor”.
32
Hugo Chávez, Mi Primera Vida. Conversaciones con Ignacio Ramonet. Vadell Hermanos Editores.
Caracas 2013
33
Bertolt Brecht: Elogio del revolucionario: “Cuando la opresión aumenta / y muchos se desaniman / su
valentía crece. / Él organiza la lucha / por el centavo en el salario, / por el agua para cocinar./ y por el poder
en el estado. / A la propiedad privada pregunta: / ¿De dónde provienes? / A las opiniones pregunta: / ¿A
quién beneficiáis? / Dondequiera se calle / ahí hablará. / Y donde reine la opresión y / se hable del destino /
ahí dirá los nombres. / Dondequiera se siente a la mesa / también ahí se sienta el descontento. / Se
reconocerá que la comida es mala / y que la sala es estrecha. / A dondequiera lo expulsen, / ahí mismo irá la
agitación. / y en el lugar de donde lo echaron / quedará siempre el desasosiego”.
25
Chávez era uno de ellos. Un hombre nuevo. Pero ¿de dónde salió? ¿Cómo se
hizo revolucionario? ¿Cómo se preparó para el amor? ¿Cuál es el milagro?
Creo que no hay un punto de inicio de ese proceso, sino un fluir continuo y
coherente. Pero, sí, pueden haber distintos disparadores del proceso. Ciertas
vivencias, influencias, referencias ejemplares, ¡quién sabe!
34
Puesto “…que, jamás, llegarán a ser bienaventurados, ni Ciudad ni varón alguno que no pase su vida
acompañado de sapiencia y dominado por justicia…” Carta séptima. Platón. Obras Completas. Tomo XI.
Traducción de Juan David García Bacca. Edición de la Presidencia de la República y la Universidad Central
de Venezuela. Caracas, 1980
35
Aunque aquí no hago apenas sino citarla, la obra de Chávez-Ramonet es fascinante, por lo que remito a su
lectura con una amplia recomendación.
26
La trayectoria vital de Hugo Chávez, narrada por él mismo, desde que tiene sus
primeros recuerdos, hasta que asume la presidencia de la República de Venezuela
36
, demuestra que hay un proceso sostenido de crecimiento personal enmarcado
en un ansia de ser mejor como ser humano. Pero que esa perspectiva de sí mismo
está conectada con una visión comprensiva y atenta sobre los otros, quienes lo
rodean en cada una de sus circunstancias de vida. En su memoria están muy
presentes sus familiares cercanos, maestros, amigos, compañeros en cada uno de
los momentos, pero también sus vecinos y la gente en general, tal como era, tal
como es, con sus luces y sombras. Hasta la huella de sus antepasados37 que él se
esfuerza por develar y sacar de la penumbra, en un intento profundo de
entenderlos para entenderse.
¿Será que hay que apostar a esos líderes que hacen de sí mismos la referencia de
otro mundo posible y deseable?
36
Ese mismo año, a raíz de la aprobación de la nueva Constitución por absoluta mayoría de votos (71,78%) en
un referéndum nacional, pasaría a llamarse República Bolivariana de Venezuela.
37
En esa especie de autobiografía narrada que es Mi Primera Vida, hay que prestar atención sobre todo a ese
“develamiento” de la figura de Pedro Rafael Pérez Delgado, Maisanta, su bisabuelo, “el último hombre a
caballo”, un rebelde que se alzó en armas contra los malos gobiernos de la época.
38
Lo decimos en el mismo sentido en que los antiguos griegos hablaban de “apoderarse de la belleza”, es
decir, hacerse con ella para integrarla a nosotros, a todo lo que hagamos.
39
Esa frase del gran poeta San Juan de la Cruz,
se la oí por primera vez al Padre Numa Molina S.J., párroco
de la Iglesia de San Francisco en Caracas. Me gustó, la anoté, la consulté en las fuentes y aquí la reproduzco.
