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Edward C. Riley o El Honor Del Cervantismo: José Montero Reguera

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Bulletin of Spanish Studies, Volume LXXXI, Numbers 4–5, 2004

Edward C. Riley o el honor


del cervantismo
JOSÉ MONTERO REGUERA
Universidad de Vigo

Tras unas publicaciones primeras que hacían presagiar un camino distinto


al seguido después (estudios sobre teatro clásico y contemporáneo),1
Edward C. Riley se inicia en el mundo del cervantismo con un artículo
publicado en 1954 sobre ‘Don Quixote and the Imitation of Models’.2 Ahí
comienza una larga y prestigiosa carrera académica, sólo truncada por la
muerte, acaecida el seis de marzo de 2001; casi cincuenta años, por tanto,
de dedicación constante a los estudios cervantinos, que encuentran en él
una referencia indispensable.

1 Los estudios cervantinos anteriores a 1950


E. C. Riley se incorpora al cervantismo en un momento muy complejo para
este tipo de estudios, como para los filológicos, seriamente afectados,
primero, por la guerra civil española de 1936 y, después, por la Segunda
Guerra Mundial, en la que el propio Riley se vio involucrado. No se hallan
lejos, sin embargo, los ecos de la conmemoración del cuarto centenario del
nacimiento de Miguel de Cervantes, que originó empresas de importancia,
como la publicación de la revista Anales Cervantinos, y diversos homenajes
y volúmenes monográficos en los que colaboraron los hispanistas más
destacados de esos años.
La crítica en España se encontraba todavía muy dependiente de la
erudición y el positivismo de primeros de siglo (Luis Astrana Marín,
Agustín González de Amezúa) y concentraba sus esfuerzos en la edición de
textos (Adolfo Bonilla, Rudolph Schevill, Francisco Rodríguez Marín); por
otra parte, el influjo de la interpretación romántica se mostraba todavía
muy influyente, pero los libros de Américo Castro, Ortega y Gasset, las
contribuciones puntuales de la escuela filológica española y de algunos

1 Véanse los artículos ‘The Dramatic Theories of Don Jusepe Antonio González de
Salas’, HR, XIX (1951), 183–203, y ‘Sobre Bodas de sangre’, Clavileño, VII (1951), 8–12. Una
lista completa de las publicaciones de E. C. Riley se puede encontrar en Cervantes, XXII
(2002), 17–26, bibliografía compilada por Jeremy Robbins y Daniel Eisenberg.
2 Apareció en el BHS, XXXI (1954), 3–16.
ISSN 1475-3820 print/ISSN 1478-3428 online/04/0405000415-10
© Bulletin of Spanish Studies. DOI 10.1080/1475382042000254256
416 BSS, LXXXI (2004) JOSÉ MONTERO REGUERA

hispanistas (Auerbach, Spitzer, Hatzfeld, Bataillon) van mostrando las


singularidades de los textos cervantinos con rigor y precisión filológicos,
abriendo así el camino a la amplia, variada, brillante en ocasiones, exégesis
de la segunda mitad del siglo XX.
Los textos cervantinos, además, se van abriendo camino en el
hispanismo que le presta cada vez mayor atención. Adquiere especial
importancia para el caso que me ocupa el acercamiento al Quijote que
efectúa el hispanismo británico a través de la autorizada voz de Alexander
A. Parker, quien en conocidos artículos llamó la atención sobre la necesidad
de reaccionar contra el quijotismo imperante, e intentar recuperar el
significado original del texto cervantino. Posteriormente, Peter E. Russell y
Anthony J. Close han matizado y desarrollado las propuestas de Parker.3

