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ACCIÓN DE REPARACIÓN DIRECTA / DAÑO CAUSADO POR LA

ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA / COMPETENCIA / COMPETENCIA DEL


CONSEJO DE ESTADO EN SEGUNDA INSTANCIA

La Sala es competente para resolver el presente caso iniciado en ejercicio de la


acción de reparación directa, en razón a la naturaleza del asunto. La Ley 270 de
1996 desarrolló la responsabilidad del Estado en los eventos de error
jurisdiccional, defectuoso funcionamiento de la administración de justicia y
privación injusta de la libertad, y determinó la competencia para conocer de tales
asuntos en primera instancia en cabeza de los Tribunales Administrativos, y en
segunda instancia en el Consejo de Estado, sin que sea relevante lo relacionado
con la cuantía.

FUENTE FORMAL: LEY 270 DE 1996 - ARTÍCULO 73

NOTA DE RELATORÍA: Sobre la competencia de la jurisdicción de lo contencioso


administrativo en casos de reparación directa por daños ocasionados por la
administración de justicia, consultar providencia de 9 de septiembre de 2008, Exp.
2008-00009-00, C.P. Mauricio Fajardo Gómez.

APELACIÓN DE LA SENTENCIA / ALCANCE DEL RECURSO DE


APELACIÓN / LÍMITES DEL RECURSO DE APELACIÓN / LÍMITES DEL JUEZ
DE SEGUNDA INSTANCIA / COMPETENCIA DEL JUEZ DE SEGUNDA
INSTANCIA / MARCO FUNDAMENTAL DE COMPETENCIA DEL JUEZ DE
SEGUNDA INSTANCIA / SUSTENTACIÓN DEL RECURSO DE APELACIÓN /
FALTA DE SUSTENTACIÓN DEL RECURSO DE APELACIÓN /
LITISCONSORCIO FACULTATIVO / EFECTOS DEL LITISCONSORCIO
FACULTATIVO / INTERVINIENTES EN EL DERECHO PROCESAL

[E]s preciso recordar que contra la sentencia de primera instancia, que negó las
pretensiones de la demanda, interpusieron recurso de apelación tanto el
apoderado del señor XXXXXX, como la apoderada del señor XXXXXX y los
demás demandantes dentro del proceso de la referencia. No obstante, comoquiera
que esta última profesional del derecho no sustentó el recurso dentro de la
oportunidad procesal prevista para el efecto, (…) el despacho sustanciador de la
época decidió declararlo desierto. (…) Ahora bien, se advierte que en el presente
proceso los codemandantes actúan en calidad de litisconsortes facultativos,
teniendo en cuenta (…) podrían haber acudido a la jurisdicción en procesos
diferentes para reclamar los perjuicios causados por la administración de justicia,
por la presunta privación injusta de la libertad que sufrieron. (…) En consecuencia,
la Sala sólo está facultada para estudiar las pretensiones invocadas por el
demandante XXXXXXX, sin que sea posible pronunciarse respecto de los demás
demandantes, quienes no presentaron recurso de apelación debidamente
sustentado contra la sentencia dictada por el tribunal a quo. Por eso, en lo que a
ellos respecta, se debe considerar que lo consignado en la sentencia de primera
instancia ha quedado en firme.

FUENTE FORMAL: CÓDIGO DE PROCEDIMIENTO CIVIL - ARTÍCULO 50

NOTA DE RELATORÍA: Sobre el litisconsorcio facultativo, consultar providencia


de 19 de junio de 2010, Exp. 38341, C.P. Ruth Stella Correa Palacio. En relación
con el marco fundamental de competencia del juez de segunda instancia,
consultar providencia de 1 de abril de 2009, Exp. 32800, C.P. Ruth Stella Correa
Palacio.
RESPONSABILIDAD PATRIMONIAL DEL ESTADO POR PRIVACIÓN INJUSTA
DE LA LIBERTAD / PRESUPUESTOS DE LA RESPONSABILIDAD DEL
ESTADO DERIVADA DE LA PRIVACIÓN INJUSTA DE LA LIBERTAD /
RÉGIMEN OBJETIVO DE LA RESPONSABILIDAD PATRIMONIAL DEL
ESTADO / CAUSALES DE IMPUTACIÓN OBJETIVA POR PRIVACIÓN
INJUSTA DE LA LIBERTAD / REGULACIÓN NORMATIVA DE LA
RESPONSABILIDAD PATRIMONIAL DEL ESTADO POR PRIVACIÓN INJUSTA
DE LA LIBERTAD / APLICACIÓN DE LA LEY EN EL TIEMPO / APLICACIÓN
DE LA LEY PROCESAL / REITERACIÓN DE LA JURISPRUDENCIA / ACCIÓN
DE REPARACIÓN DIRECTA / DAÑO CAUSADO POR LA ADMINISTRACIÓN
DE JUSTICIA / PRIVACIÓN INJUSTA DE LA LIBERTAD / ATIPICIDAD DE LA
CONDUCTA / CONFIGURACIÓN DE LA RESPONSABILIDAD PATRIMONIAL
DEL ESTADO POR PRIVACIÓN INJUSTA DE LA LIBERTAD / EXISTENCIA DE
LA RESPONSABILIDAD PATRIMONIAL DE LA FISCALÍA GENERAL DE LA
NACIÓN POR PRIVACIÓN INJUSTA DE LA LIBERTAD

En cuanto al régimen de responsabilidad aplicable en estos casos, se debe


precisar que el fundamento legal de la responsabilidad a cargo del Estado por
daños causados con ocasión de la privación injusta de la libertad estaba
constituido por el artículo 414 del Decreto 2700 de 1991. (…) En interpretación de
dicho artículo, el criterio de esta Corporación en relación con la responsabilidad
que le asiste al Estado por los casos de injusta privación de la libertad, es (…) que
si bien el artículo 68 de la Ley 270 de 1996 se refiere a la responsabilidad
patrimonial del Estado en los eventos en los cuales la actuación de cualquiera de
sus ramas u órganos haya sido “abiertamente arbitraria”, dicha disposición no
excluye la aplicación directa del artículo 90 de la Constitución para derivar el
derecho a la reparación cuando los daños provienen de una actuación legítima del
Estado adelantada en ejercicio de la actividad judicial, pero que causa daños
antijurídicos a las personas, en tanto éstos no tengan el deber jurídico de
soportarlos. (…) En conclusión, los casos de privación injusta de la libertad en
alguno de los eventos referidos, comporta una responsabilidad de carácter
objetivo en la que no es necesario probar que la autoridad judicial incurrió en algún
tipo de falla; al damnificado le basta con acreditar que contra él se impuso una
medida privativa de su libertad en el trámite de un proceso judicial, que culminó
con una decisión favorable a su inocencia y que le causó un daño con ocasión de
la detención. Con esa demostración, surge a cargo del Estado la obligación de
indemnizar los daños sufridos. (…) En el caso concreto, la Sala observa que el
[demandante] (…) fue detenido por presuntamente haber actuado en calidad de
cómplice del señor XXXXXX, que fue descubierto transportando estupefacientes, a
quien ayudó a escapar y esconder de las autoridades. (…) En consecuencia, se le
impuso medida de aseguramiento consistente en detención preventiva en un
establecimiento carcelario. No obstante lo anterior, en la audiencia de juzgamiento
la Fiscalía solicitó que se absolviera el sindicado, petición que acogió el juez de
conocimiento, tras considerar que no se allegó ninguna prueba que permitiera
establecer que el señor (…) participó en la calidad de cómplice en el punible de
tráfico de estupefacientes, puesto que ni siquiera se probó que conociera con
anterioridad a los hechos a los conductores del camión en donde se hallaron los
estupefacientes, siendo su participación en los hechos meramente accidental. (…)
En ese contexto, no cabe duda que se está ante uno de los supuestos
establecidos en el artículo 414 del Decreto 2700 de 1991, en la medida en que el
señor (…), quien fue privado de la libertad, con posterioridad fue declarado
inocente por providencia definitiva, en la cual se determinó que su conducta era
atípica, esto es, que no era constitutiva de ningún delito. (…) En cuanto a la
imputación, es preciso señalar que la responsabilidad patrimonial por el daño
causado a los demandantes es atribuible a la Nación-Fiscalía General de la
Nación, pues fue en virtud de las actuaciones de este organismo que el
demandante se vio privado de la libertad.

FUENTE FORMAL: CONSTITUCIÓN POLÍTICA - ARTÍCULO 90 / DECRETO


LEY 2700 DE 1991 - ARTÍCULO 414 / LEY 270 DE 1996 - ARTÍCULO 68

NOTA DE RELATORÍA: Sobre la responsabilidad del Estado en casos de


privación injusta de la libertad, consultar providencia de 6 de abril de 2011, Exp.
21653, C.P. Ruth Stella Correa Palacio.

EXIMENTES DE RESPONSABILIDAD PATRIMONIAL DEL ESTADO POR


PRIVACIÓN INJUSTA DE LA LIBERTAD / CULPA EXCLUSIVA DE LA VÍCTIMA
/ NATURALEZA DE LA INDAGATORIA / AMPLIACIÓN DE LA INDAGATORIA /
RETRACTACIÓN DE LA INDAGATORIA / VALOR PROBATORIO DE LA
INDAGATORIA / REQUISITOS DE LA INDAGATORIA / JURAMENTO / FALTA
DE JURAMENTO / DERECHO A LA NO AUTOINCRIMINACIÓN / ALCANCE
DEL DERECHO A LA NO AUTOINCRIMINACIÓN / INEXISTENCIA DE LA
CULPA EXCLUSIVA DE LA VÍCTIMA

Sobre dicha causal de exoneración, esta Corporación ha manifestado que aplica


en los eventos en los cuales ha sido la víctima con su conducta quien ha inducido
a error a la administración, provocando que se iniciara la investigación penal y que
se impusiera la medida de aseguramiento en su contra. (…) [E]s preciso indicar
que de conformidad con lo dispuesto en los artículos 357 y 358 del Decreto 2700
de 1991, la indagatoria no se rinde bajo juramento, habida cuenta de que no es un
procedimiento que tenga por fin obtener la confesión involuntaria del encartado,
sino, por el contrario, enterarlo de la investigación que ha sido abierta, así como
brindarle un mecanismo de defensa para que pueda dar las exculpaciones del
caso. (…) De este modo, se tiene que contrario a lo que adujo el a quo, en dicha
diligencia el investigado no se encuentra obligado a decir la verdad, teniendo en
cuenta que si bien es deseable que los particulares colaboren con la
administración de justicia, prevalecen los derechos del sindicado al debido
proceso y a la presunción de inocencia. (…) Por ese motivo, el hecho de que en
ciertos aspectos no coincidan las declaraciones rendidas por el señor (…), no es
una circunstancia que permita predicar, como lo hizo el tribunal, que la causa de la
privación de la libertad fue la actuación culpable y desleal del ahora demandante
para con la justicia, teniendo en cuenta que en la audiencia, por expresa
disposición legal, en ningún momento se le exigió prestar juramento ni tampoco se
le conminó a decir la verdad, y que se encontraba amparado por la garantía
constitucional establecida en el artículo 33 de la Constitución Política, a cuyo
tenor, “[n]adie podrá ser obligado a declarar contra sí mismo (…)”. Sobre ese
punto, cabe señalar que como lo ha advertido esta Corporación, el simple hecho
de que el sindicado no haya colaborado con la justicia no significa, de suyo, que
haya incurrido en una conducta susceptible de romper la imputación del daño
sufrido a la administración, teniendo en cuenta que para ese fin es necesario que
esté acreditada la mala fe con la cual actuó el sindicado en el curso del proceso
penal adelantado en su contra, elemento del que, para el caso concreto, no dan
cuenta las pruebas recaudadas en el expediente.