27
3
La razón amorosa contra la ideología de la
distancia
En sus conmovedoras palabras desde la Habana, el 30 de junio de 2011, Hugo
Chávez habló por primera vez públicamente de la “razón amorosa”. Fue la
expresión que usó para referirse a la “razón humana”, buscando calificarla o
definirla de una manera más exacta. El contexto en que lo hizo fue la revelación
pública ante Venezuela y el Mundo de que había sido afectado por un cáncer. 40
Allí dijo que había asumido desde el primer momento: “todas las responsabilidades
en cuanto al cuido estricto por la veracidad de las informaciones a ser trasmitidas,
fundamentándome en un doble conjunto de razones: la razón médico-científica, en primer
término, y, en segundo lugar, y de manera especialmente cuidada desde lo más profundo de mi
alma y de mi conciencia, la razón humana, la razón amorosa, para ser más preciso, ¡la razón
amorosa!”
Esa expresión, la de la razón amorosa, podía convertirse en una de las claves para
entender al Comandante Chávez y para descifrar su proyecto político. Así lo
creemos.
Si esa razón humana, amorosa, era la tesis, una tesis de vida, para lo individual y
para lo colectivo, ¿cuál era la antítesis en este caso, es decir, la razón o sinrazón
principal, la no humana o la poco humana o la menos humana? ¿Tal vez la razón
del odio?. No lo creo. Es difícil concebir que, salvo en determinadas
circunstancias y por razones muy específicas, se enarbole conscientemente el
odio como bandera.
A la mirada que ama, no se opone la mirada que aborrece. No. La que realmente
se opone es la “no mirada”. Es decir, la mirada que no ve, aquella a la que no le
interesa ver, la que se desentiende. O dicho de otro modo, a la posición humana
del amor que busca el encuentro fraternal42, se opone aquella otra, antagónica,
que pone una barrera para mantener la distancia.
La ideología de la distancia
Pero el hecho es que esa indiferencia no se revela. Antes bien se auto complace
en su propia hipocresía. Pues así como no es bien visto ensalzar el odio, aunque
en algunos casos no puede ocultarse y aflora sin remedio, tampoco se considera
digno de encomio promover el distanciamiento afectivo. Se hace pero no se
canta. Se practica masivamente, pero no se publicita. La sociedad de la ideología
de la distancia se cuida muy bien de no aparecer como insensible.
42
Cada vez estoy más convencido de que cualquier programa revolucionario, por muy avanzado que sea, cabe
perfectamente y se encuadra en las tres palabras del famoso lema de la Revolución Francesa. Ahí está dicho
todo: Igualdad, libertad, fraternidad
30
Es como si se dijera: “Apenas te veo. Casi ni sé que estás ahí. Pero te tolero
siempre y cuando no afectes radicalmente mi existencia. Ten mucho cuidado, no
te pases de la raya, para que mi tolerancia, de la cual presumo como de algo
civilizado y propio de mí, pueda mantenerse acicalada.
Ten siempre en cuenta que te tolero a partir de unas reglas de convivencia que
parten del principio de que todo está bien o, en todo caso, que las cosas son
como son”.
La cultura del capitalismo, aquella que le sirve de soporte, acepta como algo
natural y hasta inevitable, la existencia de escalas sociales establecidas
estructuralmente entre dos niveles extremos. En la parte alta, los dueños del
mundo, con una obscena disposición a su alcance de riqueza y poder. Riqueza
que, por cierto, disfrutan inhumanamente, y poder que ejercen sin ningún límite
ético que lo contenga. En la parte inferior una buena parte de la población
humana que vive en condiciones terribles de pobreza total. Entre ambos
extremos, se encuentra toda una gama de niveles intermedios en una escala que
va degradándose de más a menos y que la indiferencia reinante como ideología
no logra percibir desde el corazón. Y no lo logra porque no interesa hacerlo,
puesto que el percibirlo, el darse cuenta, el entenderlo y enfrentarlo en
consecuencia, sería subversivo.
De modo que, a partir de ciertas reglas de juego mínimas establecidas para que la
sociedad funcione, y siempre dentro de la lógica hegemónica del capital, la verdad
31
desnuda, la verdad verdadera, es que cada quien debe arreglárselas como pueda
en este mundo. Esa es la tesis que es antítesis a la del amor.
Es como dice o decía una canción infantil: “cada cual, cada cual, que atienda a su
juego”.43
Y para quienes son dueños del pensamiento dominante, aquellos que han sabido
no solo generarlo sino mantenerlo en su beneficio, esa desconexión individualista
es buena y hay que rendirle tributo. A ella suelen llamarle libertad, restringiendo
el concepto, deshumanizándolo.
