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Morón Vera Valeria Giuliana1

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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ

ESCUELA DE POSGRADO

LAS CIRCUNSTANCIAS MODIFICATIVAS DE LA RESPONSABILIDAD PENAL DE LA


PERSONA JURÍDICA

¿PUEDE LA IMPLEMENTACIÓN DE UN MODELO DE PREVENCIÓN DE DELITOS DEFECTUOSO


APLICARSE COMO UNA EXIMENTE INCOMPLETA DE LA RESPONSABILIDAD PENAL DE LA

PERSONA JURÍDICA?

TESIS PARA OPTAR EL GRADO ACADÉMICO DE MAGÍSTER EN


DERECHO PENAL

AUTORA

VALERIA GIULIANA MORÓN VERA

ASESOR

HÉCTOR FIDEL ROJAS RODRÍGUEZ

Setiembre, 2021
ÍNDICE
ÍNDICE............................................................................................................................ 2
Resumen........................................................................................................................ 4
CAPÍTULO I – La identificación de supuestos de hecho no regulados por las
eximentes de la responsabilidad penal de la persona jurídica en el ordenamiento
peruano.......................................................................................................................... 6
1. Estado de la cuestión sobre la responsabilidad de la persona jurídica en el sistema jurídico
penal .............................................................................................................................................. 6
1.1. El surgimiento de la responsabilidad penal de la persona jurídica .................................. 6
1.2. La regulación de la responsabilidad de la persona jurídica en el sistema jurídico penal
peruano, específicamente, en la Ley N° 30424 – Ley de responsabilidad administrativa de la
persona jurídica...................................................................................................................... 10
2. El Modelo de Prevención de Delitos y su efecto eximente de responsabilidad de la persona
jurídica ......................................................................................................................................... 12
2.1. El Modelo de Prevención de Delitos .............................................................................. 12
2.2. Estado de la cuestión sobre el efecto eximente del Modelo de Prevención de Delitos 13
2.3. Las consecuencias jurídicas de la implementación de un Modelo de Prevención de
Delitos en la Ley N° 30424...................................................................................................... 17
3. Supuestos fácticos que constituyen eximentes incompletas por implementación de Modelo
de Prevención de Delitos, pero que no son regulados por la legislación peruana ..................... 21
3.1. Cuando el delito es un riesgo no identificado por el Modelo de Prevención de Delitos por
constituir una nueva modalidad delictiva, pero no constituye un supuesto de imposible
previsibilidad .......................................................................................................................... 23
3.2. El delito se comete cuando el Modelo de Prevención de Delitos se encuentra en fase de
diseño y/o implementación ................................................................................................... 25
3.3. El delito se comete cuando el Modelo de Prevención de Delitos aún no alcanza el grado
de madurez suficiente para cumplir su finalidad ................................................................... 27
3.4. Cuando el delito es producto del actuar intencional del responsable de controlar dicho
riesgo, quien es un «mando medio autónomo» dentro de la persona jurídica (sujeto no
previsto en el numeral a) del artículo 3° de la Ley N° 30424) ................................................ 28
3.5. Cuando el Modelo de Prevención de Delitos se encuentra completo, pero presenta
defectos en el/los elemento(s) relacionado(s) al delito cometido ........................................ 32
CAPÍTULO II – La necesidad de adecuar la gravedad de la respuesta punitiva a
ilícitos que constituyan un injusto incompleto de la persona jurídica .................. 35
4. Sistemas de atribución de responsabilidad de la persona jurídica (breve revisión y toma de
postura) ....................................................................................................................................... 35
4.1. Los sistemas de atribución de responsabilidad de la persona jurídica .......................... 35
4.2. Toma de postura sobre la naturaleza y el sistema de atribución de responsabilidad de la
persona jurídica que recoge el sistema penal peruano ......................................................... 47
4.3. Responsabilidad penal de la persona jurídica y principio de culpabilidad ..................... 56

2
4.4. Posiciones doctrinales que reconocen la existencia de un injusto y culpabilidad en la
persona jurídica...................................................................................................................... 64
4.5. Toma de postura sobre la relación entre el injusto y la culpabilidad en la responsabilidad
penal de la persona jurídica ................................................................................................... 77
5. Redefinición del alcance y efecto eximente de responsabilidad del Modelo de Prevención
Delitos ......................................................................................................................................... 84
5.1. La criminalidad corporativa y los Modelos de Prevención de Delitos ............................ 84
5.2. Posiciones doctrinales sobre ubicación del Modelo de Prevención de Delitos en la teoría
del delito ................................................................................................................................ 88
5.3. Las circunstancias modificativas de la responsabilidad penal ........................................ 92
5.4. Toma de postura sobre la naturaleza eximente del Modelo de Prevención de Delitos en
la Ley N° 30424....................................................................................................................... 96
6. Las eximentes incompletas de responsabilidad y sus consecuencias jurídicas ..................... 98
6.1. La imposición de la sanción y su adecuación al principio de proporcionalidad ............. 98
6.2. La sanción penal en las eximentes incompletas de responsabilidad ........................... 104
CAPÍTULO III – El Modelo de Prevención de Delitos como eximente incompleta de
responsabilidad de la persona jurídica .................................................................. 108
7. Supuestos de eximentes incompletas de responsabilidad penal de la persona jurídica 108
7.1. Cuando el delito es un riesgo no identificado en el Modelo de Prevención de Delitos por
constituir una nueva modalidad delictiva, pero no constituye un supuesto de imposible
previsibilidad ........................................................................................................................ 110
7.2. El delito se comete cuando el Modelo de Prevención de Delitos se comete en la fase de
diseño y/o implementación ................................................................................................. 114
7.3. El delito se comete cuando el Modelo de Prevención de Delitos aún no alcanza el grado
de madurez suficiente para cumplir su finalidad ................................................................. 116
7.4. Cuando el delito es producto del actuar intencional del responsable de controlar dicho
riesgo, quien es un «mando medio autónomo» dentro de la persona jurídica (sujeto no
previsto en el numeral a) del artículo 3° de la Ley N° 30424) .............................................. 119
7.5. Cuando el Modelo de Prevención de Delitos se encuentra completo, pero presenta
defectos en el/los elemento(s) relacionado(s) al delito cometido ...................................... 123
8. Consecuencias jurídicas de las eximentes incompletas relacionadas con el Modelo de
Prevención de Delitos................................................................................................................ 125
9. Conclusiones ........................................................................................................................ 135
Referencias bibliográficas ....................................................................................... 139

3
Resumen

En las últimas décadas, ante la realidad de un aumento de la criminalidad a través de la


persona jurídica, las ciencias penales se han preocupado por desarrollar teorías que
permitan atribuir responsabilidad penal a las personas jurídicas y con ello dejar atrás el
aforismo societas delinquiere non potest, basado en la falta de capacidad de acción,
culpabilidad y pena de la persona jurídica.

La legislación peruana no es ajena a esta tendencia, siendo su primer antecedente de


sanción a las personas jurídicas la incorporación del artículo 105° del Código penal de
1991, donde se regulan las “consecuencias accesorias”, aunque no reconoce una
responsabilidad penal de la persona jurídica.

25 años más tarde, el 2016, se publica la Ley N° 30424 sobre la responsabilidad


administrativa de la persona jurídica, aunque gran parte de la doctrina considera que se
trata en realidad de una responsabilidad penal, posición que se adopta en el presente
trabajo. Esta ley establece la responsabilidad de la persona jurídica por los delitos
cometidos por los miembros de su organización, cuándo éstos actúan en el ejercicio de
sus funciones y el delito es cometido en su nombre o por cuenta de ella y en su beneficio,
directo o indirecto; o cuando otra persona sometida a la autoridad y control de los
primeros mencionados, comete el delito bajo sus órdenes y autorización, o el delito es
posible por el incumplimiento de sus labores de fiscalización, supervisión y control.

Por otro lado, el artículo 17° de la Ley N.° 30424 establece una eximente de
responsabilidad de la persona jurídica por implementación de un Modelo de Prevención
de Delitos adecuado a su naturaleza, riesgos, necesidades y características, con
anterioridad a la comisión del delito, lo que permite concluir que la responsabilidad de la
persona jurídica radica en el defecto de organización estructural y cultural que facilita,
promueve o permite los delitos por parte de la persona natural miembro de la
organización, es decir, no lo evita.

La misma ley prevé, en su artículo 12°, circunstancias atenuantes relacionadas a la


implementación del Modelo de Prevención de Delitos; en el literal d) La adoptación e
implementación por parte de la persona jurídica, después de la comisión del delito y
antes del juicio oral, de un Modelo de Prevención de Delitos y, e) La acreditación parcial
de los elementos mínimos del Modelo de Prevención de Delitos.

4
De ahí que, se afirma, la Ley N° 30424 busca promover la autorregulación de las
personas jurídicas en materia de prevención de riesgos penales, para lo cual, además,
a través de su Reglamento, se establecen los componentes, estándares y requisitos
mínimos que debe cumplir el Modelo de Prevención de Delitos para ser considerado
idóneo y eximir de responsabilidad de la persona jurídica.

Del análisis concordado de la regulación de la eximente de responsabilidad y las


circunstancias atenuantes de la responsabilidad de la persona jurídica, se advierte aquí
la existencia de un grupo de supuestos en los que el Modelo de Prevención cuenta con
todos los requisitos mínimos establecidos por ley, pero el elemento relacionado con el
delito cometido por la persona natural presenta defectos.

Dicho grupo de casos no puede ser tratado como una eximente de responsabilidad, pero
tampoco como una circunstancia atenuante, lo que revela deficiencias en la regulación
actual que contravienen los principios de culpabilidad y proporcionalidad, por lo que se
propone que estos casos sean tratados como eximentes incompletas de la
responsabilidad de la persona jurídica.

Finalmente, se propone cómo debe determinarse la sanción en estos supuestos a fin de


que resulte proporcional según el nivel de desvalor del injusto culpable que se presenta
en cada caso y con las circunstancias atenuantes ya reguladas en la ley.

5
CAPÍTULO I – La identificación de supuestos de hecho no regulados por las
eximentes de la responsabilidad penal de la persona jurídica en el
ordenamiento peruano

1. Estado de la cuestión sobre la responsabilidad de la persona jurídica en el


sistema jurídico penal

1.1. El surgimiento de la responsabilidad penal de la persona jurídica

El rechazo a la posibilidad de atribuir responsabilidad penal a las personas jurídicas


radica en el aforismo societas delinquiere non potest. Las razones que lo sustentan
están asociadas a la naturaleza de la persona jurídica, su falta de capacidad de acción,
culpabilidad y pena.1

Con relación a su incapacidad de acción, este argumento se sostiene en lo establecido


en el artículo 11° del Código penal, que establece que son delitos las acciones u
omisiones dolosas y culposas penadas por la Ley, de donde se concluye que solo las
personas naturales tienen capacidad de acción, ya que son solo ellas las que pueden
actuar dolosa o culposamente; las personas jurídicas no obran personalmente sino a
través de los individuos que la integran.2

Respecto a su incapacidad de culpabilidad, al margen del nivel de normativización de la


culpabilidad que se adopte, se afirma que no se puede atribuir el hecho antijurídico a la
persona jurídica toda vez que siempre es necesaria una conexión psicológica entre el
sujeto, el hecho y la norma penal, en cuanto ésta última busca motivar al sujeto a quien
se dirige con el mensaje de no realización del hecho antijurídico; de lo cual carece la
persona jurídica.3

En cuanto a su falta de capacidad de pena (capacidad de punibilidad), se aduce que


sólo se puede imponer una sanción penal a quien es posible persuadir de comportarse
de manera prohibida, esto es, el sujeto en quien recaiga la pena tiene que ser motivable,
de ahí la relación entre culpabilidad y pena, de lo cual se desprende la falta de capacidad

1 ABANTO VÁSQUEZ, Manuel A., La responsabilidad penal de las personas jurídicas: ¿un
problema del derecho penal?, en: Revista Derecho & Sociedad, N° 35, 2010, p. 191; SERRANO-
PIEDECASAS FEMÁNDEZ, José Ramón, Sobre la responsabilidad penal de las personas
jurídicas, en: THEMIS Revista de Derecho N°. 35, junio 1997, p. 130.
2 MEINI MÉNDEZ, Iván, Responsabilidad penal de las personas jurídicas y de sus órganos de

gestión, en: Revista Ius et Veritas, N° 18, 1999, pp. 201-202.


3 MEINI MÉNDEZ, Iván, Responsabilidad penal de las personas jurídicas y de sus órganos de

gestión, en: Revista Ius et Veritas, N° 18, 1999, p. 202.

6
de pena de la persona jurídica, al no ser pasible de la prevención especial derivada de
la pena.4

No obstante, en las últimas décadas, debido al aumento de criminalidad a través de la


persona jurídica, se observa una tendencia a superar el principio societas delinquiere
non potest y dar paso a la responsabilidad penal de las personas jurídicas, siendo los
principales argumentos para introducirla los siguientes:5

 En primer lugar, el de la irresponsabilidad organizada: la separación entre


quienes toman las decisiones en una persona jurídica y quienes las ejecutan
genera situaciones de impunidad al aplicar las reglas clásicas de imputación de
responsabilidad penal individual, pues la existencia de diversas posiciones o
funciones entre los ejecutores y quienes adoptan la decisión hace que la
responsabilidad penal de estos últimos termine difuminándose o resulte muy
difícil de probar.

 En segundo lugar, el de la insuficiencia preventiva de la responsabilidad penal


individual: incluso en los casos en que tal sanción sea posible, superando las
dificultades probatorias o técnico-jurídicas que muchas veces se suscitan, ella
constituye una respuesta insuficiente para la criminalidad corporativa, pues si
bien se sanciona a la persona natural, deja intacta a la persona jurídica que
favorece o promueve la comisión del delito.

 En tercer lugar, el de la insuficiencia preventiva de la responsabilidad colectiva


no penales: las denominadas consecuencias accesorias del delito previstas para
las personas jurídicas utilizadas en la comisión, favorecimiento o encubrimiento
de delitos, al no sustentarse en la culpabilidad por el delito cometido, carecen
del efecto comunicativo que posee la pena, la cual tiene un mayor efecto
estigmatizador que la sanción administrativa. La fuerza simbólica del derecho
penal es mayor al de otras ramas del derecho.

4 MEINI MÉNDEZ, Iván, Responsabilidad penal de las personas jurídicas y de sus órganos de

gestión, en: Revista Ius et Veritas, N° 18, 1999, p. 203.


5 SILVA SÁNCHEZ, Jesús María, “La responsabilidad penal de las personas jurídicas en el

Derecho penal español”, en: SILVA SÁNCHEZ, Jesús María (Director), Criminalidad de la
empresa y Compliance. Prevención y reacciones corporativas, Barcelona, Atelier, 2013, p. 18;
REAÑO PESCHIERA, José Leandro, La utilidad de los programas de criminal compliance para
las empresas que operan en Perú, en: Revista de Derecho Themis N° 68, 2016, pp. 144-145;
ABANTO VÁSQUEZ, Manuel A., La responsabilidad penal de las personas jurídicas: ¿un
problema del derecho penal?, en: Revista Derecho & Sociedad, N° 35, 2010, p. 196.

7
 En cuarto lugar, si persona es todo sujeto jurídico con capacidad jurídica plena,
entonces las personas jurídicas pueden ser también sujeto de imputación
normativa, destinataria de obligaciones generales y particulares, las cuales
pueden cumplir o transgredir. Si bien las actividades de la corporación se
manifiestan hacia el exterior a través de sus órganos, también aquellos son
suyos. Se está entonces ante una forma de actividad propia por intermediación
de otro y condicionada por la propia estructura corporativa.6

No obstante estas consideraciones, se puede afirmar que el aforismo societas


delinquiere non potest no ha sido superado, pues no es que las personas jurídicas
puedan delinquir, sino que hoy en día son consideradas responsables por los delitos
cometidos por las personas naturales.

En el caso peruano, antes de la vigencia del Código penal de 1991, el sentir dominante
de la comunidad jurídica era negar la responsabilidad de las personas jurídica7; por lo
que, en dicho Código no se introdujo ningún dispositivo que la reconociera; sin embargo,
con posterioridad, paulatinamente, la doctrina fue admitiendo, primero de modo aislado,
y después casi unánimemente, que es posible una responsabilidad de la persona
jurídica.8

Este cambio se produjo a la par de que, internacionalmente, se ha ido reconociendo y


valorando autónomamente la intervención de las personas jurídicas en la criminalidad
económica y organizada y, con ello, la necesidad de prevenir y sancionar sus acciones
como propias del ente colectivo. Así, cada vez son más los países que regulan la
responsabilidad penal de las personas jurídicas como por ejemplo9: Irlanda y Noruega
(1991), Francia (1994), Finlandia (1995), Dinamarca y Eslovenia (1996), Bélgica (1999),
Croacia, Polonia y Suiza (2003), Austria (2006) o Gran Bretaña.

6 SERRANO-PIEDECASAS FEMÁNDEZ, José Ramón, Sobre la responsabilidad penal de las


personas jurídicas, en: THEMIS Revista de Derecho N°. 35, junio 1997, pp.132.
7 HURTADO POZO, Manual de Derecho Penal. Parte General, 2da. Ed., Lima, 1987, pp. 340-

341. VILLAVICENCIO TERREROS, Felipe Andrés, Lecciones de Derecho Penal. Parte General,
Lima, Cultura Cuzco Editores, Lima, 1990, p. 115. PEÑA CABRERA. Tratado de Derecho Penal.
Parte General, Lima, Vol. I. 3ra. Ed., 1987, p. 161.
8 GARCÍA CAVERO, Percy. Derecho penal económico. Parte general, ARA Editores, Lima, 2003,

p. 681; GARCÍA CAVERO. La Persona Jurídica en el Derecho Penal, Lima, Editorial Grijley,
2008, p. 55.
9 GOENA VIVES, Beatriz, Responsabilidad penal y atenuantes en la persona jurídica, Madrid,

Marcial Pons, 2017, p.45.

8
En efecto, en la legislación nacional, el primer antecedente de sanción a las personas
jurídicas se remonta a la incorporación del artículo 105° del Código penal de 1991,
donde se regulan las “consecuencias accesorias”. En este artículo se regulan las
sanciones aplicables a las personas jurídicas que hayan servido en la comisión de un
delito, favoreciéndolo o encubriéndolo, en tanto persista el riesgo de que en el futuro
sean utilizadas nuevamente para delinquir.

Sobre el particular, se publicó el Acuerdo Plenario 7-2009/CJ-116, donde se les


denomina sanciones penales especiales, y se establecieron los presupuestos para su
aplicación: i. Que se haya cometido un hecho punible o delito, ii. Que la persona jurídica
haya servido para la realización, favorecimiento o encubrimiento del delito, y iii. Que se
haya condenado penalmente al autor, físico y específico, del delito.

Como se puede apreciar, el fundamento de estas sanciones penales especiales es la


instrumentalización de la persona jurídica por parte de una persona natural para
favorecer u ocultar algún delito, y tiene como finalidad neutralizar la peligrosidad del ente
colectivo, por tanto, al tener una condición de accesoriedad a una conducta previa, su
aplicación depende directamente de la determinación de responsabilidad de la persona
natural que ejerció las actividades sociales o la instrumentalizó, siendo imposible la
aplicación de estas sanciones sin su determinación, pese al riesgo que representa el
inadecuado manejo de su organización.10

En virtud de lo expuesto se puede concluir que la deficiencia de esta normativa se


presenta por la imposibilidad de sancionar a la persona jurídica cuando no haya sido
posible condenar a la persona natural (por ejemplo, en caso de prescripción,
fallecimiento, fuga, entre otros), acompañada de sus limitadas posibilidades preventivas
debido a la falta de reproche ético-social.11

25 años más tarde, el 21 de abril del 2016 se publicó la Ley N° 30424, “Ley que regula
la responsabilidad administrativa de las personas jurídicas por el delito de cohecho
activo transnacional”, cuya entrada en vigor se prorrogó para el 01 de julio del 2017.
Esta ley recogió el Proyecto de Ley N° 4054-2014/PE (Proyecto del Comisión de Alto
Nivel Anticorrupción - CAN).

10Página 8 de la Exposición de Motivos del Decreto Legislativo 1352.


11ABANTO VÁSQUEZ, Manuel A., La responsabilidad penal de las personas jurídicas: ¿un
problema del derecho penal?, en: Revista Derecho & Sociedad, N° 35, 2010, p. 197.

9
Cabe resaltar que, hasta el 16 de agosto del año 2016, la Sala Penal Permanente de la
Corte Suprema de Justicia de la República en la casación N° 134-2015-Ucayalli
declaraba como doctrina jurisprudencial que el código penal no regula responsabilidad
penal de la persona jurídica.12

1.2. La regulación de la responsabilidad de la persona jurídica en el sistema


jurídico penal peruano, específicamente, en la Ley N° 30424 – Ley de
responsabilidad administrativa de la persona jurídica

El último intento de la legislación peruana para hacer responsable a las personas


jurídicas por su intromisión en la criminalidad, es la publicación de la Ley N° 30424, “Ley
que regula la responsabilidad administrativa de las personas jurídicas por el delito de
cohecho activo transnacional”, el 21 de abril del 2016, cuya entrada en vigor se prorrogó
para el 01 de julio del 2017.

Posteriormente, con fecha 07 de enero del 2017 se publicó el Decreto Legislativo N°


1352 que amplió el ámbito de aplicación de la Ley N° 30424 a los delitos de cohecho
activo genérico (artículo 397° del Código penal); cohecho activo específico (artículo 398°
del Código penal); lavado de activos (Decreto Legislativo N° 1106), actos de conversión
y transferencia (artículo 1°), actos de ocultamiento y tenencia (artículo 2°), transporte,
traslado, ingreso o salida por territorio nacional de dinero o títulos valores de origen ilícito
(artículo 3°), circunstancias agravantes y atenuantes (artículo 4°); y financiamiento del
terrorismo (artículo 4°-A del Decreto Ley N° 25475). Con este Decreto se interrumpió la
entrada en vigor de la Ley N° 30424 para el 01 de enero del 2018.

En el artículo 3° de esta ley se establece que la persona jurídica es responsable por los
delitos cometidos por los miembros de su organización, cuándo éstos actúan en el
ejercicio de sus funciones y el delito es cometido en su nombre o por cuenta de ella y
en su beneficio, directo o indirecto; o cuando otra persona sometida a la autoridad y
control de primeros mencionados, comete el delito bajo sus órdenes y autorización, o el
delito es posible por el incumplimiento de sus labores de fiscalización, supervisión y
control.

Asimismo, se establece que estamos ante una responsabilidad autónoma por lo que las
causas que extinguen la acción penal contra la persona natural no enervan la
responsabilidad administrativa de las personas jurídicas. En efecto, en casos de muerte,

12 Fundamento Décimo Tercero.

10
indulto o prescripción de la acción penal que afecten la persecución penal de la persona
natural, estas circunstancias no impiden el procesamiento y sanción de la persona
jurídica. En esa línea de ideas, se dice que la Ley N° 30424 salva las deficiencias del
artículo 105° del Código penal.

Sobre este último punto se critica a la legislación peruana por ser muy benevolente al
beneficiar a la persona jurídica ante casos en los que exista error de prohibición de la
persona natural o una situación de inimputabilidad. Al respecto, se señala que, al
contrario, estas causas de exclusión de la responsabilidad del autor individual muestran
con frecuencia un defecto de organización (falencias en los deberes de selección,
capacitación y supervisión personal); por ejemplo, si alguien sin los conocimientos
jurídicos necesarios es puesto al frente de una operación muy compleja.13 Igualmente,
la crítica se mantiene por no contemplar aquellas situaciones en las que no puede
identificarse a la persona natural responsable del delito, por ejemplo, si se puede
constatar la existencia de una operación de lavado de activos, pero no se logra
determinar con exactitud quién es el responsable individual.14

Por otro lado, se establece en el artículo 17° de la ley una eximente de responsabilidad
de la persona jurídica por implementación de un Modelo de Prevención de Delitos
adecuado a su naturaleza, riesgos, necesidades y características, con anterioridad a la
comisión del delito.

Asimismo, en el artículo 12° de la ley se establecen circunstancias atenuantes


relacionadas a la implementación del Modelo de Prevención de Delitos; en el literal d)
La adoptación e implementación por parte de la persona jurídica, después de la comisión
del delito y antes del juicio oral, de un Modelo de Prevención y, e) La acreditación parcial
de los elementos mínimos del Modelo de Prevención.

Luego, el marco de delitos continuó ampliándose, el 02 de agosto del 2018 se publicó


la Ley N° 30835 que incluyó dentro del alcance de la Ley N° 30424 a los delitos de
colusión (artículo 384° del Código penal) y tráfico de influencias (artículo 400° del Código

13HERNÁNDEZ, Héctor, La introducción de la responsabilidad penal de las personas jurídicas


en Chile, en: Revista Política Criminal, Vol. 5 N° 9, julio, 2010, p. 224.
14 NIETO MARTIN, Adán, La responsabilidad penal de las personas jurídicas en Perú:

Consideraciones desde una perspectiva comparada, en: Boletín Académico N° 48, Lima: Estudio
Oré Guardia, 2018, p. 7 Recuperado de internet: https://oreguardia.com.pe/la-responsabilidad-
penal-de-las-personas-juridicas-en-peru/.

11
penal), así como también modificó su denominación en “Ley que regula la
responsabilidad administrativa de las personas jurídicas”.

Finalmente, el 09 de enero del 2020, mediante Decreto Supremo N° 002-2019-JUS, se


publicó el Reglamento de la Ley N° 30424- Ley que regula la Responsabilidad
Administrativa de las Personas Jurídicas- en el que principalmente se establecen los
componentes, estándares y requisitos mínimos que debe cumplir el Modelo de
Prevención de Delitos, previsto como eximente de responsabilidad de la persona
jurídica, según el artículo 17° de la ley.

2. El Modelo de Prevención de Delitos y su efecto eximente de responsabilidad


de la persona jurídica

2.1. El Modelo de Prevención de Delitos

El Modelo de Prevención de Delitos es también conocido como sistema de


cumplimiento, sistema de gestión de riesgos penales y sistema de compliance.

Según la legislación peruana un Modelo de Prevención de Delitos consiste en la


adopción de medidas de vigilancia y control idóneas para prevenir los delitos o para
reducir significativamente el riesgo de su comisión.

Se desprende de la NTP ISO 37001:2017 que un Sistema de Gestión Antisoborno


constituye una guía para ayudar a la organización a prevenir, detectar y enfrentar el
soborno, y cumplir con las leyes antisoborno y los compromisos voluntarios aplicables
a su actividad. El referido sistema constituye un conjunto de elementos de una
organización, interrelacionados o que interactúan para establecer políticas, objetivos y
procesos para lograr sus objetivos. Este sistema puede diseñarse para prevenir
cualquier otro delito.

También es definido como un conjunto de deberes de actuación y reglas técnicas que


tienen que reflejar el “estado de la ciencia” en relación con la diligencia debida de una
persona jurídica determinada en aras a la evitación de la lesión de bienes jurídico
penales que se encuentren en su esfera de actuación15.

15GALLEGO SOLER, José Ignacio, Criminal Compliance y proceso penal: reflexiones iniciales,
en: Responsabilidad de la Empresa y Compliance. Programas de prevención, detección y
reacción penal, MIR PUIG, Santiago, CORCOY BIDASOLO, Mirentxu y GÓMEZ MARTÍN, Víctor,
IB de F, Buenos Aires, 2014, p. 216.

12
2.2. Estado de la cuestión sobre el efecto eximente del Modelo de Prevención
de Delitos

El efecto eximente del Modelo de Prevención de Delitos que se recoge en la legislación


peruana es admitido por la doctrina nacional, extranjera y, además, viene siendo
replicado a nivel mundial, por diversas legislaciones, como citaré más adelante.

La posición de un amplio sector doctrinal que apoya la idea de que la existencia de un


Modelo de Prevención efectivo y operativo exime de sanción penal a la persona jurídica,
dicha conclusión se apoya en tres argumentos16:

(i) Literal: si existe tal programa de cumplimiento, entonces puede afirmarse que
en la persona jurídica se ha “ejercido el debido control” sobre los hechos de
sus empleados (por lo que no concurren los presupuestos de la regla de
imputación);

(ii) Teleológico: si existe el programa de cumplimiento no puede hacerse


responsable a la persona jurídica sin contravenir el principio de culpabilidad
(mejor: de responsabilidad por un estado de cosas propio); y

(iii) Sistemático: si la implantación de un programa de cumplimiento (un sistema


de medidas eficaces de prevención y detección de delitos) post delictum
atenúa la responsabilidad de la persona jurídica, entonces su preexistencia
al hecho delictivo debe eximir tal responsabilidad.

La doctrina nacional señala:

 El compliance penal es un elemento constitutivo de la imputación de


responsabilidad penal a la persona jurídica, siendo que su faz negativa o la
ausencia de un compliance penal idóneo determinarán la imputación objetiva del
hecho de la persona jurídica17.

16 SILVA SÁNCHEZ, Jesús María, “La responsabilidad penal de las personas jurídicas en el

Derecho penal español”, en: SILVA SÁNCHEZ, Jesús María (Director), Criminalidad de la
empresa y Compliance. Prevención y reacciones corporativas, Barcelona, Atelier, 2013, p. 31.
17 CARO CORIA, Dino, Imputación objetiva y “compliance penal”, en: Derecho Penal Económico

y Teoría del Delito, EDUARDO DEMETRIO CRESPO (Director) MÓNICA DE LA CUERDA,


MARTÍN FAUSTINO GARCÍA DE LA TORRE GARCÍA (Coordinadores), Valencia, Tirant lo
blanch, 2020, p. 121.

13
 La persona jurídica interviene en el delito ejecutado por sus miembros
individuales en virtud de la defectuosa organización, la cual se expresa en la
ausencia de un modelo de prevención de delitos idóneo para evitar la comisión
de delitos o es contar con uno que es inadecuado o que simplemente no ha
funcionado18. En efecto, la responsabilidad penal de las personas jurídicas
asumida en los países deudores del sistema continental europeo no se sustenta
en una identificación de la persona natural que comete el delito con la persona
jurídica en cuya representación actúa o en una simple responsabilidad vicarial,
sino en una defectuosa organización se expresaría es la falta de incorporación
de un programa de cumplimiento normativo idóneo para prevenir la realización
de infracciones penales19.

Por otra parte, nuestra Corte Suprema ha referido:

“No cabe duda de la comisión de un acto de lavado de activos…, pero lo que debe
dilucidarse es si la adquisición del inmueble por… importó o no un negocio jurídico
realizado bajo la pauta de un “defecto de organización”. Es decir, si se incorporó al
patrimonio de la empresa un bien que se sabía que era delictivo o que, por la forma y
circunstancias de su adquisición, estaba en condiciones de advertir su origen delictivo,
todo lo cual fue posible porque la persona jurídica no tenía incorporado mecanismos
internos de control, protocolos de seguridad en el ámbito de sus negocios con terceros
o modelos de prevención adecuados e idóneos.

La determinación de tal defecto de organización se examina a partir de la


existencia de estos programas -si legalmente están impuestos, como en el caso de
las disposiciones sobre responsabilidad administrativa de personas jurídicas (Ley
N° 30424 y Decreto legislativo N° 1352)”. 20 (la negrita es propia)

Por otra parte, la doctrina extranjera también se ha pronunciado a favor del efecto
eximente del Modelo de Prevención de Delitos sobre la responsabilidad de la persona
jurídica. El profesor Silva Sánchez señala que el hecho de que la adopción y ejecución
eficaz de modelos adecuados de prevención de delitos tengan un efecto de exención- y
no de mera atenuación- de la responsabilidad “penal” de la persona jurídica resulta, a
su juicio, es bastante razonable.21 En el mismo sentido la profesora Beatriz Goena
señala que la persona jurídica que con anterioridad a la comisión del hecho delictivo

18 GARCÍA CAVERO, Percy, Derecho Penal. Parte General, 3ra edición, Ideas Solución Editorial,
Lima, mayo 2019, p. 908.
19 GARCÍA CAVERO, Percy, Las políticas anticorrupción en la empresa, en: Revista de Derecho

de la Pontifica Universidad Católica de Valparaíso, XLVII, 2do semestre de 2016, pp. 229.
Recuperado de internet: http://scielo-conicyt.cl/pdf/rdpucv/n47/art07.pdf.
20 Fundamento Noveno de los Fundamentos de Derecho de la Sentencia de Casación de fecha

21 de mayo del 2018, derivada del Recurso de Casación N° 864-2017/NACIONAL.


21 SILVA SÁNCHEZ, Jesús-María, La eximente de “Modelos de prevención de delitos”.

Fundamento y bases para una dogmática, en: Estudios de Derecho Penal: homenaje al profesor
Miguel Bajo, Silvina Bacigalupo, Bernardo José Feijoo Sánchez, Juan Ignacio Echano Basaldua
(Coordinadores), Madrid, Editorial Universitaria Ramón Areces, 2016, p. 673.

14
haya implantado medidas que razonablemente puedan evitar la comisión de delitos no
activa la regla de atribución de responsabilidad, pues faltaría el injusto corporativo
entendido como estado de cosas antijurídico de favorecimiento objetivo. Estaríamos
ante un estado de riesgo no desaprobado jurídicamente.22

En esa misma línea, y siempre partiendo de que las personas jurídicas que cuentan con
un Modelo de Prevención de Delitos adecuado cumplen a cabalidad los deberes de
prevención que le son exigibles:

 El factor de atribución para la persona jurídica radica en el incumplimiento


normativo o en el inadecuado cumplimiento del modelo de prevención.23

 La persona jurídica que tiene un programa de cumplimiento penal ha organizado


el “debido control”. Por ello, en el caso en que se produjera un hecho delictivo,
éste no puede ser (penalmente) atribuible a la persona jurídica porque ésta se
ha organizado de modo tal que no es justificable la atribución de responsabilidad
penal a la entidad, salvo desde postulados de una inaceptable responsabilidad
objetiva24.

En definitiva, una persona jurídica que tenga un programa de cumplimiento efectivo en


el momento de cometerse el delito, no debe ser considera culpable de la comisión de
un hecho injusto, puesto que la misma ha cumplido con los deberes que se imponen a
un ciudadano corporativo cumplidor de la legalidad.25

Por otro lado, hay quienes señalan como la profesora Beatriz Goena, que la eximente
de responsabilidad penal por implementar un Modelo de Prevención de Delitos obedece
a una menor necesidad de pena (punibilidad), pues no resulta necesario castigar a una

22 GOENA VIVES, Beatriz, Responsabilidad penal y atenuantes en la persona jurídica, Marcial


Pons, Madrid, 2017, pp. 341-342.
23 ABAD SALDAÑA, Giovanna, El Criminal Compliance: la Responsabilidad Penal de las

personas jurídicas y el cumplimiento normativo, en: Revista ADVOCATUS N° 37, Lima, 2018-I,
p.120.
24 GALLEGO SOLER, José Ignacio, Criminal Compliance y proceso penal: reflexiones iniciales,

en: Responsabilidad de la Empresa y Compliance. Programas de prevención, detección y


reacción penal, MIR PUIG, Santiago, CORCOY BIDASOLO, Mirentxu y GÓMEZ MARTÍN, Víctor,
IB de F, Buenos Aires, 2014, p. 197.
25 GÓMEZ-JARA DIEZ, Carlos, Fundamentos de la responsabilidad penal de las personas

jurídicas, en: Responsabilidad penal de las personas jurídicas, BANACLOCHE PALAO, Julio,
ZARZALEJOS NIETO, Jesús, GÓMEZ-JARA DIEZ, Carlos (Autores), La Ley, Madrid, 1ra
edición, junio, 2012, p. 32.

15
persona jurídica que se sanciona sola invirtiendo en la implementación de un Modelo de
Prevención de Delitos o sometiéndose a una investigación.

En la legislación extranjera, en España, por ejemplo, el numeral 2 del artículo 31° bis
del Código penal español se establece una eximente de responsabilidad para las
personas jurídicas cuando hayan implementado un modelo de prevención de delitos
adecuado con anterioridad a la comisión del delito y que éste haya sido ejecutado por
el autor eludiendo fraudulentamente el modelo de prevención supervisado
correctamente por un órgano autónomo de la persona jurídica:

“Artículo 31 bis.
(…)
2. Si el delito fuere cometido por las personas indicadas en la letra a) del apartado
anterior, la persona jurídica quedará exenta de responsabilidad si se cumplen las
siguientes condiciones:
1. ª el órgano de administración ha adoptado y ejecutado con eficacia, antes de la
comisión del delito, modelos de organización y gestión que incluyen las medidas de
vigilancia y control idóneas para prevenir delitos de la misma naturaleza o para reducir
de forma significativa el riesgo de su comisión;
2. ª la supervisión del funcionamiento y del cumplimiento del modelo de prevención
implantado ha sido confiada a un órgano de la persona jurídica con poderes autónomos
de iniciativa y de control o que tenga encomendada legalmente la función de supervisar
la eficacia de los controles internos de la persona jurídica;
3. ª los autores individuales han cometido el delito eludiendo fraudulentamente los
modelos de organización y de prevención y
4. ª no se ha producido una omisión o un ejercicio insuficiente de sus funciones de
supervisión, vigilancia y control por parte del órgano al que se refiere la condición 2.ª
(…).”26

En Chile, se encuentra vigente la Ley N° 20393, publicada el 01 de diciembre del 2017,


que establece la responsabilidad penal de las personas jurídicas en los delitos que
indica, publicada el 02 de diciembre del 2019, la cual establece que los deberes de
dirección y supervisión de la persona jurídica se han cumplido cuando tienen
implementado un Modelo de Prevención de Delitos.

“Artículo 3°. - Atribución de responsabilidad penal.


Las personas jurídicas serán responsables de los delitos señalados en el artículo 1° que
fueren cometidos directa e inmediatamente en su interés o para su provecho, por sus
dueños, controladores, responsables, ejecutivos principales, representantes o quienes
realicen actividades de administración y supervisión, siempre que la comisión del delito
fuere consecuencia del incumplimiento, por parte de ésta, de los deberes de dirección y
supervisión.
Bajo los mismos presupuestos del inciso anterior, serán también responsables las
personas jurídicas por los delitos cometidos por personas naturales que estén bajo la
dirección o supervisión directa de alguno de los sujetos mencionados en el inciso
anterior.
Se considerará que los deberes de dirección y supervisión se han cumplido cuando, con
anterioridad a la comisión del delito, la persona jurídica hubiere adoptado e

26 https://boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-1995-25444

16
implementado modelos de organización, administración y supervisión para prevenir
delitos como el cometido, conforme a lo dispuesto en el artículo siguiente. Las personas
jurídicas no serán responsables en los casos que las personas naturales indicadas en
los incisos anteriores, hubieren cometido el delito exclusivamente en ventaja propia o a
favor de un tercero.”27

En Argentina, se encuentra vigente la Ley 27401 (2018) que establece el régimen de


responsabilidad penal aplicable a las personas jurídicas privadas, ya sean de capital
nacional o extranjero, con o sin participación estatal, para delitos de cohecho y conexos.
Como se puede apreciar del texto legal, se recoge una eximente de responsabilidad
para las personas jurídicas para las que hayan implementado un programa de integridad
adecuado con anterioridad al delito y que éste haya sido violado por la persona natural
autora del delito.

“ARTÍCULO 9°. - Exención de pena. Quedará eximida de pena y responsabilidad


administrativa la persona jurídica, cuando concurran simultáneamente las siguientes
circunstancias:
a) Espontáneamente haya denunciado un delito previsto en esta ley como consecuencia
de una actividad propia de detección e investigación interna;
b) Hubiere implementado un sistema de control y supervisión adecuado en los
términos de los artículos 22 y 23 de esta ley, con anterioridad al hecho del proceso,
cuya violación hubiera exigido un esfuerzo de los intervinientes en la comisión del
delito; (..).”28

2.3. Las consecuencias jurídicas de la implementación de un Modelo de


Prevención de Delitos en la Ley N° 30424

La ley N° 30424, que regula la responsabilidad administrativa de las personas jurídicas,


establece en su artículo 17° una eximente de responsabilidad para la persona jurídica
cuando, con anterioridad a la comisión del delito de la persona natural, la persona
jurídica adopta a e implementa un Modelo de Prevención de Delitos de acuerdo a su
naturaleza, riesgos, necesidades y características, consistentes en medidas de
vigilancia y control idóneas para prevenir los delitos abarcados por la Ley N° 30424 o
para reducir significativamente el riesgo de su comisión:

“Artículo 17. Eximente por implementación de modelo de prevención


17.1. La persona jurídica está exenta de responsabilidad por la comisión de los delitos
comprendidos en el artículo 1, si adopta e implementa en su organización, con
anterioridad a la comisión del delito, un modelo de prevención adecuado a su naturaleza,
riesgos, necesidades y características, consistente en medidas de vigilancia y control
idóneas para prevenir los delitos antes mencionados o para reducir significativamente el
riesgo de su comisión.”

27 https://www.bcn.cl/leychile/navegar?idNorma=1008668
28 https://www.argentina.gob.ar/normativa/nacional/ley-27401-296846/texto

17
De la misma forma que ocurre con la atribución de responsabilidad a las personas
naturales, de la norma que atribuye responsabilidad a las personas jurídicas se
desprende un deber dirigido a éstas, específicamente, el de prevenir en cierta medida
las posibles conductas delictivas que puedan cometerse a propósito de su actividad,
controlando ciertos riesgos que puedan derivarse de su propia operación y poner en
riesgo o lesionar bienes jurídicos, caso contrario, se producirá la atribución de
responsabilidad.

Esta exigencia, por supuesto, no es absoluta, sino que se encuentra limitada por el
ordenamiento jurídico en base a, por ejemplo, la capacidad del destinatario y qué se
espera del mismo, el alcance de la norma en particular, la relación con otras normas
extrapenales, las prácticas en el sector del que se trate, entre otros, generando así
verdaderas reglas de conductas dirigidas a un destinatario en particular.29

En esa línea de ideas, la legislación peruana recoge el Modelo de Prevención de Delitos


como eximente de responsabilidad, considerando que una persona jurídica que lo tiene
implementado adecuadamente, cumple con el deber de prevención exigido y, en
consecuencia, no ha realizado la conducta que la norma penal pretende sancionar.

En efecto, el núcleo de la responsabilidad de la persona jurídica es la infracción de los


deberes de dirección y vigilancia que le competen en cuanto tal y que se traducen en el
deber de prevenir la comisión de delitos en su seno, lo que, a su vez, la ley traduce en
el deber de contar con un Modelo de Prevención de Delitos.30

En ese sentido, el numeral 13 del artículo 5° del Reglamento de la Ley N° 30424, define
el Modelo de Prevención de Delitos como un “sistema ordenado de normas,
mecanismos y procedimientos de prevención, vigilancia y control, implementados
voluntariamente por la persona jurídica, destinados a mitigar razonablemente los riesgos
de comisión de delitos y a promover la integridad y transparencia en la gestión de las
personas jurídicas.”