FUENTE FORMAL: CONSTITUCIÓN POLÍTICA - ARTÍCULO 33 / DECRETO


2700 DE 1991 - ARTÍCULO 357 / DECRETO 2700 DE 1991 - ARTÍCULO 358

NOTA DE RELATORÍA: Sobre el alcance del derecho a la no autoincriminación,


consultar sentencia de la Corte Constitucional, de 4 de noviembre de 1998, Exp.
C-621, M.P. José Gregorio Hernández Galindo. En relación con la no colaboración
con la justicia y la mala fe del sindicado para considerar que se ha propiciado una
culpa exclusiva de la víctima, consultar providencia de 30 de abril de 2014, Exp.
27414, C.P. Danilo Rojas Betancourth.

PERJUICIO MORAL / INDEMNIZACIÓN DEL PERJUICIO MORAL /


NATURALEZA DEL PERJUICIO MORAL / PERJUICIO MORAL POR
PRIVACIÓN INJUSTA DE LA LIBERTAD / PRESUNCIÓN DEL PERJUICIO
MORAL / RECONOCIMIENTO DEL PERJUICIO MORAL POR PRIVACIÓN
INJUSTA DE LA LIBERTAD / PRESUPUESTOS DE LA TASACIÓN DEL
PERJUICIO MORAL / REITERACIÓN DE LA JURISPRUDENCIA

En relación con la cuantificación del perjuicio, para garantizar el derecho de


igualdad entre quienes acuden a la jurisdicción de lo contencioso administrativo
con pretensiones similares, recientemente, mediante sentencia de 28 de agosto de
2014, la Sala Plena de la Sección Tercera del Consejo de Estado estableció
algunos criterios o baremos que deben ser tenidos en cuenta por el juzgador al
momento de decidir el monto a indemnizar en razón de los perjuicios morales
causados con ocasión de la privación injusta de la libertad, sin perjuicio de que
puedan ser modificados cuando las circunstancias particulares del caso así lo
exijan.

NOTA DE RELATORÍA: En relación a la presunción del perjuicio moral a favor de


la persona detenida injustamente, consultar providencia de 9 de junio de 2010,
Exp. 18370, C.P. Mauricio Fajardo Gómez. Sobre el reconocimiento de perjuicios
morales por privación injusta de la libertad, consultar providencia de 28 de agosto
de 2014, Exp. 36149, C.P. Hernán Andrade Rincón.

INDEMNIZACIÓN DE PERJUICIOS POR PRIVACIÓN INJUSTA DE LA


LIBERTAD / RECONOCIMIENTO DEL LUCRO CESANTE / TASACIÓN DEL
LUCRO CESANTE / PARÁMETROS DE LIQUIDACIÓN DEL LUCRO
CESANTE / SALARIO BASE PARA LA LIQUIDACIÓN DEL LUCRO CESANTE /
PRESUNCIÓN DEL LUCRO CESANTE / SALARIO MÍNIMO LEGAL /
PRESUNCIÓN DE QUE TODA PERSONA QUE SE ENCUENTRE EN EDAD
PRODUCTIVA DEVENGA / PRESUNCIÓN DEL TIEMPO QUE SE TARDA EN
CONSEGUIR TRABAJO

Para la Sala, se encuentra acreditado que el actor se encontraba en una edad


productiva y que no pudo laborar por encontrarse privado de la libertad en
detención intramural, motivo por el cual hay lugar a acceder a su reconocimiento.
Ahora bien, en el expediente no se probó que el actor se desempeñara como
comerciante, ni mucho menos que devengara la suma que aduce. Sin embargo,
es factible calcular este perjuicio con base en el salario mínimo legal vigente para
el momento de proferir esta sentencia, en aplicación de lo dispuesto por el artículo
16 de la Ley 446 de 1998 y de los principios de reparación integral y equidad allí
contenidos. Lo anterior, debido a que la actualización del salario mínimo legal
vigente para esa época resulta inferior al valor actual del salario mínimo legal. (…)
Asimismo, se encuentra que hay lugar a aumentar dicho monto en un 25%,
incremento que corresponde a las prestaciones sociales que operan por
disposición de ley. (…) Ahora bien, en relación con el perjuicio que sufrió la víctima
directa, el tiempo a indemnizar va desde el momento en que el perjuicio se
produjo, esto es, desde que fue privado de la libertad, (…) hasta el momento que
recobró su libertad, el 17 de julio de 2001. Ahora bien, se considera procedente
extender dicho período de tiempo por el término en que el señor (…) debió quedar
cesante una vez recuperó su libertad definitiva, el cual se estima en un período
adicional de 35 semanas (8,75 meses), que corresponden al tiempo que, en
promedio, puede tardar una persona en edad económicamente activa para
encontrar un nuevo puesto de trabajo en Colombia, como lo ha considerado la
Sala en oportunidades anteriores, con fundamento en la información ofrecida por
el Observatorio Laboral y Ocupacional Colombiano, a cargo del Servicio Nacional
de Aprendizaje-SENA.

NOTA DE RELATORÍA: Acerca del período a liquidar para el reconocimiento del


lucro cesante en eventos de privación injusta de la libertad, consultar providencia
de 4 de diciembre de 2006, Exp. 13168, C.P. Mauricio Fajardo Gómez.

CONSEJO DE ESTADO

SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO

SECCIÓN TERCERA

SUBSECCIÓN B

Consejero ponente: DANILO ROJAS BETANCOURTH

Bogotá, D.C., veintiocho (28) de mayo de dos mil quince (2015)

Radicación número: 44001-23-31-000-2003-00923-01(36688)

Actor: LILIAN ENRIQUE VILLAR REDONDO Y OTRO

Demandado: NACIÓN - FISCALÍA GENERAL DE LA NACIÓN

Referencia: ACCIÓN DE REPARACIÓN DIRECTA (APELACIÓN SENTENCIA)

Corresponde a la Sala decidir el recurso de apelación interpuesto por el


demandante Lilian Enrique Villar Redondo y otros contra la sentencia del 11 de
febrero de 2009, proferida por el Tribunal Administrativo de La Guajira, por medio
de la cual se negaron las pretensiones de la demanda, la cual será revocada.

SÍNTESIS DEL CASO

El 31 de marzo de 1999, el señor Lilian Enrique Villar Redondo fue capturado en el


municipio de Dibulla, por presuntamente haber ayudado a escapar al señor Luis
Eduardo Vásquez Guapacha, después de éste fuera detenido conduciendo un
camión que contenía un cargamento de marihuana. Posteriormente, el 19 de
noviembre de 2001, el Juzgado Penal del Circuito Especializado de Riohacha lo
absolvió de los cargos que se le imputaban, tras concluir que no fue cómplice del
hecho delictivo referido. El señor Villar Redondo fue el único apelante de la
sentencia del 11 de febrero de 2009, proferida por el Tribunal Administrativo de La
Guajira, que negó las pretensiones de la demanda.

ANTECEDENTES

I. Lo que se pretende

1. Mediante escrito presentado el 11 de diciembre de 2003 ante el Tribunal


Administrativo de la Guajira (f. 1-14, c. 1), los señores Lilian Enrique Villar
Redondo, Liceth Raquel Mindiola Suárez, Yaneth Yarith Mindiola Suárez, Jaime
Habid Mindiola Suárez, Yusleth Maravid Mindiola Suárez, Yair Rafael Mindiola
Suárez; María del Carmen Mindiola Daza, representada por su madre Maribel
Daza Atencio; Génesis Carolina Mindiola Hernández, representada por su madre
Brenda Carolina Hernández López; Dominga Elena Suárez Fuenmayor, en
nombre propio y en representación de su hija menor Diandra Terine Mindiola
Suárez; Raquel Evelina Moreno Sierra, Norma Mindiola Choles, Arelis Mindiola
Moreno, Sol María Mindiola Moreno, Reyes Yamina Mindiola Moreno, Deolinda
Yaqueline Mindiola Choles, Ana Martina Mindiola Choles y Merlene Mindiola
Moreno presentaron demanda contra la Nación-Fiscalía General de la Nación, en
ejercicio de la acción de reparación directa, para que les fueran reconocidas las
siguientes pretensiones:

PRIMERA.- Declarar administrativamente responsable a la NACIÓN-


FISCALÍA GENERAL – de los perjuicios materiales, morales y fisiológicos
o vida de relación causados a los demandantes como consecuencia de la
detención, acusación injusta a que fueron sometidos LILLIAN (sic)
ENRIQUE BILLAR REDONDO y JAIME SEGUNDO MINDIOLA
MORENO. Además, por la muerte del último causada por enfermedad
grave adquirida en el centro carcelario.
SEGUNDA.- Como consecuencia de lo anterior, condenar a la
Nación- Fiscalía General- a pagar los perjuicios ocasionados a los
señores LILLIAN ENRIQUE VILLAR REDONDO, quien actúa en su propio
nombre como afectado directo.
LICETH RAQUEL MINDIOLA, YANETH YARITH MINDIOLA
SUÁREZ, JAIME HABID MINDIOLA SUÁREZ, YUSLETH MARAVID
MINDIOLA SUÁREZ y YAIR RAFAEL MINDIOLA SUÁREZ quienes
actúan en su propio nombre y en calidad de hijos mayores de JAIME
SEGUNDO MINDIOLA MORENO; MARÍA DEL CARMEN MINDIOLA
DAZA, GÉNESIS CAROLINA MINDIOLA GERNÁNDEZ y DIANDRA
TERINE MINDIOLA SUÁREZ en su calidad de hijas menores de JAIME
MINDIOLA MORENO, representadas por sus respectivas madres.
DOMINGA ELENA SUÁREZ, quien actúa en su propio nombre en
calidad de compañero permanente de JAIME SEGUNDO MINDIOLA
MORENO.
RAQUEL EVELINA MORENO SIERRA, actúa en su propio nombre y
en calidad de madre de JAIME SEGUNDO MINDIOLA MORENO.
NORIMA MINDIOLA CHOLES, ARELIS MINDIOLA MORENO, SOL
MARÍA MINDIOLA MORENO, REYES YAMINA MINDIOLA MORENO,
DEOLINDA YAQUELINE MINDIOLA CHOLES, ANA MARTINA
MINDIOLA CHOLES y MARLENE MINDIOLA MORENO en calidad de
hermanos de JAIME SEGUNDO MINDIOLA MORENO (f. 8-9, c. 1).

