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Qué Es El Enfoque Centrado en La Persona

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La Terapia Familiar Sistémica

La Terapia Familiar Sistémica, es un enfoque que trabaja con las familias y los que
están en una relación estrecha para fomentar el cambio. Estos cambios son vistos en
términos de los sistemas de interacción entre cada persona dentro de la familia o relación.
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Es comprensible que las familias y los que se encuentren en relaciones muy cercanas a
veces tengan dificultades debido a sus diferencias, o sientan tensión cuando los seres
queridos tienen problemas. El objetivo de la terapia es trabajar con estos problemas a
través de los miembros de la familia y seres queridos para ayudar a empatizar con los
demás. Se les da la oportunidad de entender y apreciar las necesidades del otro,
aprovechar los puntos fuertes de la familia y, finalmente, realizar cambios útiles en sus
vidas y sus relaciones.

Contenido
¿Qué es la Terapia Familiar y la Terapia Sistémica?
La Terapia Sistémica se basa en la Terapia Familiar, una adaptación terapéutica de un
campo interdisciplinario más grande conocida como la Teoría de Sistemas.

La Teoría de Sistemas es el estudio de los sistemas complejos presentes en la


naturaleza, la ciencia y la sociedad, y su marco investiga y describe cualquier grupo de
seres vivos que funcionan conjuntamente para producir un resultado. Esto podría ser un
solo organismo tal como una planta o de un solo humano, o podría aplicarse a una
organización entera como una familia.
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Aunque tanto la Teoría de Sistemas como la Terapia Sistémica se pueden aplicar de


forma individual, en  parejas o en una gran variedad de conjuntos, se utiliza con mayor
frecuencia en el entorno familiar, ya que se centra en la comprensión problemas dentro de
un marco contextual.

¿Cómo puede ayudar la Terapia Familiar?


La Terapia Familiar Sistémica se apoya en la idea de que las relaciones familiares
forman una parte clave de la salud emocional de cada miembro de esa familia. Este tipo
de terapia puede ayudar a las personas que se preocupan por los demás a encontrar
maneras de hacer frente en colaboración con cualquier malestar, la incomprensión y el
dolor que está afectando a sus relaciones y poner una tensión en la unidad familiar.
Los problemas más habituales con los que un terapeuta familiar suele trabajar son los
acontecimientos estresantes y traumáticos de la vida tales como: divorcio y la separación,
enfermedad o muerte de un ser querido, y etapas de transición de desarrollo de la familia
que pueden causar dolor y malestar. Los conflictos entre padres e hijos, problemas
relacionados con la escuela y el trabajo y las dificultades psicosexuales también pueden
ser explorados a través de la Terapia Familiar Sistémica.
Los terapeutas familiares también pueden trabajar junto a otros profesionales de la salud
para hacer frente a problemas específicos tales como el TDAH, trastornos
alimentarios, adicciones, depresión, y cualesquiera otras condiciones que pueden estar
teniendo un efecto perjudicial sobre la vida familiar. Esto hace que la Terapia Familiar sea
útil para los momentos de crisis o de larga duración que estén teniendo efectos
perjudiciales sobre la familia.
En esencia, mediante la evaluación de estos problemas y la proporción de apoyo, la
Terapia Familiar puede ayudar a las familias y las personas a:

 Entender mejor cómo funciona su familia


 Identificar las fortalezas y debilidades en el sistema de la familia
 Establecer objetivos y diseñar estrategias para resolver problemas
 Desarrollar sus habilidades de comunicación
 Fortalecer toda la unidad familiar
¿Quién puede beneficiarse de la Terapia Familiar?
La Terapia Familiar es sensible a todo tipo de familia y relaciones, creencias y culturas.
También es considerada con las necesidades y problemas de cada individuo dentro de
una unidad familiar, y tiene en cuenta todas las demás relaciones clave en la vida de las
personas. Esto hace que sea un método útil para las personas de todas las edades y
procedencias.

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Las familias procedentes de entornos desfavorecidos social y económicamente pueden


encontrar la Terapia Familiar particularmente beneficiosa. Esto se debe a que en general
son más vulnerables a los problemas externos tales como el desempleo, que pueden
afectar negativamente a la vida familiar y las relaciones. Las familias que tienen niños con
problemas de comportamiento también pueden encontrar la Terapia Familiar muy valiosa.

¿En qué consiste la Terapia Familiar?


La Terapia Familiar normalmente se lleva a cabo en forma de sesiones en las que se
acuden los individuos y sus seres queridos junto con un terapeuta familiar para discutir los
temas que están afectando a sus relaciones. Estas sesiones – y las técnicas de Terapia
Familiar utilizadas – se adaptarán de acuerdo con los objetivos de la terapia y las edades,
las necesidades, los recursos y las preferencias de los individuos involucrados. Las
sesiones que involucran a niños, por ejemplo, pueden incluir ejercicios de dibujo y el juego
para ayudar a expresar sus emociones de una manera más creativa y atractiva.

¿Qué ocurre durante una sesión de Terapia


Familiar?
En general, los terapeutas de familia tendrán como objetivo adoptar un enfoque que
no tome partido o culpe a los individuos, sino que insta a las familias al intercambio de
conocimiento y puntos de vista con los demás, lo que les permite discutir los problemas
que están poniendo tensión en sus relaciones. Al apoyar este sistema de interacción y dar
a todos la oportunidad de contribuir en la discusión, la Terapia Familiar permite a los
miembros de la familia explorar vías de avance que va a trabajar entre ellos como una
unidad.
El número de miembros de la familia que asisten a cada sesión puede variar, dependiendo
de las metas de la terapia. A veces, un terapeuta familiar ofrecerá sesiones individuales
para complementar las reuniones familiares. Estas pueden ser particularmente
beneficiosas para aquellas que quieren reunirse con el terapeuta antes de una sesión de
familia para decidir sobre las mejores maneras de expresar sus pensamientos y
sentimientos con los demás. En la Terapia Familiar que se involucran a los padres y los
niños, los terapeutas pueden desear hablar con los padres por separado siguientes
sesiones familiares.

Mientras que algunos terapeutas familiares trabajan individualmente, otros van a colaborar
con un co-terapeuta o equipo. En algunos casos, estos colegas observarán sesiones para
supervisar cómo interactúan el terapeuta familiar y clientes. A continuación, estará en
posición para compartir reflexiones y explorar posibilidades para ayudar a resolver mejor
los problemas. Muchas familias encuentran este enfoque de los problemas de gran ayuda.

¿Cuántas sesiones se necesitan en Terapia


Familiar?
La Terapia Familiar tiende a ser un enfoque de solución de concentrado y de corto plazo,
y se necesitan por lo general alrededor de 6 a 20 sesiones para ayudar a las familias a
darse cuenta de sus fortalezas y encontrar formas de avanzar. Para las familias y seres
queridos que están experimentando dificultades más complejas sin embargo, pueden ser
necesarias otras sesiones.

Las sesiones pueden durar de entre 50 y 90 minutos, y los intervalos entre cada uno
podrían ser de una o varias semanas, dependiendo de los factores, como se abordan los
problemas, la etapa de tratamiento y las necesidades de los miembros de la familia. En
última instancia, todos los elementos de la Terapia Familiar, incluidas las técnicas de
Terapia Familiar y duración de las sesiones será el resultado de una colaboración y el
acuerdo mutuo entre el terapeuta y la familia

La Terapia Centrada en el Cliente


En qué consiste la Terapia Centrada en el Cliente
La Terapia Centrada en el Cliente es un enfoque humanista que se ocupa de las formas
en que las personas se perciben a sí mismas conscientemente en lugar de cómo un
terapeuta puede interpretar sus pensamientos o ideas inconscientes.
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Creada en 1950 por el psicólogo estadounidense, Carl Rogers (1902 – 1987), el enfoque


centrado en la persona, en última instancia afirma que los seres humanos que tienen una
tendencia innata a desarrollarse hacia su máximo potencial. Sin embargo, esta capacidad
puede ser bloqueada o distorsionada por nuestras experiencias de vida, en particular las
que afectan a nuestro sentido de valor.
El psicoterapeuta en este enfoque funciona para entender la experiencia de un individuo
desde su punto de vista. El terapeuta tiene que valorar positivamente el cliente como
persona en todos los aspectos de su humanidad mostrándose abierto y genuino. Esto es
vital para ayudar a un individuo a que se sienta aceptado y entender mejor sus propios
sentimientos, esencialmente para ayudarles a volver a conectar con sus valores
internos y el sentido de la propia valía. Esta reconexión con sus recursos internos les
permite encontrar su propio camino para seguir adelante.
El propósito de la Terapia Centrada en el Cliente
El propósito central de este enfoque es facilitar la tendencia hacia la auto-realización del
cliente, la auto-realización es la creencia de que todos los seres humanos persiguen
lo que es mejor para ellos. Este tipo de terapia facilita el crecimiento personal y las
relaciones de un individuo, por lo que les permite explorar y utilizar sus propias fortalezas
y la identidad personal. Un terapeuta centrado en la persona va a ayudar a este proceso y
proporcionar un apoyo vital.
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Según Rogers, hay seis condiciones necesarias para que un cambio real. Estas son:
1. El contacto psicológico entre el cliente y el terapeuta.
2. El cliente sufre un trastorno emocional, pues se encuentra en un estado de
incongruencia.
3. El terapeuta es auténtico y consciente de sus propios sentimientos (congruencia).
4. El terapeuta tiene la consideración positiva incondicional hacia el cliente.
5. El terapeuta tiene la comprensión empática del cliente y su marco interno de
referencia, y sabe comunicar esta experiencia con el cliente.
6. El cliente reconoce que el terapeuta tiene la consideración positiva e incondicional
hacia él y una comprensión de sus dificultades.
De estos, los tres siguientes son conocidos como las condiciones principales o núcleos:

1. La congruencia – el terapeuta debe ser completamente genuino.


2. Consideración positiva incondicional – el terapeuta no debe ser crítico frente a la
valoración del cliente.
3. Empatía – el terapeuta debe esforzarse por comprender la experiencia del cliente.
Una variedad de factores pueden afectar la capacidad de un individuo para florecer,
incluyendo baja autoestima, falta de confianza en sí mismo y falta de apertura a nuevas
experiencias. El enfoque centrado en la persona reconoce que las relaciones de entorno
social y personales de un individuo puede tener un gran impacto en él, por lo que la
terapia se ofrece en un entorno neutro y confortable, donde el cliente puede sentirse a
gusto, auténtico y abierto a aprender sobre sí mismo. De esta manera, el enfoque ofrece a
los individuos la oportunidad de contrarrestar las experiencias anteriores que afectaron las
condiciones de la pena (las circunstancias en que nos aprueba o desaprueba de nosotros
mismos).
Otros cambios relacionados que pueden ser cultivados de esta terapia incluyen:

 Acercar posiciones entre lo que idealiza el cliente y la realidad de un individuo.


 Una mejor comprensión de sí mismo y la conciencia.
 Disminución de la actitud defensiva, la inseguridad y la culpa.
 Una mayor capacidad de confiar en uno mismo.
 Relaciones más sanas.
 Mejora de la auto-expresión.
 En general, un sano sentido del cambio.
La teoría detrás de la Terapia Centrada en el
Cliente
En la mayoría de enfoques psicoterapéuticos, el terapeuta y sus observaciones se
consideran ‘expertos’. El enfoque centrado en el cliente se aleja de esta idea y en su lugar
confía en que los seres humanos tienen una tendencia innata a encontrar el cumplimiento
de sus propias potencialidades personales. Al facilitar esto, un terapeuta centrado en la
persona ayuda al cliente a reconocer su propia capacidad de auto-sanación y
crecimiento personal.
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Otro factor clave en esta teoría es la noción de auto-concepto. El autoconcepto se


refiere al conjunto organizado y coherente de creencias y percepciones que un
individuo tiene acerca de sí mismo. Estos forman un componente central de la
experiencia total de una persona e influyen en su percepción del mundo. Esta terapia de
asesoramiento centrada en la persona de reconoce que el autoconcepto de un individuo
puede llegar a ser desplazada si se esfuerzan demasiado o es muy difícil de encajar y ser
aceptado por los que les rodean.
Debido a que los seres humanos desean generalmente la consideración positiva de los
demás, a menudo les es más fácil personas intentar encajar a toda costa. Intentar ser
cualquier otra cosa, o diferentes, los pondría en riesgo de perder la consideración positiva
de los demás.

