Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Desperdicio de Alimentos

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 4

Universidad Técnica de Manabí

Facultad de Ciencias de la Salud


Carrera de Nutrición y Dietética

Estudiante:

Luis Eduardo Carrera Cedeño

Docente:

Lic. Ramón Isidro Rodríguez Véliz

Curso:

Primero “A”

Asignatura:

Ambiente Salud Y Nutrición

Tema:

Desperdicio de Alimentos
Desperdicio de Alimentos en América Latina

Este trabajo está basado en una investigación sobre el desperdicio alimenticio de América
Latina.

A nivel global, entre un cuarto y un tercio de los alimentos producidos anualmente para
consumo humano se pierde o desperdicia. Esto equivale a cerca de 1 300 millones de toneladas
de alimentos, lo que incluye el 30% de los cereales, entre el 40 y el 50% de las raíces, frutas,
hortalizas y semillas oleaginosas, el 20% de la carne y productos lácteos y el 35 % de los
pescados. La FAO calcula que dichos alimentos serían suficientes para alimentar a 2 000
millones de personas.

Las pérdidas se refieren a la disminución de la masa disponible de alimentos para el consumo


humano en las fases de producción, postcosecha, almacenamiento y transporte. El desperdicio
de alimentos se refiere a las pérdidas derivadas de la decisión de desechar los alimentos que
todavía tienen valor y se asocia principalmente con el comportamiento de los vendedores
mayoristas y minoristas, servicios de venta de comida y consumidores.

Se trata de uno de los grandes retos pendientes para lograr la plena seguridad alimentaria, un
desafío frente al cual América Latina y el Caribe no es ajeno: la FAO estima que el 6% de las
pérdidas mundiales de alimentos se dan en América Latina y el Caribe y cada año la región
pierde y/o desperdicia alrededor del 15% de sus alimentos disponibles, a pesar de que 47
millones de sus habitantes aún viven día a día con hambre. (1)

Las pérdidas y desperdicios impactan la sostenibilidad de los sistemas alimentarios, reducen


la disponibilidad local y mundial de alimentos, generan menores ingresos para los productores
y aumentan los precios para los consumidores. Además, tienen un efecto negativo sobre el
medio ambiente debido a la utilización no sostenible de los recursos naturales. Por todo lo
anterior, enfrentar esta problemática es fundamental para avanzar en la lucha contra el hambre
y debe convertirse en una prioridad para los gobiernos de América Latina y el Caribe.

Con los alimentos que se pierden en la región sólo a nivel de la venta al detalle –es decir en
supermercados, ferias libres, almacenes y demás puestos de venta retail– se podría alimentar
a más de 30 millones de personas, es decir, al 64% de quienes sufren hambre en la región.

Los alimentos que se pierden a este nivel en Bahamas, Jamaica, Trinidad y Tobago, Belice,
Colombia son equivalentes a los que se necesitarían para alimentar a todos quienes sufren
hambre en dichos países. Otros doce podrían disponer de alimentos equivalentes a los que
necesitan para alcanzar el primer Objetivo de Desarrollo del Milenio, si redujeran sólo ese
tipo de pérdidas.

Lo anterior representa sólo una fracción de las pérdidas y desperdicios totales, ya que éstas
ocurren en todos los eslabones de la cadena alimentaria: el 28% ocurre a nivel del consumidor;
el 28% a nivel de producción, el 17% en mercado y distribución y el 22% durante el manejo
y almacenamiento y el 6% restante a nivel de procesamiento. Aunque es importante señalar
que los países de la región disponen de calorías más que suficientes para alimentar a todos sus
ciudadanos, la enorme cantidad de alimentos perfectamente sanos y nutritivos que se pierden
o que acaban en el tacho de la basura es sencillamente inaceptable mientras el hambre continúe
afectando a casi el 8% de la población regional. (2)

Existen formas de evitar las pérdidas y desperdicios en todos los eslabones de la cadena,
principalmente mediante inversiones en infraestructura y capital físico. Se debe mejorar la
eficiencia de los sistemas alimentarios y la gobernanza sobre el tema mediante marcos
normativos, inversión, incentivos y alianzas estratégicas entre el sector público y privado. Un
ejemplo son los bancos de alimentos, los cuales reúnen comida que por diversas razones sería
descartada para su redistribución, y que ya existen en Costa Rica, Chile, Guatemala,
Argentina, República Dominicana, Brasil y México. La Asociación de Bancos de Alimentos
de México, por ejemplo, es una organización sin ánimo de lucro que sólo en 2013 rescato 56
mil toneladas de alimentos. (2)

La sensibilización pública también es clave, y se puede realizar a través de campañas dirigidas


a cada uno de los actores de la cadena alimentaria, como lo realiza la Iniciativa global SAVE
FOOD, una alianza entre la FAO y la compañía alemana Messe Düsseldorf. SAVE FOOD
reúne a 250 socios, organizaciones y empresas públicas y privadas y lleva a cabo campañas
en todas las regiones del mundo. (1)

Erradicar el hambre en la región requiere que todos los sectores de la sociedad hagan esfuerzos
por reducir sus pérdidas y desperdicios. El beneficio potencial es incalculable. No sólo tendría
un efecto directo en las vidas de millones de personas, sino que implicaría un cambio profundo
de mentalidad, un paso fundamental hacia modelos de consumo y producción verdaderamente
sustentables que garanticen que ningún niño, niña, hombre o mujer sufra hambre en un mundo
donde la comida abunda.
Bibliografía
1. FAO. FAO.org. [Online]; 2021. Acceso 21 de 07de 2021. Disponible en:
http://www.fao.org/americas/noticias/ver/es/c/239393/.

2. LEISA. Reducir el desperdicio alimentario en América Latina y el Caribe será clave para
lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible. [Online]; 2021. Acceso 21 de 07de 2021.
Disponible en: https://www.leisa-al.org/web/index.php/lasnoticias/alimentacion-
saludable/1403-reducir-el-desperdicio-alimentario-en-america-latina-y-el-caribe-sera-
clave-para-lograr-los-objetivos-de-desarrollo-sostenible.

También podría gustarte