2. Los perjuicios solicitados fueron precisados en el acápite de estimación


razonada de la cuantía, en el cual se precisó que se pedían las siguientes sumas
de dinero:

Teniendo como base lo señalado por el Honorable Consejo de


Estado para los perjuicios morales y daños fisiológicos consistentes en
cien salarios mínimos legales mensuales vigentes ($32’000.000), la
Nación – Fiscalía General- debe pagar a cada uno de los demandantes lo
siguiente:
1- LILLIAN (sic) ENRIQUE VILLAR REDONDO.
a. Perjuicio moral………………………………………….$32’000.000
b.-Perjuicio material. Lo que dejó de percibir en la vida comercial
para su propio sustento ganándose en la vida comercial un promedio de
$800.000 mensualmente durante treinta y dos (32) meses que estuvo
privado de la libertad (desde marzo de 1.999 hasta noviembre de 2001) la
suma de VEINTICINCO MILLONES SEISCIENTOS MIL
PESOS………………………………………………………………$25’600.000
*******
2.- Perjuicios morales para los hijos de JAIME SEGUNDO
MINDIOLA MORENO así:
a.- LICETH RAQUEL MINDIOLA SUÁREZ……………….$32’000.000
b.- YANETH YARID MINDIOLA SUÁREZ….…………..…$32’000.000
c.- JAIME HABID MINDIOLA SUÁREZ………………..….$32’000.000
d.- YUSLETH MARAVID MINDIOLA SUÁREZ………..….$32’000.000
e.- YAIR RAFAEL MINDIOLA SUÁREZ…………………..$32’000.000
f.- DIANDRA TERINE MINDIOLA SUÁREZ………...…….$32’000.000
g.- GÉNESIS CAROLINA MINDIOLA H….……………….$32’000.000
h.- MARÍA DEL CARMEN MINDIOLA DAZA……….…….$32’000.000
2.1 Perjuicios morales para DOMINGA SUÁREZ FUENMAYOR en
su condición de compañera permanente de JAIME MINDIOLA
MORENO…………………………………………………………...$32’000.000
2.2 Perjuicios morales para RAQUEL EVELINA MORENO
SIERRO, en su condición de madre de Jaime Segundo Mindiola
Moreno………………………………………………………………$32’000.000
2.3 Perjuicios morales para los hermanos de Jaime Segundo
Mindiola Moreno:
a.- NORMA MINDIOLA CHOLES……………………….....$32’000.000
b.- ARELIS MINDIOLA CHOLES…………………….….....$32’000.000
c.- SOL MARÍA MINDIOLA MORENO………………….....$32’000.000
d.- REYES YAMINA MINDIOLA MORENO...………….....$32’000.000
e.- DEODOLINDA MINDIOLA CHOLES……………….....$32’000.000
f.- ANA MARTINA MINDIOLA CHOLES.……………….....$32’000.000
g.- MARLENE MINDIOLA MORENO..………………….....$32’000.000
3.-Perjuicios materiales para quienes representan legalmente los
derechos de JAIME MINIDOLA MORENO así:
a.- Lo que dejó de percibir como comerciante para su propio
sustento y de su familia estimados en $1’100.000 mensualmente, durante
treinta y dos meses que estuvo privado de la libertad (marzo de 1999 a
noviembre de 2011), la suma de TREINTA Y CINCO MILLONES
DOSCIENTOS MIL PESOS……………………………………….$35’200.000
b.- Daño fisiológico o vida de relación, cien salarios mínimos
mensuales legales………………………………………………….$32’000.000
(f. 10-11, c. 1).

3. Como fundamento de la demanda, la parte actora sostuvo que el 31 de


marzo de 1999 los señores Lilian Enrique Villar Redondo y Jaime Segundo
Mindiola Moreno fueron capturados por la Policía Nacional, en el corregimiento de
Mingueo, municipio de Dibulla -La Guajira-, por presuntamente haber brindado
colaboración al señor Luis Vásquez Guapacha, quien se fugó una vez encontraron
en su vehículo marihuana.

4. El 27 de abril del mismo año, por el motivo referido se expidió en su contra


medida de aseguramiento consistente en detención preventiva. Posteriormente,
calificado el mérito del sumario del asunto se profirió en su contra resolución de
acusación, entrando el proceso en etapa de juicio. Durante el mismo, se celebró
audiencia pública en la cual la Fiscalía retiró los cargos que había efectuado
contra los ahora demandantes. En consecuencia, el 19 de noviembre de 2001 se
dictó sentencia, en la cual los señores Villar Redondo y Mindiola Moreno
resultaron absueltos en su totalidad.

5. Durante el periodo en el que estuvo privado de la libertad, por las difíciles


condiciones de salubridad y por la falta de atención oportuna en el penal, el señor
Jaime Segundo Mindiola Moreno contrajo una grave enfermedad, que
eventualmente le produjo la muerte.

II. Trámite procesal

6. Una vez admitida la demanda, el 6 de abril de 2004, la Nación-Fiscalía


General de la Nación contestó la demanda y se opuso a la totalidad de las
pretensiones aducidas por los actores, puesto que en el presente caso la Fiscalía
General de la Nación actuó en cumplimiento de sus funciones legales y
constitucionales, teniendo en cuenta que es su deber asegurar la comparecencia
de los presuntos infractores al juicio penal adelantado en su contra. Así mismo,
indicó que “(…) el señor LILIAN ENRIQUE VILLA REDONDO no fue exonerado
por las causales consagradas en el artículo 414 del C.P.P.”, sino porque no había
prueba tan siquiera de que los demandantes conocieran antes de la captura a los
ocupantes del vehículo automotor. En esas circunstancias, refirió que no era el
deseo del legislador reconocer una indemnización cuando la absolución se origina
por la falta de prueba, o in dubio pro reo, en consecuencia, los demandantes
tenían el deber de soportar las consecuencias de la actividad judicial, teniendo en
cuenta que al momento de dictar la medida de aseguramiento sí existían graves
indicios en su contra.

7. Posteriormente, el 29 de junio de 2006, con ocasión de la creación de los


jueces administrativos del circuito de Riohacha, el tribunal remitió el expediente al
Juzgado Segundo Administrativo de dicho municipio, quien continuó con el trámite
del proceso y dictó sentencia de primera instancia el 26 de octubre de 2006 (f.
282, 284, 365-382, c. 1).

8. El 31 de octubre de 2008, el Tribunal Administrativo de la Guajira dispuso


declarar la nulidad de todo lo actuado a partir del auto del 29 de junio de 2006 por
falta de competencia funcional, habida cuenta de que por tratarse de un asunto
referente a la privación injusta de la libertad que sufrieron los demandantes Villar
Redondo y Mindiola Moreno, el competente para conocer el asunto en primera
instancia era el tribunal y no el juzgado administrativo, según lo dispuesto por el
artículo 73 de la Ley 270 de 1996 (f. 42-44, c. 2).

9. Tras haberse corrido el término de traslado para alegar de conclusión en


primera instancia, el apoderado del demandante Lilian Enrique Villar Redondo
manifestó que en el presente asunto se había configurado la privación injusta de la
libertad del demandante, para lo cual era preciso tener en cuenta que “(…) las
sentencias (sic) dictada por el Consejo de Estado ha tomado con amplitud el
concepto de la privación injusta de libertad en cuanto a la reparación de los
perjuicios tanto material, como amoral (sic), ya no solamente se podía tener las
causales del derogado artículo 414 del Decreto 2700 del año 1.991, sino que se
debe tener en cuenta es la Ley 270 de 1.996 en su artículo 68 en concordancia
con el artículo 90 de la Constitución Nacional, sino también se extendió a la falta
de prueba en un proceso penal, o sea el principio de Indubio Pro Reo que por este
concepto también responsabilizan al Estado” (f. 49-51, c. 2).

10. A su vez, la apoderada de los demás demandantes refirió que el señor


Moreno Mindiola, previamente a la privación de la libertad que sufrió desarrollaba
con éxito su actividad mercantil, de la cual dependía su familia. Así mismo, señaló
que mientras se encontraba recluido, el demandante Moreno Mindiola contrajo un
carcinoma escamo celular de células grandes e infiltrantes no queratinizantes,
motivo por el cual se le hicieron a la Fiscalía General de la Nación múltiples
peticiones debidamente fundadas en conceptos médicos, con el fin de que
suspendiera la medida privativa de la libertad que pesaba en su contra, sin que
nunca se recibiera respuesta favorable, a pesar de que era necesario que fuera
remitido a un centro asistencial de tercer nivel especializado en oncología para
superar su enfermedad. Aseguró que de haber permitido la Fiscalía el acceso a la
ciencia médica al referido actor, probablemente se hubiera salvado, teniendo en
cuenta que el cáncer diagnosticado a tiempo es curable. De otro lado, en cuanto al
proceso penal adelantado en contra de los ahora demandantes, aseguró que el
análisis probatorio en el caso no se hizo conforme con las reglas de la sana crítica,
teniendo en cuenta que sólo se valoró el informe policivo y las declaraciones de
los uniformados (f. 79-83, c. 2).

