Ricardo Maliandi - Etica - Conceptos y Problemas-Editorial Biblos (1991)
Ricardo Maliandi - Etica - Conceptos y Problemas-Editorial Biblos (1991)
Ricardo Maliandi - Etica - Conceptos y Problemas-Editorial Biblos (1991)
Ética:
dilemas y convergencias
Cuestiones éticas de la identidad,
la globalización y la tecnología
RICARDO MALIANDI
Etica:
Conceptos y problemas
Editorial Biblos
Diseño de tapa: Horacio OssanL
Composición y armado: UR, Av. Vernet 385.
Coordinación: Mónica Urrestarazu.
Impreso en abril de 1994 en Segunda Edición,
F. Rivera 106G, Buenos Aires.
ISBN 950-9316-80-6
ÍNDICE
Ricardo Maliandi
José Mármol, diciembre de 1990
9
BREVES ACLARACIONES PARA LA SEGUNDA EDICIÓN
Ricardo Mauahdi
José Mármol, diciembre de 1993
10
I. ÉTICA Y ETHOS. Í A ÉTICA
COMO TEMATÍZACIÓN DEL ETHOS
li
12 Ricardo Maliandí
I. 2. El concepto de ethos
2 Camus, A., El mito de Sísifo, Buenos Aires, Losada, 2a. ed„ 1957,
p. 58.
3 Cf. Williams, B,, Introducción a la ética, Madrid, Cátedra, 1982, p. 11.
4 Un buen estudio etimológico en tal sentido, es el que brinda José
Luis L. Aranguren (cf. Aranguren, J. L. L., EXica, Madrid, Revísta de Oc
cidente, 3a. ed., 1965, cap. ÍI, p. 19 ss,).
14 Ricardo Maliandi
8 Ibid., p. 40.
9 Cf. ibid., p. 41.
10 Hay, por ejemplo, interpretaciones anteriores a la de Heidegger,
como la de TJsener (formulada en 1895), que atribuyen al sentido anti
guo de éthos un “carácter divino", de modo tal que la frase de Heráclito
indicaría la identificación del éíhos, en su condición de “dios" presente
en cada hombre, con el dáimon entendido como dios impersonal (cf.
Usener, H., Gatternamen. Versuch einer Lehre von der religiósen Begrif-
fsbüdung, 2a, ed., 1929, p. 190 ss.). En cuanto a la anécdota narrada
por Aristóteles, la exhortación de Heráclito a los forasteros, para que
éstos se acerquen al horno, con la frase “también aquí están presentes
los dioses”, se suele interpretar como una alusión irónica a la convic
ción heraclítea de que el fuego es la “morada de los dioses” (cf. Doma
ría, F.t “Introducción" a la ed. de los Fragmentos de Heráclito del Insti
tuto de Lenguas Clásicas de la Universidad Nacional del Litoral,
Rosario, 1957, p. 6).
Ética: conceptos y problemas 17
I. 3. Sentido de la “tematización”
18 Kant, I., Grundlegung zur Metaphysik der Sitien, Akad. Ausf., IV,
p. 405. (En ed. castellana, trad. García Morente, Madrid, Espasa Calpe,
3a. ed., 1967, p. 46.)
26 Ricardo Maliandí
El ethos abarca, como se vio, todo nuestro obrar, con sus diver
sísimas variantes, pero también las creencias sobre ese obrar y
las actitudes con que se lo asume o se lo impugna. Lo aprehen
demos en conceptos que expresamos en términos como “bue
no", "bien”, "malo”, “mal”, "mejor", “peor”, “deber", “debido”,
“prohibido”, “permitido”, “justo”, “injusto”, “mérito”, “culpa”,
“honestidad", “sacrificio”, “amor”, “odio", “dignidad”, “compro
miso”, “promesa", “traición”, “fraude”, “fidelidad", “abnegación”,
“felicidad”, “confianza", “egoísmo”, “altruismo”, “libertad", “res
ponsabilidad”, “honor", “amenaza”, “reciprocidad”, etc., etc. La
lista es inagotable, y a la vez cada uno de esos conceptos puede
ser objeto de innumerables controversias, y cada controversia
tiende a ensanchar más y más el ámbito del ethos. Si presta
mos suficiente atención, comprobaremos que la gran mayoría
de nuestras discusiones, la gran mayoría de nuestras inquie
tudes, la gran mayoría de las relaciones sociales están referidas
a aspectos del ethos. Este constituye una realidad ineludible, es
nuestra realidad, lo que otorga sentido a nuestra vida. Aun
cuando se lo pretenda reducir —como ocurre a veces— a mera
“convención", nadie puede negar precisamente la realidad de
esa convención, su cáracter ineludible. Y el hecho de que sea
ineludible hace que incluso los intentos de desrealizarlo (por
ejemplo, calificándolo de “meramente convencional”) se le incor
poren automáticamente, pasando a formar parte de él. El ethos
es un conglomerado que alberga también las actitudes cínicas y
todas las formas de relativismo o de escepticismo moral.
