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Libro de Russo

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1 4 t

r.i,lhs ( v~Jóf1
~w;1K>gt:a

AzLJce na Borelle
Susana Laura Russo

El psicodiagnóstico
de niños
Criterios de evaluación en
las organizaciones neuróticas,
psicóticas y límite

59.9.072
BORp ,
[ 2013 1'
, '

INTIU)DUCCJ()N

El interés de plasmar en un libro cómo se presenta la psicopa-


tología infantil en el proceso psicodiagnóstico surge, por un lado,
de la práctica clínica con niños, adultos, parejas y familias soste-
nida durante varias décadas y, por otro, de la actividad docente
desarrollada en las materias de Evaluación y Diagnóstico Psi-
cológico. La experiencia adquirida como psicólogas clínicas y el
modo como esta ha ido decantando en el transcurso del tiempo en
cada una de nosotras conforman un bagaje que deseamos trans-
mitir a los que se inician en la actividad profesional y a aque-
llos psicólogos que siguen interesándose en la compleja labor de
hacer diagnóstico en la infancia.
Como docentes, la intención de reunir de manera didáctica los
conocimientos referidos al psicodiagnóstico infantil, y facilitar
con ello el aprendizaje, ha sido otra de las motivaciones para lan-
zamos a esta tarea.
Afortunadamente, en nuestro país la producción científica en
relación con las técnicas de diagnóstico psicológico y el diagnósti-
co de niños es abundante y prolífica, y no desconocemos el hecho
de que las páginas que siguen están inspiradas en el quehacer
de muchos colegas pioneros y coetáneos dedicados a la temática.
En este contexto, hemos tratado de desarrollar las distinciones
psicopatológicas infantiles, su articulación con la teoría psicoa-
nalítica e ilustrar con material clínico.
En el capítulo 1, nos abocamos a la especificidad del diagnós-.
tico infantil, especificidad que está dada por la incompletud de
la estructuración m.e ntal del niño. El proceso de estructuración
mental de este cobra especi~l relieve pues un diagnóstico apre-
EL J•HJCODIA< i N()STICO DE NIÑOS

tt urado , qtH \ no contf!mp le 1a8 diversas variables en juego, podría


dPt,~nninar apreciacion es diagnósticas e intervenciones terapéu-
ti cnA introt;énicaH. AHí , subrayamos las sim ilitudes y diferencias
ontrt~dia¡?n 6.,;tico y proceso psicodiagn6stico, y la formación que
rPquiere el psicó]ogo para tales fines .
En Jos capítulos 2 y 3 nos dedicamos a describir el funcio-
nunli~nto psíquico neurótico, con sus características de índole
hü,térica, fóbica , obsesiva, y las organizaciones psicóticas en la
infancia. En cada una de estas modalidades presentamos obser-
vaciones clínicas a tener en cuenta en la entrevista inicial a los
padres, en la hora de juego diagnóstica, en las técnicas proyecti-
vas gráficas, verbales y verbales temáticas y en las técnicas psico-
métricas. Todas estas apreciaciones son ilustradas con material
clínico.
El capítulo 4 está constituido por las llamadas patologías lími-
te, aludiendo a la heterogeneidad sintomatológica que se funda
en la fragilidad anaclítica, en fallas o discontinuidad en el vínculo
materno-filial y en la falta de disponibilidad en el funcionamien-
to psíquico del niño, entre otras características. Desarrollamos
cómo se presentan en el psicodiagnóstico las producciones de
niños con trastornos por déficit atencional, con trastornos psico-
somáticos y niños afectados por violencia, cuando estas manifes-
taciones corresponden a un tercer eje, ni neurosis ni psicosis.
Esta selección, sin desconocer que está constituida solo por
algunas de las expresiones clínicas en el amplio espectro de las
patologías límite, responde a la frecuencia con que aparecen en la
consulta actual en el campo hospitalario, institucional y privado,
y a las dificultades que suelen presentarse al intentar acceder a
un diagnóstico diferencial.
Con el objetivo de orientar a los psicólogos que se inician en
el aprendizaje del psicodiagnóstico infantil, el libro presenta dos
anexos.
En el primero, se incluyen las guías de administración, aná-
lisis e interpretación de las distintas técnicas que integran el
proceso psicodiagnóstico clínico. Estas guías, algunas de ellas
ideadas y/o transmitidas por nuestros "maestros", fueron incor-
poradas en los inicios de nuestra práctica clínica, y difundidas en
la enseñanza universitaria en el área de Evaluación y Diagnósti-
co Psicológico, y sufrieron modificaciones y actualizaciones en el
INTRODUCC IÓN 17
transcurso del tiempo. Están desarrolladas en forma exhaustiva
pues tienen con10 objetivo "acompañar al otro en el aprendizaje
del psicodiagnóstico y n1ostrar caminos posibles". Constituyen
una apoyatura para el abordaje del proceso psicodiagnóstico en
sus distintas etapas: la entrevista inicial a los padres, las técni-
cas de evaluación psicológica y el informe psicológico escrito. Por
su parte, los psicólogos con mayor formación profesional podrán
utilizarlas tanto para su práctica clínica como docente. El pri-
mer anexo incluye la bibliografía específica para cada técnica,
con el objetivo de facilitar al lector la posibilidad de profundizar
de acuerdo a sus intereses.
El segundo anexo corresponde al psicodiagnóstico de una niña
de 7 años de edad, que llamamos Romina, y que llega a la con-
sulta por episodios ocasionales de robo ligados al develamiento
de un secreto familiar. Este caso clínico se presenta como modelo
en la administración, análisis e interpretación de las técnicas de
evaluación psicológica, elaboración de recurrencias, convergen-
cias y divergencias intertest y la construcción del informe psico-
lógico escrito.
No es el espíritu de este libro poner el acento en el aspecto
clasificatorio, al que solo recurrimos a los fines didácticos. Desta-
camos que el diagnóstico en la infancia _requiere incluir también
las variables del desarrollo y evolutivas, por lo tanto tiene un
carácter temporal, siendo indispensable no estigmatizar o rotu-
lar al niño, sino obtener la comprensión particular de cada caso,
propia del método clínico, y la búsqueda de lo singular que hace
de cada sujeto una historia irrepetible.
A propósito del material clínico presentado en los distintos
capítulos, diremos que solo responde a la necesidad de ilustrar
los criterios para la evaluación del psicodiagnóstico y reafirma-
mos que cada técnica es necesaria pero no suficiente para arribar
a un diagnóstico.
Por ello, cabe aclarar que:

• los psicodiagnósticos fueron administrados y evaluados por


psicólogos idóneos, quienes arribaron a un diagnóstico de la
organización y el funcionamiento psíquico del niño tanto en
sus aspectos sanos como patológicos.
• de esos psicodiagnósticos hemos seleccionado aquellos pro-
F \ l 'Sh '\)lll.•\l ~NnsTh 'l) l)i': NI ÑOS

h)\~ü\n~ th' t t''t'H tl'H~ th' t'Ynlunrinn p~knlogkn l-lcordPs al cuu-


drt, p~it·opntt,log·kn n ilu~trnr.
• t'\\ ah,·uno~ t'l.t'l\\\l\o~ rt'~nlt.amoR lu irnportuncia del diag-
t" '
nt,~t ú.'n d, ft.'n'n t·i nL <' 1t'un \ HP ('onwtlt.nrtl Pn cada caso par..
t it" U hl r.

