EL DIFUSO ESCENARIO DE LA INFORMALIDAD Comentarios
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INDICE
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I. Introducción
X. La Perspectiva regulatoria
XIII. Bibliografía
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1. Introducción
La informalidad es algo tan normal en nuestra vida diaria que puede resultar habitual
escuchar la queja, el reclamo y la crítica de su existencia, sin embargo, la mayoría de
veces los comentarios y frases se presentan carentes de un análisis crítico y profundo,
que exprese la compleja realidad de esta problemática. Por oposición también existe una
postura de elogio y sublimación del espacio de la informalidad asociada, quizás a la
bohemia, lo criollo, y busca utilizar casos emblemáticos para construir una imagen de
empoderamiento, como por ejemplo en lo gastronómico o en los de éxito comercial
como Polvos azules o de producción textil como Gamarra. A la vez observamos que las
entidades de gobierno no toman en consideración las investigaciones y los intentos por
buscar nuevas explicaciones para las diferentes situaciones problemáticas que presenta
la informalidad y el comercio ambulatorio. Quizás esa pueda ser la principal debilidad
de las Municipalidades en su esfuerzo por concebir ciudades en equilibrio social,
económico y político.
He ahí el nudo, es decir, cómo contribuimos a desarrollar análisis que puedan alimentar
la toma de decisiones y las acciones necesarias para lograr efectos en las condiciones de
vida de la población, sin que esto signifique expulsarlos, discriminarlos, reprimirlos,
denigrarlos, sino que acoja, que promueva, que reconozca y promueva el ejercicio de
derechos y una lógica de igualdad y de solidaridad que mucha falta le hace a la gestión
pública. Para efectos de este trabajo nos interesa mucho más analizar la informalidad
como fenómeno, y no nos centraremos del todo en los hallazgos de la investigación
previa mencionada en los distritos de El cercado y La Victoria, sin embargo,
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recurriremos a algunos de ellos, pues nos ofrecen información importante por la riqueza
de elementos y su casuística, dado que estos distritos constituyen la zona más vital y
amplia del comercio y la informalidad en todo el país. También recurriremos a otras
investigaciones realizadas en el mismo ámbito que han abordado la problemática de las
y los migrantes venezolanos en el Perú y la situación social producto de la pandemia del
Covid 19.
Abordar la informalidad, necesariamente nos remite a los trabajos que han abordado
este escenario anteriormente y han marcado la forma en que concebimos sus
manifestaciones, así como el diseño de las políticas públicas orientadas a ella. Francisco
Durand (2013) identifica dos grandes influencias en esa línea, el primero es el trabajo de
José Matos Mar, denominado “El Desborde popular y crisis del Estado”, y el segundo el
trabajo de Hernando De Soto, con su libro “El otro Sendero”. Para Durand, el trabajo de
Matos Mar expone una realidad desde las carencias de una población inferiorizada, que
desborda la ciudad al tomar con su propia mano el acceso a derechos, sin embargo, se
circunscribe demasiado a Lima y no permite tener una visión amplia de la informalidad,
que se estaría operando a nivel de todo el territorio nacional y que requiere un nuevo
esquema analítico para entender los procesos socio económicos; y al contrario en “El
otro sendero, De Soto identifica una población potencialmente capitalista, con una gran
potencialidad de emprendimiento, y que por ende era obligación del estado derribar los
muros que impiden la formalización, pues esto podría posibilitar una revolución social
de prosperidad económica. Para Durando, estas dos visiones de la
informalidad/formalidad no dan cuenta de la realidad en su verdadera magnitud, por lo
que se requiere un análisis más realista.
Francisco Durand (2013) desarrolla una propuesta de análisis para procurar dar una
explicación mas abarcadora de la esta realidad, planteando que para superar la
dicotomía entre formalidad e informalidad se debería considerar la existencia de tres
socioeconomías, la formal, la informal y la delictiva, que funcionan de acuerdo al nivel
de transgresión a la que están expuestas, y que empujan a la consolidación de una
cultura de la transgresión nacional que eliminaría incluso el sentimiento de culpa. Esta
perspectiva, que incorporar la delictividad como un espacio que opera a través de la
economía informal, tendría que analizarse a la luz de la articulación de la economía
nacional en el sistema mundo moderno, y ver cómo las políticas públicas y sociales han
contribuido a esta realidad. Será necesario incorporar las categorías de hegemonía y
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poder para poder dilucidar cómo se establece el mundo de la formalidad y los muros
que lo apartan de la informalidad, así como de las formas de dominación que impiden la
movilización social y que proscriben un pensamiento diferente al impuesto. Aquí la
definición de lo delictivo podría aparecer como una forma de cierre social, y así como
una manera de desconocer el proceso evolutivo, de integración y de igualación que ha
venido dándose contra la voluntad de los grupos de poder, los últimos 100 años.
Justamente este ensayo surge a partir de procurar ampliar estas cuestiones que ponemos
en blanco y negro, trasladando el debate a este texto, tanto a nivel de preguntas
orientadoras, entradas teóricas, inquietudes más específicas respecto a ciertas
situaciones problemáticas, y también ensayar algunas explicaciones que permitan
abordar este análisis desde nuevas perspectivas, sin tratar por su puesto de cerrar algún
tema. El capítulo primero presenta una introducción breve, ya en el capítulo segundo
abordamos la categoría del tiempo en el análisis de la informalidad. El tiempo como
revisión histórica, el tiempo como criterio para analizar la evolución de los fenómenos
sociales y el tiempo como matriz de análisis de lo que fue (pasado); de lo que es
(presente) y de lo que será (futuro), lo cual nos permite también esbozar un primer
análisis desde la incertidumbre, aunque como categoría sociológica nos acompañará a lo
largo del texto, y en algunos capítulos con mayor énfasis.
En el cuarto capítulo tratamos de retomar una discusión que surge desde la colonia, en
cuanto a los valores y capacidades del poblador peruano. Para los españoles el “indio”
era considerado menos que un humano, un ser sin alma, sin capacidades para conducirse
y ver por su propio desarrollo. Era considerado un salvaje, y bajo ese esquema de
pensamiento sustentaron y avalaron las atrocidades que se cometieron durante ese
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periodo y que devinieron en una pauperización e inferiorización de la población de
origen indígena a lo largo de los siglos. ¿Está lógica conservadora que aun circula en
esta sociedad desigual podría devenir acaso en el descreimiento de un empresariado
nacional que no provenga de las clases altas del país? ¿es posible un empresariado
nacional cholo o indígena? ¿Existe una lógica de acumulación capitalista en ciertos
sectores de la sociedad que apuestan por hacer empresa? ¿Qué valores y creencias
colisionan en torno a sus ideas empresariales, de ganancia y de acumulación de la
riqueza?
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El décimo capítulo, busca retomar la mirada histórica para demostrar la hipótesis de la
perspectiva regulatoria que se presenta como un hilo conductor en las sucesivas
gestiones de Lima Metropolitana. Si bien el fueron Municipal conlleva a reconocer la
existencia de una instancia de carácter normativo, la perspectiva regulatoria está basada
en una negación de la realidad, a pesar de que esta la rebase permanentemente. El
proceso evolutivo de las gestiones municipales y la forma en que han ido abordando la
informalidad y el comercio ambulatorio dan cuenta de un estilo de gobierno de una
mirada cerrada, concentrada en la generación de normas y con poca proyección hacia la
población. Esta desconexión entre la norma y la realidad genera una fuerte relación
entre en lo normativo y lo represivo, pues el uso de la fuerza se convierte en el único
medio para tratar de imponer la norma, lo que posteriormente llevaría a tomar la idea de
“imponer el principio de autoridad”. ¿Será acaso que esta poca claridad de análisis de la
realidad, las débiles políticas participativas, y la normatividad generada sin dialogo,
están generando un énfasis en lo prohibitivo de las normas que se promulgan? ¿Cuáles
podrían ser los elementos en común que han marcado las gestiones municipales y han
contribuido al desarrollo de la informalidad actual?, ¿el pueblo llegó alguna vez a ser
parte de la gestión de la ciudad? Y si es así cómo y en qué condiciones.
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dando estos procesos, que efectos ha generado, y que nuevos o probables escenarios
enfrentaremos una vez superada la pandemia.
Durante la primaria solía recorrer unos 30 minutos, junto a mis hermanos, desde
Dulanto, un barrio ubicado entre la avenida Faucett y el río Rímac, casi al límite del
cercado del Callao. No hubo pistas durante muchos años y había un par de líneas de
omnibuses que nos dejaban por la avenida Perú donde estudiábamos, sin embargo a lo
largo del camino siempre me llamó la atención que en cada esquina habían pequeños
comercios y negocios diversos de fruta, golosinas, ropa, comida, y otras cosas, en
diferentes magnitudes y en diferentes horarios, incluso pequeñas “paraditas” en algunos
puntos de la ruta le daban el color y la forma que tienen los barrios y lo popular, que
reflejan el verdadero rostro de la informalidad, con el que gran parte de la población
nacional ha vivido desde siempre. ¿Si hemos convivido desde siempre con la
informalidad, cuál sería la relación que en adelante vamos a establecer con este mundo
el resto de nuestra vida?
Se suele pensar la informalidad como una forma de vivir. Es decir, va más allá de una
necesidad económica, de la búsqueda de oportunidades, de un trabajo, etc., podría ser
más bien pensada como un hábito y responder a una forma de ver y entender el mundo,
y por lo tanto, las relaciones sociales, los “espacios” que puedes tomar, las “licencias”
que te puedes dar en relación a los otros, en fin obedece a un tipo de subjetividad, que
sin embargo no es estática. En una perspectiva histórica podríamos mencionar que se
expresa fuera de la norma, es decir no encajó, ni encaja en los parámetros definidos por
la sociedad moderna occidental, y responde a un sentido común compartido, pues se
revela permanentemente a la rigidez de los procesos de formalización, asociados a un
modelo de ciudad y en tono con la forma de ejercer el gobierno y el poder, ajeno a las
realidades adversas de la desigualdad.
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derechos. Pierre Bordieu propone el concepto de Habitus para comprender este
fenómeno, haciendo referencia a todo el conjunto de saberes y recursos personales que
al ser adquiridos en la experiencia de vida, estructuran un pensamiento y una forma de
percibir el mundo, y que en ese sentido estructuran la forma en que se establecen las
relaciones sociales de cierto grupo y las filiaciones que al interno ocurren en relación a
sus intereses, valores o tradiciones.
El habitus como sistema de disposiciones constituye una estructura que integra “todas
las experiencias pasadas” y “funciona en cada momento como una matriz de
percepciones, de apreciaciones y de acciones”. De este modo, hablar de habitus implica,
sin lugar a dudas, tener en cuenta la historicidad de los agentes. Las prácticas que
engendra el habitus están comandadas por las condiciones pasadas de su principio
generador. Pero a su vez, el habitus preforma las prácticas futuras, orientándolas a la
reproducción de una misma estructura. Existe, de esta manera, en el habitus una
tendencia a perpetuarse según su determinación interna, su conatus, afirmando su
autonomía en relación a la situación, es una tendencia a perpetuar una identidad que es
diferencia (Bourdieu, 1989: s/n). Es decir, que el habitus como sistema de disposiciones
a ser y hacer es una potencialidad, un deseo de ser que, en cierto modo, trata de crear las
condiciones de su realización. (Capdevielle; 2011, p. 35)
Como vemos la noción de habitus no busca establecer una visión determinista, sino una
tendencia y una posibilidad latente que puede ayudar a explicar porque la informalidad
se torna en fenómeno social y toma estas características complejas que van más allá de
la mera necesidad económica y que son atizadas por la cultura y las costumbres, por el
encuentro y la cercanía, y quizás por esas relaciones más cercanas y flexibles que
ofrece, en las que las relaciones sociales entre iguales se fortalecen como respuesta a la
represión ofrecida por el Estado, como defensor del mundo de lo formal. Es decir, la
cultura y las tradiciones, como las relaciones de clase de los sectores sociales que han
ocupado la metrópoli han confluido y construido un nuevo sentido común asociado
siempre a la informalidad y por lo tanto, proclive a sentirse identificada con lo informal.