2 Las obras mayores


En ese contexto, E. C. Riley publica una obra capital en la historia del
cervantismo: Cervantes’s Theory of the Novel (Oxford: Clarendon Press,
1962), traducida poco después al castellano (1966), al italiano (1988) y,
fragmentariamente, al alemán (1968); entre ediciones en inglés,
traducciones y reimpresiones, ha alcanzado un éxito editorial poco
frecuente en este tipo de publicaciones.4
En primera instancia, esta obra puede ser entendida como una
prolongación de las ideas de Parker sobre la necesidad de recuperar el
sentido original del texto cervantino: entre otras cosas, el trabajo de Riley
venía a dejar bien claro que el Quijote se compuso en un momento
determinado y como consecuencia de unas lecturas y unas ideas que se
corresponden con los textos teóricos—italianos y españoles—de la segunda
mitad del siglo XVI fundamentalmente, y no otros; que no se escribió, en
fin, por casualidad sino que surgió de la reflexión cervantina sobre obras
teóricas muy diversas y su puesta en práctica a través de los distintos
cauces que la literatura de la época le ofrecía.
En esta Teoría de la novela en Cervantes, Riley analizó con detenimiento
y extensión, aspectos diversos pero necesarios en este tipo de trabajos:
Cervantes en el contexto de la teoría literaria de la época, vida y literatura en
el Quijote, los conceptos de imitación e invención y cómo funcionan en la
novela, la admiratio, el deleite o el provecho como fines últimos de la obra

3 Más datos e información—que aquí sintetizo al máximo—sobre lo expuesto se


hallarán en mis trabajos El ‘Quijote’ y la crítica contemporánea (Alcalá de Henares: Centro
de Estudios Cervantinos, 1997), 105–15; ‘La crítica sobre el Quijote en la primera mitad del
siglo XX’, en Volver a Cervantes. Actas del IV Congreso Internacional de la Asociación de
Cervantistas, ed. Antonio Bernat Vistarini, 2 vols (Palma de Mallorca: Univ. de las Islas
Baleares, 2001), I, 195–236; y ‘Aproximación al Quijote decimonónico’, en Lectures d’une oeuvre.
‘Don Quichotte’ de Cervantes, ed. Jean-Pierre Sánchez (Paris: Éditions du Temps, 2001), 11–24.
4 Véanse los datos completos en la bibliografía de Jeremy Robbins y Daniel Eisenberg
citada en la primera nota.
EDWARD C. RILEY O EL HONOR DEL CERVANTISMO 417

literaria, unidad y variedad, etc.5 Con el análisis de todos estos elementos


aplicados a las obras cervantinas en prosa, E. C. Riley consiguió levantar una
teoría de la novela en Cervantes ‘amplia’, pero no ‘exhaustiva’, en la que
quedaban algunos espacios que la crítica posterior ha intentado llenar:
naturaleza de lo cómico, exigencias del cuento, procedimientos cervantinos
que dieron lugar a la creación del Quijote, etc. Esta teoría de la novela
muestra a un Cervantes que intenta reconciliar varios aspectos de la teoría de
la época que se encontraban en pugna, como las relaciones entre arte y
naturaleza, la originalidad y la imitación de modelos literarios, el público
ilustrado y el vulgo, la admiración y la verosimilitud, etc. Estos asuntos,
asimismo, traían consigo problemas añadidos ante los que el escritor debía
actuar y resolverlos. El análisis concienzudo de todo ello lleva a Riley a
mostrar su convencimiento de que la novela contemporánea debe más a
Cervantes que a ningún otro escritor de todos los tiempos, cuyo aporte podría
cifrarse en esta sintética formulación:
La principal contribución de Cervantes a la teoría de la novela fue un
producto, nunca formulado rigurosamente, de su método imaginativo y
crítico a un tiempo. Consistía en la afirmación, apenas explícita de que la
novela debe surgir del material histórico de la experiencia diaria, por
mucho que se remonte a las maravillosas alturas de la poesía [...] De esta
manera, Cervantes situó la novela más allá del concepto de prosa épica
[...] que no era de mucha utilidad ni siquiera cuando se le amañaba por el
gusto popular.6
Pese a los reparos efectuados, el libro de Riley ha de considerarse como
instrumento de trabajo imprescindible que el estudioso del Quijote (y de las
otras obras de Cervantes) debe tener siempre presente.
Muchos años después, en 1986, Riley da a la imprenta un libro divulgativo
sobre el Quijote, prontamente traducido al castellano con el título
Introducción al ‘Quijote’ (Barcelona: Crítica, 1990); esta versión al castellano
incorpora un capítulo nuevo a la vez que efectúa algunas modificaciones que
mejoran sustancialmente la versión inglesa. En la línea de otras
publicaciones similares a la celebérrima Aproximación al ‘Quijote’ de Martín
de Riquer, el manual de Riley se ha convertido en uno de los mejores
instrumentos para acercarse con solvencia al inagotable mundo del Quijote.
Además, en él se muestran palpablemente dos características comunes a
todos los trabajos de Riley: su prudencia y claridad.7

