Comandos Comunales
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Comandos Comunales
26 de julio de 1972
Hace poco se cumplió un año más de un hecho político que el desarrollo posterior de los
acontecimientos marcaría como un hito fundamental en la marcha de los trabajadores hacia el
poder: la Asamblea Popular de Concepción.
Por primera vez se planteaba con claridad la urgencia de que todo el pueblo desarrollara sus
propios organismos de poder, independientes del Gobierno y en oposición al Estado burgués.
La tarea de crear Poder Popular se ponía desde ese momento en la orden del día de la lucha de
los trabajadores.
Ha pasado tan solo un año desde ese acontecimiento. Lo que fue calificado como “producto
afiebrado de mentes calenturientas”, no solo se convirtió en una consigna aceptada por el
conjunto del movimiento de masas y por las mayoría de los partidos de izquierda, sino que
hoy es una realidad cada día en ascenso. El propio Frei ha advertido alarmado que es el
principal peligro para la institucionalidad burguesa; sin embargo, todavía hay quienes hacen
todo lo posible por dificultar su desarrollo, por encajonarlo dentro de esquemas burocráticos y
por desfigurar su verdadero carácter.
En este trabajo trataremos de examinar que paso en este año, para que el repudiado recién
nacido se convirtiera en un fuerte mocetón que camina a pasos acelerados hacia la madurez.
Asimismo, analizaremos en que consiste, desde el punto de vista de su necesidad histórica, la
existencia y desarrollo de un Poder Popular en el proceso revolucionario que vive Chile.
Un poco de historia
En la moción presentada por el Comité Regional del MIR a la Asamblea, se planteaba por
primera vez la necesidad de la “creación por la base de los Consejos Comunales de
Trabajadores en el campo y en la ciudad”.
Incluso la discusión en el seno de la Asamblea, se dio entre los que pretendían que fuera tan
solo un foro de discusión y crítica de los trabajadores y los que, centrando el problema en la
cuestión del poder, sostenían que la asamblea debía convertirse en una forma de agitación y
propaganda para impulsar y desarrollar los Consejos Comunales de Trabajadores.
Finalmente fue esta política la que prevaleció. Las repercusiones de la Asamblea del Pueblo
en Concepción fueron inmediatas y, a la luz de los posteriores acontecimientos, por lo menos
paradójicas. Al escándalo de la burguesía que protesto por la “institucionalidad amagada”, se
sumaron declaraciones como la del senador Jorge Montes, (PC), que llego a calificarla como
“expresión de la contrarrevolución” y el Comité Regional del PC de Concepción declaraba:
“el Partido Comunista declara que la situación producida no puede continuar, que esto ayuda
a los enemigos del Gobierno, justamente regocijados por lo que ocurre”.
Sin embargo, a pesar de todo, la tarea estaba lanzada y había encontrado terreno propicio en
la conciencia de los trabajadores chilenos que ya intuían que las formas de organización
existentes eran insuficientes para enfrentar las luchas que comenzaban a vislumbrase y que,
en octubre, se plasmarían en la agresión frontal de la burguesía. Por ello, pese a todo, se
continuo impulsando, ahora a nivel nacional, la tarea de crear los organismos embrionarios de
poder del pueblo.
El simple desarrollo que ha seguido la lucha de clases en nuestro país, muestra la justeza de
los planteamientos que llamaban entonces a las masas a dotarse de instrumentos eficaces para
disputarle el poder a las clases dominantes. La realidad de hoy en la materia señala el nivel de
maduración de los trabajadores, así como el avance de una conducción revolucionaria en el
seno del movimiento de masas.
En todo el periodo que fue desde la Asamblea del Pueblo de Concepción hasta el paro
patronal de octubre, los sectores revolucionarios estuvieron permanentemente llamando a los
trabajadores a desarrollar las tareas del Poder Popular.