En ese sentido, podríamos decir que la existencia periférica de lo informal con sus
economías y relaciones sociales alternativas siempre existió y bajo este modelo de
sociedad eminentemente desigual, siempre existirá, por lo tanto, corre a través de una
línea de tiempo propia. Su existencia (la informalidad) es alimentada por el sistema y no
como se suele pensar que el sistema busca desaparecer la informalidad. Esto va mas allá
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de las buenas intenciones o de las creencias, que mas bien responden a aspectos
ideológicos sobre la realidad social. Retomando una cita de Mayo y Ford.
Este concepto resulta útil primero, porque Althuzer presenta una noción de ideología
con un carácter ahistórico como instrumento de análisis y porque permite articularlo a
su noción de aparatos ideológicos del estado, superando la noción de aparatos solamente
represivos. Nos interesa analizar cómo operan estos aparatos ideológicos para
reproducir las condiciones sociales, análisis que retomaremos más adelante. Lo informal
existe en la medida que el estado declara que es lo formal y por lo tanto, todo lo que
queda fuera de ello, deja de ser aceptado, y de alguna manera también es invisibilizado,
es visto como un mundo subterráneo, un espacio paralelo y de transgresiones a lo
formal, que puede pasar de lo informal incluso a los delictivo en una cotidianeidad
aceptada y regulada al interno de sus actores (Desco, 2013). Así la ideología se presenta
como la construcción de una subjetividad con la que interpretamos la realidad social,
por ello determina nuestro actuar y la forma en que establecemos nuestras relaciones
con los demás. Esta subjetividad está determinada por nuestra posición de clase.
En palabras de Paulo Freyre estaríamos frente a una lucha entre oprimidos y opresores,
que genera también acciones de resistencia, la construcción del escenario de la
informalidad es parte de esa lucha y las estrategias de sobrevivencia en la informalidad
también expresan esa resistencia frente a la opresión. Para los opresores, ser humano
sólo es aplicable a ellos y a su clase. Los otros son “objetos, cosas”. Para ellos, sólo
existe un derecho, su derecho...” (Freyre, 1968, pág. 46) Freyre reafirma esta postura
encontrando que la educación es la clave para entender cómo los opresores han logrado
mantener su hegemonía a lo largo del tiempo, impidiendo que haya un cambio en las
relaciones de poder. El sistema educativo institucionaliza un modelo que permita
mantener las condiciones sociales vigentes y de una manera soterrada desarrolla una
propuesta que impide desarrollar un pensamiento crítico profundo de la realidad. En tal
sentido, rompen con una noción del tiempo como reflejo de cambio o de evolución.
Esperar que por efectos del tiempo cambien las condiciones sociales desiguales resulta
una esperanza ciega.
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Los actores de la informalidad, vendedores ambulantes y sus familias representan a los
desposeídos, quienes han encontrado en la calle sus medios de vida. Esta condición es el
resultado de un esquema de poder, que responde a un patrón mundial de acumulación de
corte capitalista y eurocéntrico, que coloca a nuestra economía como periférica y
productora de materias primas, por tanto, eminentemente orientada al consumo de los
productos del mercado mundial. Este esquema de poder reproduce las desigualdades y
pone en el centro de su flujo al estado como el operador de esos procesos, en tanto
permite organizar las formas en que se implementa la dominación. Pero ¿qué tiene que
ver el estado, el poder, la hegemonía o la ideología con la informalidad? Justamente nos
parece que los magros intentos de cambiar las condiciones de la informalidad obedecen
a la existencia de un sistema que se sobrepone a los intereses de las personas e incluso
de las buenas intenciones de quienes asumen ciertas posiciones en los diferentes niveles
de gobierno y que está funcionando de tal manera que se repone cíclicamente a lo largo
de la historia.
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Este gobierno destaca la La guerra interna y la Las medidas en su primera Ampliación de los
implementación del política económica de etapa ahondaron la crisis programas sociales dirigidos
modelo de industrialización Alan García generan económica y profundizaron la a los más pobres, pero sin
por sustitución de desabastecimiento y pobreza lo que fue abordado impacto en el creciente y
importaciones y la reforma caos social, que se desde el gobierno apoyando y consolidado sector informal
agraria en base a un agravó con los miles favoreciendo el crecimiento de del ambulante y el mototaxi
modelo nacionalista de desplazados que la informalidad (cultura combi) pirata, la inseguridad
asociado a ciertos sectores migraron hacia la apoyándose en la sublimación ciudadana, y junto a ello, las
socialistas. capital de la cultura chicha. universidades chicha.
Continuación del
Crisis social de los Imposición del
modelo neoliberal
Nacionalismo años ochenta: García modelo neoliberal:
en democracia:
Militarista: Velazco y los efectos de la Dictadura y
Toledo, García,
guerra interna fujimorismo
Humala
Esta línea temporal permite visualizar a grandes rasgos como las condiciones políticas y
sociales, así como los principios que orientaron las políticas públicas tuvieron impacto
en el nacimiento de la masa poblacional que constituye el sector de comerciantes
ambulantes informales, así como la solidificación de sus relaciones sociales y su
participación en la economía local, que marcando distancia de la sublimación y
simbología tradicional idealista de los ambulantes de inicios de la república, el
ambulante informal actual es un actor empoderado y emprendedor 1, criollo y
“achorado”, que aunque se muestra diferente en cada época, prevalece a los cambios.
1
Vale la pena anotar que el termino emprendedor se encuentra en discusión. Si bien, desde una
perspectiva liberal es vista como la actitud hacia el cambio o el logro personal en un escenario adverso;
desde posiciones críticas el emprendedurismo es visto como el ropaje o encubrimiento de la ausencia de
oportunidades para todos y de condiciones laborales aceptables, por lo que trasladan la responsabilidad
de la empleabilidad y del acceso a derechos al ciudadano, imponiendo ideológicamente la idea de que si
eres emprendedor lo lograrás y de lo contrario los que no emprenden seguirán en la pobreza.
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posible, al menos con las reglas del estado moderno y su política neoliberal, que
mientras más inflexible y represiva parece que impulsa una mayor cohesión y formas
creativas de asociatividad y de reproducción social, sin que ello signifique de ninguna
manera una idealización del comerciante informal como suele apuntar la perspectiva del
emprendedurismo.
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3. La informalidad como estructura coercitiva
Las formas que toma la migración, sus flujos e intensidades, así como las
manifestaciones de la informalidad, para Durkheim son hechos sociales. En sus palabras
“Hecho social es toda manera de hacer, fijada o no, o bien: que es general en el
conjunto de una sociedad, conservando una existencia propia, independiente de sus
manifestaciones individuales” (Durkheim; 2001; p. 51-52) Entonces, los hechos sociales
se nos imponen, más allá de que lo aceptemos o no. Son inherentes a la sociedad y se
retroalimentan de ella. Por ello los hechos sociales, tendrían que ser tratados como
cosas, como un conocimiento que no es naturalmente comprensible, y que es posible de
estudiar. Tratando de dimensionar esta noción, las cosas son todo aquello que sea
observable, que exista, donde la exterioridad de estos, permite diferenciar los hechos
psíquicos de los hechos sociales. La formación de un individuo es un hecho social,
como tal, imperativo. Pues los niños y jóvenes educados de una manera, son formados
en relación a una manera de pensar que no pueden eludir. Durkheim considera que los
hechos sociales están encadenados en una relación de causalidad con otros hechos.
Desarrollando la noción de las variaciones concomitantes, en relación con dos o más
hechos sociales y como sus variaciones afectan los diferentes hechos sociales, por
ejemplo, si revisamos la problemática del aumento del comercio ambulatorio informal,
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podríamos decir: Ante mayor pobreza y desempleo, mayor presencia de ambulantes e
informales.
Aquí vale la pena precisar que la realidad social no puede reducirse a una cosa, y de
ninguna manera realizar su análisis de una manera cientifista o biológista como el
análisis en un tubo de ensayo. Por el contrario, la realidad social se presenta altamente
compleja y en tal sentido multicausal. La relación causa efecto como forma a través de
la cual se pueden obtener explicaciones de la realidad es algo superado en ámbitos de
investigación, aunque no del todo en la formación universitaria. Me resulta necesario
precisar por ello que la noción de hecho social debería pensarse a otro nivel y rescatar
su visión analítica, que para su época fueron realmente aportes enormes para la
construcción de las ciencias sociales.
2
Los terratenientes son los grandes dueños de tierras, poseedores incluso de parte de la población que
habitaba “sus tierras” y que debían trabajar las chacras del “patrón” para que se les permita vivir en
pequeñas parcelas. Es esta relación de poder sobre la tierra, la que genera posiciones de poder y
alimentó la aparición de “Gamonales” una suerte de señores que construyeron su entorno de influencia
y hegemonía, siendo dueños de la verdad, de la justicia y de la representación del estado en su
jurisdicción, proceso que alimentó un modelo de gobierno oligárquico que nunca ha querido ceder su
espacio de poder, concentrando la riqueza y las oportunidades en muy pocas manos.
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El comercio ambulatorio está relacionado con los procesos migratorios, especialmente
de las zonas rurales hacia la costa. Este proceso toma mayor fuerza desde la década del
50, cuando Lima empieza a recibir ingentes masas de migrantes, provenientes en su
mayoría de la zona alto-andina. Este flujo de personas se incrementa en los últimos años
de la década del 70, cuando la crisis del sector agrícola obliga a la población rural a
migrar hacia la ciudad. La ciudad capital se transforma. Su vida cotidiana y su
urbanidad adquieren nuevos colores y formas que se entremezclan con la presencia de
manifestaciones feriales y de calle que evocan un desborde popular. (Matos Mar; 1984)
La Lima criolla, podría decirse que se andinisa, se cholifica, mediante un proceso muy
complejo de confluencias y de mixturas culturales que dan lugar a una nueva versión de
sujeto, “el cholo”. Para la década del 80, Lima es ya una metrópoli desarticulada y muy
desigual, donde las nuevas colectividades se representan como un mundo alternativo y
otro, originando un nuevo rostro citadino. De esta manera se reconstituye una ciudad
con nuevos ciudadanos, nuevos retos, nuevos conflictos y nuevas ciudadanías que
luchan sus derechos en las calles, en un continuo ciclo de logros, reivindicaciones,
represión, y nuevas luchas.
Si decíamos que la realidad social actúa de manera coercitiva a la población y que está
realidad viene influenciada por los aparatos ideológicos del estado que responden a un
sistema mundo moderno, entonces podríamos decir que los flujos migratorios y las
luchas por nuevas ciudadanías era parte de lo que en el modelo se esperaría para generar
la mano de obra barata necesaria para impulsar cierto tipo de industrias y el segmento
amplio de desocupados que puedan generar la presión necesaria para mantener el
control sobre los salarios y un manejo económico opresivo para las y los trabajadores.
Podríamos decir incluso que el modelo requiere la existencia de lo informal y para ello
permite un conjunto de carencias y abandono generando las condiciones que van a
afectar o coaccionar a las personas a través del hambre, la miseria, la injusticia para que
reaccionen en ese sentido, dando lugar a esta lima desordenada y eminentemente
informal.
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que luego se convertirán en los prósperos distritos populares. Es el Centro de Lima y
sus alrededores donde diariamente se reúnen miles de personas para ejercer su derecho a
trabajar, movilizados por una fuerza incompresible y coercitiva que va más allá de las
decisiones personales y que responde a las condiciones estructurales en la que está
inmerso, construyendo un corredor económico que une de manera natural varios
distritos de la denominada “Lima centro”, donde, sin embargo de lejos resalta el eje
Lima cercado-La victoria, que ha construido un mundo económico alternativo formal-
informal ha dado lugar a los muy conocidos emporios comercios o “clusters” 3 Las
Malvinas, amazonas, mesa redonda, el hueco, el triángulo de Grau, Paruro, la parada,
gamarra, entre los más conocidos y que hasta el día de hoy a pesar de los procesos de
formalización, la población los percibe más cercanos al mundo de la informalidad.
3
Cluster es un termino que se suele utilizar para definir la reunión o articulación en un territorio de
múltiples negocios del mismo giro comercial, lo cual potencia ese sector especializándose y teniendo
efectos en el maneo de precios y la capacidad de proveer mejores productos y con una mayor capacidad
de atención.