Ln cmnpkjidnd qut' ~l' hn ido configurando por los cambios


hiBt orit·os. ~odn\P$ y fmnilinres ntravesados por nuevos paradig-
inn~ Ya t.'n pnralPlo n. ln exi~Pnria de actualizar los instrun1en-
tos dP diagnóstico P investigar los nlisn10s, sin perder la actitud
abierta y unn Yi~ión del niüo que respete la construcción de su
subjetividad.
Para finalizar este recorrido queren10s enfatizar que el esfuer-
zo por reunir los conocünientos propios del psicodiagnóstico
infantil con aquellos vinculados a la psicología evolutiva, a la psi-
copatología y al psicoanálisis infantil responde a la necesidad de
contar, cada vez más, con recursos que ayuden al psicólogo clínico
en la difícil e111presa de realizar apreciaciones diagnósticas preci-
sas y diagnósticos diferenciales, lo cual ha sido un factor decisivo
en la realización de este libro.
En este esfuerzo hemos recibido la colaboración de psicólogas
con quienes compartimos el ámbito asistencial y/o docente. Nues-
tro reconocimiento a: Luciana Barrueco, María Belén Bellia,
Mariana Busseti, Gabriela Costanza, N aida Kriznik, Mariane-
la Maida, María de la Paz Muzio, Cecilia Perez Calliari, Sandra
Nonino y Andrea Ron1ero. Y a Daniela Mazzocco y Mercedes Val-
des Pages, por sus contribuciones en la realización de algunos
temas de este libro.
Destacamos el diálogo n1antenido con Susana Torres de Lugea,
con quien compartimos las cátedras dedicadas a la enseñanza del
psicodiagnóstico en niños, adolescentes y adultos. El producto de
estos intercambios forma parte implícita de la perspectiva que se
presenta en este texto.
Un agradecimiento especial para Mónica Guinzbourg de
Braude, quien con su afecto e idoneidad ha hecho la primera lec-
tura del libro, aportando inteligentes observaciones y oportunos
comentarios que nos permitieron reflexionar e integrar nuevos
puntos de vista.
l. EL DIAGNÓSTICO INFANTIL: SU ESPECIFICIDAD

La construcción de la personalidad es un proceso que se


extiende a lo largo de todo el ciclo vital y cuya evolución suele
transcurrir siguiendo pautas ordenadas y previsibles, a la vez
que sucede de manera automática e involuntaria.
En los primeros años de la vida del niño se sientan las bases de
la estructura de la personalidad, la cual terminará de construir-
se al final de la adolescencia. La noción de estadio como sucesión
funcional no cronológica ha sido utilizada por distintos autores
para dar cuenta del desarrollo infantil.
J. Piaget (1966) incorporó este concepto para describir las ope-
raciones intelectuales en la construcción de la inteligencia. H.
Wallon (1979), por su parte, lo hizo para explicar el desarrollo
emocional y la socialización desde el nacimiento hasta la adoles-
cencia.
Desde el punto de vista psicoanalítico, los estadios del desa-
rrollo psicosexual constituyen un pilar conceptual tanto para el
conocimiento del desarrollo infantil como para la conformación
del aparato psíquico.
Siguiendo esta última línea de pensamiento, podría decirse
que el interjuego dinámico entre las influencias prenatales, los
avatares del nacimiento, el desarrollo psicosexual y las relacio-
nes de objeto configura una pre-estructuración mental. Solo des-
pués de la reorganización libidinal adolescente se cristalizará en
forma definitiva una verdadera estructura psíquica, equilibrada
o no, resultante de una organización global, formal y definitiva
de la personalidad (Bergeret, 1975: 40). En este sentido, la metá-
fora freudiana según la cual el cristal arrojado al suelo se rompe
20 EL PSICODIAGNÓSTICO DE NIÑOS
EL DIAGNÓSTICO INFANTIL: SU ESPECIFICIDAD 21
siguiendo líneas de fractura predeterminadas por su estructura
resulta oportuna a la hora de comprender los procesos de organi- bién,_ un a_spect~ singular cuando se trata del trabajo con niños.
zación y desorganización psíquica (Freud, 1932). La situac10n tnangular madre-padre-niño se reproduce en la
El diagnóstico en la infancia implica siempre abrir un inte- interacción madre-padre-psicólogo, y dependerá de las caracte-
rrogante respecto a qué es lo que diagnosticamos. Dicho interro- rísticas de cada caso el hecho de que el psicólogo sea ubicado en
gante surge de la diferencia que hallamos entre el diagnóstico el lugar de un padre exigente y crítico, o protector y permisivo,
del adulto y el diagnóstico infantil, en virtud de la incompletud una madre continente o controladora, o en el lugar de un niño
o inacabamiento estructural de la personalidad del niño, la cual del que se espera que haga bien las cosas y rinda cuentas de su
"... se constituye como estructura progresivamente, por diferen- tarea, entre otras muchas posibilidades derivadas de la conflic-
tiva edípica.
ciación continua o por saltos, con fracasos, regresiones reversibles
o no" (Bergeret, 1975: 201). Por su parte, el psicólogo podrá identificarse con el niño, pro-
yectando en la pareja parental sentimientos hostiles o asumien-
Estos conceptos nos llevan a considerar en el diagnóstico
do una actitud crítica hacia los padres vividos como frustrantes.
infantil el funcionamiento u organización psíquica que haya
Si, en cambio, se identifica con el sufrimiento o la impotencia
alcanzado el niño al momento de ser evaluado y de ningún modo parental, no podrá comprender la posición o problemática parti-
dará cuenta de un diagnóstico estructural de la personalidad. Es cular del niño.
decir que el diagnóstico infantil tendrá un carácter provisorio y Es necesaria una actitud empática tanto con los padres como
considerará las potencialidades de cambio que el niño posee mer- con el niño, la cual se verá obstaculizada si los propios conflictos
ced al empuje propio del crecimiento y desarrollo. infantiles del psicólogo constituyen un punto ciego para él.
Por otro lado, adherimos a la concepción que considera la com- Además, los cambios en la concepción de la familia y la socie-
plejidad del sujeto y el postulado psicoanalítico básico que supo- dad requieren de los profesionales de la salud mental una revi-
ne un psiquismo profundo, inconsciente, y la existencia de un sión y actualización permanentes en su formación, tal como lo
aparato psíquico. Esta complejidad dará cuenta de movimientos plantea E. Roudinesco (2007) en su libro La familia en desorden.
pulsionales, deseos y fantasías inconscientes conflictos intra e Allí menciona las particularidades que adopta la familia en la
. '
~ntersistémicos, angustias y vida afectiva, representaciones con sociedad actual, que requerirá acceder a otras complejidades, a
mten~a res?nancia emotiva, objetos internalizados como produc- saber, el niño que nace generado en forma natural o artificial Y
to de identificaciones adquiridas en el transcurso de la historia crece en una familia monoparental, homoparental, ensamblada,
vital, vínculos primarios y secundarios. entre otras.
. L_as consid~raci~n~s prece~:ntes conducen a sostener la espe- Esta multiplicidad de variables implica, para el psicólogo, e~-
cificidad del diagnostico en nmos, el cual obliga a un cotejo per- frentarse a dilemas éticos, además de un manejo técnico compleJo
~anent~ con los aspectos evolutivos y sus vicisitudes. Al mismo que se logra no solo a partir de la formación ~eó~ca, ~~o funda-
tiempo _im~lica _la observación de las interacciones con las per- mentalmente por el entrenamiento y la expenencia clímca.
so~as_ sigmfi~ativas ~ las características del entorno, al decir de Así, el diagnóstico infantil es un área dent~o del ~u~hacer d~l
":~nmcott, 8 ~ el ambiente es facilitador o no del desarrollo del psicólogo que requiere de una formación teónco-pr~c_tica especi-
nmo. Es decir que la comprensión del padecimiento infantil no fica. Esta llevará la impronta propia del modelo teonco qu~ sos-
~e ag~ta en_la o~servación del propio niño, sino que requiere tiene el profesional, el cual pondrá de ma~ifie~t~ una particular
mvestigar srmultaneamente aspectos de la vida parental con el concepción del niño y sustentará el abordaJe clínico.
chi~nse~uen~e es~erzo de considerar la historia (del niño) y'la pre-
stona (histona de los padres).
El posicionamiento del psicólogo en la transferencia es, tam-
EL l'S\COl)IAUNO~Tll'O m: NINOH
r,1, DlAGNÓH'l'ICO JNJrAN'l'IL: SlJ EHPf~CI1"1ClDAlJ
23
l. l. Teorías psicoauaHticns de la infancia
miontos defensivos caracterizados por la escisión, la disociación,
D('nlro del PBpl'etro que confornum lmi teorías psicoanalíticas la deflexión , entre otros. . .. ,. . os de
La fantasía inconsciente y los pnm1tivo_s mec?ms_m .
dr ln infanda. es posible hallar tanto diferencias como puntos de
defensa tienen un origen interno, constitucional, mstmt;~º y
contacto: sin embargo son las diferencias las que marcarán las
constituyen una forma humana de organizar los datos etpi~_co:-
perspectivas de observación y de las que derivarán consecuen- El objeto es percibido para ser proyectado, para portar e m; m o
cias en la tarea clínica con el nirio y la familia. de muerte, para ser un no-yo amenazante pero que pue e ser
Sei\alaremos a continuación las ideas más representativas de
recusado. . h ) 1 de sopor•
psicoanalistas pioneros en el abordaje de niños. Son referencias
puntuales que el lector podrá profundizar recurriendo a la vasta
producción teórica y clínica desarrollada por cada uno de ellos.
La función de este primer objeto (parcial-pee o _es a . - S'
tar la proyección, ser el primer objeto pers~c~t?no del
soporta el odio proyectado y devuelve amor, micia un proce
d~ ru::
Anna ~'"'reud introduce la idea de una potencialidad que, en un introyección benigno. d b 11 ser
despliegue total y sin interferencias, llevaría a la salud, la cual El objeto parcial bueno o malo (divalente) e e eg~r a .
estaría ligada al logro de la constancia objetal y de una vida geni- otal bueno y malo (ambivalente), reconocido c~ndunla exilstencioar
t ' d d a partir e a cu pa P
tal. Esta es una concepción del niño como niño sano, promesa de autónoma para que pue a ser repara o cidad
un desarrollo normal. haberlo dañado. De este modo, es el amo~ materno !_ sul capae er-
ra sostener las proyecciones destructivas del nmo o qu p
En esta concepción, las tendencias innatas al equilibrio, la
p~te la integración del yo y del objeto. . . . . -
vida pulsional pautada y los conflictos esperables en cada etapa
determinan un progresivo crecimiento desde la inmadurez a la
m En esta concepción, la introyección y la i;c1pitt ?rg:::;o
madurez sobre líneas de desarrollo congénitas predeterminadas ción p_síquica t!eonsed: ~: v~~~o~::~i~~d;: ;:1 s::~d:.ºfeªtrat~ d,e
que son tendencias innatas hacia la normalidad. Lo orgánico, lo los primeros an t , leos ps1co-
psíquico, lo ambiental, los elementos congénitos e históricos, las una estructura de defensas que dejan, ~omo re~eº:U~c verdadera
ticos siempre dispuestos a emerger, mas que
experiencias traumáticas, la conducta en general, los éxitos y los
fracasos en el desarrollo tienen un alto valor clínico. teoría de las_neurosi_s.. 1 d D Winnicott (1979), cuya visión
Siguiendo esta perspectiva teórica, el interés recae en la pre- Otra vertiente teo_nca es a el . .. al1'dad que ha plasmado
· e · t' ignada por a ongm .
vención de la salud mental, lo que implica detectar los agentes de la m1ancia es as b' 1 J·eto Postula una posi-
. 1 de conce 1r a su ·
perturbadores antes que estos produzcan lesiones patológicas. en su forma particu ar . ue debe ser sostenida por
Ello conlleva una idea de diagnóstico y pronóstico del desarro- bilidad innata de evolución creadora q a dar continuidad al ser,
'fi ·, adora materna par
llo tal como lo plantea en El perfil metapsicológico del niño (A. una identi cac10n ere f .6 aterna consiste en sostener
Freud, 1979: 110). única garantía de salud: La uncidn mde un sentimiento de con-
. · e t 1 genera ora .
la omnipotencia mian 1 •z ·o·n Esta omnipotencia
En la obra de M. Klein, en cambio y de manera opuesta no w· · ott llama i usi ·
fianza básica que D. m~1c de forma paulatina a través de un
hay niño sano, la psicosis y la neurosis son experiencias in~vi-
tables. De las ansiedades psicóticas, 1~ neurosis es un primer deberá dar paso a la realidad ·t· á el acceso al no yo, al otro, a
grado de cura, un paso hacia la normalidad. El niño de M. Klein proceso de des1•¡usi'6n que permi irlt
es un niño enfermo (Cena, 2004). El conflicto y la angustia so la simbolización y el acceso a 1~ ~u ulrc~o-bra un valor esencial en
. to transic1ona . d t
inherentes al ser humano; el yo emerge del conflicto entre in: El concepto de ob~e r d d .nterna a la reahda ex erna.
tintos de vida y de muerte y tiene como primera tarea hac este pasaje que va desde la rea \ ªnc:ón materna dejan al bebé a
f~ente a la angustia de aniquilam_iento, que es correlato del in:~ Las fallas tempranas_ e~ la u bl " alrededor de la cual se
tinto de muerte. Ante esta angustia aparecen los primeros moví- "angustia impensa e '
merce d de una
:u Fl 1,1n 1Pi \ , , '\ , \:- l lt 11 m \ J \ 11 -.