Tanto en las crisis de agosto, provocada por la ofensiva de la burguesía, como la producida
en los primeros días de septiembre, el MIR, a través de su periódico “El Rebelde”, ponía
énfasis en la labor, señalando que construía la principal tarea de poder que debían llevar a
cabo los trabajadores. Así, en su edición n° 47 del 12 de septiembre, se hacia claridad
respecto a que significaban estos organismos y a la forma en que debían organizarse:
“Los Comités Coordinadores Comunales se organizan convocando a los sindicatos
industriales y campesinos, a los profesionales y asociaciones de empleados, a los centros de
alumnos y federaciones de estudiantes, a los partidos políticos de izquierda, a todos los
trabajadores organizados para que en cada comuna, sector o localidad se unan para luchar en
conjunto, reuniéndose en el Comité Coordinador”.
Asimismo, junto con señalar que los Comités debían luchar contra los ataques de la
burguesía y por resolver los problemas concretos que afligen al pueblo, apuntaba:
“Luchar por la organización de los trabajadores para el ejercicio del poder en la comuna,
desplazando de una vez por todas a los politiqueros de la derecha, a los patrones explotadores
y a los burócratas insensibles”
Sin embargo, este esfuerzo, que por algunos meses fue solitario, en orden a señalar la
importancia y necesidad de la tarea, así como de impulsarla prácticamente, había calado
hondo en la conciencia de los trabajadores.
La realidad de la agresión puso en tensión todas las fuerzas populares y se delinearon, como
nunca antes, claramente dos campos en el desarrollo de la lucha social.
De esta forma, se comenzaron a dar los primeros pasos en el seno de las nuevas
organizaciones. Mientras algunos buscaban darle a la crisis, planteada por el paro de los
empresarios, una salida de paz social que se cristalizaría en el gabinete UP-Generales, en el
Comité coordinados Vicuña Mackenna , por citar un caso, se aprobaba un programa, que
luego seria conocido como el “Programa del Pueblo”, que unificaba las reivindicaciones y
derechos de todos los sectores del pueblo y señalaba tareas políticas para el conjunto de los
trabajadores.
“El pueblo tiene su programa: el pliego de la clase obrera, los pobres y los trabajadores en
general.
El pueblo tiene su organización: los Consejos Comunales de Trabajadores.
Con uno y otro, a luchar hasta el final”.
Así , después de tres meses de ser planteada en Concepción por primera vez la tarea del
Poder Popular, esta era asumida por amplios sectores de los trabajadores y comenzó a ser
impulsada por todos los revolucionarios, de dentro y fuera de la Unidad Popular.
Sin embargo, la acción de los sectores revolucionarios no se desarrollo siempre bajo una
absoluta identidad de criterios; por el contrario, el problema del Poder Popular provoco una
encendida polémica en el seno del pueblo que, además ,fue obligando cada día mas a que los
sectores reformistas, que la habían calificado despectivamente poco tiempo antes, tuvieran
que aceptar su existencia real y creciente y que se tuvieran que sumar, a regañadientes , a la
discusión.
La expresión pública mas importante de esta discusión fueron el foro organizado por el
Movimiento ”Cristianos por el Socialismo” en noviembre y el foro que organizó el Sindicato
de Trabajadores del diario “Clarín” en diciembre, en el Edificio “Gabriela Mistral”.
Mientras algunos insistían en que debían estar subordinados orgánicamente a la acción del
Gobierno, el MIR reiteraba la necesidad histórica de su independencia, en cuanto organismo
que tenían como objetivos fundamentales levantar un poder alternativo al Estado burgués, que
permitiera destruirlo y crear un nuevo Estado. Subordinar, por, lo tanto, la acción de los
Comandos al aparato institucional y a la burocracia funcionaria, aunque el Gobierno estuviera
en manos de fuerzas de izquierda, significaba desvirtuar su carácter y anular totalmente su
proyección estratégica.
