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La Sociedad Del Hiperconsumo

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LA SOCIEDAD DEL HIPERCONSUMO

La hipótesis que manifestó en el año 2007 Gilles Lipovestky, después de


haber realizado un estudio y análisis profundo sobre el consumismo, establece
la distinción de tres fases que apuntan a la evolución del consumo con una
nueva denominación: “hiperconsumismo”, etapa en la que ahora mismo nos
encontramos como sociedad.
Consideré ahondar un poco más respecto a esta hipótesis, retomando cada una
de las etapas que surgieron en este periodo de consumo; creo que después de
varios años de pertenecer a esta categoría consumista, debemos preguntarnos
si aún existirá alguna dimensión que nos ubique en otra categoría aún mayor.
Este proceso consumidor comenzó hace más de un siglo, pero no es hasta los
años 80´s en que Livopetsky, ubica a esta categoría como la primer etapa
consumista por los modelos que implementaban en esos años las industrias
relativamente elitistas, después del Fordismo y Taylorismo, se empiezan a
crear las primeras grandes campañas de publicidad y, con ellas, las marcas
comerciales con un sentido moderno, un ejemplo de esto resultó ser la
industria coca-cola que, por esos años, se consolidó como una de las más
rentables a nivel mundial.
La distribución masiva de productos nació por aquellas décadas y la ganancia
de las grandes industrias se reflejó considerablemente, implementando la
mercadotecnia que consistía en la adquisición de volúmenes grandes y
manejando bajos costos en este tipo de sociedades consumistas.
La primera etapa del consumo según Lipovestky, termina con la llegada de la
segunda guerra mundial, empezando así la segunda etapa consumista que
denominó como: “consumo masivo”, las características de esta etapa
corresponden ya a un mercado dirigido a las masas, pues empieza la
distribución masiva de los aparatos sofisticados que representarían los
emblemas de familias consumidoras, por ejemplo: los automóviles,
refrigeradores, televisores, etcétera. Contar con estos equipos en el hogar, se
traducía ya al necesario equipamiento de las familias.
En estos años el consumo se expandía y se hacía prioridad incluso en aquellos
países que no se encontraban en la lista de las grandes potencias. La segunda
etapa del consumo llega a su fin en los años 70´s, empezando ya, con la
tercera etapa del consumo que, Lipovetsky, denomina como
“hiperconsumismo”.
Esta categoría empieza a surgir con el individualismo consumidor o
equipamiento individual, fenómeno que rompe los esquemas que el consumo
masivo impone en las familias, la segunda etapa del consumismo se
caracterizaba por interpretar a las familias como unidad, es decir, en el hogar,
únicamente se contaba con un vehículo, una línea telefónica, un televisor,
etcétera. Ahora, se crea un nuevo paradigma en el mercado global, cambiando
de dirección y visión a las industrias, en vez de producir para abastecer a una
sociedad de consumo masivo, se produce para abastecer a una sociedad de
hiperconsumidores.
De forma muy normal podemos constatar que, actualmente, los integrantes de
cada familia cuentan con una computadora personal, así como celulares y
hasta diferentes vehículos. La familia ya no simboliza unidad consumidora,
ahora, existen tantos teléfonos celulares como personas, tomando en cuenta
que hasta niños ya cuentan con un aparato sofisticado de estas características.
Basándose en este análisis, fue que Lipovetsky estableció la categoría de
sociedad del hiperconsumo.
La facilidad con la que contamos ahora las personas para la obtención de
información, nos permite estar enterados de la importancia que juega el papel
del consumismo en nuestra cotidianidad. En ocasiones el ego humano nos
empuja a formar parte del llamado “estatus social”, aquí ya no se habla de
consumir por necesidad, sino consumir apoyando ideologías de élite, en la que
una sociedad hiperconsumidora, acepta a las personas por los bienes de
cualquier índole con los que cuenta, dejando atrás, los principios humanos.
Muchas veces se consume ya no para cubrir un uso personal, las personas no
compran las cosas para sí mismas, sino para enseñarlas y formar parte de la
espiral consumidora, admirada y aceptada para diferenciarse de los demás y
crear una especie de envidia.
Aun conociendo la existencia demandante de este fenómeno, Lipovestky
afirma que esto ya está fuera de dimensiones humanas, a esto lo denomina
como “capitalismo desregularizado”. Es decir, las personas sabiéndonos ya
hiperconsumidores, no dejaremos de seguir esta tendencia consumista porque
lo hemos hecho parte de nuestros hábitos rutinarios, por el contrario, el mismo
filosofo afirma que existe una dimensión que hará que el hiperconsumismo
forme parte de nuestra esencia humana.
Hay una tendencia consumista que no sólo se remite al querer ser aceptado por
una sociedad elitista, si no aquella que involucra también emociones, y es el
tipo de consumo que reemplaza la soledad y la tristeza y las compensa, aunque
sea de manera momentánea.
Pero esto no es todo, existe una muestra más que confirma que el
hiperconsumo estará presente en nuestro futuro, es aquella que involucra el
ámbito de la medicina, el consumo, ahora no sólo se encargará de cubrir
nuestras necesidades médicas más urgentes, sino ahora la tendencia que
predominará será la de consumir para prevenir enfermedades, a esta nueva
dimensión de consumo Lipovestky denomina como “hiperconsumismo
médico”; actualmente, sólo una minoría de sociedades que pertenecen a la
élite capitalista se ubica en esta categoría de hiperconsumidores, pero se
estima que, en una década, esta dimensión tomará un auge mayor porque las
masas la convertirán en una categoría de consumo prioritario.
Volviendo a los inicios del hiperconsumismo, podemos darnos cuenta que la
ideología que esta categoría implantó en las masas, es vivir
desenfrenadamente en un mundo de libre consumo. El creador de esta
hipótesis menciona que el término “carpe diem” es la idónea significación que
podría darle a la sociedad hiperconsumidora, ya que, carpe diem, es una
locución latina que literalmente significa 'toma el día', que quiere decir
'aprovecha el momento', en el sentido de no malgastarlo.
Con la aparición del hiperconsumismo médico, se manifiesta una
contradicción, pues el primer principio por el que optó el hiperconsumismo
con el carpe diem, resulta ser una paradoja ideológica, por la forma
desmesurada que el consumo te incita a vivir y, al acatar las normas de vida
que impone el hiperconsumismo médico, nos frena esta forma de vida sin
control a través de la prevención… ¿por qué razón el hiperconsumo te incita a
vivir una vida desmesurada para después frenártela?
¿Será que, después del propio hiperconsumismo médico, surja otra categoría
de consumo?
Ciertamente, cada vez más sociedades se incluyen a una forma de vida que
corresponden a estas categorías consumidoras, pero también existen
sociedades que ni siquiera se encuentran en la categoría de consumo masivo;
ellos, resultan ser los siempre marginados, puesto que, las categorías de
consumo señalan paralelamente que deben crear economías que permitan el
libre mercado a través del capitalismo.
Tal vez el análisis nos llevará a imponernos el reto de buscar alternativas para
ubicarnos en la economía del siglo XXI; tal vez aprenderemos a sobrevivir de
una forma consciente si retrocedemos a la categoría de consumo masivo y
dejamos de ser clientes del hiperconsumo. Lo que se debe plantear es una
mediación entre el hiperconsumo y el consumismo masivo, establecer
prioridades de compra, reeducarnos en principios económicos y no gastar más
de lo que reflejan nuestros ingresos.
La pregunta es, ¿estarán dispuestas las sociedades, aun estando conscientes de
lo que implica ser hiperconmidores, a frenar el desarrollo de estas categorías
consumidoras?

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