Qué Es El Enfoque Centrado en La Persona
Qué Es El Enfoque Centrado en La Persona
Qué Es El Enfoque Centrado en La Persona
La Terapia Familiar Sistémica, es un enfoque que trabaja con las familias y los que
están en una relación estrecha para fomentar el cambio. Estos cambios son vistos en
términos de los sistemas de interacción entre cada persona dentro de la familia o relación.
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Es comprensible que las familias y los que se encuentren en relaciones muy cercanas a
veces tengan dificultades debido a sus diferencias, o sientan tensión cuando los seres
queridos tienen problemas. El objetivo de la terapia es trabajar con estos problemas a
través de los miembros de la familia y seres queridos para ayudar a empatizar con los
demás. Se les da la oportunidad de entender y apreciar las necesidades del otro,
aprovechar los puntos fuertes de la familia y, finalmente, realizar cambios útiles en sus
vidas y sus relaciones.
Contenido
¿Qué es la Terapia Familiar y la Terapia Sistémica?
La Terapia Sistémica se basa en la Terapia Familiar, una adaptación terapéutica de un
campo interdisciplinario más grande conocida como la Teoría de Sistemas.
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Mientras que algunos terapeutas familiares trabajan individualmente, otros van a colaborar
con un co-terapeuta o equipo. En algunos casos, estos colegas observarán sesiones para
supervisar cómo interactúan el terapeuta familiar y clientes. A continuación, estará en
posición para compartir reflexiones y explorar posibilidades para ayudar a resolver mejor
los problemas. Muchas familias encuentran este enfoque de los problemas de gran ayuda.
Las sesiones pueden durar de entre 50 y 90 minutos, y los intervalos entre cada uno
podrían ser de una o varias semanas, dependiendo de los factores, como se abordan los
problemas, la etapa de tratamiento y las necesidades de los miembros de la familia. En
última instancia, todos los elementos de la Terapia Familiar, incluidas las técnicas de
Terapia Familiar y duración de las sesiones será el resultado de una colaboración y el
acuerdo mutuo entre el terapeuta y la familia
Según Rogers, hay seis condiciones necesarias para que un cambio real. Estas son:
1. El contacto psicológico entre el cliente y el terapeuta.
2. El cliente sufre un trastorno emocional, pues se encuentra en un estado de
incongruencia.
3. El terapeuta es auténtico y consciente de sus propios sentimientos (congruencia).
4. El terapeuta tiene la consideración positiva incondicional hacia el cliente.
5. El terapeuta tiene la comprensión empática del cliente y su marco interno de
referencia, y sabe comunicar esta experiencia con el cliente.
6. El cliente reconoce que el terapeuta tiene la consideración positiva e incondicional
hacia él y una comprensión de sus dificultades.
De estos, los tres siguientes son conocidos como las condiciones principales o núcleos:
Las Terapias
La terapia humanista
La Psicología Humanista nace en Estados Unidos a finales de los años 50 del siglo XX, de la mano de Carl
Rogers y Abraham Maslow. A diferencia de otros enfoques psicológicos, el objetivo de la misma ya no es
solamente el cambio de conducta, como ocurre con la línea cognitivo-conductual, ni la cura clínica como el caso
del psicoanálisis, sino ayudar a las personas a desarrollar todo su potencial humano, a alcanzar la
autorrealización y coloca a la persona y su experiencia en el centro de interés.
La psicología humanista es una Terapia en Acción que se interesa por las relaciones humanas, por el nivel de
comunicación, los sentimientos y las emociones, la creatividad, la consecución de las necesidades básicas y la
realización de los más altos valores del ser humano.
La tarea principal del terapeuta es entender el mundo particular y el yo subjetivo de su cliente y a partir de ahí
ayudarle a resolver sus problemas y a vivir la vida que desea. Somos sujetos con experiencias y a partir de
ellas construímos nuestro mundo. La terapia humanista pone el énfasis en la libertad individual y la capacidad
de elegir cómo nos sentimos frente a lo vivido.
Dentro de esta corriente humanista se engloban entre otros enfoques, la Terapia Gestalt, la Terapia Sistémica
Familiar conocida como Constelaciones Familiares y la PNL Programación Neurolingüística y son las
herramientas que yo utilizo en la sesión terapéutica
Objetivos de la terapia humanista:
Cabe destacar que uno de los principales objetivos de la terapia humanista es que las
personas que la toman se vuelvan cada vez más confiadas de sus propias decisiones y al
mismo tiempo encuentran mejores herramientas para enfrentar los momentos en que
se equivoquen o la vida les traiga retos inesperados.
No voy a posicionarme, pero sí que creo interesante saber realmente de qué estamos
hablando, de la misma manera en la que creo importante que aprendamos a
diferenciar la terapia o enfoque humanista de otras disciplinas poco fiables. Cuando
algo se pone de moda, nos falta tiempo para inventarnos “alternativas” de dudosa
credibilidad.
Los humanistas defienden que cada persona tiene, de forma innata, un potencial que
le permite crecer, evolucionar y autoactualizarse y que la patología aparece cuando
estas capacidades se bloquean. Consideran que el individuo debe aprender a ser, a
conocer y a a hacer, y que es la misma persona la que debe encontrar por sí sola las
soluciones, dejándole total libertad para decidir. Los trastornos patológicos son
renuncias o pérdidas de esta libertad que no le permite seguir su proceso de
crecimiento vital.
También debemos tener en cuenta que estos modelos postulan que el individuo no
reacciona ante la realidad, sino ante la percepción que tiene de ésta, que es totalmente
subjetiva.
Otra crítica que ha recibido este movimiento es su consideración del ser humano como
“bueno por naturaleza”. Es un planteamiento optimista y seguramente muy oportuno
para la época, pero olvida que el ser humano es un conjunto de factores y
características negativas y positivas, y por lo tanto debemos considerar ambos
PSICOLOGÍA HUMANISTA
La psicología humanista, también conocida como “la tercera fuerza”, nace en
contraposición y como alternativa al conductismo y al psicoanálisis, enfoques a los que
considera deshumanizados, reduccionista, deterministas y mecanicistas.
Surge a finales de los años 50 y su mayor desarrollo lo alcanza en los años 60 del siglo
XX.