11. Por su parte, la Fiscalía General de la Nación, mediante memorial del 1 de


diciembre de 2005, además de insistir en los motivos de defensa ya referidos en
los párrafos anteriores, indicó que la medida privativa de la libertad se había
impuesto de conformidad con la ley vigente para ese momento, habida cuenta de
que se contaba con un indicio grave de la responsabilidad de los sindicados, en
específico, el informe de policía y la declaración bajo juramento que rindió el
patrullero Gilberto Taborda Rebolledo, según las cuales los señores Villar
Redondo y Moreno Mindiola pretendían ayudar a escapar al señor Luis Eduardo
Vásquez, tras habérsele descubierto un cargamento de marihuana (f. 84-94, c. 1).

12. En cuanto a la privación injusta de la libertad, manifestó que la Corte


Constitucional, al pronunciarse respecto de la constitucionalidad del artículo 68 de
la Ley Estatutaria de Administración de Justicia, estableció que la responsabilidad
del Estado por dicho concepto sólo puede configurarse cuando la actuación es
abiertamente desproporcionada y violatoria de los procedimientos legales, pues de
lo contrario se pondría en grave riesgo el patrimonio de la administración. Por ello,
opinó que no puede predicarse una responsabilidad objetiva, sino que resulta
indispensable que se pruebe la falla del servicio.

13. De otro lado, advirtió que “(…) no existe relación de causalidad entre la
causa de la muerte del señor JAIME MANIOLA MORENO y las actuaciones de la
Fiscalía General de la Nación, es de aclarar, que de las pruebas obrantes en el
proceso penal se refleja que la Fiscalía ordenó se remitiera al sindicado al
establecimiento médico CENED de Barranquilla para consulta y atención
especializada oncológica, así mismo se le suspendió la detención preventiva
intramuros, ordenándole permanecer en su domicilio ubicado en la carrera 71 No
80-80 de la ciudad de Barranquilla”.

14. Finalmente, la Procuraduría 423 Judicial II Administrativa de Riohacha se


pronunció el 21 de enero de 2009 y manifestó que, en efecto, al momento en el
que se le impuso a los señores Lilian Enrique Villar y Jaime Mindiola Moreno la
medida de aseguramiento existía un indicio grave en su contra, pues era apenas
natural pensar que eran cómplices del punible cometido por el señor Eduardo
Vásquez, teniendo en cuenta que tras su fuga fue auxiliado por ellos y escondido
en la casa de una de sus familiares. En consecuencia, solicitó que se denegaran
las pretensiones de la demanda, habida cuenta de que el daño que sufrieron los
actores no fue antijurídico (f. 97-100, c. 2).

15. Surtido el trámite de rigor, y practicadas las pruebas decretadas, el Tribunal


Administrativo de La Guajira, dictó fallo de primera instancia el 11 de febrero de
2009, en el que resolvió lo siguiente (f. 103-125, c. ppl.):

PRIMERO.- Denegar todas las pretensiones de la demanda.


SEGUNDO.- Sin costas en la instancia.
TERCERO.- Comunicar esta decisión al Juzgado Promiscuo de Familia
de Riohacha para los efectos a que haya lugar dentro del radicado Nº 2006-
00261-00, como respuesta al oficio de agosto 25 de 2007.
CUARTO.- En firme esta providencia, desanótese y archívese.
QUINTO.- Por secretaría se liquidarán los gastos y si existiere
remanente se devolverá a los actores (resaltado del texto; f. 125, c. ppl.).

16. El a quo precisó, en primer lugar, que de conformidad con los elementos
probatorios obrantes en el plenario se podía determinar que la privación sufrida
por los señores Lilian Villar y Jaime Mindiola se encuadran en una de las causales
contenidas en el artículo 414 del Código de Procedimiento Penal vigente para la
época -por no haber cometido el delito que se les imputaba-, pero que, sin
embargo, no había lugar a la declaración de responsabilidad por haber una causa
extraña que rompía el nexo causal, consistente en el culpa exclusiva de la víctima.

17. Al respecto, el tribunal encontró acreditado que la imposición de la medida de


aseguramiento se produjo como consecuencia de la culpa grave en la que
incurrieron los demandantes, por cuanto “(…) en las indagatorias iniciales
mintieron y/o ocultaron la verdad al Fiscal encargado de la investigación,
causando con ello un mayor espectro de sospecha y duda sobre los hechos que
rodearon la recaptura del conductor del vehículo en el que se encontró la
sustancia ilícita, en los que de alguna manera se vieron envueltos los señores
VILLAR y MINDIOLA”. En efecto, consideró que no se puede entender de otra
forma el hecho de que el señor Mindiola haya referido que sólo encontró al señor
Vásquez –prófugo de la justicia- cuando llegó a la casa de su amiga Elida Villar,
dónde éste se encontraba bebiendo un café y buscando un carro que lo
transportara a Riohacha y el señor Villar haya indicado que nunca vio al señor
Vásquez, pues se encontraba dormido, para después cambiar completamente su
versión de los hechos y referir que ambos se encontraban a bordo de un vehículo
cuando, en las cercanías de la Policía, divisaron a un muchacho a quien llevaron a
“guardar” donde la señora Elida Villar.

18. Sobre el particular, adujo que “(…) la conducta desplegada por los
sindicados fue desleal con la verdad y en consecuencia, sus versiones se ofrecían
contrarias al acervo probatorio recopilado por la Fiscalía, en especial al
compararse con las pruebas testimoniales de los agentes de la policía que
intervinieron en la incautación; es más, las versiones de los dos sindicados
resultaban contradictorias entre sí en algunos puntos, lo que lógicamente sembró
una duda razonable sobre su inocencia en el Fiscal que llevaba el caso,
constituyéndose así el indicio grave de responsabilidad exigido por las normas
procedimentales vigentes para la imposición de la medida, pues no puede
entenderse de otra manera que una persona presuntamente inocente oculte o
tergiverse la verdad sobre los hechos investigados que le sindican”.

19. De otra parte, en lo que respecta a los argumentos tendientes a


responsabilizar a la Fiscalía de la grave enfermedad que sufrió mientras se
encontraba privado de la libertad, el tribunal a quo consideró que la presunta
responsabilidad que podría predicarse por la insalubridad de las instalaciones en
las cuales cumplía su condena, se encuentra en cabeza del Instituto Penitenciario
y Carcelario-Inpec, entidad que no fue llamado en juicio. Así mismo, en cuanto a la
alegada falta de atención médica oportuna, indicó que las pruebas documentales
aportadas al expediente permitían establecer que “(…) las autoridades carcelarias
estuvieran pendientes de cumplir con los procedimientos para el diagnóstico de la
enfermedad que aquejaba al señor MINDIOLA MORENO, y cuando fue necesario,
realizaron las gestiones del caso para trasladarlo a una ciudad que contara con los
servicios médicos especializados que el sindicado necesitaba en un tiempo
prudencial, tomando en cuenta que debía coordinarse la salida, desplazamiento y
llegada a la ciudad de destino (…)”.
20. Contra la anterior decisión, el 23 de octubre de 2006, el apoderado del
demandante Lilian Enrique Villar Redondo interpuso oportunamente recurso de
apelación con el propósito de que se revocara y, en su lugar, se reconocieran las
pretensiones elevadas en la demanda (f. 131-137, c. ppl.). Al respecto, manifestó
que en el presente caso había lugar a aplicar un régimen objetivo de
responsabilidad, teniendo en cuenta que la autoridad judicial lo absolvió de los
cargos que se le imputaban por no haberse acreditado que cometió la conducta
que se le imputaba, circunstancia que es distinta del in dubio pro reo. Sin
embargo, en su opinión, aún en ese evento no está exonerada la Fiscalía de
responder por los perjuicios irrogados al demandantes, comoquiera que en el
devenir del proceso no se acreditó su culpabilidad, teniendo en cuenta que la
carga de la prueba del delito estaba en cabeza de la ahora demandada.

21. Por otra parte, en lo que respecta a la culpa exclusiva de la víctima que
refirió el tribunal, el demandante consideró que “(…) la indagatoria es un
mecanismo de defensa, que ni siquiera le toman al judicante que está declarando,
es por eso que si miente y se le prueba lo condenan, pero nunca se le compulsan
copias para que abra una nueva investigación, supongamos que mi patrocinado
haya mentido en la indagatoria, esta no constituye una confesión a favor de un
tercero, y tampoco incidió en el devenir del proceso penal”.

22. De otro lado, mediante memorial allegado el 19 de febrero de 2009, la


apoderada de los demás demandantes interpuso recurso de apelación contra la
sentencia proferida por el Tribunal Administrativo de La Guajira. Sin embargo,
omitió sustentarlo dentro de la oportunidad prevista para el efecto, motivo por el
cual, a través de auto del 2 de junio del mismo año, el Consejo de Estado lo
declaró desierto (f. 130, 144, 177, c. ppl.).

23. Durante el término para alegar de conclusión en segunda instancia la


Fiscalía reiteró los argumentos señalados en los párrafos que anteceden (f. 199-
210, c. ppl.). Por su parte, el señor agente del ministerio público solicitó traslado
especial y el 29 de septiembre de 2009 rindió concepto en el cual advirtió que el
presente asunto debía ser resuelto con base en un título de imputación de carácter
objetivo, teniendo en cuenta que mediante providencia judicial se absolvió al
demandante Lilian Enrique Villar Redondo, por no haber cometido el delito que se
le imputaba, habiendo lugar a resarcirle los perjuicios materiales y morales que se
le causaron (f. 212-221, c. ppl.).
CONSIDERACIONES

I. Competencia

23. La Sala es competente para resolver el presente caso iniciado en ejercicio de


la acción de reparación directa, en razón a la naturaleza del asunto. La Ley 270 de
1996 desarrolló la responsabilidad del Estado en los eventos de error
jurisdiccional, defectuoso funcionamiento de la administración de justicia y
privación injusta de la libertad, y determinó la competencia para conocer de tales
asuntos en primera instancia en cabeza de los Tribunales Administrativos, y en
segunda instancia en el Consejo de Estado, sin que sea relevante lo relacionado
con la cuantía1.