Si tan amplio es el ethos, puede parecer que su tematiza-
ción, la ética (que, como ya vimos, resulta a su vez algo más
que se le añade), deviene una tarea desesperada. Sin embargo,
y a pesar de toda la dificultad que ella implica, la reflexión ética
27
28 Ricardo Maliandi
norma (, valor
deber bien
imperativo V juicio de valor
“right” “good”
conciencia conciencia de
moral lo moral
bien valor
t t
mal disvalor
3 Por regla general se alude a ello cada vez que se expone la proble
mática axíológica básica. "La naturaleza genuína de los valores —decía
Ortega— aparece con mayor claridad cuando se advierten sus propie
dades. En efecto, un valor es siempre o positivo o negativo. Por el con
trario, las realidades no son nunca sensu stricto negativas. No hay
nada en el mundo del ser que sea negativo en el pleno sentido en que lo
es la fealdad, la injusticia o la torpeza" (Ortega y Gasset, J., ¿Qué son
¡os valores? Iniciación en la estimativa, en Obras Completas, Madrid,
Revista de Occidente, 1947, tomo VI, p. 317 ss., la cita en pp. 333-
34 Ricardo Maliandi
334). Ya Rickert sostenía que la polaridad del valor puede servir de cri
terio para saber sí algo pertenece al reino de lo existente o de lo valioso
(cf. Rickert, H., Der Gegenstand der Erkenntnis, l'übingen, J. C. B.
Mohr, 1928, cap. IV, §IV, p. 260 ss.). “La negación de lo existente
—dice— o, más rigurosamente, de algo que existe, da por resultado,
como mera negación, sólo un no-algo o la nada , La negación del valor
que vale (des geltenden Wertes), puede significar la nada pero también
algo, a saber: el valor negativo o lo no-válido (das Ungültíge) (Ibid., p.
261). “El valor y el no-valor, o el valor positivo y el negativo, constituyen
un par de opuestos que se subordinan al concepto de valor en sentido
amplio. Los conceptos de existencia jamás pueden contener en sí una
oposición de semejante índole. El existir no se puede disociar en existir
positivo y negativo. De aquí se desprende que es posible decidir si un
concepto, al ser negado, sólo da la nada o 'algo negativo’, lo cual ofrece
un seguro criterio para saber sí estamos frente a un concepto de exis
tencia o de valor, y si hay lugar para un tratamiento ontológíco o axio-
lógíco” (ibid., p. 262).
Ética: conceptos y problemas 35
4 Cf. Hartmann, N., op. cit., p, 610. Ver también mi libro Cultura y
conflicto, Buenos Aires, Biblos, 1984, p. 22 ss.
Ética: conceptos y problemas 37
1 Cf. Plessner, H., Die Stufen des Organischen urtd der Mensch, Ber-
lín/New York, W. de Gruyter, 3e. AufL, 1975, p. 288 ss.
41
42 Ricardo Maliandi
Iíí. 6. La metaétíca
COINCIDENCIAS
Se expresan en lenguaje
normativo
Es prefilosófíca Es filosófica
COINCIDENCIAS
Son filosóficas
COINCIDENCIAS
Es filosófica Es científica
COINCIDENCIAS
CONFRONTACIÓN DE METAÉTTCA
Y ÉTICA DESCRIPTIVA
Es filosófica Es científica
COINCIDENCIAS
í5 IbkL, p, 29.
16 Hospers, op. cit, p. 23.
17 Raphael, D. D,, Filosofía moral, México, FCE, 1986, p. 29.
i® Ibkl., p. 30,
Ética: conceptos y problemas 65
1. Establecimiento de un prin
cipio formal procedimental para Parte A
la legitimación (con validez uni de la ética
versal) de cualquier norma
2. Fundamentaron de:
—las condiciones normativas
de la coexistencia entre personas
in d ivid u a le s y entre grupos
Parte B
sociocuíturales de la ética
— las norm as de las a c tiv i
dades colectivas vinculadas a la
política, la ciencia y la técnica
Cada vez que temaüzamos algo (es decir, cada vez que proble-
matizamos, o teorizamos, o investigamos, etc.), lo hacemos —si
no nos dispersamos desordenadamente— con algún método,
seamos o no conscientes de ello. El método es la actitud formal
adoptada en la tematízación.
Ahora bien, esto de tematizar el método (tarea de una parte
de la lógica) parece tropezar con algo así como un círculo meto
dológico. Pero lo que ocurre es que tal tematízación tiene que
ser entendida como una tarea de tipo “reconstructivo”. En ella
procuramos hacer explícito y consciente lo que efectuamos a
menudo de manera implícita o incluso inconsciente.
