Weinstein
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en las últimas dos décadas. Los grupos que figuran prominentemente en el relato de Da Costa (las
nuevas clases sociales urbanas atraídas abolicionismo y nuevos sectores de élite plantadora) apenas
si aparecen en la versión de Andrews. En lugar de ello, este insiste, por un lado, subrayan el papel
del emperador y sus consejeros; y del otro, se apoya en las monografías que enfatizan el papel de los
Esclavos, y aparecen cada vez más "liberándose a sí mismos”.
Esta nueva tendencia interpretativa en el Brasil, se posiciona como una crítica en dos partes de la
historiografía marxista, de 1960. Un objeto de crítica:
1. Dicha historiografía tendía a concentrarse en el papel de las élites propietarias de esclavos, y
a conservar la noción de que un segmento progresista de la clase plantadora adoptó La
abolición voluntaria.
2. Los esclavos mismos no podían desarrollar la conciencia necesaria para buscar su propia
Liberación.
Fernando Enrique Cardoso afirmó que "la naturaleza real y profunda de la esclavitud permanecería
inaccesible a la conciencia del esclavo”. Viotti Da Costa, contemporánea al ex presidente de Brasil,
detalló por las mismas épocas las masivas de esclavos ocurridas Durante los años finales de la
esclavitud, y el papel que estás protestas tuvo en el desmantelamiento del sistema esclavista. Ambos
autores son de orientación marxista.
Antes de los trabajos marxistas de los citados autores, había dos narrativas de La abolición
brasileñas, académicas y populares, profundamente enraizada.
la esclavitud en el Brasil fue inusualmente benigna y humana, en comparación con el sur de
los Estados Unidos, y por lo tanto el proceso gradual y Pacífico de La abolición era una y la
misma cosa con la naturaleza de la esclavitud brasileña.
celebra el espíritu progresista y empresarial de los plantadores cafetaleros de San Pablo,
esclavistas de las fuerza, ansiosos por liberarse a sí mismos y a sus esclavos de la carga de
una institución tan retrógrada cómo está.
La historiografía influida por el marxismo de los años 1960 cuestionaba específicamente la
persistente noción de la esclavitud brasileña fuese benévola o humana, en comparación con otras
realidades. Los estudios de Da Costa enfatizaron y detallaron las agotadoras ruinas laborales, abusos
físicos y dolor psicológico, al tiempo que registraron varias formas de protesta esclava que
desmentían las persistentes imágenes sobre la supuesta pasividad de los Esclavos. Por tanto, la
abolición no podía ser comprendida como una extensión lógica del humanitarismo esclavista.
Dichos estudiosos re-conceptualizaron la figura del "plantador progresista”. Sí bien Da Costa y
Cardozo sí identificaron a ciertos esclavistas que estaban más dispuestos Qué otros a llevar adelante
la transición del trabajo esclavo al libre, ellos no atribuyeron esto a una disposición moral específica,
o a una peculiar mentalidad ilustrada. Su énfasis recayó en los factores estructurales y coyunturales.
Los cambios de largo plazo en la tecnología, demografía, los mercados y la estructura social hicieron
que la esclavitud fuese o bien incompatible con los nuevos procesos productivos, o menos atractivas
económicamente. El comportamiento "progresista" de los plantadores paulistas reflejó el contexto
histórico y el momento en el cual ingresaron a la economía exportadora de café.
Estos investigadores brasileños críticos e izquierdistas explican el proceso emancipador del Brasil,
relativamente exento de conflictos, sin tener que recrear la historia de un emperador humanitario o de
una clase plantadora ilustrada. Más bien, desde esta perspectiva estructuralista, los
plantadores abrazaron la causa abolicionista para proponer un nuevo tipo de intereses de clases y
materiales. Más que los remordimientos que la mano de obra esclava despertaba entre las élites
brasileñas, lo que en primera instancia preparo el terreno para la abolición "pacífica" de la esclavitud
fueron las fuerzas amorales del desarrollo capitalista.