Aún cuando la discusión prosiguió, una nueva coyuntura, pondría nuevamente en primer
plano la acción de estos organismos embrionarios de poder. En enero el entonces Ministro
Orlando Millas (PC) daba a conocer un proyecto acerca de la constitución del área social que
significaba en la practica un intento de conciliación con sectores de la clase dominante y que
los trabajadores estigmatizaron como el “Proyecto Camarón”.
La lucha contra la devolución de empresas que implicaba el “Proyecto Millas” dio un nuevo
impulso a la organización de los trabajadores por la base, que después de octubre había
perdido parte de su dinamismo, gracias a la política desmovilizadora aplicada por el gabinete
UP-Generales.
Sin embargo, estas condiciones favorables para dar un paso adelante en la creación y
desarrollo de organismos de Poder Popular, tomo un curso equivocado. Por largo tiempo,
hasta la iniciación de la ofensiva burguesa en el plano institucional, que culminaría con el
intento de golpe del 29 de junio, se desarrollo paralelamente la acción de la clase obrera, por
una parte, a través de la organización de los Cordones Industriales y de sus sectores aliados,
como por ejemplo los pobladores, que desarrollaron sus propias organizaciones.
Este inconveniente seria luego superado. Las políticas correctas terminaron por imponerse,
en el sentido de que el Cordón Industrial debía ampliarse y recibir en su seno a campesinos,
pobladores, estudiantes, empleados, etc., para convertirse en un Comando Comunal de
Trabajadores, que bajo la dirección de la clase obrera reunía al conjunto del pueblo tras un
programa revolucionario.
Fueron los propios trabajadores los que pusieron a sus organizaciones en el camino
correcto. El primer paso dio el Cordón Industrial Cerrillos que el 23 de mayo pasado acordó
realizar un Encuentro con la participación de todas las organizaciones populares de la
comuna, para así poder echar las bases del Comando Comunal de Trabajadores.
Sin duda la experiencia mas interesante de este periodo fue la movilización popular
desarrollada en Constitución, antaño idílico lugar de descanso de los latifundistas de Maule.
Paralelo con ello, el sector mas “duro” de las clases dominantes trabajaba febrilmente por
darle una salida de fuerza inmediata a la situación. Así, para preparar el terreno a una aventura
golpista, el senador Jarpa a nombre del partido Nacional llamo a “desobedecer al Gobierno
por ser ilegitimo”.
En este contexto se dio el importante paso de consolidar los Comandos Comunales, a fin de
crear las condiciones para sellar la alianza de todos los sectores populares, bajo la dirección
de la clase obrera.
Precisamente este reforzamiento orgánico y político de los Comandos Comunales hizo tizas
los intentos burgueses de dividir al pueblo e hizo fracasar la estrategia “freista” hacia el
derrocamiento del gobierno.
En este plano de intensos combates sociales y políticos entre los trabajadores y sus
explotadores, los Comandos Comunales dieron un nuevo paso y mostraron su fortaleza
cuando rechazaron una tras otra las ofensivas burguesas, que culminaron con el intento
golpista del viernes 29 de junio. Asimismo, se constituyeron antes y después de ese hecho en
una barrera contra los intentos de conciliación que se han dado y que permanecen de parte de
sectores reformistas.
Es esta situación la que le permitió a Juan Olivares, Presidente del Comando Comunal de
Trabajadores de Estación Central y Consejero Nacional de la CUT, en el acto del MIR en el
Teatro Caupolican el pasado 12 de julio: “Hoy es mas necesario que nunca ampliar y extender
las posiciones conquistadas por todo un pueblo durante estos días. En la lucha por nuestra
liberación definitiva hemos hecho avances enormes; nunca como hoy la clase obrera ha
estado mas cerca del poder”.
En efecto, desde la Asamblea del Pueblo de Concepción, hace un año, los avances de la
clase obrera y el pueblo en la lucha por desarrollar sus propios organismos de poder, a pesar
de los obstáculos encontrados en las propias filas del pueblo, han sido enormes tanto en
cantidad como en calidad.