II. Hechos probados

24. Según las pruebas incorporadas al expediente, están debidamente


acreditados en el proceso los siguientes hechos:

25. El 31 de marzo de 1999, en el corregimiento de Mingueo del municipio de


Dibulla -La Guajira-, fue capturado en flagrancia y puesto a disposición de la
Fiscalía el señor Lilian Enrique Villar Redondo, por presuntamente haber auxiliado
al señor Luis Eduardo Vásquez Guapacha, cuando se daba a la huida, tras
haberse descubierto en el camión que conducía un cargamento de marihuana. En
la misma fecha, la Fiscalía Delegada ante los Jueces Regionales de Riohacha
declaró abierta la instrucción y legalizó la captura del sindicado con el fin de
escucharlo en indagatoria (copia del oficio n.° 019/DPG-UNIPJ, en el cual se
informa de la captura del ahora demandante, suscrito por el técnico profesional de
policía judicial-jefe del Sijin, Degua, f. 1-2, c. 4; copia de la providencia del 31 de
marzo de 1999, dentro del proceso radicado con el n.º 386 FRAU, f. 6-8, c. 4).

26. El 27 de abril de 1999, la Fiscalía Delegada ante los Jueces Regionales de


Barranquilla, al resolver la situación jurídica del señor Villar Redondo, profirió en
su contra medida de aseguramiento consistente en detención preventiva, por el
1
La Ley 270 de 1996 -vigente para el momento de interposición del recurso de apelación en el
caso en estudio- desarrolló la responsabilidad del Estado en los eventos de error jurisdiccional,
defectuoso funcionamiento de la administración de justicia y privación injusta de la libertad. En
relación con la competencia funcional en el juzgamiento de las controversias suscitadas por tales
asuntos, determinó que, en primera instancia, conocerían los Tribunales Administrativos y, en
segunda instancia, el Consejo de Estado. Para tal efecto, consultar: Consejo de Estado, Sala Plena
de lo Contencioso Administrativo, auto del 9 de septiembre de 2008, expediente 2008-00009, C.P.
Mauricio Fajardo Gómez.
delito previsto en el artículo 33 de la Ley 30 de 1986, consistente en el transporte
de droga que produzca dependencia (copia de la resolución del 27 de abril de
1999, expedida por la referida entidad dentro del proceso radicado con el número
12250, f. 86-94, c. 4). Al respecto indicó:

Con relación a los señores JAIME TEOTISTE (sic) VILLAR


REDONDO y JAIME SEGUNDO MINDIOLA en sus indagatorias niegan
tener conocimiento de los hechos y sus vínculos con el señor VÁSQUEZ
quien a su vez afirma no conocer los anteriores y justifica su presencia en
su lugar en su afán de buscar un teléfono y un medio de transporte para
la ciudad de Riohacha.
Sin embargo en su contra existe el informe de policía y la
declaración del agente TABORDA GILBERTO que relata detalladamente
como estos dos señores a bordo de la camioneta Caribe fueron las
personas que auxiliaron a el señor VÁSQUEZ que conducía el camión
que transportaba la droga y lo llevaron a manos de la señora ELIDA
VILLAR para que lo ocultara, esta conducta no puede ser interpretada
sino como un acto inequívoco de conocimiento y participación en tráfico
de estupefaciente, puesto que es lógico que de no ser así jamás se
hubieran tomado tantas molestias (sic) en hasta el punto de llevarlo a un
lugar y procurar su ocultamiento. Que sólo terminó como lo señala el
agente al decirle a la señora ELIDA que las autoridades ya sabían que el
señor VÁSQUEZ era la persona del camión y que ellos lo habían llevado,
por lo que aparece claro su conocimiento, interés y participación en la
suerte del señor VÁSQUEZ, que a su vez es clara como la persona
encargada del transporte de la droga, por lo que el despacho no
encuentra que se ajusten a la verdad las exculpaciones de estos
sindicados al señalar que son ajenos al microtráfico.

27. El 24 de febrero del 20002, la Fiscalía Delegada ante los Jueces Penales del
Circuito Especializados calificó el mérito del sumario y profirió resolución de
acusación en contra del señor Lilian Enrique Villar Redondo por la violación a lo
dispuesto en los artículo 33 de la Ley 30 de 1986 (copia auténtica de la resolución
del 24 de febrero del 2000, radicado 441-5469, f. 110-119, c. 6):

Lilian Enrique Villar Redondo, debe correr los mismos cargos de


Jaime Mindiola Moreno, siendo responsable en calidad de cómplice,
puesto que acompañó a escapar y ocultar al conductor del vehículo, así
lo afirma en su ampliación de indagatoria, que salió de la casa con
Jaime Mindiola, al pasar por la policía llamó a un muchacho que estaba
cerca de la policía y lo montó en el carro y siguieron para donde Chula
a dejar el conductor del vehículo.
Declaración que es corroborada por los agentes del orden que
intervinieron en el operativo.
Bajo tales circunstancias considera esta Unidad de Fiscalía que
dentron dl (sic) sumario hay prueba para elevar pliego de cargos,
contra Jaime Segundo Minidola Moreno y Lilian Enrique Villar

2
La referida decisión fue confirmada en su totalidad por la Fiscalía Delegada ante el Tribunal
Superior de Riohacha a través de resolución del 22 de junio del año 2000 (f. 197-205, c. 1).
Redondo, como s (sic) la flagrancia y la prueba testimonial a título de
cómplice, violación a la Ley 30/86, Art, 33 y 38-3.

28. A través de auto del 29 de junio de 2001, el Juzgado Penal del Circuito
Especializado de Riohacha dispuso acceder a la solicitud incoada por el señor
Lilian Enrique Villar Redondo, consistente en que se le concediera la libertad
provisional. Sobre el particular el juzgador adujo lo siguiente (copia auténtica del
auto de 29 de junio de 2001, radicado n.º 220, f. 382-384, c. 2):

Acorde con las normas descritas, estima el juzgado que en el caso


que ocupa nuestra atención cobra valor la solicitud de libertad provisional
que hace el procesado LILIAN ENRIQUE VILLAR REDONDO, puesto que
la Resolución de acusación que se profirió en su contra fue dictada el día
24 de febrero del año 2.000, por la Fiscalía Delegada Ante Jueces
Penales del Circuito de Riohacha, contra la cual se interpuso recurso de
apelación que fue resuelto por la Unidad Delegada Ante el Tribunal
Superior de esta ciudad el día 22 de junio del año 2.000, confirmando en
su totalidad la decisión de primera instancia, quedando de esta manera
ejecutoriada para esa fecha.
Así las cosas y una vez realizado el correspondiente cómputo de
término, encuentra el Despacho que efectivamente desde que quedó
ejecutoriada la Resolución de Acusación, hasta la fecha ha (sic)
transcurrido doce (12) meses y cinco (5) días, sin que se haya podido
realizar la vista pública, y ni el procesado ni su defensor han tenido nada
que ver con que esto hubiera sucedido así según las constancias
procesales. En tales circunstancias, el Despacho concederá el beneficio
de libertad provisional impetrada por el procesado LILIAN ENRIQUE
VILLAR REDONDO.

29. Dicha decisión se hizo efectiva el 17 de julio de 2001, después de que el


Juzgado Penal del Circuito Especializado aceptara sustituir la caución prendaria
impuesta por una de carácter juratoria, mediante la celebración de una diligencia
de compromiso (copia auténtica de la providencia del 17 de julio de 2001, f. 295-
347, c. 7; copia auténtica de la diligencia de compromiso de la misma fecha, f.
348, c. 7; copia de la boleta de libertad n.º 025, f. 249, c. 7).

30. Durante la audiencia pública de juzgamiento celebrada el 9 y el 19 de


octubre de 2001, la Fiscalía retiró los cargos presentados en contra del señor
Lilian Enrique Villar Redondo, tras considerar lo siguiente (copia auténtica de las
actas n.º 85 y 92, f. 414-417, 421-433, c. 8):

La Fiscalía profirió en su contra acusación como cómplices por


haber según el dicho de los captores auxiliado al señor LUIS
EDUARDO VÁSQUEZ y HERNANDO PÉREZ CORREA, me he
tomado el trabajo de hacer un análisis minucioso de la sanción del
señor MINDIOLA MORENO y ENRIQUE VILLAR, en forma conjunta los
cuales se encontraron complicados por haber prestado ayuda la cual
en el sentir de este delegado no era necesaria ya que la evasión del
señor VÁSQUEZ se ha podido dar de otra forma, debido a la poca
vigilancia que los agentes captores tuvieron sobre el mismo, vemos
que las razones fundamentales que originaron la detención de
MENDIOLA MORENO y VILLAR, no son lo suficientemente necesarias
para haberlos acusado como cómplices del hecho delictuoso que nos
ocupa, es un deber del instructor y todo funcionario judicial reconocer y
corregir las decisiones que se tomen y considero que es preferible
absolver a un responsable que condenar a unos inocentes es por ello
señor Juez que no comparto la decisión por la cual fueron llamados a
este juicio en esta norma le solicito que previo un análisis hecho por
usted se le conceda la libertad y absolución.

