Época Victoriana
Época Victoriana
Época Victoriana
1901, fue una época de transformaciones sociales que obligaron a los escritores a tomar
posiciones acerca de las cuestiones más inmediatas. Así, aunque las formas de expresión
románticas continuaron dominando la literatura inglesa durante casi todo el siglo, la
atención de muchos escritores se dirigió, a veces apasionadamente, a cuestiones como el
desarrollo de la democracia inglesa, la educación de las masas, el progreso industrial y
la filosofía materialista que éste trajo consigo, y la situación de la clase trabajadora. Por
otra parte, el cuestionamiento de determinadas creencias religiosas que llevaban
aparejados los nuevos avances científicos, particularmente la teoría de la evolución y el
estudio histórico de la Biblia, incitaron a algunos escritores a abandonar asuntos
tradicionalmente literarios y a reflexionar sobre cuestiones de fe y verdad.
Otras notables figuras de la novela victoriana fueron Anthony Trollope y las hermanas
Brontë. Emily escribió una de las más grandes novelas de todos los tiempos, Cumbres
borrascosas (1847), mientras sus hermanas Charlotte y Anne también escribieron obras
memorables. George Eliot es otra destacadísima novelista de la literatura universal, así
como George Meredith y Thomas Hardy.
Una segunda generación de novelistas más jóvenes, muchos de los cuales continuaron
su obra en el siglo XX, desarrollaron nuevas tendencias. Robert Louis Stevenson,
Rudyard Kipling y Joseph Conrad intentaron devolver el espíritu de aventura a la
novela, y alcanzaron algunas de las grandes cimas de la narrativa inglesa. Una
intensificación del realismo se produjo con Arnold Bennett, John Galsworthy y H. G.
Wells.
El mismo espíritu de crítica social inspiró las obras de teatro del irlandés George
Bernard Shaw, que hizo más que ningún otro por despertar al teatro de la somnolencia
en la que había estado durante el siglo XIX. En una serie de poderosas obras,
claramente influenciadas por las últimas teorías sociológicas y económicas, expuso, con
enorme habilidad técnica, la estupidez de los individuos y de las estructuras sociales de
Inglaterra y del resto del mundo moderno.
Thomas Hardy
El escritor inglés Thomas Hardy fue aclamado por la crítica tanto por su obra poética
como por su narrativa. En ambos géneros, se ocupa de asuntos ligados a la vida y al
destino de los individuos. En los poemas emplea formas métricas y ritmos complejos
cuyo efecto deriva de un lenguaje sencillo y a la vez dramático. Aquí se puede escuchar
un fragmento de “In Time of the Breaking of Nations” (Cuando las naciones se
dividen), escrito en los albores de la I Guerra Mundial.
Alfred Tennyson Estas líneas, recitadas por un actor, abren el Ulises de Tennyson, un
poema en el que Ulises, una versión actualizada del héroe de Homero, se embarca en
otro largo viaje junto a un grupo de discípulos. "Poco beneficia que como un rey
perezoso, / junto a este hogar en calma, entre riscos yermos, / a juego con una esposa
anciana, yo dicte e imponga / leyes desiguales a una raza salvaje, / que acumula, y
duerme, y come, y no me conoce".
Joseph Conrad
El novelista inglés Joseph Conrad trasladó a la creación literaria su propia vida, rica en
experiencia y aventuras. Una de sus obras más conocidas es Lord Jim (1900), la historia
de un hombre que pasa su vida intentando expiar sus cobardes acciones durante un
naufragio. Conrad también fue celebrado por el relato “El corazón de las tinieblas”
(1902), que expone la debilidad del carácter humano
Jane Austen
Orgullo y prejuicio de Jane Austen refleja las inquietudes de la clase media inglesa del
siglo XVIII. El siguiente fragmento de esta obra está leído por una actriz: "Es una
verdad universalmente reconocida que un hombre soltero, poseedor de una gran fortuna,
se encuentra necesitado de esposa./ Sin embargo, poco se sabe de los sentimientos u
opiniones de un hombre semejante cuando entra a formar parte de un vecindario. Esta
verdad está tan arraigada en las mentes de algunas familias cercanas, que le consideran
legítima propiedad de una u otra de sus hijas".
Charles Dickens
Una de las pocas incursiones que hizo Dickens en la novela histórica fue en Historia de
dos ciudades, situada en tiempos de la Revolución Francesa. Un actor lee este
fragmento: "Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, era la edad de la
sabiduría, era la edad de la insensatez, era la época de la creencia, era la época de la
incredulidad, era la estación de la luz, era la estación de la oscuridad, era la primavera
de la esperanza, era el invierno de la desesperación…"