Y así es que el otro no existe salvo como interés (siempre material, y eso, si lo
vemos en una panorámica general analizando la historia, es la base de los
dominios imperiales y de las conquistas y explotaciones coloniales) o como
peligro latente, amenazante, del que había que desconfiar y tener cuidado.44
43
Es la canción que se entonaba en un juego tradicional y que tiene el siguiente estribillo: Antón, Antón,
Antón pirulero / cada cual, cada cual, que atienda a su juego / y el que no lo atienda / pagará, pagará, pagará
una prenda.
44
Yo personalmente le he oído referir a mi madre (nacida en 1911) que ya en su juventud se hablaba del
“peligro amarillo” refiriéndose a China.
32
La razón amorosa
45
En
este
cuento
muy
antiguo,
de
origen
desconocido,
un
alacrán
le
pide
a
una
rana
que
le
ayude
a
cruzar
el
rio
crecido.
Ella,
desconfiada
de
su
picadura,
se
niega
al
principio.
Pero
luego
se
deja
convencer
por
el
alacrán
que
promete
no
hacerle
daño.
Y
asi
lo
ayuda
a
pasar
la
corriente.
Llegando
a
la
otra
orilla,
le
alacrán
la
pica
sin
ninguna
consideración.
Ella,
asombrada,
agonizante,
le
pregunta
por
qué
se
porta
así
con
quien
le
había
ayudado.
El
alacrán
le
responde
escuetamente:
lo
siento,
amiga,
es
mi
naturaleza.
46
Hugo Chávez hacía mucho énfasis en eso, en el tema de la dignidad de todos los seres humanos. Podríamos
hacer referencia a ello con innumerables citas. Pero baste citar el comienzo del artículo 3 de la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela, promovida por él, que dice textualmente: “El Estado tiene como
fines esenciales la defensa y desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad….”.
33
Es la razón que dice que no es posible la libertad sin ella, sin su espacio de amor,
porque quien pensándose libre así la conciba, si prescinde de ella no sería libre,
estaría incompleto, le faltaría nombre, identidad, sustancia, ubicación y suficientes
lazos esenciales, que son los que lo dibujan a uno como ser humano.
Pero, ¿desde dónde llegó a nosotros esa razón amorosa? ¿cómo fue que la
incorporamos a nuestra conciencia? Nadie la inventó. Muchos lo hicieron.
Pero casi todos terminaron pagándolo con su propia vida o de alguna otra
manera, porque el poder siempre la enfrentó. El poder suele ser hostil a los
argumentos de lo humano.
Eso es lo que está como telón tras la historia real de los conflictos humanos.
Ambas están allí. Cada una con sus ejércitos y sus comandos. En una tensión
permanente que es algo más que una tensión. Que es casi como una guerra entre
dos visiones de la vida. Y ello se observa en la cultura de las multitudes. Y
34
Hay el que mira con el corazón y ello le cambia la existencia. Y hay el que desvía
la mirada, sin que ello le signifique nada que altere su ánimo.
Pero a pesar de que cada quien es dueño de sus actos y responde por ellos, el
enfoque con el que se observa el mundo no es un asunto individual, referido
únicamente a la conciencia de cada quien. Tiene que ver sobre todo con la mirada
del grupo, del sector, de la casta, de la clase a la que se pertenece. Más allá de la
condición personal es el reflejo de la visión de un colectivo. Es un tema de clases.
O, por mejor decirlo, de conflicto de clases. Y de la perspectiva que ese conflicto
genera en nosotros.
4
El amor en batalla
Y para ello es importante que vayamos más allá de lo acostumbrado, para romper
los límites de nuestro pequeño territorio y apoderarnos (en el sentido de hacer
nuestra) una visión de humanidad.
Todos y cada uno de nosotros, como seres humanos, nos conectamos con alguna
forma de amor y la practicamos. En términos generales es una conexión de
ámbito reducido, a la escala de nuestro entorno, la pareja, la familia, los amigos,
los vecinos, los miembros de algún grupo u organización de nuestro afecto, de
menor o mayor tamaño. Pero para cada quien es importante.
Suele ser una conexión sentimental. Allí la relación de amor es una condición casi
natural, como si estuviera predeterminada en la lógica de las relaciones humanas.