31. El 19 de noviembre del año 2001, el Juzgado Penal del Circuito


Especializado de Riohacha profirió sentencia mediante la cual absolvió al señor
Lilian Villar Redondo del delito que se le imputaba, tras advertir que su
participación en la conducta típica fue meramente circunstancial, teniendo en
cuenta que no se acreditó que hubiera colaborado con los autores para la
realización del punible (copia auténtica de la sentencia del 19 de noviembre de
20013, proferida dentro del proceso radicado con el número 220, f. 436-451, c. 8):

(…) En el evento de haberse escapado el conductor del tan referido


camión, después de haberse encontrado la droga en la cantidad a que
hace referencia en la foliatura, en el vehículo conducido por JAIME
MINIOLA MORENO en compañía de LILIAN VILLAR REDONDO hasta los
alrededores de la residencia de la señora ELIDA TEOTISTE VILLAR
REDONDO, ello se debió fue a la falta de control y custodia que debieron
tener los policiales sobre el personal retenido en el puesto de control en
que se inmovilizó el vehículo que ellos ocupaban, porque fueron los
uniformados quienes permitieron que VÁSQUEZ GUAPACHA, se les
escapara; y así como lo hizo supuestamente por JAIME MINDIOLA
MORENO Y LILIAN VILLAR REDONDO, lo pudo haber hecho de otro
modo, porque estos últimos no se lo arrebataron, no incurrieron en un
hecho violento que menguara el poder de los uniformados para ellos
sustraerle a VÁSQUEZ GUAPACHA: y siendo ello así, no se explica la
situación planteada por el órgano acusador, de que MINDIOLA MORENO
y VILLAR REDONDO hayan contribuido a la realización de la conducta
punible de que se les acusó a los tripulantes del camión en donde se
transportó la droga incautada en las referidas circunstancias o que les
hayan prestado una ayuda posterior por concierto previo o concomitante a
la realización de la conducta, porque ya la droga había sido decomisada
previa inmovilización del vehículo cuando estos llegaron al lugar de los
hechos con posterioridad.
(…)
Pero no se pudo probar siquiera, que MINDIOLA MORENO y
VILLAR REDONDO se conocieran antes de la captura, con los ocupantes
del vehículo automotor en donde se decomisó la droga en la cantidad
plurimencionada; en cambio sí se probó que JAIME MENDIOLA

3
La referida providencia quedó ejecutoriada el 13 de febrero de 2002 (f. 482, c. 8), después de que
el Tribunal Superior de Riohacha resolviera el recurso de apelación que presentó uno de los
sindicados.
MORENO se encontraba por el lugar en donde se produjo su detención
en esa época ya conocida, porque estaba dando aviso de la muerte
accidental que le ocurrió a su pariente GABRIL MINDIOLA MENA (…).
Así pues que, como no se tiene conocimiento de que JAIME
MINDIOLA MORENO y LILIAN VILLAR REDONDO, hayan prestado
ayuda a los autores del tráfico de marihuana incautada, o que le hayan
colaborado a estos en la realización de la conducta investigada, de la cual
ellos son ajenos, es por lo que el Despacho considera que ellos no son
responsables del punible que se les acusó, tal como en buena hora lo ha
considerado la Fiscalía al hacer su intervención en la audiencia pública de
juzgamiento, cuando se da cuenta que estos sujetos procesales se les
acusó de una manera inapropiada, porque sus comportamientos en nada
tiene[n] que ver con la complicidad en el reato por el que se les procesó a
los ocupantes del camión tantas veces referido, en el que era
transportada la marihuana que venía desde Palmira – Valle, y siendo esto
así, la decisión a tomar frente a JAIME MINDIOLA MORENO y LILIAN
VILLAR REDONDO, no puede ser otra que absolverlos de toda
responsabilidad penal.

IV. Problema jurídico

32. Le corresponde a la Sala determinar si hay responsabilidad patrimonial del


Estado por la privación de la libertad a la que fue sometido el señor Lilian Enrique
Villar Redondo, teniendo en cuenta que el Juzgado Penal del Circuito
Especializado de Riohacha posteriormente lo declaró inocente, tras concluir que la
conducta imputada era atípica. Para ese efecto, se debe establecer si la privación
se produjo como consecuencia de un hecho de la víctima, por haber faltado a la
verdad al rendir indagatoria.

V. Análisis de la Sala

33. Como cuestión previa, es preciso recordar que contra la sentencia de


primera instancia, que negó las pretensiones de la demanda, interpusieron recurso
de apelación tanto el apoderado del señor Lilian Enrique Villar Moreno, como la
apoderada del señor Jaime Segundo Mindiola Moreno y los demás demandantes
dentro del proceso de la referencia. No obstante, comoquiera que esta última
profesional del derecho no sustentó el recurso dentro de la oportunidad procesal
prevista para el efecto, mediante providencia del 2 de junio de 2009 el despacho
sustanciador de la época decidió declararlo desierto.

34. Ahora bien, se advierte que en el presente proceso los codemandantes


actúan en calidad de litisconsortes facultativos, teniendo en cuenta que tanto el
señor Lilian Enrique Villar Moreno como el señor Jaime Segundo Mindiola Moreno
podrían haber acudido a la jurisdicción en procesos diferentes para reclamar los
perjuicios causados por la administración de justicia, por la presunta privación
injusta de la libertad que sufrieron. Al respecto, ha dicho esta Corporación:

(…) el litisconsorcio será facultativo o voluntario cuando concurran


libremente al litigio varias personas, en calidad de demandantes o
demandados, ya no en virtud de una única relación jurídica, sino de tantas
cuantas partes dentro del proceso deciden unirse para promoverlo
conjuntamente (legitimación por activa), aunque válidamente pudieran
iniciarlo por separado, o de padecer la acción si sólo uno o varios de ellos
debe soportar la pretensión del actor (legitimación por pasiva). Bajo esta
modalidad, los actos de cada uno de los litisconsortes no redundarán en
provecho o en perjuicio de los otros, sin que ello afecte la unidad del
proceso o implique que la sentencia sea igual para todos (art. 50 del C. de
P. Civil). En este caso, el proceso puede adelantarse con o sin su
presencia porque el contenido de la sentencia en últimas no lo perjudica
ni lo beneficia. Sólo contándose con su presencia en el proceso, la
decisión que se adopte en la sentencia lo vinculará, dado que en ella se
decidirá sobre sus propias pretensiones o sobre las razones que esgrime
en su defensa4.

35. Así las cosas, en el presente evento se debe aplicar lo dispuesto en el


artículo 50 del Código de Procedimiento Civil, según el cual, “(…) los litisconsortes
facultativos serán considerados en sus relaciones con la contraparte, como
litigantes separados. Los actos de cada uno de ellos no redundarán en provecho
ni en perjuicio de los otros, sin que por ello se afecte la unidad del proceso”.

36. En consecuencia, la Sala sólo está facultada para estudiar las pretensiones
invocadas por el demandante Lilian Enrique Villar Moreno, sin que sea posible
pronunciarse respecto de los demás demandantes, quienes no presentaron
recurso de apelación debidamente sustentado contra la sentencia dictada por el
tribunal a quo. Por eso, en lo que a ellos respecta, se debe considerar que lo
consignado en la sentencia de primera instancia ha quedado en firme. Para ese
efecto, debe advertirse que la jurisprudencia de esta Corporación ha subrayado
que la competencia en segunda instancia del superior se circunscribe a los
motivos de la apelación presentada:

De conformidad con el principio de congruencia, al superior, cuando


resuelve el recurso de apelación, sólo le es permitido emitir un
pronunciamiento en relación con los aspectos recurridos de la providencia
del inferior, razón por la cual la potestad del juez en este caso se
encuentra limitada a confrontar lo decidido con lo impugnado en el
respectivo recurso y en el evento en que exceda las facultades que posee
en virtud del mismo, se configurará la causal de nulidad prevista en el

4
Consejo de Estado, Sección Tercera, auto del 19 de junio de 2010, exp. 2009-00073 (38341),
C.P. Ruth Stella Correa Palacio.
numeral 2 del artículo 140 del Código de Procedimiento Civil, relativa a la
falta de competencia funcional5.

37. Aclarado lo anterior, se advierte que de conformidad con los elementos de


prueba obrantes en el expediente, se encuentra acreditado el daño causado al
apelante, comoquiera que se demostró que el señor Lilian Enrique Villar Moreno
estuvo vinculado a un proceso penal, como presunto cómplice del delito de tráfico
de estupefacientes, en el marco del cual se dictó en su contra medida de
aseguramiento consistente en detención preventiva, por lo que estuvo privado de
su libertad.

38. En cuanto al régimen de responsabilidad aplicable en estos casos, se debe


precisar que el fundamento legal de la responsabilidad a cargo del Estado por
daños causados con ocasión de la privación injusta de la libertad estaba
constituido por el artículo 414 del Decreto 2700 de 1991, que disponía:

Indemnización por privación injusta de la libertad. Quien haya sido


privado injustamente de la libertad podrá demandar al Estado
indemnización de perjuicios. Quien haya sido exonerado por sentencia
absolutoria definitiva o su equivalente porque el hecho no existió, el
sindicado no lo cometió, o la conducta no constituía hecho punible,
tendrá derecho a ser indemnizado por la detención preventiva que le
hubiese sido impuesta siempre que no haya causado la misma por dolo
o culpa grave.

39. En interpretación de dicho artículo, el criterio de esta Corporación en relación


con la responsabilidad que le asiste al Estado por los casos de injusta privación de
la libertad, es el siguiente:

En este orden de ideas, se señala que de manera unánime, la


Sala ha adoptado el criterio conforme al cual quien hubiera sido
sometido a medida de aseguramiento de detención preventiva, pero
finalmente hubiera sido exonerado de responsabilidad mediante
sentencia absolutoria definitiva o su equivalente 6, con fundamento en
que el hecho no existió, el sindicado no lo cometió o la conducta no era
constitutiva de hecho punible, tiene derecho a la indemnización de los
perjuicios que dicha medida le hubiera causado, sin necesidad de
acreditar que la misma fue ilegal, errada, o arbitraria, dado que en
dicha norma el legislador calificó a priori la detención preventiva como
injusta.
5
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de 1 de abril de 2009, exp. 2001-00122 (32800),
C.P. Ruth Stella Correa Palacio.
6
[18] “A juicio de la Sala, el derecho a la indemnización por detención preventiva debe ser el
mismo cuando el proceso termine no sólo por sentencia absolutoria, sino anticipadamente por
preclusión de la investigación (art. 443) o auto de cesación de procedimiento (art. 36), por cuanto
éstas son decisiones equivalentes a aquélla para estos efectos. Ver, por ejemplo, sentencia de 14
de marzo y 4 de mayo de 2002, exp: 12.076 y 13.038, respectivamente, y de 2 de mayo de 2002,
exp: 13.449”.
En otros términos, cuando en la decisión penal definitiva favorable
al sindicado, el juez concluye que las pruebas que obran en el
expediente le dan certeza de que el hecho no existió, o de que de
haber existido, no era constitutivo de hecho punible, o de que el
sindicado no fue el autor del mismo, la medida de aseguramiento de
detención preventiva que en razón de ese proceso se le hubiera
impuesto deviene injusta y por lo tanto, habrá lugar a declarar la
responsabilidad patrimonial del Estado por los daños que la misma le
hubiera causado, tanto al sindicado, como a todas las demás personas
que demuestren haber sido afectadas con ese hecho, sin que para
llegar a esa conclusión, en los precisos términos del último aparte de la
norma citada, se requiera realizar ninguna otra indagación sobre la
legalidad de la medida de aseguramiento que le fue impuesta a aquél 7.
 