Pero fundamentalmente el avance principal lo constituye el carácter que ellas tienen hoy: ya
no son simples instrumentos para enfrentar una ofensiva burguesa, sino que son herramientas
eficaces para pasar a la ofensiva, que cuentan con una organización superior y con un
programa revolucionario que , como dijo el dirigente Olivares, pone a los trabajadores- como
nunca habían estado- tan cerca del poder.
Esto explica la campaña desatada por la prensa de la burguesía que, entendiendo con
claridad la proyección histórica de los organismos de Poder Popular, pretende lanzar a las
Fuerzas Armadas (usando la Ley de Control de Armas), contra los Comandos. Ellos, al
fortalecerse, están levantando una alternativa de poder frente al Estado burgués.
El Poder Popular es hoy una realidad que se atraviesa en el camino a los intentos
conciliadores de sectores reformistas que se ven obligados a frenar- y enmascarar sus
intenciones- de devolver empresas y conciliar- o dialogar como ellos llaman- con algunos
sectores de las clases dominantes, accediendo a las presiones de las masas para pasar algunas
de ellas al área social.
Cuando el año pasado los reformistas” dialogaron” con la Democracia Cristiana, sólo
recibieron el repudio de los trabajadores. Hoy se enfrentarán al conjunto de organizaciones de
masas organizado en sus propios organismos de poder.
El desarrollo de los organismos de Poder Popular que hemos visto en el recuento anterior,
plantea necesariamente un análisis mas profundo que una simple visión cronológica.
Por ello, después de revisar un poco “la historia del Poder Popular”, queremos entrar a
examinar, desde el punto de vista de su justificación histórica las condiciones que provocan la
necesidad de crear los organismos de poder del pueblo y su proyección estratégica en el
proceso revolucionario chileno.
Desde otro punto de vista, podemos afirmar que están dadas las condiciones objetivas y
subjetivas para el desarrollo del Poder Popular.
En segundo término, el ascenso continuado del movimiento de masas, cuyo empuje toma
progresivamente un carácter revolucionario que engloba cada vez a círculos mas amplios de
la clase obrera y de las masas populares, que establece a la clase obrera como clase dirigente y
que incorpora a la lucha social y política a extensas capas atrasadas.
A esto hay que agregarle una agravación profunda de la crisis económica, que no es otra
cosa, en lo fundamental, que una expresión de la crisis capitalista.
Por otra parte, otra condición favorable es el cada vez más manifiesto fracaso del
reformismo, como alternativa política y como dirección política de la sociedad y las masas y,
en contraposición con ello, el fortalecimiento de la línea revolucionaria en el seno de las
masas y el reforzamiento de una conducción revolucionaria alternativa.
La presencia de estos factores ha hecho posible que el Poder Popular sea hoy una realidad.
Pero ¿de que se trata el Poder Popular? ¿Cuál es su significado?
Las existencias del Poder Popular es la única alternativa real de superación de la situación
actual de la lucha de clases, porque permite configurar una alianza social revolucionaria en
que, alrededor y bajo el liderazgo de la clase obrera, se unifiquen los campesinos, pobladores,
estudiantes, las capas mas bajas de la pequeña burguesía, organizadas en forma autónoma en
una estructura de poder independiente.
Esta tarea no solo es posible sino que es la única acción revolucionaria que puede superar la
crisis, ya que mantener a las masas ajenas a las tareas posibles de dirección, control y
organización de la sociedad, en una época de crisis de esta, de crisis de la dominación
burguesa y de ascenso del movimiento de masas, es en el hecho subordinarse al Estado
burgués y mantenerlo, estando obligado a reforzarlo después, cuando la tarea es precisamente
crear la Fuerza Social y los órganos políticos de las masas que permitan extender y desarrollar
la crisis para resolverla a favor del proletariado.