)n t•lh, u1w \'ldn 11wutentlcu , en con . ¡.:1, IHAGNOSTJC(J INPANTlL fil' E,',PtJ:tYJ< WAIJ 2ó
1.H1?Rlll2Hn'\Un ~!ll,
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tr~po:--Jf"h1n ,t !.1 , n.t1 ~w wnt ic:t dt' I , t•r,fod '. ' rn sel( . adulto de ~u es~cie, casi siemprn la madre, tie.ll.é gran valor para
Otrn ..iuh,r th füurwn kle111 1:rn.1 t"':- \-\ Hi un f 1975 l. a quien la supervwenc1a , ya que hrinda prowcción cont ra .l08 dep~.a-
d~bt--mo,-- d úl;'h'\' ptti de rn t'm.· nHllt' rtW. proC'l"'~º por el cual la dores. Este principio es concebido como una clase pa rticular de
n1a dC'f t.C\lH, ~ .,¡ i,..,
,l \ l , ..._ L ., ¡• ,..; ),¡' nt>1H·ia~ emoc10nales no meta-
• t' V,.,.
l"'l>t comportamiento distinto del nutrido y del sexual. díferenciá.ndo-
bohud:i., elt•m t'Hh.~ bt•t.1 : t>'n forma de pensa m1 ento_s adecua.dos se así de las concepciones psícoanaliticru; clásicas.
para &.~r ('\_,ntt.'nid~ \. prn~~1do:- ' "'_lemento~s a lfa '·_B"10n la ll~a El autor marca una relación causal entre las experiencias de
r ~~ .~~
. ~ .: t..,._.u,0u.; t..<
. . .{.., ,.,..
t; l .. , ,,.,..r n t' del trances. ensueno ) en alus10n
, . • "" • un individuo con las figuras significativas y su posterior capa-
al ·e~t!ldc m~nt.:11 re,quendo en la madre para estar en sintonía o cidad para establecer vínculos afectivos. Nociones romo ans:ie,,
emootrn ron L1i nect:-!'1dades del bebe y conten er las angustias dad de separación y disposición bás ica del ser hu.mano anw la
d ~u-.icturante-:- J d nui.o. Siendo los elementos beta aquellos amenaza de pérdida, tienen especial importancia en su:s postu-
qut:> no pu~n ~e r procesado5 por la mente incipiente del bebé, lados teóricos. Sus observaciones de situaciones de separación
eJ!m ~n er;ml sados fuera de si. dejando un espacio vacío que prolongada le permitieron clasificar la reacción de los niños en
d.rt>e ~r llf.na.rio ron pen5arnientos que puedan ser pensados y sucesivas etapas, desde la etapa inicial de protesta. pas.ando por
wrer.:idos..
. ro.:-.1.: mrurnndo
. el materia l para la vida mental anímica la fase de desesperación, hasta llegar al estado de desapego y
-E-.:.~!I:.e-ntos alfa apatía.
R .Sp~ tz 1961 S.f: abocó al estudio de los vínculos tempranos La salud, para este autor, estará relacionada con la capaci-
2 p:i!i...r d.e la oose n~ac100 y evaluación de lactantes. Esto le per-
dad del individuo de reconocer figuras adecuadas que permitirán
darle una base segura, y su capacidad para colaborar en el esta-
o.1t..'O ct6at"rnllar el concepto de depresión anaclítica, privación
blecimiento de una relación mutuamente gratificante..
eTIOOooru pa.rriaJ ante la pérdida de un objeto amado, privación Por otra parte, el psicoanálisis francés, a partir de la obra de
q~E eL ~:..() de 1xr duradera puede llevar a un estado llamado
J. Lacan, da origen a los desarrollos de M. :Mannoni y F. Dolro~en
~-<.6¡».ra.l.uJT,.c,, E! autor desarrolló el concepto de "organizadores
los cuales el síntoma y la enfermedad infantil pierden su exclusi-
ru:1 fh.,qws~ témprano'"'. la sonrisa social~ la angustia frente al
va dimensión individual para pasar a ser la expresión del oonffic--
em-,--.::.fu) y él ·-oo~. Ir, que supone el pasaje de un estadio inicial
to parenta.L conyugal y/o familiar
s.:.r; c.::f;fitJ E:-1.apa aoobjetaj , aJ establecimiento de una relación de
~ 00!:L~ti.a obycta.11. E l tercer organizador, el "no", surge a
1
{.. ,] donde el lenguaje se detiene, lo que sigue hablando es la amdoc-
pan.is de !a deamhulación en el niñ.o y la función materna protec- ta; cuando se trata de niños perturbados, es el niñ'O quien, median-
:m-a y oormanva qnt: estah~ la CO!lB.tru.a..-ión de 1a capacidad te 1,US síntomas, encarna y hace presentes las ro~ncia:s ere un
Of:J~,9, conflicto viviente, fanuliar o conyugal, camuflado y aceptado por sos
padre; [ . .. ] el niño o el adolescente se convierten en ports.oce; de
:itgu~ J.a li.nt:a dt- pE-madores que le dieron relevancia a
sus padres. (Mannoni, 1973: 15)
la fttoot.Jf.l_k~ma en la ,)rganizac..w n dél J)Bíquismo infantil, no
P - ~ 4e",ar ~ m.1d1cwnar a J, BowJhy ' 1976 J, fundador de la Para los autores france~ la constitución del sujeto se hace
~ ~ -~ u- La <J~rn.r.e~n de las díferenteB perturbacio- en el otro. Hay una anticipación lógica de representacíones y sig-
~ ~~ t-n ruñr~. separados de .su.s familias lo llevó a nificantes parentales que precede:n al nífto y lo posicionan a.m un
un·eaw...r !' tif~r .la ~ú.lad primaría de la e-apecie huma• nombre y en un lugar. . .
~ ~ ~ rt.oeu.lt_)¡j %-W;~ con l<m cuidadtnes o personas En el niño neurótico, el síntoma soporta el dneo m~nte
fi~.~!,v~- lO?'lliJ apt>~ ~: di'-e1:Ba,; d~-iplinaJ, y estu.dfos de de los padres y a tTavés del .IE>nguaje se inscrfüe en el ps1qwsmo
~~ ~ Ir~ ~ 1 - 4 . . v{r, r>< · ,.,~4,, J
, .- . . . ~ _w ~.Y-.A.U.; ~, M.Jtn/J T€,s,úi, genera _, que el man- d.c l niño produciendo-su efecto como s-int:oma. Desde esta pers-
~ , d... ta h1"(}ZJ.J~í ,,&.,, ,,1 ,L •~ .f• :,i, ,_ .
, r • •nti~ Uf,! u.n l.uuJVp¡,uo mmadut'o oon uno peet:iva el rudo es un nirlo atrapad.o, al igual que sus padres, en
EL DlAGN'ÓSTlCO INFANTIL: SU 1':SPECIFICIDAD 27
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En relación con los trastornos en la estruc;t uración del psi-
- i • · 1, ..-.., r ,...· - ¡ -l"~
~k ' l'h1() ,l • ' ~· · 1111 ,l.
t'n e1 mi'w k, rt>pnnu do eJ1
:=;.u,,.>h) ut.'~-.'\~JltX"t'. quismo, los psicoanalistas de niños más representativos, como R.
