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Tema 4 (Preguntas-Respuestas Algaida)

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TEMA 4.

LA EXPLICACIÓN METAFÍSICA DE LA REALIDAD

1. “Lo real constituye un misterio que nos interpela solo con su contundente
presencia” (p.110). ¿Qué quiere decir esto?

Estamos acostumbrados a que exista la realidad a nuestro alrededor. Y lo


estamos de tal forma que nos olvidamos de percibir lo real como algo misterioso, que
nos envuelve y que nos cuestiona. ¿Y si nada existiera?, o dicho de otra forma: ¿por qué
existe algo y no, más bien, nada? Desde niños percibimos muchas cosas a nuestro
alrededor; incluso las distinguimos o clasificamos por sus formas, colores, tamaños, etc.
Pero no debemos olvidar algo que todas las cosas tiene en común: todas son, todas
existen… Pero ¿en qué consiste existir?, ¿qué es el ser?

Lo real es un misterio que nos interpela con su presencia, o debería interpelarnos


(cuestionarnos). Pero, si queremos percibir lo real como un misterio, hay que recuperar
la mirada de los niños; intentar recuperar esa extrañeza frente a aquello que nos resulta
tan cotidiano.

2. ¿Por qué definir “el ser” es un problema?

Porque todos sabemos qué queremos decir cuando afirmamos que “la luna es”,
pero no sabemos definir del todo en qué consiste ese “ser”. De este modo, al igual que
el ser nos resulta evidente, también nos resulta indefinible.

Al conocer una cosa ya sabemos –antes- que es. De hecho, si no fuera no la


podríamos conocer. Pero no se puede definir, porque definir es englobar una cosa en
otra más amplia que la explica… pero nada es más amplio que el ser. Es el concepto
más amplio y general que existe; no podemos englobarlo en uno mayor. Así, podríamos
concluir que el ser es lo primero que conocemos y lo último que podemos definir. Para
algunos autores, oponerlo al no-ser es el único camino posible. Parménides (s.VI a.C.)
ya lo decía: “El ser es y el no ser no es”.

1
3. ¿Qué es la metafísica? ¿Qué podemos decir sobre ella?

“La metafísica es la ciencia del ser en cuanto que es ser, y de sus atributos
fundamentales” (Aristóteles). Es decir, es la rama de la filosofía que estudia a los seres
en cuanto que son. Aristóteles la denominaba “filosofía primera”. Debemos entender la
metafísica también como una explicación total que intentamos dar de la realidad,
entendida como un conjunto de entes (=seres), entre los que nos incluimos nosotros
mismos.

Puede parecer –a primera vista- que poco se puede decir del ser, más allá de
afirmar que unas cosas son y otras no. Pero no es así. De hecho, la metafísica parte de
algo evidente: las cosas son (o el de las cosas)… pero a partir de ahí van surgiendo otras
cuestiones importantes: qué existe, por qué, cómo…

Por otro lado, la metafísica obedece a la tendencia humana de querer


comprender la realidad de forma –cada vez- más abstracta y general… Busca una
perspectiva global que unifique la realidad y le dé un sentido más amplio y profundo
que el de las ciencias empíricas.

4. ¿Qué relación existe entre nuestro punto de vista metafísico y nuestra vida
práctica?

Bajo nuestras producciones míticas, literarias, artísticas, políticas, científicas…


subyace o se deja entrever siempre una forma de entender el mundo, a la vida o al ser
humano. Esa concepción metafísica es fundamento de nuestra actitud frente a la vida, de
nuestra moral, de nuestros actos…

Así, según sea la concepción metafísica de una época, así serán su ética y su
política; ética y política serán “su puesta en práctica”. Y, del mismo modo, la práctica
ética y política puede acabar generando una determinada forma de explicar teóricamente
el mundo que justifique esa vida práctica. Teoría metafísica y vida moral-política se
implican la una a la otra.

2
5. ¿Por qué, según Kant, la metafísica no es una ciencia? ¿En qué se diferencian las
ciencias empíricas de la metafísica?