En efecto, en la sociedad burguesa las masas son separadas de las funciones de control,
dirección, organización y gobierno directo de la sociedad y la economía. Precisamente el
orden burgués cristaliza estas funciones en instituciones separadas, independientes del control
de las masas: las instituciones del Estado burgués. En la atomización del cuerpo social,
impuesta por la institucionalidad burguesa, en la organización corporativa y en su
disgregación política que solo se unifica a través del sufragio universal para decidir entre
opciones que no concurre a definir, delegando su iniciativa política en el acto de la elección,
se basa en esencia el orden institucional.
El orden institucional capitalista fragmenta, divide y atomiza el cuerpo social, a la vez que
impide la expresión y la vida política directa de las masas y aún para numerosos sectores ni
siquiera crea una organización corporativa.
Los Comandos Comunales precisamente vienen a cumplir ese papel. Son producto de un
movimiento de masas en ascenso que genera sus propias instituciones, basados en la
democracia directa, en el control desde abajo, vale decir, instrumentos políticos donde se
gesta y expresa el nuevo bloque histórico de las clases explotadas.
Los Comandos Comunales deben ser instrumentos del pueblo para sus luchas inmediatas;
para la lucha política contra el Estado capitalista; instrumentos para la gestación y el
desarrollo del bloque histórico revolucionario; órganos que ayuden a gestar activamente la
crisis revolucionaria y, en su momento, instrumentos de la insurrección.
Después de este paréntesis, quizás un poco árido, pero a nuestro juicio necesario, queremos
finalizar este trabajo entrando a un terreno bastante concreto. Queremos examinar un
Comando por dentro, saber como funciona, como se organiza y que tareas cumple.
Evidentemente este es un esquema general, que en la practica funciona mediatizado por
diversos factores, ya sea por su desarrollo, por el tipo de lucha que han librado, etc., pero lo
fundamental es que es el esquema base hacia cual tienden todos los Comandos.
Vale decir, el Comando Comunal se constituye como el órgano de expresión política directa
de todos los explotados de la comuna. En esa medida, el Comando debe incorporar a los
obreros, los pobladores, los campesinos, la pequeña burguesía pobre, los estudiantes, las
mujeres de la comuna. Asimismo el Comando Comunal debe luchar por incorporar a su seno
a los suboficiales y soldados por medio de la lucha de todo el pueblo por los derechos
ciudadanos.
El Comando Comunal se organiza tras el programa revolucionario del pueblo que permite
unificar la lucha del conjunto del pueblo.
Por otra parte, se trata de tender a que el Comando Comunal pase a asumir el control de la
vigilancia y el orden en la comuna y, al mismo tiempo, desarrollar sus propias formas de
administración de justicia a través de Tribunales Comunales.
El Comando Comunal tiene como célula básica a la Asamblea de base por frente. Este es un
organismo resolutivo que debe pronunciarse sobre los diversos problemas que discuta y
resuelva el Comando, a través del Consejo de Delegados u otros organismos resolutivos.
Estas asambleas de base por frente deben funcionar en los sindicatos obreros (ya sea
industriales, agrícolas, de la construcción, mineros y de empleados; en los organismos de
pobladores (Juntas de Vecinos, JAP, Campamentos, Almacenes Populares, Centros de
Madres): en las organizaciones estudiantiles (federaciones y centros de alumnos): en las
organizaciones de la pequeña burguesía propietaria y el campesinado (federaciones de
asentamientos, sociedades o asociaciones de artesanos, campesinos, pequeños propietarios).
La Asamblea de base designa sus delegados al Consejo de Delegados, los cuales están
sujetos al control y la revocación de la Asamblea.
Por su parte, los delegados designados por las asambleas de base constituyen el Consejo de
Delegados que combina poderes legislativos y ejecutivos y toma sus decisiones sobre la base
de los mandatos de las Asambleas de base y de la subordinación de la minoría a la mayoría.