4
El Boletín Municipal N° 1722, puesta en circulación en el año 1964 fue parte de una publicación
periódica de la Municipalidad de Lima, en el que se incluyó un trabajo de María Rosario Araos Pinto,
denominado Necesidad de una nueva estructura de la Inspección de Bienestar Social.
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Matos Mar señala (1984) señala que en cierto modo el Estado se encuentra atado de
manos frente a la informalidad y el comercio ambulatorio informal, porque reprimir esta
actividad significaría promover formas más violentas de obtención de recursos o
ingresos, como son los robos o el tráfico de drogas. Por ello no queda otra alternativa
que tolerar ese desborde a pesar del socavamiento de su propia autoridad. Décadas
después nos encontraríamos frente a un aparente problema de ausencia del Principio de
Autoridad, muy de moda en los discursos de fiscalización y serenazgo municipales, a
pesar de que estas mismas municipalidades carecen de logística, y de equipos
(profesionales y técnicos) capacitados para implementar un proceso de gestión del
territorio. Con el agregado de superar todas las formas de corrupción existentes al
interior de las municipalidades, lo que favorece la informalidad porque les es más
rentable tanto al comerciante pagar que paga coima como al funcionario municipal que
ve incrementado sus ingresos de manera inmediata. Sin embargo, esta situación impulsa
una inhibición del respeto a la autoridad y por lo tanto a la “norma”. Hay que observar
con cuidado como opera esta relación entre estado, autoridad, norma e informalidad.
Lo cierto es que, así como el número de informales siempre ha ido en crecimiento, los
compradores también se han incrementado generándose una cadena económica
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importante, que el estado ha tenido que reconocer y darle su lugar. Incluso reconocer el
valor de su propuesta alternativa en cuanto a sus productos o servicios, y también a la
forma en que los ofrecen y los venden. Tal es así que el reconocimiento de Gamarra
como emporio comercial peatonalizado y mostrado como ejemplo de desarrollo, o
también la existencia de “Mistura” como el emblema de la cocina popular, donde
muchos ex ambulantes han podido mostrar sus mejores platos o postres a su estilo con
gran éxito, cosa que no hubiera ocurrido de no aceptarse el valor de ese otro espacio
social ajeno a la formalidad y más cercano a un mundo otro. (Zibechi; 2018) La
tendencia de que el comprador o consumidor del ambulante eran los migrantes o hijos
de migrantes, hoy habitantes de la gran Lima, ha dejado de tener peso, pues la Lima de
otros estratos ha ingresado también al consumo de lo popular, y por lo tanto, al entrar en
contacto con lo popular, lo hacen inevitablemente con el mundo de la informalidad,
entremezclando ambos espacios sin que necesariamente lo formal se imponga sobre este
otro y amplio sector.
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justamente radica en esa idea de destacar sus hábitos de consumo y su vida cotidiana y
ponerla por encima de la de los otros.
La categoría de cierre social es definida por Weber como el proceso donde los grupos
sociales establecen mecanismos de control que restringen la participación de otros
grupos sociales. Para lo cual deben basarse en la generación de ciertos criterios o
perfiles a través de cuales pueden establecer y fundamentar las posibilidades de
inclusión o exclusión. El fondo del asunto siempre está marcado por la necesidad de
cortarle el paso a quienes quieran movilizarse socialmente y puedan afectar el estatu
quo del poder. (Parkin 1969)
Para Weber cierre social es el accionar de personas que amplían sus recursos para
limitar el acceso y las oportunidades a otros. Este grupo destaca ciertos atributos para
justificar esta diferencia. El cierre social refiere, de esta manera, el grado de
permeabilidad o acceso que tiene una clase, un estrato o una casta para individuos o
grupos que no pertenecen a ellos. Hay “Cierre social” cuando los grupos sociales
reservan para sí, o para sus allegados, ciertas posiciones sociales, con la simultánea
exclusión del resto de personas o grupos también aspirantes a estas posiciones.
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4. Pasiones e intereses: ¿Es solo la sobrevivencia o subyace una búsqueda de la
riqueza?
¿Habría acaso una noción de lucro y acumulación capitalista que, como una suerte de
visión colectiva, impulse a participar de este espacio informal para alcanzar el sueño de
la empresa propia y consolidar su desarrollo económico para posteriormente pasar a lo
formal? ¿Se podría decir que esta búsqueda de lucro y acumulación sería una noción
consciente o que solo es producto de la dinámica de los mismos negocios? ¿la población
consumidora prefiere comprarles para que progresen sus negocios o solo lo hace porque
le convienen los precios y las condiciones de compra? ¿puede la ciudad contar con
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condiciones latentes que promuevan la acumulación capitalista en los comerciantes
informales?
Salir a vender en la calle podría resultar, para un sector de la población, un acto poco
elegante, no relacionado con una condición de prestigio social, y más bien relacionado
con las clases sociales más bajas de la sociedad. El estatus del comerciante informal es
variable, dependerá mucho de su comportamiento personal, también del nivel de éxito
que tenga, y en la medida que a nivel local o micro local puede contar con cierto
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prestigio asociado a su nivel de ingresos económicos; a su apoyo a asociaciones
culturales o de migrantes de una región o localidad especifica; por su apoyo a casos
sociales, entre otros aspectos que consolidarán su relación con su comunidad de origen
y el entorno con el que se desenvuelve.
Pero este proceso gradual de cambio parece encontrar su razón de ser en que cuando las
personas dedican su vida a esta pasión por la acumulación y la riqueza, estarían
frenando otras pasiones más nocivas como la ociosidad, la lujuria o las actividades
delictivas (asesinatos, robos, secuestros, arrebatos, hurtos, etcetc.). Esta lógica toma
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cuerpo en la medida que el intento de refrenar las pasiones desde la razón (normas) o
desde la filosofía moral (creencias o religión) no había logrado tener eficacia, ni
tampoco el uso de las formas coercitivas o represivas. Como vemos, la mera
exhortación resulta vana y e ineficaz, al igual que las actividades represivas que como
vemos en el caso del comercio ambulatorio se presentan como dos momentos sucesivos.
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otras pasiones, lo cual permite un mejor escenario para los gobernantes, bajo una lógica
del divide y reinaras. Entonces, ya no es la negación de las pasiones, sino un goce
parcial y moderado de las pasiones como estrategia para refrenar su exacerbación o la
exacerbación de otras pasiones. A la vez que pone de relieve la importancia del uso del
tiempo. En la medida que las personas pueden dedicar muchas horas del día a una
actividad económica a la que están demasiado conectados y cuya fragilidad no le
permite abandonarla sin perder lo avanzado, tendrán menos tiempo para otras
actividades nocivas como el consumo de alcohol, la violencia, entre otros.
Esta lógica se basa en un reconocimiento real (no ideal) del ser humano y por lo tanto
hace posible un orden social (viable). Sin embargo, la lógica de la búsqueda del interés
individual como punto de partida para el bien colectivo presenta algunas observaciones,
ya que, en muchos casos los intereses de unos pueden afectar los intereses de los otros y
surge ahí la necesidad de analizar comocómo estos se pueden equilibrar a través de
mecanismos desarrollados por el estado y sus niveles de gobierno, donde las
municipalidades –como gobierno local- ocupan un lugar central. La posibilidad de
acumular y lograr ganancias económicas usufructuando la viavía publica, sin pagar
impuestos podría representar un mal menor, una forma inocente y suave de no cumplir
con las normas establecidas, a la vez que en una pasión tranquila.
Dado este escenario de alta informalidad, desorden e inseguridad de las ciudades, donde
campea la delincuencia. La ganancia de dinero a través del comercio informal puede ser
vista como una “pasión tranquila”. Por lo tanto, las actividades comerciales y de trabajo
relacionadas con ello pueden obtener mayor prestigio, pues al compararlas con ladrones,
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raqueteros, atracadores, y otros diversos tipos de delincuentes que podemos observar en
la ciudad, su interés por emprender un negocio y obtener ganancias resultaba saludable,
en tanto si viviera con cierta moderación, sin llegar a excesos, es decir también
incorporaba cierta ética de los negocios y de la acumulación de la riqueza.
La noción de contrato social debía ser el marco a través del cual las instituciones del
estado y sus brazos de implementación de la política pública promovieran el interés por
emprender negocios y trabajo, observando el rol que ocupan como freno de las otras
pasiones, lo cual lleva a reflexionar ¿Qué tanto estas acciones realmente pueden
repercutir en la disminución de otros fenómenos sociales ligados a la inseguridad
(diversas formas de delincuencia) o el desorden social (alcoholismo, drogadicción,
vagancia, etc.)?
El comercio ambulatorio informal trae consigo un flujo económico importante del que
dependen miles de empleos, que, aunque precarios, permiten la generación de ingresos
para atender las necesidades básicas de sus familias, y que se constituyen en una red
muy fina de producción/venta y consumo que contribuye a que un gran sector de la
población no pase a una condición de total indigencia o miseria reduciendo el impacto
social de la crisis económica nacional y liberando las tensiones de los potenciales
movimientos sociales y los conflictos que ello podría generar para los gobiernos de
turno. Durante lo que va del siglo XXI el Centro de Lima recibe diariamente la visita de
al menos un millón de personas aproximadamente por día, quienes en su mayoría
contribuyen a la economía informal, consumiendo a vendedores ambulantes no
autorizados, cuya cifra asciende a 2500 uno comerciantes por día. (Diario El Comercio;
2018). Un aspecto muy importante sobre la problemática del comercio ambulatorio es
que esta se desarrolla en las postrimerías de las zonas comerciales. A su alrededor se
constituyen cinturones de comercio en el que conviven elconviven el sector formal y el
informal, y se genera una relación muy ambigua con los comerciantes formales, los que
casi en su totalidad vienen de experiencias similares como ambulantes informales.
28
comporta. Está por demás expuesto en diversos trabajos el impacto de la migración
interna desde diversas regiones, y lo hemos venido planteando también en este análisis.
Estas migraciones especialmente desde las zonas rurales hacia Lima, han
ampliandoampliado su masa poblacional y a su vez han contribuido a ampliar la mano
de obra y el asentamiento urbano de nuevas y cada vez más grandes familias que
buscaban formas de alcanzar ciudadanía. Este gran y pujante segmento poblacional que
no logró incluirse en el sector privado formal o el estado buscó a través del comercio
informal el medio a través del cual incluirse. Este proceso tuvo diferentes intensidades
en relación a la condición económica que afrontara el país y Lima como muestra del
centralismo. Por ello que durante los años ochentasochenta que se presenta una de las
crisis más fuertes del país comienza a crecer el comercio ambulatorio informal y en un
escenario propicio de ausencia de autoridad comienzan a adueñarse de las zonas más
céntricas combinando su actuación en ambos lados de la norma, jugando de manera
intermitente entre la informalidad y la formalidad.
29
zonas más calientes para el comercio Limeño entre Lima cercado y la Victoria, “el que
no corre vuela”.
Mientras que la intermitencia muestra que muchas veces los comerciantes logran
periodos de formalidad, por ejemplo de vender comida en la calle logran una concesión
en un mercado o centro comercial popular o pequeño restaurante de menú, o logran
alquilar un puesto dentro de las zonas de comercio más potentes, sin embargo, estos
periodos no logran capitalizar o los pierden después de un tiempo por cambios de
directivas de las asociaciones, problemas de salud o familiares, u otras razones fortuitas
o externas al comerciante.
Entonces, por un lado, hay que ver cómo operan las condiciones o conveniencias de
pasarse de la informalidad a la formalidad. ¿le conviene al comerciante informal pasarse
a la formalidad? ¿en qué casos? ¿qué aspectos favorables y que condiciones mínimas
deberá contar para ello? ¿Qué beneficios reales le otorga el estado al formalizarse? ¿es
posible capitalizar mas desde la informalidad o desde el lado formal? Por otro lado,
habría que revisar con mayor detenimiento la percepción de lo formal. En nuestra
investigación encontramos que los comerciantes ambulantes informales del cercado de
Lima y La Vvictoria no tenía un interés o mayor preocupación por el tema de la
formalidad, porque no encontraban los caminos para ello, por lo que recurrían a
concentrarse en el día a día, vender todo lo posible y protegerse de las acciones
eventuales de los fiscalizadores.