No obstante todos casi todos los psicólogos humanista coinciden en una serie de
principios tales como:
1.- El ser humano es más que la suma de las partes, por tanto estudiarlo o tratar de
entenderlo de forma fragmentada no nos lleva más que a verlo fuera de su centro y de su
contexto socio-cultural.
2.- Derivado de este primer principio está el valor fundamental que se da a la existencia
humana instalada en un contexto social. El ser humano no vive aislado sino que su
existencia se desarrolla dentro de espacio social, con sus normas y sus características
peculiares y todo eso le da una gran riqueza de conocimientos y experiencias.
3.- Al ser un ser consciente, el ser humano tiene una intención en sus elecciones, en sus
experiencias, en su creatividad y en su capacidad para comprender los significados. A
partir de la intencionalidad es que el hombre construye su identidad.
4.- Es libre para elegir y rechazar a la hora de hacer sus elecciones. Este postulado le
devuelve la libertad que el psicoanálisis y el conductismo, en gran medida, le habían
negado.
Además de estos principios, los integrantes del movimiento humanista tienen en común
una serie de características que comparten, como son:
2.- La presencia del terapeuta en este nuevo modelo de estar con el otro. Es una relación
que tiende más a la horinzontalidad. Ya no es el terapeuta el que sabe todo y el paciente
o cliente no sabe nada de lo que le pasa.
3.- Hay una valoración de lo subjetivo sobre lo objetivo. El sujeto tiene unas experiencias y
unas vivencias que son valoradas en sí mismas.
4.- Hay un gran énfasis en resaltar las características específicamente humanas como son
la capacidad de decidir, de crear, de crecer, de auto-realizarse, de comprometerse, etc.
5.- La importancia del compromiso en las relaciones y sus consecuencias, derivado del
existencialismo. La importancia de tener en cuenta como se ve a sí misma la persona y
como se experimenta con el resto de las personas y de los grupos a los que pertenece.
6.- Y el encuentro entre terapeuta y cliente libre de prejuicios como propuso Bingswanger,
producto de la fenomenología.
Terapia humanista: qué es y qué propone
para ayudar a las personas
Psicología / agosto 17, 2020 / Por Avance Psicólogos
La terapia humanista es una de las variantes que puede adoptar la psicología aplicada al servicio
de apoyo a pacientes. Sin embargo, lo habitual es que las personas que se están planteando
acudir al psicólogo se encuentren con esta denominación y no sepan a qué se refiere.
Por eso, en este artículo veremos en qué consiste la terapia humanista, y de qué manera se
utiliza para ayudar a las personas.
ABSTRACT
This paper aims to show a therapeutic model focused on the patient with a humanistic and scientific foundation
is human development, are the main skills, attitudes, values and experiences necessary to facilitate the
development of individuals. And will mainly focus on the necessary qualities of a qualified professional in this
approach.
DESARROLLO HUMANO
El desarrollo humano es un movimiento por medio del cual se puede fomentar el desarrollo de los individuos, no
sólo en el ámbito personal e interpersonal, sino también en el campo de las relaciones sociales y productivas
más macro.
El fundamento humanista y científico del desarrollo humano, permite desarrollar habilidades, actitudes, valores
y experiencias necesarias para facilitar el desarrollo integral de los individuos, los grupos y las instituciones en
beneficio del desarrollo sociocultural de nuestro país. En este sentido, el Enfoque Centrado en la Persona,
vértebra conceptual, metodológica y aplicada fundamental, del movimiento del desarrollo humano, en virtud de
sus características de integración, flexibilidad, apertura y cambio, no sólo permite sino que además, facilita y
promueve activamente el desarrollo de efectivos agentes catalizadores de proceso de transformación y de
cambio que está operando actualmente en el mundo.
Sin embargo, la hipótesis central de la propuesta de Rogers, es la de que “el individuo tiene la capacidad
suficiente para manejar en forma constructiva todos los aspectos de su vida que potencialmente pueden ser
reconocidos en la conciencia”. (Rogers, 1972).
Para el Enfoque Centrado en la Persona el individuo se ha visto siempre desde su contexto sociocultural e
histórico. Por ello, y en contra de algunas opiniones, la consideración dinámica o constructiva de la tendencia
actualizante está en correspondencia con la existencia de una condición central de tipo relacional o social: la
aceptación de dicho potencial manifestada por la existencia de un espacio de libertad de crecimiento como una
comprensión empática, unas condiciones favorables al aprendizaje significativo, un espacio para el encuentro y
el intercambio interpersonal libre y creativo.
Se puede decir que este es el planteamiento esencial del enfoque, y a su vez, lo que genera mayores
polémicas.
Rogers asume que en todo ser humano hay una tendencia innata a la actualización, esto es, al desarrollo y a la
superación constante, si se encuentran presentes las condiciones adecuadas; que es algo similar que propone
Maslow al hablar de la autorrealización.
La raíz de este planteamiento es que la persona cambia, y esta persona que cambia es descrita como un ser
capaz de comprenderse y de reaccionar libre y responsablemente a lo largo del desarrollo de su existencia y
este desarrollo será, como ya se mencionó, positivo si se encuentra en ciertas condiciones ambientales
favorables creadas por una relación interpersonal.
Rogers dice que el hombre es positivo por naturaleza, y por ello requiere de respeto absoluto, especialmente en
cuanto a sus aspiraciones de superación.
Rogers considera a la persona como un todo –organismo-organizado, dinámico y abierto, en la que existe un
deseo de estabilidad, de coherencia y deseo de unidad y orden. Este organismo, dice, está constantemente en
movimiento hacia niveles superiores de conciencia y de realización. Para la realización de este desarrollo
dispone de un potencial organísmico como una tendencia a la autorrealización y autoperfecionamiento. Una
tendencia direccional constructiva.
Todo proceso determina un sistema fluido cambiante, en el que la relación de ayuda va a permitir que el
organismo encuentre un clima adecuado para que la persona sea capaz de percibir su experiencia, ser más ella
misma, posibilitándose, de esta forma, aquel proceso de crecimiento que Rogers ha encontrado
experimentalmente en sus clientes en la relación psicoterapéutica.