Una discusión posible sería la de si esa condición especial puede ser alcanzada
únicamente desde la conciencia revolucionaria, con su espiritualidad
transformadora, o si puede ella ser alcanzada desde las visiones de otras
espiritualidades, por ejemplo, aquellas que se desarrollan en el seno de la
religiosidad, la ciencia, el arte, o la virtud de la compasión, por citar algunas.47
47
Yo tengo mi opinión al respecto, coincidiendo con el Che en que “el revolucionario es el escalón más alto de la especie
humana”. Pues creo que en esa opción no hay otros elementos en juego que no sean los propiamente humanos, sin estar
intervenidos, interferidos o condicionados por factores de índole sobrenatural, de mundos más allá de nosotros, más
elevados, que se supone nos trascienden y envuelven. De manera que por mi parte centro más mi atención en lo humano,
en lo desnudo de nosotros, en lo despojado de otras valoraciones externas, amarrado a la espiritualidad que surge de
36
Pero en todo caso lo que no tiene discusión, dentro del campo de pensamiento
que le da valor a la razón amorosa, es que al revolucionario lo mueven siempre
“grandes sentimientos de amor”. Y de allí su posición ante la realidad.
Sin embargo esto tan obvio, que se supone estaba implícito en la batalla política,
no solía ser incluido como argumento en ella, ni enaltecido de manera especial.
Dándolo por entendido, seguramente, no era motivo de referencia alguna.
político, supo desprenderse del odio. Pues ¿cómo pueden coexistir amor y odio,
éste último como un sentimiento negativo, salvo que sea un verdadero y
apasionado aborrecimiento, no a las personas sino a las causas y situaciones
injustas? 49
Pero en todo caso, el hecho es que Chávez así como explicita el amor, al mismo
tiempo testimonia también su incapacidad personal de odiar, así como la
contradicción misma que hay en el odio.50
Ahora bien. Esa explicitación que hace Hugo Chávez de que el sentido profundo
de todos los cambios revolucionarios tiene que ver con una posición de
humanidad, no sólo es en él un testimonio o una opinión política, sino que a la
par la convierte en una herramienta para hacer política. El objetivo final, que es el
amor generalizado, lo vuelve instrumento. Y el amor como fin es hecho amor
como medio de transformación.
grandes industrias de los mataderos, donde Alfredo dice: “Deseando que te sirva más que de remedio al
aburrimiento, de invitación al esfuerzo, te doy este libro que fue la chispa que encendió mis primeros odios” .
Usted suscribiría una frase como esa?” La entrevista no pudo darse (en esos años la agenda del Presidente
era muy dinámica) y, en consecuencia nunca tuvo Chávez la oportunidad de contestarme específicamente esa
pregunta. Pero el hecho es que el Comandante no abandonó nunca el tema del amor. Antes bien, hasta donde
puedo testificarlo, multiplicó su manejo intensamente en la teoría y en la práctica. Y dijo específicamente que
en él no cabía el odio. Varias veces lo dijo.
49
Hay un fragmento de unas notas de Eleanor Marx refiriéndose a su padre donde dice: “Para los que
estudian la naturaleza humana no parecerá extraño que este hombre, que era tan gran luchador, fuera al
mismo tiempo el más bondadoso y gentil de los hombres. Entenderán que sólo podía odiar tan ferozmente
porque era capaz de amar con esa profundidad; que si su afilada pluma podía encerrar a un alma en el
infierno como el propio Dante era porque se trataba de un hombre leal y tierno; que si su humor sarcástico
podía atacar como un ácido corrosivo, ese mismo humor podía ser un bálsamo para los preocupados y
afligidos. Karl Marx (Notas dispersas), por Eleanor Marx-Aveling. Tomado del libro de Erich From, Marx y
su concepto del hombre. Fondo de Cultura Económica. Breviarios. Decimoctava reimpresión. México, 2004.
En ese mismo libro se reproducen también los Recuerdos de Marx, por Paul Lafargue. Allí puede leerse:
“Para conocer y amar el corazón que latía en el pecho de Marx el intelectual, había que verlo una vez que
habría cerrado sus libros y cuadernos y se encontraba rodeado de su familia, o los domingos por la tarde
con el grupo de sus amigos. Entonces se mostraba como la más amable de las compañías, lleno de ingenio y
de humor, con una risa que venía directamente del corazón”.