Con el tiempo, la identidad de una persona, sus juicios personales, significados y


experiencias, puede llegar a ser desplazados por los ideales de los demás. Es por esta
razón que el asesoramiento centrado en la persona tiene como objetivo ayudar a las
personas a autorrealizarse y lograr un verdadero crecimiento personal. Esto se cultiva a
través de la provisión de un ambiente de apoyo donde los clientes pueden fortalecer y
ampliar su propia identidad y comienzan a separarse de sus nociones desarrolladas de
cómo deben ser.

¿Quién puede beneficiarse?


En general, el asesoramiento centrado en el cliente puede ayudar a las personas de
todas las edades con una serie de cuestiones personales. Para muchas personas es
un tipo atractivo de la terapia, ya que les permite mantener el control sobre el contenido y
el ritmo de las sesiones, y no tienen que preocuparse de que su terapeuta les esté
evaluando o juzgando de ninguna manera. El estilo no directivo de la orientación centrada
en el cliente se cree que es de mayor beneficio para las personas que tienen un fuerte
deseo de explorar ellos mismos y sus sentimientos, y para aquellos que quieren hacer
frente a los hábitos psicológicos específicos o patrones de pensamiento.
Este enfoque se ha encontrado particularmente útil para ayudar a las personas a superar
problemas específicos, tales como depresión, ansiedad, trastornos de la
personalidad, trastornos de la alimentación y de la adicción al alcohol. Estos
problemas pueden tener un impacto significativo en la autoestima, la autonomía y la
conciencia de sí mismo, pero la Terapia Centrada en el Cliente puede ayudar a  los
individuos para volver a conectar con su ser interior con el fin de superar cualquier
limitación.
Por otra parte, a pesar de que el asesoramiento centrado en el cliente fue desarrollado
originalmente como un acercamiento a la psicoterapia, a menudo se transfiere a otras
áreas donde las personas están en relaciones, incluyendo la enseñanza, cuidado de niños
y cuidado del paciente para nombrar unos pocos. Hoy en día muchas personas que no
están practicando terapias utilizan este enfoque para ayudar a guiar a través del trabajo y
las relaciones del día a día.

Las Terapias

La terapia humanista
La Psicología Humanista nace en Estados Unidos a finales de los años 50 del siglo XX, de la mano de Carl
Rogers y Abraham Maslow. A diferencia de otros enfoques psicológicos, el objetivo de la misma ya no es
solamente el cambio de conducta, como ocurre con la línea cognitivo-conductual, ni la cura clínica como el caso
del psicoanálisis, sino ayudar a las personas a desarrollar todo su potencial humano, a alcanzar la
autorrealización y coloca a la persona y su experiencia en el centro de interés.

La psicología humanista es una Terapia en Acción que se interesa por las relaciones humanas, por el nivel de
comunicación, los sentimientos y las emociones, la creatividad, la consecución de las necesidades básicas y la
realización de los más altos valores del ser humano.

La tarea principal del terapeuta es entender el mundo particular y el yo subjetivo de su cliente y a partir de ahí
ayudarle a resolver sus problemas y a vivir la vida que desea. Somos sujetos con experiencias y a partir de
ellas construímos nuestro mundo. La terapia humanista pone el énfasis en la libertad individual y la capacidad
de elegir cómo nos sentimos frente a lo vivido.

“La vida no es lo que te pasa,


sino lo que tú haces con lo que te pasa”

Dentro de esta corriente humanista se engloban entre otros enfoques, la Terapia Gestalt, la Terapia Sistémica
Familiar conocida como Constelaciones Familiares y la PNL Programación Neurolingüística y son las
herramientas que yo utilizo en la sesión terapéutica
Objetivos de la terapia humanista:
Cabe destacar que uno de los principales objetivos de la terapia humanista es que las
personas que la toman se vuelvan cada vez más confiadas de sus propias decisiones y al
mismo tiempo encuentran mejores herramientas para enfrentar los momentos en que
se equivoquen o la vida les traiga retos inesperados.

Terapia Humanista: ¿qué es y en qué


principios se basa?
Un tipo de terapia psicológica que está ganando terreno.
¿Cuáles son sus principios de acción?
Parece que la Terapia Humanista está de moda. Por todas partes aparecen cursos,
conferencias, páginas web, artículos...y evidentemente hay defensores y retractores. 

No voy a posicionarme, pero sí que creo interesante saber realmente de qué estamos
hablando, de la misma manera en la que creo importante que aprendamos a
diferenciar la terapia o enfoque humanista de otras disciplinas poco fiables. Cuando
algo se pone de moda, nos falta tiempo para inventarnos “alternativas” de dudosa
credibilidad.

Los orígenes de la Terapia Humanista


Se considera que el precursor del enfoque humanista fue Carl Rogers (1959). Fue un
psicólogo estadounidense que, antes de llegar a ser un psicólogo clínico relevante,
estudió agricultura en la universidad y posteriormente se interesó por la teología, lo
cual hizo que entrase en contacto con la filosofía.

Carl Rogers apareció en un contexto socioeconómico concreto, no surgió de la nada.


En los años 60 todo se cuestionaba; era el momento de los movimientos estudiantiles,
de los hippies, del feminismo, de los ecologistas... había ansias de cambio. Y en ese
caldo de cultivo apareció la Psicología Humanista.

Aparece la Psicología Humanista


Podríamos simplificar la identidad de esta corriente de la psicología diciendo que los
“humanistas” no sólo investigan el sufrimiento, sino que profundizan en el crecimiento y
el autoconocimiento de la propia persona. Se preocupan más de plantear
alternativas a este sufrimiento que a estudiar la conducta. Aportan una visión
positiva y su base es la voluntad y la esperanza de la misma persona. Parten de la
bondad y la salud, y entienden que los trastornos mentales o los problemas cotidianos
son distorsiones de esta tendencia natural. Se centran en las personas sanas, y
consideran que la personalidad es innata y “buena” en sí misma.

En los modelos humanistas no se apela al pasado o a la historia personal, sino que


son las capacidades y herramientas de las que dispone la persona en el momento
actual las que influyen en su problema y/o solución. Podríamos decir que analiza el
presente, el aquí y ahora. En el momento que no se es capaz de disfrutar y aprovechar
este presente es cuando aparecen los problemas. Los humanistas entienden que la
persona “sana” es la que se enriquece con su experiencia. Su fin es poder conocerse y
aprender gradualmente.

Los humanistas defienden que cada persona tiene, de forma innata, un potencial que
le permite crecer, evolucionar y autoactualizarse y que la patología aparece cuando
estas capacidades se bloquean. Consideran que el individuo debe aprender a ser, a
conocer y a a hacer, y que es la misma persona la que debe encontrar por sí sola las
soluciones, dejándole total libertad para decidir. Los trastornos patológicos son
renuncias o pérdidas de esta libertad que no le permite seguir su proceso de
crecimiento vital.

Aportaciones de la perspectiva humanista


Algunas de las aportaciones más importantes que aparecen asociadas a la aparición
de la Terapia Humanista, son las siguientes:

 Visión optimista: es el potencial de la persona la herramienta para solucionar


sus propios problemas.

 Énfasis en los factores sociales: el autoconocimiento debe ir ligado a una


responsabilidad social.
 La terapia como intervención: colocando la ayuda a la persona como el
objetivo y meta final.

También debemos tener en cuenta que estos modelos postulan que el individuo no
reacciona ante la realidad, sino ante la percepción que tiene de ésta, que es totalmente
subjetiva.

Las críticas a este enfoque


Otro punto destacable es el que más críticas le ha comportado a este enfoque:
su debilidad teórica. La Psicología Humanista huye de las clasificaciones y no
considera el método científico como método “natural” para entender la conducta
“anormal”. Esto comporta que esta corriente no vaya acompañada de una base
empírica sólida y sufra de debilidad teórica, lo que ha dado lugar a muchos
movimientos de “autoayuda” de dudosa credibilidad.

Otra crítica que ha recibido este movimiento es su consideración del ser humano como
“bueno por naturaleza”. Es un planteamiento optimista y seguramente muy oportuno
para la época, pero olvida que el ser humano es un conjunto de factores y
características negativas y positivas, y por lo tanto debemos considerar ambos

PSICOLOGÍA HUMANISTA
La psicología humanista, también conocida como “la tercera fuerza”, nace en
contraposición y como alternativa al conductismo y al psicoanálisis, enfoques a los que
considera deshumanizados, reduccionista, deterministas y mecanicistas.
Surge a finales de los años 50 y su mayor desarrollo lo alcanza en los años 60 del siglo
XX.

Surge como reacción al desencanto y a la insatisfacción social  tras la 2ª guerra mundial,


momento en que los valores son cambiantes y el mundo aparece como un lugar inseguro
e inestable. Y también tiene su entronque en la filosofía humanista: Merleau Ponty,
Binswangger, Heidegger, Kierkegaard, Husserl y algunos más y de la psicología
existencialista y la fenomenología europeas, que serán las precursoras de la psicología
humanista en EE.UU. De hecho, autores como Maslow y Rogers reconocen la influencia
que tuvieron sobre ellos estas corrientes filosóficas.

La psicología humanista presenta una gran variedad de ideas de acuerdo a sus


principales propulsores: William James, Abraham Maslow, Carl Rogers, Binswangger,
Rollo May, Victor Frankl, Eric Fromm, Ronald Laing,  David Cooper y otros.
La psicología humanista se considera más un movimiento que una escuela o enfoque
terapéutico. Y lo que más destaca es la actitud y  la forma de ver al ser humano, que lo
concibe como centro de su conocimiento.

No obstante todos casi todos los psicólogos humanista coinciden en una serie de
principios tales como:

1.- El ser humano es más que la suma de las partes, por tanto estudiarlo o tratar de
entenderlo de forma fragmentada no nos lleva más que a verlo fuera de su centro y de su
contexto socio-cultural.

2.- Derivado de este primer principio está el valor fundamental que se da a la existencia
humana instalada en un contexto social. El ser humano no vive aislado sino que su
existencia se desarrolla dentro de espacio social, con sus normas y sus características
peculiares y todo eso le da una gran riqueza de conocimientos y experiencias.

3.- Al ser un ser consciente, el ser humano tiene una intención en sus elecciones, en sus
experiencias, en su creatividad y en su capacidad para comprender los significados. A
partir de la intencionalidad es que el hombre construye su identidad.

4.- Es libre para elegir y rechazar a la hora de hacer sus elecciones. Este postulado le
devuelve la libertad que el psicoanálisis y el conductismo, en gran medida, le habían
negado.

Además de estos principios, los integrantes del movimiento humanista tienen en común
una serie de características que comparten, como son:

1.- Dar una gran importancia a centrarse en la persona, en sus experiencias y el


significado que la persona da a sus experiencias en lugar de que sea el terapeuta el que
interpreta las experiencias del cliente.

2.- La presencia del terapeuta en este nuevo modelo de estar con el otro. Es una relación
que tiende más a la horinzontalidad. Ya no es el terapeuta el que sabe todo y el paciente
o cliente  no sabe nada de lo que le pasa.

3.- Hay una valoración de lo subjetivo sobre lo objetivo. El sujeto tiene unas experiencias y
unas vivencias que son valoradas en sí mismas.

4.- Hay un gran énfasis en resaltar las características específicamente humanas como son
la capacidad de decidir, de crear, de crecer, de auto-realizarse, de comprometerse, etc.

5.- La importancia del compromiso en las relaciones y sus consecuencias, derivado del
existencialismo. La importancia de tener en cuenta como se ve a sí misma la persona y
como se experimenta con el resto de las personas y de los grupos a los que pertenece.

6.- Y el encuentro entre terapeuta y cliente libre de prejuicios como propuso Bingswanger,
producto de la fenomenología.
Terapia humanista: qué es y qué propone
para ayudar a las personas
Psicología / agosto 17, 2020 / Por Avance Psicólogos

La terapia humanista es una de las variantes que puede adoptar la psicología aplicada al servicio
de apoyo a pacientes. Sin embargo, lo habitual es que las personas que se están planteando
acudir al psicólogo se encuentren con esta denominación y no sepan a qué se refiere.