29 ARTAZA VARELA, Oswaldo, Programas de cumplimiento. Breve descripción de las reglas

técnicas de gestión del riesgo empresarial y su utilidad jurídico-penal, en: en: Responsabilidad
de la Empresa y Compliance. Programas de prevención, detección y reacción penal, MIR PUIG,
Santiago, CORCOY BIDASOLO, Mirentxu y GÓMEZ MARTÍN, Víctor, IB de F, Buenos Aires,
2014, pp. 235-236.
30 HERNÁNDEZ BASUALTO, Héctor, Desafíos de la ley de responsabilidad penal de las

personas jurídicas, en: Revista de Estudios de la Justicia, N° 16, 2012, p. 83.

18
Según la Exposición de Motivos del Decreto Legislativo N° 1352°31, que modifica la Ley
N° 30424, se señala que:

“Para que opere la responsabilidad de la persona jurídica, se exige la concurrencia de


dos elementos:
(i) Hecho de conexión: el delito debe ser cometido por quienes ostenten poder de
dirección o representación o sus subordinados en el ejercicio de sus funciones y
que le haya reportado un beneficio directo o indirecto, que puede ser de carácter
económico o no, como puede ser posicionamiento estratégico en el mercado; y,
(ii) Culpabilidad por defecto de organización: se exige la implementación efectiva de un
programa de prevención o cumplimiento, en caso esto no ocurra este elemento se
habría configurado.
En ese sentido, el nuevo artículo 17 contempla como una eximente de responsabilidad
la implementación adecuada de un modelo de prevención.”

Como se puede apreciar de los textos citados, para que el Modelo de Prevención de
Delitos tenga un efecto exonerador de responsabilidad, se requiere la concurrencia de
dos requisitos:

a) Que se adopte e implemente con anterioridad a la comisión del delito.


b) Que sea adecuado a la naturaleza, riesgos, necesidades y características,
consistentes en medidas de vigilancia y control idóneas para prevenir los delitos
o para reducir significativamente el riesgo de su comisión.

En cuanto al cumplimiento del segundo requisito, que el Modelo de Prevención de


Delitos sea adecuado a la naturaleza, riesgos, necesidades y características de la
persona jurídica, el legislador establece que éste debe cumplir con los cinco requisitos
mínimos previstos en el artículo 17°.2 de la Ley N° 30424:

“Artículo 17. Eximente por implementación de modelo de prevención


(…)
17.2. El modelo de prevención debe de contar con los siguientes elementos mínimos:
17.2.1. Un encargado de prevención, designado por el máximo órgano de administración
de la persona jurídica o quien haga sus veces, según corresponda, que debe ejercer su
función con autonomía. Tratándose de las micro, pequeña y mediana empresas, el rol
de encargado de prevención puede ser asumido directamente por el órgano de
administración.
17.2.2. Identificación, evaluación y mitigación de riesgos para prevenir la comisión de los
delitos previstos en el artículo 1 a través de la persona jurídica.
17.2.3. Implementación de procedimientos de denuncia.
17.2.4. Difusión y capacitación periódica del modelo de prevención.
17.2.5. Evaluación y monitoreo continuo del modelo de prevención.
El contenido del modelo de prevención, atendiendo a las características de la persona
jurídica, se desarrolla en el Reglamento de la presente Ley. En caso de la micro, pequeña
y mediana empresa, el modelo de prevención será acotado a su naturaleza y
características y solo debe contar con alguno de los elementos mínimos antes señalados.
(…)

31 Página 13 de la Exposición de Motivos del Decreto Legislativo 1352.

19
17.4. Se excluye también la responsabilidad de la persona jurídica, cuando cualquiera
de las personas naturales señaladas en el artículo 3 comete el delito eludiendo de modo
fraudulento el modelo de prevención debidamente implementado.”

Los requisitos mínimos señalados son ratificados por el artículo 33° del Reglamento de
dicha ley y complementados con otros adicionales, cuando corresponda:

“Artículo 33.- Elementos mínimos


De acuerdo a lo establecido en el numeral 17.2 del artículo 17 de la Ley, son elementos
mínimos del modelo de prevención los siguientes:
1. Identificación, evaluación y mitigación de riesgos;
2. Un encargado de prevención, designado por el máximo órgano de gobierno de la
persona jurídica o quien haga sus veces, según corresponda, que debe ejercer su
función con autonomía;
3. La implementación de procedimientos de denuncia;
4. La difusión y capacitación periódica del modelo de prevención;
5. La evaluación y monitoreo continuo del modelo de prevención.
Estando al principio de autorregulación a la que hace referencia el artículo 31, las
personas jurídicas pueden complementar el modelo de prevención con los siguientes
elementos:
6. Políticas para áreas específicas de riesgos;
7. Registro de actividades y controles internos;
8. La integración del modelo de prevención en los procesos comerciales de la persona
jurídica;
9. Designación de una persona u órgano auditor interno;
10. La implementación de procedimientos que garanticen la interrupción o remediación
rápida y oportuna de riesgos; y,
11. Mejora continua del modelo de prevención”

En tal sentido, para que proceda la aplicación de la eximente de responsabilidad, debe


verificarse la implementación adecuada de los elementos mínimos recogidos y descritos
en los artículos 17° de la Ley N° 30424 y 33° de su Reglamento.

Sobre este punto cabe señalar que también debe entenderse adecuado el Modelo de
Prevención de Delitos, para efectos de valoración penal, cuando el mismo se encuentra
completo, con todos los requisitos mínimos establecidos por el legislador, y se presente
un defecto en alguno de ellos, pero que no tenga relación con el riesgo materializado,
es decir, con el delito perpetrado por la persona natural.

Es de advertir que la implementación de un Modelo de Prevención de Delitos como tal


no es obligatoria para las personas jurídicas, no obstante, para cada caso concreto, la
persona jurídica puede sostener su inocencia en base a la existencia de un sistema
materialmente equivalente al Modelo de Prevención de Delitos, siendo los artículos 17°

20
y 33° citados referentes de lo que el legislador considera una correcta organización,
capaz de liberar de responsabilidad a la persona jurídica.32
Asimismo, se excluye la responsabilidad de la persona jurídica, cuando el delito se
cometa eludiendo de modo fraudulento el Modelo de Prevención debidamente
implementado con anterioridad a su comisión.

Por otra parte, en el artículo 12° de la Ley N° 30424 se establece como circunstancias
atenuantes de la responsabilidad de la persona jurídica los casos en que la persona
jurídica implementa un Modelo de Prevención de Delitos después de la comisión del
delito y antes del juicio oral y, cuando acredite parcialmente los elementos mínimos del
Modelo de Prevención:

“Artículo 12. Circunstancias atenuantes


Son circunstancias atenuantes de la responsabilidad administrativa de las personas
jurídicas las siguientes:
(…)
d. La adopción e implementación por parte de la persona jurídica, después de la comisión
del delito y antes del inicio del juicio oral, de un modelo de prevención.
e. La acreditación parcial de los elementos mínimos del modelo de prevención.”

Es importante precisar que la atenuante por acreditación parcial de los elementos


mínimos del Modelo de Prevención prevista en el literal e) del artículo 12° de la Ley N°
30424, concordada con lo señalado en el artículo 17°.2 de la ley, que establece que son
cinco los elementos mínimos que debe tener el Modelo de Prevención de Delitos para
ser considerado idóneo, debe entenderse en términos cuantitativos, por lo que las
personas jurídicas que aleguen contar con un Modelo de Prevención de Delitos y
únicamente acrediten algunos de los referidos elementos, serán beneficiadas con esta
atenuante.

3. Supuestos fácticos que constituyen eximentes incompletas por


implementación de Modelo de Prevención de Delitos, pero que no son
regulados por la legislación peruana

Como se ha evidenciado hasta este punto, en la legislación peruana, la eximente de


responsabilidad de la persona jurídica se presenta cuando ésta tiene implementado, con
anterioridad a la comisión del delito perpetrado por la persona natural, un Modelo de
Prevención de Delitos idóneo, capaz de excluir el injusto o la culpabilidad de la persona

32HERNÁNDEZ BASUALTO, Héctor, Desafíos de la ley de responsabilidad penal de las


personas jurídicas, Revista de Estudios de la Justicia, N° 16, 2012, p. 83.

21
jurídica, según sea el tipo de teoría que se adopte. Para ello, el Modelo de Prevención
debe contar con los requisitos mínimos establecidos en la ley.

Por otro lado, se regula como circunstancia atenuante de la responsabilidad de la


persona jurídica que ésta acredite parcialmente los elementos mínimos del Modelo de
Prevención de Delitos.

Ahora bien, en el análisis de estos dos escenarios, se han identificado un grupo de casos
en los que el Modelo de Prevención cuenta con todos los requisitos mínimos
establecidos por ley, pero el elemento relacionado con el delito cometido por la persona
natural, presenta defectos.

Estos casos no pueden ser considerados como una eximente completa de


responsabilidad por cuanto no todos los requisitos mínimos se presentan en forma
adecuada. Tampoco basta con considerarlos supuestos de acreditación parcial de los
elementos mínimos del Modelo de Prevención, toda vez que en estos casos se
encuentran presentes cuantitativamente todos los requisitos mínimos (los cinco
establecidos por ley), por lo que se presenta más que una acreditación parcial.

Los casos que no se encuentran regulados en la legislación peruana, al no ser


abarcados por los artículos 12°.e) y el 17° de la ley, son los siguientes:

▪ Cuando el delito es un riesgo no identificado en el Modelo de Prevención de


Delitos por constituir una nueva modalidad delictiva, pero no constituye un
supuesto de imposible previsibilidad.
▪ El delito se comete cuando el Modelo de Prevención de Delitos se encuentra
en fase de diseño y/o implementación.
▪ El delito se comete cuando el Modelo de Prevención de Delitos aún alcanza el
grado de madurez suficiente para cumplir su finalidad.
▪ Cuando el delito es producto del actuar intencional del responsable de controlar
dicho riesgo, quien es un «mando medio autónomo» dentro de la persona
jurídica (sujeto no previsto en el numeral a) del artículo 3° de la Ley N° 30424).
▪ Cuando el Modelo de Prevención de Delitos se encuentra completo, pero
presenta defectos en el(los) elemento(s) relacionado(s) al delito cometido.

A continuación, se analiza cada uno de los supuestos mencionados, evidenciando su


desregulación y problemática:

22
3.1. Cuando el delito es un riesgo no identificado por el Modelo de Prevención
de Delitos por constituir una nueva modalidad delictiva, pero no
constituye un supuesto de imposible previsibilidad

Uno de los elementos mínimos con que el Modelo de Prevención de Delitos debe contar
para poder aplicar la eximente completa de responsabilidad, prevista en el artículo 17°
de la Ley N° 30424, es el requisito de la identificación, evaluación y mitigación de
riesgos.

Este requisito constituye el núcleo del Modelo de Prevención de Delitos pues contiene
todos los supuestos de hecho delictivo, es decir, todas las modalidades de los delitos
albergados en la Ley N° 30424, que se pueden presentar en la persona jurídica, en sus
diferentes sedes, áreas, niveles jerárquicos, entre otros (identificación de riesgos),
analizadas según su gravedad y probabilidad de ocurrencia (evaluación de riesgos) a
fin de poder diseñar y establecer en la organización las medidas idóneas para mitigarlos
(tratamiento o mitigación de riesgos).

La identificación, evaluación y mitigación de riesgos es el núcleo del Modelo de


Prevención pues, si bien puede decirse que éste nace de la voluntad y compromiso del
órgano de gobierno de la persona jurídica, y se consolida con la mejora continua lograda
a través de las revisiones y auditorías a los que se somete el mismo, es la identificación
de riesgos la que sostiene el sistema de gestión de riesgos penales de la persona
jurídica, pues muestra dónde y en qué medida la persona jurídica puede favorecer,
promover o permitir posibles actuaciones delictivas de los miembros de su organización.

En esa línea, resulta indispensable para que el Modelo de Prevención sea adecuado y
pueda ser considerado como eximente de responsabilidad, que cuente con una
adecuada identificación, evaluación y mitigación de riesgos. Específicamente, en
cuanto a la identificación de riesgos, es necesario que el Modelo de Prevención
considere una matriz de riesgos que contenga todas aquellas posibles situaciones
delictivas que se pueden desarrollar por algún miembro de la organización y que la
persona jurídica puede mitigar en alguna medida.

Ahora bien, es importante resaltar que todos estos supuestos de hecho delictivos que
deben recogerse en la identificación de riesgos, deben ser previsibles para la
organización pues, sólo se puede exigir evitar, prevenir y no realizar aquello que se
pueda y deba conocer. Contrario sensu, si la situación riesgosa, en el contexto de la

23
persona jurídica, es imposible de prever, no puede ni debe ser identificada y, en
consecuencia, no puede ni debe ser sancionada.

En efecto, a la persona jurídica se le exige conocer aquellos riesgos que, de manera


diligente, es decir, contando con la asesoría de profesionales capacitados o nutriéndose
de los dueños e intervinientes de los diferentes procesos de la organización, puedan
advertirse y, en consecuencia, plasmarse en la matriz de riesgos.

Este punto de la previsibilidad del riesgo que debe ser identificado en el Modelo de
Prevención se condice con el principio de dolo o culpa que forma parte del principio de
culpabilidad que rige el sistema penal, que busca evitar precisamente la responsabilidad
de las personas por resultados imprevisibles, proscribiendo la responsabilidad por el
mero resultado (objetiva) y requiriendo que estos se originen como consecuencia de
actos dolosos o imprudentes.

En la línea de lo expuesto, se debe estudiar la situación en la que una persona jurídica


cuenta con un Matriz de Riesgos que contiene una identificación de riesgos adecuada;
no obstante, un riesgo previsible no ha sido incorporado a la Matriz por constituir una
nueva modalidad delictiva.

No es ajeno que la sociedad se encuentra en constante cambio, y con ella, la


criminalidad, cada día aparecen nuevas formas de delinquir, las cuales viajan por el
mundo y se van consolidando en ciertos territorios y controlando en otros, la criminalidad
es cíclica, nace un determinado lugar, crece y se consolida, es descubierta, analizada y
finalmente se controla; no obstante, cuando ya está siendo controlada en determinado
lugar, nace al otro lado del mundo, cursando el mismo ciclo de vida.

Cuadro 1

24
En virtud de lo expuesto es que se explica que una persona jurídica con un trabajo de
identificación de riesgos adecuado pueda no incluir un riesgo previsible pero no
identificado debido a que constituye una nueva modalidad delictiva, máxime cuando los
Modelos de Prevención suelen estar diseñados para ser actualizados, en cuanto a
matriz de riesgos se trata, de una a dos veces al año, existiendo periodos de tiempo en
los que pueden generarse estas nuevas modalidades delictivas, por lo que es razonable
y se justifique que el Modelo de Prevención quede desfazado en cuanto a dicho nuevo
riesgo hasta la siguiente actualización y/o revisión del Modelo.

Ahora bien, este supuesto fáctico no puede ser calificado como una eximente completa
de responsabilidad pues si bien el Modelo de Prevención de Delito se encuentra
completo en cuanto a sus elementos mínimos, uno de ellos, el de identificación,
evaluación y mitigación de riesgos presenta objetivamente un defecto, no ha identificado
un riesgo penal previsible, el cual además se ha materializado en el delito cometido por
la persona natural, por lo que no es posible afirmar que el Modelo de Prevención de
Delitos es adecuado.

Tampoco puede incluirse este supuesto fáctico dentro de la atenuante por acreditación
parcial de los elementos mínimos del Modelo de Prevención de Delitos pues, esta
circunstancia sólo se presenta cuando los requisitos mínimos no se encuentran
completos en términos cuantitativos, lo que no ocurre en este caso, en el cual todos los
elementos se encuentran completos (los cinco mínimos), pero uno de ellos, el
relacionado con el riesgo materializado (el delito perpetrado), presenta defectos.

De lo expuesto se evidencia que el supuesto planteado no tiene respuesta por parte de


la legislación penal, presentándose un vacío legal que puede llevar a una indebida
aplicación de la atenuante por acreditación parcial en este tipo de casos, y un
tratamiento desproporcionado, toda vez que pueden recibir el mismo tratamiento que
los casos en los que el Modelo de Prevención no cuenta con todos sus elementos
mínimos.

3.2. El delito se comete cuando el Modelo de Prevención de Delitos se


encuentra en fase de diseño y/o implementación

Para que se presente una eximente de responsabilidad, la ley exige que la persona
jurídica haya implementado un Modelo de Prevención de Delitos adecuado para la
mitigación de riesgos penales; no obstante, para llegar a este objetivo, el Modelo de

25
Prevención de Delitos, naturalmente, atraviesa dos fases previas, la primera, i) el
Modelo de Prevención de Delitos se encuentra en pleno diseño y/o implementación y,
la segunda, ii) el Modelo de Prevención de Delitos se encuentra instaurado dentro de la
organización, pero no ha alcanzado el grado de madurez suficiente para cumplir su
finalidad.

En el primer caso, la persona jurídica ha contratado los servicios de profesionales


externos o se ha organizado internamente para diseñar un Modelo de Prevención de
Delitos adecuado a su organización, por lo que las actividades de diseño e
implementación se vienen desarrollando según lo planificado, todo ello previo a la
aprobación del Modelo de Prevención de Delitos por el órgano de gobierno; y, es en ese
escenario, que la persona natural vinculada comete el delito previsto en la ley N° 30424,
en nombre de la persona jurídica o por cuenta de ella y en su beneficio, directo o
indirecto.

Ahora bien, en este tipo de casos no es posible afirmar que se presenta el supuesto de
exención completa de responsabilidad toda vez que el Modelo de Prevención de Delito
aún no puede ser catalogado como adecuado, toda vez que éste no ha sido aprobado
y no se ha desplegado por completo en la organización, por lo que no es posible afirmar
que todos los elementos mínimos del Modelo de Prevención se encuentran presentes
de forma idónea.

No obstante, lo expuesto, tampoco puede afirmarse que se trata de un supuesto de


acreditación parcial de los elementos mínimos del Modelo de Prevención por cuanto el
Modelo de Prevención no ha sido desplegado formalmente en la organización por lo que
no puede afirmarse que algunos los requisitos se encuentran presentes de forma
idónea, sino que se encuentran en proceso de creación o implantación.

En el mejor de los casos, pero partiendo de una interpretación errónea de los artículos
12° y 17° de la ley N° 30424, se puede afirmar que se acredita parcialmente en términos
cualitativos los requisitos del Modelo de Prevención de Delitos, pues pueden acreditarse
parcialmente (en términos cualitativos) algunos de los cinco requisitos establecidos por
ley. En el peor escenario, puede decirse que, en este tipo de casos, existe
responsabilidad plena de la persona jurídica.

En esa línea, se advierte un vacío legal, un escenario no previsto por el legislador que
tiene relevancia penal, aquel en el que la persona jurídica ha tomado la disposición y

26
concreta decisión de ponerse a derecho y de evitar un estado de cosas favorecedor a
la comisión de delitos. En la regulación vigente, en este tipo de casos, las personas
jurídicas responden plenamente como si no hubieran manifestado objetivamente su
voluntad de autorregularse y mitigar los riesgos penales de su actuación.

3.3. El delito se comete cuando el Modelo de Prevención de Delitos aún no


alcanza el grado de madurez suficiente para cumplir su finalidad

Como se refiere en el punto anterior, el paso inmediato previo para alcanzar un Modelo
de Prevención de Delitos adecuado para la mitigación de riesgos penales, es cuando un
Modelo de Prevención de Delitos se encuentra implementado y desplegado en la
persona jurídica, pero aún no ha alcanzado el grado de madurez suficiente para cumplir
su finalidad.

En este caso, la persona jurídica cuenta con un Modelo de Prevención de Delitos


aprobado por el Órgano de Gobierno de la organización; no obstante, éste, debido, por
ejemplo, al poco tiempo transcurrido desde su aprobación (días o pocos meses) o
puesta en marcha, no ha alcanzado el grado de madurez suficiente para cumplir su
finalidad de mitigar riesgos penales e instaurado una cultura corporativa fiel al derecho
dentro de la organización, es decir, no es eficaz.

Ahora bien, en estos casos no es posible afirmar que se presenta el supuesto de


exención completa de responsabilidad toda vez el Modelo de Prevención de Delito aún
no puede ser catalogado como adecuado, pues aun cuando se presentan todos los
elementos mínimos establecidos por ley, éstos no cumplen con su finalidad; no obstante,
tampoco es posible sostener que el defecto de organización se presenta plenamente,
pues, evidentemente, la persona jurídica ha tomado la decisión de ponerse a derecho y
de evitar un estado de cosas favorecedores a la comisión de delitos, implementando un
Modelo de Prevención con todos los requisitos exigidos por ley

Tampoco puede afirmarse que nos encontramos ante un supuesto de “acreditación


parcial de los elementos mínimos del Modelo de Prevención de Delitos” por cuanto, en
el supuesto analizado, el Modelo de Prevención se encuentra desplegado en la
organización y cuenta con todos los elementos mínimos exigidos por ley.

En el mejor de los casos, pero partiendo de una interpretación errónea de los artículos
12° y 17° de la ley N° 30424, se puede afirmar que se acredita parcialmente en términos

27
cualitativos los requisitos del Modelo de Prevención de Delitos, pues si bien se
presentan los cinco requisitos establecidos por ley, no se puede afirmar que ninguno de
ellos sea idóneo. En el peor escenario, puede decirse que, en este tipo de casos, existe
responsabilidad plena de la persona jurídica.

En esa línea, se advierte un vacío legal, un escenario no previsto por el legislador que
tiene relevancia penal, aquel en el que la persona jurídica cuenta con un Modelo de
Prevención de Delitos completo formalmente, pero cuyos elementos no han alcanzado
el tiempo de vida suficiente que permita catalogarlos como adecuados. En conclusión,
con la legislación vigente, las personas jurídicas responden plenamente al no tener un
Modelo de Prevención adecuado, sin tomar en consideración la manifestación de
voluntad objetiva de la persona jurídica de autorregularse y mitigar los riesgos de su
actuación

3.4. Cuando el delito es producto del actuar intencional del responsable de


controlar dicho riesgo, quien es un «mando medio autónomo» dentro de
la persona jurídica (sujeto no previsto en el numeral a) del artículo 3° de la
Ley N° 30424)

La responsabilidad penal de la persona jurídica, según el artículo 3° de la Ley N° 30424,


se presenta cuando los delitos recogidos en la referida ley, han sido cometidos por las
siguientes personas:

a. Sus socios, directores, administradores de hecho o de derecho, representantes legales


o apoderados de la persona jurídica, o de sus filiales o subsidiarias.
b. La persona natural que, estando sometida a la autoridad y control de las personas
mencionadas en el literal anterior, haya cometido el delito bajo sus órdenes o
autorización.
c. La persona natural señalada en el literal precedente, cuando la comisión del delito haya
sido posible porque las personas mencionadas en el literal a. han incumplido sus
deberes de supervisión, vigilancia y control sobre la actividad encomendada, en
atención a la situación concreta del caso.

Como se desprende del referido artículo, el legislador vincula la responsabilidad de la


persona jurídica con la actuación de su «plana mayor» o «máximos representantes», es
decir, sus socios, directores, administradores de hecho o de derecho, representantes
legales o apoderados, en general, de quienes se encuentran en la cima de la estructura
organizativa de la persona jurídica.

Incluso en los casos en los que el delito es cometido por personas distintas a la «plana
mayor» de la persona jurídica, se exige que el delito haya sido cometido por: i) quien

28
actúa bajo orden o autorización de la «plana mayor» o, ii) el delito de esta persona es
posible debido al incumplimiento de los deberes de supervisión, vigilancia y control de
la «plana mayor» sobre la actividad encomendada.

Si bien el legislador evidencia la existencia de una «plana mayor» en la persona jurídica,


como aquella que supervisa, vigila y controla y, por otro lado, aquellos que se
encuentran jerárquicamente debajo de estos «máximos representantes», debe
advertirse que, en las personas jurídicas pequeñas puede apreciarse, por lo general,
debido a la cantidad de miembros, una estructura jerárquica simple, generalmente, de
dos niveles (estratégico y operativo), pero en las medianas y grandes organizaciones,
existen estructuras complejas con distintos niveles en la estructura organizacional, que
pueden ir de tres a más, por ejemplo, alto, medio y bajo.

Cuadro 2

Esta compleja estructura también se traslada a la implantación de un Modelo de


Prevención de Delitos en una persona jurídica, en virtud de la cual es posible que
determinados riesgos penales no sean controlados por la «plana mayor» o «máximos
representantes» de la persona jurídica, sino por quienes se encuentran en un nivel
medio en la estructura jerárquica (subgerentes, jefes, supervisores o coordinadores).

En tal sentido, la supervisión, vigilancia y control en una determinada actividad riesgosa


puede estar a cargo de un miembro de la «plana mayor» o de un «mando medio
autónomo» en la estructura de la organización, sujeto no descrito en el numeral a) del
artículo 3° de la ley, es decir una persona que no sea socio, director, administrador de

29
hecho o derecho, representante legal o apoderado, todo dependerá, del resultado de la
evaluación del riesgo y de la estructura organizativa de la persona jurídica.

Por ejemplo, en personas jurídicas que cuenten con plantas u oficinas en diversos
puntos del país, es usual que las actividades se encuentren supervisadas, vigiladas y
controladas por una posición de nivel medio con autonomía (subgerentes, jefes,
supervisores o coordinadores), por lo que, en la matriz de riesgos penales, será esta
persona quien ejerza el control del riesgo de forma inmediata, sin perjuicio de que las
políticas se instauren por el órgano de gobierno o la alta dirección y que el «mando
medio autónomo» deba reportar periódicamente el avance y resultados de las
actividades a la «plana mayor»; no obstante, el control directo del riesgo está en su
esfera de control y sólo es evitado en cumplimiento estricto de sus deberes de
supervisión, vigilancia y control. Se debe tener presente que la referida autonomía no
lo convierte en «plana mayor» de la persona jurídica.

Ahora bien, para los casos en los que el «mando medio autónomo» es i) quien comete
el delito directivamente, ii) el delito se comete bajo sus órdenes o autorización o, iii) el
delito es posible debido al incumplimiento de sus deberes de supervisión, vigilancia y
control; la ley penal no ha establecido una respuesta, evidenciándose un vacío legal. En
efecto, cuando los deberes son incumplidos por la «plana mayor» o éstos cometen el
delito directamente, se concluye en la responsabilidad de la persona jurídica, pero si los
deberes le corresponden y son incumplidos por el «mando medio autónomo», la ley
penal no establecido la responsabilidad de la persona jurídica.

Atendiendo al texto actual de la ley penal y al principio de legalidad que la rige, en los
casos descritos en los que el delito se encuentra asociado a la actuación de un «mando
medio autónomo», no es posible afirmar la responsabilidad de la persona jurídica por
cuanto el hecho punible no ha sido cometido o se encuentra asociado a la actuación de
las personas señaladas en el literal a) del artículo 3° de la ley, es decir, por la «plana
mayor», evidenciándose un caso de atipicidad y un evidente vacío legal.

Esta situación puede convertirse en un incentivo para que las personas jurídicas se
organicen de manera que los riesgos más gravosos sean asignados a mandos medios
para su supervisión, vigilancia y control, o sean encomendados a mandos medios con
autonomía, con la finalidad de que, ante eventuales delitos derivados de su actuación,
el hecho resulte atípico y quede impune, evadiendo su responsabilidad la persona
jurídica y su «plana mayor».

30
Ahora bien, realizando una interpretación de los artículos 3° y 17° de la Ley N° 30424,
tampoco puede afirmarse que el Modelo de Prevención de Delitos implantado en la
persona jurídica y que ha designado como controlador del riesgo al «mando medio
autónomo», es adecuado, pues éste presenta un riesgo en su configuración,
específicamente en lo que concierne al tratamiento del riesgo identificado, toda vez que
la ley hace una referencia expresa a la «plana mayor» como controladora del riesgo.

En efecto, no puede considerarse que el Modelo de Prevención de Delitos es adecuado


y aplica la eximente completa de responsabilidad pues si bien el Modelo de Prevención
puede encontrarse completo en cuanto al requisitos mínimos establecidos por ley,
evidentemente el riesgo materializado denota la falla en por lo menos uno de ellos,
específicamente en el de identificación, evaluación y mitigación de riesgos,
específicamente en el tratamiento de riesgos y los roles y responsabilidades en su
control, fase en la que se indica quién o quiénes son los responsables de controlar el
riesgos penal que se pretende evitar, en la medida en que se está asignando a un
«mando medio autónomo» lo que debe ser competencia de un miembro de la «plana
mayor».

En este punto la especial relevancia que cobra la actuación del responsable de evaluar
el Modelo de Prevención de Delitos en el marco de una investigación fiscal, en el caso
peruano, de la Superintendencia de Mercado de Valores – SMV, la cual, en su
evaluación del Modelo, deberá incluir en su análisis sobre el tratamiento de los riesgos,
no sólo sobre los controles establecidos para mitigarlos, sino también las posiciones
que, según sus competencias, deben gestionar dichos riesgos, es decir, supervisarlos,
vigilarlos o controlarlos.

En resumen, no puede determinarse la responsabilidad de la persona jurídica por cuanto


no se ha verificado el incumplimiento de los deberes por parte de la plana mayor, pero
tampoco es posible eximir la responsabilidad de la persona jurídica por cuanto el Modelo
de Prevención no ha resultado adecuado, al no lograr asegurar el control idóneo de los
riesgos penales, generándose el vacío legal advertido.

Por otro lado, este supuesto tampoco puede ser considerado por el juzgador como una
atenuante por «acreditación parcial de los elementos mínimos del Modelo de Prevención
de Delitos» pues, como se ha referido, éste se encuentra completo en cuanto elementos
mínimos concebidos.

31
En resumen, el caso en el que un «mando medio autónomo» genere directa o
indirectamente las conductas delictivas descritas, y el juzgador se incline por considerar
que la persona jurídica debe ser responsable penalmente, debe quedar claro que esta
situación no se encuentra albergada en los artículos 17° y 12° de la ley.

En realidad, en estos casos, el Modelo de Prevención de Delitos se encuentra completo,


es decir, con los requisitos mínimos establecidos por ley, pero que presenta un defecto
en uno de sus elementos. En esa medida, no puede aplicarse la eximente completa por
cuanto el Modelo de Prevención no es adecuado, tampoco merece la persona jurídica
una sanción plena por cuanto nos encontramos ante un injusto menor, un defecto de
organización disminuido debido a la implementación del Modelo de Prevención y,
finalmente, no puede tampoco equipararse a un caso de acreditación parcial de
elementos mínimos por cuanto estamos ante un injusto menor al contar el Modelo de
Prevención en cuestión completo en cuanto a los requisitos exigidos por ley.

3.5. Cuando el Modelo de Prevención de Delitos se encuentra completo, pero


presenta defectos en el/los elemento(s) relacionado(s) al delito cometido

Este supuesto debe ser considerado para aquellos otros casos en los que el Modelo de
Prevención de Delitos se encuentra completo en cuanto a sus elementos mínimos, pero
presenta defectos en el/los elemento(s) relacionado(s) al delito cometido por la persona
natural (riesgo materializado).

En efecto, este supuesto se presenta cuando la persona jurídica ha implementado un


Modelo de Prevención de Delitos completo cuantitativamente, es decir, con todos los
elementos establecidos por la ley N° 30424 y su reglamento; pero que, luego de
cometido el delito, en el marco de una investigación fiscal, realizada la evaluación ex
post por parte la Superintendencia de Mercado y Valores – SMV, sobre la idoneidad y
eficacia de dicho Modelo, resulta que uno o más de sus elementos presenta defectos
en su configuración o gestión.

En este tipo de casos, no es posible aplicar la eximente incompleta del artículo 17° de
la ley por cuanto no es posible afirmar que el Modelo de Prevención de Delitos es idóneo,
ya que alguno(s) de los elementos del Modelo presenta defecto(s). Tampoco puede
incluirse este tipo de casos en la atenuante por acreditación parcial de los elementos
mínimos del Modelo por cuanto éste se encuentra completo en cuanto a la cantidad de

32
elementos mínimos exigidos por ley. En esa línea, puede afirmarse que este tipo de
casos no ha sido considerado por el legislador peruano y existe un vacío legal.

En estos casos, el defecto referido puede darse en cualquiera de los elementos mínimos
establecidos en el artículo 17° de la Ley N° 30424 o el artículo 33° del Reglamento,
indispensables para aplicar la eximente completa de responsabilidad, es decir, el
defecto puede recaer sobre i) el encargado de prevención, ii) la identificación, evaluación
y mitigación de riesgos, iii) los procedimientos de denuncia, iv) la difusión y capacitación
periódica del modelo de prevención y; v) la evaluación y monitoreo continuo del modelo
de prevención.

Ahora bien, es necesario que el legislador regule a este grupo de supuestos toda vez
que su falta de consideración puede conllevar respuestas inequitativas por parte del
derecho penal, por ejemplo, una persona jurídica que cuenta con un Modelo de
Prevención con todos sus elementos, pero presenta algún tipo de defecto, puede recibir
el mismo tratamiento que aquella que sólo tiene implementado uno de sus elementos,
por ejemplo, únicamente cuenta con un canal de denuncias, en el caso de que, ante la
falta de regulación, el juzgador considere que, en ambos casos, nos encontramos ante
una acreditación parcial de los elementos mínimos del Modelo de Prevención.

La situación expuesta puede generar un incentivo perverso para las personas jurídicas
de cara a la inversión en materia de autorregulación para la prevención de riesgos
penales, que intenta incentivar la Ley N° 30424 y la regulación de la eximente completa,
toda vez que éstas pueden considerar que, con una mínima inversión en materia de
prevención de riesgos, por ejemplo, únicamente contar con un canal de denuncias o con
cualquier otro de los elementos, les permitirá gozar de una atenuante de la sanción
penal.

Estos cinco supuestos de hecho presentados, en los que el Modelo de Prevención de


Delitos cuenta con todos los requisitos mínimos establecidos por ley, pero presentan
defectos, y que no es posible enmarcar en los artículos 12° y 17° de la Ley N° 30424,
lleva a analizar en los siguientes capítulos, si, en estos casos, existe un distinto nivel de
graduación del injusto culpable que conlleva a una atenuación de la sanción penal.

En tal sentido, de cara a la vigencia de los principios de culpabilidad y proporcionalidad


en nuestro ordenamiento jurídico, se analiza si tales supuestos constituyen eximentes

33
incompletas de responsabilidad de la persona jurídica y conllevan la necesaria
atenuación de la sanción penal por debajo del mínimo legal.

34
CAPÍTULO II – La necesidad de adecuar la gravedad de la respuesta punitiva
a ilícitos que constituyan un injusto incompleto de la persona jurídica

4. Sistemas de atribución de responsabilidad de la persona jurídica (breve


revisión y toma de postura)

4.1. Los sistemas de atribución de responsabilidad de la persona jurídica

En el ámbito penal son muy variados los sistemas (modelos) de atribución (imputación)
de responsabilidad de las personas jurídicas, los cuales van desde una responsabilidad
transferida o accesoria hasta una plena y acumulativa.33 Las diversas propuestas
existentes se pueden agrupar en tres sistemas: i) responsabilidad por el hecho de otro,
ii) responsabilidad por el hecho propio y, iii) el modelo mixto o intermedio.

a) Responsabilidad por el hecho de otro

El sistema de responsabilidad por el hecho de otro también es conocido como modelo


de heterorresponsabilidad, transferencia de responsabilidad, responsabilidad derivada
o por atribución, o sistema vicarial.

En este modelo, se considera que existe una transferencia de la responsabilidad de la


persona natural hacia la persona jurídica en virtud de un criterio de conexión entre
éstas.34 El criterio de conexión suele ser, en la mayoría de ordenamientos que se
decantan por este modelo, que la persona natural sea órgano de la persona jurídica, o
al menos un subordinado de ésta35, transfiriéndose el injusto y la culpabilidad de la
persona natural a la persona jurídica.

De ahí se desprende que este modelo se corresponde con la teoría de la identificación


o alter ego theory de procedencia anglosajona36, según la cual la voluntad expresada

33 ABANTO VÁSQUEZ, Manuel A., La responsabilidad penal de las personas jurídicas: ¿un
problema del derecho penal?, en: Revista Derecho & Sociedad, N° 35, 2010, p. 191.
34 CARO CORIA, Dino, Imputación objetiva y “compliance penal”, en: Derecho Penal Económico

y Teoría del Delito, EDUARDO DEMETRIO CRESPO (Director) MÓNICA DE LA CUERDA,


MARTÍN FAUSTINO GARCÍA DE LA TORRE GARCÍA (Coordinadores), Valencia, Tirant lo
blanch, 2020, p. 105.
35 GARCÍA CAVERO, Derecho Penal. Parte General, 3ra edición, Ideas Solución Editorial, Lima,

mayo 2019, p. 902; HERNÁNDEZ, Héctor, La introducción de la responsabilidad penal de las


personas jurídicas en Chile, en: Revista Política Criminal, Vol. 5 N° 9, julio, 2010, p. 216.
36 GARCÍA CAVERO, Percy, Esbozo de un modelo de atribución de responsabilidad penal de las

personas jurídicas, en: Revista de Estudios de la Justicia, N° 16, 2012, p. 59.

35
en el comportamiento del representante de la persona jurídica no es solo voluntad de
éste, sino también manifestación de voluntad de la propia persona jurídica.37

Este sistema, aunque puede variar según la legislación, tiene los siguientes requisitos38:

a) La comisión del injusto penal por parte de una persona natural que comparte un
criterio de conexión con la persona jurídica,
b) El injusto de la persona natural, se ejecuta en el ejercicio de las funciones que le
son atribuidas en virtud del criterio de conexión que comparte con la persona
jurídica,
c) El injusto de la persona natural tiene como finalidad obtener algún tipo de ventaja
o beneficio para la persona jurídica, infringir una obligación que corresponde a
la persona jurídica. Es decir, el hecho delictivo se realiza por cuenta39 y en
beneficio de la persona jurídica.

Las legislaciones que optan por este modelo, varían entre ellas, básicamente, en cuanto
a la determinación del círculo de personas cuyo comportamiento da lugar a la
responsabilidad de la persona jurídica.40

A nivel comparado se puede identificar diversas variantes de este modelo. En los


sistemas de Francia o el Reino Unido, la responsabilidad de la persona jurídica se
origina cuando el comportamiento infractor es realizado por un directivo o persona
perteneciente al cerebro de la corporación, mientas que en EEUU cualquier empleado
o incluso cualquier persona que obra por cuenta de la persona jurídica puede acarrear
su responsabilidad.41

37 REAÑO PESCHIERA, José Leandro, La utilidad de los programas de criminal compliance para
las empresas que operan en Perú, en: Revista de Derecho Themis N° 68, 2016, p. 145.
38
CARRIÓN ZENTENO, Andy, Responsabilidad penal de la persona jurídica y corrupción: la ley
30424 entendida desde la teoría de las normas. En: AMBOS Kai, MALARINO Ezequiel y FUCHS
Marie-Christine (Editores), Corrupción y Derecho Penal: prevención, investigación y sanción,
Estudio comparado, Fundación Konrad Adenauer, Colombia, 2021, p. 207.
39 El sujeto actúa por cuenta de la sociedad si persigue los intereses de ésta determinados

autónomamente en el marco de sus funciones sociales, aun cuando contradiga la política o


directivas empresariales. En: DIEZ RIPOLLÉS, José Luis, La responsabilidad penal de las
personas jurídicas. Regulación española, Barcelona, en: InDret Revista ara el análisis del
derecho, 1/2012, disponible en http://www.indret.com/pdf/875.pdf, Barcelona, enero, 2012, p. 21.
40 DIEZ RIPOLLÉS, José Luis, La responsabilidad penal de las personas jurídicas. Regulación

española, Barcelona, en: InDret Revista ara el análisis del derecho, 1/2012, disponible en
http://www.indret.com/pdf/875.pdf, Barcelona, enero, 2012, p. 5.
41 CARO CORIA, Dino, Imputación objetiva y “compliance penal”, en: Derecho Penal Económico

y Teoría del Delito, EDUARDO DEMETRIO CRESPO (Director) DE LA CUERDA Mónica,


MARTÍN FAUSTINO GARCÍA DE LA TORRE GARCÍA (Coordinadores), Valencia, Tirant lo
blanch, 2020, p. 106.

36
Cabe resaltar que el fundamento de este modelo radica en la eficiencia, un componente
económico que busca desincentivar la participación o favorecimiento de las personas
jurídicas en los delitos cometidos por sus representantes o subordinados. En tal sentido,
las personas jurídicas, a fin de evitar ser sancionadas por los actos cometidos por sus
sujetos vinculados, se ven compelidas a implementar sistemas de prevención de riesgos
penales.

No obstante, sus ventajas, este modelo, también presenta deficiencias:42

 Cuando no se identifica a la persona natural autora del hecho, no es posible


atribuir responsabilidad a la persona jurídica.

 Cuando la persona natural actúa de modo no culpable o bajo el imperio de una


causa de justificación, no es posible transferir responsabilidad alguna a la
persona jurídica.

 Debido a la transferencia de responsabilidad, y a que ésta no puede alcanzar el


ámbito subjetivo, pues el lado interno de la actuación del órgano (persona
natural) no se puede transferir a la persona jurídica, se estaría atribuyendo
responsabilidad objetiva a la persona jurídica, lo que contraviene el principio de
culpabilidad que rige el derecho penal.43

Cabe indicar que los defensores de este modelo, señalan este sistema de
atribución de responsabilidad no infringe el principio de culpabilidad
(específicamente los subprincipios de culpabilidad por hecho propio o imputación
subjetiva), por cuanto a las personas jurídicas no la amparan las mismas
garantías y derechos que a la persona natural, como es la interdicción de la
responsabilidad objetiva, al no portar todos sus atributos (por ejemplo, la

42 GARCÍA CAVERO, Percy, Derecho Penal. Parte General, 3ra edición, Ideas Solución Editorial,
Lima, mayo 2019, p. 903; GARCÍA CAVERO, Percy, Esbozo de un modelo de atribución de
responsabilidad penal de las personas jurídicas, en: Revista de Estudios de la Justicia, N° 16,
2012, p. 60; GARCÍA CAVERO, Percy, Sanciones penales para las personas jurídicas, en:
Problemas actuales de política criminal. Anuario de derecho penal 2015-2016, p. 165; REAÑO
PESCHIERA, José Leandro, La utilidad de los programas de criminal compliance para las
empresas que operan en Perú, en: Revista de Derecho Themis N° 68, 2016, p. 145.;
43 DIEZ RIPOLLÉS, José Luis, La responsabilidad penal de las personas jurídicas. Regulación

española, Barcelona, en: InDret Revista ara el análisis del derecho, 1/2012, disponible en
http://www.indret.com/pdf/875.pdf, Barcelona, enero, 2012, p. 6; ABANTO VÁSQUEZ, Manuel
A., La responsabilidad penal de las personas jurídicas: ¿un problema del derecho penal?, en:
Revista Derecho & Sociedad, N° 35, 2010, p. 197.

