54 Exobiologia
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Ya había muchas dudas, sobre todo porque solo se había observado en radio una
única línea espectral de absorción del fosfano (con longitud de onda de 1.123
mm); aunque se había «confirmado» con dos instrumentos, el Telescopio James
Clerk Maxwell (JCMT) en Hawaii, en junio de 2017, y ALMA en Atacama, Chile, en
marzo de 2019.
La ciencia de frontera es una lucha salvaje contra el sesgo de confirmación. El
grupo de Greaves observó fosfano en Venus en 2017 con el telescopio JCMT;
para poder publicarlo en la revista Nature Astronomy confirmó la observación con
ALMA en 2019, ajustando los datos con un polinomio de grado 12 se alcanzaron
∼15 sigmas. Se acaba de publicar en arXiv un reánalisis independiente con el
mismo software de los datos de ALMA a 267 GHz; la señal del fosfano (PH₃) solo
alcanza ∼2 sigmas. Por tanto, no se observa fosfano en la atmósfera de Venus.
Más aún, el uso de un polinomio de grado 12 produce falsas líneas de absorción
con más de 10 sigmas en otras regiones del espectro. Un duro varapalo a la
observación del grupo de Greaves y al fosfano como biomarcador.
Microorganismos quimiolitotróficos, por José Atzin García, catedrático de
la Facultad de Biología-UV; Ausencia de gravedad y su efecto en la
hematopoyesis, por Alejandro Fernández Méndez, de la Facultad de
Medicina-UV e Instituto de Ciencias Avanzadas ac; La biología y el
espacio, por Leticia Garibay Pardo, catedrática de la Facultad de
Biología-UV; Introducción al derecho espacial, por Adán Colorado
Jiménez, de la Sociedad Espacial Mexicana ac; El impacto de la
exploración espacial en la educación, por Cirilo Santiago Cruz, del
Instituto de Ciencias Avanzadas ac; Uso de la energía solar en la
exploración espacial, por Francisco Tijerina Salazar, del Instituto de
Ciencias Avanzadas ac y Central Nuclear de Laguna Verde; Unidades
mínimas de trasformación, una propuesta para remodelar Marte, por
Omar Pensado Díaz. También se hizo llegar un mensaje de Cayetano
Santana Gil, presidente de The Mars Society-España, en el que motivaba
a los asistentes a continuar explorando los beneficios de la conquista del
espacio.
Observar e imaginar el espacio ha sido una actividad ligada a la humanidad desde sus albores. En
él siempre hemos buscado respuesta a inquietantes preguntas sobre nuestra propia naturaleza,
nuestra posición en el Universo, la presencia de vida en otros planetas o su origen en el nuestro.
Los enormes avances en ciencia y tecnología que han caracterizado la segunda mitad del siglo XX
y el comienzo del XXI permiten ahora explorar los secretos mejor guardados del espacio, utilizando
sofisticados instrumentos a bordo de aeronaves o instalados en Tierra
A continuación elaboran un balance de los usos simbólicos que de los alienígenas ha hecho el
cine, así como de una clasificación taxonómica de los mismos y terminar con el, quizá, más
conocido extraterrestre de la historia del cine, el xenomorfo creado por Ridley Scott y la saga
de Alien.
Por lo tanto, están más vigentes que nunca las ideas desarrolladas durante los años
70 por dos grandes biólogos y científicos chilenos: Francisco Varela y Humberto
Maturana, quienes plantearon el concepto de “autopoyesis“, propiedad que define a
un sistema vivo mínimo (una célula) como un proceso circular (interdependiente) entre
una barrera o borde que lo delimita del exterior y una actividad interna (red de
reacciones) que produce los componentes de dicho borde. Esto es, el borde se
forma a partir de esta actividad y -en forma inversa- la actividad se mantiene (es
regenerada) en virtud de las condiciones producidas por el borde. Un sistema
auto-organizado de este tipo es independiente de su materialidad y los procesos son
generales, pudiendo aplicarse transversalmente en astrobiología y biología sintética,
pero también a otras emergentes como la cibernética y la inteligencia artificial.
Un logro en este camino (en 2010) es el primer microorganismo sintético Syn 1.0
(Mycoplasma mycoides JCVI-syn1.0), el cual posee un ADN (genoma)
completamente sintetizado en forma artificial. Más recientemente (en 2013) se ha
publicado un nuevo hito, la primera “fábrica de proteínas” artificial, logrando
sintetizar en el laboratorio (in vitro) los primeros ribosomas funcionales a partir
del ensamblaje de sus subunidades (proteínas y ARN). Esta hazaña tiene impactos en
la industria biotecnológica y biomédica, pero también acerca la posibilidad de
desarrollar vida artificial a partir de componentes y sistemas biológicos
diseñados por computador.
Una pregunta fundamental a este problema es qué entendemos por vida mínima,
toda vez que el escenario más probable es encontrar rastros microscópicos y
no un extraterrestre al estilo E.T. ¿Existen cualidades inherentes a los sistemas
vivos, más allá de su materialidad particular? Esta pregunta también es válida en
áreas de vanguardia como la biología sintética y vida artificial, ramas de la ingeniería y
la biología que hoy están revolucionando nuestra comprensión de los sistemas vivos
Están más vigentes que nunca las ideas desarrolladas durante los años
70 por dos grandes biólogos y científicos chilenos: Francisco Varela y
Humberto Maturana, quienes plantearon el concepto de “autopoyesis“.