Según Kant, la metafísica no es una ciencia porque sus objetos de estudio (Dios,
alma, mundo) no son empíricos. Pero, a pesar de ello, la metafísica es un saber que
pretende ser objetivo, racional y alejado de prejuicios… no es mera opinión.

La gran diferencia con las ciencias empíricas es que el enfoque que emplean es
distinto. De hecho, Las ciencias empíricas estudian sectores específicos de la realidad.
Por ejemplo, las matemáticas estudian lo numérico; la física, lo espacial; la biología, lo
vivo. La metafísica aplica un enfoque más amplio, más abstracto, más radical, más
general, además de anterior a cualquier aspecto específico de las cosas: el ser.

Además, la metafísica estudia objetos no empíricos (libertad, Dios, Bien…) o


aspectos no empíricos de un objeto (el ser del ente).

6. La pregunta por el Ser. Realismo, idealismo y raciovitalismo. (IMP)

¿Qué es lo que existe?, ¿cuál es la realidad radical e indudable?

Es apresurado dar por hecho que existe todo cuanto vemos o que todo lo que
vemos existe. Si decimos que existe todo cuanto vemos estamos dando por sentado que
nada escapa a nuestros sentidos; si decimos que todo lo que vemos existe estaríamos
diciendo que nuestros sentidos nunca nos inducen a error.

Esta pregunta no es tan simple… Nos hace preguntarnos más: ¿existen cosas que
no percibimos?; y si existen cosas que no percibimos, ¿cómo sabemos que existen?;
¿son las cosas como parecen ser?, ¿podemos percibir cosas que no existen?...

Varias han sido las respuestas a la pregunta sobre cuál la realidad es la realidad
indudable que nos permita construir el edificio de la filosofía. Destacamos tres: el
realismo (lo más real son las cosas), el idealismo (resalta la realidad primordial del

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sujeto y sus ideas); el raciovitalismo (la realidad más radical es la unión del yo con las
cosas).

REALISMO. A la pregunta sobre lo que existe indudablemente, el realismo


responde: “las cosas, y entre ellas, yo”. Es decir, existen los objetos y el yo que los
conoce. (No cuestiona la realidad). Además, el objeto es el mismo siempre, hay o no un
sujeto que lo observe. Es la respuesta más acorde con el sentido común. Es también el
sentido de la filosofía tradicional hasta que llegamos a la Modernidad.

IDEALISMO. A la pregunta sobre lo que existe indudablemente, el idealismo


responde: el yo y sus ideas. Es decir, no puedo dudar de mí ni de las ideas que tengo en
mi mente; sí puedo dudar de las cosas a las que tales ideas parecen referirse (podrían ser
parte de un sueño o de una alucinación). Este giro epistemológico se da con Descartes
(s. XVII).

RACIOVITALISMO. Ortega y Gasset (s. XX) intenta superar dos extremos: “el
yo sin cosas” (propio del idealismo) y el “cosas sin yo” (propio del realismo). El yo de
Ortega es un yo unido a las cosas, a las circunstancias… el sujeto puede acercarse a las
cosas, pero solo lo puede hacer desde su punto de vista, desde su perspectiva vital.

7. La pregunta por el origen de lo real. Explica las diversas posturas que existen al
respecto.

¿Cuál es el origen del ser? ¿Será un principio inmanente? ¿Será un principio


trascendente?

Esta cuestión puede responderse de tres formas distintas:

a) Lo real no tiene origen.

Según la mentalidad griega, propia de la mitología, el universo era eterno, no


tenía principio ni fin. Los mismos presocráticos no buscaban el origen divino del
cosmos, sino el elemento constitutivo o arjé (fuego, aire, átomos…) y las fuerzas
naturales que hacían que el cosmos fuera comprensible.

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Fue Parménides de Elea (s. VI a.C.) quien mediante un razonamiento lógico,
convirtió la eternidad del cosmos en tema principal de su filosofía.

Su sentencia “el ser es y el no ser no es” significa que solo existió, existe y
existirá el ser… ya que la nada no es… El ser es inengendrado y eterno.

b) Lo real sí tiene origen.