Por eso, en este artículo veremos en qué consiste la terapia humanista, y de qué manera se
utiliza para ayudar a las personas.

Nuestra Terapia Psicológica


¿Qué es la terapia humanista?

La terapia humanista es un concepto difícil de definir, porque sus principios teórico-prácticos


no están claramente delimitados, como sí ocurre por ejemplo con la terapia cognitivo-
conductual o con la terapia conductual. Esto es así porque más que referirse a un modelo de
intervención psicológica, el término se aplica a un conjunto de formas de apoyo a pacientes que
parten de una filosofía de trabajo concreta.
Es decir, que la terapia humanista no se caracteriza por definir de una manera concreta sus
técnicas de intervención, ni por usar un conjunto de conceptos sistematizados y cuyos
significados comparten todos los psicólogos que trabajan desde esta perspectiva; se caracteriza
más bien por el modo en el que establece cuál es el objetivo de la terapia, y por varias ideas
generales que guían la intervención en pacientes, y que veremos más adelante.
Por otro lado, se considera que los orígenes de esta manera de entender la psicoterapia
surgieron en los inicios de la segunda mitad del siglo XX, cuando investigadores como Abraham
Maslow o Carl Rogers empezaron a criticar la tendencia a centrarse solo en los trastornos que
mostraba la psicología aplicada de aquella época. Para los defensores de la psicología
humanista, es tan o más importante que eso poner el foco en el potencial de desarrollo personal
de cada individuo, es decir que hay que procurar alcanzar mejoras, no solo aliviar o evitar la
pérdida de bienestar. Es una perspectiva en positivo de lo que debe hacer la psicología al ayudar
a personas con problemas concretos en sus vidas.

DESARROLLO HUMANO Y EL ENFOQUE CENTRADO EN LA PERSONA

María del Carmen Marañón García[a]


RESUMEN
Este ensayo pretende mostrar un modelo terapéutico centrado en el paciente, con un fundamento humanístico y
científico que es el desarrollo humano, se presentan las principales habilidades, actitudes, valores y
experiencias necesarias para facilitar el desarrollo integral de los individuos. Y se centrará principalmente en las
cualidades necesarias de un profesional idóneo en este enfoque.

Palabras clave: Desarrollo humano, Enfoque Centrado en la Persona, psicoterapia autodirigida, relación


terapeútica.

ABSTRACT
This paper aims to show a therapeutic model focused on the patient with a humanistic and scientific foundation
is human development, are the main skills, attitudes, values and experiences necessary to facilitate the
development of individuals. And will mainly focus on the necessary qualities of a qualified professional in this
approach.

Key words: Human Development, the Person-Centered Approach, self-directed psychotherapy, therapeutic


relationship.

DESARROLLO HUMANO
El desarrollo humano es un movimiento por medio del cual se puede fomentar el desarrollo de los individuos, no
sólo en el ámbito personal e interpersonal, sino también en el campo de las relaciones sociales y productivas
más macro.
El fundamento humanista y científico del desarrollo humano, permite desarrollar habilidades, actitudes, valores
y experiencias necesarias para facilitar el desarrollo integral de los individuos, los grupos y las instituciones en
beneficio del desarrollo sociocultural de nuestro país. En este sentido, el Enfoque Centrado en la Persona,
vértebra conceptual, metodológica y aplicada fundamental, del movimiento del desarrollo humano, en virtud de
sus características de integración, flexibilidad, apertura y cambio, no sólo permite sino que además, facilita y
promueve activamente el desarrollo de efectivos agentes catalizadores de proceso de transformación y de
cambio que está operando actualmente en el mundo.

ENFOQUE CENTRADO EN LA PERSONA


El Enfoque Centrado en la Persona o la psicoterapia autodirigida, se basa en la obra de Carl Rogers (Rogers,
1951) del cual resalta un continuo empeño en el camino de la libertad y de la liberación de las fuerzas del ser
humano como motor de la actualización de sus potencialidades a partir de la confianza y el respeto a la
persona.
Enmarcada dentro de la llamada “tercera fuerza”, la psicoterapia “rogeriana” es el enfoque que mayor influencia
ejerce actualmente sobre los psicoterapeutas y consejeros norteamericanos, aún por encima de la terapia
racional emotiva de Albert Ellis y del psicoanálisis freudiano (Rogers, 1972).
La influencia que tuvo Carl Rogers fue de las corrientes existencialistas, la fenomenología y psicología de la
Gestalt, de donde adquirió una actitud de confianza en la capacidad del ser humano en actuar libremente y
decidir sobre su propio futuro.
En la obra de Rogers nos presenta una teoría sobre la persona o la personalidad, parte de ciertas hipótesis de
trabajo. Lafarga (1986) las sintetiza de la siguiente manera.
1. a) El proceso terapéutico está fundamentalmente motivado por el impulso de la persona hacia el
crecimiento, la salud y la adaptación. La psicoterapia consiste en liberar a la persona de los elementos
que obstaculizan su desarrollo normal.
2. b) Este proceso está más vinculado a la expresión y clarificación de los sentimientos que a la
comprensión intelectual de la experiencia.
3. c) La compresión de las circunstancias del presente inmediato de la persona es más importante que su
pasado.
4. d) La experiencia de la relación terapéutica, y no la conceptualización de ésta, es el elemento
determinante del crecimiento en el proceso psicoterapéutico.

Sin embargo, la hipótesis central de la propuesta de Rogers, es la de que “el individuo tiene la capacidad
suficiente para manejar en forma constructiva todos los aspectos de su vida que potencialmente pueden ser
reconocidos en la conciencia”. (Rogers, 1972).
Para el Enfoque Centrado en la Persona el individuo se ha visto siempre desde su contexto sociocultural e
histórico. Por ello, y en contra de algunas opiniones, la consideración dinámica o constructiva de la tendencia
actualizante está en correspondencia con la existencia de una condición central de tipo relacional o social: la
aceptación de dicho potencial manifestada por la existencia de un espacio de libertad de crecimiento como una
comprensión empática, unas condiciones favorables al aprendizaje significativo, un espacio para el encuentro y
el intercambio interpersonal libre y creativo.
Se puede decir que este es el planteamiento esencial del enfoque, y a su vez, lo que genera mayores
polémicas.
Rogers asume que en todo ser humano hay una tendencia innata a la actualización, esto es, al desarrollo y a la
superación constante, si se encuentran presentes las condiciones adecuadas; que es algo similar que propone
Maslow al hablar de la autorrealización.
La raíz de este planteamiento es que la persona cambia, y esta persona que cambia es descrita como un ser
capaz de comprenderse y de reaccionar libre y responsablemente a lo largo del desarrollo de su existencia y
este desarrollo será, como ya se mencionó, positivo si se encuentra en ciertas condiciones ambientales
favorables creadas por una relación interpersonal.
Rogers dice que el hombre es positivo por naturaleza, y por ello requiere de respeto absoluto, especialmente en
cuanto a sus aspiraciones de superación.
Rogers considera a la persona como un todo –organismo-organizado, dinámico y abierto, en la que existe un
deseo de estabilidad, de coherencia y deseo de unidad y orden. Este organismo, dice, está constantemente en
movimiento hacia niveles superiores de conciencia y de realización. Para la realización de este desarrollo
dispone de un potencial organísmico como una tendencia a la autorrealización y autoperfecionamiento. Una
tendencia direccional constructiva.
Todo proceso determina un sistema fluido cambiante, en el que la relación de ayuda va a permitir que el
organismo encuentre un clima adecuado para que la persona sea capaz de percibir su experiencia, ser más ella
misma, posibilitándose, de esta forma, aquel proceso de crecimiento que Rogers ha encontrado
experimentalmente en sus clientes en la relación psicoterapéutica.
Se trata de establecer un clima relacional orientado a que la persona se pueda encontrar consigo misma y así
pueda desarrollar sus potencialidades inherentes. Es decir, el profesional que establece esa relación de ayuda
por un lado y la tendencia actualizante del individuo por otro llevan a la persona total a su desarrollo integral.
Rogers le da verdadera importancia al paciente o cliente, como antes era usado, y la aceptación incondicional y
el respeto que se le tiene cobran igual importancia, que se les considera factores que favorecen u obstaculizan
la adquisición del enfoque centrado en la persona. Aceptación y respeto deben estar enraizados en la
personalidad del terapeuta, formar parte esencial de su ser, y ello pasa, antes que nada, por aceptarse a sí
mismos.
Se puede decir, entonces, que el ser humano puede, si se le presentan las condiciones adecuadas,
desarrollarse o actualizarse, ampliar sus capacidades y ser consciente de lo que experimenta a fin de poder
autocontrolarse. “no se puede manejar eficazmente lo que no se percibe conscientemente”, propone Rogers, de
ahí la necesidad de ampliar el concepto de sí mismo del paciente, su “self”, y de incluir en él, el todo (o casi
todo) lo que vivencia. Pero no se pretende hacerlo actuando sobre él sino, como dice Kinget, “acompañándolo”
en la experiencia, brindándole las condiciones requeridas y dándole seguridad (Rogers y Kinget, 1971).
LAS TRES CONDICIONES PARA FACILITAR EL DESARROLLO
Para Rogers, el cambio constructivo de la personalidad en el paciente durante la psicoterapia depende
hipotéticamente de tres actitudes esenciales del terapeuta., que son más importantes que las cualidades
profesionales, la orientación terapéutica o las técnicas de entrevista del terapeuta.
Su tesis es que existirán cambios en el paciente si existen en el terapeuta tres patrones de actitud y en el
paciente una condición especial.
El primero; es cuando el psicoterapeuta es él mismo, cuando en la relación con el paciente él es genuino; se
presenta sin “fachada”, o máscara y muestra abiertamente los sentimientos y las actitudes que en ese momento
fluyen en él, a esto es a lo que Rogers define con el término de “congruencia”.
El segundo punto consiste en que cuando el terapeuta experimenta una actitud cálida, positiva y aceptante
hacia la realidad del paciente, se facilita el cambio. Esto implica la disposición genuina por parte del terapeuta
para que el paciente manifieste todos sus sentimientos durante la terapia. A esto es lo que denomina “interés
positivo incondicional”.
La tercera condición esencial para el cambio es que el terapeuta experimente una exacta comprensión
empática del mundo interno del paciente; es decir, que sienta el mundo de significados privados y personales
del paciente como si fuera el propio mundo, pero sin perder jamás la cualidad de “como si”. Esto es, la empatía
esencial para el cambio terapéutico.
Para estas tres condiciones siempre tiene que estar presente la relación dialógica, así como determinadas
condiciones personales y sociales como el respeto al ser humano, el no ejercer el poder sobre el otro, el
compartir el poder dentro un clima de autenticidad en el que uno puede aprender del otro. Y como ya lo dijimos
estas condiciones nos deben permitir que consigamos lograr el desarrollo favorable de la persona.

CONCLUSIONES
Se ha presentado aquí un nuevo Enfoque Centrado en la Persona, esbozando algunas de las condiciones
necesarias para facilitar el desarrollo integral del individuo y de las instituciones.
Considero que el Enfoque Centrado en la Persona, reconoce el gran valor de cada persona, promoviendo que
el acompañamiento sea personal, atendiendo y adecuándose a las necesidades individuales, respetando el
tiempo y el proceso de cada uno.
Esta puede ser una experiencia terapéutica que propicie la responsabilidad y madurez y que favorezca el
desarrollo de potencialidades creativas, estancadas o maniatadas por los miedos y ansiedades. Permitiendo
que sea un verdaderamente un proceso de ayuda.

¿Qué es el Enfoque Centrado en la Persona?


( Una síntesis del ECP)

Por: Lic. Andrés Sánchez Bodas

¨Es vano llorar por el espíritu, basta con trabajar por él ¨


Albert Camus

PALABRAS PRELIMINARES

Este escrito pretende ser una introducción, una síntesis de las propuestas básicas del
Enfoque Centrado en la Persona (E.C.P.), tal como traducimos el Person Centered
Approach que creó Carl Rogers.