50
El mismo lo dice repetidamente. Por ejemplo, refiriéndose a su regreso a la Presidencia después de haber
sido secuestrado por 47 horas durante el golpe de estado de 2003, dijo en su momento (la transcripción es
literal, sin editar) : “…Creo que es el único gobierno o uno de los pocos en la historia venezolana que
habiendo sido derrocado, teníamos nosotros suficientes razones, ya que no fue solo una amenaza, no, nos
derrocaron y a mi casi me fusilan por allá, teníamos razones para llegar a aplicar o lanzar la espada. Sin
embargo, y allí me cabe a mí la responsabilidad toda, aun cuando en esa actitud me acompañó la nobleza del
pueblo, y la nobleza de los que en el gobierno me han acompañado; y claro, yo he podido actuar de otra
manera, pero en el mismo marco, saben. Porque venir cargado de furia, de odio, hubiese sido peor. Porque
al odio se responde con odio, nosotros en cambio estamos hechos de amor, y el que ama no puede odiar, y
además tenemos un compromiso con Constitución con su filosofía humanista…” Discurso del Presidente de
la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías, con motivo de la clausura el Primer Foro
Nacional sobre Derechos Humanos. Teatro Teresa Carreño. Caracas, 28 de abril de 2004.
38
¿Se trabaja por la verdad, la belleza y la justicia? ¿Se trabaja desde la bondad?
Entonces la verdad, la belleza y la justicia van a guiar nuestras actuaciones.
el sentido de impedir sus violaciones activas, sino en hacer valer en positivo sus
derechos, procurando su cumplimiento real, en los hechos, más allá del papel.
Esa obligación, que responde al compromiso con el otro, con los otros, sin
exclusiones, ni aceptación de la injusticia en ninguna escala, marca en su totalidad
la política de un gobierno. Tanto en el rumbo a tomar hacia un horizonte de
emancipación absoluta, como en las estrategias que se van trazando según la
coyuntura y, por supuesto, en cada uno de los hechos cotidianos, cuando la
política sale a la calle y se conecta con la realidad que viven los ciudadanos.
¡Ah, pero ese poder ejercido desde una visión de humanidad, tiene ser
obligatoriamente, como lo decía el propio Chávez, un poder “que pueda” 52. Y si
ello es así, esa función amorosa del poder, no será caritativa (en el sentido
tradicional del término), no será condescendiente, no será timorata, sino todo lo
contrario: será combativa y radical, yendo, más que a las consecuencias, a las
raíces de las causas que originan los problemas, irá a su encuentro para darles la
vuelta y descifrarlas a fondo, procederá con fuerza extraída desde la propia
mirada intransigente. Y es entonces cuando la política, de esa manera, comienza a
tomar verdadero sentido. Entrando el amor a la política, él mismo se convierte en
política.
40
Esto, como se ve, concibe una manera de hacer política y de ejercer el poder,
totalmente distinto a lo que la mayoría de los políticos y gobernantes nos tienen
acostumbrados. El ejemplo más claro, ya no sólo en la práctica, sino en el nivel
declarativo, es el del propio gobierno norteamericano que, ante cualquier
conflicto o crisis (real o inducida) alega siempre que su posición, sea esta la que
sea, tiene que ver con la defensa de los intereses de los EEUU, por encima de
cualquier otro tipo de consideraciones.
Chávez no. Hasta donde pueda entenderse, nunca puso los beneficios para
nuestro país en contradicción con los intereses de la patria grande (Nuestra
América), o del mundo entero. En ningún momento se coloca, o coloca a
Venezuela, por encima de nadie (tampoco por debajo). Incluso cuando traza las
cinco grandes líneas estratégicas para encaminar al país en el futuro inmediato 54,
tres de esas cinco líneas se relacionan directamente con una visión de lo
internacional que encaja en los intereses de los pueblos. Las cito:
Todo lo cual, como se ve, es expresión de una visión que se apoya sobre unos
valores que, sin ninguna duda, superan cualquier tipo de interés subalterno.
