Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Concepto de Ciencia

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 4

CONCEPTO DE CIENCIA

Kedrov, M B y Espirkin A

La ciencia es un importantísimo elemento de la cultura espiritual, la forma superior de los


conocimientos humanos; es un sistema de conocimientos en desarrollo, los cuales se obtienen
mediante los correspondientes métodos cognoscitivos y se reflejan en conceptos exactos, cuya
veracidad se comprueba y demuestra a través de la práctica social. La ciencia es un sistema de
conceptos acerca de los fenómenos y leyes del mundo externo o de la actividad espiritual de los
individuos, que permite prever y transformar la realidad en beneficio de la sociedad; una forma de
actividad humana históricamente establecida, una “producción espiritual”, cuyo contenido y
resultado es la reunión de hechos orientados en un determinado sentido, de hipótesis y teorías
elaboradas' y de las leyes que constituyen su fundamento, así como de procedimientos y métodos
de investigación.

Rasgos generales de la ciencia

El concepto de ciencia se aplica tanto para denominar el proceso de elaboración de los


conocimientos científicos coma todo el sistema de conocimientos, comprobados por la práctica, que
constituyen una verdad objetiva, y también para señalar distintas esferas de conocimientos
científicos, diferentes ciencias. La ciencia moderna es un conjunto extraordinariamente subdividido
de ramas científicas diversas.

Con ayuda de la ciencia, la humanidad ejerce su dominio sobre las fuerzas de la naturaleza,
desarrolla la producción de bienes materiales y transforma las relaciones sociales. La ciencia
coadyuva a la elaboración del concepto materialista dialéctico del mundo, libera al hombre de
prejuicios y supersticiones y perfecciona sus facultades mentales y convicciones morales.

El vocablo “ciencia” equivale literalmente a conocimiento. Los conocimientos significan la


posesión de datos confirmados acerca de los fenómenos materiales y espirituales y su acertada
reflexión en la conciencia humana. El saber es contrario a la ignorancia, es decir, a la falta de una
información comprobada acerca de algo. La cognición o saber, es el proceso de sumersión de la
inteligencia en la realidad, con el fin de subordinarla al poder del hombre. Nuestra razón se mueve
del desconocimiento al saber, del conocimiento superficial al conocimiento profundo y multilateral.
Los conocimientos pueden ser de diferentes clases: cotidianos, pre-científicos y científicos,
empíricos y teóricos.

Los conocimientos elementales son propios de los animales, que poseen una información
cierta sobre determinadas propiedades de las cosas y sobre sus relaciones más simples, lo cual
constituye la condición necesaria para que se orienten adecuadamente en el mundo que les rodea.
Conocimientos elementales y cotidianos los poseen los niños en su tierna infancia. Cada individuo
adquiere en el transcurso de. su vida numerosos datos empíricos sobre el mundo exterior y sobre sí
mismo. Los hombres primitivos poseían ya no pocos conocimientos en forma de datos útiles,
costumbres, experiencias empíricas, recetas de fabricación, etc., que se transmitían de generación
en generación; sabían hacer muchas cosas, y su habilidad estaba basada en los conocimientos que
poseían. Los conocimientos tanto cotidianos como pre-científicos y científicos se apoyan en la
práctica. Todas las clases de conocimientos son el reflejo de las cosas. Pero, sin embargo, los
conocimientos científicos se diferencian notablemente de los cotidianos y pre-científicos. Los
conocimientos cotidianos, empíricos, se limitan, por regla general, a la constancia de los hechos y a
su descripción. Por ejemplo, los marinos sabían perfectamente cómo usar las palancas, y lo mismo
les sucedía a los comerciantes con las balanzas, mucho antes de que Arquímedes descubriese la ley
de la palanca. Pero esta ley hizo posible el invento de nuevos mecanismos, lo que a ningún práctico
le hubiera venido a la imaginación. Los conocimientos científicos presuponen no sólo la constancia
y descripción de los hechos, sin su explicación e interpretación dentro del conjunto del sistema
general de conceptos de determinada ciencia. El conocimiento cotidiano se limita a hacer constar,
y eso sólo superficialmente, cómo se desarrolla tal o cual acontecimiento. El conocimiento científico,
en cambio, no responde únicamente a la pregunta de cómo, sino también de por qué se realiza
precisamente de ese modo. La esencia del conocimiento científico consiste en la auténtica
generalización de los hechos, en que tras lo casual descubre lo necesario, lo que se halla respaldado
por leyes; tras lo singular, lo general, y sobre esta base se lleva a cabo la previsión de diferentes
fenómenos, objetos y acontecimientos; “... la coronación de la labor científica es la predicción, que
nos descubre los horizontes de los fenómenos o acontecimientos históricos futuros, es el signo
revelador de que el pensamiento científico supedita las fuerzas de la naturaleza y las que mueven
la vida social a la realización de las tareas que la humanidad se plantea”. 1 Todo el progreso del
conocimiento científico está relacionado con el crecimiento de las fuerzas y del horizonte de la
predicción científica. Por su parte, la previsión permite controlar y dirigir los procesos. El
conocimiento científico ofrece la perspectiva no sólo de prever el futuro, sino de formarlo
conscientemente. El sentido vital de cualquier ciencia puede caracterizarse de la siguiente forma:
saber para prever, prever para actuar.