40. Sobre el asunto, es preciso advertir que para el momento en el que se
dispuso la libertad del señor Lilian Enrique Villar Redondo ya había entrado en
vigencia la Ley 270 de 1996, cuyo artículo 68 establece que “quien haya sido
privado injustamente de la libertad podrá demandar del Estado la reparación de
perjuicios”.

41. No obstante lo anterior, contrario a lo que adujo en sus alegatos la Fiscalía


General de la Nación, para la Sala esta circunstancia no impide abordar la
responsabilidad de la demandada con fundamento en el criterio expuesto. En
efecto, esta Corporación ha considerado que si bien el artículo 68 de la Ley 270
de 1996 se refiere a la responsabilidad patrimonial del Estado en los eventos en
los cuales la actuación de cualquiera de sus ramas u órganos haya sido
“abiertamente arbitraria”, dicha disposición no excluye la aplicación directa del
artículo 90 de la Constitución para derivar el derecho a la reparación cuando los
daños provienen de una actuación legítima del Estado adelantada en ejercicio de
la actividad judicial, pero que causa daños antijurídicos a las personas, en tanto
éstos no tengan el deber jurídico de soportarlos.

42. En conclusión, los casos de privación injusta de la libertad en alguno de los


eventos referidos, comporta una responsabilidad de carácter objetivo en la que no
es necesario probar que la autoridad judicial incurrió en algún tipo de falla; al
damnificado le basta con acreditar que contra él se impuso una medida privativa
de su libertad en el trámite de un proceso judicial, que culminó con una decisión
favorable a su inocencia y que le causó un daño con ocasión de la detención.
Con esa demostración, surge a cargo del Estado la obligación de indemnizar los
daños sufridos.

7
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, sentencia del 6 de
abril de 2011, C.P. Ruth Stella Correa Palacio.
43. En el caso concreto, la Sala observa que el señor Lilian Enrique Villa
Redondo fue detenido por presuntamente haber actuado en calidad de cómplice
del señor Luis Eduardo Vásquez Guapacha, que fue descubierto transportando
estupefacientes, a quien ayudó a escapar y esconder de las autoridades, en
compañía del señor Jaime Segundo Mindiola Moreno. En consecuencia, se le
impuso medida de aseguramiento consistente en detención preventiva en un
establecimiento carcelario. No obstante lo anterior, en la audiencia de
juzgamiento la Fiscalía solicitó que se absolviera el sindicado, petición que acogió
el juez de conocimiento, tras considerar que no se allegó ninguna prueba que
permitiera establecer que el señor Villar Redondo participó en la calidad de
cómplice en el punible de tráfico de estupefacientes, puesto que ni siquiera se
probó que conociera con anterioridad a los hechos a los conductores del camión
en donde se hallaron los estupefacientes, siendo su participación en los hechos
meramente accidental.

44. En ese contexto, no cabe duda que se está ante uno de los supuestos
establecidos en el artículo 414 del Decreto 2700 de 1991, en la medida en que el
señor Lilian Enrique Villar Redondo, quien fue privado de la libertad, con
posterioridad fue declarado inocente por providencia definitiva, en la cual se
determinó que su conducta era atípica, esto es, que no era constitutiva de ningún
delito.

45. En cuanto a la imputación, es preciso señalar que la responsabilidad


patrimonial por el daño causado a los demandantes es atribuible a la Nación-
Fiscalía General de la Nación, pues fue en virtud de las actuaciones de este
organismo que el demandante se vio privado de la libertad.

46. Ahora bien, el tribunal, al dictar la sentencia de primera instancia, consideró


que en el presente caso se presentó una causal eximente de responsabilidad
consistente en el hecho de la víctima. En efecto, el a quo adujo que la privación
de la libertad se produjo como consecuencia de la actuación de los señores Villar
Redondo y Mindiola Segundo, quienes en su indagatoria rindieron declaraciones
contrarias a la verdad, que después fueron modificadas y que contrastaban con lo
expuesto por los demás testigos del caso. En su opinión, dicha actuación desleal
generó una duda razonable respecto de su inocencia, situación que motivó a la
Fiscalía General de la Nación a dictar en su contra medida de aseguramiento.
47. Sobre dicha causal de exoneración, esta Corporación ha manifestado que
aplica en los eventos en los cuales ha sido la víctima con su conducta quien ha
inducido a error a la administración, provocando que se iniciara la investigación
penal y que se impusiera la medida de aseguramiento en su contra.

48. En el caso concreto considera la Sala que no le asiste razón al a quo en


cuanto a las consideraciones expuestas, comoquiera que, si bien no se
desconoce que las declaraciones del señor Lilian Enrique Villar Redondo son en
cierta medida contradictorias, puesto que en la indagatoria adujo que no se
encontraba en el vehículo cuando el señor Minidola Segundo recogió al señor
Vásquez Guapechá (f. 38-40, c. 4), mientras que en su ampliación y en la
audiencia pública de juicio advirtió que sí se encontraba presente (f. 24-25, c. 6; f.
415-416, c. 8), lo cierto es que dicha circunstancia no es suficiente para enervar la
responsabilidad del Estado, como pasa a explicarse:

49. En efecto, es preciso indicar que de conformidad con lo dispuesto en los


artículos 3578 y 3589 del Decreto 2700 de 1991, la indagatoria no se rinde bajo
juramento, habida cuenta de que no es un procedimiento que tenga por fin
obtener la confesión involuntaria del encartado, sino, por el contrario, enterarlo de
la investigación que ha sido abierta, así como brindarle un mecanismo de defensa
para que pueda dar las exculpaciones del caso.

50. De este modo, se tiene que contrario a lo que adujo el a quo, en dicha
diligencia el investigado no se encuentra obligado a decir la verdad, teniendo en
cuenta que si bien es deseable que los particulares colaboren con la
administración de justicia, prevalecen los derechos del sindicado al debido
proceso y a la presunción de inocencia. Sobre el particular la Corte Constitucional
ha tenido la oportunidad de pronunciarse en los siguientes términos:

Desde luego, como varias veces lo ha manifestado esta Corte,


objeto primordial de todas las etapas que componen un proceso judicial,
especialmente cuando se trata de asuntos penales, consiste en la
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“La indagatoria no podrá recibirse bajo juramento. El funcionario se limitará a exhortar al imputado
a responder de una manera clara y precisa a las preguntas que se le hagan. Pero si el imputado
declare contra otro, se le volverá a interrogar sobre aquel punto bajo juramento, como si se tratara
de un testigo”.
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“Previamente al interrogatorio de los artículos siguientes se le advertirá al indagado que se le va a
recibir una declaración sin juramento, que es voluntaria y libre de todo apremio; que no tiene
obligación de declarar contra sí mismo ni contra sus parientes dentro del cuarto grado de
consanguinidad, segundo de afinidad o primero civil, ni contra cónyuge, compañero o compañera
permanente; que tiene derecho a nombrar un defensor que lo asista, y que en caso de no hacerlo,
se le designará de oficio. // Si la persona se niega a rendir indagatoria, se tendrá por vinculada
procesalmente y el funcionario le advertirá que su actitud la podrá privar de medios de defensa. //
De todo esto se dejará expresa y clara constancia desde el comienzo de la diligencia”.
búsqueda de la verdad; y no solamente de la formal sino de la real, pero
tal propósito -plausible en sí mismo- no puede lograrse al precio de
sacrificar la libertad, el debido proceso y el derecho de defensa que asiste
a toda persona precisamente en el momento en que es vinculada al
proceso penal, cuando lo que el ordenamiento jurídico pretende entonces
no es la autoincriminación sino la versión espontánea de lo acontecido,
rendida sin ninguna clase de apremio. No es la indagatoria el acto
procesal indicado para forzar al imputado a que confiese o suministre
elementos que posteriormente pueden ser usados en su contra, bajo la
velada amenaza en que consiste una exhortación judicial a decir
únicamente la verdad.
Para la Corte es claro que el derecho de la persona a no ser
obligada a autoincriminarse se ve notoriamente disminuido por la
prevención en comento, en evidente desacato al artículo 33 de la
Constitución Política; que el derecho de defensa, con tal advertencia, se
reduce al mínimo, en cuanto se provoca de manera forzada un acto de
confesión; y que la admonición misma es, de suyo, una presunción de
que el indagado actuará de mala fe en la diligencia, lo cual vulnera el
artículo 83 de la Carta. En consecuencia, las palabras "que diga la
verdad, advirtiéndole que debe...", del artículo 322 del Código de
Procedimiento Penal, serán declaradas inexequibles” 10.

51. Por ese motivo, el hecho de que en ciertos aspectos no coincidan las
declaraciones rendidas por el señor Villar Redondo, no es una circunstancia que
permita predicar, como lo hizo el tribunal, que la causa de la privación de la
libertad fue la actuación culpable y desleal del ahora demandante para con la
justicia, teniendo en cuenta que en la audiencia, por expresa disposición legal, en
ningún momento se le exigió prestar juramento ni tampoco se le conminó a decir
la verdad, y que se encontraba amparado por la garantía constitucional
establecida en el artículo 33 de la Constitución Política, a cuyo tenor, “[n]adie
podrá ser obligado a declarar contra sí mismo (…)”.

52. Sobre ese punto, cabe señalar que como lo ha advertido esta Corporación,
el simple hecho de que el sindicado no haya colaborado con la justicia no
significa, de suyo, que haya incurrido en una conducta susceptible de romper la
imputación del daño sufrido a la administración, teniendo en cuenta que para ese
fin es necesario que esté acreditada la mala fe con la cual actuó el sindicado en el
curso del proceso penal adelantado en su contra, elemento del que, para el caso
concreto, no dan cuenta las pruebas recaudadas en el expediente. Sobre el
particular se ha dicho:

Como puede observarse en el último supuesto es la actuación


orientada por el engaño y la mentira la que propicia una investigación
penal que les es adversa, por cuanto ella pende en buena medida del
10
Corte Constitucional, sentencia C-621 del 4 de noviembre de 1998, exp. D-2057, M.P. José
Gregorio Hernández Galindo.
comportamiento de los sujetos procesales, y de la buena o mala fe de los
convocados a ella. Cabe señalar que lo anterior no puede considerarse
una excepción al derecho de defensa del investigado (art. 29 superior)
quien goza de un cúmulo de garantías y libertades que le permiten
desplegar cualesquiera que sean las estrategias jurídicas que desee para
salvaguardar su libertad y en últimas, eludir válidamente una condena.
No obstante, no es suficiente la no colaboración con la justicia para
considerar que se ha propiciado una culpa exclusiva de la víctima, debe
entonces probarse, caso a caso, que dicha actuación ha sido
principalmente dirigida en forma torticera, bajo el prisma de la mala fe 11.