5 Sigo aquí parte de los comentarios que sobre este libro redacté para mi trabajo El
‘Quijote’ y la crítica contemporánea, cap. IV.
6 Cito por la traducción al castellano, 3ª reimp. (Madrid: Taurus, 1989), 344.
7 Así lo pone de manifiesto Óscar Barrero en su reseña del libro en Edad de Oro, VII
(1988), 223–30. Sobre el manual de Riley en el contexto de otras publicaciones similares
puede consultarse el capítulo 9 de mi libro ya citado sobre El ‘Quijote’ y la crítica
contemporánea.
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Entre uno y otro libro, Edward C. Riley y Juan Bautista Avalle-Arce


organizaron y prepararon para la imprenta un manual sobre Cervantes
(Suma cervantina [London: Tamesis Books], 1973), verdadero vademecum
durante mucho tiempo en el que colaboraron los mejores nombres del
cervantismo: Alberto Sánchez, Joaquín Casalduero, Peter N. Dunn, Elías L.
Rivers, Bruce W. Wardropper, Eugenio Asensio, Marcel Bataillon, Enrique
Moreno Báez, Martín de Riquer, Ángel Rosenblat, Manuel Durán, Harry
Levin y, naturalmente, los propios coordinadores. Han pasado ya treinta años
de aquella empresa editorial; algunos de sus trabajos se han visto seriamente
afectados por el paso del tiempo, pero otros mantienen su validez, y se han
convertido en auténticos clásicos, como precisamente el capítulo ‘Teoría
literaria’, del propio Riley—sintética formulación del libro sobre el mismo
asunto publicado en 1962. Desde una perspectiva general, el volumen es un
excelente ejemplo de las ‘tendencias y preocupaciones de la crítica cervantina
actual’.8

3 Silva de varia lección


Además de las que he denominado sus ‘Obras mayores’, Riley es autor de
alrededor de cuarenta artículos sobre Cervantes que, en una clasificación
sencilla, muestran sus preferencias, en este orden: el Quijote (veinte
trabajos), las cuestiones de carácter general (casi una docena de estudios
sobre teoría literaria y aspectos genéricos fundamentalmente), las Novelas
ejemplares (siete, concentrados en torno a El coloquio de los perros), y dos
más sobre el teatro y la poesía cervantinas.
No es fácil anteponer unos a otros, pues todos ellos ofrecen datos,
lecturas e interpretaciones de interés, pero sí es verdad que algunos de ellos
han tenido mayor trascendencia que otros. En este sentido, me permito
destacar sus aportaciones para una mejor inteligencia de El coloquio de los
perros, que van desde estudios sobre sus vinculaciones con la tradición
genérica a la que pertenece, al análisis concienzudo de su estructura
novelesca e, incluso, su proyección y posible influencia en la gestación de la
teoría psicoanalítica.9 Pese a haberlo anunciado en alguna ocasión, E. C.