Se trata de establecer un clima relacional orientado a que la persona se pueda encontrar consigo misma y así
pueda desarrollar sus potencialidades inherentes. Es decir, el profesional que establece esa relación de ayuda
por un lado y la tendencia actualizante del individuo por otro llevan a la persona total a su desarrollo integral.
Rogers le da verdadera importancia al paciente o cliente, como antes era usado, y la aceptación incondicional y
el respeto que se le tiene cobran igual importancia, que se les considera factores que favorecen u obstaculizan
la adquisición del enfoque centrado en la persona. Aceptación y respeto deben estar enraizados en la
personalidad del terapeuta, formar parte esencial de su ser, y ello pasa, antes que nada, por aceptarse a sí
mismos.
Se puede decir, entonces, que el ser humano puede, si se le presentan las condiciones adecuadas,
desarrollarse o actualizarse, ampliar sus capacidades y ser consciente de lo que experimenta a fin de poder
autocontrolarse. “no se puede manejar eficazmente lo que no se percibe conscientemente”, propone Rogers, de
ahí la necesidad de ampliar el concepto de sí mismo del paciente, su “self”, y de incluir en él, el todo (o casi
todo) lo que vivencia. Pero no se pretende hacerlo actuando sobre él sino, como dice Kinget, “acompañándolo”
en la experiencia, brindándole las condiciones requeridas y dándole seguridad (Rogers y Kinget, 1971).
LAS TRES CONDICIONES PARA FACILITAR EL DESARROLLO
Para Rogers, el cambio constructivo de la personalidad en el paciente durante la psicoterapia depende
hipotéticamente de tres actitudes esenciales del terapeuta., que son más importantes que las cualidades
profesionales, la orientación terapéutica o las técnicas de entrevista del terapeuta.
Su tesis es que existirán cambios en el paciente si existen en el terapeuta tres patrones de actitud y en el
paciente una condición especial.
El primero; es cuando el psicoterapeuta es él mismo, cuando en la relación con el paciente él es genuino; se
presenta sin “fachada”, o máscara y muestra abiertamente los sentimientos y las actitudes que en ese momento
fluyen en él, a esto es a lo que Rogers define con el término de “congruencia”.
El segundo punto consiste en que cuando el terapeuta experimenta una actitud cálida, positiva y aceptante
hacia la realidad del paciente, se facilita el cambio. Esto implica la disposición genuina por parte del terapeuta
para que el paciente manifieste todos sus sentimientos durante la terapia. A esto es lo que denomina “interés
positivo incondicional”.
La tercera condición esencial para el cambio es que el terapeuta experimente una exacta comprensión
empática del mundo interno del paciente; es decir, que sienta el mundo de significados privados y personales
del paciente como si fuera el propio mundo, pero sin perder jamás la cualidad de “como si”. Esto es, la empatía
esencial para el cambio terapéutico.
Para estas tres condiciones siempre tiene que estar presente la relación dialógica, así como determinadas
condiciones personales y sociales como el respeto al ser humano, el no ejercer el poder sobre el otro, el
compartir el poder dentro un clima de autenticidad en el que uno puede aprender del otro. Y como ya lo dijimos
estas condiciones nos deben permitir que consigamos lograr el desarrollo favorable de la persona.
CONCLUSIONES
Se ha presentado aquí un nuevo Enfoque Centrado en la Persona, esbozando algunas de las condiciones
necesarias para facilitar el desarrollo integral del individuo y de las instituciones.
Considero que el Enfoque Centrado en la Persona, reconoce el gran valor de cada persona, promoviendo que
el acompañamiento sea personal, atendiendo y adecuándose a las necesidades individuales, respetando el
tiempo y el proceso de cada uno.
Esta puede ser una experiencia terapéutica que propicie la responsabilidad y madurez y que favorezca el
desarrollo de potencialidades creativas, estancadas o maniatadas por los miedos y ansiedades. Permitiendo
que sea un verdaderamente un proceso de ayuda.
PALABRAS PRELIMINARES
Este escrito pretende ser una introducción, una síntesis de las propuestas básicas del
Enfoque Centrado en la Persona (E.C.P.), tal como traducimos el Person Centered
Approach que creó Carl Rogers.
No supone un desarrollo exhaustivo del modelo, sino que propone una aproximación
conceptual, para poder interesarse en un estudio más profundo del mismo, y
fundamentalmente para facilitar la captación de un espíritu y una actitud netamente
humanística en las relaciones de ayuda, y en una filosofía de los vínculos humanos. El
trabajo aborda inicialmente la trayectoria personal y profesional del Dr. Carl Rogers,
para permitir ubicarnos en su persona y observar la congruencia que existe entre ella y su
desarrollo teórico práctico. Nos acerca a continuación a la importante discriminación que
debemos hacer entre el Enfoque como terapia y como abordaje general de las relaciones
humanas.
Prosigue con una síntesis de la propuesta terapéutica, sus condiciones e hipótesis así como
las fases de los procesos de ayuda. Las nociones centrales que como ejes basales son su
columna vertebral continuan el texto, que cierra con un planteo del más allá de C. Rogers,
en un resúmen de aportes terapeúticos y las perspectivas de este enfoque para el mundo de
hoy.Culmina con una lista de libros editados en castellano que constituyen la bibliografía
recomendada para aquellos que quieren acercarse a este abordaje, o lo estan estudiando y
desean profundizarlo.
Carl Ransom Rogers nació el 8 de Enero de 1902 en Oak Park, Illinois, EEUU, y falleció en
1987 en California.Hijo de padres muy severos, aunque amorosos, recibió de ellos una
profunda educación religiosa (protestantes pietistas),y una intensa dedicación al trabajo en
el campo.
En 1919, en sus diecisiete años, obviamente influido por su familia, se inscribió en un grupo
de la Asociación Cristiana de Jóvenes, que dadas las caracteristicas de su lider, el Profesor
George Humphrey.cambió su vida y la reorientó hacia las relaciones de ayuda. Este
coordinador no seguía aparentemente ningún sistema, dejaba que los jóvenes tomaran sus
propias direcciones, que decidieran libremente lo que querían hacer, desde un modelo que
hoy podríamos denominar de autogobierno.