No supone un desarrollo exhaustivo del modelo, sino que propone una aproximación
conceptual, para poder interesarse en un estudio más profundo del mismo, y
fundamentalmente para facilitar la captación de un espíritu y una actitud netamente
humanística en las relaciones de ayuda, y en una filosofía de los vínculos humanos. El
trabajo aborda inicialmente la trayectoria personal y profesional del Dr. Carl Rogers,
para permitir ubicarnos en su persona y observar la congruencia que existe entre ella y su
desarrollo teórico práctico. Nos acerca a continuación a la importante discriminación que
debemos hacer entre el Enfoque como terapia y como abordaje general de las relaciones
humanas.

Prosigue con una síntesis de la propuesta terapéutica, sus condiciones e hipótesis así como
las fases de los procesos de ayuda. Las nociones centrales que como ejes basales son su
columna vertebral continuan el texto, que cierra con un planteo del más allá de C. Rogers,
en un resúmen de aportes terapeúticos y las perspectivas de este enfoque para el mundo de
hoy.Culmina con una lista de libros editados en castellano que constituyen la bibliografía
recomendada para aquellos que quieren acercarse a este abordaje, o lo estan estudiando y
desean profundizarlo.

CARL ROGERS Y SU TRAYECTORIA COMO CREADOR DEL ECP

Carl Ransom Rogers nació el 8 de Enero de 1902 en Oak Park, Illinois, EEUU, y falleció en
1987 en California.Hijo de padres muy severos, aunque amorosos, recibió de ellos una
profunda educación religiosa (protestantes pietistas),y una intensa dedicación al trabajo en
el campo.

En 1919, en sus diecisiete años, obviamente influido por su familia, se inscribió en un grupo
de la Asociación Cristiana de Jóvenes, que dadas las caracteristicas de su lider, el Profesor
George Humphrey.cambió su vida y la reorientó hacia las relaciones de ayuda. Este
coordinador no seguía aparentemente ningún sistema, dejaba que los jóvenes tomaran sus
propias direcciones, que decidieran libremente lo que querían hacer, desde un modelo que
hoy podríamos denominar de autogobierno.

Para el jóven Rogers esto era absolutamente diferente a lo que le habían enseñado, y
estaba muy confundido ante un lider que muy amigablemente acompañaba al grupo como
uno más. Llegó a pensar que el Prof. Humprhey era incapaz de saber a que conclusiones
arribar y por ello dejaba libre al grupo.Le llevó años madurar la idea de que tal vez ese
facilitador sabia lo que hacía, y que ese era un modo muy particular y novedoso de enseñar.

El impacto de esta experiencia se verá como obvio cuando el Dr. Rogers elabore su propio
sistema de pensamiento, haciéndo eje en la noción de no directividad.

Su formación académica transitó varios caminos, en un principio se inscribió en Ciencias


Agrarias, luego concurrió a un seminario de Teología en New York, en cuyo marco viajó a
China en 1922 a una conferencia internacional.

El contacto con el Oriente influyó notablemente en un cambio de dirección profesional,


volcándose hacia la Psicología. Estudió esta disciplina en la Universidad de Columbia,
obteniendo su título de Master en Psicología en 1928, y de Doctor en 1931. Debemos
recordar que en dicha Universidad, el Dr. John B. Watson elaboró en esa época su
manifiesto conductista, y realizó importantes investigaciones en esa línea mientras Rogers
era estudiante.

Es por ello que el Conductismo y las teorías del Aprendizaje de Keller, Skinner y
Schoenfield, así como el Psicoanálisis Freudiano, y las ideas de John Dewey y Willam
James, fueron sus principales fuentes de inspiración inicial, abriendo en su multiplicidad una
formación amplia y generosa, que trasladó a su trabajo clínico. Comenzó su tarea como
psicoterapeuta en un instituto de Rochester, New York, en el cual trabajó durante doce años,
con niños y adolescentes carenciados y con graves problemas de conducta social.

En esa clínica pudo conocer a Alfred Adler, y quedó conmocionado por su pensamiento, en
particular el referido a que no era tan importante la historia de los pacientes, sino sobre todo
el significado que ellos le daban a la misma y los sentimientos implicados en los relatos.

En esa misma época se acercó a los trabajos de Otto Rank y Sandor Ferenczi, que
defendían una terapia activa, breve, intensa, focalizada más en el presente que en el
pasado, y en las emociones más que en la comprensión intelectual. Estos autores
publicaron un libro en 1924, "El desarrollo del Psicoanálisis", que para muchos es el primer
texto de Psicoterapia, y de alguna manera un antecedente importante que retomaron más
tarde los Psicólogos Humanístas, entre ellos Carl Rogers.
En el mismo, además de lo anteriormente planteado, insistieron en la importancia de la
voluntad del paciente para que se produzcan los cambios en su persona, así como
resaltaban la necesidad de un compromiso activo por parte del terapeuta. En este orden les
parecía muy importante el establecer una relación cálida y auténtica entre consultante y
consultado, sugiriendo al terapeuta no ocultar al paciente los sentimientos.

Para Otto Rank, la finalidad de la psicoterapia no era la de erradicar algo malo

del paciente, sino ayudar en la apertura a una nueva manera de ser, siendo la relación
humana que se establecía, y la intuición del terapeuta, los principales factores de la cura. A
Rank se lo considera el primer terapeuta que abre el camino a lo que luego se denominó
Psicología Humanística.

Estas fueron las principales influencias psicológicas, ya en funciones terapeúticas, que


recibió Carl Rogers en sus primeros doce años de práctica. Más tarde reconocería la
incidencia de Kurt Goldstein, Andreas Angyal y Abraham Maslow en su Psicología, así como
de la Fenomenología Existencial, en sus fundamentos filosóficos.

Con todo ello, y desde su propia creatividad, fué perfilando lo que luego se teorizó y
denominó, inicialmente, Psicoterapia No Directiva.

La formulación de su propia modalidad comenzó a vislumbrarse en ocasión de una


conferencia que dictó en la Universidad de Minnesota, en 1940, bajo el título de "Los más
recientes conceptos en Psicoterapia".

En la misma dijo, por ejemplo:

"Este nuevo abordaje confía mucho más intensamente en el impulso del individuo en
dirección a su propio crecimiento", "Esta terapia enfatiza los aspectos afectivos por sobre los
intelectuales, así como la situación inmediata más que el pasado del individuo". "La relación
terapeútica es en si misma una experiencia de crecimiento".

En 1945 fué Profesor de Psicología y secretario ejecutivo del Centro de Counseling de la


Universidad de Chicago, donde elaboró sistemáticamente sus teorías básicas, tanto de la
Personalidad como del método terapeútico. En 1946 fué elegido Presidente de la Asociación
Norteamericana de Psicología.

Desde 1957 a 1963 fué profesor en la Universidad de Wisconsin, en donde continuó


profundizando sus teorías que comenzó a aplicar en esquizofrénicos.

En 1956 se creó la Asociación Americana de Psicoterapeutas, y Carl Rogers fué su primer


Presidente. Desde 1964 hasta su muerte en 1987, trabajo en La Jolla, California, donde
fundó y dirigió el Centro de Estudios de la Persona. Desde sus inicios como Psicoterapeuta,
siendo uno de los principales mentores del Movimiento Humanístico en la Psicología, amplió
su campo de acción, tanto profesional como teórico, hacia ámbitos sociológicos, laborales
organizacionales, pastorales, educacionales y político culturales.

Esta trayectoria puede sintetizarse como un pasaje de la Psicoterapia No Directiva, con


estadios intermedios, al Enfoque Centrado en la Persona, siendo este último un planteo
global que apunta a un modo de ser en el mundo, con cualidades específicas.

Es desde esta última perspectiva (luego de más de treinta años de dedicarse a asistir a
consultantes de terapia, y dictar clases en varios centros Universitarios de EEUU, Europa y
Sudamérica), que dedicó el último tercio de su vida a ayudar en conflictos sociales. Para ello
viajó por varios países, entre ellos Sudáfrica, Irlanda y Rusia.

En su largo recorrido, escribió cerca de veinte libros, que han sido traducidos a los idiomas
mayoritarios, y más de doscientos cincuenta artículos, además de realizarse cerca de doce
films sobre su trabajo y varios videos, donde se lo observa en sesiones reales, individuales y
grupales, completando una importante contribución al mundo científico humanístico.
En una consulta realizada en 1982, a una importante cantidad de profesionales del mundo
"Psi" de EEUU, sobre los diez terapeutas más influyentes del siglo veinte, Rogers aparece
en el tope de la lista.

Cuando se ha indagado los porqué de esta inclusión predominante, la conclusión es que

no solamente la Psicoterapia Centrada en la Persona o el Enfoque, son uno de los modelos


de la ayuda más utilizados en el mundo, sino que muchos de los conceptos de nuestro autor
han sido incorporados como verdades terapeúticas porotras líneas.

La formulación de Carl Rogers, el ECP, trascendió las fronteras de su país, tanto en el


campo de la Psicoterapia, como el Counseling y los Grupos de Encuentro.

Su teoría y práctica está ampliamente difundida en Europa, Asia, Australia, Norte y


Sudamérica, en donde existen Universidades, Centros e Institutos de Enseñanza y
Asociaciones profesionales de este enfoque. Entre estas últimas podemos destacar:

World Association of Person Centered Counseling and Psychotherapy.


Association for de Developmente of the Person Centered Approach ( EEUU)
Gesellschaft für wissenschftliche Gesprächspsychotherapies ( Alemania)
Person Centered Association ( Austria)
Association for the Person Centered Approach South Africa ( Africa del Sur)
Asociación Japonesa del PCA ( Japón)
Asociación Argentina de Counselors ( Argentina)

En nuestro continente, México, Brasil, Argentina, Chile, Bolivia, Costa Rica y Uruguay,
poseen instituciones de formación, que en permanente contacto entre sí, enriquecen el
crecimiento de nuestro enfoque.

Desde ellos se organizan, además de la formación profesional y la supervisión de la tarea,


importantes eventos como: conferencias, congresos, forums y encuentros locales e
internacionales.

EL ECP COMO TERAPIA Y COMO ABORDAJE

El despliegue del enfoque de Rogers puede dividirse en dos etapas, en la primera construye
un modelo de Relación de Ayuda, sea Psicoterapia o Counseling, y en la segunda un
abordaje o enfoque de las relaciones humanas en general .

La primera etapa transcurre desde 1935 hasta mediados de 1960, tomando los nombres de
Psicoterapia No Directiva( década de 1940)), y Centrada en el Cliente( década de 1950).

En esta fase de su desarrollo, es en donde se elaboran los principales aportes teóricos, y


que son llevados a la investigación y corroboración experimental, a saber :
· La No Directividad
· El Marco Actitudinal necesario y suficiente
· Los Métodos Terapeúticos
· La Teoría de la Personalidad y los procesos internos
· La Teoría de la Psicoterapia y el Counseling
· Esbozo de una Teoría General de las Relaciones Humanas

Podemos observar este despliegue en los principales textos que fué publicando:
"Counseling y Psicoterapia", en 1942
"Psicoterapia Centrada en el Cliente", en 1951
"El Proceso de Convertirse en Persona", en 1961.
"Psicoterapia y Relaciones Humanas", en coautoría con Marian Kinget, en 1965.

La segunda etapa, que comienza a mediados de la década de 1960, es la de un amplio un


abordaje que denominamos Enfoque Centrado en la Persona, y que se abre a nuevos
desarrollos:
· Enfoques Educacionales
· Procesos Interpersonales y Grupales
· Funcionamiento de las Organizaciones
· Procesos Sociales, Culturales y Políticos
· Planteos Filosóficos, Espirituales y Transpersonales

Los principales textos que corresponden a esa época son :


"Libertad para Aprender", en 1969
"Grupos de Encuentro", en 1970
"El Poder de la Persona", en 1977
"El Camino del Ser ", en 1980

Para una mejor comprensión del ECP, haremos una discriminación conceptual y práctica
entre ambos momentos del ideario rogeriano.

El Enfoque como terapia es un método para facilitar cambios y transformaciones, en


individuos que consultan por dificultades psicológicas. Posee para tal objetivo una teoría de
la personalidad rigurosamente documentada y vastamente experimentada en sus
dispositivos de acción, y un marco actitudinal fundante, ubicándose como una línea de la
Psicología Humanística.

El Enfoque como abordaje en cambio, no es una teoría ni una línea de la psicología, sino un
modo de pensar las relaciones humanas, un modo de ser siendo con los demás, una
filosofía de vida, una ideología o marco de creencias apuntalado en la importancia de los
encuentros.