l~·nwm,ma dt" 1,,s p::H1rt' :-. . #
Spitz, M. Klein, D. Winnicott. W. Bion, J. Bowbly, entre otros, han
t.\ ."'1.:h, s~-Ü"t'm,"$, b fonn~1r_il~n t t•(n-11.·. ~ dt' t' :Hí:1 ps1cologo _e~~ profundizado el estudio del desarrollo del psiquismo temprano,
,nr.1.w&-,,·b , l"-"f ~l~1.m1..1 d0 0~H"-" hne~1m1 t'nws Ydt' Stlt> unn po&ici~ aportando conceptos fundamentales para la comprensión de las
,k tH )é:' -rtur:.1 :i h~ nUt' Yt'k- t'\)llf\1..'rnue.nws. ohst>n ·::u-~1 . t>srud1ara~ nlteraciones en el vínculo materno-filial.
\'1Yt~1~.:.'Hll:'!. " n:'rlexionan1 fü't>rc.!l dt' lts.." d tltl'~ d m ic-c1s que surgen Asimismo autores como E. Bick., M. Mahler y F. Tust.in se han
1?-n h'ltl.1..~ µn.~'t.,.so du _gJh).Sti,iJ. :1 p~1 rtir dt' sus saberes incorporados interesado en las formación de mic.roestructuras del aparato psí-
e in!l.'m:tli::.::hfos a trnYes dt> b pn1c·t.ie:1 d mic!l. quico dependientes de la interacción primaria madre-niño. Ellos
L.1 ~ ~r$p<:x•nyn qtw ~dopte u,•.ndn1 l'tlllSt"l' Ut.>nóas dPci~vas tanto resaltan la función materna de ge1·enciam.iento y regulación de
,'-n t'l :Ü'IOr<l~1je dfr1.g1wtstit.'o C'(uno t~n1pt:' utic·t1 del niúo y su familia. los estímulos internos y externos, que junto al desarrollo psico•
se.x ual y al momento de evolución del yo, constituyen una trama
que pone de manifiesto el particular modo de funciona.miento psí-
1.2. Diagmlstieo del funt>ioua.miento psíquico: quico.
sint.onrn y tJ·astorno El trastorno designa, entonces, las fallas en la organización
temprana del psiquismo e involucra directamente a la interac-
t'\mndo t'lmrt'pt unlizamüs ln ineom pletud estructural del apa- ción del niño con sus objetos significativos, especialmente con el
rntu ps1quico del niúo y proponPmos el est udio de la modalidad objeto materno. El trastorno es la evidencia de un defecto en los
d~ fundon~miento ps.iquieo y el gTndo de organización mental vínculos tempranos que atentará contra las organiiaciones bási-
cnmo uno de los ol1iet.i,,os dt:>l dingn6slic-o inf:mt.il. ponemos de cas por su valor descompleJizante, propio de las organizaciones
rt'lit.'ve la impo-..~bilidad de realizar cualquier tipo de afirmación límite y las pre-estructuras psicóticas.
re:fon'nte a. la estructura de la personnlidnd . En nuestro medio, los psicólogos y psicoanalistas de r econoci-
En cambio. si podc>mos dü~cernir si ('l niúo esü:i siguiendo el miento y prestigio científico que se han dedicado a la observación
orden de orga.nizfü•ión psíquica t'Spernble. en dirección a la com- y estudio sistemático del desarrollo temprano, el vínculo 1_11ater-
plejización de su funcion amiento. o St' encuentra detenido en una no-filial y las configuraciones vinculares familiares constituyen
modalid1:1d primitfra y descomplejizimte. una larga lista, lo que da cuenta del interés que suscita la temá-
La distinción que hacemos entr e síntomas y tra.storn.os como tica en nuestro ptús.
produetos_psiq~ti~)S posibles resultn útil n la h~rn de emprender Entre ellos tomaremos algunas enunciaciones recientes de B.
la tarea diagnostica en el ámbito de• la infancia. Janin (2011) ~cerca de los trastornos en la organización tempra-
Desde. el yunto de ~'ist.a psicodimimico, el síntoma es un pro- na del psiquismo infantil. La elección r~spo~de a que encierran.
ducto ps1qmco cmnpleio que l ~ , 'd . una rigurosa sistematización de valor didáctico. La aut~ra toma
. . ·. • Hl :segm O un 1argo cammo e impli-
ca que la repres1011 ha operad01 cr • dO en cuenta los trastornos en la diferenciaci6'n adentro-afu~a, en
una dívVó ,l. .( · , i:,enenm como consecuencia
.
is1 o wp1ca que supone la exist . d . . la erogenización , en la constitución de ligaduras, _en ~as dificul-
conscientes e inconsciente , D . . encia e r epresentaciones
tades en la atribución de significados, en la ~onstitució~ ~e una
un sf_ntoma equivale a deci:· uec1~ que un p~oducto p~íquico es
imagen unificada de sí, en las falla~ en la suhda del narc1s1smo Y
seguido para su formación u~ 1:t' un p~oducto comple.10, que ha
en los efectos de identificación masiva.
to entre instancias psíquicas (;o~~ cannno que parte del conflic- En Pulsiones y destinos de pulsión (1915), Freud pla~tea la
la vía de la represión y se 1 :· 1 . lo Y_Superyó), se resuelve por
forma del retorno de ·10 I' l~C~dpresente en la conciencia bnio la génesis de la oposición sujeto (y~)_-objeto (mu~~o ex~erim·), en
eprinu o. '-'! cuanto es correlativa. de la opos1c1ón placer-d1splace1. En esta
28 EL PSlCODlAGN(r.!TICO DE NfNUS
29
"il . r,~-,p?,1;WJr:ff1Af1
, ('tJ ¡NYA N'íl ! : - ' ,. ·
f.L rHM, N(J~ íf , · "' ta.da 8 u r,rup.1ú
perspectiva, Freud distingue dos etapas: la pri~aera tiene la f'u f ma ::t1.1rn1-ri , , V
ción de orientación en el mundo'. lo que ~ -rm1tfi. 11~a díHtít1eí:~ . n efl pf;jo, dev,,J:víf:~dol,:In v~';á en forma d,:fr1rL"'! IVa,, a. Ji
na cM(lO u . . ,, . , alt1.:N.1l-1.6n é .(J. • . . .• ~ar . .
entre _un ade~tro y afuera a pa~ir de_la d1fercne1~.te16n e~tre ~ U:rr M . En (;I nir.w u, t':1: ,. a nte del ~f: ntir y (!~ p~~- -ad,oB ¡.;,obre1né1lé'fl
necesidades mternas y los est~~~Jm; extem~s. Este Pnm.er Yo i::xpul8í6n ,foi,cornpleJ IZL atríb11,ción de Ht~ra/1:fel bebé y darJv un
(yo rf¾ll p·rimitívo) tiene la pos1.b1hd-ad de hm.r de lo~ estfmu1
08
exí,genos, míen.tras que de los estímulos enclógen,11!, (pulsiónJ no
Lax rlificultadeH eln ª;ª
, madre no CJ,-,
df:.codific~r d gn~~-r.
cu.a.neJo 1u , rfi. . . , BÍ la ca.pa.c:H.1. ,
, , ,1ad de l runo
d.e
corouní.<:ar~1 a