8 Son palabras de Avalle-Arce y Riley en el prólogo del libro, p. ix. En lo que se me


alcanza sólo ha habido un intento similar al ofrecido en la Suma; se trata del volumen
Cervantes, editado por el alcalaíno Centro de Estudios Cervantinos en 1995. En él
colaboraron Claudio Guillén, Anthony Close, Agustín de la Granja, Pablo Jauralde Pou,
Carroll B. Johnson, Isaías Lerner, José Montero Reguera, Augustin Redondo, Antonio Rey
Hazas, Elías L. Rivers, Alberto Sánchez y Florencio Sevilla Arroyo.
9 ‘The Antecedents of the Coloquio de los perros’, Negotiating Past and Present.
Studies in Spanish Literature for Javier Herrero, ed. David T. Gies (Charlottesville, VA:
Roowood, 1997), 161–75; ‘La novela más ejemplar: El coloquio de los perros de Cervantes’, en
Perfiles del Barroco (Zaragoza: Ibercaja, 1990), 23–39; ‘La profecía de la bruja’, en Actas del I
Coloquio Internacional de la Asociación de Cervantistas, ed. José María Casasayas
(Barcelona: Anthropos, 1999), 83–94; ‘Cervantes y Freud’, Ínsula, núm. 538 (1991), 34–35;
‘Cervantes, Freud and Psychoanalytic Narrative Theory (the Coloquio de los perros)’, MLR,
EDWARD C. RILEY O EL HONOR DEL CERVANTISMO 419

Riley nunca llegó a publicar una edición de las Novelas ejemplares:10 en lo


que se refiere a El coloquio de los perros, desde luego tenía materiales más
que suficientes.
Muy interesantes son también los artículos que dedicó al Quijote, desde
aquellos en que analiza con brillantez cuestiones de detalle y técnicas
narrativas, a episodios completos o su proyección a lo largo de los siglos.11
Todos ellos han sido utilizados con provecho y citados abundantemente por
críticos e investigadores de esta obra. Han tenido especial repercusión sus
trabajos pioneros sobre el género del Quijote (y de otros relatos
cervantinos), analizado a través de la dicotomía romance / novela.
En efecto, fue E. C. Riley quien ha aplicado esta dicotomía en toda su
extensión a la obra cervantina. Lo planteó por primera vez en el capítulo
sobre ‘Teoría literaria’ que redactó para la Suma cervantina; después lo
abordó de manera más extensa en su contribución al Congreso
Internacional sobre Cervantes organizado por Manuel Criado de Val en
1978 (‘Romance y novela en Cervantes’; las actas fueron publicadas en
1981, 5–13). Su formulación definitiva se hallará en el artículo que redactó
para el homenaje a Peter Russell.12 Posteriormente, ofreció una síntesis de
sus ideas al respecto en su Introducción al ‘Quijote’. No es lugar éste para
analizar con pormenor la propuesta de Riley y sus implicaciones (entre
otras una inteligente clasificación de la narrativa cervantina),13 pero sí para

