23 31 000 2003 00923 01 (36688) - 1
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[E]s preciso recordar que contra la sentencia de primera instancia, que negó las
pretensiones de la demanda, interpusieron recurso de apelación tanto el
apoderado del señor XXXXXX, como la apoderada del señor XXXXXX y los
demás demandantes dentro del proceso de la referencia. No obstante, comoquiera
que esta última profesional del derecho no sustentó el recurso dentro de la
oportunidad procesal prevista para el efecto, (…) el despacho sustanciador de la
época decidió declararlo desierto. (…) Ahora bien, se advierte que en el presente
proceso los codemandantes actúan en calidad de litisconsortes facultativos,
teniendo en cuenta (…) podrían haber acudido a la jurisdicción en procesos
diferentes para reclamar los perjuicios causados por la administración de justicia,
por la presunta privación injusta de la libertad que sufrieron. (…) En consecuencia,
la Sala sólo está facultada para estudiar las pretensiones invocadas por el
demandante XXXXXXX, sin que sea posible pronunciarse respecto de los demás
demandantes, quienes no presentaron recurso de apelación debidamente
sustentado contra la sentencia dictada por el tribunal a quo. Por eso, en lo que a
ellos respecta, se debe considerar que lo consignado en la sentencia de primera
instancia ha quedado en firme.
CONSEJO DE ESTADO
SECCIÓN TERCERA
SUBSECCIÓN B
ANTECEDENTES
I. Lo que se pretende
13. De otro lado, advirtió que “(…) no existe relación de causalidad entre la
causa de la muerte del señor JAIME MANIOLA MORENO y las actuaciones de la
Fiscalía General de la Nación, es de aclarar, que de las pruebas obrantes en el
proceso penal se refleja que la Fiscalía ordenó se remitiera al sindicado al
establecimiento médico CENED de Barranquilla para consulta y atención
especializada oncológica, así mismo se le suspendió la detención preventiva
intramuros, ordenándole permanecer en su domicilio ubicado en la carrera 71 No
80-80 de la ciudad de Barranquilla”.
16. El a quo precisó, en primer lugar, que de conformidad con los elementos
probatorios obrantes en el plenario se podía determinar que la privación sufrida
por los señores Lilian Villar y Jaime Mindiola se encuadran en una de las causales
contenidas en el artículo 414 del Código de Procedimiento Penal vigente para la
época -por no haber cometido el delito que se les imputaba-, pero que, sin
embargo, no había lugar a la declaración de responsabilidad por haber una causa
extraña que rompía el nexo causal, consistente en el culpa exclusiva de la víctima.
18. Sobre el particular, adujo que “(…) la conducta desplegada por los
sindicados fue desleal con la verdad y en consecuencia, sus versiones se ofrecían
contrarias al acervo probatorio recopilado por la Fiscalía, en especial al
compararse con las pruebas testimoniales de los agentes de la policía que
intervinieron en la incautación; es más, las versiones de los dos sindicados
resultaban contradictorias entre sí en algunos puntos, lo que lógicamente sembró
una duda razonable sobre su inocencia en el Fiscal que llevaba el caso,
constituyéndose así el indicio grave de responsabilidad exigido por las normas
procedimentales vigentes para la imposición de la medida, pues no puede
entenderse de otra manera que una persona presuntamente inocente oculte o
tergiverse la verdad sobre los hechos investigados que le sindican”.
21. Por otra parte, en lo que respecta a la culpa exclusiva de la víctima que
refirió el tribunal, el demandante consideró que “(…) la indagatoria es un
mecanismo de defensa, que ni siquiera le toman al judicante que está declarando,
es por eso que si miente y se le prueba lo condenan, pero nunca se le compulsan
copias para que abra una nueva investigación, supongamos que mi patrocinado
haya mentido en la indagatoria, esta no constituye una confesión a favor de un
tercero, y tampoco incidió en el devenir del proceso penal”.