37
dignidad personal, de donde se derivan, el honor o la intimidad).44 Asimismo, no
se infringe el principio de culpabilidad en tanto no se imponen “penas” a delitos
de las personas jurídicas, sino que hace responder a éstas por los delitos de las
personas naturales.45

 Se le cuestiona realizar una doble valoración del hecho al sustentar la imputación


de la persona natural y la de la persona jurídica. Es decir, se puede sancionar a
la persona natural por su actuación como tal o como representante de la persona
jurídica, pero en ningún caso se puede decir que actúa en ambos roles al mismo
tiempo. Por lo tanto, la imposición de la pena a la persona jurídica presupone
que previamente no se le haya sancionado penalmente al representante por el
mismo hecho.

 La transferencia de responsabilidad de la persona natural a la persona jurídica,


contravendría el principio de personalidad de las penas46, según el cual nadie
puede responder penalmente por delitos ajenos. Asimismo, se contravendría
este principio por cuanto la sanción a la persona jurídica afectaría a terceros
inocentes (socios, trabajadores, entre otros).

Esta crítica es rebatida afirmando que todas las sanciones tienen efectos
colaterales sobre terceros inocentes y que, la pérdida patrimonial que
experimenta, por ejemplo, el socio, es similar a cualquier otro riesgo derivado de
una mala gestión.47

44 DIEZ RIPOLLÉS, José Luis, La responsabilidad penal de las personas jurídicas. Regulación
española, Barcelona, en: InDret Revista ara el análisis del derecho, 1/2012, disponible en
http://www.indret.com/pdf/875.pdf, Barcelona, enero, 2012, p. 6; NIETO MARTIN, Adán, La
responsabilidad penal de las personas jurídicas: esquema de un modelo de responsabilidad
penal, p. 131. Recuperado de internet: https://www.yumpu.com/es/document/read/15825704/la-
responsabilidad-penal-de-las-personas-juridicas-adan-nieto-martin.
45 MIR PUIG, Santiago, Las nuevas “penas” para personas jurídicas: una clase de “penas” sin

culpabilidad, en: Responsabilidad de la Empresa y Compliance. Programas de prevención,


detección y reacción penal, MIR PUIG, Santiago, CORCOY BIDASOLO, Mirentxu y GÓMEZ
MARTÍN, Víctor, IB de F, Buenos Aires, 2014, p. 5.
46 CARO CORIA, Dino, Imputación objetiva y “compliance penal”, en: Derecho Penal Económico

y Teoría del Delito, EDUARDO DEMETRIO CRESPO (Director) MÓNICA DE LA CUERDA


MARTÍN FAUSTINO GARCÍA DE LA TORRE GARCÍA (Coordinadores), Valencia, Tirant lo
blanch, 2020, p. 109.
47 NIETO MARTIN, Adán, La responsabilidad penal de las personas jurídicas: esquema de un

modelo de responsabilidad penal, p. 130. Recuperado de internet:


https://www.yumpu.com/es/document/read/15825704/la-responsabilidad-penal-de-las-
personas-juridicas-adan-nieto-martin.

38
 Este sistema tiene el efecto de desaliento de todo sistema de responsabilidad
objetiva, la persona jurídica nunca ve reconocidos sus esfuerzos organizativos
encaminados a evitar los hechos delictivos, generando un efecto perverso,
incitando a las personas jurídica a no colaborar con la administración de
justicia.48 En ese ese sentido, no promueve la autorregulación por parte de las
personas jurídicas.

 Cuando quien realiza el hecho es una persona de rango inferior en la estructura


organizativa de la persona jurídica, difícilmente puede calificárseles como
portadores de la “última voluntad” de la persona jurídica.

b) Responsabilidad por el hecho propio

El modelo de responsabilidad por el hecho propio es denominado también modelo de


autorresponsabilidad, responsabilidad autónoma u originaria o sistema de culpabilidad
de persona jurídica. Este sistema de imputación puede apreciarse en los códigos
penales austriaco, holandés, suizo y francés.49

Este modelo se sustenta en la retribución de culpabilidad a la persona jurídica por el


delito cometido por una persona natural relacionada (representantes o subordinados)
basada únicamente en factores que tienen que ver con la persona jurídica. La existencia
de un delito cometido por la persona natural, por más conexión que ésta tenga con la
persona jurídica, no es suficiente para establecer la responsabilidad de la persona
jurídica.50

En tal sentido, es preciso delinear cuál es este hecho propio de la persona jurídica que
la hace penalmente responsable, siendo, según la doctrina, la defectuosa organización

48 NIETO MARTIN, Adán, La responsabilidad penal de las personas jurídicas: esquema de un


modelo de responsabilidad penal, p. 133. Recuperado de internet:
https://www.yumpu.com/es/document/read/15825704/la-responsabilidad-penal-de-las-
personas-juridicas-adan-nieto-martin.
49 NIETO MARTIN, Adán, La responsabilidad penal de las personas jurídicas: esquema de un

modelo de responsabilidad penal, p. 132. Recuperado de internet:


https://www.yumpu.com/es/document/read/15825704/la-responsabilidad-penal-de-las-
personas-juridicas-adan-nieto-martin; SERRANO-PIEDECASAS FEMÁNDEZ, José Ramón,
Sobre la responsabilidad penal de las personas jurídicas., en: THEMIS Revista de Derecho, N°
35, junio 1997), p. 128.
50 NIETO MARTIN, Adán, La responsabilidad penal de las personas jurídicas en Perú:

Consideraciones desde una perspectiva comparada, en: Boletín Académico N° 48, Lima: Estudio
Oré Guardia, 2018, p. 8 Recuperado de internet: https://oreguardia.com.pe/la-responsabilidad-
penal-de-las-personas-juridicas-en-peru/.

39
de la persona jurídica el factor que determina su responsabilidad penal, la cual se
expresa en la falta de adopción de un Modelo de Prevención de Delitos idóneo.51

Cabe resaltar que el defecto organizativo no es un injusto autónomo e independiente de


la persona jurídica, sino que se relaciona con el injusto de la persona natural 52, el cual
tiene lugar en términos de elevación del riesgo. El defecto organizativo de la persona
jurídica la hace penalmente competente por el hecho ejecutado materialmente por sus
miembros individuales.53

En efecto, la persona jurídica es titular de una esfera de organización propia y puede,


por ello, hacérsele responsable directamente (competente) por los defectos de
configuración de dicha esfera de organización que no impiden la realización de actos
delictivos por parte de sus miembros. No se trata por tanto de una infracción de sus
órganos o representantes que simplemente se le imputan a la persona jurídica, sino de
una infracción propia.54

En resumen, la persona jurídica interviene en el delito ejecutado por sus miembros


individuales en virtud de su defectuosa organización, la cual se expresa en la ausencia
de un Modelo de Prevención de Delitos idóneo para evitar la comisión de delitos, contar
con uno inadecuado o que no ha funcionado.55 El hecho ilícito de la persona jurídica
consiste entonces en la no realización de medidas que busquen impedir que
determinados miembros de la organización cometan ciertos delitos.56

Sumado a lo expuesto, este modelo construye un concepto de culpabilidad organizativa,


debido a que se considera que, en un genuino derecho penal, la culpabilidad es
fundamento y límite de la imposición de sanciones penales.57

51 GARCÍA CAVERO, Derecho Penal. Parte General, 3ra edición, Ideas Solución Editorial, Lima,
mayo 2019, p. 904.
52 GARCÍA CAVERO, Percy, Esbozo de un modelo de atribución de responsabilidad penal de las

personas jurídicas, en: Revista de Estudios de la Justicia, N° 16, 2012, pp. 65-67.
53 GARCÍA CAVERO, Derecho Penal. Parte General, 3ra edición, Ideas Solución Editorial, Lima,

mayo 2019, p. 905 y p. 110.


54 GARCÍA CAVERO, Percy, Derecho Penal. Parte General, 3ra edición, Ideas Solución Editorial,

Lima, mayo 2019, p. 906.


55 GARCÍA CAVERO, Percy, Derecho Penal. Parte General, 3ra edición, Ideas Solución Editorial,

Lima, mayo 2019, p. 908.


56
CARRIÓN ZENTENO, Andy, Responsabilidad penal de la persona jurídica y corrupción: la ley
30424 entendida desde la teoría de las normas. En: AMBOS Kai, MALARINO Ezequiel y FUCHS
Marie-Christine (Editores), Corrupción y Derecho Penal: prevención, investigación y sanción,
Estudio comparado, Fundación Konrad Adenauer, Colombia, 2021, p. 211.
57 CARO CORIA, Dino, Imputación objetiva y “compliance penal”, en: Derecho Penal Económico

y Teoría del Delito, EDUARDO DEMETRIO CRESPO (Director) MÓNICA DE LA CUERDA,

40
Bajo esta concepción, el profesor Gómez-Jara Díez elabora una teoría del concepto
jurídico-penal de culpabilidad que resulta adecuada tanto para las personas naturales y
jurídicas. Propone un cambio de paradigma de la imputación penal que deje de lado la
visión antropológica de la persona y se centre en la comunicación (que goza de la misma
autorreferencialidad que la conciencia) como elemento esencial de los sistemas sociales
u organizativos (autopoiéticos).58

Según este autor, tanto el sistema psíquico (persona natural) como el sistema
organizativo (persona jurídica) deben desarrollar una determinada complejidad interna
suficiente para poder ser consideradas personas en derecho penal. Así, la complejidad
interna suficiente es un presupuesto para el desarrollo de una autorreferencialidad
suficiente que permita la autodeterminación del propio sistema con respecto al entorno,
cuestión decisiva para el nacimiento de la responsabilidad penal.

Se puede establecer entonces una equivalencia funcional entre el desarrollo de una


complejidad interna suficiente en el niño y en la organización empresarial. Así, al igual
que el niño no es imputable en derecho penal individual hasta que su sistema psíquico
no es suficientemente complejo, hasta que no ha alcanzado un determinado nivel interno
de autorreferencialidad – autoconciencia-, tampoco la persona jurídica puede
considerare imputable en Derecho Penal empresarial hasta que su sistema organizativo
no es suficientemente complejo, hasta que no ha alcanzado un determinado nivel interno
de autorreferencialidad- autoorganización.

Las personas jurídicas también deben superar ese umbral de complejidad interna y de
autorreferencialidad suficiente para poder ser consideradas personas en Derecho
Penal. Dicho umbral se establece normativamente en el Derecho Penal individual y
corporativo.

MARTÍN FAUSTINO GARCÍA DE LA TORRE GARCÍA (Coordinadores), Valencia, Tirant lo


blanch, 2020, pp. 106-107; CARO CORIA, Dino Carlos, La responsabilidad de las personas
jurídicas en el Perú y los criminal compliance programs como atenuantes y eximentes de la
responsabilidad de la persona jurídica, en: Tratado sobre compliance penal, GÓMEZ COLOMER,
Juan Luis (Coordinador), Valencia, Tirant lo blanch, 2019, p. 1294.
58 GARCÍA CAVERO, Percy, Esbozo de un modelo de atribución de responsabilidad penal de las

personas jurídicas, en: Revista de Estudios de la Justicia, N° 16, 2012, p. 64.

41
Cuadro 3
Es solamente en este contexto de la persona jurídica como sistema autopoiético
organizativo de orden superior que las anteriores reflexiones sobre culpabilidad
adquieren un verdadero sentido, toda vez que:

 Sólo en el seno de una persona jurídica con una complejidad suficiente resulta
posible institucionalizar una cultura de fidelidad al Derecho, de tal manera que la
inexistencia de dicha cultura pueda concebirse como un déficit de fidelidad al
Derecho, como un quebrantamiento del rol de ciudadano fiel al Derecho.

 Sólo una persona jurídica con una determinada complejidad interna adquiere una
capacidad organizativa que permite asignarle una competencia por organización
a la persona jurídica y, en consecuencia, hacerla responsable por las
consecuencias de dicha organización.

 Únicamente una organización corporativa con una complejidad e importancia


determinada puede participar en la conformación de las normas sociales,
utilizando dicha posibilidad para cuestionar, en su caso, la vigencia de la norma
sin necesidad de tener que recurrir a la comisión de un hecho delictivo.

Bajo este sistema, la implementación de un Modelo de Prevención de Delitos por parte


de las personas jurídicas, previo a la comisión de los delitos que se le pretende imputar,
la exime de responsabilidad al eliminar su culpabilidad (defectuosa organización).

Efectivamente, los sistemas basados en la autoculpabilidad de la persona jurídica se


orientan a estimular su fidelidad al Derecho a través de una autorregulación corporativa
que conlleva al establecimiento de una “cultura corporativa de cumplimiento con el
Derecho”.59

59 GÓMEZ-JARA DIEZ, Carlos, Autoorganización empresarial y autorresponsabilidad


empresarial: Hacia una verdadera responsabilidad penal de las personas jurídicas, en: Revista
electrónica de ciencia penal y criminología, N° 8, 2006, p. 26.

42
Cabe hacer referencia también a la posición del profesor Cigüela Sola quien describe a
la persona jurídica como un “meta-sujeto”, que sólo puede entrar en contacto el mundo
social a través de sus miembros, y por eso no puede reprochársele personal y
subjetivamente el injusto que constituye su defectuosa organización; sin embargo, la
existencia de una organización criminógena donde se facilita o fomenta el
comportamiento delictivo sí puede ser objeto de valoración por parte del Derecho, en el
sentido de afirmar su carácter (objetivamente) injusto y de imponer una sanción que
obligue a sus miembros a modificarla y ajustarla a lo exigido por el Derecho60.

Por otro lado, también se ha descrito a la persona jurídica desde una definición jurídica
como aquel complejo estructural atributivo (constructo jurídico) que desborda la suma
de sus componentes (personas naturales) y que toma decisiones en un nivel distinto del
de las personas naturales que la componen, más allá de que, como sujeto, no goce de
capacidad reflexiva o conciencia de sí misma. En esta línea, la situación jurídica,
económica y social de la persona jurídica la coloca en unos parámetros de comunicación
y expectativas propios que condicionan su actual como sujeto social autónomo de las
personas naturales. La normativa corporativa conforma el circuito neural de la persona
jurídica, esto es, su programación compleja, la cual se teje en dinámicas económicas y
jurídicas que trascienden las voluntades de las personas naturales que hacen las
personas jurídicas.61

Este sistema de responsabilidad por el hecho propio de la persona jurídica, también ha


recibido críticas:

 Este sistema, en realidad, sigue un modelo de atribución por el hecho de otro,


pues el defecto de organización es finalmente consecuencia de la actuación
indebida de los órganos de control o supervisión de la persona jurídica, por lo
que se continuaría ante un modelo de transferencia de la responsabilidad, en
que se transfiere a la persona jurídica la omisión de sus órganos de vigilancia de
organizarla adecuadamente.62

60 CIGÜELA SOLA, Javier, El injusto estructural de la organización. Aproximación al fundamento


de la sanción a la persona jurídica, InDret, Barcelona, enero, 2016, p. 14.
61 PÉREZ GONZÁLEZ, Sergio, Sobre la culpabilidad empresarial: Notas para una coexistencia

eficaz de los artículos 31bis y 129 del Código penal, pp. 186-188.
62 GARCÍA CAVERO, Percy, Esbozo de un modelo de atribución de responsabilidad penal de las

personas jurídicas, en: Revista de Estudios de la Justicia, N° 16, 2012, p. 61.

43
Por ejemplo, cuando se dice que la persona jurídica responde por el hecho de
su empleado porque no lo vigila como es debido o porque se ha organizado de
un modo que facilita que el hecho delictivo tuviera lugar; se le está imputando el
hecho de ese empleado en razón, a su vez, del hecho de otro empleado, aquel
llamado a vigilar al anterior o responsable por la organización de la persona
jurídica. Desde esa perspectiva la responsabilidad de la persona jurídica deviene
en “responsabilidad objetiva”63, por lo que todo lo que se quiere reprochar como
propio a la persona jurídica, en realidad, tiene su origen en la persona natural.

Es por ello que, aun cuando se señale que el hecho delictivo de la persona
natural es distinto al de la persona jurídica, no se puede dejar de sostener que la
responsabilidad de la persona jurídica se asienta sobre el injusto, al menos
objetivo, de la persona natural, por lo que no se entiende por qué no se reconoce
cierta transferencia del injusto de la persona natural a la persona jurídica.64

 No logra una convincente imputación subjetiva de la persona jurídica por el


hecho delictivo realizado en su seno por la persona natural, por lo que, si se
aboga por este modelo debe prescindirse de la imputación subjetiva.65

 Para el profesor Silva Sánchez, se sanciona a la persona jurídica por el hecho


de personas naturales, lo cual resulta incompatible con la teoría de la
culpabilidad entendida como reproche. En ese sentido, las sanciones que se
imponen a las personas jurídicas no deben ser consideradas “penas” criminales
en sentido estricto, de las cuales deben ser presupuestos irrenunciables tanto la
infracción de una directiva de conducta como la posibilidad de dirigir al sujeto
infractor un reproche de culpabilidad, lo cual no es compatible con la persona
jurídica, ya que ésa no es susceptible ni de lo uno de lo otro.66

63 HERNÁNDEZ BASUALTO, Héctor, Procedencia de una “eximente o defensa de cumplimiento”


de las personas jurídicas en el derecho administrativo sancionador chileno, en: Revista Chilena
de Derecho, 2018, Vol. 45, N° 2, p. 431.
64 DIEZ RIPOLLÉS, José Luis, La responsabilidad penal de las personas jurídicas. Regulación

española, Barcelona, en: InDret Revista ara el análisis del derecho, 1/2012, disponible en
http://www.indret.com/pdf/875.pdf, Barcelona, enero, 2012, p. 9.
65 DIEZ RIPOLLÉS, José Luis, La responsabilidad penal de las personas jurídicas. Regulación

española, Barcelona, en: In Dret Revista ara el análisis del derecho, 1/2012, disponible en
http://www.indret.com/pdf/875.pdf, Barcelona, enero, 2012, p. 8.
66 SILVA SÁNCHEZ, Jesús-María, La eximente de “Modelos de Prevención de Delitos”.

Fundamento y bases para una dogmática, en: Estudios de Derecho Penal: homenaje al profesor
Miguel Bajo, Silvina Bacigalupo, Bernardo José Feijoo Sánchez, Juan Ignacio Echano Basaldua
(Coordinadores), Madrid, Editorial Universitaria Ramón Areces, 2016, pp. 672-673.

44
Para que funcione la responsabilidad de la persona jurídica, afirma el referido
profesor, debe añadirse al “criterio del beneficio” el “criterio del favorecimiento”,
lo cual ayuda a admitir que las “penas” previstas para las personas jurídicas, lo
son en un sentido distinto a las imponibles a las personas naturales, pues no se
tratan de penas retributivas sino de correctivos preventivos o cuasipenas, lo cual
permite sostener que las personas jurídicas no infringen de modo culpable
directivas de conducta.67

Esta crítica es rebatida señalando que en el derecho administrativo sancionador


se reconoce la responsabilidad de las personas jurídicas basadas en su
culpabilidad y nadie pone en duda la legitimidad de las sanciones que se le
imponen (que tienen contenido equivalente a las sanciones penales). En ese
sentido, si se admite la culpabilidad de la persona jurídica en la vía
administrativa-sancionadora, no existe razón para que suceda lo mismo en la vía
penal, cuando la responsabilidad se impone en ambos casos en base a la
culpabilidad de la persona jurídica.68

c) Modelo mixto o intermedio

Un sector de la doctrina hace referencia a la existencia de un modelo mixto o intermedio


de responsabilidad de la persona jurídica, el cual recoge características de los modelos
de responsabilidad por el hecho de otro y de responsabilidad por el hecho propio.69

En su versión más extendida, este modelo recoge del modelo de transferencia de


responsabilidad por el hecho de otro la necesidad de que exista una persona natural
que haya cometido un delito y, recoge del modelo de responsabilidad por el hecho propio
la posibilidad de graduar la sanción la sanción de la persona jurídica atendiendo a su
culpabilidad (por ejemplo, eximiendo o atenuando su responsabilidad si se instaura con

67 SILVA SÁNCHEZ, Jesús-María, La eximente de “Modelos de Prevención de Delitos”.


Fundamento y bases para una dogmática, en: Estudios de Derecho Penal: homenaje al profesor
Miguel Bajo, Silvina BACIGALUPO, Bernardo José FEIJOO SÁNCHEZ, Juan Ignacio ECHANO
BASALDUA (Coordinadores), Madrid, Editorial Universitaria Ramón Areces, 2016, pp. 672-673.
68 ABANTO VÁSQUEZ, Manuel A., La responsabilidad penal de las personas jurídicas: ¿un

problema del derecho penal?, en: Revista Derecho & Sociedad, N° 35, 2010, p. 206.
69 CARO CORIA, Dino Carlos, La responsabilidad de las personas jurídicas en el Perú y los

criminal compliance programs como atenuantes y eximentes de la responsabilidad de la persona


jurídica, en: Tratado sobre compliance penal, GÓMEZ COLOMER, Juan Luis (Coordinador),
Valencia, Tirant lo blanch, 2019, p. 1295; DIEZ RIPOLLÉS, José Luis, La responsabilidad penal
de las personas jurídicas. Regulación española, Barcelona, en: InDret Revista para el análisis
del derecho, 1/2012, disponible en
http://www.indret.com/pdf/875.pdf, Barcelona, enero, 2012, p. 10.

45
anterioridad al delito un Modelo de Prevención de Delitos) y sin tomar en cuenta el hecho
delictivo cometido por la persona natural.70

En efecto, se afirma que este sistema es una versión moderada del modelo de
responsabilidad por el hecho de otro, pues no se satisface con una conexión meramente
formal entre la entidad y la persona natural responsable y exige algún tipo de “aporte”
organizacional al delito.71

El profesor Silva Sánchez, quien se sitúa en este modelo intermedio, ha declarado que
el fundamento de este sistema radica una necesidad preventiva, ya que las personas
jurídicas son una fuente importante de delincuencia, favoreciendo el delito a través de
sus recursos humanos y materiales. Las personas jurídicas y las personas natural son
agentes distintos entre sí, a la persona natural le retribuyo culpabilidad y, a las personas
jurídicas, debido a que no se les puede retribuir culpabilidad (porque no son agentes
morales ni ciudadanos políticos), se le convierte en destinatario de criterios de
prevención en un contexto político de justicia distributiva.

Se sitúan también en este nivel intermedio quienes consideran que las personas
jurídicas no pueden ser destinatarias de normas de conducta porque carecen de
capacidad de acción penal. También quienes sostienen que la culpabilidad apela a la
dignidad humana y es difícil aceptar una dignidad de las personas jurídicas.72

Los adscritos a este sistema intermedio señalan que la sanción a una persona jurídica
siempre va a estar condicionada por la existencia de un delito por parte de la persona
natural y que, en ese sentido, no se castiga a la persona jurídica porque no exista un
programa de compliance sino porque el delito de la persona natural esclarece un estado
de descontrol antijurídico en la persona jurídica que debe corregirse, por lo que no basta
constatar que hay un programa de compliance sino que la persona natural lo eludió, lo
cual pone de manifiesto que siempre hace falta la conexión con los actos de las
personas naturales pues, de ellas proviene el delito.73

70 NIETO MARTIN, Adán, La responsabilidad penal de las personas jurídicas: esquema de un


modelo de responsabilidad penal, p. 132. Recuperado de internet:
https://www.yumpu.com/es/document/read/15825704/la-responsabilidad-penal-de-las-
personas-juridicas-adan-nieto-martin.
71 HERNÁNDEZ, Héctor, La introducción de la responsabilidad penal de las personas jurídicas

en Chile, en: Revista Política Criminal, Vol. 5 N° 9, julio, 2010, p. 218.


72 GOENA VIVES, Beatriz, Responsabilidad penal y atenuantes en la persona jurídica, Marcial

Pons, Madrid, 2017, p. 64.


73 GOENA VIVES, Beatriz, Responsabilidad penal y atenuantes en la persona jurídica, Marcial

Pons, Madrid, 2017, p. 84.

46
Bajo el contexto de este sistema, atendiendo a que toda persona jurídica es riesgo,
entendida como organización humana y de medios materiales que conllevan riesgo para
bienes jurídicos, los Modelos de Prevención de Delitos establecen las condiciones de
permisión del riesgo (condiciones del riesgo permitido de la persona jurídica). En ese
sentido, pensando equitativamente, el Modelo de Prevención de Delitos puede causar
la exención de responsabilidad en caso éste sea idóneo y recoja los requisitos de ley.

4.2. Toma de postura sobre la naturaleza y el sistema de atribución de


responsabilidad de la persona jurídica que recoge el sistema penal
peruano

Sobre la regulación de la responsabilidad de la persona jurídica en el marco de la Ley


N° 30424, en primer término, es decisivo dilucidar si nos encontramos ante una
responsabilidad administrativa o ante una de naturaleza penal. Como segundo punto,
analizaremos si nos encontramos ante un modelo de responsabilidad por el hecho de
otro, un modelo de responsabilidad por el hecho propio o un modelo mixto.

Sobre el primer punto, compartimos con un sector de la doctrina, que la Ley N° 30424
recoge una responsabilidad penal y no administrativa de la persona jurídica, siendo que,
no obstante, el texto de la ley, nos encontramos ante una responsabilidad penal: 74

- La primera razón para sostener que se trata de una responsabilidad penal y no


una administrativa es que las sanciones establecidas en la ley serán impuestas
por el Poder Judicial, lo que provoca que las sanciones sean judiciales y no
administrativas. Al ejercer los jueces función jurisdiccional y no ser el Poder
Judicial una organización del poder público que ejerza funciones administrativas,
los jueces no pueden imponer sanciones administrativas, lo cual se corrobora
con la imposibilidad de recurrir la sanción impuesta por el juez penal vía
demanda contencioso-administrativa.75

74 CARO CORIA, Dino, Imputación objetiva y “compliance penal”, en: Derecho Penal Económico
y Teoría del Delito, EDUARDO DEMETRIO CRESPO (Director) MÓNICA DE LA CUERDA,
MARTÍN FAUSTINO GARCÍA DE LA TORRE GARCÍA (Coordinadores), Valencia, Tirant lo
blanch, 2020, p. 102, GARCÍA CAVERO, Percy, Derecho Penal. Parte General, 3ra edición,
Ideas Solución Editorial, Lima, mayo 2019, p. 900; MILLÁN GUTIÉRREZ, Iván y CASTRO LORA,
Álvaro, Apuntes de análisis comparativo de la legislación chilena y peruana en materia de
Responsabilidad Penal de las Personas Jurídicas, en: Revista ADVOCATUS N° 37, Lima, 2018-
I, p.128; ABAD SALDAÑA, Giovanna, El Criminal Compliance: la Responsabilidad Penal de las
personas jurídicas y el cumplimiento normativo, en: Revista ADVOCATUS N° 37, Lima, 2018-I,
p.120.
75 GARCÍA CAVERO, Percy, Derecho Penal. Parte General, 3ra edición, Ideas Solución Editorial,

Lima, mayo 2019, p. 901; GARCÍA CAVERO, Percy, Sanciones penales para las personas

47
- La segunda razón es que el fundamento de la responsabilidad que se pretende
atribuir es la comisión de un delito.

- La tercera razón es que, si la sanción es considerada administrativa, se estaría


abriendo la posibilidad de que se imponga una sanción a la persona jurídica con
todos los efectos de una sanción penal y se utilice para ello los estándares más
flexibles y menos garantistas del proceso administrativo sancionador.76

- La cuarta razón está relacionada con el tratamiento que reciben las


consecuencias accesorias. Del fundamento 11 del Acuerdo Plenario N° 7-
2009/CJ-116 se tiene que las consecuencias accesorias son consideradas
penales debido a las siguientes consideraciones:

i. En primer lugar, porque la legitimidad de su aplicación demanda que las


personas jurídicas sean declaradas judicialmente como involucradas con la
ejecución, favorecimiento u ocultamiento de un hecho punible, sobre todo por
activos y criminógenos defectos de organización o de deficiente administración
de riesgos.
ii. En segundo lugar, porque su imposición produce consecuencias negativas que
se expresan en la privación o restricción de derechos y facultades de la persona
jurídica al extremo que pueden producir su disolución.

En ese sentido, y realizando el mismo análisis de la Corte Suprema, podemos señalar


que Ley N° 30424 establece sanciones penales derivadas de una responsabilidad penal,
toda vez que la legitimidad de su aplicación demanda que las personas jurídicas sean
declaradas culpables del hecho punible y, porque la naturaleza de las sanciones, en
tanto expresan privación o restricción de derechos y facultades, permiten concluir su
naturaleza penal.

Además de ello se tiene que, si las consecuencias accesorias que devienen de un


sistema de responsabilidad por el hecho de otro, albergan sanciones de naturaleza
penal, más aún lo hará la responsabilidad derivada de la Ley N° 30424, en tanto nos

jurídicas, en: Problemas actuales de política criminal. Anuario de derecho penal 2015-2016, p.
176.
76 GARCÍA CAVERO, Percy, Derecho Penal. Parte General, 3ra edición, Ideas Solución Editorial,

Lima, mayo 2019, p. 901; GARCÍA CAVERO, Percy, Sanciones penales para las personas
jurídicas, en: Problemas actuales de política criminal. Anuario de derecho penal 2015-2016, p.
176.

48
encontramos ante un sistema que contiene elementos de un modelo de responsabilidad
por el hecho propio.

Se dice que, durante el debate técnico y parlamentario de la ley N° 30424 se postuló


que se estaba ante un sistema mixto o híbrido, penal y administrativo a la vez, penal
porque la medida la impone el juez penal en un proceso penal, y administrativa porque
no se requiere de la culpabilidad de la persona jurídica, con lo que se trataría de una
suerte de responsabilidad objetiva del ente colectivo; lo cual no puede aceptarse por
dos razones:77

 Porque una “administrativización” de la sanción no puede conllevar la pérdida de


una garantía esencial de todo el derecho sancionatorio, dado que la exigencia
de la culpabilidad es un límite al ius puniendi estatal, penal o administrativo.
Sobre este punto, es fundamental la valiosa apreciación de Gómez-Jara Diez al
sostener que “la consecuencia lógica a derivar es que, para la condena de la
persona jurídica, se exige un pronunciamiento específico respecto de la
culpabilidad de la persona jurídica””.

 Porque la propia Ley establece en el artículo 17° la posibilidad de que la persona


jurídica quede exenta de responsabilidad si adopta e implementa, ante de la
comisión del delio, un Modelo de Prevención de Delitos, es decir cuando se
organiza para administrar el riesgo dentro de niveles permitidos, como una
expresión de su falta de culpabilidad en el caso concreto.

En conclusión, las denominadas medidas administrativas de la Ley N° 30424 son


auténticas sanciones de naturaleza penal, por lo que, reiteramos, estamos frente a un
claro supuesto de “fraude de etiquetas”.

Cabe señalar la opinión del profesor Adán Nieto que parece resolver el problema:
“llamemos como llamemos a las sanciones que se imponen a las personas jurídicas (es
decir: penas, medidas de seguridad, sanciones administrativas, consecuencias
accesorias), lo cierto es que estas pertenecen a lo que el Tribunal Europeo de derechos
humanos ha denominado derecho penal en sentido amplio; es decir, sanciones que por

77 CARO CORIA, Dino Carlos, La responsabilidad de las PPJJ en el Perú y los criminal
compliance programs como atenuantes y eximentes de la responsabilidad de la persona jurídica,
en: Tratado sobre compliance penal, GÓMEZ COLOMER, Juan Luis (Coordinador), Valencia,
Tirant lo blanch, 2019, pp. 1287 y 1288.

49
sus características aflictivas son materia penal, y le son de aplicación las garantías
básicas del derecho penal. Esta perspectiva constitucional es un excelente antídoto
contra la estafa de etiquetas, y también relativiza a mi juicio el valor de las
construcciones doctrinales que rechazan a toda costa que se hable de penas, y luego
admiten, solo que, con otro nombre, las mismas sanciones e incluso los mismos criterios
de imputación.”78

No obstante, lo expuesto, cabe resaltar la tesis del profesor Mir Puig, según la cual, las
sanciones previstas en la Ley N° 30424 son administrativas como señala el texto legal.
El profesor señala que, si se considera a las sanciones previstas para la persona jurídica
la misma naturaleza de castigo al culpable que caracteriza a las penas previstas para
personas naturales, será inevitable considerarlas abiertamente contrarias al principio de
culpabilidad penal. Ello sólo se puede salvar si diferenciamos estas sanciones de las
penas de las personas naturales y se les priva del significado simbólico de reproche
fuerte que las caracteriza, y se les aproxima a las sanciones administrativas, medidas
de seguridad y consecuencias accesorias. En ese sentido, considerando que las
sanciones a la persona jurídica no deben ser concebidas como castigo al culpable de
un hecho, nos encontramos ante una responsabilidad sin culpa afín a un modelo de
responsabilidad por el hecho de otro79.

Sobre el segundo punto, es decir, qué modelo de responsabilidad acoge la Ley N°


30424, la doctrina se ha decantado por cada uno de los modelos, no existiendo
consenso al respecto.

Por un lado, un sector de la doctrina señala que la Ley N° 30424 recoge un sistema
vicarial de atribución de responsabilidad penal atenuado; así, predomina por una parte
la necesidad de una conexión entre el individuo responsable y su hecho con la persona
jurídica, pero a la vez, el ente colectivo puede excluir o atenuar su responsabilidad si ha
instaurado un modelo de prevención de actos delictivos adecuado80.

78 NIETO MARTIN, Adán, La responsabilidad penal de las personas jurídicas: esquema de un


modelo de responsabilidad penal, p. 130. Recuperado de internet:
https://www.yumpu.com/es/document/read/15825704/la-responsabilidad-penal-de-las-
personas-juridicas-adan-nieto-martin.
79 MIR PUIG, Santiago, Las nuevas “penas” para personas jurídicas: una clase de “penas” sin

culpabilidad, en: Responsabilidad de la Empresa y Compliance. Programas de prevención,


detección y reacción penal, MIR PUIG, Santiago, CORCOY BIDASOLO, Mirentxu y GÓMEZ
MARTÍN, Víctor, IB de F, Buenos Aires, 2014, p. 8.
80 CARO CORIA, Dino Carlos, La responsabilidad de las personas jurídicas en el Perú y los

criminal compliance programs como atenuantes y eximentes de la responsabilidad de la persona

50
Una segunda opinión, señala que la Ley N° 30424 establece una responsabilidad de la
persona jurídica por el hecho propio.81 En virtud de dicha posición, se afirma que la
responsabilidad de la persona jurídica se origina en forma autónoma, es decir, no deriva
de la responsabilidad de una persona natural (directivos, empleados o proveedores),
esto último es, como mucho, una condición objetiva de punibilidad82, lo que deriva en
que, para que se sancione a la persona jurídica, debe existir un pronunciamiento
respecto a la culpabilidad de la persona jurídica.

Por otro lado, un sector de la doctrina considera que la Ley N° 30424 recoge un modelo
mixto de responsabilidad de la persona jurídica:

 Según Nieto Martín83, el modelo adoptado por la Ley N° 30424 es de índole


mixta, pues se aprecia que parte del modelo de atribución de responsabilidad
penal por el hecho de otro para luego orientarse hacia la responsabilidad por el
hecho propio.

Es decir, nos encontramos ante un modelo que exige la realización de un delito


por una persona natural descrita en la ley, para, luego, atribuirle responsabilidad

jurídica, en: Tratado sobre compliance penal, GÓMEZ COLOMER, Juan Luis (Coordinador),
Valencia, Tirant lo blanch, 2019, p. 1295.
81 CARO CORIA, Dino, Imputación objetiva y “compliance penal”, en: Derecho Penal Económico

y Teoría del Delito, EDUARDO DEMETRIO CRESPO (Director) MÓNICA DE LA CUERDA,


MARTÍN FAUSTINO GARCÍA DE LA TORRE GARCÍA (Coordinadores), Valencia, Tirant lo
blanch, 2020, pp. 107-110; SOTA SÁNCHEZ, Percy André, Compliance penal y su función en la
atribución de responsabilidad penal / administrativa de las personas jurídicas, en: Derecho Penal
Económico y Compliance, Revista ADVOCATUS N° 37, Lima, 2018-I, p. 110; GARCÍA CAVERO,
Percy, Derecho Penal. Parte General, 3ra edición, Ideas Solución Editorial, Lima, mayo 2019, p.
908; NIETO MARTIN, Adán, La responsabilidad penal de las personas jurídicas en Perú:
Consideraciones desde una perspectiva comparada, en: Boletín Académico N° 48, Lima: Estudio
Oré Guardia, 2018, p. 8 Recuperado de internet: https://oreguardia.com.pe/la-responsabilidad-
penal-de-las-personas-juridicas-en-peru/; en: MILLÁN GUTIÉRREZ, Iván y CASTRO LORA,
Álvaro, Apuntes de análisis comparativo de la legislación chilena y peruana en materia de
Responsabilidad Penal de las Personas Jurídicas, en: Revista ADVOCATUS N° 37, Lima, 2018-
I, p.129.
82 CARO CORIA, Dino, Imputación objetiva y “compliance penal”, en: Derecho Penal Económico

y Teoría del Delito, EDUARDO DEMETRIO CRESPO (Director) MÓNICA DE LA CUERDA,


MARTÍN FAUSTINO GARCÍA DE LA TORRE GARCÍA (Coordinadores), Valencia, Tirant lo
blanch, 2020, p. 107; DÍAZ GÓMEZ, Andrés, Novedad del Proyecto de reforma de 2013 del
Código Penal sobre la responsabilidad de las personas jurídicas, REDUR II, diciembre, 2013, p.
166; KUHLEN, Lothar, Compliance y derecho penal en Alemania, en: Responsabilidad de la
Empresa y Compliance. Programas de prevención, detección y reacción penal, MIR PUIG,
Santiago, CORCOY BIDASOLO, Mirentxu y GÓMEZ MARTÍN, Víctor, IB de F, Buenos Aires,
2014, pp. 99-100.
83 NIETO MARTÍN, Adán, La responsabilidad penal de las personas jurídicas en Perú:

Consideraciones desde una perspectiva comparada, en: Boletín Académico N° 48, Lima: Estudio
Oré Guardia, 2018, p. 5 Recuperado de internet: https://oreguardia.com.pe/la-responsabilidad-
penal-de-las-personas-juridicas-en-peru/.

51
a la propia persona jurídica, en virtud de la defectuosa configuración de su
ámbito de organización y la existencia de una cultura de no cumplimiento de la
legalidad, además de establecerse textualmente que se trata de una
responsabilidad autónoma.

 Consideramos que la opinión del profesor Héctor Hernández, en virtud del


análisis que realiza sobre la legislación chilena, es que la ley peruana se sitúa
en un modelo mixto. Este profesor señala que estaríamos ante un modelo
atenuado de responsabilidad derivada, que, además de la conexión entre
individuo responsable y su hecho con la persona jurídica, requiere que ésta haya
contribuido al hecho por la vía de haberse organizado de un modo que favorece
o en todo caso no impide ni dificulta la realización de este tipo de hechos, esto
es, la llamada responsabilidad por “defecto de organización” (o culpabilidad
organizacional).84 La responsabilidad de la entidad se construye al modo de
una forma especial de intervención en el delito cometido por el sujeto
relacionado, razón por la cual responde precisamente por ese título delictivo.85

A continuación, se analiza la Ley N° 30424 para establecer a qué modelo de


responsabilidad puede pertenecer.

El artículo 3 de la Ley N° 30424 establece los criterios de imputación de responsabilidad


a las personas jurídicas:

“Las personas jurídicas son responsables administrativamente por los delitos señalados
en el artículo 1, cuando estos hayan sido cometidos en su nombre o por cuenta de ellas
y en su beneficio, directo o indirecto, por:
a. Sus socios, directores, administradores de hecho o de derecho, representantes
legales o apoderados de la persona jurídica, o de sus filiales o subsidiarias.
b. La persona natural que, estando sometida a la autoridad y control de las personas
mencionadas en el literal anterior, haya cometido el delito bajo sus órdenes o
autorización.
c. La persona natural señalada en el literal precedente, cuando la comisión del delito
haya sido posible porque las personas mencionadas en el literal a. han incumplido
sus deberes de supervisión, vigilancia y control sobre la actividad encomendada, en
atención a la situación concreta del caso.
Las personas jurídicas que tengan la calidad de matrices serán responsables y
sancionadas siempre que las personas naturales de sus filiales o subsidiarias, que
incurran en cualquiera de las conductas señaladas en el primer párrafo, hayan actuado
bajo sus órdenes, autorización o con su consentimiento.

84 HERNÁNDEZ, Héctor, La introducción de la responsabilidad penal de las personas jurídicas


en Chile, en: Revista Política Criminal, Vol. 5 N° 9, julio, 2010, p. 217.
85 HERNÁNDEZ, Héctor, La introducción de la responsabilidad penal de las personas jurídicas

en Chile, en: Revista Política Criminal, Vol. 5 N° 9, julio, 2010, p. 218.

52
Las personas jurídicas no son responsables en los casos en que las personas naturales
indicadas en el primer párrafo, hubiesen cometido los delitos previstos en el artículo 1,
exclusivamente en beneficio propio o a favor de un tercero distinto a la persona jurídica.”

Como se puede apreciar, la ley nacional tiene como primer elemento de la


responsabilidad de la persona jurídica la existencia de un injusto penal cometido por
determinado círculo de autores determinados.

Un segundo elemento contemplado por la ley, el cual funge como criterio de conexión
entre el hecho cometido por la persona natural y la responsabilidad de la persona
jurídica, es que las personas naturales hayan obrado al cometer el delito “en nombre o
por cuenta de la persona jurídica y en su beneficio, directo o indirecto”.

Hasta este punto, del sólo análisis del artículo 3° de la Ley N° 30424, la responsabilidad
recogida en nuestra legislación puede pertenecer al modelo de responsabilidad por el
hecho otro, pues lo único que parece establecer la responsabilidad de la persona jurídica
es el delito cometido por la persona natural afín a la persona jurídica (autores
especiales) y que el mismo haya sido cometido en nombre o por cuenta de la persona
jurídica y en su beneficio, directo o indirecto.

Por otro lado, el artículo 4° de la Ley N° 30424 establece que la responsabilidad de la


persona jurídica es autónoma respecto a la de la persona natural, lo que puede hacer
pensar que la responsabilidad recogida se adhiere al modelo de responsabilidad por el
hecho propio y que, en ese sentido, lo que fundamenta su responsabilidad no puede ser
el delito cometido por la persona natural.