El cristianismo introdujo un concepto nuevo: creatio ex nihilo.

Santo Tomás de Aquino (s. XII), siguiendo a Aristóteles intentó demostrar


racionalmente la existencia de Dios mediante cinco vías.

Las cinco vías parten siempre de una observación empírica del mundo (= efecto)
para terminar remontándose a una causa (= Dios).

Se trata de cinco argumentos racionales para demostrar la existencia de


Dios. Todas ellas comparten un mismo esquema, pues partiendo del mundo y aplicando
el principio de causalidad llegan hasta las causa de todas las cosas, que es Dios, único
ser no creado, necesario, principio y fin de la creación. Lo hace argumentando desde: 1)
el movimiento; 2) la causa eficiente; 3) contingencia de los seres; 4) grados de
perfección; 5) gobierno y orden del mundo.

Veamos el esquema de las vías. Es muy sencillo:

VÍA PUNTO DE PARTIDA PRINCIPIO IMPOSIBLE UN CONCLUSIÓN


EMPÍRICO PROCESO HASTA
INFINITO

I Movimiento Todo lo que se mueve Motores-móviles. Primer Motor Inmóvil:


es movido por otro. Dios.

II Causas y Efectos Todo efecto tiene una Causas-efectos. Causa Primera Incausada:
causa. Dios.

III Contingencia de los Lo contingente no Seres con la razón de Ser Necesario que tiene en
seres naturales. puede tener la razón su existencia en otros. sí la razón de su
de su existencia. existencia: Dios.

IV Grados de perfección de La gradación de los ---- Ser Perfecto, causa de todas

5
los seres. seres remite a una causa las perfecciones: Dios.
externa.

V Orden del Mundo: Seres Lo dirigido requiere un ---- Inteligencia Suprema que
sin conocimiento que intelecto que lo dirija. rige el mundo: Dios.
siguen un fin.

Según Santo Tomás, el primer conocimiento que se alcanza de Dios es que existe.
Tomás estaba convencido de que siguiendo simplemente las leyes de la lógica, el
hombre puede –a partir de las criaturas- conocer la existencia de Dios y la esencia de
Dios1.

(Añadir lo que dice el libro de texto a propósito de la tercera vía)

c) No tiene sentido preguntarse por el origen de lo real.

Kant no comparte las conclusiones de santo Tomás. Está convencido de que el


principio de causalidad se puede aplicar a los fenómenos pero no a Dios, del que no
tenemos experiencia sensible.

De este modo, la respuesta sobre el origen de lo real sólo se puede dar desde la
CREENCIA, no desde la CIENCIA… escapa a nuestro conocimiento.

Según Kant, tan racional es pensar que el universo es eterno como que es creado,
pues no lo podemos demostrar ni negar desde la experiencia. Ambos tipos de
afirmaciones son –según Kant- antinomias2 de la razón.

+++

1
Podemos comparar la demostración de la existencia de Dios de Anselmo de Canterbury con la de
Tomás de Aquino. San Anselmo parte de la idea misma de Dios para concluir en la necesidad de su
existencia. Como no recurre a datos de la experiencia se trata de una demostración “a priori”. Por el
contrario, las demostraciones de Santo Tomás parten siempre –como veremos a continuación- de un
hecho observado por experiencia. Concluye que cada uno de estos hechos tiene en Dios su “causa
necesaria”. Sus demostraciones son “a posteriori”.

Cabe señalar que Descartes y Leibniz (racionalistas) aceptaron y emplearon la demostración de San
Anselmo. Sin embargo, tanto Guillermo de Ockham como Kant rechazaron ambos tipos de demostración
de la existencia de Dios.

2
Una antinomia de la razón está formada por dos afirmaciones indemostrables y contrarias entre sí.
6
Como hemos podido comprobar, la pregunta sobre el origen de lo real se ha
respondido de forma diversa a lo largo de la historia. Para unos, carece de origen; para
otros, lo real ha sido fruto de un acto creador; otros afirman que la pregunta por el
origen de lo real carece de sentido…

8. El problema del cambio en la realidad: a) Parménides; b) Heráclito; c)


Aristóteles.