El enfoque como terapia y sus campos de aplicación, están vinculados a todos los tipos de
demanda de ayuda psíquica, en normalidad o patologías severas, desde niños hasta
gerontes, individual o grupal, parejas y familias, habiendo demostrado eficiencia y eficacia
en sus resultados.

El Enfoque como abordaje general, implica :

· Una perspectiva de vida positiva.

· Una creencia en la tendencia formativa negentrópica del universo.

· Un respeto por la dignidad del individuo, por su autonomía y libertad de elección.

· Una aceptación de la incerteza y las ambiguedades.

· Una facilitación del despliegue personal, grupal y social.

Es, en su aplicación, una apuesta al mejoramiento de las relaciones interpersonales, como


camino hacia la transformación positiva de las personas, la sociedad y el mundo.

Tanto en grupos de encuentro como en el trabajo en educación centrada en el alumno, en lo


pastoral, en las organizaciones laborales, en conflictos raciales e interculturales,

o en centros comunitarios y vecinales, se ha podido comprobar la utilidad positiva de esta


postura, de este abordaje multiambiental.

Lo importante de esta doble cualidad del ECP, es que permite a aquellos que lo sostienen,
realizar prácticas diversas desde una congruencia ideológica personal.

Sea que sean psicoterapeutas o counselors, y atiendan personas que solicitan ayuda para
resolver sus problemas. Que coordinen grupos de todo tipo. Que ejerzan la docencia en
todos sus niveles. Sean sacerdotes, pastores o rabinos. Trabajen de asesores laborales
empresariales, o educacionales. Se dediquen a la ayuda social, o actúen en política.

En todos los casos, comprenden a la persona como un ser vivo disponible al crecimiento
desarrollo y despliegue de sus potenciales positivos, siendo su tarea facilitar un modo de
relación que lo posibilite.

CONDICIONES E HIPOTESIS DEL ECP COMO TERAPIA


"Yo estoy solamente interesado en proporcionar aquellas condiciones experienciales que
ayuden al cliente a cambiar, y a evolucionar de una manera propia. Yo estoy interesado en
ayudar a la gente a conseguir lo que desea"

Carl Rogers-1976

Esta frase, es un fragmento del debate que mantuvo con Robert Carkhuff en 1976, acerca
de si las condiciones que C. Rogers postulaba como suficientes y necesarias, lo eran o no
en la asistencia a pacientes graves, en ese caso esquizofrénicos.

En esa oportunidad, a cuarenta años de sus primeras postulaciones, se mantuvo firme en su


mirada no directiva, habilitante del deseo del otro, reforzada en una práctica clínica y en la
convalidación científica de su eficacia terapéutica.

La hipótesis fundante del ECP, como práctica terapéutica, es la no directividad,

la no dirección desde fuera del proceso del otro, el acompañamiento empático e


incondicional, sumergido en la experiencia compartida, con el objetivo que el consultante
encuentre su propia dirección desde su propio deseo.

Nuestro autor fue pionero, en el mundo occidental, y en especial en el campo "Psi", de una
mirada y una postura que conlleva para aquel que la practica un correrse del lugar del saber
y del poder, para darle a su consultante la posibilidad de asumir los propios.

Desde esta postura en acción, facilitante del emerger de la potencialidad deseante del
consultante, surgió el concepto de Tendencia a la Actualización de los potenciales, en un
crecimiento y desarrollo personal.

Para el alcance de este objetivo, desde la experiencia clínica fueron surgiendo dispositivos
actitudinales y recursos verbales, que precisaron de una conceptualización.

Por otra parte, fue también necesario la construcción de una teoría de la Personalidad, que
avalara el proceder terapéutico, así como descripciones fenomenológicas de los procesos.

El ECP como terapia (Psicoterapia o Counseling) es en síntesis un proceder que se basa en


la creación de un marco o encuadre, a través del cual el consultante debe sentirse libre de
comunicarse dentro de un contexto que ofrece:

· una situación en donde se sienta seguro y amparado

· aceptación incondicional

· autenticidad

· escucha empática

· respuestas verbales por parte del facilitador en concordancia con lo anterior, que fueron en
un principio denominadas respuestas reflejo, luego respuestas de seguimiento empático, y
por último chequeo de percepciones.

Partiendo del concepto que todo consultante, para serlo, debe percibir algún grado de
incongruencia o discordancia en sí mismo, y desde allí algún probable desorden o síntoma
perturbador, el objetivo de un terapeuta ECP es facilitar el tránsito hacia una congruencia
personal, desde la cual supere el problema y desarrolle su ser siendo persona en el mundo
de una manera favorable para sí mismo.

El propio Rogers definió su hipótesis central en una carta que nos envió el 21 de Junio de
1986 ( pocos meses antes de fallecer), en la cual decía :

"El individuo posee en si mismo potenciales recursos para su propia comprehensión, para
cambiar su autoconcepto, sus actitudes y para dirigir su conducta, y estos recursos pueden
ser liberados a condición de que un determinado clima de actitudes psicológicas
facilitadoras pueda ser logrado".
La aplicación de este modelo terapéutico ha sido minuciosamente estudiado e investigado
como proceso, descubriendo en el mismo, un camino que pasa de la desorganización inicial
a una reorganización en su cierre. Se observaron, a su vez, ciertas variables relativamente
constantes que han sido definidas como etapas o fases, y que podemos sintetizar:

1- Descripción: El consultante presenta sus problemas personales, sus malestares

o síntomas. Expresa sus estados emocionales y autocríticas.

2- Análisis: Se exploran comportamientos, conductas, emociones y sentimientos,

vinculados al problema de consulta y a la persona como un todo.

Se facilita el autodescubrimiento de las contradicciones experienciales,

y el conocimiento de las construcciones perceptuales fundantes.

3- Valoración : Se produce una percepción de la noción sí mismo en un nivel cada vez

más profundo, cambiando el nivel de valoración, observándose

principios de reorganización.

4- Integración: Se alcanza una mayor autoaceptación. Se perciben los progresos desde una
valoración más positiva de si mismo. Se observan cambios y transformaciones deseables
para el individuo. Cuando los consultantes alcanzan a transitar estas fases, logran una
reconfiguración perceptual de su noción de sí mismo, que les permite:

· Evolucionar hacia un estado de mejor acuerdo interno.

· Ser menos defensivos y menos propensos a la angustia y la tensión.

· Tener percepciones más realistas.

· Obtener una mejor expresión de sus autorecursos para resolver problemas.

· Aumentar la autoestima.

· Mejorar las relaciones interpersonales.

· Elaborar proyectos y proceder a su ejecución.

· Ser más creativos.

· Desarrollar y expresar lo mejor de ellos mismos.

NOCIONES CENTRALES DEL ECP

La no directividad como posición ante un otro que consulta, la consideración de una pulsión
o tendencia formativa, empatía, aceptación incondicional, congruencia o autenticidad, el
chequeo de percepciones compartido, y la noción de si mismo, son la entrama basal,
nociones centrales, del inicial modelo terapéutico centrado en el cliente que deviene en al
abordaje o ECP, del cual hacemos una síntesis:

1- No directividad: Es una decisión de ayudar a un otro a que desarrolle su persona tal


como lo desee, en la dirección que opcione tomar, y desde el propio modo en que se haga
responsable de su problemática. Como concepto es paradojal, en tanto su implementación
en una relación de ayuda, apuntala el proceso en la dirección de la tendencia actualizante,
facilitando sinergia hacia la sintropia, es decir hacia el camino de la expansión creativa. Es
por lo tanto la no dirección desde que el se supone debe dirigir, para habilitar la
autodirección del que pide ayuda en el camino

de la liberación de su potencial humano. Es una postura que tiende a proveer al otro la


posibilidad de ser mirado como un semejante disponible para no solo resolver sus
problemas, sino para transformar su vida, si así lo desea. Es una posición existencial desde
la cual nos instalamos en la vida creyendo que nadie posee la verdad, que cada persona
cuando valora y opina lo hace desde su particular recorte de experiencia, y que esta debe
ser aceptada en su propia expresión.

Esta postura o posición, cuando se la pone en práctica, demuestra en los hechos que la no
dirección "desde afuera", ofrece a los demás la posibilidad de poner en acción la propia
dirección, y cuando esto sucede, siempre es positiva para el crecimiento de lo humano.

2- Tendencia Actualizante: Es definida, en un principio por Rogers como "la capacidad que
tiene el ser humano, latente o manifiesta, de comprenderse a si mismo y de resolver sus
problemas de modo suficiente para lograr la satisfacción y la eficacia necesarias a un
funcionamiento adecuado". Esta hipótesis es reforzada tiempo después por descubrimientos
provenientes de la biología, la física y la antropología, en los cuales se habla de una
tendencia formativa cósmica (negentropía o sintropía), como tendencia a un orden creciente
desde el caos inicial. Se trata de un orden de evolución hacia un mayor orden u
organización, mayor complejidad y mayor capacidad de interrelación.

Trasladado a lo humano podemos decir que estos conceptos implican comprender, no solo
la tendencia al mantenimiento adaptativo del organismo, sino también al crecimiento,
desarrollo y enriquecimiento progresivo.

Esto no implica ignorar que también existe una tendencia entrópica, al deterioro, y muerte de
lo vivo, pero como nos dice Rogers "el universo construye y crea permanentemente, además
de deteriorar. Este proceso es evidente en el ser humano".

Considerar esta noción clave en el ECP nos coloca en un espacio de pensamiento científico,
en tanto comprobable por la experimentación. Es además una hipótesis de que nuestro
trabajo no es azaroso, sino que tiene un objetivo y una dirección, el facilitar que la tendencia
actualizante fluya en su sentido creativo.

3- Escucha Empática: Es la capacidad de entender, comprehender y responder a la


experiencia única del prójimo. Es un modalidad de estar que resulta de sentirse

en la experiencia vivida del otro, colocándose "en los zapatos que el otro calza", o dicho de
otra manera "pretender ver el mundo del otro con los ojos del otro". Por lo dicho implica tanto
los aspectos emocionales como los cognitivos del mundo vivido, es decir aquello que circula
las emociones y lo sentimientos o significaciones personales de las mismas.

Por ser resultado de una actitud, no es simplemente una disposición unidireccional desde el
terapeuta hacia el consultante, sino una manera de relacionarse en donde se propone la
empatía vincular. Es entonces un modelo de ida y vuelta, que a modo de ejercicio
terapéutico útil para una mejor comunicación, puede ser trasladado a la vida cotidiana del
consultante, tanto consigo mismo como con los demás.

La escucha empática, para ser terapéutica, debe resultar en respuestas de ese nivel, siendo
esa la tarea de un facilitador ECP. Este debe comunicar a su cliente su percepción del
mundo vivido por este, y a modo de chequeo mutuo de convalidación de lo percibido y
expresado, gestual o verbalmente, desde el encuentro, poder facilitar un acercamiento
comprensivo a si mismo.

Si consideramos la no directividad como posición existencial, la confianza en la posible


expresión de la tendencia actualizante, la escucha y respuesta empática son las maneras de
favorecer este proceso.

4-Aceptación Positiva Incondicional: Implica aceptar al otro tal cual es en el momento en


que se esta ofreciendo la ayuda, en el encuentro. Rogers nos dijo en la carta anteriormente
mencionada: "Una actitud de importancia para crear un clima de cambio, es la aceptación o
estima o valoración positiva incondicional. Esto significa que cuando el terapeuta
experimenta una actitud positiva, no calificativa, de aceptación hacia cualquier cosa que el
paciente es en ese momento, el movimiento terapéutico o el cambio es más probable". Lo
importante de esta notificación es el énfasis en la experiencia que se es, y no en lo que se
hace. El terapeuta debe desear, y esto esta en relación con la posición no directiva, que su
consultante esté en plena conexión con sus sentimientos, cualquiera ellos sean –odio, amor,
confusión, resentimiento, miedo, coraje–

Desde una escucha aceptante brindamos un modelo de autoaceptación, el principio de un


camino hacia la transformación personal. Sin embargo para que esta aceptación sea válida,
debe darse en primera instancia en la propia experiencia del profesional de la ayuda. Se ha
demostrado en investigaciones muy rigurosas, que cuando esta actitud es principalmente
experimentada por el terapéuta, mayor es la probabilidad de una terapia exitosa. Otra
manera de decirlo es que cuando podemos estar presentes, desde la aceptación positiva
incondicional, mayor es la posibilidad de acercarse a la experiencia de que nos pasa con lo
que nos pasa. La API nos ayuda a colocarnos en una posición ingenua, libre de prejuicios y
de juicios de valor.