Un rasgo esencial de la cognición científica es su sistema, es decir, la agrupación de los


conocimientos, ordenada según determinados principios teóricos. Un conjunto de conocimientos
dispersos, que no se hallen unidos según un sistema que guarde conexión, no llegará a constituir
una ciencia. El fundamento de los conocimientos científicos radica en una serie de premisas iniciales,
en unas leyes determinadas que permiten agrupar los correspondientes conocimientos en su
sistema único. Los conocimientos se transforman en científicos cuando la a acumulación de hechos,
realizada de acuerdo con una orientación determinada, y su descripción alcanzan tal nivel, que
pueden ser incluidos en un sistema de conceptos y formar partea de una teoría. Ya en la Antigüedad,
la filosofía y la lógica alcanzaron carácter científico. Los pueblos remotos habían logrado acumular
no pocos conocimientos sobre las relaciones cuantitativas de las cosas.

Basándose en ellos construyeron grandes obras: palacios, pirámides, etc. Pero estos
conocimientos matemáticos elementales no tuvieron durante largo tiempo más que un carácter
pre-científico: no habían llegado a formar un sistema conexionado sobre la base de principios y leyes
generales. Fue en los trabajos de Euclides donde los conocimientos matemáticos comenzaron a
adquirir por vez primera una forma científica. Euclides les dio carácter sistemático y demostrativo.
Prácticamente, la química es tan antigua como la humanidad. Pero los datos elementales de
carácter práctico acerca de los procesos químicos aún no constituían una ciencia. Solamente en el
siglo xvii, a partir de los trabajos de Boyle, la química comenzó a transformarse en ciencia.

Cada ciencia tiene su etapa de formación. Pero el criterio que rige la creación de cualquier
ciencia es común: determinar la materia a investigar, elaborar los conceptos correspondientes a la
materia en cuestión, establecer la ley fundamental inherente a dicha materia y descubrir el principio
o crear las teorías que permitan explicar gran número de casos. Por ejemplo, la mecánica constituyó
una ciencia cuando se establecieron las leyes de la inercia y de la conservación de la cantidad de
movimiento y se elaboraron los correspondientes conceptos (Galileo, Descartes, Newton). La
creación de la economía política se remonta a los fisiócratas. Adam Smith, David Ricardo y otros
descubrieron las primeras leyes económicas, pero sólo Marx transformó la economía política en
verdadera ciencia. Los conocimientos sociológicos se convirtieron en ciencia cuando Marx y Engels
descubrieron las fuerzas motrices del proceso histórico y las leyes objetivas de desarrollo de la
sociedad, que hicieron posible prever el comunismo. En la historia de su desarrollo, el conocimiento
alcanzó carácter científico a medida que fue descubriendo leyes y adquiriendo fuerza previsora. Los
conocimientos científicos se diferencian radicalmente de la fe, es decir, de la ciega creencia en la
veracidad de lo que en principio no se puede comprobar en la práctica ni demostrar lógicamente.
Sin embargo, hay que diferenciar la fe de la convicción basada en conocimientos, sobre todo
científicos, por ejemplo, la convicción del pueblo soviético en el triunfo del comunismo. La
convicción puede estar fundamentada científicamente; en cambio, la fe ciega, religiosa, la fe en
Dios, en los milagros y en lo sobrenatural, la fe como prejuicio, como creencia en los signos
favorables o desfavorables y en los sueños, no admite demostración alguna; solamente puede ser
inculcada. Si la ciencia hace al hombre potente ante las fuerzas de la naturaleza y ante la vida social,
la religión y la fe, en cambio, le desorientan, crean en él un sentimiento^ de predestinación y
adormecen su conciencia de clase. En oposición a la fe, los conocimientos científicos son un reflejo
veraz de la realidad, capaz de ser fundamentado a través de la práctica, y lógicamente demostrado.
La conexión lógica en el sistema de los conocimientos científicos se adopta como condición
necesaria, que se desprende de los hechos o de unas verdades previamente establecidas. Por eso,
el resultado argumentado de la cognición científica se manifiesta como algo de carácter general y
adquiere fuerza convincente para las personas que poseen la necesaria cultura mental.