es posible la fuga. • J . e 1nt,~ f.:re ª ·


iw nti< o, B f7 ~ e com;en suau"•
, . ,1 'fi. da
imagen urtt t ft
En una ~gunda etapa, el sujeto y el mund~ exte~íor 8e oponen trav<:H de un lengu~J la cMtBti tu ción de u,rla ,el nífi u no ocupa
LoH traHlürrtOH f:.n , uellorl caso$,; en q,ué. . . un yo placer
como lo platentero y lo displa.centcro. ~n el ~.ntei:1ue~o CIJtre la oduce n e n aq · de cunst1tmr
introyeeción de aquella parte de loR o!'íetos del ~undo exterior de HÍ ¡.¡e pr , . ·.. '" mado no fH-: put: .· , enas- las partei'!
e l Juga r de ~,b.i et~ ~la Jíg~z{,n d e las zCJna~ er6f "' no 'p od.r á unir
que es fue:n te de placer, y la proyección de lo d1splacentcro al
purifi cado, fruto J e ,;n di r;gregadaR, por e.1e mp od , urativamenw
exterior, resulta una nueva dú;tribución ("yo placer purifi.cado") , · m< que< a ra ·. . a ndú ma
de forma tal que el sujeto coincide con todo lo placenttiro, y el de !:i l m1a , . J . carnü1ar, aur1 cu . .. . •l n o}pearee o
la boca a la _n_1ano ~e hac(i rlo. Eato8 nwo~ sue e >o;aJ a través
mundo cori todo lo displacen.tero. . esté e n condicwneH " b , c1.ueda del Jím1te corJ 1 .
Los trastornos en la díferenciaeíón adentro-afuera remiten a • . r como u na u i; ..,
8 e hacen pega d . . el lugar
la itnposíbilídad del nifio de diferenciar e_Btímulo Y_puls~ón.. Si del acntír. . . h:. . ue no puede aban onar lid . del
fa madre proyec-ta sobre el n.ifi.o sua propios contenidos mtole- Como contrapartida, el JJ~ q esentará fallas en la sa a .•
.d al "i;er el mejor del mun o '_pr 1 - es todo y por lo tanto cont1
rablcs - [Kit ~jemplo, alimentarlo insistentemente- , f~acaaa_ el 1 .e ..' . . Eí'l sultado ei; que ya o
mecanismo de la fuga, adquiriendo el estímulo una .dtmena16n narcist1Jmo. re , . . o omni -otentemcnte. . . 1-
pennan.ente sin posibilidad de distinguirse de la pulsí6n; ae alte- nuará centrado en i;1 m1smd 'd ¡:íficací6n masiva son el ~esu
ra entonces la co11stítuci6n del yo real primitivo. Los trastornos Finalmente, los efectos e t e .. e marcan un solo camm~ a
t . do de las certezas par~ntales qu identificación patológica
co la díforenciac:ión adentro-afuera pueden observarse en niflos a . d . . d0 al niño abenado en una
con movimientos índíscrír.ninados ante sus necesidades inter- 8 egmr, eJa~ ,, . . _

