04808-2019-AA Resolucion
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° 04808-2019-PA/TC
MOQUEGUA
CAMILO ALBERTO ANGULO
CABRERA
RAZÓN DE RELATORÍA
Con fecha 12 de noviembre de 2021, la Sala Segunda del Tribunal Constitucional,
integrada por el magistrado Sardón de Taboada y con la participación de los
magistrados Espinosa-Saldaña Barrera y Ledesma Narváez, llamados
sucesivamente para dirimir la discordia suscitada por los votos singulares de los
magistrados Ferrero Costa y Blume Fortini, ha dictado el auto en el Expediente
04808-2019-PA/TC, por el que resuelve:
SS.
LEDESMA NARVÁEZ
FERRERO COSTA
BLUME FORTINI
SARDÓN DE TABOADA
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
VISTO
ATENDIENDO A QUE
RESUELVE
Publíquese y notifíquese.
SS.
LEDESMA NARVÁEZ
SARDÓN DE TABOADA
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
EXP. N.° 04808-2019-PA/TC
MOQUEGUA
CAMILO ALBERTO ANGULO
CABRERA
Si en la votación de un caso
concreto un magistrado del
Tribunal Constitucional no se
pronuncia sobre dicho caso,
entonces, en sentido estricto, no
ha votado, no administra
justicia y no está conociendo el
caso en última y definitiva
instancia
En el presente caso, debo manifestar que coincido con el sentido del voto por el
cual se declara IMPROCEDENTE la demanda, por las mismas consideraciones
que ahí se exponen. Sin perjuicio de ello, debo manifestar que, de la revisión de
actuados en el presente caso, dejo constancia, respetuosamente, que los magistrados
Ferrero Costa y Blume Fortini están denominando “votos singulares” a decisiones
que no corresponden tener esa denominación dado que no se pronuncian sobre el
respectivo caso concreto.
Si un magistrado o una mayoría de magistrados se ha pronunciado en el sentido de
que la demanda del caso concreto es improcedente, entonces los votos singulares,
de haberlos, deben contraargumentar sobre esas razones de la improcedencia u otras
razones, pero siempre relacionadas a la pretensión del caso concreto.
Lo que no corresponde hacer es que el “voto singular” trate únicamente sobre
cuestiones incidentales, como aquella, si se debe convocar o no a una audiencia
pública, pero sin ninguna razón, ni una sola, sobre el específico caso concreto. Al
actuar de este modo no sólo se está desacatando el Reglamento Normativo del
Tribunal Constitucional o la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, sino
también a la Constitución.
Además, dejo constancia que con dicha forma de proceder se está desacatando
acuerdos del Pleno, que modificaron el Reglamento Normativo del Tribunal
Constitucional, respecto de la tramitación de los procesos de control concreto
dispuesta por el Nuevo Código Procesal Constitucional, pues se está dejando
resolver sobre el caso concreto en la respectiva vista de la causa.
EXP. N.° 04808-2019-PA/TC
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12. Por ello, resulta preocupante que se desacate no solo los acuerdos adoptados
en mayoría por el Pleno del Tribunal Constitucional, sino también el mandato
expreso del propio legislador (entre otras normas citadas), generando votos
que no contienen un expreso pronunciamiento sobre la pretensión del caso
concreto.
S.
LEDESMA NARVÁEZ
EXP. N.° 04808-2019-PA/TC
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CAMILO ALBERTO ANGULO
CABRERA
Esta disposición constitucional, desde una posición de franca tutela de los derechos
fundamentales, exige que el Tribunal Constitucional escuche y evalúe los alegatos
de quien se estima amenazado o agraviado en alguno de los derechos
fundamentales. Una lectura diversa contravendría mandatos esenciales de la
Constitución, tales como el principio de defensa de la persona humana y el respeto
de su dignidad como fin supremo de la sociedad y del Estado.
Resulta relevante, en este punto, recordar que, como afirmó Raúl Ferrero
Rebagliati, «la defensa del derecho de uno es, al mismo tiempo, una defensa total
de la Constitución, pues si toda garantía constitucional entraña el acceso a la
prestación jurisdiccional, cada cual al defender su derecho está defendiendo el de
los demás y el de la comunidad que resulta oprimida o envilecida sin la protección
judicial auténtica». Así pues, lo constitucional es escuchar a la parte como
concretización de su derecho irrenunciable a la defensa. Al mismo tiempo, el
derecho a ser oído se manifiesta como la democratización de los procesos
constitucionales de libertad.
Por estos motivos, consideramos que en el caso de autos se debe convocar la vista
de la causa entendida como audiencia pública, lo que garantiza que el Tribunal
Constitucional, en tanto instancia última y definitiva, escuche a las personas
afectadas en sus derechos fundamentales; especialmente si se tiene en cuenta que,
agotada la vía constitucional, al justiciable solo le queda el camino de la
jurisdicción internacional de protección de derechos humanos.
S.
FERRERO COSTA
EXP. N.° 04808-2019-PA/TC
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CAMILO ALBERTO ANGULO
CABRERA
*
Carencia de fundamentación en la vulneración que se invoque, ausencia de trascendencia
constitucional en la cuestión de derecho planteada, contradicción a un precedente vinculante
emanado del Tribunal Constitucional y existencia de casos desestimatorios sustancialmente iguales.
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17. Es decir, que una convocatoria implica hacer un llamado para que las partes
interesadas concurran a un acto determinado. Si se trata de un proceso
constitucional es evidente que las partes interesadas son los justiciables de
tal proceso.
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CAMILO ALBERTO ANGULO
CABRERA
1
Carpio Marcos, Edgar. La interpretación de los derechos fundamentales. Derecho PUCP. Pag.
463-530.
2
Ibidem.
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CAMILO ALBERTO ANGULO
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Sentido de mi voto
Por las razones y fundamentos expuestos, voto en el sentido que antes de emitir
pronunciamiento sobre la pretensión el Tribunal Constitucional dé trámite regular
a la causa, convoque a audiencia pública para la vista de la misma, oiga a las partes
en caso soliciten informar oralmente y admita nuevas pruebas si estas se presentan,
así como conozca y amerite las argumentaciones que esgriman en defensa de sus
derechos, en un marco de respeto irrestricto a su derecho de defensa, como última
y definitiva instancia que agota la jurisdicción interna; bajo apercibimiento de
anularse el trámite del recurso de agravio constitucional como lo manda el artículo
24 del Nuevo Código Procesal Constitucional en la última parte de su segundo
párrafo.
S.
BLUME FORTINI