En el capítulo I vimos que las “ordenaciones” o “siste
matizaciones” son también formas de la “tematízación”. Hay
que agregar ahora que sólo el saber ordenado o sistemático
puede pretender para sí la condición de saber “cientíñco” (o
“filosófico”), y un saber semejante es el que se alcanza mediante
la utilización de un método. Por su etimología griega, la palabra
“método" alude a algo que se hace a través de un “camino"
(odós). En su famoso Discurso del método definía Descartes el
método como “un sistema ordenado de medios para proceder en
el conocimiento científico, aumentando gradualmente los cono
cimientos hasta llegar al más alto grado posible". En aquella
obra declaraba que no pretendía proponer el método ideal, sino
simplemente exponer el que él mismo había usado en sus inv
estigaciones. Durante todo el siglo xvn se cobró conciencia de la
importancia que reviste para la ciencia, no sólo el proceder
metódicamente, sino también el reflexionar acerca del método
que se emplea. Los lógicos de Port Royal sostenían que tales
reflexiones permiten saber, en cada caso, si se ha razonado
bien, y averiguar, ante un error, cuál es la causa del mismo; de
esa manera —añadían— puede cada uno formarse reglas para
proceder de manera que se eviten las causas de error.
No hay, pues, un método único e infalible, sino que cada
científico, cada investigador, cada pensador va encontrando o
inventando ciertos recursos metodológicos que favorecen su
tarea. Sin embargo, esto no debe tampoco malinterpretarse en
el sentido de una total anarquía metodológica. Hay lincamien
tos generales que van incorporándose a los procedimientos pro
71
72 Ricardo Maliandi
4 Loe. cit.
5 Cf. Husserl, É., Ideas relativas a una fenomenología pura y una
filosofía fenomenológico, 2a. ed. en español, México, FCE, 1962, p. 166.
74 Ricardo Malíandi
IV*3. E l m é to d o a n a lítico
IV*4, E l m é to d o d ia lé c tico
IV. 5. E l m é to d o k e rm e n é u tico
IV. 6. E l m é to d o tra s ce n d e n ta l
89
90 Ricardo Maliandi
hedonismo, eude
de “bienes” monismo, utilita
empíricas rismo, etc.
evolucionismo,
1. Éticas “materiales” de “fines” perfeccionismo
teleoiógico, etc.
Cognitivismo Naturalismo
Intuicionismo
No cognitivismo Emotivismo
Prescriptivismo
naturalistas (utilitaristas,
definicíonístas evolucionistas, etc.)
trans- metafísicas
cognitivistas naturalistas í teológicas
ímperativistas (Carnap)
emotivistas (Stevenson, Ayer)
no prescriptivístas (Haré)
cognitivistas decisionistas (?) (Sartre, Popper)
polifuncionalistas (Nowell-Smith, Warnock)
b) Teorías no-cognitivistas
Las teorías no-cognitivistas, aunque también presentan
claros antecedentes, surgen sobre todo a partir del empirismo
lógico del “Círculo de Viena”. Allí se negaba significación a los
enunciados “no veriíicables”, entre los cuales se incluía espe
cialmente a los de la metafísica y los de la ética. A partir de
críticas al intuicionismo (al que acusan, entre otras cosas, de
referir los términos éticos a misteriosas entidades suprasen
sibles), se desarrollan diversas propuestas de interpretación de
los términos y enunciados éticos como formas lingüísticas que
no cumplen funciones cognoscitivas, sino de alguna otra índole.
Con ello excluyen, de modo expreso o implícito, la posibilidad
de una ética normativa, es decir, ofrecen una perspectiva que
sólo puede ser compatible con la asunción de un escepticismo
de la validez.
El “imperativismo” de Carnap consiste en afirmar que los
enunciados morales, aunque tienen forma de juicios expre
sados en modo indicativo, son en realidad imperativos disfra
zados,.
Cuando alguien dice, por ejemplo, “matar es malo”, lo que
efectivamente hace es ordenar “no mates”, A l margen de que
este modo de interpretación desconoce el aspecto básico de la
dicotomía deonto-axiológica, se trata de una postura extrema
que, posteriormente, la filosofía analítica trató de mitigar.
Así, el emotivismo surge, al menos en parte, como una
forma de crítica al imperativismo. Alfred Ayer, todavía cercano a
Carnap, niega significación a los términos y los enunciados
128 Ricardo Maliandi
la ética normativa. Es por esta razón que toda teoría ética filo
sófica tiene que moverse, expresamente o no, conscientemente
o no, en ambos niveles. Ello marca asimismo las dificultades
que se presentan a los no-cognitivismos extremos, pero tam
bién las que tienen que ver con la duda acerca de si la ética dis
cursiva puede ser justificadamente calificada como “cogniti-
vismo". La otra duda, señalada igualmente con un signo de
interrogación en el cuadro sinóptico, es la de si el “décisionis-
mo” — atríbuible a pensadores tan distintos como Hobbes, Sar-
tre o Pop per—, según el cual los actos de decisión son los que
“legitiman" éticamente determinadas proposiciones, puede real
mente considerarse como una teoría no-cognitivista, e incluso,
en definitiva, como una teoría metaética.