Algunos pensadores se han planteado qué característica define a la realidad. ¿Es


estática?, ¿es dinámica? Las cosas, ¿cambian o permanecen?

Aunque nos pueda parecer un tanto ridículo hay quienes defendieron una visión
estática de la realidad… Por ejemplo, entre los presocráticos, destaca Parménides (s.
VI a.C.). Heráclito, otro presocrático consideraba que la realidad es dinámica, es decir,
cambiante. Ambos autores coincidían, curiosamente, en desconfiar de los sentidos y
fiarse de la razón… pero, al pensar cuál es el carácter definitorio de la realidad, ambos
llegaron a posiciones contrarias. Otro autor que aborda el tema del cambio o la
permanencia es Aristóteles, que intentó solucionar el problema que planteara
Parménides.

a) Parménides: el sustancialismo estático

Parménides, al intentar definir el ser, enunció el ya conocido “principio de


identidad y de no contradicción”: “El ser es, y el no-ser no es”. A partir de este
principio dedujo que el cambio es imposible; hay que entender el cambio como el paso
de no-ser a ser, o de ser a no-ser. Parménides dedujo una serie de consecuencias lógicas
que derivan de este principio de identidad:

-No existe el vacío: si todo lo que hay es ser, no queda lugar alguno para el no ser.

-No existe pluralidad: El ser es único. Si hubiese dos seres tendría que haber algo entre
ellos, separándolos. Y ello supondría que el no-ser existe, afirmación que es absurda y
contradictoria.

-El ser es eterno: No tiene principio ni fin. Si tuviera principio supondría la existencia
del no-ser; si tuviera fin sucedería lo mismo. Como es eterno, el ser es “inengendrado” e
indestructible.

7
-No existe el movimiento: Si sólo existe el ser; este ser lo ocupa todo, por lo que no hay
posibilidad de movimiento o cambio de lugar.

… Así, el ser permanece inmutable, es decir, no cambia. Si percibimos cambios en la


realidad es porque los sentidos nos engañan… Este “sustancialismo estático” se
mantendrá como línea predominante en la filosofía occidental desde que lo asumiera
Platón…

b) Heráclito: la realidad se caracteriza por su devenir

Heráclito defiende lo contrario que Parménides. La realidad es móvil, dinámica,


cambiante. Eso sí, también –según Heráclito- los sentidos nos engañan, pero no por
mostrarnos un mundo cambiante, sino “por hacernos creer que las cosas no cambian”.

De este modo, según Heráclito, es la razón la que nos descubre un mundo


cambiante, en devenir… La realidad se resume en un dinamismo (o lucha) de fuerzas
contrarias: luz-oscuridad, noche-día, frío-calor…

Es más, el conocimiento es posible gracias a la lucha de contrarios en la que nos


encontramos o vivimos. Por ejemplo, ¿sabríamos qué es la salud si desconociéramos la
enfermedad?

En el siglo XIX Nietzsche defenderá la visión dinámica de Heráclito. Otros


autores dinámicos: Aristóteles, Hegel, Marx, Ortega y Gasset…

c) Aristóteles: acto-potencia, sustancia-accidentes

Aristóteles, para llevar la contraria a Parménides, introduce dos distinciones que


le servirán para defender que la realidad es dinámica, es decir, cambiante. Por un lado
distingue entre acto y potencia; por otro lado, distingue también entre sustancia y
accidentes.

Acto y potencia

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Parménides habla del ser y del no-ser de forma absoluta. Sin embargo,
Aristóteles habla del paso de no-ser a ser en términos “relativos”; por esta razón
introduce dos conceptos: potencia y acto. Los explica con ejemplos: el árbol es acto de
la semilla; y la semilla sería árbol en potencia. Es decir, potencia es aquello que no es
pero puede llegar a ser (señala la posibilidad o capacidad de llegar a ser; esa posibilidad
de llegar a ser está en la misma naturaleza del objeto); acto sería aquello que ya es.
Aristóteles entiende el cambio como el paso de potencia a acto. Siguiendo el ejemplo
del libro de texto, una oruga es una oruga en acto; pero es también una mariposa en
potencia.