Para el jóven Rogers esto era absolutamente diferente a lo que le habían enseñado, y
estaba muy confundido ante un lider que muy amigablemente acompañaba al grupo como
uno más. Llegó a pensar que el Prof. Humprhey era incapaz de saber a que conclusiones
arribar y por ello dejaba libre al grupo.Le llevó años madurar la idea de que tal vez ese
facilitador sabia lo que hacía, y que ese era un modo muy particular y novedoso de enseñar.
El impacto de esta experiencia se verá como obvio cuando el Dr. Rogers elabore su propio
sistema de pensamiento, haciéndo eje en la noción de no directividad.
Es por ello que el Conductismo y las teorías del Aprendizaje de Keller, Skinner y
Schoenfield, así como el Psicoanálisis Freudiano, y las ideas de John Dewey y Willam
James, fueron sus principales fuentes de inspiración inicial, abriendo en su multiplicidad una
formación amplia y generosa, que trasladó a su trabajo clínico. Comenzó su tarea como
psicoterapeuta en un instituto de Rochester, New York, en el cual trabajó durante doce años,
con niños y adolescentes carenciados y con graves problemas de conducta social.
En esa clínica pudo conocer a Alfred Adler, y quedó conmocionado por su pensamiento, en
particular el referido a que no era tan importante la historia de los pacientes, sino sobre todo
el significado que ellos le daban a la misma y los sentimientos implicados en los relatos.
En esa misma época se acercó a los trabajos de Otto Rank y Sandor Ferenczi, que
defendían una terapia activa, breve, intensa, focalizada más en el presente que en el
pasado, y en las emociones más que en la comprensión intelectual. Estos autores
publicaron un libro en 1924, "El desarrollo del Psicoanálisis", que para muchos es el primer
texto de Psicoterapia, y de alguna manera un antecedente importante que retomaron más
tarde los Psicólogos Humanístas, entre ellos Carl Rogers.
En el mismo, además de lo anteriormente planteado, insistieron en la importancia de la
voluntad del paciente para que se produzcan los cambios en su persona, así como
resaltaban la necesidad de un compromiso activo por parte del terapeuta. En este orden les
parecía muy importante el establecer una relación cálida y auténtica entre consultante y
consultado, sugiriendo al terapeuta no ocultar al paciente los sentimientos.
del paciente, sino ayudar en la apertura a una nueva manera de ser, siendo la relación
humana que se establecía, y la intuición del terapeuta, los principales factores de la cura. A
Rank se lo considera el primer terapeuta que abre el camino a lo que luego se denominó
Psicología Humanística.
Con todo ello, y desde su propia creatividad, fué perfilando lo que luego se teorizó y
denominó, inicialmente, Psicoterapia No Directiva.
"Este nuevo abordaje confía mucho más intensamente en el impulso del individuo en
dirección a su propio crecimiento", "Esta terapia enfatiza los aspectos afectivos por sobre los
intelectuales, así como la situación inmediata más que el pasado del individuo". "La relación
terapeútica es en si misma una experiencia de crecimiento".
Es desde esta última perspectiva (luego de más de treinta años de dedicarse a asistir a
consultantes de terapia, y dictar clases en varios centros Universitarios de EEUU, Europa y
Sudamérica), que dedicó el último tercio de su vida a ayudar en conflictos sociales. Para ello
viajó por varios países, entre ellos Sudáfrica, Irlanda y Rusia.
En su largo recorrido, escribió cerca de veinte libros, que han sido traducidos a los idiomas
mayoritarios, y más de doscientos cincuenta artículos, además de realizarse cerca de doce
films sobre su trabajo y varios videos, donde se lo observa en sesiones reales, individuales y
grupales, completando una importante contribución al mundo científico humanístico.
En una consulta realizada en 1982, a una importante cantidad de profesionales del mundo
"Psi" de EEUU, sobre los diez terapeutas más influyentes del siglo veinte, Rogers aparece
en el tope de la lista.
En nuestro continente, México, Brasil, Argentina, Chile, Bolivia, Costa Rica y Uruguay,
poseen instituciones de formación, que en permanente contacto entre sí, enriquecen el
crecimiento de nuestro enfoque.
El despliegue del enfoque de Rogers puede dividirse en dos etapas, en la primera construye
un modelo de Relación de Ayuda, sea Psicoterapia o Counseling, y en la segunda un
abordaje o enfoque de las relaciones humanas en general .
La primera etapa transcurre desde 1935 hasta mediados de 1960, tomando los nombres de
Psicoterapia No Directiva( década de 1940)), y Centrada en el Cliente( década de 1950).
Podemos observar este despliegue en los principales textos que fué publicando:
"Counseling y Psicoterapia", en 1942
"Psicoterapia Centrada en el Cliente", en 1951
"El Proceso de Convertirse en Persona", en 1961.
"Psicoterapia y Relaciones Humanas", en coautoría con Marian Kinget, en 1965.
Para una mejor comprensión del ECP, haremos una discriminación conceptual y práctica
entre ambos momentos del ideario rogeriano.
El Enfoque como abordaje en cambio, no es una teoría ni una línea de la psicología, sino un
modo de pensar las relaciones humanas, un modo de ser siendo con los demás, una
filosofía de vida, una ideología o marco de creencias apuntalado en la importancia de los
encuentros.
El enfoque como terapia y sus campos de aplicación, están vinculados a todos los tipos de
demanda de ayuda psíquica, en normalidad o patologías severas, desde niños hasta
gerontes, individual o grupal, parejas y familias, habiendo demostrado eficiencia y eficacia
en sus resultados.
Lo importante de esta doble cualidad del ECP, es que permite a aquellos que lo sostienen,
realizar prácticas diversas desde una congruencia ideológica personal.
Sea que sean psicoterapeutas o counselors, y atiendan personas que solicitan ayuda para
resolver sus problemas. Que coordinen grupos de todo tipo. Que ejerzan la docencia en
todos sus niveles. Sean sacerdotes, pastores o rabinos. Trabajen de asesores laborales
empresariales, o educacionales. Se dediquen a la ayuda social, o actúen en política.