LXXXVIII (1993), 1–14 y ‘ “Cipión” Writes to “Berganza” in the Freudian Academia


Española’, Cervantes, XIV (1994), 3–18.
10 Así se indica en el homenaje a Riley publicado por la Universidad de Edimburgo,
Essays on Hispanic Themes in Honour of Edward C. Riley, ed. Jennifer Lowe y Philip
Swanson (Edinburgh: Dept of Hispanic Studies, Univ. of Edinburgh, 1989), 6.
11 Para no cansar al lector con largas notas al pie sólo citaré a modo de ejemplo los
siguientes: ‘ “El alba bella que las perlas cría”: Dawn Description in the Novels of Cervantes’,
BHS, XXXIII (1956), 125–37; ‘Symbolism in Don Quixote, Part II, chapter 73’, Journal of
Hispanic Philology, III (1979), 161–74; ‘Anticipaciones en el Quijote del estilo indirecto libre’,
en Actas del IV Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas, ed. Eugenio de
Bustos Tovar, 2 vols (Salamanca: Univ. de Salamanca, 1982), II, 471–78; ‘Looking into
Bundles and Bags: A Detail of Narrative Technique in Cervantes’, en ‘Busquemos otros
montes y otros ríos’. Estudios de literatura española del Siglo de Oro dedicados a Elías
Rivers, ed. Brian Dutton y Victoriano Roncero López (Madrid: Castalia, 1992), 195–206;
‘Metamorphosis, Myth and Dream in the Cave of Montesinos’, en Essays on Narrative
Fiction in the Iberian Peninsula in Honour of Frank Pierce, ed. R. B. Tate (Oxford: Dolphin,
1982), 105–19; ‘Sepa que yo soy Ginés de Pasamonte’ (Barcelona: Crítica, 1992); ‘La
singularidad de la fama de don Quijote’, Cervantes, XXII (2002), 27–41.
12 ‘Cervantes: a Question of Genre’, en Mediaeval and Renaissance Studies on Spain and
Portugal in Honour of P. E. Russell, ed. F. W. Hodcroft, D. G. Pattison, R. D. F. Pring-Mill y R.
W. Truman (Oxford: Society for the Study of the Medieval Languages and Literatures, 1981),
69–85. Hay traducción castellana con el título ‘Cervantes: una cuestión de género’ en la
antología de George Haley, El ‘Quijote’ de Cervantes (Madrid: Taurus, 1984), 37–51, y en el
volumen mencionado en nota 15.
13 Remito a lo que expuse en mi libro El ‘Quijote’ y la crítica contemporánea, 89–90; y a
los datos sobre la influencia de esta propuesta en España que incorporo al final de este
artículo.
420 BSS, LXXXI (2004) JOSÉ MONTERO REGUERA

destacar por ejemplo el estilo argumentativo con el que la abordó, y su


insistencia en resaltar la necesidad de no hacer simplificaciones a la hora
de calificar las obras cervantinas como novela o como romance, sino como
obras en las que predomina una u otra forma narrativa. No existe en
definitiva algo que se pueda identificar como forma estrictamente novelesca
o romance:
No sólo las obras romance muestran grados discernibles de
desplazamiento hacia el lado novelesco (una tendencia marcada en
parte del Persiles), sino que la mayoría de las obras consideradas como
novelas muestran algún signo de desplazamiento hacia el romance.14
Algunos de estos trabajos—traducidos los escritos en inglés—se han
incorporado al volumen La rara invención, aparecido póstumamente en la
primavera de 2001.15

4 La mirada crítica de E. C. Riley


Parte importante de la mejor crítica que sobre Cervantes se ha ido
publicando en la segunda mitad del siglo XX ha sido analizada por Riley a
través de casi una cincuentena de recensiones, publicadas
fundamentalmente en el Bulletin of Hispanic Studies, pero también en la
Hispanic Review y la Modern Language Review. Por esas reseñas, en las
que se unen rigor, generosidad y concisión, han pasado los mejores nombres
y títulos cervantistas del periodo referido: Ortega y Gasset, Van Doren,
González de Amezúa, Manuel Durán, Avalle-Arce, Gustaf Freden,
Casalduero, Serrano Plaja, John Allen, Alban Forcione, Arthur Efron,
Franco Meregalli, Peter Russell. Constituyen ejemplar muestra de una
labor callada, gris, que revela, por un lado, el fino instinto crítico de Riley y,
por otro, su interés por estar al día de lo que se iba publicando; y esto no
sólo al inicio de su carrera, sino en todo momento, como muestra la reseña
que publicó en 1999 sobre el libro cervantino de Augustin Redondo (Otra
manera de leer el ‘Quijote’).16

5 Alumnos y discípulos
La labor docente desempeñada por E. C. Riley en Dublín, primero, y,
después, hasta su jubilación, en Edimburgo, prolongada asimismo durante
sus estancias en Norteamérica (como en otros países), se ha traducido
también en un número considerable de alumnos y discípulos que, bajo su
dirección, han elaborado tesis y trabajos de investigación.
Son numerosos los nombres y títulos que se podrían traer a colación