Sustancia y accidentes

También estos conceptos ayudan a entender el cambio en la realidad. Sustancia


es lo que permanece en los seres a pesar de los cambios que puedan darse. Por ejemplo:
puedo observar una foto mía de hace unos años; me reconozco como persona a pesar de
los cambios de peinados, ropas, canas, etc. Es decir, en la realidad hay siempre rasgos
que cambian (rasgos accidentales: estatura, color del pelo, arrugas, etc.); otros
permanecen inalterables (sustancia: es lo que permanece).

De este modo, la sustancia aristotélica es eso que –a pesar de los cambios-


permanece en los entes (del latín, sub-stare).

Esto le sirve a Aristóteles para distinguir dos tipos de cambios. Existen cambios
sustanciales y cambios accidentales. Un cambio sustancial es aquel que implica la
desaparición de esa sustancia y la aparición de otra nueva; por ejemplo, un cambio
sustancial se da cuando morimos o cuando quemamos un papel. El cambio accidental
es menos profundo: cambian características de la sustancia: Andrés sigue siendo Andrés
a pesar de que haya engordado o no.

Así, en todo cambio:

Algo surge o aparece: por ejemplo, doy el estirón y adquiero mi estatura de adulto.

Algo desaparece: mi estatura de niño.

Algo permanece: sigo siendo el mismo.

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9. Define los siguientes términos aristotélicos: acto-potencia; sustancia y
accidentes.

(Ver apartado c de la pregunta 8. Intenta definir en pocas líneas)

10. La metafísica de Platón

Parménides y Heráclito nos han planteado una cuestión interesante. Ambos,


aunque llegaron a conclusiones diferentes desconfiaban de los sentidos. Entonces,
¿existe una realidad aparente que es descubierta por mis sentidos o una realidad
auténtica descubierta por mi razón?

Platón (s. V-IV a.C.) defenderá la existencia de dos realidades. De hecho, el


divide la realidad en dos niveles; está, por un lado, el mundo físico o mundo sensible,
que es percibido por nuestros sentidos. Existe también un mundo estático o “mundo de
las ideas”, que e spercibido por la razón.

Platón consideraba que todo cuanto existe en nuestro mundo físico no proviene
de la materia, sino que todo es copia de las esencias que nunca cambian: las ideas. Así,
en nuestro mundo existen cosas y seres bellos porque existe la Idea de Belleza… Todo
cuanto hay en nuestro mundo sensible o material es una copia imperfecta de esos
moldes eternos que son las ideas. Por ejemplo, la flor que decimos bella se marchita;
pero, según Platón la idea de Belleza permanece inalterable.

Así, lo típico de nuestro mundo sensible y material es ser cambiante e


imperfecto (porque es material). Sin embargo, lo propio del mundo de las Ideas es ser
perfecto, estático, inmutable (porque es inmaterial). Las Ideas no son simples con
conceptos; son seres que existen con independencia de que los conozcamos o no (son
realidades extra-mentales, anteriores y superiores a las cosas y seres del mundo físico).

11. La visión crítica de Nietzsche

Nietzsche, desde su vitalismo irracionalista, construirá su pensamiento en


oposición a las ideas de Platón (y también al cristianismo). No admite ese dualismo
platónico: según Nietzsche no existen dos mundos. Existe nuestro mundo, el que
percibimos por los sentidos… el otro es un “invento”, un “añadido mentiroso”, que es

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asumido por quienes no están en condiciones de aceptar que la vida y el mundo son
cambio permanente (que existe la muerte, el dolor, la enfermedad, etc.)

Por eso, reivindica el devenir de Heráclito. (Aunque Nietzsche confía mucho


más en los sentidos que Heráclito). Según Nietzsche sólo existe una realidad y esta no
está ahí para ser comprendida por la razón humana, sino que es devenir irracional,
inconsciente, sin finalidad y sin sentido. La vida es un cúmulo de fuerzas que nos
sobrepasa y que está gobernada por una fuerza primordial que es la “voluntad de
poder”.