La exobiología es una ciencia para unos, para otros es una rama de la biología. Es
difícil llegar a un acuerdo, pero dos datos son suficientes para decir qué es la
exobiología: aúna muchas áreas de conocimiento y todos trabajan por detrás de la
respuesta a una pregunta -¿Hay vida fuera de la Tierra?-, en sus respectivas
áreas.
La era espacial y la astronáutica práctica arrancan con el
lanzamiento del Sputnik 1 por la Unión de Repúblicas Socialistas
Soviéticas (URSS) en octubre de 1957, y con el del Explorer 1 por
Estados Unidos en enero de 1958. En octubre de 1958 se creó en
Estados Unidos la NASA. En las dos décadas siguientes se han
llegado a lanzar más de 1.600 naves espaciales de todo tipo, la
mayoría destinadas a orbitar nuestro planeta. Sobre la superficie
de la Luna han estado dos docenas de hombres, que han
regresado después a la Tierra. En el año 1997 había ya unos
8.000 objetos girando alrededor de la Tierra, en su mayoría restos
de cohetes y equipos de sus fases de lanzamiento, y otros
materiales semejantes. Hay unos 2.300 satélites y sondas
espaciales en funcionamiento.
Etimología[editar]
La palabra astrobiología viene del griego astron, estrella; bios, vida; y logos, palabra/ciencia;
ocasionalmente también es llamada xenobiología (del griego xenos,
foráneo), exobiología (del griego exo, exterior) o bioastronomía, es decir, el significado literal
de astrobiología es la ciencia de la vida en el cosmos, la ciencia de la vida exterior o foránea
(extraterrestre), ya sea vida del pasado, presente o futuro. 23
Ciencias relacionadas[editar]
La astrobiología es una ciencia multidisciplinaria que se forma de la especialización y la unión
de diversas disciplinas científicas como son la astronomía, la astrofísica, la biología,
la química y la geología. Adicionalmente, las principales ciencias auxiliares de la astrobiología
son la matemática, la informática y la estadística.
Descripción[editar]
Algunas de las cuestiones que trata de responder la astrobiología son las siguientes:
Preguntas trascendentales[editar]
Algunas de las preguntas que busca responder la astrobiología son: ¿Qué es la vida?, ¿cómo
surgió la vida en la Tierra?, ¿Cómo evoluciona y se desarrolla la vida, si existe o no vida
extraterrestre?, y ¿Cuál es el futuro de la vida en la Tierra y en otros lugares, de haberla?.
Estas preguntas hacen que la astrobiología sea una ciencia con profundas
implicaciones filosóficas.
Sitios de búsqueda[editar]
En la Tierra, se estudia la vida en las fuentes hidrotermales submarinas, los estromatolitos que
existen en lugares como Australia, o Cuatro Ciénegas en México. En España, se estudian las
bacterias de Río Tinto.
Se están estudiando aquellos sitios del Sistema Solar en donde se piensa que hay más
probabilidades de encontrar agua líquida en forma estable. Este podría ser el caso del
subsuelo de Marte, de Europa, el satélite helado de Júpiter, bajo cuya superficie helada podría
existir un océano de agua líquida, de una de las lunas de Saturno, Titán, el único satélite del
Sistema Solar con una atmósfera considerable, y el de Encélado, otra luna de Saturno que
muestra evidencias de tener agua líquida a pocos metros de la superficie.
La exobiología es una ciencia para unos, para otros es una rama de la biología. Es difícil
llegar a un acuerdo, pero dos datos son suficientes para decir qué es la exobiología: aúna
muchas áreas de conocimiento y todos trabajan por detrás de la respuesta a una pregunta
-¿Hay vida fuera de la Tierra?-, en sus respectivas áreas.
Para empezar, tendrán que saber dónde y qué buscar exactamente para
encontrar la vida. Investigan, entre otras cosas, cómo surgió la vida en la
Tierra. Y es que hay un único modelo de búsqueda de vida fuera de la
Tierra: Terrestre. Por ello, es imprescindible conocer las condiciones en
las que la vida surgió en la Tierra (suponiendo que fue así) para buscar
planetas con condiciones similares.
Para empezar, tendrán que saber dónde y qué buscar exactamente para
encontrar la vida. Investigan, entre otras cosas, cómo surgió la vida en la
Tierra. Y es que hay un único modelo de búsqueda de vida fuera de la
Tierra: Terrestre. Por ello, es imprescindible conocer las condiciones en
las que la vida surgió en la Tierra (suponiendo que fue así) para buscar
planetas con condiciones similares.
La verdad es que puede ser un tipo de vida muy diferente en el universo
amplio. Pero lo más sencillo es encontrar una vida similar a la que
conocemos: basada en el carbono, en estrecha relación con el agua, con
alguna molécula de almacenamiento de información... En definitiva, un
sistema similar al de la célula.
Sin embargo, otra luna de este planeta, Titán, posee una extraña “hidrología” a
base de mares, ríos y lluvias de hidrocarburos (como el metano). Se ha
especulado que este extraño paisaje podría teóricamente sustentar alguna
particular forma de vida microbiana. A partir de estas y otras observaciones, la
propia NASA ha expresado que no estaría lejos el momento de encontrar huellas
de vida fuera de la Tierra. También desde Chile se han descubierto en los últimos
años numerosos planetas exteriores al sistema solar (exoplanetas) que reúnen
potencialmente condiciones para sustentar vida.