14 Riley, ‘Cervantes: una cuestión de género’, 45.


15 Edward C. Riley, La rara invención. Estudios sobre Cervantes y su posteridad
literaria, trad. Mari Carmen Llerena (Barcelona: Crítica, 2003).
16 Apareció en el BHS (Glasgow), LXXVI (1999), 314–16.
EDWARD C. RILEY O EL HONOR DEL CERVANTISMO 421

ahora: el volumen de homenaje que publicó la Universidad de Edimburgo


en 1989 es buena prueba de ello.17 Aquí, sin embargo, me permito destacar
sólo dos ejemplos por su trascendencia en el campo del cervantismo, y
porque desarrollan algunas de las ideas del propio Riley.
En orden cronológico quiero destacar primeramente a Anthony J. Close,
que hizo su doctorado en Dublín bajo la supervisión de Riley.18 Esa
investigación se publicó después con el título—hoy ya todo un clásico del
cervantismo—The Romantic Approach to ‘Don Quixote’, en el que historiaba
la interpretación romántica del Quijote, pero mostrándose firme partidario
de la interpretación histórica y literal del texto.19 Este libro de Close
(lamentablemente nunca traducido al castellano) puede ser considerado
como uno de los hitos capitales del cervantismo del último cuarto del siglo
XX y ha despertado, como era esperable, un debate crítico interesantísimo,
que he estudiado en otra ocasión.20 El libro publicado por Close más
recientemente (Cervantes and the Comic Mind of his Age),21 puede ser
considerado en parte como un intento de rellenar uno de los huecos dentro
de la teoría literaria cervantina dejado vacío conscientemente por Riley: la
teoría (y práctica) cervantina de lo cómico.22
Años más tarde, ya en Edimburgo, Edwin Williamson se doctora en
1980 con una tesis luego publicada con el título The Half-Way House of
Fiction: ‘Don Quixote’ and Arthurian Romance.23 En este trabajo, que
desarrolla la tesis de Riley sobre la aplicación a la narrativa cervantina de
la dicotomía romance/novela, Williamson estudia la parodia que Cervantes
realiza en el Quijote de textos artúricos, para defender la tesis de que el
texto cervantino, a través de la parodia, ‘representa de diversas maneras un
punto decisivo en la transición del género medieval del romance
caballeresco a la novela moderna’.24 Los trabajos de Riley y Williamson han
calado profundamente en los estudios cervantinos, y especialmente en los

17 Essays on Hispanic Themes in Honour of Edward C. Riley, ed. Lowe y Swanson.


Sobre este volumen, véanse las sentidas palabras de Edwin Williamson en su necrológica de
Riley, publicada en el BHS (Glasgow), LXXVIII (2001), 635–38.
18 Véase la evocación que Close hace de sus días dublineses en Cervantes, XXII (2002),
7–10.
19 (Cambridge: Cambridge U. P., 1978). El libro lleva este sugerente subtítulo: A
Critical History of the Romantic Tradition in ‘Quixote’ Criticism.
20 Montero Reguera, El ‘Quijote’ y la crítica contemporánea, 107–09 y 225.
21 (Oxford: Oxford U. P., 2000).
22 Véase la nota preliminar del propio Close en la que establece las relaciones entre
este libro, el suyo de 1978 y los trabajos de Riley; Close, Cervantes and the Comic Mind of his
Age, 1–4.
23 (Oxford: Clarendon Press, 1984).
24 Manejo la traducción al castellano a cargo de María Jesús Fernández Prieto, El
‘Quijote’ y los libros de caballerías (Madrid: Taurus, 1991), 19.
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realizados en España, tan poco dada a este tipo de innovaciones.25 La


puesta al día de los trabajos cervantinos de Emilio Orozco realizada por
José Lara Garrido;26 la tesis y trabajos de Pedro Javier Pardo García,27 y la
reciente—y rotunda—afirmación de Luis Iglesias Feijoo dan buena prueba
de ello.28