Según Nietzsche, la filosofía tradicional ha cometido un gran error al creer que


el mundo responde a una racionalidad, a un orden y a un sentido. Todos los filósofos se
han equivocado al querer crear conceptos metafísicos que expliquen la realidad. Esos
conceptos –según Nietzsche-responden a nuestra estructura lógica o racional (pero no a
la realidad).

Nietzsche criticó a Platón duramente; de hecho consideraba que, como Platón no


quería aceptar la realidad como tal cual era, inventó un mundo aparte, distinto y
perfecto, dando más valor a ese mundo (inventado) que al verdaderamente real: nuestro
mundo sensible, cambiante. De ahí que Nietzsche desprecie ese “dualismo” platónico
que considera verdadero lo que no es real (=mundo de las Ideas) y falso o aparente lo
que sí lo es (mundo material).

12. Explica en qué consisten: a) Materialismo, b) espiritualismo y c)


hilemorfismo.

Otra de las grandes cuestiones metafísicas es si lo característico y definitorio de


la realidad es lo material o lo espiritual. Dicho de otra forma, la estructura de lo real, ¿es
material o espiritual?

Ante la pregunta por la estructura de lo real podemos encontrar dos posturas bien
distintas y enfrentadas entre sí: materialismo y espiritualismo. También tenemos
tercera postura, que viene a ser intermedia entre las anteriores, el hilemorfismo
(Aristóteles).

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a) Materialismo

El materialismo es una corriente monista, ya que considera que existe un solo


principio como real, lo material. Lo real se reduce a materia. (Es decir, la realidad es
sólo materia).

Demócrito fue el primer pensador monista-materialista (s. V-IV a.C.); este


defendía la existencia de unas partículas minúsculas e indivisibles (átomos). Estas
partículas se presentan de diversa forma y van combinándose para dar lugar a la
pluralidad de lo real. Según Demócrito, la realidad consiste en átomos moviéndose en el
vacío, de forma mecánica, y –por lo tanto- sin finalidad alguna. No existe ningún
principio ordenador o Dios que explique lo real… los átomos son eternos, se mueven en
el vacío y, al chocar, van conformando la pluralidad de lo real. Todo se explica desde el
azar y la necesidad.

A partir del siglo XVII surgirá en la filosofía un nuevo materialismo. También en el


siglo XIX con A. Comte, Marx (materialismo histórico-dialéctico, Engels…)

b) Espiritualismo

Si para el materialismo lo real es la materia, para el espiritualismo lo real es el


espíritu.

Existen dos tipos de espiritualismo: monista y dualista.

El espiritualismo monista considera que la realidad es exclusivamente


espiritual. En esta línea irían Hegel (s. XIX) y Berkeley (XVIII). Por ejemplo, según
Berkeley no hay cuerpos ni materia, sino ideas en nuestra mente… y Dios es el garante
de que esas ideas son reales.

El espiritualismo dualista defiende que lo real no puede reducirse a materia.


Así, lo real está compuesto por dos principios: materia y espíritu. Su máximo
representante es Platón. Platón consideraba que existían dos mundos (sensible-
material/inteligible-inmaterial); también dos formas de conocer (opinión, si me baso en

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los sentidos /ciencia, si me baso en la razón); a nivel antropológico también mantiene
este dualismo: el cuerpo material es la cárcel del alma inmaterial; además, la verdadera
identidad del ser humano es su alma.

Otra explicación espiritualista y dualista es la de Descartes (s.XVII). Descartes


distingue tres sustancias: Dios (sustancia infinita), el mundo-cuerpo humano material
(res extensa) y el sujeto pensante (res cogitans). Sigue siendo dualista-espiritualista
porque contrapone lo material a lo inmaterial, dándole más importancia a lo inmaterial
(el pensamiento, la conciencia, el alma).

c) Hilemorfismo (Aristóteles)

Aristóteles, discípulo de Platón, se sitúa medio camino entre el materialismo y el


espiritualismo. Existe lo material, pero unido inseparablemente a lo inmaterial. Cuerpo
(materia) y alma (forma), por ejemplo, forman un todo indivisible. En este sentido, los
seres vivientes, según Aristóteles, somos seres complejos y unitarios.