En todos los casos, comprenden a la persona como un ser vivo disponible al crecimiento
desarrollo y despliegue de sus potenciales positivos, siendo su tarea facilitar un modo de
relación que lo posibilite.
Carl Rogers-1976
Esta frase, es un fragmento del debate que mantuvo con Robert Carkhuff en 1976, acerca
de si las condiciones que C. Rogers postulaba como suficientes y necesarias, lo eran o no
en la asistencia a pacientes graves, en ese caso esquizofrénicos.
Nuestro autor fue pionero, en el mundo occidental, y en especial en el campo "Psi", de una
mirada y una postura que conlleva para aquel que la practica un correrse del lugar del saber
y del poder, para darle a su consultante la posibilidad de asumir los propios.
Desde esta postura en acción, facilitante del emerger de la potencialidad deseante del
consultante, surgió el concepto de Tendencia a la Actualización de los potenciales, en un
crecimiento y desarrollo personal.
Para el alcance de este objetivo, desde la experiencia clínica fueron surgiendo dispositivos
actitudinales y recursos verbales, que precisaron de una conceptualización.
Por otra parte, fue también necesario la construcción de una teoría de la Personalidad, que
avalara el proceder terapéutico, así como descripciones fenomenológicas de los procesos.
· aceptación incondicional
· autenticidad
· escucha empática
· respuestas verbales por parte del facilitador en concordancia con lo anterior, que fueron en
un principio denominadas respuestas reflejo, luego respuestas de seguimiento empático, y
por último chequeo de percepciones.
Partiendo del concepto que todo consultante, para serlo, debe percibir algún grado de
incongruencia o discordancia en sí mismo, y desde allí algún probable desorden o síntoma
perturbador, el objetivo de un terapeuta ECP es facilitar el tránsito hacia una congruencia
personal, desde la cual supere el problema y desarrolle su ser siendo persona en el mundo
de una manera favorable para sí mismo.
El propio Rogers definió su hipótesis central en una carta que nos envió el 21 de Junio de
1986 ( pocos meses antes de fallecer), en la cual decía :
"El individuo posee en si mismo potenciales recursos para su propia comprehensión, para
cambiar su autoconcepto, sus actitudes y para dirigir su conducta, y estos recursos pueden
ser liberados a condición de que un determinado clima de actitudes psicológicas
facilitadoras pueda ser logrado".
La aplicación de este modelo terapéutico ha sido minuciosamente estudiado e investigado
como proceso, descubriendo en el mismo, un camino que pasa de la desorganización inicial
a una reorganización en su cierre. Se observaron, a su vez, ciertas variables relativamente
constantes que han sido definidas como etapas o fases, y que podemos sintetizar:
principios de reorganización.
4- Integración: Se alcanza una mayor autoaceptación. Se perciben los progresos desde una
valoración más positiva de si mismo. Se observan cambios y transformaciones deseables
para el individuo. Cuando los consultantes alcanzan a transitar estas fases, logran una
reconfiguración perceptual de su noción de sí mismo, que les permite:
· Aumentar la autoestima.
La no directividad como posición ante un otro que consulta, la consideración de una pulsión
o tendencia formativa, empatía, aceptación incondicional, congruencia o autenticidad, el
chequeo de percepciones compartido, y la noción de si mismo, son la entrama basal,
nociones centrales, del inicial modelo terapéutico centrado en el cliente que deviene en al
abordaje o ECP, del cual hacemos una síntesis:
Esta postura o posición, cuando se la pone en práctica, demuestra en los hechos que la no
dirección "desde afuera", ofrece a los demás la posibilidad de poner en acción la propia
dirección, y cuando esto sucede, siempre es positiva para el crecimiento de lo humano.
2- Tendencia Actualizante: Es definida, en un principio por Rogers como "la capacidad que
tiene el ser humano, latente o manifiesta, de comprenderse a si mismo y de resolver sus
problemas de modo suficiente para lograr la satisfacción y la eficacia necesarias a un
funcionamiento adecuado". Esta hipótesis es reforzada tiempo después por descubrimientos
provenientes de la biología, la física y la antropología, en los cuales se habla de una
tendencia formativa cósmica (negentropía o sintropía), como tendencia a un orden creciente
desde el caos inicial. Se trata de un orden de evolución hacia un mayor orden u
organización, mayor complejidad y mayor capacidad de interrelación.
Trasladado a lo humano podemos decir que estos conceptos implican comprender, no solo
la tendencia al mantenimiento adaptativo del organismo, sino también al crecimiento,
desarrollo y enriquecimiento progresivo.
Esto no implica ignorar que también existe una tendencia entrópica, al deterioro, y muerte de
lo vivo, pero como nos dice Rogers "el universo construye y crea permanentemente, además
de deteriorar. Este proceso es evidente en el ser humano".
Considerar esta noción clave en el ECP nos coloca en un espacio de pensamiento científico,
en tanto comprobable por la experimentación. Es además una hipótesis de que nuestro
trabajo no es azaroso, sino que tiene un objetivo y una dirección, el facilitar que la tendencia
actualizante fluya en su sentido creativo.
en la experiencia vivida del otro, colocándose "en los zapatos que el otro calza", o dicho de
otra manera "pretender ver el mundo del otro con los ojos del otro". Por lo dicho implica tanto
los aspectos emocionales como los cognitivos del mundo vivido, es decir aquello que circula
las emociones y lo sentimientos o significaciones personales de las mismas.
Por ser resultado de una actitud, no es simplemente una disposición unidireccional desde el
terapeuta hacia el consultante, sino una manera de relacionarse en donde se propone la
empatía vincular. Es entonces un modelo de ida y vuelta, que a modo de ejercicio
terapéutico útil para una mejor comunicación, puede ser trasladado a la vida cotidiana del
consultante, tanto consigo mismo como con los demás.
La escucha empática, para ser terapéutica, debe resultar en respuestas de ese nivel, siendo
esa la tarea de un facilitador ECP. Este debe comunicar a su cliente su percepción del
mundo vivido por este, y a modo de chequeo mutuo de convalidación de lo percibido y
expresado, gestual o verbalmente, desde el encuentro, poder facilitar un acercamiento
comprensivo a si mismo.