nas de sed, hambre, sucfio, como si estas provinieran del mundo al estilo "es igual a 1:1-t . 1 construcción del ps1qwsmo te_?J
oxtemo, Estas configurae1_on_e~ en a . determinantes de pato!ogias
prano pueden ser. f~e1htadoras i~fancia sin dejar de cons~dera_r
Los trastornos en la erogenízación surgen cuando el niño es
de déficit o desvahm1_e~to en la o lo genético, las pred1spos1-
ccn1siderado como un cuerpo para ser alimentado, resultante de otros factores intervm1entes! co~ 1 lo congénito, tal como lo
un vínculo materno-filia) carente de erotiBmo, como sucede en ciones hereditarias, lo cons~1tuc1on~~mentarias descripto por S.
los conocidos casos de hospitalismo. También cuando la función . . el modelo de las series comp
enuncia
materna cosifica al nifio o es erotizado sin ternura. En estos casos, Freud (1916).
el rudimentario aparato psíquico del lactante, dada la ruptura
de las propias barreras protectoras, construye defensivamente
barreras rígidas contra los estímulos. 1.3. Modalidades de funcionamiento psíquico
La función -?1aterna adecuada permite que las experiencias
dolorosas del mño puedan enlazarse con experiencias de bienes- . ación algunos parámetros teóri-
Consideraremos a contmu . •1'6n al diagnóstico de la.s
tar: dando c~mo _consec·~e~~ia la complejización del aparato psí- 't' án una aprox1mac á
quico a partrr de la potnb1hdad de inscripción de las mismas. El cos que nos perm1 11' . • namiento psíquico. Estos par .
trastorno en la c:onstituci6n de ligaduras se produce cuando la distintas modalidades de func10 t al general del psicoanálisis
metros surgen del marco concep u
madre no logra contener el dolor del ru·n~ · b. fi ·
o Y, en cam 10, unc10-
H2
!i;L PSI COlJJAGNÚHTICO m,; N INOM
33
. ( " . I NFANTIL: SU 1': S PEC IF'ICIDAD
del 8.ujeto, El repudio se diferenciaría d e la represión , . F,L DIAGN )S neo
1:Jenttdon;• en clo8 "
. . . d ntificar una en.1errne d·a d . Es el acto
lJ loB signi(t.·c.antes repudiados no He encuentran in.tevr d r-dntornaB que p e rm1tcn • . e ble p a ra determinar el trata-
Y .
en el inconsciente del sujeto; ,:, ª 08 médico por e xce 1enc1a,
. · ind1spenHa d. d e l pasado del pac1en · te,
. S f da en el estu 10 •
mie nto a seg uir. e un l 1·nvestigación clínica (pa1pa-
2) no retornan desde el interior, sino en el seno de lo r l ~ dad actua su d. ,
especialmente en el fenómeno alucinatorio" (La planchea ' ¡.¡u salud y en erme lb'
ción , auscultación , etc.) con e o ~e
tivo de determinar un iagnos-
0
Pontalis, 1971: 396- 397). Y tico m é dico clínic~- . .
• La des ~entida .º renegación (Verleugnung! , que refuta la En m e dicina diagnosttcar es
castración.al mismo tie~po que se la ad_m1te. La realidad , . . enfermedad individual, saber cliscer-
es recono~1da ,pero se la 11!1pugna a partir del desafio y la 1.• . ] conocer tecmcamente una t t •s y penetrar visivamente
· ·, t todas las resane., .
tra11~gres1ón. La desmentida no es el rechazo de una per- oírla con prec1s10n en re , d l en ella es aparente (La1n
cepción del mundo exterior, sino el rechazo de las conse- en lo que de ella no se ve a traves . e o que
cuencias que dicha percepción provoca sobre una creencia Entralgo, 1982: 11).
previa que se quiere mantener. · d d del diagnóstico en
S Freud hace alusión a la necesane a 1·d d
· . , . d caso de homosexua 1 a
su trabajo "Sobre la ps1cogenes1s e un
1.4. Algunas consideraciones acerca del proceso femenina" :
psicodiagnóstico en la niñez
El análisis se divide en dos fases claramente deliI1~itadas : e1:3 la pri-
mera se procura el médico el conocimiento neces~no del pacient~, le
Luego de haber realizado un recorrido tomando en cuenta las da a conocer las hipótesis y se expone sus deducciones sobre la gene-
distintas concepciones del psicoanálisis para abordar el diagnós- sis de la enfermedad, basadas en el material revelado. En la segu~da
tico clínico. del _niño: d_esarrollaremos ahora los aspectos especí- fase se apodera el paciente mismo de la materia que se le ha ofrecido
ficos del ~swodiagnostico entendido como proceso (Russo, 2001). y elabora con ella [... ) En esta labor puede c o ~ a r, completar Y
. En pnmer lugar intentaremos dar respuesta a los siguientes rectificar las hipótesis del médico. [... ] Estas dos fases no aparecen
interro~antes: ¿~ué signifi~a diagnóstico , psicodiagnosticar?, ¿qué siempre claramente delimitadas. [...] pero cuando así sucede, ?uede
formac1~n requiere u~ psicólogo para psicodiagnosticar?, ¿cuál arriesgarse una comparación de tales fases con los correspondientes
es e~ ob3eto de estu~~o?, ¿para qué psicodiagnosticamos?, ¿qué a un viaje. . .
El primero comprende todos los preparativos necesar10s, tan _comph-
t~cmcas vamos a utihzar Y por qué trabajamos interdisciplina-
namente? cados y dificultosos hoy, hasta que, por fin , sacamos el pasaJe, esta-
mos en el andén y ubicamos el sitio en el vagón . Tenemos entonces
En los apartados que anteceden nos hemos referido explíci- ya el derecho y la posibilidad de trasladarnos a un país lejano. [ ... ]
~ai;¡ente ª. cuest~ones inherentes al diagnóstico y su especifici- Para llegar a él nos es preciso todavía cubrir el trayecto de estación
er
profundizar en el t:f
en~:n~~~:~~ ~· ~~ e~bªJ?• al h~cerl?, dimos por sentado
1