Vale aclarar que aceptar no es lo mismo que aprobar, en tanto lo que se acepta es la
experiencia vivida tal cual es, aunque la conducta sea reprobable desde nuestro marco
valorativo. En síntesis es aceptar lo que el otro siente o experimenta, no lo que hace.

5- Congruencia o autenticidad: Define la importancia de ser el que uno es en la relación,


sin construirse máscaras o fachadas que oculten los verdaderos sentimientos que circulan
en la misma. El terapeuta ECP debe estar abierto a su experiencia, en plena conexión
consigo mismo, sin abortar nada de ella, para después ponerla con sumo cuidado a
disposición del vínculo de ayuda. También en este caso, las investigaciones han
demostrado que los profesionales que alcanzan positivos grados de congruencia en si
mismos, son más eficientes y eficaces en la ayuda que brindan.

Mientras la pretensión terapéutica de este Enfoque es facilitar cambios y desarrollo


personal, los encuentros persona a persona son más adecuados para esa finalidad, que
aquellos en que el profesional se escuda en un personaje. Si hemos dicho que la disposición
de la autenticidad vivida en la relación de ayuda debe expresarse con mucho cuidado, es
para evitar lo que denominamos autenticidio ( metáfora de una mezcla entre suicidio y
homicidio en el nombre de la autenticidad).

Al respecto nos dijo Carl Rogers: "En cuanto al terapéuta, lo que él experimenta está abierto
a su conciencia, y puede ser vivido en la relación, y puede ser comunicado si es apropiado".
Es obvio que nuestro maestro apela a la responsabilidad para encontrar el momento
oportuno para comunicar o no la experiencia que sucede en la relación de ayuda. Lo
importante es no negarla, sino aceptarla en forma transparente, y aunque no la trasmitamos
en lo inmediato, se "filtrará" en una relación de libertad experiencial.

6- Chequeos de percepciones: Es el modo en que definimos las intervenciones del ECP,


sean estas de carácter verbal, gestual, o desde recursos imaginarios, corporales o de
acción. En los comienzos del ECP se denominó Reflejos a los modos verbales que Rogers
creó para facilitar la autoescucha de sus consultantes. Se los dividió en Reflejos cognitivos y
de sentimientos, los primeros subdivididos en simples y elucidatorios.

En todos los casos se presupone la creación de un clima vincular basado en el trípode


actitudinal antes mencionado ( empatía, aceptación incondicional y congruencia) Los reflejos
simples referían a una devolución verbal del eje de lo dicho por el consultante, como síntesis
aclaratoria para favorecer el discurso y la autoconexión.

Los reflejos elucidatorios poseían el sentido de esclarecer y resumir cognitivamente lo dicho


y trabajado en el decurso de un tiempo relativo de un proceso. Los reflejos de sentimiento
apuntaban a resumir la captación por parte del terapéuta de las emociones implícitas en el
intercambio dado en consulta, con el objetivo de favorecer una toma de conciencia de lo
emocional en juego. A posteriori se prefirió hablar de respuestas de seguimiento empático,
afinando el sentido de este tipo de intervenciones, en el camino de comprehenderlas como
intervenciones que faciliten positivos acercamientos al si mismo del consultante.

Denominarlas finalmente chequeo de percepciones, es a nuestro entender, mucho más


congruente con la postura no directiva esencial de este modelo.
Chequear lo que se percibe en el diálogo terapéutico posee el sentido de ofrecer un
acercamiento paulatino a la experiencia. Es por otra parte una pretensión de apertura
perceptual, que al fin y al cabo, de lograrla, permitirá al consultante disponer de más
autoconocimiento y por lo tanto de más recursos para operar favorablemente consigo mismo
y los demás.

Si podemos apuntar a un paulatino encuentro, estando atentos a los que nos pasa con lo
que pasa, actitudinalmente predispuestos a no juzgar, a centrarnos desde nuestra propia
experiencia en la experiencia del otro, se logrará la empatía buscada.

Si además, y por ello, somos auténticos y estamos convencidos de que el deseo del otro es
más importante que el nuestro, en esa oportunidad, habremos sido congruentes.

Las intervenciones o devoluciones que realicemos ante lo discursivo de nuestro consultante,


serán siempre un intento de acercamiento a lo que este, y nosotros en relación con él,
estemos percibiendo como expresado en el intento de búsqueda que estamos facilitando.

Lo que hagamos, o digamos, si posee esta base, será siempre una intención relativa, desde
el lugar del no saber más que lo que nos dice lo que se va diciendo juntos.

Todo chequeo de percepciones es muchas veces expresado como una afirmación de lo


percibido en forma de pregunta abierta, otras cobra la forma de un reflejo en sus tres tipos,
otras es una intervención desde un recurso imaginario o corporal, otras es una respuesta de
seguimiento empático.

Sea como sea, siempre tiene que estar a disposición del otro la posibilidad de no verlo de la
misma manera, de revisarlo o de proponer otra forma de mirarlo, de esto se trata la no
dirección. Chequear percepciones es acompañar el decurso exploratorio, abriendo el camino
para la libre expresión de la potencialidad deseante del otro.

7 Noción de Si mismo: Es el concepto central desde el cual se construye toda la teoría de


la Personalidad que sustenta el ECP. Carl Rogers lo define así: "Es un conjunto organizado
y cambiante de percepciones de un sujeto que se refieren a él mismo. Es una estructura
perceptual que incluye las características, atributos, cualidades y defectos, capacidades y
límites, valores y relaciones que el sujeto reconoce como descriptivos de si mismo, y que
percibe como datos de su identidad....Esta estructura engloba todas las experiencias del
sujeto en cada momento de su existencia".

Decir estructura perceptual remite al concepto de que el ser humano no posee un si mismo,
es si mismo en proceso experiencial permanente, lo que implica que mientras vive percibe
su propia experiencia discriminándola de la de los otros. Su funcionamiento es comparable a
una gestalt o totalidad organizada de percepciones consistentes, desde las cuales diferencia
aquello que vive para si como características mísmicas, aquello que emerge de las
relaciones con los demás como condiciones yoicas. Es por ello que en esta vivencia de si
mismo podemos diferenciar lo mismico (el MI), de lo yoico (el Yo).

El primero, el Mi, se instala como permanente referencia ante lo propio, siendo una
constante perdurable., que nos hace dar cuenta de que somos el mismo y lo mismo, aún en
el cambio permanente que nos inspira la vida que vivimos. Somos quienes somos, el mismo
ante nosotros mismos, aún cuando nos transformemos yoicamente, a esto se lo ha
denominado la consistencia de si mismo, desde la cual el organismo tiende a regular sus
comportamientos y conductas.

Las vivencias de consistencia ( congruencia) o inconsistencia ( incongruencia), definen el


funcionamiento psíquico. Estas dos posibilidades se dan:

Entre el si mismo, tal y como lo percibe el individuo, y la experiencia organísmica.

Entre el si mismo y un si mismo deseado o ideal.

Entre el si mismo y la realidad.


Cuando el organismo humano se percibe consistente en los tres niveles fluye y funciona
optimamente, por lo tanto crece, se desarrolla y expresa su potencial actualizante.

Cuando el organismo humano en si mismo experienciante percibe inconsistencia en alguno


de los tres niveles mencionados, se siente amenazado y por lo tanto se defiende, se
desorganiza, trabando y distorsionando su actualización.

Cuando en el proceso de desarrollo infantil, el niño recibe valoraciones positivas, por parte
de sus padres y el entorno, tiende a aceptar su propio mundo experiencial como válido para
si mismo, y se instala de esa manera en un sistema vital fluyente de auto reconocimiento y
congruencia. En cambio, cuando ello no se le brinda, o no lo puede percibir, tiende a
descreer de sus propias valoraciones perceptuales, acepta la de los

otros como más válidas, se aleja de si mismo, se aliena, y el organismo percibe


inconsistencia, se vive amenazado, se defiende, y elabora constructos rígidos de si mismo y
de la vida. Su autoconcepto incorpora elementos extraños, es decir que no son el resultado
de su propia experiencia.

Esta sintética explicación de los posibles modos de funcionamiento de la persona, ante si


mismo y los demás, nos acerca al pensar la prevención y la ayuda. El ECP desarrolla, desde
aquí, una propuesta de educación infantil, del modo de favorecer las relaciones
interpersonales en todos los ámbitos en que las personas nos desenvolvemos, y de un
sistema de reorganización de la persona aplicable en la Psicoterapia y el Counseling.

Complementar las nociones de Tendencia Actualizante y Si mismo, nos brinda esta


posibilidad. Si la primera es la motivación básica de la vida de un individuo, en tanto tiene
por efecto dirigir al organismo hacia un desarrollo unificado y eficaz. Si como hemos visto,
un sector de la experiencia vivida se percibe propia, siendo Si mismo (Mi y Yo),
constituyéndose a su vez en un factor regulador de lo que se experimenta. Integrando
ambos conceptos, podemos referir a una tendencia autoactualizante del Si mismo.

Cuando entre la experiencia del organismo y la del si mismo hay congruencia, la tendencia
actualizante opera unificada y sanamente. En cambio, cuando se perciben desacuerdos,
esto conduce a la incongruencia, develándose comportamientos y conductas que responden
en algunos casos al mensaje del organismo, y en otros al del si mismo que tiende a
preservarse. En esta condición se instalan defensas, rigidez perceptual, que a veces se
perciben como malestares o síntomas y no pudiendo funcionar óptimamente, el organismo
psíquico se enferma.

Todo pasa por la Percepción y nuestros comportamientos, nuestras conductas, ya sean


emociones o pensamientos, son el resultado del como percibimos.

El organismo personal se vincula con el mundo desde su estructura perceptual, y de


acuerdo a como esta se despliegue será su funcionamiento.

El ECP es un modelo de vínculo que propone la aceptación de la experiencia, de si mismo y


del otro como un si mismo semejante, facilitando el encuentro de persona a persona.

Es así como desde un posición existencial no directiva, con la confianza que nos brinda la
concepción de la tendencia formativa (autoactualizante en lo humano), nos disponemos a
una relación basada en la incondicionalidad, autenticidad y congruencia:

Si somos terapeutas, nuestras intervenciones ( chequeo de percepciones) serán siempre


centradas en la persona, y facilitadoras de cambios y transformaciones positivas del Si
mismo de nuestros consultantes.

- Si somos educadores favoreceremos aprendizajes significativos y valederos para la vida


de nuestros educandos.

Si somos coordinadores de grupos, trabajamos en o para empresas, en tareas

pastorales, comunitarias, o en cualquier ámbito que nos convoque para ayudar a personas,
facilitaremos la resolución de conflictos y el desarrollo
de la potencialidad creativa de lo humano.

- Si somos padres ayudaremos a nuestros hijos a crecer desde si mismos.

El ECP, que se ha desarrollado desde un enfoque psicoterapéutico, habiendo devenido en


un abordaje abarcativo de las relaciones humanas, hasta plantear un nuevo paradigma
acerca de la persona y el mundo, continua desde los discípulos de su creador creciendo y
desplegando nuevas alternativas.

MÁS ALLÁ DE CARL ROGERS


DESARROLLOS TERAPEÚTICOS POSTERIORES

Las ideas centrales de este autor fueron subsumidas por muchas líneas y teorías de la
Psicoterapia, incluso algunas que parten de paradigmas diferentes, cercanos como los del
Psicoanálisis del Self o el Cognitivismo, y hasta opuestos a la esencia del ECP, como por
ejemplo el neo conductismo de Arnold Lazarus.

Dentro del movimiento que se generó, se han incorporado otras lecturas, que constituídas
en modelos de la ayuda, postulan respetar las características estructurales básicas( por ello
se dicen seguir siendo del ECP), pero han tomado caminos propios, como por ejemplo:

· Modelos Experienciales: Nathalie Rogers , Eugene Gendlin ( EEUU), German

Lietaer ( Bélgica),Tereza C. Saldanha Erthal ( Brasil)

· Modelos Integrativos: Reinhard y Anne MarieTausch ( Alemania), Robert Carkhuff,

Gerald Egan ( EEUU), Andrés Sánchez Bodas ( Argentina).