I. Competencia
27. El 24 de febrero del 20002, la Fiscalía Delegada ante los Jueces Penales del
Circuito Especializados calificó el mérito del sumario y profirió resolución de
acusación en contra del señor Lilian Enrique Villar Redondo por la violación a lo
dispuesto en los artículo 33 de la Ley 30 de 1986 (copia auténtica de la resolución
del 24 de febrero del 2000, radicado 441-5469, f. 110-119, c. 6):
2
La referida decisión fue confirmada en su totalidad por la Fiscalía Delegada ante el Tribunal
Superior de Riohacha a través de resolución del 22 de junio del año 2000 (f. 197-205, c. 1).
Redondo, como s (sic) la flagrancia y la prueba testimonial a título de
cómplice, violación a la Ley 30/86, Art, 33 y 38-3.
28. A través de auto del 29 de junio de 2001, el Juzgado Penal del Circuito
Especializado de Riohacha dispuso acceder a la solicitud incoada por el señor
Lilian Enrique Villar Redondo, consistente en que se le concediera la libertad
provisional. Sobre el particular el juzgador adujo lo siguiente (copia auténtica del
auto de 29 de junio de 2001, radicado n.º 220, f. 382-384, c. 2):
3
La referida providencia quedó ejecutoriada el 13 de febrero de 2002 (f. 482, c. 8), después de que
el Tribunal Superior de Riohacha resolviera el recurso de apelación que presentó uno de los
sindicados.
MORENO se encontraba por el lugar en donde se produjo su detención
en esa época ya conocida, porque estaba dando aviso de la muerte
accidental que le ocurrió a su pariente GABRIL MINDIOLA MENA (…).
Así pues que, como no se tiene conocimiento de que JAIME
MINDIOLA MORENO y LILIAN VILLAR REDONDO, hayan prestado
ayuda a los autores del tráfico de marihuana incautada, o que le hayan
colaborado a estos en la realización de la conducta investigada, de la cual
ellos son ajenos, es por lo que el Despacho considera que ellos no son
responsables del punible que se les acusó, tal como en buena hora lo ha
considerado la Fiscalía al hacer su intervención en la audiencia pública de
juzgamiento, cuando se da cuenta que estos sujetos procesales se les
acusó de una manera inapropiada, porque sus comportamientos en nada
tiene[n] que ver con la complicidad en el reato por el que se les procesó a
los ocupantes del camión tantas veces referido, en el que era
transportada la marihuana que venía desde Palmira – Valle, y siendo esto
así, la decisión a tomar frente a JAIME MINDIOLA MORENO y LILIAN
VILLAR REDONDO, no puede ser otra que absolverlos de toda
responsabilidad penal.
V. Análisis de la Sala
36. En consecuencia, la Sala sólo está facultada para estudiar las pretensiones
invocadas por el demandante Lilian Enrique Villar Moreno, sin que sea posible
pronunciarse respecto de los demás demandantes, quienes no presentaron
recurso de apelación debidamente sustentado contra la sentencia dictada por el
tribunal a quo. Por eso, en lo que a ellos respecta, se debe considerar que lo
consignado en la sentencia de primera instancia ha quedado en firme. Para ese
efecto, debe advertirse que la jurisprudencia de esta Corporación ha subrayado
que la competencia en segunda instancia del superior se circunscribe a los
motivos de la apelación presentada:
4
Consejo de Estado, Sección Tercera, auto del 19 de junio de 2010, exp. 2009-00073 (38341),
C.P. Ruth Stella Correa Palacio.
numeral 2 del artículo 140 del Código de Procedimiento Civil, relativa a la
falta de competencia funcional5.
7
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, sentencia del 6 de
abril de 2011, C.P. Ruth Stella Correa Palacio.