30
generado mayores posibilidades de formalización, debido a sistemas de pago en línea o
ventas por internet, lo cual también implica una exigencia de los clientes que requieren
verificar la identidad del vendedor o la empresa. Entonces ¿Es posible que un vendedor
ambulante informal reconvierta sus actividades al mundo de la virtualidad? ¿El internet
le puede otorgar menores riesgos y más ganancias al comerciantes informalcomerciante
informal? ¿qué actividades económicas de la informalidad podrían adaptarse a este
espacio virtual con éxito? ¿Qué apoyos o soportes puede brindar el sector público para
que esto pueda ser posible?
Hablar de los ejes del comercio es pensar el trayecto imaginario que se une a través de
ejes comerciales entre Lima y La Victoria y que constituyen una ruta segura de acceso a
diversos bienes y servicios. Unir las rutas y hacer un mapeo de todas las zonas
observando círculos de intensidad del comercio nos puede dar luces de la magnitud
económica y social de esta área de Lima centro.
Los ejes del Comercio que se establecen en Lima centro se han constituido de manera
histórica como un circuito interconectado que se ha ido fortaleciendo con el tiempo, y
ampliando las redes del comercio a las zonas de interconexión y transporte de la masa
de trabajadores que día a día llegan al centro de Lima o lo atraviesan por razones
laborales y de comercio, constituyéndose en consumidores potenciales del comercio
informal.
31
Otras manifestaciones de la informalidad, el comercio de golosinas como los artistas
callejeros han acompañado las rutas de la población en toda la ciudad, subiendo a los
microbuses a realizar su labor diaria. La ruta no resulta un espacio vacío, inocuo o
inexistente de la vida, sino que una parte fundamental del tiempo de las y los
ciudadanos, dado que el tiempo de transporte para trasladarse desde sus viviendas a sus
centros laborales ha ido creciendo con el tiempo, de la misma manera como se ha ido
modificando la ciudad. Es importante anotar que el centro de Lima ha ido empujando la
actividad industrial hacia las afueras de la Ciudad, tanto por el crecimiento urbano como
por otras condiciones normativas o ambientales.
Toda esta realidad territorial que marca la vida de la población viene acompasada por un
entorno de infomalidad, en una lógica de la ruta, que no solo significa el traslado de un
lugar a otro, como abrir y cerrar los ojos, sino que es parte de la misma vida. Muchas
personas aprovechan la ruta y los momentos de movilizarse para ir tomando desayuno,
para llamar por teléfono y coordinar con sus hijos que recién despiertan, de ir
coordinando temas de trabajo, u otros aspectos de ocio, como ver su serie favorita, una
película o jugar juegos en línea.
Es en este contexto de la ruta que surge la noción de motilidad, que se expresa en la idea
de movilidad urbana, reconociendo que el ser humano en su vida cotidiana desarrolla
capacidades para trasladarse de un lugar a otro para atender sus diversas necesidades.
32
Este tema es abordado por Gerardo Regalado (2019), quien introduce a esta descripción
de la movilidad urbana, la tensión que se genera a partir de las relaciones de poder
establecidas a lo largo de sus desplazamientos, permitiendo establecer la forma en que
se apropia de su espacio/territorio y en función de ello, determinando cuál es su capital
de motilidad. Esta capacidad de desplazamiento puede presentarse real o latente, en
función de diversas condiciones culturales, económicas o sociales.
Si bien, esta investigación tomo unidad de análisis un pequeño sector del distrito de
Iindependencia, resulta interesante revisar este análisis en virtud de la relación que
establece la necesidad de trabajar, la concepción del espacio público, la ruta y los
desplazamientos, para el desarrollo de actividades económicas/laborales necesarias para
la subsistencia familiar, y como estos elementos podrían ser leídos en virtud de la gran
ciudad donde confluyen estos “emprendimientos” y como estas experiencias toman
formas diversas y dibujan la realidad de la informalidad en Lima Sur, Lima norte, Lima
Este para coincidir diariamente en Lima centro.
33
6.2 El comercio entre iguales como imperativo
La identidad popular del limeño y del victoriano se entretejen en una sola historia, solo
dividida por aspectos de gestión municipal y ordenamiento territorial, pero cuyos límites
están totalmente difuminados a través de una historia compartida que incluye el
criollismo y su bohemia, los relatos e historias locales, las instituciones emblemáticas,
así como una cultura de la Lima antigua, especialmente en los barrios con mayor
longevidad, que es donde se han concentrado los procesos de consolidación del
comercio ambulatorio informal, tomando la ciudad, adaptándose a ella y ya sea a la
“buena o a la mala” reconvirtiéndola en su hábitat, con el color y el sabor popular que
esperan y buscan las y los compradores. “La forma en que las vendedoras ambulantes
venden es tan importante como lo venden” (Seligmann; 2015)
Las primeras décadas del siglo XX propiciaron una serie de cambios producto de una
mejora de la economía en relación con el negocio que representaba el guano de Islas,
como consolidación de un proceso que se había iniciado desde fines del siglo XIX con
la construcción del Ferrocarril de Lima y Callao, inaugurado en 1850. Estos cambios
propiciaron un crecimiento amplio de la ciudad y fue superando largamente los límites
que inicialmente había establecido con la famosa Muralla de Lima, de la que quedan
muy pocas ruinas en la actualidad. Esta expansión generó un cambio drástico de la
infraestructura urbana, destacando el Mercado Central, el Camal General, el asilo
mental, la penitenciaría y el Hospital 2 de Mayo; se implementó el alumbrado eléctrico,
las canalizaciones subterráneas, la implementación de avenidas como La Colmena, la
aparición de los primeros vehículos, la radiotelefonía; y la construcción del Puente de
Hierro, conocido como Puente Balta. En esta época también se produjo la mayor parte
de la destrucción de las murallas de Lima, favoreciendo de esta manera la integración
del centro con las periferias que se venían consolidando alrededor de Lima.
Ya entrado el siglo XX, en el año de 1940 se traslada a los ambulantes de las afueras del
Mercado Central (conocidos como La Parada) a la zona de Manzanilla 8. Ya desde 1912
6
Un “Buhonero” hace referencia a un vendedor ambulante de baratijas u objetos de poco valor. Este
término corresponde al español antiguo, utilizado en la época colonial. Actualmente no se suele utilizar en
el habla cotidiana, sin embargo, al tomar como origen etimológico la palabra “bufón” hace referencia a un
ambulante distinto, que apoya la idea de heterogeneidad de la actividad. Por otro lado, el mercachifle nos
habla de un comerciante “de poca importancia”, quizás de baja categoría, en tal sentido también ofrece
una idea de las diferenciaciones que se hacen de quien comercia en la calle, con poco capital, sin obtener
grandes ganancias, y cuya labor no representa una forma de elevar su condición ciudadana.
7
La tradición andina del intercambio de productos a través del trueque, corresponde a una tradición que
se puede remontar a todas las culturas hasta hoy conocidas en el Perú. Desde Caral hasta los Incas se
daban estos espacios de intercambio a modo de feria.
8
La zona de “Manzanilla” es una zona muy interesante para comprender como se articula el eje de
comercio entre el Cercado de Lima y La Victoria. Manzanilla comprende tres zonas, el conjunto
habitacional, el asentamiento humano y la urbanización. Esta zona, mas allá de los limites formales de lo
que representa toma parte de ambos distritos. Son la extensión de Gamarra y Antonio Bazo y se
encuentran a los alrededores de la parada, por lo que se han generado diversos servicios complementarios
a estos negocios.
35
se tiene cuenta de las quejas por parte de los vendedores formales del Mercado Central,
quienes sí cumplían con los pagos requeridos por la Municipalidad y ven reducidas sus
ventas por la competencia desleal de los vendedores de La Parada, demostrando desde
aquella época el impacto que genera el desorden y la ausencia de principio de autoridad
en el ordenamiento de la ciudad.
Este proceso migratorio que va masificándose entre los años 80s y 90s llegó
acompañado de la expansión del área urbana de Lima. Trazando de esta manera su
nuevo rostro lleno de matices y desigualdades, pero también de empoderamiento, luchas
sociales y de articulaciones sociales alternativas que le salían frente al comercio formal.
Este eje alternativo del comercio, que se presentaba variopinto y contextualizado a la
nueva población de Lima, se constituye poco a poco en un segmento clave de la
economía capitalina. La ciudad capital fue perdiendo la presencia de ciudad industrial y
habitada por clases altas y media-altas, con la que se había desarrollado las primeras
décadas del siglo XX pasando a convertirse en una ciudad feriante y desbordada, con
actividades precarias informales que iban consolidando nuevas redes y nuevos capitales
y nuevos centros, que serían denominados “conos”. Por ejemplo, era común escuchar
“Cono sur” o “Cono norte”, lo cual ha sido puesto en cuestión entrado el siglo XXI,
haciendo referencia a la existencia de una sola Lima, una Lima de todas las sangres,
descritas como Lima norte, Lima Sur, Lima centro y Lima Este.
Entre los años setenta y ochenta se identificaron como centros de mayor concentración
de comercio ambulatorio la Plaza Castilla (Plaza Unión), plaza Dos de Mayo; las
primeras cuadras de la Avenida Alfonso Ugarte, que corresponde al tramo que une la
36
plaza unión hasta el hospital Arzobispo Loayza; la Esquina de Paseo de la República
con el jirón. Lampa; el Parque Universitario, la Plaza Grau y la Av. Nicolás de Piérola
(Avenida Colmena). Como habíamos mencionado anteriormente estas avenidas y
lugares, en aquella época aun conservaban una gran parte de sus viviendas originales,
las mismas que gradualmente fueron siendo desplazadas, primero por los efectos de la
informalidad en el entorno, y luego por la importancia de las actividades económicas
que allí se desarrollaban. Dando lugar a grandes emporios comerciales con giros hoy
consolidados. Por ejemplo, el sector de instrumentos musicales que se extiende por un
cuadrante formado desde la plaza dos de mayo por la avenida Colmena (Ex Nicolás de
Piérola); jirón Moquegua y jirón cañete, donde podemos encontrar feriantes, negocios
independientes y pequeñas galerías de instrumentos musicales, accesorios, repuestos y
hasta mantenimiento.
Esta época se caracteriza por ser un tiempo conflictivo y de mucha violencia con la
presencia de Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru,
quienes sembraron pánico en las poblaciones rurales provocando migraciones
permanentes hacia la capital. Una masa urbana, conformada en su mayoría por
migrantes de las zonas altoandinas, quedaron a su suerte en la capital con un Estado
débil y ausente. (Matos Mar, 1984) Esta población que iba en aumento comenzó a
establecer sus propias reglas y replanteando la idea de ciudad que hasta ese momento se
tenía. En la década de los 80 la informalidad había acaparado el centro de la ciudad y
había copado los espacios públicos dándole un nuevo rostro.
Este nuevo rostro, es el rostro de la informalidad que no solo copa las calles para sisí,
sino para compartir entre iguales, tomando calles, veredas y pistas para sus negocios y
para atender a sus clientes, es decir la clase trabajadora que se movilizaba día a día por
centro estableciendo una relación entre iguales como principio central de la
informalidad. Todo este proceso de desarrollo histórico devino en la ampliación de la
población que dejo de ser “limeña” para ser de todas las sangres, que con sus luchas y
sacrificios lograron acceder paulatinamente a derechos, alcanzados principalmente por
autogestión lo también generó una memoria colectiva basada en la autonomía de sus
decisiones y acciones para alcanzar el desarrollo.
En los años 80’s nuevas formas de organización gremial que agruparon a los
vendedores ambulantes en sus diferentes giros, como una estrategia para defender su
derecho al trabajo y de esa manera reconstruyendo la ciudad a su estilo, estableciendo
37
nuevos ritos urbanos, en base a las costumbres, cultura y conocimientos traídos de sus
pueblos de origen. La informalidad se convierte en el lenguaje cotidiano a través del
cual se procesa una nueva ciudadanía, de hechohecho, una ciudadanía alternativa. En el
año 1981, bajo la gestión de Eduardo Orrego Villacorta, representante de Acción
Popular, la Municipalidad Metropolitana de Lima desarrolló un serio proceso de
ordenamiento y formalización de un sector importante de comerciantes informales del
centro histórico. Este proceso derivó en el nacimiento del campo ferial Polvos Azules,
en su primera versión. Era básicamente una feria a manera de gran mercado con stands
ubicados en el margen del Rio Rímac, dando lugar a una nueva experiencia de
intercambio comercial para la ciudad. Es interesante ver como Polvos azules no solo se
convirtió en un centro comercial para las clases populares y trabajadoras, sino que se
convirtió en un espacio alternativo para que personas de clase media o con mayores
ingresos se acerquen a comprar los productos atractivos en precios que ponían al
alcance de sus potenciales clientes. Polvos azules se convierte en un lugar de encuentro
y de “igualación social”.