Vale aclarar que aceptar no es lo mismo que aprobar, en tanto lo que se acepta es la
experiencia vivida tal cual es, aunque la conducta sea reprobable desde nuestro marco
valorativo. En síntesis es aceptar lo que el otro siente o experimenta, no lo que hace.
Al respecto nos dijo Carl Rogers: "En cuanto al terapéuta, lo que él experimenta está abierto
a su conciencia, y puede ser vivido en la relación, y puede ser comunicado si es apropiado".
Es obvio que nuestro maestro apela a la responsabilidad para encontrar el momento
oportuno para comunicar o no la experiencia que sucede en la relación de ayuda. Lo
importante es no negarla, sino aceptarla en forma transparente, y aunque no la trasmitamos
en lo inmediato, se "filtrará" en una relación de libertad experiencial.
Si podemos apuntar a un paulatino encuentro, estando atentos a los que nos pasa con lo
que pasa, actitudinalmente predispuestos a no juzgar, a centrarnos desde nuestra propia
experiencia en la experiencia del otro, se logrará la empatía buscada.
Si además, y por ello, somos auténticos y estamos convencidos de que el deseo del otro es
más importante que el nuestro, en esa oportunidad, habremos sido congruentes.
Lo que hagamos, o digamos, si posee esta base, será siempre una intención relativa, desde
el lugar del no saber más que lo que nos dice lo que se va diciendo juntos.
Sea como sea, siempre tiene que estar a disposición del otro la posibilidad de no verlo de la
misma manera, de revisarlo o de proponer otra forma de mirarlo, de esto se trata la no
dirección. Chequear percepciones es acompañar el decurso exploratorio, abriendo el camino
para la libre expresión de la potencialidad deseante del otro.
Decir estructura perceptual remite al concepto de que el ser humano no posee un si mismo,
es si mismo en proceso experiencial permanente, lo que implica que mientras vive percibe
su propia experiencia discriminándola de la de los otros. Su funcionamiento es comparable a
una gestalt o totalidad organizada de percepciones consistentes, desde las cuales diferencia
aquello que vive para si como características mísmicas, aquello que emerge de las
relaciones con los demás como condiciones yoicas. Es por ello que en esta vivencia de si
mismo podemos diferenciar lo mismico (el MI), de lo yoico (el Yo).
El primero, el Mi, se instala como permanente referencia ante lo propio, siendo una
constante perdurable., que nos hace dar cuenta de que somos el mismo y lo mismo, aún en
el cambio permanente que nos inspira la vida que vivimos. Somos quienes somos, el mismo
ante nosotros mismos, aún cuando nos transformemos yoicamente, a esto se lo ha
denominado la consistencia de si mismo, desde la cual el organismo tiende a regular sus
comportamientos y conductas.
Cuando en el proceso de desarrollo infantil, el niño recibe valoraciones positivas, por parte
de sus padres y el entorno, tiende a aceptar su propio mundo experiencial como válido para
si mismo, y se instala de esa manera en un sistema vital fluyente de auto reconocimiento y
congruencia. En cambio, cuando ello no se le brinda, o no lo puede percibir, tiende a
descreer de sus propias valoraciones perceptuales, acepta la de los
Cuando entre la experiencia del organismo y la del si mismo hay congruencia, la tendencia
actualizante opera unificada y sanamente. En cambio, cuando se perciben desacuerdos,
esto conduce a la incongruencia, develándose comportamientos y conductas que responden
en algunos casos al mensaje del organismo, y en otros al del si mismo que tiende a
preservarse. En esta condición se instalan defensas, rigidez perceptual, que a veces se
perciben como malestares o síntomas y no pudiendo funcionar óptimamente, el organismo
psíquico se enferma.
Es así como desde un posición existencial no directiva, con la confianza que nos brinda la
concepción de la tendencia formativa (autoactualizante en lo humano), nos disponemos a
una relación basada en la incondicionalidad, autenticidad y congruencia:
pastorales, comunitarias, o en cualquier ámbito que nos convoque para ayudar a personas,
facilitaremos la resolución de conflictos y el desarrollo
de la potencialidad creativa de lo humano.
Las ideas centrales de este autor fueron subsumidas por muchas líneas y teorías de la
Psicoterapia, incluso algunas que parten de paradigmas diferentes, cercanos como los del
Psicoanálisis del Self o el Cognitivismo, y hasta opuestos a la esencia del ECP, como por
ejemplo el neo conductismo de Arnold Lazarus.
Dentro del movimiento que se generó, se han incorporado otras lecturas, que constituídas
en modelos de la ayuda, postulan respetar las características estructurales básicas( por ello
se dicen seguir siendo del ECP), pero han tomado caminos propios, como por ejemplo:
Comenzamos este trabajo con un pensamiento de Albert Camus, frase extraída de "Los
Almendros", escrito inicial de su libro "El Verano".
Este texto, redactado en 1940 en medio de una Europa desagarrada por la segunda guerra
mundial, es un llamado esperanzado a la humanización.
Dicha frase es parte de los párrafos finales del mencionado escrito, que a continuación
transcribimos: "Este mundo está envenenado de desgracias en las que parece complacerse.
Está enteramente librado a ese mal que Nieztche llamaba espíritu de torpeza. No
colaboremos con nuestra ayuda. Es vano llorar por el espíritu, basta con trabajar por él.
Pero, ¿donde están las virtudes conquistadoras del espíritu?
El propio Nietzche las ha enumerado y caracterizado como enemigos mortales del espíritu
de torpeza. Para él son la firmeza de carácter, el gusto, el "mundo", la clásica felicidad, la
dura altivez, la fría frugalidad del sabio. Hoy más que nunca son necesarias estas virtudes y
cada cual puede escoger aquella que más convenga a su naturaleza.
Cualquier parecido con la actual realidad no es pura coincidencia, y nosotros desde el ECP
podemos colaborar con la propuesta que nos hace Camus pensando desde Nieztche.
El actual imperialismo de la globalización, la dictadura anónima que sufrimos, que nos sume
en la injusticia social, la corrupción, el hambre y la desesperanza, son parte de una
tremenda fuerza entrópica( tendencia al deterioro) que debe ser combatida.