Al respecto, cabe señalar que la autonomía declarada por la ley, sólo debe ser
considerada desde un punto de vista procesal, ya que materialmente no hay ninguna
hipótesis de responsabilidad de la entidad sin una persona natural responsable.86 En
efecto, esta autonomía procesal establece que, aun cuando se encuentre extinta la
acción penal contra la persona natural, no se afecta la responsabilidad de la persona
jurídica.

Más adelante, el artículo 17° de la Ley N° 30424 establece que “la persona jurídica está
exenta de responsabilidad por la comisión de los delitos comprendidos en el artículo 1,
si se adopta e implementa en su organización, con anterioridad a la comisión del delito,

86HERNÁNDEZ, Héctor, La introducción de la responsabilidad penal de las personas jurídicas


en Chile, en: Revista Política Criminal, Vol. 5 N° 9, julio, 2010, p. 221.

53
un modelo de prevención adecuado a su naturaleza, riesgos, necesidades y
características, consistentes en medidas de vigilancia y control idóneas para prevenir
los delitos antes mencionados o para reducir significativamente el riesgo de su
comisión.”

De la redacción de este artículo se desprende que el injusto propio de la persona jurídica


es un estado de desorganización o defecto de organización que incentiva, permite o
facilita, es decir, no impide la realización de delitos por parte de las personas naturales
miembros de la organización, el cual será superado si ésta tiene implementado un
Modelo de Prevención de Delitos adecuado.

En efecto, cuando se regulan sistemas de responsabilidad que descansan en el injusto


culpable propio de la persona jurídica, se suelen prever graduaciones y eximentes del
injusto y la culpabilidad, ligadas al defecto de organización de la persona jurídica y su
reproche.87 En el caso del defecto de organización (injusto culpable de la persona
jurídica), éste usualmente es contrarrestado con la implementación de un Modelo de
Prevención de Delitos adecuado.

Lo expuesto se ve corroborado con lo establecido en la Exposición de Motivos del


Decreto Legislativo 1352°88, que modifica la Ley N° 30424, establece:

“Para que opere la responsabilidad de la persona jurídica, se exige la concurrencia de


dos elementos:
(i) Hecho de conexión: el delito debe ser cometido por quienes ostenten poder de
dirección o representación o sus subordinados en el ejercicio de sus funciones y
que le haya reportado un beneficio directo o indirecto, que puede ser de carácter
económico o no, como puede ser posicionamiento estratégico en el mercado; y,
(ii) Culpabilidad por defecto de organización: se exige la implementación efectiva
de un programa de prevención o cumplimiento, en caso esto no ocurra este
elemento se habría configurado.
En ese sentido, el nuevo artículo 17 contempla como una eximente de
responsabilidad la implementación adecuada de un modelo de prevención.” (la
negrita es nuestra)

Como se puede apreciar de la exposición de motivos citada, para imputar


responsabilidad a la persona jurídica, además del delito cometido por la persona natural
en nombre o por cuenta de la persona jurídica y que le haya reportado beneficio a ésta,
es indispensable que la persona jurídica presente un defecto de organización en la

87 DIEZ RIPOLLÉS, José Luis, La responsabilidad penal de las personas jurídicas. Regulación
española, Barcelona, en: InDret Revista ara el análisis del derecho, 1/2012, disponible en
http://www.indret.com/pdf/875.pdf, Barcelona, enero, 2012, p. 19.
88 Página 13 de la Exposición de Motivos del Decreto Legislativo N° 1352.

54
misma, consistente en la falta de medidas de vigilancia y control idóneas, según la
naturaleza, riesgos, necesidades y características de la persona jurídica, para prevenir
delitos o para reducir el riesgo de su comisión.

Ahora bien, debido a la importancia que se le otorga al Modelo de Prevención de Delitos


(efecto eximente de responsabilidad)89 y a lo expresamente fundamentado en la
Exposición de Motivos comentada, se puede afirmar que el sistema que recoge la ley
peruana es uno de responsabilidad por el hecho propio, al considerarse que el Modelo
de Prevención de Delitos tiene un efecto eximente de responsabilidad toda vez que
elimina el defecto de organización que hace culpable a la persona jurídica, culpabilidad
que corresponde al modelo de atribución de responsabilidad por el hecho propio.

Se considera que el modelo de responsabilidad por el hecho propio es el que debe


utilizarse para interpretar el texto de la Ley N° 30424. En ese sentido, la persona jurídica
es competente por lo que realiza un miembro de su organización en atención a su propia
actuación, constituida por su defecto de organización y a su cultura de infidelidad al
derecho que facilitaron, promovieron y/o permitieron la realización del delito de la
persona natural.

En efecto, realizando una interpretación sistemática de los artículos 3° y 17° de la Ley


N° 30424 junto con los fundamentos de la Exposición de Motivos del Decreto Legislativo
N° 1352 que modifica ley N° 30424, se considera que el sistema que recoge la ley N°
30424 es uno de responsabilidad por el hecho propio, pues si bien requiere, por un
lado, de un delito cometido por una persona natural relacionada con la persona jurídica,
actuando en su nombre o por su cuenta, el cual la haya beneficiado, directa o
indirectamente (elemento del sistema de atribución de responsabilidad por el de otro),
éste sólo constituye una condición de punibilidad, siendo el estado de desorganización
de la persona jurídica y su cultura de infidelidad al derecho- que constituyen su injusto
culpable- lo que permite imputarle el delito de la persona natural, al haberlo favorecido,
incentivado, permitido o facilitado.

89 CARO CORIA, Dino, Imputación objetiva y “compliance penal”, en: Derecho Penal Económico
y Teoría del Delito, EDUARDO DEMETRIO CRESPO (Director) MÓNICA DE LA CUERDA,
MARTÍN FAUSTINO GARCÍA DE LA TORRE GARCÍA (Coordinadores), Valencia, Tirant lo
blanch, 2020, p. 110; DIEZ RIPOLLÉS, José Luis, La responsabilidad penal de las personas
jurídicas. Regulación española, Barcelona, en: InDret Revista ara el análisis del derecho, 1/2012,
disponible en http://www.indret.com/pdf/875.pdf, Barcelona, enero, 2012, p. 28.

55
Lo expuesto se corrobora con la interpretación que se realiza del artículo 17°.4 y el 3°
de la Ley N° 30424, pues indican que la persona jurídica no responde cuando el agente
individual elude el Modelo de Prevención, lo que quiere decir que no es el delito de la
persona natural per se lo que fundamenta la responsabilidad de la persona jurídica, sino
la omisión de adoptar un Modelo que potencialmente hubiera podido evitarlo, lo que da
cuenta que se está ante un modelo de responsabilidad por el hecho propio.90

Finalmente, a continuación, se grafica cómo se configura la responsabilidad penal de la


persona jurídica en el sistema penal peruano:

Elemento 2:
Elemento 3
Elemento 1 Criterio de conexión
RPPJ Criterio de
Hecho de conexión entre la PN y la PJ.
favorecimiento Criterio de beneficio
Socios, directores,
administradores de hecho o de
Art. 3 derecho, representantes
Lit. a) legales o apoderados de la
persona jurídica, o de sus
filiales o subsidiarias.
La persona natural que,
estando sometida a la
autoridad y control de las
Art. 3
personas mencionadas en el Delitos cometidos en
Lit. b) Defectuosa
Delito literal anterior, haya cometido nombre o por cuenta
organización
cometid el delito bajo sus órdenes o de la persona jurídica
de la persona
o por: autorización. y en su beneficio,
jurídica.
La persona natural señalada en directo o indirecto
el literal precedente, cuando la
comisión del delito haya sido
posible porque las personas
Art. 3 mencionadas en el literal a. han
Lit. c) incumplido sus deberes de
supervisión, vigilancia y control
sobre la actividad
encomendada, en atención a la
situación concreta del caso.

Cuadro 4

4.3. Responsabilidad penal de la persona jurídica y principio de culpabilidad

La culpabilidad en sentido amplio o principio de culpabilidad se refiere al principio


derivado constitucionalmente del Estado de Derecho y de la dignidad de la persona. Se

90
CARRIÓN ZENTENO, Andy, Responsabilidad penal de la persona jurídica y corrupción: la ley
30424 entendida desde la teoría de las normas. En: AMBOS Kai, MALARINO Ezequiel y FUCHS
Marie-Christine (Editores), Corrupción y Derecho Penal: prevención, investigación y sanción,
Estudio comparado, Fundación Konrad Adenauer, Colombia, 2021, p. 214.

56
trata de un conjunto de presupuestos que permiten culpar a alguien por el evento que
motiva la pena. Algunos autores lo describen como un límite del ius puniendi del
Estado.91

En la legislación nacional, el principio de culpabilidad se encuentra recogido en el


artículo VII del Título Preliminar del Código penal peruano de la siguiente manera: «La
pena requiere de la responsabilidad penal del autor».

De esa definición se desprende lo indispensable que resulta establecer la


responsabilidad penal del autor para sostener la imposición de una sanción penal,
quedando prohibida cualquier forma de responsabilidad por el resultado
(responsabilidad objetiva), impidiendo la atribución a su autor de un resultado
imprevisible y reduciendo las formas de imputación al dolo o a la culpa.92

El principio de culpabilidad se manifiesta a su vez en cuatro sub principios: i) principio


de responsabilidad por el hecho, ii) principio de personalidad de las penas, iii) principio
de dolo o culpa y, iv) principio de culpabilidad sistemática.

El subprincipio de responsabilidad por el hecho establece que la pena debe responder


a una acción concreta del sujeto, por lo que la sanción penal se presenta como
respuesta al hecho individual, y no a toda la condición de la vida del autor o a los peligros
que en el futuro se espera del mismo.93 De ahí se afirma que se está ante un Derecho
Penal de acto, y no ante un Derecho Penal de autor.

De este subprincipio se derivan dos consecuencias importantes para la responsabilidad


penal, la primera es que nadie puede ser castigado por sus deseos, es decir, carecen
de relevancia penal los actos internos que no trascienden al mundo exterior social; la
segunda, es que la personalidad o la forma de ser de un determinado sujeto no ha de
servir de fundamento a la responsabilidad criminal o para agravar la misma.94

91 GOENA VIVES, Beatriz, Responsabilidad penal y atenuantes en la persona jurídica, Marcial

Pons, Madrid, 2017, p. 148.


92 VILLAVICENCIO TERRENOS, Felipe Andrés, Derecho penal. Parte General, Lima, Editorial

Grijley, 2006, p. 111.


93 VILLAVICENCIO TERRENOS, Felipe Andrés, Derecho penal. Parte General, Lima, Editorial

Grijley, 2006, p. 114.


94 VILLAVICENCIO TERRENOS, Felipe Andrés, Derecho penal. Parte General, Lima, Editorial

Grijley, 2006, p. 114.

57
El subprincipio de personalidad de las penas, imputación personal o culpabilidad
individual busca limitar la sanción a los responsables del hecho y a los que participaron
en él en calidad de coautores, instigadores o cómplices. Cabe resaltar que, en
consideración a este principio, se han presentado los principales cuestionamientos a los
diferentes sistemas que han intentado introducir la responsabilidad penal de las
personas jurídicas en las diferentes legislaciones toda vez que, en virtud de este
principio, únicamente responden de los hechos ilícito las personas naturales, al ser las
únicas capaces de cometerlos.95

Al respecto, un sector de la doctrina afirma que el aforismo societas delinquiere non


potest no ha sido superado, pues las personas jurídicas continúan sin poder delinquir,
la diferencia está dada por que, en la actualidad, son consideradas responsables por los
delitos cometidos por las personas naturales.

El subprincipio de dolo o culpa busca evitar la responsabilidad por resultados


imprevisibles, por lo que no es suficiente la mera producción de un resultado, sino que
se requiere que estos se originen como consecuencia de actos dolosos o imprudentes.96
De este principio también de deriva el rechazo de la responsabilidad por el resultado
(responsabilidad objetiva).

Finalmente, el subprincipio de la culpabilidad como categoría sistemática el cual


impone un reproche ético-social al sujeto dotado de autoconciencia y libertad o
responsabilidad a quien tiene motivabilidad normal (como disposición interna del sujeto
hacia la norma). Este subprincipio comprende los presupuestos que la teoría del delito
exige para imputar personalmente un hecho antijurídico a su autor, que pueden
sintetizarse en tres: i) imputabilidad, ii) posibilidad de conocimiento de la antijuridicidad
y iii) exigibilidad de obrar conforme a la norma.97

En efecto, la culpabilidad en sentido estricto se refiere al juicio de reproche que se


formula contra el responsable del delito que consiste en verificar la concurrencia de tres
condiciones que permiten afirmar que el sujeto pudo adecuar su comportamiento a la

95 SERRANO-PIEDECASAS FEMÁNDEZ, José Ramón, Sobre la responsabilidad penal de las


personas jurídicas, en: THEMIS Revista de Derecho N°. 35, junio 1997, p. 132; MIR PUIG,
Santiago, Una tercera vía en materia de responsabilidad penal de las personas jurídicas. En:
Revista Electrónica de Ciencias Penal y Criminológica N° 06-01. 2004, p. 01:9.
96 GOENA VIVES, Beatriz, Responsabilidad penal y atenuantes en la persona jurídica, Marcial

Pons, Madrid, 2017, p. 148.


97 GOENA VIVES, Beatriz, Responsabilidad penal y atenuantes en la persona jurídica, Marcial

Pons, Madrid, 2017, p. 159.

58
norma y que, por tanto, el delito es obra suya. Estas condiciones son: a) que el sujeto
sea imputable, b) que en las circunstancias en las que actuó haya podido adecuar su
comportamiento conforme a derecho y, c) que conociera la ilicitud de su acto, siquiera
potencialmente.98

En resumen, el principio de culpabilidad sirve para fundamentar la responsabilidad penal


y limitarla a su titular, lo cual permite proteger al ciudadano contra cualquier exceso en
la intervención represiva del Estado pues se preocupa de que la pena quede limitada
estrictamente a conductas que merecen un juicio de desvalor ético-social.99

En esa medida, cualquier sistema que considere la existencia de una responsabilidad


penal de las personas jurídica y su consecuente sanción, debe respetar el principio de
culpabilidad en todos sus sentidos. Para que ello ocurra, la persona jurídica debe poder
responder penalmente por un hecho respecto del cual pueda ser considerada como
autora del mismo, independientemente del grado de participación que se alegue, por
haberlo provocado dolosa o culposamente, según se prevea en la legislación penal y,
por tanto, capaz de recibir una sanción adecuada a su grado de responsabilidad.

A continuación, se analiza si la responsabilidad de la persona jurídica es compatible con


cada uno de los extremos del principio de culpabilidad, el cual es fundamento y límite
del derecho penal.

En primer lugar, la responsabilidad de la persona jurídica respeta el principio de


responsabilidad por el hecho, toda vez que responde por un estado de cosas concreto
establecido en la persona jurídica que permite, facilita o promueve el delito de la persona
natural, por lo que su sanción corresponde a dicha situación antijurídica concreta que la
persona jurídica establece de cara al delito de la persona natural.

En segundo lugar, la responsabilidad de la persona jurídica respeta el principio de


personalidad de las penas, pues la responsabilidad le es atribuida en base a su
participación en el delito, la cual se produce a través de un estado de cosas antijurídico
que permite, facilita o promueve el delito de la persona natural, el cual circunscribe su
participación en el delito.

98 MEINI MÉNDEZ, Iván, Lecciones de Derecho Penal – Parte General. Teoría Jurídica del Delito.
Fondo Editorial PUCP, 2014, Lima, p. 61.
99 JESCHECK, Hans-Heinrich, El principio de culpabilidad como fundamento y límite de la

punibilidad en el derecho penal alemán y español, en: Cuaderno del Instituto Vasco de
Criminología N° 9, diciembre 1995, Eguzkilore, p. 29.

59
Al respecto, como señala el profesor Serrano-Piedecasas Fernández, la persona
jurídica no es una adición de personas individuales, sino una creación particular que se
distingue de sus propios miembros, y que, si bien sus actividades se manifiestan hacia
el exterior a través de los actos de humanos de sus órganos, éstos también son suyos.
Asimismo, la persona jurídica es receptora autónoma de deberes y, en consecuencia,
capaz de cumplirlos o transgredirlos, lo que permite concebir una culpabilidad autónoma
de la persona jurídica.100

En tercer lugar, la responsabilidad de la persona jurídica respeta el principio de dolo o


culpa, pues la responsabilidad le es atribuible en atención a un estado de cosas
antijurídico en el que se encuentra de manera dolosa, el cual favorece o promueve el
delito de la persona natural, al no haber adoptado un Modelo de Prevención que evite
la comisión de delitos por parte de las personas naturales miembros de la organización.

En cuarto lugar, la responsabilidad de la persona jurídica es compatible con la


culpabilidad como categoría sistemática, al resultar viable realizar a la persona
jurídica un juicio de reproche ético-social a través de la verificación de tres elementos:
i) imputabilidad, ii) conocimiento de la antijuridicidad y iii) exigibilidad de obrar conforme
a la norma, que permiten afirmar que el sujeto pudo adecuar su comportamiento a la
norma penal en determinado escenario y que, por tanto, el delito es obra suya.

Por lo expuesto, es posible considerar que la responsabilidad penal de la persona


jurídica es compatible con cada uno de los extremos del principio de culpabilidad, por lo
que no debe ampararse un sistema de responsabilidad por el hecho de otro, por el cual,
de manera automática y por el sólo hecho de albergar en su seno al infractor del delito,
se le responsabilice penalmente a la persona jurídica, pese a no haber participado en el
mismo en forma penalmente relevante, es decir, sin haberse verificado, por su parte, la
creación de un estado de cosas antijurídico (defecto de organización) que promueva o
facilite la comisión del delito de la persona natural.

Ahora bien, luego de considerar que la persona jurídica puede ser considerada
penalmente responsable y que dicha responsabilidad respeta el principio culpabilidad
que rige el derecho penal, queda analizar si éstas son pasibles de recibir sanciones de
naturaleza penal.

100SERRANO-PIEDECASAS FEMÁNDEZ, José Ramón, Sobre la responsabilidad penal de las


personas jurídicas, en: THEMIS Revista de Derecho N°. 35, junio 1997, pp. 132-133.

60
Al respecto, cabe recordar que, en el derecho penal clásico, se afirma que la sanción
penal expresa reproche por la conducta, a diferencia de otras sanciones de distinta
naturaleza.

El profesor Von Hirsch explica que la sanción penal expresa reproche, por lo que
castigar a una persona consiste en imponerle una privación (un sufrimiento) por haber
realizado un daño, de forma tal que exprese desaprobación (censura) hacia la persona
por su comportamiento.101

Responder a la realización de un mal con la censura es parte de la moralidad que


considera a las personas responsables de su comportamiento. Cuando alguien realiza
un mal, otros lo juzgan negativamente, porque su conducta es reprensible. La censura
consiste en expresar este juicio. La censura de la sanción penal considera a la víctima
(al dirigir la desaprobación al causante, reconoce que el daño a la víctima ocurre por
culpa de otro), al causante (hace referencia a su acto, reprobándolo) y a terceras
personas (las invita a desistir de actos similares al anunciarles por anticipado las
sanciones). 102

Estos mensajes que incorpora la sanción penal muestran por qué la conducta lesiva no
debe ser tratada con sanciones neutrales que no expresan desaprobación, y que niegan
el status de la persona como agente moral capaz de comprensión.103 A diferencia de
las sanciones penales, las sanciones neutrales tratan a los infractores como animales
que deben se frenados, intimidados o condicionados para cumplir, porque son
incapaces de entender que la lesión está mal. Una sanción penal trata a la gente como
una persona que es capaz de esta comprensión.104

Por otra parte, la privación o sufrimiento es también un elemento de la sanción penal. Al


respecto, el derecho penal tiene rasgos preventivos en su propio diseño, cuando el
Estado criminaliza la conducta emite una amenaza legal, esta conducta está proscrita y
su realización comportará la imposición de castigos específicos. La amenaza está
dirigida explícitamente a evitar la conducta proscrita. En ese sentido, las sanciones
penales son demasiado severas para ser utilizadas sólo para otorgar credibilidad a la
censura.105

101 VON HIRSCH, Andrew, Censurar y castigar, Ed. Trotta, 1998, pp. 34-35.
102 VON HIRSCH, Andrew, Censurar y castigar, Ed. Trotta, 1998, p. 35.
103 VON HIRSCH, Andrew, Censurar y castigar, Ed. Trotta, 1998, pp. 36-37.
104 VON HIRSCH, Andrew, Censurar y castigar, Ed. Trotta, 1998, p. 37.
105 VON HIRSCH, Andrew, Censurar y castigar, Ed. Trotta, 1998, p. 38-39.

61
En resumen, la sanción penal es una respuesta que expresa reprobación a través de la
imposición de dolor. La censura está pensada para darle al individuo una razón moral
para reaccionar; por ello el grado de reproche expresado debe ser coherente con la
reprochabilidad de la conducta. En efecto, el elemento de reproche de la sanción penal
expresa que la conducta está mal; y el elemento del sufrimiento suministra a la persona
una razón prudencial adicional para frenarse a la hora de realizar esta conducta. La
sanción penal suministra una razón moral como una razón suplementaria adicional para
cumplir la ley.106

Ahora bien, es importante señala que la perspectiva de la censura expresada por el


castigo, trata a la persona externamente, es decir, le da al autor la oportunidad de
reconsiderar sus acciones y sentir remordimiento o vergüenza; sin embargo, ello
dependerá de él, pues la censura no está configurada para suscitar determinados
sentimientos como la vergüenza, el arrepentimiento, entre otros.107

En tal sentido, si la sanción penal implica un juicio de reproche externo que expresa
desaprobación a quien ha realizado un daño y le da a la persona la oportunidad de
reconsiderar sus acciones, pero no está configurada para suscitar determinados
sentimientos, es decir, se trata de un juicio externo realizado por el Estado a través del
proceso penal, resulta perfectamente viable que la persona jurídica sea pasible de este
juicio de reproche externo, no existiendo ningún impedimento para ello, toda vez que no
se espera el surgimiento de un sentimiento determinado que resulte posible únicamente
en una persona natural y que evidentemente no sucede en la persona jurídica.

En esa línea de ideas, cualquier persona jurídica puede ser objeto de un juicio penal y
ser encontrada responsable, recibiendo por ello una sanción que exprese censura, el
cual se materializará en el reproche que realicen los distintos actores de la sociedad y
que se evidenciará, por ejemplo, en el impacto negativo que tendrá en sus relaciones
comerciales con clientes e inversionistas, relación con el Estado, entre otros.

Ahora bien, la censura de la sanción penal, que reprochará a la persona jurídica su mala
actuación, a su vez, podrá lograr, en algunos casos, un cambio en la persona jurídica
(comprensión de la norma), por ejemplo, la implementación de un compliance. De
hecho, a primera vista, pareciera que las personas jurídicas que operan como grandes

106 VON HIRSCH, Andrew, Censurar y castigar, Ed. Trotta, 1998, p. 78-79, 119.
107 VON HIRSCH, Andrew, Censurar y castigar, Ed. Trotta, 1998, p. 119.

62
agentes económicos en determinados mercados, reaccionan a la censura de la sanción
penal mejor inclusive que las personas naturales, pues, por ejemplo, como se ha visto
en las investigaciones por el caso Odebrecht, distintas empresas ante la sola amenaza
de la sanción penal (consecuencias accesorias), han establecido sistemas de
compliance en sus organizaciones, cambiado su imagen, removido a su directorio, entre
otras acciones, con la finalidad de demostrar que han comprendido lo que la norma
pretende comunicar y que están dispuestas a respetarla.

Sumado a ello se tiene que la sanción penal se presenta en todo su alcance frente a la
persona jurídica (incorpora todos sus mensajes) pues, en los términos ya explicados,
considera a la víctima del daño, al causante y a sus intervinientes (persona jurídica),
pues hace referencia al acto desaprobado y, finalmente, permite comunicar a terceros,
personas naturales y jurídicas, y los invita a renunciar a ejecutar determinados actos
punibles.

Cabe reiterar que son los mensajes que incorpora la sanción penal fundamentan el por
qué la conducta lesiva no debe ser tratada con sanciones neutrales que no expresan
desaprobación y niegan el status de la persona como agente capaz de comprensión,
corroborando que la sanción penal trata al infractor como una agente capaz de
comprensión, lo cual, como hemos visto, no es una característica exclusiva de las
personas naturales, sino que las personas jurídicas también puede comprender el
mensaje de la norma y sanción penal y motivarse por ella adecuando su actuación
conforme al derecho.

Por otra parte, en cuanto al segundo elemento de la sanción penal, la privación o


sufrimiento, éste también es entendible en el marco de la persona jurídica, debido a que
cualquier persona jurídica puede sufrir privaciones, basta revisar la legislación peruana
en la Ley N° 30424 para verificar las sanciones (privaciones) que puede recibir una
persona jurídica (multa, inhabilitación, suspensión de actividades, cierre de locales,
cancelación de licencias y disolución).

En resumen, se condice con el principio de culpabilidad que las personas jurídicas sean
sancionadas penalmente, toda vez que, como se ha visto, las personas jurídicas son
capaces de participar en hechos delictivos y motivarse por la norma penal, por lo que,
resulta coherente que se les responsabilice penalmente por aquellos que provoque
considerando su grado de responsabilidad.

63
4.4. Posiciones doctrinales que reconocen la existencia de un injusto y
culpabilidad en la persona jurídica

Partiendo de que la persona jurídica puede ser responsable por la comisión de delitos,
es decir, que tienen capacidad de acción y culpabilidad108 (son imputables), según se
ha explicado al tratar el sistema de responsabilidad por el hecho propio, corresponde
analizar entonces en qué consiste el injusto atribuible a la persona jurídica y su
culpabilidad.

Para definir el injusto penal de la persona jurídica se debe desarrollar la imputación


objetiva y subjetiva del hecho ilícito.

En el ámbito de la tipicidad objetiva se impone a la persona jurídica, al igual que en la


persona natural, los filtros de la imputación objetiva. En líneas generales, se trata de
determinar si, en función del uso que la persona jurídica ha efectuado de su capacidad
autoorganizativa, ésta ha generado un riesgo por encima del permitido que se ha
terminado materializando en el concreto resultado producido. Para ello, los tradicionales
principios del riesgo permitido, principio de confianza, prohibición de regreso y
autorresponsabilidad de la víctima van a resultar decisivos para determinar, desde el
punto de vista objetivo, si una persona jurídica está correctamente organizada o si, por
el contrario, ha generado un riesgo más allá del permitido.109

Ahora bien, para imputar objetivamente a la persona jurídica el hecho penalmente


relevante es necesario afirmar su competencia por la creación de riesgos penalmente
prohibidos, la cual se presenta cuando tiene una defectuosa organización que facilita,
favorece o no dificulta la realización de delitos por parte de las personas naturales que
actúen en su representación o por su cuenta, los cuales han sido cometidos en su
beneficio.110

108 CARO CORIA, Dino, Imputación objetiva y “compliance penal”, en: Derecho Penal Económico
y Teoría del Delito, EDUARDO DEMETRIO CRESPO (Director) MÓNICA DE LA CUERDA,
MARTÍN FAUSTINO GARCÍA DE LA TORRE GARCÍA (Coordinadores), Valencia, Tirant lo
blanch, 2020, p. 106.
109 GÓMEZ-JARA DIEZ, Carlos, Fundamentos de la responsabilidad penal de las personas

jurídicas, en: Responsabilidad penal de las personas jurídicas. Aspectos procesales y


sustantivos, BANACLOCHE PALAO Julio, ZARZALEJOS NIETO, Jesús, GÓMEZ-JARA DIEZ,
Carlos (Autores), Ed. La ley, Madrid, marzo 2011, pp. 40-41.
110 GARCÍA CAVERO, Percy, Derecho Penal. Parte General, 3ra edición, Ideas Solución

Editorial, Lima, mayo 2019, p. 909.

64
Cabe precisar que la imputación a la persona jurídica del riesgo prohibido por su
defectuosa organización (evidenciada en la falta de un sistema de cumplimiento idóneo)
no se reduce a la creación del riesgo penalmente prohibido, sino que ese riesgo debe
haberse realizado en el resultado, en el caso de los delitos de resultado. Por lo tanto,
es necesario que, en términos normativos, el resultado lesivo concretamente producido
por el miembro individual pueda reconducirse a la falta de implementación de un Modelo
de Prevención de Delitos idóneo.111

En cuanto a la materialización del riesgo en el resultado, surge una discusión en los


casos en los que un Modelo de Prevención idóneo no habría traído necesariamente la
evitación del delito. Puede suceder que la persona jurídica no haya implementado
ningún Modelo de Prevención, pero aún con un correcto análisis del riesgo no se habría
podido detectar la clase de riesgo de la infracción penal concretamente producida, o
habiéndose incorporado un Modelo defectuoso, la infracción penal no se habría podido
impedir o dificultar, aunque se hubiese contado con uno idóneo.112 En este caso,
siguiendo la teoría del incremento de riesgo, basta con señalar que la omisión de
incorporar un sistema de cumplimiento incrementa el riesgo de la comisión del delito,
por lo que será imputable el resultado a la persona jurídica.113

RIESGO PERMITIDO RIESGO NO PERMITIDO


CORRECTA ORGANIZACIÓN DEFEFECTUOSA ORGANIZACIÓN

111 GARCÍA CAVERO, Percy, Derecho Penal. Parte General, 3ra edición, Ideas Solución

Editorial, Lima, mayo 2019, p. 910; MEDINA FRISANCHO, José Luis, La teoría de la imputación
objetiva en el sistema funcional del derecho penal, en: Gaceta Penal & Procesal Penal, tomo 14,
agosto 2010, pp. 61-62.
112 GARCÍA CAVERO, Percy, Derecho Penal. Parte General, 3ra edición, Ideas Solución

Editorial, Lima, mayo 2019, p. 906.


113 GARCÍA CAVERO, Percy, Esbozo de un modelo de atribución de responsabilidad penal de

las personas jurídicas, en: Revista de Estudios de la Justicia, N° 16, 2012, p. 70.

65
Cuadro 5

Para el profesor Cigüela Sola el contenido del injusto que se atribuye a la organización
viene constituido por aquellos factores estructurales de origen no individualizable que
hayan favorecido o incentivado, por encima del riesgo permitido, la comisión de un delito
individual en su seno. Estos factores radicados en el contexto organizativo y situados
entre los individuos que integran la organización, se originan en un proceso acumulativo,
progresivo y difuso, mediante la actuación conjunta de múltiples sujetos,
administradores presentes y pasados, pero también empleados. Pueden adoptar, a su
vez, formas diversas; pueden ser de carácter técnico, organizativo y humano.114

Como se desprende de lo expuesto, el injusto objetivo de la persona jurídica viene dado


por su defecto de organización115 que favorece o facilita la comisión del delito por parte
de la persona natural en términos de incremento de riesgo.

En ese sentido, si una persona jurídica está o no defectuosamente organizada- si se ha


organizado generando riesgos por encima de los permitidos- es una circunstancia que
puede determinarse objetivamente conforme a los criterios de la imputación objetiva. No
se trata de una cuestión relativa a la culpabilidad de la persona jurídica, sino de una
dimensión externa- a diferencia de la interna característica de la culpabilidad- que puede
y debe analizarse en sede de tipicidad. De ahí que los Modelos de Prevención, que
sirven para implantar una correcta organización en las personas jurídicas, deben
analizarse en el marco de la tipicidad objetiva. Asimismo, conceptos como el debido
control citado en las normas reflejan la necesidad de ubicar sistemáticamente estas
cuestiones en el ámbito de la tipicidad.116

En cuanto a la tipicidad subjetiva, al no ser posible transferir el dolo o la culpa del


agente físico, por cuanto nos encontraríamos ante una responsabilidad objetiva
contraviniendo el principio de culpabilidad que implica que el injusto penal contemple
una fase subjetiva, es preciso desarrollar una imputación subjetiva propia para la

114 CIGÜELA SOLA, Javier, El injusto estructural de la organización. Aproximación al fundamento


de la sanción a la persona jurídica. InDret, Barcelona, enero, 2016, p. 12.
115 GÓMEZ-JARA DIEZ, Carlos, Fundamentos de la responsabilidad penal de las personas

jurídicas, en: Responsabilidad penal de las personas jurídicas. Aspectos procesales y


sustantivos, BANACLOCHE PALAO Julio, ZARZALEJOS NIETO, Jesús, GÓMEZ-JARA DIEZ,
Carlos (Autores), Ed. La ley, Madrid, marzo 2011, pp. 40-41.
116 GÓMEZ-JARA DIEZ, Carlos, Fundamentos de la responsabilidad penal de las personas

jurídicas, en: Responsabilidad penal de las personas jurídicas. Aspectos procesales y


sustantivos, BANACLOCHE PALAO Julio, ZARZALEJOS NIETO, Jesús, GÓMEZ-JARA DIEZ,
Carlos (Autores), Ed. La ley, Madrid, marzo 2011, pp. 40-41.

66
persona jurídica tomando en cuenta su naturaleza. En ese sentido, el dolo de la persona
jurídica viene dado por la existencia de un conocimiento organizativo del riesgo
empresarial/corporativo.

Uno de los mayores estudiosos del conocimiento organizativo (Helmut Willke) lo define
como el núcleo del conocimiento organizativo es la observación de que el contenido de
este conocimiento no está caracterizado por las partículas de conocimiento individuales
que se encuentran en las cabezas de las personas naturales, sino por las relaciones y
los modelos de vinculación entre estos elementos de conocimiento. Las vinculaciones
mismas constituyen el conocimiento independiente, colectivo o sistémico, de la
organización. Lo decisivo será determinar, al igual que ocurre con la persona natural,
que indicios consideramos relevantes para afirmar- y correspondiente imputar- un
determinado conocimiento a una determinada persona.117

En ese sentido, el aspecto subjetivo en la persona jurídica está representado por el


conocimiento organizativo del concreto riesgo empresarial/corporativo- en los delitos de
resultado- que se realiza en el resultado típico- en los delitos de resultado-118, es decir,
el conocimiento que el ente corporativo tiene disponible a partir de la información
incorporada en la organización por las vías regulares. En ese orden de ideas, si la
información existente en la organización no fue debidamente administrada para evitar la
comisión del delito, entonces esta deficiencia se le podrá imputar a la persona jurídica
y, de esta manera, fundamentar la imputación subjetiva119.

En resumen, parece haber cierto consenso en que el injusto por el cual se responsabiliza
a la persona jurídica es un defecto de organización,120 consistente en no haber adoptado
medidas destinadas a la prevención de la comisión de delitos desde su interior que
aseguren un comportamiento no delictivo por parte de la persona jurídica, generando

117 GÓMEZ-JARA DIEZ, Carlos, Fundamentos de la responsabilidad penal de las personas

jurídicas, en: Responsabilidad penal de las personas jurídicas. Aspectos procesales y


sustantivos, BANACLOCHE PALAO Julio, ZARZALEJOS NIETO, Jesús, GÓMEZ-JARA DIEZ,
Carlos (Autores), Ed. La ley, Madrid, marzo 2011, pp. 40-43.
118 GÓMEZ-JARA DÍEZ, Carlos, La responsabilidad penal de las personas jurídicas. El modelo

constructivista de autorresponsabilidad penal empresarial, 1ra edición peruana, Ara Editores,


Lima, 2010, p. 63.
119 GARCÍA CAVERO, Percy, Derecho Penal. Parte General, 3ra edición, Ideas Solución

Editorial, Lima, mayo 2019, p. 912.


120 GARCÍA CAVERO, Percy, Criminal Compliance, 1ra edición, Palestra Editores, Lima, febrero,

2014, p. 91; ARTAZA VARELA, Oswaldo, Programas de cumplimiento. Breve descripción de las
reglas técnicas de gestión del riesgo empresarial y su utilidad jurídico-penal, en: en:
Responsabilidad de la Empresa y Compliance. Programas de prevención, detección y reacción
penal, MIR PUIG, Santiago, CORCOY BIDASOLO, Mirentxu y GÓMEZ MARTÍN, Víctor, IB de F,
Buenos Aires, 2014, pp. 232-233.

67
que los hechos ilícitos de sus órganos o representantes se consideren delitos de la
persona jurídica. Este defecto de organización lo podemos identificar como la infracción
propia de la persona jurídica.

En efecto, el hecho que acarrearía la responsabilidad penal de la persona jurídica es su


propia infracción, la cual surge directamente de una conexión entre el hecho prohibido
y una característica o un cierto estado de cosas (como la defectuosa organización) de
la persona jurídica, y no la simple vinculación del delito con sus actividades,121 por lo
que resulta irrelevante la eventual responsabilidad de una persona natural.122

Por otro lado, respecto a la culpabilidad de la persona jurídica, esta categoría ha sido
relacionada tradicionalmente con una determinada actitud o disposición interna del
sujeto hacia la norma- que, en el fondo, es lo que hace reprochable su conducta.123 Las
concepciones modernas de la culpabilidad relacionan este concepto con la fidelidad al
derecho que le es exigible a un ciudadano en democracia.124

Ahora bien, debido a que no es posible encontrar un libre albedrío en la actuación de la


persona jurídica, ésta debe estructurarse en atención a su individualidad (libertad
expresada en acciones) y a su sociabilidad (responsabilidad por las acciones),
características que permiten atribuirle el estatus de ciudadano en sentido jurídico-penal,
de manera que está en plena capacidad de realizar culpablemente hechos delictivos y
justifica una respuesta social concreta.125

Al respecto, se han construido diversas nociones sobre la culpabilidad de la persona


jurídica; una primera concepción, es la que equipara la culpabilidad de la persona

121 GARCÍA CAVERO, Percy, Derecho Penal. Parte General, 3ra edición, Ideas Solución

Editorial, Lima, mayo 2019, p. 903.


122 HERNÁNDEZ, Héctor, La introducción de la responsabilidad penal de las personas jurídicas

en Chile, en: Revista Política Criminal, Vol. 5 N° 9, julio, 2010, p. 216; CARO CORIA, Dino,
Imputación objetiva y “compliance penal”, en: Derecho Penal Económico y Teoría del Delito,
EDUARDO DEMETRIO CRESPO (Director) MÓNICA DE LA CUERDA, MARTÍN FAUSTINO
GARCÍA DE LA TORRE GARCÍA (Coordinadores), Valencia, Tirant lo blanch, 2020, p. 105.
123 GÓMEZ-JARA DIEZ, Carlos, Fundamentos de la responsabilidad penal de las personas

jurídicas, en: Responsabilidad penal de las personas jurídicas. Aspectos procesales y


sustantivos, BANACLOCHE PALAO Julio, ZARZALEJOS NIETO, Jesús, GÓMEZ-JARA DIEZ,
Carlos (Autores), Ed. La ley, Madrid, marzo 2011, pp. 40-43.
124 GÓMEZ-JARA DIEZ, Carlos, Fundamentos de la responsabilidad penal de las personas

jurídicas, en: Responsabilidad penal de las personas jurídicas. Aspectos procesales y


sustantivos, BANACLOCHE PALAO Julio, ZARZALEJOS NIETO, Jesús, GÓMEZ-JARA DIEZ,
Carlos (Autores), Ed. La ley, Madrid, marzo 2011, pp. 40-43.
125 GARCÍA CAVERO, Percy, Derecho Penal. Parte General, 3ra edición, Ideas Solución

Editorial, Lima, mayo 2019, p. 915.

68
jurídica con una deficiente cultura corporativa, la cual genera un entorno que contribuye
con la comisión del delito de la persona natural, al sentirse el sujeto activo tolerado o
amparado.126

En esa línea de ideas, se sostiene que la culpabilidad de la persona jurídica consiste en


una cultura de no cumplimiento de la legalidad o el derecho. Las circunstancias de
que las organizaciones puedan generar una cultura corporativa de fidelidad o infidelidad
al Derecho, de cumplimiento o incumplimiento de la legalidad, constituye la base de su
culpabilidad.127

Sobre el particular, cabe hacer referencia al estudio de Edgar Schein, citado por el
profesor Cigüela Sola, en el cual se explica que las culturas organizativas de las
personas jurídicas, existen en tres niveles: los artefactos, que son los procesos y
estructuras visibles, como su arquitectura, productos, estilo estético, rituales, narrativa
y mitos que utiliza para explicarse a sí misma; los valores y creencias que propugnan,
lo que incluye sus ideales, objetivos, propósitos y racionalizaciones de la propia
actividad organizativa y, por último, las presunciones básicas subyacentes, las cuales
integran valores y creencias no racionalizadas o inconscientes dadas por hecho, siendo
capaces de determinar la percepción y el comportamiento tanto como las situadas en el
segundo nivel.128

Dentro de este concepto, el profesor Gómez-Jara129 distingue el injusto y la culpabilidad


organizativa señalando que el injusto se vincula con una configuración organizativa
determinada- defectuosa, inexistente, etc.- generando riesgos superiores al permitido; y
la culpabilidad organizativa con una determinada cultura corporativa- de no
cumplimiento con o infidelidad al Derecho-. En buena cuenta, el injusto organizativo

126 NIETO MARTIN, Adán, La responsabilidad penal de las personas jurídicas: esquema de un

modelo de responsabilidad penal, p. 134. Recuperado de internet:


https://www.yumpu.com/es/document/read/15825704/la-responsabilidad-penal-de-las-
personas-juridicas-adan-nieto-martin; REAÑO PESCHIERA, José Leandro, La utilidad de los
programas de criminal compliance para las empresas que operan en Perú, en: Revista de
Derecho Themis N° 68, 2016, pp. 144-146.
127 GÓMEZ-JARA DIEZ, Carlos, Fundamentos de la responsabilidad penal de las personas

jurídicas, en: Responsabilidad penal de las personas jurídicas. Aspectos procesales y


sustantivos, BANACLOCHE PALAO Julio, ZARZALEJOS NIETO, Jesús, GÓMEZ-JARA DIEZ,
Carlos (Autores), Ed. La ley, Madrid, marzo 2011, pp. 40-43.
128 CIGÜELA SOLA, Javier, Compliance más allá de la ciencia penal. Aportaciones de la

sociología de las organizaciones al análisis de la criminalidad corporativa y de la imputación


jurídico-penal, InDret, Barcelona, octubre, 2019, p. 11.
129 GÓMEZ-JARA DÍEZ, Carlos, La responsabilidad penal de las personas jurídicas. El modelo

constructivista de autorresponsabilidad penal empresarial, 1ra edición peruana, Ara Editores,


Lima, 2010, p. 60.

69
estaría vinculado con la organización de la persona jurídica; la culpabilidad corporativa
estaría referida a la cultura de la organización. De esta forma, la imputación objetiva y
subjetiva tomaría como marco de referencia la configuración que la persona jurídica ha
realizado de su ámbito de organización; la imputación penal tendría en cuenta la
existencia o inexistencia de una cultura corporativa fiel al Derecho.