~rmmo iagnóstico sm "rigorizarlo". Para


en estación, y esta parte del viaje resulta perfectamente comparable
a la segunda fase (el tratamiento). (Freud, 1920, Tomo 1: 1007)
codíagnóstico con I rmmo, compa~émoslo con el concepto de psi-
Etim l ' . e que se empanenta y diferencia. En las incumbencias del ejercicio profesional del psicólogo
o og¡camente la palabr d' . . .
miento de algo mediant _ ª
iagnos is signdica el conoci- (Resoluciones Nº 244 7 /1985 y Nº 343/2009 anexo V, del Ministerio
nóstico remite a lo dist s;s se;t1es, rasgos o apariencias y diag- de Educación de la Nación, Argentina) se explicita el diagnosti -
1 0
diagnóstico nos referim~: ~ • er~ncial. Cuando hablamos de car, pronosticar, realizar seguimientos psicológicos y tratamientos
a a capacidad de distinguir los signos psicoterapéuticos de acuerdo con los diferentes modelos teóricos .
34
EL PSICODIAGNÓSTICO DE NIÑOS
La experiencia I •• 35
EL DIAGNÓSTICO INFANTIL: SU ESPECIFICIDAD
pensables ' a penc1a y el método son las cualidade . .
1
clínico 'd , para establecer un buen diagnóstico. El P ~ ?dis- . . verificables que deberían seguirse de
1 oneo pon fu . . . s1colo las consecuencias necesan~sdy ., nfirma experimentalmente la
conoc· . · e en nc10nam1ento todo un sistema t , . go . hi -t
ser cierta 1a po es1s,
· y la m
d
ucc10n co
·o·n de casos Son tres clases de
inuentos ad · ·d . . eoric .
nent d . q~un os que reqweren actualizaciones p
ps. ~~ . e psicologia evolutiva, psicopatología, técnicas y
ico ogicas, psicoanalíticas post-psicoanalíticas etc D don.as
t:~a- º· . d t rmina a proporc1
hipótesis en una e e . d
·
do independiente o paralelo,
razonamiento que no d1scudrren la: :~es sucesivas del método cien-
sino integrados y cooperan o en
com 1 .. d d . ' ' · a a1 tífico. (Génova 1997: 56-57)
P eJi a del obJetó de estudio que supone un inteIJ· a
sub· t· ·d • ' uego d
, ~e IVI ades psicólogo-paciente, se requiere por parte del _e
. 1ogo
co . · una capac1·tac10n•, profes10nal
. permanente. Su experienPsi-. Así descripto, puede advertirse que es el méto_d? utilizado p~r
de vida, la práctica clínica, las aptitudes y condiciones reconoci_a el personaje Sherlock Holmes, en las novelas P°ittl~s del e:ro-
das a través del psicoanálisis personal irán construyendo el ,/ •
1 tor y médico oftalmólogo Arthur Cona~ Do!le. , e. mismo 11:1. ~
, . ""
clmico , el saber". OJo como investigadores en la práctica ps1codiagnos~1ca, lo utiliza
La práctica clínica nos lleva a tomar decisiones diagnósticas mos Para eleair
b~
una de todas las alternativas clírucas que se pre-
dir · , E a de las
sentan y continuar explorando en esa ecc1on. s un
Y sugerencias terapéuticas. El bagaje teórico-técnico y vivencia} formas de distinguir signos y síntomas que apru:ecen en forma
confluye en la posibilidad de desempeñar el rol profesional como natural y espontánea y de construir un razonarmento en el que
constructor de sentido a partir de la lectura del material clínico. la premisa o proposición mayor es cierta y la ;~enor es pr~bable.
Pero, en ocasiones, el acto diagnóstico es sustituido por aprecia- Las características propias del método clímco s~n a~lica?l~s
ciones amplias e inconsistentes o bien por rótulos que encasi- tanto al diagnóstico psicológico como al proceso ps1codia~o~~-
llan a las personas. En ambos casos se produce la pérdida de la co. Este último se distingue fundamentalmente por la aplicac1on
condición subjetiva del paciente, atentando así contra la esencia de técnicas de evaluación psicológica. Estas están integradas en
misma del diagnóstico. un proceso de duración limitada que tiene como objetivo la des-
Para construir las hipótesis diagnósticas, recurrimos a méto- cripción y evaluación de la organización psíquica del niño, ~':s
dos científicos tales como el inductivo-deductivo y el método aspectos evolutivos, adaptativos y patológicos, así como tamb1en
abductivo. de la dinámica familiar, con miras a un diagnóstico, pronóstico Y
En el pensamiento de C. Peirce, la abducción es un tipo de recomendaciones terapéuticas.
inferencia que se caracteriza por su probabilidad: la conclusión Con tal propósito, luego de realizar una entrevista psicológica
a l? que .se accede es siempre conjetural, es solo probable, pero inicial con los padres, niño y/o familia, el psicólogo seleccionará
al investigador le parece del todo plausible. Es en ese carácter y aplicará técnicas psicológicas específicas o tests, teniendo en
intui!ivo donde ra~ca su validez y no en su efectiva probabilidad, cuenta quién realizó la derivación, cuál es el motivo de consulta,
que tiene solo una mfluencia indirecta. C. Peirce acuña el térmi- cuál es la historia del niño y de la familia y cómo -es su medio
no ab~~cción par~ referirse al proceso de adopción de hipótesis, sociocultural. Considerará asimismo cuáles son los objetivos diag-
operac1on que sugiere un enunciado que no está contenido en los nósticos y pondrá el acento en la aplicación de aquellos instru-
?8tos d~ los que procede. Lo equipara al término adivinación o mentos que exploran los aspectos intelectuales, neuropsicológicos
~nfe;encia por su carácter d.e captación inmediata y considera el o de la personalidad.
ienomeno de la creat1· 'd d . ~c. . ., La aplicación de las técnicas de evaluación psicológica requie-
bd . , VI a cientwca como una articulac1on de
a uccion, deducción e inducción .. re que el psicólogo conozca en profundidad el instrumento, su
alcance, limitaciones y aplicabilidad según el contexto social y
A la abducción le d cultural. Deberá por ello complementar, ampliar y actualizar su
. . 1a ·. COTre&'J)O
,_ ciencia·
en• ,.a . n e el papel de introducir nuevas ideas
t' ·-1-.1
· crea lVJW:tU, en una palabra. La deducción extrae formación profesional en el quehacer del psicodiagnosticar.
36 EL PSICODIAGNÓSTICO DE NIÑOS

Al referirse a la tarea del psicólogo, A. Cayssials plante EL DIAGNÓSTICO INFA.:.'íTIL: SU ESPEC IFIC IDAD 3í
propósito de los instrumentos que utiliza, que a, a
mente la s ubj etividad tomando como referente un modelo teórico
de la psicología de la personali~a~ ~dividua! , _con fundam~nta-
[. ..] llevar a cabo una evaluación psicológica integrativa no ser . , pre domm · antemente psicod1nam1ca. El
tringe al mero hecho de reunir, juntar o am?ntonar técnicas cuan~~~ cwn . . obJet o de. estud10 es .
l ·eto y su complei idad . Pueden mclmr la vertiente cuanti-
tativas y cualitativas. Por el contrario, _req_mere examinar a priori ~l e suJ ~ . 1 . . , h lí ti
tativa pero es, al decir de J. Bernstem (1993 ), a '?~10n o s ca
grado y tipo de solidaridad teórico-técrnca inherente a su conjunción y comprensiva y la visión clínica las que en definitiva le dan su
analizar las peculiaridades de cada una de ellas, para luego estable:
cer los ejes conceptuales que justifican su agrupación. (Cayssials carácter distintivo. .
En estas técnicas la confiabilidad aparece cuest10na_da por no
2010:15). '
responder al concept o de precisión. S_":1 embargo, D. ~z1eu ( 198 l ~
xpide en relación con la confiabilidad de estos mstrumento~
1.5. Acerca de la validez y confiabilidad :ep~ir de dos enunciados: uno se asient~ e_n la e~tabilidad ~e la
de las técnicas de evaluación psicológica e spuesta del mismo sujeto en dos ad.ministrac10nes
r que medie el aprendizaje; el otro, por lo ~ue sena
sucesivas
, _e l " acuerd o
sin
entre jueces", esto es, dos expertos al examinar el nns~o ~ate-
Las técnicas de evaluación psicológica cubren un amplio
rial en forma separada llegan o no a las mismas _apreciac10~~s.
espectro y se pueden agrupar según los aspectos o funciones que Conclusiones a las que se accede por el método de mterpretac10n
se quiera privilegiar, el área intelectual o la personalidad. Se a ciegas, es decir, donde no hay informaci?n del suje~? a ev_aluar Y
complementan o integran cuando son apropiadamente utilizadas los jueces comparan los resultados obtemdos. T8:111-b1en se _mte~ta
dentro del proceso diagnóstico. lograr confiabilidad por el método de equivalencia o combmac10n,
Las técnicas psicométricas y proyectivas no poseen las mismas por el cual un solo juez analiza el mate~al indiscrimin_a do de
carac~rísticas a la hora de considerar la validez y confiabilidad. varios sujetos, debiendo agrupar el material correspondiente a
Las pnmeras se sustentan en un modelo teórico que concibe a la cada uno de ellos.
persona como un conjunto de rasgos que se manifiestan a través En cuanto a la validez en el contexto de las técnicas psicomé-
de obs~1:~bles en la conducta, concepción que sigue el paradig- tricas, el concepto se relaciona con la utilidad y se define como
?1ª po~itiVIsta en el ~ual se busca la obtención de leyes generales, el grado de exactitud con el que un test mide la característica o