El ECP como abordaje, desde Carl Rogers como creador, hasta nosotros como sus
discípulos, puede colaborar inclinar la balanza hacia las fuerzas negentrópicas ( tendencias
constructivas).
Sabemos que el ser humano no es ni bueno ni malo, ni ángel ni demonio, dado que en el
decurso de la historia se ha expresado de ambas maneras, y todo ha dependido de las
condiciones de valor que se les ha ofrecido a las personas.
Nuestro gran descubrimiento, ha sido aprender que cuando las personas son tratadas: no
directivamente, desde una aceptación incondicional, en un marco de autenticidad y escucha
empática, las fuerzas constructivas de la tendencia al desarrollo positivo, tienden a
expresarse e imponerse por sobre las negativas y destructivas.
Este es nuestro compromiso, el cual nos creemos capaces de ejercerlo: en los consultorios,
ámbitos comunitarios, políticos y sociales, templos y parroquias, escuelas y universidades,
en cualquier trabajo que realizemos, en el club, en el barrio que vivimos, en casa con
nuestra familia, y en el café con los amigos.
Este es el gran desafío de los humanístas en los tiempos que corren, y el ECP como
ideología, como modo de ser siendo en el mundo, tiene respuestas y modalidades de
acción, disponibles para ofrecer en los ámbitos en que se desee y pueda desplegarse.
Como nos diría Camus, es posible que la humanidad este pasando un nuevo invierno, frío e
inhóspito, sin embargo en el medio del mismo se esta preparando la primavera, las flores
que luego darán paso a los frutos.
De nosotros depende, el coraje para la acción y la paciencia para esperar, esta sido la doble
condición que han tenido siempre los humanístas.
La Pirámide de Maslow
La Pirámide de Maslow, o jerarquía de las necesidades humanas, es una teoría psicológica
propuesta por Abraham Maslow en su obra: Una teoría sobre la motivación humana de 1943, que
posteriormente amplió. Maslow formula en su teoría una jerarquía de necesidades humanas y
defiende que conforme se satisfacen las necesidades más básicas (parte inferior de la pirámide), los
seres humanos desarrollan necesidades y deseos más elevados (parte superior de la pirámide).
La escala de las necesidades de Maslow se describe a menudo como una pirámide que consta de
cinco niveles: los cuatro primeros niveles pueden ser agrupados como «necesidades de déficit
(primordiales); al nivel superior lo denominó «autorrealización», «motivación de crecimiento», o
«necesidad de ser». “La diferencia estriba en que mientras las necesidades de déficit pueden ser
satisfechas, la necesidad de ser es una fuerza impelente continua”.
La idea básica de esta jerarquía es que las necesidades más altas ocupan nuestra atención sólo
cuando se han satisfecho las necesidades inferiores de la pirámide. Las fuerzas de crecimiento dan
lugar a un movimiento ascendente en la jerarquía, mientras que las fuerzas regresivas empujan las
necesidades prepotentes hacia abajo en la jerarquía. Según la pirámide de Maslow dispondríamos de:
Necesidades básicas
Son necesidades fisiológicas básicas para mantener la homeostasis (referente a la salud); dentro de
estas, las más evidentes son:
Necesidad de respirar, beber agua, y alimentarse.
Necesidad de mantener el equilibrio del pH y la temperatura corporal.
Necesidad de dormir, descansar y eliminar los desechos.
Necesidad de evitar el dolor y tener relaciones sexuales.
Necesidades de estima
Maslow describió dos tipos de necesidades de estima, una alta y otra baja.
La estima alta concierne a la necesidad del respeto a uno mismo, e incluye sentimientos tales
como confianza, competencia, maestría, logros, independencia y libertad.
La estima baja concierne al respeto de las demás personas: la necesidad de atención, aprecio,
reconocimiento, reputación, estatus, dignidad, fama, gloria, e incluso dominio.
La merma de estas necesidades se refleja en una baja autoestima y el complejo de inferioridad.
El tener satisfecha esta necesidad apoya el sentido de vida y la valoración como individuo y
profesional, que tranquilamente puede escalonar y avanzar hacia la necesidad de la autorrealización.
La necesidad de autoestima, es la necesidad del equilibrio en el ser humano, dado que se constituye
en el pilar fundamental para que el individuo se convierta en el hombre de éxito que siempre ha
soñado, o en un hombre abocado hacia el fracaso, el cual no puede lograr nada por sus propios
medios.
Autorrealización o autoactualización
Este último nivel es algo diferente y Maslow utilizó varios términos para denominarlo: «motivación de
crecimiento», «necesidad de ser» y « autorrealización».
Es la necesidad psicológica más elevada del ser humano, se halla en la cima de las jerarquías, y es a
través de su satisfacción que se encuentra una justificación o un sentido válido a la vida mediante el
desarrollo potencial de una actividad. Se llega a ésta cuando todos los niveles anteriores han sido
alcanzados y completados, o al menos, hasta cierto punto
La Pirámide de Maslow forma parte de una teoría psicológica que inquiere acerca
de la motivación y las necesidades del ser humano: aquello que nos lleva a actuar tal
y como lo hacemos. Según Abraham Maslow, un psicólogo humanista, nuestras
acciones nacen de la motivación dirigida hacia el objetivo de cubrir ciertas
necesidades, las cuales pueden ser ordenadas según la importancia que tienen para
nuestro bienestar.
Es decir, que Maslow proponía una teoría según la cual existe una jerarquía de las
necesidades humanas, y defendió que conforme se satisfacen las necesidades más
básicas, los seres humanos desarrollamos necesidades y deseos más elevados. A
partir de esta jerarquización se establece lo que se conoce como Pirámide de Maslow.
Como humanista, su idea era que las personas tienen un deseo innato para
autorrealizarse, para ser lo que quieran ser, y que cuentan con la capacidad para
perseguir sus objetivos de manera autónoma si se encuentran en un ambiente
propicio. Sin embargo, los diferentes objetivos que se persiguen en cada momento
dependen de qué meta se han conseguido y cuáles quedan por cumplir, según la
pirámide de necesidades. Para aspirar a las metas de autorrealización, antes han de
cubrirse las necesidades anteriores como la alimentación, la seguridad, etc. Por
ejemplo, solo nos preocupamos de temas relacionados con la autorrealización si
estamos seguros que tenemos un trabajo estable, comida asegurada y unas amistades
que nos aceptan.