Una segunda concepción señala que la culpabilidad de la persona jurídica es


concebida como un defecto de organización130. En ese sentido, se afirma que la falta
de fidelidad al derecho es manifestación de una autoorganización defectuosa
derivada de la falta de adoptación de un sistema de cumplimiento normativo idóneo que,
con la información disponible habría impedido o dificultado la realización de resultados
lesivos por parte de un miembro individual131.

Dentro de esta concepción, el profesor Heine132 plantea un concepto de culpabilidad de


la persona jurídica que sea análogo funcional al derecho penal individual. A la persona
jurídica se le asigna el deber de administrar adecuadamente los riesgos, por lo que su
responsabilidad penal se deriva de una defectuosa administración de los riesgos que, a
través de una elevación del riesgo específico, lleva a la realización externa de un riesgo
típico de la persona jurídica.

Respecto a la postura del profesor Heine, el profesor Percy García señala que la
estructuración de la imputación que realiza tiene como aspecto resaltable una visión del
injusto centrada en la organización (defectuosa) de riesgos, pero construye la
culpabilidad de la persona jurídica en atención no al hecho defectuoso concretamente
realizado, sino a la conducción de la actividad empresarial/corporativa. Está claro que
lo que se busca es desvincular la culpabilidad corporativa de una decisión tomada por
una persona natural en determinado momento, pero, al darle a la dimensión temporal

130 NIETO MARTIN, Adán, La responsabilidad penal de las personas jurídicas: esquema de un
modelo de responsabilidad penal, p. 134. Recuperado de internet:
https://www.yumpu.com/es/document/read/15825704/la-responsabilidad-penal-de-las-
personas-juridicas-adan-nieto-martin.
131 GÓMEZ-JARA DÍEZ, Carlos, La responsabilidad penal de las personas jurídicas. El modelo

constructivista de autorresponsabilidad penal empresarial, 1ra edición peruana, Ara Editores,


Lima, 2010, p. 47; GARCÍA CAVERO, Percy, Derecho Penal. Parte General, 3ra edición, Ideas
Solución Editorial, Lima, mayo 2019, pp. 915-917.
132 GARCÍA CAVERO, Percy, Esbozo de un modelo de atribución de responsabilidad penal de

las personas jurídicas, en: Revista de Estudios de la Justicia, N° 16, 2012, p. 63.

70
un carácter constitutivo de la culpabilidad corporativa, se desmarca de la culpabilidad
por el hecho y entra en el ámbito de la tan cuestionada culpabilidad de autor.133

Una tercera concepción sostiene que la culpabilidad de la persona jurídica está dada
por su carácter, culpabilidad por la conducción de la persona jurídica, esto es, un caso
de derecho penal de autor. Para esta versión propuesta por el profesor Lampe, este
derecho penal de autor empresarial es constitucionalmente admisible pues, mientras el
Estado carece de legitimidad para señalar a los individuos cómo tienen que conformar
su carácter (organizarse internamente), sí puede exigir que las personas jurídicas
adopten determinadas formas de organización en forma permanente.134

Dentro de esta concepción, el profesor Lampe135 propone una culpabilidad por el


carácter de la persona jurídica, sustentada en una cultura corporativa defectuosa,
consistente en haber creado, favorecido, fomentado o mantenido una filosofía
criminógena o ciertas deficiencias organizativas.

La responsabilidad de las personas jurídica se apoya en un injusto propio de la persona


jurídica (cultura corporativa defectuosa), el cual se relaciona con un injusto de resultado
del miembro individual de la persona jurídica (únicamente para asegurar la correcta
identificación de la persona jurídica, constituyendo un mero elemento de la punibilidad,
que atiende a razones de política criminal) 136, el cual tiene lugar en términos de
elevación del riesgo.

Se ha criticado esta posición señalando que, el planteamiento de este autor no termina


de desvincularse del injusto personal del miembro de la persona jurídica que realiza la
conducta ilícita. Si bien la filosofía criminógena o el defecto de organización elevan el

133 GARCÍA CAVERO, Percy, Sanciones penales para las personas jurídicas, en: Problemas

actuales de política criminal. Anuario de derecho penal 2015-2016, p. 168-169.


134 NIETO MARTIN, Adán, La responsabilidad penal de las personas jurídicas: esquema de un

modelo de responsabilidad penal, p. 135. Recuperado de internet:


https://www.yumpu.com/es/document/read/15825704/la-responsabilidad-penal-de-las-
personas-juridicas-adan-nieto-martin.
135 GARCÍA CAVERO, Percy, Esbozo de un modelo de atribución de responsabilidad penal de

las personas jurídicas, en: Revista de Estudios de la Justicia, N° 16, 2012, pp. 62-63.
136 DIEZ RIPOLLÉS, José Luis, La responsabilidad penal de las personas jurídicas. Regulación

española, Barcelona, en: InDret Revista ara el análisis del derecho, 1/2012, disponible en
http://www.indret.com/pdf/875.pdf, Barcelona, enero, 2012, pp. 8-9; GARCÍA CAVERO, Percy,
Criminal Compliance, 1ra edición, Palestra Editores, Lima, febrero, 2014, p. 92; NIETO MARTIN,
Adán, La responsabilidad penal de las personas jurídicas: esquema de un modelo de
responsabilidad penal, p. 144. Recuperado de internet:
https://www.yumpu.com/es/document/read/15825704/la-responsabilidad-penal-de-las-
personas-juridicas-adan-nieto-martin.

71
riesgo de un resultado anti normativo realizado personalmente por un miembro de la
persona jurídica, la decisión sobre la producción del resultado sigue en manos del
miembro individual, lo que hace discutible la imputación del resultado al injusto del
sistema de la persona jurídica.137

Asimismo, se le critica por parecer coincidir con un derecho penal de autor, desligado
del hecho delictivo concreto y, por ello, opuesto al principio de responsabilidad por el
hecho concreto.138

Finalmente, una cuarta concepción es la que afirma que la culpabilidad de la persona


jurídica obedece a su forma de reaccionar frente a la comisión de un delito
(comportamiento post delictivo). No existe culpabilidad si la persona jurídica reacciona
adecuadamente y, en vez de ocultar los hechos coopera con la autoridad competente,
pone en marcha una investigación interna con el fin de desvelar las causas que han
provocado la actividad delictiva, repara voluntariamente a las víctimas e implementa las
medidas de organización necesarias para que los hechos no vuelvan a repetirse.139
Cabe mencionar que otros profesores quienes parten de que la persona jurídica no tiene
capacidad de acción ni culpabilidad en sentido tradicional y de que no es posible
fundamentar una equivalencia funcional entre el individuo y la organización en lo que
respecta a una culpabilidad penal, han realizado sus propias propuestas para sancionar
penalmente a las personas jurídicas:

En el caso de la profesora Beatriz Goena por ejemplo, propone un sistema de


atribución, diferenciándolo del sistema de imputación que aplica para las personas
naturales, en el que no se imponen penas sino correctivos (orientado a la prevención
reactiva) a la persona jurídica que mantiene un estado de cosas antijurídico, las cuales
suponen un restablecimiento comunicativo de la validez de la norma pero sin dolo
penal.140

137 GARCÍA CAVERO, Percy, Sanciones penales para las personas jurídicas, en: Problemas
actuales de política criminal. Anuario de derecho penal 2015-2016, p. 168.
138 DIEZ RIPOLLÉS, José Luis, La responsabilidad penal de las personas jurídicas. Regulación

española, Barcelona, en: InDret Revista ara el análisis del derecho, 1/2012, disponible en
http://www.indret.com/pdf/875.pdf, Barcelona, enero, 2012, p. 8.
139 NIETO MARTIN, Adán, La responsabilidad penal de las personas jurídicas: esquema de un

modelo de responsabilidad penal, p. 135. Recuperado de internet:


https://www.yumpu.com/es/document/read/15825704/la-responsabilidad-penal-de-las-
personas-juridicas-adan-nieto-martin.
140 GOENA VIVES, Beatriz, Responsabilidad penal y atenuantes en la persona jurídica, Marcial

Pons, Madrid, 2017, p. 234.

72
Para esta autora, desde un concepto clásico, las personas jurídicas no pueden ser
destinatarias de normas de determinación, pues éstas presuponen personas naturales
dotadas de autoconciencia y liberad. No obstante, desde la concepción de las normas
como expectativas normativas, la persona jurídica es sujeto en sí mismo y puede infringir
normas, en la medida en que éstas se entienden como expectativas de conducta
institucionalizada, por lo que será posible entender a las personas jurídicas como
centros de atribución de expectativas normativa. En esa medida, el Derecho sí puede
considerar personas a las organizaciones y cabe una protección y una responsabilidad
respetuosas del principio de culpabilidad, más no puede predicarse una culpabilidad en
sentido estricto de las personas jurídicas debido a que nunca podrán ser sujetos
libres.141 En ese sentido, las sanciones que reciba la persona jurídica no deben
fundamentarse en el reproche.

En cuanto al presupuesto de atribución de responsabilidad, la profesora Goena señala


que es estado de cosas antijurídico (no un hecho típico), el que fundamenta la
responsabilidad de la persona jurídica. Sobre este punto resalta que no estamos ante
un supuesto de transferencia del hecho (o de la omisión) de la persona natural a la
jurídica. Estos son relevantes únicamente a efectos de acreditar la necesidad de
intervenir. Simplemente constatan una situación antijurídica.142
En esa línea de ideas, señala que la persona jurídica que con anterioridad a la comisión
del hecho delictivo haya implantado medidas que razonablemente puedan evitar la
comisión de delitos no activa la regla de atribución de responsabilidad, pues faltaría el
injusto corporativo entendido como estado de cosas antijurídico de favorecimiento
objetivo. Estaríamos ante un estado de riesgo no desaprobado jurídicamente.143

Por otro lado, el profesor Cigüela Sola, por su parte, sostiene que la influencia que
pueda tener la organización en la comisión de delitos no es integrable en la semántica
de la culpabilidad debido a que la organización no tiene la capacidad de organizar de
modo autónomo el hecho organizativo que debe imputársele, pues su defecto de
organización o su filosofía criminógena son fenómenos que emergen progresivamente
de la actuación acumulativa, conjunta y difusa de sus miembros (presentes y pasados),
y no de decisiones propias; y porque la organización desarrolla sólo como prestación de

141 GOENA VIVES, Beatriz, Responsabilidad penal y atenuantes en la persona jurídica, Marcial
Pons, Madrid, 2017, pp. 155-156.
142 GOENA VIVES, Beatriz, Responsabilidad penal y atenuantes en la persona jurídica, Marcial

Pons, Madrid, 2017, p. 175.


143 GOENA VIVES, Beatriz, Responsabilidad penal y atenuantes en la persona jurídica, Marcial

Pons, Madrid, 2017, pp. 341-342.

73
sus miembros – de modo no autónomo y débil- las condiciones de identidad (temporal,
unitaria, cognitiva, ética y política) que debe justificar su estatuto de agente penal y su
aptitud para el reproche de culpabilidad. En resumen, aquello que la organización “es”-
su filosofía o cultura corporativa- y aquello que “hace”- su correcta o incorrecta
organización- depende de otros, y no es posible hablar de una culpabilidad propia
fundada en prestaciones que la organización recibe de terceros.144 En esa línea de
ideas, este autor señala que las organizaciones complejas son “meta-sujetos”.145

El autor sostiene que, mientras a los individuos les corresponde el poder de la acción,
los entes colectivos poseen el poder de la inter-acción; la organización como realidad
intangible situada entre los actores que operan en ella, proporciona al conjunto de sus
integrantes la capacidad de realizar aquellos que individualmente no pueden, al tiempo
que es capaz de condicional, en un sentido o en otro, la conducta de los individuos que
se incorporan a ella. En tal sentido es que los sujetos colectivos no son reducibles a
meros instrumentos y, en esa medida, es posible considerarlos sujetos de
responsabilidad, pues todo poder lleva aparejado una responsabilidad. En resumen, las
organizaciones complejas no constituyen “ni agentes morales” ni tampoco “objetos
puros”, constituyen en realidad “meta-sujetos”, constituido por sujetos individuales que
van sucediéndose por diferentes procesos (comunicación, información y regulación),
donde la actuación de las personas individuales van generando a lo largo del tiempo un
“contexto de inter-acción”, una estructura colectiva, que puede tener influencia en la
comisión de delitos por parte de los miembros sucesivos. Dichas estructuras pueden
responder porque constituyen una realidad separada del mundo de las cosas, y también
(relativamente) de sus miembros individuales; y, en segundo lugar, porque son
identificables por el Derecho por su “personalidad jurídica”, esto es, como centro de
imputación en el sentido de Kelsen.146

En virtud de lo expuesto, sostiene que la respuesta a la pregunta sobre qué debe


hacerse con las organizaciones que fomentan delitos, no tiene por qué reducirse a una
opción entre culpabilidad colectica y medida de seguridad, siendo posible fundamentar
una responsabilidad de la organización diferente de la culpabilidad, disociada de la idea
de reproche, con sus propios principios fundamentadores y sus propias reglas de

144 CIGÜELA SOLA, Javier, El injusto estructural de la organización. Aproximación al fundamento


de la sanción a la persona jurídica, InDret, Barcelona, enero, 2016, pp. 5-7,
145 CIGÜELA SOLA, Javier, El injusto estructural de la organización. Aproximación al fundamento

de la sanción a la persona jurídica, InDret, Barcelona, enero, 2016, pp. 9-10.


146 CIGÜELA SOLA, Javier, El injusto estructural de la organización. Aproximación al fundamento

de la sanción a la persona jurídica, InDret, Barcelona, enero, 2016, pp. 10-11.

74
imputación, a su vez de algún modo diferenciada del mero diagnóstico de
peligrosidad147, a lo que ha denominado responsabilidad estructural, en virtual de la cual
serán responsables las organizaciones en cuyo seno se haya cometido un delito que se
co-explica, en mayor o menor medida, por la existencia en su interior de factores
criminógenos que lo han facilitado o promovido, valorados negativamente por el
Derecho y atribuibles a la actuación conjunta de sus miembros pasados y presentes,
con independencia de si la persona individual fue hallada, y con independencia de su
culpabilidad.148

Este concepto de responsabilidad estructural presupone, en primer lugar, la idea de una


responsabilidad sin culpabilidad. En efecto, a diferencia del concepto de culpabilidad,
el concepto de responsabilidad, tiene un radio semántico más amplio, no está asociado
necesariamente a la idea de reproche personalísimo e individualización que no casa
bien con la identidad de la organización y tiene menos carga moral, dejando más o
menos abierta la cuestión del sujeto obligado. En resumen, no es posible hablar de una
culpabilidad colectiva, ni de una culpabilidad por hechos de otros, pero sí, de una
responsabilidad de la organización, de algún modo conectada comportamiento de sus
miembros, disociada de la idea de reproche. No se trata de una “responsabilidad
subjetiva”, pues no estamos ante un “sujeto penal” en sentido estricto, pero tampoco de
una “responsabilidad objetiva pura”, pues el fundamento de la sanción no es el delito
individual sino la influencia que hay tenido la organización en el mismo sentido.149

En segundo lugar, la responsabilidad es estructural- en oposición a personal-, que se


aleja de la forma de “sujeto produce culpablemente un resultado” y se aproximada a la
de “contexto proporciona las condiciones estructurales para que un resultado sea
causado (por alguien capaz)”. Como la estructura organizativa no tiene capacidad de
agencia propia, y no puede delinquir por sí misma; lo que “hace” es proporcionar el
contexto de interacción en el que tienen lugar las acciones de sus miembros, y en la
medida en que sea criminógeno y se manifieste en un delito individual, podrá ser
cargado sobre la organización en proporción al grado de influencia que haya tenido en
el mismo.150

147 CIGÜELA SOLA, Javier, El injusto estructural de la organización. Aproximación al fundamento


de la sanción a la persona jurídica, InDret, Barcelona, enero, 2016, p. 7.
148 CIGÜELA SOLA, Javier, El injusto estructural de la organización. Aproximación al fundamento

de la sanción a la persona jurídica, InDret, Barcelona, enero, 2016, p. 7.


149 CIGÜELA SOLA, Javier, El injusto estructural de la organización. Aproximación al fundamento

de la sanción a la persona jurídica, InDret, Barcelona, enero, 2016, pp.7-8.


150 CIGÜELA SOLA, Javier, El injusto estructural de la organización. Aproximación al fundamento

de la sanción a la persona jurídica, InDret, Barcelona, enero, 2016, p 8.

75
El contenido del injusto que se atribuye a la organización viene constituido por aquellos
factores estructurales de origen no individualizable que hayan favorecido o incentivado,
por encima del riesgo permitido, la comisión de un delito individual en su seno. Estos
factores, radicados en el contexto organizativo y situados entre los individuos que
integran la organización, se originan en un proceso acumulativo, progresivo y difuso,
mediante la actuación conjunta de múltiples sujetos, administradores presentes y
pasados, pero también empleados. Pueden adoptar a su vez formas diversas, pueden
ser de carácter técnico, organizativo y humano.151

El injusto estructural es objetivo porque defecto estructural posee una vigencia objetiva
propia y radica en el contexto de la interacción donde se ha producido el delito (el inter
de la inter-acción no se puede ver, pero es tan real como la acción misma), es
impersonal porque no ha sido originado personalmente por la organización sino
difusamente por sus miembros sucesivos y porque no se dan en la organización los
presupuestos típicos de un injusto personal. Es accesorio e incompleto en tanto la
existencia de factores criminógenos no puede fundamentar siquiera una responsabilidad
estructural, ésta solo se origina de modo accesorio al delito individual que ha puesto de
manifiesto.152

Finalmente, en cuanto al sistema de imputación de responsabilidad estructural, en lo


que respecta a la parte objetiva de la imputación, se necesita demostrar que la acción
delictiva individual está conectada objetivamente a un defecto estructural de la
organización, el cual habría facilitado o incentiva aquel comportamiento en un contexto
en el que la entidad debía disponer medidas preventivas. Es decir, el defecto estructural
ha de haber generado un “plus de peligrosidad” no imputable a la persona que comete
el delito, en el sentido de generar mediante su influencia un riesgo jurídicamente
desvalorado. 153

Como resumen de todo lo expuesto, se puede afirnar que la responsabilidad de la


persona jurídica se construye de la siguiente manera:

151 CIGÜELA SOLA, Javier, El injusto estructural de la organización. Aproximación al fundamento


de la sanción a la persona jurídica, InDret, Barcelona, enero, 2016, p. 12.
152 CIGÜELA SOLA, Javier, El injusto estructural de la organización. Aproximación al fundamento

de la sanción a la persona jurídica, InDret, Barcelona, enero, 2016, pp. 14-15.


153 CIGÜELA SOLA, Javier, El injusto estructural de la organización. Aproximación al fundamento

de la sanción a la persona jurídica, InDret, Barcelona, enero, 2016, p. 15.

76
Cuadro 6

4.5. Toma de postura sobre la relación entre el injusto y la culpabilidad en la


responsabilidad penal de la persona jurídica

La ley penal es una norma de determinación dirigida a prohibir comportamientos de


sujetos que puedan percibirla y asumirla como tal, lo que los convierte en garantes de
evitación del riesgo. En esa línea de ideas, el delito es la creación desaprobada de un
riesgo y supone «un juicio de desvaloración» que se formula sobre una situación de
riesgo para el bien jurídico y de reproche por infringir el deber de evitar dicho riesgo.154

De ahí que la teoría jurídica del delito es una teoría de la imputación de responsabilidad
penal por medio del cual, para atribuir el delito a una persona y considerarla responsable
por su comisión, adopta un método valorativo consistente en determinar, en primer
lugar, si existe o no un delito; y, en segundo lugar, a quién y por qué se le atribuye ese
delito.155

En virtud de lo expuesto, en primer lugar, la teoría jurídica del delito verifica si se ha


presentado o no un injusto penal (tipicidad y antijuridicidad del hecho) consistente en
verificar si existe o no un delito, si el comportamiento que se analiza ha sido previsto por
el legislador en la ley como delito antes de su comisión (tipicidad) por constituir un riesgo
no permitido hacía un bien jurídico penalmente protegido y, si la conducta típica no se
encuentra justificada por el ordenamiento jurídico (antijuridicidad).

En segundo lugar, la teoría jurídica del delito atribuye el injusto penal al sujeto
responsable del mismo realizando un juicio de reproche (culpabilidad). Se afirma
entonces que la culpabilidad como categoría del delito se fundamenta en el reproche
ético-social que se hace a un sujeto dotado de autoconciencia y libertad o

154 TERRADILLOS BASOCO, Juan, en el prólogo de MEINI MÉNDEZ, Iván, Lecciones de


Derecho Penal – Parte General. Teoría Jurídica del Delito. Fondo Editorial PUCP, 2014, Lima,
p. 17.
155 MEINI MÉNDEZ, Iván, Lecciones de Derecho Penal – Parte General. Teoría Jurídica del

Delito. Fondo Editorial PUCP, 2014, Lima, pp. 29-30.

77
responsabilidad a quien tiene motivabilidad normal, estando sus presupuestos
sintetizados en tres elementos: i) imputabilidad, ii) conocimiento de la antijuridicidad y
iii) exigibilidad de obrar conforme a la norma.156

En efecto, la doctrina mayoritaria sostiene que la concurrencia de estas tres condiciones


(que el sujeto sea imputable, que en las circunstancias en las que actuó se le haya
podido exigir un comportamiento acorde a ley y que conociera la ilicitud de su acto, si
quiera potencialmente) permitiría afirmar que el sujeto pudo adecuar su comportamiento
a la norma penal y que, por tanto, el delito es obra suya.157

Al respecto, el profesor Iván Meini plantea, plantea la unificación de las categorías de la


tipicidad y antijuridicidad, en una única categoría denominada injusto, y la
desintegración de la culpabilidad, de modo que su análisis se satisfaga con la
imputabilidad y el injusto. Explica el profesor que carece de sentido diferenciar entre
estas categorías porque las valoraciones jurídicas que se llevan a cabo en éstas son
idénticas, pues siguiendo la teoría de los elementos negativos del tipo, todo
comportamiento típico es antijurídico y viceversa, por lo que ambas categorías deben
funcionarse en una única denominada injusto.158

Esta idea se fundamenta en la teoría de las normas de la que se desprende que, si la


tipicidad se refiere a un comportamiento penalmente prohibido por poner el riesgo o
lesionar el bien jurídico, dicho comportamiento, por la misma razón contraviene el
ordenamiento jurídico en su integridad. En ese sentido, las causas de justificación son
en realidad causas de atipicidad, cuya concurrencia indica que el comportamiento, por
atípico, es un comportamiento permitido y no es necesario justificarlo. En efecto, la
coherencia en el discurso obliga a que exista una única norma penal prohibitiva y que
el supuesto de hecho de dicha norma se determine a partir de una interpretación integral
del sistema penal que tome en cuenta no sólo los elementos que se consignan en el
precepto penal de la Parte especial del Código penal, sino también las causas legales
de exención de responsabilidad.159

156 GOENA VIVES, Beatriz, Responsabilidad penal y atenuantes en la persona jurídica, Marcial

Pons, Madrid, 2017, p. 159.


157 MEINI MÉNDEZ, Iván, Lecciones de Derecho Penal – Parte General. Teoría Jurídica del

Delito. Fondo Editorial PUCP, 2014, Lima, p. 61


158 MEINI MÉNDEZ, Iván, Lecciones de Derecho Penal – Parte General. Teoría Jurídica del

Delito. Fondo Editorial PUCP, 2014, Lima, p. 55.


159 MEINI MÉNDEZ, Iván, Lecciones de Derecho Penal – Parte General. Teoría Jurídica del

Delito. Fondo Editorial PUCP, 2014, Lima, pp. 56-57.

78
En cuanto a la categoría de la culpabilidad, el profesor Meini sostiene que ésta se debe
desintegrar, la imputabilidad en un presupuesto del delito; la exigibilidad de otra
conducta en un principio general del derecho que el legislador considera para decidir
qué comportamientos puede exigir y por tanto prohibir; y el conocimiento potencial de la
ilicitud en un elemento subjetivo del injusto.160

Es importante precisar que lo expuesto no significa que se prescinda del juicio de


reproche, tan solo que el reproche penal se satisface con la imputabilidad y el injusto,
pues en ellos y en la relación que se establece entre ellos, se integran los elementos
que legitiman la responsabilidad penal.161 Al final, como indica el profesor Claus Roxin,
todos los elementos del injusto son de manera mediata también criterios de la
culpabilidad y de la responsabilidad.162

Respecto a la imputabilidad, es un presupuesto del delito, anterior al comportamiento


típico. Ello en virtud de que las razones para considerar al injusto como hecho propio
del culpable no se encuentran en el comportamiento realizado, sino que dicha atribución
depende que el sujeto haya podido guiar libremente su comportamiento hacia el respeto
de bienes jurídicos – de su imputabilidad (exigibilidad de comprensión del entorno por
parte del sujeto- capacidad de comprensión- y capacidad de adecuar su comportamiento
a dicha comprensión- capacidad de inhibición).163

En efecto, tanto un imputable como un inimputable pueden poner en riesgo un bien


jurídico o lesionarlo, pero sólo cuando lo hace un imputable significan una vulneración
de la norma penal, por lo que, el sentido que la sociedad atribuye al comportamiento,
depende en primer lugar de la capacidad que tenga el sujeto para actuar conforme a la
expectativa social que se le exige. Asimismo, es incompatible que la imputabilidad
forme parte de una categoría del delito toda vez que, el solo hecho, de tener capacidad
para vulnerar la norma penal, no conlleva a reproche alguno, sólo significa que podrá
ser sancionado si en algún momento realiza un injusto penal. 164

160 MEINI MÉNDEZ, Iván, Lecciones de Derecho Penal – Parte General. Teoría Jurídica del
Delito. Fondo Editorial PUCP, 2014, Lima, p. 63.
161 MEINI MÉNDEZ, Iván, Lecciones de Derecho Penal – Parte General. Teoría Jurídica del
Delito. Fondo Editorial PUCP, 2014, Lima, p. 63.
162 ROXIN, Claus, Derecho Penal, Parte General, Tomo I, Ed. Civitas, 2014 p. 798.
163 MEINI MÉNDEZ, Iván, Lecciones de Derecho Penal – Parte General. Teoría Jurídica del
Delito. Fondo Editorial PUCP, 2014, Lima, p. 61 y 122.
164 MEINI MÉNDEZ, Iván, Lecciones de Derecho Penal – Parte General. Teoría Jurídica del
Delito. Fondo Editorial PUCP, 2014, Lima, p. 61.

79
Sobre la exigibilidad de obrar conforme a la norma (exigibilidad de otra conducta), es un
principio general del derecho que inspira a todas las categorías jurídico-penales y en
particular a la tipicidad, a tal punto que lo que no se exige, es atípico. Este principio es
tomado en cuenta por el legislador para decidir qué comportamientos puede exigir y por
tanto prohibir.165 Según este principio, los riesgos que se exige evitar deben ser
conocidos (dolo) o cognoscibles (imprudencia) por el sujeto, lo cual se condice con la
perspectiva ex ante que impone la norma penal, pues no es posible adecuar el
comportamiento para evitar riesgos no cognoscibles, lo que lleva a que éstos no puedan
ser prohibidos.166 En tal sentido, la exigibilidad no debe analizarse después del injusto,
sino que resulta imprescindible analizarlo junto con éste.

En cuanto al conocimiento de la antijuridicidad (conocimiento potencial de la ilicitud), es


un elemento subjetivo del injusto. En tanto el injusto es un comportamiento de riesgo
que se desvalora y prohíbe para incentivar su evitación, presupuesto para su realización
será que al destinatario de la norma penal se le exija conocer la entidad lesiva (el riesgo)
que su comportamiento entraña para el bien jurídico. Esta exigencia de conocimiento es
el mínimo común e irreductible (a nivel subjetivo) de todo injusto y es lo que permite
exigir al sujeto que obre según el mandato normativo. Si no se exige conocer no se
puede exigir que se evite actuar. Por ello, el injusto puede definirse desde el punto de
vista subjetivo como un comportamiento de riesgo que se exige conocer, y el dolo y la
imprudencia son formas de perpetrar el mismo injusto.167

Ahora bien, con relación a responsabilidad de la persona jurídica, la doctrina distingue


el injusto y la culpabilidad de la persona jurídica señalando que el injusto se vincula con
una configuración organizativa determinada- defectuosa, inexistente, etc., que genera
riesgos superiores al permitido; y la culpabilidad de la persona jurídica con una
cultura corporativa contraria al Derecho. En resumen, el injusto de la persona
jurídica estaría vinculado con su organización y su culpabilidad referida a su cultura.
De esta forma, la imputación objetiva y subjetiva tomaría como marco de referencia la
configuración que la persona jurídica ha realizado de su ámbito de organización, y la

165 MEINI MÉNDEZ, Iván, Lecciones de Derecho Penal – Parte General. Teoría Jurídica del
Delito. Fondo Editorial PUCP, 2014, Lima, p. 111.
166 MEINI MÉNDEZ, Iván, Lecciones de Derecho Penal – Parte General. Teoría Jurídica del

Delito. Fondo Editorial PUCP, 2014, Lima, p. 177.


167 MEINI MÉNDEZ, Iván, Lecciones de Derecho Penal – Parte General. Teoría Jurídica del

Delito. Fondo Editorial PUCP, 2014, Lima, pp. 210-211.

80
imputación penal tendría en cuenta la existencia o inexistencia de una cultura
organizacional fiel al Derecho.168

Al respecto, no es viable identificar la culpabilidad de la persona jurídica con la cultura


organizacional de infidelidad al Derecho que ésta pueda presentar, de forma aislada e
independiente de su estructura organizativa, toda vez que una posible cultura de
infidelidad al derecho forma parte o es manifestación del defecto de organización de la
persona jurídica, de su injusto, y es ahí donde debe ser analizada (en la estructura
organizativa) ya que el defecto de la organización puede darse tanto en su estructura
organizativa como en su cultura corporativa.

En esa línea de ideas se ha pronunciado el profesor Ortiz de Urbina169 señalando que


los elementos de la cultura organizativa normativizables serán difícilmente distinguibles
de los elementos estructurales o del injusto, siendo la dimensión cultura indistinguible
de la dimensión estructural o del injusto; de hecho, la propia UNE 19601, al concretar
los elementos que integrarían la cultura de cumplimiento, no puede sino hacerlo a través
de medidas y políticas concretas, esto es, aquellas que deben integrar el injusto.

Así también se ha manifestado el profesor Cigüela Sola, en contra de que la cultura


corporativa pueda funcionar como culpabilidad, pues aquello que (con suma dificultad)
habría que probar, remite a un “estado de cosas” generando acumulativamente (unos
valores y creencias compartidos) y no a una capacidad (de evitación del injusto)
atribuible a la persona jurídica como agente autónomo. Este autor destaca los
problemas de asumir esa posición, formulando las siguientes preguntas: ¿cómo es
posible que una persona jurídica pueda facilitar mediante un defecto organizativo
(injusto típico) un delito individual (hecho de conexión), y no ser responsable por
manifestar en el momento de los hechos una “cultura de cumplimiento de legalidad”?,
¿acaso no resulta el defecto organizativo la prueba misma de la defectuosa cultura
organizacional?, ¿es posible disponer de una adecuada cultura corporativa y carecer de
los medios de control idóneos?, ¿acaso renunciamos al reproche del sujeto que se ha

168 GÓMEZ-JARA DÍEZ, Carlos, La responsabilidad penal de las personas jurídicas. El modelo
constructivista de autorresponsabilidad penal empresarial, 1ra edición peruana, Ara Editores,
Lima, 2010, p. 60.
169 ORTIZ DE URBINA, Libro Homenaje – Maza Martín, t. II, 2018.

81
causado daños a terceros, porque se muestre por lo general como una buena
persona?.170

En efecto, la dificultad de probar la cultura corporativa como elemento independiente en


el delito de la persona jurídica radica en su complejidad, pues la cultura corporativa
puede variar entre la persona jurídica y sus sucursales o, incluso, entre diversas áreas
dentro de la misma organización. Su determinación reviste la misma complejidad que
cuando se intentaba probar el dolo cognitivo, tratándose de ingresar a lo pensó la
persona natural cuando perpetró el delito.

En atención a lo expuesto, para superar las falencias advertidas, debe partirse de la


tesis de la desintegración de la categoría de la culpabilidad que defiende el profesor
Iván Meini. En ese sentido, el reproche a la persona jurídica se realizaría a nivel de
imputabilidad e injusto, logrando, de esta forma, que no se separen dos categorías que
son dos caras de una misma realidad, la estructura organizativa y la cultura corporativa.

En el caso de la imputabilidad de la persona jurídica, ésta debe ser un presupuesto de


su responsabilidad, en los términos ya descritos, al considerarse a la persona jurídica
como sistema autopoiético organizativo de orden superior con una complejidad interna
suficiente que le permite desarrollar una autorreferencialidad suficiente
(autoorganización) que permite asignarle una competencia por su organización y, en
consecuencia, hacerla responsable por las consecuencias de dicha organización.171

En el caso de la exigibilidad de obrar conforme a la norma, este elemento debe ser


entendido como principio general del derecho que inspira la tipicidad de la conducta en
base a lo que se le exige al sujeto. En el caso de la persona jurídica, este principio se
manifiesta en el deber de la persona jurídica de prevenir la materialización de riesgos
penales, el cual se desprende del artículo 17° de la Ley N° 30424.

Sobre este punto el autor Sergio Pérez González ha señalado que, si tomamos como
principal causa de culpabilidad la posibilidad de comportarse de otro modo, es posible

170 CIGÜELA SOLA, Javier, Compliance más allá de la ciencia penal. Aportaciones de la

sociología de las organizaciones al análisis de la criminalidad corporativa y de la imputación


jurídico-penal, InDret, Barcelona, octubre, 2019, p. 17.
171 Sobre este punto únicamente cabe señalar que la ley no ha establecido cómo definir el mínimo

de complejidad que debe tener una persona jurídica para ser considerada como imputable, lo
que sí tienen las personas naturales, al establecerse la edad de 18 años para ser considerado
imputable para el Derecho penal.

82
afirmar que la persona jurídica que implementa un programa de cumplimiento no pudo
comportarse de otro modo, lo que provoca que el compliance marque un estado
relativamente permanente de imputabilidad y la persona jurídica esquive su culpabilidad,
por lo que esa evitabilidad debe en todo caso relacionarse con la eficacia concreta del
compliance respecto del hecho delictivo cometido y como una estructura abstracta que
sea eficaz en bloque. El compliance señala los límites de programación en las rutinas
organizativas, de modo que las acciones excesivas respecto de aquel deben
interpretarse como fenómenos incomprensibles para la persona jurídica. La persona
jurídica no otorgaría sentido, en sus rutinas internas, en un actuar que resultase
contrario a sus protocolos éticos-sociales; si la persona jurídica no es capaz de entender
tal acción, se puede concluir que ha realizado una acción típica de la que no puede
responder por ausencia de culpabilidad, inversamente, si una persona jurídica no tiene
un compliance, podemos considerar que es capaz de comprender y generar una
expectativa razonable en relación con hechos típicos producidos en su interior, ya que
su programación no incorpora una ética que eviten comprender aquellos hechos 172

Al respecto, sobre lo señalado por el autor Sergio Pérez, no debe concluirse que una
persona jurídica que cuente con un compliance y perpetra un delito, no sea culpable,
toda vez que un compliance puede caer en defectuoso en cualquier momento, de la
misma forma en que una persona no tiene antecedentes y, en determinado momento,
puede decidirse por delinquir. En esa línea de ideas el compliance no debe considerarse
como un pase libre de la persona jurídica que garantiza su “no responsabilidad” por los
delitos que puedan cometer los miembros de su organización, deberá, sin duda,
analizarse el comportamiento de la persona jurídica en cada caso concreto, lo que
implica, por supuesto, el momento en el que ocurrió el hecho delictivo y cuál era el
estado del Modelo de Prevención en dicho espacio de tiempo, lo que comprueba una
vez más que el compliance se relaciona con un estado de cosas de la persona jurídica
cuando efectivamente se despliega el delito, lo que ocurre en sede de tipicidad,
asimismo, se corrobora que la cultura corporativa se desprende del compliance, el cual
nace en la estructura organizativa de la persona jurídica.

Finalmente, en el caso del conocimiento de la ilicitud de la antijuridicidad, éste es un


elemento subjetivo que debe ser analizado en el injusto, el cual se desprende también

172 PÉREZ GONZÁLEZ, Sergio, Sobre la culpabilidad empresarial: notas para una coexistencia
eficaz de los artículos 31bus y 129 del Código penal, pp. 203-204

83
del artículo 17° de la Ley N° 30424 en tanto se exige a la persona jurídica mantener una
correcta organización y se desvalora el estado de cosas defectuoso.

En resumen, en base a la propuesta del profesor Meini, el juicio de reproche que se


realiza a la persona jurídica descansa en la falta de fidelidad al derecho expresada en
su actividad como organización, la cual se manifiesta en su defectuosa estructura
organizativa y en su falta de cultura corporativa de fidelidad al derecho (injusto culpable),
las cuales comportan dos caras de una misma moneda inescindibles.

5. Redefinición del alcance y efecto eximente de responsabilidad del Modelo de


Prevención Delitos

5.1. La criminalidad corporativa y los Modelos de Prevención de Delitos

El profesor Cigüela Sola173, haciendo referencia a la terminología de Sutherland, señala


que, en el ámbito de la criminalidad corporativa, las “definiciones favorables al criminen”
pueden hallarse en los siguientes tres niveles de la persona jurídica:

(i) Nivel macro (entorno socio-normativo o externo), integrado por


condicionantes estructurales radicados más allá de la organización,
habitualmente en el sector o mercado específico en el que opera, como
también en un sentido más genérico en la propia sociedad o economía en su
conjunto.

(ii) Nivel meso (organización), integrado por los factores criminógenos que
radican en la propia organización en cuyo seno se habría cometido el
delito y tienen que ver en su mayoría con un déficit en el desarrollo de
su estructura organizativa o de su cultura corporativa, por ejemplo,
disfunciones en los sistemas de información y comunicación, déficit en la
delimitación de las responsabilidades o la existencia de presiones e
incentivos perversos hacia los empleados; y

(iii) Nivel micro (individuos de la organización o entorno “interno”), integrado por


todos aquellos factores que afectan más directamente a cómo piensan,
eligen y actúan los miembros de la organización, tales como el narcisismo o

173 CIGÜELA SOLA, Javier, Compliance más allá de la ciencia penal. Aportaciones de la
sociología de las organizaciones al análisis de la criminalidad corporativa y de la imputación
jurídico-penal, InDret, Barcelona, octubre, 2019, pp. 5-6.

84
la inmortalidad de los directivos, el exceso de codicia de determinados
empleados, o cualquier otro motivo individualizable que explique la tendencia
a delinquir de quienes trabajan en la persona jurídica.

Como se puede apreciar, los factores criminógenos que se pueden encontrar en una
persona jurídica, ubicados en los niveles macro, meso o micro, individual o
conjuntamente, pueden facilitar o favorecer a que la persona natural cometa un delito
en el seno de una organización.

Asimismo, los factores criminógenos ubicados en los niveles macro y micro constituyen
el entorno externo e interno de la organización, respectivamente, por lo que a la persona
jurídica le compete una actuación más reactiva y adaptativa que intervencionista en
cuanto a los riesgos que ahí radican.

Cabe precisar que a la organización no le competen todos los factores radicados en el


nivel micro, pues hay riesgos cuya prevención se confía a los propios individuos- a su
autodisciplina, y bajo su propia responsabilidad- como conducción para evitar un clima
opresivo en la corporación (riesgo residual permitido).174

Por otro lado, los factores criminógenos ubicados en el nivel meso son aquellos que
radican en la propia persona jurídica relacionados con su estructura organizativa o su
cultura corporativa. En ese sentido, la exigencia de responsabilidad penal a la persona
jurídica, debe exigir un alto grado del delito con el nivel meso; cuanto más conectado
esté el origen del delito con la organización misma más fácil es argumentar que la
persona jurídica es corresponsable del mismo.175

El profesor Cigüela Sola explica que los factores criminógenos en el nivel meso de las
organizaciones pueden desplegarse en dos dimensiones, relacionadas con la estructura
organizativa o la cultura corporativa de la persona jurídica:176

174 CIGÜELA SOLA, Javier, Compliance más allá de la ciencia penal. Aportaciones de la

sociología de las organizaciones al análisis de la criminalidad corporativa y de la imputación


jurídico-penal, InDret, Barcelona, octubre, 2019, p. 9.
175 CIGÜELA SOLA, Javier, Compliance más allá de la ciencia penal. Aportaciones de la

sociología de las organizaciones al análisis de la criminalidad corporativa y de la imputación


jurídico-penal, InDret, Barcelona, octubre, 2019, pp. 8-9.
176 CIGÜELA SOLA, Javier, Compliance más allá de la ciencia penal. Aportaciones de la

sociología de las organizaciones al análisis de la criminalidad corporativa y de la imputación


jurídico-penal, InDret, Barcelona, octubre, 2019, p. 10.

85
i. Por defectos en la estructura organizativa se entienden aquellos relacionados
con la distribución de funciones y de roles en la persona jurídica, con los sistemas
de comunicación e información, con los sistemas de control y prevención de
riesgos, y todo aquello que puede identificar con su realidad más tangible.

Conforman dicha realidad los sistemas, los procesos y los programas, ya sea de
información, de decisión, de revisión, de control o de cualquier otro tipo, teniendo
en cuenta que una cosa es la estructura tal y como está inicialmente diseñada o
como aparece en los “documentos organizativos”, y otra la estructura tal y como
opera en la realidad y evoluciona a lo largo del tiempo.

ii. Por defectos en su cultura corporativa se entienden todos lo que tienen que
ver con las políticas, valores, creencias y hábitos criminógenos, con las actitudes
y creencias grupales y las dinámicas colecticas que han ido emergiendo de la
interacción; en fin, todo aquello que puede identificarse con la “filosofía” de la
organización o con su realidad más intangible.

En resumen, los factores criminógenos expuestos y presentes en las personas jurídicas,


independientemente del nivel en el que se encuentren, pero con mayor razón los de
nivel meso, constituyen un estado de cosas capaces de facilitar o promover los delitos
de las personas naturales.
No obstante, lo expuesto, las personas jurídicas pueden implementar en su seno un
Modelo de Prevención de Delitos177 idóneo que identifique los riesgos de delitos que se
presentan en su organización y sea capaz de neutralizar los factores criminógenos que
los pueden desencadenar.