Por otra parte, hay que decirlo, es una causa que siempre estuvo, de una u otra
manera, representada en el sueño milenario (para decirlo en términos de la
cultura cristiana) de un “reino de Dios en la Tierra”. Bolívar se refería a “la mayor
suma de felicidad posible”. Es una aspiración que siempre estuvo acompañando
a los seres humanos en su confrontación con la realidad, en todas las épocas y
sociedades. Pero cuando Chávez la recoge para hacerla suya en este momento
histórico en que nos tocó vivir, la afina, la aclara, perfila con inteligencia esa causa
humana adaptando sus planteamientos a nuestro tiempo, y a nosotros,
despojándola de ropajes innecesarios, de tergiversaciones, para humanizarla aún
más si cabe. Y cuando traza pausas de conducta para la política, con la teoría y
55
Chávez toma esta expresión de Simón Bolívar
42
praxis bien articuladas, lo hace sobre la base de que las virtudes del amor, son las
virtudes de la revolución. El apasionamiento por el objetivo, al cual se sacrifica
todo. La fuerza del espíritu que pareciera hacerlo imbatible. La entrega total al
objeto amado, en este caso la propia idea de humanidad y (por supuesto) la
humanidad en sí.
De Hugo Chávez aprendimos como se hacía esto. Él nunca hizo concesiones que
significasen transgredir algunos de sus principios. Su gobierno fue un paradigma
de este compromiso. Algunos lo llamaron populista. Si ello quiere significar que
era una caricatura de un gobierno del pueblo, entonces no lo fue. Todo lo
contrario 56. Con Chávez era el pueblo el que gobernaba, como lo sigue haciendo
hoy en Venezuela con Nicolás Maduro.
56
Hugo Chávez nunca se reconoció a sí mismo, ni a su gobierno, como populista. De hecho critica la
generalización del populismo en América Latina. En el preliminar de su documento conocido como “El libro
azul”, escrito aproximadamente una década antes de llegar a la presidencia, escribe textualmente: “Vivimos,
efectivamente, una era donde las ideologías parecieran extinguirse. El ‘fin de las ideologías’, así la han
llamado no pocos estudiosos de la época. El fenómeno adquiere mayores proporciones en América,
particularmente en Venezuela, donde la gran mayoría de los partidos políticos, surgidos paralelamente al
proceso de industrialización, derivaron en organizaciones de corte populista, totalmente vacías de contenido
43
Sería necesario (pero no es este el lugar) hacer una crónica analítica, rigurosa,
detallada y bien explicativa, del papel amoroso de las Misiones, inventadas y
desarrolladas por Chávez para llevar adelante las políticas sociales en su gobierno
revolucionarias, para poder llegar adonde las estructuras ministeriales, por su
naturaleza burocrática no podrían llegar. Baste destacar cuatro de ellas: la Misión
Negra Hipólita para atender estructuralmente a las personas en situación de calle,
la Gran Misión hijos de la Patria para ayudar a las adolescentes embarazadas sin
recursos y familias muy pobres con hijos menores de edad, la Gran Misión en
Amor Mayor para atender a las personas de edad avanzada, y la Misión José
Gregorio Hernández para todas las personas en el país con alguna discapacidad.
Todas ellas, junto con otras, fundamentalmente para erradicar para siempre la
pobreza en Venezuela. Y, por supuesto para garantizar a toda la ciudadanía, sin
exclusiones, la suprema felicidad social que es, como decía Simón Bolívar, la
mayor suma de felicidad posible.
Una nueva mirada del gobernante hacia la sociedad, lucha por ofrecerle a todos,
no la igualdad de oportunidades, sino la de condiciones.
Todo ello, visto en conjunto y una cosa sumada con la otra en forma coherente,
permite caracterizar a nuestro proceso, en el caso de Venezuela, como una
Revolución de los afectos. El amor al mando. En amor rigiéndolo todo. El amor
diseñando y poniendo en práctica una nueva manera de establecer las relaciones
humanas. Dirán que es una locura. Algunos lo dirán. Otros lo verán con dudas
como un experimento a observar con atención. Y otros nos sumergimos en ello
ideológico” Hugo Chávez Frías. El Libro Azul. Edición del Ministerio del Poder Popular para la
Comunicación e Información. Caracas, noviembre 2013,
44
¿Y al fin y al cabo qué significa todo esto? Que el amor se lanza a la gran batalla
política para ganar. Tal como lo dijo el Comandante Chávez: unidad, lucha,
batalla y victoria.
45