En la Pirámide de Maslow, desde las necesidades más básicas hasta las necesidades
más complejas, esta jerarquía está compuesta por cinco niveles. Las necesidades
básicas se ubican en la base de la pirámide, mientras que las necesidades más
complejas se encuentran en la parte alta.
Tipos de necesidades
En la pirámide de Maslow, este investigador habla acerca de las necesidades
instintivas y hace una distinción entre necesidades “deficitarias” (fisiológicas, de
seguridad, de afiliación, de reconocimiento) y de “desarrollo del ser” (autorrealización).
La diferencia existente entre una y otra se debe a que las “deficitarias” se refieren a
una carencia, mientras que las de “desarrollo del ser” hacen referencia al quehacer del
individuo. Satisfacer las necesidades deficitarias es importante para evitar
consecuencias o sentimientos displacenteros.
Las necesidades del “desarrollo del ser”, por su parte, son importantes para el
crecimiento personal, y no tienen que ver con el déficit de algo, sino con el deseo de
crecer como persona.
Así pues, la pirámide de Maslow tiene 5 niveles de necesidades. Son los siguientes.
1. Necesidades fisiológicas
Incluyen las necesidades vitales para la supervivencia y son de orden biológico.
Dentro de este grupo, encontramos necesidades como: necesidad de respirar, de
beber agua, de dormir, de comer, de sexo, de refugio.
Maslow piensa que estas necesidades son las más básicas en la jerarquía, ya que las
demás necesidades son secundarias hasta que no se hayan cubierto las de este nivel.
2. Necesidades de seguridad
En esta parte de la pirámide de Maslow se incluyen las necesidades de seguridad son
necesarias para vivir, pero están a un nivel diferente que las necesidades fisiológicas.
Es decir, hasta que las primeras no se satisfacen, no surge un segundo eslabón de
necesidades que se orienta a la seguridad personal, al orden, la estabilidad y la
protección.
Puede decirse que las necesidades que pertenecen a este nivel de la pirámide de
Maslow tienen que ver con las expectativas y con el modo en el que las condiciones
de vida permiten desarrollar proyectos a medio y a largo plazo. Se fundamentan en
una especie de "colchón" basado tanto en bienes como en derechos y capital social.
3. Necesidades de afiliación
Maslow describe estas necesidades como menos básicas, y tienen sentido cuando las
necesidades anteriores están satisfechas.
Para Maslow, esta necesidad se expresa cuando las personas buscan superar los
sentimientos de soledad y sentir que hay vínculos afectivos entre ellas y ciertas
personas. Es decir, cuando se intenta trascender el ámbito individual y establecer
vínculos con el entorno social.
4. Necesidades de reconocimiento
Este nivel de la jerarquía de necesidades humanas también es conocido como
necesidades de estima, y tiene que ver con el modo en el que nos valoramos nosotros
y nos valoran los demás, el resto de la sociedad.
Tras cubrir las necesidades de los tres primeros niveles de la Pirámide de Maslow,
aparecen las necesidades de reconocimiento como aquellas que favorecen el
fortalecimiento de la autoestima, el reconocimiento hacia la propia persona, el logro
particular y el respeto hacia los demás; al satisfacer dichas necesidades, la persona se
siente segura de sí misma y piensa que es valiosa dentro de la sociedad. Cuando
estas necesidades no son satisfechas, las personas se sienten inferiores y sin valor.
Según Maslow existen dos necesidades de reconocimiento: una inferior, que incluye el
respeto de los demás, la necesidad de estatus, fama, gloria, reconocimiento, atención,
reputación, y dignidad; y otra superior, que determina la necesidad de respeto de sí
mismo, incluyendo sentimientos como autoconfianza, competencia, logro,
independencia y libertad.
5. Necesidades de autorrealización
Por último, en el nivel más alto se encuentran las necesidades de autorrealización y
el desarrollo de las necesidades internas, el desarrollo espiritual, moral, la
búsqueda de una misión en la vida, la ayuda desinteresada hacia los demás, etc.
Este nivel de la pirámide de Maslow es uno de los rangos de la jerarquía de
necesidades más difíciles de definir, porque tiene que ver con objetivos altamente
abstractos y que no se consiguen con acciones concretas, sino con cadenas de
acciones que se producen durante periodos relativamente largos. Por consiguiente,
cada individuo tendrá necesidades de autorrealización diferentes y personalizadas.
Por otro lado, la investigación de Maslow estaba basada en una muestra de individuos
muy pequeña y, potr lo tanto, poco representativa. La crítica a su metodología hace
referencia a que él mismo eligió a las personas que consideraba autorrealizadas, tras
leer sobre ellos o hablar con ellos y llegar a conclusiones acerca de lo que es la
autorrealización. De hecho, las personas a las que Maslow entrevistó a la hora de
realizar su pirámide de necesidades difícilmente pueden representar a la mayoría de la
población humana, ya que eran personas pertenecientes a la cultura occidental, ricas o
muy influyentes. Algunas de las personas a las que investigó son Albert
Einstein o Eleanor Roosvelt. La pirámide de Maslow fue creada a partir del estudio
de los casos excepcionales, más que de lo que resulta normal en las poblaciones
humanas.
Por otro lado, los trabajos de Maslow fueron un primer intento de estudiar algo de
suma importancia: el bien común, esos elementos contextuales que son prioritarios
para todas las personas. Si la necesidad de tener acceso a alimentos es uno de los
aspectos más importantes para las personas, es posible proponer modelos de gestión
de los espacios que tengan en cuenta este principio.
La Psicología científica actual debe seguir investigando sobre qué es aquello que nos
motiva y nos lleva a aspirar a objetivos, y puede que la pirámide de Maslow no sea un
constructo que permita explicar bien cómo actuamos, pero por lo menos es un primer
ladrillo en este tipo de estudios y puede ser utilizado como referencia. Eso sí, hace
falta seguir trabajando para generar conceptos concretos que se presten a la
investigación científica, más allá de la apelación a ideas vagas que pueden significar
cosas diferentes para cada individuo.