Es así que los Modelos de Prevención de Delitos son considerados como un conjunto
de deberes de actuación y reglas técnicas que tienen que reflejar el “estado de la
ciencia” en relación con la diligencia debida de una persona jurídica determinada en
aras a la evitación de riesgos a bienes jurídicos penales que se encuentren en su esfera
de actuación.178

177 También conocidos como Programas de Cumplimiento, Sistemas de Prevención, Sistema de


Gestión Antisoborno, entre otros.
178 GALLEGO SOLER, José Ignacio, Criminal Compliance y proceso penal: reflexiones iniciales,

en: Responsabilidad de la Empresa y Compliance. Programas de prevención, detección y


reacción penal, MIR PUIG, Santiago, CORCOY BIDASOLO, Mirentxu y GÓMEZ MARTÍN, Víctor,
IB de F, Buenos Aires, 2014, p. 216.

86
También son definidos como aquellos sistemas internos de control que puede
desarrollar una persona jurídica a fin de evitar incumplimientos normativos serios por
parte de sus empleados y directivos o, de producirse estos, detectarlos. Consisten en
una serie de normas de conductas o código éticos y unos procedimientos para su
aplicación. En general, se trata de un mecanismo más eficaz para limitar los riesgos
jurídicos para las personas jurídicas.179

En esa misma línea se sostiene que los Modelos de Prevención de Delitos tienen la
pretensión sistemática de convertir a las personas jurídicas en los principales aliados
del Estado, para llegar a donde éste no alcanza, siendo el objeto del Modelo de
Prevención de Delitos que el respeto a la legalidad se sustente sobre una ética
corporativa que, en síntesis, permita: 1) la pronta detección de las actuaciones ilícitas y
su neutralización; 2) la evitación de la responsabilidad penal de la persona jurídica; 3) la
atenuación de la pena e incluso 4) la determinación indirecta de la responsabilidad penal
de la persona natural 180. En efecto, el Estado contemporáneo parece hacer de algunas
de las variantes de la autorregulación, como la elaboración de programas de
cumplimiento o compliance programs, una de sus estrategias principales de
intervención.181

Asimismo, se sostiene que el Modelo de Prevención de Delitos constituye un mecanismo


orientado a instrumentalizar una cultura corporativa en el que el cumplimiento de la ley
constituya un valor que se impregna en los diversos componentes de la estructura
corporativa. El efecto preventivo del compliance se puede reconocer a partir de los
hallazgos de la criminología que permite advertir cómo es que la cultura corporativa
impacta en las personas naturales que interactúan dentro de la estructura de la persona
jurídica.182

Ahora bien, para que este Modelo de Prevención sea eficaz para sus fines, debe
valorarse tanto la configuración del Modelo de Prevención de Delitos (análisis formal)

179 GOENA VIVES, Beatriz, Responsabilidad penal y atenuantes en la persona jurídica, Marcial
Pons, Madrid, 2017, p. 331.
180 GOENA VIVES, Beatriz, Los modelos de prevención de delitos, en: Economist and Juris, N°

194, octubre, 2015, p. 3.


181 GOENA VIVES, Beatriz, Responsabilidad penal y atenuantes en la persona jurídica, Marcial

Pons, Madrid, 2017, p. 210.


182 REYNA ALFARO, Miguel, Implementación de los compliance programs y sus efectos de

exclusión o atenuación de responsabilidad penal de los sujetos obligados. En: AMBOS Kai,
CARO CORIA Dino Carlos y MALARINO Ezequiel (Coordinadores), Lavado de activos y
compliance. Perspectiva internacional y derecho comparado, Lima, Jurista Editores, 2015, p.
475.

87
como su concreta implementación (análisis material). No se puede afirmar que un
Modelo no sea eficaz por el mero hecho de que se haya perpetrado un hecho delictivo.183
Se validará ex post la corrección del Modelo, su eficacia objetiva y genérica.

Si se constata la comisión de un hecho delictivo, se debe comprobar si esa conducta


estaba controlada o no; si no lo estaba, ciertamente habrá que afirmar que el Modelo no
era eficaz, pero si esa conducta estaba identificada como un riesgo penal, hay que
analizar las concretas razones por las que el mismo se ha producido, a pesar del control,
el hecho generador de responsabilidad penal para la persona jurídica. Si esas razones
son atribuibles a la persona jurídica (falta de personal, falta de medios o recursos, no
reacción frente a indicadores de aumento del riesgo o de inexistencia de medios
suficiente para el control del riesgo), ello conlleva a aceptar que el Modelo en concreto
no es idóneo, y que la imposición de la sanción penal a la persona jurídica está
justificada. Si esas razones no le son atribuibles a la persona jurídica (constatación de
actuación en provecho de la persona natural, actuación fraudulenta contra los controles
internos), el modelo es eficaz y, a pesar de la existencia del hecho delictivo generador
de responsabilidad penal para la persona natural, no puede imponerse una sanción
penal a la persona jurídica.184

En resumen, se puede concluir que los factores criminógenos que se presentan en la


persona jurídica no sólo cobran relevancia en términos analíticos de cara al diseño e
implementación de Modelos de Prevención de Delitos sino también en lo que respecta
a la imputación penal que se les hace por los delitos cometidos por las personas
naturales.

5.2. Posiciones doctrinales sobre ubicación del Modelo de Prevención de


Delitos en la teoría del delito

En la doctrina no existe consenso en cuanto a la categoría de la teoría del delito donde


debe analizarse el Modelo de Prevención de Delitos instaurado en una persona jurídica.

183 GALLEGO SOLER, José Ignacio, Criminal Compliance y proceso penal: reflexiones iniciales,
en: Responsabilidad de la Empresa y Compliance. Programas de prevención, detección y
reacción penal, MIR PUIG, Santiago, CORCOY BIDASOLO, Mirentxu y GÓMEZ MARTÍN, Víctor,
IB de F, Buenos Aires, 2014, p. 221.
184 GALLEGO SOLER, José Ignacio, Criminal Compliance y proceso penal: reflexiones iniciales,

en: Responsabilidad de la Empresa y Compliance. Programas de prevención, detección y


reacción penal, MIR PUIG, Santiago, CORCOY BIDASOLO, Mirentxu y GÓMEZ MARTÍN, Víctor,
IB de F, Buenos Aires, 2014, pp. 222-223.

88
Para algunos autores, debe examinarse en el injusto, en la medida que el injusto propio
de la persona jurídica constituye un fallo en su organización equivalente a no contar con
un Modelo de Prevención o no tenerlo implantado de manera adecuada y eficaz.

En tal sentido, el Modelo puede encasillarse en el Derecho penal del riesgo ya que la
mitigación de riesgos penales es uno de los objetivos principales del Modelo de
Prevención, lo que permite ubicarlo dentro del ámbito de la teoría de la imputación
objetiva para la persona jurídica.185

La imputación objetiva es el espacio natural que conecta el Modelo con la teoría jurídica
del delito de la persona jurídica, donde se puede afirmar que, si una persona jurídica
cuenta con un Modelo idóneo, su actividad se mantiene dentro del riesgo permitido y,
por ende, no puede imputársele objetivamente el delito cometido. Por tanto, el Modelo
puede entenderse como la faz negativa de la imputación objetiva del delito corporativo,
precisamente porque decidió autorregularse o implementar un Modelo adecuado o
idóneo.186

Ahora bien, cabe precisar que el incumplimiento del deber de implementar un Modelo
idóneo no siempre conlleva una imputación penal de los delitos producidos, pues la
imputación objetiva no se reduce a la creación del riesgo penalmente prohibido, sino
que el mismo debe haberse materializado en el resultado. Por lo tanto, es necesario
que, en términos normativos, el delito cometido pueda reconducirse a la falta de
implementación del Modelo o a la ausencia de ciertas medidas de prevención
específicas.187

En efecto, una vez acaecida la concreción de un riesgo jurídicamente desaprobado en


el ámbito de actuación de una persona jurídica organizada, deberá acreditarse- en
términos normativos de imputación objetiva-, si el mismo riesgo es la concreción de la
defectuosa organización (desvalor de acción), o si, por el contrario, tiene otra causal que
excluiría la tipicidad del delito específico que se trate. Entonces, la imputación objetiva

185 CARO CORIA, Dino, Imputación objetiva y “compliance penal”, en: Derecho Penal Económico
y Teoría del Delito, EDUARDO DEMETRIO CRESPO (Director) MÓNICA DE LA CUERDA,
MARTÍN FAUSTINO GARCÍA DE LA TORRE GARCÍA (Coordinadores), Valencia, Tirant lo
blanch, 2020, p. 102.
186 CARO CORIA, Dino, Imputación objetiva y “compliance penal”, en: Derecho Penal Económico

y Teoría del Delito, EDUARDO DEMETRIO CRESPO (Director) MÓNICA DE LA CUERDA,


MARTÍN FAUSTINO GARCÍA DE LA TORRE GARCÍA (Coordinadores), Valencia, Tirant lo
blanch, 2020, pp. 121 y 124.
187 GARCÍA CAVERO, Percy, Criminal Compliance, 1ra edición, Palestra Editores, Lima, febrero,

2014, p. 94.

89
se funda en la violación de ese deber de controlar riesgos de la persona jurídica, que
incluye la actuación de sus órganos, empleados y terceros vinculados.188

En esa línea de ideas, la incorporación del Modelo hace que el riesgo de que, pese a
todo, el miembro individual pueda cometer un delito en el marco de la organización sea
calificado en relación con la persona jurídica como un riesgo permitido o tolerado.189

Por el contrario, la no implementación o la implementación defectuosa de un Modelo


supone el favorecimiento o promoción al delito de la persona natural. En este marco,
se considera que la teoría de la imputación objetiva puede ser de gran utilidad para la
adscripción del hecho a la persona jurídica que permite concluir que la no adoptación o
adoptación defectuosa del Modelo supondría un riesgo no permitido, que se realizaría
en el resultado (la comisión del delito por parte del autor individual)190.

En efecto, según señala el profesor Silva Sánchez, el Modelo de Prevención de Delitos


compensaría el juicio de desvalor relativo al estado de cosas de favorecimiento de la
eventual comisión de delitos por parte de personas naturales integradas en la persona
jurídica; o, al menos, el juicio de desvalor relativo a un estado de cosas que hace
improbable tanto impedir como reducir razonablemente dicha comisión de delitos por
personas naturales. Expresado de otro modo, el Modelo adecuado tiende a la
sustitución del estado de organización defectuosa (estructura de injusto: favorecedora
o incapaz de evitar hechos de personas naturales) por una organización lo más correcta
posible (una estructura no favorecedora, capaz de evitar hechos lesivos), de modo que
el estado de riesgo/empresa pasaría a constituir un estado de riesgo no desaprobado
jurídicamente.191

188 CARO CORIA, Dino, Imputación objetiva y “compliance penal”, en: Derecho Penal Económico
y Teoría del Delito, EDUARDO DEMETRIO CRESPO (Director) MÓNICA DE LA CUERDA,
MARTÍN FAUSTINO GARCÍA DE LA TORRE GARCÍA (Coordinadores), Valencia, Tirant lo
blanch, 2020, p. 124.
189 GARCÍA CAVERO, Percy, “Compliance” y teoría del delito: La incidencia de los sistemas de

cumplimiento normativo en la imputación penal a la empresa, en: REYNA ALFARO, Luis Miguel
(Director), “Compliance y responsabilidad penal de las personas jurídicas. Perspectivas
comparadas (EE. UU, España, Italia, México, Argentina, Colombia, Perú y Ecuador), Ideas
Solución, Lima, 2018, p. 184.
190 CARO CORIA, Dino Carlos, La responsabilidad de las PPJJ en el Perú y los criminal

compliance programs como atenuantes y eximentes de la responsabilidad de la persona jurídica,


en: Tratado sobre compliance penal, GÓMEZ COLOMER, Juan-Luis (Coordinador), Valencia,
Tirant lo blanch, 2009, p 1304.
191 SILVA SÁNCHEZ, Jesús-María, La eximente de “Modelos de Prevención de Delitos”.

Fundamentos y bases para una dogmática, en: Estudios de Derecho Penal: homenaje al profesor
Miguel Bajo, Silvina Bacigalupo, Bernardo José Feijoo Sánchez, Juan Ignacio Echano Basaldua
(Coordinadores), Madrid, Editorial Universitaria Ramón Areces, 2016, p. 677.

90
Para otros autores, en cambio, el Modelo de Prevención de Delitos se vincula con la
culpabilidad de la persona jurídica. Un Modelo eficaz evidenciaría que la persona
jurídica es un buen ciudadano corporativo fiel al derecho192.

Para el profesor Díaz Gómez, el peso que efectivamente juegue la autorregulación en


el sistema penal depende del modelo de imputación de las personas jurídicas que
configure la norma. En ese sentido, si entendemos que el legislador configuró un
auténtico sistema de autorresponsabilidad penal y culpabilidad de las personas
jurídicas, la autorregulación será un elemento esencial sobre el cual poder determinar
si se produce un defecto de organización que permita imputar la responsabilidad a la
persona jurídica193.

Desde la perspectiva de la teoría del delito y de la imputación penal de personas


jurídicas, el Modelo forma parte integrante de la culpabilidad de la persona jurídica,
entendida como la capacidad que tiene la persona jurídica de conocer la antijuridicidad
de la conducta y de motivarse conforme a ese entendimiento194 o como un déficit de
fidelidad al Derecho, el cual se manifiesta en una cultura corporativa de no cumplimiento
con el Derecho.195

Desde esta posición, uno de los modelos especialmente idóneo de introducción de


causas de exclusión de la culpabilidad corporativa es el estadounidense, el cual se basa
en los denominados programas de cumplimiento corporativo- Corporate Compliance
Programs. Dichos programas constituyen un reflejo de la cultura corporativa de la
persona jurídica y, por tanto, sirven para determinar el índice de culpabilidad
específicamente corporativa.196

192 NIETO MARTIN, ADÁN, Problemas fundamentales del cumplimiento normativo en el derecho
penal. En: HURTADO POZO (Director), Temas del Derecho penal económico: empresa y
compliance. Anuario de Derecho penal 2013-2014. Fondo Editorial PUCP, 2016, pp. 181-182;
PÉREZ GONZALES, Sergio, Sobre la culpabilidad empresarial: notas para una coexistencia
eficaz de los artículos 31bis y 129 del Código penal, p. 195. Para este último autor, el compliance
marca la sensibilidad de la persona jurídica a la motivación de la norma penal.
193 DÍAZ GÓMEZ, Andrés, Novedad del Proyecto de reforma de 2013 del Código Penal sobre la

responsabilidad de las personas jurídicas, REDUR II, diciembre, 2013, p. 161.


194 ARBULÚ RAMÍREZ, José Antonio, El programa de cumplimiento en materia penal como factor

atenuante y eximente de responsabilidad penal de las personas jurídicas desde la perspectiva


del compliance, en: Gaceta Penal & Procesal Penal, Tomo 121, julio, 2019, p. 211.
195
GÓMEZ-JARA DIEZ, Carlos, Compliance y responsabilidad penal de las personas jurídicas
en el Perú. Directrices para su interpretación, Lima, Instituto Pacífico, 2018, p. 107.
196 GÓMEZ-JARA DIEZ, Carlos, La responsabilidad penal de las personas jurídicas. El modelo

constructivista de autorresponsabilidad penal empresarial, 1ra edición peruana, Ara Editores,


Lima, 2010, pp. 73 y 117.

91
Para los profesores Silva Sánchez y Beatriz Goena, con relación al Modelo de
Prevención de Delitos, se trata de una incumbencia del órgano de administración. No
se trata de un deber u obligación pues la inobservancia de esta incumbencia no acarrea
consecuencia alguna o, en todo caso, es la imposibilidad de defensa tanto de la persona
jurídica como de las naturales, pero la necesidad de defensa sólo surge en el caso de
que alguna persona natural lleva a cabo un hecho típicamente antijurídico.197

Asimismo, señalan que las condiciones las establece la propia ley penal y su
cumplimiento redunda en una eximente jurídico-penal sin intervención jurídico-
administrativa alguna, lo cual muestra lo propio de la variante de autorregulación
regulada, en que la regulación administrativa cede el paso a la autorregulación y que la
infracción de los presupuestos de ésta (que fija la ley penal) conduce directamente a la
responsabilidad penal, dándose una relación directa entre autorregulación y “pena”, sin
intermediación jurídico-administrativa.198

5.3. Las circunstancias modificativas de la responsabilidad penal

Las circunstancias modificativas de la responsabilidad pueden ser eximentes,


atenuantes y agravantes.

Las eximentes son circunstancias que libran de responsabilidad penal a aquel que ha
sido imputado con un delito sea porque justifican la conducta ilícita o porque impiden la
imputación penal.

Al respecto, debe tenerse presente que la aplicación de la eximente viene precedida por
la constatación de la comisión del delito y que el mismo tiene un responsable, pues no
tendría sentido librar de responsabilidad a quien no se le ha atribuido, siendo la única
forma de afirmar que el sujeto no es responsable penalmente cuando éste no ha
realizado un comportamiento de riesgo penalmente prohibido.199

197 SILVA SÁNCHEZ, Jesús-María, La eximente de “Modelos de Prevención de Delitos”.


Fundamento y bases para una dogmática, en: Estudios de Derecho Penal: homenaje al profesor
Miguel Bajo, Silvina Bacigalupo, Bernardo José Feijoo Sánchez, Juan Ignacio Echano Basaldua
(Coordinadores), Madrid, Editorial Universitaria Ramón Areces, 2016, p. 681; GOENA VIVES,
Beatriz, Responsabilidad penal y atenuantes en la persona jurídica, Marcial Pons, Madrid, 2017,
pp. 362-363.
198 SILVA SÁNCHEZ, Jesús-María, La eximente de “Modelos de Prevención de Delitos”.

Fundamento y bases para una dogmática, en: Estudios de Derecho Penal: homenaje al profesor
Miguel Bajo, Silvina Bacigalupo, Bernardo José Feijoo Sánchez, Juan Ignacio Echano Basaldua
(Coordinadores), Madrid, Editorial Universitaria Ramón Areces, 2016, p. 682.
199 MEINI, Iván, Lecciones de Derecho Penal. Parte General. Teoría jurídica del delito, p. 318.

92
Ahora bien, estas circunstancias que descargan la responsabilidad del imputado se
dividen en causas de tipicidad, causas de justificación y causas de exculpación, según
la categoría del delito que afecten, esto es, tipicidad, antijuridicidad y culpabilidad,
respectivamente. Para ello se debe considerar la descripción de las categorías del
delito:

a) Tipicidad: es el resultado de la verificación de que la conducta imputada y lo


descrito en el tipo penal, coinciden. A este proceso de verificación se denomina
juicio de tipicidad, por medio del cual el intérprete, tomando como base el bien
jurídico protegido, va a establecer si una determinada conducta puede ser
equiparable a lo contenido en el tipo penal. Si luego de realizado dicho proceso
se determinar que la conducta encaja en los caracteres abstractos de tipo penal,
se dice que existe adecuación típica, es decir, que la conducta imputada es
típica.200

En otras palabras, es un juicio de valor negativo que el derecho formula sobre


una concreta situación de riesgo para un bien jurídico determinado y en
consecuencia la recoge como delito a ser sancionado.

b) Antijuridicidad: es el resultado de verificar si la conducta típica es contraria el


derecho. En este nivel valorativo se estudian los presupuestos de las causas de
justificación bajo los cuales lo injusto puede excluirse o atenuarse. De esta
manera, la constatación de la antijuridicidad se convierte en una investigación
sobre la juridicidad de la conducta (sobre circunstancias de justificación) con el
efecto de desvirtuar aquel indicio, pese a encontrarse ante una conducta
típica.201

c) Culpabilidad: es el resultado de la verificación de que la conducta típica y


antijurídica es obra del sujeto. El juicio de culpabilidad versa sobre la atribución
del comportamiento típico y antijurídico (injusto) al sujeto, para lo cual, el sujeto
debe ostentar ciertas características personales que permitan considerar al
injusto como obra suya. Estas condiciones son la imputabilidad del sujeto
(capacidad para comprender la ilicitud del acto realizado y capacidad para

200 VILLAVICENCIO TERREROS, Felipe, Derecho Penal. Parte General, Lima, Editorial Grijley,
2006, p. 296
201 VILLAVICENCIO TERREROS, Felipe, Derecho Penal. Parte General. Lima, Editorial Grijley,

2006, p. 529.

93
comportarse de acuerdo a dicha a comprensión), el conocimiento potencial de la
ilicitud (que se descartaría cuando se incurra en error de prohibición) y la
exigibilidad de otra conducta (es decir que, en las circunstancias en la que actuó,
se le haya podido exigir un comportamiento alterno al delito).202

Es un juicio de valor que implica reprochabilidad, atribución de responsabilidad,


por lo que tiene como presupuesto lógico la motivabilidad normal o libertad de la
persona.203

De lo expuesto se tiene que, en el Código penal peruano se encuentran las siguientes


causas eximentes de responsabilidad, que libran de toda responsabilidad y sanción al
sujeto imputado; como causas de tipicidad, se encuentran el error de tipo y error de
prohibición (artículo 14° Código penal) y el consentimiento (numeral 10 artículo 20°
Código penal); como causas de justificación, se encuentran la legítima defensa (numeral
3 artículo 20° Código penal), estado de necesidad (numerales 4 y 5 artículo 20° Código
penal), cumplimiento de un deber o ejercicio legítimo de un derecho (numeral 8 artículo
20° Código penal), obediencia debida (numeral 9 artículo 20° Código penal) y
cumplimiento de funciones (numeral 11 artículo 20° Código penal) y; como causas de
exculpación encontramos, anomalía psíquica (numeral 1 artículo 20° Código penal);
menor de edad (numeral 2 artículo 20° Código penal); fuerza física irresistible (numeral
6 artículo 20° Código penal) y miedo insuperable (numeral 7 artículo 20° Código penal).

Cabe advertir que, para un sector de la doctrina, la tipicidad y la antijuridicidad se fundan


en una única categoría denominada injusto, que lleva a afirmar que no se distingue entre
causas de atipicidad y causas de justificación, siendo todas por igual causas de
exclusión del injusto. Incluso se llega a señalar que puede prescindirse del estudio de
las causas de exclusión del injusto toda vez que la presencia de alguna causa de
exclusión del injusto solo demostraría la no concurrencia; en el caso concreto, de los
presupuestos y elementos del delito.204
Como es lógico, para el caso de las eximentes de responsabilidad, la consecuencia
lógica es también la eximente de punibilidad por lo que, en el caso que se acredita una
eximente completa de responsabilidad, no existe sanción.

202 MEINI MÉNDEZ, Iván, Lecciones de Derecho Penal. Parte General. Teoría jurídica del delito,
Fondo Editorial PUCP, 2014, Lima, pp. 45-46.
203 GOENA VIVES, Beatriz, Responsabilidad penal y atenuantes en la persona jurídica, Marcial

Pons, Madrid, 2017, p. 151.


204 MEINI MÉNDEZ, Iván, Lecciones de Derecho Penal. Parte General. Teoría jurídica del delito,

Fondo Editorial PUCP, 2014, Lima, p. 318.

94
Por otro lado, se regulan las eximentes incompletas, previstas en el artículo 21°,
supuesto que se presenta cuando no concurren todos los requisitos establecidos para
las eximentes de responsabilidad previstas en el artículo 20°, por lo que se considera
que el sujeto presenta una imputabilidad disminuida. Para este caso, en atención a que
se han presentado algunos de los requisitos de las eximentes, se ha previsto como
beneficio la posibilidad de una disminución prudencial de la pena hasta límites inferiores
al mínimo legal.

Asimismo, se regulan otras causas de disminución de la punibilidad, como son los


supuestos de responsabilidad restringida, previstos en el artículo 22°, circunstancia que
se presenta cuando el imputado tiene entre 18 y 21 años o más de 65 años edad al
momento de realizar la infracción. Para este supuesto, se ha previsto la disminución
prudencial de la pena señalada para el hecho cometido.

Para el profesor Villavicencio, en estos dos casos responsabilidad restringida, de


imputabilidad disminuida (exigibilidad parcial), no son una forma autónoma de
semiimputabilidad pues no se trata de un estado límite entre inimputabilidad e
imputabilidad. En efecto, en estos casos, el sujeto es aún capaz de comprender el
injusto del hecho y de actuar conforme a esa comprensión, es decir, el autor todavía es
capaz de evitar la comisión de delitos. Lo que en estos casos se encuentra disminuido
es la capacidad de autocontrolarse, es decir, al sujeto le cuesta más o menos esfuerzo
comportarse de acuerdo a la norma, debe tener una fuerza de voluntad mucho mayor
que el sujeto medio, lo que lleva a la disminución de su capacidad de culpabilidad,
debido a que debe compensarse su menor capacidad de control.205 En esa línea,
partiendo del principio generalmente reconocido que la pena no puede superar la
medida de la culpabilidad, se puede deducir que una inimputabilidad notablemente
disminuida debe comportar también una pena notablemente disminuida.

Ahora bien, frente a las circunstancias que eximen total o parcialmente la


responsabilidad, se regula otro tipo de circunstancia que modifica la gravedad del
delito en atención a consideraciones relacionadas con la finalidad preventiva de la
pena externas al hecho cometido, como son determinadas conductas posteriores al
delito y las expectativas de comportamiento futuro del delincuente206 que llevan a

205 VILLAVICENCIO TERREROS, Felipe, Derecho Penal. Parte General. Lima, Editorial Grijley,
2006, pp. 606-607.
206 MIR PUIG, Santiago, Derecho Penal. Parte General, Ed. Reppertor, Barcelona, 2016, 10 ed.

Actualizada y revisada, p. 632.

95
analizar la conveniencia de la pena. Estas circunstancias traen consigo una atenuación
de la sanción dentro del marco punitivo legal. Este tipo de circunstancias se encuentran
en algunos literales del artículo 46° del Código penal, como la carencia de antecedentes
penales (literal a), el obrar por móviles nobles o altruistas (literal b), procurar
voluntariamente después de consumado el delito, la disminución de sus consecuencias
(literal e), reparar voluntariamente el daño ocasionado o las consecuencias derivadas
del peligro generado (literal f) y presentarse voluntariamente a las autoridades después
de haber cometido la conducta punible, para admitir su responsabilidad (literal g).

Como se puede verificar, en el fundamento de estas últimas atenuantes no puede verse


en ninguna característica del delito, ya consumado, sino en la conveniencia político-
criminal de fomentar determinados comportamientos posteriores que faciliten la
persecución judicial o la reparación del daño. Este tipo de atenuantes no disminuyen ni
lo injusto ni la posibilidad de imputación personal.207

Cabe señalar que las atenuantes por falta de necesidad de pena (punibilidad) apuntan
en una dirección político-criminal clara, la de fomentar comportamientos posteriores que
faciliten la persecución judicial, la reparación del daño y la propia prevención del
delito.208

5.4. Toma de postura sobre la naturaleza eximente del Modelo de Prevención


de Delitos en la Ley N° 30424

En primer término, en la medida que la eximente de responsabilidad prevista en el


artículo 17° de la Ley N° 30424 hace referencia a una situación anterior a la comisión
del delito (pre delictiva), referida a la estructura organizativa y a la cultura corporativa en
una persona jurídica, instaurada con anterioridad al delito de la persona natural, se
puede concluir que la eximente está relacionada con el injusto o la culpabilidad de la
persona jurídica, es decir, al merecimiento de pena.

Lo mismo ocurre indicar con la atenuante prevista en el literal e) del artículo 12° de la
Ley N° 30424 referida a la acreditación parcial de los elementos mínimos del Modelo de
Prevención de Delitos.

207 MIR PUIG, Santiago, Derecho Penal. Parte General, Ed. Reppertor, Barcelona, 2016, 10 ed.
Actualizada y revisada, p. 639.
208 GOENA VIVES, Beatriz, Responsabilidad penal y atenuantes en la persona jurídica, Marcial

Pons, Madrid, 2017, p. 82.

96
De ahí que puedan distinguirse de las circunstancias atenuantes previstas en los
literales a), b), c) y d) del artículo 12° de la Ley N° 30424, que son de carácter post
ejecutivo, relacionadas a actuaciones posteriores a la consumación del delito,
desligadas del delito, por lo que nada tienen que ver con la antijuridicidad o con la
culpabilidad de la persona jurídica, sino que se trata de circunstancias que únicamente
afectan la necesidad de castigar, por lo que corresponde estudiarlas en la punibilidad.

Ahora bien, en atención a que el Modelo de Prevención de Delitos neutraliza los factores
criminógenos de nivel meso en las personas jurídicas, los cuales se traducen no sólo en
una defectuosa estructura corporativa sino también en una cultura de infidelidad al
derecho, y partiendo de que la culpabilidad como categoría del delito de la persona
jurídica debe desintegrarse en el injusto, según indica la tesis desarrollada por el
profesor Iván Meini, debe considerarse que el Modelo de Prevención eximen de
responsabilidad a la persona jurídica tanto porque neutraliza elemento objetivos como
subjetivos de su injusto culpable.

En efecto, como se ha desarrollado en este capítulo, el Modelo de Prevención de Delitos


neutraliza elementos objetivos del injusto en la medida que está asociado a los deberes
que debe cumplir la persona jurídica y constituir en su interior para lograr una correcta
estructura organizativa.

Para el profesor Silva Sánchez, el Modelo de Prevención de Delitos conduce a hablar


de una “eximente” relacionada con la exclusión del desvalor objetivo del estado de cosas
favorecedor de delitos por parte de la persona jurídica. El profesor señalar que, tal
estado de cosas, en la medida en que concurra con la implantación del Modelo, no debe
sufrir un juicio de desvaloración o desaprobación por parte del Derecho. En tal caso la
persona jurídica aparece como un estado de cosas neutro por mucho que finalmente no
se impida la producción del delito por alguno de sus integrantes pues se ajusta a los
requisitos de “conformidad a rol” establecidos por el ordenamiento jurídico (penal) de
modo específico para la persona jurídica como agente socio-económico (que no moral)
del riesgo/empresa.209

209SILVA SÁNCHEZ, Jesús-María, La eximente de “Modelos de Prevención de Delitos”.


Fundamento y bases para una dogmática, en: Estudios de Derecho Penal: homenaje al profesor
Miguel Bajo, Silvina Bacigalupo, Bernardo José Feijoo Sánchez, Juan Ignacio Echano Basaldua
(Coordinadores), Madrid, Editorial Universitaria Ramón Areces, 2016, p. 682.

97
En efecto, lo que un Modelo de Prevención genera es la permisión del riesgo creado por
la actividad ordinaria de la persona jurídica. La incorporación del Modelo hace que el
riesgo de que, pese a todo, el miembro individual pueda cometer un delito en el marco
de la organización sea calificado en relación con la persona jurídica como un riesgo
permitido o tolerado.210

Por otro lado, el Modelo de Prevención de Delitos también neutraliza elementos


subjetivos del injusto de la persona jurídica en la medida que acaba con la posible cultura
organizativa de infidelidad al derecho que se puede desarrollar en las personas jurídicas,
toda vez que éste contrarresta factores criminógenos relacionados a la “filosofía” de la
persona jurídica y a su disposición de infidelidad al derecho.

Finalmente, cabe indicar que algunos autores consideran que el Modelo de Prevención
de Delitos es una causa de exclusión de la punibilidad211 que, aunque exista un delito,
a la persona jurídica no se le podrá sancionar por ello, no obstante, es difícil considerarlo
así,212 no sólo porque no es presupuesto del delito, sino porque no responde a una falta
de necesidad de pena en el caso concreto, sino a que no puede sustentar la defectuosa
organización de la persona jurídica en dichos casos.

6. Las eximentes incompletas de responsabilidad y sus consecuencias jurídicas

6.1. La imposición de la sanción y su adecuación al principio de


proporcionalidad

En su acepción más generalizada en la doctrina contemporánea, el principio de


proporcionalidad, es un principio general del ordenamiento jurídico que, además de
intervenir en la selección conductas que han de considerarse delitos, constituye un límite
a la actuación estatal en la imposición de sanciones y otras medidas que impliquen
restringir las libertades de las personas, en busca de la preservación de los derechos

210 GARCÍA CAVERO, Derecho Penal. Parte General, 3ra edición, Ideas Solución Editorial, Lima,
mayo 2019, p. 918; GARCÍA CAVERO, Percy, Esbozo de un modelo de atribución de
responsabilidad penal de las personas jurídicas, en: Revista de Estudios de la Justicia, N° 16,
2012, p. 69.
211 MÁRQUEZ CISNEROS, Rolando, Deber de Vigilancia y Programas de Cumplimiento, en:

Revista ADVOCATUS N° 37, Lima, 2018-I, pp.81-82.


212 Las causas de exclusión de la punibilidad atienden a una menor necesidad del juicio de

responsabilidad, ligada a razones de eficacia, efectividad o eficiencia. En: DIEZ RIPOLLÉS, José
Luis, La responsabilidad penal de las personas jurídicas. Regulación española, Barcelona, en:
InDret Revista ara el análisis del derecho, 1/2012, disponible en
http://www.indret.com/pdf/875.pdf, Barcelona, enero, 2012, p. 25.

98
fundamentales. Bajo esta acepción, la idea de proporción considera como sinónimos lo
adecuado o conveniente, en sentido de oportunidad y necesidad.213

En nuestro ordenamiento jurídico, el principio de proporcionalidad interviene en la


relación entre delito y pena, y se encuentra recogido en el artículo VIII del Título
Preliminar del Código penal que señala expresamente «La pena no puede sobrepasar
la responsabilidad por el hecho. La medida de seguridad sólo puede ser ordenada por
intereses públicos predominantes».

En ese sentido, se afirma que el principio de proporcionalidad implica la idoneidad del


medio empleado frente al fin perseguido, necesidad o mínima injerencia del medio
comparado con otras alternativas y, finalmente, una ponderación de que el sacrificio que
entraña la intervención del medio es proporcionado al interés que se busca
salvaguardar. De ahí que son cuatro los aspectos que configuran la proporcionalidad:
i) protección de bienes jurídicos o fin legítimo (constitucionalmente protegidos y
socialmente relevantes), ii) protección posible o idoneidad (cuando la pena es
instrumentalmente apta para proteger el fin), iii) protección mínima o necesidad (cuando
la pena sea la herramienta única para conseguir el fin, no existiendo un medio
alternativo) y, iv) proporcionalidad en sentido estricto (equilibrio entre la entidad del delito
y la entidad de la pena)214.215

Pues bien, no obstante, lo expuesto, el profesor Guzmán Dálbora, cuyas ideas se


desarrollan a continuación, afirma que lo único que posee de proporcional este principio,
está en su último aspecto, en la proporcionalidad en sentido estricto, conocida como el

213 GUZMÁN DALBORA, José Luis, “La idea de proporción y sus implicaciones en la dogmática
penal”, Política criminal, Vol. 12, N° 24, diciembre, 2017, p. 1239.
214 La idea de proporcionalidad en sentido estricto ha venido presidida por la relación de

adecuación medio-fin, según la cual una medida es proporcionada en sentido estricto cuando el
medio empleado se encuentra en una relación proporcionada o adecuada al fin; lo que a su vez
significa que las ventajas que se obtengan mediante la intervención legislativa en los
correspondientes derechos de los ciudadanos deben compensar los sacrificios que ésta implique
para sus titulares y para la sociedad en general. Este principio exige una ponderación entre el
medio y el fin elegidos, de forma que, si preponderan los perjuicios generados por la medida,
ésta no debe adoptarse. Se trata, por tanto, de un juicio eminentemente valorativo acerca de la
relación de adecuación en la que se encuentran estas dos magnitudes (el medio y el fin); en
definitiva, de un juicio de ponderación de los costes y los beneficios que cabe esperar de la
concreta intervención. NAVARRO FRÍAS, Irene, “El principio de proporcionalidad en sentido
estricto: ¿principio de proporcionalidad entre el delito y la pena o balance global de costes y
beneficios?”, Indret 2/2010, Barcelona, abril, 2010, en: https://indret.com/wp-
content/themes/indret/pdf/724.pdf, p. 7.
215 GUZMÁN DALBORA, José Luis, “La idea de proporción y sus implicaciones en la dogmática

penal”, Política criminal, Vol. 12, N° 24, diciembre, 2017, pp. 1239-1240; Considerando 16° de la
Sentencia Plenaria Casatoria N° 1-2018/CIJ-433 de fecha 18 de diciembre del 2018.

99
equilibro entre la entitativa de la pena y la entidad del delito, así como en la ponderación
de los bienes en conflicto en un estado de necesidad. Por el contrario, la idoneidad del
medio para el fin (una cuestión teleológica), y que el medio luzca como la alternativa
menos gravosa (otra necesidad relativa), son consideraciones de utilidad que carecen
de fundamentación si están desprovistas de la referencia a valores. Solo en la
comparación estimativa de valoraciones en pugna surge la proporción como idea de
analogía, distribución entre entidades comparables, la igualdad de la justicia
conmutativa (igualdad o equilibro en el intercambio de bienes entre quienes
intervienen).216
Para entender lo expuesto, vale recordar que la idea de proporción no surge del ámbito
jurídico, sino mucho antes, en áreas culturales y que justamente la falta de conciencia
de su origen explica la incertidumbre que rodea una serie de aspectos del principio de
proporcionalidad en el terreno jurídico, como son su fundamento, naturaleza, alcance y
límites. Así, al adoptarse una acepción nueva de la palabra- la de oportunidad, coyuntura
o conveniencia de algo para conseguir algún fin-, obvia el sentido primitivo de la
proporción que denota una relación estética, numérica o moral, y no utilitaria.217
Los significados originales de la idea de proporción son la simetría, regularidad o tamaño
relativo de los componentes de una unidad y, por otro lado, la identidad parcial,
correspondencia cuantitativa o cualitativa entre unidades diferentes la una de la otra.

La primera acepción se encuentra en las artes (la pintura y la arquitectura) como simetría
interior de las partes de un conjunto; la segunda se aprecia en las matemáticas, como
comparación entre dos cantidades, y se desarrolla en la filosofía moral. Ambas han
tenido aplicaciones jurídicas, aunque no certeras, como suele ocurrir cuando el Derecho
traslada importa expresiones ajenas, que tarde o temprano devienen en ambiguas o
equívocas a causa de la transposición.218

Ahora bien, en el Derecho la idea de proporción debe cobrar realidad según los sentidos
expuestos y como regla del conocimiento jurídico; sin embargo, al no referirse el
Derecho a realidades homogéneas equiparables o en que unas sean partes de o
medibles por otras, como las ciencias naturales e ideales, la proporción no puede ser
manejada como en la lógica de las matemáticas. La elaboración conceptual que realiza

216 GUZMÁN DALBORA, José Luis, “La idea de proporción y sus implicaciones en la dogmática
penal”, Política criminal, Vol. 12, N° 24, diciembre, 2017, pp. 1239-1240.
217 GUZMÁN DALBORA, José Luis, “La idea de proporción y sus implicaciones en la dogmática

penal”, Política criminal, Vol. 12, N° 24, diciembre, 2017, p. 1229.


218 GUZMÁN DALBORA, José Luis, “La idea de proporción y sus implicaciones en la dogmática

penal”, Política criminal, Vol. 12, N° 24, diciembre, 2017, p. 1229.

100
la ciencia jurídica descansa en entidades de carácter axiológico, que no admiten
equivalencias y proporciones estimativas, por lo que, en un esfuerzo o como medio para
acercarse a la igualdad, tiene que utilizarlas estableciendo relaciones de aprecio o
estimación que expresen y compensen las diferencias de valor según criterios objetivos
y estables y con la mayor exactitud o aproximación posible. La lógica de la ciencia
jurídica es una lógica axiológica, pero participa de la misma idea de igualdad a que
responden las proporciones matemáticas, estética o moral.219

En ese sentido, fundada en la igualdad, la proporción, en su función dogmática, consiste


en posibilitar la reconstrucción científica del ordenamiento vigente, desde la
interpretación de sus disposiciones, la coordinación de éstas con las normas jurídicas
subyacentes, la resolución de sus contradicciones, hasta la organización de los
conocimientos en conceptos, institucionales y un sistema. En esta tarea interpretativa
y constructiva, la proporción opera como una suerte de principio de conocimiento, pero,
por lo mismo, es una pauta incapaz de determinar el contenido de la realidad jurídica e
inapta para resolver, sino sólo denunciar eventuales contradicciones axiológicas.220
El principio de proporcional puede entonces presentarse como como armonía íntima
de los componentes de un mismo concepto jurídico. La proporción como
correspondencia o armonía de las partes de una cosa con el todo es un ejercicio que se
puede ensayar indistintamente en las teorías generales de la ley penal, el delito y la
pena, aunque teniendo presente que lo que se diga de la primera y del segundo
guardará siempre relación con la última, porque el delito adquiere su sentido en la pena
y, en cuanto a la ley penal, los términos de su interpretación y aplicación dependen
también de consideraciones teleológicas en buena medida dictadas por el sentido de la
punición, su referencia a un valor absoluto o los ideales valorativos de una comunidad
dada. Esta manifestación del principio de proporcionalidad sirve para resolver ciertos
casos sobre concursos aparentes de leyes, teoría de la antijuridicidad y su exclusión-
legítima defensa, estado de necesidad justificante, entre otros-, la culpabilidad, entre
otros.221

Por otra parte, puede manifestarse como igualdad relativa de entidades relacionadas
entre sí. En este significado, la idea de proporción abandona la estructura básica del

219 GUZMÁN DALBORA, José Luis, “La idea de proporción y sus implicaciones en la dogmática
penal”, Política criminal, Vol. 12, N° 24, diciembre, 2017, pp. 1238-1239.
220 GUZMÁN DALBORA, José Luis, “La idea de proporción y sus implicaciones en la dogmática

penal”, Política criminal, Vol. 12, N° 24, diciembre, 2017, pp. 1241-1242.
221 GUZMÁN DALBORA, José Luis, “La idea de proporción y sus implicaciones en la dogmática

penal”, Política criminal, Vol. 12, N° 24, diciembre, 2017, pp. 1243-1247.