El Consejo de Delegados designa un Comité Directivo que ejerce las tareas de organización
y ejecución de los acuerdos de ese Consejo. Los miembros del Comité Directivo son
removibles en cualquier momento por el Consejo de Delegados.
Los miembros del Consejo de Delegados se agrupan en los diversos Comités de Trabajo,
que son necesarios para el funcionamiento del Comando: Comités de Defensa, Educación,
Control y Dirección Obrera, Transporte, Abastecimiento, Justicia, Propaganda, etc. Cada uno
de estos Comités debe asumir el control de las tareas respectivas y desarrollan las
instituciones y mecanismos necesarios.
En este sentido, el Comité de Defensa del Comando Comunal de Trabajadores tiene por
tarea crear, coordinar y dirigir las Brigadas de Vigilancia y Autodefensa, planificar la defensa
de la comuna, organizar la vigilancia sobre los reaccionarios y mantener el orden en la
comuna.
Internamente, el Comité de Defensa esta constituido por un Comité de Dirección que tendrá
un jefe y miembros del Comité de Delegados. El Comité de Defensa se articula directamente
con los Comités de Vigilancia, los Comités de Autodefensa y las Brigadas de Vigilancia de
los Frentes.
El Consejo de Delegados elegirá un Presidente del Consejo que será el representante oficial
del Comando y, a la vez, presidente del Comité Directivo.
El Comité Directivo esta integrado por el Presidente del Consejo de Delegados y por los
encargados de cada Comité de Trabajo, cuyos miembros serán designados por el Consejo de
los Delegados.
Los Comandos Comunales de Trabajadores son una institución política de la clase obrera y
el pueblo de carácter territorial. El Comando Comunal abarca el territorio de la comuna.
Se trata entonces de que , a partir de los Comandos Comunales, se organicen Comandos que
abarquen un ámbito territorial, funciones y tareas de poder y gobierno mas amplias. Tal es el
objetivo de la formación de los Comandos Provinciales de Trabajadores.
EL FUNCIONAMIENTO DE UN COMANDO
El Comité Directivo, los Comités de Defensa, Abastecimiento, Salud, etc., no deben jamás
sustituir a las masas, ni separarse de ellas o actuar sin consultarla. Estos órganos ejecutivos
son simples mandatarios de los trabajadores. Esa es la esencia de la democracia de los
comandos: la democracia proletaria.
El local debe ser el símbolo del naciente poder obrero y popular en la comuna.
Por otra parte, el Comando Comunal debe contar con sus propios medios de propaganda:
publicar un pequeño periódico, aunque sea a mimeógrafo o una hoja impresa como
informativo. Utilizar las radios u otros medios de comunicación de la comuna. Crear diarios
murales del Comando en fabricas, lugares de trabajo, escuelas, poblaciones, lugares públicos.
El Comando Comunal debe funcionar con planes concretos de trabajo, en cada una de las
tareas y actividades que deba desarrollar el Comando.
Por ello es una tarea de hoy, fortalecer los Comandos existentes, a través de ampliar la
representatividad, incorporar a todos los sectores populares de la comuna: democratizando los
Comandos para hacerlos órganos de real democracia proletaria.
Esto exige pasar de la etapa de la coordinación de organizaciones y directivas a la fase de
gestación de un órgano basado en la democracia directa, constituyendo la Asambleas por
frente.
El Comando se fortalece ejerciendo poder por distintas vías: presión, control, subordinación
y asumiendo directamente funciones de poder. Finalmente, el Comando Comunal se fortalece
conduciendo e impulsando la lucha de todos los trabajadores de la comuna contra la burguesía
y el Estado.
Los Comandos Comunales son un órgano de poder local y, por lo tanto, distintos de la
CUT.
La Central Única de Trabajadores agrupa sólo a un sector del pueblo, a los que están
incorporados al trabajo y los organiza para luchar principalmente por la defensa de los
intereses económicos-gremiales de los trabajadores.