53. Pero adicionalmente, en gracia de discusión, encuentra la Sala que la


contradicción en la que incurrió el sindicado, por sí misma considerada, no
resultaba un motivo de peso que justificara imponer la medida de aseguramiento,
habida cuenta de que como bien lo estableció el juzgado penal al proferir la
sentencia absolutoria, para que se configurara la conducta penal de tráfico de
estupefacientes en la modalidad de cómplice en la que presuntamente incurrió el
señor Lilian Enrique Villar Redondo, era preciso que éste hubiere prestado una
ayuda posterior a los autores, como resultado de un acuerdo previo o
concomitante, circunstancia que no se desprende de su declaración.

54. Así las cosas, comoquiera que no se configuró un hecho de la víctima que
rompiera el nexo causal, la Sala precederá a liquidar los perjuicios causados al
demandante Villar Redondo.

VI. Liquidación de perjuicios

55. Por concepto de perjuicios morales, el demandante Lilian Enrique Villar


Redondo solicitó que se le reconociera la suma de cien salarios mínimos legales
mensuales, equivalente a la fecha de la presentación de la demanda a treinta y
dos millones de pesos ($32 000 000).

56. Al respecto, observa la Sala es clara la existencia del perjuicio moral, el cual
se derivó, tal y como lo ha deducido la jurisprudencia en casos similares, “(…) por
haber sido la persona que estuvo injustamente privada de la libertad, con todas las
incomodidades y sufrimientos que la restricción al mencionado derecho
fundamental conlleva, sin que sea necesario aportar pruebas adicionales para
acreditarlo, pues así lo enseñan las reglas de la experiencia (…)”12.
11
Consejo de Estado, Sección Tercera, Subsección “B”, sentencia de 30 de abril de 2014, exp.
2001-01145 (27414), C.P. Danilo Rojas Betancourth.
12
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 9 de junio de 2010, exp.18370, C.P. Mauricio
Fajardo Gómez.
57. En relación con la cuantificación del perjuicio, para garantizar el derecho de
igualdad entre quienes acuden a la jurisdicción de lo contencioso administrativo
con pretensiones similares, recientemente, mediante sentencia de 28 de agosto de
2014, la Sala Plena de la Sección Tercera del Consejo de Estado estableció
algunos criterios o baremos que deben ser tenidos en cuenta por el juzgador al
momento de decidir el monto a indemnizar en razón de los perjuicios morales
causados con ocasión de la privación injusta de la libertad, sin perjuicio de que
puedan ser modificados cuando las circunstancias particulares del caso así lo
exijan. Se dijo:

Ahora bien, en los casos de privación injusta de la libertad se


reiteran los criterios contenidos en la sentencia de 28 de agosto de 2013,
proferida por la Sala Plena de la Sección Tercera de la Sala de lo
Contencioso Administrativa –radicación No. 25.022– y se complementan
los términos de acuerdo con la evolución jurisprudencial de la Sección
Tercera en los términos del cuadro que se incorpora a continuación:

Así pues, la Sala unifica su jurisprudencia en el sentido de


establecer los parámetros para cuantificar la indemnización por perjuicios
morales derivados de la privación injusta de la libertad de un ciudadano,
teniendo en cuenta para el efecto el período de privación de tal Derecho
Fundamental y el nivel de afectación, esto es de cercanía afectiva entre la
víctima directa del daño y aquellos que acuden a la Justicia en calidad de
perjudicados o víctimas indirectas, según el gráfico antes descrito 13.

58. Comoquiera que el señor Lilian Enrique Villar Redondo fue detenido el 31 de
marzo de 1999 y liberado el 17 de julio de 2001, esto es, por un periodo superior a
dieciocho meses, considera la Sala que debe otorgársele la suma equivalente a
100 salarios mínimos legales mensuales vigentes.

13
Consejo de Estado, Sala Plena de la Sección Tercera, sentencia de 28 de agosto de 2014, exp.
2002-02548 (36149), C.P. (E) Hernán Andrade Rincón.
59. Por otra parte, en lo que tiene que ver con los perjuicios materiales en la
modalidad de lucro cesante, el señor Lilian Enrique Villar Redondo la suma de
veinticinco millones seiscientos mil pesos ($25 600 000), correspondiente a la
suma que dejó de percibir durante el periodo durante el cual estuvo privado de la
libertad, teniendo como salario base de liquidación la suma de ochocientos mil
pesos ($800 000), que devengaba por su labor como comerciante.

60. Para la Sala, se encuentra acreditado que el actor se encontraba en una


edad productiva y que no pudo laborar por encontrarse privado de la libertad en
detención intramural, motivo por el cual hay lugar a acceder a su reconocimiento.
Ahora bien, en el expediente no se probó que el actor se desempeñara como
comerciante, ni mucho menos que devengara la suma que aduce. Sin embargo,
es factible calcular este perjuicio con base en el salario mínimo legal vigente para
el momento de proferir esta sentencia, en aplicación de lo dispuesto por el artículo
16 de la Ley 446 de 1998 y de los principios de reparación integral y equidad allí
contenidos. Lo anterior, debido a que la actualización del salario mínimo legal
vigente para esa época resulta inferior al valor actual del salario mínimo legal, que
asciende a seiscientos cuarenta y cuatro mil trescientos cincuenta pesos ($644
350).

61. Asimismo, se encuentra que hay lugar a aumentar dicho monto en un 25%,
incremento que corresponde a las prestaciones sociales que operan por
disposición de ley, dando como resultado la suma de ochocientos cinco mil
cuatrocientos treinta y siete pesos ($805 437).

62. Ahora bien, en relación con el perjuicio que sufrió la víctima directa, el tiempo
a indemnizar va desde el momento en que el perjuicio se produjo, esto es, desde
que fue privado de la libertad, el 31 de marzo de 1999, hasta el momento que
recobró su libertad, el 17 de julio de 2001, periodo que suma 27,96 meses. Ahora
bien, se considera procedente extender dicho período de tiempo por el término en
que el señor Villar Redondo debió quedar cesante una vez recuperó su libertad
definitiva, el cual se estima en un período adicional de 35 semanas (8,75 meses),
que corresponden al tiempo que, en promedio, puede tardar una persona en edad
económicamente activa para encontrar un nuevo puesto de trabajo en Colombia,
como lo ha considerado la Sala en oportunidades anteriores, con fundamento en
la información ofrecida por el Observatorio Laboral y Ocupacional Colombiano, a
cargo del Servicio Nacional de Aprendizaje-SENA 14.

63. En consecuencia el periodo que se debe indemnizar es de 36,71 meses.


Teniendo en cuenta lo anterior, se calculará el lucro cesante teniendo en cuenta la
siguiente fórmula

S = Ra (1+ i)n - 1
i

S = $805 437 x (1+0,004867)36,71-1


0,004867

S = $ 32 287 840

64. En consecuencia, se le reconocerá al señor Lilian Enrique Villar Redondo, por


este concepto, la suma de treinta y dos millones doscientos ochenta y siete mil
ochocientos cuarenta pesos m/cte ($32 287 840).

V. Costas

65. No hay lugar a la imposición de costas, debido a que no se evidencia en el


caso concreto actuación temeraria de ninguna de las partes, condición exigida por
el artículo 55 de la Ley 446 de 1998 para que se proceda de esta forma.

En mérito de lo expuesto, el Consejo de Estado, en Sala de lo Contencioso


Administrativo, Sección Tercera, Subsección “B”, administrando justicia en nombre
de la República de Colombia y por autoridad de la ley,

RESUELVE

PRIMERO: REVOCAR la sentencia proferida el 11 de febrero de 2009, por el


Tribunal Administrativo de La Guajira. En su lugar, DECLARAR patrimonial y
extracontractualmente responsable a la Nación-Fiscalía General de la Nación por
la privación injusta de la libertad de la que fue objeto el señor Lilian Enrique Villar
Redondo, conforme a las consideraciones expuestas en esta sentencia.

SEGUNDO: Como consecuencia de la anterior, CONDENAR a la Nación-Fiscalía


General de la Nación a pagar al señor Lilian Enrique Villar Redondo, por concepto

14
Uribe G., José Ignacio y Gómez R., Lina Maritza, “Canales de búsqueda de empleo en el mercado
laboral colombiano 2003”, en Serie Documentos Laborales y Ocupacionales, n.º 3, Observatorio Laboral
y Ocupacional Colombiano, SENA-Dirección General de Empleo y Trabajo, Bogotá, junio de 2005, p. 22.
Fuente citada por la Sala en sentencia de 4 de diciembre de 2006, exp. 13168, C.P. Mauricio Fajardo
Gómez.
de perjuicios morales la suma de cien (100) salarios mínimos y por concepto de
daño emergente, en la modalidad de lucro cesante, la suma de treinta y dos
millones doscientos ochenta y siete mil ochocientos cuarenta pesos m/cte ($32
287 840).

TERCERO: DENEGAR las demás pretensiones de la demanda.

CUARTO: Sin condena en costas.

QUINTO: Todas las sumas aquí determinadas devengarán intereses comerciales


moratorios a partir de la ejecutoria de la sentencia.

SEXTO: CUMPLIR la sentencia en los términos de los artículos 176 y 177 del
C.C.A. Así mismo, EXPEDIR, por Secretaría, copias con destino a las partes, con
las precisiones del artículo 115 del Código de Procedimiento Civil, las cuales se
entregarán a quien ha venido actuando como apoderado judicial.

SÉPTIMO: En firme este fallo, DEVOLVER el expediente al tribunal de origen para


lo de su cargo.

CÓPIESE, NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE

STELLA CONTO DÍAZ DEL CASTILLO


Presidenta de la Sala

RAMIRO PAZOS GUERRERO

DANILO ROJAS BETANCOURTH

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