43. En el caso concreto, la Sala observa que el señor Lilian Enrique Villa
Redondo fue detenido por presuntamente haber actuado en calidad de cómplice
del señor Luis Eduardo Vásquez Guapacha, que fue descubierto transportando
estupefacientes, a quien ayudó a escapar y esconder de las autoridades, en
compañía del señor Jaime Segundo Mindiola Moreno. En consecuencia, se le
impuso medida de aseguramiento consistente en detención preventiva en un
establecimiento carcelario. No obstante lo anterior, en la audiencia de
juzgamiento la Fiscalía solicitó que se absolviera el sindicado, petición que acogió
el juez de conocimiento, tras considerar que no se allegó ninguna prueba que
permitiera establecer que el señor Villar Redondo participó en la calidad de
cómplice en el punible de tráfico de estupefacientes, puesto que ni siquiera se
probó que conociera con anterioridad a los hechos a los conductores del camión
en donde se hallaron los estupefacientes, siendo su participación en los hechos
meramente accidental.
44. En ese contexto, no cabe duda que se está ante uno de los supuestos
establecidos en el artículo 414 del Decreto 2700 de 1991, en la medida en que el
señor Lilian Enrique Villar Redondo, quien fue privado de la libertad, con
posterioridad fue declarado inocente por providencia definitiva, en la cual se
determinó que su conducta era atípica, esto es, que no era constitutiva de ningún
delito.
50. De este modo, se tiene que contrario a lo que adujo el a quo, en dicha
diligencia el investigado no se encuentra obligado a decir la verdad, teniendo en
cuenta que si bien es deseable que los particulares colaboren con la
administración de justicia, prevalecen los derechos del sindicado al debido
proceso y a la presunción de inocencia. Sobre el particular la Corte Constitucional
ha tenido la oportunidad de pronunciarse en los siguientes términos:
51. Por ese motivo, el hecho de que en ciertos aspectos no coincidan las
declaraciones rendidas por el señor Villar Redondo, no es una circunstancia que
permita predicar, como lo hizo el tribunal, que la causa de la privación de la
libertad fue la actuación culpable y desleal del ahora demandante para con la
justicia, teniendo en cuenta que en la audiencia, por expresa disposición legal, en
ningún momento se le exigió prestar juramento ni tampoco se le conminó a decir
la verdad, y que se encontraba amparado por la garantía constitucional
establecida en el artículo 33 de la Constitución Política, a cuyo tenor, “[n]adie
podrá ser obligado a declarar contra sí mismo (…)”.
52. Sobre ese punto, cabe señalar que como lo ha advertido esta Corporación,
el simple hecho de que el sindicado no haya colaborado con la justicia no
significa, de suyo, que haya incurrido en una conducta susceptible de romper la
imputación del daño sufrido a la administración, teniendo en cuenta que para ese
fin es necesario que esté acreditada la mala fe con la cual actuó el sindicado en el
curso del proceso penal adelantado en su contra, elemento del que, para el caso
concreto, no dan cuenta las pruebas recaudadas en el expediente. Sobre el
particular se ha dicho:
54. Así las cosas, comoquiera que no se configuró un hecho de la víctima que
rompiera el nexo causal, la Sala precederá a liquidar los perjuicios causados al
demandante Villar Redondo.
56. Al respecto, observa la Sala es clara la existencia del perjuicio moral, el cual
se derivó, tal y como lo ha deducido la jurisprudencia en casos similares, “(…) por
haber sido la persona que estuvo injustamente privada de la libertad, con todas las
incomodidades y sufrimientos que la restricción al mencionado derecho
fundamental conlleva, sin que sea necesario aportar pruebas adicionales para
acreditarlo, pues así lo enseñan las reglas de la experiencia (…)”12.
11
Consejo de Estado, Sección Tercera, Subsección “B”, sentencia de 30 de abril de 2014, exp.
2001-01145 (27414), C.P. Danilo Rojas Betancourth.
12
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 9 de junio de 2010, exp.18370, C.P. Mauricio
Fajardo Gómez.