6 Conferencias, congresos y otras empresas cervantinas


La voz de E. C. Riley se ha dejado escuchar asimismo en las tribunas más
prestigiosas del hispanismo, a cuyas reuniones principales no ha dejado de
asistir, como también a los principales eventos cervantistas: el congreso
organizado por Manuel Criado de Val en 1978, sucesivos encuentros de la
Asociación de Cervantistas, reuniones de los hispanistas británicos e
irlandeses.29 No desdeñaba tampoco su presencia en coloquios y ciclos de
conferencias, como el organizado por Pablo Jauralde durante el invierno de
1991 en la Universidad Autónoma de Madrid sobre Actualidad del
‘Quijote’,30 o en las Lecturas del ‘Quijote’, organizadas por Francisco Rico en
Barcelona. La primera de esas Lecturas fue impartida por E. C. Riley el 25
de noviembre de 1999 sobre ‘Sepa que yo soy Ginés de Pasamonte’.31
También se hallaba en ‘la cocina’ de importantes empresas cervantinas,

25 Véanse como ejemplo los trabajos de Thomas R. Hart, ‘La novela y el romance en el
Quijote’, Ínsula, núm. 538 (1991), 21–23, y Edward Dudley, The Endless Text: ‘Don Quixote’
and the Hermeneutics of Romance (Albany: State Univ. of New York Press, 1997).
26 Emilio Orozco Díaz, Cervantes y la novela del Barroco, ed., introducción y notas de José
Lara Garrido (Granada: Univ. de Granada, 1992). Véase mi reseña en Anales Cervantinos,
XXXII (1994), 288–95.
27 Pedro Javier Pardo García, La tradición cervantina en la novela inglesa del siglo XVIII,
Colección Vítor de Tesis Doctorales 28 (Salamanca: Univ. de Salamanca, 1997); y ‘El romance
como concepto crítico-literario’, Hesperia. Anuario de Filología Hispánica de la Universidad de
Vigo, II (1999), 79–114.
28 ‘De lo que se trata, en suma, es de no identificar abusivamente todo género
narrativo de ficción en prosa con la “novela”. Si queremos rescatar el uso del concepto
“romance” para designar la mayor parte de las obras que llamamos de la otra manera,
podríamos adelantar mucho. Particularmente, soy un decidido partidario del empleo de ese
término, y la objeción que a menudo se adelanta de que existe el riesgo de confundirlo con los
romances en verso es muy poco sólida y una simple precisión oportuna al principio de
cualquier trabajo evitaría adecuadamente tomar una cosa por la otra’ (Luis Iglesias Feijoo,
‘El Lazarillo y la novela’, en El Lazarillo de Tormes. Entre dudas y veras, ed. Gonzalo
Santonja [Madrid: España Nuevo Milenio, 2002], 181–96 [pp. 184–85]). Véase también del
mismo Luis Iglesias Feijoo su trabajo Cervantes y el ‘Quijote’. Una lección sencilla. Discurso
inaugural lido na solemne apertura do curso académico 2003–2004 (Santiago de Compostela:
Univ. de Santiago de Compostela, 2003), 16–17. Analicé la aplicación de esta dicotomía para
el caso cervantino en mi libro El ‘Quijote’ y la crítica contemporánea, 87–95.
29 En la bibliografía compilada por Jeremy Robbins y Daniel Eisenberg (véase nota 1)
se puede rastrear sin dificultad la presencia de Riley en los eventos mencionados.
30 Di pormenorizada información sobre este curso en mi trabajo, ‘El cervantismo del
curso 1990–1991’, Edad de Oro, XI (1992), 199–205.
31 De esta conferencia se hizo una bella edición (Barcelona: Crítica, 2000) y luego se
incorporó con algunos añadidos en La rara invención, 51–71.
EDWARD C. RILEY O EL HONOR DEL CERVANTISMO 423

desde la Suma cervantina ya referida, a la preparación de la edición del


Quijote auspiciada por el Instituto Cervantes, como ha evocado, con
sentidas palabras, el director de este proyecto, Francisco Rico:
Yo recuerdo con singular gratitud un larguísimo anochecer y trasnochar
en Toledo, con la excelente compañía de su mujer, Judy, y de Chomin
Ynduráin, en que Ted me fue resolviendo lacónica y sabiamente las
incontables perplejidades, preguntas y aprietos que me suscitaba la
gestación del magno Quijote del Instituto Cervantes.32