Según la teoría hilemórfica, cada ente está compuesto de materia y forma; la


materia es aquello de lo que algo está hecho (madera), mientras que la forma es la
organización que marca lo que es ese algo, su naturaleza propia y distinta a otras
especies (un tablón de madera dispuesto de tal forma que esté sostenido por cuatro patas
verticales es una mesa). Materia y forma constituyen una sola sustancia.

De este modo, si para el materialismo todo es materia y para el espiritualismo


todo es forma, para el hilemorfismo cada ente está compuesto por materia y forma. En
contra de lo que decía Platón, materia y forma no son dos principios contrarios o
antagónicos. Para Aristóteles son dos principios que resultan inseparables (la mente sólo
los puede distinguir mediante la abstracción).

13. ¿Qué son las categorías?

Para comprender nuestro mundo y desenvolvernos en él, los humanos usamos la


razón e intentamos estructurarlo todo en nuestra mente. Usamos categorías mentales.
Una “categoría” es el género básico con el que podemos clasificar las cosas (“suprema
rerum genera”). Cuando hablamos de categorizar lo real, nos referimos a nuestra
habilidad racional para clasificar todo cuanto nos rodea, como una forma de dar orden a
la realidad, estructurarla y comprenderla mejor. Las categorías resultan necesarias ya
13
que nuestros sentidos están continuamente dándonos información de la realidad; pera
esta información es caótica, desordenada… y es por ello que nuestra propia razón
necesita dar unidad a toda esa multiplicidad… Además, sólo de esta forma podemos
conocer. En resumidas cuentas, necesitamos categorías para clasificar la multiplicidad
de objetos que nos rodean.

Por otro lado, la clasificación típica de las categorías es la que ofrece


Aristóteles. Él distingue entre sustancia y accidentes.

Sustancia: responde a la pregunta “¿qué es algo?” Y podríamos decir: es un


hombre, un caballo, una hormiga, una estatua, etc.

Accidentes: son cualidades más o menos variables que podemos aplicar a la


sustancia. Por ejemplo, podemos decir que ese hombre (sustancia), es alto, moreno, de
treinta años, etc. En este caso: alto, moreno, y de treinta años serían rasgos accidentales.
Aristóteles señaló varios tipos de rasgos accidentales: cantidad, cualidad, relación,
lugar, tiempo, acción, etc.

14. Explica el realismo aristotélico, el idealismo trascendental de Kant y el


irracionalismo vitalista de Nietzsche.

Realmente, lo que está en juego es si esas clasificaciones o categorías son


“modos de pensar” o “modos de ser de la realidad”. Dicho de otra forma: ¿responde la
realidad a esas estructuras?, ¿es la realidad así o es como la queremos ver?

Frente a esta cuestión podemos señalar tres respuestas diversas: el realismo de


Aristóteles, el idealismo trascendental de Kant y el irracionalismo vitalista de
Nietzsche.

El realismo aristotélico: Según esta postura las categorías son modos de


pensamiento del sujeto que reflejan explícitamente las propiedades reales de los objetos.
Así, las categorías son lógicas, pero también objetivas y reales.

El idealismo trascendental de Kant: Según Kant, las categorías son sólo


modos de conocer; son parte del entendimiento del sujeto antes de conocer nada.
Gracias a estas categorías conocemos a los objetos; es decir, nos permiten conocer.

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El irracionalismo vitalista de Nietzsche: Según este autor, para conocer la
realidad, que está en permanente cambio o devenir, resultan inútiles los conceptos
estáticos de nuestra razón… Es más fiable abrazar la realidad desde multitud de
perspectivas, usando la metáfora y el arte.

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FIN 

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