El conocimiento científico del mundo se diferencia esencialmente de la conciencia estética.


Aunque la ciencia y el arte reflejan la realidad, en la primera, el reflejo tiene lugar en forma de
conceptos y categorías, mientras que en el arte se lleva a cabo a través de la imagen artística. Tanto
el concepto científico como la imagen artística constituyen una reproducción generalizada de la
realidad. Pero debido al carácter conceptual del pensamiento científico, la dialéctica de lo general,
lo específico y lo singular se manifiesta en el conocimiento científico de diferente modo que en el
arte. En la ciencia, la unidad dialéctica de lo general, lo específico y lo singular aparece en forma
general, en forma de concepto, de categoría, mientras que en el arte esa misma unidad dialéctica
se revela como una imagen, que conserva la visualidad del fenómeno singular de la vida. El
conocimiento científico persigue la máxima exactitud, excluyendo todo lo individual, todo lo que el
investigador haya podido aportar por cuenta propia: la ciencia es una forma social, de carácter
general, de desarrollo del saber. Toda la historia de la ciencia confirma el hecho de que cualquier
subjetivismo ha sido eliminado siempre, del modo más implacable, de la senda de los conocimientos
científicos, conservando únicamente lo supraindividual, lo objetivo. Las obras artísticas son únicas
en su género, mientras que los resultados de las investigaciones científicas son generales. La ciencia
es un producto del “desarrollo histórico general. En cambio, el arte admite la invención, la
introducción' por artista de algo que en esa forma precisa no existe no existió y probablemente no
existirá en la realidad. Pero la ficción artística es únicamente admisible en lo que se refiere a la forma
singular de expresar lo general, y no en lo que respecta a su contenido: la verdad artística no admite
la menor arbitrariedad y subjetivismo. Si el artista, al reflejar, lo general, no mantiene la unidad
orgánica con lo específico (típico) y singular, el resultado no será una obra artística, sino simple
esquematismo y sociología desnuda. Si, por el contrario, reduce todo en su obra a lo singular,
copiando ciegamente los fenómenos que observa y separando lo singular de lo general y de lo
específico, obtendrá una copia naturalista, en lugar de una obra artística. En la ciencia, por el
contrario, lo fundamental consiste en eliminar todo lo singular e individual, todo lo que no se puede
repetir, y conservar lo general en forma de conceptos y categorías. En el mundo, la forma de lo
general es la ley. Por eso, el conocimiento científico es el conocimiento de las leyes del mundo. Los
agnósticos y muchos idealistas metafísicas niegan que el objetivo principal de la ciencia sea conocer
las leyes de la naturaleza Algunos idealistas agnósticos reducen la ciencia a la descripción de los
fenómenos de la misma. Contra semejantes planteamientos agnósticos se han manifestado no sólo
los clásicos del marxismo, sino también los más importantes investigadores del campo de las
ciencias naturales.

Kedrov, M B y Espirkin A. (1968). La ciencia. Enlace iniciación. Argentina: Editorial Grijaldo.

También podría gustarte