7 Final
Llego al final de este trabajo escrito desde la admiración y el respeto a
Edward C. Riley. ¿Cuál es el papel que ha desempeñado en los estudios
cervantinos? Sin duda uno de primera importancia; sin él creo que sería
difícil entender el cervantismo del siglo XX. Tras la decisiva aportación de
Américo Castro en 1925, pocos cuerpos de exégesis cervantina se han
mostrado como más reveladores y sugerentes para entender la narrativa de
Cervantes. Gracias a Riley se han sentado las bases para elaborar una
teoría que sustente buena parte del quehacer literario cervantino. Hoy es
ya algo asentado, inobjetable; en su momento (años sesenta), en el seno de
un cervantismo demasiado influido todavía por la interpretación romántica,
supuso un auténtico aldabonazo: no sólo reforzaba las ideas de Américo
Castro sobre un Cervantes nada ingenuo e inteligente lector de textos muy
diversos,33 sino que contribuía decisivamente a acabar con la imagen—
todavía muy viva en ese momento—de Cervantes como ingenio lego, y
revelaba sus amplios conocimientos teóricos que permitían entender mejor
cuestiones clave en las narraciones cervantinas: imitación, verosimilitud,
admiración, relaciones entre literatura e historia.
Asimismo, abrió nuevos caminos de acercamiento a las creaciones
narrativas cervantinas que han permitido entender mejor la trascendental
aportación de esas obras a la historia de la novela occidental; y propuso
agudas lecturas tanto de episodios y capítulos del Quijote, como del texto en
su conjunto, que han ayudado al lector no especializado (al especializado
también) a comprender mejor la sutileza cervantina; y ha efectuado, en fin,
sugerentes aportaciones en la historia de la recepción de las obras
cervantinas, que iluminan desde la teoría psicoanalítica de Freud, a su
influencia en algunos novelistas del siglo XX (Kafka, Joyce, Camus), e
incluso la manera en que Don Quijote y Sancho han alcanzado una
dimensión mítica, muy por encima de su condición de personajes literarios.
El cervantismo no ha sido siempre una disciplina bien considerada,
pues, como agudamente lo definió Martín de Riquer, se trata de un ‘género

32 Diario El País, 29 de marzo de 2001, p. 43.


33 Véase a este respecto el reciente libro de Alberto Porqueras Mayo, Estudios sobre
Cervantes y la Edad de Oro (Alcalá de Henares: Centro de Estudios Cervantinos, 2003), 78.
424 BSS, LXXXI (2004) JOSÉ MONTERO REGUERA

exegético […] en el que han entrado toda clase de escritores, eruditos y


aficionados, desde las mentes más preclaras de la crítica literaria hasta los
chiflados y dementes más insospechados’;34 en Riley hemos podido
encontrar un ejemplar cervantista de profesión,35 cuyo trabajo no sólo ha
iluminado a los que han seguido por la senda del cervantismo, sino que ha
honrado y dignificado este tipo de estudios.36

34 La cita procede de su conocida Aproximación al ‘Quijote’, que cito por la última


edición, Para leer a Cervantes (Barcelona: Quaderns Crema, 2003), 258.
35 Aunque no ha desdeñado el acercamiento a otros autores y obras (Lorca, Sánchez
Ferlosio, etc.), el 90% de la labor crítica de Riley se ha centrado en Cervantes.
36 Como el lector avisado habrá percibido, el título de este trabajo mío tiene presente
el que Fernando Lázaro Carreter publicó al frente de una selecta edición de estudios de Leo
Spitzer: ‘Leo Spitzer (1887–1960) o el honor de la filología’, en Estilo y estructura en la
literatura española (Barcelona: Crítica, 1980), 7–29.

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