101
delito y la pena en sí misma, pero los correlaciona en cuanto son entes emparentados
cualitativa y cuantitativamente. Antes, con el mismo papel de igualdad proporcionalidad
o analogía, la proporcionalidad interviene en la teoría de la ley penal y, más tarde, en
los accidentes de la infracción penal. Esta manifestación del principio de
proporcionalidad sirve para resolver ciertos casos de extradición, versus el principio de
aplicabilidad de la ley más benigna, concurso real de circunstancias de antijuridicidad y
culpabilidad, concurso de delitos, entre otros.222

La cima de esta manifestación de la proporción se encuentra en la relación del delito y


pena, cuyo fundamento jurídico reposa en los principios de legalidad e igualdad. En
virtud de ello, la pena proporcional debe mesurarse en su intensidad y extensión a
la gravedad intrínseca del acto sancionado; tomando como base los dos elementos
graduables del delito, antijuridicidad y culpabilidad. Ello implica reducir en lo posible el
efecto de los factores extrínsecos sobre la adaptación legal de la penalidad, como las
actuaciones o estados personales que nada tienen que ver con el delito, y que no
pueden ser medibles, como la trayectoria criminosa del partícipe (su colaboración a la
justicia o la duración del proceso). Otro tanto debiera realizar el juez sentenciador al
imponer la sanción concreta, yendo en pos de una correspondencia cuantitativa en lugar
de otra analógica, aunque a sabiendas de que lo que decida siempre será inseguro y,
en definitiva, arbitrario. Lo mismo vale para las autoridades de la ejecución, cuando se
trata de que ningún factor de individualización implique agravar el contenido jurídico de
la pena en cumplimiento, ni siquiera so pretexto de la gravedad del delito, que a ese
punto pertenece al pasado.223

En el marco de esta segunda manifestación de la idea de proporción se encuentra el


principio de culpabilidad que restringe y garantiza que la pena le sea impuesta a los
responsables, y refuerza a su vez la idea de que su gravedad sea proporcional, en
términos de igualdad, a la gravedad del hecho cometido, que no exceda la culpabilidad
de la respectiva conducta e imposibilite su fin resocializador. De esta forma el principio
de culpabilidad se asocia al principio de proporcionalidad, el cual consiste en la
búsqueda de un equilibrio entre el poder penal del Estado, la sociedad y el imputado, lo
cual no implica una equivalencia matemática entre la gravedad del delito y la pena, sino

222 GUZMÁN DALBORA, José Luis, “La idea de proporción y sus implicaciones en la dogmática
penal”, Política criminal, Vol. 12, N° 24, diciembre, 2017, pp. 1249-1251.
223 GUZMÁN DALBORA, José Luis, “La idea de proporción y sus implicaciones en la dogmática

penal”, Política criminal, Vol. 12, N° 24, diciembre, 2017, pp. 1253-1254.

102
que el mal que causa la pena es el mínimo posible según el grado de necesitad que
surge de la falta de otros instrumentos de respuesta que no sea la violencia.224

El marco conceptual previamente desarrollado permite entender el sentido de los


conceptos de merecimiento y necesidad de pena que se consideran en para la
imposición de una sanción.

Al respecto cabe señalar que, el merecimiento de pena es un juicio de valor negativo


(desvalor) que recae sobre un comportamiento que se estima que su realización
implicará un riesgo o menoscabo intolerable para el bien jurídico protegido, lo cual
legitima la tipificación de delitos por parte del legislador y responde a una perspectiva
ex ante, pues solo se puede prohibir los riesgos conocidos. Por su parte, la necesidad
de pena es la valoración que tiene lugar después de cometido el delito (perspectiva ex
post), la cual indica si la pena es un recurso idóneo, necesario y adecuado para reprimir
el delito ya cometido, tal como se presumía antes de su comisión, refiriéndose al sí y al
quantum de la pena.225

Así, la profesora Beatriz Goena señala que, si bien la teoría de la proporcionalidad con
el hecho implica que la pena depende del desvalor del hecho delictivo, es decir, del
injusto y la culpabilidad que dotan de significado comunicativo al hecho concreto; no
obstante, es preciso considerar que, en la medida en que se orienta a los fines del
Derecho penal, la teoría del delito no se agota en la nuda verificación del injusto
culpable. El desvalor de un delito y su adecuada sanción dependen no sólo del
merecimiento de pena, sino también de la necesidad de pena.226

En efecto, en relación con el tema que nos ocupa, las eximentes y atenuantes de
responsabilidad aplicables a las personas jurídicas, previstas en la legislación penal,
deben igualmente fundamentarse en clave de merecimiento y de necesidad de pena
toda vez que es posible identificar ciertas circunstancias que reducen el desvalor del
delito y, en esa medida, lo adecuado y proporcional es reducir también la respuesta
punitiva. Dicho gráficamente, el delito es menos delito, bien porque es menos grave

224 VILLAVICENCIO TERRENOS, Felipe Andrés, Derecho penal. Parte General, Lima, Editorial
Grijley, 2006, pp. 115-117.
225 MEINI MÉNDEZ, Iván, Lecciones de Derecho Penal – Parte General. Teoría Jurídica del

Delito. Fondo Editorial PUCP, 2014, Lima, pp. 51-52.


226 GOENA VIVES, Beatriz, Responsabilidad penal y atenuantes en la persona jurídica, Marcial

Pons, Madrid, 2017, p. 79.

103
(menos merecedor de pena) y/o menos necesitado de pena (sea por injusto/culpabilidad
o por otras razones).227

6.2. La sanción penal en las eximentes incompletas de responsabilidad

La punibilidad es el estándar o posibilidad de penalidad conminada que corresponde a


un delito. Cada delito, por tanto, tiene una determinada punibilidad que es definida
legalmente a través de la pena conminada228. Por otro lado, la aplicación de sanciones
penales concretas, debe guardar una equivalencia razonable, en sus dimensiones
cualitativas o cuantitativas, con la magnitud del daño ocasionado y la trascendencia del
bien jurídico lesionado229, lo que justifica, entre otras cosas, la existencia de causas de
disminución y aumento de la punibilidad, así como de circunstancias atenuantes y
agravantes cualificadas, que permiten la aplicación de penas por debajo y por encima
del marco penal establecido por ley.

Ahora bien, en el caso de las personas naturales, cuando se presenta una eximente
incompleta de responsabilidad, es decir, cuando no concurre alguno de los requisitos
necesarios para hacer desaparecer totalmente la responsabilidad del sujeto, el Juez
puede disminuir la pena hasta límites inferiores al mínimo legal, según se indica en el
artículo 21° del Código penal.

Es importante señalar que las eximentes incompletas de responsabilidad constituyen


causales de disminución de la punibilidad, las cuales si bien tienen el mismo efecto
práctico de las circunstancias atenuantes privilegiadas- fijar la pena concreta por debajo
del mínimo legal- son distintas.230 Las características principales de las causas de

227 GOENA VIVES, Beatriz, Responsabilidad penal y atenuantes en la persona jurídica, Marcial
Pons, Madrid, 2017, p. 80.
228 Considerando Sexto del Voto Singular del Juez Supremo Prado Saldarriaga en la Casación

N° 66-2017 - JUNÍN emitida por la Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema de Justicia:
PRADO SALDARRIAGA, Víctor, La dosimetría del código penal. Modelos, reglas y
procedimientos, Lima, Ideas Solución, 2018, p. 243.
229 Considerando Séptimo de la Casación N° 66-2017-JUNÍN emitida por la Sala Penal

Transitoria de la Corte Suprema de Justicia; PRADO SALDARRIAGA, Víctor. Determinación


judicial de la pena y acuerdos plenarios, Lima: Idemsa, 2010, p.128. Sostiene además que alude
a un procedimiento técnico y valorativo cuya función esencial es servir al órgano jurisdiccional
para llevar a cabo la individualización de los códigos penales. Del mismo autor, La dosimetría
del código penal. Modelos, reglas y procedimientos, Lima, Ideas Solución, 2018. P.188.
230 Cabe indicar que las atenuantes privilegiadas no han sido fijadas por el legislador en el Código

penal, a diferencia de las circunstancias agravantes cualificadas, en que se hace una referencia
explícita de ellas en los artículos 46-A, 46-B, 46-C, 46-D y 46-E. Considerando Décimo de la
Casación N° 66-2017-JUNÍN emitida por la Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema de
Justicia; considerando Cuarto de la Casación N° 1083-2017-AREQUIPA emitida por la Sala
Penal Permanente de la Corte Suprema de Justicia; PRADO SALDARRIAGA, Víctor.

104
disminución de punibilidad es que no son externas al delito- como sí lo son las
circunstancias atenuantes- y afectan la extensión mínima de la punibilidad establecida
para el delito, es decir, que la disminución deberá operar por debajo del mínimo legal,
regulado ya que éste resulta excesivo para el grado de lesividad (tentativa, complicidad
necesaria), culpabilidad (error de prohibición e imputabilidad disminuida) o relevancia
de la conducta realizada o de su autor o partícipe. 231

La Corte Suprema ha corroborado que las causales de disminución de punibilidad se


construyen dentro del delito como parte de su estructura, de su grado de realización, o
desde los niveles de intervención de los autores o partícipes, de ahí que éstas generan
una menor punibilidad que la establecida en la penalidad conminada por un defecto
consistente, por ejemplo, en la exclusión parcial de sus componentes o categorías
sistemáticas (tipicidad, antijuridicidad o culpabilidad); o desde la imperfecta realización
material del hecho punible (tentativa); así como desde el grado menor de intervención
de las personas en la ejecución de aquel (complicidad primaria). De allí, que el
legislador aluda con frecuencia a que su eficacia esencial sea la de “disminuir
prudencialmente la pena” y no “atenuarla”.232

En ese sentido, la Corte Suprema ha establecido que la tentativa (artículo 16 del Código
penal), responsabilidad restringida por la edad (artículo 22 del Código penal),
responsabilidad restringida por las eximentes imperfectas de responsabilidad (artículos
21 y 22 del Código penal), error de prohibición vencible (artículo 14 del Código penal),
error de prohibición culturalmente condicionado vencible (artículo 15 del Código penal)
y la complicidad secundaria (artículo 25 del Código penal) tienen la condición y eficacia
de causales de disminución de punibilidad, y no circunstancias atenuantes privilegiadas.
Aun cuando las primeras posibilitan una penalidad por debajo del mínimo legal, su
naturaleza y utilidad jurídica, así como su oportunidad operativa son muy distintas, y no
tienen la calidad ni eficacia de las atenuantes.233

Consecuencias jurídicas del delito. Giro punitivo y nuevo marco legal, Lima. IDEMSA, 2016, p.
234.
231 Considerando Quinto de la Casación N° 814-2017-JUNÍN emitida por la Sala Penal Transitoria

de la Corte Suprema de Justicia; PRADO SALDARRIAGA, Víctor, La dosimetría del código penal.
Modelos, reglas y procedimientos, Lima, Ideas Solución, 2018, p. 244.
232 Considerandos Sexto, Séptimo y Octavo del voto singular del Juez Supremo Prado

Saldarriaga en la Casación N° 66-2017 - JUNÍN emitida por la Sala Penal Transitoria de la Corte
Suprema de Justicia. Considerando Quinto de la Casación N° 814-2017-JUNÍN emitida por la
Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema de Justicia; PRADO SALDARRIAGA, Víctor, La
dosimetría del código penal. Modelos, reglas y procedimientos, Lima, Ideas Solución, 2018, pp.
244-246.
233 Considerando Décimo Primero de la Casación N° 66-2017-JUNÍN emitida por la Sala Penal

Transitoria de la Corte Suprema de Justicia y considerando Octavo del voto singular del mismo

105
Ahora bien, considerando que se debe reducir la sanción por debajo del mínimo legal,
la interrogante que surge de inmediato es, en qué medida debe darse dicha disminución
de sanción.

Al respecto, la Corte Suprema señala que, en el caso de la tentativa, la disminución


“prudencial de la sanción”, por debajo del mínimo legal, debe ser hasta en una tercera
parte del marco penal, conforme con los presupuestos de dosificación.234 En la misma
línea, indica que, ante una causal de disminución de la punibilidad de los supuestos de
los artículos 21° y 22° del Código penal- eximentes imperfectas-, por su propia función,
la disminución debe operar por debajo del mínimo de la pena legalmente establecida,
debiendo decidirse en un ámbito discrecional, sin dejar de considerar el principio de
proporcionalidad y razonabilidad penal adecuada al caso.235
En tal sentido, la Corte Suprema propone que sí, para el caso de la concurrencia de
circunstancias agravantes específicas, cuan mayor número se verifiquen, mayor será la
posibilidad de alcanzar el extremo máximo de la pena básica; en la misma línea de
interpretación, cuan mayores causales de disminución de punibilidad concurran, la pena
deberá disminuirse prudencialmente en mayor grado hacia su extremo mínimo.236

En resumen, para identificar la pena concreta, tratándose de causales de disminución


de punibilidad el esquema comprende dos operaciones; la primera, ubicar la posibilidad
punitiva siempre en un punto inmediato inferior al que corresponde al límite mínimo de
la penalidad conminada para el delito correspondiente. Ello debido a que dicho mínimo
legal identifica al límite menor de punibilidad que fija la ley para un delito perfectamente
realizado; la segunda, implica una degradación punitiva, siempre en línea descendente,
la que tendrá como único límite, la proporcionalidad que acuerde el Juez luego de una
lectura y valoración razonable y prudente del suceso fáctico; de sus dimensiones
antijurídicas (por ejemplo, tentativa inacabada o acaba u omisión impropia); así como
de los niveles de intervención de las personas implicadas (complicidad secundaria). Se
trata, entonces, de aplicar una escala discrecional que el juez recorrerá a su libre pero

recurso; Considerando Quinto de la Casación N° 814-2017-JUNÍN emitida por la Sala Penal


Transitoria de la Corte Suprema de Justicia; PRADO SALDARRIAGA, Víctor. Consecuencias
jurídicas del delito. Giro punitivo y nuevo marco legal, Lima. IDEMSA, 2016, p. 234.
234 Recurso de Nulidad N° 154-2016-Áncash, del 29 de abril del 2019; considerando Décimo

Segundo de la Casación N° 66-2017-JUNÍN emitida por la Sala Penal Transitoria de la Corte


Suprema de Justicia; considerando Cuarto de la Casación N° 1083-2017-AREQUIPA emitida por
la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de Justicia.
235 Considerando Décimo Tercero de la Casación N° 66-2017 - JUNÍN emitida por la Sala Penal

Transitoria de la Corte Suprema de Justicia.


236 Considerando Décimo Sexto de la Casación N° 66-2017 - JUNÍN emitida por la Sala Penal

Transitoria de la Corte Suprema de Justicia; PRADO SALDARRIAGA, Víctor, La dosimetría del


código penal. Modelos, reglas y procedimientos, Lima, Ideas Solución, 2018, p. 246.

106
razonable arbitrio y que debe alcanzar una justificación solvente del resultado punitivo
como principal garantía de representar una pena justa.237

237PRADO SALDARRIAGA, Víctor, La dosimetría del código penal. Modelos, reglas y


procedimientos, Lima, Ideas Solución, 2018, pp. 267.

107
CAPÍTULO III – El Modelo de Prevención de Delitos como eximente
incompleta de responsabilidad de la persona jurídica

7. Supuestos de eximentes incompletas de responsabilidad penal de la persona


jurídica

Como ha quedado evidenciado en los capítulos anteriores, en la legislación nacional, la


eximente completa de responsabilidad de la persona jurídica se presenta cuando una
persona jurídica tiene implementado, con anterioridad a la comisión del delito perpetrado
por la persona natural, un Modelo de Prevención de Delitos adecuado, en atención a
que excluye el injusto culpable de la persona jurídica. Para ello, el Modelo de
Prevención debe cumplir con los requisitos mínimos establecidos en la ley. También se
establece una mal denominada circunstancia atenuante238 de la responsabilidad de la
persona jurídica cuando ésta acredita parcialmente los elementos mínimos del Modelo
de Prevención.

Ahora bien, en el análisis de estos dos escenarios, como se refiere en el primer Capítulo,
surge un grupo de casos en los que el Modelo de Prevención puede no contar
adecuadamente con todos los requisitos para que se configure una causa eximente de
responsabilidad, existe un injusto menor que impide una sanción plena, pero tampoco
pueden ser considerados como una circunstancia atenuante por acreditación parcial de
los elementos mínimos del Modelo de Prevención, toda vez que en estos casos se
encuentran presentes cuantitativamente todos los requisitos mínimos establecidos por
ley.

Los supuestos a los que se hace referencia, que no pueden ser catalogados como
eximentes incompletas y no deben ser incluidos dentro de la general “acreditación
parcial de elementos mínimos del Modelo de Prevención de Delitos” son los siguientes:

▪ Cuando el delito es un riesgo no identificado en el Modelo de Prevención de


Delitos por constituir una nueva modalidad delictiva, pero no constituye un
supuesto de imposible previsibilidad.
▪ El delito se comete cuando el Modelo de Prevención de Delitos se encuentra
en fase de diseño y/o implementación.
▪ El delito se comete cuando el Modelo de Prevención de Delitos aún no alcanza
el grado de madurez suficiente para cumplir su finalidad.

238 Se trata de una eximente incompleta de responsabilidad relacionada al merecimiento de pena.

108
▪ Cuando el delito es producto del actuar intencional del responsable de controlar
dicho riesgo, quien es un «mando medio autónomo» dentro de la persona
jurídica (sujeto no previsto en el numeral a) del artículo 3° de la Ley N° 30424).
▪ Cuando el Modelo de Prevención de Delitos se encuentra completo, pero
presenta defectos en el/los elemento(s) relacionado(s) al delito cometido

Estos supuestos también revelan dos tipos de acreditación parcial de los elementos
mínimos del Modelo de Prevención, una acreditación parcial cuantitativa, regulada en el
artículo 12° de la ley, es decir, cuando el Modelo de Prevención no cuenta con todos los
elementos mínimos establecidos por ley, frente a una acreditación parcial cualitativa,
cuando un Modelo de Prevención de Delitos puesto en marcha tenga todos los
elementos mínimos establecidos por ley, sin embargo, uno de ellos presenta defectos.
Evidentemente, la acreditación parcial cualitativa representa un injusto menor frente a
la acreditación parcial cuantitativa.

Esta distinción evidencia una deficiencia en la regulación que lleva a la arbitrariedad,


que no permite distinguir entre injustos de distinta gravedad y, en el marco de la
legislación vigente, tendrían que recibir la misma respuesta pese a ser distintos.

Cuando por ejemplo, una persona jurídica acredita dos de los cinco elementos mínimos
del Modelo de Prevención, puede lograr una atenuación de la sanción por haber
realizado una “acreditación parcial” en los términos del artículo 12°.e) de ley; no
obstante, en los casos en que acredite los cinco elementos del Modelo de Prevención,
pero no se haya demostrado la total adecuación de uno de ellos, la persona jurídica
puede recibir la misma sanción atenuada, si el juzgado ante el vacío legal, considera
que está también ante un caso de “acreditación parcial”, aun cuando el desvalor del
injusto no es el mismo en cada caso.

La misma inequidad ocurre cuando puede resultar igualmente favorecida con la misma
sanción atenuada una persona jurídica que únicamente decide nombrar un Encargado
de Prevención para cumplir con “acreditar parcialmente” los requisitos del Modelo de
Prevención, frente a aquella que tiene en marcha un Modelo de Prevención completo,
con todos los elementos establecidos por la ley y su reglamento, pero que falla en uno
de ellos, al no ser del todo adecuado.

109
Estas situaciones contravienen directamente los principios de culpabilidad y
proporcionalidad, además de generar un incentivo perverso para las personas jurídica
frente a la inversión que deben realizar en materia de prevención de delitos.

En virtud de lo expuesto, se advierte que los supuestos identificados revelan un nivel


inferior en la graduación del injusto culpable al ser causas de disminución del riesgo
penalmente relevante, frente a los casos de acreditación parcial propiamente dicha
(cuantitativa), de modo que, al presentarse, sustentan la necesaria disminución
prudencial de la sanción penal, por lo que cabe hablar de eximentes incompletas de
responsabilidad de la persona jurídica.

A continuación, se analizan cada uno de los supuestos mencionados para corroborar


que se tratan de supuestos de eximentes incompletas de responsabilidad e identificar
cuál de los requisitos de la eximente completa por adecuada implementación del Modelo
de Prevención de Delitos se encuentra ausente y cuál es la consecuencia jurídica que
corresponde en cada caso.

7.1. Cuando el delito es un riesgo no identificado en el Modelo de Prevención


de Delitos por constituir una nueva modalidad delictiva, pero no
constituye un supuesto de imposible previsibilidad

Uno de los elementos mínimos que el Modelo de Prevención de Delitos debe contar,
según el artículo 17° de la Ley N° 30424, para poder aplicar la eximente completa de
responsabilidad es el requisito de la identificación, evaluación y mitigación de riesgos.

Este requisito constituye la base del Modelo de Prevención de Delitos pues debe recoger
los supuestos de hecho delictivo objeto de prevención, es decir, todas las modalidades
de los delitos albergados en la Ley N° 30424 que se pueden presentar en la persona
jurídica sus diferentes sedes, áreas, niveles jerárquicos, entre otros (identificación de
riesgos), analizados según su gravedad y probabilidad de ocurrencia (evaluación de
riesgos) a fin de poder diseñar y establecer en la organización las medidas idóneas para
mitigarlos (mitigación de riesgos).

Este requisito sostiene el Modelo de Prevención pues, si bien puede decirse que éste
nace de la voluntad y compromiso del órgano de gobierno de la persona jurídica, y se
consolida con la mejora continua lograda a través de las revisiones y auditorías a los
que se somete el mismo, sólo la identificación de riesgos, principalmente, concreta en

110
la realidad el sistema de gestión de riesgos penales que el Modelo de Prevención en la
persona jurídica, pues muestra dónde y en qué medida la persona jurídica puede
favorecer, promover o permitir posibles actuaciones delictivas de los miembros de su
organización, para luego dar una respuesta de mitigación a dichas situaciones
riesgosas.

En atención a lo expuesto es que resulta indispensable para que el Modelo de


Prevención de Delitos sea adecuado y pueda ser considerado como eximente de
responsabilidad, que cuente con una adecuada identificación, evaluación y mitigación
de riesgos. Específicamente, en cuanto a la identificación de riesgos, es necesario que
el Modelo de Prevención de Delitos considere una matriz de riesgos que contenga todas
aquellas posibles situaciones delictivas que se pueden desarrollar por algún miembro
de la organización y que la persona jurídica puede mitigar en alguna medida.

Ahora bien, es importante resaltar que todos estos supuestos de hecho delictivos que
deben recogerse en la identificación de riesgos, deben ser previsibles para la
organización pues, sólo se puede exigir evitar, prevenir y no realizar aquello que se
pueda y deba conocer. Contrario sensu, si la situación riesgosa, en el contexto de la
persona jurídica, es imposible de prever, no puede ni debe ser identificada y, en
consecuencia, no puede ni debe ser sancionada.

Cabe señalar que a la persona jurídica se le exige conocer aquellos riesgos que, de
manera diligente, es decir, contando con la asesoría de profesionales capacitados o
nutriéndose de los dueños y participantes de los diferentes procesos de la organización,
puedan advertirse y, en consecuencia, plasmarse en la matriz de riesgos.

Este punto de la previsibilidad del riesgo que debe ser identificado en el Modelo se
condice con el principio de dolo o culpa que se ha desarrollado en el capítulo segundo
del presente trabajo, toda vez que dicho sub principio del principio de culpabilidad que
rige el sistema penal busca evitar precisamente la responsabilidad de las personas por
resultados imprevisibles, proscribiendo la responsabilidad por el mero resultado
(objetiva) y requiriendo que estos se originen como consecuencia de actos dolosos o
imprudentes.

En la línea de lo expuesto, debe resaltarse la situación en la que una persona jurídica


cuenta con un Matriz de Riesgos que contiene una identificación de riesgos adecuada;

111
no obstante, un riesgo previsible no ha sido incorporado a la Matriz por constituir una
nueva modalidad delictiva.

No es ajeno que la sociedad se encuentra en constante cambio, y con ella, la


criminalidad, todos los días se crean nuevas formas de delinquir, las cuales viajan por
todo el mundo y se van consolidando en ciertos territorios y controlando en otros, la
criminalidad es cíclica, nace un determinado lugar, crece y se consolida, es descubierta,
analizada y finalmente se controla; no obstante, cuando ya está siendo controlada en
determinado lugar, nace al otro lado del mundo, cursando el mismo ciclo de vida.

Cuadro 1

En virtud de lo expuesto es que se explica que una persona jurídica con una matriz de
riesgos adecuada pueda no incluir un riesgo previsible pero no identificado debido a que
constituye una nueva modalidad delictiva, máxime cuando los Modelos de Prevención
suelen estar diseñados para ser actualizados, en cuanto a matriz de riesgos se trata, de
una a dos veces al año, existiendo periodos de tiempo en los que pueden generarse
nuevas modalidades delictivas, resultando proporcional y razonable que el Modelo de
Prevención quede desfazado en cuanto a dicho nuevo riesgo hasta la siguiente
actualización y/o revisión del Modelo de Prevención.

Ahora bien, el supuesto referido no acarrea una responsabilidad plena de la persona


jurídica pues ésta cuenta con un Modelo de Prevención de Delitos adecuado y cuyo
único fallo es no haber identificado una nueva modalidad delictiva que, la cual si bien es
previsible (conocible), no se ha materializado en la organización en el pasado y podrá
ser incorporada como riesgo, natural y previsiblemente, en la siguiente revisión del
Modelo de Prevención, toda vez que la persona jurídica muestra tener una correcta
gestión de riesgos, por lo que no resulta proporcional que sea sancionada plenamente
en este tipo de casos.

112
Tampoco puede constituir una eximente completa de responsabilidad de la persona
jurídica pues evidentemente el Modelo de Prevención no es adecuado al presentar
defectos uno de sus elementos, menos aún puede ser albergado por los casos de
“acreditación parcial de elementos mínimos del Modelo de Prevención de Delitos” pues
el supuesto analizado representa un menor desvalor.

En efecto, no resulta razonable y proporcional que el caso analizado sea abarcado como
un supuesto de “acreditación parcial de elementos mínimos del Modelo de Prevención
de Delitos” y pueda recibir el mismo tratamiento que una persona jurídica que cuenta
con algunos requisitos del Modelo, pero no el de identificación, evaluación y mitigación
de riesgos.

De lo expuesto se evidencia que el supuesto planteado no tiene respuesta por parte de


la legislación penal, presentándose un vacío legal que puede llevar a una indebida
aplicación de la atenuante por acreditación parcial en este tipo de casos, y un
tratamiento desproporcionado, toda vez que pueden recibir el mismo tratamiento que
los casos en los que el Modelo de Prevención no cuenta con todos sus elementos
mínimos.

En ese sentido, se considera que este supuesto constituye una eximente incompleta de
responsabilidad en una posición intermedia entre el Modelo de Prevención de Delitos
idóneo, es decir completo en cuanto a sus requisitos mínimos y sin defectos, y los casos
que pueden incluirse dentro del supuesto de “acreditación parcial de elementos mínimos
de Modelo de Prevención de Delitos”, al presentar un injusto menor frente a este último
caso, por lo que los principios de culpabilidad y proporcionalidad exigen una distinción
sobre todo con la circunstancia atenuante, más allá de que ambas serán beneficiadas
con una disminución prudencial de la sanción, a fin de que no reciban el mismo
tratamiento conductas con distinto desvalor.

Ahondando en lo expuesto, en el supuesto planteado, el menor merecimiento de sanción


se fundamenta en la exclusión de gran parte del injusto que se presenta debido a la
adecuada identificación, evaluación y mitigación de riesgos que contiene el Modelo de
Prevención de Delitos de la persona jurídica, lo que demuestra su correcta disposición
para conocer y atender sus riesgos, evidenciando así su adecuada organización, lo cual
permite concluir que resulta razonable una reducción de la sanción a imponer en caso
se encuentre un fallo en la identificación de riesgos, pero que corresponda con una
nueva modalidad delictiva.

113
Finalmente, en la línea de lo expuesto, este supuesto debe recibir una sanción menor a
la que corresponde en los casos de “acreditación parcial de elementos mínimos de
Modelo de Prevención de Delitos”, en tanto la persona jurídica cuenta con todos los
elementos mínimo del Modelo de Prevención.

7.2. El delito se comete cuando el Modelo de Prevención de Delitos se comete


en la fase de diseño y/o implementación

Para que se presente una eximente de responsabilidad de la persona jurídica, la ley


exige que haya implementado un Modelo de Prevención de Delitos adecuado para la
mitigación de riesgos penales; no obstante, para llegar a este objetivo, el Modelo de
Prevención de Delitos, naturalmente, atraviesa dos fases previas, la primera, i) el
Modelo de Prevención de Delitos se encuentra en pleno diseño y/o implementación y,
la segunda, ii) el Modelo de Prevención de Delitos se encuentra instaurado dentro de la
organización, pero no ha alcanzado el grado de madurez suficiente para cumplir su
finalidad.

En el primer caso, la persona jurídica ha contratado los servicios de profesionales


externos o se ha organizado internamente para diseñar un Modelo de Prevención de
Delitos adecuado a su organización, por lo que las actividades de diseño e
implementación se vienen desarrollando según lo planificado, todo ello previo a la
aprobación del Modelo de Prevención de Delitos por el órgano de gobierno; y, es en ese
escenario, que la persona natural vinculada comete el delito previsto en la ley N° 30424,
en nombre de la persona jurídica o por cuenta de ella y en su beneficio, directo o
indirecto.

Ahora bien, en este tipo de casos no es posible afirmar que se presenta el supuesto de
exención completa de responsabilidad toda vez que el Modelo de Prevención de Delito
aún no puede ser catalogado como adecuado, toda vez que éste no ha sido aprobado
y no se ha desplegado por completo en la organización, por lo que no es posible afirmar
que todos los elementos mínimos del Modelo de Prevención se encuentran presentes
de forma idónea.

No obstante, lo expuesto, tampoco puede afirmarse que se trata de un supuesto de


acreditación parcial de los elementos mínimos del Modelo de Prevención por cuanto el
Modelo de Prevención no ha sido desplegado formalmente en la organización por lo que

114
no puede afirmarse que algunos de los requisitos se encuentran presentes de forma
idónea, sino que todos se encuentran en proceso de creación o implantación.

En el mejor de los casos, pero partiendo de una interpretación errónea de los artículos
12° y 17° de la ley N° 30424, se puede afirmar que se acredita parcialmente en términos
cualitativos los requisitos del Modelo de Prevención de Delitos, pues pueden acreditarse
parcialmente (en términos cualitativos) algunos de los cinco requisitos establecidos por
ley. En el peor escenario, puede decirse que, en este tipo de casos, existe
responsabilidad plena de la persona jurídica.

En esa línea, se advierte un vacío legal, un escenario no previsto por el legislador que
tiene relevancia penal, aquel en el que la persona jurídica ha tomado la disposición y
concreta decisión de ponerse a derecho y de evitar un estado de cosas favorecedor a
la comisión de delitos. En la regulación vigente, en este tipo de casos, las personas
jurídicas responden plenamente como si no hubieran manifestado objetivamente su
voluntad de autorregularse y mitigar los riesgos penales de su actuación.

En ese sentido, se plantea que el supuesto analizado constituye una eximente


incompleta de responsabilidad al comprender un injusto menor comparado con aquel en
el que la persona jurídica no cuenta con un Modelo de Prevención de Delitos. Asimismo,
constituye un injusto igual o mayor al grupo de casos que pueden incluirse dentro del
supuesto de “acreditación parcial de elementos mínimos de Modelo de Prevención de
Delitos”, por lo que los principios de culpabilidad y proporcionalidad exigen una distinción
en el tratamiento de estos casos frente a los ya regulados en la ley, más allá de que
ambas serán beneficiadas con una disminución prudencial de la sanción.

Ahondando en lo expuesto, el menor merecimiento de sanción se fundamenta en la


exclusión de parte del injusto que se presenta por la disposición concreta de la persona
jurídica de implementar un Modelo de Prevención de Delitos, evidenciando así su
disposición para organizarse correctamente y, en consecuente, su esfuerzo por
mantener su conducta dentro del riesgo permitido, lo cual permite concluir que resulta
razonable una reducción de la sanción a imponer en caso se acredite que la persona
jurídica efectivamente cuenta con un Modelo de Prevención en fase de diseño y/o
implementación.

Finalmente, en la línea de lo expuesto, este supuesto debe recibir una sanción similar o
mayor a la que corresponde en los casos de “acreditación parcial de elementos mínimos

115
de Modelo de Prevención de Delitos”, por cuanto el Modelo de Prevención se encuentra
incompleto cuantitativa o cualitativamente en cuanto a sus elementos mínimos exigidos
por ley.

7.3. El delito se comete cuando el Modelo de Prevención de Delitos aún no


alcanza el grado de madurez suficiente para cumplir su finalidad

Como se refiere en el punto anterior, el paso inmediato previo para alcanzar un Modelo
de Prevención de Delitos adecuado para la mitigación de riesgos penales, es cuando un
Modelo de Prevención de Delitos se encuentra implementado y desplegado en la
persona jurídica, pero aún no ha alcanzado el grado de madurez suficiente para cumplir
su finalidad.

En estos casos, la persona jurídica cuenta con un Modelo de Prevención de Delitos


aprobado por el Órgano de Gobierno de la organización; no obstante, éste, debido, por
ejemplo, al poco tiempo transcurrido desde su aprobación (días o pocos meses) o
puesta en marcha, no ha alcanzado el grado de madurez suficiente para cumplir su
finalidad de mitigar riesgos penales e instaurado una cultura corporativa fiel al derecho
dentro de la organización, es decir, no es eficaz.

Ahora bien, en estos casos no es posible afirmar que se presenta el supuesto de


exención completa de responsabilidad toda vez el Modelo de Prevención de Delito aún
no puede ser catalogado como adecuado, pues aun cuando se presentan todos los
elementos mínimos establecidos por ley, éstos no cumplen con su finalidad; no obstante,
tampoco es posible sostener que el defecto de organización se presenta plenamente,
pues, evidentemente, la persona jurídica ha tomado la decisión de ponerse a derecho y
de evitar un estado de cosas favorecedores a la comisión de delitos, implementando un
Modelo de Prevención con todos los requisitos exigidos por ley

Tampoco puede afirmarse que nos encontramos ante un supuesto de “acreditación


parcial de los elementos mínimos del Modelo de Prevención de Delitos” por cuanto, en
el supuesto analizado, el Modelo de Prevención se encuentra desplegado en la
organización y cuenta con todos los elementos mínimos exigidos por ley.

En el mejor de los casos, pero partiendo de una interpretación errónea de los artículos
12° y 17° de la ley N° 30424, se puede afirmar que se acreditó parcialmente en términos
cualitativos los requisitos del Modelo de Prevención de Delitos, pues si bien se

116
presentan los cinco requisitos establecidos por ley, no se puede afirmar que ninguno de
ellos sea idóneo. En el peor escenario, puede decirse que, en este tipo de casos, existe
responsabilidad plena de la persona jurídica.

En esa línea, se advierte un vacío legal, un escenario no previsto por el legislador que
tiene relevancia penal, aquel en el que la persona jurídica cuenta con un Modelo de
Prevención de Delitos completo en cuanto a los requisitos mínimos establecidos por ley,
pero cuyos elementos no han alcanzado el tiempo de vida suficiente que permita
catalogarlos como adecuados. En conclusión, con la legislación vigente, las personas
jurídicas responden plenamente al no tener un Modelo de Prevención adecuado, sin
tomar en consideración la manifestación de voluntad objetiva de la persona jurídica de
autorregularse y mitigar los riesgos de su actuación

Sobre este supuesto en particular, cabe recordar que el merecimiento de pena es un


juicio de valor negativo (desvalor) que recae sobre un comportamiento porque se estima
que su realización implicará un riesgo o menoscabo intolerable para un bien jurídico
protegido, lo cual legitima la tipificación de delitos por parte del legislador y responde a
una perspectiva ex ante, pues solo se puede prohibir los riesgos conocidos. Por su
parte, la necesidad de pena es la valoración que tiene lugar después de cometido el
delito (perspectiva ex post), la cual indica si la pena sigue siendo un recurso idóneo y
necesario para reprimir el delito ya cometido, tal como se presumía antes de su
comisión, refiriéndose al sí y al quantum de la pena.239

En el supuesto planteado, existe una falta de merecimiento de pena por cuanto el


desvalor de la organización de la persona jurídica se ve reducido por su disposición
jurídica de mitigar los riesgos que pueda favorecer, permitir o facilitar, la cual se
manifiesta en la decisión de implementar un Modelo de Prevención de Delitos en su
interior, y debe traducirse en una atenuación de la sanción a la persona jurídica
proporcional al real desvalor de su actuación, es decir, a su participación en el hecho
delictivo.

En virtud de lo expuesto, en este tipo de casos, acorde con los principios de culpabilidad
y proporcionalidad, al no presentarse todos los requisitos para que se presente la
eximente completa de responsabilidad, es decir, todos los elementos del Modelo de

MEINI MÉNDEZ, Iván, Lecciones de Derecho Penal – Parte General. Teoría Jurídica del
239

Delito. Fondo Editorial PUCP, 2014, Lima, pp. 51-52.

117
Prevención de Delitos en forma adecuada y, a su vez, estar ante un injusto menor frente
a los casos en los que las personas jurídicas no tienen un Modelo de Prevención o sólo
logran acreditar parcialmente los elementos mínimos, corresponde considerar la
existencia de una eximente incompleta de responsabilidad.

Sin perjuicio de lo expuesto, cabe indicar que, en este tipo de casos, también existe una
falta de necesidad de pena por cuanto, si bien no se trata de una actuación de la persona
jurídica post delito, sus efectos continúan luego del mismo, toda vez que, al estar ante
un Modelo de Prevención de Delitos que viene siendo implementado, se encuentra en
marcha o en etapa de maduración, se tiene el mismo efecto de la circunstancia
atenuante que se presenta cuando la persona jurídica luego del delito y, antes del juicio
oral, instaura en su organización un Modelo de Prevención de Delitos (atenuante
recogida en el literal d) del artículo 12° de la ley N° 30424).

Al respecto, cabe mencionar la opinión del profesor Silva Sánchez,240 quien se ha


pronunciado respecto a dos situaciones en las que el Modelo de Prevención no ha
llegado a la fase de maduración exigida por ley, aquella en la que el modelo de
prevención ex ante adecuado ha sido adoptado, aunque todavía no haya finalizado su
plena ejecución eficaz; y aquella en la que la ejecución del Modelo de Prevención
adecuado ha finalizado de modo pleno, aunque éste todavía no haya reducido
significativamente las tendencias propias de la organización defectuosa observada en
la línea de negocio de la persona jurídica (compliance “en lucha”). En estos casos debe
persistir el efecto de exención, pues si bien persiste el defecto de organización y el
estado de cosas favorecedor de la comisión de delitos por personas naturales; el inicio
de la adopción y ejecución eficaz de un Modelo adecuado pone de relieve una voluntad
de adhesión al Derecho por parte de los órganos de la persona jurídica que deberá
conducir, por razones político-criminales de falta de necesidad de “pena” a excluir de
responsabilidad de la persona jurídica. Esta situación, dice, se equipararía al
desistimiento de la organización defectuosa.

Ahora bien, al tratarse de un Modelo adoptado con anterioridad al evento delictivo pero
que no la logrado la idoneidad y eficacia exigida por ley, la reducción de la sanción que
le corresponde debe ser mayor a la reducción que ofrece la atenuante prevista en el

240SILVA SÁNCHEZ, Jesús-María, La eximente de “Modelos de prevención de delitos”.


Fundamento y bases para una dogmática, en: Estudios de Derecho Penal: homenaje al profesor
Miguel Bajo, Silvina Bacigalupo, Bernardo José Feijoo Sánchez, Juan Ignacio Echano Basaldua
(Coordinadores), Madrid, Editorial Universitaria Ramón Areces, 2016, pp. 684.legad

118
literal d) del artículo 12° de la ley N° 30424 (implementación del Modelo antes del juicio
oral), ello a fin de que resulte proporcional con las diferentes fases de desvaloración por
la que puede pasar el defecto de organización de la persona jurídica. En el mismo
sentido, a la persona jurídica cuyo Modelo implementado aún no ha alcanzado el grado
de madurez suficiente, resulta proporcional aplicarle una sanción menor a la que cuenta
con un Modelo en fase de diseño e implementación.

También debe tener una reducción mayor a la prevista en el literal e) del artículo 12° por
cuanto los elementos del Modelo de Prevención se encuentran completos y sólo será
cuestión de tiempo que sean eficaces o idóneos por completo.

7.4. Cuando el delito es producto del actuar intencional del responsable de


controlar dicho riesgo, quien es un «mando medio autónomo» dentro de
la persona jurídica (sujeto no previsto en el numeral a) del artículo 3° de la
Ley N° 30424)

La responsabilidad penal de la persona jurídica según el artículo 3° de la Ley N° 30424,


se presenta cuando los delitos recogidos en dicha ley, han sido cometidos por las
siguientes personas:

a. Sus socios, directores, administradores de hecho o de derecho, representantes legales


o apoderados de la persona jurídica, o de sus filiales o subsidiarias.
b. La persona natural que, estando sometida a la autoridad y control de las personas
mencionadas en el literal anterior, haya cometido el delito bajo sus órdenes o
autorización.
c. La persona natural señalada en el literal precedente, cuando la comisión del delito haya
sido posible porque las personas mencionadas en el literal a. han incumplido sus
deberes de supervisión, vigilancia y control sobre la actividad encomendada, en
atención a la situación concreta del caso.

Como se desprende del referido artículo, el legislador vincula la responsabilidad de la


persona jurídica con la actuación de su «plana mayor» o «máximos representantes», es
decir, sus socios, directores, administradores de hecho o de derecho, representantes
legales o apoderados, en general, de quienes se encuentran en la cima de la estructura
organizativa de la persona jurídica.

Incluso en los casos en los que el delito es cometido por personas distintas a la «plana
mayor» de la persona jurídica, se exige que el delito haya sido cometido por: i) quien
actúa bajo orden o autorización de la «plana mayor» o, ii) el delito de esta persona es
posible debido al incumplimiento de los deberes de supervisión, vigilancia y control de
la «plana mayor» sobre la actividad encomendada.

119
Si bien el legislador evidencia la existencia de una «plana mayor» en la persona jurídica,
como aquella que supervisa, vigila y controla y, por otro lado, aquellos que se
encuentran jerárquicamente debajo de estos «máximos representantes», debe
advertirse que, en las personas jurídicas pequeñas puede apreciarse, por lo general,
debido a la cantidad reducida de miembros y procesos, una estructura jerárquica simple,
generalmente, de dos niveles (estratégico y operativo); pero en las medianas y grandes
organizaciones existen estructuras más complejas con distintos niveles en la estructura
organizacional, que pueden ir de tres a más niveles, por ejemplo, bajo, medio y alto.

Cuadro 2

Esta compleja estructura también se traslada a la implantación de un Modelo de


Prevención de Delitos en una persona jurídica, en virtud de la cual es posible que
determinados riesgos penales no sean controlados por la «plana mayor» o «máximos
representantes» de la persona jurídica, sino por quienes se encuentran en un nivel
medio en la estructura jerárquica (subgerentes, jefes, supervisores o coordinadores).

En tal sentido, la supervisión, vigilancia y control en una determinada actividad riesgosa


puede estar a cargo de un miembro de la «plana mayor» o de un «mando medio
autónomo» en la estructura de la organización, sujeto no descrito en el numeral a) del
artículo 3° de la ley, es decir una persona que no sea socio, director, administrador de
hecho o derecho, representante legal o apoderado, todo dependerá, del resultado de la
evaluación del riesgo y de la estructura organizativa de la persona jurídica.