Se observan también ampliaciones o desarrollos metodológicos y teóricos, que han


enriquecido el ECP, entre ellos consideramos:

· Integración del Psicodrama: Claudio Rud ( Argentina), J.Marques Teixeira( Portugal)

· Integración del Ensueño Despierto: Manuel Artiles ( Argentina)

· Integración del pensamiento oriental : David Brazier ( Inglaterra)

· Aportes en el trabajo grupal: Afonso H. Lisboa Da Fonseca ( Brasil)

· Aportes al Counseling: Jerold Bozarth ( EEUU), Andrés Sánchez Bodas ( Argentina)

· Aportes al Focusing: Ann Weiser Cornell ( EEUU)

· Terapia de Pareja y Familia : Ned L. Gaylin ( Inglaterra), Manuel Artiles ( Argentina)

CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS PARA EL MUNDO DE HOY

Comenzamos este trabajo con un pensamiento de Albert Camus, frase extraída de "Los
Almendros", escrito inicial de su libro "El Verano".

Este texto, redactado en 1940 en medio de una Europa desagarrada por la segunda guerra
mundial, es un llamado esperanzado a la humanización.

Dicha frase es parte de los párrafos finales del mencionado escrito, que a continuación
transcribimos: "Este mundo está envenenado de desgracias en las que parece complacerse.
Está enteramente librado a ese mal que Nieztche llamaba espíritu de torpeza. No
colaboremos con nuestra ayuda. Es vano llorar por el espíritu, basta con trabajar por él.
Pero, ¿donde están las virtudes conquistadoras del espíritu?
El propio Nietzche las ha enumerado y caracterizado como enemigos mortales del espíritu
de torpeza. Para él son la firmeza de carácter, el gusto, el "mundo", la clásica felicidad, la
dura altivez, la fría frugalidad del sabio. Hoy más que nunca son necesarias estas virtudes y
cada cual puede escoger aquella que más convenga a su naturaleza.

Frente a la enormidad de la partida en que nos hallamos empeñados no olvidemos en todo


caso la firmeza del carácter. No me refiero a aquella que en los estrados electorales
acompaña al fruncimiento de cejas y a las amenazas, sino a aquella que resiste a todos los
vientos del mar en virtud de su blancura y de su savia. Ella es la que el invierno del mundo
prepara el fruto".

Cualquier parecido con la actual realidad no es pura coincidencia, y nosotros desde el ECP
podemos colaborar con la propuesta que nos hace Camus pensando desde Nieztche.

El actual imperialismo de la globalización, la dictadura anónima que sufrimos, que nos sume
en la injusticia social, la corrupción, el hambre y la desesperanza, son parte de una
tremenda fuerza entrópica( tendencia al deterioro) que debe ser combatida.

El ECP como abordaje, desde Carl Rogers como creador, hasta nosotros como sus
discípulos, puede colaborar inclinar la balanza hacia las fuerzas negentrópicas ( tendencias
constructivas).

Sabemos que el ser humano no es ni bueno ni malo, ni ángel ni demonio, dado que en el
decurso de la historia se ha expresado de ambas maneras, y todo ha dependido de las
condiciones de valor que se les ha ofrecido a las personas.

Nuestro gran descubrimiento, ha sido aprender que cuando las personas son tratadas: no
directivamente, desde una aceptación incondicional, en un marco de autenticidad y escucha
empática, las fuerzas constructivas de la tendencia al desarrollo positivo, tienden a
expresarse e imponerse por sobre las negativas y destructivas.

Este es nuestro compromiso, el cual nos creemos capaces de ejercerlo: en los consultorios,
ámbitos comunitarios, políticos y sociales, templos y parroquias, escuelas y universidades,
en cualquier trabajo que realizemos, en el club, en el barrio que vivimos, en casa con
nuestra familia, y en el café con los amigos.

Este es el gran desafío de los humanístas en los tiempos que corren, y el ECP como
ideología, como modo de ser siendo en el mundo, tiene respuestas y modalidades de
acción, disponibles para ofrecer en los ámbitos en que se desee y pueda desplegarse.

Como nos diría Camus, es posible que la humanidad este pasando un nuevo invierno, frío e
inhóspito, sin embargo en el medio del mismo se esta preparando la primavera, las flores
que luego darán paso a los frutos.

De nosotros depende, el coraje para la acción y la paciencia para esperar, esta sido la doble
condición que han tenido siempre los humanístas.

Lic. Andrés Sánchez Bodas

BIBLIOGRAFIA CONSULTADA Y RECOMENDADA EN CASTELLANO

Obras de Carl Rogers


Psicoterapia Centrada en el Cliente- Edit. Paidos 1966
El proceso de Convertirse en Persona - Edit. Paidos 1972
Grupos de Encuentro- Edit. Amorrortu 1973
Orientación Psicológica y Psicoterapia . Edit. Narcea 1978
El Poder de la Persona- Edit. Manual Moderno 1980
El Camino del Ser, Edit. Kairós Troquel 1986
Teoría de la Personalidad. Edit. Nueva Visión
-----y otros Psicología Existencial Edit. Paidos 1963
-----y Marian Kinget . Psicoterapia y Relaciones Humanas Edit. Alfaguara 1967
-----y B. Stevens y otros . Persona a Persona. Edit. Amorrortu 1980
Obras de otros autores
Artiles,Manuel : La Actitud Psicoterapeútica, Edit. Bomun 1975
------y Martin,Orlando y colab.: Psicología Humanística, Edit. Hernandarias 1995
Brazier,David y colab.: Mas Alla de Carl Rogers, Edit. Descleee de Brouwer 1997
Ciaramicoli, Arthur.y Colab.: El poder de la Empatía, Edit Vergara 2000
De la Puente,Miguel: C.Rogers de la Psicoterapia a la Enseñanza, Edit Razón y fé 1973
Giordani, Bruno: La relación de Ayuda, de Rogers a Carkhuff, Edit. de Brouwer 1997
Lafarga Corona, G.-del Campo : Desarrollo del Potencial Humano ,Edit. Trillas 1978
Pages,Max. La orientación No directiva en Psicoterapia. Edit. Paidos 1970
Peretti,André: El Pensamiento de Carl Rogers, Editr. Atenas 1979
Libertad y relaciones Humanas, Edit. Marova 1971
Tausch R, y A. Marie: Psicoterapia por la Conversación, Edit. Herder 1987
Quitmann, Helmut: Psicología Humanística, Edit. Herder 1989
Saldanha Erthal, Tereza.: Terapia Vivencial, Edit Lumen 1993
Sánchez Bodas, Andrés : Estar Presente, Edit Holos 1997
.....y colab. ¿Crear Salud o Curar Enfermedad?, Edit. Holos 1993
----y otros Psicoterapias en Argentina,Edit. Holos 1994
.... y colab. Counseling Humanístico, Edit. Holos 1999
Vilanova, Alberto: Contribuciones a la Psicología Clínica Edit Adip 1993.

La Pirámide de Maslow
La Pirámide de Maslow, o jerarquía de las necesidades humanas, es una teoría psicológica
propuesta por Abraham Maslow en su obra: Una teoría sobre la motivación humana de 1943, que
posteriormente amplió. Maslow formula en su teoría una jerarquía de necesidades humanas y
defiende que conforme se satisfacen las necesidades más básicas (parte inferior de la pirámide), los
seres humanos desarrollan necesidades y deseos más elevados (parte superior de la pirámide).

 
La escala de las necesidades de Maslow se describe a menudo como una pirámide que consta de
cinco niveles: los cuatro primeros niveles pueden ser agrupados como «necesidades de déficit
(primordiales); al nivel superior lo denominó «autorrealización», «motivación de crecimiento», o
«necesidad de ser». “La diferencia estriba en que mientras las necesidades de déficit pueden ser
satisfechas, la necesidad de ser es una fuerza impelente continua”.
La idea básica de esta jerarquía es que las necesidades más altas ocupan nuestra atención sólo
cuando se han satisfecho las necesidades inferiores de la pirámide. Las fuerzas de crecimiento dan
lugar a un movimiento ascendente en la jerarquía, mientras que las fuerzas regresivas empujan las
necesidades prepotentes hacia abajo en la jerarquía. Según la pirámide de Maslow dispondríamos de:

  

Necesidades básicas
Son necesidades fisiológicas básicas para mantener la homeostasis (referente a la salud); dentro de
estas, las más evidentes son:
 Necesidad de respirar, beber agua, y alimentarse.
 Necesidad de mantener el equilibrio del pH y la temperatura corporal.
 Necesidad de dormir, descansar y eliminar los desechos.
 Necesidad de evitar el dolor y tener relaciones sexuales.

  Necesidades de seguridad y protección


Estas surgen cuando las necesidades fisiológicas se mantienen compensadas. Son las necesidades
de sentirse seguro y protegido, incluso desarrollar ciertos límites en cuanto al orden. Dentro de ellas
encontramos:
 Seguridad física y de salud.
 Seguridad de empleo, de ingresos y recursos.
 Seguridad moral, familiar y de propiedad privada.

  Necesidades de afiliación y afecto


Están relacionadas con el desarrollo afectivo del individuo, son las necesidades de:
 Asociación
 Participación
 Aceptación
Se satisfacen mediante las funciones de servicios y prestaciones que incluyen actividades deportivas,
culturales y recreativas. El ser humano por naturaleza siente la necesidad de relacionarse, ser parte
de una comunidad, de agruparse en familias, con amistades o en organizaciones sociales. Entre estas
se encuentran: la amistad, el compañerismo, el afecto y el amor. Estas se forman a partir del
esquema social.

  Necesidades de estima
Maslow describió dos tipos de necesidades de estima, una alta y otra baja.
 La estima alta concierne a la necesidad del respeto a uno mismo, e incluye sentimientos tales
como confianza, competencia, maestría, logros, independencia y libertad.
 La estima baja concierne al respeto de las demás personas: la necesidad de atención, aprecio,
reconocimiento, reputación, estatus, dignidad, fama, gloria, e incluso dominio.
La merma de estas necesidades se refleja en una baja autoestima y el complejo de inferioridad.
El tener satisfecha esta necesidad apoya el sentido de vida y la valoración como individuo y
profesional, que tranquilamente puede escalonar y avanzar hacia la necesidad de la autorrealización.
La necesidad de autoestima, es la necesidad del equilibrio en el ser humano, dado que se constituye
en el pilar fundamental para que el individuo se convierta en el hombre de éxito que siempre ha
soñado, o en un hombre abocado hacia el fracaso, el cual no puede lograr nada por sus propios
medios.

  Autorrealización o autoactualización
Este último nivel es algo diferente y Maslow utilizó varios términos para denominarlo: «motivación de
crecimiento», «necesidad de ser» y « autorrealización».
Es la necesidad psicológica más elevada del ser humano, se halla en la cima de las jerarquías, y es a
través de su satisfacción que se encuentra una justificación o un sentido válido a la vida mediante el
desarrollo potencial de una actividad. Se llega a ésta cuando todos los niveles anteriores han sido
alcanzados y completados, o al menos, hasta cierto punto

Pirámide de Maslow: la jerarquía de las


necesidades humanas
Analizando uno de los artefactos teóricos más famosos: la
jerarquía de necesidades.
Jonathan García-Allen
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La Pirámide de Maslow forma parte de una teoría psicológica que inquiere acerca
de la motivación y las necesidades del ser humano: aquello que nos lleva a actuar tal
y como lo hacemos. Según Abraham Maslow, un psicólogo humanista, nuestras
acciones nacen de la motivación dirigida hacia el objetivo de cubrir ciertas
necesidades, las cuales pueden ser ordenadas según la importancia que tienen para
nuestro bienestar.

Es decir, que Maslow proponía una teoría según la cual existe una jerarquía de las
necesidades humanas, y defendió que conforme se satisfacen las necesidades más
básicas, los seres humanos desarrollamos necesidades y deseos más elevados. A
partir de esta jerarquización se establece lo que se conoce como Pirámide de Maslow.