J~ t:
mtegr~dose a la psicología como ciencia nomotética. comportamiento que se propone medir, es decir que detecte lo que
8
" ~astasi (1968), el test psicológico constituye una pretende evaluar.
metazti ºd'Jetíl va Y estandarizada,, de una pequeña porción repre- En las técnicas proyectivas, la validez se vincula con el pro-
sen va e a conducta L 1 ·,
cuantitativ L , · ª eva uacion se realiza según normas ceso científico de validación de hipótesis y, tal como lo plantea
predeternu:s.d os elstimulos que se le presentan al sujeto están D. Anzieu, depende de los fundamentos teóricos y conceptuales
a os Y as respuestas so did d
número prefiiado de
"
. ? ~e
opciones. Las tecmca
as e acuerdo con un
. , . .
que rijan el método de interpretación. Por ello es importante no
como objetivo esencial la cuantifi ., s ps1cometncas tienen forzar la técnica más allá de su propio límite, es decir, interpretar
suelen ser objeto de crít° cacion de rasgos o atributos y no los datos clínicos a partir del marco teórico específico en el cual
S . ica en cuanto a la confi hilid d fue construida dicha técnica proyectiva.
e entiende por confiabilid d d a a .
grado de consistencia en la m ~,. _entro de esta perspectiva, el Algunos autores, como A. Ávila Espada (1986), plantean que
medir Y la relativa ausencia de c1on de aquello que se pretende debe seguir intentándose mejorar las propiedades de validez y
la precisión del instrumento de eITdio~~~ de medición. Se refiere a confiabilidad de las técnicas proyectivas y aumentar su rigurosi-
Por su Parte las té . e me c1on. dad, aun cuando su uso "cualitativo" constituye su máxima for-
' cmcas proye t .
c ivas consideran particular- taleza y valor.
38 EL PSICODL.-\.GNOSTICO DE NIÑOS

EL DL>\GNÓSTICO INFANTIL: SU ESPECIFICIDAD


39
Entre los tests psicométricos utilizados en niños más hab¡,
tuales en nuestro medio citaremos las Escalas de Inteligen . La interpretación de las técnicas proyectivas ~unada _al re_st-0
, I) . cia
de Wechsler para preescolares (W1PPS Y P~ª mños CW!SC), el del material clínico nos permitirá acceder a ~ diagnóstico _dife-
Test Guestáltico Visomotor de L. Bender,_y dive~sas pruebas que rencial a través del análisis de las recurrenc1as, convergencias Y
exploran habilidades, capacidades Y funciones :71somotoras, inte.: divergencias:
lectuales y cognitivas, y sus resultados permiten también una
RecwTencias: [... ] repetición de la misma fantasía, conflict_o o pro-
lectura proyectiva. . .
Las técnicas de exploración que estunan el funcionamiento blema expresado a través de elementos similares o de eqwvalente
significación simbólica [.. .] Convergencias, ~r su p~e, apunta a
u organización psíquica, la personal~da~, son ~~adas y según reunir material que informa acerca de fantas1as, conflictos o proble-
su especificidad pueden agruparse siguiendo distmtos criterios mas distintos pero complementarios (García Arzeno, 2003: 295, 296).
(Sen~ 2000): •.r
En el ámbito de la clínica observamos que dos niños con la
• Técnicas proyectivas (lúdicas, gráficas, verbales y verbales misma problemática, sea cual fuere -trastornos psicosomáti-
temáticas) y Test de Rorschach (técnica de relevancia para cos trastornos afectivos, problemas de aprendizaje, de conducta,
la descripción de la personalidad que exige una gran forma- ' , .
etc.- siempre se presentan a la consulta de una forma UDICa e
ción del psicólogo para la aplicación, análisis e interpreta- irrepetible.
ción de las respuestas).
• Subjetivas (autoinforme, listado de adjetivos, entre otros). En el fondo, quisiéramos evitar la complejidad, nos gustaría tener
• Cuestionarios, inventarios y escalas (de aplicación más fre- ideas simples, leyes simples, fórmulas simples, para comprender y
cuente en el ámbito de la investigación). explicar lo que ocurre alrededor nuestro y en nosotros. Pero como
estas fórmulas simples y esas leyes simples son cada vez más insu-
Los tests psicométricos y las técnicas proyectivas son ins- ficientes, estamos confrontados al desafio de la complejidad (Morin,
trumentos que consideramos valiosos para el diagnóstico en el 1994: 421).
ámbito clínico pues el niño, a través de sus respuestas, relatos
y realizaciones gráficas o lúdicas, evidencia un trabajo psíquico Las palabras de Morin, nos llevan a reflexionar sobre algunos
que consiste en responder a un compromiso entre opuestos: aspectos de la tarea diagnóstica y en especial sobre el controverti-
do tema de la búsqueda y utilización de indicadores diagnósticos.
• Mient~~ debe a~nder a la realidad externa (adaptarse Si bien es cierto que en el ámbito de la investigación es nece-
per~~tJ.va, espaCialmente, etc.), pone en juego los procesos sario contar con normas o indicadores, la utilización de estos,
cogrutivos Y cumple con la consigna. descontextuados de la configuración singular que adquieren en
• Por ?tra parte Y simultáneamente, debe responder a las cada caso, derivaría en un pensamiento molecular, elementalista,
preSiones _de su mundo interno (expresado a través de re- contrario a la esencia de la apreciación clínica.
presenuiCiones, afectos, etc.). Esta misma complejidad que implica la asistencia psicológi-
&-ta situación conflictiva . ca del niño y la familia nos compromete a que toda indicación
los desequilib · . por exce1enCia permitirá mostrarnos terapéutica debe estar precedida por un diagnóstico. Cada caso
nos propios del niño s . 'bili"d clínico determina intervenciones, estrategias y modalidades de
Y también habilid de .. ' . us posi ades psíquicas,
to a s cogrutivas e mte]ectuaJ d 1 ., abordajes diagnósticos y terapéuticos específicos. Ciertas pro-
mando como referentes los e·es . es e reso ucron,
los Parámetro~ d lO 1 evolutivos Y normativos o sea blemáticas particulares requieren la conformación de equipos
:, e esperable p . . ed ' '
culturalmente. ara su ad Y lo normatizado de trabajo interdisciplinario, que abren un espacio de intercam-
bio de conocimientos entre los profesionales de la salud mental
40 EL PSICODIAGNÓSTICO DE NIÑOS
-
(pediatras, psiquiatras, neurólogos, psicomotricistas, psicope.
ª
dagogos, asistentes sociale~, e_tc.) Y red~ nd e~ la recup:ración
y/o desarrollo de las potencialidades psicoafectivas, cognitivas l.
sociales del niño. Y
A manera de síntesis, resulta oportuno destacar los siguientes
puntos:

• La primera consulta brinda datos clínicos de valor diagnós-


tico, siendo la sintomatología del niño la primera aproxima-
ción al conocimiento profundo del funcionamiento psíquico
del niño y de la dinámica familiar.
• En el proceso psicodiagnóstico de un niño y durante la fase
de aplicación de las técnicas de evaluación psicológica, se
precisa el diagnóstico de organización psíquica (aspectos
sanos y patológicos), el pronóstico y la indicación terapéuti-
ca adecuada.
• Durante el proceso psicoterapéutico se suele corroborar y
ampliar el diagnóstico anteriormente realizado.
• El suf~miento psíquico de un niño constituye una realidad
c~mpl~Ja_ que supone la participación de la familia en el
diagnostico y abordaje psicoterapéutico
• La multiplicidad de v · bl .
la asistencia del niño aria es ~?e deben considerarse en
establecer equipo d [ la ~a.1~uha lleva, con frecuencia, a
sostén institucion:l e rabaJo interdisciplinario y redes de
es.

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