38
La apuesta por la formalización y el ordenamiento parecía rendir sus frutos y permitía la
recuperación del centro histórico de Lima, no si antes haber cedido en la ocupación de
otras calles y zonas que debieron adecuarse para recibir feriantes, lograr acuerdos para
convertir ex quintas en corralones y galerías que volverían a modificar el rostro de la ya
alicaída zona urbana del centro de Lima. ¿Es posible que este comercio que surge en la
informalidad y en las calles pueda propiciar un espacio de articulación y de igualación
ciudadana? ¿la búsqueda por acceder al mercado informal es también una lucha por
acceder a derechos y ciudadanía?
Para pensar un verdadero comercio entre iguales es necesario revisar a que nos
referimos cuando se habla de Principio de Autoridad y desarrollar una concepción desde
lo cotidiano y microsocial. Existe una necesidad latente de todos los sectores de la
población por contar con parámetros que nos permitan una convivencia más igualitaria
39
y propiciadora de encuentros más que desencuentros. Ninguna política o acción basada
en la erradicación y la represión contra los ambulantes informales tendrá éxito, sino
propone alternativas de ordenamiento, control y reconversión de actividades, inmerso en
un plan mayor que incluya a los empresarios de los grandes emporios comerciales de
Lima Centro. En ese marco cabe la pregunta ¿el principio de autoridad se debe imponer,
se debería construir o es parte de la evolución de una sociedad? ¿Qué tan conectada está
una noción de principio de autoridad con la cultura, el sentido común, las vivencias, las
desigualdades, la ausencia de ciudadanía, etc?
Los comerciantes regulados están más organizados o tienen mayor participación en sus
organizaciones de base que los no regulados. En términos generales la condición de
comerciante ambulante informal en la vía pública lo condiciona a tener una mayor
precariedad laboral. Es importante destacar que existen dificultades para conocer con
certeza los flujos de caja de los comerciantes de la vía pública, ya que por lo que se ha
observado existe una tendencia a no develar datos precisos de esa índole. Lo que me
parece necesario resaltar es que mientras no haya regulación y de facto tengamos
decenas de miles de comerciantes en las calles, estos serán invisibles a la política
pública, por lo que vale preguntarse. ¿cómo regular a esta masa de trabajadores
informales de la calle? ¿qué procesos pueden hacer viable reducir la informalidad sin
generar nuevos círculos de la informalidad a sus alrededores? ¿cómo debería actuar el
estado en sus tres niveles de gobierno para atender esta problemática?
40
7. La incertidumbre de la calle: El ser humano aprende a sobrevivir
enfrentándose a la jungla y sus peligros.
41
siguiente una vez que pagaban la multa. Los comerciantes se quejaban
permanentemente de que sus productos eran consumidos por los fiscalizadores y que su
mercadería era sustraída o deteriorada durante la retención. En otros casos los
comerciantes informales ya habían aprendido a buscar a través de la oficina de
desarrollo social, exoneraciones para las multas, pero eso demoraba más la entrega de lo
retenido. En todos los casos estas experiencias eran muy tensas y dramáticas.
Durante nuestro trabajo de campo, en el año 2019, ha sido posible constatar la gran
cantidad de comerciantes ambulantes informales que se han instalado en el Centro de
Lima. Durante la mañana y la tarde, se puede identificar una mayor presencia de
vendedores de frutas peladas, sobre todo de tunas y piñas, así como aquellos que
ofrecen desayunos, comidas al paso, lustrabotas y vendedores de mascotas. 9 Los
heladeros en triciclos también se instalan principalmente en un solo lugar, en vez de
circular pues eso le asegura mejores ventas, a pesar de ser una de las actividades
prohibidas en el centro histórico. Durante la noche la problemática es diferente, pues a
partir de las 6pm. Aparece una mayor cantidad de vendedores ambulantes informales,
tal vez por la disminución de la presencia municipal y el aumento de flujo de tráfico
vehicular que distrae la atención de las autoridades y hace muy dificultosa cualquier
operación de fiscalización. Por la noche se ofrecen otro tipo de productos como los
anticuchos, picarones, entre otros. Cabe mencionar que los días viernes y sábados por la
noche (desde las 7pm.) se encuentra un número mayor de ambulantes informales,
9
La venta de mascotas es una actividad prohibida y una de las mas cuestionadas por las condiciones en
que tienen a los animalitos. A pesar de las gestiones de los “animalistas” los comerciantes han encontrado
diversas estrategias para protegerse de las acciones de fiscalización, principalmente a través de la fachada
de venta de artículos para las mascotas y contactando a los interesados en la calle y llevándolos a lugares
menos visibles para concretar la venta.
42
quienes encuentran en las familias con niños pequeños un público cautivo. Por ello,
durante dichos días se encuentran vendedores de juguetes, de globos, magos
ambulantes, y una variedad muy creativa de comerciantes.
Las y los ambulantes informales han establecido en ciertos lugares y horarios, el uso del
espacio público y han desplazado gradualmente a la población que habita el centro,
incluso las familias que han quedado prefieren no entrar en conflictos con sus
actividades. Para el trabajo de campo se tomó como premisa analizar el posicionamiento
de la mayor parte de los comerciantes ambulantes no regulados o informales en función
de sus horarios y actividades, lo cual nos permite observar cómo va cambiando su
actividad a lo largo del día. Teniendo en cuenta que los puntos detectados de ingreso de
ambulantes informales al centro de Lima son Puente Rayito de Sol; Puente Balta,
avenida Paseo de la República, Avenida Morales Duárez, Avenida Alfonso Ugarte, y las
zonas de articulación con la Victoria, como la avenida Abancay, Avenida aviación,
especialmente la zona de manzanilla y los trayectos que unen los puntos calientes del
comercio.
45
mundial, enfoque que permite generar una matriz de análisis más certera para
comprender la verdadera condición de las y los migrantes venezolanos al Perú, sin
perder de vista que la presencia masiva de ciudadanas y ciudadanos venezolanos en el
Perú ha agravado y complejizado mas las manifestaciones del sector informal, que es el
hilo conductor del presente trabajo.
Respecto del origen de la migración masiva, aparentemente las clases más afectadas por
la crisis socioeconómica en Venezuela estarían ubicadas en la clase media y la clase
media alta, debido a que por su condición socioeconómica no habrían recibido apoyo de
programas sociales, así mismo sus negocios y emprendimiento quebraron o están en
mala situación; sus bienes y propiedades se han devaluado; sus profesiones y
especialidades aun cuando les permita acceder a empleo no le garantiza los ingresos
necesarios para solventar sus necesidades y las de su familia en las condiciones que
habían tenido antes de la crisis. La clase alta en cambio, dado su poder adquisitivo y de
acceso al poder ha podido enfrentar mejor la crisis, tanto que por una migración
temprana como por las remesas que reciben de capitales propios o de sus aliados
conservados fuera de Venezuela. Las clases sociales más bajas, población
históricamente mayoritaria también se ha visto golpeada por la crisis, pero sus
manifestaciones son más diversas y complejas, pues un gran grupo de ellos pudo tener
acceso a programas sociales de vivienda, alimentación y educación, condiciones que
antes del Chavismo les eran esquivas.
Las situaciones que desencadenaron la crisis humanitaria se debe leer como una
correlación de sucesos que dada su gravedad desencadenaron en los problemas políticos
y sociales que afectaron a la población. Siendo así, representa una escalada de
inseguridad ciudadana que evolucionó a un escenario basado en el terror que ha
cambiado radicalmente la forma cómo se estructuran las relaciones sociales y ha
contribuido fuertemente en que se desencadene la crisis social y económica. La gente
huye de la crisis buscando una “tierra prometida”, sin embargo, la travesía puede
resultar tan dura y perjudicial que gran parte de los migrantes consideran que sabiendo
lo que iba a pasar no hubieran migrado, sin embargo, ya no pueden dar marcha atrás,
pues el daño está hecho, no tienen forma segura de regresar y han vendido gran parte o
todo lo que tenían para migrar, solo queda adaptarse al entorno.
47
pequeñas unidades familiares que han mantenido su unidad, o que se han reunido o
reagrupado.
La crisis humanitaria también se representa en una sociedad del riesgo. Grandes masas
de humanos viviendo en permanente peligro y riesgo, dejando en el camino a algunos
que no pudieron seguir el gran peso de este trayecto de vida, aprendiendo a tolerar
nuevas situaciones, en muchos casos pueden poner en cuestionamiento los valores
aceptados por la sociedad, replanteándose permanentemente su ética y valores
personales en función de la sobrevivencia. Entre estas actividades la mendicidad, el
comercio ambulatorio informal, el comercio sexual, condiciones de subempleo, etc. Una
de las representaciones sociales más importantes se expresa en la pobreza, y las
necesidades humanas básicas, las carencias y la precariedad social. Este hecho se
constituye en una de las representaciones más visibles de la crisis humanitaria, pues
conlleva una serie de consecuencias relativas a las diversas historias de vida que son
evidenciadas a través de los medios de comunicación masiva y las redes sociales. Los
casos son tan diversos que sería imposible tratar de generalizarlas a un solo escenario
problemático.
En la investigación se ha encontrado que gran parte de los problemas sociales que deben
afrontar las y los migrantes venezolanos en Lima es abordado y resuelto por la
colaboración de la ciudadanía peruana en menor y mayor medida. Se observa
disposición de la población nacional por entablar relaciones fraternas de amistad y de
apoyo, lo que coincide mucho con los diversos testimonios de los que se dispone en los
medios y las redes sociales. En Lima se encuentran condiciones muy diferentes para
desenvolverse, a diferencia de otros países de la región Latinoamericana, en el sentido
de las oportunidades y potencialidades existentes, también menores muestras de
discriminación y menores controles para desarrollar actividades de generación de
ingresos no formales como la conducción de combis, colectivos, moto taxis, comercio
ambulatorio, y otras actividades en condiciones de subempleo como mozos, operarios,
entre otras actividades en las que los controles, fiscalización o supervisión del estado
son prácticamente nulos. Por otro lado, las y los migrantes venezolanos participan de
micro-redes, las mismas que se han ido construyendo en virtud de las interacciones
sociales de proximidad construidas en lo cotidiano y principalmente a través del espacio
de la informalidad, y que han posibilitado atender necesidades, desde las más básicas
como vivienda, alimentación o trabajo hasta la atención de salud, educación, vestido,
espacios de ocio, etc. Para el caso de Lima, se advierte una permisividad no conocida en
otros países de la región de acuerdo a lo expresado en las entrevistas, que para los
49
migrantes resultaría bastante conveniente, pero que vista desde otro ángulo expresa la
intermitencia o ausencia del estado en sus responsabilidades, y la sensación de un
gobierno detrás del escritorio.
El estado ausente no parece tener claro que deberá absolver los problemas sociales
derivados de esta crisis humanitaria en la que están inmersos alrededor de un millón
ciudadanos y ciudadanas venezolanas. No se observan líneas de acción o propuestas
para su atención, ni que las declaraciones públicas del gobierno respecto a esta
problemática aborden todas sus dimensiones, incluyendo las tensiones entre actores
sociales, que viene propiciando situaciones de discriminación basadas en el origen
étnico o por nacionalidad. La mayoría de las y los migrantes no espera servicios
gratuitos o apoyos del estado, no tenían esas expectativas. Más bien sí que se les brinde
los permisos formales para residir, trabajar y ejercer sus profesiones con libertad. Los
migrantes venezolanos consideran que no hay información clara de parte del estado
peruano de aquellos servicios sociales a los que podrían acceder al ingresar a territorio
peruano, lo cual los ha empujado a la informalidad y en muchos casos a recurrir a la
mendicidad por algunos periodos de tiempo.
Sobre los trabajos a los que vienen accediendo no pesa ninguna política que los
favorezca o los acoja frente a su condición de migrantes. Casi todos los trabajos
terminan tomándolos como mano de obra barata, con horarios largos y bajos sueldos.