Abraham Maslow introdujo por primera vez el concepto de la jerarquía de


necesidades en su artículo “A Theory of Human Motivation” en 1943 y en su libro
“Motivation and Personality”. Más tarde, el hecho de que esta jerarquía soliese ser
representada gráficamente en forma de pirámide hizo que el núcleo de la teoría
pasase a ser conocido como pirámide de Maslow, cuya popularidad es notable incluso
hoy en día, décadas después de que fuese propuesta por primera vez.

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La Pirámide de Maslow: ¿qué es?

Mientras que algunas escuelas existentes a mediados del siglo XX (el psicoanálisis o


el conductismo) se centraban en conductas problemáticas y en el aprendizaje desde
un ser pasivo y sin demasiadas opciones de influir en el entorno más de lo que este
influye en él, Maslow estaba más preocupado en aprender sobre qué hace a la gente
más feliz y lo que se puede hacer para mejorar el desarrollo personal y la
autorrealización.

Como humanista, su idea era que las personas tienen un deseo innato para
autorrealizarse, para ser lo que quieran ser, y que cuentan con la capacidad para
perseguir sus objetivos de manera autónoma si se encuentran en un ambiente
propicio. Sin embargo, los diferentes objetivos que se persiguen en cada momento
dependen de qué meta se han conseguido y cuáles quedan por cumplir, según la
pirámide de necesidades. Para aspirar a las metas de autorrealización, antes han de
cubrirse las necesidades anteriores como la alimentación, la seguridad, etc. Por
ejemplo, solo nos preocupamos de temas relacionados con la autorrealización si
estamos seguros que tenemos un trabajo estable, comida asegurada y unas amistades
que nos aceptan.

En la Pirámide de Maslow, desde las necesidades más básicas hasta las necesidades
más complejas, esta jerarquía está compuesta por cinco niveles. Las necesidades
básicas se ubican en la base de la pirámide, mientras que las necesidades más
complejas se encuentran en la parte alta.

Así pues, las cinco categorías de necesidades de la Pirámide de Maslow


son: fisiológicas, de seguridad, de afiliación, de reconocimiento y de
autorrealización; siendo las necesidades fisiológicas las de más bajo nivel, y
subiendo niveles en el orden indicado. Eso sí, como hemos visto, la representación
visual en forma de pirámide es una aportación posterior al planteamiento de este
modelo explicativo por parte de Maslow. Sin embargo, aquí la trataremos como si
fuese equivalente a la jerarquía de necesidades descrita por este psicólogo.

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perderte"

Tipos de necesidades
En la pirámide de Maslow, este investigador habla acerca de las necesidades
instintivas y hace una distinción entre necesidades “deficitarias” (fisiológicas, de
seguridad, de afiliación, de reconocimiento) y de “desarrollo del ser” (autorrealización).
La diferencia existente entre una y otra se debe a que las “deficitarias” se refieren a
una carencia, mientras que las de “desarrollo del ser” hacen referencia al quehacer del
individuo. Satisfacer las necesidades deficitarias es importante para evitar
consecuencias o sentimientos displacenteros.

Las necesidades del “desarrollo del ser”, por su parte, son importantes para el
crecimiento personal, y no tienen que ver con el déficit de algo, sino con el deseo de
crecer como persona.

Así pues, la pirámide de Maslow tiene 5 niveles de necesidades. Son los siguientes.

1. Necesidades fisiológicas
Incluyen las necesidades vitales para la supervivencia y son de orden biológico.
Dentro de este grupo, encontramos necesidades como: necesidad de respirar, de
beber agua, de dormir, de comer, de sexo, de refugio.

Así pues, en este estrato de necesidades se encuentran aquellas que hacen


posibles los procesos biológicos más fundamentales que hacen que la existencia
del cuerpo sea viable. Proporcionan cobertura a las funciones fisiológicas que
mantienen el equilibrio en nuestros tejidos, células, órganos y, especialmente, nuestro
sistema nervioso.

Maslow piensa que estas necesidades son las más básicas en la jerarquía, ya que las
demás necesidades son secundarias hasta que no se hayan cubierto las de este nivel.

2. Necesidades de seguridad
En esta parte de la pirámide de Maslow se incluyen las necesidades de seguridad son
necesarias para vivir, pero están a un nivel diferente que las necesidades fisiológicas.
Es decir, hasta que las primeras no se satisfacen, no surge un segundo eslabón de
necesidades que se orienta a la seguridad personal, al orden, la estabilidad y la
protección.

Puede decirse que las necesidades que pertenecen a este nivel de la pirámide de
Maslow tienen que ver con las expectativas y con el modo en el que las condiciones
de vida permiten desarrollar proyectos a medio y a largo plazo. Se fundamentan en
una especie de "colchón" basado tanto en bienes como en derechos y capital social.

Aquí figuran: la seguridad física, de empleo, de ingresos y recursos, familiar, de salud,


etc.

3. Necesidades de afiliación
Maslow describe estas necesidades como menos básicas, y tienen sentido cuando las
necesidades anteriores están satisfechas.

Para Maslow, esta necesidad se expresa cuando las personas buscan superar los
sentimientos de soledad y sentir que hay vínculos afectivos entre ellas y ciertas
personas. Es decir, cuando se intenta trascender el ámbito individual y establecer
vínculos con el entorno social.

Estas necesidades se presentan continuamente en la vida diaria, cuando el ser


humano muestra deseos de casarse, de tener una familia, de ser parte de una
comunidad, ser miembro de una iglesia o asistir a un club social. La pertenencia a un
colectivo, ya sea más o menos pequeño, ayuda a aportar sentido a lo que se hace en
el día a día, y además el contacto personal y las relaciones sociales que favorecen
estos lazos nos estimulan de un modo que, para Maslow, la experiencia resultante
puede ser calificada de necesidad.

Ejemplos de estas necesidades son el amor correspondido, el afecto y la pertenencia


o afiliación a un cierto grupo social.

4. Necesidades de reconocimiento
Este nivel de la jerarquía de necesidades humanas también es conocido como
necesidades de estima, y tiene que ver con el modo en el que nos valoramos nosotros
y nos valoran los demás, el resto de la sociedad.

Tras cubrir las necesidades de los tres primeros niveles de la Pirámide de Maslow,
aparecen las necesidades de reconocimiento como aquellas que favorecen el
fortalecimiento de la autoestima, el reconocimiento hacia la propia persona, el logro
particular y el respeto hacia los demás; al satisfacer dichas necesidades, la persona se
siente segura de sí misma y piensa que es valiosa dentro de la sociedad. Cuando
estas necesidades no son satisfechas, las personas se sienten inferiores y sin valor.

Esta necesisad de la jerarquía de Maslow se entiende mejor como una manera de


sentirse bien con el propio autoconcepto a través de esas cosas de nosotros mismos
que vemos reflejadas en el modo en el que los demás nos tratan.

Según Maslow existen dos necesidades de reconocimiento: una inferior, que incluye el
respeto de los demás, la necesidad de estatus, fama, gloria, reconocimiento, atención,
reputación, y dignidad; y otra superior, que determina la necesidad de respeto de sí
mismo, incluyendo sentimientos como autoconfianza, competencia, logro,
independencia y libertad.

Así pues, este nivel de la jerarquía de necesidades humanas se basa en todas


aquellas ventajas que supone el hecho de gozar de un buen estatus a los ojos de los
demás.

5. Necesidades de autorrealización
Por último, en el nivel más alto se encuentran las necesidades de autorrealización y
el desarrollo de las necesidades internas, el desarrollo espiritual, moral, la
búsqueda de una misión en la vida, la ayuda desinteresada hacia los demás, etc.
Este nivel de la pirámide de Maslow es uno de los rangos de la jerarquía de
necesidades más difíciles de definir, porque tiene que ver con objetivos altamente
abstractos y que no se consiguen con acciones concretas, sino con cadenas de
acciones que se producen durante periodos relativamente largos. Por consiguiente,
cada individuo tendrá necesidades de autorrealización diferentes y personalizadas.

Críticas a la Pirámide de Maslow


Pese a que algunas investigaciones dan soporte a la teoría de Abraham Maslow, la
mayoría de los datos recopilados en muchas investigaciones no parecen ir en la
misma línea que la pirámide de Maslow. Por ejemplo, Wahba y Bridwell (1986)
concluyen que hay poca evidencia para demostrar la jerarquía postulada por Maslow, a
pesar de que aún hoy en día es muy popular.

Además, la Pirámide de Maslow también ha recibido críticas por ser difícil de


probar su concepto de autorrealización, ya que es muy abstracto. A fin de cuentas,
en ciencia es necesario especificar muy bien el significado de las palabras y proponer
unas implicaciones "operacionales" de ellas, y si un concepto deja mucho margen para
la interpretación, no es posible realizar investigaciones orientadas a estudiar lo mismo,
ni extraer conclusiones claras. Muchos de los conceptos y categorías descritas en la
pirámide de las necesidades de Maslow son demasiado ambiguas como para poder
ser estudiadas científicamente.

En un estudio publicado en 2011, investigadores de la Universidad de Illinois pusieron


a prueba la pirámide de Maslow y descubrieron que la satisfacción de las necesidades
de la pirámide correlacionaba con la felicidad de la persona. Pero esta investigación, al
contrario que la teoría de Maslow, concluyó que las necesidades de reconocimiento y
autorrealización también eran importantes pese a que no estuvieran cubiertas las
necesidades más básicas. Por lo tanto, cuestionaba la secuencialidad que Maslow
propuso en su teoría: no hacía falta tener cumplidas necesidades básicas para aspirar
a alcanzar los objetivos relacionados con las necesidades más refinadas.

Por otro lado, la investigación de Maslow estaba basada en una muestra de individuos
muy pequeña y, potr lo tanto, poco representativa. La crítica a su metodología hace
referencia a que él mismo eligió a las personas que consideraba autorrealizadas, tras
leer sobre ellos o hablar con ellos y llegar a conclusiones acerca de lo que es la
autorrealización. De hecho, las personas a las que Maslow entrevistó a la hora de
realizar su pirámide de necesidades difícilmente pueden representar a la mayoría de la
población humana, ya que eran personas pertenecientes a la cultura occidental, ricas o
muy influyentes. Algunas de las personas a las que investigó son Albert
Einstein o Eleanor Roosvelt. La pirámide de Maslow fue creada a partir del estudio
de los casos excepcionales, más que de lo que resulta normal en las poblaciones
humanas.

La relevancia y el legado de esta teoría


Independientemente de estas críticas, la pirámide de Maslow representa un aporte
importante en un cambio de visión dentro de la psicología y contribuyó a establecer
una tercera fuerza dentro de la profesión (las otras dos fuerzas principales eran el
psicoanálisis y el conductismo). Su enfoque con respecto a la psicología y de la vida
en general inspira entusiasmo, ya no parte del supuesto de que las personas son seres
pasivos, ni se centra en las conductas patológicas. El estudio de las motivaciones y de
los patrones de conducta no vinculados a los trastornos mentales llegó a ser una
muestra de que la psicología no tiene por qué limitarse a la salud mental.

Por otro lado, los trabajos de Maslow fueron un primer intento de estudiar algo de
suma importancia: el bien común, esos elementos contextuales que son prioritarios
para todas las personas. Si la necesidad de tener acceso a alimentos es uno de los
aspectos más importantes para las personas, es posible proponer modelos de gestión
de los espacios que tengan en cuenta este principio.

Además, la pirámide de Maslow ha tenido una gran repercusión no solamente en la


psicología, sino que también ha sido importante en el mundo empresarial
(especialmente en el marketing, pero también en el mundo de los Recursos Humanos)
o en el deporte, por ejemplo. El hecho de que establezca una jerarquía de necesidades
aporta una manera fácil e intuitiva de establecer planes para motivar y para generar
productos atractivos dependiendo del tipo de personas sobre las que se pretenda
influir.

La Psicología científica actual debe seguir investigando sobre qué es aquello que nos
motiva y nos lleva a aspirar a objetivos, y puede que la pirámide de Maslow no sea un
constructo que permita explicar bien cómo actuamos, pero por lo menos es un primer
ladrillo en este tipo de estudios y puede ser utilizado como referencia. Eso sí, hace
falta seguir trabajando para generar conceptos concretos que se presten a la
investigación científica, más allá de la apelación a ideas vagas que pueden significar
cosas diferentes para cada individuo.

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