57. En relación con la cuantificación del perjuicio, para garantizar el derecho de
igualdad entre quienes acuden a la jurisdicción de lo contencioso administrativo
con pretensiones similares, recientemente, mediante sentencia de 28 de agosto de
2014, la Sala Plena de la Sección Tercera del Consejo de Estado estableció
algunos criterios o baremos que deben ser tenidos en cuenta por el juzgador al
momento de decidir el monto a indemnizar en razón de los perjuicios morales
causados con ocasión de la privación injusta de la libertad, sin perjuicio de que
puedan ser modificados cuando las circunstancias particulares del caso así lo
exijan. Se dijo:
58. Comoquiera que el señor Lilian Enrique Villar Redondo fue detenido el 31 de
marzo de 1999 y liberado el 17 de julio de 2001, esto es, por un periodo superior a
dieciocho meses, considera la Sala que debe otorgársele la suma equivalente a
100 salarios mínimos legales mensuales vigentes.
13
Consejo de Estado, Sala Plena de la Sección Tercera, sentencia de 28 de agosto de 2014, exp.
2002-02548 (36149), C.P. (E) Hernán Andrade Rincón.
59. Por otra parte, en lo que tiene que ver con los perjuicios materiales en la
modalidad de lucro cesante, el señor Lilian Enrique Villar Redondo la suma de
veinticinco millones seiscientos mil pesos ($25 600 000), correspondiente a la
suma que dejó de percibir durante el periodo durante el cual estuvo privado de la
libertad, teniendo como salario base de liquidación la suma de ochocientos mil
pesos ($800 000), que devengaba por su labor como comerciante.
61. Asimismo, se encuentra que hay lugar a aumentar dicho monto en un 25%,
incremento que corresponde a las prestaciones sociales que operan por
disposición de ley, dando como resultado la suma de ochocientos cinco mil
cuatrocientos treinta y siete pesos ($805 437).
62. Ahora bien, en relación con el perjuicio que sufrió la víctima directa, el tiempo
a indemnizar va desde el momento en que el perjuicio se produjo, esto es, desde
que fue privado de la libertad, el 31 de marzo de 1999, hasta el momento que
recobró su libertad, el 17 de julio de 2001, periodo que suma 27,96 meses. Ahora
bien, se considera procedente extender dicho período de tiempo por el término en
que el señor Villar Redondo debió quedar cesante una vez recuperó su libertad
definitiva, el cual se estima en un período adicional de 35 semanas (8,75 meses),
que corresponden al tiempo que, en promedio, puede tardar una persona en edad
económicamente activa para encontrar un nuevo puesto de trabajo en Colombia,
como lo ha considerado la Sala en oportunidades anteriores, con fundamento en
la información ofrecida por el Observatorio Laboral y Ocupacional Colombiano, a
cargo del Servicio Nacional de Aprendizaje-SENA 14.
S = Ra (1+ i)n - 1
i
S = $ 32 287 840
V. Costas
RESUELVE
14
Uribe G., José Ignacio y Gómez R., Lina Maritza, “Canales de búsqueda de empleo en el mercado
laboral colombiano 2003”, en Serie Documentos Laborales y Ocupacionales, n.º 3, Observatorio Laboral
y Ocupacional Colombiano, SENA-Dirección General de Empleo y Trabajo, Bogotá, junio de 2005, p. 22.
Fuente citada por la Sala en sentencia de 4 de diciembre de 2006, exp. 13168, C.P. Mauricio Fajardo
Gómez.
de perjuicios morales la suma de cien (100) salarios mínimos y por concepto de
daño emergente, en la modalidad de lucro cesante, la suma de treinta y dos
millones doscientos ochenta y siete mil ochocientos cuarenta pesos m/cte ($32
287 840).
SEXTO: CUMPLIR la sentencia en los términos de los artículos 176 y 177 del
C.C.A. Así mismo, EXPEDIR, por Secretaría, copias con destino a las partes, con
las precisiones del artículo 115 del Código de Procedimiento Civil, las cuales se
entregarán a quien ha venido actuando como apoderado judicial.