Estos empleos están enmarcados en la flexibilidad laboral reinante, la informalidad y el
subempleo, en ese sentido optan por trabajos de tipo ambulatorio, vendedores
50
informales en mercados y tiendas, mozos o meseras en diferentes tipos de restaurantes,
agentes de seguridad, operarios, cobradores de combi, mototaxistas, entre otros. Los
sueldos variarán de acuerdo a los niveles de informalidad de la empresa y del rubro
económico, pero en general se mantiene sobre la base del sueldo mínimo por cada ocho
horas de trabajo. Lo expresado por las y los entrevistados muestra que se van generando
diversas oportunidades laborales producto de las nuevas redes establecidas mediante
mecanismos de asociatividad, en especial a través de los nuevos contactos que van
encontrando y que les apoyan para encontrar formas de mejorar sus condiciones de vida.
Sin embargo, ello no significa que estén en una búsqueda permanente e interminable de
nuevos trabajos, sino que a corto plazo esperaban encontrar un trabajo en el cual
permanecer a pesar de las condiciones adversas.
Hay una postura de poca o nula exigencia de derechos por parte de los migrantes, sino
una búsqueda de apoyos para la subsistencia en la medida que representan lo único a lo
que se puede acceder en este momento, sin embargo, en el mediano y largo plazo se
generarán nuevas necesidades insatisfechas, y probablemente exigencias de derechos, lo
que cambiaría el escenario de la crisis humanitaria. Esta situación cortoplacista que
pauperiza las condiciones de vida de miles de venezolanos puede estar desestructurando
las relaciones sociales intrafamiliares, entre pares y la vida en comunidades,
aumentando las tensiones y debilitando los vínculos de apoyo mutuo que pueden influir
en ver como atractivos espacios delictivos, y en ese sentido se estarían propiciando otros
fenómenos sociales que ahondan la crisis, como la delincuencia o el sicariato. Cabe
preguntarse ¿será posible que las y los migrantes dejen las estrategias de sobrevivencia
51
y procuren exigir derechos? ¿cómo podría ser este proceso? ¿Cuál podría ser la reacción
de las y los ciudadanos peruanos?
9. El actor invisible
El comerciante ambulante informal que usa la vía pública como medio de vida se
constituye en un actor social inobjetable pues está a la vista de todos, su existencia es
innegable pues abarrota las calles de manera masiva y es observado día a día por
transeúntes y pasajeros de las diferentes Limas quienes discurren por el Centro de la
metrópoli. El ambulante informal es un ciudadano con derechos, especialmente es visto
como importante por su derecho/obligación de emitir su voto en los procesos
53
electorales. Al constituirse en una masa poblacional importante, los políticos suelen
establecer contacto con los diversos gremios y organizaciones de ambulantes, con el fin
de negociar y pactar potenciales beneficios de llegar al poder. Este ciudadano a la vez es
considerado pobre, no por su condición laboral e informal, simplemente porque no
acredita ingresos formales. Para el estado son ciudadanos sin ingresos, por ello accederá
a los beneficios sociales que el estado pueda proveer a la población con menos ingresos.
En teoría deberían estar considerados en el sistema de focalización de hogares
(SISFHO) y acceder a los programas sociales que el estado implementa de acuerdo a su
caracterización específica.
La dimensión social del comercio ambulatorio no regulado nos lleva a tomar en cuenta
su naturaleza no sólo informal, sino de emprendimiento individual y familiar dentro de
una economía que no crece al ritmo suficiente para crear más empleo, y porque esta
actividad, aparece como la única labor socialmente aceptable, a nivel de estatus, para
generar ingresos y evitar la agudización de la pobreza urbana. Esta forma de generar
ingresos pone en debate la noción de trabajo, así como de los límites de la formalidad,
donde los ambulantes representan emprendedores de una economía que no puede ser
definida únicamente por su carácter informal, sino por la riqueza de relaciones
intersubjetivas que desarrolla, pero que quedan subsumidas bajo procesos de
estigmatización y discriminación. Más aun cuando en muchos casos los ambulantes son
motores del desarrollo, no solo cifras. Su pundonor, aspiraciones y esfuerzos deberían
estar sincronizados con los hacedores de políticas públicas para que los incluyan,
porque su presencia ha significado un motor importante para el desarrollo comercial de
Lima centro y de una u otra manera han fortalecido y articulado los lazos comerciales
con las diferentes zonas de la metrópoli.
Sin embargo, a pesar de todo lo expuesto que lo pondría como un actor potencial de
cara a una ciudadanía activa, termina siendo un actor económico invisible pues su
aporte real no es considerado y acreditado, pues como informal no existe. Es por ello
que hasta ahora las estimaciones sobre la dimensión reales del comercio ambulatorio
informal siguen siendo ambiguas e incompletas. Resultan siendo ambiguas porque su
análisis termina respondiendo a los intereses de quienes lo analizan (prensa, políticos,
encuestadoras, etc.) y ello podría afectar la parcialidad de los resultados; y son
incompletas puesto que el comercio ambulatorio informal es muy dinámico y
cambiante, y de contar con espacios de investigación -a modo de observatorio- puedan
54
dar cuenta de sus procesos y cambios, sin embargo, sigue en la nebulosa, porque
insisten en mantenerlo como un actor negado.
Al no ser reconocido bajo ninguna norma que ampare su labor, no puede ser regulado lo
cual genera un conjunto de efectos negativos de ida y vuelta que resultan un
contrasentido para la idea de progreso, como: los gastos en corrupción, gastos en
seguridad (matones), sobrecostos de movilidad para evitar ser retenidos; pagos de
guardianía más altos; horarios más largos en la calle para cubrir los costos del servicio o
de la producción; más desorden al estar a la expectativa de las acciones represivas del
área de fiscalización; mayores niveles de organización, y finalmente al convertirse en
víctimas ante la opinión pública, son apoyados de manera masiva por la población,
especialmente de los barrios populares y periféricos de la ciudad, lo cual genera un
sentido común respecto de las autoridades municipales “abusivas”.
Siendo así el panorama del comerciante ambulante en la vía publica redefine la forma
de actuar en el espacio de lo colectivo, pues es a partir de esta forma de individualismo,
que se adhiere con mayor seguridad e identificación a la normas colectivas de su grupo
o micro-colectividad, en contraposición a las normas que regulan la vida social
formalmente establecida. En ese sentido, construyen confianza a nivel individual en
personas clave de su entorno, a partir de relaciones duraderas ancladas en ritos sociales
e instituciones dentro de la informalidad, entendiendo instituciones como prácticas
aceptadas y respetadas por el grupo. Todo ello menoscaba la relación entre el individuo
de la informalidad frente a las instituciones del estado moderno y sus niveles de
gobierno, invisibilizándolo más profundamente.
Por otro lado, encontramos que este actor invisible establece una relación de facto con
el mercado, desde diferentes puntos, como productor, como proveedor y también como
consumidor. Quizás podríamos encontrar en esa relación activa una de las razones más
poderosas para encontrar las formas de hacer visibles a los actores de la informalidad.
La prohibición del comercio ambulatorio considerado informal y por lo tanto proscrito
de la ciudad podría ser un atentado contra el mercado y sus leyes. La permanente
negación de la realidad informal del comercio ambulatorio y de las políticas públicas
prohibicionistas y en permanente tensión, conllevan a que no se resuelva el problema y
se haga imperecedero. Su existencia ha rebasado cualquier control municipal, es decir,
con permisos o sin ellos siguen trabajando y ocupando la vía pública. Más aun, cuando
hay enfrentamiento se generan heridos y hasta muertos, lo cual puede producir perdidas
irrecuperables, y generar escenarios de violencia que fortalecen la noción de grupo y
micro-colectividad frente al esquema de poder y autoridad que se constituyen en el
imaginario popular como brazos represivos del estado.
58
profesional mayoritario es de derecho, la forma de abordar, así como de analizar y de
elaborar políticas públicas tendrá un énfasis normativo.
El otro perfil con mayor interés, ya sea de manera directa en el tema de operaciones de
fiscalización o en aspectos de asesoría es el ligado a la seguridad, para ello se recurre a
profesionales de la seguridad provenientes principalmente de la PNP y eventualmente
de alguna de las fuerzas armadas, bajo la mirada que el comercio ambulatorio representa
una amenaza a la seguridad y que por ello se requieren métodos coercitivos que
implican el uso de la violencia para enfrentar la problemática, presentándose un énfasis
represivo.
Para tener mayor claridad sobre como ha venido funcionando la perspectiva regulatoria,
podemos hacer una revisión de las normas organizadas cronológicamente buscando
encontrar esta tendencia:
59
Un aspecto importante es la especificación del artículo séptimo, donde indica que
“queda prohibido a los vendedores ambulantes estacionarse en las calles o plazas, no
debiendo durar las paradas, sino el tiempo necesario para atender al comprador” lo
cual representa una mirada muy clara de la concepción del comercio ambulatorio, en
una ciudad más pequeña y de una composición diferente a la de la Lima popular y
masiva en la que se convirtió, especialmente desde las últimas décadas del siglo XX.
Artículo 15°.- Los contraventores sufrirán las penas siguientes: multa de cinco soles
la primera vez, de diez la segunda vez y suspensión de licencia la tercera vez, hasta
que cumpla con las prescripciones que se señalan en la presente ordenanza.
60
establece que los vendedores ambulantes deberán inscribirse en un Registro
administrado por la Inspección de la Policía Municipal, cuyo trámite es de obligación de
los interesados, y para ello se solicitan ciertos requisitos como la presentación de una
constancia firmada por el dueño del establecimiento donde se elaborarán los productos
que van a vender; contar con carnet sanitario; contar con un cuidado muy detallado la
higiene y limpieza; y llevar delantal blanco sobre la ropa. Como vemos, esta norma se
perfecciona en los aspectos del cuidado de la higiene incorporando el carnet sanitario,
así como en las disposiciones que favorecerían la implementación de las acciones de
fiscalización y control, tales como la indicación de tener las licencias en lugares
visibles, aspecto que perdura hasta la fecha.
4. Ya por el año 1950 una nueva ordenanza del Concejo Provincial de Lima, se centra
en la participación de la Policía Municipal, enfatizando en su labor de inspección a los
Vendedores ambulantes, lo que representa un antecedente directo de lo que hoy
constituye la labor de fiscalización y control municipal. Esta norma incorpora una
visión de ordenamiento de la ciudad y sus puntos de comercio, poniendo límites a los
espacios donde se pueda desarrollar el comercio ambulatorio, disponiendo la
prohibición del comercio ambulatorio dentro de mercados de abastos y sus alrededores,
en el centro de la ciudad, estableciendo una demarcación que toma sectores de Barrios
altos, lo que hoy sería mesa redonda hasta la zona que se conoce como el “damero de
Pizarro”. Estas disposiciones se sustentaron en recomendaciones de sanidad y ornato,
pero relevan que ya desde ese tiempo se iba mostrando una tendencia de concentración
de actividades comerciales y de redes que propiciaban esas concentraciones, así como el
61
efecto que estas concentraciones comerciales tenían para la ciudad, respecto del
desorden, la basura, la suciedad, el bullicio, etc, que eran aspectos de competencia
municipal y que venían afectando la vida urbana, mas familiar y de vecindad.
5. En el año 1964, uno de los alcaldes más recordados de la historia de Lima, Dr. Luis
Bedoya Reyes, propone la erradicación de los vendedores ambulantes de la Avenida
Abancay, amparado en una visión clasista de la ciudad y bajo la añoranza de los tiempos
donde el centro de Lima era un espacio habitado y visitado permanentemente por la
clase alta limeña y no tenía ni el desorden, ni la invasión masiva de ambulantes
informales, que ya para esa época habían tomado las vías públicas para realizar
actividades comerciales sin contar con autorización. El alcalde Bedoya, incorpora una
visión tradicional, desde la añoranza de una Lima habitada por las clases altas Limeñas
e incorpora en su discurso político una recuperación de la Lima antigua. Plantea la
necesidad de devolverle a la ciudad capital esa prestancia y decoro que debería tener
como Capital de la República. Por ello, su gestión municipal consideraba
imprescindible eliminar, aunque de manera progresiva, la presencia de comerciantes que
ocuparon la vía pública durante décadas y que en opinión del consejo municipal de
Lima venían perjudicando el ornato y las condiciones óptimas que se esperaba de la
ciudad y sus habitantes.