120
Por ejemplo, en personas jurídicas que cuenten con plantas u oficinas en diversos
puntos del país, es usual que las actividades se encuentren supervisadas, vigiladas y
controladas por una posición de nivel medio con autonomía (subgerentes, jefes,
supervisores o coordinadores), por lo que, en la matriz de riesgos penales, será esta
persona quien ejerza el control del riesgo de forma inmediata, sin perjuicio de que las
políticas se instauren por el órgano de gobierno o la alta dirección y que el «mando
medio autónomo» deba reportar periódicamente el avance y resultados de las
actividades a la «plana mayor»; no obstante, el control directo del riesgo está en su
esfera de control y sólo es evitado en cumplimiento estricto de sus deberes de
supervisión, vigilancia y control. Se debe tener presente que la referida autonomía no
lo convierte en «plana mayor» de la persona jurídica.

Ahora bien, para los casos en los que el «mando medio autónomo» es i) quien comete
el delito directivamente, ii) el delito se comete bajo sus órdenes o autorización o, iii) el
delito es posible debido al incumplimiento de sus deberes de supervisión, vigilancia y
control; la ley penal no ha establecido una respuesta, evidenciándose un vacío legal. En
efecto, cuando los deberes son incumplidos por la «plana mayor» o éstos cometen el
delito directamente, se concluye en la responsabilidad de la persona jurídica, pero si los
deberes le corresponden y son incumplidos por el «mando medio autónomo», la ley
penal no establecido la responsabilidad de la persona jurídica.

Atendiendo al texto actual de la ley penal y al principio de legalidad que la rige, en los
casos descritos en los que el delito se encuentra asociado a la actuación de un «mando
medio autónomo», no es posible afirmar la responsabilidad de la persona jurídica por
cuanto el hecho punible no ha sido cometido o se encuentra asociado a la actuación de
las personas señaladas en el literal a) del artículo 3° de la ley, es decir, por la «plana
mayor», evidenciándose un caso de atipicidad y un evidente vacío legal.

Esta situación puede convertirse en un incentivo para que las personas jurídicas se
organicen de manera que los riesgos más gravosos sean asignados a mandos medios
para su supervisión, vigilancia y control, o sean encomendados a mandos medios con
autonomía, con la finalidad de que, ante eventuales delitos derivados de su actuación,
el hecho resulte atípico y quede impune, evadiendo su responsabilidad la persona
jurídica y su «plana mayor».

Ahora bien, realizando una interpretación de los artículos 3° y 17° de la Ley N° 30424,
tampoco puede afirmarse que el Modelo de Prevención de Delitos implantado en la

121
persona jurídica y que ha designado como controlador del riesgo al «mando medio
autónomo», es adecuado, pues éste presenta un riesgo en su configuración,
específicamente en lo que concierne al tratamiento del riesgo identificado, toda vez que
la ley hace una referencia expresa a la «plana mayor» como controladora del riesgo.

En resumen, no puede determinarse la responsabilidad de la persona jurídica por cuanto


no se ha verificado el incumplimiento de los deberes por parte de la plana mayor, pero
tampoco es posible eximir la responsabilidad de la persona jurídica por cuanto el Modelo
de Prevención no ha resultado adecuado, al no lograr asegurar el control idóneo de los
riesgos penales, generándose el vacío legal advertido.

Por otro lado, este supuesto tampoco puede ser considerado por el juzgador como una
atenuante por «acreditación parcial de los elementos mínimos del Modelo de Prevención
de Delitos» pues éste se encuentra completo en cuanto elementos mínimos exigidos.

La solución idónea es que el legislador incorpore la actuación del «mando medio


autónomo» como hecho de conexión de la responsabilidad de la persona jurídica a fin
de que no se genere mencionado vacío legal ni el incentivo perverso referido en la
gestión de riesgos penales.

En la medida en que esta solución no ocurra, el caso en el que un «mando medio


autónomo» genere directa o indirectamente las conductas delictivas descritas, y el
juzgador se incline por considerar que la persona jurídica debe ser responsable
penalmente, debe quedar claro que esta situación no se encuentra albergada en los
artículos 17° y 12° de la ley.

En efectos, no puede considerarse que el Modelo de Prevención de Delitos es adecuado


y aplica la eximente completa de responsabilidad pues si bien el Modelo de Prevención
puede encontrarse completo en cuanto al requisitos mínimos establecidos por ley,
evidentemente el riesgo materializado denota defectos en por lo menos uno de ellos,
específicamente en el de identificación, evaluación y mitigación de riesgos,
específicamente en el tratamiento de riesgos y los roles y responsabilidades en su
control, fase en la que se indica quién o quiénes son los responsables de controlar el
riesgos penal que se pretende evitar, en la medida en que se está asignando a un
«mando medio autónomo» lo que debe ser competencia de un miembro de la «plana
mayor».

122
En este punto la especial relevancia que cobra la actuación del responsable de evaluar
el Modelo de Prevención de Delitos en el marco de una investigación fiscal, en el caso
peruano, de la Superintendencia de Mercado de Valores – SMV, la cual, en su
evaluación del Modelo, deberá incluir en su análisis sobre el tratamiento de los riesgos,
no sólo sobre los controles establecidos para mitigarlos, sino también las posiciones
que, según sus competencias, deben gestionar dichos riesgos, es decir, supervisarlos,
vigilarlos o controlarlos.

Por otro lado, estos supuestos tampoco pueden ser considerados por el juzgador como
una atenuante por acreditación parcial de los elementos mínimos del Modelo de
Prevención de Delitos pues, como se ha referido, éste se encuentra completo en cuanto
elementos mínimos concebidos.

Nos encontramos, en realidad, ante casos en los que el Modelo de Prevención de


Delitos se encuentra completo, es decir, con los requisitos mínimos establecidos por ley,
pero que presenta un defecto en uno de sus elementos. En esa medida, no puede
aplicarse la eximente completa por cuanto el Modelo de Prevención no es adecuado,
tampoco merece la persona jurídica una sanción plena por cuanto nos encontramos
ante un injusto menor, un defecto de organización disminuido debido a la
implementación del Modelo de Prevención y, finalmente, no puede tampoco equipararse
a un caso de acreditación parcial de elementos mínimos por cuanto estamos ante un
injusto menor al contar el Modelo de Prevención en cuestión completo en cuanto a los
requisitos exigidos por ley.

En virtud de lo expuesto, y en base a los principios de culpabilidad y proporcionalidad,


se plantea que este supuesto debe constituir una eximente incompleta de
responsabilidad que, al comprender un injusto menor y, consecuentemente, un menor
merecimiento de pena de la persona jurídica, le corresponde una reducción de la
sanción por debajo del mínimo legal.

7.5. Cuando el Modelo de Prevención de Delitos se encuentra completo, pero


presenta defectos en el/los elemento(s) relacionado(s) al delito cometido

Este supuesto, a diferencia de los expuestos en los puntos anteriores, busca incorporar
a aquellos otros casos que puedan presentarse en la realidad en los que la persona
jurídica logra acreditar que cuenta con un Modelo de Prevención de Delitos completo,

123
pero que presenta defectos en el/los elemento(s) relacionado(s) al delito cometido por
la persona natural (riesgo materializado).

En efecto, este grupo de casos se presenta cuando la persona jurídica ha implementado


un Modelo de Prevención de Delitos completo cuantitativamente, es decir, con todos los
elementos establecidos por la ley N° 30424 y su reglamento; pero que, luego de
cometido el delito, en el marco de una investigación fiscal, realizada la evaluación ex
post por parte la Superintendencia de Mercado y Valores – SMV, sobre la idoneidad y
eficacia de dicho Modelo, resulta que uno o más de sus elementos, relacionados con el
delito ejecutado por la persona natural, presenta defectos en su configuración o gestión.

Ante este tipo de situaciones, no es posible aplicar la eximente incompleta del artículo
17° de la ley por cuanto no es posible afirmar que el Modelo de Prevención de Delitos
es idóneo, debido a que alguno(s) de sus elementos presenta defecto(s). Tampoco
puede incluirse este tipo de casos en la atenuante por acreditación parcial de los
elementos mínimos del Modelo por cuanto éste se encuentra completo en sus
elementos mínimos exigidos por ley. En esa línea, puede afirmarse que este tipo de
casos no ha sido considerado por el legislador peruano y existe un vacío legal.

Cabe indicar que el defecto referido puede darse en cualquiera de los elementos
mínimos establecidos en el artículo 17° de la Ley N° 30424 o el artículo 33° del
Reglamento, indispensables para aplicar la eximente completa de responsabilidad, es
decir, el defecto puede recaer sobre i) el encargado de prevención, ii) la identificación,
evaluación y mitigación de riesgos, iii) los procedimientos de denuncia, iv) la difusión y
capacitación periódica del modelo de prevención y; v) la evaluación y monitoreo continuo
del modelo de prevención.

Ahora bien, es necesario que el legislador regule este grupo de supuestos toda vez que
su falta de consideración puede conllevar respuestas inequitativas por parte del derecho
penal, en el caso de que, ante la falta de regulación, el juzgador considere que, en este
tipo de supuestos, nos encontramos ante una acreditación parcial de los elementos
mínimos del Modelo de Prevención o, peor aún, que se está ante una responsabilidad
plena de la persona jurídica.

Bajo esa consideración, por ejemplo, una persona jurídica que cuenta con un Modelo
de Prevención con todos sus elementos, pero presenta algún tipo de defecto, puede
recibir el mismo tratamiento que aquella que sólo tiene implementado uno de sus

124
elementos, por ejemplo, sólo cuenta con un canal de denuncias o, peor aún, el primer
caso puede ser sancionado plenamente y, el segundo caso, con una sanción atenuada.

Esta inequidad puede además generar un incentivo perverso para las personas jurídicas
de cara a la inversión para autorregularse en materia de prevención de riesgos penales,
que intenta incentivar la Ley N° 30424, toda vez que éstas puede considerar que, con
una mínima inversión, por ejemplo, únicamente contar con un canal de denuncias o con
cualquier otro de los elementos del Modelo de Prevención, pueden beneficiarse con una
sanción penal atenuada y recibir la misma sanción de aquellas personas jurídica que
han se han preocupado por desarrollar Modelos de Prevención completos, a los que se
les ha identificado algún defecto, lo que genera un desincentivo en cuanto a desarrollar
Modelos de Prevención con todos sus elementos.

En virtud de lo expuesto, en este tipo de casos, acorde con los principios de culpabilidad
y proporcionalidad, al no presentarse todos los requisitos para que se presente la
eximente de responsabilidad, es decir, todos los elementos del Modelo de Prevención
de Delitos en forma adecuada y, a su vez, estar ante un injusto menor frente a los casos
en los que las personas jurídicas no tienen un Modelo de Prevención o sólo logran
acreditar parcialmente sus elementos los elementos mínimos de uno, corresponde
considerar la existencia de una eximente incompleta de responsabilidad y una sanción
por debajo del mínimo legal.

8. Consecuencias jurídicas de las eximentes incompletas relacionadas con el


Modelo de Prevención de Delitos

La punibilidad es el estándar o posibilidad de penalidad conminada que corresponde a


un delito. Cada delito, por tanto, tiene una determinada punibilidad que es definida
legalmente a través de la pena conminada.241 Por otro lado, la aplicación de sanciones
penales concretas, debe guardar una equivalencia razonable, en sus dimensiones
cualitativas o cuantitativas, con la magnitud del daño ocasionado y la trascendencia del
bien jurídico lesionado,242 lo que justifica, entre otras cosas, la existencia de causas de

241Considerando Sexto del Voto Singular del Juez Supremo Prado Saldarriaga en la Casación
N° 66-2017 - JUNÍN emitida por la Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema de Justicia:
PRADO SALDARRIAGA, Víctor, La dosimetría del código penal. Modelos, reglas y
procedimientos, Lima, Ideas Solución, 2018, p. 243.
242 Considerando Séptimo de la Casación N° 66-2017-JUNÍN emitida por la Sala Penal

Transitoria de la Corte Suprema de Justicia; PRADO SALDARRIAGA, Víctor. Determinación


judicial de la pena y acuerdos plenarios, Lima: Idemsa, 2010, p.128. Sostiene además que alude
a un procedimiento técnico y valorativo cuya función esencial es servir al órgano jurisdiccional

125
disminución y aumento de la punibilidad, así como de circunstancias atenuantes y
agravantes cualificadas, que permiten la aplicación de penas por debajo y por encima
del marco penal establecido por ley.

Ahora bien, en el caso de las personas naturales, cuando se presenta una eximente
incompleta de responsabilidad, es decir, cuando no concurre alguno de los requisitos
necesarios para hacer desaparecer totalmente la responsabilidad del sujeto, el Juez
puede disminuir la pena hasta límites inferiores al mínimo legal, según se indica en el
artículo 21° del Código penal.

En la línea de lo expuesto, para las personas jurídicas, la circunstancia eximente


incompleta de responsabilidad existente (literal d) del artículo 12° de la ley N° 30424) y
las propuestas en el presente trabajo, deben acarrear también, en la lógica de lo ocurre
con las personas naturales, una disminución prudencial de la sanción por debajo del
mínimo legal. En efecto, al no presentarse los requisitos necesarios para hacer
desaparecer totalmente la responsabilidad de la persona jurídica en los términos
establecidos en el artículo 17° de la ley N° 30424, corresponde, la imposición de una
sanción por debajo del mínimo legal.

Es importante señalar que las eximentes incompletas de responsabilidad constituyen


causales de disminución de la punibilidad, las cuales si bien tienen el mismo efecto
práctico de las circunstancias atenuantes privilegiadas- fijar la pena concreta por debajo
del mínimo legal- son distintas.243 Las características principales de las causas de
disminución de punibilidad es que no son externas al delito- como sí lo son las
circunstancias atenuantes- y afectan la extensión mínima de la punibilidad establecida
para el delito, es decir, que la disminución opera por debajo del mínimo legal regulado
ya que éste resulta excesivo para el grado de lesividad (tentativa, complicidad

para llevar a cabo la individualización de los códigos penales. Del mismo autor, La dosimetría
del código penal. Modelos, reglas y procedimientos, Lima, Ideas Solución, 2018. P.188.
243 Cabe indicar que las atenuantes privilegiadas no han sido fijadas por el legislador en el Código

penal, a diferencia de las circunstancias agravantes cualificadas, en que se hace una referencia
explícita de ellas en los artículos 46-A, 46-B, 46-C, 46-D y 46-E. Considerando Décimo de la
Casación N° 66-2017-JUNÍN emitida por la Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema de
Justicia; considerando Cuarto de la Casación N° 1083-2017-AREQUIPA emitida por la Sala
Penal Permanente de la Corte Suprema de Justicia; PRADO SALDARRIAGA, Víctor.
Consecuencias jurídicas del delito. Giro punitivo y nuevo marco legal, Lima, IDEMSA, 2016, p.
234.

126
necesaria), culpabilidad (error de prohibición e imputabilidad disminuida) o relevancia
de la conducta realizada o de su autor o partícipe. 244

En ese sentido se ha pronunciado la Corte Suprema señalando que las causales de


disminución de punibilidad se construyen dentro del delito como parte de su estructura,
de su grado de realización, o desde los niveles de intervención de los autores o
partícipes, de ahí que éstas generan una menor punibilidad que la establecida en la
penalidad conminada por un defecto consistente, por ejemplo, en la exclusión parcial de
sus componentes o categorías sistemáticas (tipicidad, antijuridicidad o culpabilidad); o
desde la imperfecta realización material del hecho punible (tentativa); así como desde
el grado menor de intervención de las personas en la ejecución de aquel (complicidad
primaria). De allí, que el legislador aluda con frecuencia a que su eficacia esencial sea
la de “disminuir prudencialmente la pena” y no “atenuarla”.245

La Corte Suprema señala que la tentativa (artículo 16° del Código penal),
responsabilidad restringida por la edad (artículo 22° del Código penal), responsabilidad
restringida por las eximentes imperfectas de responsabilidad (artículos 21° y 22° del
Código penal), error de prohibición vencible (artículo 14° del Código penal), error de
prohibición culturalmente condicionado vencible (artículo 15° del Código penal) y la
complicidad secundaria (artículo 25° del Código penal) tienen la condición y eficacia de
causales de disminución de punibilidad, y no circunstancias atenuantes privilegiadas.
Aun cuando las primeras posibilitan una penalidad por debajo del mínimo legal, su
naturaleza y utilidad jurídica, así como su oportunidad operativa son muy distintas, y no
tienen la calidad ni eficacia de las atenuantes.246

244 Considerando Quinto de la Casación N° 814-2017-JUNÍN emitida por la Sala Penal Transitoria
de la Corte Suprema de Justicia; PRADO SALDARRIAGA, Víctor, La dosimetría del código penal.
Modelos, reglas y procedimientos, Lima, Ideas Solución, 2018, p. 244.
245 Considerandos Sexto, Séptimo y Octavo del voto singular del Juez Supremo Prado

Saldarriaga en la Casación N° 66-2017 - JUNÍN emitida por la Sala Penal Transitoria de la Corte
Suprema de Justicia. Considerando Quinto de la Casación N° 814-2017-JUNÍN emitida por la
Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema de Justicia; PRADO SALDARRIAGA, Víctor, La
dosimetría del código penal. Modelos, reglas y procedimientos, Lima, Ideas Solución, 2018, pp.
244-246.
246 Considerando Décimo Primero de la Casación N° 66-2017-JUNÍN emitida por la Sala Penal

Transitoria de la Corte Suprema de Justicia y considerando Octavo del voto singular del mismo
recurso; Considerando Quinto de la Casación N° 814-2017-JUNÍN emitida por la Sala Penal
Transitoria de la Corte Suprema de Justicia; PRADO SALDARRIAGA, Víctor. Consecuencias
jurídicas del delito. Giro punitivo y nuevo marco legal, Lima, IDEMSA, 2016, p. 234.

127
Ahora bien, considerando que en los casos de causales de disminución de punibilidad
se debe reducir la sanción por debajo del mínimo legal, la interrogante que surge de
inmediato es, en qué medida debe darse dicha disminución de sanción.

Al respecto, la Corte Suprema indica que, en el caso de la tentativa, la disminución


“prudencial de la sanción” por debajo del mínimo legal, debe ser hasta en una tercera
parte del marco penal, conforme con los presupuestos de dosificación.247 En la misma
línea, indica que, ante una causal de disminución de la punibilidad de los supuestos de
los artículos 21° y 22° del Código penal- eximentes imperfectas-, por su propia función,
la disminución debe operar por debajo del mínimo de la pena legalmente establecida,
debiendo decidirse en un ámbito discrecional, sin dejar de considerar el principio de
proporcionalidad y razonabilidad penal adecuada al caso.248

En tal sentido, la Corte Suprema propone que si para el caso de la concurrencia de


circunstancias agravantes específicas, cuan mayor número se verifiquen, mayor será la
posibilidad de alcanzar el extremo máximo de la pena básica; en la misma línea de
interpretación, cuan mayores causales de disminución de punibilidad concurran, la pena
deberá disminuirse prudencialmente en mayor grado hacia su extremo mínimo.249

En resumen, para identificar la pena concreta, tratándose de causales de disminución


de punibilidad el esquema comprende dos operaciones; la primera, ubicar la posibilidad
punitiva siempre en un punto inmediato inferior al que corresponde al límite mínimo de
la penalidad conminada para el delito, ello debido a que dicho mínimo legal identifica al
límite menor de punibilidad que fija la ley para un delito perfectamente realizado; la
segunda, implica una degradación punitiva, siempre en línea descendente, la que tendrá
como único límite, la proporcionalidad que considere el Juez luego de una lectura y
valoración razonable y prudente del suceso fáctico; de sus dimensiones antijurídicas (p.
ej. tentativa inacabada o acaba u omisión impropia); así como de los niveles de
intervención de las personas implicadas (complicidad secundaria). Se trata, entonces,
de aplicar una escala discrecional que el juez recorrerá a su libre pero razonable arbitrio

247 Recurso de Nulidad N° 154-2016-Áncash, del 29 de abril del 2019; considerando Décimo
Segundo de la Casación N° 66-2017-JUNÍN emitida por la Sala Penal Transitoria de la Corte
Suprema de Justicia; considerando Cuarto de la Casación N° 1083-2017-AREQUIPA emitida por
la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de Justicia.
248 Considerando Décimo Tercero de la Casación N° 66-2017 - JUNÍN emitida por la Sala Penal

Transitoria de la Corte Suprema de Justicia.


249 Considerando Décimo Sexto de la Casación N° 66-2017 - JUNÍN emitida por la Sala Penal

Transitoria de la Corte Suprema de Justicia; PRADO SALDARRIAGA, Víctor, La dosimetría del


código penal. Modelos, reglas y procedimientos, Lima, Ideas Solución, 2018, p. 246.

128
y que debe alcanzar una justificación solvente del resultado punitivo como principal
garantía de representar una pena justa.250

En atención a lo expuesto, los supuestos de eximentes incompletas que se plantean en


el presente trabajo, constituyen causas de disminución de punibilidad de la persona
jurídica, específicamente, por existir un menor injusto culpable, la cual debe proyectarse
en una pena concreta por debajo del mínimo legal, al igual que ocurre con las personas
naturales; sin embargo, no basta con el ejercicio matemático propuesto por la Corte
Suprema consistente en disminuir la sanción en forma directamente proporcional con
las causales de disminución de punibilidad que concurran, hacia su extremo mínimo.251

Esta opción de determinación de la sanción concreta genera que dos situaciones con
distinto grado de desvalor sean tratadas como equivalentes y les corresponda la misma
sanción. En efecto, en los casos en los que únicamente concurra una causa de
disminución de punibilidad en cada caso y, en uno, se trate de un Modelo completo pero
defectuoso y, en el otro, de un Modelo incompleto, la sanción a imponer en ambos será
la misma, aun cuando, como ya hemos dejado ver, se tratan de situaciones que, en
base al principio de culpabilidad y proporcionalidad, no tienen el mismo desvalor y, en
consecuencia, no deben tener la misma pena.

En efecto, como se ha evidenciado en el acápite anterior, las circunstancias eximentes


incompletas propuestas en el presente trabajo y la ya regulada en la ley- acreditación
parcial de elementos mínimos del Modelo de Prevención, no son equivalentes y, por
tanto, para respetar el principio de culpabilidad y proporcionalidad, debe existir una
diferencia en la reducción de la sanción que se les aplique. En el conjunto de eximentes
incompletas de las personas jurídicas, debe diferenciarse los casos en que el Modelo
de Prevención de Delitos se encuentra completo e implementado en la organización,
pero presenta defectos, de aquellos en los que se puede considerar que se encuentra
incompleto.

En el primer grupo de eximentes, en las que el Modelo de Prevención de Delitos se


encuentra completo e implementado en la organización, se encuentran los siguientes
supuestos:

250 PRADO SALDARRIAGA, Víctor, La dosimetría del código penal. Modelos, reglas y
procedimientos, Lima, Ideas Solución, 2018, pp. 267.
251 Considerando Décimo Sexto de la Casación N° 66-2017 - JUNÍN emitida por la Sala Penal

Transitoria de la Corte Suprema de Justicia.

129
1. Cuando el delito es un riesgo no identificado en el Modelo de Prevención de
Delitos por constituir una nueva modalidad delictiva, pero no constituye un
supuesto de imposible previsibilidad.
2. El delito se comete cuando el Modelo de Prevención de Delitos aún no alcanza
el grado de madurez suficiente para cumplir su finalidad.
3. Cuando el delito es producto del actuar intencional del responsable de controlar
dicho riesgo, quien es un «mando medio autónomo» dentro de la persona jurídica
(sujeto no previsto en el numeral a) del artículo 3° de la Ley N° 30424).
4. Cuando el Modelo de Prevención de Delitos se encuentra completo, pero
presenta defectos en el/los elemento(s) relacionado(s) al delito cometido

Por otro lado, en el segundo grupo de eximentes, en las que el Modelo de Prevención
de Delitos se encuentra incompleto, se ubica el supuesto en el que el Modelo se
encuentra en fase de diseño y/o implementación, es decir, no se ha desplegado en la
persona jurídica. En este grupo de casos se encuentra también el supuesto ya
establecido en el literal e) del artículo 12° de la ley N° 30424, que se presenta, cuando
la persona jurídica acredita parcialmente los elementos mínimos del Modelo de
Prevención de Delitos. En resumen, en el segundo grupo de eximentes, en las que el
Modelo de Prevención de Delitos se encuentra incompleto, se encuentran los siguientes
supuestos:

1. El delito se comete cuando el Modelo de Prevención de Delitos se encuentra en


fase de diseño y/o implementación.
2. Cuando se acreditan parcialmente los elementos mínimos del Modelo de
Prevención de Delitos.

Finalmente, cabe hacer referencia también a una circunstancia atenuante relacionada


con la implementación del Modelo de Prevención de Delitos, prevista en el artículo d)
del artículo 12° de la ley, que se presenta cuando la persona jurídica involucrada en un
proceso penal, implementa un Modelo de Prevención adecuado y eficaz antes del inicio
del juicio oral. Esta circunstancia atenuante genérica, debe ser aplicada dentro del
marco legal establecido y conforme a las reglas del sistema de tercios establecido en el
artículo 15° de la ley.

A continuación, se puede apreciar la diferencia entre los grupos de eximentes y su


desvalor:

130
1. Cuando el 2. Cuando el delito 3. MPD 4. MPD en 5. Cuando se 6. MPD
delito es un es producto del implementad fase de acredita instaurado
riesgo no actuar intencional o, pero que diseño y/o parcialmente después de
identificado del responsable de aún no ha implement los la comisión
en el MPD controlar el riesgo alcanzado el ación. elementos de delito y
por constituir quien es un grado de mínimos del antes del
MPD «mando medio
adecuado
una nueva madurez MPD (literal juicio (literal SIN
autónomo» dentro MPD
y eficaz modalidad suficiente, e) del art. d) del art.
delictiva, pero de la persona exigido por 12° de la Ley 12° de la Ley
no constituye jurídica (sujeto no ley. N° 30424). N° 30424).
un supuesto previsto en el
de imposible numeral a) del art.
previsibilidad. 3° de la Ley N°
30424).

MPD completo MPD incompleto

Pre delito Post delito

Cuadro 7

En esa línea de ideas, en los casos en que las eximentes de responsabilidad aludan a
un Modelo de Prevención de Delitos completo, estamos ante situaciones de menor
culpabilidad frente a aquellas en las que el Modelo de Prevención se encuentra
incompleto, por lo que, en respeto de los principios de culpabilidad y proporcionalidad,
corresponde una menor sanción en el primer grupo de eximentes incompletas
planteadas frente al segundo grupo, acorde con su grado de reproche.

Ahora bien, para establecer en cuánto debe consistir la reducción de sanción y cuál es
su límite, en primer lugar, no debe utilizarse como referencia la pena legal y sus
respectivos tercios; a diferencia de lo que sugiere la Corte Suprema que, como ya se ha
mencionado, para el caso de la tentativa, señala que la reducción prudencial debe ser
hasta en una tercera parte del marco penal, refiriéndose a la pena conminada
establecida para el delito. La razón de ello es porque si tomamos como referencia para
establecer la reducción de la sanción, la sanción legal regulada para la persona jurídica
y sus respectivos tercios, resulta imposible de ejecutar en la práctica.

Si tomamos como ejemplo la sanción de suspensión de actividades sociales establecida


en el numeral 1 del literal b) del artículo 5° de la ley N° 30424, ésta tiene un marco legal
de no menor de seis meses ni mayor de dos años que, traducido en meses, es de 18
meses con cada tercio de seis meses. En caso de intentar una reducción de un tercio
del marco penal, puede llegar a que no exista sanción, lo cual es inviable pues nos
encontramos ante una eximente incompleta que sólo debe resultar beneficiada con una

131
reducción de sanción, nunca con una eximente completa de la misma, pues
contravendría los principios de culpabilidad y proporcionalidad.

Si tomamos como ejemplo la sanción de prohibición de llevar a cabo en el futuro


actividades de la misma clase o naturaleza de aquellas en cuya realización se haya
cometido, favorecido o encubierto el delito, previsto en el numeral 2 del literal b) del
artículo 5° de la ley N° 30424, ésta tiene un marco legal no menor de un año ni mayor
de cinco años que, traducido en meses, es de 48 meses con cada tercio de 16 meses.
En caso de intentar una reducción de un tercio del marco penal, puede llegarse a que
no exista sanción, lo cual es inviable por la razón expresada en el párrafo anterior. La
misma situación se presenta en el caso de la sanción de clausura de locales o
establecimientos, prevista en el literal d) del artículo 5° de la ley N° 30424, que tiene el
mismo marco penal, no menor de uno ni mayor de cinco años.

En atención a lo expuesto, no es posible utilizar como referencia para determinar la


reducción prudencial de la sanción en el caso de las eximentes incompletas de las
personas jurídicas, la sanción legal y sus respectivos tercios, pues resulta inviable, como
se ha demostrado, su uso puede conducir a no aplicar una sanción, lo que resulta
contrario al principio de culpabilidad que exige una sanción para aquellas conductas
desvaloradas y, al principio de proporcionalidad, que no permite la inaplicación de
sanciones cuando exista una conducta desvalorada, como es el caso de las eximentes
incompletas de responsabilidad.

Ahora bien, establecida la imposibilidad uso del sistema de tercios de la pena legal, se
propone utilizar el marco temporal existente entre el mínimo de sanción que la persona
jurídica puede recibir y el máximo por debajo del mínimo legal (un día menor al mínimo
legal), al cual, en términos pedagógicos denominaré marco punitivo disminuido, como
aquel que inicia con la menor sanción que pueda recibir una persona jurídica y la sanción
inmediata inferior al mínimo legal establecido como sanción legal.

Respecto a la mínima sanción que la persona jurídica puede recibir, existe un vacío
legal, pues el legislador no ha establecido a cuánto asciende este mínimo; no obstante,
puede proponerse un mínimo de dos días, como se establece para la pena privativa de
la libertad de las personas naturales, según se establece en el artículo 29° del Código
penal.

132
Sobre la base de lo expuesto, en el caso de la sanción de suspensión de actividades
sociales (artículo 1 del literal b) del artículo 5° de la ley N° 30424), que tiene un marco
legal no menor de seis meses ni mayor de dos años, el marco punitivo disminuido es de
2 días a 182 días (un día menos a seis meses). Por otro lado, en el caso de la sanción
de prohibición de llevar a cabo en el futuro actividades de la misma clase o naturaleza
de aquellas en cuya realización se haya cometido, favorecido o encubierto el delito
(numeral 2 del literal b) del artículo 5° de la ley N° 30424), que tiene un marco legal no
menor de un año ni mayor de cinco años que, el marco punitivo disminuido es de 2 días
a 264 días (un día menos a un año). Este mismo marco penal disminuido corresponde
a la sanción de clausura de locales o establecimientos (literal d) del artículo 5° de la ley
N° 30424).

Ahora bien, una vez determinado el marco punitivo disminuido, éste debe ser dividido
en tres- siguiendo la metodología para la determinación de la pena concreta en el marco
punitivo ordinario (sistema de tercios)- y, a continuación, debemos situarnos en el tercio
superior- el adyacente al mínimo de la sanción establecida por ley-, donde se ubicará la
sanción concreta. La sugerencia de establecer la sanción concreta en este tercio
superior, se realiza en atención a lo que consideramos es la voluntad del legislador,
quien ha establecido un marco punitivo para la persona jurídica que ha participado
perfectamente en ciertos delitos por lo que, para aquellos casos en los que no se
presentan todos los elementos para eximirla completamente de responsabilidad, en
base al principio de culpabilidad, corresponde una reducción prudencial de la sanción,
la cual, implica semánticamente, que sea moderada252, es decir, que no sea exagerada
ni excesiva253, pues vulneraría el principio de legalidad en cuanto a la sanción fijada, la
cual ha sido prediseñada con un marco punitivo legal que genera una expectativa social
y es acorde con el fin preventivo de la pena, de lo contrario, se convertiría en una sanción
simbólica.

En efecto, situar la sanción concreta en el tercio superior del marco punitivo disminuido,
impide dejar librados a la arbitrariedad los márgenes punitivos en este tipo de casos,
impidiendo que se pueda degradar la dimensión de la sanción hasta su mínima
expresión, pervirtiendo así el valor del bien jurídico que busca cautelar la sanción. En
resumen, fijar un determinado marco en el que deba establecerse la sanción concreta
impide una reducción antojadiza que provoque que el bien jurídico quede desvalorado

252 https://dle.rae.es/prudencia?m=form.
253 https://dle.rae.es/prudencial.

133
o con muy poco respaldo, llevando incluso a que la sanción no sea tomada en serio por
la comunidad al haberse quebrantado la confianza en el ordenamiento jurídico,
convirtiéndose inclusive en un estimulador de la conducta no deseada.254

Ahora bien, estando ubicados en el tercio superior del marco punitivo disminuido y,
atendiendo a que nos encontramos ante dos grupos de eximentes (las del Modelo
completo y las del Modelo incompleto), propongo dividir el tercio en dos medios, uno
para cada grupo de eximentes, aquellas que alberguen un Modelo incompleto, la
sanción debe ubicarse en el medio adyacente al marco punitivo legal y, para los casos
de eximentes que alberguen un Modelo completo, la sanción debe ubicarse en el medio
adyacente al tercio intermedio del marco punitivo disminuido; finalmente, en cada uno
de estos medios, el Juez determinará discrecionalmente la sanción concreta luego de
una lectura y valoración del caso, considerando los principios de proporcionalidad y
razonabilidad penal adecuada al caso.255

En resumen, el ejercicio para determinar la pena conminada de la persona jurídica en el


caso de las eximentes propuestas, se puede resumir en el siguiente gráfico:

Cuadro 8

A continuación, se puede apreciar la diferencia del grado de disminución de la sanción


temporal que propongo para cada grupo de eximentes:

254 Considerandos 7° al 9° de los criterios individuales del Juez Salas Arenas en la Sentencia
Plenaria Casatoria N° 1-2018/CIJ-433 del 18 de diciembre del 2018.
255 Considerando Décimo Tercero de la Casación N° 66-2017 - JUNÍN emitida por la Sala Penal

Transitoria de la Corte Suprema de Justicia.

134
1. Cuando el delito 2. Cuando el delito es 3. MPD 4. MPD en 5. Cuando se
es un riesgo no producto del actuar implementado, fase de diseño acredita
identificado en el intencional del pero que aún y/o parcialmente
MPD por constituir responsable de no ha implementació los elementos
MPD una nueva controlar el riesgo, alcanzado el n. mínimos del SIN
adecuado modalidad delictiva, quien es un «mando grado de MPD (art.
y eficaz pero no constituye medio autónomo» madurez 12°.e) de la Ley MPD
un supuesto de dentro de la persona suficiente, N° 30424).
imposible jurídica (sujeto no exigido por ley.
previsibilidad. previsto en el art. 3°.a)
de la Ley N° 30424).

MPD completo MPD incompleto


Reducción de hasta 1/6 del
marco punitivo disminuido de
Reducción mayor a 1/6 hasta 1/3 del marco punitivo
la multa o del tiempo de
disminuido de la multa o del tiempo de suspensión o
SANCIÓN suspensión o prohibición de
prohibición de actividades y/o clausura de locales o
actividades y/o clausura de
establecimientos, a imponer.
locales o establecimientos, a
imponer.

Cuadro 9

9. Conclusiones

 La ley N° 30424 regula una responsabilidad penal de la persona jurídica


consistente en un defecto de organización que comprende defectos en la
estructura de la organización y una cultura corporativa de infidelidad al derecho,
el cual facilita, promueve o permite la comisión de delitos por parte de las
personas naturales miembros de la organización, lo que constituye el injusto
culpable de la persona jurídica.

 La ley establece una eximente de responsabilidad de la persona jurídica cuando


tiene implementado, con anterioridad a la comisión del delito de la persona
natural, un Modelo de Prevención de Delitos idóneo, es decir, adecuado a su
naturaleza, riesgos, necesidades y características, lo cual se logra cuando el
Modelo de Prevención de Delitos tiene implementados los requisitos mínimos
establecidos por ley.

 Asimismo, la ley establece como como circunstancia atenuante de la


responsabilidad de la persona jurídica el supuesto en que ésta acredite
parcialmente los elementos mínimos del Modelo de Prevención de Delitos, la

135
cual debe entenderse en términos cuantitativos, es decir, cuando la persona
jurídica no acredite tener implementados los cinco elementos mínimos exigidos
por ley.

 Se advierte, en el análisis concordado de la regulación de la eximente de


responsabilidad y la circunstancia atenuante, la existencia de un grupo de casos
en los que el Modelo de Prevención cuenta con todos los requisitos mínimos
establecidos por ley, pero el elemento relacionado con el delito cometido por la
persona natural, presenta defectos. Estos son:

o Cuando el delito es un riesgo no identificado en el Modelo de Prevención de


Delitos por constituir una nueva modalidad delictiva, pero no constituye un
supuesto de imposible previsibilidad.
o El delito se comete cuando el Modelo de Prevención de Delitos aún no
alcanza el grado de madurez suficiente para cumplir su finalidad.
o Cuando el delito es producto del actuar intencional del responsable de
controlar dicho riesgo, quien es un «mando medio autónomo» dentro de la
persona jurídica (sujeto no previsto en el numeral a) del artículo 3° de la Ley
N° 30424).
o Cuando el Modelo de Prevención de Delitos se encuentra completo, pero
presenta defectos en el/los elemento(s) relacionado(s) al delito cometido
o El delito se comete cuando el Modelo de Prevención de Delitos se encuentra
en fase de diseño y/o implementación.

 Este grupo de casos no cuenta adecuadamente con todos los requisitos para
que se configure una causa eximente de responsabilidad, representan un injusto
menor como para ser sancionados plenamente, pero tampoco pueden ser
albergados como la circunstancia atenuante por acreditación parcial de los
elementos mínimos, toda vez que en estos casos se encuentran presentes
cuantitativamente todos los requisitos mínimos establecidos por ley.

 Se advierte una deficiencia en la regulación que lleva a la arbitrariedad, que no


permite distinguir entre injustos de distinta gravedad y, en el marco de la
legislación vigente, tendrían que recibir la misma respuesta pese a tener una
desvaloración distinta.

136
 Se ha establecido que este grupo de casos revelan nivel inferior en la graduación
del injusto culpable, frente a los casos de acreditación parcial propiamente dicha
al constituir circunstancias de disminución del riesgo penalmente relevante, de
modo que, al presentarse, sustentan la necesaria disminución prudencial de la
sanción penal, lo que permite afirmar que constituyen supuestos de eximentes
incompletas de responsabilidad de la persona jurídica.

 Las circunstancias eximentes incompletas propuestas en el presente trabajo y la


ya regulada en la ley- acreditación parcial de elementos mínimos del Modelo de
Prevención, no son equivalentes y, por tanto, para respetar el principio de
culpabilidad y proporcionalidad, debe existir una diferencia en la reducción de la
sanción que se les aplique. En ese sentido, cabe diferenciar los casos en que el
Modelo de Prevención de Delitos se encuentra completo e implementado en la
organización, pero presenta defectos, de aquellos en los que se puede
considerar que se encuentra incompleto.

 En el primer grupo de eximentes, en las que el Modelo de Prevención de Delitos


se encuentra completo e implementado en la organización, se encuentran los
siguientes supuestos:

o Cuando el delito es un riesgo no identificado en el Modelo de Prevención de


Delitos por constituir una nueva modalidad delictiva, pero no constituye un
supuesto de imposible previsibilidad.
o El delito se comete cuando el Modelo de Prevención de Delitos aún no
alcanza el grado de madurez suficiente para cumplir su finalidad.
o Cuando el delito es producto del actuar intencional del responsable de
controlar dicho riesgo, quien es un «mando medio autónomo» dentro de la
persona jurídica (sujeto no previsto en el numeral a) del artículo 3° de la Ley
N° 30424).
o Cuando el Modelo de Prevención de Delitos se encuentra completo, pero
presenta defectos en el/los elemento(s) relacionado(s) al delito cometido

 En el segundo grupo de eximentes, en los que el Modelo de Prevención de


Delitos se encuentra incompleto, se encuentran los siguientes supuestos:

o El delito se comete cuando el Modelo de Prevención de Delitos se encuentra


en fase de diseño y/o implementación.

137
o Cuando se acreditan parcialmente los elementos mínimos del Modelo de
Prevención de Delitos.

 En los casos en que las eximentes de responsabilidad aludan a un Modelo de


Prevención de Delitos completo, estamos ante situaciones de menor culpabilidad
frente a aquellas en las que el Modelo de Prevención se encuentra incompleto,
por lo que, en respeto de los principios de culpabilidad y proporcionalidad,
corresponde una menor sanción en el primer grupo de eximentes incompletas
planteadas frente al segundo grupo, acorde con su grado de reproche.

 Para establece el quantum de la reducción de la sanción y su límite se sugiere


no utilizar como referencia la pena legal y sus respectivos tercios para determinar
pues resulta imposible de ejecutar en la práctica, llevando su uso a exención de
sanción, lo que resulta contrario al principio de culpabilidad que exige una
sanción para aquellas conductas desvaloradas y, al principio de
proporcionalidad, que no permite la inaplicación de sanciones cuando exista una
conducta desvalorada, como es el caso de las eximentes incompletas de
responsabilidad.

 En tal sentido, se sugiere propone utilizar un marco punitivo disminuido, marco


temporal existente entre el mínimo de sanción que la persona jurídica puede
recibir y el máximo por debajo del mínimo legal (un día menor al mínimo legal),
el cual debe ser dividido en tres- siguiendo la metodología para la determinación
de la pena concreta en el marco punitivo ordinario (sistema de tercios)- y, a
continuación, debemos situarnos en el tercio superior- el adyacente al mínimo
de la sanción establecida por ley-, donde se ubicará la sanción concreta.

 Finalmente, el tercio superior debe ser dividido en dos medios, uno para cada
grupo de eximentes, aquellas que alberguen un Modelo incompleto, la sanción
debe ubicarse en el medio adyacente al marco punitivo legal y, para los casos
de eximentes que alberguen un Modelo completo, la sanción debe ubicarse en
el medio adyacente al tercio intermedio del marco punitivo disminuido;
finalmente, en cada uno de estos medios, el Juez determinará discrecionalmente
la sanción concreta luego de una lectura y valoración del caso, considerando los
principios de proporcionalidad y razonabilidad penal adecuada al caso.256

256 Considerando Décimo Tercero de la Casación N° 66-2017 - JUNÍN emitida por la Sala Penal

Transitoria de la Corte Suprema de Justicia.

138
Referencias bibliográficas

Libros y revistas
• ABAD SALDAÑA, Giovanna, El Criminal Compliance: la Responsabilidad Penal de las
personas jurídicas y el cumplimiento normativo, en: Revista ADVOCATUS N° 37, Lima,
2018-I.
• ABANTO VÁSQUEZ, Manuel A., La responsabilidad penal de las personas jurídicas: ¿un
problema del derecho penal?, en: Revista Derecho & Sociedad, N° 35, 2010.
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