Por otro lado, en el mismo documento indicaban que la proliferación de estas formas de
comercio había sido toleradas, por lo que esta situación había devenido en una creciente
problemática de invasión de veredas y calzadas, afectando la circulación y a los
transeúntes, y especialmente creando un serio problema de salud pública. Sin embargo,
el alcalde no solo erradicó, sino que procedió a reubicar a un grupo de estos
comerciantes en el recién construido mercado San Idelfonso10 y que sería uno de los
puntos de irradiación del comercio en la zona de barrios altos y posteriormente la zona
10
El mercado San Ildefonso está ubicado en jirón Andahuaylas, y desde su creación propició el aumento
del comercio en toda esa zona de barrios altos, tal y como ha sido con otros centros de abastos, favoreció
la presencia de comerciantes ambulantes a sus alrededores. En la actualidad esa zona ha acogido al sector
de venta de artículos de arte, maletas y maletines, anteojos (venta y reparación), libros nuevos y usados,
entre otros, por lo que se ha constituido en una zona comercial muy concurrida y en permanente
expansión hacia los Barrios Altos. En la actualidad ya ha llegado hasta la Plaza de la Buena Muerte, y es
probable que en algunas décadas pueda llegar hasta Huánuco, pues la expansión avanza de la misma
manera por el Mercado central, Mesa redonda, Paruro y desde Grau.
62
comercial de jirón amazonas. Bedoya Reyes expuso que estas medidas obedecían a la
atención de las quejas y pedidos de los vecinos de la avenida Abancay, disponiendo la
participación de la Policía Municipal, y el apoyo de la Guardia Civil para realizar el
traslado de los comerciantes que estaban ubicados en la Av. Abancay al mercado de San
Idelfonso. Así mismo, decretó la erradicación de otros puntos de comercio informal,
ubicados en los alrededores del Malecón Rímac (lado izquierdo), las Avenidas Tacna y
Wilson, las Avenidas Bolivia y Roosevelt y la Av. Abancay hasta el Puente Ricardo
Palma, quienes se dedicaban a la venta de viandas, comestibles, frutas, entre otros
productos similares. Fue intento notable de ordenamiento, y ratifica la hipótesis de
trabajo, respecto de la débil conexión entre la perspectiva regulatoria y la evolución
social de las clases populares por alcanzar derechos y tomar la ciudad.
63
La guerra interna, las grandes masas de migrantes y el masivo desempleo empujaban a
la gente a buscar en la informalidad no solo la forma de sobrevivir, sino una manera de
sentirse iguales generándose una ola de informalidad que se imponía por la razón o por
la fuerza para tomar la ciudad para sí.
8. En el año 1985, bajo el gobierno de Alfonso Barrantes Lingán un nuevo intento por
abordar de manera frontal el comercio ambulatorio devino en la elaboración y posterior
promulgación de la Ordenanza 002-1985, que reglamentaba el comercio ambulatorio en
lima metropolitana. Esta ordenanza lo conceptualizaba como “La actividad económica
que se desarrolla en Campos Feriales o áreas reguladas de la vía pública directa y en
pequeña escala productos preparados, industrializados y/o naturales.” Este intento de
contar con una base conceptual resulta muy interesante, pues va estableciendo nuevas
premisas que conllevan a la idea de orden, como la ubicación en zonas autorizadas, es
decir, se acepta que la existencia del comercio ambulatorio es una actividad que
conlleva a repensar la ciudad para proveer de espacios de tratamiento especial que
permitan cierta participación de comercio ambulatoria o reconocimiento de un cierto
sector de comerciantes informales bajo el cumplimiento de ciertas normas.
64
Esta fue la primera gestión municipal que ganaría un partido abiertamente de izquierda
y que mostraba como este nuevo rostro más popular y de base ancha que representaban
las Limas se conectaba con las propuestas de Barrantes, quien recoge este sentir y
trataba de dar atención a los diferentes problemas de la ciudad, sin esta visión
tradicionalista y de añoranza de una Lima de clase alta, sino que busca reconocer a una
Lima de todas sangres, reduciendo las represión y cambiándola por espacios de dialogo
y empoderamiento de las asociaciones de ambulantes y de comerciantes informales.
Aquí la perspectiva regulatoria toma un rostro mas participativo y desde abajo.
65
regulación y formalización, ya que la informalidad siguió pasando por encima de las
normas.
Barrantes mantiene una línea de gestión muy en consonancia con sus antecesores
respecto del centro histórico de Lima, pero apostó muy fuertemente por la formalización
y la reubicación, por lo que promovió la creación de conglomerados comerciales y
procesos de asociatividad con apoyo de la Municipalidad.
10. Durante el gobierno municipal del aprista Jorge Del Castillo en la comuna de Lima
no se observaron cambios importantes en la política municipal frente al comercio
ambulatorio, hasta que llegaron los últimos meses de su gestión, cuando haciendo un
giro en la forma como se venía abordando la informalidad promulga el Decreto de
Alcaldía 018-1989 que aprueba la directiva del “pago por ocupación de la vía pública de
los campos feriales y otros” y la Directiva N°04-89-MML/DMA/OGR/PRR-1989 que
establece el pago por ocupación en la vía pública de los comerciantes informales. De
esta manera da lugar a una nueva forma de concebir y gestionar el espacio público.
Podría decirse que de alguna manera desaparece la condición de informalidad, pero no
da cuenta clara de otras medidas a través de las cuales se promueva aspectos
importantes para el paso de la informalidad a la formalidad, tales como capitalización,
asociatividad, reordenamiento, y procesos de formalización real de manera sostenida.
Esta forma de abordar la problemática representaba un reflejo de la coyuntura que se
venía viviendo en el país, donde la pobreza, la violencia política, y la crisis social
66
habían tomado la ciudad y si hubo alguna noción de autoridad, esta también se había ido
para no volver.
11. Con la llegada de los noventa en medio de la crisis una nueva visión de la gestión
municipal caracterizada por grandes obras viales y de interconexión de la ciudad se va
desarrollando en piloto automático, en una tensión permanente con la gestión
gubernamental autoritaria que copaba todas las instancias de poder. La autoridad estaba
dividida porque la Policía se oponía a la gestión Municipal que se caracterizaba por
darle espacio a opositores de su gobierno como Ricardo Belmont y Alberto Andrade,
quienes tenían pretensiones presidenciales, y justamente producto de este conflicto
tuvieron que afrontar un conjunto de impedimentos burocráticos. En los años 90 se
aborda el comercio ambulatorio bajo el reconocimiento de la cruda realidad social pero
con el añadido de la asociatividad, mediante la idea del cooperativismo. Así en 1991
promulga el Decreto Supremo 005-91-TR mediante el cual se le reconoce al trabajador
ambulante la calidad jurídica de trabajador autónomo ambulatorio, lo cual, si bien es
cierto iba en la línea populista de la gestión de Jorge Del Castillo, elevaba al ambulante
a otra condición, lo cual en aquel momento representaba una medida auspiciosa y bien
recibida por la población. El decreto expone que el comercio ambulatorio representa
una realidad social producto de la crisis económica que afrontaba el país, como
resultado del desempleo y subempleo existentes, pero que este sector representaba
realmente una fuerza social muy potencial que debería ser encaminada. Para ello se
promovía que los trabajadores autónomos ambulatorios (comerciantes ambulantes) se
constituyan en cooperativas de ahorro y crédito, para que puedan acogerse al beneficio
establecido en el Artículo 69° inciso 2 de la Ley General de Cooperativas a efectos de
acceder a créditos, y a partir de ello la Municipalidad pueda brindarle asistencia y apoyo
a lo largo de este proceso, así como trabajar por el ornato de la vía pública, es aspectos
tales como la higiene, la seguridad y el orden público.
12. En medio de una relación muy tensa entre el presidente de la república (desde 1992
dictador) Alberto Fujimori, y el alcalde de Lima Ricardo Belmont Casinelli, la forma
que tomó la política municipal para abordar la problemática del comercio ambulatorio,
retomó la misma receta de gestiones anteriores. Belmont no tuvo mejor idea que
retornar a las propuestas de ordenamiento y restricciones con la ORDENANZA 062 del
año 1994, mediante la cual se Reglamenta el centro histórico de lima.
67
Respecto de los espacios públicos plantea, “Recuperar la naturaleza, calidad y destino
del espacio público, en respuesta a la diversidad de demandas sobre él.” (Articulo 4°.
Inciso a)
Respecto del tránsito y el transporte plantea la promoción del uso peatonal de las vías, la
recuperación ambiental y paisajística de los espacios y las vías públicas, dándole énfasis
a los monumentos con valor histórico (Artículo 6°, inciso b)
13. La segunda mitad de los años 90s tendrían una orientación hacía la añoranza de la
Lima señorial y de vecindarios urbanos de clase alta. Esta gestión ponía énfasis en la
cultura del criollismo para levantar iconos simbólicos que den una idea de lo que
debería ser Lima. Esta concepción era de una Lima criolla, no de una Lima Chola. Una
Lima de clase media o alta que valora la cultura occidental eurocéntrica y por lo tanto le
rinde honor y pleitesía a sus monumentos históricos, identificados en las construcciones
con valor monumental, sus plazas, paseos y monumentos que la población de las
diferentes Limas miraba con indiferencia. Ni Colón, Pizarro, Bolívar u otra estatua
conectaba con el imaginario social, cultural o histórico de la población de origen
provinciano que había tomado las calles y esa actitud en permanente desacato frente a
esa otra idea de Lima, propiciaría nuevos escenarios de enfrentamiento y lucha por el
uso del espacio público.
68
caracterizan el entorno de inmuebles ubicados en alrededores de Plazas Mayor, San
Martín y calles adyacentes, poniendo nuevamente el énfasis en la conservación de la
monumentalidad y el valor histórico, para ello se concentraron en trabajar programas de
recuperación de fachadas, control y manejo de los espacios públicos. Se alcanzan logros
importantes en esta tarea, sin embargo, esta gestión tuvo otra cara respecto de la forma
de abordar la crisis de la informalidad en Lima cercado, especialmente los grandes vías
y plazas del centro, para lo cual desarrollo medidas radicales de erradicación que
incluso implicó enfrentamientos cuerpo a cuerpo con la policía nacional del Perú,
quienes actuaban contra las acciones municipales, dada la oposición que este
representaba para el gobierno de Alberto Fujimori.
lo cual era respaldado por sus gestiones exitosas en Miraflores. Andrade padecería de una enfermedad
que lo mantendría sus últimos años con poca presencia en el escenario político, falleciendo a los 65 años,
lo cual devino en un desmoronamiento de su partido, que ya para entonces contaría con inscripción
nacional, y que aunque ha sobrevivido diversas crisis, es uno de los partidos conocidos como “vientres de
alquiler”, pues acogerían candidatos no partidarizados con aspiraciones municipales o congresales, y
realizan alianzas con otros partidos con el fin de continuar manteniendo su inscripción, que aun hasta el
2021 se ha mantenido vigente.
69
de escritorio y libros, Cerrajería, Confitería natural, Floristas, Globos, Golosinas,
Servicio de Mecanografía, Pilas y relojes, y Medida de presión arterial.
Finalmente, como vemos a lo largo de esta revisión, hay un proceso de evolución socio
histórica en marcha, que ha rebasado permanentemente las pretensiones de política
Municipal con una perspectiva regulatoria desde arriba, es decir una política municipal
basada en la prohibición. Donde un estilo de vida, privilegios y acceso a derechos se
imponía para determinar los límites sobre los que una clase social inferiorizada y
subordinada podría ser parte de la misma sociedad. La lucha por el acceso a la calle
como una oportunidad de trabajo, es también una lucha por acceso a derechos y por
formas alternativas de apropiarse la sociedad, como realmente ha sucedido a lo largo de
las últimas seis décadas.
70
11. El comercio informal y el Covid 19: Un escenario futurista
Las investigaciones en el mundo sobre el impacto del Covid-19, dan cuenta de una serie
de desigualdades que acompañan a este virus. Butler (2020) considera que el virus per
se no discrimina, sin embargo, la desigualdad social y económica producen un piso
desigual que entrelaza asuntos como el nacionalismo, el racismo, la xenofobia y el
capitalismo. Es decir, su impacto tiene que ver con la población que sufre la pandemia
desde contextos particulares que tienen que ver con procedencias, identidad de género,
nivel socioeconómico, etc. De la misma forma Badiou (2020), plantea que una epidemia
es compleja porque es un punto de articulación entre determinaciones naturales y
determinaciones sociales. Es decir, las condiciones para cada uno son diferentes. Según
el autor, no se trata de quienes quieren obedecer las normas impuestas, sino de quienes
pueden obedecer el imperativo “quédate en casa”. ¿La estrategia de aislamiento social
representa una injerencia desproporcionada que vulnera los derechos de las y los
ciudadanos? ¿Esta estrategia de contención del virus es aplicable a todos los sectores
sociales? ¿Cuál es el verdadero impacto de esta estrategia en el sector informal y
especialmente en quienes se dedican al comercio ambulatorio?
Dammert (2020) consideraba como punto de partida que la pandemia y las medidas
implementadas ponían en evidencia los regímenes de desigualdad de nuestras
sociedades, profundizando las inequidades, modificando los mecanismos institucionales
de acceso a recursos, afianzando la desigualdad, la pobreza y la incertidumbre. Estos
asuntos nos ayudan a comprender mejor como operan estas inequidades, y que va en
consonancia con lo que comparte López (2020): “solamente van a trabajar y se
exponen en el metro aquellos que necesitan el dinero imperiosamente” (2020: p. 57)
Estas apreciaciones coinciden en la complejidad del análisis del contexto en el que nos
situamos debido a la pandemia producida por el Covid-19.
71
impuestas para enfrentar el Covid-19. En tal sentido se concibe como una
responsabilidad enteramente personal la decisión de salir a la calle, y que ello representa
una desobedeciendo abierta a estas medidas. Es decir, las y los ciudadanos que salen de
su casa serían irracionales por realizar actos que perjudiquen a la salud personal y
colectiva, y principalmente porque esto ocurriría a pesar de los esfuerzos del gobierno y
los castigos materializados en multas a quienes incumplan con la cuarentena y el toque
de queda.
Esta realidad, dice el autor, da cuenta de que la pandemia y las medidas que se han
impuesto para enfrentarla sitúan a la población en serios problemas para sobrevivir a las
consecuencias del cese de todas las actividades no-esenciales, más aún cuando trabajan
en el sector informal y muchos dependen de sus ingresos diarios o semanales para
subsistir. Los datos presentados en el documento recuperan la información de una
encuesta telefónica realizada entre el 20 y 21 de marzo que mostró que, a nivel nacional
y urbano, un 25% de personas (ubicadas mayormente en los sectores más precarios) se
habían quedado sin trabajo. Otra encuesta urbana a nivel nacional realizada por internet
entre el 31 de marzo y el 3 de abril da cuenta que un 53% del nivel socioeconómico más
bajo ha dejado de recibir ingresos económicos. Por lo tanto, son las y los trabajadores
quienes están cargando con los efectos de la crisis económica. Algunas acciones
ciudadanas que evidencian un intento por generar ingresos para sobrevivir son los
ambulantes informales que se aglomeran alrededor de los mercados de abasto para
comercializar diversos productos y que ofrecen en las zonas con mayor concurrencia de
gente. Según el autor, estas expresiones tienen que ver con la crisis económica, la falta
72
de condiciones mínimas las viviendas, el hacinamiento y otros factores asociados a las
necesidades básicas mínimas de subsistencia.
Por su lado, Manky (2020) reconoce también en la informalidad la salida habitual a las
crisis. Aunque, según la ENAHO, la informalidad se ha reducido en los últimos diez
años, cabe esperar que, en un contexto como este de desempleo y crisis económica, se
convierta nuevamente en la principal vía para conseguir ingresos y sobrevivir.
Asimismo, reconoce Manky que la mayoría de las personas no espera mucho del Estado
y busca salir adelante sin su ayuda. Es decir, si el Estado y la sociedad no brindan
facilidades que permitan sobrevivir estando en casa, miles de personas saldrán a la calle
a buscar formas de obtener recursos cuando les sea posible, con o sin cuarentena. En ese
sentido, plantea el autor que las diversas estrategias para reducir aglomeraciones y
permitir la distancia social deberán tener en cuenta esta realidad: las personas no se
quedarán en casa por decreto o por las amenazas de multas.
Entre los principales espacios de aglomeración de gente, sea para abastecerse o para
trabajar, son los mercados de abasto que se encuentran en todos los distritos donde
confluye mucha gente a fin de asegurar su empleabilidad y su alimentación. Es preciso
recordar que el desempleo se ha resuelto, en muchas ocasiones, con la venta callejera de
diversos productos que genera ingresos diarios y que aprovecha la falta de capacidad del
Estado de controlar y regular estas modalidades de trabajo informal y subempleo. Es
decir, según Manky, los ambulantes producen y han creado dinámicas económicas a
partir de la aglomeración de personas. Es improbable y negativo aspirar a eliminar su
existencia porque son tubos de escape al desempleo, en un contexto de débil capacidad
de los gobiernos locales y frente a la ausencia actual de programas de empleo masivos.
Mannarelli, Mota, Yon, Figueroa y Soto (2020), también se involucran en esta discusión
considerando la deficiencia en la intervención de las élites políticas en el espacio
público. Lo público, por desgracia, ha terminado asociado a lo pobre, al maltrato, a lo
inferior. Esta perspectiva predominante afecta de modo preocupante las posibilidades de
contener el contagio. Esta coyuntura pone en discusión diversas dinámicas cotidianas
como la compra diaria de productos de primera necesidad que pueden revelar hábitos y
modos de gestionar compras en situaciones de precariedad y de falta de acceso a formas
de conservación de los alimentos.
73
Estas miradas van evidenciando que las zonas de mayor afluencia de gente,
especialmente las que están alrededor de los emporios comerciales y los mercados
donde están la de ambulantes informales, son los principales focos infecciosos en
nuestras ciudades, porque aglomeran población que consume diariamente productos de
diversa índole, tanto de primera necesidad (alimentación) como relativos al vestido o
utilitarios. Sin embargo, la vista sigue poniéndose en el ámbito formal, desconociendo
la existencia de un universo informal muy amplio. Según el presidente la república, de
los 380 mercados que deben ser intervenidos, hay 36 puntos críticos, entre ellos 20
pertenecen a Lima y 3 al Callao. Al 14 de mayo, el 41% comerciantes de cuatro
mercados de Lima y Callao salieron positivo a Covid-19, entre ellos el mercado de
Huamantanga de Puente Piedra, Minorista N°1 de la Victoria, Plaza Villa Sur de Villa
El Salvador y el Mercado Rojo de Néstor Gambeta en el Callao. Asimismo, en el Callao
se cerró el mercado 3 de enero al detectarse casos de Covid-19. Según la Municipalidad
Provincial del Callao, es necesario reordenar los mercados de abasto para brindar un
mejor servicio y proteger la salud de la población. Recordemos que, según el Censo
Nacional de Mercados de Abasto (2016), al 2016, había 171 mercados de abasto en el
Callao, de los cuales solo 1 es mayorista, 167 minoristas y 3 mixtos.
Este recorrido es sucinto por la poca investigación que se viene desarrollando hasta la
fecha, sin embargo, nos ha permitido evidenciar que el problema en la respuesta
ciudadana es complejo e involucra diversos factores. Asimismo, hemos evidenciado que
las zonas de comercio informal son focos infecciosos del Covid-19. En el recorrido
planteado hemos identificado algunos motivos de concentración y aglomeración de la
población en las distintas zonas, sin embargo, consideramos que aún falta profundizar
sobre estos asuntos desde una perspectiva amplia que recupere los contextos,
particularidades, percepciones y necesidades de cada persona que no cumple a cabalidad
las normativas impuestas para enfrentar la pandemia. Recordando a Butler (2020), tiene
que ver con procedencias, condiciones socioeconómicas, identidad de género, entre
otros asuntos que confluyen y producen condiciones difíciles para quienes viven este
contexto.
74
información a las que han accedido, los temores que se generan respecto del contagio o
al fallecimiento por Covid19, así como la percepción en relación a las instituciones del
sector público encargadas de velar por el cumplimiento del distanciamiento social en
todos los niveles; y las formas como han influido las prácticas e imaginarios colectivos
que permiten la forma de convivencia actual, nos permitirá generar nuevas
interpretaciones del comportamiento social en situaciones de riesgo y de crisis social,
que puedan servir para el diseño de nuevas estrategias y protocolos para estos contextos.
El presente trabajo tiene por finalidad abrir la discusión sobre la informalidad como
categoría social, para agrupar todo aquello que no tiene los permisos de operación o de
funcionamiento, pero también para agrupar todas las manifestaciones sociales y
culturales que operan en torno a lo que se denomina economía informal. En ese marco,
nos interesa también explorar y discutir las diferentes manifestaciones de la
informalidad, incluyendo el comercio informal ambulatorio, los efectos de la migración
venezolana en el comercio informal, los efectos de la pandemia en la condición social
de las familias que se dedican a la informalidad, entre otros temas que nos permitan
conocer mejor cómo ha cambiado la condición social de toda la población que se
considera que está inmersa en el mundo de la informalidad, pues nos interesa
reflexionar cómo debería operar el estado en sus niveles de gobierno para atender las
problemáticas sociales de este espacio en personas con discapacidad, adultas/os
mayores, niñas, niños y adolescentes, mujeres y otros grupos de la población que se
estén viendo afectados en diferentes magnitudes por todo lo expuesto.
Pensar la informalidad como objeto de estudio resulta muy importante, pues incorporar
la informalidad en un proceso de discusión académica implica retomar el rol de la
universidad como universidad investigadora, orientada a atender los problemas más
importantes del país y de la ciudadanía para generar aportes. Mas aun la universidad
pública tiene la responsabilidad de acercarse a la población, especialmente a explorar e
investigar las problemáticas que impiden el desarrollo o que signifiquen circunstancias
que afecten el ejercicio de derechos. Adicionalmente a ello, nuestra formación en
Trabajo social nos impulsa a observar la informalidad y las problemáticas sociales que
75
devienen de ella pues nos interesa generar propuestas, proyectos y modelos de atención
que puedan ser acogidos por las instituciones que atienden lo social, como el MIDIS, El
Ministerio de la Mujer, y las gerencias de Desarrollo Social de las Municipalidades,
organizaciones de la sociedad civil, e incluso para hacer proyección social en relación y
coordinación con organizaciones sociales.
Algo que hemos podido constatar a lo largo del último año es que nada puede ser
previsto, que lo más seguro es la incertidumbre. La aparición del virus Sarscov2 ha
significado la comprobación fáctica de este escenario, donde las autoridades han tomado
decisiones, aunque basadas en las opiniones y recomendaciones de especialistas, estas
han sido erráticas y cambiantes a lo largo de este periodo, entre medidas de aislamiento,
normas sanitarias, control del aforo, e idas y venidas de aislamiento social. Lo cierto es
que este contexto ha generado un gran impacto en la población con menos recursos
económicos, ahondando las desigualdades sociales y mostrando que el mayor “virus” es
el de la pobreza y las desigualdades sociales. Pensar el futuro, entonces, es pensar en el
marco de la incertidumbre y solo cabe hacerlo bajo un esquema crítico del poder y la
hegemonía.
Este texto también tiene como objetivo impulsar la investigación respecto del comercio
informal en la ciudad y el uso de la via pública como espacio de intercambio, de vida,
de socialización, de cultura, de trabajo, de derechos, y en ese contexto impulsar el
análisis de lo público y de cómo pensamos la ciudad desde abajo para propiciar una
apropiación de la ciudad, desde una mirada de la “motilidad”, promoviendo el
desarrollo de capacidades de apropiación de la ciudad en el marco de un orden y
autoridad que sea reconocido y respetado por todos y todas, es decir, en el marco de un
dialogo que propicie una nueva ciudad. Una ciudad de ciudadanos y ciudadanas.
76
procesos de socialización, de la juventud, trabajo en la infancia, entre otros que resultan
en aspectos pendientes y necesarios de investigar.
13. BIBLIOGRAFÍA
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